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Pentecostales de Venezuela
F .I. E.L.P. V.
Instituto bíblico Fiel
I. B. F
2.- DE ACTITUDES:
3.- DE HABILIDADES:
VOCACION MINISTERIAL
CRONOGRAMA DE CLASES
2.-¿Carrera o profesión?
ESTA MATERIA TIENE QUE VER CON LA ACTIVIDAD DEL LIDER. ENTENDIENDO
QUE LOS MINISTERIOS SÓLO LOS DA EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS; EL CUAL ESCOGE AL
HOMBRE TEMEROSO Y DIGNO. LO VA PERFECCIONANDO CONFORME A SU VOLUNTAD,
ESTO ES POR AMOR A SU MISMA OBRA LA CUAL TIENE QUE DAR LO MEJOR DE SÍ.
TODO BUEN LIDER ESTA LLAMADO A DAR EJEMPLO PARA OTROS QUE VEN EN
ÉL LO QUE DIOS LES A DADO.
CONCEPTO
IMPORTANCIA:
Dios es sabio en todo, por lo cual dejo 5 ministerios que deben ser ocupados por hombres
que tengan un llamado especial de parte de él, este llamado es para ejecutar una labor de suma
importancia dentro del cuerpo del Señor; el saber que Dios escoge y capacita es también un
compromiso porque “al que Dios da más le demanda”. Por esto la importancia de desarrollar este
materia como inicio a un trabajo para Dios.
En el evangelio la palabra ministro, proviene de otra palabra ministrar, o sea que, es dar
de lo que se tiene. el ministro debe saber los principios base para esta función,
¿Que es un Ministro?
R. El ministro es aquel que el Señor llamo a su camino a ejercer una labor la cual el Espíritu
Santo lo otorga y este vive bajo el poder de la Palabra.
1. Amar a Cristo sobre todas las cosas: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mt. 10:37). Jesús desea nuestra
completa devoción. Nuestro amor por Jesús debe sobrepasar al de cualquier persona sin importar
que tan querido o querida sea. Para poder ser digno de seguir a Cristo es imperativo que uno lo ame
(obedezca) en forma total.
2. Permanecer en las palabras de Jesús: "... Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31). Para poder obedecer a Jesús es necesario que
conozcamos sus mandamientos. Permanecer significa habitar o morar. El hábito de hacer las
palabras de Jesús parte de nuestra vida cotidiana es un requisito para ser un verdadero seguidor de
Cristo.
3. Negarse uno mismo: "Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo..." (Mt. 16:24).
La frase "no se trata de mí" es apropiada para resumir la actitud de un seguidor de Jesús. Para ser un
discípulo de Cristo es imprescindible renunciar a nuestros derechos y ambiciones para buscar
solamente los de él.
4. Tomar la cruz: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día…" (Lucas 9:23). La cruz era un instrumento de tormento y muerte. Jesús les pide a sus
seguidores que cada día estén dispuestos a morir con tal de seguirlo. Ser un discípulo de Jesús
implica un compromiso total. Para seguir a Jesús uno debe estar dispuesto a pagar cualquier precio
y hacer cualquier sacrificio.
5. Seguir a Cristo: "Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Marcos 8:34). Cumplir con los deseos de Jesús
debe ser el único propósito de sus seguidores. Seguir a Cristo significa obedecerlo en todo. El plan
de vida es hacer solamente lo que Jesús ordena.
6. Renunciar a las posesiones: "cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no
puede ser mi discípulo" (Lucas 14:33). Jesús les pide todo a sus seguidores. Mis posesiones ya no
son mías sino de Jesús. Cristo no demanda solamente el diez por ciento de nuestros recursos, él
desea absolutamente todo. Sus seguidores son administradores de los bienes materiales, pero el
verdadero dueño debe ser Jesús para que uno pueda ser su discípulo.
7. Amar a nuestros semejantes: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor
los unos por los otros" (Juan 13:35). La marca de los seguidores de Jesús es el amor que se profesan
el uno al otro. Un discípulo de Cristo no se identifica con asistir a una iglesia, cargar una Biblia o
usar cierto tipo de lenguaje sino por el amor a sus semejantes. Los seguidores de Jesús deben estar
dispuestos a sacrificarse por otros al igual que Jesús lo hizo por ellos.
