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Cantar de los Cantares

Un soliloquio onírico
Cantares 3:1-5

Recordemos un poquito que trata el libro de Cantares: La historia que leemos en el


Cantar es una historia de amor fiel y apasionado. La historia de un amor pactual. Una joven
campesina, enamorada de su esposo, un humilde pastorcillo, ha sido “RAPTADA” de su
hogar, y llevada a la corte del rey Salomón para que se convierta en otra de sus esposas. Un
día, mientras ella cuidaba los campos de su familia, la miró el rey y la deseó para su harén
(cf. 6:11-12) Le ordenó a su general, Aminadab, que la llevara a Jerusalén, y la preparara
para que ella esté en su harén. La historia inicia cuando ella es introducida en el harén y las
mujeres que ya vivían allí le empiezan a hablar.

El libro nos presenta al rey Salomón como a un experto en piropos; como a un


hombre que es experto en seducción. El cual intenta seducir a la joven campesina, pero no
logra tener ningún éxito en todos sus intentos, ya que la Sulamita ha hecho votos con su
amado pastor, y el amor de los dos es uno que es fiel y apasionado, un amor de pacto.
Las demás mujeres que se encuentran en aquel lugar no logran entender el tipo de amor
que hay en la joven, porque realmente ellas nunca han estado enamoradas, nunca han
conocido al verdadero amor, así que, la burla cruel provocada por la envidia por parte de
ellas para con la Sulamita, se deja ver en el texto (cf. 1:8). Las mujercillas no pueden
entender porque la joven rechaza las atenciones del rey y se mantiene fiel a su esposo; pese
a que él no está cerca de ella. Repetimos: Es que ellas nunca han estado enamoradas.

Tal como fue la Sulamita, Dios quiere que su Iglesia sea. Nuestra relación con Dios
es la de un amor pactual. El mundo intenta con todo, seducirte, amado hermano (a).
El libro de Cantares, nos recuerda el valor que los elegidos deben darle al pacto de Dios.
El amor es más fuerte que la muerte que, aunque los placeres mundanos, el estatus, la
riqueza, nos quieran seducir, y nosotros deseemos ir en pos de ellos, Dios por su gracia y
fidelidad a su Pacto, no nos dejará ir a donde deseamos, y pecar como deseamos, sino que
su poder nos regresará siempre a Él en arrepentimiento, porque nos ha puesto Su marca, y
somos de nuestro amado, y nuestro amado es nuestro.

1. Recuerdos y esperanzas de la Sulamita. (v1)


Al comenzar el capítulo 3 la Sulamita expresa sus sentimientos en una mezcla de
recuerdos y esperanzas, estando ella consiente de su realidad. Recordemos que ella se
encuentra, sin su consentimiento (fue raptada), en el palacio de las mujeres de Salomón.
Ella no se siente parte del harén, se siente como un adorno en el palacio, nada más.
El rey Salomón ha presionado tanto a la Sulamita, con piropos, regalos lujosos,
perfumes costosos y finos, sin ningún resultado. Ella ha permanecido fiel al amor por su
esposo. Pero, ha sido tanta esta presión que ella ha experimentado que, nuevamente
imagina que sale del harén en busca de su novio/esposo, y lo encuentra.
Esto solamente va a expresar la soledad que ella ha estado experimentando lejos de su
esposo y de su hogar. Este sentimiento de soledad lo va expresar con una imagen muy
concreta: “Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué, y no lo
hallé”. (3:1) En algún momento – aquellos que estamos casados – hemos experimentado
algo semejante: se despierta y el cónyuge no está. Experimentamos sentimientos de
preocupación. ¿Qué estamos expresando al preocuparnos que el conyuge no está cuando le
buscamos en nuestra cama, por la noche? El amor profundo que sentimos por él. El texto
nos enseña la causa de este sentimiento en el corazón de la Sulamita:  “...busqué en mi
lecho al que ama mi alma...” Con esta expresión, ella está manifestando el profundo amor
que siente por su amado esposo, pero él no está presente: “lo busqué, y no lo hallé”. Con
estas palabras, ella está voluntariamente reconociento el amor que siente hacia su
novio/esposo ¿Qué significa esto? Ella esta expresando que es fiel al compromiso con su
esposo ¿En que sentido? El esposo no estaba presente, en un sentido ella tenia la libertad de
seder a la tentación de caer en los cortejos de otro hombre. ¿Pero que hace ella? Resiste
firmemente a todas las atenciones, y piropos de Salomón ¿cómo lo hace? Recordando el
amor por su esposo, el compromiso. Y ella sabe que el amor que siente por su
novio/esposo, es correspondido, ella se sabe amada.

