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Universidad Nacional Autónoma

Tres Ensayos Sobre de Honduras


El Período Colonial de Honduras

Facultad de Ciencias Sociales


Escuela de Historia

Lecturas de la asignatura de
Historia de Honduras

Título:
HONDURAS SOCIEDAD COLONIAL

Y RECURSOS NATURALES EN EL SIGLO XVIII

Autor: Alejandro Salomón Sagastume

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

Contenido

HONDURAS SOCIEDAD COLONIAL Y RECURSOS NATURALES EN EL SIGLO XVIII....... 4


II.-La Riqueza Natural y el Comercio ...................................................................................... 6
III.-Los Cronistas y la Naturaleza. ........................................................................................... 7
1.- Una Tierra Pródiga. ........................................................................................................... 7
2.- Descripciones Geográficas del siglo XVIII. ........................................................................ 8
A.-Productos más usados......................................................................................................10
1.-E1 Maíz. ............................................................................................................................10
2.- Los Frijoles. ......................................................................................................................11
3.- El Trigo. ............................................................................................................................11
4. - Las Frutas .......................................................................................................................11
5.-Hortalizas ..........................................................................................................................12
B.-Los Cultivos Industriales. ..................................................................................................12
1.-EI Añil................................................................................................................................12
2.- La Caña de Azúcar...........................................................................................................13
3. - Algodón ...........................................................................................................................13
4. - Cacao..............................................................................................................................14
5. - Tabaco ............................................................................................................................14
C- Plantas Medicinales ..........................................................................................................15
1. La zarzaparrilla ..................................................................................................................15
2.-Bálsamo ............................................................................................................................16
D.- Maderas...........................................................................................................................16
E.- Otros Frutos .....................................................................................................................17
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS ...................................................................................................21

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

HONDURAS SOCIEDAD COLONIAL Y RECURSOS NATURALES EN EL SIGLO XVIII

Al siglo XVIII se le ha llamado, con cierta razón, el siglo del esplendor de la Honduras colonial. La relativa
riqueza y desarrollo económico que la sociedad alcanzó en este período, se contrapone a la decadencia
vivida en el siglo anterior, marcado por una crisis general, la ruralización del país y su marginalidad
respecto al vasto imperio español. Honduras fue, la provincia más pobre de la Audiencia de Guatemala,
por eso, su riqueza o adelanto se ve desde los parámetros de adelanto y progreso alcanzados por las
otras.
El descubrimiento de ricos minerales y la reapertura de viejas minas, el crecimiento poblacional, el
aumento de la producción, un comercio más dinámico, y la política reformista e ilustrada de los
Borbones, incidieron en la mejora del nivel de vida. Como lo había sido en el siglo XVI, la minería fue el
elemento sobre el que giró la economía y la sociedad. Al descubrirse nuevos yacimientos, como los
minerales de San Antonio de Oriente, Opoteca, San Andrés de la Nueva Zaragoza, Yuscarán, etc., pudo
lograrse cierta acumulación de capital y permitir que se creara, en 1780, la Real Caja de Rescates en el
Real de Minas de Tegucigalpa, para ayudar a los mineros.
La sociedad hondureña que inaugura el siglo borbónico era marcadamente rural y mestiza. Los censos
levantados en este tiempo indican la presencia de una mayoría de mestizos, mulatos y pardos, pocos
indios y, en menor cantidad, criollos y peninsulares. En poblaciones como Tegucigalpa, Nacaome,
Sonaguera y Olanchito, los pardos y mulatos superaban las otras castas y razas. El acelerado y diverso
mestizaje fue común a toda Centro América, fenómeno que va acompañado de un crecimiento de la
población. Los censos que se han encontrado nos dicen que Honduras tenía, hacia 1777-1778 una
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población que llegaba a los 100.000 habitantes . En el censo que mandó hacer en 1801, el Intendente
Ramón de Angiano, calculaba una población de 130.000 habitantes. Años antes de la independencia,
Centro América tenía cerca de un millón de personas, que racialmente se les distribuía en una mayoría
mestiza.
El desarrollo económico incidió en el aspecto social, sobre todo en la movilidad social y el mestizaje. La
presencia de "güirises" y "busca vidas" en los centros mineros, fue alta y ocasionaba problemas. Muchos
pueblos de indios se vieron invadidos por grupos de ladinos, que aspiran a tener tierras y que después
terminan por controlar el poblado. Se ha dicho que "Manto, Yocón, Sulaco, Intibucá, Guarita, Sensenti,
Ocotepeque, Erandique, Piraera, son algunos de los lugares indígenas a los que se les agregó un buen
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número de ladinos, que finalmente, a través del mestizaje, terminaron por controlar los cabildos" .
Los Borbones centraron su actividad en recuperar la destruida economía de España y sus colonias,
buscando desarrollar éstas y aprovechar mejor sus recursos. Ante todo se pensó trabajar mejor el suelo,
legislando y mandando que se cultivara más y se diversificaran los productos. La Real Instrucción de
1754, que tendía a distribuir mejor la tierra y a asegurar la legitimidad de la propiedad, provocó
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sustanciales cambios en el agro americano .

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

En Honduras, la experiencia de los ciclos esplendor-decadencia-esplendor, motivó que muchos mineros


compraran tierras, y que muchos terratenientes fueran al mismo tiempo, mineros. En cierta medida, esto
benefició al latifundio y a darle más valor a la tierra. De todo esto los indígenas resultaron ser los más
afectados. Por esta causa, muchos pueblos de indios entraron en litigios con ladinos por la remedida de
las tierras comunales, importunados por la ambición de los mestizos. La creación de grandes haciendas
y el acaparamiento de tierras condujo a un marcado localismo y a un "caciquismo" que hacía aparecer a
los dueños de las haciendas como cuasi señores feudales. Este fenómeno continuó durante el siglo XIX,
con sus incidencias en la realidad actual. Ya en 1810, un informe redactado por una comisión del
Consulado de Comercio de Guatemala exponía que "el origen ó causa primaria de los atrasos y
obstrucción que experimenta en el Reyno la agricultura es en contradicción el que las tierras se hallan
distribuidas en posesiones inmensas entre pocos individuos, con enorme perjuicio de los muchos que
forman la masa del Estado, y que no tienen ni un palmo de terreno en propiedad donde sembrar una
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milpa" . Falta aún una investigación histórica que dé más luces a tan interesante temática.
La necesidad de potencializar el comercio de las colonias llevó a los Borbones a dar mayor libertad
comercial, abriendo nuevas rutas y nuevos puertos, americanos y españoles. Así mismo se diseñaron
planes de protección militar en aquellos lugares por donde se escapaban los productos al comercio
ilícito. El contrabando era en la Audiencia de Guatemala un verdadero problema y una forma segura de
lograr pingües ganancias. El siglo XVIII fue el siglo de oro de esta actividad. Capitanes Generales,
Gobernadores, Tenientes de partidos, clérigos y particulares, se vieron envueltos en escandalosos casos
de trato ilícito, mismo que se hacía en las costas de Honduras con los extranjeros establecidos en Belice
y Río Tinto. La construcción del fuerte de San Fernando de Omoa, en Honduras, tuvo entre sus
finalidades, aparte de proteger las posesiones españolas, servir de aliciente al comercio ultramarino, por
la seguridad que ofrecía a las naves corsarias españolas y a los registros. Esto motivaría a los
pobladores a sembrar y producir más; al menos así pensaba el Ingeniero Luis Diez Navarro en 1743,
propulsor de la creación del fuerte cuando dice y explica la riqueza natural de la región costera aledaña a
Omoa "y en dicho partido se coge cacao, zarza, vainilla, jamoica, cobre y otros frutos que con el mismo
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comercio los moradores se aplicarán a cultivar por el logro de sus intereses" . Sin embargo, lo costoso
del proyecto, los muchos años que se emplearon en la construcción del fuerte y el monopolio que los
comerciantes guatemaltecos ejercían en el mercado interno del reino, incidía en que muchos
productores, hacendados y comerciantes de las demás provincias tomaran el camino fácil del
contrabando.
En la administración colonial se apreciaban los problemas de debilidad fiscal, la administración territorial
y la reactivación de la economía y la hacienda pública. La creación de las Intendencias fue una de las
reformas de la administración territorial. A los Intendentes se les encomendó reformar la administración
colonial. En tiempo de guerra eran los encargados del control de los recursos y la defensa. Se les
comisionó impulsar las riquezas del suelo y la sociedad, lo que les hacía ver como verdaderos soportes
de la política de fomento, idea propia de la Ilustración. En Honduras se creó, en 1786, la Intendencia de

