IGLESIA PRESBITERIANA REFORMADA “SINAÍ”
SERMON DE DÍA DEL SEÑOR
“EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ”
OCTUBRE 31 2021
“Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío,
primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios
se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”
(Ro. 1:16-17)
Cada día la bandeja de entrada de
nuestro correo electrónico está repleta de
oportunidades de “convertirnos en algo”.
Recibimos mensajes y correos que nos
ofrecen la oportunidad de convertirnos
en:
 Amigos de alguna persona en
Facebook,
 Miembros de Netflix,
 Seguidores de algún grupo de
música o de cocina,
 Socios de alguna tienda
departamental,
 etc...
Si nosotros decidimos acceder a este tipo
de ofertas; nuestra relación con estos
grupos sería redefinida, y seriamos
claramente miembros de cada uno de
estos grupos. Sin embargo, mis amados
hermanos: Ser cristiano no es
exactamente así. No eres cristiano porque
simplemente dices que lo eres. No eres
cristiano porque tu decides serlo.
Muchas personas que vienen a la
iglesia podrían considerarse así mismos
cristianos o – al menos – dignos de la
aprobación de Cristo. Y ellos llegan a esta
conclusión por una razón: Justificación en
base a sus méritos. Significa que su
“cristianismo” lo viven “aparentando y
cumpliendo”. Por esto debemos
preguntarnos lo siguiente: ¿en qué nos
basamos para obtener un sentido de
“credibilidad personal”? Me refiero a lo
siguiente: En tu búsqueda de ser aceptado
(a) por los demás, ¿que tipo de cosas
haces? ¿Cómo buscas justificarte delante
de los demás como una persona que
califica como un buen cristiano?
Esto es muy importante por lo
siguiente: Cuando no estamos cimentados
en el Evangelio, vamos a descansar en
estas fuentes falsas de justicia para así
construir nuestra reputación y darnos
sentido de estima y valor.1
Mencionaré algunos ejemplos de algunas
fuentes falsas de justicia; tomados del
manual: La vida centrada en el Evangelio.
 UNA JUSTICIA LABORAL:
Soy una persona que trabaja
mucho y bien, así que Dios me
recompensará.
 UNA JUSTICIA FAMILIAR:
Porque “hago las cosas bien”
como padre de familia, soy más
espiritual que otros padres que no
pueden controlar a sus hijos.
 UNA JUSTICIA TEOLÓGICA:
Tengo una buena teología; Dios
me prefiere más que a aquellos
que tienen una mala teología.
 UNA JUSTICIA
INTELECTUAL: He leído más
libros, me expreso mejor, y soy
más culto que otros — lo cual,
evidentemente, me hace superior.
 UNA JUSTICIA DE
HORARIO: Soy autodisciplinado
y riguroso con mi gestión del
tiempo, lo cual me hace más
maduro que otros.
1
La vida centrada en el Evangelio. Aparentando y cumpliendo.
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“EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ”
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 UNA JUSTICIA DE LA no son tan “justos” como nosotros. Lo

FLEXIBILIDAD: En un mundo
tan ocupado, yo soy flexible y
relajado. Siempre tengo tiempo
para otros. ¡A los que no son así
debería darles vergüenza!
 UNA JUSTICIA DE LA
MISERICORDIA: Tengo
cuidado de los pobres y desvalidos
de la manera en que todos
deberían hacerlo.
 UNA JUSTICIA LEGALISTA:
Yo no bebo, ni fumo, ni juego, ni
ando con la clase de personas que
hacen estas cosas. Hoy en día hay
demasiados cristianos que no se
preocupan por la santidad.
 UNA JUSTICIA
FINANCIERA: Manejo el dinero
sabiamente y no tengo deudas. No
soy como esos cristianos
materialistas que no controlan sus
gastos.
 UNA JUSTICIA POLÍTICA: Si
realmente amas a Dios, votarás
por mi candidato.
