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Cicatrices al servicio de Dios

Juan 20: 24-31


Asumiendo el hecho que habrá marcas que reflejaran el caminar de cada persona o dicho de otra
manera desafinaciones en nuestras melodías.

Meditando en algunas instancias acerca de lo que representa una cicatriz Pueden estas ser
asociadas al:
- resultado de una operación o procedimiento quirúrgico invasivo.
- quemadura por accidente o acto deliberado de un abuso contra otra persona.
- autoagresiones de adolescencia
- accidentes automovilístico o doméstico.

En 2 Corintios 11:24-25 nos describe Pablo que “cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve
azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé
un dia y una noche como naufrago en alta mar”.

Lo cierto es que cada cicatriz o herida cerrada ha llegado para quedarse y acompañarnos
reflejando una historia detrás. Para Pablo estas hablaban de sus persecuciones, maltratos,
padecimientos por causa de Cristo.
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Así también, no todas nuestras cicatrices resultan ser físicas o podemos reconocerlas con claridad.

De igual manera existen cicatrices emocionales alojadas en nuestro corazón que son fruto de
pérdidas dolorosas u otras, producto de una situación traumática.

Sea la cicatriz física o emocional, cada una nos lleva a evocar recuerdos que no siempre son
alegres PERO siempre pueden ser una vía para ayudar a otros para traer esperanza o aún a
nosotros mismos al meditar en ellos.
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Si tuviésemos que exponernos a compartir de nuestra vivencia ¿Cómo nos sentiríamos al hablar
de estas cicatrices? O Si notamos que estas heridas siguen latentes y necesitamos que cicatricen
adecuadamente. La conclusión es que necesitaremos exponernos el Evangelio para evidenciar su
poder transformador.

Jesús retuvo las cicatrices de sus heridas por amor a nosotros. Por amor a aquellos que como
Tomás requirió ver aquellas manos y palpar la herida del costado traspasado para creer.
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Nada es más valioso que el testimonio de un testigo y eso es lo que Jesús nos dice que somos.

Hoy pueden ser tus cicatrices ante la observación de otros, la puerta para reflejar el poder
sanador, levantador y transformador de Cristo en tu vida.
“Tus cicatrices al servicio de Dios son poderosas”

Quizás ha sido tu vida o la mía librada de un trágico desenlace. Puedes testificar del poder sanador
de Dios.

O tal vez, han sido de aquellos matrimonios restaurados por Cristo en medio de una crisis? Pueden
aconsejar y guiar a otros.

Tuviste un evento doloroso y tal vez traumático pero encontraste consuelo a través de Cristo y él
hoy se glorifica a través de tu vida? No tengas miedo de testificar.

Dios siempre quiere usar nuestra historia de vida o el resultado de aquellas cicatrices para que
podamos alcanzar a otros.

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