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Vol. 3 Nº 2 págs. 217-228.

2005
https://doi.org/10.25145/j.pasos.2005.03.017
www.pasosonline.org

Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística†

Jeremy Boissevain ‡
Universidad de Amsterdam (Holanda)
§
Traducción de Ramón Hernandez Armas
Universidad de La Laguna (Tenerife, España)

Resumen: El turismo cultural está en auge y con él una nueva subjetividad turística que tiende a buscar
cada vez más los ámbitos más ‘auténticos’ de las culturas visitadas. Sin embargo, estos deseos violentan
frecuentemente las fronteras que establecen las sociedades receptoras entre lo que desean exponer al
visitante y lo que no. Este artículo abordará las respuestas locales a esta situación, especialmente ilustra-
tivas en relación a sus representaciones festivas.

Palabras clave: Turismo cultural; Ritual; Impacto sociocultural; Identidad; Mercantilización cultural

Abstract: The cultural tourism is at its very peak and creating a new on look of the cultural visits. How-
ever, these wishes are frequently debated by the receiving societies between what they want to display
and not to the visitors. This article tackles the local answers to this situation and is especially illustrative
on the behalf of their holidays.

Keywords: Cultural Tourism; Ritual; Sociocultural impact; Identity; Commercialization of culture


Este texto fue publicado en inglés bajo el título “Hidden rituals. Protecting culture from the tourist gaze” en T.
Dekker, J. Helsloot y C. Wijers. (2000) Roots & Rituals: The Constructin of Ethnicidenti-ties. Amsterdam: Het Spi-
nhuis. pp: 733-747.

• Jeremy Boissevain es Catedrático Emérito de Antropología Social de la Universidad de Amsterdam. Consulting
Editor de las revistas: Ethnologia Europaea, Mast, Annals of Tourism Research, Anthropological Journal on Europe-
na Cultures, Focaal. Journal of Mediterranean Studies . E-mail: boissevain@pscw.uva.nl
§
• Ramón Hernández Armas es profesor de antropología social en la Universidad de La Laguna y desarrolla su tesis
doctoral en antropología del turismo. E-mail: ramonha@ya.com

© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121


218 Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística

Hace algunos años un impresor local en trialización, la urbanización, el declive del


Cerdeña le dijo al antropólogo Peter Oder- modo de vida rural y el crecimiento del
matt que él aconsejaba a los clientes que le turismo. Hay numerosos ejemplos (Boisse-
pedían carteles para anunciar sus fiestas, vain, 1992). A pesar de las órdenes del Con-
que era mejor usar el término local Sagra cilio Vaticano II para reducir la pompa de
para promover sus celebraciones que el la parroquia, los festejos patronales y las
término más ampliamente conocido de Fes- celebraciones de la Semana Santa en Espa-
ta. Así podrían estar seguros de que los ña, Italia y Malta han aumentado1. Las
extranjeros desconocerían sus celebraciones festividades fueron reintroducidas, a veces
y permanecerían alejados (Boissevain después de décadas de no-observancia.
1996a: 17; ver también Odermatt, 1996). Ejemplos son la procesión del Viernes San-
Este capítulo explora cómo los residentes to en Lanciano (Abruzzo)2, el carnaval del
locales reaccionan a la entrada de foraste- sur de Francia, Campania, comunidades
