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El capitalismo digital es una mina no una nube

Maximilian Jung se graduó recientemente del Programa de Estudios Globales de las Universidades de
Leipzig y Gante. Su interés radica en investigar las historias medioambientales, de-coloniales y
globales de la economía digital. También es activista por la justicia climática en Degrowth Belgica.

En esta entrega, Maximilian Jung realiza un análisis histórico sobre el negocio que yace detrás de la
computación en la nube expresado como mercantilización de datos y su relación con la crisis ecológica.

Las narrativas bajo las cuales se vende a la computación en la nube engloban una cosmovisión tejida
por las grandes firmas tecnológicas (a saber, Alphabet, Amazon, Apple, Microsoft, Meta, Alibaba,
Tencent y Weibo) que presentan a los datos como materia prima disponible con gran potencial para el
beneficio de la humanidad. Un recurso renovable como la luz del sol: inagotable y sin dueño alguno.

Sin embargo, esta cosmovisión esconde la verdadera sustancia e infraestructura de la “nube”. Un


negocio que despolitiza las decisiones sobre las cuales se erigió la economía digital al transformar
cualquier tipo de interacción personal y social en datos que extraer, violando la privacidad del usuario y
haciéndolos participes a su vez de un mecanismo de opresión; un mecanismo que jerarquiza el valor de
los datos por encima de otros. Una infraestructura que revela la explotación de trabajadores y
comunidades, de recursos minerales y energéticos con la finalidad de permitir el libre flujo de datos
<cite>(dato crucial 1)</cite>.

<cite>Sacado del mercado, pero no producido para la venta</cite>


La digitalización es el termino acuñado para describir el proceso de mercantilización de datos. Este
proceso tiene como requisito la intervención y violencia política para transformar los datos en
mercancía. La consecuencia de la intervención ha originado una triple crisis interrrelacionada entre el
trabajo, la tierra y el dinero puesto que considera al trabajo y al dinero —bases de la vida humana—
como cualquier otra mercancía.

Para sustentar su idea, Jung se vale del trabajo de Polanyi (1944) para describir que la cristalización de
de una economía de mercado en Europa requirió de la creación de una sociedad de mercado que se
construyó a través de procesos coloniales de apropiación, posesión, esclavización y extracción con una
violencia intrínseca para transformar al trabajo, la tierra y el dinero en mercancías ordinarias (petróleo,
trigo, etc) siendo las dos últimas mercancías ficticias (entendidas como base de la vida humana pero
también concepciones intangibles).

Bajo esta lógica, tratar a las mercancías ficticias como ordinarias merma las condiciones de producción
derivando en tres crisis que tienen que ver con la destrucción del medio ambiente, el deterioro de las
condiciones de la vida humana y el agotamiento de la financiarización de la economía.

La mercantilización del trabajo adquiere mayor énfasis para el estudio de la digitalización puesto que la
recolección de datos necesita subsumir el trabajo a la economía de mercado. Históricamente las
innovaciones tecnológicas en Europa fueron financiadas con capital procedente de la explotación en las
colonias; una extracción de recursos necesaria para industrializar a la región que requirió no solo de la
esclavitud sino que además estuvo coludida con instituciones financieras para poder erigir a la sociedad
de mercado. En ese marco, la misma población europea (también funciona con la expropiación de
tierras en América) se vio forzada a vender su fuerza de trabajo debido a los mecanismos violentos que
los desposeían de sus medios de subsistencia para así terminar subsumiéndose a la economía de
mercado con salarios deplorables.
Así, el proceso de digitalización reproduce las mismas patologías que describió Polanyi ya que la
recolección de datos agota a la naturaleza mediante la extracción de materiales para la construcción y
operación de su infraestructura; misma que se construye con mano de obra explotada y está sujeta a la
vigilancia de sus trabajadores (y no trabajadores, puesto que pretende mercantilizar a la propia vida
humana) lo cual aumenta la precariedad. Las ganancias derivadas de esta nueva forma de esclavización
financiarizan a la economía y al capitalismo de datos.

