Está en la página 1de 25

GERARDO BOTERO ZULUAGA

Magistrado ponente

SL16572-2016
Radicación n.° 46574
Acta No. 39

Bogotá, D.C., diecinueve (19) de octubre de dos mil


dieciséis (2016).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


HOLMAN PERDOMO, contra la sentencia proferida el 26 de
enero de 2010, por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cundinamarca, en el proceso ordinario
que instauró el recurrente contra ANA LUCÍA RODRÍGUEZ
DE GUZMÁN y CENTRAL DE TRANSPORTES S.A.

I. ANTECEDENTES

El citado accionante llamó a juicio a la señora ANA


LUCÍA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN y a la sociedad CENTRAL
DE TRANSPORTES S.A., con el fin de que se declare la
existencia de un contrato de trabajo verbal a término

1
Radicación n.° 46574

indefinido entre el 13 de enero de 2003 y el 21 de octubre


de 2005, el cual terminó por parte del empleador sin mediar
justa causa, y como consecuencia de lo anterior, se condene
a los demandados a pagar dominicales, festivos, descansos
compensatorios, horas extras, recargos nocturnos, auxilio
de transporte, primas de servicio, vacaciones, subsidio
familiar, cesantía y su sanción moratoria por la no
consignación en un fondo, intereses a la cesantía y la
sanción por el no pago oportuno, indemnización por la no
entrega de la dotación, indemnización por despido injusto,
indemnización moratoria por la falta de pago oportuno y
completo de salarios y prestaciones sociales, cotizaciones a
la seguridad social y la sanción por la no cancelación de
aportes parafiscales, indexación o corrección monetaria, y
las costas.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que


laboró para las demandadas mediante un contrato de
trabajo verbal a término indefinido, que tuvo vigencia entre
el 13 de enero de 2003 y el 21 de octubre de 2005; que
desempeñó el cargo de conductor de taxi, siendo las
funciones la de manejar el vehículo y hacerle
mantenimiento al taxi de propiedad de la accionada Ana
Lucía Rodríguez de Guzmán; que el salario devengado era la
suma de $20.000,oo diarios; que el horario de trabajo era
de lunes a domingo de 17:00 a 05:00 y se le otorgaba un
descanso al mes que corresponde al segundo martes; que la
terminación del vínculo contractual fue sin justa causa; y
que no estuvo afiliado a la seguridad social, a la Caja de
Compensación Familiar y a un fondo de cesantías, ni se le

2
Radicación n.° 46574

canceló ninguna suma por concepto de las acreencias


laborales aquí reclamadas.

La convocada al proceso ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE


GUZMÁN, al dar respuesta a la demanda, se opuso a las
pretensiones y, en cuanto a los hechos los negó en su
mayoría, aceptó únicamente que el actor era el conductor
del taxi de su propiedad y que le hacía mantenimiento al
automotor para conservarlo en buenas condiciones, y dijo
que otros no le constaban. Propuso la excepción previa de
falta de competencia, y las de mérito que denominó
inexistencia de contrato de trabajo, cobro de lo no debido, y
existencia contrato verbal de arrendamiento.

En su defensa, argumentó que entre las partes jamás


hubo una relación laboral, por cuanto no se configuran los
elementos esenciales de todo contrato de trabajo, ya que no
existió dependencia o subordinación laboral; que el obrar
del actor se limitaba a recibir el carro y devolverlo, sin que
nunca se le diera órdenes de ninguna clase, no se le
supervisaba la actividad que desarrollaba, y podía trabajar
o no el taxi cuando quisiera, ya que la única obligación que
le asistía era la de entregar el valor del arrendamiento,
suma que no tenía connotación de una remuneración o
salario; caso diferente sería que al accionante se le hubiera
contratado por la empresa de transporte, por una suma fija
cancelada quincenal o mensualmente, para que se pudiera
hablar del pago de prestaciones sociales, lo cual no ocurre
en este asunto; que lo que existió fue un contrato verbal de
arrendamiento que por costumbre se utiliza para esta clase

3
Radicación n.° 46574

de actividad, en el que el dueño del carro lo entrega a un


tercero para que lo explote y a cambio recibe una cuota
diaria fija del saldo del producido que constituye el canon o
valor del arrendamiento, sin interesar cuál fue el total del
producido ni su destinación por ser del resorte del
arrendatario, quien paga al propietario una cuota fija o
canon quedándose con la mayor parte del producido; que si
además se tuviera que pagar salarios y prestaciones
sociales, este negocio solo favorecería al conductor que
recibe la mayor parte de las ganancias y se quedaría en la
práctica con el capital invertido por ella como dueña del taxi
que adquirió con los ahorros de toda su vida.

