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SEDIMENTO URINARIO

El estudio del sedimento urinario forma parte del análisis sistemático de una muestra de orina.
En el análisis físico químico de la orina vimos un resumen de ésta y otras determinaciones.
También vimos la formación de la orina, su composición, sus características y una vuelta de
tuerca de la toma de muestras urinarias.

¿Qué es el sedimento urinario?

Se denomina sedimento urinario al conjunto de elementos microscópicos que se


forman, por sedimentación, en el recipiente que contiene la muestra de orina.

Estos elementos microscópicos se encuentran en suspensión. Si sometemos al reposo


absoluto durante varias horas a una muestra de orina, estos elementos sedimentarán
debido a la fuerza de la gravedad. Una vez sedimentados se procede a realizar una
preparación para visualizarlos al microscopio óptico.

La visualización de estos elementos microscópicos recibe el nombre de estudio del


sedimento urinario. Pero para realizar este estudio en el laboratorio no podemos
esperar horas. Debemos recurrir al uso de una centrífuga.

Preparación y estudio del sedimento urinario

La formación del sedimento de la orina se acelera centrifugando una muestra contenida


en un tubo. Esta muestra de orina se introduce en una centrífuga durante 5 minutos a
1500 rpm. Estos datos podrían variar según el protocolo establecido en el laboratorio.

Sedimento obtenido tras la centrifugación de una muestra de orina


Se decanta la muestra en su práctica totalidad y se resuspende el sedimento haciendo
uso de una pipeta pasteur. De este modo los restos de orina se concentran con el
sedimento urinario y se puede proceder a la realización de una preparación en fresco
sobre un portaobjetos. El destino final de esta preparación será el microscopio óptico.

El estudio del sedimento urinario incluye la visualización e interpretación de una serie


de estructuras microscópicas de diferente composición y origen. Estas estructuras las
veremos a continuación con detalle. La finalidad de este estudio es el diagnóstico y
seguimiento de muchas patologías.

Composición del sedimento urinario

En el sedimento de la orina podemos encontrar las siguientes estructuras:

 Células
 Microorganismos
 Cilindros
 Cristales
 Artefactos

Células en el sedimento urinario

En una preparación podemos observar diversos tipos de células:

 Hematíes
 Leucocitos
 Células de descamación
 Células neoplásicas
 Espermatozoides

Hematíes

La presencia de hematíes en la muestra de orina puede ponerse de manifiesto de manera


macroscópica. Siempre que el número de hematíes sea el suficiente como para colorear
la muestra. Se puede diferenciar la presencia de hematíes y de hemoglobina con la
centrifugación. Si los hematíes se alojan en el fondo junto al sedimento hablaríamos de
hematuria. En cambio, si tras la centrifugación la muestra sigue teniendo coloración
rojiza, se trata de hemoglobinuria.

Durante el examen microscópico del sedimento se realiza un conteo de hematíes por


campo visual. Si la cifra es superior o igual a 5 hematíes por campo se deben
determinar las causas.

Puede ser de origen no patológico, debido a una menstruación. O puede tener origen
patológico extrínseco, por daños cercanos, o intrínseco, en cuyo caso se debería determinar si
el origen es glomerular o no glomerular.
En caso de sospechar patología se debe diferenciar entre hematíes dismórficos, con formas
anulares, vacías, polidiverticulados o espiculados, y hematíes eumórficos, con formas
normales o con ligeros cambios inespecíficos con forma de estrella o monodiverticulados. Y en
función de unos u otros se puede determinar su origen.
Si la distinción se efectúa con un microscopio de contraste de fase, se realizará un
recuento. Si la cifra de hematíes dismórficos es superior al 60%, la patología será de
origen glomerular. En cambio, si la cifra es inferior al 20% la patología tendrá su origen
en las vías urinarias.

Para diferenciar mejor los hematíes al microscopio óptico, se puede aplicar la tinción de
wright a la preparación o teñirlos con eosina. Para diferenciarlos de las levaduras se
puede recurrir a la tinción de gram.

Leucocitos

El sedimento urinario puede contener leucocitos, mayoritariamente neutrófilos.