<cite>La fabricación de datos y su mercantilización</cite>


La estructura capitalista actual está construida en base a la recopilación de datos, un entramado en
donde se conjugan la vigilancia estatal y la vigilancia privada; la primera para mantener alerta al
gobierno sobre cualquier disturbio social o actividad sospechosa y la segunda como creadora de
mercancía para la obtención de ganancias. A este respecto, los datos son la materia prima de la
digitalización y sus gestores son las grandes firmas tecnológicas. Es menester mencionar que incluso se
fomenta la participación de los mismos ciudadanos para la recopilación de datos puesto que los
mecanismos de vigilancia yacen en el corazón de la actividad en internet que están relacionados con
cualquier actividad que se realice (desde conversaciones hasta los gustos).

En ese marco, el poder de las grandes firmas tecnológicas es indiscutible a pesar de que exista
regulación estatal sobre sus actividades desde 2010 en Europa y Norteamérica, su hegemonía sigue
latente. Dicho poder fue otorgado paulatinamente por el mismo estado a raíz de la aplicación de
políticas neoliberales durante los años ochentas y noventas en donde la internet se privatizó y comenzó
a comercializarse en forma de anuncios e inversiones en capital de riesgo (mientras continuaba
sirviendo al estado con la vigilancia). Al mismo tiempo, la privatización de la internet sirvió como
lubricante para la industria financiera que se desarrollo a par con las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) —que incluye el despliegue de la internet—en la década de 1970 para apostar por
inversiones en empresas de reciente creación <cite>(dato crucial 5)</cite>.

Es importante mencionar que la recopilación de datos ha sido una aliada de la milicia desde el
nacimiento de las TIC. Los usos claramente han sido con fines bélicos pero también fueron utilizados
para predecir el clima con el propósito de aumentar la productividad de la agricultura industrial
naciente. En relación con eso, a raíz de la privatización de la internet, los negocios entre la milicia y las
grandes firmas tecnológicas han pasado de largo reprobando más la vigilancia estatal.

<cite>Palimpsestos de infraestructura</cite>
La infraestructura para el flujo de datos implica la utilización de grandes extensiones de cables que
corren a través de las aguas marinas. Dichos cables son puestos por las grandes firmas tecnológicas
(Google, Meta, Microsoft y Amazon) con el objetivo superficial de conectar a todo el mundo. En este
sentido, la romantización de la nube como medio para abandonar lo físico en favor de lo virtual ofrece
una visión de salvación ecológica, nada más lejos de la realidad.

Analizar la infraestructura de los cables de comunicación desde el nacimiento de las conexiones


telegráficas en Europa hasta el cableado actual controlado por las grandes tecnológicas devela las
relaciones extractivistas y coloniales y el impacto ecológico que subyace de la mercantilización de
datos.

A este respecto, hace 120 años la infraestructura era financiada por los grandes imperios que buscaban
vías para el control de sus colonias siendo Reino Unido quien tuvo la capacidad para acaparar dicho
mercado durante el siglo XIX gracias a la utilización de la goma de la gutapercha (látex natural) para
aislar los cables submarinos aunque posteriormente devino en una explotación masiva y un desastre
ecológico <cite>(dato crucial 6)</cite>.

De esta manera, el control de las comunicaciones a través del cableado submarino ha pasado a ser
dominado por las grandes firmas tecnológicas quienes pueden financiar grandes kilometrajes de
infraestructura puesto que el retorno de la inversión lo ofrece el negocio de la recopilación de datos
<cite>(datos cruciales 7 y 8)</cite>. En tal sentido, resulta conveniente mencionar que las rutas siguen
parte de los trazos de las antiguas manteniendo la esencia de la explotación colonial ahora trasladado
hacia la urgencia por conectar a los no conectados.

<cite>Extractivismo (de datos)</cite>


El carácter colonial de la economía digital es representado a través de su extractivismo expresado en la
explotación de minerales esenciales para la producción de dispositivos electrónicos y digitales. Dicho
extractivismo también implica la mano de obra humana <cite>(dato crucial 9)</cite> y el consumo de
combustibles fósiles para sus procesos alternos que generan residuos, contaminación y toxicidad. De
esta manera, para Maximilian Jung tanto la transición verde como la digital están incrementado el
carácter extractivo de la economía en general.

<cite>El metal del diablo</cite>


La extracción de metales cruciales para la economía digital revela la explotación laboral y ambiental en
zonas donde la minería normalmente no está regulada. Tal es el caso de la extracción de litio en
Bolivia, el trabajo infantil y de servidumbre en las minas de cobalto en República Democrática del
Congo, los conflictos en torno a las extracción de metales de tierras raras o la minería de tecnología
lenta (intensiva en mano de obra) para la extracción de estaño de la costa de Sumatra <cite>(dato
crucial 10)</cite>.

