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El retinoblastoma es un cáncer que se origina en la retina inmadura. Los signos y síntomas suelen
ser leucocoria (un reflejo blanco en la pupila), estrabismo y, menos a menudo, inflamación y
alteración de la visión. El diagnóstico se basa en el examen oftalmoscópico y la ecogragía, la TC o la
RM. El tratamiento de los cánceres pequeños y la enfermedad bilateral puede consistir en
fotocoagulación, crioterapia y radioterapia. El tratamiento de los cánceres avanzados y de algunos
cánceres de mayor tamaño es la enucleación. En ocasiones, se indica quimioterapia para reducir el
volumen del cáncer y tratar aquellos que se han extendido fuera del ojo.
Signos y síntomas
Por lo general, los pacientes presentan leucocoria (un reflejo blanco en la pupila, denominado a
veces pupila de ojo de gato) o estrabismo. Con mucha menor frecuencia, tienen inflamación del
ojo o alteración de la visión.
Rara vez, el cáncer ya se ha diseminado a través del nervio óptico o la coroides o por vía hemática,
lo que causa una masa orbitaria o de partes blandas, dolor óseo local, cefalea, anorexia o vómitos.
Diagnóstico
Ecografía, TC o RM orbitarias
Por lo general, el diagnóstico del neuroblastoma se confirma por ecografía orbitaria, RM o TC. En
casi todos los cánceres, puede detectarse calcificación por TC. Sin embargo, si el nervio óptico
impresiona anormal durante la oftalmoscopia, la RM es mejor para descubrir la extensión del
cáncer al nervio óptico o la coroides.
Si se sospecha extensión del nervio óptico o se identifica compromiso coroideo extenso, se deben
solicitar una punción lumbar y resonancia magnética del cerebro para buscar metástasis. Debido a
que lal metástasis a distancia son poco frecuentes, la evaluación de la médula ósea y la
gammagrafía ósea se pueden reservar para los pacientes con síntomas óseos.
Los niños que tienen un padre o un hermano con antecedentes de retinoblastoma deben ser
evaluados por un oftalmólogo poco después del nacimiento y cada 4 meses hasta los 4 años de
edad. Los pacientes con retinoblastoma requieren investigación genética, y si se identifica una
mutación en la línea germinal, también debe investigarse la misma mutación en los padres. Si hijos
posteriores de estos padres presentan la mutación en la línea geminral, deben realizarse los
mismos estudios genéticos y exploración oftalmológica regular. Las sondas de DNA recombinante
pueden ser útiles para detectar portadores asintomáticos.
Pronóstico
Si el cáncer se trata cuando es intraocular, pueden curarse > 90% de los pacientes. El pronóstico de
los pacientes con enfermedad metastásica es malo.
En los pacientes con retinoblastoma hereditario, aumenta la incidencia de segundos cánceres;
alrededor del 50% se origina dentro de la región irradiada. Estos cánceres pueden incluir sarcomas
y melanoma maligno. Alrededor del 70% de los pacientes que van a desarrollar un segundo cáncer
lo hacen dentro de los 30 años siguientes al retinoblastoma primario.
Tratamiento
Quimioterapia sistémica
El objetivo del tratamiento del retinoblastoma debe ser la curación, pero los intentos de preservar
la mayor cantidad posible de visión son apropiados. El equipo de tratamiento debe incluir un
oftalmólogo pediátrico con experiencia en retinoblastoma, un oncólogo pediátrico, y un oncólogo
especialista en radioterapia.
En pacientes con cáncer bilateral, en general puede preservarse la visión. Las opciones son
fotocoagulación bilateral, quimioterapia intraarterial o enucleación unilateral con fotocoagulación,
crioterapia e irradiación del otro ojo. La radioterapia es de haz externo o, en cánceres muy
pequeños, braquiterapia (fijación de una placa radiactiva a la pared ocular cerca del cáncer).