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Tecnicas de Intervencion Social Con Familias
Tecnicas de Intervencion Social Con Familias
Técnicas para la
intervención social con
familias
Índice
Esquema 3
Lecturas obligatorias 4
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
Lecturas recomendadas 28
Otros recursos 30
Esquema
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
En general, tal y como sostienen Escartín et al., (1997, p. 250), «todo lo que hace
referencia a la relación […] debe ser tenido en cuenta y aplicado en nuestro trabajo
con familias». Es decir, tanto las técnicas propias de la intervención individual, como
la entrevista o la escucha activa, así como aquellas otras herramientas más usuales
de la acción grupal o comunitaria —por ejemplo, la asamblea o el sociograma —
tienen cabida en la intervención familiar. En palabras de las autoras anteriormente
mencionadas, «la familia es el nexo de unión entre lo macro y lo micro —es decir, de
lo societario con lo individual—, ya que comparte características de ambos niveles»
(Escartín et al., 1997, p. 250).
Por todo ello, en este tema profundizaremos en cuatro instrumentos concretos cuya
aplicación nos permitirá elaborar una valoración diagnóstica y orientar la
intervención con el sistema familiar. Posteriormente, en el apartado de Lecturas
recomendadas del tema, se presentan otras dos técnicas igualmente válidas para
este fin.
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Así, con el estudio de este tema se persigue alcanzar los siguientes objetivos:
Entre ellas podemos encontrar las siguientes (Fernández y Ponce de León, 2019): el
mapa de relaciones, el mapa de redes, el culturograma, el cronograma, el ciclograma
o la visita domiciliaria.
Sin embargo, en este apartado vamos a centrarnos en dos de las técnicas diagnósticas
más conocidas y utilizadas en la práctica profesional de la intervención familiar, a
saber: el genograma y el ecomapa.
El genograma
Por otro lado, en cuanto a las líneas que unen a las personas, son rectas y ascienden
en un ángulo de noventa grados hasta la figura, siendo las de matrimonio con el
hombre a la izquierda y la mujer a la derecha y, entre los dos, sobre la línea horizontal,
se sitúa una M a la que sigue la fecha del enlace. De igual modo, si la línea horizontal
se corta por una barra inclinada, se está representando una separación; y si son dos
barras, entonces se trata de un divorcio. Si queremos representar matrimonios
múltiples, lo mejor es colocar a la figura que nos ocupe —hombre o mujer— en el
centro junto a su pareja actual, mientras que los demás matrimonios se disponen a
los lados respetando el orden cronológico, que vendrá señalado con su
correspondiente lapso de duración sobre la línea horizontal. Por otro lado, para los
matrimonios anteriores de las parejas, se realiza una segunda línea sobre la primera
y se incluyen sus anteriores relaciones con la fecha oportuna. Por último, para
convivencias sin matrimonio, la línea se traza discontinua (McGoldrick y Gerson,
1987; Escartín et al., 1997; Compañ et al., 2012; Cebeiro, 2018).
Por su parte, los hijos se disponen bajo la línea de sus padres, conectados a ella por
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Figura 2. Símbolos para representar a los hijos en el sistema familiar. Fuente: Compañ et al.,2012.
Por último, al rodear a las figuras y agruparlas con una línea de puntos, señalamos el
grupo de individuos que conviven bajo un mismo techo, lo que resulta especialmente
útil en el caso de hijos de padres casados en segundas o posteriores nupcias y que
conviven con uno u otro progenitor (McGoldrick y Gerson, 1987; Compañ et al., 2012;
Cebeiro, 2018).
La entrevista: suele tener lugar en un contexto familiar y debe tener en cuenta las
motivaciones y expectativas de la familia, por lo que el profesional no debe
intervenir u orientar las respuestas, ya que el fin último del genograma es ayudar
a la familia. Por disponibilidad, se suele realizar la entrevista a un solo miembro de
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los roles de sus miembros es fundamental para alcanzar una perspectiva holística
de la familia.