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Comayagua, siendo su primer Intendente don Juan Nepomuceno de Quezada. La jurisdicción de la


Intendencia abarcaba el actual territorio del país, siendo la capital Comayagua. Con la anexión, en 1791,
de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa a la Intendencia, se rompió el nexo que tenía aquella con Gua-
temala, de la que dependía en lo administrativo. La unidad de poder y mando se completó cuando se
anexan, en 1816, los puertos de Omoa y Truxillo, que dependían, en lo militar, directamente del
Presidente de la Audiencia. Los Intendentes tenían sobre sí la responsabilidad de llevar las causas de
justicia, guerra, policía y hacienda, procurando la eficiencia administrativa y fiscal. Entendían en los
asuntos económicos al estimular la industria y las rentas reales. Anualmente los Intendentes "debían
efectuar una visita a sus provincias con el fin de promover la agricultura, el comercio, la minería y la
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industria de sus pueblos" . Si bien los distintos Intendentes que tuvo Honduras pensaron planes para su
desarrollo, éste no llegó por caer la provincia en una crisis en su economía y por el pronto torbellino de la
independencia.

II.-La Riqueza Natural y el Comercio

El aumento del comercio, entre las colonias y con España, motivó que se aumentara la producción y por
ende las exportaciones. Se calcula que para 1742 las importaciones hondureñas sumaban unos 600.000
pesos. Se importaba sobre todo productos manufacturados de Europa y América del Sur. A cambio se
exportaba oro, plata, cueros y productos de la tierra. Una descripción geográfica de la provincia, anterior
a 1740, nos dice: "Produce esta provincia cacao, vainilla, tinta de añil, tabaco, achiote, pita, zarza, cueros
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al pelo, oro en polvo, plata, bracilete, ébano, bálsamos y muchos ganados mayores" . Generalmente las
importaciones eran de vino, ropas, aceite de oliva, aceitunas, sedas, etc. y se aumentaron al declararse
libertad de comercio en los virreinatos (1774) y al darse libre comercio entre los puertos españoles con
los de Indias (1778). Junto a este auge comercial vino el aprovechamiento de recursos silvestres tales
como las maderas, frutos, zarzaparrilla, aceites balsámicos, breas, etc., aunque esto se hiciera en
mercados interprovinciales. Así por ejemplo, de México llegaban a Centro América algunas cosas de
China (loza, marfil) y por el puerto del Realejo en Nicaragua, entraban productos del Perú: "aguardiente
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de Yuca y Pizco... Anís, vino de Nazca, aceitunas, pasas, almendras, etc." Es cierto que en este siglo
aumentó la producción y se aprovechó mejor la tierra, pero no significó dimensiones grandes porque
apenas si se logró articular un comercio regional y no se aprovecharon otros recursos disponibles ni se
habilitaron otros puertos.
De aquí deducimos que la economía de subsistencia dominó la vida de los habitantes del reino.

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III.-Los Cronistas y la Naturaleza.

1.- Una Tierra Pródiga.


Desde los tiempos de la conquista se tomó en cuenta la fertilidad natural y lo pródigo de la tierra de la
Provincia de Honduras. En más de una vez, el paisaje, la densa vegetación, las especies raras y nuevas
de plantas y animales llamaron la atención de soldados, cronistas, sacerdotes y autoridades españolas.
Cuando el soldado y cronista Bernal Díaz del Castillo llegó a Honduras en 1525, llamóle la atención tener
el pueblo de indios de Naco: "la mejor agua que habíamos visto en toda la Nueva España y un árbol que
en la mitad de la siesta, por recio sol que hiciese, parecía que la sombra del árbol refrescaba el corazón,
y caía de él uno como rocío muy delgado que confortaba las cabezas y había fruta de los zapotes
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colorados" .
Una vez terminada la conquista y aun durante su proceso, la Corona determinó el estudio de la realidad
Americana, con el propósito de conocer y cuantificar, en términos de su utilización económica, los
recursos que poseían las Indias. Estas averiguaciones se encomendaron a autoridades y eclesiásticos
que vivían en América, aunque también particulares informaban por su cuenta. Accidentes geográficos,
población, plantas, animales, rocas y minerales y las vicisitudes políticas de los pobladores aparecen en
los informes de esta época. En Honduras destacan, para los primeros años de la conquista (1530-1550)
el conquistador Alonso de Cáceres y el Obispo Cristóbal de Pedraza, quienes, en extensas cartas
informaban al Consejo de Indias, la situación de la provincia y las riquezas de su suelo. En 1544, el
Obispo Pedraza escribió su famosa "Relación de la Provincia de Higueras y Honduras". Con ojo de buen
observador hizo una extensa descripción geográfica, zoológica y agrícola de su obispado. Cuando
describe la fauna dice "haber ciervos de altos cuernos, liebres, conejos, muchas dantas (tapires), leones,
tigres, palomas, papagayos, gallinas de la tierra" y cuando describe la tierra pondera su receptividad
hacia las plantas y productos europeos pues afirma haber muchas "Viñas, vacas, toros y bueyes mayo-
res, lleguas, buenos caballos, puercos, ovejas" y que los vecinos tienen sembrados "limas, limones, caña
de azúcar, rábanos, lechugas, repollos murcianos, berenjena, acelgas, pepinos, garbanzos, ajos,
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cebollas, perejil, espinacas, zanahorias, etc."
Más detallista es aun las descripciones que el famoso Gonzalo Fernández de Oviedo en su "Historia
General y Natural de las Indias" sobre la multiplicidad de plantas que inundan el paisaje agreste de las
montañas y pocos valles de la geografía hondureña para lo que a este trabajo interesa, mencionaremos
aquellas plantas nativas y el uso que de ellas hacían los indígenas. Oviedo describe plantas de
alimentación y otras que servían para diversos usos. Entre las primeras tenemos: maíz, frijoles, yuca,
batatas, ajes, maní, calabazas, ají (chile, como condimento), etc. La lista de frutas es interminable,
muchas de ellas aun existen conservando su nombre indígena, dice haber: yayama o boniana (piña, en
español), jobos, caimito, guama, hicacos, guanábana, anonas, guayabo, mamey, xocotes (ciruelas), pita-
hayas, cacahuate (cacao), cocos, nancis (nances), etc., etc. Otras especies de plantas para usos
diversos: el Higuero, para hacer tazas o vasijas llamadas huacales, la Xagua, de la que sacaban tinta

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para pintarse el cuerpo; la Manaca, de cuyas palmas se techaban las casas; el Henequén, para hacer
hamacas; el Maguey, para hacer cestas; el Bihao, Iracas, etc.; dejando luego lugar para las de mayor
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importancia económica como las maderas: caobas, pino, cedro, etc.
Por último, el cronista y cosmógrafo Juan López de Velasco, en su "Geografía y Descripción Universal de
Las Indias" nos da una visión de la Honduras de hacia 1574. Describe la provincia en su aspecto
geográfico, productivo y poblacional. Nos dice: "...la mayor parte es de serranía de sierras muy altas y
muchos y grandes montes, en especial de encinas y hay muchos ríos caudalosos y muy buenos valles y
pastos para toda suerte de ganados grandes y menores, y así hay muchos caballos, yeguas, vacas,
ovejas, cabras y gallinas; cógese en ella abundante trigo, maíz, ají, miel, frísoles y otras frutas y
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legumbres de la tierra y España; hay minas de plata y oro" .

