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Es importante el papel que juega la lógica en el razonamiento jurídico apuntada

a algo que es cierto en forma subjetiva u objetiva para dar cuenta todos los aspectos de
la argumentación jurídica sabiendo distinguir que es explicar y que es justificar una
decisión, proceso complejo donde se combinan diversas evaluaciones alternativas
(condenar/absolver/admitir/rechazar), tomado en cuenta también las evaluaciones del
entorno que contienen momentos como elementos fácticos en toda su complejidad. De
esta evaluación cruzada surge la Decisión Judicial cuyas consecuencias se proyectan
directamente al menos dos esferas; la del propio asunto resuelto mediante la decisión y
en segundo la confianza pública en el estado racional del derecho.
La Lógica estudia las inferencias validas y su forma llamándose esta lógica
formal garantizando veracidad si la conclusión las premisas son ciertas.
Los razonamientos parten de una premisa necesarias o indiscutiblemente
verdadera. Analíticamente gracias a esas inferencias validas, conclusiones, se razona
correctamente.
Como también es el estudio de la relación de consecuencia. La idea de
consecuencia remite a una secuencia, más específicamente a una orden de fórmulas o de
enunciados. Este orden de fórmulas está constituida por las siguientes sub-secuencias:
Las premisas y la conclusión. La unión de estas sub-secuencias es lo que se llama
razonamiento o argumento. .
Los argumentos pueden ser de dos tipos: inductivos y deductivos. Un
razonamiento es inductivo cuando las premisas proporcionan buenas razones pero no
suficientes razones para la conclusión. Es decir, la conclusión se deriva parcialmente de
las premisas, o éstas no justifican totalmente a la conclusión y es deductivo cuando las
premisas proporcionan suficientes razones para la conclusión; es decir, cuando la
conclusión se sigue necesariamente de las premisas.
Dado que en los razonamientos inductivos la conclusión no se sigue
necesariamente de las premisas, se dice que son inductivamente fuertes o
inductivamente débiles. Esta condición dependerá de la fortaleza de las premisas y de la
conclusión.
En cambio, dado que en los razonamientos deductivos la conclusión se sigue
necesariamente de la conclusión, se dice que son deductivamente válidos o inválidos. La
validez deductiva se puede entender de dos maneras: semánticamente o sintácticamente.
Un argumento es semánticamente válido cuando no es el caso que sus premisas
sean verdaderas y la conclusión falsa. Es decir: si las premisas son verdaderas, la
conclusión lo es necesariamente. En cambio, es sintácticamente válido si la conclusión
puede derivarse de las premisas mediante la aplicación de los axiomas y las reglas de
inferencias que rigen al sistema en el cual de modelan tanto las premisas como la
conclusión. Nótese que de acuerdo a la definición anterior, un argumento de premisas
falsas y conclusión falsa, o de premisas falsas y conclusión verdadera, sería válido. En
estos casos, a pesar de la validez, el argumento puede ser cuestionado. En cambio, de un
argumento con premisas verdaderas y conclusión verdadera se dice que es correcto. En
este caso, el argumento es incuestionable.
Algunos lógicos han disputado que la relación entre premisas y conclusión esté mediada
por la relación de implicación en el sentido material. Y señalan que en un argumento
válido las premisas deben entrañar la conclusión y no sólo implicarla. Desde este punto
de vista, un argumento es válido si las premisas entrañan la conclusión.
Las argumentaciones puede ser evaluados, por lo menos, tres perspectivas, a saber:
La Lógica, La Retórica y La Material. Que deben ser tomadas en cuenta al analizar una
sentencia judicial. La primera y, en mucho menor grado, la segunda son las que tendrían
que considerarse, pues la material tiene que ver más con la epistemología del Derecho.
En esta perspectiva, el interés se centra en la verdad o falsedad de las premisas y la
conclusión en los fundamentos que poseemos para sostener la aceptación de las
premisas (de los razonamientos componentes de una argumentación).
En el caso de las sentencias jurídicas, podemos preguntarnos, por ejemplo, si los hechos
expresados en las premisas constituyen información admisible desde el punto de vista
legal.
Para la perspectiva retórica de evaluación lo que interesa determinar si es convincente y
persuasivo es una argumentación; lo importante aquí es el impacto en la emocionalidad
