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CONFESAR A JESÚS

Lectura bíblica: Mateo 10:32-33


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Por tanto, a cualquiera que me confiese delante de los hombres, también Yo
lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Pero cualquiera que
me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de mi Padre
que [está] en los cielos.
Introducción
 Hoy 25 de junio, recordamos la presentación de la confesión de Augsburgo. y
ustedes se preguntarán ¿qué es la confesión Augsburgo? La confesión de
Augsburgo es la confesión de fe que presentaron ocho príncipes alemanes en
representación de sus países e iglesias ante el emperador Carlos V. Ellos
preferían morir antes de negar lo que creían. Estas palabras dice la
introducción:
“Después de haber reflexionado y reunido en consejo,…y para obedecer con toda sumisión a
Vuestra Majestad Imperial, nosotros presentamos solemnemente y entregamos la confesión
de fe de nuestros párrocos y de nuestros predicadores, que es su enseñanza y también
nuestra fe, tal como ellos la predican, la enseñan y la observan, en conformidad con las
Sagradas Escrituras y en la forma en que ellos la enseñan en nuestros países, principados,
ciudades y territorios.” (CA p. 25)

La confesión de Augsburgo todavía sigue siendo la confesión de fe de la iglesia


Luterana en el mundo como una exposición de las Sagradas Escrituras. Si no la
leíste aún te recomiendo que lo hagas, porque es la doctrina que creemos,
enseñamos y confesamos.
 Confesar a Cristo significa, por un lado proclamar, dar testimonio, y anunciar a
Jesús no solo con palabras, sino también con obras. Y por el otro lado significa
rechazar el error. Rechazar la falsa doctrina y las malas obras.

Ley
 Hoy estamos viviendo en un mundo post-moderno, donde cada persona tiene
su verdad, y acepta las demás verdades como ciertas. Entonces algunos dicen:
“Todos somos iguales, no hay porque discutir. Hay que respetar a todos”
“tenemos que respetar las demás doctrinas, tenemos que respetar la
homosexualidad, tenemos que respetar el aborto, tenemos que respetar la
eutanasia. Al final tenemos que respetar el pecado y al diablo mismo.”
Respetar la falsa doctrina y las malas obras, es negar el nombre de Cristo y su
Palabra, porque no hemos hecho nada. No hemos confesado la verdad, ni
tampoco hemos rechazado el error. Y capaz lo hemos hecho por temor a las
peleas familiares, o temor al odio o rechazo de los amigos, o solo por
indiferencia. Pero la respuesta de Jesús es “cualquiera que me niegue delante
de los hombres, Yo también lo negaré delante de mi Padre que [está] en los
cielos.”
Evangelio
 El Apóstol Pedro fue el primero que confesó a Jesús “Tú eres el Cristo, el hijo
del Dios viviente” (16:16) pero también fue el primero en negarlo tres veces
“yo no conozco a ese hombre” (26:69-75). Pedro es un ejemplo para nosotros,
de confesión y negación. Pero debe serlo también de las lágrimas de
arrepentimiento, y restauración en el perdón de Cristo.
 En el mismo instante en que Pedro era totalmente incapaz de confesar a Jesús,
ese mismo instante Jesús confesaba ser Hijo de Dios, un testimonio por el cual
lo condenarían a la muerte en la cruz (26:64-66) y con el cual hizo una buena
confesión delante de Poncio Pilato.
 Jesús fue el primero en ser perseguido desde su nacimiento. Herodes busco
matarlo al saber que era el Mesías. Por lo que tuvo que huir a Egipto con su
familia. Fue despreciado por su propia gente de su pueblo y llevado a la
muerte por confesar la verdad. Jesús tuvo más temor a Dios que a los
hombres, Y por esto, Dios lo exaltó a lo más alto, lo sentó a su diestra y le
poder sobre todo.
Todo lo que Jesús hizo, lo hizo por nosotros. El sufrió en nuestro lugar, murió
en nuestro lugar. El recibió el castigo de Dios por nuestra negación y rechazo.
Jesús pago todas nuestras mentiras, temores. Él ganó la reconciliación con
nuestro Padre con su sangre y nos dio el perdón completo de nuestros
pecados.
Jesús ahora nos dice: “No teman, yo estoy con ustedes. En ustedes me
perseguirán a mí, en ustedes me odiarán, por mi causa los llevarán a cárcel, y a
la muerte, pero no teman, yo he vencido a la al mundo. Ustedes valen más que
los pajarillos, ustedes son mi precioso tesoro, yo di mi vida por ustedes, aún
más los voy a proteger. No teman, todos sus cabellos están contados y no cae
uno solo sin el consentimiento de mi Padre.
Por lo tanto hermanos, confesemos con valentía el nombre de Jesús y su
Palabra, y defendamos sin temor nuestra doctrina. Aunque este implique
problemas, rechazo y sufrimientos, la promesa de Jesús a nuestra confesión es
“yo también lo confesaré delante mi Padre que está en los cielos”. Y esta
confesión significa, ser recibido en el reino de Dios. Amén.
Pastor Osmel Soliz

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