2.- Descripciones Geográficas del siglo XVIII.

Los cultivos agrícolas y los frutos que consumía la sociedad hondureña en este siglo es preciso
identificarlos y darles valor desde el mestizaje o herencia indígena-hispana, que como ya vimos, se
formó desde la conquista. No puede hablarse de productos indios sólo para indios, ni de comida
española sólo para españoles en América. En la mesa dé los peninsulares y criollos igual se veía el vino
de Castilla como los frijoles americanos. Igualmente, los indios y mestizos introdujeron, en sus gustos
culinarios, productos europeos.
En el siglo XVIII, el hecho del crecimiento poblacional produjo más brazos para trabajar, pero, como ya
apuntamos, no generó el crecimiento de un mercado a gran escala. Por otro lado, al igual que en las
demás colonias americanas, la agricultura hondureña estuvo a merced "al igual que en cualquier otra
sociedad agraria, de las inclemencias climáticas (sequías, heladas, granizos, y demás regalos de los
elementos) y de las plagas”. Períodos de buenas cosechas y abundancia de frutos eran seguidos por
largos años de escasez y malas cosechas. En más de una vez, el Gobernador de Honduras y el Alcalde
Mayor de Tegucigalpa prohibían que se sacase maíz y frijoles de la provincia, por haberse perdido las
cosechas, o mandando a los indios de las montañas hicieran más sementeras, por haber escasez en los
valles y tierras costeras, a causa de la langosta. Igualmente se exigía a los indios que surtieran con
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tiempo, de maíz, frijoles, leña y huevos, los minerales de Yuscarán o Cedros .
La mayoría de los informes y descripciones de Honduras que se hacen en este siglo, tienen la
peculiaridad de ilustrar la riqueza natural del país poco aprovechada. Evidencian la conocida
contradicción entre las ilimitadas riquezas de la tierra y la pobreza de sus pobladores. Son descripciones
hechas por autoridades, curas, obispos o viajeros, que evidencian la situación económica del momento.
Un documento anónimo, de 1730 dice de la ciudad de Comayagua: "buena planta, situado en un llano
entre dos ríos, afable temperamento, no abunda de víveres pero no falta el pan y carne de buen gusto;
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lugar pequeño en el cual reside el Illmo. Obispo y el Gobernador" .

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Otra fuente interesante es la "Relación Geográfica de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa", hecha en 1743
por Baltazar Ortíz de Letona, quien describe: y aunque pudiera reputarse por una de las más ricas del
Reino por la máquina de minerales que en ella hay descubiertos y por la abundancia de resinas de
árboles estimables, como liquidámbar, aceite de María, bálsamo y otras hierbas medicinales…pero con
todo es la más pobre de él porque todas estas cosas se pierden en los campos...porque no tienen a
quien ni adonde venderlas, pues no hay puertos de mar a donde conducirlas... estas mismas causas
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militan para que las cosechas de las semillas sean cortas...sólo siembran lo que necesitan" .
Más optimista en sus apreciaciones sobre Honduras es el Coronel Antonio de Alcedo, quien en su
conocido "Diccionario Geográfico-Histórico de las Indias" dice: "produce mucho algodón del que texen
mantas para camas, que son muy estimadas en todas partes...mucha miel que fabrican las abejas
debaxo de la tierra, cera, ají o pimienta, batatas, maíz y frixoles, de los cuales cogen tres cosechas al
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año..."
De lo anterior deducimos la vocación y orientación agrícola del pueblo hondureño. Aunque hemos dicho
que la economía, en este siglo, giró en torno a la minería, ésta no alcanzó nunca el nivel de riqueza de
otras regiones de las Indias. Para 1793 las actividades mineras habían entrado en crisis, prolongándose
hasta bien entrado el siguiente siglo.
Dos fuentes documentales de vital importancia poseemos del período de la Intendencia. Se trata,
primero, del informe de la Visita pastoral, hecha en 1791 por el entonces Obispo Fray Fernando de
Cadiñanos, y luego, el Censo General de la Intendencia de Honduras hecho por Teniente Coronel e
Intendente don Ramón de Anguiano en 1801. Monseñor Cadiñanos, es un clérigo de la Ilustración, perte-
neciente al alto clero y al igual que su similar de Guatemala, don Pedro Cortez y Larraz, contribuyen en
Indias a cumplir los planes reformistas borbónicos. Aunque la mayoría de la información que expone se
refiere a aspectos religiosos (iglesias, cofradías, capellanías, alhajas, etc. no se le escapa la realidad de
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su feligresía . Aun y cuando el país goza de relativa riqueza el Obispo dice "hallarse la provincia en el
más infeliz estado de pobreza", aduciendo ser la causa el estar separados unos de otros, viviendo en las
lejanas montañas y retirados de los pueblos, lo que origina "el vivir totalmente abandonados a la
ociosidad y encenegados en los más abominables vicios". Propone, como solución, que los fieles sean
reducidos a poblados, pidiendo "a Vuestra Real Clemencia a fin de que apiadándose de tantas desdichas
se dedique expedir las más estrechas órdenes para que tengan efecto las Reales resoluciones", Luego
pasa Cadiñanos a describir la provincia parroquia por parroquia, insistiendo a lo largo del relato, que la
ociosidad es el mal endémico de los pobladores y causa vital de su atraso.
No se le escapa al Obispo el aspecto geográfico. Al igual que sus anteriores, destaca lo difícil de la
geografía hondureña, los ásperos caminos, las abruptas montañas y la falta de comunicación, causa
primordial para el aislamiento de los pueblos, y que por esa razón los curas no pueden asistir a sus
fíeles. De los 35 curatos que tenía entonces el obispado, el clérigo considera solamente a cuatro como
los más fáciles para visitar, por su geografía.

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Es interesante el conocimiento que sobre cultivos, vegetación y productos hace el Obispo. De aquí se
desprenden elementos sociales, indicadores de la posición y grado de riqueza de los habitantes, lo
mismo que de su composición racial. AI igual que critica y contrapone la irreligiosidad de los mulatos y
ladinos, a la veneración cristiana de los indígenas, hace ver, que mientras estos últimos se dedican al
cultivo de productos de subsistencia, los mestizos, mulatos y españoles cultivaban para la exportación
(trigo, tabaco, añil), se empleaban en el comercio o formaban parte de las milicias. Esto influía
grandemente en las costumbres y forma de vivir, debido a que "el movimiento de los ladinos los
familiarizaba con estilos de vida más aventureros, con frecuencia amorales y siempre con menores
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"posibilidades para la práctica de una religiosidad tradicional" .
Aunque Monseñor Cadiñanos no especifica en su informe el régimen de tierras, la extensión de los
cultivos, las formas diversas de propiedad, la cantidad de lo producido (las categorías de mucho o "poco
son indicadores ambiguos), el precio o taza de los productos, sus datos son valiosos clasificadores de
una sociedad marcadamente rural y agrícola pasaremos a destacar la información en función de los
productos mencionados y las actividades humanas. En algunos casos, cuando tal producto no aparece
registrado no significa que no se tuviera. Por tal razón contamos el dato con información tomada de otras
fuentes.

A.-Productos más usados.

1.-E1 Maíz.

Es el producto básico, cultivado en todas las parroquias, tanto en las tierras altas como en los valles
costeros. Refiere que algunos curatos lo producen en abundancia como el de Tencoa "que se cosecha
en tres tiempos del año". De otros curatos, dice, lo llevan al comercio a Omoa y Truxillo. En el caso del
curato de Orica informa ser muy poca cantidad la que siembran, por ser ociosos, y que pasan tal
necesidad "que sin acabar de sazonar lo cortan para comer y no les alcanza para alimentarse". Cultivo
de alto rendimiento, regía la vida indígena desde épocas prehispánicas. Se convirtió en Dios importante,
en fruto vital y también en un regulador natural del precio de otros productos como los huevos, el pan, el
trigo, etc. Un año sin cosechas era un año de miseria; inundaciones, heladas, sequías y la temible
langosta, hacían estragos en los maizales, por tal motivo las autoridades españolas se vieron, siempre,
precisadas a regular y crear una legislación especial para que siempre se sembrara, se abastecieran las
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ciudades o se regularan correctamente las tierras que se les daba a los tributaríos para la producción .
En los cuadernos de "Fondos de Comunidades" de los pueblos de indios, el maíz, medido en fanegas,
ocupa papel de primer orden. La diversidad de comidas que se hacen con el maíz, permitía y permite,
que el fruto se aproveche desde que nace la mazorca hasta que está cosechado.

