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LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA

TRÁNSITO DE LA MATERIA
INORGÁNICA A LA MATERIA ORGÁNICA
Y DE ÉSTA A LA SOCIEDAD HUMANA

1
CUADERNOS DE MATERIALISMO HISTORICO

2
LA EVOLUCION DE LA MATERIA

TRANSITO DE LA MATERIA INORGANICA A LA


MATERIA ORGANICA Y DE ESTA A LA
SOCIEDAD HUMANA

PROCESO DE TRANSFORMACION DE LA MATERIA


ORGANICA EN MATERIA PENSANTE

Gabriel Robledo Esparza

MARXISTA
BIBLIOTECA
SISIFO EDICIONES

3
Primera edición, 2009

D.R. © Gabriel Robledo Esparza, Centro de Estudios del Socialismo Científico


D.R. © Sísifo Ediciones

www.bibliotecamarxista.blogspot.com
cescedit@prodigy.net.mx

ISBN: 978-607-00-0857-3

Hecho en México, 2009

4
ÍNDICE

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6

La evolución de la materia inorgánica hasta la materia orgánica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Primer estado de la materia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Tránsito a la organización atómica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Tránsito a la organización molecular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Tránsito a la organización molecular superior.

Coacervados. (Oparin) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8

Tránsito a la materia orgánica. La vida. La célula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

La fotosíntesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8

Proceso de tránsito de la materia inorgánica a la materia orgánica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

El reino vegetal y el reino animal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Tránsito a la organización pluricelular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

La evolución de los reinos vegetal y animal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Transformación de la materia orgánica en materia pensante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .30

La fase superior de la evolución de las especies.

El surgimiento de la especie humana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .30

La evolución de la especie humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33

La esencia natural del ser humano en la sociedad capitalista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

La industria moderna y la esencia natural humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38

E l socialismo y la esencia natural del ser humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

E l comunismo y la esencia natural del ser humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

5
INTRODUCCION

El capitalismo constituye la etapa superior del régimen de la propiedad privada y éste es


una fase determinada del desarrollo de la especie humana. La especie humana (materia
pensante) es el otro, la esencia negativa de la materia inorgánica; el desenvolvimiento de ésta
lleva necesariamente a la aparición de su esencia, a la conversión de la materia pensante
(especie humana) en un existente.
La materia pensante (especie humana) tiene como características específicas la
realización de su actividad vital en forma consciente y la incorporación a su ser de todas las
fuerzas de la naturaleza exterior.
El desarrollo de la especie humana pasa por las siguientes fases bien delimitadas:
a) Fase de su constitución, que es al mismo tiempo la de la negación más alta de la
materia inorgánica. En este período se constituyen las características fundamentales de la
naturaleza humana: (a) capacidades físicas y mentales específicas (naturaleza biológica del
hombre) destinadas a la realización de la actividad vital consciente de incorporación a su ser de
la naturaleza exterior; (b) fuerza colectiva de trabajo y (c) proceso de trabajo que es al mismo
tiempo la producción y el ejercicio de las facultades humanas de los individuos de la especie,
pero engarzadas en la fuerza colectiva de trabajo. El ser de la especie lo constituyen en esta
época la comunidad de seres vivos, su fuerza colectiva de trabajo, sus instrumentos
individuales, sus precarios instrumentos colectivos y apenas sí la superficie de las fuerzas de la
naturaleza.
Esta fase de constitución de la naturaleza característica de la especie humana lleva
dentro de sí los elementos de su negación, que a la vez son los de una fase superior de su
existencia.
b) Primera fase del desarrollo de la naturaleza esencial de la especie. Dentro de la
comunidad primitiva se produce un perfeccionamiento de las capacidades individuales de los
integrantes de la especie humana que al final lleva necesariamente a los siguientes resultados:
(a) destrucción de la fuerza colectiva de trabajo, (b) inicio del proceso de anulación y
degeneración de la naturaleza biológica del hombre, (c) transformación del proceso colectivo de
trabajo en un proceso familiar e individual y (d) destrucción del ser primigenio de la especie y
establecimiento en su lugar de otra forma distinta, compuesta por las familias o los individuos,
sus fuerzas individuales de trabajo, sus instrumentos individuales, una parcela de las fuerzas
de la naturaleza y la comunidad de las familias y los individuos con sus condiciones generales
de existencia y reproducción; en pocas palabras, surge y se desarrolla la propiedad privada. Se
incorpora al individuo y a la comunidad de individuos, y a través de ellos a la nueva forma
alcanzada por el ser de la especie, una porción más grande de las fuerzas de la naturaleza,
aunque parceladas y ajenas entre sí sus partes integrantes.
En este período, las características de la especie (actividad vital consciente de
asimilación de la naturaleza exterior) siguen su desarrollo ascendente, aunque en una forma
distinta que en la fase anterior, es decir, ahora a través de las familias o los individuos
opuestos entre sí y desgajados de la colectividad que tienen como antecedente y resultado
necesarios la anulación creciente de aquellos elementos de la naturaleza humana dentro de los
cuales se formaron las características de la especie: fuerza colectiva de trabajo, conformación
biológica del ser humano y proceso humano de trabajo.
Durante el período de la propiedad privada, al tiempo que se producen los elementos de
esta etapa de la existencia de la especie humana, se crean los elementos de su negación que
simultáneamente son el germen de una forma superior suya. En la primera parte del régimen

6
de la propiedad privada, las capacidades de la especie se desarrollan hasta el virtuosismo en
los individuos que la componen; el punto más alto de este proceso se alcanza con el
establecimiento de un régimen basado en la existencia de una multitud de productores
privados independientes, dueños de sus instrumentos de producción. A partir de aquí se inicia
la última etapa de existencia de la propiedad privada, el régimen de producción capitalista. En
ésta se consuma el proceso de anulación de la naturaleza esencial del hombre y las
capacidades de la especie le son sustraídas al individuo e incorporadas al capital como
capacidades sociales. En este momento, el ser de la especie está compuesto de la siguiente
manera: una clase de propietarios privados de los medios e instrumentos de producción, una
multitud de fuerzas individuales de trabajo sustantivadas, desposeídas de toda capacidad y
violentamente reunidas para trabajar sobre las parcelas de medios e instrumentos de
producción (capacidades de la especie) propiedad de los capitalistas, los medios e instrumentos
de producción parcelados entre los propietarios privados, relacionadas entre sí de una manera
extrínseca, cada una de las cuales constituyen una concentración de medios e instrumentos de
producción que sólo pueden ser empleados por el trabajo colectivo.
c) Fase superior del desarrollo de la especie humana. El capitalismo deviene
necesariamente en su otro, el socialismo, dando paso así a la forma superior de existencia de la
especie humana. En este período son reivindicados todos aquellos elementos de la naturaleza
humana perdidos en la época de la propiedad privada: (a) una fuerza colectiva de trabajo
formada por las fuerzas individuales despojadas de su sustantividad, que indiferenciadas se
han fundido en una unidad, (b) la naturaleza biológica humana, (c) el proceso humano de
trabajo que adquiere ahora una forma más elevada de existencia, en la cual las capacidades de
la especie tienen una naturaleza social y el sujeto de la misma lo es la fuerza colectiva de
trabajo. El ser de la especie lo componen: la fuerza colectiva de trabajo, las capacidades
sociales de esa fuerza colectiva y la totalidad de las fuerzas de la naturaleza que se han hecho
interiores a la especie.
La materia pensante (especie humana) ha llegado a la fase superior de su existencia; en
su interior, en forma germinal, contiene a su esencia como a su otro, como a la materia
inorgánica; es decir que, fatalmente, tras un reinado más o menos largo de la especie humana
sobre la faz de la tierra, deberá venir una fase descendente que culmine con su extinción, lo
que sólo anunciará la reversión de la materia viviente hacia la materia inorgánica.
En este trabajo estudiaremos en primer lugar la evolución de la materia desde su forma
inorgánica de existencia hasta la aparición de la vida.
En seguida discutiremos el proceso por el cual la materia orgánica se convierte en
materia orgánica pensante.
Por último consideraremos el desarrollo de la materia pensante (especie humana) a
través de las diversas fases que recorre hasta llegar al punto superior de su existencia que es la
sociedad comunista.
El argumento central de nuestra argumentación es que el comunismo, como última fase
de existencia de la sociedad humana, no sólo encuentra la necesidad de su aparición en las
propias características esenciales del capitalismo, sino que también es el resultado necesario y
más alto de la evolución de la materia en nuestra isla cósmica.
LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA INORGÁNICA HASTA LA MATERIA
ORGÁNICA
Primer estado de la materia.
La materia de nuestra Galaxia (el concepto de galaxia que aquí tomamos es: un
conjunto de estrellas, nubes de gas y polvo, materia oscura y quizá energía oscura unidos
gravitacionalmente), se encuentra, inicialmente, en el principio de los tiempos, en un estado
corpuscular. Protones, electrones, neutrones, neutrinos, quarks, etcétera, libres en el estado

7
primigenio de la materia. Este lleva a su otro en sí mismo como su esencia. Su desarrollo
consiste en llevar su esencia a la existencia.
Tránsito a la organización atómica.
Los corpúsculos se organizan en átomos mediante el proceso de nucleogénesis. Es el
estado atómico de la materia. Los elementos como tales, libres: O, H, C, etcétera. Este estado
lleva a su otro en sí mismo y su evolución consiste en hacer salir la esencia a la existencia.
Tránsito a la organización molecular.
Los átomos se agrupan en moléculas. Se forman sustancias y compuestos: H 2O, CO2,
etcétera. Intensa actividad química. Paso dialéctico de su ser a su esencia, a su otro.
Tránsito a la organización molecular superior. Coacervados (Oparin).
Algunas de las sustancias formadas (a las que para efectos de la argumentación
posterior denominamos "sustancias primigenias") se relacionan entre sí dando lugar a
reacciones químicas que producen nuevas sustancias (compuestos de las sustancias primeras),
y así sucesivamente, hasta llegar al punto en que se efectúan reacciones químicas muy
complejas y se producen compuestos que tienen una estructura y una organización
determinados; al final, estos compuestos se desintegran y sus componentes se disuelven en el
medio exterior. La reunión de las sustancias activas es primero casual y espontánea y después
sucede con cierta regularidad; su unidad se rompe cuando se ha agotado la energía química
que contienen. En su evolución, las unidades moleculares despliegan los elementos de su otro
y lo traen a la existencia.
Tránsito a la materia orgánica. La vida. La célula
Tomando como referencia el proceso de la fotosíntesis que actualmente se desarrolla en las
plantas y que constituye la única fuente de materia orgánica  a partir de la materia inorgánica,
intentaremos establecer los puntos principales del tránsito de las sustancias primigenias a los
compuestos más complejos precursores de la materia orgánica.
 
LA FOTOSINTESIS

• La fotosíntesis es el proceso que actualmente provee la totalidad de la materia


orgánica con la que se integran los seres vivos del planeta.
• Este proceso tiene como contenido fundamental la transformación continua de la
materia inorgánica en materia orgánica.
• Esta transformación es el resultado final de la evolución de la materia en nuestra
isla cósmica.
• La materia inorgánica se desarrolla hasta producir las especies químicas con las
propiedades más complejas.
• Estas especies llevan a su otro en sí mismo y lo hacen salir a la existencia.
Producen una sustancia que desarrolla reacciones químicas, estructuras y órganos
por medios de los cuales asimila las sustancias del medio exterior, las integra a su
ser, se produce a sí mismo y expele las sustancias que son el desecho de toda
esta actividad.
• El producto más alto de esta evolución es la materia orgánica pensante, la
sociedad humana.
• El estudio de la fotosíntesis nos permitirá establecer las hipótesis acerca del
proceso primitivo del paso de la materia inorgánica a la materia orgánica.

