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I
El sistema hegeliano
1
Hegel, G. W. F., Ciencia de la Lógica, traducción directa del alemán de Augusta y Rodolfo Mondolfo.
Solar, S.A., Hachette, S.A., Buenos Aires, Argentina, 2a. Edición castellana, 1968
2
Robledo Esparza, Gabriel, La Lógica de Hegel y el marxismo, Biblioteca Marxista, Sísifo Ediciones,
Centro de Estudios del Socialismo Científico, México, 2009.
3
Robledo Esparza, Gabriel, Resumen de la Ciencia de la Lógica
www.gabrielrobledoesparza.academia.edu
1
Esta tarea la realiza a través de un proceso que va, por el lado del saber, desde el
conocimiento sensible hasta el saber absoluto, y por el lado de la realidad desde el ser
inmediato hasta la realidad absoluta.
Mediante el saber absoluto el espíritu autoconciente realiza una imagen mental de la
totalidad que es la realidad absoluta. En esta tarea se ha enajenado de sí mismo. Abandona la
conciencia de sí y se convierte en la conciencia del otro, de la realidad total.
En un movimiento posterior, el espíritu autoconciente reconoce a su producto como sí
mismo y lo incorpora a sí, formando de esta manera un concepto en el que están en unidad el
sí mismo y su otro, los que ahora participan de la misma naturaleza.
Este concepto superior es la idea absoluta.
La configuración de la imagen mental de la totalidad que es la realidad (realidad
absoluta), esto es, la conformación de la idea absoluta, la efectúa Hegel por medio del saber
absoluto. Para ello, en la Fenomenología del Espíritu4 y en la Filosofía del espíritu, tercera parte
de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas 5, Hegel determina las etapas de desarrollo del
saber que parten de la percepción y terminan en el saber absoluto, éste último producto de la
voluntad pura y libre (la de Hegel, desde luego) y en el cual se reúnen todas las formas del
conocimiento en una unidad superior. En la Ciencia de la Lógica6 consigna los distintos niveles
de la realidad que en la realidad absoluta son reunidos en una sustancia que es la existencia
simultánea y sucesiva de todos ellos. Esta formulación de las instancias de la realidad
absoluta, realizada a través del saber absoluto, es la idea absoluta, el concepto superior de la
realidad.
El saber absoluto
En dos obras realiza Hegel el trabajo de la determinación de las instancias del
conocimiento humano desde la conciencia sensible hasta el saber absoluto: en la
Fenomenología del espíritu y en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, en su tercera parte
denominada Filosofía del espíritu.
En resumen:
La autoconciencia es el pensamiento puro consciente de sí mismo.
Frente a ella se encuentra la sustancia que es la realidad (realidad sustancial)
La autoconciencia se niega y sale de sí, se enajena.
Despliega una sucesión de figuras con las que asimila el objeto (la sustancia). Lo niega
como objeto material y lo convierte en pensamientos. Bajo la forma de pensamientos integra el
objeto a sí mismo, lo convierte en autoconciencia. Supera la enajenación y se reafirma como
autoconciencia.
La autoconciencia es así también sustancia.
El resultado de todo el proceso es la constitución del concepto, de la idea del objeto, y
en última instancia de la idea absoluta.
La enajenación y la superación es el movimiento de la conciencia (autoconciencia).
La conciencia (autoconciencia) es en ese movimiento la totalidad de los momentos.
La autoconciencia que se enajena y se recobra a sí misma con un contenido enriquecido
es el saber absoluto.
La conciencia (autoconciencia), el saber absoluto, debe haber captado todas las
determinaciones de la realidad absoluta.
El reflejo de la realidad absoluta obtenido mediante el saber absoluto es la idea
absoluta.
Las figuras mediante las cuales la autoconciencia capta todas las determinaciones de la
realidad absoluta son las siguientes:
-el alma natural,
4
Hegel, G. W. F., Filosofía del espíritu, Fondo de Cultura Económica, México, 1971
5
Hegel, G. W. F., Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, traducción de Eduardo Ovejero y Maury, Juan
Pablos Editor, México, D.F., 1974.
6
Hegel, G. W. F., Ciencia de la Lógica, traducción directa del alemán de Augusta y Rodolfo Mondolfo.
Solar, S.A., Hachette, S.A., Buenos Aires, Argentina, 2a. Edición castellana, 1968
2
-el alma que siente,
-el alma efectivamente real,
-la conciencia,
-la conciencia sensible,
-la percepción,
-el entendimiento,
-la autoconciencia,
-la autoconciencia universal,
-la razón,
-el espíritu,
-el espíritu teorético,
-la intuición,
-la representación,
-el recuerdo,
-la imaginación,
-la memoria,
-el pensar (la inteligencia),
-el espíritu práctico,
-el sentimiento práctico,
-la voluntad reflexionante,
-el espíritu libre.
Los extremos del saber son, por un lado, el sí mismo (el sujeto, el yo, la conciencia de la
especie) y por el otro el objeto (el ser, la sustancia, la realidad).
El sí mismo es primero el alma que siente: posee la facultad de sentir. El sí mismo
asimila el objeto a través de los sentidos. Reúne las sensaciones y las integra a sí como un
conjunto ordenado. El yo (la conciencia de la especie) posee en sí mismo la facultad sensitiva y
su resultado, es decir, una serie de organizaciones sensoriales que representan los objetos
exteriores que son seres naturales inmediatos, seres cualitativos finitos.
La sensibilidad es la facultad del espíritu [el sentir] en la cual toda determinidad es
todavía inmediata, no desarrollada, tanto en el objeto, del cual lo que se aprehende es su
propiedad natural y más particular, como en el sujeto, que es el espíritu en su individualidad
carente de conciencia y entendimiento.
El sí mismo se eleva a una fase superior de su existencia en la que conserva su anterior
contenido y adquiere nuevas facultades.
El sí mismo es ahora alma que siente y tiene certeza de sí misma; se enfrenta al objeto
que es un inmediato singular. Es conciencia sensible que aprehende del objeto sus
características individuales y las incorpora a su contenido como representaciones sensibles en
la conciencia de la especie.
En un estadio más elevado el sí mismo posee categorías superiores mediante las cuales
parte de certezas sensibles de apercepciones singulares, de experiencias sobre las cuales
reflexiona para darles la forma de algo necesario y universal, de la esencia y el fundamento. El
resultado son una multitud de referencias, determinaciones de la reflexión, universalidades
que incorpora a sí. Es la conciencia percipiente.
El sí mismo adquiere la facultad del entendimiento. Por su conducto aprehende las
regularidades del fenómeno, las leyes que los rigen, las relaciones entre determinaciones
universales y las integra a sí.
El sí mismo es autoconciencia, esto es, la certeza de sí mismo como productor de leyes.
La autoconciencia es el yo puro, que posee las categorías y leyes de la universalidad,
por medio de las cuales aprehende la universalidad del objeto.
Este yo puro cierto de sí mismo es el productor del conocimiento científico.
El yo puro universal es la razón que aprehende la universalidad del objeto.
El yo es razón y el objeto es racional.
La razón está constituida por las categorías y leyes que se presuponen al saber
inmediato.
El sí mismo que es razón es el espíritu teorético.
3
El espíritu teorético tiene la facultad abstracta de la razón; posee la inteligencia
abstracta, la capacidad de saber racionalmente y apropiarse de la racionalidad del objeto.
Esa facultad la pone en obra por medio de la intuición, la representación el recuerdo, la
imaginación y la memoria.
El pensamiento es el entendimiento que elabora las representaciones recordadas para
hacerlas géneros, especies, leyes, fuerzas, etcétera, esto es, categorías que son la verdad del
ser, la disyunción o juicio que expresa las conexiones del concepto y la razón formal que
silogiza.
El resultado es el pensamiento, una imagen del objeto que está completamente
desvinculada del mismo y que como tal pensamiento se incorpora al sí mismo, a la
autoconciencia. El objeto es pensamiento y el pensamiento es objeto.
El espíritu ha adquirido de esta manera su libertad.
El espíritu es, por tanto, voluntad libre.