ros, particularmente a los grupos de turis- Ladin en los Dolomites y eventos relaciona-
tas culturales, porque ellos podrían desear dos como Sega-la-vecchia en Siena y Gros-
guardar sus celebraciones coloristas —las seto3. En otras partes las celebraciones
atracciones turísticas por excelencia— ocul- fueron inventadas y recuperadas, como las
tas a los turistas y cómo lo logran. costumbres y procesiones del Viernes Santo
en las comunidades rurales cerca de Turín
Locales, forasteros y rituales (Bravo, 1984; Grimaldi, 1996). Los festiva-
les también han aumentado en los Países
Uno de los desarrollos más significativos Bajos donde el carnaval, los festejos de ba-
que tienen lugar actualmente en Europa es rrio, los desfiles de tipo folklórico y las fe-
la afluencia masiva de forasteros. Muchos rias están siendo revitalizadas4. En Alema-
factores se han combinado para traer va- nia los desfiles históricos y tradicionales se
rias categorías de nuevos Otros — han multiplicado (Weber-Kellerman, 1985).
jornaleros emigrantes/obreros invitados, Los rituales ayudan a los recién llegados
refugiados políticos, inmigrantes ilegales y, a ajustarse a sus nuevos ambientes, ade-
por supuesto, muchos millones de turis- más de ayudar a los residentes ya estable-
tas— a las comunidades establecidas. La cidos a aceptar lo que ven como una ame-
introducción de forasteros con costumbres naza a su modo de vida. Los ejemplos son
fuertemente diferentes de las tradicionales, legión: El día de San Patricio y el del Año
en zonas relativamente homogéneas ha Nuevo chino en Nueva York, el Carnaval de
provocado una confrontación con nuevas Notting Hill en Londres, las festividades
ideas y hábitos. La presencia de forasteros caribeñas y chinas en los Países Bajos y las
crea automáticamente nuevas categorías de celebraciones de los santos patrones italia-
‘nosotros’ y ‘ellos’, a menudo generando nos y malteses a lo largo de Canadá, los
sospecha, celos y miedo. Los nativos han Estados Unidos y Australia. Las ritualiza-
reaccionado buscando reestablecer contacto ciones arraigadas ayudan tanto a locales
entre ellos, para marcar sus fronteras, para como a los forasteros a hacer frente al cam-
proyectar su propia identidad y proteger los bio.
valores centrales. Los rituales, como vere-
mos, juegan un papel importante en este Los turistas: buscando al otro
proceso. Las celebraciones públicas, festiva-
les y rituales familiares proporcionan un Los turistas son quizás los menos anali-
medio bien-documentado para hacer frente zados como ‘otros significativos’ que están
a la tensión causada por la incertidumbre penetrando en las comunidades europeas.
que provoca el cambio (ver Turner, 1957, Los turistas llegan de muchas maneras. Un
1969, por ejemplo). Desde los años 70 ha turista ha sido definido como “una persona
habido un aumento en las festividades pú- temporalmente ociosa que voluntariamente
blicas de Europa. La mayoría, de una ma- visita un lugar lejos de casa con el propósito
nera u otra, celebran la identidad local y de experimentar un cambio” (Smith, 1989:
proporcionan un sentido de pertenencia a 2). Forman un abanico que va desde los
los habitantes agitados por la rápida indus- excursionistas del día, los pasajeros de cru-
Jeremy Boissevain 219

