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El simple hecho de tener la enfermedad, con las preocupaciones que conlleva, en muchas
ocasiones influye sobre el patrón descanso-sueño, alterándolo.
Además, gracias a los estudios hemos podido determinar que las alteraciones del sueño en
pacientes hospitalizados son bastante frecuentes, en muchas ocasiones debido al proceso
patológico que está viviendo la persona, pero en muchos otros casos no tiene nada que ver con su
enfermedad, sino que se le atribuye a los factores del medio como lo son la temperatura, el ruido,
la iluminación, la cama, falta de intimidad, hasta el uso de pijama puede molestar si
habitualmente en el domicilio habitual este no se utiliza, incluso otros factores influyen como lo
son las interrupciones del personal de enfermería, el compañero de habitación y el acompañante
o familiar.
Las alteraciones y la mala calidad del sueño afectan el desarrollo psicosocial y el
funcionamiento físico del paciente, por lo que van a interferir en la recuperación óptima del
paciente.
Por lo tanto, el personal de salud y los familiares deben reconocer la necesidad del
descanso de los pacientes, dado que la base de un estado óptimo de salud comienza por un buen
descanso. Y conseguir, con ello, minimizar los efectos negativos del ingreso hospitalario que ya
se mencionaron.
Podemos concluir que lo ideal para cubrir la necesidad diaria, es que se duerma de 7 a 8
horas diarias para encontrarse en óptimas condiciones físicas y mentales. Además, es importante
añadir a lo anterior, que los pacientes necesitan reposo, lo que implica tener calma, relajación sin
estrés emocional y estar libre de ansiedad, lo cual ayuda a disminuir los episodios de irritabilidad
y los problemas para la conciliación del sueño.
En relación al cuidador, es importante tener en cuenta que está asumiendo un
compromiso de cuidar al paciente adulto, pero también consigo mismo. Esto quiere decir que una
parte de su tiempo se dedican al cuidado del paciente, pero resaltando que no debe olvidarse de sí
mismo. Y es aquí donde entra el papel del resto de la familia, incluso amigos, y vecinos, donde
deben apoyar al cuidador, preocupándose de que mantengan una alimentación balanceada, que
tenga un cuidador de relevo para que pueda tener tiempo para sus necesidades básicas, higiene,
descanso y horas de sueño. Así mismo, el cuidador debe buscar el apoyo siempre que lo necesite.
Es importante que el cuidador se cuide para cuidar, sin olvidarse de sus propias
necesidades físicas, emocionales o afectivas y de su proyecto de vida personal y familiar.
ACOMPAÑAMIENTO AL BINOMIO CUIDADOR-PACIENTE PARA REFORZAR EL
CONOCIMIENTO Y PROPORCIONAR SU BIENESTAR
¿Soy un cuidador?
Si estás ayudando a tu cónyuge, familiar, amigo o vecino en algunas de sus actividades de
la vida diaria, entonces eres un cuidador. Los cuidadores son un elemento clave del sistema de
atención a largo plazo y brindan asistencia y apoyo a quienes necesitan una ayuda.
¿Qué hace un cuidador?
Ayuda con la higiene y el cuidado personal
Ayuda a organizar y coordinar los servicios relacionados con el cuidado
Ayuda con la actividad social de la persona a la que cuida
Ayuda a moverse dentro y fuera de casa
Ayuda a tomar medicamentos y a usar dispositivos relacionados con el tratamiento
Ayuda con las actividades del hogar
¿Qué tipo de cuidados necesita la persona a la que cuida?
Cada persona es diferente, y está rodeada de sus propias circunstancias y con una
disponibilidad de recursos muy diferentes en cada caso. No son las mismas las necesidades de
una persona que dependa de medidas de soporte vital, y donde el cuidador “tiene que
convertirse” en un experto en el manejo de aparatos, que las necesidades de una persona que, a
pesar de su limitación, tenga cierta independencia.
