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Federación de Iglesias Evangélicas Libres

Pentecostales de Venezuela
F .I. E.L.P. V.
Instituto bíblico Fiel
I. B. F

LIBRO DE TEXTO: Etica Ministerial; Joe E. Trull y James


E. Carter, Ed. Casa bautista de
Publicaciones.

RECOPILADO POR: Ronal Gil; Pastor,Docente

OBJETIVOS: 1.- DE CONOCIMIENTO:

1.1 Informarse sobre el desarrollo


1.2 Captar una idea general de los
1.3 Saber el punto de vista de cada

2.- DE ACTITUDES:

2.1 Sentirse inspirados a una vida Devocional personal mas


intima hacia Cristo, como resultado de estas enseñanzas y
relatos de la vida terrenal de nuestro Señor Jesucristo.

3.- DE HABILIDADES:
VOCACION MINISTERIAL
CRONOGRAMA DE CLASES

1.- INTRODUCCION A LA MATERIA

2.-¿Carrera o profesión?

3.- Bases bíblicas para el ministerio

4.-El llamamiento al ministerio

5.-La historia de las profesiones

6.-El significado de profesional

7.-CRISIS EN LA VIDA PROFESIONAL HOY

8.-EL MINISTRO COMO UN PROFESIONAL

9.-EVALUACIÓN FINAL Y ENTREGA DE


NOTAS.
OBJETIVO NO. I
VOCACION MINISTERIAL

1.1.- INTRODUCCION A LA MATERIA

ESTA MATERIA TIENE QUE VER CON LA ACTIVIDAD DEL LIDER. ENTENDIENDO
QUE LOS MINISTERIOS SÓLO LOS DA EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS; EL CUAL ESCOGE AL
HOMBRE TEMEROSO Y DIGNO. LO VA PERFECCIONANDO CONFORME A SU VOLUNTAD,
ESTO ES POR AMOR A SU MISMA OBRA LA CUAL TIENE QUE DAR LO MEJOR DE SÍ.

UN LIDER TIENE UN TIPO DE LLAMAMIENTO ESPECIAL DE PARTE DE DIOS PARA


REALIZAR UNA LABOR ESPECIFICA Y GENERAL.

TODO BUEN LIDER ESTA LLAMADO A DAR EJEMPLO PARA OTROS QUE VEN EN
ÉL LO QUE DIOS LES A DADO.

CONCEPTO

¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA MINISTRO?


La palabra "ministerio" viene del Latín ministerium, que significa "servicio". Cada
cristiano es llamado por Jesús, a servirle y participar con Él en la misión que el Padre le ha
encomendado.
El Espíritu Santo le da la fuerza y los dones necesarios para desarrollar ese servicio en comunión
con toda la Iglesia.

IMPORTANCIA:
Dios es sabio en todo, por lo cual dejo 5 ministerios que deben ser ocupados por hombres
que tengan un llamado especial de parte de él, este llamado es para ejecutar una labor de suma
importancia dentro del cuerpo del Señor; el saber que Dios escoge y capacita es también un
compromiso porque “al que Dios da más le demanda”. Por esto la importancia de desarrollar este
materia como inicio a un trabajo para Dios.
En el evangelio la palabra ministro, proviene de otra palabra ministrar, o sea que, es dar
de lo que se tiene. el ministro debe saber los principios base para esta función,

¿Que es un Ministro?
R. El ministro es aquel que el Señor llamo a su camino a ejercer una labor la cual el Espíritu
Santo lo otorga y este vive bajo el poder de la Palabra.

¿Qué debo saber sobre el Ministerio?


R. Cada Organización o Federación, da fe que él creyente escogido por Dios, cumple, es
capacitado, y vive conforme a la Palabra y luego es reconocido públicamente y ungido por las
autoridades de dicha Federación u Organización.

¿Qué debe hacer el Ministro?


Hay muchas cosas que el Ministro debe realizar para dar cumplimiento al llamamiento y
ejecución del ministerio. (Mt. 10: 16; 20: 26; Lc. 22: 26; Hch. 20: 24 1 Co. 3: 5; 2 Co. 6:4; 1
Tim. 6: 11; 2 Tim. 2:24; 4:5; 1 P. 5:2; Ez. 3: 17; Heb. 13: 17) También tiene que tener un
equilibrio en su entorno sea en el trabajo, casa, iglesia, vida devocional.
El hogar: Todo Ministro debe balancear sus actividades seculares y del ministerio con la del
hogar; debe tener calidad de tiempo y de compartir con los suyos, dar lo mejor para todos los
componentes de la familia sin descuidar su testimonio dentro de este entorno.
El trabajo: Hay Ministros, que también trabajan en actividades seculares (no necesariamente
pues la iglesia debe sostener y dar para que el este a tiempo completo y que falte nada) donde su
ejemplo servirá confianza, ayuda, motivación para los demás que le rodean, obediente a las
autoridades superiores, etc.
En la iglesia: Debe tener una vida consagrada a las cosas espirituales, conforme a la Palabra,
ayudar o atender la obra de Dios, según sea su llamamiento.
Vida Devocinal: Debe dedicarse cierto tiempo a la oración, al estudio de la Palabra, a preparar
los mensajes, enseñanzas, etc. Debe vigilar porque su comunión con Dios sea continua, cuidar su
testimonio en todo los aspectos anteriores, ser ejemplo de sus hermanos y aun de los no creyentes.

¿Qué cantidad de tiempo debe dedicar para esto?


El Ministro debe balancear todas las actividades; pero la más importante es la comunión, en
oración continua, o sea, depende de Dios en todas las actividades a realizar y cualquier decisión,
consejo, palabra no sea él sino el Señor.

¿Tengo yo el llamamiento para Ministro?


Sólo Dios es el que puede otorgar estos Ministerios; hay organizaciones que capacitan a
hombres y mujeres para ejercer estos cargos ministeriales, Sólo el poder del Espíritu Santo es dador
de estos y la unción por parte de el presbiterio para ser efectivo y reconocido en este trabajo; Dios
hace sentir este llamamiento, va capacitándolo y moldeando todo su ser hasta que alcance la
estatura deseada y no queda aquí, sino que sigue el trato Dios – hombre, aun ya ejecutándolo.(1r.
19:19 –21)

¿Cómo servir a Dios en el Ministerio?


Jesucristo es el ejemplo para todos nosotros, que debemos tomar, sobre todos los ministros.
Aprender a ser mayordomo dentro de la obra de Dios, es saber como servir, el mayordomo hace lo
que su amo le mande u ordena, y lo hace bien, sin discutir, sin protestar, sólo obedece.

1. Amar a Cristo sobre todas las cosas: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mt. 10:37). Jesús desea nuestra
completa devoción. Nuestro amor por Jesús debe sobrepasar al de cualquier persona sin importar
que tan querido o querida sea. Para poder ser digno de seguir a Cristo es imperativo que uno lo ame
(obedezca) en forma total.
2. Permanecer en las palabras de Jesús: "... Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31). Para poder obedecer a Jesús es necesario que
conozcamos sus mandamientos. Permanecer significa habitar o morar. El hábito de hacer las
palabras de Jesús parte de nuestra vida cotidiana es un requisito para ser un verdadero seguidor de
Cristo.
3. Negarse uno mismo: "Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo..." (Mt. 16:24).
La frase "no se trata de mí" es apropiada para resumir la actitud de un seguidor de Jesús. Para ser un
discípulo de Cristo es imprescindible renunciar a nuestros derechos y ambiciones para buscar
solamente los de él.