cero, los veraneantes domésticos, los visi- carado que proporciona el anonimato. Las
tantes extranjeros, solos o en grupos, que se personas que son visitadas no conocen la
quedan durante una semana o más, hasta persona normal del turista. Los turistas
los propietarios de casas de fin de semana o pueden mudar fácilmente su estatus coti-
de vacaciones e inmigrantes ociosos que se diano y, temporalmente, convertirse en
han establecido más o menos lo que antes otras personas y dedicarse a conductas
era su casa de vacaciones. ‘extravagantes’ si no ‘ilícitas’. Este cambio
Ciertas características generales de los normalmente se señala poniéndose la ropa
turistas y del turismo afectan a todas las ‘de ocio’. Estos extraños trajes, a menudo
comunidades de destino de una manera u chillones y ligeros, inequívocamente mar-
otra. Éstas incluyen la naturaleza transe- can al usuario como turista. Este vestir
únte del turista y las relaciones desiguales emblemático a menudo divierte pero tam-
entre turistas y locales. Porque ellos pue- bién puede ofender a locales que hacen sus
den permitirse el lujo de comprar los servi- actividades diarias, en el banco, la tienda o
cios de los que la economía local depende y la iglesia (Boissevain, 1996c: 227; Dubisch,
a menudo vienen de sociedades tecnológi- 1995: 184). El vestir extraño y las inhibi-
camente más avanzadas, los turistas a ve- ciones debilitadas son acompañadas fre-
ces patrocinan e incluso abusan de los loca- cuentemente por conductas que serían bas-
les. Éstos, por otro lado, al monopolizar el tante inaceptables en casa. Algunos turis-
conocimiento y los servicios locales, pueden tas, afortunadamente una minoría, pueden
estafar y aprovecharse de los turistas. La ser chillones, lujuriosos, ebrios y rudos;
relación visitante-anfitrión está así poten- para abreviar, invitados de lo más desagra-
cialmente cargada de la ambivalencia y la dables. Sin embargo, personas cuyo susten-
tensión que, a su vez, pueden exacerbar las to depende de su presencia deben aceptar
relaciones entre el estado y la sociedad civil de algún modo su conducta difícil y abaste-
(ver también van den Berghe & Keyes, cer sus a menudo raras necesidades.
1984: 347; MacCannell, 1984: 387; Wood, Cada vez más, las masas turísticas de
1984). hoy, como otros consumidores modernos,
Otro factor que afecta las relaciones en- están exigiendo productos más variados y
tre locales y turistas es el deseo de los visi- personalizados que satisfagan sus necesi-
tantes de cambiar temporalmente su situa- dades individuales para la auto-
ción de vida. Ellos buscan escapar de las mejoramiento y alivio de la presión y polu-
rutinas establecidas, de los constreñimien- ción de su sobre-reglamentado medio urba-
tos de tiempo y lugar, y de los códigos de nizado (Boissevain, 1994: 51-52; Feathers-
comportamiento que gobiernan sus vidas tone, 1991: 18-19; Urry, 1990: 11-14). Cada
diarias. Ellos creen que este cambio recar- vez más los turistas están buscando vaca-
gará sus baterías mentales y físicas para ciones que respondan a su deseo de apren-
estar en mejor disposición de afrontar las der, de nostalgia, de autenticidad, de tradi-
presiones de sus compromisos diarios (ver ción, de simulación, de tranquilidad, de un
Graburn, 1983 y 1989; Urry, 1990). Conver- ambiente libre de contaminación, acción,
tirse en turista, aunque sea brevemente, y/o una mirada más íntima al Otro. La cul-
significa mudar parte de la vieja identidad tura, cada vez más, se ha convertido en el
y el comportamiento normal. Esto supone objeto del turista postmoderno (ver Urry,
adoptar una nueva identidad temporal que 1990).
necesariamente incorpora algunos elemen-
tos que son lo opuesto de la personalidad y Turismo cultural
el comportamiento habituales (ver Gra-
burn, 1983; Lett, 1983; Boissevain, 1989 y Una de las consecuencias más llamati-
1996a). Como observó Víctor Turner, “cog- vas del turismo, especialmente del turismo
noscitivamente, nada subraya tan bien la cultural, es la manera en que inicialmente
regularidad como el absurdo o la paradoja. promueve el auto-conocimiento, el orgullo,
Emocionalmente, nada satisface tanto como la auto-confianza y la solidaridad entre
el comportamiento excéntrico o ilícito tem- aquéllos que son visitados (ver Boissevain,
poralmente permitido” (1969: 176). Este 1996a: 6; van Ginkel, 1974: 73; Nogués
proceso se facilita por la función de enmas- Pedregal, 1996). Este auto-conocimiento es
220 Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística

provocado por la presencia regular de foras- 218).


teros que automáticamente crean categorí- Además, una atención excesiva destruye
as de ‘nosotros’ y ‘ellos’, locales y forasteros, los mismos recursos que los turistas vienen
anfitriones e invitados. Al ser mirados, a examinar: los habitantes locales se con-
examinados y cuestionados por los extra- vierten en empresarios, la tranquilidad
ños, los locales se dan cuenta de cómo difie- tradicional es destruida, el medio físico es
ren de los visitantes. Es generalmente ra- erosionado y la población local es lentamen-
zón de orgullo que los extranjeros acauda- te expulsada del área, transformando las
lados elijan venir a su comunidad para comunidades vivas en museos abiertos al
admirar los alrededores y las costumbres aire libre y áreas de diversión turística.
que ellos siempre habían dado por sentado. Esto ya ha ocurrido en el centro de Praga,
Estas comunidades se dan cuenta de la Cracovia y Weimar, y sobre todo, en To-
especificidad de su propia cultura y descu- rremolinos (Pollard & Rodríguez, 1993).
bren nuevas dimensiones de su identidad a Esto está pasando en muchos otros lugares,
través del interés de los turistas. Esto ha incluyendo la Mdina de Malta, de la que
estimulado la reflexión sobre sus propias hablaremos más tarde (Boissevain & Sam-
tradiciones y cultura y ha fomentado la mut, 1994; Boissevain, 1996c).
preservación de artesanías y rituales mori- Una última característica del turismo
bundos. Este despertar de la identidad ét- cultural es consecuencia del hecho de que,
nica (local)5 en parte ha alimentado la revi- al contrario que el turismo de costa, por
talización más general de las celebraciones ejemplo, el cultural no es necesariamente
que tienen lugar a lo largo de Europa. una actividad estacional. Los habitantes de
Los turistas en busca de cultura gene- pueblos amurallados y centros de ciudades
ralmente son bienvenidos como más com- históricas son expuestos a la presencia de
prensivos, y medioambientalmente amisto- turistas a lo largo del año. Esta exposición
sos. Ellos son vistos como más ‘sostenibles’. está aumentando firmemente a medida que
Sin embargo, cuando la búsqueda de cultu- el turismo cultural se vuelve más popular.
ra se vuelve un aspecto del turismo de ma- La presión sobre los habitantes es así cons-
sas puede crear problemas. El turismo cul- tante. Sin la tregua de la mirada turística
tural puede ser sumamente intruso. No constante que es característica del turismo
satisfecho con permanecer en los enclaves estacional, los anfitriones pueden enervarse
costeros, los visitantes buscan la cultura y y su conducta hostil hacia los turistas au-
las costumbres locales que a ellos les han menta. Conductores de guaguas, guías,
prometido. Esto puede llevar a una seria recepcionistas de hotel, mozos y tenderos
pérdida de la privacidad local, como turis- (de recuerdos), que mantienen la mayoría
tas demasiado a menudo abandonan los un contacto sostenido con los turistas, es-
buenos modales, se asoman a las ventanas tán entre los primeros en reaccionar. Ellos
y puertas, o, lo que es peor, entran en las son frecuentemente maleducados y bruscos,
casas sin ser invitados. Por ejemplo, en y, a veces, llegando a provocar la agresión.
septiembre de 1992, unos amigos que cele- En definitiva, el turismo cultural tiene
braban la festa anual de San Leonardo en un lado oscuro inexplorado que particular-
el pueblo maltés de Kirkop, descubrieron mente afecta a pueblos, pequeños centros
dos turistas que se asomaban dentro de su históricos y ciudades amuralladas. Éstos
casa. La pareja curiosa, mientras visitaban son particularmente vulnerables a las mu-
el pueblo con una excursión a la festa, sim- chedumbres que este turismo de masa ge-
plemente abrieron la puerta interna y en- nera.
traron en la habitación principal. Nuestros
amigos, después de dejar claro que su casa Turismo y ritual
era privada, mostraron a los intrusos la
salida. Entonces, para proteger más su Las celebraciones públicas religiosas y
retiro, cerraron la puerta exterior de made- seculares atraen a los turistas. Estos visi-
ra que siempre se dejaba abierta durante la tantes generalmente son bienvenidos. La
festa para mostrar el interior decorado a los pericia de los organizadores y, finalmente,
paseantes (ver también Droog, 1991; el prestigio de la comunidad celebrante es
Odermatt, 1996: 104nota.; Puijk, 1996: generalmente calibrada por el tamaño del
Jeremy Boissevain 221

