Está en la página 1de 2

Michel de Montaigne: Ensayos (Selección de citas)

“...cada cual es para sí mismo una muy buena materia de estudio, con tal de que
tenga la capacidad de observarse de cerca. No se trata aquí de mi ciencia sino de mi
estudio; y no se trata de la lección de otros sino de la mía.”
“(...) Pinto principalmente mis pensamientos, objeto informe, que no puede
reducirse a producto artesanal. A duras penas puedo meterlo en ese cuerpo etéreo de la
palabra.”
(“Del ejercicio”, II, VI)

“No dudo en modo alguno que a menudo caiga en hablar de cosas que tratan
mejor los maestros del oficio y con más verdad. Esto es puramente la prueba de mis
facultades naturales y en absoluto de las adquiridas; y quien me sorprenda en algún
error, no hará nada contra mí, pues apenas si responderé ante los demás. Quien va en
busca de la ciencia, hállala allí donde se aloja: nada hay de lo que yo me jacte menos.
Plasmo aquí mis ideas, mediante las cuales no pretendo dar a conocer las cosas sino a
mí mismo...
“Así, no garantizo certeza alguna si no es la de dar a conocer hasta qué punto
llega en estos momentos el conocimiento que tengo. Que no se fijen en las materias sino
en la forma que les doy.”
(“De los libros”, II, X)

“El mundo no es sino perenne agitación. Muévese todo sin cesar... La misma
constancia no es sino movimiento más lento. No puedo asegurar mi tema. Va confuso y
vacilante con embriaguez natural. Tómolo en ese punto tal como está en el instante en el
que me ocupo de él. No pinto el ser. Pinto el paso... (...) Podré cambiar dentro de poco
no sólo de fortuna sino también de intención. Es un registro de diversos y cambiantes
hechos y de ideas indecisas cuando no contrarias; ya sea porque soy otro yo mismo, ya
porque considere los temas por otras circunstancias y en otros aspectos. El caso es que
quizá me contradiga, mas la verdad, como decía Demades, no la contradigo. Si mi alma
pudiera asentarse, dejaría de probar y decidiríame; mas está siempre aprendiendo y
poniéndose a prueba.”
“(...) ...que hablo preguntando e ignorando, remitiéndome siempre para la
decisión, pura y simplemente a las creencias comunes y legítimas. No enseño, cuento.”
(“Del arrepentimiento”, III, II)

“No me hallo a gusto cuando me poseo y dispongo de mí mismo. El azar manda


más que yo. La ocasión, la compañía, el tono mismo de mi voz sacan mejor provecho de
mi ingenio que yo cuando lo sondeo y utilizo estando solo. (...) Ocúrreme también el no
hallarme cuando me busco y hallarme más por encontronazo que inquiriendo en mi
entendimiento. Puede que haya lanzado alguna sutileza al escribir. (...) La olvido hasta
tal punto que ya no sé lo que quise decir y cualquier extraño la descubre a veces antes
que yo. Si pasase siempre la navaja allí donde esto me ocurre destrozaría mi obra por
entero. Un hallazgo fortuito echará luz allí, más clara que la del medio día y hará que
me asombre de mi duda.”
(“Del hablar pronto o tardío”, I, X)

“El juicio es instrumento para todos los temas y en todo se mete. Por este
motivo, en estos ensayos que estoy haciendo, úsolo en toda suerte de circunstancia. Si
es tema del que nada entiendo, aún así lo trato, midiendo el vado desde muy lejos; y
después, hallándolo demasiado profundo para mi talla, quédome en la orilla; y este
reconocer la imposibilidad de atravesarlo, es una muestra de su efectividad, y una
incluso, de las que más se jacta. (...) Tomo al azar el primer tema que se me presenta.
Todos me son igualmente buenos. Y jamás pretendo tratarlos por entero. Pues de nada
puedo ver el todo. Aquéllos que prometen mostrárnoslo, no lo hacen. De cien partes o
rostros que casa cosa tiene, tomo uno de ellos, ya sólo para lamerlo, ya para rozarlo, ya
para pellizcarlo hasta el hueso. Penetro en él, no con amplitud sino con la mayor
profundidad que puedo. Y a menudo gusto de cogerlo desde algún punto de vista
inusitado.”
(“De Demócrito y Heráclito”, I, L)

Edición citada: Grandes obras del pensamiento, vol. 51-53, Barcelona, Ediciones
Altaya, 1998. Traducción: María Dolores Picazo y Almuena Montojo.

También podría gustarte