Citas: ayudas.- Is. 56: 10-12; Jer. 23: 1 –40; Ez. 3: 17 –21; Hch. 20: 17- 35; 1 Co. 2: 1 –16; 9: 19 –
23; 2 Co. 6: 1- 10; 1 Tim. 3: 1 –6; 6: 11-21; 2 Tim. 2: 1 – 20; 4: 1-8; 2 Co. 3: 6; 4: 1; 5: 18; Ef. 3: 7;
Col. 1: 23; 1 Tim. 1: 12; 2 Tim. 1: 11; Mt. 10:16; 20: 26; Co. 4: 2; 6: 4; 1 Tes 2: 4; 5: 14; 2 Tes. 3:
9; 1 Tim. 3: 2; 4: 12; 2 Tim. 2:1, 3: 17; Tito 1:7; 2:7.
OBJETIVO NO. 2
¿Carrera o profesión?
Oliver Sacks inició su libro, The Man Who Mistook His Wife for a Hat (El Hombre que
confundió a su esposa con un sombrero), con la fascinante historia de una persona que sufría de
agnosia El Dr. P. (el paciente), era un músico distinguido y profesor en Berlín. Sus estudiantes por
primera vez reconocieron su extraño comportamiento cuando no pudo identificar a las personas que
conocía. Además, a menudo equivocaba objetos como medidores de estacionamiento y tomas de
agua para incendios, confundiéndolos con niños. Al concluir una sesión con el doctor Sacks, el Dr.
P. empezó a buscar su sombrero. Finalmente, alcanzó la cabeza de su esposa y trató de ponérsela
sobre la suya.
Agnosia es el término psiquiátrico para la pérdida de la habilidad de reconocer objetos
familiares. La enfermedad del Dr. P. le impedía reconocer personas, porque veía los rostros sola-
mente en partes y pedazos. Aunque retuvo una habilidad cognoscitiva abstracta superior, podía ver
a los seres sólo como formas parciales. Increíble como parezca, el Dr. P. pudo funcionar bien a
pesar de su incapacidad y pudo trabajar hasta el fin de su vida.
Gracioso, aunque trágico, el caso del Dr. P. se asemeja al ministerio y a la ética ministerial
El ministro de hoy tiene que usar muchos "sombreros".
Cada seminarista sabe que un llamamiento a ser el ministro de una iglesia es un
llamamiento a varias tareas:
Predicación,
Enseñanza,
Consejo,
Visitación,
Administración,
Promoción,
Reclutamiento,
Dirección de la adoración y
Servicio a la comunidad,
Son únicamente unas cuantas de las responsabilidades.
Estos cambios han conducido a los ministros a la confusión y a una condición que Gustafson llama:
anomia,= una falta de delineación clara de la autoridad.
El ministro típico está perplejo, no solo sobre que hacer sino también sobre a quién servir.
Sin darse cuenta, los pastores y otros ministros pueden deslizarse creyendo que todo está
bien en tanto las "partes y pedazos" de las personas son visibles. El ministerio puede llegar a ser
muy impersonal. Los miembros de la Iglesia empiezan a contemplarse como “clientes” orientados
al consumo, y la Iglesia misma toma la apariencia de una corporación cuyo ejecutivo principal debe
trabajar para mantener altas las ganancias y felices a los "clientes". En medio de esta ocupación, el
propósito real del ministerio puede perderse.
Sin embargo, si los ministros se obsesionan, de tal manera que adoran su propio éxito en
lugar de adorar a Dios, exageran las estadísticas y racionalizan prácticas carentes de ética. ¡Los diri-
gentes de la iglesia deben decir la verdad!
El ideal moral para el ministro es la integridad, una vida de cabalidad ética y madurez
moral.
¿Cómo puede la persona llamada por Dios para servir a la iglesia lograr integridad de
carácter y conducta?
No obstante, la integridad ministerial no es ni sencilla ni automática. La ética ministerial sí
principia con un entendimiento adecuado de la vocación del ministro.
El propósito de esta materia es reexaminar el papel vocacional de los ministros.