<cite>Pequeños chips, grandes tóxicos</cite>


El daño medioambiental continua después de la extracción puesto que los procesos químicos para la
obtención de la materia final que se utiliza en la industria de la alta tecnología, por ejemplo los
microchips, son demasiado intensivos y contaminantes no solo para el medio ambiente o los
trabajadores sino el resto de la población que habita estos lugares <cite>(datos cruciales 11, 12, 13 y
14)</cite>.

En el caso de los chips, originalmente su fabricación era California y Nueva York pero ahora se ha
trasladado a lugares con regulaciones más laxas y mano de obra barata como Taiwán (Isla del Silicio) y
China (Silicon Paddy).

<cite>Refrigeración de servidores, calentamiento de agua y clima</cite>


Las instalaciones para la computación en la nube requieren situarse en zonas rurales, con colinas o de
clima frío (países como Finlandia, Islandia, etc) en donde el acceso al agua es esencial para garantizar
el funcionamiento y refrigeración constante de la granja de servidores. Estos lugares son presentados
por las firmas tecnológicas como remotos y naturales pero esconden su carácter extractivo además de la
colusión con los gobiernos locales para tener acceso ilimitado al agua, lo que a su vez ha derivado en
estrés hídrico a causa de las sequías en algunas zonas y afectando también a la población aledaña
<cite>(dato crucial 15)</cite>.

<cite>Tierra desechable, personas desechables</cite>


De acuerdo con Zygmunt Bauman, el adjetivo calificativo de desechable lo comparten tanto la tierra
como los trabajadores que laboran para la economía digital (y que a la vez exhibe su carácter colonial).
En primer lugar, los dispositivos digitales acaban en la basura por su corta vida útil o se trasladan hacia
zonas de la periferia; cualquiera que sea el caso, el reciclaje y manejo de residuos se realiza bajo
condiciones precarias y métodos contaminantes donde los metales pesados acaban filtrándose en el
suelo contaminando el entorno y afectando a las formas de vida que dependen de el <cite>(datos
cruciales 16 y 17)</cite>.

En segundo lugar, el carácter desechable e intercambiable de los trabajadores de la economía digital


queda al descubierto a causa de la nula regulación laboral para quienes se dedican a la revisión de
contenido que se sube a la internet (que van desde material pornográfico hasta escenas violentas como
asesinatos, abusos sexuales, suicidios, etc). En este sentido, destaca nuevamente las mejores
condiciones laborales de Estados Unidos frente a la periferia como Filipinas o la India donde los
tratamientos psicológicos o demandas laborales no actúan en favor de los trabajadores pero si eximen a
las grandes firmas tecnológicas de toda culpa.

<cite>Extracción de datos</cite>
De acuerdo con Polanyi para que existiera una sociedad de mercado se requería de una economía de
mercado. Bajo esta lógica, la condición para la existencia de una economía de datos requiere de la
existencia de una sociedad de datos; una tendencia que es perceptible cuando se analiza a fondo la
lógica bajo la que opera el capitalismo de datos debido a que sus protagonistas —las grandes firmas
tecnológicas—pretenden maximizar sus beneficios adentrándose en más estratos de la vida humana
para poder mercantilizarlos. En este marco, la vida humana se convierte en materia prima para el
capitalismo a través de la extracción de datos. Así, el carácter colonial del capitalismo sigue imperando
pero además produce formas de opresión racial, de género y de clase a través del contenido “objetivo”
(hegemónico) que filtra en la internet.

<cite>El doble movimiento: gobernanza de datos emancipadora y la desmercantilización</cite>


Para hacer frente a los problemas derivados de la mercantilización de datos se debe de trazar una
estrategia que busque lo contrario: la desmercantilización de datos. Esta estrategia debe de asegurar la
participación tanto de la ciudadania como de las comunidades indigenas; los objetivos a perseguir
deben ser perseguir futuros solidarios que implementen la gobernanza sobre la recopilación de datos y
aboguen en favor de la privacidad de los usuarios en lugar de las grandes firmas tecnológicas. Además
la estrategia debe estar enfocada en el abandono de eficiencia económica y apostar por la suficiencia, es
decir, utilizar los datos unicamente para fines específicos y colectivos. Se trata de perseguir objetivos
vinculantes en la que todos tengan voz y voto.