Cuando se realiza una preparación y se visualiza al microscopio, se pueden apreciar


leucocitos intactos, células centelleantes, que son leucocitos hinchados debido a orinas
hipotónicas, o piocitos, que son neutrófilos que han realizado una fagocitosis y han
perdido la mayor parte de su granulación.

Para diferenciarlos de los hematíes se puede recurrir al uso de ácido acético al 2%. Unas
simples gotas bastan para lisar los hematíes y para poner de manifiesto los leucocitos,
resaltando sus núcleos.

Las cifras normales son de 1-2 leucocitos por campo en varones y de 2-7 en mujeres. Si
la cifra es superior estaríamos hablando de leucocituria, y en el caso de que sean
piocitos hablaríamos de piuria.
La infección urinaria es la causa más común de leucocituria/piuria. Si en el sedimento
se encuentran cilindros leucocitarios significa que la infección está situada a nivel renal.
Además, si no se acompaña de bacteriuria, el agente causal de la infección puede ser,
probablemente, el bacilo de Koch, más conocido como mycobacterium tuberculosis.

También existen patologías que cursan con leucocituria/piuria sin la intervención de un


agente infeccioso. La glomerulonefritis aguda, la litiasis urinaria o la nefritis lúpica son
solo algunas de las patologías que pueden cursar con la presencia de leucocitos y/o
piocitos en el sedimento urinario.

Células de descamación

En la visualización de un sedimento urinario es común encontrarse con células de


descamación. Estas células pueden clasificarse según su origen y morfología. Su
presencia en pequeñas cantidades se corresponde al proceso normal de renovación
celular de todo el trayecto por el que circula la orina.

Las células del epitelio escamoso o pavimentoso son las células que revisten la vejiga
y la uretra anterior. En el laboratorio reciben nombres como células de las vías bajas o
células del tracto urinario inferior.

Son las células de mayor tamaño, con forma poligonal o aplanada. Su núcleo es
redondo, pequeño y central, con gran citoplasma. Se pueden encontrar plegadas y/o
agrupadas. Su hallazgo en grandes cantidades puede ser debido a una trigonitis.

Células del epitelio escamoso o pavimentoso


Cúmulo de células del epitelio escamoso o pavimentoso

Las células del epitelio de transición forman parte del epitelio de tres capas que
recubre el tracto urinario. Desde la pelvis renal hasta la zona proximal uretral. En el
laboratorio reciben el nombre de células del tracto intermedio.

Son células de menor tamaño que las del epitelio escamoso. Pueden tener forma
ovalada, redondeada o piriforme. Y si proceden de los uréteres adquieren forma de
raqueta de tenis. Puede tener uno o varios núcleos de pequeño tamaño. Su hallazgo en
grandes cantidades implica la existencia de un proceso irritativo debido, por ejemplo, a
un cálculo renal.

Las células del epitelio de los túbulos renales forman parte del epitelio que reviste
todo el sistema tubular renal. En el laboratorio reciben nombres como células del tracto
superior o células renales.

Son las células de menor tamaño, esféricas, con un núcleo grande y redondo. Es raro
encontrarlas en el sedimento. Su hallazgo en grandes cantidades sucede en patologías
como la necrosis tubular aguda o la pielonefritis.

Células neoplásicas

Son células de grandes dimensiones con uno o varios núcleos de gran tamaño. Además,
su citoplasma es pequeño y suelen aparecer agrupadas. Su morfología facilita su
distinción respecto a las células de descamación. El hallazgo en el sedimento puede ser
un signo de la existencia de un proceso tumoral.
Espermatozoides

Pueden encontrarse espermatozoides en orinas de varones posteriores a la eyaculación o


con patologías prostáticas. También pueden encontrarse en orinas de mujeres por
contaminación vaginal post-coito.