Por su parte, la codemandada CENTRAL DE


TRANSPORTES S.A., al dar respuesta al libelo
demandatorio, se opuso a las pretensiones, no admitió
ningún hecho, adujo que no eran ciertos o no le constaban.
Formuló la excepción previa de falta de competencia, y las
de mérito de falta de legitimación en la causa por pasiva,
inexistencia del contrato de trabajo, cobro de lo no debido y
existencia contrato verbal de arrendamiento.

Como hechos y argumentos de defensa, señaló que


entre las partes no existió un contrato verbal de trabajo
sino de arrendamiento de vehículo, y que la empresa en
calidad de afiliadora no interviene para nada del negocio
que realiza el propietario del taxi con el conductor del
mismo; que la sociedad accionada nunca contrató al actor
como su trabajador, no le pagó suma alguna, no le impartió
órdenes como tampoco le fijó un salario; y en consecuencia

4
Radicación n.° 46574

la sociedad no tuvo la más mínima relación contractual con


el demandante, y por ello, no era su empleador, ni tiene
ninguna obligación de tipo salarial o prestacional.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Laboral del Circuito de Girardot, mediante


sentencia calendada 27 de marzo de 2009, absolvió a la
parte demandada de todas las pretensiones formuladas en
su contra, y condenó en costas al demandante.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Apeló el actor y la Sala Laboral del Tribunal Superior


del Distrito Judicial de Cundinamarca, mediante sentencia
del 26 de enero de 2010, revocó el fallo absolutorio de
primer grado, para en su lugar, condenar solidariamente a
los demandados a reconocer y pagar al demandante, los
siguientes conceptos y sumas de dinero: cesantías
$986.390,27, intereses a la cesantía $219.774,74, prima de
servicios $493.194,58, vacaciones $493.194,58,
indemnización por la no entrega de la dotación
$939.332,oo, e indexación $611.543,40. Impuso las costas
de ambas instancias a la parte demandada.

En lo que interesa estrictamente al recurso de


casación, el Tribunal advirtió que la controversia giraba en
torno a establecer si los demandados tuvieron la condición

5
Radicación n.° 46574

de empleadores del accionante, y si de acuerdo con ello


están llamados a responder por los derechos reclamados
derivados del contrato de trabajo que los unió.

Luego de referirse a las pruebas obrantes en el proceso


y a la regulación legal atinente a los conductores de las
empresas de servicio público, como la Ley 15 de 1959 art.
15, Decretos 1393 de 1970 arts. 21 y 47, 1787 de 1990 art.
31 literal b), 1558 de 1998 art. 68 num. 3 y Ley 336 de
1996 art. 36, coligió que las empresas de servicio público de
transporte por ministerio de la ley tienen el carácter de
empleador, sin que sea necesario que celebre el contrato
directamente con el trabajador, y por ende responderá con
el pago de los derechos laborales que correspondan, de los
cuales también responderá solidariamente el propietario del
vehículo.

Adujo, que al estar demostrada la prestación personal


de servicios del demandante, se presumía la existencia del
contrato de trabajo conforme al art. 24 del C.S.T., sin que la
afirmación de la demandada propietaria del vehículo y de
algunos testigos en el sentido de que el contrato era de
arrendamiento, sea suficiente para desvirtuar el carácter
laboral de la relación del actor que era conductor de un taxi
y entregaba un producido. Estableció los extremos
temporales del vínculo laboral y una remuneración
equivalente al salario mínimo legal, por cuanto no quedó
plenamente demostrado cuanto era la producción mensual.

6
Radicación n.° 46574

Arguyó, que en consecuencia se genera el pago de


prestaciones sociales reclamadas a cargo de ambos
demandados por ser solidarios, y será el acreedor quien
escogerá a cuál de los deudores reclama la obligación.