Para Polanyi, el extractivismo en la tierra, trabajo y dinero siempre va a tener un movimiento en


oposición a los intereses comerciales. Un grupo de resistencia que lucha en contra de los intereses
coloniales. En este marco, la intervención de instituciones y del estado en favor de estas minorías
fueron pieza clave para asegurar los derechos laborales y la creación del estado de bienestar. No
obstante, en la actualidad bajo el contexto de la digitalización el rol del estado y las instituciones es
cuestionable debido a su laxitud o poca participación en la protección de los grupos activistas que
defienden a sus comunidades ante las zonas de sacrificio que ha trazado la actividad corporativa.

La búsqueda de una gobernanza de datos de forma democrática necesita reformular la percepción de la


población sobre la mercantilización de datos puesto que la percepción de cada individuo que integra a
la sociedad es diferente y tiene una concepción distinta sobre la actividades de las corporaciones en
muchos casos. Tomar en cuenta la opinión de la localidad ayudaría a catalogar a la selección de datos
como utilidad pública (o bien común) y tratarlos como tal, que sean de dominio público, —como
sucede con la expiración de los derechos de propiedad intelectual—que se alojen en fideicomisos de
datos que actúen con pluralidad.

La presión para la regulación de los datos deben complementarse con las llamadas “nowutopias” que
son nichos donde se compaginan proyectos enfocados hacia futuros emancipadores tales como
“comunización digital” o “política contenciosa del activismo de datos”. En este tema, destaca Unión
Europea con el Reglamento general de protección de datos (RGPD) o las Leyes de mercados digitales y
servicios digitales que prohiben parte de la recopilación de datos y publicidad selectiva. Además, en
Barcelona los enfoques para el tratamiento de datos como un bien común se están aplicando con éxito;
los funcionarios de la ciudad enfatizan en la necesidad de transparencia, responsabilidad y confianza en
el tema de los datos personales. Este enfoque podría ser llevado a España a través de la propiedad
común para instituciones públicas que están sujetas a la supervisión científica pero que actúan con
independencia de las instituciones policiales o militares.

Datos cruciales

1) El mayor centro de datos está ubicado en el barrio de Siemensstadt, Berlin. Dentro del edificio hay
una gran cantidad de pilas de servidores que necesitan grandes cantidades de energía eléctrica y agua
para poder funcionar. La demanda energética es cubierta con la central de carbón de Reuter (central que
suministra electricidad a 1 millón de hogares berlineses). El edificio que data de hace 120 años —
propiedad original del gigante industrial Siemens—es gestionado por la empresa japonesa de
telecomunicaciones NTT.

2) La imagen 1 muestra el porcentaje de participación de las grandes firmas tecnológicas en el mercado


de computación en la nube para 2018, donde Amazon es el lider indiscutible con 47.8% del mercado.

3) La historia de la mercantilización de datos se remonta al surgimiento del predecesor de internet,


ARPANET como medio estatal para consolidar la hegemonia estadounidense y anticiparse a los
disturbios sociales tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.

4) Los primeros ordenadores para la recopilación de datos fueron manejados por mujeres para recabar
la información obtenida de los censos de principios del siglo XX puesto que los gobiernos querian
conocer el perfil de sus ciudadanos y trazar estrategias para gobernarlos.

5) Durante la década de 1990 las inversiones hacia empresas de internet se intensificaron con la
promesa de obtener dividendos derivados del éxito que se les auguraba. Pero dichas predicciones
fracasaron durante principios de la década de los 2000 con la crisis de las puntocom. En este sentido, la
empresas dedicadas a la publicidad por internet se mantuvieron sólidas, es decir, la mercantilización de
datos las mantuvo en pie.

6) La extracción de la savia de los arboles fue una técnica compartida a los británicos por las tribus
malayas para la obtención de la gutapercha. De esta manera, su utilización como aislante del cableado
submarino se fue intensificando, en 1857 entre Irlanda Occidental y Terranova se aislo cable con 250
toneladas del material (un solo árbol talado rendía una media de 312 gramos). Cuando Reino Unido
prohibio la tala del árbol en 1883, ya se había extinguido en muchas regiones de Malasia. A principios
del siglo XX, el cableado se estimaba en 200 mil millas naúticas (370 mil kilometros) aislados con
gutapercha provenientes de cerca de 88 millones de árboles.