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FOTOSINTESIS
 
 

A.- REACCION DEPENDIENTE DE LA LUZ

Foto Sistema I

Se libera a
Clorofila Clorofila Clorofila P 700 la atmósfera
LUZ SOLAR
Excitación de Transmisión de Liberación de
electrones energía electrones Nicotinamida
Nicotinamida adenina adenina nuclotida
C Nuclotida fosfato oxidado fosfato reducido

L Clorofila Clorofila Clorofila NADP NADPH

O Liberan
Flujo de electrones energía Captura 2 electrones y
Cadena transportadora
R + enzimas, un ión de Hidrógeno;
descomponen se convierte en
O el agua en
H2O H+, e- y O2
P
Repone los electrones donados por
L el Fotosistema II
A
S
T
O Foto Sistema II

LUZ SOLAR Clorofila Clorofila Clorofila P 680

Excitación de Transmisión de Liberación de


electrones energía electrones
Adenosina Adenosina
bifosfato trifosfato
Clorofila Clorofila Clorofila Transmiten la ADP + P ATP
energía del flujo
Flujo de electrones de electrones
Cadena transportadora Con esa energía
captura un fosfato

Reponen los electrones donados por la clorofila del Fotosistema I


FOSFATO
(P)

9
  FOTOSINTESIS

B.- REACCION INDEPENDIENTE DE LA LUZ

Cede fosfato
ATP de alta energía + Ribulosa 5-fosfato
Revierte a
forman
ADP
CO2
+ Ribulosa 1,5-bifosfato
H2O
forman
ATP Cede cada uno + 3-ácido fosfoglicérico
un fosfato de
ATP alta energía + 3-ácido fosfoglicérico
Revierten a

ADP forman
Nicotinamida adenina
nuclotida fosfato ADP
reducido
NADPH Ceden 2 + 1,3-ácido bisfosfoglicérico
NADPH hidrógenos c/u
NADPH y desplazan un + 1,3-ácido bisfosfoglicérico
Revierten a fosfato
forman

NADP Gliceraldehído 3-fosfato (PGAL)

NADP Se convierten Gliceraldehído 3-fosfato (PGAL


alternativa-
Rearreglan sus hidrógenos y se convierten en
mente uno en
el otro

Dihidroxacetona fosfato (diHAP)


Adenosina Dihidroxacetona fosfato (diHAP)
trifosfato
Eventualmente se unen
ATP
PGAL + diHAP

PGAL + Fructuosa 1,6 bifosfato (cadena de 6 carbonos)


Es fuente de energía para la actividad de la célula y materia
prima para la formación de la materia orgánica que requieren
las diversas estructuras y funciones de la célula.
Ribulosa 5-fosfato
PGAL + Eritrosa 4-fosfato

PGAL + Sedoheptulosa 1,7-bifosfato

Ribulosa 5-fosfato

 
 
 
 

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FOTOSINTESIS
PRIMERA PARTE DEL CICLO
Materia inorgánica
ENERGIA SOLAR

P
R FOSFATO ADP + +FOSFATO ATP Ribulosa 5-fosfato
S
I
U
M
S H2O
T
I NADP + H NADPH
G
A CO2 H2O
E
N
N
C Fructuosa
I Otras CO2
I
A sustancias Es fuente de energía para la actividad de la célula y materia
A H2O prima para la formación de la materia orgánica que requieren
S
S las diversas estructuras y funciones de la célula.
En la primera parte del ciclo de la fotosíntesis, las estructuras, órganos y sustancias de la célula vegetal
toman las sustancias primigenias del medio general y las transforman en la sustancia protéica que es la
fuente de los elementos para su regeneración, de energía para la actividad de la célula y de materia prima
para la formación de la materia orgánica que requieren las diversas estructuras y funciones de la célula

SEGUNDA PARTE DEL CICLO


CLOROFILA ADP ATP cAMP
Captura la energía
Sustancia encargada
solar y la conduce
ADP Elemen- de llevar las señales
a donde se reali-
tos de entre las sustancias
zan las transfor-
su rege- celulares de las se-
maciones Fructuosa NADP
neración cuencias ordenadas
ADP ATP . de reacciones bio-
químicas.
NADP NADPH Ribulosa 5-fosfato

DNA RNA
Sustancia que almacena informa- Plantilla para la trasla-
Materia prima para la síntesis de
ción a largo plazo, que son instruc- ción de genes a las pro-
diversas sustancias: proteínas,
ciones para construir otros compo- teínas, la transferencia
albúmina, etcétera, que integran los
nentes de la célula, tales como de aminoácidos al ribo-
distintos órganos y estructuras de
proteínas y moléculas de RNA. Los soma para formar pro-
la célula: membrana, protoplasma,
segmentos de DNA que contienen teínas y también para
núcleo, nucleolo, ribosoma, vesícu-
esta información genética se llaman trasladar la transcrip-
las de secreción, aparato de golgi,
“genes”. ción al interior de las
mitocondria, lisosoma, centriolo,
proteínas.
cloroplasto, ecétera.
En la segunda parte del ciclo, la sustancia protéica produce los elementos de su regeneración, las
sustancias de la información y control, la plantilla para la traslación de genes, la sustancia encarga-
da de llevar las señales entre las sustancias celulares, la clorofila y las diversas sustancias que inte-
gran los distintos órganos y estructuras de la célula; de esta manera queda todo el sistema en
posibilidad de continuar el proceso de elaboración de la sustancia protéica.

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PROCESO DE TRANSITO DE LA MATERIA INORGANICA A LA
MATERIA ORGANICA

Cuadro No. 1

MEDIO GENERAL PRIMITIVO

Cuadro No. 1
MEDIO GENERAL PRIMITIVO

SUSTANCIAS A, B, C, D, E, F, G........

Cuadro No. 2

MEDIO GENERAL PRIMITIVO

S P Se transfor - SUSTANCIA W
U R SUSTANCIA A man , mediante
S I reacciones quí-
T M micas, funda -
A I mentalmente SUSTANCIA X
N G SUSTANCIA B
reacciones re -
C E dox, primero
I N casualmente y
A I SUSTANCIA Y
Otras luego con
S A regularidad, en
sustancias
S

12
Cuadro No. 3

MEDIO GENERAL Sintetizan, mediante reac-


PRIMITIVO ciones químicas, funda-
P
mentalmente reacciones
S SUSTANCIA A SUSTANCIA W redox, primero casual-
R
U mente y luego con
I
S regularidad, la
M
T
I
A SUSTANCIA B SUSTANCIA X SUSTANCIA Z1
G
N
E
C
N
I
I
A Otras SUSTANCIA Y
A
S sustancias
S

Cuadro No. 4

MEDIO GENERAL PRIMITIVO


MEMBRANA
MEDIO PARTICULAR
P (Sustancias A,
S SUSTANCIA A SUSTANCIA W B y otras).
R
U
I
S
M
T
I
A SUSTANCIA B SUSTANCIA X SUSTANCIA Z2
G
N
E
C
N
I
I
A Otras SUSTANCIA Y
A
S sustancias
S

La sustancia Z produce una membrana que aísla las sustancias W, X, Y y Z y el medio


particular en que se encuentran (una porción del medio general), del medio general. El
contenido de todo el proceso es la realización de una serie de reacciones químicas que
desembocan en la síntesis de la sustancia Z.

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Cuadro No. 5
MEDIO GENERAL PRIMITIVO

MEMBRANA
MEDIO PARTICULAR
P
S SUSTANCIA A SUSTANCIA W
R
U
S
I MEDIO PARTICULAR
M MEDIO
T PARTI-
I
A SUSTANCIA B CULAR SUSTANCIA X SUSTANCIA Z3
G
N (Sustan-
E
C cias A, B
N
I
I
y otras). MEDIO PARTICULAR
A Otras SUSTANCIA Y
A
S sustancias
S
MEDIO PARTICULAR
La producción de la membrana por la sustancia Z tiene como finalidad garantizar la independencia del proceso de su
síntesis respecto del medio general y evitar, por tanto, la alteración del mismo por elementos externos. Las sustancias
A, B y otras del medio particular circunscrito por la membrana producida por la sustancia Z sintetizan las sustancias W,
X e Y, las que a su vez harán lo mismo con la sustancia Z. Al agotarse las sustancias del medio particular se terminan
las reacciones químicas, se desintegra la unidad molecular y todas las sustancias en ella contenidas vuelven al medio
general y en él se disuelven. La producción de la membrana por la sustancia Z tiene como finalidad garantizar su
propia subsistencia.

Cuadro No. 6 MEMBRANA


MEDIO PARTICULAR
P
R A SUSTANCIA W
S
U I
MEDIO MEDIO PARTICULAR
S M PARTI-
T I CULAR
G B SUSTANCIA X SUSTANCIA Z4
A (Sustan-
N E cias A, B
C N y otras). MEDIO PARTICULAR
I I
Otras SUSTANCIA Y
A A
S S
MEDIO PARTICULAR

La membrana producida por la sustancia Z desarrolla la capacidad de absorber las sustancias específicas del medio
general y la de expeler los desechos de los procesos químicos. Se inicia la formación de un medio particular
específico, distinto e independiente del medio general. Se establece una unidad cuyo ser consiste en absorber las
sustancias primigenias, sintetizar las sustancias W, X e Y, las que a su vez sintetizan la sustancia Z y expulsar los
desechos de estos procesos al medio general. Esta unidad tiene un término y deja de ser; se desintegra y todas las
sustancias en ella contenidas vuelven al medio general y en él se disuelven. La sustancia Z, desplegando las
propiedades que le son inherentes como la forma más alta de existencia de la materia, produce una membrana que
circunscribe un medio particular en el que se contienen las sustancias primigenias, que se repone constantemente,
garantizando así su subsistencia y renovación constante.

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Al final, tenemos una unidad molecular cuyo contenido es la producción sistemática,


constante y en cantidades crecientes de la sustancia Z, la cual es la especie química que tiene
concentradas en ella las propiedades más altas que la materia ha adquirido en su evolución;
para alcanzar esto, la sustancia Z ha desarrollado una serie de procesos químicos, estructuras
y órganos que permiten la absorción de determinadas sustancias del medio general, su
transformación final en la misma sustancia Z y la integración con ésta de las estructuras y
órganos específicos para reanudar el proceso de su producción y convertirlo en continuo. Así,
produce, entre otras cosas, una membrana, un núcleo que contiene una sustancia que
almacena la información de todos los procesos químicos y que los controla y otra sustancia que
asimila energía de una fuente exterior para acelerar las reacciones químicas internas. De la
misma manera, desarrolla un proceso por el cual se duplica la sustancia que contiene la
información y los códigos para el control de los procesos químicos y con base en esa
duplicación se produce una nueva unidad molecular con las mismas características y la misma
disposición funcional que la unidad primitiva; la unidad molecular se reproduce.
Este proceso de asimilación, integración y desasimilación de materia y de reproducción
de la unidad molecular que lo realiza y que tiene como resultado la producción de una
sustancia específica, la sustancia Z, es lo que se llama el proceso vital, la vida.
La unidad molecular que tiene esta estructura y realiza tales funciones es la célula.
La materia que integra esta unidad molecular es materia viva, materia orgánica.
Es evidente que al final de todo el proceso de tránsito de la materia inorgánica a la
materia orgánica lo que resulta no es la misma sustancia Z que surgió de las primitivas
combinaciones de W, X e Y, sino Zn, una sustancia super enriquecida con un cúmulo de
capacidades y funciones químicas, orientadas todas a la producción de sí misma a partir de las
sustancias primigenias del medio exterior.
Las capacidades que ha adquirido la materia inorgánica en esta fase de su evolución de
formar unidades moleculares individuales con una composición determinada de sustancias
químicas que se dan una estructura específica (citoplasma, núcleo, nucléolo, membrana,
etcétera), de integrar a su estructura esas sustancias mediante un proceso de asimilación y
desasimilación, de crecer y desarrollarse por medio de este proceso y de producir réplicas de sí
mismos, la convierten, en estas unidades, en materia orgánica, y a la actividad que desarrollan,
en actividad vital. La materia ha pasado a la fase de existencia celular.
Vida es la modalidad de existencia de los cuerpos albuminoides y esta modalidad de existencia
consiste, sustancialmente, en el proceso de autorrenovación constante de los elementos químicos
integrantes de esos cuerpos.
Cuando decimos cuerpos albuminoides, empleamos este término en el sentido de la química
moderna, que engloba bajo el mismo todos los cuerpos de composición análoga a la albúmina
normal y que suelen llamarse también sustancias proteicos…
Donde quiera que nos encontremos con una manifestación de vida, ésta va unida a un cuerpo
albuminoide, y viceversa, donde quiera que nos encontremos con un cuerpo albuminoide que no
atraviese por un proceso de descomposición, unida a él irá siempre y necesariamente una
manifestación de vida. No cabe duda que es indispensable la presencia de otras combinaciones
químicas en un cuerpo vivo para provocar en aquella manifestación de vida una especial
diferenciación; pero para la vida simple y escueta no hacen la menor falta, a menos que entren en
forma de nutrición y se conviertan en albúmina. Los seres vivientes más inferiores que conocemos
no son, en efecto, otra cosa que simples moléculas de albúmina y presentan ya todos los
fenómenos esenciales de la vida.
Pero ¿en qué consisten realmente estos fenómenos vitales que se dan por igual en todo ser vivo?
Consisten, ante todo, en que el cuerpo albuminoide absorbe y se asimila otras materias
adecuadas de su medio, mientras que otras partes más viejas del cuerpo se descomponen y
eliminan. Otros cuerpos no vivientes se transforman, descomponen o combinan también en el
transcurso de los procesos naturales; pero al hacerlo, dejan de ser lo que eran. Una roca
desmoronada por el aire, no es ya tal roca; un metal oxidado se convierte en herrumbre. Pero lo

