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Historia de Colombia de 1950 a 1970

A lo largo del siglo XX los países de América Latina iniciaron un proceso de transformaciones
políticas, sociales y económicas que permitieron, que en la actualidad la democracia sea el sistema
de gobierno predominante en los países de la región. La historia de América Latina no puede
entenderse sin considerar los sucesos mundiales del siglo XX. Así las guerras mundiales, la Crisis
del 29, la Guerra Fría, entre otros, marcaron los acontecimientos de este lado del mundo.

En Colombia el 9 de abril de 1948 el asesinato del candidato a la presidencia por el partido político
liberal Jorge Eliecer Gaitán, trajo como consecuencia la violencia que se caracterizó por la rivalidad
política partidista y por el bandidaje que tuvo lugar por los diez años siguientes.

Mientras esto ocurría, el gobierno conservador de Mariano Ospina se volvió más represivo; prohibió
las reuniones públicas, despidió a todos los gobernadores liberales y cerró el congreso.
Eventualmente todos los liberales, desde el nivel ministerial hasta el local renunciaron a sus cargos
en protesta y no presentaron a su candidato para las elecciones de 1949. Como resultado, Laureano
Gómez, fue el único candidato conservador.

La hegemonía excluyente del gobierno conservador, dio tratamiento de delincuentes comunes a los
miembros del partido opositor mediante acciones del grupo armado Chulavita, conformado por
campesinos y habitantes de afiliación conservadora. Por todo ello, se incendiaron 150 mil kilómetros
cuadrados de inmensas llanuras del Meta, Arauca y Casanare.

Durante más de tres años quedaron abandonados las haciendas, los extensos cultivos y el
comercio. No se volvió a comprar, ni a vender. Del Llano nada se sacaba pero, por orden del
Gobierno, tampoco entraba ni agua. En pocos meses, los llaneros se alzaron contra el gobierno
conservador. De la noche a la mañana se graduaron de guerrilleros y sus jefes decidieron ostentar
grados militares que, además de mando y autoridad, los acercaron a la leyenda.

A comienzos de 1950, Cheíto Velásquez abandonó su negocio de transporte fluvial y revolucionó


haciendas, puertos y poblaciones; atacó puestos de Policía y organizó la naciente rebeldía que se
oponía con las armas al gobierno conservador. Le siguieron los tres hermanos Bautista, el
legendario Guadalupe Salcedo, el ex oficial de la Policía Jorge Enrique González Olmos, los tres
hermanos Fonseca, El girardoteño ex cabo, desertor del Ejército, Dúmar Aljure, los cuatro hermanos
Chaparro, el hacendado Eduardo Franco Isaza, y muchos otros que impusieron su ley en el extenso
territorio oriental.

Este gobierno redujo las libertades civiles, cancelo por decreto las leyes pros laborales, abolió los
sindicatos, censuró la prensa y controló los tribunales, en el momento cumbre de “la violencia”, bajo
el mandato de Laureano Gómez, se contabilizaban hasta 1000 muertes por mes. Este hecho y la
represión desbordada le fueron restando apoyo a Gómez, quien en 1951 dejó a Roberto Urdaneta
Arbeláez, como presidente interino mientras se recuperaba de unos problemas de salud.
Antes de retirarse, en 1953, una coalición formada por conservadores moderados, el Partido Liberal
y las fuerzas armadas, le dieron un golpe de Estado, dándole a Gustavo Rojas Pinilla la presidencia
el 13 de junio. Ese día se dice, el país tuvo 3 presidentes; Rafael Urdaneta, Laureano Gómez y
Rojas Pinilla. Colombia en ese entonces vivía una tempestad política a causa de la guerra
bipartidista que cobró muchas vidas. Estructuras políticas debilitadas y conspiraciones fueron
algunos de los ingredientes para un Golpe más que anunciado.

Después de los hechos del 9 de abril de 1948, los militares comenzaron un ascenso político que
finalmente llevó a Rojas Pinilla al poder. Se veía la necesidad de hacer algo por superar el período
de violencia y descomposición social en el que se encontraba el país y al mismo tiempo de buscar
los mecanismos para recuperar las instituciones del Estado y su legitimidad ante la opinión pública.
La incidencia del Ejército era bien vista por varios sectores políticos y económicos lo que abriría el
camino para el Golpe de Estado.
Mientras por un lado el partido liberal transmitía pesimismo a través de Alfonso López Pumarejo y
otros miembros del partido, quienes aseguraban que si Laureano Gómez mantenía el poder, la
violencia acabaría con Colombia, los medios de comunicación oficialistas, específicamente el
periódico El Siglo, tildaban a los liberales de “bandoleros” agudizando la polarización y el conflicto.
El Golpe de Estado fue entonces apoyado por los liberales opositores y los conservadores que no se
consideraban laureanistas y que hacían fuertes críticas a su gobierno. Rojas Pinilla llegaba al poder
como la figura política que acabaría con la violencia el apoyo político y popular necesarios. Rojas
asumió el poder y formuló un plan de obras públicas financiado principalmente por las ganancias de
la bonanza cafetera, con el que se construyó una red de hospitales con cobertura nacional, más de
30 mil nuevas viviendas, aeropuertos y la siderúrgica de Paz del Río.
Pero los que inicialmente habían sido receptivos con el Golpe de Estado comenzaron a rebelarse
contra el Régimen, pues el gobierno también adelantó reformas sociales y tributarias, éstas últimas
afectando a las clases altas, lo que no fue bien recibido. Además las nuevas propuestas, si bien
tuvieron resultados efectivos en los sectores populares de la gran ciudad, no los tuvieron en el
campo.
Los jefes políticos comenzaron a ver cómo el acceso poder se alejaba de ellos mientras Rojas Pinilla
ejercía mayor control y mano dura. Con todo esto y el recrudecimiento de la violencia, los militares le
pidieron a Rojas que entregara el poder en 1957. Con la presión de diversos sectores se llamó a una
Junta Militar presidida por el general Gabriel París, quien convocó a elecciones en ese mismo año.
De esta forma entre 1956 y 1957 los líderes liberales y conservadores firmaron los acuerdos de
Sitges y Benidorm, con los que se derrocó la dictadura y ambos partidos decidieron turnarse en el
poder cada cuatro años, lo que se conoce en la historia como el Frente Nacional.