público y la atención de los medios de co- dad escenificada pueden proteger a menudo
municación que la celebración atraiga. Las las regiones traseras1 y la privacidad de los
autoridades turísticas nacionales y locales, habitantes locales al mantener a los turis-
pero también organizadores locales como tas centrados en la región frontal mercanti-
los concilios de la parroquia y comités de lizada6. No obstante, la manipulación del
carnaval, han promovido consecuentemente espacio privado y de la comunidad, de la
las festividades populares. Han agrandado cultura y, sobre todo, de rituales sin el con-
las fiestas tradicionales, han reintroducido sentimiento de los residentes afectados,
eventos que no se celebraban e incluso in- como señaló Greenwood, puede provocar
ventado nuevas celebraciones. indignación, incluso el escándalo7.
La promoción del turismo en todas par- Hay otras fuentes de conflicto entre ‘an-
tes implica mercantilizar la cultura. A fitriones’ e ‘invitados’. El deseo de examinar
principios de los años 70 Greenwood sostu- las actividades de las regiones traseras,
vo provocativamente que esa venta ‘cultura generalmente consideradas más genuinas
a la libra’ la rebaja y “roba a las personas que las regiones frontales donde se escenifi-
los propios significados por los que organi- can los eventos para los turistas, en busca
zan sus vidas” (1989: 179). La condena de de la cultura ‘auténtica’ es inherente a la
Greenwood estaba basada en la comerciali- estructura del turismo (MacCannel, 1976:
zación de un ritual público, el Alarde, en la 94-96). Los turistas buscan a menudo sis-
comunidad vasca de Fuenterrabía. El Mi- temáticamente las áreas domésticas o par-
nisterio de Turismo español y los empresa- ticipar en los eventos privados, para la des-
rios privados promocionaron este desfile gracia de sus ‘involuntarios’ anfitriones.
colorista. El gobierno municipal por consi-
guiente decidió que el Alarde debería tener Escondiendo rituales
lugar dos veces en el mismo día para per-
mitir que lo vieran más espectadores. De Al hacerse más familiares con el turismo
una representación para los participantes, y lograr más pericia en las ganancias, los
se transformó en un espectáculo público a habitantes de destinos turísticos se hacen
ser realizado para los forasteros. Argumen- más activos en la protección de sus inter-
tos similares al de Greenwood son a veces eses (ver Cohen, 1989: 24; Pi-Sunyer, 1989).
anticipados por los intelectuales locales Ellos desarrollan estrategias para prote-
(ver Boissevain, 1984). Pero su condena es gerse de la manipulación tanto de las agen-
demasiado dramática (ver Stott, 1979; cias y empresarios turísticos como de turis-
Abram, 1996). tas empeñados en mercantilizar su cultura
Aunque la mercantilización puede des- y/o penetrar en sus áreas privadas para
truir la naturaleza y la cultura, los estudios mirar, tener experiencias auténticas y foto-
también muestran que al comercializar su grafiar. Los medios que usan para hacer
cultura la gente (re)descubre sus propias frente a este ataque anual incluye la resis-
tradiciones (Cohen, 1988). Los museos
montados para entretener a turistas se 1
NOTA DEL TRADUCTOR: Con estos conceptos de
hacen populares para los residentes locales, región frontal y región trasera se hace referencia a los
que aprenden sobre su propia historia y trabajos de Irving Goffman, posteriormente aplicados a
cultura (Urry, 1990; Abram, 1996). Lo los estudios de turismo por Dean MacCannell, en donde
mismo ocurre con los parques patrimonia- se establecía esa distinción para dos ámbitos diferencia-
les, fiestas y desfiles inventados y la recu- dos de las relaciones sociales, uno más formal (el pri-
mero), de carácter abierto y público donde se escenifica
peración de celebraciones abandonadas el encuentro entre anfitriones y huéspedes o entre clien-
hace mucho tiempo. Todos se escenifican en tes y prestadores de servicios, y otro más informal (el
parte para atraer a los forasteros, a menu- segundo), de carácter restringido y privado, cerrado a
do con la ayuda financiera de las autorida- audiencias y a ‘extraños’, donde tienen lugar las rela-
des turísticas. La mayoría asistidos por ciones más distendidas y espontáneas entre los anfitrio-
locales que están más interesados en diver- nes o prestadores de servicios, así como todas las acti-
vidades organizativas que sirven de soporte a la región
tir y educar a sus hijos sobre su pasado y en
frontal. Desde este punto de vista, y por extensión, las
entretener a familias emigradas que están propias sociedades o culturas ofrecerían estas dos caras
de vacaciones, que en proveer a los turistas. en su dinámica cotidiana y los turistas al visitarlas sólo
Es más, la mercantilización y la autentici- tendrían experiencia de la frontal, y muy difícilmente
podrían tenerla de la trasera.
222 Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística

tencia encubierta y pasiva, la ocultación, el dos y enmascarados que habían cruzado