4. Tomar la cruz: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día…" (Lucas 9:23). La cruz era un instrumento de tormento y muerte. Jesús les pide a sus
seguidores que cada día estén dispuestos a morir con tal de seguirlo. Ser un discípulo de Jesús
implica un compromiso total. Para seguir a Jesús uno debe estar dispuesto a pagar cualquier precio
y hacer cualquier sacrificio.
5. Seguir a Cristo: "Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Marcos 8:34). Cumplir con los deseos de Jesús
debe ser el único propósito de sus seguidores. Seguir a Cristo significa obedecerlo en todo. El plan
de vida es hacer solamente lo que Jesús ordena.

6. Renunciar a las posesiones: "cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no
puede ser mi discípulo" (Lucas 14:33). Jesús les pide todo a sus seguidores. Mis posesiones ya no
son mías sino de Jesús. Cristo no demanda solamente el diez por ciento de nuestros recursos, él
desea absolutamente todo. Sus seguidores son administradores de los bienes materiales, pero el
verdadero dueño debe ser Jesús para que uno pueda ser su discípulo.

7. Amar a nuestros semejantes: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor
los unos por los otros" (Juan 13:35). La marca de los seguidores de Jesús es el amor que se profesan
el uno al otro. Un discípulo de Cristo no se identifica con asistir a una iglesia, cargar una Biblia o
usar cierto tipo de lenguaje sino por el amor a sus semejantes. Los seguidores de Jesús deben estar
dispuestos a sacrificarse por otros al igual que Jesús lo hizo por ellos.

¿QUE ES UN MINISTRO DE DIOS?


Sacar una conclusión de todo lo antes estudiado, para dar la definición.
Con todas estas citas, realice un estudio sobre los ministerios.

Citas: ayudas.- Is. 56: 10-12; Jer. 23: 1 –40; Ez. 3: 17 –21; Hch. 20: 17- 35; 1 Co. 2: 1 –16; 9: 19 –
23; 2 Co. 6: 1- 10; 1 Tim. 3: 1 –6; 6: 11-21; 2 Tim. 2: 1 – 20; 4: 1-8; 2 Co. 3: 6; 4: 1; 5: 18; Ef. 3: 7;
Col. 1: 23; 1 Tim. 1: 12; 2 Tim. 1: 11; Mt. 10:16; 20: 26; Co. 4: 2; 6: 4; 1 Tes 2: 4; 5: 14; 2 Tes. 3:
9; 1 Tim. 3: 2; 4: 12; 2 Tim. 2:1, 3: 17; Tito 1:7; 2:7.
OBJETIVO NO. 2
¿Carrera o profesión?
Oliver Sacks inició su libro, The Man Who Mistook His Wife for a Hat (El Hombre que
confundió a su esposa con un sombrero), con la fascinante historia de una persona que sufría de
agnosia El Dr. P. (el paciente), era un músico distinguido y profesor en Berlín. Sus estudiantes por
primera vez reconocieron su extraño comportamiento cuando no pudo identificar a las personas que
conocía. Además, a menudo equivocaba objetos como medidores de estacionamiento y tomas de
agua para incendios, confundiéndolos con niños. Al concluir una sesión con el doctor Sacks, el Dr.
P. empezó a buscar su sombrero. Finalmente, alcanzó la cabeza de su esposa y trató de ponérsela
sobre la suya.
Agnosia es el término psiquiátrico para la pérdida de la habilidad de reconocer objetos
familiares. La enfermedad del Dr. P. le impedía reconocer personas, porque veía los rostros sola-
mente en partes y pedazos. Aunque retuvo una habilidad cognoscitiva abstracta superior, podía ver
a los seres sólo como formas parciales. Increíble como parezca, el Dr. P. pudo funcionar bien a
pesar de su incapacidad y pudo trabajar hasta el fin de su vida.

Gracioso, aunque trágico, el caso del Dr. P. se asemeja al ministerio y a la ética ministerial
El ministro de hoy tiene que usar muchos "sombreros".
Cada seminarista sabe que un llamamiento a ser el ministro de una iglesia es un
llamamiento a varias tareas:

Predicación,
Enseñanza,
Consejo,
Visitación,
Administración,
Promoción,
Reclutamiento,
Dirección de la adoración y
Servicio a la comunidad,
Son únicamente unas cuantas de las responsabilidades.

El peligro invisible para el trabajador religioso muy ocupado es "agnosia ministerial",


¡convirtiéndose en el ministro que confundió a un feligrés con uno de sus sombreros!

En breve, las personas se pueden perder en medio de un ministerio activo.


¿Qué ha causado esta multiplicación de funciones que aumenta el riesgo de contraer
agnosia ministerial y pasar por alto a las. Personas? James Gustafson ha observado tres desarrollos
primarios durante este siglo, que han precipitado este cambio de papel para los ministros:
1.-El carácter voluntario de la religión en los Estados Unidos, que en sus varias
dimensiones hace a los ministros excepcionalmente sensibles a los deseos y necesidades de los
laicos y a los cambios en la cultura.
2.-El derrumbamiento de un sentido de autoridad independiente en los ministros en
ausencia de aceptación amplia de las bases tradicionales de su autoridad, los ministros buscan
sustituir formas de legitimarse a sí mismos.
3.-El esfuerzo de los ministros por encontrar nuevas formas de hacer la fe religiosa
pertinente en patrones de cambio social y cultural.

Estos cambios han conducido a los ministros a la confusión y a una condición que Gustafson llama:
anomia,= una falta de delineación clara de la autoridad.

El ministro típico está perplejo, no solo sobre que hacer sino también sobre a quién servir.

¿Quien tiene la palabra final:

¿El miembro de la iglesia?


¿La congregación?
¿La denominación?, o Dios?

Como un prestidigitador de circo, el ministro nervioso trata de conservar en equilibrio estas


autoridades en competencia.

Sin darse cuenta, los pastores y otros ministros pueden deslizarse creyendo que todo está
bien en tanto las "partes y pedazos" de las personas son visibles. El ministerio puede llegar a ser
muy impersonal. Los miembros de la Iglesia empiezan a contemplarse como “clientes” orientados
al consumo, y la Iglesia misma toma la apariencia de una corporación cuyo ejecutivo principal debe
trabajar para mantener altas las ganancias y felices a los "clientes". En medio de esta ocupación, el
propósito real del ministerio puede perderse.

Sin embargo, si los ministros se obsesionan, de tal manera que adoran su propio éxito en
lugar de adorar a Dios, exageran las estadísticas y racionalizan prácticas carentes de ética. ¡Los diri-
gentes de la iglesia deben decir la verdad!

El ideal moral para el ministro es la integridad, una vida de cabalidad ética y madurez
moral.
¿Cómo puede la persona llamada por Dios para servir a la iglesia lograr integridad de
carácter y conducta?
No obstante, la integridad ministerial no es ni sencilla ni automática. La ética ministerial sí
principia con un entendimiento adecuado de la vocación del ministro.
El propósito de esta materia es reexaminar el papel vocacional de los ministros.

