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Texto 5 - Fundamentos del

Psicodiagnóstico
daniele de souza

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1-5 - PASOS DEL PROCESO PSICODIAGNOSTICO

abiane moura

sicodiagn-st ico-v-jurema-alcides-cunha
Edilene Valentina Áreas

METODOLOGÍA DE LAS TÉCNICAS DE EXAMEN PSICOLÓGICO

alondra Araujo Reis

 Fundamentos del psicodiagnóstico
Jurema Alcides Cunha
j Se ha dicho y repetido que, mientras los
psicólogos en general realizan valoraciones,
los psicólogos clínicos, entre otras tareas,
realizan psicodiagnósticos. Se puede decir que
la evaluación psicológica es un concepto muy
amplio. El psicodiagnóstico es una evaluación
psicológica, realizada con fines clínicos y, por
tanto, no cubre todos los modelos de
evaluación psicológica de las diferencias
individuales. Es un proceso que tiene como
objetivo identificar fortalezas y debilidades en
el funcionamiento psicológico, con un enfoque
en si existe o no psicopatología. Esto no
significa que la clasificación psiquiátrica sea un
objetivo primario del psicodiagnóstico, sino
que, para medir fortalezas y debilidades en el
funcionamiento psicológico, se deben
considerar como parámetros los límites de la
variabilidad normal (Yager & Gitlin, 1999).
El psicodiagnóstico se derivó de la psicología
clínica, introducido por Lighter Witmer en 1896 y
creado en la psicología académica y la tradición
médica. Se dice que incluso al fundador de la
psicología clínica no le gustó la designación
“clínica”, adoptada solo por falta de una mejor
alternativa (Garfield, 1965). Sin embargo, todo
indica que esta tradición médica, asociada a la
psicología clínica, tendría marcados efectos en la
formación de la identidad profesional.
dos
psicólogo clínico, ofreciéndole, por un lado,
modelos de identificación y, por otro lado,
acentuando sus dificultades en las relaciones
interprofesionales.
Aquel fin de siglo y principios del siguiente
estuvieron marcados por los trabajos de Galton,
que introdujo el estudio de las diferencias
individuales, de Cattell, a quien se dirigieron las
primeras demostraciones, conocidas como tests
mentales, y de Binet, que propuso el uso de el
psicológico (a través de medidas intelectuales)
como complemento de la evaluación pedagógica.
Por estas razones, a estos tres autores se les
atribuye la paternidad del psicodiagnóstico
(Fernández-Ballesteros, 1986).
Nuestra tradición psicométrica, fundada de
esta manera, se consolidó mejor con la difusión
de las escalas de Binet, seguida por la creación de
las pruebas del ejército estadounidense, Alfa y
Beta. Si el aporte de la psicometría fue y es
esencialmente importante para garantizar la
cientificidad de los instrumentos del psicólogo,
cobra importancia, como señala Groth-Marnat
(1999), establecer la diferencia que existe entre el
psicometrista y el psicólogo clínico. El primero
tiende a valorar los aspectos técnicos de las
pruebas, mientras que, en psicodiagnóstico,
existe el uso de pruebas y otras estrategias, para
evaluar un sujeto de forma sistemática, científica,
orientada a la resolución de problemas.
PORSICODIAGNOSIS– V.23
problemas. El psicometrista “utiliza pruebas
para obtener datos” y, en su enfoque, “el
producto final suele ser una serie de rasgos o
descripciones de capacidades”. Pero es
importante recordar que “estas descripciones
generalmente no están relacionadas con el
contexto total de la persona, ni abordan los
problemas únicos que la persona puede estar
enfrentando” (p.3).
Por otro lado, aún en el siglo pasado, la
comunidad científica estuvo muy marcada por los
descubrimientos en el campo de la biología,
comenzando por la verificación de la “correlación de
los síndromes clínicos con los cambios morfológicos
observados en la autopsia” (Klerman, 1990, p. 15) y
continuado por otra serie de descubrimientos, como
los “intentos de correlacionar los síndromes