Microorganismos en el sedimento urinario

En el sedimento de la orina se pueden encontrar microorganismos tales como:

 Bacterias
 Hongos
 Protozoos y parásitos

Bacterias

En el sedimento se pueden encontrar cocos y bacilos, e incluso ver sus movimientos. Si


hay presencia de bacterias pero no se visualizan leucocitos, estaríamos ante una
contaminación de la muestra. Ésta puede proceder de la uretra, de la vagina o de las
heces.
En cambio, si hay presencia de bacterias y se visualizan leucocitos, estaríamos ante una
posible infección del tracto urinario. Escherichia coli, proteus y kleibsella son las
bacterias con mayor incidencia, especialmente la primera.

Hongos

Si E.Coli tiene presencia mayoritaria en las infecciones bacterianas, en las fúngicas la


protagonista es Cándida albicans. Se trata de una levadura, de aspecto incoloro y que
puede confundirse con hematíes.

Para diferenciarla de un eritrocito se puede recurrir a la tinción con eosina, que tiñe los
hematíes pero no las levaduras. O recurrir a la tinción de gram, donde las levaduras
tendrían aspecto de gram positivas.

La presencia de un hongo en orina puede ser debido a una infección fúngica por
Cándida albicans o a una contaminación con una micosis vaginal. Es decir, la infección
estaría realmente en la vagina y no en el tracto urinario.

Protozoos y parásitos

En el sedimento urinario podemos encontrar protozoos, como Entamoeba o Giardia,


debido a contaminación fecal. También podemos visualizar Trichomonas vaginalis, que
sí indicaría una infección urinaria, vaginal o prostática.

Las Trichomonas son fáciles de identificar debido a su movilidad si la orina es reciente.


Tienen forma globular y poseen varios flagelos que le confieren su capacidad de
movimiento.

Dentro de los parásitos, en el sedimento de la orina se pueden encontrar, por


contaminación fecal: larvas de Strongiloides stercolaris y huevos de Enterobius
vermicularis y Ascaris lumbricoides.

También se pueden encontrar parásitos que no proceden de las heces como


microfilarias y los huevos de schistosoma hematobium. La presencia de ambos indica la
existencia de patologías específicas.

Cilindros en el sedimento urinario

En el sedimento urinario podemos apreciar cilindros de diversas clases. Estos cilindros


tienen la forma redondeada característica de los túbulos renales.

Pueden tener contenido acelular o celular. Dentro de los acelulares encontramos


cilindros hialinos, granulosos, cereos o grasos. Y dentro de los celulares encontramos
cilindros hemáticos, leucocitarios, bacterianos y epiteliales.
Cilindros hialinos

Son los cilindros más comunes. Están formados por proteínas de Tamm-Horsfall
secretadas desde el epitelio tubular de las nefronas.

Su apariencia es heterogénea en cuanto a longitud y anchura. Son incoloros,


transparentes y con un índice de refracción muy similar al de la propia orina. Estos
datos dificultan su observación al microscopio, teniendo que recurrir a la escasa
birrefringencia que ofrecen estos cilindros para poder visualizarlos.

Su hallazgo en cantidades considerables puede producirse en patologías glomerulares


permanentes (glomerulonefritis) o pasajeras (estados febriles, esfuerzos intensos, estrés
emocional…). También pueden observarse en el mieloma múltiple, o en otras
patologías, debido a la llegada al glomérulo de la proteína de Bence-Jones.

Cilindros granulosos

También denominados cilindros granulares. Pueden resultar de la ruptura de cilindros


celulares. O de la inclusión de agregados de proteínas plasmáticas como la albúmina o
cadenas ligeras de inmunoglobulinas.

Tienen forma similar a la de un cigarrillo y se visualizan mejor que los cilindros


hialinos. Esto es debido a que su índice de refracción es superior al del cilindro hialino.

Entre los cilindros granulosos o granulares, más significativos, se encuentra el cilindro


marrón oscuro. Este cilindro es característico de la necrosis tubular aguda. El hallazgo
de otro tipo de cilindros granulosos puede significar la existencia de otra patología
renal.

Cilindros céreos

Entre las teorías de formación de estos cilindros se encuentran, por una parte, su posible
procedencia de otros cilindros granulosos, y por otra, la evolución final de los cilindros
fruto de una insuficiencia renal crónica de larga duración.