Para responder a esta cuestión básica, debemos definir también lo que queremos decir con
"profesión". Una revisión breve de la historia de las profesiones, que se originaron en las órdenes
religiosas (que originalmente "profesaban" algo), ayudará a nuestra comprensión del término.
OBJETIVO NO. 3
Bases bíblicas para el ministerio
Las personas siempre necesitan saber "por qué" antes de que se les enseñe el "cómo".
Invierta tiempo en enseñarles a sus miembros las bases bíblicas del ministerio laico. Luego enséñelo
en clases, sermones, seminarios, estudios bíblicos hogareños, y de cualquier otra forma en que
pueda recalcar esta enseñanza. En realidad, nunca se debe dejar de enseñar la importancia de que
cada cristiano tenga un ministerio.
Hemos resumido lo que creemos en cuanto al ministerio en una Declaración de la misión
del ministerio. Basándonos en romanos 12:1-8, creemos que la iglesia se encuentra construida sobre
cuatro pilares del ministerio laico.
Enseñamos estas cuatro verdades una y otra vez para que se encarnen profundamente en
los corazones de nuestros miembros.
SHAPE es un acrónimo que creé años atrás para explicar los cinco elementos (dones
espirituales, corazón, habilidades, personalidad y experiencia) que determinan lo que debe ser el
ministerio de una persona.
Cuando Dios creó a los animales, asignó a cada uno de ellos un área en la cual son expertos.
Algunos animales corren, otros saltan, otros nadan, algunos hacen madrigueras y otros vuelan. Cada
animal juega un papel particular de acuerdo a la forma que Dios le dio. Lo mismo sucede con los
seres humanos. Cada uno ha sido creado o formado por Dios de manera única para realizar ciertas
cosas.
Si no comprende cuál es su forma, terminará haciendo cosas que Dios nunca pensó que
hiciera o para las cuales no lo creó. Cuando sus dones no hacen juego con el rol que está
desempeñando en la vida, usted se siente como si fuera una clavija cuadrada dentro de un orificio
redondo. Esto es frustrante, tanto para usted como para los demás. No solo produce resultados
limitados sino que también es un tremendo desperdicio de talentos, tiempo y energía.
Las dos raras veces coinciden. Mucha contrariedad y muchas tensiones durante los
primeros años surgen de tales malos entendidos. El resultado puede ser catastrófico: conflicto en
aumento, fatiga ministerial e incluso terminación forzada. El profesor de Yale, Gaylord Noyce,
afirma:
"El agotamiento del ministro, del que tanto se publica, es más el resultado de una
identidad pastoral confusa que de sobrecarga de trabajo.
La ética profesional bien enseñada, contrarresta esa clase de fatiga."
Los profetas de Jehová no sólo son llamados, sino que se les da un mensaje y una misión,
como a Débora (Jue. 4-5), ISaias (6:8,9), Amós (7:15) y Juan el Bautista.(Juan 3:1-3). El apóstol de
Tarso estaba tan convencido de que DIOS lo había elegido como un misionero al mundo gentil, que
escribió: “… porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mi si no anuncio el evangelio. (1 Cor
9:16).
No puede haber duda, el ministro del evangelio de Jesucristo es apartado y enviado por
Dios para cumplir una misión divina. El ministerio es una vocación, un llamamiento de DIOS.
Al mismo tiempo, el ministro generalmente cumple este llamamiento a través del servicio a
una congregación del pueblo de Dios. Este cuerpo de creyentes paga el salario del dirigente de la
iglesia y espera a cambio cierto tipo de servicio ministerial.
¿Cómo interpreta una persona apartada por DIOS para ministrar a la comunidad
cristiana su relación con la iglesia?,
Otro de los primeros dirigentes de la Iglesia, Simón Pedro, escribió una palabra clara acerca
de la responsabilidad pastoral hacia la ecclesia de Cristo:
Aunque la primera lealtad del ministro es a Dios, esta devoción nunca debe ser una
excusa para eludir los deberes pastorales.
Al buscar un entendimiento claro del llamamiento del ministro, debe notarse también que
los términos "vocación", "profesión" y "carrera" tienen múltiples significados.