mentales con los hallazgos de autopsias y datos
bacteriológicos” (p.16). La base científica
proporcionada a la medicina por la biología llevó a
los psiquiatras a buscar las causas de las
enfermedades mentales en el cuerpo y, en particular,
en el sistema nervioso central. Como resultado, “los
pacientes psiquiátricos, que ya no eran considerados
lunáticos, se volvieron 'nerviosos' (...) o
'neuróticos'” (Wolman, 1965, p.1121). La división
dicotómica de los trastornos psiquiátricos en
“orgánicos” y “funcionales” data de esa época. Fue en
esta escuela predinámica de la psiquiatría donde
surgió Kraepelin, quien se destacó por su sistema de
clasificación de los trastornos mentales y,
especialmente, por sus estudios diferenciales entre
la esquizofrenia y la psicosis maníaco-depresiva.
Como resultado, las clasificaciones nosológicas y el
diagnóstico diferencial ganaron énfasis.
Sin embargo, incluso en el período entre las
dos guerras mundiales, la clasificación de las
enfermedades mentales presuponía una
jerarquía, según el modelo médico, en grandes
clases: “trastornos mentales orgánicos, psicosis,
neurosis, trastornos de la personalidad y estados
reactivos/transitorios”. Cuando una condición
orgánica era evidente, “se anteponía a todos los
demás diagnósticos” (Klerman, 1990, p.18). En
este escenario, los trabajos de Freud y Kraepelin
fueron de especial importancia, caracterizando
bien la diferencia entre estados neuróticos y
psicóticos, entre los trans-
24jUREMALOSLCIDESCCLAVO
tornos clasificados como funcionales (no orgánicos).
Tal distinción se consideró muy adecuada porque
“parecía combinar simultáneamente cinco aspectos
de la psicopatología: 1) síntomas descriptivos; 2)
causalidad presunta; 3) psicodinámica; 4)
justificación de la hospitalización; 5) recomendación
de tratamiento” (p.18-19).
Así, Freud, que venía de la mejor tradición
neurofisiológica, representó el primer eslabón
de una cadena de contenido dinámico, seguida
pronto por la aparición del test de asociación
de palabras de Jung en 1906 y que sirvió de
lastre para la posterior liberación de las
técnicas proyectivas.
En este escenario, Rorschach publicó su
monografía en 1921, que se hizo más popular
en la década siguiente. La prueba llegó a ser
utilizada como un paso esencial (ya veces
único) en el proceso de diagnóstico. La gran
popularidad alcanzada en los años cuarenta y
cincuenta se atribuye a que “los datos
generados por el método eran compatibles
con los principios básicos de la teoría
psicoanalítica” (Vane & Guarnaccia, 1989, p. 7).
Esta fue la edad de oro de las técnicas de
personalidad. Aunque el Rorschach y el TAT
eran los instrumentos más conocidos, las
técnicas proyectivas empezaron a multiplicarse
rápidamente, como el test de la figura
humana, el Szondi, el MPAS y muchos otros.
El entusiasmo que rodeó el advenimiento de
las técnicas proyectivas se explica en gran medida
por dos factores importantes: 1) el hecho de que
las pruebas, tan valoradas en el período anterior,
principalmente en las áreas militar e industrial, ya
no parecían tan útiles “en la evaluación de
problemas de la vida (neurosis, psicosis,
etc.)” (Groth-Marnat, 1999, p.4), y 2) el valor
atribuido por la comunidad psiquiátrica a la
comprensión dinámica.
Sin embargo, a partir de entonces, las técnicas
proyectivas comenzaron a mostrar un cierto
declive en su uso, por problemas metodológicos,
debido al incremento de investigaciones con
instrumentos alternativos, como el MMPI y otros
inventarios de personalidad, por su asociación
con alguna perspectiva teórica. , en particular el
enfoque psicoanalítico (Goldstein & Hersen,
1990), y el énfasis en la interpretación intuitiva
a pesar de los esfuerzos por desarrollar sistemas
de puntuación (Vane & Guarnaccia, 1989). A pesar
de esto, estas técnicas todavía son ampliamente
utilizadas, aunque con objeciones, por psicólogos
que abogan por evaluaciones de orientación