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que en los cuerpos muertos es causa de extinción, es en la albúmina la condición fundamental de
existencia. A partir del momento en que esta transformación ininterrumpida de los elementos
integrantes del cuerpo albuminoide, este intercambio permanente de asimilación y desasimilación
cesa, a partir de este preciso momento el cuerpo albuminoide se extingue, se descompone, es
decir, muere. La vida, la modalidad de existencia del cuerpo albuminoide, consiste, pues, ante
todo, en ser al mismo tiempo el que es y otro; pero no por obra de un proceso al que se lo someta
desde afuera como puede también ocurrir con los cuerpos muertos. Por el contrario, la vida, el
intercambio de materias que se desarrolla por asimilación y desasimilación, es un proceso
automático, inherente, innato a su portador, a la albúmina, y sin el que la vida no podría existir.
De donde se deduce que si la química consiguieses algún día producir artificialmente albúmina,
ésta tendría necesariamente que revelar fenómenos de vida, por débiles que fuesen. Claro está
que es problemático que la química pudiese crear al mismo tiempo la sustancia adecuada para
alimentar la albúmina.
Del intercambio de materias realizado por la asimilación y desasimilación como función esencial
de la albúmina, y de la plasticidad a ella inherente, se derivan todos los demás factores,
sencillísimos, de la vida: la excitabilidad, que lleva ya encerrado el proceso de acciones y
reacciones recíprocas entre la albúmina y su alimentación; la contractilidad, que se revela ya, en
un grado más inferior, en la absorción de alimentos; la facultad de crecimiento, que en su grado
más inferior entraña la procreación mediante el fraccionamiento; el movimiento interior, sin el
cual no sería posible la absorción ni la asimilación de los alimentos.” 1

La masa gaseosa que se separó con rapidez del sol, debido a una catástrofe cósmica, proporcionó
el material del cual se formó nuestro planeta.
El carbono, en unión con otros elementos de la atmósfera solar, pasó a la masa gaseosa que
estaba destinada a formar nuestra Tierra. El carbono se distingue entre todos los elementos
químicos por su capacidad excepcional para formar asociaciones atómicas, y se encuentra
invariablemente en todos los organismos vivos. Incluso a temperaturas análogas a las que hoy
dominan en la superficie del sol, sus átomos se unen en pares, y por el ulterior enfriamiento
tienden a formar moléculas con gran número de átomos (tipo Cn). Por tanto, en el proceso de la
formación de nuestro planeta desde la masa incandescente primitiva de gas, pesadas nubes de
carbono deben haberse condensado con celeridad en gotas o incluso en partículas sólidas,
ingresando en el núcleo primitivo de la Tierra, con aspecto de una lluvia o nieve carbónica.
Entonces, el carbono se puso en contacto inmediato con los elementos de los metales pesados
formadores del núcleo, principalmente con el hierro, que es un componente esencial del núcleo
central de nuestro planeta.
Mezclado con los metales pesados, el carbono fue interviniendo en las reacciones químicas a
medida que la Tierra se enfriaba, produciéndose carburos, que son los compuestos de carbono
más estables a temperaturas elevadas. La corteza de rocas ígneas primarias que se formó luego se
interpuso entre los carburos y la atmósfera de la Tierra. La atmósfera de aquellos tiempos difería
de la actual en que no contenía oxígeno ni nitrógeno, estando, en cambio, llena de vapor acuoso
supercalentado. La corteza situada entre los carburos y la atmósfera fue perdiendo resistencia
ante los embates de las gigantescas olas de la masa fundida interior causadas por las fuerzas
atractivas del sol y de la luna. La delgada capa de rocas ígneas debió romperse durante estas
oleadas y, a través de las grietas formadas, la masa líquida fundida irrumpiría desde la
profundidad, extendiéndose sobre la superficie de la Tierra. El vapor acuoso supercalentado de la
atmósfera, al ponerse en contacto con los carburos, reaccionaría químicamente, dando lugar a la
materia orgánica más sencilla: los hidrocarburos, los cuales a su vez originarían una gran
variedad de derivados (alcoholes, aldehídos, cetonas, ácidos orgánicos, etcétera), como
consecuencia de la oxidación por el oxígeno del agua. Al mismo tiempo, estos hidrocarburos
reaccionarían también con el amoníaco, que apareció en este período sobre la superficie de la
Tierra. Así se producirían las aminas, las amidas y otros derivados nitrogenados.
Mientras tanto, nuestro planeta se enfriaba lo suficiente para permitir la condensación del vapor
acuoso y la formación de la primera envoltura de agua caliente alrededor de la Tierra; agua que ya
contenía, en solución, sustancias orgánicas, cuyas moléculas estaban construidas por carbono,
hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Estas sustancias orgánicas estarían dotadas de una enorme
potencialidad química y formarían parte de numerosas reacciones químicas, no sólo entre sí, sino
también con los elementos del agua. Como consecuencia de esas. complejas reacciones se

1
Engels, Federico, Anti Düring, La subversión de la ciencia por el señor Eugen Düring, en “Marx Engels
Obras Escogidas” Editorial Ciencias del Hombre, Buenos Aires, Argentina, 1973, Tomo VI, pp. 69-70

27
producirían compuestos orgánicos de complicada molécula, análogos a los que hoy día
constituyen el organismo de animales y vegetales. Las proteínas, tan importantes desde el punto
de vista biológico, han debido originarse así mediante dicho proceso.
Al principio esas sustancias estarían presentes en el agua de los lagos y mares en forma de
sistemas coloidales. Sus moléculas se hallarían dispersas y distribuidas de modo uniforme en el
vehículo, inseparables por completo del medio dispersante. Entonces, al mezclarse las soluciones
coloidales de diversas sustancias, se originarían formaciones especiales, los llamados coacervados
o geles coloidales semilíquidos. Durante este proceso las sustancias orgánicas se concentrarían
en sistemas especialmente definidos y separados del disolvente mediante una membrana más o
menos marcada. Dentro de esos coacervados o geles, las partículas coloidales asumirían
posiciones determinadas unas respecto de otras: es decir, comenzaría a aparecer en los
coacervados una cierta estructura elemental. Cada gotilla coacervada adquiriría cierto grado de
individualidad, y su ulterior destino quedaría determinado no sólo por las condiciones del medio
externo, sino también por su propia estructura físico-química interna específica. Esta estructura
interna de la gotilla determinaría su capacidad para alimentarse con mayor o menor rapidez, e
incorporarse sustancias orgánicas disueltas en el agua circundante. Dicho fenómeno tendría por
consecuencia el aumento de volumen de la gotilla, es decir, la adquisición del poder del
crecimiento. La rapidez de este crecimiento dependería de la estructura físico-química interna de
cada sistema coloidal y sería tanto mayor cuanto más adaptado estuviese el sistema para
absorber y para transformar químicamente las moléculas absorbidas.
Surgió así una situación particular que puede considerarse como una competencia en el
crecimiento de los geles coacervados. Sin embargo, la estructura físico-química de los geles
durante el crecimiento no permanecería inalterada, sino que tendería a cambiar constantemente
debido a la adición de nuevas sustancias, a la interacción química, etcétera. Estas
transformaciones podrían dar lugar a perfeccionamientos de la organización o, por el contrario, a
la desintegración y pérdida de su estructura; en otras palabras, podrían producir la
autodestrucción y disolución de las gotillas coacervadas. Para la continuación de la existencia y
del desarrollo sólo tendrían importancia los cambios de la estructura coloidal que hicieran posible
al gel absorber sustancias disueltas más rápidamente, facilitando su crecimiento, esto es,
provocando las modificaciones de tipo progresivo. Se produciría así un proceso particular de
selección en virtud del cual se originarían sistemas coloidales con una organización físico-química
muy desarrollada, o sea, los organismos primarios más sencillos.” 2

El reino vegetal y el reino animal.


Los organismos unicelulares se reproducen en gran escala en el caldo de cultivo del
medio exterior. Se origina una división entre ellos: unos obtienen las sustancias inorgánicas
del medio exterior y las transforman en sustancia orgánica y otros adquieren la capacidad de
asimilar los primeros, por lo que integran a su ser la sustancia orgánica ya producida. Esta
división es la base de la diferenciación entre el reino vegetal y el reino animal. Los organismos
unicelulares tienen en su interior a su otro como su esencia. Esta surge a la existencia.
Tránsito a la organización pluricelular.
Las células individuales se unen para formar organismos que son primero una colonia y
después constituyen estructuras diferenciadas con células especializadas en distintas
funciones. Estos organismos pluricelulares reproducen en una escala mayor las mismas
funciones que realizaban las células individuales, es decir, obtienen del medio exterior las
sustancias necesarias, las transforman y las integran a su ser para su conservación,
crecimiento y desarrollo, al tiempo que desechan los residuos de este proceso.
Las células diferenciadas forman órganos que realizan una función determinada del
proceso arriba señalado.
Los individuos son ahora seres pluricelulares con órganos diferenciados que funcionan
coordinadamente para la realización total del proceso vital, son plantas y animales.
La evolución de los reinos vegetal y animal.
2
Oparin, Alexandr Ivánovich, El origen de la vida, Traducción de Manuel Dávila, Estudio preliminar de
Horacio García Fernández,, Editorial Océano de México, S. A. de C. V., México, D. F., 2004, pp. 153-156