Sin embargo, una carrera es algo más egoísta; es un medio para lograr las miras y
propósitos privados de uno. En lugar de preguntar cuál es la necesidad de la comunidad, una
persona de carrera pregunta qué es lo que yo quiero ser y a dónde quiero ir. Si esta última pregunta
es la que está en primer lugar en su mente, ¿no querrá decir eso que usted está buscando una carrera
y no respondiendo a un llamamiento?
En el sentido bíblico, tanto Lutero como Calvino enfatizaron que todos los cristianos son
"llamados" a servir a Dios en y a través de su vocación.
El o ella están cumpliendo un llamamiento y no sólo escogiendo una carrera. Pero involucra
algo más. Este llamamiento único a ser un ministro cristiano tiene rasgos característicos que
resultan en obligaciones extraordinarias.
Como vamos a ver, históricamente la palabra profesar significaba "testificar a nombre de" o
"sostener algo". Ser un profesional conllevaba implicaciones sobre conocimiento y responsabilidad
moral. "El profesional conoce algo que beneficiará a la comunidad más extensa, y tiene una
responsabilidad de usar ese conocimiento para servir a la comunidad humana mayor
OBJETIVO NO.5
HITORIA DE LAS PROFESIONES
El orador de capilla, durante una serie especial de conferencias. Sobre evangelismo, estaba
apelando a los estudiantes de seminario a una dedicación de todo corazón y al servicio sacrificial.
"Ustedes no son profesionales", concluyó, "ustedes son siervos de Jesucristo". Uno de nosotros, que
estaba en ese servicio, se sintió un poco incómodo, porque apenas una hora antes había enseñado a
una clase del seminario el significado de ser un ministro profesional.
El malentendido es común. El término "profesional" es considerado por algunos como un
título secular reservado para Reverendos preocupados más de su posición y prestigio que del
ministerio espiritual. Pero no es así. De hecho, exactamente lo opuesto debe ser verdad. .
Para que podamos entender el verdadero significado de la palabra profesional, es
importante revisar brevemente la historia de las profesiones, cómo principió la profesionalización y
los cambios que han ocurrido a través de los años. Esto es especialmente crucial para nuestra
comprensión de la crisis del día presente que enfrentan todos los profesionales, incluyendo a los
ministros.
Darrell Reeck cree que las raíces de nuestras profesiones contemporáneas se pueden trazar
hasta aquellos primeros sacerdotes, sanadores y jefes, que promovían los valores humanos en las
sociedades primitivas. Generalmente se perpetuaban a través de la herencia más que por méritos.
Para el tiempo de Jesús, había surgido una variedad de profesiones: sacerdotes, maestros,
abogados, médicos y soldados profesionales. Aunque Cristo a menudo denunció a los religiosos y
expertos legales de su día como hipócritas y legalistas él mismo fue conocido como un rabino de
Galilea, un miembro de la profesión de enseñanza. En los Evangelios y en el libro de Los Hechos
encontramos también a otro profesional, el "médico amado" Lucas, quien ministró a Pablo y
escribió dos libros del Nuevo Testamento.
Durante el período de la Edad Media, particularmente en el norte de Europa, ocurrió muy
poco cambio. Con la iglesia establecida en control, los clérigos constituyeron el grupo profesional
dominante.
Fue también durante este tiempo y después, que muchas ocupaciones y grupos comerciales
se organizaron en gremios.
Los gremios servían para mantener las normas, entrenar aprendices y sujetar a los
indisciplinados. Después de la Revolución Industrial, algunos gremios evolucionaron en
profesiones.
Martín Lutero y Juan Calvino: Antes de este período, se concluía generalmente que las
únicas personas que recibían un "llamamiento divino" eran aquellas escogidas por Dios para entrar
en el camino monástico espiritualmente superior. Este "llamamiento" (vocatio), era reservado
solamente para los profesionales religiosos.
Lutero y Calvino desafiaron esta tradición, basados en la enseñanza bíblica de
"llamamiento" que era prominente en las epístolas paulinas (1 Cor. 7:30s; 12:28; Ef. 4:11; Rom.
12:6-8). Ambos reformadores afirmaron que toda forma de trabajo digna era un "llamamiento
divino". El labrador, el comerciante y el zapatero, no sólo el sacerdote, tenían también un
llamamiento de Dios para servir al mundo en su trabajo.