La voluntad libre adquiere potestad sobre el objeto a través del pensamiento que es su
reflejo.
Por un lado, la satisfacción de las necesidades no es ya la mera apropiación del objeto,
sino la producción consciente del mismo.
Por otro, la libertad es la potestad del espíritu consciente de organizar y sistematizar las
facultades y capacidades cognoscitivas que ha desarrollado en el proceso histórico de su
desenvolvimiento con la finalidad de estructurar el saber absoluto, de forjar la imagen mental
más completa de la totalidad de la realidad, la realidad absoluta, y como pensamientos
integrarla a sí mismo para formar la idea absoluta.
La autoconciencia razonante y libre se toma a sí misma en la totalidad de sus figuras y
es así saber absoluto; como tal asimila todas las determinaciones de la realidad sustancial que
ella misma ha ido fraguando en su proceso evolutivo y forja la imagen de la totalidad, de la
realidad absoluta, esto es, el concepto absoluto.
El saber es la actividad de la autoconciencia por la cual desarrolla, organiza y
sistematiza las figuras de la conciencia para, mediante un proceso característico de
enajenación de sí e inmersión en la sustancia, producir representaciones de la misma e
incorporarlas a sí, que por eso deviene también sustancia (revocar la enajenación,
desenajenación de la autoconciencia). Este movimiento tiene su punto superior en el saber
absoluto, en el cual la autoconciencia ha desplegado y organizado la totalidad de las figuras de
la conciencia, captado todas las determinaciones de la realidad (realidad absoluta) y
conformado una imagen mental completa de la misma (idea absoluta) que luego incorpora a sí
convirtiéndose en sustancia absoluta.
El espíritu (la conciencia sustantivada de la especie, que para Hegel es la esencia
humana) como autoconciencia se ha enajenado en la sustancia; el espíritu revoca su
autoenajenación y se recobra a sí mismo como sustancia autoconciente en un nivel superior.
La especie recobra su naturaleza esencial de espíritu autoconciente. La historia humana ha
llegado a su fin montada en los hombros dialécticos de Hegel. Lo único que resta es hacer
saber la nueva buena a todos los mortales.
En la Ciencia de la Lógica Hegel desarrolla los elementos lógicos que reflejan para el
saber absoluto la realidad absoluta y con ellos forma una imagen plena de ésta, una idea de la
misma, la idea absoluta.
En la Ciencia de la lógica, en la sección de la lógica objetiva, Hegel establece, mediante
la utilización del instrumento del saber absoluto, las determinaciones de la realidad, las
características de sus relaciones mutuas y las fases de su desarrollo hasta llegar a la realidad
asoluta.
Es una imagen mental exhaustiva de la totalidad, una visión integral y exacta del
Universo como ninguna otra filosofía o disciplina científica (cosmología, física, etcétera) ha
logrado producir.
c. La idea absoluta
§236
La idea, como unidad de la idea subjetiva y de la objetiva, es el concepto de la idea, del cual es
objeto la idea como tal, y con respecto al cual está como objeto, objeto en el cual se reúnen todas
4
las determinaciones. Esta unidad es, por tanto, la verdad absoluta y entera; la idea que se piensa
a sí misma y que aquí es idea pensante, idea lógica.
§237
La idea absoluta, puesto que ningún tránsito ni presuposición, y en general, ninguna
determinación hay en ella que no sea fluida y transparente, es por sí la pura forma del concepto,
que instituye su contenido como siendo ella misma. Es para sí misma su propio contenido, en
cuanto se diferencia idealmente de sí misma; y una de las cosas distinguidas es la identidad
consigo misma, en la cual, sin embargo, está contenida la totalidad de la forma como el sistema
de las determinaciones del contenido. Este contenido es el sistema de la logicidad . Como forma,
no le queda aquí a la idea otra cosa que el método de este contenido; esto es, el saber de modo
determinado el valor garantizado de sus momentos. 7
La idea absoluta es, como ya hemos visto, la imagen mental de la totalidad, realizada
por medio del saber absoluto, que es incorporada como parte de sì a la autoconciencia; la
representación del mundo es ahora sí mismo, parte de la autoconciencia, y el sí mismo es en
parte el concepto de la realidad.
El espíritu está completo, es el espíritu absoluto que comprende el saber absoluto, la
realidad absoluta y la idea absoluta. Es una sustancia que se encuentra simultánea y
sucesivamente en todos esos momentos de su existencia: es el pensamiento abstracto que se
enajena en la naturaleza y se recobra a sí mismo en el concepto.
II
5
Marx realiza un análisis crítico de los postulados que Hegel expresa en la
Enciclopedia
…el espíritu filosófico es el espíritu enajenado del mundo que piensa dentro de su
enajenación, es decir, comprendiéndose a sí mismo en forma abstracta. 11
6
La Lógica de Hegel es la formulación moderna, más desarrollada, del
pensamiento enajenado.
Pero además de esta naturaleza general, que es común a todas las versiones
anteriores de la lógica, la de Hegel tiene características específicas.
El mundo medieval dejó su inmovilidad, que parecía eterna, y desplegó el
otro que llevaba en su interior; se inauguró la época de la transformación
universal, de la movilidad absoluta.
El régimen feudal engendró el capitalismo, el artesanado dio lugar a la gran
industria maquinizada, la teología a la ciencia moderna, la oscuridad religiosa a la
Ilustración. El cosmos y el microcosmos fueron sacados de su estatismo: la
mecánica descubrió la ley de la gravitación universal, la cosmología estableció
teóricamente el proceso de nacimiento del sistema solar, la física, la química y la
biología le quitaron a la materia su dureza, solidez, estabilidad y firmeza y la
introdujeron al mundo de la divisibilidad incesante (cuerpos, masas, moléculas,
átomos, partículas), del cambio constante, de las acciones y reacciones, de la
variabilidad absoluta, de la evolución, etcétera.
Ante Hegel se presentó un mundo humano del que incontenible surgía su
otro a la existencia.
7
El punto de vista esencial es que se trata sobre todo de un concepto nuevo del
procedimiento científico. La filosofía, si tiene que ser ciencia, no puede, como lo he
recordado en otro lugar [Fenomenología del espíritu], tomar en préstamo para este fin
sus métodos de otra ciencia subordinada, como sería la matemática, ni puede
tampoco contentarse con las aserciones categóricas de la intuición interior, ni puede
servirse del razonamiento fundado sobre la reflexión exterior. Solamente la
naturaleza del contenido puede ser la que se mueve en el conocimiento científico,
puesto que es al mismo la propia reflexión del contenido, la que funda y crea su
propia determinación.
El intelecto determina y mantiene firmes las determinaciones. La razón es negativa y
dialéctica, porque resuelve en la nada las determinaciones del intelecto; es positiva,
porque crea lo universal, y en él comprende lo particular. Así como el intelecto suele
considerarse en general algo del todo separado de la razón, así también la razón
dialéctica suele ser entendida como algo separado de la razón positiva. Pero en su
verdad, la razón es espíritu, que está por encima de los dos [de la razón positiva que
produce los universales y de la razón dialéctica que niega las determinaciones del
intelecto], como razón inteligente o intelecto razonante. El espíritu es lo negativo, es
lo que constituye las cualidades tanto de la razón dialéctica como del intelecto; niega
lo simple y fundamenta así la determinada diferencia del intelecto [la contradicción];
al mismo tiempo la resuelve, y por tanto es dialéctico. Pero no se detiene en la nada
de esos resultados, sino que en esto es igualmente positivo, y de esta manera ha
restaurado lo primero simple, pero como un universal, que es concreto en sí mismo;
bajo aquél no se subsume un particular, sino que en esa definición y en la solución
de la misma lo particular ya se ha determinado. Este movimiento espiritual, que en
su simplicidad se da su determinación y en ésta se da su igualdad consigo mismo, y
representa al mismo tiempo el desarrollo inmanente del concepto, es el método
absoluto del conocimiento, y al mismo tiempo, el alma inmanente del contenido
mismo. Sólo sobre estos senderos que se construye por sí misma, creo yo, puede la
filosofía ser una ciencia objetiva y demostrativa. 14
14
Ibidem, p. 29
8
contenido en sí, la dialéctica que el contenido encierra en sí mismo, que lo impulsa hacia
adelante. Claro está, que ninguna exposición podría considerarse científica, si no siguiera el
curso de este método, y si no se adaptara a su ritmo sencillo, pues éste es el curso de la cosa
misma.15
Aquello por cuyo medio el concepto se impele hacia adelante por sí mismo es lo negativo, ya
mencionado, que contiene en sí; éste es el verdadero elemento dialéctico.