Por último, procedió a liquidar los derechos sociales a


favor del accionante y que son objeto de condena junto con
la respectiva indexación; negó la indemnización por despido
por cuanto el demandante no probó la ocurrencia del hecho
del despido; concedió la indemnización por la no entrega de
dotación de calzado y vestido de labor de acuerdo con el
dictamen pericial rendido; y en lo que respecta a la súplica
de las indemnizaciones moratorias, razonó diciendo que «se
negará las condenas por salarios moratorios por la no consignación de
cesantías en el fondo respectivo, por el no pago de aportes parafiscales
y por el no pago de prestaciones sociales, pues de la postura de los
demandados y de lo demostrado en el proceso se infiere que estas
creyeron razonablemente que la relación que se dio con el demandante
no era de carácter laboral sino de otra naturaleza y que por ende no

estaban obligados a pagar prestaciones sociales», refiriéndose al

contrato de arrendamiento que alude la propietaria del


vehículo y algunos testigos.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte actora, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

7
Radicación n.° 46574

Pretende el recurrente que la Corte CASE parcialmente


la sentencia del Tribunal, en cuanto a las indemnizaciones
moratorias, para que, en sede de instancia, se revoque la
decisión del a quo que absolvió de tales súplicas, tanto la
prevista por la no consignación de la cesantía en un fondo y
la generada a la terminación del contrato de trabajo de que
trata el art. 65 del C.S.T., y en su lugar, se profieran las
respectivas condenas por tales conceptos.

Con tal propósito formuló un cargo, por la causal


primera de casación laboral, que no fue objeto de réplica y
que a continuación se estudiará.

VI. CARGO ÚNICO

Acusó la sentencia del Tribunal de violar por la vía


indirecta, en la modalidad de «interpretación errónea» de los
artículos «55, 65, 249, 250 y 306 del Código Sustantivo del Trabajo,
artículo 15 de la Ley 15 de 1959; Resolución 1205 de 1964 artículo 23
del Ministerio de Fomento; Decreto 1393 de 1970 artículo 21; artículo
61 del Código Procesal del Trabajo dentro de los parámetros
contemplados en los artículos 99 de la Ley 50 de 1990, 4, 177 y 305
del Código de Procedimiento Civil, y de los artículos 29 y 53 de la

Constitución Nacional» (subraya la Sala).

Adujo que la anterior transgresión de la ley tuvo origen


en la comisión de cinco errores protuberantes de hecho, que
es dable sintetizar en que el Tribunal se equivocó al dar por
demostrado, sin estarlo, que los demandados tenían la

8
Radicación n.° 46574

convicción de que la relación con el actor se fundamentó en


un contrato de arrendamiento, así mismo que éstos habían
dado razones atendibles para no consignar las cesantías a
un Fondo en vigencia del vínculo laboral, y por el contrario,
no dar por acreditado, estándolo, que al demandante no le
fue pagada la totalidad de las prestaciones sociales a la que
tenía derecho, sin justificación alguna, que lleva a que las
accionadas no hubieran obrado de buena fe, en el
cumplimiento de sus obligaciones laborales tanto en la
vigencia como a la terminación de contrato de trabajo, sino
de mala fe.

Manifestó que los errores de hecho que anteceden,


tuvieron ocurrencia por: (i) la errónea apreciación de las
pruebas relativas a la tarjeta de control (fl. 15), licencia de
tránsito (fl. 16), interrogatorio de parte practicado a la
demandada ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN (fls. 77 a
79), interrogatorio de parte absuelto por el representante
legal de la demandada CENTRAL DE TRANSPORTES S.A.
(fls. 79 a 81 y 85), e interrogatorio de parte que absolvió la
demandante (fls. 73 a 75); (ii) la no valoración de pruebas
calificadas en casación, referentes al certificado de
existencia y representación legal de la sociedad demandada
(fls. 11 a 13 y 55 a 57), el certificado de tradición (fl. 149) y
la confesión del representante legal de dicha empresa (fl. 79
a 81 y 85); y (iii) la mala apreciación de las pruebas no
aptas como los testimonios de Agustín Guzmán (fls. 86 a
91), Gustavo García Vesga (fls. 98 a 101), Venancio
Martínez Gómez (fls. 101 a 105), Hernando Morales
Hernández (fls. 111 a 113), Hernán González Gómez (fls.

9
Radicación n.° 46574

118 a 120), Ana Isabel Martínez Herrera (fls. 125 a 127) y


Gonzalo Oviedo Sepúlveda (fls. 141 a 142) (subraya la Sala).

