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Pedro Fedoséiev · 

Dialéctica de la época contemporánea · traducción de Augusto Vidal


Roget
Problemas filosóficos del conocimiento científico

El progreso de las ciencias naturales y la filosofía contemporánea

Estudios de los problemas filosóficos de las ciencias naturales

Ya a principios de nuestro siglo dijo Lenin que la física engendraba materialismo


dialéctico. Ahora, la filosofía materialista dialéctica penetra en todos los eslabones de la
ciencia. El siglo XX ha sido el siglo del triunfo del materialismo. dialéctico en la
ciencia. Este rasgo básico de la vida espiritual de la humanidad está determinado por
dos circunstancias importantísimas.

1. El hecho de que, frente a las pretensiones de toda clase de escuelas filosóficas


reaccionarias, el materialismo dialéctico haya resultado ser la auténtica filosofía de la
ciencia moderna se explica por la naturaleza profundamente creadora de dicho
materialismo, por su capacidad para responder científicamente a los interrogantes que el
progreso de la ciencia plantea. El materialismo dialéctico es la doctrina filosófica más
progresiva que conoce la historia de la humanidad, es una doctrina que, conservando su
esencia, puede desarrollarse en correspondencia con la nueva experiencia histórica y
con los resultados a que llegue el conocimiento de la naturaleza. Precisamente por ser la
ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la
sociedad y del pensar, el materialismo dialéctico asimila los nuevos datos de las ciencias
especiales, se los incorpora. Ello hace que cambien y se desarrollen las propias
representaciones del materialismo dialéctico, sus categorías, algunas de sus
formulaciones y tesis. Así puede verse siguiendo la evolución del principio de
causalidad en la física moderna. Las teorías físicas actuales de los microprocesos –
mecánica cuántica y teoría de los campos cuánticos– son estadísticas, es decir, incluyen
en sí, de manera esencial, el concepto de probabilidad. Sólo partiendo de las
representaciones de la probabilidad resulta posible caracterizar teóricamente la conducta
de las micropartículas y sus estados, las leyes de su interacción y sus propiedades
internas.

Ello guarda relación con el hecho de que en la teoría física moderna se tiene en
cuenta el principio, descubierto antes por el materialismo dialéctico, de que la materia
es inagotable, de que son inagotables los nexos y las relaciones entre los objetos
separados de un mundo único, cuyo. desarrollo está sujeto a ley. En el período de la
física clásica, se partía de la necesidad de establecer nexos unívocos entre los
fenómenos elementales del mundo,- y únicamente se caracterizaban como causales los
nexos esenciales, [406] pero de limitado número, que determinaban los fenómenos
dados. A tales conexiones se les confería un valor absoluto, y se renunciaba a tomar en
consideración el inagotable cúmulo de otros lazos –reales– que, sin ser esenciales para
el fenómeno dado, influyen en él. Este punto de vista halló su expresión en el
determinismo laplaciano. De ese modo se expulsaba de la ciencia la casualidad objetiva,
el carácter estadístico objetivo de las leyes materiales. En cambio, el avance de la física
moderna ha demostrado que los nexos causales, que determinan el desarrollo de los
fenómenos en lo fundamental y básico, y están relacionados con las propiedades más
hondas de los objetos materiales, admiten perfectamente la falta de univocidad de nexos

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entre los acontecimientos elementales. Así, en la mecánica cuántica, la relación de
indeterminaciones priva realmente de sentido a la aplicación del determinismo
laplaciano en el micromundo, mas de ello no se sigue, de ningún modo, el "fracaso de la
causalidad".

El neopositivismo vio en el carácter probabilitario de la mecánica cuántica un motivo


para renunciar a la causalidad en general. Resultó que el determinismo laplaciano no se
podía aplicar en la microfísica. Los positivistas se apresuraron a presentar el hecho
como quiebra del principio de causalidad en todo su alcance. El ulterior progreso ha
demostrado, sin embargo, que la idea de indeterminismo no puede aplicarse en absoluto
en el micromundo.

De esta suerte, en el transcurso de la evolución de la física contemporánea se ha


puesto de relieve la deficiencia metodológica tanto del determinismo mecanicista como
del indeterminismo.

La salida de ese atolladero metodológico en que se encontraba el pensamiento


científico se halló partiendo de la dialéctica, que demuestra el carácter relativo, limitado
y transitorio de todas las modificaciones históricas del concepto de causalidad, a la vez
que la inmutabilidad de este principio fundamental globalmente considerado.