28
Las plantas, en interacción con los animales, prosiguen con el desarrollo de su
capacidad fundamental de producir materia orgánica a partir de la materia inorgánica. Su
evolución es en el sentido de perfeccionar los procesos mediante las cuales realiza sus
funciones y en el de ampliar incesantemente la variedad de sustancias que asimilan del medio
exterior y las distintas y más complejas sustancias que producen para integrar su ser.
El punto más alto de este desenvolvimiento lo encontramos en la etapa que precede
inmediatamente a la aparición de la especie humana sobre la faz de la tierra.
Los animales evolucionan y adquieren órganos y sistemas cada vez más complejos para
tomar las materias del mundo exterior e incorporarlas a su organismo. En un proceso que se
extiende a lo largo de millones y millones de años, desarrollan órganos y funciones útiles para
la percepción del mundo exterior, tales como el oído, la vista, el tacto, el olfato y el gusto;
igualmente, los sistemas y los órganos correspondientes para tomar las sustancia del mundo
exterior, llevarlas al interior del organismo, digerirlas (ponerlas en estado de ser integradas a
su constitución orgánica), asimilar esas sustancias transformadas (es decir, integrarlas al
organismo) y eliminar los desechos de estos procesos; es así como forman un sistema prensil
(garras, fauces), un aparato digestivo, un aparato excretor, un sistema respiratorio que tiene
como órgano fundamental los pulmones y un sistema circulatorio formado por las venas, las
arterias y el corazón; también, los animales desarrollan un sistema óseo y muscular que les
permite desplazarse libremente por el medio exterior, con lo que amplían
inconmensurablemente su campo de acción para obtener los elementos necesarios para vivir;
además, se proveen de un aparato reproductor altamente perfeccionado.
Enumerado en último término, pero de importancia primordial, los animales adquieren
un sistema nervioso, formado por los nervios, la médula espinal, el bulbo raquídeo, el cerebelo
y el cerebro, que es el encargado de coordinar todas las complejas funciones de sus
perfeccionados órganos.
Los animales se reúnen en diversas formas de asociación, con una clara tendencia, en
las especies superiores, a la colectivización de muchas actividades, como la caza, la defensa,
etcétera.
Las especies animales se escinden en dos grupos fundamentales: (1) aquellas que se
especializan en alimentarse de vegetales y que son los que realizan la primera asimilación de la
materia orgánica directamente de sus productores y (2) los que se alimentan de los miembros
del primer grupo y que, por tanto, toman la materia orgánica ya en un grado de elaboración
más alto, dotada de un gran valor proteínico.
En el punto superior del desenvolvimiento de las especies vegetales y animales, nos
encontramos con un sistema, integrado por partes interactuantes, producido por la misma
materia inorgánica en su proceso evolutivo, el cual tiene como eje central un enorme
organismo, de cobertura global, cuyo movimiento consiste en la absorción de cantidades
ingentes de materia inorgánica y de energía provenientes de múltiples fuentes, su
transformación e incorporación a dicho organismo y la expulsión al medio general de los
desechos de este proceso; de esta suerte, su ser se conserva como tal y se desarrolla
ascendentemente. Este organismo tiene su negación en sí mismo y su evolución consiste en
hacer aparecer su esencia en la existencia.
El mecanismo de la evolución de las especies que hasta aquí hemos esbozado es el que
describe Darwin en el Capítulo II de la parte primera del tomo I de su obra “El origen de las
especies por la selección natural”. Si se parte de un punto determinado del desarrollo de las
especies, en la descendencia de las mismas se presenta una enorme cantidad de variedades
individuales, de las cuales, por medio de la selección natural, algunas de ellas se conservan y
son transmitidas a las generaciones posteriores; en estas nuevas generaciones, la diferencia
individual es reforzada, desarrollada y transferida a las generaciones que siguen, y así
sucesivamente, hasta que se constituye una variedad proveniente de la especie madre; en la
nueva generación de la variedad se acentúa la variación originaria, la cual tiene un desarrollo

29
hasta el punto en que se constituye un organismo distinto por completo de los que forman la
especie madre de la cual procede. Esta nueva especie sigue el mismo proceso señalado.
Este mismo fenómeno se encuentra en el origen mismo de la vida: las condiciones físico-
químicas del planeta provocaban una enorme variedad de reacciones químicas, de las cuales
algunas se consolidaron hasta formar las primeras agrupaciones de materia orgánica y los
primeros organismos unicelulares; luego, las variaciones entre estos organismos dieron lugar a
variedades cada vez más complejas hasta llegar a formar las primeras especies de plantas y
animales unicelulares, posteriormente especies de organismos pluricelulares, y así
sucesivamente. De esta suerte, las especies que existen en la actualidad son el resultado del
desarrollo de especies que existieron en tiempos inmemoriales.
TRANSFORMACION DE LA MATERIA ORGANICA EN MATERIA
PENSANTE
La fase superior de la evolución de las especies. El surgimiento de la especie
humana.
De las especies animales superiores se destaca una que, al reunir en sí todos los
progresos de la evolución previa (véase parágrafo anterior), da un salto adelante en sus
características específicas.
En los primeros tiempos de su evolución era una especie frugívora, es decir, que obtenía
su principal alimento directamente del reino vegetal; en ella habían llegado al punto más alto de
su desarrollo las especies animales que integraban la materia orgánica constitutiva suya
mediante la asimilación de la materia orgánica que les proporcionaban las plantas; de ellas
obtenían los glúcidos y los lípidos, de los que, una vez descompuestos en su sistema digestivo,
producían sustancias proteínicas que eran absorbidas por su organismo.
En un avance cualitativo en su desarrollo, esta especie se convierte en omnívora e incluye
en su dieta la carne; de esta manera, adquiere la capacidad de descomponer las sustancias
proteínicas que le proporcionan los animales de las especies inferiores y convertirlas en proteína
de una calidad superior, que enriquece la albúmina de todas las células del organismo y las hace
aptas para las nuevas funciones que se han gestado y que son ya las características de la
especie humana. En particular, propicia el crecimiento y perfeccionamiento del sistema nervioso,
principalmente del cerebro.
Pero, en realidad, todo lo anterior no entra aún en la categoría trabajo. El trabajo comienza con la
elaboración de herramientas. ¿Y cuáles son las primeras herramientas que se conocen, juzgando
a base de los vestigios del hombre prehistórico que se han encontrado y teniendo en cuenta tanto
el régimen de vida de los pueblos históricos más remotos como el de los salvajes más rezagados
de nuestros propios días?. Son las herramientas empleadas en la caza y en la pesca, las primeras
de las cuales representan, además, armas. Pues bien, la caza y la pesca presuponen ya el paso de
la alimentación puramente vegetal a un régimen alimenticio en el que entra ya la carne, lo que
constituye, a su vez, un paso muy importante hacia la aparición del hombre. Este tipo de
alimentación suministraba ya en forma casi completa las materias más esenciales que el
organismo necesita para su metabolismo; abreviaba, con la digestión, el lapso de tiempo de los
demás procesos vegetativos del cuerpo correspondientes a la vida vegetal, con lo que ganaba
tiempo y sustancia y experimentaba mayor goce en las manifestaciones de la vida puramente
animal. A medida que el hombre en formación iba alejándose de la planta se remontaba también
más y más sobre el animal. Así como la habituación al alimento vegetal combinado con la carne
convierte a los gatos y perros salvajes en servidores del hombre, la adaptación al régimen
alimenticio a base de carne, combinado con la alimentación vegetal, contribuyó esencialmente a
elevar la fuerza física y la independencia del futuro hombre. Pero en lo que más influyó el régimen
carnívoro fue en el desarrollo del cerebro, que ahora contaba con las sustancias nutricias
necesarias en abundancia, mucho mayor que antes, razón por la cual pudo desarrollarse, a partir
de ahora, mucho más rápidamente y de un modo más perfecto, de generación en generación...
El empleo de la carne para la alimentación trajo consigo dos nuevos progresos de una
importancia decisiva: la utilización del fuego y la domesticación de los animales. La primera
acortó todavía más el proceso de la digestión, al ingerirse los alimentos ya digeridos a medios por

30
decirlo así; la segunda hizo más rica la alimentación carnívora, al proporcionar, además de la
caza, una nueva fuente de suministro más regular, suministrando además, con la leche y los
productos derivados de ella, un nuevo medio alimenticio de valor igual al de la carne, por lo
menos, en cuanto a su combinación de sustancias. Uno y otro paso fueron, por tanto,
directamente, nuevos medios de emancipación para el hombre...” 3

Dotados ya los integrantes de esta especie superior de capacidades, facultades, órganos,


sistemas y estructuras complejos y perfeccionados, empiezan a captar, en su relación con el
mundo exterior, la generalidad de los objetos, las regularidades de la naturaleza sobre la que
actúan, a conservar todo esto en su sistema nervioso como reflejo de la realidad exterior, a
utilizar esas imágenes como guía para la acción práctica, a emplear una parte específica de su
cuerpo como instrumento fundamental para la obtención de sus alimentos y otros materiales
necesarios para su subsistencia y a articular los sonidos provenientes de su garganta para
designar los objetos exteriores. En este proceso consolidan su organización colectiva hasta
extenderla a todas sus actividades.
En el punto más alto de esta evolución, encontramos a la especie humana con su
conformación biológica completa.
Ha adquirido la posición erguida y sus extremidades superiores se convierten en los
principales instrumentos para su actividad práctica.
El cerebro ha perfeccionado sus funciones hasta llegar al punto en que produce
conceptos de la realidad exterior. Ha surgido el pensamiento.
La articulación de sonidos vocales es ahora la expresión de un concepto. Se ha
desarrollado el lenguaje, la forma material del pensamiento.
La actividad práctica es la acción sobre el mundo exterior mediada por la
conceptualización del mismo. El pensamiento es un instrumento para la acción del hombre
sobre la naturaleza.
Ha surgido el trabajo.
Mediante la colectivización, todas las capacidades individuales adquieren una
naturaleza social.
Las capacidades individuales son directamente colectivas: su corporeidad, su actividad
práctica, su pensamiento, su lenguaje, etcétera.
Se forma una conciencia social que comprende un cúmulo de conocimientos sobre los
objetos y las regularidades de la naturaleza.
Las primeras formas de la actividad práctica humana son la caza, la pesca y la
recolección.
De ahí se eleva hacia las formas más altas de la ganadería, la agricultura y los oficios.
La esencia natural de la especie humana es el trabajo que despliega dentro de una
forma de organización colectiva, la comunidad primitiva. (Ver, para una exposición completa de
lo que conforme al marxismo es la “esencia natural de la especie humana”: Robledo Esparza,
Gabriel, Capitalismo moderno y revolución, tomo I, Biblioteca marxista, Sísifo ediciones, CESC,
México, 2007, Segunda parte, Capítulo III)

3
Engels, Federico, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, en Federico
Engels, “Dialéctica de la Naturaleza”, Editorial Grijalbo, S. A., traducción directa del alemán de
Wenceslao Roces, México, 1982, pp. 147-148