…la idea general, que él [Kant] puso en fundamento y valorizó, es la objetividad de la
apariencia, y la necesidad de la contradicción, que pertenece a la naturaleza de las
determinaciones del pensamiento. Primeramente, esto acontece, es verdad, en cuanto estas
determinaciones son aplicadas por la razón a las cosas en sí; pero justamente lo que ellas
son en la razón y con respecto a lo que existe en sí, constituye su naturaleza.
Este resultado, comprendido en su lado positivo, no es más que la negatividad interior de
aquellas determinaciones, representa su alma que se mueve por sí misma, y constituye en
general el principio de toda vitalidad natural y espiritual. Pero, al detenerse sólo en el lado
abstracto y negativo de lo dialéctico, el resultado es sencillamente la afirmación conocida de
que la razón es incapaz de reconocer el infinito; extraño resultado, en cuanto que, mientras
lo infinito es lo racional, se dice que la razón es incapaz de conocer lo racional.
Lo especulativo está en este momento dialéctico, tal como se admite aquí, y en la concepción,
que de él resulta, de los contrarios en su unidad, o sea de lo positivo en lo negativo… 16
…la lógica se determinó como la ciencia del pensamiento puro, cuyo principio está en el puro
saber, esto es, en la unidad no abstracta, sino concreta y vital, en cuanto que en ella se
conoce como superada la oposición, propia de la conciencia, entre un ser subjetivo, que
existe por sí, y un segundo ser semejante, pero objetivo; además se conoce el ser como puro
concepto en sí mismo, y el puro concepto como el verdadero ser. En consecuencia, éstos son
los dos momentos contenidos en el elemento lógico. Pero ahora son también conocidos como
inseparables y no como si cada uno existiera también por sí mismo, como acontece en la
conciencia; sin embargo, debido a que son conocidos al mismo tiempo como diferentes (pero
no existentes por sí mismos), su unidad no es abstracta, muerta, inmóvil, sino concreta… Así
las determinaciones, que existían anteriormente por sí mismas (en el camino hacia la verdad)
como lo subjetivo y lo objetivo, o bien como el pensamiento y el ser, o el concepto y la
realidad –de acuerdo con la consideración con la que pudiesen ser determinadas- se
encuentran ahora en su verdad, es decir, en su unidad, degradadas a la situación de formas.
Por lo tanto, pese a su diferencia, quedan siendo en sí mismas el concepto total, que es
colocado en la división sólo bajo sus propias determinaciones.
Tal es el concepto total, que una vez ha de ser considerado como concepto existente, y otra
como concepto; en el primer caso, sólo es concepto en sí, concepto de la realidad o del ser; en
el segundo es concepto como tal, concepto que existe por sí (como existe en general, para
mencionar formas concretas, en el hombre que piensa; y en general también en el animal
sensible y en la individualidad orgánica, aunque, sin duda, no como concepto consciente y
menos todavía como concepto conocido; pero sólo en la naturaleza inorgánica es concepto en
15
Ibídem, Introducción, p.50
16
Ibídem, p. 52
9
sí).17
En consecuencia, la lógica se dividiría primeramente en lógica del concepto como ser y del
concepto como concepto, o bien –para servirnos de las expresiones habituales… -en lógica
objetiva y subjetiva.
Sin embargo, debido a la existencia del elemento fundamental constituido por la unidad del
concepto en sí mismo, y a la consiguiente inseparabilidad de sus determinaciones, éstas –en
cuanto son diferentes, o sea en cuanto el concepto está fundado en su diferencia- deben
también estar por lo menos en relación entre ellas. Resulta así una esfera de la mediación, el
concepto como sistema de las determinaciones de la reflexión, es decir, del ser que se
convierte en el estar dentro de sí mismo del concepto, y que de esta manera no está todavía
afirmado por sí mismo como tal, sino que se halla al mismo tiempo vinculado con el ser
inmediato, como algo que le es también extrínseco. Esta es la doctrina de la esencia, que se
encuentran en un punto medio entre la doctrina del ser y la del concepto. En la división
general de esta obra, esta doctrina fue colocada todavía bajo el rubro de la lógica objetiva,
porque, si bien la esencia representa ya lo interior, el carácter de sujeto debe expresamente
al concepto.18
De este modo la lógica objetiva toma más bien el lugar de la antigua metafísica, en cuanto
que ésta representaba el edificio científico acerca del universo, que debía ser construido sólo
mediante pensamientos. Si tomamos en consideración la forma última alcanzada por esta
ciencia en su perfeccionamiento, veremos en primer lugar que la lógica objetiva sustituyó
directamente a la ontología. La ontología era la parte de esa metafísica que debía investigar
sobre la naturaleza del ente en general; y el ente comprende en sí tanto el ser como la
esencia, para cuya diferencia nuestro idioma [alemán] afortunadamente ha conservado las
distintas expresiones (Sein y Wesen).
Pero en segundo lugar la lógica objetiva comprende en sí también el resto de la metafísica, en
cuanto que ésta intentaba comprender, junto con las formas puras del pensamiento, los
substratos particulares, tomados, al comienzo, de la representación; es decir el alma, el
universo, Dios; y las determinaciones del pensamiento constituían lo esencial del modo de
considerar las cosas. Pero la lógica, considera estas formas libres de aquellos substratos, es
decir, de los sujetos de la representación, y considera su naturaleza y su valor en sí y para sí
mismos.
Esto fue omitido por la antigua metafísica y se atrajo por consiguiente el bien merecido
reproche de haber utilizado aquellas formas sin crítica, sin indagar previamente, si eran
capaces de constituir las determinaciones de la cosa-en-sí, (según la expresión kantiana), o
mejor dicho de lo racional, ni cómo tenían tal capacidad.
Por consiguiente, la lógica objetiva es la verdadera crítica de aquellas formas, crítica que no
las considera según las formas abstractas de lo a priori en oposición a lo posteriori, sino que
los considera en ellas mismas, en su contenido particular.
La lógica subjetiva es la lógica del concepto, esto es, de la esencia, que se ha liberado de su
relación con un ser o de su apariencia, y que en sus determinaciones ya no es exterior, sino
que es lo subjetivo, libre e independiente, que se determina en sí mismo, o más bien que es
el sujeto mismo…
Así se divide la lógica esencialmente en lógica objetiva y subjetiva; pero con más exactitud, se
compone de tres partes: I. La lógica del Ser; II. La lógica de la Esencia; y III. La lógica del
17
Ibídem, pp. 55-56
18
Idem.
10
Concepto.19
III
Lógica objetiva
SER
El ser, el puro ser, inmediato e indeterminado, es lo mismo que la nada, el
vacío perfecto.
El ser y la nada son iguales y absolutamente diferentes.
El ser y la nada son inseparados e inseparables.
Cada uno desaparece en el otro.
Es el inmediato desaparecer de uno en el otro, el devenir.
El momento del ser en el devenir es el ser determinado.
El ser determinado es la unidad del ser y la nada (el no-ser).
La cualidad
El ser determinado que es la unidad del ser y el no ser es la cualidad.
La cualidad como determinación inmediata y existente es la realidad.
La cualidad como determinación en la forma de la nada es la negación.
El algo es el ser determinado existente que ha eliminado la diferencia entre la
realidad y la negación; es la vuelta del ser determinado existente a la forma del ser.
El algo tiene su negativo como un cualitativo, como otro en general.
El uno y el otro son extrínsecos.
El algo tiene a su otro en sí mismo.