El nexo real de los fenómenos no se agota con las representaciones que de él se hayan
formado gracias al conocimiento de las leyes de un determinado sector de fenómenos.
El materialismo dialéctico subraya la necesidad de examinar concretamente la
causalidad como una de las formas de la conexión objetiva de los fenómenos: Lenin
indicaba: "La causa y el efecto... no son más que momentos de la interdependencia de
todo el mundo, del nexo (universal), de la interconcatenación de los acontecimientos,
eslabones en la cadena del desarrollo de la materia"{13}.

Los problemas concernientes a la combinación dialéctica de los aspectos dinámicos y


estadísticos de las leyes materiales dan un nuevo paso adelante cuando aparece la teoría
de la información [407] la evolución del principio de causalidad en la física moderna se
revela brillantemente la esencia creadora del materialismo dialéctico.

Ahora vemos cómo la dialéctica marxista sirve de antídoto contra la tendencia a


dogmatizar, a aceptar a pie juntillas, las interpretaciones y conclusiones unilaterales
hechas en torno al progreso de las ciencias naturales modernas, a darles carácter
absoluto. Al mismo tiempo, proporciona una firme base metodológica para una nueva
intelección de dichas interpretaciones y conclusiones. Se sabe muy bien que las ideas
fundamentales de la teoría de la relatividad sólo se aceptaron y se comprendieron a
fondo cuando se hubieron modificado radicalmente las representaciones de la vieja
filosofía, premarxista, sobre el espacio y el tiempo, según las cuales uno y otro se
concebían como sin relación entre sí ni con la materia. Tales representaciones eran
características del materialismo existente en el período de la física clásica.

La dialéctica materialista descubrió, ya en el siglo pasado, la conexión interna del


espacio y del tiempo con el movimiento de la materia. Engels explicó que el espacio y
el tiempo, lo mismo que el movimiento, son formas de la existencia de la materia. Esta
idea filosófica se ha plasmado en la ciencia moderna. Uno de los principales méritos de
Albert Einstein estriba, precisamente, en su crítica del concepto de espacio y tiempo
según la física clásica y en haber creado, sobre ambos, nuevas concepciones físicas.

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Hoy (en consonancia con la teoría general de la relatividad) la esencia de las ideas
acerca del nexo del espacio y del tiempo con la materia –ideas que se han formado en
física– puede expresarse mediante la siguiente tesis de Einstein: "Si desaparecieran la
materia y su movimiento, dejaría de haber espacio y tiempo"{14}. Si tomamos el aspecto
filosófico de la cuestión, ésta es, en esencia, la concepción materialista y dialéctica del
espacio y del tiempo. en la física actual.

Los resultados de la cibernética han colocada asimismo en un callejón sin salida a los
dogmáticos y han sido rechazados por los idealistas objetivos, que defienden la
naturaleza divina del pensamiento. El análisis materialista dialéctico de los nuevos datos
de la ciencia ha propiciado el avance de las representaciones del pensar a la luz de los
resultados obtenidos por la neurofisiología y la cibernética.

Para el estudio de los problemas filosóficos de la ciencia actual es de un valor


determinante el que se siga elevando el carácter creador de la filosofía marxista-
leninista.

2. La segunda razón cardinal de que el materialismo dialéctico sea necesario a la


ciencia de nuestra época es la naturaleza [408] sintética de dicho materialismo. Ahora
no cabe ya duda alguna de la excepcional importancia que tiene para la ciencia moderna
la tendencia hacia la síntesis del saber.

Al estadio sintético de la evolución de las ciencias naturales sólo puede


corresponderle una filosofía sintética. Y ese tipo de filosofía lo tenemos precisamente
en el materialismo dialéctico, que no desecha (a diferencia del positivismo) la
problemática filosófica tradicional concerniente al mundo exterior, sino que da a tal
problemática (a diferencia de las escuelas ontológico-teológicas) una interpretación
racional, consecuentemente científica. Al mismo tiempo, los principios fundamentales
del materialismo dialéctico están formulados con suficiente amplitud, lo que les permite
ajustarse de muchas maneras a los resultados de las ciencias naturales.

Así, por ejemplo, el hecho –descubierto por la microfísica– de la transmutación


recíproca de las partículas "elementales" tan sólo puede ser consecuentemente
interpretado desde el punto de vista del materialismo dialéctico, que considera el campo
y la substancia como manifestaciones diversas, relacionadas entre sí, de una materia
única. Además, se estima que dichas partículas son formaciones estructurales sencillas
y, al mismo tiempo, complejas. En la concepción materialista dialéctica de la materia se
insertan, orgánicamente, los descubrimientos de nuevos procesos y fenómenos.