Morfológicamente poseen un mayor índice de refracción y mayor rigidez, con bordes


marcados y/o fracturados. También pueden exhibir extremos de aspecto roto. Son
anchos y cortos, pudiendo exhibir una coloración que va desde la transparencia hasta la
amarillez.

Cilindros grasos
Son cilindros hialinos con gotitas de grasa libre. Estas gotitas son de diversos tamaños,
pero inferiores al de un hematíe, y proceden de la rotura de células epiteliales ricas en
lípidos.

Al microscopio de contraste de fase se muestran muy birrefringentes. Para su


visualización al microscopio óptico, si las gotas están compuestas de triglicéridos, se
puede recurrir a la tinción de Sudán III. Si, por el contrario, las gotas son de colesterol,
se pueden visualizar en forma de cruz de malta bajo un microscopio de luz polarizada.

Se pueden encontrar en el sedimento urinario, en cantidades considerables, en


patologías como el síndrome nefrótico.

Cilindros hemáticos

Son cilindros hialinos que contienen hematíes. El hallazgo de un cilindro eritrocitario, o


hemático, indica una patología renal a nivel glomerular o vascular.

A simple vista tienen un color marrón/castaño amarillento. Para su visualización es


recomendable recurrir a un colorante.

Cilindro hemático teñido con azul de metileno

Cilindros leucocitarios

Son cilindros cuyo contenido está compuesto por leucocitos, generalmente neutrófilos.
Si están acompañados de bacterias es un claro indicio de infección renal (pielonefritis).
En cambio, si no están acompañados de bacterias, indica la existencia de un proceso
inflamatorio, como la nefritis intersticial aguda o el síndrome nefrótico.

Cilindros bacterianos

Son cilindros compuestos por bacterias, ya sean cocos o bacilos. Son raros de ver y
siempre van acompañados de leucocitos que indican la existencia de una pielonefritis.

Cilindros epiteliales

Son cilindros formados por células de descamación de la región tubular. El hallazgo de


este tipo de cilindros implica un daño en la epitelio tubular. Una infección por
citomegalovirus, o por hepatitis, puede causar la muerte de este tipo de células y su
exfoliación. También es común su observación en casos por intoxicación por mercurio o
en una necrosis tubular aguda.

Cristales en el sedimento urinario

Los cristales son estructuras con una morfología reconocible y están constituidos por
compuestos químicos. Poseen un elevado índice de refracción que facilita su
visualización al microscopio.

Su composición se halla generalmente disuelta en la orina, pero pueden ocurrir una serie
de cambios que favorecen su precipitación dentro del tracto urinario. Estos cambios
pueden ser un aumento de la concentración del compuesto químico o cambios en el pH.

En función de la acidez o basicidad/alcalinidad de la orina, se pueden encontrar una


serie de cristales cuya solubilidad se encuentra disminuída debido a este factor.

Los cristales de orinas ácidas son:

 Uratos amorfos
 Ácido úrico
 Ácido hipúrico
 Oxalato cálcico
 Sulfato cálcico
 Leucina
 Tirosina

Los cristales de orinas básicas, o alcalinas, son:

 Fosfatos amorfos
 Fosfato cálcico
 Carbonato cálcico
 Fosfato triple
 Biurato amónico

Los cristales de compuestos anfóteros son:

 Cistina
 Colesterol
 Creatinina

Uratos amorfos

Los uratos amorfos son sales de ácido úrico que forman pequeños precipitados sin
morfología reconocible. Estas sales pueden ser sódicas, potásicas, magnésicas o
cálcicas. Son muy pequeños, de forma granular y de coloración amarillo-anaranjada.
Son insolubles en ácido acético al 10% m/v y son solubles si se calienta la orina a 60ºC.

Debido a que una disminución de la temperatura facilita su precipitación, se recomienda


su estudio en orinas frescas. Por idéntico motivo, su aparición también se puede ver
influenciada por la refrigeración previa de las muestras.