Para la sustentación, la censura sostuvo que luego de


estar demostrada la existencia de un contrato de trabajo
entre las partes, el Tribunal en relación con las
indemnizaciones moratorias, consideró de manera
equivocada que la parte demandada había actuado de
buena fe, y por tanto, absolvió de estas súplicas.

Manifestó que según el certificado de existencia y


representación legal de la sociedad demandada, su objeto
social consistía en «la explotación del transporte terrestre automotor
en sus diferentes modalidades de servicio, de conformidad con las
normas y disposiciones que para tales fines determine el gobierno
nacional a través del Ministerio de Transporte y Tránsito o la entidad

gubernamental correspondiente en esta materia» (fls. 11 a 13).

Indicó, que en el interrogatorio de parte practicado a la


demandada ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN, ésta
confesó que «el demandante prestó sus servicios entre el 13 de enero
de 2002 y 21 de octubre de 2005, manejando un vehículo de su
propiedad de placas SSH 375 en horario de 5 de la tarde a 5 de la
mañana y que tenía afiliado el vehículo a la empresa CENTRAL DE
TRANSPORTES S.A. (F.77 A 79)».

Expresó que igualmente con el interrogatorio de parte


absuelto por el representante legal de la sociedad
demandada, existe confesión en el sentido que «la demandada
ANA LUCIA RODRIGUEZ DE GUZMAN, tenía afiliado el vehículo de
placas SSH 375 a la empresa CENTRAL DE TRANSPORTES S.A. desde

10
Radicación n.° 46574

junio de 2001 hasta la fecha de la declaración - 9 de mayo de 2007-


(F.79 a 81 y 85)».

Especificó que sorpresivamente, pese a estar


demostrado en el proceso los elementos esenciales de todo
contrato de trabajo y sus extremos temporales, el Juez
Colegiado concluyó que hubo buena fe de los demandados,
lo cual no puede ser así, pues acorde con el objeto social de
la sociedad convocada al proceso, las empresas del
transporte ostentan el deber de conocer las regulaciones
legales para la prestación del servicio, especialmente las
relacionadas con el régimen legal de los conductores.

Insistió que la conducta asumida por el empleador


demandado, para no consignar las cesantías en un Fondo,
ni pagar prestaciones sociales a la terminación del vínculo,
no puede ser atendida como de buena fe, pues la ley de
transporte establece que «cualquier otra modalidad de explotación
con la cual se desvirtúe el contrato de trabajo, sea la forma de

arrendamiento del vehículo o similares es inadmisible», y por ello, el

Tribunal al negar la procedencia de las indemnizaciones


moratorias, valoró erradamente las pruebas denunciadas.
Cito lo dicho sobre el tema en la sentencia de la CSJ SL, 13
ab. 2005 rad. 24397.

Señaló que al no haber logrado la parte demandada


desvirtuar la presunción legal del contrato de trabajo
prevista en el art. 24 del C.S.T., reafirma el actuar
negligente y malicioso del empleador, que genera sin lugar a

11
Radicación n.° 46574

dudas, la cancelación de las indemnizaciones moratorias


imploradas.

Esgrimió, que la demandada persona natural señora


Ana Lucía Rodríguez de Guzmán, también está obligada a
conocer las normas que rigen el transporte, entre ellas la
regulación que el contrato de arrendamiento y similares no
es admisible, y por esto tal discusión para justificar su
conducta no es de recibo, ni lo concluido por el Tribunal de
que las demandadas creyeron razonablemente no estar en
presencia en un vínculo de carácter laboral sino de otra
naturaleza.

Agregó, que tampoco la Colegiatura valoró en su real


dimensión la prueba testimonial que se acusó, que da
cuenta que entre las partes existió fue un contrato de
naturaleza laboral, lo que de antemano junto con aquello
que muestran las demás pruebas, denota la mala fe con la
que obró la sociedad demandada, resultando dable inferir,
que las accionadas no tuvieron ningún acto de buena fe que
las exonerara del pago de las indemnizaciones reclamadas.

Por último, puso de presente que existen decisiones de


la Corte Suprema de Justicia, en relación con los
conductores del servicio público y cuando la demandada es
una empresa dedicada al transporte público, en donde se
condenó al pago de prestaciones sociales y la indemnización
moratoria. Reprodujo lo dicho en la sentencia de la CSJ SL,
13 ab. 2010, rad. 37538, para lo cual transcribió algunos
de sus apartes; y reiteró que al quedar demostrado el error

12
Radicación n.° 46574

de hecho endilgado, deberá casarse parcialmente la


sentencia impugnada, en la forma solicitada en el alcance
de la impugnación.

