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La epístola del apóstol Pablo a los Gálatas

Autor: El apóstol Pablo.

¿Quién es el apóstol Pablo?


 Hombre judío (Hechos. 21:39; 1 Cort. 10:1; Romanos. 4:1; 9:3; 1 Cort. 16:8)
 De la descendencia de Abraham (Romanos. 11:1)
 Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreos de hebreos, en
cuanto a ley fariseo, en cuanto a justicia que es en la ley irreprensible (Filp. 3:5-6; Juan. 16:2)
 Un ciudadano romano (Hechos. 16:37; 22:27; 25:10-11). De Tarso en Cilicia (Hechos. 21:39).
Ubicada al sudeste de Asia Menor (la Turquía moderna), importante centro comercial, notoria
por su manufactura en fieltro de pelo de cabra. Poseía universidad, pero es poco probable que
Saulo haya asistido a ella.
 Recibió la mejor educación de los judíos (Hechos. 22:3. Los fariseos enseñaban que la Ley oral
(o la tradición) era igual a la Palabra escrita (Mateo. 15:3,6). Pablo defendía la fe judía antes
que se convirtiera en un defensor de la fe cristiana.
 Trabajaba bajo autoridad (Hechos. 22:5; Gálatas. 1:1)
 ¿Conoció a Jesús antes de su resurrección? Es poco probable. Lo más probable es que
estuviera en Cilicia durante el ministerio de Jesús.
 ¿Estaba Dios trabajando en su vida antes de su encuentro con el Cristo resucitado?
- Gamaliel aconsejó al sanedrín abandonar la persecución (Hechos. 5:33-40)
- Un gran número de sacerdotes volvió a Cristo (Hechos. 6:7)
- El ministerio de y el martirio de Esteban (Hechos 6:8 vs. 1Co. 1:22; Hechos. 6:9-15, 7:58)
 Apóstol de Jesucristo. Después de su conversión se fue a Arabia y luego a Damasco (Gálatas.
1:17-18), en Arabia tuvo oportunidad de orar, reflexionar y revisar nuevamente las Escrituras.
Predicó a las sinagogas de Damasco (Hechos. 9:20-25)
Luego de una breve visita a Jerusalén para presentarse ante los apóstoles (Hechos. 9:26-27)
fue enviado a Siria y Cilicia (9:30) donde ministró cerca de 10 años (Gálatas. 1:21-23). Luego
Bernabé lo trajo a Antioquía de Siria, tercera ciudad más grande del imperio romano, estaba
destinada a convertirse en el eje del alcance misionero mundial al permitir mayor tolerancia en
las diferencias raciales y religiosas que Jerusalén. Allí inició el ministerio misionero de la iglesia
(Hechos. 13:1-3).

Tema Principal: Cristo nos hace libres de la esclavitud de la Ley. La

Tono o Estilo: Apologético y Polémico (La apologética, en teología y literatura, consiste en


la defensa de la fe conforme a una posición o punto de vista. La palabra apologética proviene del
griego apología, que designa la posición de defensa militar contra un ataque)

Lugar y Fecha: Pablo redactó la Epístola a los Gálatas probablemente en Corinto, entre los años 49
y 50 d.C.

Destinatarios: Las iglesias en Galacia, un distrito de Asia Menor, cuyos límites no se han


determinado con seguridad.

Galacia: Era una región que cubría gran parte de la zona central del Asia Menor, y que desde el
Siglo I a.C. estaba anexada al Imperio romano con la categoría de «provincia». Poblaban entonces
Galacia los descendientes de antiguas tribus celtas (o «galas», de donde procede el nombre del
país) que tres siglos antes habían emigrado desde el centro de Europa. Llegadas algunas de ellas
hasta Asia Menor, se establecieron y luego se extendieron poco a poco por los amplios territorios
comprendidos en los límites de la Turquía actual.
Fuera de la epístola, únicamente cinco veces se menciona a Galacia en el Nuevo Testamento
(Hechos 16:6; 18:23; 1 Cort. 16:1; 2 Timoteo 4:10; 1 Pedro 1:1). Sin embargo, a pesar de esta
escasez de noticias, es evidente la importancia que tuvo para la historia de la iglesia. Sabemos, por
el testimonio personal de Pablo, que él anunció allí a Jesucristo (4.13), y no cabe duda de que
también fundó un cierto número de pequeñas comunidades cristianas dispersas a lo largo y ancho
de la provincia.
Para esas iglesias redactó la epístola. Pero no en particular para una sola y determinada, sino
para las de Galacia en general (1.2), formadas por creyentes que, en su mayoría o, posiblemente, en
su totalidad, procedían del paganismo (4.8).