Uratos amorfos

La agregación de uratos puede desencadenar la formación de complejos, siendo éste el


paso previo para la formación de un cálculo. Por este motivo es recomendable un
seguimiento de la actividad litogénica en pacientes con presencia de este tipo de
cristales.

Ácido úrico
Los cristales de ácido úrico son de tamaño variable y morfología romboide. Pueden
observarse en acúmulos y tienen una coloración que oscila entre el amarillo y el color
cobre. Son solubles en soluciones básicas/alcalinas e insolubles en alcohol, ácido
acético y ácido clorhídrico.

Su hallazgo en el sedimento implica la posibilidad de litiasis urinaria de este compuesto.


También se halla presente en dietas ricas en carne y en patologías como la gota.

Ácido hipúrico

Los cristales de ácido hipúrico se presentan como prismas alargados que pueden
adquirir forma de agujas. Tienden a estar agrupados y, pese a ser normalmente
incoloros, pueden presentar un color amarillento. Son solubles en agua caliente y en
productos alcalinos, mientras que son insolubles en ácido acético.

Están formados por la conjugación hepática de glicina con ácido benzoico. Las orinas
ácidas, una disminución de la diuresis y las dietas ricas en frutas y vegetales son los tres
factores que favorecen su cristalización.

Cristales de ácido hipúrico

No tienden a agruparse ni a presentar formaciones, ya que se visualizan de forma


aislada con normalidad. Ésto es debido a que en las orinas existe normalmente una
pequeña cantidad de estos cristales.

Pese a su apariencia no tienen significado clínico alguno, debido a que no desarrollan


procesos litogénicos.

Oxalato cálcico
Los cristales de oxalato cálcico pueden ser monohidratados, dihidratados e incluso
trihidratados. El oxalato cálcico monohidratado presenta forma de reloj de arena o de
pesas de gimnasio. El dihidratado es el más común y presenta forma de sobre de carta.
En cambio, el trihidratado es el de aspecto menos común ya que es un claro ejemplo de
cristalización medicamentosa, presentando forma de placas cristalinas muy
birrefringentes.

Cristales de oxalato cálcico en preparación teñida con lugol (400X de resolución)

Estos cristales presentan tamaños variables, son incoloros, solubles en HCl diluído e
insolubles en ácido acético.

Existe un aumento de la presencia de estos cristales cuando se ingieren alimentos ricos


en oxalatos o cuando se ingieren altas dosis de Vitamina C. También existe una
predisposición genética debido a que defectos enzimáticos hepáticos hereditarios
pueden cursar con hiperoxaluria, provocando un aumento de la excreción de oxalato por
vía renal.

Otras patologías que provocan aumento de la presencia de estos cristales son la


oxaluria, la diabetes mellitus y las hepatopatías.

Sulfato cálcico

Los cristales de sulfato cálcico presentan forma de prismas alargados y son incoloros.
Pueden presentarse de manera individual o agruparse formando haces. Son solubles en
ácido acético y no tienen significado clínico debido a que no desarrollan procesos
litogénicos.

Leucina

Los cristales de leucina tienen aspecto de esferas con estrías radiales o concéntricas. Son
de color amarillento y muy birrefringente. Por tamaño y forma pueden confundirse con
gránulos de almidón, y ante un microscopio de luz polarizada presentan una imagen de
cruz de Malta.
Presentan solubilidad en sustancias alcalinas, alcohol caliente y ácido acético caliente.
Debido a que un aumento de temperatura facilita su disolución, es recomendable
realizar su estudio en orinas frescas.

Su aparición en el sedimento urinario puede significar la existencia de una enfermedad


hepática grave (hepatitis vírica o cirrosis hepática).

No desarrollan procesos litogénicos.

Tirosina

Los cristales de tirosina tienen aspecto de agujas finas amarillentas que, normalmente,
se agrupan en forma de haces. Presentan un color muy oscuro en la zona central de las
agrupaciones, y bajo luz polarizada son muy birrefringentes. Son insolubles en ácido
acético y solubles en hidróxido amónico y ácido clorhídrico.

Su aparición en el sedimento tiene el mismo significado clínico que los cristales de


leucina. Además, tampoco desarrollan procesos litogénicos.