Esta principia con el entendimiento del ministro del "llamamiento":

¿Es una carrera o una profesión?

Para responder a esta cuestión básica, debemos definir también lo que queremos decir con
"profesión". Una revisión breve de la historia de las profesiones, que se originaron en las órdenes
religiosas (que originalmente "profesaban" algo), ayudará a nuestra comprensión del término.
OBJETIVO NO. 3
Bases bíblicas para el ministerio

Las personas siempre necesitan saber "por qué" antes de que se les enseñe el "cómo".
Invierta tiempo en enseñarles a sus miembros las bases bíblicas del ministerio laico. Luego enséñelo
en clases, sermones, seminarios, estudios bíblicos hogareños, y de cualquier otra forma en que
pueda recalcar esta enseñanza. En realidad, nunca se debe dejar de enseñar la importancia de que
cada cristiano tenga un ministerio.
Hemos resumido lo que creemos en cuanto al ministerio en una Declaración de la misión
del ministerio. Basándonos en romanos 12:1-8, creemos que la iglesia se encuentra construida sobre
cuatro pilares del ministerio laico.
Enseñamos estas cuatro verdades una y otra vez para que se encarnen profundamente en
los corazones de nuestros miembros.

Pilar N° 1: Todo creyente es un ministro.


Todos los creyentes no son pastores, pero todo creyente esta llamado al ministerio. Dios
llama a todos los creyentes a ministrar al mundo y a la iglesia. Servir dentro del cuerpo no es una
cuestión opcional para los cristianos. En el ejército de Dios no existen voluntarios, pertenecemos al
servicio militar obligatorio de Dios.
Ser cristiano es ser parecido a Jesús. Él dijo: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45,). Servir y dar
son las características del modo de vivir de Cristo que se espera de cada creyente.

Cada cristiano ha sido creado para el ministerio (Ef. 2:10),


Salvado para el ministerio (2 Tim. 1:9),
Llamado al ministerio (1 Pd. 2:9-10),
Dotado para el ministerio (1 Pd. 4:10),
Autorizado para ejercer el ministerio ( Mt. 28: 18-20),
Se le ha ordenado que ministre (Mt. 20:26-28),
Ha sido preparado para el ministerio (Ef. 4:11-12),
Necesario en el ministerio (1 Cor.12:27),
Responsable en el ministerio y será
Recompensado de acuerdo a su ministerio (Col. 3:23-24).

Pilar N° 2: Todos los ministerios son importantes.


En el cuerpo de Cristo no hay tal cosa como "personas insignificantes" ni "ministerios
insignificantes". Todos los ministerios son importantes.
Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso...
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad
de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios.
Algunos ministerios son visibles y otros están detrás de la escena, pero todos son
igualmente valiosos. Muchas veces, los ministerios pequeños son los que marcan las mayores
diferencias. La luz más importante de mi casa no es el gran candelabro de nuestro comedor, sino la
pequeña lucecita que queda prendida por las noches y que impide que tropiece cuando voy al baño.
Es pequeña, pero para mí es más útil que la que es deslumbrante. (¡Mi esposa dice que mi luz
favorita es la que se enciende cuando abro el refrigerador!)

Pilar N° 3: Dependemos los unos de los otros.


No solo cada ministerio es importante sino que cada uno está entrelazado con los demás.
Ningún ministerio es independiente de los otros. Como no hay ningún ministerio que pueda realizar
todo lo que debe hacer la iglesia, debemos depender los unos de los otros y cooperar los unos con
los otros. Como en un rompecabezas, cada pieza es necesaria para completar el cuadro. Lo primero
que se nota es la pieza que falta.
Cuando una parte del cuerpo funciona mal, las otras tampoco funcionan bien. Uno de los elementos
que falta en la iglesia contemporánea es esta comprensión de la interdependencia. Debemos trabajar
juntos. La preocupación existente en nuestra cultura con respecto al individualismo y a la
independencia se debe reemplazar por los conceptos bíblicos de interdependencia y cooperación.

Pilar N° 4: El ministerio es la expresión de mi SHAPE


El autor usa una palabra del idioma inglés que quiere decir "forma" y la transforma en un
acrónimo o sigla que responde a los siguientes conceptos:

Spiritual gifts [dones espirituales],


Heart [corazón],
Abilities [habilidades],
Personality [personalidad] y
Experience [experiencia] .

SHAPE es un acrónimo que creé años atrás para explicar los cinco elementos (dones
espirituales, corazón, habilidades, personalidad y experiencia) que determinan lo que debe ser el
ministerio de una persona.

Cuando Dios creó a los animales, asignó a cada uno de ellos un área en la cual son expertos.
Algunos animales corren, otros saltan, otros nadan, algunos hacen madrigueras y otros vuelan. Cada
animal juega un papel particular de acuerdo a la forma que Dios le dio. Lo mismo sucede con los
seres humanos. Cada uno ha sido creado o formado por Dios de manera única para realizar ciertas
cosas.

La buena mayordomía de su vida comienza cuando comprende cuál es su forma. Usted es


único, maravillosamente complejo y compuesto por muchos factores diferentes. La forma que Dios
le ha dado determina lo que él espera que usted haga. Su ministerio está determinado por su forma
de ser.

Si no comprende cuál es su forma, terminará haciendo cosas que Dios nunca pensó que
hiciera o para las cuales no lo creó. Cuando sus dones no hacen juego con el rol que está
desempeñando en la vida, usted se siente como si fuera una clavija cuadrada dentro de un orificio
redondo. Esto es frustrante, tanto para usted como para los demás. No solo produce resultados
limitados sino que también es un tremendo desperdicio de talentos, tiempo y energía.

Dios lo ha estado moldeando y formando para el ministerio


Desde el momento en que nació. Por cierto,
Dios comenzó a formarlo antes de que naciera.
OBJETIVO NO.4
El llamamiento al ministerio
Un prerrequisito básico para un ministerio ético es un entendimiento claro del llamamiento
del ministro.
¿Cómo entra una persona al servicio cristiano vocacional? ¿Recibe el candidato un
llamamiento de Dios o simplemente escoge una carrera?
¿Es el ministerio una ocupación o una profesión? ¿Qué es lo que el cargo en sí requiere del
ordenado: una vida moral inspiradora, liderazgo eclesiástico efectivo, habilidades ministeriales
refinadas, creencias teológicas sanas, conducta profesional inequívoca, o alguna combinación de
estos atributos ministeriales?
¿Cuál debe ser la prioridad de un ministro incipiente?
El interés principal de muchos ministros primerizos es hacer frente a las incertidumbres
respecto a quiénes eran ellos en el ministerio. "Encontramos a ministros principiantes casi
completamente a merced de las expectativas de su primera congregación, sin demandas que dieran
equilibrio por parte de la denominación o la profesión.
La formación de la identidad ministerial dependía de satisfacer a la primera
congregación."