vallado, la protesta organizada y la agre- durante el fin de semana para participar en
sión (Boissevain 1996a:14-20) la celebración. La mayoría eran artistas y
Los residentes locales a veces pueden estudiantes universitarios. Los malteses
simplemente desatender los esfuerzos de estaban estropeando su principal diversión
las autoridades turísticas para modificar o de carnaval. Ésto es, su anonimato enmas-
interferir con sus costumbres la promoción carado frente a sus paisanos durante el
del turismo. Por ejemplo, durante años los desordenado y tradicional desfile en el do-
residentes del pueblo holandés de Holten se mingo antes del miércoles de Ceniza. Así
resistieron pasivamente —simplemente que cambiaron el día del desfile enmasca-
desatendiendo— los esfuerzos del ayunta- rado al martes de Shorbe, cuando todos los
miento y la agencia de promoción turística visitantes del fin de semana ya habían re-
local (vvv) para hacer una sola hoguera de gresado en ferry a Malta8. Aunque los luga-
Pascua gigantesca. Las autoridades creían reños de Nadur habían estado primero con-
que un fuego grande atraería a más turis- tentos con la atención maltesa, pronto des-
tas que los como máximo dieciséis fuegos cubrieron que los forasteros estropeaban la
tradicionales del barrio. Pero ellos habían intimidad de su celebración. Por lo que
pasado por alto el importante papel que las redefinieron las fronteras de su Carnaval.
hogueras jugaban en establecer y defender El martes se ha vuelto ahora una ‘región
la identidad del barrio. El penique tardó trasera’ sólo para las personas locales
siete años en bajar. Finalmente, en 1964 la (también ver van Ginkel, 1994).
agencia de turismo del pueblo empezó a Cuando los empresarios turísticos y los
otorgar premios para las hogueras más medios de comunicación se apropiaron de la
grandes del barrio. Posteriormente todos gran peregrinación andaluza del día de
los fuegos crecieron, algunos hasta unas Pentecostés en honor a la Virgen del Rocío,
proporciones gigantescas, y también se han muchos devotos locales abandonaron el
convertido en acontecimientos turísticos espectáculo de masas del santuario de El
importantes (Dekker, 1993). Rocío. Buscaron formas alternativas de
Las comunidades no entusiasmadas con experiencia devocional y compañerismo
la presencia de turistas también esconden espontáneo en la dificultad del duro viaje a
aspectos de su cultura y festividades a los y desde el santuario, y en peregrinaciones
visitantes. Éstos son celebraciones ‘sólo menos privadas a la Virgen a lo largo del
para locales’ para los miembros de ‘nuestro’ año. Cada vez más, también emprendieron
grupo que tienen lugar en lo que MacCan- la rigurosa peregrinación devota hacia El
nell ha llamado regiones traseras (1976: Rocío que tiene lugar cada siete años a me-
92). Éstas se parecen a las fiestas donde los diados de agosto, ‘cuando el calor hace que
actores y los trabajadores de entre bastido- los turistas se marchiten y los mantenga
res celebran el final de una representación, lejos’ (Crain, 1996: 50). Éstos son eventos
fuera de la vista del público. Del mismo ‘locales’ para las personas de la región cir-
modo, los habitantes de destinos turísticos cundante, celebrados sin la presencia de los
ocasionalmente se retiran para festejar sin medios de comunicación y hordas de turis-
turistas. tas. Son justo lo contrario del espectáculo
Poppi (1992) ha descrito cómo los cele- alrededor del día de Pentecostés y del san-
brantes del Carnaval en el pueblo italiano tuario de El Rocío (Crain, 1992 y 1996).
de Val di Fassa de Penia excluyen física- Eventos internos también pueden tomar
mente a los forasteros —vecinos Ladins del la forma de rituales celebrados después de
valle más bajo así como a los turistas— del la estación turística. Ejemplos de tales
vestíbulo donde su mascarada alcanza su eventos son los fête du four en el pueblo
clímax. De esta manera su intimidad se francés de Esclade, Cantal, durante el que
preserva sólo para locales. Los habitantes los vecinos comparten una comida de troto-
de Nadur, en la isla hermana de Malta, nes de cerdo y guisantes cocinados en el
Gozo, usaron una estrategia diferente para horno comunal (Abram, 1996), y la Castañá
proteger su Carnaval de los forasteros cu- en la costa del pueblo de Zahara, en Cádiz,
riosos. Les molestaba la presencia creciente dónde los vecinos se reúnen en el Día de
de visitantes malteses ricamente disfraza- Todos los Santos, en noviembre, para feste-
Jeremy Boissevain 223