7) La imagen 2 muestra la cantidad de cableado submarino utilizado para el flujo de información


(datos) medido en kilometros por las grandes firmas tecnológicas. En 2010, Google, Meta, Microsoft y
Amazon poseian solo un cable submarino de larga distancia pero se estima que para 2024 posean más
de 30. El aumento del cableado es debido a proyectos como el cable Equiano de Google (conecta todo
la costa occidental de África) o el cable 2Africa de Meta (circunvala todo el continente africano y se
ramifica hacia los países del Golfo Pérsico, Pakistan e India) proporcionando a 3 mil millones de
personas una capacidad sin precedentes.

8) El monopolio del cableado submarino permite a las grandes firmas tecnológicas decidir qué tráfico
de datos va, a qué velocidad y por dónde, además del acceso a los datos y atención de 1 400 millones
de usuarios potenciales de internet.

9) La minería esconde un escenario donde impera la violencia en contra de los defensores de los
derechos humanos y medioambientales (normalmente comunidades indigenas). De acuerdo con Global
Witness la cifra oficial arroja 1 733 asesinatos de defensores en los últimos diez años, aunque la cifra
puede ser mayor debido a que algunos asesinatos quedan sin denunciar.

10) El estaño extraído de las islas del estaño de Bangka y Belitung (costa de Sumatra) representa 30%
de las reservas mundiales, de las cuales la industria electrónica consume 50%. La minería no regulada
en la zona ha convertido los ecosistemas selváticos y costeros en eriales tóxicos y caldo de cultivo del
dengue y la malaria afectando a los pescadores de la zona quienes subsisten de la actividad.

11) En 2002, para ensamblar un microchip se necesita 630 veces la masa del producto final como
insumo de producción que incluía 300 pasos intermedios hasta la obtención del producto final. Todo
este proceso requiere de grandes cantidad de energía eléctrica, agua y productos químicos.

12) El gigante de semiconductores taiwanés, TSMC, consume 7.2% de la electricidad de Taiwán y 63


mil millones de litro de agua al año.

13) IBM provocó daños a la salud de la población de Endicott, Nueva York, al vertir en el suelo miles
de litros de disolventes cancerígenos como tricloro etileno (TCE) y percloro etileno (PCE) que se
tradujo en un aumento de las tasas de cáncer y malformaciones congénitas. La denuncia hecha por
cerca de 1 000 habitantes de la localidad obligo a IBM a hacer público su Archivo Corporativo de
Mortalidad el cual reveló que de 33 730 empleados acaecidos desde 1969 sus trabajadores habían
padecido cáncer respiratorio, intestinal y de mama. Tuvieron que pasar 24 años y una orden del
Departamento de Conservación Ambiental del Estado de Nueva York para que IBM instalará equipo
para sanear las aguas contaminadas, medir la calidad del aire e instalar sistema de mitigación en
viviendas y edificios públicos.

14) En Silicon Valley, 23 emplazamientos han sido catalogados como superfund (contaminados por
aguas peligrosas), convirtiendo al valle de Santa Clara, California (lugar donde yace el complejo
tecnológico) en el lugar con más emplazamientos de Estados Unidos.
15) El tercer mayor conjunto de servidores del mundo está ubicado en Utah (uno de los estados más
secos de Estados Unidos) que es operado por el Centro de Datos de la NSA. Se estima que para su
construcción utilizó 6.5 millones de litros de agua. Las demandas por parte las comunidades aledañas a
causa de la privación del vital líquido obligaron a la NSA a revelar que la ciudad de Bluffdale le había
concedido precios reducidos del agua para los próximos años; en este sentido, las demandas no han
resultado a favor de las comunidades.

16) Cada año el mundo desecha cerca de 50 millones de toneladas de residuos tóxicos procedentes en
su mayoría del Norte Global y que acaban exportándose al mundo mayoritario, o Sur Global.

17) Las prácticas de reciclaje de metales procedentes de aparatos electrónicos como la quema a cielo
abierto o el tratamiento con ácido, expone a los trabajadores a vapores tóxicos que afectan el desarrollo
del cerebro, el aparato reproductor, el sistema nervioso y reducen la esperanza de vida a no más de 20
años.

18) La imagen 3 muestra la capacidad de cableado de internet de 2016 a 2020. Como se observa los
proveedores de contenido han incrementado su capacidad en Europa y África incluso por encima de las
grandes tecnológicas.

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