conductual y biológica.
Actualmente, existe un énfasis indiscutible en
el uso de instrumentos más objetivos, interés en
entrevistas diagnósticas más estructuradas,
notablemente con el aumento en el desarrollo de
evaluaciones de personalidad informatizadas, que
han ido ofreciendo nuevas estrategias en este
campo (Butcher, Keller & Bacon, 1985).
Asimismo, la necesidad de mantener una base
científica que ofrezca respuestas adecuadas y
compatibles con los avances de otras ramas de la
ciencia, especialmente en lo que se refiere a las
cuestiones diagnósticas, creadas por los cambios
introducidos en las clasificaciones oficiales, han
llevado a la revisión, reestandarización y creación
de nuevas estrategias de evaluación.
De hecho, Zacker, ya en 1989, afirmaba que el
reconocimiento de la calidad del psicodiagnóstico
tiene que ver, en primer lugar, con un refinamiento
de los instrumentos y, en segundo lugar, con
estrategias demárketingque el psicólogo debe
aprovechar para incrementar el uso de los servicios
de evaluación por parte de los destinatarios de los
informes. En la misma década, Groth-Marnat (1984)
destacaba la importancia de que los profesionales se
familiarizaran con las necesidades reales del usuario,
señalando que los psicólogos competentes a
menudo terminan “proporcionando una gran
cantidad de información inútil a las fuentes de
referencia” (p. .20 ) por falta de comprensión
adecuada de las verdaderas razones que motivaron
la derivación o, en otras palabras, por falta de
conocimiento de las decisiones que deben tomarse
con base en los resultados del psicodiagnóstico.
Recientemente (1999), insistió en la misma idea,
afirmando que el psicólogo clínico debe
“comprender el vocabulario, el modelo conceptual, la
dinámica y las expectativas de la fuente de
referencia*” (p.31).
* N. de A. En inglés,entorno de referencia, para el cual es difícil
encontrar una equivalencia precisa en portugués.
Las sugerencias realizadas, para conocer las
necesidades del mercado y desarrollar
estrategias para conquistar este mercado,
parecen estar basadas en el supuesto de que el
psicólogo, sobrecargado de tareas, no está
evaluando la idoneidad de sus datos en
relación con el público usuario. .
Pero, ¿qué público es este? ¿Qué servicios o
profesionales pueden necesitar para solicitar
psicodiagnósticos? En primer lugar, veamos
dónde suele trabajar un psicólogo que se
ocupa del psicodiagnóstico. Según Groth-
Marnat (1999), el psicólogo clínico trabaja con
mayor frecuencia en una institución que brinda
servicios de psiquiatría o medicina general, en
un contexto legal o educativo, así como en
clínicas psicológicas. En cuanto a Brasil,
aunque cada vez hay más profesionales de la
psicología que trabajan en estos entornos,
especialmente en las instituciones de salud, es
muy común que el psicodiagnóstico se realice
en clínicas o consultorios psicológicos, donde
es derivado principalmente por médicos,
psiquiatras o otros especialistas (pediatras,
neurólogos, etc.), de la comunidad escolar,
El problema básico al que se enfrenta el
psicólogo es que, aunque se hace una derivación,
porque la persona necesita subsidios para
fundamentar una decisión de solución de un
problema, muchas veces no tiene claro qué
preguntas hacer o, por razones de secreto
profesional, hace una derivación vaga para una
“evaluación psicológica”. En consecuencia, una de
las faltas comunes del psicólogo es la aceptación
tácita de tal derivación, con la realización de un
psicodiagnóstico, cuyos resultados no son
pertinentes a las necesidades de la fuente
solicitante.
Por tanto, es responsabilidad del clínico
mantener canales de comunicación con los
diferentes tipos de contextos profesionales para los
que trabaja, familiarizándose con la variabilidad de
problemas a los que se enfrentan y conociendo las
diferentes decisiones que toman.
PORSICODIAGNOSIS– V.25
presuponer. Más que eso: debe determinar y