El ecomapa
Por este motivo, las técnicas de intervención no suelen ser llevadas a cabo en
exclusiva por un profesional, sino que lo habitual es que formen parte de un
programa o plan dentro de un equipo interdisciplinar de trabajo (Fernández y Ponce
de León, 2019).
La rueda de resiliencia
En cuanto a instrumento de trabajo, destaca por su facilidad de uso por una amplia
tipología de profesionales, por ejemplo: del trabajo social, la educación social, la
mediación, la enfermería, etc. De hecho, su uso puede extenderse a un fin educativo
para descubrir y promover el desarrollo de aptitudes y competencias.
En primer lugar, se busca conocer a la familia objeto de estudio desde una visión
focalizada en sus fortalezas. De esta manera, podremos ayudarla a lograr un buen
ajuste a pesar de sus circunstancias desfavorables de carácter social, escolar, familiar
o personal. Además, este enfoque también ayuda a crear un clima de confianza que
influye positivamente para sentar las bases sobre las que construir el cambio
(Rodrigo et al., 2019).
En este sentido, antes de utilizar la rueda de la resiliencia, serán necesarias una o dos
entrevistas con las que el profesional explorará aspectos básicos de la vida de la
familia, siempre desde un punto de vista positivo y de reafirmación de sus fortalezas,
para, finalmente, pasar a analizar los problemas. Entre los temas que el profesional
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Parte central: la familia debe aportar información sobre su identidad, para lo que
se les preguntará sobre sus rasgos positivos, sus fortalezas, de qué se sienten
orgullosos como familia, cuáles son sus intereses, preferencias de ocio familiar,
etc.
Parte superior: la familia debe aportar información sobre sus figuras y lugares de
referencia, dónde se sienten seguros, con quién se sienten seguros, con quién les
gusta estar, cuál es su red de apoyo informal, cuál su red de apoyo formal, a qué
lugar sienten que pertenece, quiénes les hacen sentir bien y valiosos, etc.
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Parte inferior: la familia debe aportar información sobre sus logros: retos
superados, habilidades para superarlos y cómo lo hicieron, etc.
Tras ello, el profesional debe pedir a la familia permiso para obtener una copia que
deberá examinar y estudiar detenidamente para, después, iniciar un proceso de
reflexión conjunta que permita diseñar un plan de mejora de aquellas áreas en las
que la puntuación ha sido más baja. Con este plan, se pretende mostrar a la familia
que, con sus propios recursos e introduciendo algunos cambios, puede conseguir
revertir la situación (Rodrigo et al., 2019).
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Según Fernández y Ponce de León (2019, p. 290), podemos definir la entrevista como
«la interacción o relación interpersonal que se establece entre los miembros de una
familia y el profesional, recopilando la información necesaria para llevar a cabo el
análisis de la problemática y la elaboración de unas hipótesis de trabajo […]».
Hipotetización
Circularidad
características de sus relaciones con otros miembros y de otros miembros entre sí, y
donde el sujeto ha de contestar como un tercero cuya respuesta complementa la
información aportada por los interesados. En cuanto a la estrategia de interrogatorio
dentro de la circularidad, resultan especialmente relevantes las preguntas por
diferencia (por ejemplo, en una familia de cuatro miembros, preguntar al padre cuál
Neutralización
El fin último es contribuir a producir el cambio adecuado en las relaciones, por lo que
la forma de realizar la entrevista, con intervenciones cortas, ritualizadas, asépticas
e impersonales en cuanto al parecer del profesional, de manera que la familia
entienda su actuación como un hilo conductor que les acompaña en el
descubrimiento de su sistema familiar y les ofrece una perspectiva sobre la que
Los cuestionarios, test y escalas son instrumentos que pueden utilizarse antes de
comenzar la intervención para facilitar el diagnóstico, pero también una vez
concluida la misma, con el objetivo de evaluar los resultados obtenidos en cualquier
aspecto concreto (Fernández y Ponce de León, 2019). En el ámbito de la intervención
familiar algunas de las herramientas de este tipo más conocidas son: la escala de la
familia de origen (FOS) de Hovestadt (1985), la escala de ambiente o clima familiar
(FES) de Moos y Moos (1981) o la escala de cohesión y adaptabilidad familiar (FACES
IV), propuesta por Olson (2008). Si bien estos son los instrumentos más conocidos en
la práctica profesional, existen otros que pueden ayudarnos en el análisis de una
situación concreta. A continuación, veremos algunos de ellos.