Si esto es verdad, qué importante es para el ministro primerizo tener un


entendimiento claro de su papel., Cada iglesia tiene una lista no escrita de expectativas para
su ordenado y, en forma similar, cada nuevo pastor llega con un cuaderno lleno con planes y
prioridades.

Las dos raras veces coinciden. Mucha contrariedad y muchas tensiones durante los
primeros años surgen de tales malos entendidos. El resultado puede ser catastrófico: conflicto en
aumento, fatiga ministerial e incluso terminación forzada. El profesor de Yale, Gaylord Noyce,
afirma:
"El agotamiento del ministro, del que tanto se publica, es más el resultado de una
identidad pastoral confusa que de sobrecarga de trabajo.
La ética profesional bien enseñada, contrarresta esa clase de fatiga."

De modo que surge nuevamente la pregunta:


¿A qué es llamado el ministro: a una carrera o a una profesión.
¿A una ocupación o a una vocación única?
Cada ministro debe también preguntar:

¿A quién sirvo, a Cristo o a la congregación?


Para ponerlo en otra forma: ¿Estoy sirviendo a Cristo al servir a la congregación? Construir
un ministerio sobre la base de integridad requiere que el sentido de llamamiento y el concepto de
servicio de un ministro sean bíblicos, éticos y semejantes a Cristo.

La mayoría de los ministros evangélicos se identificarían con el relato de Jeremías de su


llamamiento:
Leer Jer. 1: 4, 5
Este mensajero a Israel creyó que el soberano Señor planeó que él fuera vocero de Dios
desde el principio de su existencia. De igual manera, los ministros cristianos deben estar confiados
en el plan de Dios para sus vidas como se revela en su llamamiento al ministerio cristiano. Esta
convicción sobre la voluntad de Dios es más que la elección de carreras de acuerdo con inventarios
de personalidades; es un reconocimiento de una elección divina.
Como Jehová escogió a Abraham para dirigir a un nuevo pueblo (Gén. 12:1-3) y envió a
Moisés en una misión redentora (Ex. 3:10), así Dios llama y envía al ministro moderno. Nuestra
respuesta al llamamiento de Dios debe ser como la de Isaías:
"Heme aquí, envíame a mí" (6:8).

Los profetas de Jehová no sólo son llamados, sino que se les da un mensaje y una misión,
como a Débora (Jue. 4-5), ISaias (6:8,9), Amós (7:15) y Juan el Bautista.(Juan 3:1-3). El apóstol de
Tarso estaba tan convencido de que DIOS lo había elegido como un misionero al mundo gentil, que
escribió: “… porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mi si no anuncio el evangelio. (1 Cor
9:16).

No puede haber duda, el ministro del evangelio de Jesucristo es apartado y enviado por
Dios para cumplir una misión divina. El ministerio es una vocación, un llamamiento de DIOS.

Al mismo tiempo, el ministro generalmente cumple este llamamiento a través del servicio a
una congregación del pueblo de Dios. Este cuerpo de creyentes paga el salario del dirigente de la
iglesia y espera a cambio cierto tipo de servicio ministerial.

¿Cómo interpreta una persona apartada por DIOS para ministrar a la comunidad
cristiana su relación con la iglesia?,

Otro de los primeros dirigentes de la Iglesia, Simón Pedro, escribió una palabra clara acerca
de la responsabilidad pastoral hacia la ecclesia de Cristo:

Apacentad el rebaño de Dios que está a vuestro cargo,


Cuidándolo no por la fuerza, sino de buena voluntad según Dios;
No por ganancias deshonestas, sino de corazón;
No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cargo,
Sino como ejemplos para el rebaño (1 Pe. 5:2, 3).

Aunque la primera lealtad del ministro es a Dios, esta devoción nunca debe ser una
excusa para eludir los deberes pastorales.

El ministerio implica tanto privilegio como responsabilidad.


No se puede servir a Cristo sin servir a la gente, porque servir a la gente es servir a Cristo
(Mat. 25:31-46).

Al buscar un entendimiento claro del llamamiento del ministro, debe notarse también que
los términos "vocación", "profesión" y "carrera" tienen múltiples significados.

William F. May, un profesor metodista estadounidense, ha sugerido que esta confusión de


terminología ha creado tensiones. Primero señala que cada cristiano tiene una vocación, que
tradicionalmente ha significado un compromiso hacia Dios y el prójimo.

Sin embargo, una carrera es algo más egoísta; es un medio para lograr las miras y
propósitos privados de uno. En lugar de preguntar cuál es la necesidad de la comunidad, una
persona de carrera pregunta qué es lo que yo quiero ser y a dónde quiero ir. Si esta última pregunta
es la que está en primer lugar en su mente, ¿no querrá decir eso que usted está buscando una carrera
y no respondiendo a un llamamiento?
En el sentido bíblico, tanto Lutero como Calvino enfatizaron que todos los cristianos son
"llamados" a servir a Dios en y a través de su vocación.

El ministro, como un profesional, se encuentra en un punto entre este concepto


generalizado de vocación para todos los cristianos y una carrera específica.

El o ella están cumpliendo un llamamiento y no sólo escogiendo una carrera. Pero involucra
algo más. Este llamamiento único a ser un ministro cristiano tiene rasgos característicos que
resultan en obligaciones extraordinarias.
Como vamos a ver, históricamente la palabra profesar significaba "testificar a nombre de" o
"sostener algo". Ser un profesional conllevaba implicaciones sobre conocimiento y responsabilidad
moral. "El profesional conoce algo que beneficiará a la comunidad más extensa, y tiene una
responsabilidad de usar ese conocimiento para servir a la comunidad humana mayor

“Exploremos ahora cómo este concepto tradicional de un profesional se relaciona con la


vocación del ministro.

OBJETIVO NO.5
HITORIA DE LAS PROFESIONES

El orador de capilla, durante una serie especial de conferencias. Sobre evangelismo, estaba
apelando a los estudiantes de seminario a una dedicación de todo corazón y al servicio sacrificial.
"Ustedes no son profesionales", concluyó, "ustedes son siervos de Jesucristo". Uno de nosotros, que
estaba en ese servicio, se sintió un poco incómodo, porque apenas una hora antes había enseñado a
una clase del seminario el significado de ser un ministro profesional.
El malentendido es común. El término "profesional" es considerado por algunos como un
título secular reservado para Reverendos preocupados más de su posición y prestigio que del
ministerio espiritual. Pero no es así. De hecho, exactamente lo opuesto debe ser verdad. .
Para que podamos entender el verdadero significado de la palabra profesional, es
importante revisar brevemente la historia de las profesiones, cómo principió la profesionalización y
los cambios que han ocurrido a través de los años. Esto es especialmente crucial para nuestra
comprensión de la crisis del día presente que enfrentan todos los profesionales, incluyendo a los
ministros.
Darrell Reeck cree que las raíces de nuestras profesiones contemporáneas se pueden trazar
hasta aquellos primeros sacerdotes, sanadores y jefes, que promovían los valores humanos en las
sociedades primitivas. Generalmente se perpetuaban a través de la herencia más que por méritos.
Para el tiempo de Jesús, había surgido una variedad de profesiones: sacerdotes, maestros,
abogados, médicos y soldados profesionales. Aunque Cristo a menudo denunció a los religiosos y
expertos legales de su día como hipócritas y legalistas él mismo fue conocido como un rabino de
Galilea, un miembro de la profesión de enseñanza. En los Evangelios y en el libro de Los Hechos
encontramos también a otro profesional, el "médico amado" Lucas, quien ministró a Pablo y
escribió dos libros del Nuevo Testamento.
Durante el período de la Edad Media, particularmente en el norte de Europa, ocurrió muy
poco cambio. Con la iglesia establecida en control, los clérigos constituyeron el grupo profesional
dominante.