 UNA JUSTICIA DE LA
TOLERANCIA: Tengo una
mente abierta y soy amable con
aquellos que no están de acuerdo
conmigo. De hecho, me parezco
mucho a Jesús en ese sentido.2
Estas fuentes de justicia falsa, lo que
van a hacer es desconectarnos del
poder del Evangelio. Van a llevarnos
a encontrar una justicia en lo que
hacemos en lugar de confrontarnos
honestamente con la profundidad de
nuestro pecado. Usamos estas fuentes
falsas para elevarnos a nosotros
mismos y condenar a aquellos quienes
2
La vida centrada en el Evangelio. Aparentando y cumpliendo.
grave de esto es que, encontrar
justicia en todas estas cosas nos lleva
a pecar más, y no menos.
“Porque no me avergüenzo del
evangelio...”
Pablo se sentía orgulloso y gozoso
de tener la oportunidad de predicar el
Evangelio. El Evangelio es
despreciable para el mundo, así que,
de entrada, ya el texto bíblico nos está
preparando para no avergonzarnos de
él cuando los incrédulos hagan mofa
de la fe cristiana. Porque: ¿qué es el
Evangelio? El Evangelio es: la
revelación que Dios hace de Sí mismo
en Cristo al hombre y, el Señor nos lo
presenta a manera de verdad.
Así que, Pablo no se avergüenza
de este Evangelio porque:
“…es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree
…”
Amados hermanos: El Evangelio
revela el poder de salvación de Dios.
No hay ejercito en el mundo entero
que iguale su poder al poder de Dios
para salvar al más vil pecador. El
evangelio salva.
Salva al pecador:
 De las consecuencias del pecado:
- culpa (Ef. 1:7; Col. 1:14)
- esclavitud (Ro. 7:24,25; Gá.5:
1)
 Del castigo:
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- de la ira de Dios (Ef. 2:12) El
infierno es estar toda la eternidad
en la presencia de un Dios airado.
- muerte eterna (Ef. 2:5,6) ¿Qué
es? En síntesis: el Infierno.
Amados hermanos: El Evangelio es poder
de Dios porque lleva al pecador a: Un
estado de justicia, santidad, libertad. A la
bienaventuranza de: la comunión con
Dios, el amor de Dios derramado en su
corazón, la vida eterna.
Por tanto: Aquellos que rehúyen la
predicación, van a rechazar
deliberadamente el poder de Dios. Una
persona puede estar aquí en la iglesia, es
más, ser miembro en plena comunión de
esta iglesia local, escuchar domingo tras
domingo con sus oídos el mensaje del
Evangelio, pero no escucharlo con su
corazón. Así que, el Evangelio no opera
eficazmente en todos, sino solamente
cuando el Espíritu Santo, va a iluminar
los corazones. Por eso lo siguiente:
“...a todo aquel que cree…”
A toda persona que, sin importar raza,
nacionalidad, edad, sexo, rango social,
nivel de educación o cultura. Todo aquel
que pone en acción su fe. Dios no cree
por nosotros. Él por medio del Espíritu
Santo pone la fe inicial en nosotros, pero
nosotros creemos en el Evangelio.
Por ejemplo:
1. Adán es llamado por Dios. El
cree en la promesa del
Evangelio (Génesis 3:9-10;
15) Por medio del
llamamiento Eficaz, Dios pone
fe en nosotros.
2. Pablo es llamado por medio de
la predicación de Esteban. Y
la confirmación de este
llamamiento es la aparición de
Jesús camino a Damasco.
La fe es un don de Dios, pero Él no cree
por nosotros.
“Porque en el evangelio la justicia
de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por
la fe vivirá.”
Para que alguien pueda estar o venir a
la presencia de Dios, tiene que ser una
persona ‘Justa’, y cuando nos referimos a
una persona ‘justa’ queremos decir:
‘alguien moralmente perfecto’. Decimos
que alguien es ‘justificado’ ante los ojos
de Dios, cuando el Señor le ha declarado
‘no culpable’ y ‘aceptable’ ante su
presencia. Significa que, una persona para
poder estar ante la misma presencia de
Dios tiene que obedecer perfectamente
‘toda’ la ley de Dios, lo que significa que
si yo quiero estar en el deleite de disfrutar
la presencia de Dios, tengo que cumplir
de A a Z todos los mandamientos del
Señor. En verdad esto suena imposible,
sobre todo cuando leemos que el
diagnostico de Dios para el hombre es el
siguiente:
Génesis 6,5 “Y vio Jehová que la maldad
de los hombres era mucha en la tierra, y
que todo designio de los pensamientos
del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal.”