Es un rasgo característico de las relaciones actuales entre el materialismo dialéctico y


las ciencias naturales el hecho de que se hayan empezado a situar, cada vez más
netamente, en primer plano, los problemas metodológicos que plantea el ulterior avance
de la ciencia, mientras que antes la atención se dirigía, sobre todo, a cómo interpretar las
teorías científico-naturales ya existentes, a cómo explicar, digamos, filosóficamente los
resultados ya conseguidos y el lugar que les correspondía en el sistema general de los
conocimientos. Es lógico, pues, que cada día sea más importante proseguir los estudios
del materialismo dialéctico analizando los resultados fundamentales y los métodos de la
ciencia de nuestro tiempo. Ello concierne, en primer lugar, al desarrollo de la teoría
general de la organización estructural de la materia, lo que se traduce, en particular, en
la intensa investigación de categorías como sistema, elemento, estructura, simetría,
probabilidad, información y otras. Las cuestiones relacionadas con el examen de dichas

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categorías surgen en todas las ramas de las ciencias naturales, en rápido progreso: en
física (elaboración de la teoría de las partículas "elementales", teoría de los sistemas de
muchas partículas, &c.), en química, en biología y en cibernética. El desarrollo de la
teoría general de la organización estructural de la materia hace que actualmente se
estudien con gran intensidad los métodos generales de la investigación de sistemas,
incluyendo la semiótica. [409]

Nuestra época es la época de la irrupción poderosa de la matemática y sus métodos en


las más diversas esferas del conocimiento humano. En nuestros días, el proceso que va
dando carácter matemático a las ciencias naturales se halla particularmente unido a la
cibernética. De ahí que el análisis de las cuestiones filosóficas de la matemática
moderna y de la cibernética tenga un valor primordial para el progreso de la ciencia.

Los principios del materialismo dialéctico desempeñan una función rectora en la


elucidación de los procedimientos que hoy se emplean para investigar la naturaleza de
lo vivo. Estas investigaciones descubren, de manera cada vez más concreta, las leyes
biológicas del mundo orgánico, la conexión del organismo con sus condiciones de vida,
y destruyen definitivamente las representaciones neovitalistas que separan, como con un
muro impenetrable, lo vivo de lo inerte.

El materialismo dialéctico, a la vez que reconoce la especificidad cualitativa de lo


vivo, explica metodológicamente por qué resulta. tan fecunda la orientación físico-
química y cibernética en el análisis de la esencia de lo vivo. El problema de la esencia
de la vida es complejo por su naturaleza. Gracias al experimento físico-químico, se ha
establecido la diferencia cualitativa, morfológica y bioquímica, de las micro y
macroestructuras de la célula, se han descubierto los complejos sistemas
polienzimáticos, que determinan el curso de los procesos metabólicos. Se ha establecido
el peso molecular de muchos prótidos, el orden de disposición de los restos aminoácidos
aislados en las moléculas de algunas albúminas, &c. Se han alcanzado importantes
éxitos en el estudio de las particularidades de la estructura y de las propiedades de los
ácidos nucleicos (ADN y ARN) y su papel en los procesos metabólicos, en particular en
la síntesis de la albúmina. Se han hallado las propiedades genéticas del ADN, se ha
descubierto el sistema fermentativo que participa en la síntesis del ADN. En
consonancia con esos datos, se trabaja para descubrir y explicar los fundamentos
elementales de la herencia en los organismos.

La dialéctica materialista, apoyándose en la experiencia que proporciona la evolución


científica, señala la dirección general del crecimiento de las diversas esferas del saber.
La historia de la ciencia nos dice que con suma frecuencia las nuevas zonas del saber y
las posibilidades de realizar nuevos descubrimientos se encuentran entre las esferas de
las ciencias existentes, en "tierra de nadie". Donde hay "manchas blancas" entre las
ciencias y éstas aún no han fijado sus contactos, es, precisamente, donde más
posibilidades han aparecido para nuevos descubrimientos. Ahora bien, las perspectivas
del progreso científico y técnico no se reducen a ello. Como demuestra la historia de las
ciencias de la naturaleza sobre todo durante el último siglo, la línea principal del
progreso científico consiste en descubrir nuevos niveles [410] estructurales de la
materia y las leyes del desarrollo material en esos niveles antes desconocidos o no
estudiados, como son, por ejemplo, la microbiología, la biología molecular, la física
nuclear, la física de las partículas "elementales", &c.