aclarar lo que se espera de él, en el caso
particular. Esta es una estrategia de
aproximación, que te permitirá adaptar tus
datos a las necesidades de las fuentes de
referencia, para que tus resultados tengan el
impacto que se merecen y el psicodiagnóstico
reciba el crédito que se merece.
CARACTERIZACIÓN DEL PROCESO
Definición
El psicodiagnóstico es un proceso científico,
limitado en el tiempo, que utiliza técnicas y
pruebas psicológicas (aporte), a nivel individual o
no, ya sea para comprender problemas a la luz de
supuestos teóricos, identificar y evaluar aspectos
concretos, o para clasificar el caso y predecir su
posible curso, comunicando los resultados (
producción), a partir de las cuales se proponen
soluciones, en su caso.
Caracterizamos el psicodiagnóstico como un
proceso científico, porque debe partir de un
levantamiento previo de hipótesis que serán
confirmadas o refutadas a través de pasos
predeterminados y con objetivos precisos. Este
proceso está limitado en el tiempo, en base a un
contrato laboral entre el paciente o tutor y el
psicólogo, tan pronto como los datos iniciales
permitan establecer un plan de evaluación y, por
tanto, una estimación del tiempo necesario
(número aproximado de sesiones de exploración).
El plan de evaluación se establece a partir de
las preguntas o hipótesis iniciales, definiendo no
sólo qué instrumentos se necesitan, sino cómo y
cuándo utilizarlos. Se supone, por supuesto, que
el psicólogo sabe qué instrumentos son efectivos
en términos de requisitos metodológicos. Por lo
tanto, la pregunta aquí es qué tan eficientes
pueden ser ciertos instrumentos, si se aplican con
un propósito específico, para dar respuestas a
ciertas preguntas o para probar ciertas hipótesis.
Una vez seleccionada y administrada una
batería de pruebas, se obtienen datos que deben
interrelacionarse con la información de la historia
26jUREMALOSLCIDESCCLAVO
historia clínica, personal o con otros, del listado
de hipótesis iniciales, para permitir una
selección y una integración, guiada por los
objetivos del psicodiagnóstico, que determinan
el nivel de inferencias que se debe alcanzar.
Dichos resultados se comunican a quienes tienen
derecho a hacerlo y pueden proporcionar subsidios para
decisiones o recomendaciones.
Objetivos
El proceso de psicodiagnóstico puede tener
uno o varios objetivos, según los supuestos o
reales motivos de la derivación y/o consulta,
que orientan el listado de hipótesis formuladas
inicialmente, y delimitan el alcance de la
evaluación. Por lo tanto, están esencialmente
relacionados con las preguntas propuestas y
las necesidades de la fuente solicitante y
“determinan el nivel de inferencias que debe
alcanzarse en la comunicación con el
receptor” (Cunha, 1996, p. 50).
Brevemente, los objetivos más comunes se
presentan en la Tabla 2.1.
Como se puede suponer, dependiendo de
la sencillez o complejidad de las preguntas
propuestas, los objetivos varían.
Las preguntas más elementales que se
pueden hacer, en relación a una capacidad, un
rasgo, un estado emocional, serían: “¿Cuánto?”. o
"¿Cuál?". Un ejemplo común de un examen con
este objetivo sería la evaluación del nivel
intelectual, que permitiría unaclasificación sencilla
. El examinado es sometido a pruebas, adecuadas
a su edad y nivel de educación. Se recogen
puntuaciones, se consultan tablas y los resultados
se proporcionan en forma de datos cuantitativos,
clasificados de forma sumaria.
En rigor, si el examinador se limita a tal
objetivo, su tarea se caracterizaría más como la
de un psicometrista que la de un psicólogo
clínico. Sin embargo, el psicólogo clínico, que no
pierde la referencia del examinado, difícilmente
se limitaría a este objetivo, pues analizaría las
puntuaciones de las subpruebas (si hubiera
utilizado un instrumento WIS), así como las
diferencias inter e intraprueba, cuales son
TABLA 2.1 Objetivos de una evaluación psicológica clínica