Propósito:
Los creyentes de Galacia mostraron al principio una gran satisfacción a causa del evangelio; y
durante un tiempo habían vivido su fe cristiana con la misma alegría y confianza con que también
habían acogido la presencia del apóstol (4:13–15). Pero, no mucho después, pareció enfriarse aquel
primer gozo y fervor (5:7), lo que coincidió con la aparición entre ellos de serios problemas
doctrinales. Por eso, Pablo se sintió movido a escribir esta carta, en la que, por una parte, reprocha
la frágil fe de los gálatas y, por otra, denuncia las actividades de ciertos «falsos hermanos que se
habían introducido entre nosotros a escondidas, para espiar nuestra libertad la que tenemos en
Cristo Jesús» (2:4).
Con esas y otras duras expresiones (1:8–9; 5.10, 12; 6:12–13) se refiere a algunos grupos de
origen judío que recorrían iglesias recién formadas y las trastornaban con enseñanzas ajenas y aun
opuestas al evangelio, y que, además, atacaban su autoridad y la legitimidad de su apostolado
(1:10–12).
Aquellos a quienes Pablo tacha de «falsos hermanos» intentaban convencer a los gálatas de que
el evangelio de Jesucristo, para ser perfecto, tenía que seguir sometido a la ley de Moisés y
mantener en vigor determinadas prácticas propias del judaísmo, de manera muy especial la
circuncisión (3.11–14; 5.1–6; 6.12–13). Eran, pues, judaizantes, quienes, pretendiendo perpetuar la
vigencia de normas que en Cristo habían quedado superadas, impulsaban a los creyentes a
apartarse de «la verdad del evangelio» (2.5), que es fundamento de «la libertad con que Cristo nos
hizo libres» (5:1).
Pablo advirtió en seguida lo serio del peligro que corrían las congregaciones cristianas visitadas por
los judaizantes. Comprendió que se trataba de un peligro real, que afectaba a cuestiones básicas
para la fe y la vida de la iglesia y que venía a perturbar el sentido del evangelio único (1:7–10) de la
salvación por Cristo.
En si podemos resumir que la carta lleva como propósito:
1. Defender su autoridad apostólica.
2. Ratificarles el mensaje de la cruz que es por gracia.
3. Contrarrestar la enseñanza sincretista. ( Ley + Gracia )

Contenido y estructura
La Epístola a los Gálatas está temáticamente relacionada con romanos. Comienza con una
presentación del asunto de que va a tratar (1:1–10) y, contrariamente a lo acostumbrado por Pablo,
no contiene acción de gracias ni expresión alguna que dé testimonio de un sentimiento de gozoso
afecto. Consta simplemente de un escueto encabezamiento y unas palabras de bendición y
doxología seguidas del enunciado principal de la carta: No hay más evangelio que el de Jesucristo.
La epístola está dividida en tres secciones:
En la primera (1.11–2.21). Pablo defiende la autenticidad del mensaje evangélico que había
predicado en las iglesias de Galacia (Defensa del evangelio). De este modo reivindica la legitimidad
de su labor de apóstol llamado y enviado por Dios a anunciar a Jesucristo entre los gentiles (1.15–
16). Refiere también algunos aspectos de su vida y conducta: su anterior fanatismo judío, que le
llevó a perseguir «sobremanera a la iglesia de Dios» (1:13–14); el reconocimiento de su ministerio
por parte de los apóstoles de Jerusalén (2.1–9), y su enfrentamiento con Pedro en Antioquía de Siria
(2.11–14). Finalmente, pone de relieve el valor de la fe, por la cual Dios justifica al pecador (2:15–
21).
La segunda sección (3.1–5.12). Comienza con una amonestación a quienes habían caído en la
trampa del cumplimiento externo de la Ley y menospreciaban así la gracia de Dios (Explicación del
evangelio). Sigue una consideración acerca de la fe de Abraham (3.6), de cómo la bendición y las
promesas que Dios le hizo alcanzan a los gentiles (3:14, 28–29), y de cuál es la vigencia actual de la
ley mosaica (3:19–24; 4.1–7). El resto de la sección (4:8–5.12) es una invitación a permanecer
«firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres» (5:1).
La tercera parte de la epístola (5.13–6.10). Consiste en una exhortación a hacer buen uso de esa
misma libertad, la cual debe configurar la vida del cristiano conforme a la norma del amor: servirse
«por amor los unos a los otros» (Aplicación del evangelio) y sobrellevar «los unos las cargas de los
otros» (6:2). Esta es la ley de Cristo (6:2) y el camino por donde el Espíritu de Dios conduce a la
iglesia (5:16–18, 25). En esta sección se incluye el catálogo de vicios y virtudes mejor conocido
como "las obras de la carne y el fruto del Espíritu".
La conclusión de la epístola incluye algunas observaciones a modo de resumen (6:12–17), una nota
de Pablo escrita de su propio puño y letra (6:11) y una breve bendición final (6:18).