Fue también durante este tiempo y después, que muchas ocupaciones y grupos comerciales
se organizaron en gremios.
Los gremios servían para mantener las normas, entrenar aprendices y sujetar a los
indisciplinados. Después de la Revolución Industrial, algunos gremios evolucionaron en
profesiones.
Martín Lutero y Juan Calvino: Antes de este período, se concluía generalmente que las
únicas personas que recibían un "llamamiento divino" eran aquellas escogidas por Dios para entrar
en el camino monástico espiritualmente superior. Este "llamamiento" (vocatio), era reservado
solamente para los profesionales religiosos.
Lutero y Calvino desafiaron esta tradición, basados en la enseñanza bíblica de
"llamamiento" que era prominente en las epístolas paulinas (1 Cor. 7:30s; 12:28; Ef. 4:11; Rom.
12:6-8). Ambos reformadores afirmaron que toda forma de trabajo digna era un "llamamiento
divino". El labrador, el comerciante y el zapatero, no sólo el sacerdote, tenían también un
llamamiento de Dios para servir al mundo en su trabajo.

Los servicios esenciales provistos a la sociedad por estas comunidades religiosas incluían
tanto lo sagrado como lo secular, ya que los monasterios llegaron a ser centros de cultura y
educación. De este modo estas órdenes religiosas proporcionaban a la sociedad, artistas y
educadores, expertos en ley y medicina, asesores políticos y dirigentes, así como teólogos,
sacerdotes y ministros.

Gradualmente, las tres vocaciones de medicina, ley y Divinidades llegaron a considerarse


como únicas. El término “Laicado” originalmente se refería a quienes no estaban entrenados en
estas tres profesiones por razón de sus fundamentos clericales. A fines de la Edad Media, médicos y
abogados que no habían tomado votos religiosos estaban practicando sus habilidades. Sin embargo,
las cualidades originales que los clérigos “profesaban”, continuaron definiendo al verdadero
profesional.

Un ideal que emerge de esta herencia moral de vida profesional, es un tema que Darrell
Reeck llama habilitación, "la devoción de habilidades profesionales para llenar las necesidades de
grupos y, finalmente, para el bien común".
Lo opuesto de habilitación es explotación.
¿Soy, en mi vida profesional, un habilitador o un explotador?
OBJETIVO NO. 6
El significado de profesional
En el lenguaje popular la palabra profesional se usa en formas descuidadas que
confunden. Los atletas, los fumigadores y personas que trabajan en salas de belleza, anuncian su
trabajo como "profesional". Este uso común del término trata de producir en el público tanto
respeto como confianza, pero de hecho encubre el verdadero significado de profesional.

La definición funcional de profesión ha sido aceptada por la mayoría de los investigadores


como básica y conceptualmente más substancial. Usando la definición de Talcott Parsons como
base, James Adams caracteriza una profesión de esta manera:

“Realiza un servicio social único y esencial; requiere un largo período de entrenamiento


general y especializado, generalmente en conexión con una universidad; presupone habilidades que
están sujetas a análisis racional; el servicio a la comunidad, y no la ganancia económica, se supone
ser el motivo dominante; las normas de competencia son definidas por una organización de quienes
la ejercen, comprehensiva y de autogobierno; un alto grado de autonomía..; algún código de ética.. ”
Los cuatro rasgos fundamentales de una verdadera profesión, son:
1) la naturaleza de las necesidades humanas a las cuales se dirige,
2) el estado vulnerable de aquellos a quienes sirve,
3) las expectativas de confianza que genera, y
4) el contrato social que implica.

Tomados en conjunto, estos rasgos fijan el ideal tradicional de una profesión aparte de otras
ocupaciones que imponen demandas al título.
En un texto contemporáneo sobre ética profesional, Michael Bayles esboza tres rasgos
centrales que son necesarios para que Una ocupación sea una profesión:
(1) entrenamiento extenso;
(2) un componente intelectual significativo en el entrenamiento; y
(3) la habilidad entrenada proporciona un servicio importante en sociedad.

Este profesor también advierte que hay otros rasgos comunes a muchas profesiones, a saber:
credenciales, una organización de miembros y autonomía en su trabajo
Otras distinciones de profesional hechas por sociólogos, son similares y enfatizan cuatro rasgos:
 Entrenamiento especializado,
 Un sentido de llamamiento para servir al público,
 Autorregulación incluyendo un código de ética
 Y autonomía.

Comparar estas listas de características profesionales con la vocación del ministro, es


reconocer muchos puntos de identidad. Los ministros parecen llenar todos estos requisitos excepto
dos: un código de ética y autonomía, los cuales llenan parcialmente en algunas denominaciones.
En relación con el primero, un código de ética, algunos grupos cristianos han desarrollado
este documento para sus ministros; en tanto que otros no.
La segunda característica es la dimensión más crítica en el análisis de profesiones, la
variable de autonomía, que es especialmente molesta para los ministros.
La autonomía profesional tiene su raíz en una autoridad basada en competencia superior.
Se da por supuesto, por ejemplo, que un cirujano traumatólogo es competente en su área de
conocimiento especializado y, por lo tanto, asumirá responsabilidad por sus decisiones
profesionales. Este asunto de la autonomía profesional ha llegado a ser una de las principales áreas
de conflicto entre los profesionales y las organizaciones en las cuales ellos ejercen.

OBJETIVO NO. 7
CRISIS EN LA VIDA PROFESIONAL HOY
La ética de la conducta profesional está siendo cuestionada como nunca antes en la historia.
Abogados, médicos, ingenieros, contadores y otros (incluyendo ministros cristianos) profesionales,
están siendo criticados por no tener en cuenta los derechos de los clientes y el interés público. Quizá
la sociedad está reconsiderando el papel de las profesiones y de los profesionales.

De cualquier manera, tanto los profesionales como el público están enfrentando muchos
retos éticos difíciles. Todos están preocupados con la ética profesional.

Entre la Reforma y la profesionalización moderna, las doctrinas cristianas gemelas de


vocación y pacto cambiaron decisivamente. El sentido de "llamamiento" fue ampliado al de
"sacerdocio de todos los creyentes" y con el tiempo incluyó a cada indivi duo. La doctrina del pacto
estimuló la formación de comunidades religiosas de disciplina, quienes creían servir los propósitos
de Dios sirviendo a otros.
Sin embargo, en años recientes la idea de vocación ha sido reemplazada por la idea de
carrera como la noción gobernante de la vida profesional. Y la idea de pacto ha sido reemplazada
por la idea de contrato.
"Carrera" viene de una palabra que se refería al estadio en el mundo romano antiguo. Es
una palabra que se refiere a proeza mediante combate competitivo, saliendo adelante y triunfando
sobre otros, aun si dicha proeza involucra meramente ir dando vueltas en círculos o" La palabra
"contrato" se refiere a los convenios utilitarios entre partes donde establecemos una relación dar-y-
tomar en la cual los bienes o servicios se intercambian sobre una base de concesiones mutuas.