31
Partiendo de masas nebulosas incandescentes y que giran en torbellino –las leyes de cuyo
movimiento tal vez se descubran ahora, una vez que las observaciones acumuladas a lo largo de
varios siglos nos suministren claridad acerca del movimiento propio de los astros- se formaron
por condensación y enfriamiento los innumerables soles y sistemas solares de nuestra isla
cósmica, enmarcados por los anillos más lejanos de estrellas de la Vía Láctea. Todo parece indicar
que esta evolución no se operó en todas partes con la misma rapidez. La existencia de cuerpos
oscuros, no puramente planetarios, es decir, de soles apagados dentro de nuestro sistema solar,
va imponiéndose cada vez más en la astronomía (Mädler); y, de otra parte, de nuestro sistema
sideral forman parte integrante (según Secchi) manchas nebulosas gaseiformes, que representan
una serie de soles aún no plasmados, sin que esté excluida la posibilidad de que otras nebulosas,
según sostiene Mädler, sean otras tantas remotas islas cósmicas independientes, cuyo grado
relativo de desarrollo habrá de revelar el espectroscopio.
Laplace ha demostrado, de un modo no superado hasta ahora, cómo de una masa nebulosa ha
llegado a desarrollarse un sistema solar; después de él, la ciencia no ha hecho más que confirmar
sus conclusiones.
En los distintos cuerpos así formados –soles, planetas y satélites- rige en un principio la forma de
movimiento de la materia a que damos el nombre de calor. Con una temperatura como la que
todavía hoy tiene el sol no puede hablarse de la posibilidad de combinaciones químicas entre los
elementos; hasta qué punto el calor se trueque, aquí, en electricidad o en magnetismo lo dirán las
sistemáticas observaciones solares; lo que ya desde ahora puede asegurarse es que los
movimientos mecánicos efectuados en el sol brotan exclusivamente del conflicto entre el calor y la
gravedad.
Los distintos cuerpos se enfrían más rápidamente cuanto más pequeños son. Los primeros en
enfriarse son los satélites, los asteroides y los meteoros, y así, vemos que nuestra luna hace ya
mucho tiempo que está extinguida. Más lentamente se enfrían los planetas, y el enfriamiento más
lento de todos es el del cuerpo central.
Con el progresivo enfriamiento, va pasando cada vez más a primer plano la acción mutua de las
formas físicas de movimiento que se truecan las unas en las otras, hasta llegar, por fin, a un
punto a partir del cual comienza a abrirse paso la afinidad química y en el que los elementos
químicos hasta ahora indiferentes van diferenciándose químicamente unos tras otros, adquieren
propiedades químicas y se combinan entre sí. Estas combinaciones varían constantemente con el
descenso de la temperatura, que influye de distinto modo no sólo en cada elemento, sino en cada
combinación determinada de elementos, con la transición, al enfriarse, de una parte de la materia
gaseiforme al estado líquido, primero, y luego al estado sólido, y con las nuevas condiciones así
creadas.
El período durante el cual el planeta se halla cubierto en su superficie por una corteza sólida y
por acumulaciones de agua coincide con aquel en que su calor propio va cediendo cada vez más
al calor que sobre él irradia el cuerpo central. Su atmósfera pasa a ser escenario de fenómenos
meteorológicos, en el sentido que hoy damos a esta palabra y su superficie se convierte en
palestra de cambios geológicos entre los que las estratificaciones provocadas por precipitaciones
atmosféricas van predominando cada vez más sobre los resultados exteriores del núcleo interior
fluido y candente, que va debilitándose poco a poco.
Cuando, por último, la temperatura se equilibra hasta el punto de que, por lo menos en una parte
considerable de la superficie, no rebasa ya los límites en que puede vivir la albúmina, se forma,
siempre y cuando que se den las demás premisas químicas favorables, el protoplasma vivo. aún
no sabemos cuáles son estas condiciones previas, lo que no debe sorprendernos, ya que ni
conocemos, hasta ahora, la fórmula química de la albúmina, ni siquiera sabemos cuántos
cuerpos albuminoides de diferente composición química existen, y sólo hace aproximadamente
diez años que nos es conocido el hecho de que todas las funciones esenciales de la vida, la
digestión, las secreciones, el movimiento, la contracción, la reacción a los estímulos y la
procreación, se deben precisamente a la albúmina carente de estructura.
Hubieron de pasar probablemente miles de años antes de que se presentaran las condiciones en
que, dándose el siguiente paso de avance, pudo esta albúmina informe crear la primera célula,
mediante la formación del núcleo y la membrana. Pero al aparecer la primera célula, se sentó, al
mismo tiempo, la base para la formación de todo el mundo orgánico; primeramente, se
desarrollaron, según podemos conjeturar a base de toda la analogía del archivo paleontológico,
innumerables especies de protistas acelulares y celulares, de las que sólo ha llegado a nosotros el
Eozoon Canadense, partiendo de las cuales algunas se diferenciaron gradualmente para formar
las primeras plantas y otras para dar vida a los primeros animales. Y, partiendo de los animales
primarios, se desarrollaron, principalmente por un proceso de ulterior diferenciación, las
innumerables clases, órdenes, familias, géneros y especies animales y, por último, la forma en

32
que el sistema nervioso alcanza su grado más alto de desarrollo, la de los animales vertebrados y,
entre éstos, finalmente, el animal vertebrado en el que la naturaleza cobra conciencia de sí
misma: el hombre”4

Desarrollo histórico del trabajo y de sus condiciones de existencia.


Las características esenciales de la naturaleza humana se consolidaron dentro de la
comunidad primitiva.
En ella cada individuo actúa como órgano de una entidad superior, la colectividad; su
fuerza de trabajo está subsumida en una fuerza de trabajo colectiva; la producción y
reproducción de su vida son funciones sociales.
La esencia natural de la especie humana se forjó a través de la organización colectiva de
la sociedad; es por eso que la vida colectiva constituye también una característica
imprescindible de la esencia natural del hombre.
En todo el período señalado, la esencia natural del individuo y la de la especie se
desenvuelven y perfeccionan en un movimiento armónico de mutuo engendramiento.
La esencia natural del ser humano, el trabajo, es la forma superior en que la materia
inorgánica se transforma a sí misma en materia orgánica.
La especie humana utiliza todas las capacidades que ha adquirido y, mediante la
representación mental del mundo exterior fabrica instrumentos con los medios que la naturaleza
le brinda y hace producir a las especies inferiores (vegetales y animales) los elementos para la
integración de su organismo, es decir, hace producir a las plantas diversas sustancias y la
materia orgánica que después asimila directamente o las proporciona a los animales herbívoros
que ella misma reproduce, quienes la transforman y le dan un valor proteínico más alto, y de
ellos las toma para constituir y reconstituir su propio ser.
LA EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE HUMANA.
La evolución ascendente de la esencia natural del individuo y de la especie llega a un
punto en el que da como resultado (en virtud del incremento de la productividad) la disolución
de la tribu en familias (gens):
-se inicia así la anulación de las condiciones colectivas de vida, elementos integrantes
de la esencia natural del ser humano;
-igualmente, comienza el desarrollo autónomo de las capacidades y de los instrumentos
individuales, desgajados éstos de su base social colectiva e incluso opuestos a ella;
-empieza, como consecuencia de lo anterior, un proceso de anulación y degeneración de
todos los elementos y condiciones de la esencia natural humana;
-la conciencia social se convierte en una sustancia con vida propia que reclama el papel
preponderante como demiurgo de la realidad; es, ahora, un elemento del proceso de anulación
y degeneración de la esencia natural humana.
La naturaleza esencial de la comunidad primitiva, primera organización social de la
especie humana, es decir, el proceso específico de asimilación de la materia exterior en la fase
más alta de la evolución de la materia inorgánica hacia la materia orgánica, es convertida en su
contrario, en un movimiento por el cual la manifestación más encumbrada de aquella
transformación, la especie humana, es llevada a una situación de anulación y degeneración de
sus características naturales, aquellas que hasta ahí le permitieron ser el vehículo para la

4
Engels, Federico, Dialéctica de la Naturaleza, Editorial Grijalbo, S. A., traducción directa del
alemán de Wenceslao Roces, México, 1982, pp.13-15

33
realización de aquel proceso característico y que en su forma desvirtuada se han convertido en
un insalvable obstáculo para el mismo.
Este movimiento remata en la constitución de una sociedad de pequeños productores,
antecedente inmediato de la sociedad capitalista.
En la sociedad capitalista las capacidades e instrumentos individuales, producto de
toda la época anterior, se incorporan a la máquina; se multiplican y profundizan las fuerzas
naturales que forman el campo de acción de la fuerza de trabajo (Ver “El Capital”, t. I, Capítulo
XIII, Maquinaria y gran industria).
La esencia natural del ser humano en la sociedad capitalista.
Al iniciarse el proceso de disolución de la esencia natural del ser humano se sientan las
premisas para el desarrollo autónomo de los individuos, la atrofia o hipertrofia, de acuerdo con
el desarrollo individual, de las capacidades físicas y mentales del ser humano individual, la
adscripción de cada una de las facultades físicas y mentales a individuos distintos con la
consiguiente anulación de todas las demás, la atrofia e hipertrofia de los procesos orgánicos y
fisiológicos, la descomposición de la unidad armónica entre los distintos procesos y funciones,
la degeneración de los órganos fundamentales, la descomposición de toda la estructura
orgánica del ser humano individual y, en suma, la degeneración y descomposición de la
naturaleza biológica del ser humano.
El régimen de pequeños productores dueños de sus propios medios e instrumentos de
producción constituye, tal y como lo llevamos explicado, el remate de la primera fase de un
proceso de degeneración y descomposición de la esencia natural humana que tiene su
culminación en la sociedad capitalista; es, por tanto, un régimen antinatural y no-humano.
En él se lleva hasta sus últimas consecuencias el desarrollo de las capacidades
individuales y, por tanto, de los instrumentos individuales. Por ello se produce ahí el proceso
que hemos expuesto de degeneración y descomposición de la naturaleza biológica del hombre.
A partir de la pequeña producción de mercancías se engendra el régimen de producción
capitalista.
Los métodos de producción de plusvalía relativa son el medio por el cual se realiza la
supeditación real del obrero al capital. La supeditación real del obrero se lleva a cabo por el
paso de sus capacidades físicas y mentales individuales (altamente perfeccionadas en la etapa
anterior) de su corporeidad física hacia el capital. El método superior de producción de
plusvalía relativa es la producción maquinizada; en la máquina se concentran todas las
capacidades físicas y mentales que le han sido sustraídas al obrero. Los elementos de su
antigua esencia se han materializado en la máquina; la industria es la suma total de los
elementos de la esencia natural de la especie humana, por ahora ajenos a ella.
A través de la maquinización de la producción se consuman el proceso de anulación de
la naturaleza biológica del ser humano, integrante de su esencia natural:
-las capacidades físicas y mentales, que sufrieron un proceso de degeneración durante
todo el período de la propiedad privada anterior al capitalismo, pasan del obrero a la máquina,
mientras que en el individuo subsiste una capacidad abstracta, sin contenido, que se reduce a
cuidar, alimentar, etcétera, a la máquina que ahora reúne todas aquellas capacidades
concretas. Se arruinan definitivamente, en el individuo, todas las capacidades físicas y
mentales antiguas integrantes de la esencia natural-humana;
-los procesos orgánicos fisiológicos, que se encuentran ya en una fase adelantada de su
degeneración, son privados también de contenido y se orientan hacia el servicio de la máquina,
por lo que están sujetos al funcionamiento de la misma y convertidos en sus apéndices; con
esto se da cima al proceso de desintegración de la primitiva unidad de los mecanismos
biológicos del trabajador y se provoca la anulación de unos y la exaltación desmedida de otros,