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La dialéctica concede singular valor a la circunstancia de que las posibilidades de los
descubrimientos científicos sean grandes, sobre todo, cuando se descifran las fronteras o
límites entre formas distintas del movimiento de la materia, así como entre los diversos
niveles estructurales de la misma. A la investigación del cambio de formas del
movimiento de la materia se hallan ligados notables descubrimientos en electricidad y
las aplicaciones de esta última en la producción. En el tránsito entre niveles
estructurales de la materia se han descubierto las insólitas perspectivas que ofrece la
utilización de la energía interna del átomo, la energía nuclear.

Al hablar de las perspectivas de las ciencias, es preciso tener en cuenta, ante todo, la
investigación de tránsitos cualitativos –saltos– tan importantes como el paso del mundo
inorgánico al orgánico, de la materia inerte a la materia viva. En ese punto han fallado
tanto el mecanicismo como el vitalismo. El materialismo dialéctico señaló el camino
general para la solución de los problemas, para hallar las respuestas acertadas a esos
enigmas del universo. Y en esa línea se descubrirán, sin duda alguna, nuevas
propiedades de la materia, con lo que se enriquecerá en mucho la ciencia y la práctica.
No se trata, naturalmente, de la denominada "fuerza vital" inaprehensible, sino de la
infinita capacidad de la materia para diversificarse, para formar diversos complejos
estructurales integrales.

Se descubren posibilidades inmensas en la investigación del tránsito de lo fisiológico


a lo psíquico. La ciencia ha arrojado un rayo de luz a ese salto cualitativo en. el
desarrollo de la materia, hecho que debemos a los trabajos de Séchenov, de Pávlov y de
la moderna fisiología de la actividad nerviosa superior. Pero, eso no constituye más que
el inicio, y el campo que se ofrece a la investigación (sobre todo a través de la
modelación cibernética) de los mecanismos concretos y de las vías del paso de lo
fisiológico a lo psíquico, es inmenso.

Presenta excepcional interés la investigación de los cambios cualitativos inherentes al


paso de lo animal a lo humano, de la naturaleza a la sociedad. Durante largo tiempo las
ciencias de la naturaleza y las ciencias que tratan de la sociedad se han desarrollado
aisladamente. En la filosofía y en la sociología burguesas se han hecho tentativas, en el
transcurso del último siglo, para aplicar los métodos de las ciencias naturales a la
investigación de los fenómenos sociales. Esas tentativas, sin embargo, cayeron en la
vulgarización. Se trataba de la denominada escuela organicista en sociología, del
darvinismo social y de otras tendencias análogas. [411]

Frente a ellas, la dialéctica materialista hizo posible plantear con acierto las
investigaciones sobre el gran viraje en el desarrollo de la naturaleza, sobre el paso de lo
natural a lo social y, correspondientemente, de las ciencias naturales a las ciencias
sociales.

Esta esfera aún no es bastante conocida, y en ella, sobre todo, se mantienen


parasitariamente diversas concepciones pseudocientíficas como el freudismo, el
malthusianismo y la eugenesia racista.

En relación con ese particular adquiere suma importancia el estudio de las bases
fisiológicas de los procesos psíquicos y la investigación de los problemas de la
psicología social, la orientación científica de las investigaciones demográficas, el
análisis de los aspectos antropológicos y sociológicos del problema de las razas.

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La vida social se distingue por peculiaridades cualitativas, pero resultaría insólito
negar el influjo de la naturaleza sobre el hombre y la vida social. Tampoco se debe
subestimar la influencia de la actividad humana, del progreso social, sobre la naturaleza
circundante. Con el aniquilamiento de la explotación del hombre por el hombre, cuando
se liquiden los antagonismos de clase en todo el mundo y se eliminen las guerras
devastadoras, las relaciones entre el hombre y la naturaleza, entre la sociedad y el medio
circundante entrarán en una nueva fase. Entonces, todos los esfuerzos de la humanidad
se aplicarán a dominar las fuerzas de la naturaleza y a perfeccionar la vida social.

Investigar los tránsitos cualitativos de lo natural a lo social tiene un valor enorme para
desarrollar la producción, para elevar el rendimiento del trabajo, para mejorar las
facultades físicas y mentales del hombre, para formar conscientemente nuevas
cualidades y hábitos en las personas y nuevas formas de convivencia, para superar toda
clase de aberraciones de la naturaleza humana que se han ido acumulando durante la
historia multisecular de la sociedad de clases antagónicas.

——

{13} V. I. Lenin, “Obras”, t. XXIX, p. 143.


{14} Citado según el libro de Ph. Frank, "La filosofía de la ciencia", Moscú, 1960, p.
214.

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