La destinación
El otro del algo es primero su destinación, lo que el algo está destinado a
ser.
El ser rellena su destinación y se convierte en el otro de sí mismo: otra forma de
existencia como tal ser determinado. Es la variación del algo.
El movimiento del ser determinado consiste en constituir el otro que tiene como su
destino.
El ser determinado se supera y se conserva en ese pasar de lo que es a lo que está
destinado a ser.
El resultado es una naturaleza superior del ser determinado, en el cual se establece
una nueva destinación que tiene que ser constituida; y así sucesivamente.
El resultado de esta evolución es la determinación del deber ser del ser
determinado.
El deber ser es el otro en el cual el ser determinado se transformará necesariamente
cuando fenezca, cuando su existencia llegue a su término.
El algo tiene una destinación y un término: es un otro en sí mismo, integra al otro
en sí mismo y traspasa al otro que es él mismo; el algo se conserva en este cambiar y pasar
a otro.
El algo tiene un término, es decir, por un lado, una frontera dentro de la cual existe
y que lo separa del otro exterior, y por el otro un momento después del cual deja de existir,
perece; el algo es la unidad del ser y del no-ser considerado éste como el término de su
existencia.
El deber ser
El algo perece, pero de él surge otro algo; este nuevo algo está ligado con el
19
Ibídem, pp. 58-59
11
precedente por una relación de necesidad; el anterior algo es la unidad de lo que es y lo
que no es pero debe llegar a ser; aquello en lo que el algo va a transformarse, el otro algo,
está ya implícito en el ser del algo como su deber ser.
La sustancia infinita
La sucesión de algos finitos que nacen y perecen tiene como fundamento un ser
determinado infinito que es la sustancia que se conserva a través de todos los cambios.
La sustancia infinita es al mismo tiempo el ser finito, se niega y se afirma a sí
misma en este existir en el ser finito y se sustantiva como ser infinito en oposición al ser
finito; todos estos son momentos del ser infinito que es así un devenir en el que ellos se
encuentran sucesiva y simultáneamente.
La sustancia infinita está formada por unos que son átomos (partículas).
La sustancia infinita está integrada por una multiplicidad de unos; éstos son una
unidad del uno como tal y del vacío. Los unos están separados entre sí y mantienen una
relación mutua. Los unos prolongan su existencia en los otros unos y al mismo tiempo son
una prolongación de la existencia de aquellos.
Al existir en conexión con los otros unos, al prolongar su ser en ellos, el uno se
conserva como tal en sí mismo; pero al mantenerse como uno en sí mismo se separa de los
otros unos, los repele de sí; ésta es la repulsión de los unos, la cual se produce a través de
la extensión del ser de los unos en los otros.
El uno existe en sí mismo, separado de los otros unos; pero al mismo tiempo es la
continuación del ser de los otros unos. Como extensión del ser de los otros unos en él, el
uno los atrae a sí; esta es la atracción de los unos que se realiza por medio de su
separación.
La repulsión es la exclusión de los unos que se da por medio de la continuación del
ser de los unos en los otros; este existir de los unos en los otros que se excluyen es la
atracción. Por tanto, la repulsión se trueca en atracción, ésta es un momento de aquella y
la repulsión es en sí misma atracción.
La atracción es la continuación del ser de los unos en los otros por medio de su
exclusión mutua; esta exclusión es la repulsión de los unos. En consecuencia, la atracción
se trueca en repulsión, ésta es un momento de la primera y la atracción es el otro de sí
mismo en sí mismo, es la repulsión.
Los unos son la unidad de la atracción y la repulsión.
La cantidad es la pluralidad de los unos.
De las relaciones del uno con el uno, del uno con la pluralidad, de la pluralidad con
el uno y de la pluralidad con la pluralidad surge el ser determinado finito.
La sustancia infinita en cuanto es un constante fluir de unos que se repelen de sí y
se engendran en los otros (materia en general) es la cantidad pura.
Los unos de la sustancia infinita, en cuanto se repelen mutuamente, son la
magnitud discreta y en tanto se atraen son la magnitud continua.
Los unos de la sustancia infinita forman un continuum de unos que se repelen de sí
y se continúan en otros que son discretos y continuos al mismo tiempo
Los unos tienen una determinación, son algos (vgr. no son sólo átomos, sino que
también son átomos de Hidrógeno, son un elemento) y con tal carácter forman una
multiplicidad. Esta multiplicidad tiene a lo uno determinado por principio, elemento y
término.
El uno es término, es él y su negación; la multiplicidad está formada por unos que
son términos.
El uno como término es el cuanto.
El cuanto es una pluralidad con una cualidad determinada que es un monto
(cuanto) de unidades (cuantos) que tienen una cualidad específica. El cuanto es exponente
(cualidad de la pluralidad), unidad y monto.
La sustancia infinita está formada primeramente por átomos, después por átomos
con una cualidad específica, algos, seres determinados infinitos, más adelante por
concentraciones de átomos que tienen una cualidad propia y, por último, por
combinaciones de átomos de distintas cualidades en sustancias también con una cualidad.
12
El cuanto infinito es, en la última forma de relación entre los elementos,
directamente cualidad. La cantidad es cualidad.
El cuanto cualitativo, la cantidad que es una cualidad, es una medida.
Los cuantos que son exponentes se relacionan entre sí en una determinada
cantidad y dan lugar a una cualidad que es exponente de aquella relación en la cual los
cuantos son uno el monto y otro la unidad. La forma más alta de esta relación es aquella
en donde la cantidad de los cuantos es absolutamente variable, por lo que la cualidad
resultante también lo es. Aquí se pone de relieve que a cada cantidad corresponde una
cualidad.
La sustancia infinita ha pasado de la plena indeterminación (materia con estructura
atómica), de la cantidad pura, a la determinación de sus unidades elementales y de la
multiplicidad de ellas, esto es, a la cantidad que es cualidad. La sustancia infinita está
formada por cantidades que son cualidades de unidades elementales que también tienen
una cualidad determinada por la cantidad, en este caso interna. La sustancia infinita está
formada por una pluralidad de cuantos cualitativos (medidas).
El algo es una medida, un cuanto cualitativo; es, por un lado, un cuanto que puede
aumentar y disminuir sin alterar la cualidad y por el otro un cuanto cualitativo específico
que pone un límite al aumento y disminución del cuanto.
La medida del algo es una regla, es decir, sirve para medir un cuanto extrínseco a
ella, para determinar en qué relación cuantitativa se encuentra la cualidad del cuanto
extrínseco con la del que es la regla.
La relación directa entre dos medidas es otro exponente; la medida real.
Las medidas de las cosas que entran en relación son cuantos cualitativos; por lo
tanto, pueden aumentar y disminuir
La sustancia infinita está formada por cosas materiales independientes que son una
compleja combinación de cualidades a diversos niveles que da como resultado una medida
específica de aquellas; esas cosas materiales están sujetas al cambio cuantitativo que al
acumularse da lugar a un cambio cualitativo de su medida real compleja; a su vez este
cambio cualitativo es seguido de simples cambios cuantitativos que traspasan a cambios
cualitativos, y así hasta el infinito.
Las cosas materiales independientes, como medidas reales complejas, están sujetas
al cambio cuantitativo que traspasan al cambio cualitativo; su medida real cambia, son
otras cosas materiales que a su vez sufren la variación antedicha. De esta suerte, la
medida real, la cualidad de las cosas, es sólo un estado de un substrato material que es el
sujeto de todos los cambios; este substrato es la unidad de la cantidad y la cualidad, los
cuales son sólo momentos suyos.
ESENCIA
La verdad del ser es la esencia.
El ser se interna en sí mismo y produce su esencia.
La esencia se desarrolla a partir del ser.
Las determinaciones del ser tienen todas la misma naturaleza; después se establece
una distinción entre ellas conservando aun su naturaleza semejante; unas de aquellas
determinaciones están destinadas a ser esencia y otras a conservarse como
determinaciones del ser, unas son lo esencial y otras lo inesencial del ser determinado;
ambas son extrínsecas entre sí.
