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Importancia y Aporte de la Filosofía en América Latina

Para poder recalcar la importancia de la filosofía latinoamericana es necesario entrar un poco


en contexto acerca de lo que pasó el hombre de América Latina. El proceso doloroso de la
conquista y colonización sólo vino a ampliar la diversidad de ideas, culturas, filosofías, y hacer
nacer inquietudes novedosas y retadoras para el pensamiento filosófico; las independencias de
las colonias, a su vez, generaron nuevas formas de pensamiento producto, en gran medida, de
las clases sociales emergentes, así como de los relieves problemáticos de otras economías y
políticas. Tales dolores son los de parto de un continente cada vez más consciente de la
pluralidad de sus realidades. No hay, pues, una esencia y una identidad latinoamericana; hay
identidades e historias que se realizan en su presente desde su pasado, y caminan a un futuro
aún por definir; y quizás la manera de intercalar la memoria con un proyecto de logro de
mayor justicia que escape, a su vez, a todo cierre dogmático y totalizante, sea uno de los
mayores retos por asumir para las heterogéneas sociedades latinoamericanas.

En la filosofía, es necesario reiterar que el ser humano se caracteriza por buscar respuestas
que le permitan comprender su comportamiento e individualidad, cómo surgen y se
desarrollan los fenómenos sociales y naturales, cómo se desenvuelve la sociedad en el que se
encuentra, entre otros. Es decir, el hombre aspira a la sabiduría, la cual se vincula con el
conocimiento, el razonamiento y reflexión de la información que poseemos. A través de la
filosofía se desea vivir mejor tomando en cuenta nuestros conocimientos y experiencias. Por lo
que va empleando su capacidad de razonamiento y análisis para cuestionar una serie de dudas
como, cuál es el origen del universo y de la vida, qué se considera como el bien o el mal, qué es
la estética, la existencia, la virtud, la belleza o la ética. Esto ha conllevado al desarrollo de
diversas teorías que explican estos y muchos más cuestionamientos.

En este sentido, la importancia de la filosofía en Latinoamérica recae en que es una doctrina


que busca respuestas racionales de los principios que rigen al ser humano y la sociedad
latinoamericana, tomando en cuenta cuestiones que solo se pueden resolver considerando
aspectos que van más allá de los hechos reales. Esta postura adquiere relevancia, cuando se le
indaga a partir de las comprensiones contextuales de los anhelos de liberación y cambio
sociocultural. Por lo que se caracteriza por captar la llamada esencia de lo americano. Este
pensamiento siempre ha tendido hacia lo social y político. Las reflexiones en torno a Dios, el
alma, la muerte o el Ser, no han tenido cabida en la agenda principal de su filosofía. El largo
viaje hacia sí mismo que emprendió la reflexión desde sus comienzos, lleva al hombre a
plantearse preguntas acerca de sus condiciones de posibilidad, preguntas que han convocado
a respuestas difíciles, donde el atraso, la marginación, el mestizaje y la dependencia han
fundado una particular manera de enfrentar el quehacer filosófico.

La búsqueda de autenticidad, en unos casos fue entendida como esfuerzo de pensar


genuinamente desde nuestra América los temas de la filosofía universal, y en otros casos se
comprendió como reflexión acerca de los problemas de nuestra propia cultura e historia. En
gran parte se juega en esa interpretación la comprensión del pueblo pobre, entendido sobre
todo desde la cultura y sabiduría populares, desde la exterioridad al sistema o desde la
opresión de clase, comprendida en mayor o menor medida según la concepción marxista. Hay
quienes ponen el principio de diferenciación entre las distintas vertientes de filosofía
latinoamericana en la mediación analítica preferentemente empleada para la reflexión
filosófica desde y sobre la práctica liberadora.
Es difícil para los pensadores latinoamericanos independizarse tanto de la influencia colonial
como del pasado indígena y emerger con un pensamiento propio fruto de una identidad firme
y auténtica. La filosofía latinoamericana necesita descubrir su verdadero Ser, sin dejar de lado
su historia ni sus antepasados, porque sería como renegar de los propios padres, teniendo en
cuenta especialmente su realidad cotidiana, su ambiente natural, la aceptación del potencial
humano y sus condiciones y la elaboración de un proyecto participativo autentico. Ninguna
filosofía surgió de la nada, todas emergieron como una continuidad o por oposición a notables
pensamientos anteriores; 

La sociedad latinoamericana es racialmente mestiza como resultado sublimado de todas las


sangres, su filosofía es una síntesis de todos los ismos: empirismo, racionalismo, intuicionismo,
existencialismo, idealismo, materialismo, positivismo, marxismo. Nuestra política está al
margen del derechismo, izquierdismo, centrismo, menos extremismo que va en contra de la
naturaleza humana que es una estructura de maravilloso equilibrio, con una visión globalizada
de realismo y pragmatismo, como lo son su arte, folclore, costumbres, gastronomía y su
cultura en general. América Latina es la síntesis de la cultura universal.