Fosfatos amorfos

Están constituidos por hidroxiapatita o carboxiapatita. Estas sustancias, disueltas, se


excretan normalmente por la orina, permitiendo la eliminación de calcio y fósforo.

En condiciones anormales, con orinas básicas, estas sustancias forman unos precipitados
amorfos que se agrupan de forma similar a los uratos amorfos.

Estos precipitados no son solubles con calor, mientras que sí lo son con ácido acético. Si
los precipitados fuesen de carboxiapatita, al disolverse, producen burbujas de dióxido de
carbono.

Su presencia continua en orina puede significar una tendencia al desarrollo de procesos


litogénicos, con la consecuente creación de cálculos renales.

Fosfato cálcico

Estos cristales están constituidos por brushita. Pueden adoptar forma de placas de
considerable tamaño, delgadas y de bordes irregulares, agrupándose en forma estrellada.
Son incoloros, y al ser característicos de orinas básicas se disuelven en ácido acético.

El fosfato cálcico se encuentra normalmente en la orina, sin cristalizar, por lo que su


precipitación puede ser indicio de hipercalciuria y/o hiperfosfaturia. Además, puede
desarrollar procesos litogénicos con propensión a la formación de cálculos urinarios.

Carbonato cálcico

Los cristales de carbonato cálcico son de pequeño tamaño y de aspecto romboide.


Suelen agruparse en parejas, aunque en ciertas ocasiones pueden formar masas
granulares de gran tamaño.
No tienen significado clínico, aunque algunas fuentes han descrito cálculos renales
formados por este compuesto. Por norma general, los cálculos de oxalato cálcico son
mucho más frecuentes.

Fosfato Triple

Los cristales de fosfato triple, conocidos como estruvita, son compuestos de fosfato
amónico-magnésico. Adquieren forma de prismas rectangulares de varias caras, dando
la imagen característica de tapa de ataud al microscopio.

Son incoloros, transparentes y muy birrefringentes, especialmente en el microscopio de


contraste de fase. Son insolubles con calor y solubles en ácido acético, con
desprendimiento de amoniaco.

Su presencia en el sedimento indica la existencia de infección en el tracto urinario y/o el


desarrollo de un proceso litogénico con formación de cálculos urinarios.

Biurato amónico

Estos cristales pueden ser de urato amónico o de biurato amónico. Tienen forma de
gránulos esféricos, de gran tamaño, con espículas y sin ellas. Poseen color amarillento y
con frecuencia acompañan a los fosfatos amorfos.

Son solubles al calor, al ácido acético y al hidróxido sódico, generando éste el


desprendimiento de amoniaco tras su disolución.

Cistina

Los cristales de cistina tienen forma de placa hexagonal plana. Se pueden hallar de
forma aislada o superpuestos. Son gruesos, incoloros, transparentes y solubles tanto en
ácidos fuertes como en álcalis. Son insolubles en calor, en ácidos débiles como el
acético, en alcohol, eter y acetona.
Cristal de Cistina teñido con Sudan III (400X de resolución).

Su presencia en el sedimento urinario es un claro indicio del desarrollo de un proceso


litogénico. Para su visualización se recomienda el uso de orinas frescas, ya que la
presencia de bacterias puede acarrear su rápida desaparición.

Colesterol

Los cristales de colesterol tienen forma de placas con escotaduras. Son de gran tamaño,
birrefringentes, incoloros al microscopio óptico y de varios colores si utilizamos un
microscopio de luz polarizada. Presentan solubilidad en alcohol caliente, coloroformo y
éter.

Su hallazgo en el sedimento urinario es un indicativo patológico de obstrucción linfática


a nivel torácico y/o abdominal. También puede significar la existencia de una patología
que provoque la ruptura de los vasos linfáticos presentes en la pelvis renal.

Creatinina

Los cristales de creatinina tienen forma de prismas biaxiales pseudohexagonales. Son


muy birrefringentes, especialmente si se utiliza un microscopio de contraste de fase.