Los servicios esenciales provistos a la sociedad por estas comunidades religiosas incluían
tanto lo sagrado como lo secular, ya que los monasterios llegaron a ser centros de cultura y
educación. De este modo estas órdenes religiosas proporcionaban a la sociedad, artistas y
educadores, expertos en ley y medicina, asesores políticos y dirigentes, así como teólogos,
sacerdotes y ministros.
Un ideal que emerge de esta herencia moral de vida profesional, es un tema que Darrell
Reeck llama habilitación, "la devoción de habilidades profesionales para llenar las necesidades de
grupos y, finalmente, para el bien común".
Lo opuesto de habilitación es explotación.
¿Soy, en mi vida profesional, un habilitador o un explotador?
OBJETIVO NO. 6
El significado de profesional
En el lenguaje popular la palabra profesional se usa en formas descuidadas que
confunden. Los atletas, los fumigadores y personas que trabajan en salas de belleza, anuncian su
trabajo como "profesional". Este uso común del término trata de producir en el público tanto
respeto como confianza, pero de hecho encubre el verdadero significado de profesional.
Tomados en conjunto, estos rasgos fijan el ideal tradicional de una profesión aparte de otras
ocupaciones que imponen demandas al título.
En un texto contemporáneo sobre ética profesional, Michael Bayles esboza tres rasgos
centrales que son necesarios para que Una ocupación sea una profesión:
(1) entrenamiento extenso;
(2) un componente intelectual significativo en el entrenamiento; y
(3) la habilidad entrenada proporciona un servicio importante en sociedad.
Este profesor también advierte que hay otros rasgos comunes a muchas profesiones, a saber:
credenciales, una organización de miembros y autonomía en su trabajo
Otras distinciones de profesional hechas por sociólogos, son similares y enfatizan cuatro rasgos:
Entrenamiento especializado,
Un sentido de llamamiento para servir al público,
Autorregulación incluyendo un código de ética
Y autonomía.
OBJETIVO NO. 7
CRISIS EN LA VIDA PROFESIONAL HOY
La ética de la conducta profesional está siendo cuestionada como nunca antes en la historia.
Abogados, médicos, ingenieros, contadores y otros (incluyendo ministros cristianos) profesionales,
están siendo criticados por no tener en cuenta los derechos de los clientes y el interés público. Quizá
la sociedad está reconsiderando el papel de las profesiones y de los profesionales.
De cualquier manera, tanto los profesionales como el público están enfrentando muchos
retos éticos difíciles. Todos están preocupados con la ética profesional.
Por otro lado, Dennis Campbell ha analizado algunas nuevas realidades en la sociedad
americana que amenazan el acercamiento cristiano a una práctica profesional. Tres movimientos
mayores en la cultura occidental que deterioran los puntales del profesionalismo son
La secularización,
El pluralismo y
El relativismo.
Estados Unidos de América, como la mayoría de las naciones del mundo occidental, es
dominantemente secular. La vida ya no está modelada por una visión de Dios o de la iglesia. Hay
muchos puntos de vista competitivos de la realidad en el mercado de las ideas y, de este modo,
ningún punto de vista domina la lealtad última de una gran mayoría de los americanos. Durante la
Edad Media, cuando estaban surgiendo las profesiones, prevalecía un punto de vista cristiano del
mundo.
Todos los aspectos de la vida personal y social estaban definidos por la iglesia y una
interpretación religiosa de la vida. La sociedad estaba unificada por creencias religiosas comunes y
valores compartidos. Los conceptos de profesionalismo se desarrollaron durante un tiempo cuando
los valores morales cristianos eran aceptados ampliamente.
La secularización, como maleza en un jardín descuidado, sobrepujó gradualmente el
monopolio cristiano de la civilización occidental.
Conforme nuevos puntos de vista retaban a las tradiciones del pasado, surgió un pluralismo
de ideas sobre el significado y valor de la vida. Este pluralismo creó muchos problemas para la vida
común de los americanos, porque engendró otro monstruo cultural: el relativismo. El relativismo
sostiene que no hay un solo punto de vista absoluto de la realidad; por lo tanto, todas las
perspectivas son iguales en valor.
