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Hubo una vez un hombre, en los días anteriores al Islam, que había
asesinado a noventa y nueve personas. Un día sintió remordimientos y se
dirigió a un erudito, le relató su pasado y le expuso su deseo de arrepentirse,
reformar su conducta y convertirse en una persona de bien. "Me pregunto —
dijo el bandido— si Al-láh me perdonará."
Con todo su conocimiento, el erudito era un hombre sin sabiduría, que no
había logrado digerir lo que había aprendido. "No serás perdonado" fue su
respuesta. "Bueno, —dijo el bandido— en ese caso, entonces puedo
matarte". Y en efecto, le dio muerte sin más.
Poco después encontró a otro digno personaje y le confesó que había
asesinado a cien personas, "Me pregunto —le dijo— si Al-láh me perdonará si
me arrepiento". Como se trataba de un sabio, el hombre respondió "Por
supuesto que serás perdonado, arrepiéntete de inmediato. Tengo solamente
un consejo que darte: evita la compañía de los hombres perversos, y
mézclate con gente buena, pues las malas compañías te llevan al error." El
hombre lleno de pesar lamentó sus pasados errores y lloró sinceramente al
implorar a Dios perdón. Luego, volvió la espalda a las malas compañías y
salió en busca de un vecindario donde viviera gente de bien para
establecerse allí. En el camino, llegó su hora y murió.
Los ángeles del castigo y los de la misericordia llegaron para llevarse su alma.
Los ángeles del castigo decían que como pecador que había sido, les
pertenecía. Pero los ángeles de la misericordia lo reclamaban también para sí
argumentando "Se arrepintió y había decidido convertirse en un hombre
bueno. Iba camino a un lugar donde vivía gente honrada, cuando lo
sorprendió su hora." Siguió un largo debate, y Gabriel fue enviado como
árbitro para decidir el asunto. Después de escuchar a ambos grupos dio su
veredicto: "Midan el suelo, si el punto donde murió está más cercano a la
buena gente, entonces él pertenece a los ángeles de la misericordia, pero si
está más cercano a la gente malvada, entonces pertenece a los ángeles del
castigo." Así lo hicieron. Como el hombre había emprendido apenas el
camino, se hallaba al morir más cercano a su antiguo pueblo, pero por haber
sido sincero en su arrepentimiento, el Señor movió el lugar de su muerte por
Su divina gracia y lo puso cerca del pueblo de los buenos. Así, este siervo
penitente fue entregado a los ángeles de la misericordia.
Si deseas abandonar los malos hábitos, debes abandonar la
mala compañía. En cualquier cosa negativa que hagas en
compañía de otros, lo primero es abandonar a quienes te
alientan para ello. Si deseas ser una buena persona, debes
buscar la compañía de gente buena, modela tu conducta sobre
la suya.
Deseos
Un emperador estaba saliendo de su palacio para dar un paseo matutino
cuando se encontró con un mendigo.
Le preguntó:-Qué quieres?
Amor Y Locura
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los
sentimientos y cualidades de los hombres.Cuando el ABURRIMIENTO había
bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
-Vamos a jugar a las escondidas?
Sabiduría
Érase una vez, una isla donde habitaban todos los sentimientos... la alegría,
la tristeza, y muchos más, incluyendo el amor.
Un día les fue avisado a sus moradores, que la isla se iba a hundir...
Todos los sentimientos se apresuraron a abandonarla. Abordaron sus barcos
y se prepararon a partir apresuradamente. Solo el amor permaneció en ella,
quería estar un rato mas con la isla que tanto amaba, antes que
desapareciera. Al fin, con el agua al cuello y casi ahogado, el amor comenzó
a pedir ayuda..
Se acercó a la riqueza que pasaba en un lujoso yate y el amor dijo:.
-Riqueza, llévame contigo. La riqueza contestó:
-No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti...
Le pidió ayuda a la vanidad, que también venía pasando:
-"Vanidad, por favor ayúdame"; .