Más adelante se produce una relación entre los dos tipos de determinaciones.
Las determinaciones destinadas a ser esencia se reflejan en sí mismas y niegan a
las determinaciones del ser; en virtud de esa negación, las determinaciones del ser pierden
su naturaleza de existentes inmediatos, son no-esencia, mera apariencia, sólo parecen ser.
Por esa misma negación, las determinaciones de la esencia adquieren la naturaleza
del ser, del verdadero ser inmediato que no es sólo apariencia.
La reflexión en sí de la esencia es el poner el ser en la esencia; es decir, el obtener
ésta la naturaleza de verdadero ser inmediato existente en contraposición a la apariencia.
La contradicción
13
Los dos tipos de determinaciones del ser determinado, lo esencial y lo no esencial,
se constituyen en dos polos.
Los dos polos son idénticos.
Por la reflexión se niega la identidad y se pone la diferencia.
Los dos polos son diferentes.
En un momento son idénticos y diferentes en el otro. Los polos son diversos.
La identidad y la diferencia entran en una relación en la que cada uno de los polos
es él y el otro, entran en oposición.
Los polos se determinan como positivo y negativo.
Lo positivo y lo negativo tienen la naturaleza del ser puesto, es decir, del ser
determinado. No son aún lo positivo en sí ni lo negativo en sí.
El ser determinado está integrado por dos polos que contienen cada uno a su
contrario en sí mismo, lo engendran en sí mismo, lo excluyen de sí y lo engendran en el
exterior como el otro polo y se engendran a sí mismos en el otro polo a través de esa
exclusión; los polos están en contradicción.
El fundamento y lo fundado
En su relación mutua los polos engendran a su contrario en sí mismos. Se forma
así otro par de polos que son el fundamento, mientras que los progenitores son lo fundado.
El ser determinado tiene dos pares de polos, el fundamento, que es lo negativo de la
esencia, y lo fundado, que es lo positivo, los cuales se implican mutuamente.
La esencia como fundamento de la existencia del ser determinado evoluciona hacia
la esencia que es el fundamento negativo del ser determinado; la esencia es ahora el ser en
sí y por sí del ser determinado, el otro en que ha de convertirse, su negación, pero a la vez
su fundamento como existente.
En su nuevo papel, la esencia es primeramente la unidad del ser puesto y del ser en
sí y por sí; posteriormente se diferencia internamente y se escinde en forma y esencia: la
forma es el ser puesto, las determinaciones inmediatas y la esencia el ser en sí y por sí de
ellas, su naturaleza generadora del otro.
La relación forma-esencia evoluciona a la de forma-materia, en donde la forma es el
ser puesto y la materia el ser en sí de las determinaciones inmediatas, cuya naturaleza es
la absoluta indiferencia, son la materia de la cual se ha de formar el nuevo ser.
La relación forma-materia pasa a la de forma-contenido. La materia deviene en
contenido. Aquí la esencia está formada por los polos positivo y negativo, de los cuales el
segundo es el germen del otro del ser inmediato determinado. Lo negativo de la esencia
está aquí sólo en estado latente. El contenido del ser actual es el que ha de producir la
forma y el contenido del otro que ha de sucederlo.
La aparicón de la esencia en la existencia
La dialéctica entre el polo positivo y el polo negativo de la esencia (contenido del ser
determinado) da lugar a la reflexión del segundo de ellos, es decir, a la producción por el
polo negativo de la forma del otro que ha de sustituir al ser inmediato actual, pero solo de
la forma, que en este estadio coexiste con el contenido de aquel.
La esencia ha dado a luz al otro del ser determinado, pero únicamente como una
forma que conserva el mismo contenido del ser de donde proviene. La nueva forma
adquirida por el ser determinado elimina la forma precedente.
La forma del otro y su contenido, que son las determinaciones del ser inmediato que
la producen, se engendran y niegan mutuamente.
Las determinaciones del ser inmediato pasan a una fase superior de su existencia y
niegan la forma del otro. Además, restauran la forma anterior del ser inmediato, la cual
ahora tiene características nuevas.
Las determinaciones del ser determinado actual en su nueva fase de existencia son
otra vez sólo la esencia (polo positivo y negativo), el fundamento de lo que el ser es; se
reanuda la relación primitiva entre contenido y forma.
La relación entre forma y contenido lleva a la exacerbación de la negatividad del
contenido (del polo negativo), lo que da lugar a que surjan otras determinaciones que son
las del ser en sí y por sí, esto es, del otro en que el algo ha de transformarse.
14
El contenido con estas características es el fundamento real y la forma y el
contenido del ser inmediato actual en la fase superior de su existencia son el fundado.
El contenido, mediante la reflexión del polo negativo de la esencia, produce también
la forma del nuevo ser.
Forma y contenido del nuevo ser son el fundamento integral.
El ser determinado inmediato está, en este punto, estructurado de la siguiente
manera:
El fundado de la esencia que tiene la forma del ser inmediato actual y dos polos,
positivo y negativo, con sus contenidos A, que son las determinaciones positivas del ser
actual, y B, que son también determinaciones del ser actual pero en su carácter negativo,
como generadoras del nuevo ser determinado.
El fundamento integral (real y formal), constituido por la forma del nuevo ser y dos
polos, positivo y negativo, con su contenido correspondiente cada uno, A y B, siendo el
primero las determinaciones del ser actual pero en su carácter contencioso y el segundo
las determinaciones del nuevo ser que entran en oposición con el contenido A.
La dialéctica entre el fundado y el fundamento de la esencia es la siguiente: la
relación de mutuo engendramiento entre los polos A y B del fundado resulta en el
incremento de la negatividad del polo negativo B y, por consecuencia, en la transformación
de sus determinaciones en determinaciones del otro que se está formando, del polo
negativo B del fundamento integral. Estas entran en una relación de oposición con las
determinaciones del polo positivo A del fundamento integral, las cuales pasan a ser, con
una naturaleza superior, determinaciones del ser inmediato, del polo positivo A del
fundado. A partir de este punto se inicia de nuevo el ciclo descrito. En resumen, los dos
polos del fundado se implican mutuamente y su polo negativo produce las determinaciones
del nuevo ser en el polo B del fundamento integral; la oposición de éste con el polo A del
fundamento integral produce los elementos del polo positivo del fundado. Después de cada
ciclo, el fundado y el fundamento real e integral llegan a un punto superior, en el cual los
elementos del nuevo ser se fortalecen y pugnan por salir a la existencia.
Se establece así una relación entre el fundado y el fundamento, la relación
fundamental, en la cual el fundado es la condición del fundamento real e integral.
La mutua procreación de la condición y el fundamento da por resultado que del
contenido B de aquella, es decir, de las determinaciones del otro que se encuentran bajo la
forma del ser actual, advenga el contenido B del fundamento, esto es, las determinaciones
que son ya un elemento del otro que ha de venir después del ser actual; de igual manera,
las determinaciones del ser inmediato que se encuentran en el fundamento se transforman
en las determinaciones positivas de la condición (contenido A de lo fundado).
La relación llega a su clímax cuando el polo negativo del fundado se ha vuelto en su
totalidad el polo negativo de la esencia negativa; por tanto, el polo positivo de la esencia
positiva ha desaparecido también, pues su razón de ser es el engendrar y ser engendrado
por el polo negativo; todo su contenido se ha incorporado al polo positivo del fundamento
integral. El fundado desaparece; quedan enfrentándose en lucha abierta, pretendiendo su
mutua desaparición, el polo negativo (que es el otro del ser inmediato actual) y el polo
positivo (que es el ser inmediato actual pero ya en su papel defensivo ante la acometida del
otro polo).
La condición y el fundamento son indiferentes e incondicionados.
La condición y fundamento están mediados uno por el otro, pero conservando
contenidos distintos.
El contenido del fundamento son las determinaciones en sí y por sí y el de lo
fundado las determinaciones del ser inmediato.
La mediación ha desembocado en la unificación de ambas determinaciones en un
sólo contenido: el ser en sí que contenía lo fundado se ha desplazado y convertido en un
momento del fundamento y el ser puesto del fundamento se ha convertido también en un
momento de lo fundado.