VII. CONSIDERACIONES

Primeramente debe decirse, que la censura al acusar


la comisión de «ERRORES EVIDENTES DE HECHO» por parte del
Tribunal y denunciar la equivocada apreciación de algunas
pruebas y la falta de valoración de otras, se ha de entender
que el ataque se encaminó por la vía indirecta, y bajo esta
perspectiva resulta improcedente invocar como modalidad
de violación la «interpretación errónea» de la ley sustancial, a la
cual se llega cuando el sentenciador le da una inteligencia
al precepto legal que no corresponde, distorsionando o
desconociendo así su genuino y cabal sentido, concepto que
es propio pero de la vía directa.

Sin embargo, bajo el entendido que frente a la vía


escogida, esto es, la indirecta o de los hechos, el concepto
de violación pertinente es la aplicación indebida, y que el
señalado en el cargo corresponde a un lapsus calami de la
parte recurrente, a continuación se abordará el estudio de
fondo de la acusación.

Debe la Sala comenzar por advertir, que conforme a lo


normado en el artículo 7 de la Ley 16 de 1969, que modificó
el 23 de la Ley 16 de 1968, el error de hecho para que se
configure es indispensable que venga acompañado de las

13
Radicación n.° 46574

razones que lo demuestran, y a más de esto, como lo ha


dicho la Corte, que su existencia aparezca notoria,
protuberante y manifiesta.

El recurrente somete a estudio de la Corte, el tema


concerniente a la mala fe del empleador para que proceda la
imposición de la indemnización moratoria, tanto por la no
consignación de la cesantía en un fondo, como por el no
pago de prestaciones sociales debidas a la terminación del
contrato de trabajo, como consecuencia de la declaración de
la existencia de un contrato de trabajo realidad entre las
partes.

Antes de entrar a definir si en el asunto a juzgar se


presentó alguna deficiencia probatoria por parte del Juez
Colegiado, se hace necesario efectuar las siguientes:

1.- CONSIDERACIONES PREVIAS:

Conviene recordar que para definir la procedencia de


la indemnización moratoria, debe estudiarse en cada
asunto en particular la conducta remisa del empleador,
para con ello establecer si su obrar, al abstenerse de pagar
en forma oportuna y completa salarios o prestaciones
sociales a la finalización del nexo contractual, está
precedido de buena fe por encontrarse justificado en
razones serias, que pese a no resultar viables o
jurídicamente acertadas, si pueden considerarse atendibles
y justificables, en la medida que razonablemente lo hubiese

14
Radicación n.° 46574

llevado al convencimiento de que nada adeudaba; o que por


el contrario, su proceder se encuentra revestido de la mala
fe que conduzca a fulminar una condena en su contra. De
ahí que se sostenga que la aplicación de esta sanción no es
automática ni inexorable.

Del mismo modo, debe memorarse que la «buena fe»


equivale a obrar con lealtad, con rectitud y de manera
honesta, es decir, se traduce en la conciencia sincera, con
sentimiento suficiente de lealtad y honradez del empleador
frente a su trabajador, que en ningún momento ha querido
atropellar sus derechos; lo cual está en contraposición con
el obrar de «mala fe», de quien pretende obtener ventajas o
beneficios sin una suficiente dosis de probidad o pulcritud
(Sentencia CSJ SL, 21 abr. 2009, rad. 35414, reiterada en
la SL12854-2016, 24 ag. 2016, rad. 45175); e igualmente
que «la absolución de esta clase de sanción cuando se discute la
existencia del vínculo contractual laboral, no depende de la negación
del mismo por la parte convocada a juicio al dar contestación al escrito
inaugural del proceso, negación que incluso puede ser corroborada con
la prueba de los mismos contratos, ni la condena de esta súplica pende
exclusivamente de la declaración de su existencia que efectúe el
juzgador en la sentencia que ponga fin a la instancia; habida
consideración que en ambos casos se requiere de un riguroso examen
de la conducta del empleador, a la luz de la valoración probatoria que
hable de las circunstancias que efectivamente rodearon el desarrollo
del contrato, a fin de poder determinar si la postura de éste resulta o

no fundada» (Sentencia CSJ SL, 8 may. 2012, rad. 39.186,

reiterada en la SL11436-2016, 29 jun. 2016, rad. 45536).