34
de acuerdo con las necesidades de la máquina correspondiente; se pierde por completo la
medida original de los procesos orgánicos;
-como consecuencia de lo anterior, se llega al punto superior en el proceso de
degeneración y descomposición de los órganos y de la estructura orgánica de los trabajadores;
La anulación de la naturaleza biológica del ser humano, llevada a sus últimas
consecuencias por el régimen de producción capitalista, significa que el elemento primordial de la
fase más alta de la transformación de la materia inorgánica en orgánica, la especie humana, ha
dejado de desempeñar el papel que en la integración del organismo total de la naturaleza le
correspondía y que ahora es un factor de desintegración del mismo.
Pero el capitalismo no sólo lleva a la ruina la naturaleza esencial de la especie humana,
sino que, en su afán de acumulación desmedida, sobreexplota a las especies animales inferiores
y a las especies vegetales, por lo que devasta el equilibrio ecológico de la naturaleza y amenaza
con la extinción de aquellas.
Lo que caracteriza el paso de la animalidad a lo humano es precisamente la erección del
hombre como especie que produce, es decir, que transforma la naturaleza conscientemente con el
fin de obtener los medios de vida necesarios; y un primer paso en esta apropiación de la
naturaleza es el sometimiento a cultivo de las plantas y animales que se encuentran en un
estado natural a su alrededor; es, en realidad, un primer acto de selección, cuyo contenido lo
determinan una serie de circunstancias más o menos fortuitas o más o menos necesarias (como
el hecho, vgr., de que algunas especies vegetales y animales hayan formado una unidad
simbiótica con los ancestros del hombre, etcétera). El resultado principal de este primer acto de
selección es la domesticación de determinadas especies vegetales y animales que así inician una
nueva vida bajo el dominio del hombre, en donde la variación y la selección actúan conforme a
las leyes descubiertas por Darwin (ver, Darwin, Charles, El origen de las especies por la
selección natural, t. I, Parte Primera, Capítulo primero).
En el régimen capitalista, la explotación de las especies vegetales y animales sujetas a
cultivo sufre un cambio sustancial. En épocas anteriores del desarrollo de la sociedad, el hombre
sólo recibía el material que la naturaleza le daba ya hecho merced a la variación y seleccionaba
las características que se acomodaban a un fin utilitario determinado para desarrollarlas y
acrecentarlas en las generaciones posteriores; en realidad, el hombre jugaba un papel
relativamente pasivo, pues debía esperar a que la naturaleza produjese tal o cual variedad para
luego apropiársela; sólo en una medida muy pequeña se provocaba la variación por medio de
cruces, injertos, etcétera; pero este ritmo lento de perfeccionamiento de las especies chocó con las
necesidades del régimen capitalista, el cual se basa, como sabemos, en una ineluctable
necesidad de aumentar la productividad hasta niveles inconmensurables; era necesario que las
especies sujetas a cultura se reprodujeran más rápidamente, que aumentaran las características
útiles para las necesidades humanas, etcétera; de ahí entonces que el capital se viera obligado a
tomar en sus manos lo que anteriormente la naturaleza realizaba a un ritmo lento y pausado: la
generación de variaciones. De esta suerte, se desarrolla toda una ciencia, la genética, dedicada
exclusivamente a investigar los medios a través de los cuales es posible aumentar el ritmo y la
cantidad de las variaciones de las especies para que haya así un material más rico para la
selección y se puedan crear, por tanto, variedades más productivas para el capital.
No se puede ocultar la verdadera revolución que el capital provoca en la evolución de las
especies sujetas a cultivo: a) en primer lugar, somete su estructura genética a un proceso de
desgaste acelerado en virtud de las innumerables manipulaciones artificiales de que es objeto
para incrementar su variabilidad a través de cruces, injertos, experimentos genéticos,
alteraciones cromosomáticas, etcétera; la capacidad natural de variación de las especies –que
normalmente comprende también las situaciones anómalas que la alteren en uno u otro sentido-,
es sobrepasada en una medida enorme por el estado febril de cambio constante a que lo somete
el capital; b) como de suyo se comprende, esto provoca una descomposición de la estructura
genética de las especies que, llevada al extremo, podría ocasionar la degeneración y extinción de
las mismas; c) las alteraciones genéticas se traducen en alteraciones químico-somáticas de las

35
especies, lo que, en el caso de los alimentos, reobra sobre la estructura químico- fisiológica del
hombre, alterándola.
El capital, también, somete a las especies de que se apropia en su estado natural
mediante la caza y la pesca a un proceso de sobreexplotación que amenaza constantemente con
su extinción.
En resumen, el capital, además de lo que directamente hace a la especie humana, agota
la tierra, contamina la naturaleza, extingue las especies en estado natural, provoca la
degeneración de las especies sujetas a cultivo y amenaza con su extinción; todo esto reobra
sobre la especie humana pues acelera el proceso de degeneración a que se encuentra sujeta
directamente por el capital.
El capital, que no sabe desarrollarse sino devastando al hombre y la naturaleza, crea
inconscientemente las premisas para que la especie humana, una vez recobrado su ser natural,
pueda producir directamente, del mundo inorgánico, los alimentos y las materias primas que
ahora obtiene de las especies sujetas a cultivo.
La actividad realizada por el obrero se materializa en trabajo abstracto que, al cobrar
vida propia, se acumula como capital que incrementa el cuerpo vivo que ahora son las antiguas
capacidades del obrero. El capital sólo vive a costa de absorber el trabajo abstracto del
trabajador; de ahí entonces que esta actividad, antinatural en esencia, engendre los elementos
y las condiciones para su mantenimiento y desarrollo como tal actividad anulatoria de la
esencia natural humana; hay una relación de generación recíproca entre ambos extremos de la
contradicción cuyo resultado es un ahondamiento de la degeneración y descomposición de la
naturaleza esencial del hombre.
El capital, en virtud del hambre insaciable de trabajo obrero que posee, absorbe
cantidades cada vez mayores de trabajo abstracto. El resultado de esto es el refuerzo
inconmensurable de la relación estudiada y una intensificación y aceleración del proceso
degenerativo que ya hemos apuntado.
El obrero asimila los objetos y las condiciones que garantizan su reproducción como ser
vivo (alimentos, salud, habitación, etcétera). Esta acción tiene como resultado la conservación
del obrero en aptitud para seguir la actividad productiva antinatural que hemos descrito; por
tanto, tal asimilación es la condición para mantener y ahondar la descomposición de la
estructura y las funciones orgánicas del individuo, es decir, la anulación de su esencia natural
humana.
En el caso de que el obrero no reciba los objetos ni las condiciones necesarias para la
reposición diaria de su naturaleza degenerada y en degeneración, habrá un desgaste mayor de
la fuerza de trabajo, lo que se traducirá en hambre, enfermedades, etcétera, fenómenos que,
además de sus efectos directos sobre la salud inmediata de los trabajadores, proporcionan un
fuerte impulso a la degeneración y descomposición del organismo humano.
Cuando, en las sociedades industriales avanzadas, el consumo masivo toma carta de
naturaleza, los órganos, funciones y procesos orgánicos de la asimilación trabajan mucho más
allá de los límites fisiológicos que les impone la naturaleza biológica esencial del hombre. Se
refuerzan la degeneración y descomposición del organismo humano.
La unión del individuo con los medios de producción a través de la colectividad y el
trabajo colectivo son elementos fundamentales de la esencia natural del hombre. El obrero está
separado de los medios de producción y de vida y de los demás trabajadores. Esta separación
es el resultado de toda una evolución histórica que se inicia en la época de la disolución de la
comunidad primitiva y remata en el régimen de producción capitalista; representa la anulación
de una condición fundamental para la reproducción y desenvolvimiento de la esencia natural
del hombre, por lo que trae consigo la conversión del trabajo en la actividad antinatural ya
estudiada y la degeneración biológica del individuo y de la especie.

36
Dada esa separación, el trabajador, para poder conservar su existencia física, es decir,
la vida antinatural a que es condenado por el capital, se ve obligado a buscar, lograr y
mantener cotidianamente, en forma individual, la reunión con los elementos que se le han
hecho ajenos, mediante la realización para el capital, en cooperación forzada con otros
trabajadores, de la actividad antinatural que es la negación del trabajo humano.
Genera, de este modo, una enorme tensión psíquico-física encaminada hacia la
obtención de los capitalistas, bajo esta base antinatural, de los elementos para la
reconstitución de su naturaleza biológica en degeneración (alimentos, salud, habitación,
etcétera). La satisfacción de las necesidades elementales no es ya una función social, colectiva.
Los capitalistas ejercen, a su vez, una presión (violencia) psíquico-física desmesurada sobre el
trabajador individual para obligarlo a realizar la actividad antinatural del trabajo enajenado en
cooperación con otros trabajadores.
Esta sobre tensión y presión psíquico-física a que se ve sometido el trabajador
individual colabora también, en virtud de que hace funcionar todos los procesos orgánicos más
allá de sus límites naturales y fuera de su destino natural, a la descomposición de la
estructura y las funciones orgánicas de los individuos y de la especie; se anula asimismo desde
este frente a la esencia natural del hombre.
El individuo es separado también de las condiciones de su reproducción biológica; la
sexualidad se convierte de una manifestación de su naturaleza humana en un poderoso medio
para su anulación. La conversión de la necesidad sexual humana al principio del placer
trastoca todos los mecanismos sexuales de la reproducción, a los cuales transforma en
vehículos de la degeneración de la esencia biológica del hombre.
Los trabajadores son determinados como individuos por el régimen de producción
capitalista; cada uno de ellos es un centro de multitud de intereses concretos cuya satisfacción
exige un impulso a la acción que choca con obstáculos internos y externos. Todo el proceso
psíquico-físico de la vida individual tiene por base una relación desnaturalizada (no colectiva)
del individuo con los demás individuos y con los medios e instrumentos de producción e
implica, por tanto, un desgaste desmedido de los órganos y procesos vitales que se traducen en
la descomposición acelerada de sus cuerpos y sus mentes. Pero, además, es opuesta a la forma
de trabajo abstracto que es inherente al régimen capitalista, por la cual el obrero se limita a
vigilar el funcionamiento de la máquina que es la que realiza el trabajo concreto de que se
trata. Por tanto, existe una absoluta contraposición entre la constitución psíquico-física
individual de que ha dotado al obrero el régimen capitalista y la forma de trabajo abstracto que
este mismo le exige, de tal manera que se requiere de una enorme violencia física y moral para
unir la individualidad concreta del obrero a la abstracción de la forma de trabajo capitalista,
las cuales se repelen drásticamente; esa contraposición lleva a los mismos resultados que ya
hemos señalado: desgaste y descomposición de los órganos y procesos orgánicos de los
trabajadores.
Esta oposición que señalamos nos muestra dos cosas: a) en el régimen capitalista se ha
alcanzado la absoluta contradicción de la propiedad privada, esto es, el obrero como el
propietario de sí mismo (individuo, persona) y la completa desindividualización y
despersonalización del trabajo capitalista; el revisionismo saca de aquí la peregrina conclusión
de que por un lado es necesario reducir al individuo a límites “normales”, “racionales” y, por el
otro, ajustar los medios e instrumentos de producción, altamente socializado, a ese individuo
“normal” y “racional” mediante la “autogestión”, la “propiedad por grupos” y la dotación de un
contenido individual para el trabajo capitalista; b) la maquinización y la socialización de la
producción han puesto la base para la constitución de un instrumento colectivo que es la
forma más alta que adoptan las capacidades de la especie; esta forma excluye drásticamente al
individuo y la vida individual determinados por la propiedad privada en su fase superior de
existencia que es el régimen capitalista y presupone precisamente la previa anulación de la
individualidad.

37
La individuación y desindividualización que el régimen capitalista produce
necesariamente en el trabajador lo somete a un estrujamiento entre ambos extremos que se
traduce en la aceleración del proceso de aniquilación de sus características naturales-
humanas.
La maquinización y socialización de la producción y la desindividualización del trabajo
que ellas implican, son los gérmenes, aún gravados de su contrario –la parcelización de las
fuerzas productivas en propiedades privadas independientes y la individualización de los
trabajadores- de la forma superior que en el comunismo adquieren ambas: una colectivización
total de los medios e instrumentos de producción y del individuo trabajador.
El régimen capitalista supone y engendra una pequeña producción complementaria de
la gran producción; su fundamento lo es el pequeño productor, categoría en la que englobamos
tanto a los pequeños productores de mercancías propiamente dichos como a los intelectuales,
artistas, etcétera, quienes son poseedores de medios de producción tales como su
“inteligencia”, su “sensibilidad”, etcétera.
La actividad que realiza el pequeño productor es antinatural (la negación del trabajo
humano constituyente de la esencia natural del hombre): 1º., porque está desgajada de la vida
y de la organización colectivas de la comunidad, soporte del trabajo humano y de la esencia
biológica del individuo y 2º., porque las antiguas capacidades físicas y psíquicas tienen ahora
un desarrollo autónomo, individual, desmesurado, es decir que sale de los límites estrictos
fijados por las bases biológica y social del trabajo. En vista de tales circunstancias, la actividad
productiva del pequeño productor provoca directamente la degeneración y descomposición del
organismo del individuo.
El capitalista, a través de la absorción de fuerza de trabajo de la clase obrera, su
acumulación como capital y su empleo como medio para absorber trabajo vivo produce
directamente la anulación del trabajo humano y la degeneración y descomposición de las
características biológicas de la especie y conserva y refuerza la forma de vida y organización
social privada, capitalista, que es el fundamento de aquellas anulación, degeneración y
descomposición mencionadas.
La industria moderna y la esencia natural humana.
La industria moderna está formada por las antiguas capacidades físicas y mentales del
ser humano que, en un movimiento histórico, han llegado a independizarse del individuo, a
concentrarse y a materializarse en un cuerpo vivo propiedad de los capitalistas; éste se nutre
con el trabajo absorbido a la clase de los trabajadores. El aparato industrial es el vehículo para
la deshumanización del hombre moderno, es decir, que su existencia y expansión tienen como
fundamento y resultado la consumación del proceso de anulación de la naturaleza esencial del
ser humano. Pero al mismo tiempo, puesto que son sus propias capacidades naturales, sólo
que transfiguradas y ahora ajenas a él, la industria moderna representa las fuerzas esenciales
del hombre, las cuales debe reapropiarse para poder así restaurar, sobre una base más alta, su
esencia natural humana.
La industria moderna representa, por un lado, la negación de la especie humana como el
punto más alto del desarrollo de la materia inorgánica hacia la orgánica; pero, por otro,
constituye el instrumento de la transformación universal de la naturaleza por la especie y
anuncia el advenimiento de una forma superior de integrar la materia exterior al organismo, en la
que las capacidades humanas maquinizadas y socializadas serán reapropiadas por el hombre,
que habrá restaurado su naturaleza biológica colectiva.
El engendramiento recíproco entre los dos procesos señalados (el desarrollo de la
industria y la deshumanización del hombre) llega al punto en el cual la tensión entre ambos
extremos es tal que sólo puede resolverse con la restauración de la unidad primitiva.
La depauperación creciente se acerca con peligro a una degeneración total e
irreversible de la especie humana y esa situación amenazante tiene su origen en el desarrollo

