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Sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales. Recurso sonoro audible por el que las
palabras del expositor llegan al oyente.
Con la voz de lo dulce a lo triste y luego a lo risueño, de las situaciones más frías a los movimientos
más animado. Puede mostrarse imponente y majestuosa, que suplicante o soberbia. Aun
solamente con algunos sonidos se trasmiten ideas. Todas las sensaciones del alma pueden
expresarse mediante la voz.
El investigador Albert Mehrabian descubrió que el público se deja impactar por la voz en un 38%.
Aunque su interlocutor no sea un experto en el tema, recibe inconscientemente una serie de
mensajes a través de la voz del otro. Esos mensajes le dan forma a la imagen que tiene sobre la
otra persona.
En la oratoria su principal herramienta es el habla y hay que estar conscientes de sus puntos
fuertes y débiles. Para identificar nuestros puntos débiles podemos pedir a alguien con experiencia
que analicé nuestra voz o escuchar grabaciones nuestras y tratar de mejorar.
La voz es como un instrumento musical con muchos tonos (forma de sonar) que tenemos a
nuestra disposición, pero como a veces se desconoce su utilidad se pasa utilizando un mismo tono,
y esto hace que cuando hable suene de forma monótona. Por otro lado, hay personas que cuando
hablan hacen “vocecitas” diferentes todo el tiempo, lo que tampoco es recomendable. Sin
embargo, utilizar esas “vocecitas” por momentos es un gran recurso para el discurso, al podernos
explicar de mejor manera ilustrando situaciones.
Los cambios de tono dan variedad a la expresión, nos sirven para dar “brillo” a las palabras para
hacer ameno el discurso, para romper la monotonía, para darle “color” a las palabras.
Para respirar se debe usar el diafragma, en el momento de inhalar tenemos que sacar el abdomen
y llenar los pulmones con aire.
Se debe cuidar, además, el volumen, velocidad, modulación del timbre, pereza, el tono.
Tres maneras de variar la voz: Los cambios vocales son procedimientos para evitar la monotonía y
el cansancio de la audiencia, y también para conseguir determinados efectos sobre nuestros
oyentes, esto nos ayudará en la elocuencia. Veamos qué se puede cambiar, y con qué efectos:
• Volumen. Aumentar el volumen - subrayar los aspectos más importantes del discurso; disminuir
el volumen - crear un ambiente más íntimo, más personal, lo anterior hace variada la voz. Cuando
hay que hablar ante un numeroso público se hace con un volumen tal que oigan las personas en la
ultima fila.
• Timbre: Cada timbre de voz es diferente, se debe adecuar el propio afinando y entonándolo de
manera que sea agradable al auditorio.
Tono de voz: Uno de los elementos con mayor influencia sobre la comunicación, en él existen una
serie de parámetros sonoros que le dan sentido, consciente e inconsciente al mensaje que se
transmite. Éste debe ir en consonancia con el mensaje, si el tono de voz indica algo distinto a lo
que dicen tus palabras o tus gestos, la persona que está escuchando sufre lo que se conoce como
una disonancia neuronal al recibir estímulos contradictorios, lo que genera confusión que, a la
postre, se traduce en suspicacia.
Se puede saber mucho del estado de una persona examinando su tono de voz. Incluso cuando
alguien habla en otro idioma que no conocemos, seríamos capaces de perfilar algo de su forma de
ser y de sentir con solo escuchar cómo habla. El tono puede comunicar una información
psicológica diferente en cada caso, se ha comprobado que en apenas diez segundos la persona
que nos escucha sabe, simplemente por nuestro tono de voz, si estamos de buen humor,
cansados, enfadados, etc. En las palabras hay un contenido no verbal que se transmite mediante la
voz. Al momento de hablar debemos estar tranquilos, porque el nerviosismo crea tensión
muscular, podemos realizar ejercicios para alcanzar esa tranquilidad.
Se debe planificar efectos de voz para momentos clave, en momentos importantes, puede ser
para causar asombro o darle mayor fuerza. Variando el énfasis en una frase también podemos
variar su significado. No es lo mismo decir:
¿Qué pasa si hay un micrófono? Situarse a la distancia de 10 cm, aclarar la voz o rascarse alejarse
del micrófono. Escuchar el altavoz y hacer los cambios necesarios. Si no hay un altavoz, observar a
las personas del auditorio. Tener cuidado con la pronunciación de las letras “p” y “s”.
TAREA: Leer capitulo III del libro “hablar para persuadir” de la biblioteca electrónica: elibro.
Dicción
Consiste en usar todos los músculos necesarios para una clara dicción, hay que evitar la pereza de
abrir la boca y arrastrar las palabras casi sin mover la lengua. La mandíbula tiene que estar
relajada, si está tensa, la boca no se abrirá adecuadamente y el sonido saldrá por entre los dientes,
teniendo como resultado una mala dicción que hará que su habla sea difícilmente comprensible.
• La vocalización: el sonido que se le da a las vocales. Acentuando cada parte de la boca que
corresponde.
Lo que se busca con articular claramente las palabras es hablar correctamente el idioma, y agradar
al auditorio, además las palabras mal pronunciadas desvían la atención del mensaje. La respiración
adecuada es importante para mejorar nuestra pronunciación.
Ejercicios:
LEER Qui bene legit multa mala tegit. (El que bien lee salva muchas erratas) ANÓNIMO En no pocas
ocasiones usted tendrá que pronunciar parte de su discurso o presentación leyendo más bien que
hablando. Piense, por ejemplo, en las siguientes situaciones:
Usted tiene que hacer conocer a un grupo de personas una disposición legal o una norma interna
de la compañía que les afecta, y es preciso que todos reciban simultáneamente el mismo mensaje,
y que el tal mensaje sea a la vez íntegro y correcto. En ese caso, usted probablemente elegirá el
dar a cada uno una copia de la norma en cuestión, e irá leyendo artículo por artículo,
deteniéndose aquí y allá para insertar sus comentarios, aclaraciones, e incluso para permitir un
diálogo clarificador entre su audiencia y usted. Puede darse el caso de que una persona tuviera
que participar en un congreso o simposium y que, a última hora, motivos de salud o de cualquier
otro tipo le hayan impedido asistir personalmente, y que usted haya sido designado para hacer las
veces del ausente y leer su comunicación. Usted tiene que pronunciar su discurso en una lengua
extranjera que conoce y domina hasta cierto punto, pero en la que no se siente tan cómodo como
en la suya propia, y desea evitar el esfuerzo que representaría una memorización de toda la charla.
Dentro de su discurso hablado, usted desea introducir una cita algo larga, un artículo de prensa,
una carta de otra persona, y lógicamente necesita leerla tal cual, sin añadir ni modificar nada. • • •
A primera vista, no hay ningún problema. Desde nuestra más tierna infancia hemos aprendido a
leer, y —además— no hay nada que deba ser memorizado. Sin embargo, una cosa es leer en voz
alta y otra leer bien en voz alta. Los problemas de la lectura en público se resumen principalmente
en los cuatro siguientes: – – Adopción por parte del lector de un sonsonete monótono. Dirigir la
mirada hacia los papeles que leemos, lo que nos fuerza a inclinar la cabeza y a ahogar la voz, que
puede llegar a hacerse inaudible. Cometer innumerables errores de lectura. Separar la mirada de
la audiencia, lo que implica aislarse de la misma e incapacitarse para percibir sus reacciones. – –
Todo lo anteriormente expuesto se resume en una palabra: aburrimiento. Para leer bien es preciso
seguir unas normas referentes al escrito que tiene usted que leer, a la preparación previa (un
discurso leído también tiene que ser preparado y ensayado) y a la propia lectura. El escrito que
tiene que ser leído • Procure tener el texto mecanografiado en papel de buena calidad, blanco o
de color claro, mecanografiado con un tipo fácil de leer y de tamaño suficiente para ello. Las hojas
de papel deben estar numeradas, pero no deben graparse. Necesitará un lugar donde dejar con
comodidad las hojas ya leídas. No parta una frase entre dos páginas, y procure, hasta donde sea
posible, que el final de cada página coincida con una pausa programada por usted. • •La
preparación previa • Lo primero que debe hacer es familiarizarse con el texto y aclarar algunos
problemas que la lectura le puede plantear. Por ejemplo, cómo se debe pronunciar un nombre
extranjero que aparece en él, qué significan unas iniciales o siglas a las que se menciona, a qué
alude el autor del texto cuando se refiere a... A continuación haga un listado de las preguntas que
le suscita el texto que va usted a leer, e incluso, las preguntas que posiblemente suscitará en la
audiencia, e intente darles una respuesta válida. Si no importa que el texto sea leído literalmente,
cambie alguna expresión, palabra o grupo de palabras que no sean adecuadas para la audiencia a
la que usted piensa dirigirlas, o que no le suenan a usted naturales. Si a usted no le parecen
naturales cuando las lea, tampoco se lo van a parecer a quienes las escuchan. Ensaye la lectura en
voz alta y marque los lugares en donde desea hacer una pausa, insertar un comentario, formular
una pregunta al auditorio, etc. • • • La lectura • Esfuércese por pronunciar clara y distintamente
vocalizando bien. Intente dar expresión a lo que está leyendo. Sin llegar a ser una lectura
dramática, la lectura sin matices se convierte inmediatamente en un ladrillo para los que tienen
que sufrirla. Aproveche las pausas que usted mismo ha introducido para mirar a su audiencia, a
toda su audiencia. • •
Puchol, Luis. Hablar en público: nuevas técnicas y recursos para influir a una audiencia en
cualquier circunstancia (4ª. Ed.). Madrid, ES: Ediciones Díaz de Santos, 2010. ProQuest ebrary.
Web. 8 August 2016.