jar juntos con castañas, vino dulce y refres- gobierno hasta la llegada de los Caballeros
cos (Nogués Pedregal, 1996). Estas comidas de San Juan en 1530. Ahora es una de las
comunales introducidas recientemente se principales atracciones turísticas, fuerte-
diseñaron explícitamente para convertirse mente promovida por la Organización Na-
en parte del calendario social de una comu- cional de Turismo de Malta (ONTM). Con-
nidad de vecinos. En palabras de un infor- tiene los palacios de muchos nobles de Mal-
mante zahareño, ellos crearon la Castañá ta, la catedral y un panorama espectacular.
“para acercar a las personas unas a otras” Hay también unas 25 atracciones comercia-
(también ver Cruces y Díaz de Rada, 1992). les que sacian los apetitos turísticos de té,
Otros rituales de grupo ‘nosotros’ escon- comida, antigüedades, joyería, recuerdos,
didos de los turistas son los que tienen lu- historia y horror. La historia se imparte por
gar antes de que los forasteros lleguen o medio de libros guía, grabaciones en case-
después de que se hayan ido. Los habitan- tes que se alquilan, la Catedral y los mu-
tes de la isla griega de Skyros, por ejemplo, seos. Las experiencias ‘culturales’ son soli-
esperan hasta última hora de la tarde, des- citadas por medio de folletos entregados a
pués de que las guaguas turísticas salgan, la entrada del pueblo. Éstos impulsan a
para celebrar la ‘fiesta real’ de sus santos. visitar, entre otros, la ‘Experiencia de la
Los miembros de la cofradía y sus amigos Mdina’ (‘Viaje a través de tiempo y revivir
entonces se relajan, comen, beben, y cantan las tragedias y triunfos de Mdina’), los ‘Ca-
juntos hasta la mañana (Zarkia, 1996). En labozos de la Mdina’ (‘Vague a su propio
Malta, demostraciones salvajes de juventu- paso y descubra el Horror, el Drama y los
des parroquiales tienen lugar antes de la Misterios del oscuro pasado’) y la ‘exhibi-
llegada de los turistas para la celebración ción de la Época Medieval’ (‘Una recreación
formal al aire libre de la festa de los santos espectacular la vida de los siglos XIV y XV
patrones del pueblo y después de que se en Malta. La Época Medieval es una aven-
hayan ido. Los turistas simplemente no tura entretenida y educativa —es diverti-
están informados de estos eventos especta- do—’).
culares (Boissevain, 1996b). Para el maltés, Mdina se ha vuelto la
Incluso en medio de celebraciones exu- encarnación de su historia nacional. Se usa
berantes hay escenarios escondidos a los cada vez más para bodas, exposiciones,
turistas, aunque no de ellos. Por ejemplo, grupos de oración, conciertos y cabalgatas
las celebraciones litúrgicas que tienen lu- históricas reinventadas. Ya no es la ‘ciudad
gar en la iglesia son una parte esencial de silenciosa’ de los folletos turísticos. Los
una festa maltesa para los celebrantes loca- efectos de la exposición constante a las hor-
les. Éstas son en esencia eventos que ocu- das de visitantes curiosos han creado hosti-
rren entre bastidores. Porque aunque los lidad tanto a los turistas extranjeros como
espectadores extranjeros pueden ver y oír lo a los locales entre un sector cada vez más
que está ocurriendo, ellos no comparten su numeroso de los residentes de Mdina. Ellos
significado y por lo tanto no pueden parti- sienten que son obligados a sacrificar su
cipar en el rito con locales que celebran su privacidad y tranquilidad por el bien nacio-
santo patrón. nal. Muchos se quejan de que los turistas
De vez en cuando las personas recurren constantemente se asoman y a veces inclu-
a estrategias agresivas para proteger sus so se cuelan en sus casas sin ser invitados,
festividades de la intrusión turística. Algu- obligándolos a señalizar sus casas como de
nas medidas extremas han sido registra- propiedad privada; de que dejen un desas-
das. Los habitantes del pueblo mexicano de tre detrás; de que bloqueen las estrechas
San Juan Chamula apedrearon a un turista carreteras cuando los residentes intentan
francés hasta morir por fotografiar su Car- volver a casa; de que se vistan a menudo
naval (van den Berghe 1994:124). Las tácti- indecentemente; y de que el comercialismo
cas adoptadas por el pequeño pueblo maltés invasivo esté estropeando el carácter del
amurallado de Mdina (pop. 350), visitado pueblo.
anualmente por casi un millón de turistas, Aunque están orgullosos de que su pue-
fueron menos violentas y más típicas (Bois- blo sea tan popular, les irrita la conducta
sevain y Sammut, 1994; Boissevain, 1996c). de los turistas, de los turoperadores, de los
Mdina era la capital de la Isla y sede del guías y de los visitantes locales. Todos los
224 Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística

ignoran. Este sentimiento de ser usados se Conclusión


exacerba cuando el pueblo se convierte en
el lugar para eventos culturales especiales. Está claro que hay una relación muy
En 1993 y 1994 el pueblo se convirtió en el ambivalente entre turistas y la comunidad
lugar de escenificación de una fiesta de una receptora o ‘anfitriona’. Por un lado, el tu-
semana organizada por el ONTM. La fiesta rismo genera actividad económica y nuevas
incluía la exhibición floral, giras guiadas de oportunidades de empleo. El interés turísti-
animación, exposiciones museísticas, paro- co mejora la confianza local en sí misma y
dias folklóricas, teatro callejero, represen- el sentido del valor, reforzando la identidad
taciones de títeres, un programa de concier- local. Por otro lado, particularmente en las
tos de tarde y una representación del Gran áreas de turismo de masas, puede llevar al
Maestro de los Caballeros de San Juan estrés, la pérdida de privacidad y la erosión
recibiendo las llaves de la ciudad. Atrajo a de la cultura y espacios locales al ser éstos
decenas de miles de visitantes, la mayoría mercantilizados para atraer la afluencia
de los cuales eran malteses. A veces los turística. Esta ambivalencia tiene una di-
residentes se sintieron emparedados por las mensión dialéctica que se ilustra claramen-
muchedumbres. Algunos residentes que te en las festividades públicas. Mientras los
simplemente intentaban volver a casa in- promotores turísticos desarrollan nuevos
cluso fueron acusados por las guías turísti- festejos y expanden los ya existentes para
cas de unirse a los grupos sin pagar. Una atraer el interés turístico, los locales hacen
mujer joven resumió la actitud de los resi- frente a la creciente atención de los foraste-
dentes en un arranque emocional: ros por llevar a cabo la protección del espa-
“Nos usan como alfombras... Los resi- cio privado. Ellos reprograman o vallan
dentes tienen derecho a vivir. Nosotros ciertas actividades comunitarias —
queremos vivir. Cuando aireamos nuestras interiores— que así pueden celebrar entre
vistas, los forasteros nos dicen que Mdina ellos mismos, ocultas de la mirada turísti-
no es nuestra sino que pertenece a la pobla- ca. Pero incluso en medio de las celebracio-
ción maltesa entera. Pero nosotros vivimos nes frecuentadas por hordas de turistas, los
aquí. Nosotros tenemos derecho a nuestro locales mantienen áreas escondidas entre
pueblo”. bastidores. Esto les permite continuar des-
En enero de 1994 se eligió por primera arrollando las principales festividades pú-
vez un ayuntamiento local en Mdina. Se blicas, de las que dependen su prosperidad
involucró rápidamente con los problemas y estatus local, sin sacrificar la intimidad
relacionados con el turismo y defendiendo de las celebraciones entre los vecinos. Estos
firmemente los intereses de los residentes. ritos de intensificación no visibles están
Esto trajo al alcalde finalmente un enfren- aumentando su importancia por mantener
tamiento verbal violento con el director de la solidaridad en comunidades que son des-
eventos especiales del ONTM. Él, a su vez, bordadas por el turismo de masas y atadas
llevó a juicio al alcalde por su supuesta a un régimen de trabajo que limita la socia-
conducta abusiva. Pero el resultado de la lización durante meses. Yo sugiero que
confrontación fue que el Ayuntamiento estos rituales ocultos se incrementarán en
obtuvo la seguridad por parte de la del la medida en que la importancia relativa
ONTM que en el futuro podría organizar él del turismo cultural de masas continúe
mismo las fiestas. Para deleite de la mayo- creciendo, lo que parece bastante probable.
ría de los residentes locales (excepto, claro,
de los empresarios turísticos, muchos de los
cuales son nobles que han comercializado Bibliografía
sus palacios) el ONTM no patrocinó los
eventos que se celebraron allí durante tres Abram, S.
años. Ahora (1998) se celebran cada dos 1996 “Reactions to Tourism: a View from
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7
karnaval te Venlo” Volkskundig Bulle- Las autoridades manipulan las celebraciones pú-
tin, 5:1-20. blicas populares sin consultar a aquéllos afectados
por muchas razones. No es un fenómeno reciente.
Por ejemplo, en 1871 el ayuntamiento de Amster-
dam decidió suprimir el gran (feria) kermis de
228 Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística

septiembre. Este evento popular usado para atraer a


las inmensas muchedumbres de la ciudad y su re-
gión interior. Después de 1848 reformadores pro-
testantes, comerciantes recientemente adinerados,
artesanos e incluso empleados de oficina se sentían
cada vez más amenazados por la obscenidad de las
clases más pobres en el kermis. Finalmente ellos
dominaron el ayuntamiento de la ciudad. En esa
época los concejales no representaban a las clases
populares. En 1871, resistiendo al motín pro-kermis
y una petición con diez mil firmas, votaron supri-
mir la celebración (Ketting, 1990 y 1991). Signifi-
cativamente, desde los años 70 el cumpleaños de la
Reina, celebrado el 30 de abril, en Amsterdam se
ha vuelto a asumir muchos de los kermis populares
suprimidos, groseros, característicos del anti-
establishment. Como el difunto kermis de Amster-
dam, atrae a turistas locales de la región interior de
la ciudad. Pero ésa es otra historia.
8
Comunicación personal de Vicki Ann Cremona,
quien ha estado estudiando el desarrollo del carna-
val de Nadur desde hace años (también ver Cremo-
na, 1995).

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