38
incesante y autónomo, bajo la forma de capital, de sus antiguas capacidades naturales, es
decir, de su esencia natural ahora enajenada y existente bajo la forma del complejo industrial.
En estas mismas condiciones se crean ineluctablemente las premisas para la
reapropiación de su esencia natural por el ser humano:
1º. La maquinización y la socialización crecientes de la producción constituyen el
germen de la forma superior de la naturaleza humana, es decir, de las capacidades humanas
como un instrumento colectivo, como una unidad productiva no parcelada, sujeta a la
dirección de la colectividad.
2º. La desindividualización del trabajo capitalista (trabajo abstracto) es el germen de la
forma superior del trabajo humano como trabajo social directamente aplicado a un
instrumento colectivo. Es también, por tanto, el germen de la anulación del individuo y de la
vida individual de los trabajadores y de la reconstitución de las características biológicas de la
especie.
3º. La negación de la naturaleza humana de los trabajadores adquiere en la última fase
del capitalismo un carácter agudo; su descomposición física y mental entra en un pendiente
descendente.
4º. La polaridad entre la naturaleza y la vida individual de los trabajadores y las
exigencias de la producción socializada de un trabajo abstracto y colectivo se magnifica, por lo
que se vuelve más acuciante la pretensión del aparato industrial de desembarazarse de
aquellas.
5º. La degeneración de la esencia humana se manifiesta en la última fase del régimen
capitalista de una manera aguda, directa y explícita, sin la mediación de las formas primitivas
de la explotación capitalista que ocultaban la raíz del fenómeno.
6º. El socialismo ha recorrido una fase de su existencia durante la cual, en virtud de
haberse dado en una etapa muy primitiva del capitalismo, colectivizó el régimen social con la
finalidad de garantizar e impulsar la satisfacción de las necesidades individuales de los
trabajadores, con lo cual generó al individuo como tal; en su evolución posterior, el crecimiento
desorbitado de las necesidades individuales rompió en pedazos la antigua organización social
colectiva y obligó a la restauración de formas capitalistas como la propiedad por grupos, la
autogestión, etcétera, lo que resultó por necesidad en un sustancial avance en la degeneración
de la naturaleza esencial del hombre en esos países; más tarde, ese proceso de exaltación del
individuo llevó al pleno restablecimiento del capitalismo, lo cual habrá de ocasionar una más
profunda vulneración de las características fundamentales de la especie humana.
7º. En las sociedades industriales modernas, las tradicionalmente capitalistas y las que
antaño fueron “socialistas”, se ha aportado la prueba práctica de que el desarrollo del individuo
como tal –sueño dorado del oportunismo moderno-, aún cuando sus condiciones generales de
existencia sean colectivas, deviene necesariamente en la degeneración de las características
naturales de la especie y en la destrucción de la colectividad.
8º. La exaltación de las necesidades individuales genera, como contrapartida necesaria,
el placer antinatural, un malestar y una inquietud crecientes, una inconmensurable
insatisfacción que es el elemento psíquico constituyente de la energía revolucionaria.
9º. Al establecer prácticamente, en la realidad, la relación directa entre el desarrollo del
individuo y la anulación de la esencia natural del hombre, se hace posible contar con los
elementos para dar conciencia a los trabajadores de la esencia de la explotación capitalista, la
cual se realiza, en su forma superior, precisamente a través de la satisfacción y exaltación de
las necesidades individuales. Es decir, que se crean las premisas que permiten dar conciencia
de la verdadera naturaleza de las necesidades individuales.
10º. La ciencia, impulsada por el desarrollo impetuoso de la industria, penetra en la
entraña misma de la realidad, por lo que lleva el conocimiento hasta la esencia de los objetos;

39
este avance científico influye sobre el conocimiento filosófico, brindando los elementos para que
se descubra el proceso de sustantivación de la conciencia social y se establezca la verdadera
relación entre el ser y la conciencia. De esta manera, se hace posible conocer el movimiento
evolutivo de la materia desde su estado corpuscular hasta su más alta floración que es la
materia pensante, la necesaria anulación de las características biológicas de la especie humana
y el no menos necesario proceso de recuperación de las mismas en una escala más alta, con
instrumentos de producción socializados. Todo esto, que forma un conocimiento sistemático y
profundo de la realidad, es el instrumento para dar conciencia de su papel histórico al elemento
material que ha de realizar esa recuperación, al proletariado internacional.
El socialismo y la esencia natural del ser humano.
El socialismo es la fase de transición entre el capitalismo y el comunismo; es la etapa
del desarrollo social en la que se realiza la reapropiación de la esencia natural del ser humano.
En esta fase son aplicables todas las prescripciones del marxismo-leninismo respecto de
la revolución socialista y la construcción del socialismo.
El socialismo ha completado toda una etapa de su desarrollo, la cual se inició con la
revolución de octubre de 1917 y terminó con la restauración plena del capitalismo que se está
produciendo actualmente en los países antiguamente socialistas.
En este período, el socialismo se estableció en Rusia mediante un movimiento
revolucionario guiado por la teoría del marxismo-leninismo; a través de la guerra
revolucionaria de liberación se extendió a un grupo de países hasta consolidar un sistema de
países capitalistas.
El socialismo fue instaurado en una fase primitiva del régimen capitalista; en ella
predominaban formas también primitivas de manifestarse la explotación de los trabajadores
que correspondían a las primeras fases de desarrollo de su esencia. El movimiento
revolucionario dirigido por los Partidos Comunistas de aquella época se basó
fundamentalmente en la dotación al proletariado de una conciencia sobre las formas primitivas
de manifestarse la explotación capitalista, las cuales por el momento correspondían a la fase de
desarrollo de la esencia. El régimen económico-político que en esos países se instauró fue
formalmente socialista: propiedad colectiva sobre los medios e instrumentos de producción,
dictadura del proletariado, etcétera; pero ya que el movimiento revolucionario no había estado
conscientemente dirigido a la anulación de la esencia misma de la explotación capitalista tal y
como se manifiesta en su fase superior, esto es, la propiedad privada del obrero sobre sí
mismo, ella se mantuvo latente en la conciencia de los trabajadores a través del desarrollo del
interés individual; posteriormente, estas circunstancias evolucionaron hasta romper la forma
colectiva de organización y establecer, primero, formas capitalistas como la propiedad por
grupos, la autogestión, etcétera y, después, llegar a la total restauración capitalista en el
sistema socialista.
Hoy se abre una nueva etapa del socialismo, está sí precursora directa del comunismo.
En ella, los revolucionarios, mediante los métodos y con los instrumentos preconizados por el
marxismo-leninismo (Partido, lucha teórica, propaganda, organización, agitación, lucha
económica, lucha política y conquista del poder), deberán llevar su acción hacia la dotación al
proletariado de una conciencia que comprenda, además de los aspectos formales de la
explotación capitalista, la fase actual de su esencia y, conjuntamente con la necesidad de la
forma colectiva de la organización social, la de la anulación implacable de la individualidad de
sus miembros (de la propiedad privada sobre sí mismos) como una condición para la existencia
de aquella. De esta manera, la acción práctico-consciente de los trabajadores estará
encaminada a la formación de un régimen formal y materialmente socialista que no pueda ya
por ningún concepto volver hacia el capitalismo sino que sea la base más firme para el
advenimiento del comunismo.

40
En la segunda fase del socialismo se produce la restauración de las características
fundamentales de la esencia del ser humano a través de la reapropiación de su esencia natural
enajenada que es la industria:
a) La base social colectiva es restablecida tanto formalmente, merced a la instauración
de la dictadura del proletariado, la propiedad colectiva sobre los medios e instrumentos de
producción y el consumo colectivos, como materialmente en virtud de la abolición de la
propiedad privada del obrero sobre sí mismo y el establecimiento de la propiedad colectiva
sobre el individuo, esto es, la anulación de la conciencia individual capitalista y el
establecimiento de la conciencia individual social.
b) La naturaleza biológica es restaurada en su totalidad: la estructura orgánica, las
funciones y procesos orgánicos, la medida de esas funciones y procesos son restablecidos en
sus características naturales. Todas las fuerzas industriales se vuelcan ahora a ese fin
exclusivo: regenerar las capacidades físicas y mentales humanas llevadas por el capitalismo al
borde de su aniquilación irreversible. Pero para poder cumplir con esa función, la estructura
industrial debe sufrir una profunda transformación que vaya mucho más allá de la forma que
adoptó en la primera etapa del socialismo, pues ahí se encontraba gravado por la no-anulación
de la esencia de la explotación capitalista y, por tanto, impregnada de muchas características
de la estructura industrial capitalista.
c) El proceso de trabajo es devuelto a sus cauces naturales al restaurar la base biológica
y social de la esencia natural-humana.
El comunismo y la esencia natural del ser humano.
El comunismo es el estadio social que resulta de la reapropiación de su naturaleza
esencial por el ser humano. En el comunismo:
-El proceso de trabajo tiene, en lo formal, la misma naturaleza que posee en el régimen
de la comunidad primitiva: el sujeto del mismo es la colectividad, lo cual significa que la fuerza
productiva y la conciencia individuales están subsumidas y disueltas en la fuerza de trabajo y
en la conciencia colectivas. La producción y el consumo son sociales. Esto quiere decir que se
ha terminado con la situación existente en el régimen capitalista, conforme a la cual el obrero
individual era sometido a la exacción de su fuerza de trabajo por el capital y al consumo
antinatural, con lo que se provocaba su extenuación y la degeneración y descomposición de
sus funciones y órganos fundamentales; los órganos y procesos orgánicos (físicos y psíquicos)
sustentadores del trabajo y del consumo tienen en el comunismo sus funciones y dimensiones
naturales en virtud de la subsunción del individuo en la colectividad. Por su contenido, el
proceso de trabajo es radicalmente distinto del que se da en la comunidad primitiva; en ésta, la
actividad productiva, una manifestación directa de sus capacidades naturales realizada a
través de instrumentos individuales que son una extensión de la corporeidad del individuo o
por medio de instrumentos colectivos poco desarrollados, es al mismo tiempo la actividad que
reconstituye las características biológicas de la esencia natural humana; en el comunismo, en
virtud de que ha habido un movimiento previo de concentración de las capacidades e
instrumentos individuales en la máquina, se disocian en el tiempo las dos partes de la
actividad productiva antes unidas; por un lado, en el manejo del instrumento colectivo realiza
la actividad productiva que es el ejercicio de las capacidades físico psíquicas y, por el otro, se
despliega la actividad, realizada también a través del instrumento colectivo, que tiene como
finalidad directa la reconstitución cotidiana de las características biológicas naturales del
individuo. Dicho de otro modo, en la comunidad primitiva la producción es, en una unidad, el
ejercicio de las características biológicas humanas del individuo y la reconstitución de las
mismas y tiene como finalidad producir los bienes que mediante la asimilación permitan
aquella reconstitución; en el comunismo, la actividad productiva tiene dos fases claramente
diferenciadas: una, a través de la cual se producen los bienes necesarios, y otra, por cuyo
intermedio se reconstituye la propia naturaleza biológica del individuo.