Cristo vino a dar su vida por su esposa (la iglesia). Cristo es su cabeza y ella su cuerpo.
Ahora sabe quién es su cabeza y voluntariamente se sujeta a Él. La iglesia vive en este
mundo caído como esposa de Cristo. La iglesia, como esposa de Cristo vive fielmente
(santidad) a Cristo, por la relación de pacto que los une.

2. La Sulamita se habla a ella misma. (v2)


En su ensoñación, la Sulamita se habla y ella misma se dice: “me levantaré” (v2) En su
imaginación sale a buscar a su amado por la ciudad, por las calles y por las plazas.
Nuevamente – en el versículo 2 – va a repetir su reconocimiento voluntario del amor hacia
su novio/esposo: “Buscaré al que ama mi alma...”. La busqueda imaginaria, por su amado,
se intensifica, al punto que pregunta a los guardas si han visto “al que ama mi alma”.
Un argumento que fundamenta que la busqueda del novio/esposo, por parte de la
Sulamita, es imaginaria, o sea, que esta en la mente de ella nada más, es el que texto mismo
nos dice: Ella sale a buscarlo por la noche, en la ciudad. En la vida real ella no andaría en la
ciudad de noche y, si lo hiciera, daría a los guardas una descripción de su amado más
adecuada, no solamente: “al que ama mi alma”.

3. La sulamita en su onírico sueño, encuentra a su amado. (Vv 3-


4)
En su imaginación la Sulamita encuentra a su mado y lo abraza, y lo lleva a su casa.
Entonces, una costumbre nupcial sale a la luz en la mente de ella: “Apenas hube pasado de
ellos un poco, hallé luego al que ama mi alma; lo así, y no lo dejé, hasta que lo metí en casa
de mi madre, y en la cámara de la que me dio a luz. En las costumbres nupciales – de
recién casados – de su tiempo; los recien casados tienen el honor de usar la alcoba de sus
padres, donde la novia misma fue concebida. Esto era porque, en una cultura, como la
hebrea, donde los niños eran muy deseados y apreciados se esperaba que una nueva
concepción se lograra en dicha alcoba.

4. La Sulamita se dirige nuevamente a las esposas del rey. (v5)


El versiculo 5 dice: “Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las
ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera”. Al leer el
versiculo, estamos obligados a pensar que la Sulamita está en presencia de las mujercillas
en el Haren, pero perdida en sus propios pensamientos, aunque a la vez está conciente de
dónde se encuentra. Ella – la Sulamita – vuelve a enseñar a las mujeres de Salamón, sobre
el amor. Recordemos que ellas no saben lo que es el amor, creen estar enamoradas, pero no,
porque en realidad nunca lo han estado. Pero, ella, la Sulamita, la menos experimentada,
según el pensamiento de las mujeres en el haren, repite la enseñanza que les había dado
antes (cf. 2:7)

– recordemos que estas palabras, son un estribillo en el libro, y se repite tres veces en el.
Este estribillo va a dividir los tres actos que forman el libro de Cantares, pero la esencia de
la enseñanza de estas palabras es que la pasión no debe confundirse con el amor. –

Para Nuestra Espiritualidad:


Cristo vino a dar su vida por su esposa (la iglesia). Cristo es su cabeza y ella su cuerpo.
Ahora sabe quién es su cabeza y voluntariamente se sujeta a Él. La iglesia vive en este
mundo caído como esposa de Cristo. La iglesia, como esposa de Cristo vive fielmente
(santidad) a Cristo, por la relación de pacto que los une. Por tanto, cuidemos de no
confundir la pasión con el amor.

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