Objetivos Especificación

Clasificación El examen compara la muestra de comportamiento del examinado con los resultados de otros sujetos
sencillo de la población general o de grupos específicos, con condiciones demográficas equivalentes; estos
resultados se proporcionan en datos cuantitativos, clasificados de forma sumaria, como en una
evaluación del nivel intelectual.

Descripción Va más allá de la simple clasificación, interpretando diferencias en puntajes, identificando fortalezas y
debilidades, y describiendo el desempeño del paciente, como en una evaluación de déficits
neuropsicológicos.

Clasificación Se contrastan las hipótesis iniciales tomando como referencia los criterios diagnósticos.
nosológico
Diagnóstico Se investigan irregularidades o inconsistencias en el cuadro sintomático para diferenciar
diferencial alternativas diagnósticas, niveles de funcionamiento o la naturaleza de la patología.
Evaluación Se determina el nivel de funcionamiento de la personalidad, se examinan las funciones del yo, en
Exhaustivo particular la devisión, condiciones del sistema de defensa, para facilitar la indicación de recursos
terapéuticos y predecir la posible respuesta a los mismos.

Comprensión Va más allá del objetivo anterior, ya que presupone un mayor nivel de inferencia clínica, con
dinámica integración de datos de base teórica. Permite llegar a explicaciones de aspectos conductuales no
siempre accesibles en la entrevista, anticipar fuentes de dificultades en la terapia y definir focos
terapéuticos, etc.

Prevención Busca identificar problemas de forma temprana, evaluar riesgos, hacer una estimación de las fortalezas
y debilidades del ego, de su capacidad para enfrentar situaciones nuevas, difíciles, estresantes.

Pronóstico Determina el curso probable del caso.

pericia forense Otorga subsidios para temas relacionados con la “locura”, competencia para ejercer funciones de
ciudadano, valoración de incapacidades o patologías que puedan estar asociadas a infracciones
a la ley, etc.
Fuente: Cunha, en Taborda, Prado-Lima & Busnello, 1996, p.51 (reproducida con autorización de la Editorial).

susceptible de interpretación. Entonces sería capaz
de identificar fortalezas y debilidades en el
funcionamiento intelectual. En este caso, el
propósito del examen seríadescripción. Pero, si se
detuviera a examinar determinados errores y
desviaciones, podría arrojar pistas que sirvieran de
base a hipótesis sobre la presencia de déficits
cognitivos. El objetivo seguiría siendo la descripción,
pero el proceso sería más complejo.
El examen del estado mental del paciente o el
examen de las funciones del yo también serían
descriptivos, a menudo realizados sin la
administración de pruebas, por lo que no son
competencia exclusiva del psicólogo. El examen
del estado mental del paciente, por ejemplo, es
un tipo de recurso diagnóstico que consiste en
explorar la presencia de signos y síntomas,
eventualmente utilizando pruebas muy simples,
no estandarizadas, para una estimación resumida
de algunas funciones, como
ción y memoria. Este es un examen subjetivo
de rutina en las clínicas psiquiátricas, a
menudo complementado con un examen
objetivo.
A menudo, los datos resultantes de este
examen, la historia clínica y la historia personal
nos permiten cumplir con el objetivo de
clasificación nosológica. Esta evaluación con este
objetivo la realiza el psiquiatra y también el
psicólogo, cuando el paciente no es testeable. En
este caso específico, se puede decir que ambos
utilizan preferentemente un modelo categórico
para analizar la psicopatología, es decir, deben
realizar un juicio clínico sobre la presencia o
ausencia de una configuración de síntomas
significativos (Dobson & Cheung, 1990). De esta
forma, estarían verificando qué tiene en común el
paciente con otros pacientes de la misma
categoría diagnóstica. Si el trabajo se limitara a
llegar a un código clasificado,