que tiene la argumentación sobre nosotros. Y aunque esto no es una tema que,
propiamente, pertenece a la Lógica, su importancia estriba en la existencia de
razonamientos que son incorrectos desde el punto de vista lógico, pero sumamente
persuasivos. Como es bien conocido, estos razonamientos han sido denominados
“falacias” o “sofismas” y susdiversos tipos sistemáticamente clasificados.
Históricamente, las diversas sistematizaciones han formado parte de los libros de texto
de Lógica y podemos decir que están en la frontera entre lo que es la Lógica y la
Retórica.
Las decisiones son acciones que un agente lleva a cabo en un momento
determinado. Estas pueden ser conscientes o inconscientes. Las primeras entrañan un
grado de deliberación, no así las segundas.
Las concientes se les pueden adscribir con más claridad el predicado “ser
racional”. Es decir, ellas presuponen o requieren como condición de posibilidad una
evaluación del “estado de la naturaleza”, una evaluación de las múltiples alternativas
presentes en dicho estado, así como las consecuencias (reales y potenciales) de cada
alternativa, etc.
Desde el punto de vista de la teoría de las decisiones, un proceso de toma decisión
puede caer en una de las tres categorías siguientes :
1. Toma de decisiones bajo certidumbre, en las que los datos se conocen en forma
determinista.
2. Toma de decisiones bajo riesgo, en la que los datos se pueden describir con
distribuciones de probabilidades.
3. Toma de decisiones bajo incertidumbre, en donde los datos no se les puede asignar
pesos o factores de ponderación que representen su grado de importancia en el proceso
de decisión. Las decisiones bajo certidumbre constituyen el escenario ideal. Pero
justamente los escenarios bajo certidumbre son poco frecuentes. Implican que el decisor
conoce y ha definido todas las variables del problema, lo cual es imposible, al menos
que se trate de casos simples o casos fáciles.
En la práctica, el decisor judicial está lejos de poseer una posición tan
privilegiada siempre, por ejemplo, en los casos denominados difíciles.
El decisor puede recurrir a una distribución de probabilidades. Pero aquí las
cosas se complican: se tendría que garantizar la fuerza inductiva (altas probabilidades
para los hechos) de manera tal que antes que “es altamente probable que…” se obtenga
“se infiere categóricamente que…” .
La situación es más complicada aún en las decisiones bajo incertidumbre. En
este caso, dado que a los datos no se le pueden asignar factores de ponderación, el
decisor podría servirse de una multiplicidad de criterios. El maximin, maximax, el
criterio de racionalidad de La Place, o recurrir a las probabilidades bayesianas. Pero,
bajo el supuesto de que pudiera aplicar alguno de ellos, ¿cómo imponer los resultados?
No se olvide que a la larga, el proceso de toma de decisiones implica un grado elevado
de subjetividad en el cual se busca la producción de “resultados óptimos, de acuerdo
con algún criterio de optimización” .
Las limitaciones anteriores apuntan al hecho de que, en la práctica, los modelos
de decisiones que la teoría de las decisiones racionales formulan, son no realistas, es
decir enuncian las condiciones y procedimientos para un decisor ideal. Si esto es así, se
podría decir, entonces, que la teoría de las decisiones racionales carece de modelos
reales.
Esto a nuestro juicio explica el hecho de que, pese a todo, los individuos tomen
decisiones, se arriesguen. Para ello, acotan información, introducen supuestos,
discriminan opciones, evalúan posibles resultados, etc. Aunque difícilmente, salvo casos
triviales por supuesto, se puede garantizar los resultados esperados.

Los Jueces con su lógica y mediante el dictado de sentencias por lo común


resuelven casos individuales que presupone diversos tipos de decisiones como las
concernientes a actos personales del Juez, actos a terceros, a cuestiones normativas,
cuestiones de hecho, a deberes generales, a deberes individuales, etc. Todas ellas
requieren una justificación y forma parte de una actividad mental de resultados con
independencia de sus condiciones de elaboración.
La lógica en la toma de decisiones
Dado que en los razonamientos inductivos la conclusión no se sigue necesariamente de
las premisas, se dice que son inductivamente fuertes o inductivamente débiles. Esta
condición dependerá de la fortaleza de las premisas y de la conclusión.

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