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Tiburcio Carías Andino

(Tegucigalpa, 1876-1969) Político y militar hondureño. Nombrado jefe


político y militar de la Zona Norte, participó desde el año 1892, en los
conflictos civiles que asolaron Honduras y en la guerra contra Nicaragua
(1907). Fundador del Partido Nacional, en 1916, ganó las elecciones
presidenciales de 1923, pero no llegó a gobernar, por el estallido de nuevos
conflictos políticos. Ocupó la presidencia del país desde 1933, y tras llevar a
cabo sucesivas reformas constitucionales, logró prolongar su mandato hasta
1948. Tras su retiro del poder, fundó el Partido Popular Progresista,
declarado ilegal años más tarde.

Se dispone de pocos datos biográficos sobre los acontecimientos que


rodearon los primeros años de su vida. Tras licenciarse en derecho comenzó
su carrera militar y, a partir de 1892, participó en las convulsiones que
enfrentaron a liberales con conservadores y que perturbaron la paz en
Honduras desde mediados del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX;
parece, que fue en estos años cuando fue nombrado general y ocupó la
jefatura política y militar de la Zona Norte.

En 1907 tomó parte en la guerra que libró Honduras contra Nicaragua, que
tuvo como origen un problema fronterizo. Honduras, que contaba con el
respaldo de El Salvador, perdió la guerra. Su presidente, Manuel Bonilla,
firme defensor de los derechos territoriales de su país, se vio obligado a
admitir la nueva frontera, pero a pesar de este reconocimiento fue necesaria
la intervención de Estados Unidos para firmar la paz.

El general Carías Andino, profundamente conservador, fundó en 1916 el


Partido Nacional y, como su jefe de filas, decidió presentarse a las elecciones
presidenciales de octubre de 1923. El resultado de los comicios le fue
favorable, ya que fue el candidato más votado, aunque se impuso a sus
competidores, Juan Ángel Arias y Policarpo Bonilla, por un estrecho margen.
El presidente, Luis Gutiérrez (1920-1924), descontento con los resultados y
decidido a permanecer en el poder, declaró la ley marcial para prolongar su
presidencia.

En febrero de 1924 espiraba su mandato, pero Luis Gutiérrez se proclamó


dictador ante el descontento del presidente electo y de toda la nación. La
decisión de Gutiérrez provocó el estallido de una nueva guerra civil, que
anuló las posibilidades de Carías Andino de subir al poder. En ese momento
la situación se hizo caótica, pero se recuperó la normalidad tras un corto
mandato del general Vicente Tosta, que alcanzó la presidencia tras encabezar
un golpe de Estado. Finalizado el mandato de Vicente Tosta se celebraron
nuevas elecciones, en las que resultó vencedor Miguel Paz Barahona (1925-
1929). Durante su mandato se mantuvo una cierta calma en la vida política
del país; tras una nueva convocatoria electoral, ocupó la presidencia Vicente
Mejía Colindres (1929-1933).

Mejía Colindres convocó elecciones en octubre de 1932, con el fin de


entregar la presidencia a principios de febrero de 1933. El ganador de estos
comicios fue Carías Andino, que en esta ocasión no tuvo dificultades para
ocupar la presidencia. Su primera decisión, tras llegar al poder, fue designar
al vicepresidente, Abraham Williams, que permanecería junto a él durante
todo su mandato.

Parece que Carías Andino tenía previsto alargar su mandato desde fechas
muy tempranas, de modo que inició los preparativos para la elaboración de
una nueva constitución en 1936. Tras convocar elecciones para elegir a los
miembros que debían formar parte de la Asamblea Constituyente, se
procedió a la elaboración de la nueva constitución, que estuvo terminada el
15 de abril de ese mismo año, y en la que se alargaba el mandato
presidencial de cuatro a seis años. Amparándose en esta cláusula, Carías
Andino prolongó su mandato hasta enero de 1943.

En 1936 tuvo que hacer frente a distintos intentos de derrocarle del poder;
según él mismo afirmó en un discurso ante el congreso, el 1 de enero de
1936, se trataba de pequeñas insurrecciones sin importancia. Para Carías
Andino, lo más importante era resolver la tremenda crisis económica del
país, como expresó en varias ocasiones, pero no tomó medidas significativas
a este respecto. Siempre contó con el apoyo de su partido, el cual se había
convertido en la única fuerza política legal del país. Cada vez fue más
evidente que el presidente pretendía hacerse con el control absoluto de la
situación y ejercer su poder de forma autoritaria y dictatorial.

En 1944 estalló una grave insurrección que, con el paso de los días, tomó
tintes de guerra civil; las protestas ante el gobierno de Carías Andino se
hicieron generalizadas y varios grupos guerrilleros penetraron en el país con
la intención de proclamar presidente a Heliodoro del Valle, que estaba
exiliado en México. Pero no tuvieron éxito y, tras declararse una vez más el
estado de emergencia, Carías Andino logró salir airoso de la peligrosa
situación. La victoria ante los rebeldes animó al presidente a continuar en el
poder. Amparándose en nuevos arreglos constitucionales, se mantuvo en el
poder hasta 1949.

En los diecisiete años que permaneció en el poder, Carías Andino mostró un


intenso nacionalismo, pese a lo cual no tomó parte en la Segunda Guerra
Mundial. En 1941 cortó sus relaciones con las potencias del Eje; es posible
que las relaciones de dependencia económica con Estados Unidos
determinaran esta decisión. Llevó a cabo medidas paternalistas; como a la
mayoría de los caudillos sudamericanos de la época, le gustaba considerarse
el padre de la patria. Mantuvo buenas relaciones con los dictadores que
sucesivamente ocuparon los países vecinos, como es el caso de Anastasio
Somoza, dictador de Nicaragua o de Hernández Martínez, dictador de El
Salvador.

Apenas realizó reformas para modernizar la economía del país. Se mantuvo


el predominio de las empresas americanas en las explotaciones agrícolas
costeras y, ante la falta de incentivos, se desalentó la entrada de nuevos
capitales. Por lo que respecta a las reformas sociales, Carías Andino se opuso
al sufragio femenino y no consintió la creación de sindicatos. Aquellos que
discreparon con su forma de gobernar se vieron obligados a realizar trabajos
forzados. Fueron muy pocas las ventajas que para Honduras tuvo este largo
gobierno claramente dictatorial.

Tras convocar elecciones se produjo su salida del poder, pero sólo se apartó
temporalmente del mundo de la política, ya que quince años después, en
1964, fundó un nuevo partido, el Partido Popular Progresista, el cual fue
declarado ilegal poco tiempo antes de su muerte.

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