PORSICODIAGNOSIS– V.27
ficticio, no calificaría como un psicodiagnóstico
propiamente dicho.
Sin embargo, cuando el paciente presenta
condiciones para la prueba, es posible desarrollar
un psicodiagnóstico en sentido estricto: el
psicólogo organiza su plan de evaluación y hace
uso de una batería de pruebas, para verificar
científicamente sus hipótesis, o incluso para
plantear otras a ser evaluadas. analizados, de
acuerdo con la historia y el contexto de vida del
paciente. La clasificación nosológica, además de
facilitar la comunicación entre profesionales,
contribuye a la recolección de datos
epidemiológicos de una comunidad. Por lo tanto,
debe usarse, pero, en un psicodiagnóstico, la
tarea no se limita a verificar qué criterios
diagnósticos cumple el caso.
Otro objetivo prácticamente asociado a esto
es el dediagnóstico diferencial. El psicólogo
investiga irregularidades e inconsistencias en
los síntomas y/o resultados de las pruebas
para diferenciar categorías nosológicas, niveles
de funcionamiento, etc. Naturalmente, para
trabajar con este objetivo, el psicólogo,
además de experiencia y sensibilidad clínica,
debe tener conocimientos avanzados de
psicopatología y técnicas diagnósticas
sofisticadas.
el propósito deevaluación integralconsidera el
caso en una perspectiva más global,
determinando el nivel de funcionamiento de la
personalidad, examinando las funciones del yo,
especialmente en relación convisión, por
indicación terapéutica o incluso para estimar el
progreso o los resultados del tratamiento. No
necesariamente alcanza la clasificación
nosológica, aunque ésta puede ocurrir de forma
subsidiaria, ya que el examen puede revelar
alteraciones psicopatológicas. Pero, en todo caso,
se trata de algún tipo de clasificación, ya que la
determinación del nivel de funcionamiento es
especialmente importante para la indicación
terapéutica, definiendo límites de responsabilidad
profesional. Así, un paciente en brote podría
requerir hospitalización y prescripción de
medicamentos bajo la atención de un psiquiatra.
Un paciente que enfrenta una crisis vital puede
beneficiarse de una terapia breve con un
psicoterapeuta. Se supone que ciertos
28jUREMALOSLCIDESCCLAVO
las funciones del yo están relativamente
intactas para que haya una respuesta
terapéutica adecuada a ciertos tipos de
tratamiento.
Básicamente, no se pueden utilizar pruebas.
Este es un objetivo explícito o implícito en los
contactos iniciales del paciente con psiquiatras,
psicoanalistas y psicólogos de diferentes
orientaciones terapéuticas. Sin embargo, si se
logra el objetivo a través de un psicodiagnóstico,
se obtienen evidencias más objetivas y precisas,
que incluso pueden servir como parámetro para
evaluar los resultados terapéuticos,
posteriormente, a través de un retest.
el propósito decomprensión dinámica, en
un sentido amplio, puede considerarse como
una forma de evaluación integral, ya que se
centra en la personalidad de forma global,
pero presupone un mayor nivel de inferencia
clínica. A través del examen, buscamos
comprender el problema de un sujeto, con una
dimensión más profunda, en la perspectiva
histórica del desarrollo, investigando factores
psicodinámicos, identificando conflictos y
alcanzando una comprensión del caso a partir
de un marco teórico.
Un examen de este tipo requiere
entrevistas muy bien realizadas, cuyos datos
no siempre están fundamentados en los pasos
específicos de un psicodiagnóstico, y por lo
tanto no son un recurso privado para el
psicólogo clínico. Con frecuencia, se combina
con fines de clasificación nosológica y
diagnóstico diferencial. Sin embargo, cuando
se trata de un objetivo de psicodiagnóstico,
conduce no solo a un enfoque diferenciado de
las entrevistas y del material de prueba, sino
también a una integración de datos basada en
supuestos psicodinámicos.
Un psicodiagnóstico también puede tener
como objetivoprevención. Tal examen tiene como
objetivo identificar problemas temprano, evaluar
riesgos, estimar las fortalezas y debilidades del
ego, así como la capacidad para enfrentar
situaciones nuevas, difíciles, conflictivas o de
ansiedad. En un sentido amplio, puede ser