15
Radicación n.° 46574

Las anteriores directrices también deben observarse


para el evento de la omisión del empleador de no consignar
en un Fondo la respectiva cesantía anual, que corresponde
a la sanción moratoria consagrada en el art. 99 de la Ley 50
de 1990, por tener junto con la indemnización moratoria
prevista en el art. 65 del Código Sustantivo de Trabajo que
se genera por la no cancelación de salarios y prestaciones
sociales a la finalización del contrato de trabajo, su origen
en el incumplimiento del empleador de ciertas obligaciones,
gozando ambas de una naturaleza eminentemente
sancionatoria, y como tal su imposición según quedó visto,
está condicionada al examen, análisis o apreciación de los
elementos subjetivos relativos a la buena o mala fe que
guiaron la conducta del empleador.

2.- CASO CONCRETO:

Descendiendo al asunto que nos ocupa, vista la


motivación de la sentencia recurrida, el fallador de alzada
para absolver de las dos indemnizaciones moratorias
reclamadas, en esencia razonó diciendo que «se negará las
condenas por salarios moratorios por la no consignación de cesantías
en el fondo respectivo, por el no pago de aportes parafiscales y por el
no pago de prestaciones sociales, pues de la postura de los
demandados y de lo demostrado en el proceso se infiere que éstas
creyeron razonablemente que la relación que se dio con el demandante
no era de carácter laboral sino de otra naturaleza y que por ende no

estaban obligados a pagar prestaciones sociales», refiriéndose al

contrato de arrendamiento que alude la propietaria del


vehículo y algunos testigos.

16
Radicación n.° 46574

El censor para combatir la anterior postura de la


alzada, propone cinco errores de hecho, que buscan
demostrar la equivocación del Tribunal al concluir que los
demandados actuaron de buena fe, ya que después de
reconocer la existencia de un contrato de trabajo realidad
entre las partes, no le era posible aceptar como justificación
de su proceder la alegación de las accionadas, en el sentido
que se presentó fue un contrato verbal de arrendamiento
del vehículo, cuando es sabido que ello es inadmisible tal
como lo dispone la regulación legal que en materia de
transporte las rigen, máxime que las convocadas al proceso
están en la obligación de conocer tal normativa, situación
que denota un actuar pero de mala fe, y para tal efecto
acusó la errada valoración de unas pruebas y la falta de
apreciación de otras.

Planteadas así las cosas, se tiene que ninguna de las


pruebas denunciadas, logran desvirtuar la inferencia del
Tribunal de que la conducta de las demandadas estuvo
guiada por la buena fe, por lo siguiente:

1.- La propietaria del automotor que el demandante


conducía, esto es, la demandada ANA LUCÍA RODRÍGUEZ
DE GUZMÁN, desde la contestación a la demanda
inaugural argumentó en su defensa, en síntesis, que lo que
existió entre las partes fue un contrato verbal de
arrendamiento, mediante el cual entregó el taxi que había
adquirido con los ahorros de toda su vida en
arrendamiento, para que el actor lo explotara, obtuviera un

17
Radicación n.° 46574

producido y se quedara con la utilidad o ganancia, y solo


parte de ese producido le fuera cancelado a ella como dueña
a título de canon o valor del arrendamiento (fls. 34 a 40 del
cuaderno del Juzgado).

A su turno, la codemandada CENTRAL DE


TRANSPORTES S.A., al responder la demanda inicial,
sostuvo que no contrató laboralmente al accionante, que
como empresa afiliadora no interviene para nada del
negocio que realice el propietario del taxi con el conductor
del mismo, que para el caso se trató de un contrato verbal
de arrendamiento que acordaron éstos, y en tales
condiciones, al no ser la sociedad el verdadero empleador,
no tiene ninguna obligación de tipo salarial o prestacional
para con el demandante.

Para el Tribunal los anteriores argumentos de defensa,


son una razón atendible para que los demandados no
hubiesen considerado al demandante como un trabajador
dependiente y subordinado, que llevó a que no le
consignaran las cesantías en un fondo ni le cancelaran a la
terminación del contrato prestaciones sociales, ya que
tenían el firme convencimiento que en este caso en
particular, se desarrolló fue un contrato de arrendamiento
de vehículo, así la razón no estuviera de su parte por
cuando jurídicamente lo que se presentó fue un contrato de
trabajo realidad.