Condición y fundamento como ser determinado inmediato y ser en sí son dos
momentos de un todo que es la esencia, la cosa en sí misma
15
El ser en sí de la condición (las determinaciones B de lo fundado) se interna y se
convierte en un momento del fundamento, y el ser puesto del fundamento (las
determinaciones A del fundamento) en un momento de la condición. Condición y
fundamento son uno y lo mismo, son dos momentos de la cosa en sí. Condición y
fundamento tienen un mismo contenido que es la cosa en sí, el verdadero incondicionado.
En la cosa en sí, a través del movimiento entre sus momentos, la condición, el ser
inmediato determinado, se ha vuelto fundamento, ser en sí; por su parte, el fundamento, el
ser en sí, se ha transformado en condición, en ser inmediato determinado. La cosa en sí ha
surgido a la existencia, es la cosa esencial existente. Esta cosa esencial existente conserva
como sus momentos a la condición y el fundamento.
En esta última fase del desarrollo de la esencia han quedado totalmente polarizadas
las determinaciones del ser inmediato existente y las del que ha de sustituirlo a su
perecimiento. La condición son las determinaciones del ser inmediato anterior y el
fundamento las determinaciones en sí y por sí, es decir, las del nuevo ser determinado
inmediato; éste se encontraba como cosa en sí, como contenido de los dos momentos que
son la condición y el fundamento que están en franca lucha. De la mutua negación de
condición y fundamento se produce el nuevo ser inmediato, la cosa inmediata esencial, que
los conserva todavía como sus momentos. A través de la negación de la condición por el
fundamento ella se convierte en fundamento y desaparece como condición; el ser inmediato
anterior perece al transformarse la condición en fundamento. En la negación de la
condición por el fundamento éste se convierte en ser inmediato y desaparece como
fundamento; el nuevo ser inmediato nace al convertirse el fundamento en cosa inmediata
esencial. El nuevo ser inmediato es la cosa inmediata esencial que ha surgido a la
existencia mediante la eliminación tanto de sus condiciones como de su fundamento. El
nuevo ser inmediato ha roto el cordón umbilical que lo unía al anterior.
16
de su naturaleza de existente esencial).
Hay una relación esencial entre los dos mundos que forman la totalidad. Esta
relación es primero la del todo y las partes, después la de la fuerza y su extrinsecación y
por último la de lo interior y lo exterior.
La relación de lo interior y lo exterior es la relación esencial entre ser y esencia. Es la
realidad.
El ser inmediato esencial es la realidad que es el ser absoluto (la absoluta unidad
(identidad) de ser y esencia, mundo fenoménico y mundo en sí, lo interior y lo exterior, la
forma y el contenido, etcétera) que al mismo tiempo es la necesidad absoluta (la unidad de
la necesidad formal (accidentalidad) y de la necesidad real) y el ser inmediato esencial que
contiene sus propias determinaciones (ser determinado inmediato) y las de la esencia en
sus fases de constitución (fundamento) y de surgimiento a la existencia (condiciones y ser
inmediato esencial) en forma simultánea, coexistiendo unas con las otras, y
sucesivamente, trastrocándose constantemente unas en las otras (el ser en esencia y la
esencia en ser).
En la realidad, el mundo fenoménico y el mundo en sí aparecen como lo exterior que
tienen su base y subsistencia en la absoluta identidad indiferenciada del ser y de la esencia,
que es interior.
La realidad absoluta
El mundo fenoménico y el mundo en sí son formas que tienen su base y subsistir en
la absoluta identidad de los mismos, es decir, en lo absoluto.
Lo absoluto es la absoluta unidad del ser y de la esencia.
Es la identidad de lo exterior y lo exterior.
Es la forma y el contenido absolutos.
Las determinaciones del ser y de la esencia tienen a lo absoluto como algo extrínseco
que es su fundamento.
Estas determinaciones tienen, por tanto, a lo absoluto como un atributo suyo.
Pero este atributo de lo absoluto deviene en un simple modo, algo que desaparece
con la finitud de las determinaciones del ser y de la esencia.
Este resultado es así porque la determinación de lo absoluto ha sido extrínseca y no
el producto de su propio movimiento.
La realidad que es lo absoluto absoluto
Partiendo de la identidad absoluta, lo absoluto desarrolla su actividad reflexiva y se
manifiesta en las determinaciones del ser y de la esencia.
Ahora el ser absoluto, que es la absoluta identidad del ser y de la esencia en la
exterioridad, es la propia manifestación de la absoluta identidad del ser y de la esencia en la
interioridad, que es lo absoluto absoluto.
El ser existente esencial, que es la esencia surgida en la existencia, es el ser
absoluto, manifestación de lo absoluto absoluto
El ser absoluto, manifestación de lo absoluto absoluto, es la realidad.
El ser existente esencial es la realidad.
La realidad es la manifestación de lo absoluto.
Es mediante su propia reflexión en sí que lo absoluto se manifiesta.
Lo absoluto se manifiesta en los inmediatos (el ser y la esencia, etcétera).
Los inmediatos son la apariencia que es negada por la apariencia.
Los inmediatos son la identidad absoluta, el ser absoluto.
Lo absoluto es el ser absoluto.
Lo absoluto es el ser.
a) la posibilidad formal
El ser inmediato de la realidad es una existencia en general que contiene de modo
17
inmediato el ser en sí; lo contiene como simple posibilidad que apunta hacia la esencia, pero
que no es aún la esencia; es una mera posibilidad de convertirse en esencia.
Lo real es posible
La realidad es primero el ser que es la manifestación de lo absoluto.
Esta realidad es el ser inmediato.
El ser inmediato tiene en unidad al ser y el ser en sí (la esencia).
El ser en sí que está en la realidad es la posibilidad.
La realidad es posibilidad.
La posibilidad es la determinación del ser en-sí en la realidad.
Pero las determinaciones del ser-en-sí de la realidad tienen la forma del ser-puesto.
Por tanto, son también no-posibles, imposibles.
Por el mismo motivo, son posibles ellas y su contrario.
Así, la posibilidad (es decir, el que las determinaciones sean en sí y por sí, destinadas
a ser esencia) es en la realidad meramente accidental.
La unidad de la realidad y la posibilidad es la accidentalidad.
b) la necesidad formal
La realidad es la posibilidad.
La unidad de la realidad y la posibilidad es la accidentalidad.
La identidad de la realidad y la posibilidad es la necesidad. [La accidentalidad es la
necesidad.]
Ya que la posibilidad es idéntica a la realidad, entonces las determinaciones del en sí
de ésta son inmediatamente posibles y reales y por tanto necesarias.
Lo necesario es un real.
Es algo carente de fundamento.
Y al mismo tiempo tiene su realidad por medio de un otro, de su fundamento.
También es el ser puesto de este fundamento.
Y es igualmente la reflexión en sí de éste.
Lo accidental es necesario porque lo real está determinado como posible, con lo que
se elimina su inmediación y está mediado por su fundamento o ser en sí y lo fundado.
Lo necesario es tal porque su posibilidad, es decir, la relación fundamental está
eliminada y puesta como ser.
El en sí ha alcanzado la naturaleza del ser.
Lo necesario existe y este ser existente es la necesidad.
Existe como ser inmediato.
Al mismo tiempo lo necesario existe en sí; es un otro distinto del inmediato del ser; la
necesidad de lo existente es un otro.
Lo existente no es él mismo lo necesario, sino que este ser en sí de lo necesario es
sólo ser puesto.
La realidad en su diferente, la posibilidad, es idéntica consigo misma y por tanto
necesidad.
Y al mismo tiempo tiene su realidad por medio de un otro, de su fundamento.
También es el ser puesto de este fundamento.
Y es igualmente la reflexión en sí de éste.
“…Lo necesario existe, y este ser existente, es él mismo, lo necesario...”
La posibilidad se ha hecho realidad.
18
La posibilidad real es la necesidad real.
19
La identidad, mediante su negación, del ser consigo mismo en el ser absoluto que es
la necesidad absoluta en la multiplicidad de los algos, es la sustancia.