Se encuentran en el sedimento urinario de forma fisiológica en mujeres embarazadas,


personas de edad avanzada y niños. Tienen significado clínico en patologías que
produzcan destrucción muscular.

Artefactos en el sedimento urinario

Se considera artefacto a todo elemento presente en el sedimento urinario que no forma


parte de la propia orina. Es decir, procede de una contaminación de la muestra o de una
mala recolección de la misma.

Algunos de estos artefactos son:

 Restos fecales
 Gotas de grasa
 Gránulos de almidón
 Pelos
 Polvos de talco

Restos fecales

Suelen observarse en orinas procedentes de niños o de adultos con higiene cuestionable.


También pueden aparecer en pacientes con fístulas que comunican el tracto intestinal
con las vías urinarias.

Al microscopio óptico se observan fibras musculares o restos digeridos de origen


vegetal.

Gotas de grasa
Este artefacto es muy común en laboratorios donde los portaobjetos no son desechables.
Los laboratorios de enseñanza sufren este problema en estudios de sedimentos urinarios
y en otras preparaciones. En hospitales, o laboratorios de investigación, los portaobjetos
que no se guardan a modo de archivo, como puede ocurrir con los frotis de médula ósea,
acaban desechados.

En laboratorios de centros educativos los portaobjetos se lavan con una disolución de


agua y lejía al 10% a la que se le añade un desengrasante. Posteriormente se dejan secar
en gradillas ataviadas con papel de filtro. Pese al esfuerzo y la dedicación en la
reutilización, los resultados no siempre son óptimos y la grasa hace su aparición cuando
se visualiza la preparación en el microscopio.

Si la muestra de orina procede de una sonda es posible que también veamos este tipo de
artefacto. Las sondas urinarias se colocan haciendo uso de lubricantes cuyos restos se
pueden apreciar cuando visualizamos la preparación al microscopio.

Microorganismos en el sedimento urinario

En el sedimento de la orina se pueden encontrar microorganismos tales como:

 Bacterias
 Hongos
 Protozoos y parásitos
Bacterias

En el sedimento se pueden encontrar cocos y bacilos, e incluso ver sus movimientos. Si


hay presencia de bacterias pero no se visualizan leucocitos, estaríamos ante una
contaminación de la muestra. Ésta puede proceder de la uretra, de la vagina o de las
heces.

En cambio, si hay presencia de bacterias y se visualizan leucocitos, estaríamos ante una


posible infección del tracto urinario. Escherichia coli, proteus y kleibsella son las
bacterias con mayor incidencia, especialmente la primera.

Hongos

Si E.Coli tiene presencia mayoritaria en las infecciones bacterianas, en las fúngicas la


protagonista es Cándida albicans. Se trata de una levadura, de aspecto incoloro y que
puede confundirse con hematíes.

Para diferenciarla de un eritrocito se puede recurrir a la tinción con eosina, que tiñe los
hematíes pero no las levaduras. O recurrir a la tinción de gram, donde las levaduras
tendrían aspecto de gram positivas.

La presencia de un hongo en orina puede ser debido a una infección fúngica por
Cándida albicans o a una contaminación con una micosis vaginal. Es decir, la infección
estaría realmente en la vagina y no en el tracto urinario.

Protozoos y parásitos

En el sedimento urinario podemos encontrar protozoos, como Entamoeba o Giardia,


debido a contaminación fecal. También podemos visualizar Trichomonas vaginalis, que
sí indicaría una infección urinaria, vaginal o prostática.

Las Trichomonas son fáciles de identificar debido a su movilidad si la orina es reciente.


Tienen forma globular y poseen varios flagelos que le confieren su capacidad de
movimiento.

Dentro de los parásitos, en el sedimento de la orina se pueden encontrar, por


contaminación fecal: larvas de Strongiloides stercolaris y huevos de Enterobius
vermicularis y Ascaris lumbricoides.

También se pueden encontrar parásitos que no proceden de las heces como


microfilarias y los huevos de schistosoma hematobium. La presencia de ambos indica la
existencia de patologías específicas.

BIBLIOGRAFÍA
https://www.franrzmn.com/sedimento-urinario/#Leucocito

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