En particular observó que tres diferentes imágenes del ministerio crean una crisis de iden -
tidad para los ministros:
El ministerio como
(1) un llamamiento para una clase o persona particular;
(2) un llamamiento de una clase particular de institución;
(3) un llamamiento a una clase particular de trabajo.
OBJETIVO NO. 8
EL MINISTRO COMO UN PROFESIONAL
Para hacer un resumen, entonces, podemos definir un profesional en este sentido
contemporáneo: una persona ampliamente educada, de habilidad y conocimiento muy
desarrollados, que trabaja en forma autónoma bajo la disciplina de una ética desarrollada y hecha
valer por iguales, que rinde un servicio social que es esencial y único, y quien hace juicios
complejos que implican consecuencias potencialmente peligrosas.
Otra esfera de diferencia es el papel social del ministro que actualmente incluye no sólo
responsabilidades pastorales sino también otras muchas habilidades. El ministro contemporáneo,
por ejemplo, debe ser perito en administración de negocios y relaciones públicas. Para estas labores,
la mayoría de los ministros no están cimentados en ninguna competencia técnica específica.
Habiendo admitido estas formas en las cuales el ministro moderno del evangelio no es
como el profesional tradicional, veamos ahora algunas formas en que la vocación ministerial co-
rresponde a esa designación.
A diferencia del típico especialista de hoy, el ministro se preocupa por la persona total;
Él (o ella) tiene un amplio fondo educativo general, que es tradicionalmente un rasgo del
profesional. Como la posición de los profesionales depende de competencia técnica en su campo, el
clérigo depende de competencia en ciertas disciplinas teológicas, tanto teóricas como prácticas.
Los clérigos de iglesia, por ejemplo, deben estar capacitados para explicar el significado del
matrimonio cristiano, así como realizar servicio de matrimonio.
Como un profesional, el ministro del evangelio está dedicado a servir a otros. La
recompensa monetaria y la posición no son motivaciones principales; el ministro pone las
necesidades de otros antes que las propias, pues esto es lo que significa ser un ministro "llamado" y
un seguidor de Jesús.
Una persona educada, que domine algún cuerpo de conocimiento. Este conocimiento no
es ni esotérico ni mundano, sino información esencial al ministerio y accesible por medio
de instituciones educativas acreditadas.
Una persona experta, que domine un grupo específico de habilidades vocacionales. Estas
habilidades, aunque requieren algún talento, pueden aprenderse y refinarse a través de la
práctica y con supervisión.
Una persona institucional, que se relacione con la sociedad y sirva a las personas a través
de una institución social, de la cual el ministro es en parte siervo y en parte señor.
Una persona responsable, alguien que "profesa" actuar competente mente en cualquier
situación que requiere del servicio del ministro, que incluye las normas más altas de
conducta ética.
Una persona dedicada, quien también "profesa" proporcionar algo de gran valor para la
sociedad.
La dedicación del ministro a los valores del ministerio cristiano es la base fundamental para
evaluar el servicio ministeria1.
Glasse construye su concepto de "La perspectiva profesional" sobre estos cinco puntos de
base que todas las profesiones tienen en común. Para identificar al ministro como un profesional,
derivó la relación de doctor, abogado, maestro y ministro,
Adaptando el modelo de Glasse, Gaylord Noyce desarrolla una red que compara cinco
profesiones (él añade gerente de negocios) de igual manera. Aunque su lista de elementos es
similar, Noyce añade algunas características nuevas. Para él, un profesional es:
(1) Educado en un cuerpo de conocimiento;
(2) Hace un Compromiso de servicio;
(3) Parte de un grupo de iguales que establece normas de
práctica;
(4) Una matriz institucional que reclama lealtad; y
(5) sirve metas inmediatas fundamentales, que son específicos
a la profesión.
Reflexionando sobre la red, Noyce pareció llegar a la conclusión de que el ministro
pertenece a la categoría de un profesional.
Esto no quiere decir que este título encaja nítidamente o que no hay otros inconvenientes a
la propuesta. No obstante, como Glasse y muchos otros observan, hay dos razones principales para
concluir que los ministros son profesionales:
La identificación tradicional y la definición racional.