41
-La constitución biológica de los individuos corresponde por completo a la que es
componente de la esencia natural del ser humano y que se estableció durante el largo período
de existencia de la comunidad primitiva; está en relación directa con (es el presupuesto de) el
proceso de trabajo y la base social colectiva del mismo.
-La base social del trabajo es la organización social colectiva de la producción y el
consumo. El fundamento de esta organización es la propiedad colectiva, cuyas características
esenciales son las siguientes:
a) Estructura industrial basada en el trabajo maquinizado, consolidada en una unidad
sujeta a un plan central establecido y dirigido colectivamente.
b) Actividades productiva y de consumo colectivas por medio de la estructura industrial
consolidada.
c) Planificación colectiva, central y unitaria de la producción y el consumo colectivos.
Las fuerzas individuales disueltas en la fuerza colectiva de trabajo han perdido las
características de “individualidad” con las que las había dotado el régimen capitalista; en este
sentido, la vida y la organización colectivas características del comunismo tienen su base en la
previa anulación de la individualidad como tal. Esto es posible en virtud de que en este régimen
social las necesidades individuales son satisfechas precondicionadamente por la sociedad, por
lo que se evita así su desarrollo antinatural.
Esta forma de organización colectiva es el presupuesto y el resultado del trabajo y de la
constitución biológica del ser humano en el comunismo y, por tanto, elemento integrante
inseparable de la esencia natural humana que en este régimen se manifiesta plenamente.
-La conciencia social ha sido desustantivada y recobra por tanto su naturaleza esencial:
un conjunto de conocimientos sobre la realidad obtenidos por la especie humana a través de la
actividad práctica desarrollada en la satisfacción de sus necesidades, el cual se utiliza como
instrumento para actuar sobre la realidad con el fin de obtener los medios para satisfacer sus
necesidades.
Al instaurarse el comunismo se habrá dado cima, en lo fundamental, al proceso de
transformación de la materia inorgánica en orgánica y de ésta en materia pensante. Un
organismo de cobertura global, dirigido conscientemente por la especie superior que ha recobrado
sus características naturales y que actúa mediante una estructura industrial unificada formada
por todas las materias (elementos, sustancias, etcétera) y fuerzas de la naturaleza (atómicas,
mecánicas, físicas, químicas, etcétera) y que acciona sobre todas las materias y fuerzas de la
naturaleza, asimila cantidades enormes de materia inorgánica y de fuerzas de la naturaleza de
la más variada índole, las transforma en materia orgánica y otras materias y las integra a su
ser. La especie superior restaura las características naturales de las especies animales inferiores
y de las especies vegetales, que el capitalismo había vulnerado en un grado extremo al haberlas
sometido a una sobreexplotación continuada.
“Sin embargo, “cuanto nace es digno de perecer” (Mefistófeles, en el Fausto de Goethe). Podrán
pasar millones de años, cientos de miles de generaciones podrán nacer y morir, pero llegará
inexorablemente el día en que, al agotarse el calor del sol, no alcance para fundir los hielos que
avanzan desde los polos, en que los hombres, que irán concentrándose más y más junto al
Ecuador, no encuentren tampoco allí el calor necesario para vivir, en que poco a poco vayan
borrándose hasta los últimos rastros de vida orgánica y la tierra, convertida en una bola muerta y
helada como la luna, gire, hundida en profundas tinieblas y en una órbita cada vez más estrecha
en torno al sol, también enfriado, para precipitarse, por último, en los espacios cósmicos. Otros
planetas caerán antes que ella y otros la seguirán en su caída; en vez del sistema solar,
armónicamente ordenado, luminoso y lleno de calor, una esfera fría y muerta recorrerá su camino
solitario por los espacios. Y la misma suerte reservada a nuestro sistema solar habrán de
experimentarla, más tarde o más temprano, todos los demás sistemas de nuestra isla cósmica y el

42
resto de las innúmeras islas cósmicas, incluso aquellos cuya luz jamás llegará a la tierra mientras
viva sobre ella un ojo humano capaz de captarla. 5

La materia se mueve en un ciclo perenne, ciclo que probablemente describe su órbita en períodos
de tiempo para los que nuestro año terrestre ya no ofrece una pauta de medida suficiente; en el
que el tiempo del más alto desarrollo, el tiempo de la vida orgánica y, más aún, el de la vida
consciente de sí misma y de la naturaleza, resulta medido tan brevemente como el espacio en el
que se hacen valer la vida y la autoconciencia; en el que toda modalidad finita de existencia de la
materia, ya sea sol o nebulosa, animal concreto o especie animal, combinación o disociación
química, es igualmente perecedera y en el que nada hay eterno fuera de la materia en eterno
movimiento y de las leyes con arreglo a las cuales se mueve y cambia. Pero, por muchas veces y
por muy implacablemente que este ciclo se opere también en el tiempo y en el espacio; por
muchos millones de soles y de tierras que puedan nacer y perecer y por mucho tiempo que pueda
transcurrir hasta que lleguen a darse las condiciones para la vida orgánica en un sólo planeta
dentro de un sistema solar; por innumerables que sean los seres orgánicos que hayan de
preceder y que tengan que perecer antes, para que de entre ellos puedan llegar a desarrollarse
animales dotados de cerebro capaz de pensar y a encontrar por un período breve de tiempo las
condiciones necesarias para su vida, para luego verse implacablemente barridos, tenemos la
certeza de que la materia permanecerá siempre la misma a través de todas sus mutaciones, de
que ninguno de sus atributos puede llegar a perderse por entero y de que, por tanto, por la
misma férrea necesidad con que un día desaparecerá de la faz de la tierra su floración más alta, el
espíritu pensante, volverá a brotar en otro lugar y en otro tiempo. 6

La revolución proletaria.
El capitalismo tiene en su interior a su esencia como su otro; el desarrollo de este
régimen social lleva necesariamente a la aparición de su esencia, es decir, a la conversión de
su otro, el socialismo, en un existente.
En su proceso de vida, el capitalismo engendra sus elementos constitutivos, los cuales
son al mismo tiempo elementos de su negación; conforme esta formación económica llega a
estadios superiores, en la misma medida se perfeccionan y fortalecen sus elementos
negatorios.
Cuando el capitalismo alcanza el punto más alto de su existencia, sus elementos
negatorios, que son a la vez elementos de la aparición del otro existente en su interior, han
madurado lo suficiente para exigir el cambio cualitativo.
La esencia del régimen capitalista consiste, por un lado en la anulación de la esencia
natural humana y, por el otro, en el desarrollo de los elementos para su reapropiación por la
especie humana.
El proceso de anulación de la naturaleza humana de la especie llega, en la fase superior
del régimen capitalista, a lo siguiente:
-destrucción completa de la comunidad (colectividad) y establecimiento de la forma más
exacerbada de la individualidad;
-descomposición y degeneración de todos los procesos orgánicos y de los órganos de los
trabajadores;
-anulación, irreversible dentro del régimen capitalista, de la esencia biológica de la
especie;
-despojo al trabajador de todas sus capacidades físicas y mentales, las que se
incorporan a la maquinaria y a través de ella al capital.

5
Engels, Federico, Dialéctica de la Naturaleza, edición citada, p. 17
6
Ibid., pp. 20

43
Los elementos de la naturaleza humana que le son sustraídos al trabajador se
acumulan en el polo opuesto, bajo la forma del capital. Este sólo puede existir y desarrollarse
produciendo la anulación acelerada de la naturaleza humana en el proletariado. La clase
obrera es el sujeto pasivo de esta relación en tanto que la burguesía es el sujeto activo.
Esta relación de mutuo engendramiento entre el proletariado y el capital que es esa
misma esencia natural pero ajena y opuesta a él, se produce a través del sistema de trabajo
asalariado, es decir, de la producción y acumulación de plusvalía.
El proceso de anulación de la naturaleza humana en el capitalismo es al mismo tiempo
el de la creación de los elementos para su reapropiación por la especie en una forma superior:
en primer lugar, reduce al individuo a simple fuerza abstracta de trabajo, sin ninguna
capacidad específica; esto constituye la base para: (a) la formación de una fuerza colectiva de
trabajo en la que las fuerzas individuales no tengan sustantividad alguna y (b) la conversión de
esa fuerza colectiva de trabajo en el sujeto de las capacidades esenciales de la especie;
en segundo lugar, transforma las capacidades esenciales de la especie en capacidades
colectivas, sociales (sistema industrial basado en la producción maquinizada);
por último, hace imperiosa esa reapropiación porque de no realizarse se llegaría al
punto en que la anulación biológica fuese absolutamente irreversible, lo que provocaría la
aniquilación definitiva de la especie humana.

El proletariado, fuerza activa de la revolución socialista.


El agente de la transformación revolucionaria aquí delineada es el proletariado. En esta
clase social se materializa la deshumanización de la especie, se manifiesta plenamente la
aniquilación de su naturaleza humana. Es por ello que está irrevocablemente destinada a
realizar la tarea histórica de la recuperación de la humanidad de la especie sobre la alta base
que ha dejado el desarrollo anterior de la sociedad.
.
La revolución proletaria y la evolución de la materia
La revolución proletaria tiene como finalidad la implantación del comunismo en todo el
mundo.
El comunismo, ya vimos, es la fase de la evolución de la especie humana en que se da
cima al proceso implícito en el desenvolvimiento de la materia de su transformación en materia
pensante.
La revolución proletaria es, por tanto, el movimiento por el cual la materia alcanza el
punto superior de su desarrollo.
El comunismo “en cuanto que naturalismo acabado se iguala al humanismo y como
humanismo acabado se iguala al naturalismo... es la solución genuina del conflicto entre el
hombre y la naturaleza...” (Carlos Marx, Manuscritos económico-filosóficos).

Bibliografía
Charles Darwin, El origen de las especies por la selección natural, t. I
Federico Engels, AntiDüring, La subversión de la ciencia por el señor Eugen Düring, en Marx y
Engels Obras Escogidas Editorial Ciencias del Hombre, Buenos Aires, Argentina, 1973, Tomo
VI.
Federico Engels, Dialéctica de la Naturaleza, Editorial Grijalbo, S.A., traducción directa del
alemán de Wenceslao Roces, México, 1982
Federico Engels, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, en Federico
Engels, “Dialéctica de la Naturaleza”, Editorial Grijalbo, S.A., traducción directa del alemán de
Wenceslao Roces, México, 1982.

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Alexandr Ivánovich Oparin, El origen de la vida, traducción de Manuel Dávila, estudio
preliminar de Horacio García Fernández, Editorial Océano de México, S. A. de C. V., México, D.
F., 2004.
Carlos Marx, Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844, Ediciones e Cultura Popular, 1977,
México, D. F.
Gabriel Robledo Esparza, Capitalismo moderno y revolución, tomo I, Segunda parte, Capítulo III
Biblioteca Marxista, Sísifo Ediciones, cesc, México, 2007.

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La evolución de la materia de Gabriel Robledo
Esparza del centro de estudios del socialismo
científico (cesc) editado por sísifo ediciones para
su biblioteca marxista, se terminó de imprimir
en enero de 2009, en los talleres de sm, Servicios
Gráficos. La composición tipográfica fue
realizada por Leticia Pérez en tipos Century
schoolbook 11:13, 10:12; y la revisión de pruebas
por el autor. La edición es de 1000 ejemplares
más sobrantes de reposición y fue realizada en papel
cultural de 90 grs.
sm.serviciosgraficos@gmail.com

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