El ser absoluto es también la accidentalidad absoluta; ésta es la negación del ser
absoluto que es necesidad absoluta.
La accidentalidad absoluta que es la negación del ser absoluto es también sustancia.
El ser es la relación de la sustancia consigo misma como necesidad y accidentalidad,
la relación de la sustancia con sus accidentes.
Este ser absoluto es lo absoluto absoluto; es la realidad.
La relación absoluta
La relación de la sustancia consigo misma es la relación absoluta.
La relación absoluta es la última relación entre el ser y la esencia.
20
La relación absoluta es primero la de sustancialidad.
La sustancia es la unidad del ser y la esencia.
La sustancia como unidad del ser y la esencia es el aparecer y el ser puesto de ellos.
El aparecer es la sustancia.
El aparecer son los accidentes.
El aparecer que es la accidentalidad es el devenir (el surgir y el perecer), de los
accidentes como el paso de la posibilidad a la realidad.
Es, por tanto, el aparecer, en el algo inmediato, de las categorías del ser y las
determinaciones reflexivas.
Este movimiento del aparecer de la sustancia en los accidentes es producido por la
potencia de la sustancia.
Es una potencia creadora que hace surgir los accidentes del ser en sí y de la
posibilidad de otros accidentes.
También es una potencia destructiva porque para hacer surgir los accidentes tiene
que destruir aquellos de los que proceden.
21
determinaciones.
Son la sustancia finita causal.
En los accidentes tienen por tanto, la causalidad extrínseca a sí mismos pero
también la tienen en sí mismos.
La primera es la causalidad de la sustancia infinita y la segunda la de la sustancia
finita.
La causalidad está también presupuesta en los accidentes.
Acción y reacción.
Frente a la causalidad de la sustancia infinita, los accidentes, que son la sustancia
finita, son una sustancia pasiva; son el efecto que tiene una causa extrínseca, en la potencia
de la sustancia infinita.
Pero al mismo tiempo, esa sustancia pasiva posee una potencia [violencia] propia por
la que ejerce una acción sobre otra sustancia finita; por tanto, la sustancia finita que es
pasiva frente a la sustancia infinita es activa frente a otra sustancia finita, que es pasiva. La
sustancia finita activa es la causa y la sustancia finita pasiva el efecto.
La sustancia finita que es pasiva es al mismo tiempo activa y como tal actúa sobre la
sustancia que actuó sobre ella, que ahora es sustancia finita pasiva.
Ante la acción de la sustancia finita activa, la sustancia finita pasiva ejerce una
reacción sobre aquella.
La acción recíproca.
Hay una relación de acción recíproca entre sustancias finitas que son cada una la
unidad de sustancia pasiva y sustancia actuante.
La acción de la sustancia finita activa es la causa; la sustancia finita pasiva recibe la
acción como un efecto; este efecto provoca la reacción de la sustancia pasiva que es una
acción sobre la sustancia finita primeramente actuante; la causa es así causa de sí misma y
el efecto, efecto de sí mismo.
Los accidentes son sustancias finitas que son pasivas y activas al mismo tiempo y
entre las que hay una relación de causalidad de acción recíproca.
Estas sustancias finitas que son los accidentes son independientes de la sustancia
infinita que es su causa formal; son libres porque han quedado desligadas de su causa
formal y de la necesidad de la causalidad formal; la necesidad se ha elevado a libertad.
El ser inmediato esencial existente se ha determinado, al final, como una sustancia
absoluta que es en sí misma sustancia infinita, activa, que es la causa formal y sustancias
finitas pasivas que son el efecto de aquella y entre las cuales hay una relación de causalidad
real por la que son activas y pasivas al mismo tiempo y existe entre ellas una relación de
acción recíproca.
Lógica subjetiva
EL CONCEPTO
22
verdadera, pues el ser-puesto que es el concepto es ser-en-sí y por-sí.
Esto es el concepto del concepto.
Hegel postula su Lógica como el desarrollo del pensamiento puro, como una
sustancia con vida propia.
En la Prefacio a la primera edición de su Lógica, expresa cómo en la Fenomenología
del Espíritu ha realizado la sustantivación del pensamiento.
20
Hegel, G.W.F. Ciencia de la Lógica
23
mismo esas puras esencias, tales como están en sí y para sí. Son los pensamientos puros
[Subrayado por mí, GRE], o sea el espíritu que piensa su propia esencia. Su propio
movimiento representa su vida espiritual, y es aquél por cuyo medio se constituye la ciencia,
y del cual ésta es su exposición.21
24
irreversibles dentro del capitalismo de los órganos y procesos orgánicos de los seres
humanos.
IV
25
el algo merced al rellenamiento de su cualidad originaria; la variación del algo tiene lugar
en su constitución; los cambios en la constitución del algo, llevados al límite, afectan la
destinación del algo y la convierten en el deber ser del algo, es decir, en lo que el algo
primigenio debe convertirse necesariamente.
El universo es una sustancia infinita formada por unos (átomos, partículas
subatómicas) y el vacío.
Los unos tienen el vacío en sí mismos y en su exterior, son unidades de atracción y
repulsión y se relacionan entre sí a través de la atracción y la repulsión.
El universo es el ser que se interna en sí mismo y produce su esencia.
El universo es esencia.
La esencia es la contradicción polar.
Como contradicción polar es el fundamento positivo del ser que es el fundado.
La esencia es el fundamento negativo del ser; en este carácter produce los
elementos de la negación del ser y los de la constitución de su otro.
La esencia es la lucha entre los polos que la forman y la eliminación del polo
positivo.
La esencia es el surgimiento del nuevo ser a la existencia mediante la negación del
fundamento y las condiciones.
La esencia es el ser esencial que ha surgido a la existencia.
El universo, la sustancia, es la unidad, en el ser esencial, de existencia y esencia, el
incesante trastrocarse de una en la otra.
El universo existe simultánea y sucesivamente como ser y esencia, ser que se
interna en sí mismo para producir su esencia, esencia que surge a la existencia y adquiere
la categoría del ser, y en todas las fases de estos dos procesos.
El universo, la totalidad existente, se encuentra en un movimiento constante del ser
a la esencia y de la esencia al ser.
En el universo la materia en su máxima desagregación (la sustancia existiendo
como un conglomerado de partículas elementales separadas en grado extremo por la
repulsión –una nebulosa indiferenciada-), y la materia inorgánica, son el ser que deviene
materia condensada por la atracción y materia orgánica pensante, que son su esencia.
La materia altamente condensada y la materia orgánica pensante, que son la
esencia surgida a la existencia, el ser esencial, tienen en sí mismas la máxima separación y
la materia inorgánica como el otro en el que se han de transformar,
En sus distintas partes, el universo se encuentra, sucesiva y simultáneamente, en
todas las fases de ese movimiento, de tal suerte que hay infinitos lugares en los que la
materia sumamente fraccionada y la materia inorgánica existen en el punto de partida o en
alguna etapa del tránsito hacia la materia cohesionada y la materia orgánica pensante y
otros tantos en los que éstas existen como tales o en algún momento de su negación, del
despliegue de su esencia, que es la vuelta al punto de origen.
El universo es una totalidad infinita de materia inmersa en un espacio y un tiempo
infinitos.
El universo está formado por una infinitud de agrupaciones de materia llamadas
galaxias, las cuales se encuentran simultáneamente en alguna fase de su evolución.
Las galaxias tienen un proceso de vida que pasa por las siguientes etapas: la
materia que las forma se encuentra originariamente en un estado de gran desagregación de
sus partículas elementales; esa mutua repulsión de las partículas se trueca en atracción,
por cuya causa, a través de un largo proceso de condensación, se forman cuerpos estelares
que evolucionan conforme a un patrón definido de crecimiento y maduración que
eventualmente puede llevar a la formación de sistemas planetarios y en éstos a la aparición
de la materia viviente y, en última instancia, a la formación de materia pensante; las
estrellas de las galaxias declinan y se convierten en cuerpos sumamente masivos que
poseen una gran fuerza de atracción; todas o la mayoría de las estrellas que componen una
galaxia entran en decadencia y su mutua atracción las lleva a formar un solo cuerpo
masivo que tiene una fuerza atractiva centuplicada; esa enorme atracción es al mismo
tiempo una gigantesca repulsión, y en ella se trueca; el gran cuerpo en que se ha
26
transformado la galaxia, de enorme masa y poderosa fuerza atractiva, se convierte en una
nebulosa de partículas elementales separadas por una potente fuerza repulsiva; desde este
punto, mediante la conversión de la repulsión en atracción, se inicia de nuevo todo el
movimiento reseñado.