Por otro lado, aun entre las denominaciones que permiten menos que estas normas, las
expectativas para los ministros continúan elevándose hacia normas profesionales en todas las
categorías.
Si nosotros, los que somos ministros, nos llamamos profesionales, ¿qué significado tiene
esto para nuestra ética ministerial? Reconociendo el peligro de ser redundantes, afirmemos una vez
más que si el ministro cristiano es un profesional, él o ella está comprometido con ciertos ideales.
Las normas de la práctica profesional que aplican al ministerio cristiano, incluyen estas
obligaciones éticas:
1. Educación. El ministro se preparará para el servicio cristiano haciéndose con una educación
general amplia, seguida por un entrenamiento especializado en teología y ministerio. Los ministros
estarán también comprometidos con un proceso de estudio de toda su vida y un crecimiento que los
prepare para el servicio continuado (2 Tim. 2:15).
3. Autonomía. El ministro es llamado a una vida de toma de decisiones responsable que implica
potencialmente consecuencias peligrosas. Como un dirigente espiritual, el ministro tomará
decisiones y ejercitará autoridad pastoral a la luz del modelo de líder-siervo ejemplificado por
Cristo (Juan 13:1-16).
4. Servicio. La motivación del ministro para el ministerio no será posición social ni recompensa
monetaria, sino el amor ágape para servir a otros en nombre de Cristo (1 Coro 13).
5. Dedicación. El ministro "profesa" proporcionar a la sociedad algo de gran valor, las "buenas
nuevas" de la salvación de Dios y la demostración del amor de Dios a través del ministerio
cristiano. A estos valores está dedicado el llamado de Dios (Rom. 1:11-17).
6. Ética. En relación con la congregación, los colegas y la comunidad, así como con la vida
personal, el ordenado vivirá bajo la disciplina de una ética que sostiene las normas más altas de la
moralidad cristiana (1 Tim. 3:1-7).
En conclusión, hemos argumentado que la vocación en el sentido específico de un
llamamiento de Dios, es el elemento esencial que evita que el concepto de un ministro profesional
degenere en un asunto privado. No hemos demandado que los ministros ejemplifiquen la noción del
profesional en todas las formas.
Pero estamos convencidos de que hay buenas razones históricas y teológicas para asegurar
que el ministro cristiano es un profesional. Si estamos en lo correcto, entonces la recuperación del
significado religioso y social de la vocación y profesión ministeriales puede revitalizar a la iglesia,
así como construir un fundamento para un ministerio ético.
Eres una combinación de muchos factores diferentes. Para ayudarte a recordar cinco de esos
factores, hice un acróstico sencillo con la palabra FORMA [indistintamente usaré cualquier
sinónimo de esta palabra.
Estudiaremos esos cinco factores y le daremos seguimiento, te explicaré cómo descubrirlos
y usarlos.
Siempre que Dios nos da una asignación, nos equipa con lo que necesitamos para cumplirla.
A esta combinación de aptitudes se le llama moldear o dar FORMA:
Formación espiritual
Oportunidades
Recursos
Mi personalidad
Antecedentes
Formación espiritual
Dios le da a cada creyente dones espirituales para usarlos en el ministerio. Son habilidades
especiales dadas por Dios a los creyentes para servirle. La Biblia dice: «El que no tiene el Espíritu
no acepta lo que procede del Espíritu de Dios». No puedes obtener los dones espirituales o
merecerlos, ya que son regalos. Son una expresión de la gracia de Dios para ti. «Cristo ha repartido
generosamente sus dones en nosotros». No puedes escoger los dones que quieras tener;
Dios es quien los determina.
Pablo explica: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno
según él lo determina».
Puesto que Dios ama la variedad y quiere que seamos especiales, no nos dio el mismo don a
todos. Por otra parte, ningún individuo recibe todos los dones. Si los tienes todos, no tienes
necesidad de otro, y eso podría estropear algunos de los propósitos de Dios; él nos enseña a
depender unos de otros.
Instintivamente ponemos más atención a ciertas cosas que a otras. Esos son indicios que
señalan dónde debes servir.
Otra palabra que tiene que ver con el corazón es pasión.