Esta secularización de la vocación y el pacto en carrera y contrato ha amenazado seriamente


la recuperación de las virtudes tradicionales del profesionalismo.
Un médico, Edmund Pellegrino, está alarmado de que la idea central de una profesión,
servicio altruista y desinterés de recompensa personal, actualmente está minusvalorada. El
cambio va en la dirección del auto-interés y el alejamiento de los compromisos morales. El doctor
Pellegrino cree que las deserciones de carácter moral presentes de muchos doctores, abogados,
científicos e incluso ministros, constituyen un peligro grave a la vida profesional y a nuestra
sociedad actua1.
La crisis tiene tanto una dimensión personal como social. En el lado personal, la vida
profesional contemporánea presenta ciertos riesgos. Un investigador que ha estudiado las
profesiones en la historia americana, hace poco advirtió sobre los peligros de la vida moderna
profesional.

"Los maestros, doctores, abogados y pastores", escribió, "enfrentan tres peligros


actuales: llegar a ser más confiados en sí mismos, Más orientados al éxito yMás convencidos de
cuánto merecen."
Este profesor de Notre Dame concluyó:
La iglesia de Cristo no necesita profesionales presumidos, preocupados con el manejo de
sus propias carreras. La iglesia no necesita miembros orientados al éxito, que solamente ministran a
triunfadores. La iglesia no necesita a quienes esperan la vida buena porque trabajan muy duro. Los
cristianos han de vivir el ideal original de las profesiones: servir antes que ser servidos.
Michael Bayles inició ambas ediciones de su muy citado y contemporáneo libro
Professional Ethics (Ética profesional), con el siguiente párrafo:

Por otro lado, Dennis Campbell ha analizado algunas nuevas realidades en la sociedad
americana que amenazan el acercamiento cristiano a una práctica profesional. Tres movimientos
mayores en la cultura occidental que deterioran los puntales del profesionalismo son
La secularización,
El pluralismo y
El relativismo.

Estados Unidos de América, como la mayoría de las naciones del mundo occidental, es
dominantemente secular. La vida ya no está modelada por una visión de Dios o de la iglesia. Hay
muchos puntos de vista competitivos de la realidad en el mercado de las ideas y, de este modo,
ningún punto de vista domina la lealtad última de una gran mayoría de los americanos. Durante la
Edad Media, cuando estaban surgiendo las profesiones, prevalecía un punto de vista cristiano del
mundo.
Todos los aspectos de la vida personal y social estaban definidos por la iglesia y una
interpretación religiosa de la vida. La sociedad estaba unificada por creencias religiosas comunes y
valores compartidos. Los conceptos de profesionalismo se desarrollaron durante un tiempo cuando
los valores morales cristianos eran aceptados ampliamente.
La secularización, como maleza en un jardín descuidado, sobrepujó gradualmente el
monopolio cristiano de la civilización occidental.

Conforme nuevos puntos de vista retaban a las tradiciones del pasado, surgió un pluralismo
de ideas sobre el significado y valor de la vida. Este pluralismo creó muchos problemas para la vida
común de los americanos, porque engendró otro monstruo cultural: el relativismo. El relativismo
sostiene que no hay un solo punto de vista absoluto de la realidad; por lo tanto, todas las
perspectivas son iguales en valor.

No teniendo nada verdaderamente significativo en qué creer, el ciudadano medio debe


volverse a la realidad material para la salvación. Las afirmaciones religiosas no tienen ningún
sentido para personas que creen que solamente "lo que es, es ahora, y ya no es más". Cuando se
trata de valores y virtudes, los americanos modernos son diferentes desunidos y con frecuencia
desinteresados.
La columnista Ann Landers lo puso en un lenguaje que podemos entender:
"En cuanto a normas de moralidad, siento mucho decirlo, olvídenlas. Ese tren hace
mucho tiempo que salió."
Esta ausencia de valores compartidos es un problema serio para las profesiones. Si la actual
sociedad estimula un pluralismo de puntos de vista del mundo, y si todos estos puntos de vista y sus
enseñanzas éticas son de igual valor, ¿cómo puede alguien hacer juicios sobre acciones morales?
La Crisis Social que enfrentan todos los profesionales hoy día es la falta en aumento de
valores compartidos en la sociedad actúal.

El descubrimiento al público de médicos inmorales, abogados incompetentes y ministros


descarriados, ha aumentado el escepticismo de la sociedad. Las demandas legales han aumentado
dramáticamente, no sólo de los clientes sino también entre los profesionales. La falta de confianza
pública en la competencia profesional ha igualado a la disminución de dedicación profesional.
El punto es obvio. Los doctores, abogados, maestros e incluso los ministros, no imponen el
aura de respeto y admiración que antes tenían. Los profesionales mismos no comparten valores
comunes, lo que sin duda ha contribuido a esta cuestión de competencia y dedicación.
Los ministros en particular están confundidos sobre su propia identidad. James Glasse
informó hace dos décadas lo que todavía parece ser verdad, que "la imagen del ministerio es ne-
bulosa, confusa y falta de atractivo".

En particular observó que tres diferentes imágenes del ministerio crean una crisis de iden -
tidad para los ministros:
El ministerio como
(1) un llamamiento para una clase o persona particular;
(2) un llamamiento de una clase particular de institución;
(3) un llamamiento a una clase particular de trabajo.

OBJETIVO NO. 8
EL MINISTRO COMO UN PROFESIONAL
Para hacer un resumen, entonces, podemos definir un profesional en este sentido
contemporáneo: una persona ampliamente educada, de habilidad y conocimiento muy
desarrollados, que trabaja en forma autónoma bajo la disciplina de una ética desarrollada y hecha
valer por iguales, que rinde un servicio social que es esencial y único, y quien hace juicios
complejos que implican consecuencias potencialmente peligrosas.

El profesional está interesado principalmente en el interés público más que en el suyo, y


más interesado con los servicios que presta que con las recompensas monetarias. La pregunta que
debemos contestar ahora es: ¿La vocación del ministro se ajusta a esta caracterización general de
una profesión?

La primera cosa que debemos admitir es que el concepto de un profesional no se ajusta


nítidamente a los ministros. Por un lado, hay varias formas en que los ministros son menos que pro-
fesionales. Muchos ministros ordenados tienen un poco menos que educación superior y aún más
carecen de entrenamiento profesional (teológico). Aunque la religión es la matriz histórica a la cual
las profesiones modernas deben su origen, el entrenamiento intelectual entre los ministros modernos
varía grandemente.

Otra esfera de diferencia es el papel social del ministro que actualmente incluye no sólo
responsabilidades pastorales sino también otras muchas habilidades. El ministro contemporáneo,
por ejemplo, debe ser perito en administración de negocios y relaciones públicas. Para estas labores,
la mayoría de los ministros no están cimentados en ninguna competencia técnica específica.