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2.- Los Frijoles.

Compañero inseparable del maíz en la dieta alimenticia del indígena. El Obispo no da mayores datos
sobre su cultivo, solamente refiere que "lo cultivan en corta cantidad", indicando que servía para la
subsistencia y los mercados locales. Otras leguminosas, como los garbanzos y los guisantes, se
sembraban en algunos pueblos del occidente hondureño, en huertas familiares.

3.- El Trigo.

Adaptado rápida y fácilmente en las Indias, se cultivó intensamente en Honduras, sobre todo en las
laderas de las montañas y en los valles interiores. Por lo general son indios y ladinos los que lo
siembran, encargados, además, de surtir las ciudades, por eso los trigales se ven siempre rodeando las
poblaciones. En su visita, el Obispo lo vio fructificar en Gracias a Dios, "donde la tierra es muy fértil en
trigo"; en Cerquín, Petoa, Chinada, "de lo que se mantienen los indios"; en Santa Lucía, Cururú "en cuyo
terreno se cosecha de buena calidad"; en Gualcha, Quesailica y Camasca, todos ellos, pueblos de indios
tributarios. En la zona de cultivos que rodea Tegucigalpa se sembró, entonces, mucho trigo, que se
molía en molinos movidos por agua.

4. - Las Frutas

Como todo país tropical, Honduras es abundante de gran variedad de frutas. Al Obispo Cadiñanos le
merece especial atención el plátano, cultivado en toda la provincia por indios, criollos y mestizos. Del
Curato de Sonaguera, de población parda y mulata, dice que se alimentan y mantienen "sin más bienes
ni haciendas que algunas huertas de plátanos, de cuyos frutos, con muy poco beneficio y trabajo del
hombre, es pródigo este terreno. Y siendo éste, general y conocidísimo alimento en estos países, lo
conducen al puerto de Truxillo y se visten con lo que les produce". Igual opinión da del Curato de
Texiguat, de cuyos vecinos algunos "no tienen otros bienes que perder que los de unos pocos árboles de
plátanos y otras frutas con que se alimentan". De los moradores de Ocotepeque dice que tienen "unos
pocos árboles frutales", y mención especial hace con los indios de Intibucá, que son "los más útiles de la
provincia" y que "siembran manzanas, duraznos y otros frutos". Aunque no aparecen otras referencias a
nombres de frutas, silvestres o cultivadas, notamos que muchos de los pueblos y valles, que el prelado
recorre en su visita, tienen nombre de frutas, como: Mejocote, Campuca, San Francisco Zapota, Coyolar,
Limón, Tamarindo, Naranjo, Zapote, Aguacate, Jocomico, Piñal, etc. Destacamos, que en el período
colonial, la siembra de árboles frutales se hizo para la venta en mercados pueblerinos y para satisfacer
los gustos familiares, y no como una forma de acumular riqueza.

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5.-Hortalizas

La referencia de estos cultivos es para los pueblos de indios de Lejamaní y Ajuterique, que van a vender
verduras a la ciudad de Comayagua, población que tenía el mayor número de pobladores criollos y
peninsulares de la gobernación. Estos indios se empleaban como jornaleros y formaban parte de las
milicias de dicha ciudad. También se sembraban hortalizas (lechuga, rábanos, repollo, etc.) en Camasca,
por indios principales y naboríos. La producción de verduras también era poca y sembrada en huertos
familiares.

B.-Los Cultivos Industriales.

En este grupo se incluye el azúcar (caña), cacao, añil, tabaco, que junto a las fibras textiles se les llama
así "por la variedad de sus industrias derivadas de ellas... y por procederse de ellas la transformación
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consiguiente" .
1.-EI Añil.

Fue la base productiva de acumulación de capital en El Salvador y Guatemala desde el siglo XVII.
Extraído de la planta del Jiquilite (Indigófera tinctorian), en Honduras alcanzó una incipiente
industrialización en los actuales departamentos (provincias) de Ocotepeque, Intibucá, Lempira, La Paz,
Valle y Choluteca. Aunque los indios también lo sembraban, en poca cantidad, generalmente su produc-
ción estuvo en manos de criollos y mestizos. En su producción era preciso una abundante mano de obra.
Aunque la legislación española prohibía utilizar indígenas en el corte y laboreo del añil, muy pocas veces
se hacía sentir la ley. A partir de 1658 hay un alto número de procesos y causas judiciales contra
anderos de Honduras por utilizar indios en los obrajes: en 1677, Fabián de Alvarado, Juan de Izaguirre,
Juan Llanos y Valdez, Ambrosio Flores, y otros añileros de Goascorán, fueron multados por usar indios
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en el trabajo añilero . Sin embargo, muchas veces se perdonaban las multas, al declarar los indígenas
haber trabajo por su propia voluntad, debido a la necesidad de pagar sus tributos, lo que no hacían por
haber perdido sus cosechas de maíz.
Por las características de la planta, precisa clima caliente para su cultivo, de allí que se sembrara
abundantemente en la zona sur hondureña y un poco en el valle de Comayagua. Si bien permitió un
relativo enriquecimiento a los anderos hondureños, en su mayoría "poquiteros", la producción total nunca
alcanzó los niveles logrados en El Salvador; en el período 1783-1792, Honduras produjo 121.336 libras
de tinta añil, comparadas a las 8.843.334 libras que fue la producción salvadoreña. Apreciado por los
extranjeros, mucha cantidad de lo producido se iba al contrabando con los ingleses, que lo pagaban bien
o lo cambiaban por manufacturas. A inicios del siglo XIX, la producción estaba en decadencia, debido a
la falta de operarios, las plagas de langosta y otros insectos, y sobre todo, al sustituirse en Europa, los
tintes naturales por los sintéticos. La caída de los precios fue inminente. Ya en 1799, don José Domas
del Valle, Capitán General de Guatemala, en vista de la crisis, había dado instrucciones para eliminar

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

varias plagas que dañaban las plantas y molestaban a los operarios, especialmente "la sensible plaga de
la Mosca que produce el bagazo del Jiquilite", mandando que se hiciesen hornos para quemar el bagazo,
que se usaran carretas para transportar la hierba y prohibiendo a los trabajadores que se bañaran
sudados y con la ropa puesta. A pesar de su baja en el mercado internacional, el añil siguió
produciéndose en Honduras hasta bien entrado el siguiente siglo, apareciendo siempre en las listas de
exportación.

2.- La Caña de Azúcar

Dulce planta llevada a América, se adaptó a sus terrenos rápidamente. Generalmente la sembraban
criollos, mestizos y eclesiásticos, utilizando mano de obra indígena y negra. Cadiñanos nos informa
haber visto sembradíos de caña en toda Honduras, tanto en los valles calientes Comayagua, Choluteca,
Guascorán), como en las altas montañas (Santa Lucía, Gualcha, Tegucigalpa). Destaca la producción
que tenía el Curato de Silca (Olancho), del que dice es muy montañoso y que se "cosecha caña dulce,
de la que sacan cierta azúcar morena llamada Rapadura, la que sirve por aquella y gasta generalmente
la gente pobre, y aun de medianas consecuencias, pero es corta la cantidad que se cosecha por la
escacez de operarios". Desconocemos la existencia, para esta época, de trapiches de metal en Hon-
duras, pero si sabemos que se utilizaban trapiches de madera hechos en el país, generalmente movidos
por bueyes o también por fuerza humana. La utilización de la caña de azúcar para dulces, mermeladas,
conservas, etc. motivó su siembra intensiva. Un viajero norteamericano que recorrió Honduras el siglo
pasado, da una descripción simpática de su visita a una "molienda" de caña de azúcar, en las cercanías
de Tegucigalpa, allá por 1857. Su relato difiere muy poco a como debió haber funcionado una hacienda
similar en el siglo XVIII. Nos cuenta: "En Honduras la caña de azúcar crece sin resiembro por veinte años
consecutivos. Es de una calidad excelente, alcanza una altura muy notable y de ella puede fabricarse la
mejor azúcar. Ningún proceso de refinamiento se ha llevado a cabo en el país", y refiriéndose al trapiche
dice: "En el ingenio adjunto pude ver un pequeño trapiche hecho en el país, consistía en una serie de
cilindros de caoba que se movían en sentido contrario, por entre los cuales se hace pasar la cañas para
24
extraerles el jugo. Las calderas eran de cobre" .