18
Radicación n.° 46574

2.- El Tribunal en ningún momento desconoció lo que


establecen las normas legales de carácter especial que
protegen a los conductores de las empresas de servicio
público de transporte, como tampoco que el actor prestó
sus servicios personales de conductor del taxi de propiedad
de la demandada RODRÍGUEZ DE GUZMÁN, afiliado a la
empresa de transporte codemandada CENTRAL DE
TRANSPORTES S.A., tal como se desprende de la valoración
probatoria que se hizo de la documental allegada y la
prueba testimonial, todo lo cual le sirvió a dicho Juzgador
como soporte, para inferir que «por ministerio y mandato de la
ley» la empresa de servicio público de transporte adquiría el

carácter de empleador, debiendo asumir el pago de los


derechos laborales que corresponda y de los cuales
responderá solidariamente la propietaria del vehículo. Sin
embargo, para el ad quem la sola declaración de la
existencia del contrato de trabajo, no resulta suficiente para
imponer el pago de las indemnizaciones moratorias, lo que
está acorde con el criterio jurisprudencial que previamente
se reseñó, y por ello al examinar la conducta de las
demandadas, encontró fundada y razonable la creencia de
éstas de que la relación era de una naturaleza distinta a la
laboral.

3.- De la apreciación de la prueba calificada que se


denunció en el recurso de casación, no se desprende que
las demandadas tuvieran un convencimiento distinto al que
se adujo para justificar su proceder.

19
Radicación n.° 46574

En efecto, en relación a los documentos se observa: (i)


que la tarjeta de control expedida por el Ministerio de
Transporte obrante a fl. 15, lo que confirma es que el
demandante aparecía como conductor del taxi de placas
SSH 375, hecho que incluso fue admitido por la accionada
ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN desde la
contestación al libelo demandatorio; (ii) que la licencia de
tránsito de fl. 16 y el certificado de tradición de fl 149, lo
único que prueban es que la demandada persona natural es
la propietaria del citado automotor; y (iii) que el certificado
de existencia y representación legal de la codemandada
CENTRAL DE TRANSPORTES S.A. de fls. 11 a 13, en efecto
demuestra que su objeto social consiste en «LA EXPLOTACIÓN
DEL TRANSPORTE TERRESTRE AUTOMOTOR EN SUS DIFERENTES
MODALIDADES DE SERVICIO, DE CONFORMIDAD CON LAS NORMAS
Y DISPOSICIONES QUE PARA TALES FINES DETERMINE EL
GOBIERNO NACIONAL A TRAVES DEL MINISTERIO DE TRANSPORTE
Y TRANSITO O LA ENTIDAD GUBERNAMENTAL CORRESPONDIENTE

EN ESTA MATERIA», lo cual no es suficiente para establecer un

proceder malicioso de la parte demandada en los términos


sugeridos por la censura, pues el solo hecho de ser una
empresa de transporte no la ubica en el terreno de la mala
fe, máxime que en este caso el Tribunal con la prueba
testimonial encontró circunstancias que hacían razonable
la creencia de que se estaba al frente de un vínculo ajeno al
laboral, por la forma en que la propietaria entregó al
demandante el taxi para su explotación a cambio del pago
de un supuesto canon de arrendamiento, así jurídicamente
lo anterior se convirtiera realmente en una relación laboral
subordinara con el pago de una retribución salarial.

20
Radicación n.° 46574

De otro lado, en lo que tiene que ver con los


interrogatorios de parte, la censura cae en una
contradicción, al denunciar al mismo tiempo, la errada
apreciación de la confesión que en su criterio contiene el
interrogatorio absuelto por el representante legal de la
sociedad demandada y a su vez la falta de valoración, pues
si este medio de convicción se estimó no resulta dable ni
lógico simultáneamente aducir su inapreciación. Sin
embargo, al remitirse la Sala a esta diligencia (fls. 79 a 81 y
85), si bien es cierto esta accionada confesó que el vehículo
que conducía el actor estaba afiliado a esa empresa
(respuesta primera pregunta), también lo es que aclaró que
la propietaria y el conductor le manifestaron para la
afiliación del taxi, que habían celebrado «contrato de

arrendamiento del vehículo», negocio en el cual «la empresa no tiene

ninguna injerencia sobre el particular» (contestación a la segunda

pregunta), a lo que se suma que aseveró no haber firmado


ningún documento contratando directamente al accionante
como conductor de esa compañía de transporte (respuesta
pregunta tercera); y por consiguiente, no se cuenta con
confesión de dicha codemandada sobre un convencimiento
distinto al del contrato de arrendamiento, para no haberle
dado al actor la condición de trabajador.