La mejor planificación de los cuidados se basa en un conocimiento adecuado de las
necesidades reales de la persona a la que cuida, y de la optimización de los recursos disponibles
para atender esas necesidades. En ocasiones, por un sentimiento de responsabilidad excesiva por
parte del cuidador o por dificultad para solicitar ayuda, se generan planes de cuidados no
realistas que suponen no solo un riesgo para unos cuidados óptimos, sino que además, suponen
uno de los principales factores de riesgo del “agotamiento” del cuidador.
Es importante recordar que ninguna persona puede atender a otra persona las 24 horas del
día, los 7 días de la semana. Mientras que, en algunos casos, se hace necesaria la participación de
terceras personas que proporcionen cuidados y den respiro al cuidador principal, en otras
ocasiones, las estrategias de autocuidado son el mejor factor de protección ante la sobrecarga que
implican los cuidados continuos.
Habilidades facilitadoras al cuidador
La comunicación es esencial
Una comunicación adecuada entre el cuidador y paciente ayuda a reducir el sufrimiento de
las familias y contribuye claramente a su bienestar global, ya que la comunicación juega un papel
fundamental en la calidad de vida de los pacientes y familiares. Para desarrollar unas habilidades
de comunicación adecuadas, se debe practicar lo siguiente:
• Escuchar activamente
• Evitar intervenciones paternalistas y/o autoritarias, como: “tienes que”, “anímate”,
“no te preocupes”, “no llores”, “has esto”
• Empatizar
• Evaluar el grado de información que se le debe dar al paciente
Hay que tener en cuenta que la comunicación es una herramienta terapéutica esencial que da
acceso al estado de autonomía, al consentimiento informado, a la confianza mutua, a la
información y a la seguridad que el paciente necesita. También permite la coordinación efectiva
entre el equipo terapéutico, el paciente y la familia.
Se recomienda realizar preguntas abiertas del como:
• ¿Cómo te encuentras?
• Utilizar un diálogo empático y reconocer la emoción del paciente
• Preguntar sin dar nada por supuesto
• Escuchar antes de hablar
• Respetar mecanismos de negación o no querer hablar de un tema
• No insistir en que se anime constantemente
• Facilitar la expresión emocional
• Poner límites
¿Cómo mejorar la relación cuidador-paciente?
1- La dignidad y el respeto deben ser recíprocos y la empatía por parte del cuidador,
primordial.
2- El cuidador debe pedir ayuda a otras personas y buscar apoyo en los profesionales,
familiares y amigos.
3- El cuidador debe ser capaz de sobrellevar los cambios de humor de la persona
dependiente, darle lo que necesita para que se sienta a gusto, seguro, entretenido,
activo y cómodo. A su vez, también debe tener la fuerza y determinación necesaria
para poner límites, en caso de ser necesario.
4- El cuidador debe intentar ser realista pero positivo con el paciente.
5- El cuidador debe mantener facetas de su propia vida que no incluyan a la persona que
cuida, tal como lo haría si este estuviera sano
6- Cuando el cuidado recae sobre varios miembros de la familia, es importante una
comunicación fluida y que involucre, desde el punto de vista instrumental, emocional
y económico, a todos los responsables de los cuidados
7- Incentivar al paciente a que haga todo lo que pueda por sí mismo, para que este se
sienta los más independiente posible
8- Fomentar que el paciente tenga el mayor número de responsabilidades posibles dentro
de sus posibilidades.
9- Ser paciente y mantener la calma
RELACIÓN ENTRE EL CUIDADOR - PERSONAL DE SALUD - PACIENTE
Cuando el cuidador acompaña al paciente a la visita médica se establece una relación
triangular (médico-paciente-cuidador), que debe centrarse en el paciente.
Las intervenciones tienen que basarse en un enfoque centrado en el paciente, en el que el
personal de salud valore y comprenda las preocupaciones del cuidador principal sus creencias y
sus valores y respete conjuntamente con su familia la decisión y /o elección del paciente.
Siempre que se elabore un objetivo con el paciente, la familia tiene que aceptarlo y el
personal de salud ha de: