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Nomofobia: La adicción al teléfono móvil

¿De dónde proviene el término Nomofobia?

El término que define la adicción a un teléfono móvil es Nomofobia, que proviene de la nomen-
clatura “No–Mobile-Phobia” que viene a representar el miedo que sienten algunas personas por
salir de casa sin su teléfono móvil.

Se caracteriza por un nerviosismo creciente, angustia, sensación de soledad y de estar ilocaliza-


ble cuando no se lleva un móvil. Aunque aún no es considerada una enfermedad, es una realidad
cada vez más presente en nuestra sociedad, que retrata una relación de dependencia patológica
con el objeto tecnológico.

La irrupción de las nuevas tecnologías

Con la llegada de las nuevas tecnologías, nos encontramos con los teléfonos móviles, aparatos
de gran funcionalidad para el día a día por su capacidad de comunicación, que irrumpen desme-
suradamente en nuestra sociedad hasta tal punto que nos sería muy difícil imaginarnos una vida
sin ellos ahora mismo.

Queda atrás tanto el recurrir a las bibliotecas, libros y enciclopedias para consultar una duda,
como el formato de carta escrita para comunicarnos con nuestros seres queridos, las cuales su-
ponían una gran inversión de tiempo, ya que desde que se enviaba hasta que se recibía pasaba
un periodo de tiempo que hoy día sería inconcebible.

Está claro que nuestra relación con el mundo ha cambiado y nuestro comportamiento también,
ya que hemos tenido que irnos adaptando a todos estos cambios.

Como ya hemos visto cualquier comportamiento reforzante puede provocar una adicción tenga
o no sustancias químicas. El uso de los Smartphone puede ser muy gratificante y reforzante pero
un uso inadecuado de ellos podría desembocar en una adicción, aunque aún hay una incógnita
por saber si las nuevas tecnologías generan un trastorno adictivo de la misma manera que las
adicciones conductuales.

En lo que sí hay un acuerdo es que los Smartphone se crearon con un fin de uso adaptativo, pero
en muchas ocasiones derivan en un uso adictivo, aquel uso que la persona hace de forma abu-
siva provocando consecuencias negativas en su vida.

Este uso adictivo depende mucho de la vulnerabilidad personal, siendo los adolescentes la po-
blación de mayor riesgo de uso adictivo a los teléfonos móviles. La adolescencia es la etapa en
la que comienza a formarse nuestro autoconcepto, de tal manera que no tenemos muy definidos
nuestros valores, nuestras creencias, ni nuestra personalidad.

Somos vulnerables, tenemos la necesidad de establecer un grupo social de iguales con los que
desarrollarnos en armonía. Ya no preguntamos a nuestros padres si podemos o no podemos
hacer una u otra cosa, si tenemos dudas sobre algún tema, etc. Nuestro punto de referencia
comienza a ser nuestro grupo social que puede ejercer cierta presión en nuestras decisiones.
Por eso es tan importante que en la adolescencia tengamos la aprobación de los demás.
Las modas juegan un papel importante en la adolescencia. Como ya he mencionado antes, los
adolescentes necesitan sentirse parte de un grupo de iguales para formar su autoconcepto. En
muchas ocasiones este sentimiento de integridad depende de las modas, es decir, de sí se tiene
o no el ultimo videojuego, pantalón, o teléfono móvil. La adquisición de los Smartphones cada
vez es a una edad más temprana, generando mayor vulnerabilidad a las personas a desarrollar
una adicción.

Características de las personas con Nomofobia (adicción al teléfono móvil)

A diferencia de las personas que usan el móvil de manera adecuada, cabe destacar ciertos com-
portamientos de aquellos que desarrollan Nomofobia:

• El tiempo invertido

Las personas adictas a los Smartphones pasan prácticamente todo el día pegados a su
teléfono móvil, llegan incluso a desarrollar síntomas de ansiedad, sudoración y palpita-
ciones cuando no lo tienen. Podríamos decir que desarrollan sintomatología parecida a
la del síndrome de abstinencia.

• Aislamiento

Ésta es otra de las principales características de estas personas. Cuanta más dependen-
cia generan del móvil, más se aíslan, llegando incluso a estar en un grupo de jóvenes
todos con el teléfono móvil sin hablarse, comunicándose a través de las redes sociales.

• Uso compulsivo

Las personas con adicción pueden mirar el móvil repetidas veces para no perderse nin-
guna noticia.

• Abandono de otras actividades gratificantes

Llegan a pasar tanto tiempo con el móvil que dejan de realizar aquellas actividades que
les resultaban placenteras. Esto puede llegar a ser peligroso, porque cuando una per-
sona pierde reforzadores como jugar al baloncesto o cocinar, su autoestima va a notar
esa perdida y probablemente disminuya.

• Dificultades de comunicación y lenguaje

No olvidemos que para una buena escritura y expresión oral y escrita es necesaria la
lectura. ¿Qué pasa con los smartphones? Nos acostumbramos a teclados inteligentes
que incluso nos llegan a acabar las palabras que queremos escribir sin darnos la opción
de equivocarnos. En otras ocasiones leemos mensajes que recibimos con un lenguaje
creado para comunicarnos por el móvil, olvidándonos de la correcta ortografía.

• Alteraciones del estado de ánimo

La comunicación a través del móvil no supone ningún coste, es inmediata. Si nos para-
mos a pensar, esta inmediatez lo que está haciendo es crear personas con dificultades
para demorar las respuestas y con la necesidad de reforzamiento inmediato. Hasta tal
punto que generan frustración si el móvil va más lento, o la persona con la que quieren
comunicarse no les contesta al mensaje.
• Consecuencias del uso abusivo del móvil

Llegados a este punto, es de especial relevancia que el lector conozca algunas de las
consecuencias en las que deriva un mal uso de los teléfonos móviles en los adolescentes
y en la población adulta

• Conflictos: con la pareja, padres, o amigos

Los problemas con los padres suelen ser los más frecuentes, normalmente porque se
dejan de atender tareas de la casa para pasar más tiempo con el móvil o porque se re-
duce la interacción entre los miembros de la familia. Entre las parejas los problemas más
abundantes son de celos y control.

• Bajo rendimiento escolar

En el caso de los adolescentes hay una disminución de su rendimiento escolar porque


invierten más tiempo en el teléfono móvil que en las clases

• Pérdida de reforzadores

Como conversaciones con los amigos, actividades gratificantes; lectura, deporte, pin-
tura, etc.

• Saltarse comidas o falta de sueño por estar conectado

Todo esto conlleva: fatiga, cansancio, desatención, irritabilidad, etc. Hay estudios que
nos muestran cómo el uso del teléfono móvil antes de irse a dormir es perjudicial para
conciliar el sueño ya que la pantalla genera una luz azul de onda corta, de tal manera
que el cebero interpreta que aún es de día y no genera la melatonina suficiente para
conciliar el sueño

• Aislamiento

Normalmente el aislamiento afecta más a los adolescentes

Además de todo lo anterior también pueden llegar a darse trastornos de depresión, ansiedad,
estrés, falta de intimidad y seguridad.

En conclusión

Me gustaría acabar este artículo concluyendo que las nuevas tecnologías como internet o los
Smartphones son herramientas de las que el ser humano gozamos para ampliar nuestros cono-
cimientos y comunicaciones. Aún habiéndose creado con fines adaptativos, un mal uso de estos
puede llevarnos a serios problemas en nuestra vida tanto profesional como personal.

Debemos de tener consciencia de las señales que nos pueden estar indicando una adicción a
nuestro Smartphones. Probablemente muchos de nosotros sintamos ese malestar, aunque sea
pequeño, cuando no tenemos nuestro teléfono móvil encima, o cuando se nos ha olvidado en
casa. Propongo al lector que durante un día contabilice el número de veces que mira la pantalla
de su teléfono sin ningún fin.

Los adolescentes son el colectivo más vulnerable para desarrollar adicción a las nuevas tecnolo-
gías y particularmente la Nomofobia, debido a la etapa evolutiva del desarrollo en la que se
encuentran, pero también a la accesibilidad a éstas.
Recordemos que las nuevas tecnologías nos deberían aportar mejoras en la calidad de vida, de-
berían hacernos ganar en flexibilidad y en muchas otras cosas. En ocasiones, sin embargo, cada
vez más nos invaden momentos de descanso y ocio, restando libertad al individuo, que vive con
la sensación de tener que estar permanentemente conectado y disponible.

Acabamos estando muy conectados y poco comunicados. Realizamos comunicaciones superfi-


ciales “de cara a la galería” con muchos conocidos, pero con pocos amigos. Nos acercamos a los
que están más lejos y nos alejamos de los que tenemos cerca.

María Delgado Montero

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