Habiendo admitido estas formas en las cuales el ministro moderno del evangelio no es
como el profesional tradicional, veamos ahora algunas formas en que la vocación ministerial co-
rresponde a esa designación.
A diferencia del típico especialista de hoy, el ministro se preocupa por la persona total;

Él (o ella) tiene un amplio fondo educativo general, que es tradicionalmente un rasgo del
profesional. Como la posición de los profesionales depende de competencia técnica en su campo, el
clérigo depende de competencia en ciertas disciplinas teológicas, tanto teóricas como prácticas.

Los clérigos de iglesia, por ejemplo, deben estar capacitados para explicar el significado del
matrimonio cristiano, así como realizar servicio de matrimonio.
Como un profesional, el ministro del evangelio está dedicado a servir a otros. La
recompensa monetaria y la posición no son motivaciones principales; el ministro pone las
necesidades de otros antes que las propias, pues esto es lo que significa ser un ministro "llamado" y
un seguidor de Jesús.

Instando a los dirigentes de la iglesia a reafirmar su identidad vocacional como


profesionales, Glasse sugiere que un profesional religioso debe incorporar cinco características
importantes.
El ministro cristiano es:

 Una persona educada, que domine algún cuerpo de conocimiento. Este conocimiento no
es ni esotérico ni mundano, sino información esencial al ministerio y accesible por medio
de instituciones educativas acreditadas.

 Una persona experta, que domine un grupo específico de habilidades vocacionales. Estas
habilidades, aunque requieren algún talento, pueden aprenderse y refinarse a través de la
práctica y con supervisión.

 Una persona institucional, que se relacione con la sociedad y sirva a las personas a través
de una institución social, de la cual el ministro es en parte siervo y en parte señor.

 Una persona responsable, alguien que "profesa" actuar competente mente en cualquier
situación que requiere del servicio del ministro, que incluye las normas más altas de
conducta ética.

 Una persona dedicada, quien también "profesa" proporcionar algo de gran valor para la
sociedad.

La dedicación del ministro a los valores del ministerio cristiano es la base fundamental para
evaluar el servicio ministeria1.
Glasse construye su concepto de "La perspectiva profesional" sobre estos cinco puntos de
base que todas las profesiones tienen en común. Para identificar al ministro como un profesional,
derivó la relación de doctor, abogado, maestro y ministro,

Adaptando el modelo de Glasse, Gaylord Noyce desarrolla una red que compara cinco
profesiones (él añade gerente de negocios) de igual manera. Aunque su lista de elementos es
similar, Noyce añade algunas características nuevas. Para él, un profesional es:
(1) Educado en un cuerpo de conocimiento;
(2) Hace un Compromiso de servicio;
(3) Parte de un grupo de iguales que establece normas de
práctica;
(4) Una matriz institucional que reclama lealtad; y
(5) sirve metas inmediatas fundamentales, que son específicos
a la profesión.
Reflexionando sobre la red, Noyce pareció llegar a la conclusión de que el ministro
pertenece a la categoría de un profesional.

En un artículo en The Christian Century titulado "El pastor es un profesional", el profesor


de ética añade: "Así, entendida correctamente, la etiqueta de profesional no es destructiva. Por el
contrario. Puede afirmar nuestro sentido de propósito y nuestra comprensión de cómo hacer la obra
del ministerio."
Entonces, ¿qué podemos concluir honestamente! ¿Debe el ministro de hoy aceptar el título
"profesional" o debe rechazarlo? Nuestra convicción es que hay más que ganar que perder para el
ministro que asume esta designación de un profesional.

Esto no quiere decir que este título encaja nítidamente o que no hay otros inconvenientes a
la propuesta. No obstante, como Glasse y muchos otros observan, hay dos razones principales para
concluir que los ministros son profesionales:
La identificación tradicional y la definición racional.

Por un lado, muchos ministros hoy sí llenan la descripción tradicional en el sentido


histórico: educación universitaria, tiempo completo, residentes, ocupación del puesto y asalariados.

Por otro lado, aun entre las denominaciones que permiten menos que estas normas, las
expectativas para los ministros continúan elevándose hacia normas profesionales en todas las
categorías.
Si nosotros, los que somos ministros, nos llamamos profesionales, ¿qué significado tiene
esto para nuestra ética ministerial? Reconociendo el peligro de ser redundantes, afirmemos una vez
más que si el ministro cristiano es un profesional, él o ella está comprometido con ciertos ideales.

Las normas de la práctica profesional que aplican al ministerio cristiano, incluyen estas
obligaciones éticas:

1. Educación. El ministro se preparará para el servicio cristiano haciéndose con una educación
general amplia, seguida por un entrenamiento especializado en teología y ministerio. Los ministros
estarán también comprometidos con un proceso de estudio de toda su vida y un crecimiento que los
prepare para el servicio continuado (2 Tim. 2:15).

2. Competente. El pastor de la iglesia desarrollará y refinará dones pastorales y habilidades


vocacionales, para actuar competentemente en cualquier situación que requiera los servicios del
ministro (Ef. 4:11, 12; 1 Coro 12:7 y s.).

3. Autonomía. El ministro es llamado a una vida de toma de decisiones responsable que implica
potencialmente consecuencias peligrosas. Como un dirigente espiritual, el ministro tomará
decisiones y ejercitará autoridad pastoral a la luz del modelo de líder-siervo ejemplificado por
Cristo (Juan 13:1-16).

4. Servicio. La motivación del ministro para el ministerio no será posición social ni recompensa
monetaria, sino el amor ágape para servir a otros en nombre de Cristo (1 Coro 13).

5. Dedicación. El ministro "profesa" proporcionar a la sociedad algo de gran valor, las "buenas
nuevas" de la salvación de Dios y la demostración del amor de Dios a través del ministerio
cristiano. A estos valores está dedicado el llamado de Dios (Rom. 1:11-17).

6. Ética. En relación con la congregación, los colegas y la comunidad, así como con la vida
personal, el ordenado vivirá bajo la disciplina de una ética que sostiene las normas más altas de la
moralidad cristiana (1 Tim. 3:1-7).
En conclusión, hemos argumentado que la vocación en el sentido específico de un
llamamiento de Dios, es el elemento esencial que evita que el concepto de un ministro profesional
degenere en un asunto privado. No hemos demandado que los ministros ejemplifiquen la noción del
profesional en todas las formas.
Pero estamos convencidos de que hay buenas razones históricas y teológicas para asegurar
que el ministro cristiano es un profesional. Si estamos en lo correcto, entonces la recuperación del
significado religioso y social de la vocación y profesión ministeriales puede revitalizar a la iglesia,
así como construir un fundamento para un ministerio ético.
Eres una combinación de muchos factores diferentes. Para ayudarte a recordar cinco de esos
factores, hice un acróstico sencillo con la palabra FORMA [indistintamente usaré cualquier
sinónimo de esta palabra.
Estudiaremos esos cinco factores y le daremos seguimiento, te explicaré cómo descubrirlos
y usarlos.
Siempre que Dios nos da una asignación, nos equipa con lo que necesitamos para cumplirla.
A esta combinación de aptitudes se le llama moldear o dar FORMA:

Formación espiritual
Oportunidades
Recursos
Mi personalidad
Antecedentes

Formación espiritual
Dios le da a cada creyente dones espirituales para usarlos en el ministerio. Son habilidades
especiales dadas por Dios a los creyentes para servirle. La Biblia dice: «El que no tiene el Espíritu
no acepta lo que procede del Espíritu de Dios». No puedes obtener los dones espirituales o
merecerlos, ya que son regalos. Son una expresión de la gracia de Dios para ti. «Cristo ha repartido
generosamente sus dones en nosotros». No puedes escoger los dones que quieras tener;
Dios es quien los determina.