realizado por otros profesionales de un equipo de
salud pública. A menudo se lleva a cabo utilizando
recursos de tamizaje, buscando llegar
manejar el mayor número de casos en el
menor tiempo, por lo tanto, no presuponiendo
una mayor profundidad en el levantamiento de
ciertos signos de posible patología, sólo para
apoyar el desarrollo de programas preventivos,
con grupos más grandes. Sin embargo, en un
examen individual, que puede requerir una
dimensión más profunda, especialmente de
estimación de las condiciones del yo frente a
ciertos riesgos o frente a situaciones difíciles,
estaría indicado un psicodiagnóstico.
Otro objetivo espronóstico, que depende
fundamentalmente de la clasificación
nosológica, y, en este sentido, no es exclusiva
del psicólogo. En muchos casos, sin embargo,
puede hacer una contribución importante, ya
que, a través del psicodiagnóstico, puede
evaluar condiciones que, de alguna manera,
pueden influir en el curso del trastorno. Sin
embargo, esta es un área que aún requiere
mucha investigación, tanto para la recopilación
de datos estadísticos sobre el posible curso de
ciertos trastornos como sobre el uso más
adecuado de las pruebas para este fin.
Finalmente, existe un objetivo depericia
forense. El examen busca resolver cuestiones
relacionadas con la “locura”, competencia para
ejercer las funciones de ciudadano, valoración
de incapacidades o deficiencias
psicopatológicas que etiológicamente puedan
estar asociadas a infracciones a la ley, etc.
Generalmente, se coloca una serie de
preguntas que el psicólogo debe responder para
instruir un determinado proceso. Sus respuestas
deben ser claras, precisas y al grano. Por lo tanto,
debe haber un grado satisfactorio de certeza
sobre los datos de la prueba, lo cual es bastante
complejo, porque “los datos describen lo que una
persona puede y no puede hacer en el contexto
de la prueba, pero el psicólogo aún debe inferir lo
que él cree que podría hacer. o podría no hacerlo
en la vida cotidiana” (Groth-Marnat, 1984, p.25).
Las respuestas proporcionan subsidios para
informar decisiones de carácter vital para el
individuo. En consecuencia, la necesidad de llegar
a inferencias que tengan tales implicaciones
puede resultar hasta cierto punto preocupante
para el psicólogo.
De hecho, el psiquiatra es comúnmente
designado como experto y solicita un examen
psicológico para respaldar su opinión. Sin
embargo, muchas veces, el psicólogo es
llamado a colaborar con la justicia, de forma
independiente.
Responsabilidad
El diagnóstico psicológico se puede realizar:
a) por el psicólogo, por el psiquiatra (y, si es necesario,
actualmente, por el neurólogo o psicoanalista),
con diversos objetivos (salvo la simple
clasificación), siempre que se utilice el modelo
médico únicamente, en el examen de funciones,
identificación de patologías, sin el uso de pruebas
y técnicas exclusivas del psicólogo clínico ;
b) por el psicólogo clínico exclusivamente,
para el logro de alguno o varios de los
objetivos, cuando se utilice el modelo
psicológico (psicodiagnóstico), incluyendo
técnicas y pruebas propias de ese profesional;
c) por un equipo multidisciplinar (psicólogo,
psiquiatra, neurólogo, asesor educativo,
trabajador social u otro), para la consecución de
los objetivos antes mencionados y,
eventualmente, otros, siempre que cada
profesional utilice su propio modelo, en una
evaluación más compleja e integradora, en la que
es necesario integrar muy interdependiente
(psicológica, médica, social, etc.).
En la práctica, la derivación de casos, con
vistas a un diagnóstico, al psicólogo clínico o al
psiquiatra, tiende a obedecer a criterios no del
todo explícitos, que probablemente tengan
una raíz histórica.
El psicodiagnóstico surgió como consecuencia
del advenimiento del psicoanálisis, que ofreció un
nuevo enfoque para la comprensión y clasificación
de los trastornos mentales. Anteriormente, el
modelo para el estudio de la enfermedad mental se
remontaba al trabajo de Kraepelin y otros y sus
intentos de establecer criterios diagnósticos
diferenciales para la esquizofrenia.
En el período anterior a Freud, el foco del
trastorno mental era claramente médico. Pacientes