La Escala SiSo, diseñada por Esther Raya Díez y María Jesús Real Pascual (2020), es
una herramienta que permite evaluar de forma precisa y rápida si la unidad familiar
con la que estamos interviniendo se encuentra en situación de dificultad y/o
exclusión social. Permite recoger datos sobre los aspectos vitales, personales y
sociodemográficos de la familia y obtener una puntuación de su posición social
respecto al eje «inclusión-exclusión». Desde el siguiente enlace podéis acceder al
artículo donde aparece la escala, junto con información sobre su diseño e
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implementación.
López Verdugo, I., Menéndez Álvarez Dardet, S., Lorence Lara, B., Jiménez García, L.,
Hidalgo García, M. V. y Sánchez Hidalgo, J. (2007). Evaluación del apoyo social mediante
la escala ASSIS: descripción y resultados en una muestra de madres en situación de riesgo
psicosocial. Intervención psicosocial, 16(3), 323-337.
https://www.redalyc.org/pdf/1798/179814019003.pdf
los conflictos y dificultades, la expresión de las emociones, las normas, reglas y límites
y la capacidad de adaptación a los cambios. Podéis acceder a todos los indicadores
que contiene la escala, así como a su análisis psicométrico, en el siguiente artículo.
Compañ, V., Feixas i Viaplana, G., Muñoz Cano, D. y Montesano del Campo, A. (2012).
El genograma en terapia familiar sistémica [material docente, Universitat de
Barcelona]. Dipòsit Digital de la Universitat de Barcelona.
http://hdl.handle.net/2445/32735
Fernández García, T. y Ponce de León Romero, L. (2019). Trabajo Social con familias.
Alianza Editorial.
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Esta escala cuenta con cinco ítems generales (entorno, competencias parentales,
interacciones familiares, seguridad familiar y bienestar del niño) y 31 ítems
específicos, por lo que su aplicación es muy sencilla e intuitiva. En el artículo
propuesto se detalla cada ítem y la forma de uso del instrumento. Además, se
incluyen ejemplos y los resultados de una investigación realizada sobre una muestra
de 591 niños.
Suárez Cuba, M. A. y Alcalá Espinoza, M. (2014). APGAR Familiar: una herramienta para
detectar la disfunción familiar. Revista Médica La Paz, 20(1).
http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-
89582014000100010
El cuestionario o test APGAR es una escala que permite conocer cómo percibe el
funcionamiento de su familia cada miembro del sistema familiar (incluidos los niños)
atendiendo a cinco ítems: adaptación, participación, gradiente de recurso personal,
afecto y recursos. Usualmente es una herramienta utilizada en disciplinas como la
enfermería o la medicina de atención primaria y, por este motivo, la literatura
científica a este respecto la conforman en su mayoría artículos de estas áreas de
conocimiento, como el que se propone. Sin embargo, como sabemos, la intervención
social es interdisciplinar y en su metodología cabe la utilización de recursos e
instrumentos propios de otras profesionales, como en este caso.
Lecciones magistrales
En esta sesión, la Prof.a Eva María Juan Toset analiza las diferentes formas de familia
y sus correspondientes estrategias de intervención desde sus diferentes posibilidades
y aproximaciones.
Web
GenoPro
familiar.