3. - Algodón

Su cultivo es apreciable en los pueblos de indios de clima templado. Nuestra referencia documental
señala su producción, abundante, en los curatos de Gracias a Dios, Sensenti, Tencoa, Peto, Zulaco y
Quesailica. No tenemos mayores datos sobre el rendimiento y uso del algodón, a excepción de la
fabricación de mantas que menciona Alcedo. Sabemos que en la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa se
siguieron y mandaron instrucciones, en 1773, para proteger el cultivo del algodón, y que en 1777 se
dispone dar cumplimiento a las reales órdenes de incentivar el cultivo y beneficio del cáñamo y lino;

13
Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

luego, en 1796, se dispuso en la Intendencia de Comayagua, conceder terrenos realengos a vasallos


dispuestos a cultivar estos dos últimos productos.

4. - Cacao

Planta americana, tan antigua como los mismos indios. Sus dos usos como bebida y como moneda, lo
convirtió en fruto de lujo, indicador de prestigio entre las comunidades indias. En el siglo XVI, el cacao
del valle del Ulúa, tuvo importancia económica para Honduras, exportándose hacia Yucatán. La costa del
Pacífico de El Salvador, precisando, la zona de baleos, fue la región más cacaotera de Centro América
en el siglo XVI, llegando a exportar grandes cantidades de la fruta hacia México. En la centuria que nos
ocupa, todos los pueblos de indios de Honduras consumen cacao, igualmente, el delicioso chocolate
había ganado el gusto de criollos y mestizos. Los curatos de San Pedro Sula, Manto, Cantarranas, Ulúa
y Silca lo producían en regular cantidad, y de Manto, nos dice el Obispo que "se hallan muchos árboles
de cacao que sirve para la gente pobre". Para 1790 un tercio de cacao común costaba 30 pesos, y
25
pagaba 4% de alcabala, a 4 reales por cada tercio .

5. - Tabaco

Se había cultivado y consumido siempre por los indios, con el tiempo lo adoptaron los europeos e
inventaron el cigarrillo. Monopolizado por el Estado, desde 1764, decayó su producción. Había que tener
un permiso especial para plantarse y debía venderse íntegramente a la Corona al precio que ésta fijaba,
26
lo que retraía su cultivo . En Honduras, su producción se realiza en valles de clima templado,
destacando la zona occidental, como Quesailica, donde se cosecha "abundancia de tabaco de la mejor
calidad, en cuyo beneficio se emplean muchos vecinos, siendo regularmente españoles". El auge
tabaquero de finales de esta centuria, será de las causas de la fundación, en el valle de Los Llanos de
Copán, de la actual ciudad de Santa Rosa de Copán, principal centro de producción de tabaco en la
actualidad. La región de Manto en Olancho y la actual Santa Bárbara, tuvieron también su momento de
esplendor tabaquero. El interés económico que despertó su producción motivó a muchos a sembrarlo
clandestinamente y venderlo a los extranjeros ilegalmente, plantándolo, incluso, en "casas particulares".
A los reales despachos de proteger a los cultivadores legales y eximirles del impuesto respectivo, se
unían aquellas ordenanzas que mandaban destruir los sembradíos clandestinos, perseguir a sus dueños
27
y hacer la guerra a los contrabandistas . Hacia 1786, el Co-Director de la Real Renta de Tabacos de
Guatemala, José Quintana, proponía y recomendaba que se fundara una Factoría de Tabacos en
Gracias a Dios, por ser "la más abundante de tabaco y el almacén de esta Dirección General, pues se
cogen las cuantiosas cosechas de Copán y los otros valles", calculando una población de 65.426
pobladores, entre españoles, mestizos y mulatos, en edad apta para consumir tabacos, en Honduras.

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

C- Plantas Medicinales
1. La zarzaparrilla

Conocida desde el siglo XVI en Europa, tuvo mucha importancia pues se creyó que curaba la sífiles, la
peste y las fiebres. El hecho de crecer silvestre, en tierras húmedas, hizo de su explotación una forma
fácil de riqueza. Fue Trujillo, en la costa norte, la zona de alta producción por excelencia. Se calcula que
29
para 1580 se habían sacado de 3.000 a 5.000 arrobas (75 a 125 mil libras) . Su recogida precisaba de
abundante mano de obra, indígena en casi su totalidad, y debían internarse en los enmarañados
bosques tras su búsqueda. Se exigió como pago de tributo a los naturales, lo que ocasionó, después,
una baja en el número de pobladores, porque al internarse cada vez más en los bosques, muchos eran
mordidos por serpientes, cogían enfermedades o simplemente abandonaban sus poblados y se
internaban en las montañas. Al bajar el número de recolectores y tributarios, la producción decayó. Se
exportó, en cantidades regulares hasta 1650, quedando su uso reducido al consumo local. La utilidad
medicinal de esta planta la conocía ya Monseñor Cadiñanos, quien lamentaba el poco interés que le
daban los naturales, habiendo tanta y silvestre. Así, cuando se refiere al curato de Olanchito dice que
"tiene abundancia de zarzaparrilla" y añade el comentario de que de nada sirve tenerla en mucho porque
"ni en lo más mínimo se dedican a su beneficio". Igual opinión vierte de Sonaguera, Sensenti "en cuyos
trabajos se emplean pocos vecinos": Yoro, que, "tiene inmediata una montaña en donde abunda la
zarzaparrilla de calidad apreciable", y Tiuma, donde "abunda la zarzaparrilla más apreciable". Al comen-
tario del Obispo hay que añadir la prohibición que había, por parte de la Audiencia de Guatemala, de
extraer la planta, pues era un producto predilecto para el contrabando con los ingleses de Río Tinto y
Costa de Mosquitos. Sin embargo tal prohibición carecía de sentido para los indios sin reducir (jicaques,
payas) y para los mulatos y negros de las poblaciones aledañas a estos sitios, pues la comerciaban
libremente a cambio de ropas, pólvora, armas y mercancías europeas. Un observador de la época
consideraba absurda e inútil tal orden prohibitiva, pues el contrabando, en vez de acabarse había
aumentado considerablemente, y opinaba que era mejor se diera libertad para extraerla "respecto de la
mucha utilidad que ofrece por la estimación que tiene en Europa y el bajo precio a que se adquiere en el
Reyno, y así sería muy conveniente que este comercio se hiciese con libertad, pues a más del fomento
del Reyno se evitaría la extracción de dinero (plata) dando zarza en compensación de lo que se
30
introduce..." . La zarzaparrilla (aralia nudicaulis), siguió cultivándose en Honduras a lo largo del siglo
XIX, exportándose por los puertos de Omoa y Trujillo. William Wells nos narra que, entre 1855 y 1856, la
firma Nickerson & Cía., que hacía el comercio entre Boston y Honduras, exportó en sus cuatro viajes
anuales, 516 bultos de zarzaparrilla, conteniendo 130 libras por bulto, junto a cueros de res y venado,
31
maderas, carey, oro en polvo, hule y plata .