de interés para la ciencia médica presentaron
condiciones severas, fueron hospitalizados
PORSICODIAGNOSIS– V.29
se identificaron, y se identificaron los signos y
síntomas que componían los síndromes.
En el período freudiano, el enfoque cambió.
Los pacientes atendidos no presentaban
condiciones tan graves, no fueron
hospitalizados y, aunque se tuvo en cuenta su
sintomatología, se percibió de forma integral y
dinámica.
Esta tendencia a considerar a los pacientes
en términos de dos amplias categorías de
trastornos persiste de algún modo. Los
pacientes que presentan trastornos más
graves y que pueden necesitar hospitalización
suelen ser derivados a psiquiatras, mientras
que los casos menos graves suelen ser
derivados a psicólogos o psiquiatras, según el
concepto de trastorno mental y la valoración
de la gravedad de los síntomas por parte de la
persona que identifica el problema. problema y
hace la remisión. De hecho, la atribución de
responsabilidad por el diagnóstico se ha
basado tradicionalmente en una valoración
sumaria del caso y una expectativa del tipo de
tratamiento necesario. Pero esta posición ha
tendido a cambiar al considerar el tipo de
examen que requiere el caso individual.
Actualmente, con la posible excepción de
emergencias psiquiátricas,
La definición más explícita de los casos, cuyo
diagnóstico debe ser responsabilidad del psicólogo,
por parte de los miembros de la sociedad en general,
dependerá esencialmente del desempeño
profesional del psicólogo y de la adecuación de las
respuestas que pueda dar a las necesidades reales
del mercado. Por tanto, su identidad está asociada a
la calidad de su actuación.
OPERACIONALIZACIÓN
En cuanto a la operacionalización, se deben
considerar las conductas específicas del
psicólogo y los pasos para realizar el
diagnóstico con un modelo psicológico de
carácter clínico.
30jUREMALOSLCIDESCCLAVO
Comportamientos específicos
Las conductas específicas del psicólogo pueden
relacionarse de la siguiente manera, aunque
pueden variar en su especificidad y en su serie,
según los objetivos del psicodiagnóstico:
a) determinar las razones de la remisión
a, quejas y otros problemas iniciales;
b) recopilar datos de carácter psicológico,
social, médico, profesional y/o escolar, etc. sobre
el tema y otras personas significativas,
eventualmente solicitando información de
fuentes complementarias;
c) recopilar datos sobre la historia clínica y la historia
historia personal, buscando reconocer
denominadores comunes con la situación actual,
desde un punto de vista psicopatológico y dinámico;
d) realizar un examen del estado mental del
paciente (examen subjetivo), eventualmente
complementado por otras fuentes (examen
objetivo);
e) plantear hipótesis iniciales y definir las
objetivos del examen;
f) establecer un plan de evaluación;
g) establecer un contrato de trabajo con
el sujeto o responsable;
h) administrar pruebas y otros instrumentos
psicológico;
i) recopilar datos cuantitativos y cualitativos
usted;
j) seleccionar, organizar e integrar todos
datos significativos para los fines del examen,
según el nivel de inferencia previsto, con los
datos de la historia y características de las
circunstancias actuales de la vida del
examinado;
l) comunicar los resultados (entrevista de regreso)
certificado, informe, dictamen, dictamen y otros
informes), proponiendo soluciones, en su caso, en
beneficio del examinado;
m) cerrar el proceso.
Pasos diagnósticos (modelo psicológico de
carácter clínico)
De forma muy resumida, los pasos
diagnósticos, utilizando un modelo psicológico
de carácter clínico, son los siguientes:
 a) plantear preguntas relacionadas
con los motivos de la consulta y definición de las
hipótesis iniciales y los objetivos del examen;
b) planificación, selección y uso de
instrumentos de examen psicológico;
c) encuesta cuantitativa y cualitativa
de los datos;
d) integración de datos e información y for-
mulación de inferencias mediante la integración de
los datos, teniendo como puntos de referencia las
hipótesis iniciales y los objetivos del examen;
e) comunicación de resultados, orientación
sobre el caso y el cierre del proceso.
PORSICODIAGNOSIS– V.31