Pablo explica: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno
según él lo determina».
Puesto que Dios ama la variedad y quiere que seamos especiales, no nos dio el mismo don a
todos. Por otra parte, ningún individuo recibe todos los dones. Si los tienes todos, no tienes
necesidad de otro, y eso podría estropear algunos de los propósitos de Dios; él nos enseña a
depender unos de otros.

Oportunidades para tu Corazón


La Biblia usa el término corazón para describir el manojo de deseos, esperanzas, intereses,
ambiciones, sueños y afectos que posees, en fin, oportunidades. Tu corazón es la fuente de todas tus
motivaciones, lo que amas hacer y lo que más cuidas. Aún hoy usamos la palabra de esta manera
cuando decimos: «Te amo con todo mi corazón».

La Biblia indica: «En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona».Tu


corazón revela lo real de ti, lo que eres verdaderamente, no lo que otros piensan de ti o lo que las
circunstancias te impulsan a ser. Tu corazón representa la fuente de tus motivaciones, por qué
actúas en la forma en que lo haces.

Instintivamente ponemos más atención a ciertas cosas que a otras. Esos son indicios que
señalan dónde debes servir.
Otra palabra que tiene que ver con el corazón es pasión.
Hay ciertos temas que te apasionan y otros que no te interesan. Algunas experiencias captan
tu atención mientras otras pasan inadvertidas o te aburren. Eso revela la naturaleza de tu corazón.
Recursos para usar
Tus recursos son los talentos naturales con los que naciste.

Todos nuestros recursos provienen de Dios. Incluso los que usamos para pecar son dados
por Dios, sólo que son mal usados o abusados.
La Biblia dice: «Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la habilidad de hacer bien ciertas
cosas») Dado que las habilidades naturales o recursos provienen de Dios, son tan importantes y
espirituales como tu forma espiritual. La única diferencia es que ellas te fueron dadas al nacer.

Una de las excusas más comunes de las personas para no servir es: «Yo no tengo ningún
recurso». Esto es ridículo. Tienes docenas, probablemente cientos de habilidades no explotadas, no
reconocidas y sin uso; habilidades inactivas dejadas de lado. Muchos estudios han revelado que el
promedio de las personas posee de 500 a 700 diferentes habilidades y destrezas, más de las que te
puedes imaginar.
Cada recurso puede usarse para la gloria de Dios.

Mi personalidad cuenta
Cuando Dios te hizo, rompió el molde. Nunca ha existido ni existirá alguien exactamente
igual a ti.
Es obvio que a Dios le gusta la variedad, ¡mira alrededor!

Él nos creó a cada uno con una combinación única de atributos personales.

Dios hace a los introvertidos y los extrovertidos. A los que aman la rutina y a los que les
gusta la variedad. Él hace personas «pensadoras» y «perceptivas». Algunas trabajan mejor cuando
se le asigna un trabajo individual mientras que otras trabajan mejor en equipo. La Biblia dice: «Dios
obra a través de personas diferentes en maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien cumple su
propósito a través de todos ellos».

La Biblia nos da abundante prueba de que Dios usa todo tipo de personalidades. Pedro era
sanguíneo. Pablo era un colérico. Jeremías era melancólico. Cuando miras las personalidades
diferentes en los doce discípulos, es fácil ver por qué algunas veces tenían conflictos entre ellos.
Tú has sido formado por tus antecedentes en la vida, tus experiencias, la mayoría de las
cuales estuvo fuera de tu control. Dios permitió todas ellas para su propósito de moldearte.

Para determinar tu forma para servir a Dios, debes examinar por lo menos seis tipos de
experiencias:

Familiares: ¿Qué aprendiste al crecer en tu familia?


Educacionales: ¿Cuál fue tu materia favorita en la escuela?
Vocacionales: ¿En cuál trabajo has sido más eficiente y cuál has disfrutado más?
Espirituales: ¿Cuál ha sido tu momento más importante con Dios?
Ministerio: ¿Cuánto has servido a Dios en el pasado?
Dolorosas: ¿Qué has aprendido de los problemas, lesiones, aguijones y pruebas?

Es esta última categoría, la de las experiencias dolorosas, la que Dios usa la mayoría de las
veces para prepararte para su ministerio. ¡Dios nunca desperdicia el dolor! De hecho, el ministerio
más grandioso surgirá de tu dolor más grande.
¿Quién puede ministrar a los padres de un niño con síndrome de Down sino otra pareja que
tenga un niño en la misma condición?
¿Quién puede ayudar mejor a un alcohólico a superarse que alguien que haya luchado
contra ese demonio y logró su libertad?
¿Qué mejor apoyo para una esposa cuyo esposo la dejó por un romance, que el de una
mujer que ya pasó por esa agonía?

Dios intencionalmente permite que atravieses por experiencias dolorosas para equiparte
para que ministres a otros. La Biblia dice: «Él nos consuela en todos nuestros problemas de manera
que podamos consolar a otros. Cuando otros están en problemas, debemos estar dispuestos a darles
a ellos el mismo consuelo que Dios nos ha dado».
Si realmente deseas ser usado por Dios, debes entender una verdad poderosa: las
experiencias que más te han dejado resentido y lastimado en la vida, las que has ocultado y has ol-
vidado, son las que Dios quiere que uses para ayudar a otros.
¡¡¡ Ellas son tu ministerio!!!

Para que Dios use tus experiencias dolorosas debes estar dispuesto a compartirlas. Debes
dejar de cubrirlas, y honestamente admitir tus faltas, fallas y temores. Quizás haciendo esto hagas tu
ministerio más efectivo. Las personas se animan más cuando les compartimos la manera en que la
gracia de Dios nos ayudó en nuestra debilidad, más que jactarnos de nuestras fortalezas.

¿COMO ACTUAN LOS VERDADEROS SIERVOS?

Servimos a Dios sirviendo a los demás. El mundo define la grandeza en términos de poder,
posesiones, prestigio y posición.

Si puedes exigirle a otro que te sirva, alcanzaste esa posición.


En nuestra cultura autogratificante, con su mentalidad de primero yo, comportarse como un siervo
no es un concepto popular.

Sin embargo, Jesús midió la grandeza en términos de servicio y no de estatus.


Dios determina tu grandeza por el número de personas a las que sirves, no por las que están
a tu servicio. Esto es contrario al concepto de grandeza mundano, que a nosotros nos cuesta
entender, mucho menos practicar. Los discípulos discutieron acerca de quién merecía la posición
más prominente; dos mil años después, los líderes cristianos todavía se disputan la posición y
prominencia en las iglesias, denominaciones y ministerios paraeclesiásticos.

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