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

2.-Bálsamo
Presente en Honduras desde tiempos prehispánicos, conocido tempranamente por los conquistadores.
En 1539, un vecino de Gracias a Dios informa al Rey haber descubierto "cierto licor que los naturales
tienen que llaman Oxitle i por las grandes curas que con ello hemos hecho llamamos i tenemos que es
e e
bálsamo, porq a ninguna herida se ha puesto como sea acabado de herir, q en tres días no fuese sana,
asimismo para otras enfermedades”. Planta característica de terrenos secos y calientes, se cultivó y
extrajo intensamente en la costa del pacífico de El Salvador, por cuya razón recibió esa zona el nombre
de "Costa del Bálsamo". El proceso de extracción consistía en herir la corteza del árbol para que
expulsara el líquido, éste se recogía en trapos y se ponía al fuego en ollas llenas de agua, al evaporarse
el agua quedaba el bálsamo en el fondo, listo para usarse y venderse. (Ver anexo I). Se le llamaba tam-
bién bálsamo negro por "ser su color de un rojo muy subido, es ya bien conocido en Europa, i
principalmente en España a donde los barcos que vuelven de Honduras llevan considerables porciones”.
Las únicas referencias que da el Obispo sobre el aprovechamiento, del bálsamo son para el curato de
Olanchito, que posee en sus alrededores "Arboles Balsámicos y yerbas muy medicinales", y el curato de
Quesailica, también con mucho bálsamo a su alrededor pero sin beneficiarse.

D.- Maderas

A Honduras se le ha definido, actualmente, como un país de vocación agroforestal, debido a "su riqueza
en bosques de maderas preciosas. Sometidos a un irracional y extenuado proceso de explotación hoy
corren peligro de desaparecer como tales. La variedad de especies maderables y para otros usos, era
conocida ya desde la misma conquista. Su presencia, en todo el país, impide caracterizar un mapa
extensivo de explotación de maderas. Algunas áreas como la costa norte y la Mosquitia, fueron objeto de
un aprovechamiento intensivo, sobre todo en el S. XVIII y más en el XIX, en el cual se unió el extenso
departamento de Olancho, famoso por su riqueza mineral y sus cortes de madera. Un ojo tan observador
como el del Obispo Cadiñanos no podía ignorar el potencial de riqueza y trabajo que ofrecían los
bosques de sus parroquias. El uso que de la riqueza forestal hacían los hondureños de entonces era
para madera y leña. La madera para construcción y muebles de diferentes formas y usos, y la leña como
combustible, indicativo de una "sociedad rural importante y numerosa que tiene que utilizar una mano de
34
obra barata y abundante como taladores, arrieros y repartidores" . Un estudio sobre el área de
aprovisionamiento de las ciudades españolas demuestra que son indios, por lo general, los que
conducen las maderas, y la leña. Así vemos que son los indios de Jeto, a una legua de Comayagua, los
que sacan "algunas maderas de una montaña que está inmediata a su pueblo para venderlas en esta
ciudad"; similar información da el prelado sobre Siguatepeque, cuyos vecinos viven de conducir "algunas
maderas a la ciudad de Comayagua como caoba y cedro cuyos árboles se hallan en aquel terreno". Del
curato de Olanchito observa que tiene inmediato una montaña "habitada de Indios sin conquistar
llamados Gicaques; se encuentran en ella maderas de mucha estimación como son la Caoba, Cedro,

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

Brasil y Liquidámbar" lamentándose de que sus moradores no las aprovechasen. En 1769, el Capitán
Manuel Orejuela propuso al Consejo de Indias, que se hiciese un astillero en el Golfo de Fonseca,
abarcando el Puerto de El Realejo de Nicaragua, debido a la riqueza y variedad de maderas para
construir navíos de guerra, prefiriendo esta costa a la de Guayaquil por "lo excelente de sus maderas
como por la abundancia y variedad de ellas, siendo la principal cedros de todas clases, y entre ellos los
e e
q nombran Machos y Sebollas, que son más fuertes q los de la Havana, y por consiguiente los Caobas,
35
Robles, Marías, Bálsamos y otras muchas más..." . De la abundancia de maderas se aprovechaban los
ingleses de Río Tinto y Mosquitos, teniendo negros esclavos e indios amigos que hacían los cortes,
utilizando sierras modernas para sacar tablones; toda la producción se llevaba a Jamaica o Inglaterra,
significando un rubro importante de exportación para los colonos. En determinado momento llegaron a
fabricar goletas y bergantines, vitales para sus correrías y contrabando.
La región oriental de Honduras está considerada, hoy, como la más importante reserva forestal y
maderera con que cuenta el país. Sus altas montañas y densos bosques despertaron la admiración de
nuestro viajero ya citado William Wells, quien, embelesado por la belleza natural escribió, en 1857: "Sin
duda alguna, Olancho es, entre las regiones productivas de Caoba en Centro América, la más
importante, porque sus tierras de aluvión y las márgenes de todos sus ríos tienen bosques inagotables.
Este árbol crece con una exuberancia majestuosa por sobre todos los demás y, con excepción de las
36
palmeras, es el más alto del reino vegetal de Honduras" .
Los cortes de madera tuvieron gran auge, en el siglo Pasado, hechos sobre todo por extranjeros, que
amparados y beneficiados por políticas concesionarias del gobierno hondureño, exportaron cantidades
enormes de maderas. Basta recordar los "Cortes" del Ulúa, el Chamelecón, Limón, Aguan, Patuca o
Guayape, para citar unos cuantos ríos de la costa norte, de donde se sacó abundante madera.

E.- Otros Frutos

No podíamos terminar la panorámica productiva que ilustra el Obispo Cadiñanos de su feligresía, sin
anotar otros productos que cultivaban los vecinos; Arroz en Cerquín, Ten-coa, Petoa y Quesailica;
Pimienta de Castilla en Tencoa; Sal, en Choluteca y Nacaome; Loza (cerámica) en Intibucá y Ganado
(caballar, vacuno, mular) en casi toda la provincia.
El panorama que nos muestra el Obispo es el de una sociedad agraria y sobre todo rural. Sus
apreciaciones negativas coinciden con un momento en que la decadencia minera y la baja en los precios
del añil, configuran una economía atrasada, determinada por productos sembrados para la subsistencia
y un mercado local. La pobreza productiva se junta a una pobreza mental y a una falta de alicientes
sociales, al uso de tecnología anticuada, a las pésimas comunicaciones y al aislamiento geográfico. Ya
decía el Obispo que la causa principal del atraso era que la gente vivía dispersa, y por eso consideraba
obligación reducirlos a poblados "por cuyo medio tomará otro semblante la Provincia, se fomentará el
atrasado comercio, se restablecerán las artes perdidas y se evitarán la multitud de ofensas a Dios". El