Hay ciertos temas que te apasionan y otros que no te interesan. Algunas experiencias captan
tu atención mientras otras pasan inadvertidas o te aburren. Eso revela la naturaleza de tu corazón.
Recursos para usar
Tus recursos son los talentos naturales con los que naciste.
Todos nuestros recursos provienen de Dios. Incluso los que usamos para pecar son dados
por Dios, sólo que son mal usados o abusados.
La Biblia dice: «Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la habilidad de hacer bien ciertas
cosas») Dado que las habilidades naturales o recursos provienen de Dios, son tan importantes y
espirituales como tu forma espiritual. La única diferencia es que ellas te fueron dadas al nacer.
Una de las excusas más comunes de las personas para no servir es: «Yo no tengo ningún
recurso». Esto es ridículo. Tienes docenas, probablemente cientos de habilidades no explotadas, no
reconocidas y sin uso; habilidades inactivas dejadas de lado. Muchos estudios han revelado que el
promedio de las personas posee de 500 a 700 diferentes habilidades y destrezas, más de las que te
puedes imaginar.
Cada recurso puede usarse para la gloria de Dios.
Mi personalidad cuenta
Cuando Dios te hizo, rompió el molde. Nunca ha existido ni existirá alguien exactamente
igual a ti.
Es obvio que a Dios le gusta la variedad, ¡mira alrededor!
Él nos creó a cada uno con una combinación única de atributos personales.
Dios hace a los introvertidos y los extrovertidos. A los que aman la rutina y a los que les
gusta la variedad. Él hace personas «pensadoras» y «perceptivas». Algunas trabajan mejor cuando
se le asigna un trabajo individual mientras que otras trabajan mejor en equipo. La Biblia dice: «Dios
obra a través de personas diferentes en maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien cumple su
propósito a través de todos ellos».
La Biblia nos da abundante prueba de que Dios usa todo tipo de personalidades. Pedro era
sanguíneo. Pablo era un colérico. Jeremías era melancólico. Cuando miras las personalidades
diferentes en los doce discípulos, es fácil ver por qué algunas veces tenían conflictos entre ellos.
Tú has sido formado por tus antecedentes en la vida, tus experiencias, la mayoría de las
cuales estuvo fuera de tu control. Dios permitió todas ellas para su propósito de moldearte.
Para determinar tu forma para servir a Dios, debes examinar por lo menos seis tipos de
experiencias:
Es esta última categoría, la de las experiencias dolorosas, la que Dios usa la mayoría de las
veces para prepararte para su ministerio. ¡Dios nunca desperdicia el dolor! De hecho, el ministerio
más grandioso surgirá de tu dolor más grande.
¿Quién puede ministrar a los padres de un niño con síndrome de Down sino otra pareja que
tenga un niño en la misma condición?
¿Quién puede ayudar mejor a un alcohólico a superarse que alguien que haya luchado
contra ese demonio y logró su libertad?
¿Qué mejor apoyo para una esposa cuyo esposo la dejó por un romance, que el de una
mujer que ya pasó por esa agonía?
Dios intencionalmente permite que atravieses por experiencias dolorosas para equiparte
para que ministres a otros. La Biblia dice: «Él nos consuela en todos nuestros problemas de manera
que podamos consolar a otros. Cuando otros están en problemas, debemos estar dispuestos a darles
a ellos el mismo consuelo que Dios nos ha dado».
Si realmente deseas ser usado por Dios, debes entender una verdad poderosa: las
experiencias que más te han dejado resentido y lastimado en la vida, las que has ocultado y has ol-
vidado, son las que Dios quiere que uses para ayudar a otros.
¡¡¡ Ellas son tu ministerio!!!
Para que Dios use tus experiencias dolorosas debes estar dispuesto a compartirlas. Debes
dejar de cubrirlas, y honestamente admitir tus faltas, fallas y temores. Quizás haciendo esto hagas tu
ministerio más efectivo. Las personas se animan más cuando les compartimos la manera en que la
gracia de Dios nos ayudó en nuestra debilidad, más que jactarnos de nuestras fortalezas.
Servimos a Dios sirviendo a los demás. El mundo define la grandeza en términos de poder,
posesiones, prestigio y posición.