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MONICION DE LA EPIFANIA DEL SEÑOR

MONICION DE ENTRADA
Bienvenidos hermanos: hoy celebramos la Epifanía del Señor. Esta fiesta nos ilumina, porque
hemos recibido el don más precioso: Jesucristo. Guiados por la estrella de nuestra fe
caminemos juntos como un solo pueblo hacia el reconocimiento de Jesús como el Salvador. De
pie entonemos el canto de entrada.

MONICION PRIMERA (Isaías 60, 1-6)


Los capítulos 56 -65 de La profecía de Isaías forman un conjunto muy complejo. Probablemente
son una colección de oráculos y sentencias, escritas a la vuelta del Destierro, la situación de
Israel es difícil. En este momento, la fe de Israel se ve sometida a una prueba muy dura, y los
ojos de los creyentes se dirigen al futuro. Atentos escuchemos

MONICION SEGUNDA (Efesios 3, 2-3. 5-6)


Conocemos de sobra la carta a los Efesios frecuentemente utilizada en la Eucaristía. En este
pasaje concreto, Pablo proclama su vocación específica como apóstol, lo esencial de su
ministerio: él siente que ha sido elegido por Dios para anunciar el Evangelio a los gentiles, a los
que no son del pueblo de Israel. Atentos escuchemos

MONICION EVANGELIO (Mateo 2, 1-12)


Para Mateo el suceso de los magos de Oriente tiene un sentido mucho más trascendente que la
pura historia: se trata de presentar a Jesús como "El definitivo", el mesías esperado, no sólo Luz
de Israel, sino Revelación definitiva de Dios para todos los Pueblos. De pie entonemos el canto
del aleluya.

MONICION DE OFERTORIO
Unidos al pan y al vino que llevamos al altar, ofrezcamos al Señor nuestro ser que él nos
transformará con su amor y su luz. Y pidámosle que nos enseñe a amar como Él nos ama

MONICION COMUNION
Todos estamos llamados a formar con Cristo un solo cuerpo. Al acercarnos a este banquete de
amor, pidamos a Dios que nos haga participes de su gracia y de su perdón

MONICION FINAL
Llenos de gozo, vayamos a difundir la luz de Cristo en un mundo que vive tan lleno de temores y
tinieblas. Que nuestro claro testimonio de cada día ayude a muchos a encontrar el camino de la
verdad y del bien.

ORACIÓN PARA COMULGAR ESPIRITUALMENTE


Jesús mío, creo que Tú estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y
deseo recibirte ahora dentro de mi alma; ya que no te puedo recibir sacramentalmente, ven a lo
menos espiritualmente a mi corazón.
Señor, no soy digno ni merezco que entres en mi pobre morada, pero di una sola palabra y mi
alma será sana, salva y perdonada. El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, guarden mi alma para la vida eterna. Amén.

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