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

Obispo Fernando de Cadiñanos (1788-1794) pasó a la historia eclesiástica hondureña como uno de los
personajes más cultos e ilustrados.
En el siglo de la Ilustración la ciencia y la técnica merecieron especial atención por los monarcas
españoles. Se dice que la Botánica fue, tal vez, la principal de las ciencias. La utilidad que podía lograrse
de los recursos naturales, impulsó las famosas expediciones científicas de este siglo. Eran en realidad,
misiones específicas de científicos que iban a América a clasificar y conocer nuevos especímenes para
su virtual aplicación farmacológica y su potencial económico. En aquellas provincias o colonias no llega-
ron estas expediciones, se encargó la misión, de reconocer las riquezas de la tierra, a las autoridades.
Los Intendentes fueron los responsables de recorrer sus jurisdicciones, elaborar el respectivo informe y
enviarlo a la Corona.
En Honduras, este trabajo de información recayó en sus Gobernadores y luego Intendentes. De éstos
últimos destaca el informe que de su visita a todo el país hizo y mandó hacer, a sus comisionados, el
Intendente don Ramón de Anguiano en 1801. Profesional de las armas, Anguiano tiene en su hoja de
servicios el haber sido destinado a trabajos militares en Cataluña y el fuerte de San Fernando de
Figueras en España (1787), destacado luego a Gerona a cuidar de las obras del cuartel de Alemanes
(1788), después como Comandante de Ingenieros en Orán con el grado de Coronel de Ingenieros;
posteriormente se le traslada a Cartagena de Indias (1790), y luego, en 1795 es nombrado Gobernador
37
Intendente de Honduras, hasta 1811 .
Su extenso informe es hoy documento de primera mano, ya que su opinión como autoridad y como
hombre letrado le permitía ver aquellos aspectos que pudieran servir de fomento y desarrollo a la
38
provincia . Al igual que el Obispo Cadiñanos, reconoce las ilimitadas riquezas naturales de la tierra, de
la que piensa es un auténtico laboratorio "para los botánicos y naturalistas. Anguiano conoce bien las
plantas y sus usos, por lo tanto sabe las posibilidades de explotación que tienen para crear riqueza, a
través de comercialización. El mismo lo reconoce cuando dice que su informe se reducirá "á representar
en prospecto aquellas especies (vegetales) más conocidas por los del país, capaces de rendir riquezas a
la Nación". Cuando llega a su Intendencia, la provincia estaba en franca recesión económica; la minería
casi en abandono y escasa de beneficios, pestes periódicas de viruelas, cólera morbus y sarampión
habían afectado grandemente, fracaso de algunos proyectos de colonización de áreas costeras (Río
Tinto) y la agricultura siempre tendiendo a la subsistencia y el mercado local.
Estos indicadores, en conjunto, hacen coincidir su opinión con la del Obispo, que ven con pesar cómo se
pierde tanta riqueza "por falta de sujetos que con conocimientos prácticos descubriesen los tesoros con
que brinda la Naturaleza, especialmente el Reino Vegetal.
A continuación pasa a enumerar los principales productos útiles al comercio interior y exterior,
ponderando sus características y la fertilidad del suelo. Comienza con el Añil, que a pesar de su
decadencia, (de la que no se levantará) confía se siga produciendo. El Cacao, dice, se halla silvestre y
es de gran calidad, pero que deben traerlo de otras provincias para abastecerse, por no cultivarlo los ve-
cinos o "más bien porque su pobreza, no da lugar a unos adelantamientos que pudieran formar muchas

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

cosas ricas". Piensa que los cultivos de Caña de Azúcar, que crecen lozanos, podrían semejarse a los de
La Habana, si se extendieran las siembras, pero a su pesar dice que va en decadencia "sin hallar medio
de restablecer las Haciendas de Caña y trapiches antiguos que se hallan por todas partes arruinados. La
solución para desarrollar el cultivo del Tabaco dice que es establecer factorías en el partido de Gracias a
fin de que se cultivase para Real Hacienda. Ve buen futuro en el café "porque está experimentado que
rinde este fruto el duplicado en sus siembras". El café no se cultivó en Honduras en gran escala hasta
finales del siglo XIX con los gobiernos de la Reforma Liberal, pero las palabras de Anguiano resultaron
proféticas sin ser oídas.
De otros productos como el Té "que lo traen de la China", el algodón, la Grana silvestre, que "bien
cultivada podría sustituir al añil"; La Mora y el Brasilete, que "dan los tintes amarillos y morado son
inagotables"; la Zarzaparrilla, el cacao, la Cera de diversas clases de abejas; la Pimienta, el Gengibre, la
Vainilla, el Sasafrás, Leche de María, Sangre de Drago, Liquidámbar, Bálsamos y Resinas, etc. dice que
son abundantes en "estas Montañas a más de otras cosas útiles para la vida, como la Pita fina y la
ordinaria conocida como Mezcal.
No deja Anguiano de manifestar su enfado cuando reconoce que todas estas plantas y productos-son
apetecidos por los ingleses y demás extranjeros para hacer comercio con los hondureños. Opina que el
establecimiento de Walis (Belice) es perjudicial al reino y que son ellos los culpables de que no exista
dinero circulante porque la plata "redonda del Reyno ya se la llevaron en cambio de unos trapos que no
existen, desatendiendo las Reales Cédulas de S.M. que prohíben la extracción de moneda".
Aunque como Ingeniero Militar, don Ramón de Anguiano entendía más de los asuntos militares y sus
funciones giraban en torno a la defensa de los territorios a través de fuertes y avanzadas militares, había
recibido una amplia formación técnico-científica que le permitía participar en la construcción de caminos
y proyectos de desarrollo, urbano y rural; dar directrices sobre planificar y dirigir obras públicas y
administrar con eficiencia la Intendencia. Tales eran los planes ilustrados de los Borbones, de ahí que la
mayoría de estos técnicos-militares tuvieran una amplia educación, que les llevaba a conocer aspectos
de las ciencias técnicas y naturales con verdadero crédito. El mismo lo afirma cuando dice que la
ignorancia y el desconocimiento del valor farmacológico y comercial de muchas especies vegetales de
Honduras, hace que no se utilicen ni se aprovechen y solo unos pocos son los que sacan ventaja de tan
vasta riqueza, sobre todo los extranjeros.
De las plantas medicinales dice que son muchas, pero "son generalmente desconocidas, quando
pudieran muy bien hacerse útiles al comercio, aumentar e ilustrar la Botánica, prestar mayores ventajas
a las Artes y franquear a la Medicina nuebas armas con que batir muchas enfermedades que cortan las
fuerzas a la humanidad y llevan a la sepultura". La lista es larga: Seda silvestre, Copalchi, campos de
Sen, Mechoacán, Achiote, Chichimora, cocolmeca, Ipecacuana, la Scielda, Contrahierba, Cebadilla,
Cañafístola Raíz estrella y muchas más.
De los frutos de España y de la tierra opina que no puede esperarse que haya tierra más benigna, y que
"solo esta Provincia de Honduras encierra en su particular territorio las más preciosas producciones del

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

Reyno Vejetal". Entre las plantas europeas nombra a la Higuera, que crece fértil: la Vid, que
regularmente da dos cosechas al año; el Granado, mantiene la fruta siempre; el trigo, junto al Maíz y los
Frijoles, se cosechan por lo regular dos veces al año; y que surten otras provincias como San Miguel o
San Salvador.
No se olvida Anguiano de los otros dos reinos el mineral y el animal. Del primero dice que por todas
partes se coge Oro, Plata, Cobre, Hierro y Estaño, pero que su decadencia es muy grande. Propone
solucionar el problema con que se envíen mil negros, se funde una sucursal del Banco Nacional de San
Carlos y se lleven de México sujetos instruidos para rehabilitar las minas. Manifiesta haberse encontrado
Azogue en Cucuyagua (Copán), de buenos augurios para el trabajo del mineral, y que en Gracias existen
tres variedades de ópalos "que bien podría enriquecer a quien lo entendiese."
Concluye el Gobernador Intendente su extenso informe proponiendo las medidas, que a su juicio,
merecen ponerse en práctica para desarrollar la provincia. Reflejan la política borbónica que ya se había
puesto en acción en España. Al igual que se había hecho en Sierra Maestra, en los proyectos de
repoblación de áreas marginales, Anguiano propone una campaña de reducción masiva de indios y la-
dinos que viven dispersos en las montañas. Su proyecto de establecer una sucursal del Banco de San
Carlos la acompañaba con la otra de crear almacenes, en donde se depositaran los frutos de las
provincias, para evitar la escasez y proveer siempre a los cosecheros. Esta idea tiene su antecedente en
las Sociedades de Amigos del País, que alentadas por la Corona, tendían a lograr el fomento agrario.
Consciente de la importancia de la minería, está seguro de que es el patrimonio de más consideración,
por lo cual sus planes de mejora de la misma toman forma cuando propone que se suministre azogue a
los mineros al "precio de quarenta pesos quintal i a cinco reales la libra", que se les auxilie con indios
"traídos de cualquier distancia pagándoles los días que ocupan en ir y venir", igual con negros y mulatos
que sean vagos; que se provea de caudales la Caja de Rescates de Tegucigalpa para el cambio de
platas, razón principal por la que abandonan sus minas, y como último camino les queda cambiar sus
metales en el comercio ilícito y "el erario arriesga sus Reales Quintos".
Las apreciaciones emitidas, tanto por el Obispo Cadiñanos como por el Intendente Anguiano, nos indican
que para finales del siglo XVIII, la chispa de cierta riqueza visible se había apagado y que la sociedad
hondureña se hacía cada vez más de subsistencia. La tierra pasará a ser el valor más importante: sube
de precio y muchos mineros invertirán en propiedades ante el fracaso de su primera actividad. La
ruralización del país y la sociedad no le permite ver otro horizonte que aquel que le permita sobrevivir, a
"conformarse con lo que tienen" como diría el Prelado o que los vecinos "faltos de fuerzas y del sustento
diario sin tener quien les habilite". No hay duda que estamos ante una economía de tipo arcaico,
dominada por formas atrasadas de producción y escasa tecnología, sin mayores alicientes comerciales
que su posición de súbditos les daba. Al momento de la independencia, Honduras seguía siendo la pro-
vincia más pobre del antigua Reino de Guatemala. Otra historia vendría luego.