Un acuerdo que se extendió por 16 años. El acuerdo comenzó a aplicarse en 1958 con la elección
de Alberto Lleras Camargo y terminó el 7 de agosto de 1974 cuando terminó el mandato del
conservador Misael Pastrana Borrero. La fecha del 1 de diciembre de 1957 es histórico por este
hecho pero también por inaugurar el voto femenino y establecer la carrera administrativa para
funcionarios públicos.
La idea era lograr un modelo de consenso alejado de la polarización y radicalismos reinantes hasta
el momento. Sin embargo no se tuvo buena aceptación de la oposición y lo que pudo ser la
oportunidad para el desarrollo político del país se convirtió en la eliminación sistemática de los
sistemas que no estaban bajo la misma línea de pensamiento político de los frentistas. Es así como
aparecen en la escena nacional varios movimientos, algunos de ellos los cuales pasaron de la lucha
política a la lucha política de las armas como las dos organizaciones guerrilleras: El Ejército de
Liberación Nacional - ELN y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC, entre otros.
Los orígenes de las FARC son anteriores a 1964, año en que el presidente en ejercicio Guillermo
León Valencia decidió bombardear la entonces llamada "República de Marquetalia", donde estaba
asentado un grupo de liberales y comunistas de origen campesino. Este y otros lugares del territorio
nacional habían sido denunciados por algunos senadores como "repúblicas independientes", donde
la autoridad de estado fue anulada por estas autodefensas campesinas.

El 4 de julio de 1964 un grupo de sindicalistas, estudiantes y campesinos se lanzó a la aventura


guerrillera encabezado por Fabio Vásquez Castaño. Bajo el influjo de la Revolución cubana, y del
mítico Ernesto “Che” Guevara, nacía el ELN. Seis meses después realizó su primera acción
militar: la toma de Simacota, un pueblo del noreste de Colombia, donde mataron a cinco
uniformados.

En 1965 se unió a sus filas el cura colombiano Camilo Torres (1929-1966), quien murió cuatro
meses después en uno de sus primeros combates. Camilo fue el pionero de la confluencia del
catolicismo y marxismo en la lucha rebelde, dijo a la AFP el politólogo Darío Villamizar, autor de “Las
guerrillas de Colombia”. Además de Camilo, se sumaron tres sacerdotes españoles, uno de los
cuales, Manuel Pérez (1943-1998), llegó a comandar la organización.

El 1 de mayo de 1966 Carlos Lleras Restrepo fue elegido presidente de la República. Durante su
mandato firmó 1592 acuerdos, asistió a 191 consejos de ministros y recorrió 96 veces el país. Lleras
bautizó su gobierno con el lema "Transformación Nacional". Durante su administración se impulsó la
reforma agraria, se suprimió el mercado libre de divisas, se crearon los departamentos de Risaralda
y Quindío y se introdujo la reforma constitucional del 68.

Misael Pastrana salió elegido presidente en las elecciones del 19 de abril de 1970, con una
diferencia de 63 557 votos con Gustavo Rojas y sus partidarios reclamaran el triunfo y acusaran al
gobierno de Lleras Restrepo de fraude. Sin embargo, el 15 de junio siguiente, la Corte Electoral
proclamó a Misael Pastrana oficialmente primer mandatario para el período 1970 1974. Con el lema
"Frente social", Misael Pastrana empezó un gobierno entre cuyos propósitos estaba integrar el país
marginado con el país participante. Durante su gobierno, se dio comienzo a lo que él llamó "la
colombianización del patrimonio del país".

El énfasis constante que entre los sectores dirigentes de Colombia suscitan los hechos de violencia
y sobre todo los que provienen de las organizaciones armadas ilegales es el de combatir a sus
actores mediante procedimientos de fuerza.
La pobreza, con todas sus secuelas de degradación, es fuente de las violencias que se han
desbordado en el país, bien como expresión de guerrillas, o como respuestas del paramilitarismo y
de otros grupos. La sociedad de clases es la realidad determinada por la desigualdad que procede
del sistema de reparto inequitativo del ingreso nacional. Mientras unos pocos se apoderan de la
riqueza del país, la mayoría de la población padece necesidades cada vez más sentidas y con
menor margen de satisfacción.

Por eso, la solución del conflicto armado colombiano pasa necesariamente por el reconocimiento de
la realidad crucial de la pobreza y la solución de este flagelo. Es indispensable poner en vigencia la
norma consagrada en la Constitución de 1991, según la cual Colombia es un Estado social de
derecho. Lo cual debe traducirse en una sociedad igualitaria y en una democracia que erradique
todas las tentaciones que llevan al abuso del poder, a la corrupción, a la exclusión y al autoritarismo.

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