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La capacidad legal de la mujer casada

Prof. Paloma Nathalie Cochon

Entorno Legal de los Negocios

Sección 03

Universidad Iberoamericana. UNIBE


Santo Domingo. República Dominicana

24-01-22
La capacidad legal de la mujer casada

Por lo que se puede entender tanto la mujer casada como soltera no eran tomadas en cuenta
en la sociedad, por ámbitos tanto laboral como social y de otras índoles. Las damas casadas
tenían más limitaciones para trabajar que las solteras como resultado de la promulgación del
matrimonio en la restricción, una promulgación que complementa la preeminencia legítima
del cónyuge. En 1855 se promulgó la Ley del Método de Gracia, cuyo contenido respecto a la
posición jurídica de las mujeres en el seno de la familia estaba incluido en el establecido por
el Código Correccional (1822 y 1848). El Código de Gracia de 1889 replicó la demostración
de la acomodación matrimonial construida por el Código Respetuoso napoleónico, contando
con la obligación de aquiescencia de la esposa al cónyuge (artesanía. 57) y su organización de
los recursos de la esposa, a menos que hubiera una estipulación expresa en sentido contrario.

A finales del siglo XIX, el contrato mercantil estaba dirigido por el Código del Respeto, pero
había otras normas legales incluidas en él que afectan al ámbito laboral, por ejemplo, la
circunstancia legal de las damas casadas, con la exigencia de autorización conyugal para
celebrar contratos (artesanía. 1.263). A ello se unía la circunstancia de que las retribuciones
de ambos compañeros eran bienes gananciales cuya organización se comparaba con la del
cónyuge. Esta imposibilidad de contratar sin autorización conyugal se reflejaba también
dentro de la capacidad legal de las damas para trabajar en el comercio, dirigida por el Código
de Comercio (1885). En concordancia con los artículos 6 y 9, la compañera requería la
autorización del marido para trabajar en el comercio, y el último parecía renegar de dicha
autorización en el momento que lo considerase oportuno.

Este tipo de control se duplicó también en el Código Laboral (1926). El artículo 4 estipulaba
que las damas casadas debían tener autorización conyugal para firmar contratos de trabajo,
pero no las damas aisladas. Lo mismo ocurría con la ley de contrato de aprendizaje (1911) -
una dirección que sería coordinada en el Código del Trabajo. El artículo 65 establecía la
necesidad de una autorización conyugal para acceder a su puesto de aprendiz, y el artículo 64
también estipulaba una autorización comparativa para que la jefa celebrará contratos con
aprendices.
A virtud de la Ley 390, en el año 1940 la discriminacion contra la mujer quedó sin efectos.
Esta Ley declara que la mujer mayor de edad, sea soltera o casada, tiene plena capacidad para
el ejercicio de todos los derechos y funciones civiles, en iguales condiciones que el hombre.
Las restricciones a la capacidad civil de la mujer, que puedan resultar del hecho del
matrimonio, no se derivarán sino de las disposiciones que la ley establece. La mujer casada
tiene la misma capacidad civil que la mujer soltera. El régimen matrimonial que adopten los
esposos no puede contener ninguna restricción a la capacidad civil de la esposa que no se
halle expresamente consignada en la ley pueda dictar expresamente en ciertos casos.

Lograr la igualdad de hombres y mujeres y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas


es el quinto objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero la realidad es que, hoy
en día las mujeres aún se enfrentan a muchas barreras, entre ellas principalmente las legales.
Las mujeres tienen limitados sus derechos por leyes que, por ejemplo, no les permiten
heredar las tierras que trabajan durante años o incluso en algunos casos llegan a necesitar el
permiso de sus maridos para poder trabajar, abrir una cuenta bancaria o solicitar un crédito.
Se trata de una discriminación legal que impide que las mujeres alcancen la misma
prosperidad económica que los hombres. Algo que les afecta en todas las esferas de su vida.

En cuanto a las restricciones que las mujeres del pasado tenían a la hora de ejercer comercio,
son adversidades que aun en el día de hoy lamentablemente se ve en muchos países, cabe
destacar que no de la misma manera o severidad que antes pero es triste ver como aun hay
partes del mundo donde las mujeres son vistas como objetos diseñados para cuidar de la casa
y producir hijos.

Una de las motivaciones que discutimos como grupo, que fueran motivación del legislador al
considerar una mujer casada incapaz para ser comerciante fue, la posesión de una mente
machista y misoginia acostumbrada a los hombre de las antiguas generaciones de este país,
ven a las mujeres como inferiores e incapaces de hacer otro trabajo que no sea ama de casa y
cuidar a sus hijos.

​La participación de las mujeres dentro del ámbito del emprendimiento no ha sido fácil, sin
embargo han sobrepasado todos los dichos obstáculos de las desigualdades que existen entre
las mujeres y los hombres. Las mujeres emprendedoras continúan siendo una minoría, aunque
existan datos como el del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), más del 53
% de pequeños y medianos negocios fueron promovidos por mujeres en el 2018. Considero
que aunque día a día estamos mejorando nuestros prejuicios del machismo, las mujeres
todavía y han tenido dificultades para emprender, por el hecho la idea de que las mujeres
estamos menos capacitadas que los hombres para dirigir nuestra propia empresa. Un
pensamiento demasiado usual en esta sociedad en la que las mujeres tienen que seguir
batallando por conseguir algunos de los derechos más básicos.

En la actualidad consideramos que existen muchos factores que tomar en cuenta a la hora de
realizar un negocio con una mujer casada, pero pensamos que uno de los más importante es
saber si esa mujer está casada con separación de bienes. A la hora de formar un negocio, se
debe saber si legalmente le toca una parte de lo construido luego del matrimonio, ya que a la
hora de un divorcio, esas acciones de un negocio con un tercero, se deben dividir con la
pareja, afectando las acciones de la tercera parte. En conclusión opinamos que antes de
realizar cualquier negocio debemos de indagar y conocer un poco más acerca de la persona
con el cual se está realizando esta práctica ya que pueden existir algunos factores legales que
nos impiden cerrar el trato.

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