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Hernández Sánchez-Barba, Ms.: La España de la Ilustración (en Historia de España. Ramón
Menéndez Pidal). Tomo XXI Espasa-Calpe. 19881.

2. Tojeira, José María.- Panorama Histórico de la Iglesia en Honduras. Tegucigalpa, CEDOH, 1986.
Cap. III.

3. Solano, Francisco de. "Política de concentración de la población indígenas: objetivos, proceso,


problemas, resultados". Separata de Revista de Indias. Núms. 145-146 (Julio-Dic. 1976) Madrid.

4. Argueta, Mario.- Historia de Honduras. Tegucigalpa, Esc. Sup. Francisco Morazán. 1978. Cap. IV.

5. "Descripción del Reino de Guatemala por el Ing. Luis Diez Navarro. 1743". Archivo Histórico Militar de
Madrid. Rollo 55 Docto. 5-1-11

6. Samayoa Guevara, Héctor.- El Régimen de Intendencias en el Reino de Guatemala. Guatemala,


Biblioteca Centroamericana de CS. Ed. Piedra Santa. 1978

7. Descripción de la Costa Norte del Reino de Guatemala. 1740(?) Museo Naval. Libro de Derroteros.
Sig. Ms. 328 Fol. 132.

8. Díaz del Castillo, Bernal.- Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. Monumento
Hispano-Indiana. Edic. crítica Carmelo Saenzde Sta. María. Madrid, 1982. Cap. CLXXXI

9. "Relación de la Provincia de Honduras y Higueras por el obispo Dn. Cristóbal de Pedraza. 1544".
Museo Naval de Madrid. Libro de Manuscritos Sig. 189.

10. Fernández de Oviedo, Gonzalo- Historia General y Natural de !as Indias. Biblioteca de Autores
Españoles. Madrid 1959. Tomo I, Lib. VII Caps. I-XIX.

11. López de Velasco, Juan- Geografía y Descripción Universal de las Indias. Madrid, Biblioteca de
Autores Españoles. 1971. págs. 148-161.

12. Hernández Sánchez-Barba, M.- Ob. Cit. Pág.98.

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

13. "Auto en el que se prohíbe hacer uso del arbitrio del maíz mientras dure la escasez de esta villa del
Señor San Miguel. 1774 Archivo Comisión de Soberanía y Frontera. Caja 2, No.l717 Tegucigalpa, Hon-
duras.
14. Descripción de algunas ciudades principales que se hallan en este Reyno de Guatemala. 1730 (?)
Museo Naval de Madrid. Libro de Virreynato de México. IV. Sig. 570 Fol. 289.

15. "Relación geográfica de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, por Pedro Baltazar Ortiz de Letona. 1743"
citado por Argueta, Mario y Quiñó-nez, Edgardo en Historia de Honduras. Ob cit. pág.65.

16. Alcedo, Antonio. Diccionario Geográfico-Histórico de las Indias Occidentales o América. Madrid,
1787. Tomo II.

17. "Censo levantado por Fray Fernando de Cadiñanos, obispo de esta Diócesis, en 1791". Publicado
por Vallejo, Antonio R. Primer Anuario Estadístico. Tegucigalpa. Dirección General de Estadística 1889.
(En adelante, todas las frases entrecomilladas y sin llamadas de notas, son de este documento).

18. Tojeira, José M.- Ob. cit. Cap. III pág. 108.

19. "Real despacho del superior gobierno mandando se haga anualmente siembras de granos y de todo
aquel fruto para la subsistencia. Hermita, Guatemala 4 de enero 1776". Archivo CSF Caja 2. "Testimonio
de Real Cédula que reglamenta las siembras de maíz, concediendo a cada tributario 10 brazos de tierra.
Nueva Guatemala. 17 octubre de 1785". Archivo CSF Caja lONo.2301.

20. Solano, Francisco de.- Tierra Ob. Cit. Cap. IV pág. 43.

21. "Proceso contra Fabián de Alvarado por haber elaborado tinta añil con indios. Guascorán, 18 Sept.
1677" Archivo CSF Caja 5. "Causa criminal contra Ambrocio Flores por haber fabricado tinta añil
valiéndose de operarios indios. 1677". Archivo CSF ídem.

22. Estos datos los ha tomado Tojeira, ya citado, de la obra de David Browning "El Salvador, la tierra y el
Hombre".

23. "Orden del Superior Gobierno sobre el cultivo del añil. 1799" Publicado por Revista del Archivo y
Biblioteca Nacional de Tegucigalpa. Tomo III y IV.

24. Wells, William.- Exploraciones y Aventuras en Honduras. 1857. San José, Costa Rica, EDUCA, 1982
3a. edición Cap. XII pág. 193.

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Tres Ensayos Sobre El Período Colonial de Honduras

25. "Razón de productos que se venden .en Guatemala. 1790" ANM Libro de Indias Tomo I. Sig. 339
fol. 62.

26. Hernández Sanchéz-Barba, M. - Ob. Cit.

27. "Testimonio de Real Orden en la que se dictan las providencias para combatir las siembras de tabaco
clandestino. Guatemala 16 de junio de 177" Archivo CSF Caja 4 No. 1886.
"Real despacho exonerando el pago de impuesto a los cultivadores de tabaco. Guat. 4 mayo 1779' Arch.
CSF Caja 2 №. 2001. "Testimonio del Real despacho librado para la persecución del contrabando del
tabaco. Comayagua 24 Sept. 1796". Ídem. No. 2727.

28. Archivo General de Indias, Audiencia de Guatemala. Leg. 777.

29. Mac Leod, Murdo J. -Historia Socio-Económica de la América Central Española. 1520-1720.
Guatemala. Ed. Piedra Santa, 1980. Cap. III.

30. "Reflexiones sobre el progreso de los establecimientos de Trujillo y demás de la costa del norte de
este reino y otros puntos importantes. 1791". MNM Libro de Indias. Sig. 339 Fols. 87-90.

31. Wells, William... Ob. Cit. Cap. XXIX Págs. 504-505.

32. "Carta al Emperador por el Veedor Gonzalo Ronquillo. Gracias a Dios, 2 de agosto de 1539". Real
Academia de la Historia. Colección Muñoz. Libro de Indias, 1537-1539 Sig. A/108. Fol. 288.

33. "Relación del'bálsamo.1789" RAH. Col. Muñoz Tomo A/118. Sig. 9/4853 Fols. 116-120.

34. Solano, Francisco de.- Tierra... Ob cit Cap. V Pag. 59.

35. "Informe del Capitán Orejuela sobre Guatemala. 1770. ANM Libro de noticias y derrotas de América
del Sur. Sig. 175 Fol. 2.

36. Wells, William.-Exploraciones... Ob Cit Cap. XIX pág. 311.

37. Capel, Horacio et al. Los ingenieros militares en España. Siglo XVIII. Barcelona, Universität de
Barcelona, 1983.
38. El informe de Anguiano fue publicado por primera vez por Antonio R. Vallejo en su primer Anuario
Estadístico de Honduras en 1889. Todas las citas entrecomilladas son de este documento.

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