Los latinoamericanos para tener una identidad propia tienen que hacerse las mismas
preguntas que se tiene que hacer un adolescente cuando deja atrás la infancia: ¿quién soy,
dónde estoy y hacia dónde voy?; porque el comportamiento del hombre latinoamericano
expresa la ambivalencia de su propio pasado y la ambigüedad de su cultura. Con respecto al
resto del mundo se siente marginado, como todo el que no tiene muy claros sus orígenes pero
que desea desesperadamente pertenecer a un grupo. Esa necesidad de Ser lo que Es, lo lleva a
adoptar modos de ser de otras culturas, con un origen, un pasado y una historia diferente. El
hombre latinoamericano, como un adolescente, quiere parecerse para poder diferenciarse. El
mundo latinoamericano se caracteriza por las riquezas de sus tierras y por la pobreza del
hombre. La abundancia que falsamente nos enorgullece, no exige ningún esfuerzo, se puede
obtener el sustento casi sin estirar la mano y también muchos se pueden morir de hambre. Sin
saberlo vivimos en un paraíso que puede transformarse en un infierno y que permanece en
buena parte sin explorar; a la espera que el hombre nuevo se ponga en marcha y se atreva a
ser adulto y dueño de su destino; porque los problemas son más sociales y morales que
económicos. Dejemos atrás la adolescencia y seamos adultos comprometiéndonos con un
proyecto que permita a todos acceder a la educación, para terminar de una vez por todas con
los excluidos de siempre, que son los que todavía tienen que luchar para hacerse un lugar.
Latinoamérica necesita unirse en una sola forma de pensar que permita al hombre
desarrollarse en plenitud y vivir en paz.

El hombre latinoamericano no ha conocido la calma, no ha tenido sosiego, no ha o no había


encontrado asidero. Es un hombre desalado, Viviendo en el hecho y en lo concreto no ha
disfrutado de tradición. Ha carecido de ella. La tradición no es lo inmodificable o lo intemporal,
lo estable o lo permanente. Por lo que el principal aporte de la filosofía latinoamericana radica
en que la filosofía desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, con una visión ética y
orientación moral que proporciona recursos para vivir mejor y también sirve para reunificar el
conocimiento en el ambiente latinoamericano. Además, dicha filosofía no sólo ha
desempeñado el papel de comprensión teórica de su respectiva época, sino de instrumento de
toma de conciencia para la actuación práctica. Sólo de esa forma es posible entender por qué
la mayoría de los pensadores latinoamericanos más prestigiosos en lugar de construir
especulativos sistemas filosóficos, han puesto su pluma al servicio de las necesidades
sociopolíticas de sus respectivos momentos históricos, y en tal sentido han adoptado una
postura más auténtica, al buscar ser parte de la solución de los problemas planteados.

Es así que un claro aporte que nos deja es la Filosofía de la Liberación, ya que nos permite
encontrarnos con una filosofía de la identidad, que nos exhorta a conocernos y aceptar
nuestro pasado histórico. En la filosofía de la liberación nos encontramos no sólo ante una
filosofía que reflexiona sobre la liberación social, política, económica, cultural, sino que,
además, tiene como propósito reintegrar el excluido, reivindicar e integrar al otro. En este
punto, la filosofía de la liberación está llamada a identificar los problemas fundamentales
planteados en la América Latina de hoy, como son la libertad, el derecho y goce social para que
los hombres puedan disfrutar en el más alto grado en el orden social y político. En suma, esta
nueva corriente de pensamiento latinoamericano es una filosofía del hombre y para el hombre
real, auténtico, que busca plantear soluciones con la finalidad de mejorar las condiciones de
vida de estos pueblos, a través de la integración de los países latinoamericanos. Es una
corriente de pensamiento que busca un desarrollo más humano, un ser humano más
consciente de sus potencialidades, de su entorno, de su realidad, de su historia y de sus
derechos y deberes como ciudadanos. Un ser humano generador de cambios en sí mismo y en
los demás, en su comunidad con miras a obtener una sociedad más analítica, consciente y
autocrítica, que busque la solución de sus problemas en lugar de esperar que otros los
solucione.
Referencias Bibliográficas.

Apel, K. O. (1995). La ética del discurso ante el desafío de la filosofía latinoamericana de la


liberación. Isegoría, (11), 108-125.

BIAGINI, H. E. (1992). La filosofía latinoamericana a partir de su historia. Suplemento de


Anuario de Estudios Americanos, Sección Historiografía y Bibliografía, 49(1), 3-45.

Fornet-Betancourt, R. (2010). De la significación de la filosofía latinoamericana para la


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Olate, M. L. M. (2019). Aportes de la filosofía intercultural latinoamericana para la gestión de la


diversidad cultural migrante en la escuela. Utopía y praxis latinoamericana: revista
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https://produccioncientificaluz.org/index.php/utopia/article/view/27557

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