Durante su gestión administrativa Honduras ingresó en la Organización de las
Naciones Unidas (1945). Falleció en su ciudad natal el 23 de diciembre de
1969. Administración en el Estado 1933-1949 La Administración del Doctor y General Don Tiburcio Carias Andino, fue conocida como una de las Dictaduras Republicanas que hubo en Honduras. Siendo Presidente Constitucional de la República desde el 1 de febrero de 1933 hasta 1 de febrero de 1936, reelecto por la Asamblea Nacional Constituyente desde el 1 de febrero de 1936 al 1 de enero de 1949. La administración del Doctor y General Carías se veía destinada a terminar en un golpe de estado inminente, ya que el Partido Liberal aún en contra de los deseos del presidente saliente, Doctor Vicente Mejía Colindres, se alzó en una revuelta, ocasionando que Carías junto con las Fuerzas Armadas a sus órdenes y nuevos armamentos, que se habían adquirido del gobierno de El Salvador, aplastó rápidamente. Todo el primer período de Carías se lo llevó en evitar Golpes de Estado, así como el colapso económico del país. Para defenderse de los opositores mejoró el Ejército, construyó muchas carreteras y, sobre todo, estas revueltas lo convencieron que el país no estaba todavía listo para gobernarse libremente y en ello fue que él fundó sus principios de continuidad para quedarse en el poder por largo rato. La situación económica estuvo de mal en peor durante los años treinta, en adición a la dramática caída de las exportaciones de la banana, causada por la recesión mundial, brotes epidémicos del banano como el mal de Panamá y la sigatoca (enfermedad de planta) que hicieron estragos en todas las fincas y que en un solo año afectó casi todas la producción, las áreas que más sufrieron estos ataques fueron las fincas ubicadas alrededor de Trujillo, que fueron abandonadas quedando miles de trabajadores desocupados, para 1937 por lo menos se había conseguido como controlar estas enfermedades, pero muchas de las fincas que habían sido abandonadas quedaron sin uso porque el porcentaje de exportación que Honduras tenía antes de estas epidemias habían sido acaparado por otros países que aprovecharon esta tragedia. El control político fue institucionalizado poco a poco bajo el mando de Carías, el Partido Comunista de Honduras fue declarado ilegal, pero el Partido Liberal continuó funcionando y a los líderes de la revuelta de 1935, que estaban asilados en el exterior, les fue ofrecido pasajes libres para regresar al país por medio de vuelos aéreos si ellos así lo deseaban, sin embargo para finales de 1935, tratando de aplacar las actividades políticas contra su gobierno y mantener la paz interna del país, censuró y sancionó periódicos, periodistas y líderes políticos. El Partido Nacional, presionado por Carías, empezó una campaña para convencer al pueblo de que sólo la continuación en el poder podría mantener el orden, la paz y la seguridad en el país, pero como la Constitución prohibía la inmediata reelección, el método que escogió para ejercer la continuidad, fue formar una asamblea constituyente para escribir una nueva Constitución en la cual se establecería una cláusula por la cual esa asamblea escogería al primer presidente que serviría bajo esa Constitución, sabido es, que no había otro motivo para anular y hacer una nueva Constitución que sólo el propósito de cumplir con el deseo de Carías de nombrarse presidente de manera continua, en los años precedentes a Carías ya habían sido escritas trece constituciones de las cuales sólo diez de ellas entraron en vigor, la última había sido adoptada en 1924, de la cual treinta de sus artículos fueron incorporados en la de 1936, los cambios mayores fueron eliminar la prohibición de la reelección inmediata del presidente y del vicepresidente, extender el periodo presidencial de cuatro a seis años, otro cambio fue la restauración de la pena de muerte, la reducción del poder del Legislativo y negarle la ciudadanía y el derecho de votar a la mujer. Finalmente se incluyó un artículo en esa Constitución que especificaba que el presidente y vice presidente estarían en el poder hasta 1943, pero Carías para ese tiempo ya hecho un dictador quería todavía mucho más y en 1939 el Congreso, ahora ya completamente dominado por el Partido Nacional, obedientemente extendió el término en la oficina a Carías por seis años más hasta 1949. Miembros del Partido Liberal y otros anticariistas reaccionaron a estos cambios bruscamente, rebelándose y formando revoluciones por todo el país, numerosos esfuerzos se hicieron entre 1936-1937 para derrocar a Carías pero todos fueron sofocados, pero si consiguieron minar el poder del Partido Nacional que se debilitó por los esfuerzos y propaganda de los oponentes, sin embargo para finales de los años treinta el Partido Nacional era la única organización política funcionando en el país, porque numerosos oponentes políticos habían sido encarcelados; muchos de ellos encadenados y obligados a trabajar en las calles de la capital, otros habían abandonado el país como exilados político, los dirigentes del Partido Comunista de Honduras perseguidos a saciedad y aun los líderes de su mismo partido que se oponían al continuismo fueron exiliados. Intervención de EEUU para que Carías dejara el poder Preocupado pero dispuesto a terminar con estas demostraciones dictatoriales, EE.UU. empezó a presionar a Carías para que renunciara al poder y que permitiera elecciones libres una vez terminado su período. Carías que para ese tiempo estaba en sus setenta, se sometió a estas exigencias y en octubre de 1948 anunció elecciones generales prometiendo que no participaría. Por otro lado, siguió manipulando la política del país y fue así que obligó al Partido Nacional para que nominara como candidato a la presidencia del país a su protegido y abogado de las compañías fruteras... Juan Manuel Gálvez, quien desde 1933 venía actuando como ministro de Guerra, a todos los exiliados les fue permitido regresar y el Partido Liberal tratando de recobrar su posición como fuerza política y la unidad de sus miembros nombró otra vez como candidato a Zúñiga Huete. Posteriormente, durante la invasión de América por parte de los españoles, así como el posterior colonizaje, trae consigo la introducción de nuevos elementos raciales: el blanco representado por el español y que, al mezclarse con el indio da origen al mestizo; la importación de negros también va a generar subtipos raciales: con el indio da el Zambo y con el blanco el Mulato.