Del interrogatorio de parte absuelto por la demandada


ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE GUZMÁN (fls. 77 a 79),
tampoco hay confesión en cuanto a que ella tuviera pleno
conocimiento de que la relación que lo ató con el
demandante fuera de índole laboral, ya que si bien confesó

21
Radicación n.° 46574

la prestación personal del servicio, los extremos temporales,


el horario que le tenía al carro para que el actor lo recogiera
y lo entregara, así como el pago de un producido, en el
transcurso del interrogatorio siempre aludió que «Él me tomó
en arriendo el vehículo» el cual devolvía «lavado, tanquiado y la

cuota del arrendamiento» (respuesta cuarta pregunta), que el

actor «me pidió en arriendo el carro, y para ese arrendamiento


quedamos en que él aporta una cuota de $22.000 pesos diarios, lavado
y tanquiado, él debía responder por eso, no tenía más condiciones»

(contestación pregunta séptima), que el «arriendo del taxi lo


recibía en varias ocasiones mi esposo» (respuesta pregunta
novena), que «si el señor HOLMAN quería el carro en arrendamiento
lo manejaba, si él no quería no» en los días domingos y festivos

(contestación preguntas onceava y doceava), y que el carro


se entregaba en las condiciones acordadas cuando se le
«arrendaba» (respuesta pregunta treceava); manifestaciones

que más bien corroboran su convicción que la naturaleza


del contrato celebrado verbalmente era ajena a un vínculo
laboral, así a la postre sea equivocada.

Y en lo que respecta al interrogatorio de parte que


rindió el promotor del proceso (fls. 73 a 75), cualquier
aseveración que lo favorezca se tiene como una simple
manifestación de parte que requiere ser confirmada con
otro medio de convicción, toda vez que para que exista
confesión se requiere que verse sobre hechos que
produzcan consecuencias jurídicas adversas al confesante o
que favorezcan pero a la parte contraria (art. 195 del C.P.C.
hoy 191 del C.G.P.), lo que no acontece en este asunto en

22
Radicación n.° 46574

relación con las súplicas atinentes a las indemnizaciones


moratorias.

De suerte que, en cuanto a las pruebas calificadas que


fueron denunciadas no se presentaron las deficiencias
probatorias que se enrostraron.

4.- En lo que tiene que ver con la prueba testimonial,


que en decir del Tribunal soporta la creencia que tenía la
parte demandada de un aparente contrato de
arrendamiento de vehículo que resultó ser de naturaleza
laboral, no es posible abordar su estudio y crítica, por
virtud de no haberse previamente demostrado con prueba
apta en casación, esto es, documento auténtico, confesión
judicial e inspección judicial un error evidente de hecho,
conforme a la limitación legal contemplada en el art. 7 de la
Ley 16 de 1969.

Por todo lo dicho, y dadas las características


especiales del caso objeto de análisis, el Tribunal no pudo
cometer ningún yerro fáctico, por lo menos con el carácter
de ostensible, al considerar que a los demandados pese a su
condición de propietario del vehículo y de empresa
transportadora, les asistía serios y atendibles motivos para
creer que el vínculo era de naturaleza distinta a la laboral,
que indudablemente lleva a que su conducta remisa se
considere justificable, que ubica su proceder en el campo de
la buena fe.

En consecuencia, el cargo no prospera.

23
Radicación n.° 46574

De las costas del recurso extraordinario, no hay lugar


a ellas, por cuanto no hubo réplica.

VIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 26 de enero de 2010, por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cundinamarca, en el proceso ordinario que instauró
HOLMAN PERDOMO contra ANA LUCÍA RODRÍGUEZ DE
GUZMÁN y CENTRAL DE TRANSPORTES S.A.

Costas como se indicó en la parte motiva de esta


providencia.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

24
Radicación n.° 46574

Presidente de Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

25

También podría gustarte