Las galaxias que en infinito número pueblan el universo se encuentran, simultánea
y sucesivamente, en alguna de las fases de la evolución que acabamos de reseñar.
Las transformaciones de cada una de las galaxias se producen en un espacio
específico, vecino de los espacios que ocupan las demás galaxias, y en un tiempo también
determinado, que es la continuación del tiempo sideral pasado y el antecedente del tiempo
sideral futuro, medido geocéntricamente, como hasta ahora lo han hecho la física y la
astronomía (en segundos, minutos, horas, días, años, etcétera), o con algún movimiento
regular astronómico (por ejemplo el ciclo de vida de una galaxia en especial), el que a fin de
cuentas tendría que traducirse al tiempo geocéntrico.
El espacio que ocupan las galaxias es el continente de la materia de que están
formadas y de los procesos que en ésta se dan. El ser de la materia galáctica y sus
metamorfosis existen y se desenvuelven en ese ámbito, cuya única característica física es
la de ser el receptáculo de aquellos. Ese espacio galáctico no se crea, ni se expande, ni se
contrae, ni se curva, ni, desde luego, tampoco se destruye. Es una parte localizada del
espacio infinito que contiene al universo infinito.
El tiempo de existencia de las galaxias es el mismo que aquel en el cual discurren
todos los fenómenos del universo; objetivamente es el giro constante del globo terráqueo
sobre su propio eje que determina el hoy, el ayer y el mañana, o el ciclo de una galaxia
especial que fija la actualidad, el pasado y el futuro. El tiempo galáctico es el mismo tiempo
universal. Ese tiempo no se crea, ni se dilata, ni se contrae, ni mucho menos se destruye.
Es una manifestación local del tiempo universal.
El universo es el ser existente esencial, una multiplicidad de cosas en sí, de algos
que son esencia surgida a la existencia y esencia hacia la que apunta el ser.
Estos algos tienen en la sustancia una existencia esencial, poseen cualidades que
son propiedades específicas de las materias que los forman, cuyos destinación,
rellenamiento, constitución y deber ser están presididos por leyes.
Las cosas en sí integran dos mundos que son uno y el mismo, un mundo
fenoménico sujeto a la finitud y a la accidentalidad y un mundo en sí y por sí, regido por
leyes, entre los cuales existe una relación esencial que es primero la del todo y las partes:
las partes son el mundo fenoménico y el todo es el mundo en sí y por sí, pero el todo es a
su vez parte y la parte es también el todo, por lo que la sustancia es la unidad del mundo
fenoménico y del mundo en sí que es al mismo tiempo todo y parte.
La relación esencial entre los dos mundos es también la de la fuerza y su
exteriorización: la fuerza es la que el todo ejerce sobre las partes y éstas son las que
solicitan la fuerza al todo; pero como el todo es parte y la parte es el todo, la fuerza es tanto
ejercida como solicitada por el todo y las partes; la sustancia es el todo y las partes, parte y
todo y fuerza y exteriorización de la misma.
La relación esencial última es la de lo interior y lo exterior: el mundo fenoménico es
lo exterior y el mundo en sí y por sí es lo interior, pero lo en sí y por sí se convierte en
exterior como la esencia que surge a la existencia y lo fenoménico se transforma en interior
porque el ser inmediato se interna en sí y produce su esencia, por lo que lo exterior y
fenoménico es al mismo tiempo interior y en sí y por sí y viceversa; la sustancia es interior
y exterior.
El universo es el todo y las partes, fuerza y exteriorización de la misma y exterioridad
e interioridad.
La unidad del mundo fenoménico y del mundo en sí, de la existencia y la esencia es
la realidad.
El universo es la realidad.
La realidad es la absoluta identidad de la esencia y la existencia en la esencia y de
la esencia y la existencia en el ser.
La realidad es la absoluta realidad.
27
El universo es la absoluta realidad.
La absoluta realidad es la absoluta necesidad.
Es el ser existente esencial, el ser absoluto, dominado por la accidentalidad, que
tiene en sí su esencia como posibilidad, como realidad en acto y como necesidad real.
El universo es la absoluta necesidad.
El Universo es también la absoluta accidentalidad.
El universo es la absoluta necesidad y la absoluta accidentalidad
El universo es el ser existente.
En el universo, bajo la forma del ser existente, coexisten el ser que tiene la esencia
como posibilidad, el que tiene la esencia en acto, produciéndose, y el que tiene la esencia
como el otro que ha negado el fundamento y las condiciones.
En el universo, bajo la forma del ser existente, hay un paso constante del ser que
tiene la esencia como posibilidad al que tiene la esencia en acto y al que ha surgido a la
existencia y, viceversa, un incesante trastrocarse de la esencia en ser.
La necesidad es la más importante determinación de la sustancia (materia): el
movimiento del ser a la esencia y de la esencia al ser se produce a través de la ineluctable
necesidad; la necesidad se manifiesta en la accidentalidad y ésta en la necesidad.
El universo que es el ser inmediato esencial quedó determinado en todo lo anterior
como la realidad que es el ser absoluto (la absoluta unidad (identidad) de ser y esencia, de
mundo fenoménico y mundo en sí, de lo interior y lo exterior, de la forma y el contenido,
etcétera) que al mismo tiempo es la necesidad absoluta (la unidad de la necesidad formal
(accidentalidad) y de la necesidad real) y el ser inmediato esencial que contiene sus propias
determinaciones (ser determinado inmediato) y las de la esencia en sus fases de constitución
(fundamento) y de surgimiento a la existencia (condiciones y ser inmediato esencial) en forma
simultánea, coexistiendo unas con las otras, y sucesivamente, trastrocándose
constantemente unas en las otras (el ser en esencia y la esencia en ser), la sustancia finita,
la accidentalidad absoluta, o sea, la multiplicidad de algos, cuyo existir es el devenir, el
surgir a la existencia, el perecer y el dar lugar a otros algos; y todo esto existiendo en una
materia universal con propiedades generales que se manifiesta en la sustancia finita de los
seres determinados que poseen cualidades específicas.
La materia infinita, la sustancia del universo, se encuentra simultánea y
sucesivamente en la forma física de partículas elementales separadas por la repulsión
(nebulosa indiferenciada de Kant-Laplace) y en la de agregados de las mismas unidas por
la atracción (cuerpos planetarios, como los del sistema solar) que eventualmente
evolucionan hasta la materia pensante, y en todas las fases del paso de una a la otra
forma.
En nuestro planeta la esencia de la sustancia infinita indiferenciada, la materia
pensante, ha surgido a la existencia.
La especie humana (materia pensante) es el otro, la esencia negativa de la materia
inorgánica; el desenvolvimiento de ésta lleva necesariamente a la aparición de su esencia, a
la conversión de la materia pensante (especie humana) en un existente. Hegel considera
que el mundo existe realmente y su estructura y movimiento son el presupuesto del
conocimiento. Fuera de la lógica, pero como basamento de la misma, Hegel postula la
existencia real del mundo estructurado en niveles que van del ser a la esencia y
moviéndose en el sentido de convertir a la esencia en un existente, en el ser.
La lógica no es sino la forma en que el pensamiento se apropia la realidad
siguiendo precisamente esa estructura y ese movimiento que empieza por el ser y
llega a la esencia que es la naturaleza más íntima de la realidad. En la fase más
alta, el pensamiento produce el concepto, que es la forma superior de apropiarse
mentalmente el mundo exterior.
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BIBLIOGRAFIA
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