Entonces es imposible que el hombre por
sí mismo desee cumplir con la voluntad
de Dios ya que su corazón esta inclinado
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a practicar la maldad. Otro pasaje que nos
habla de la depravación radical del
hombre es Job 15,14-16:
“¿Qué cosa es el hombre para
que sea limpio, Y para que se
justifique el nacido de mujer? 15
He aquí, en sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son limpios
delante de sus ojos; 16 ¿Cuánto
menos el hombre abominable y
vil, Que bebe la iniquidad como
agua?”
Entonces el ser humano tiene sed de
maldad, no sed de Dios.
Por tanto, es imposible que el hombre sea
justificado por sí mismo ante Dios por sus
propios méritos. Entonces ¿Esta el
hombre sin oportunidad de justificarse
ante Dios? Nuevamente veamos el libro
de Job 14,5: “¿Quién hará limpio a lo
inmundo? - Job da la respuesta a esta
pregunta diciendo - : Nadie.” Nadie
puede Justificar o limpiar el corazón
perverso del hombre, por tanto, el ser
humano no tiene ninguna posibilidad por
sí mismo de ser justificado ante los ojos
de Dios. Pero, por su corazón perverso, el
hombre siempre ha buscado maneras de
justificarse ante Dios.
Teniendo todo esto en cuenta, llegamos a
una sola conclusión: EL HOMBRE ESTÁ
PERDIDO, PERDIDO, PERDIDO. No
hay ninguna posibilidad de salvación para
él. ¡En verdad amados hermanos, fuera de
lo que Dios ha decretado para nuestra
salvación, no hay ninguna posibilidad de
salvarse.
Entonces, cuando todo se mira oscuro, y
sin esperanza, respecto a nuestra
salvación. Se manifiesta un rayo de luz,
que revive la esperanza.
Romanos 3,21 “Pero ahora, aparte de la
ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas;
22 la justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo, para todos los que creen en
él.”
Dios es quién viene al rescate de su
pueblo. Él es quien actúa con
benevolencia, y salva a los que se habían
hecho indignos de ser salvados. ¿Por qué
hizo esto? Es algo que nunca llegaremos a
entender plenamente. Pero por ser Dios,
Él lo hace, sin que nadie le cuestione, y
sin sacrificar su justicia ni retirar la
demanda de la ley. O sea, Dios jamás
actuará injustamente al salvar a impíos no
merecedores de ser declarados justos.
Para Nuestra Espiritualidad:
¡Como luchó Martín Lutero con el
concepto de justicia! Como le
preocupaba. Hasta que un día, fue
iluminado por el Espíritu Santo, y la
Palabra fue clara a sus ojos y
pensamiento. Lutero se dio cuenta que
este texto no habla de la justicia
retributiva de Dios sino de la justicia de
Cristo imputada a favor del pecador, solo
por la gracia soberana del Señor Dios. Y
que esta justicia, no la apropiamos por
medio de la fe que nos es dada por Él
mismo.
Entonces, la idea del texto (Ro. 1:17)
es la siguiente: No podemos justificarnos
ante Dios, por nuestro pecado. Ninguna
obra nuestra, por más excelsa que sea
puede librarnos del infierno. Aunque
seamos fieles al Señor, aunque así,
entreguemos nuestra vida al Evangelio
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podemos adquirir el ser declarados sin

culpa de nuestro pecado ante Dios.
Solamente la fe en Cristo es suficiente.
Cristo vino al mundo, y vivió
perfectamente por aquellos que
‘depositan’ su fe en Él. Su obediencia
perfecta, es depositada a tu cuenta. Y esto
es gratuitamente. ¡Ven a Cristo en
arrepentimiento y fe ! y serás salvo por
gracia, por medio de la fe en aquel que se
hizo carne, vivió, sufrió, murió, y
resucitó, por ti. Amen.