Gálatas 1:1-2:14
Introducción. Ocasión de la epístola. Autoridad apostólica de Pablo

El Origen del Evangelio: El evangelio es de origen divino, no humano, y por lo tanto es


independiente. 
 Pablo introduce su salutación diciendo que es apóstol, no de hombres ni por hombre, sino por
Jesucristo y por el Padre. Desde su salutación, les habla de gracia, y de la obra de Jesucristo
quien se dio a sí mismo por nuestros pecados.
 Les manifiesta su asombro de que tan pronto hayan escuchado un evangelio diferente del
verdadero, y declara maldito al que anuncie un evangelio que no sea el que Jesucristo le
encomendó.
 Les demuestra por su biografía que tanto su autoridad apostólica como el mensaje del
evangelio le fue dado directamente de Jesucristo, y que todos los apóstoles estaban de
acuerdo con él, y que incluso tuvo que amonestar públicamente a Pedro porque en una
ocasión cayó en hipocresía (arrastrando a Bernabé) judaizando a los gentiles cuando él
mismo siendo judío no vivía como judío sino como cristiano.

Gálatas 2:15-4:31
La verdad del Evangelio. El propósito de la Ley

I. La verdad del Evangelio


Del discurso referente a la vacilación de Pedro, salta una declaración (2:15-21) tocante a la
verdad de la justificación del pecador por la fe en Cristo aparte de las obras de la Ley. Cuando Pablo
dice: “nosotros judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles”, quiere decir que aunque
ellos no son pecadores de la misma naturaleza de los gentiles, sin duda son pecadores (esto se
explica ampliamente en Romanos. 1 y 2; 2:23,28-29).
Explica que la justicia que es en la Ley, no justifica delante de Dios. Por eso nosotros, los judíos
buscamos ser justificados por la fe en Cristo, al igual que los gentiles, teniendo por basura nuestra
propia justicia (Filip. 3:8).
Pues bien, existen dos maneras de ser justificado:
1. Una exterior, a raíz de las obras, proveniente las propias fuerzas. A este tipo pertenecen las
justicias humanas, adquiridas por el hábito (practicando lo que es justo se llega a ser justo). Tal
justicia es fingida, hermosa a la vista, temporal, humana (Jeremías. 2:13)
2. La segunda, es la justificación desde dentro, por la fe, por la gracia. Esta justificación no es otra
cosa que la invocación del nombre de Dios que es misericordia, verdad, justicia, poder, sabiduría y
una acusación dirigida contra nuestro propio nombre (Lucas. 18:13-14; Salmos. 116:11)
El apóstol Pablo caracteriza ambas justicias, rechazando la primera para abrazar la segunda. La
Ley es buena y santa pues fue Dios mismo quien la implantó, pero no son las obras las que
producen el cumplimiento de la Ley, sino que es el cumplimiento de la Ley el que produce las obras.

La perfección no es por legalismo, vista por el interrogatorio paulino (3:1-5)


Pablo pregunta a los gálatas si por el camino de la carne van a perfeccionarse o llevar a cabo lo
que habían comenzado por el camino del Espíritu; es decir, que habiendo comenzado por la obra de
Dios, que es la imputación de la justicia por el camino del Espíritu Santo, ¿iban ahora hacia la
perfección (santificación) por un sistema diferente, por el camino de obras de la Ley (legalismo)?

La perfección no es por legalismo, vista por las pruebas de las Sagradas Escrituras (3:6-18)
 1era Prueba (vv. 6-7): Cita Génesis. 15:6. Los que son de la naturaleza de la fe, estos son hijos de
Dios.
 2da Prueba (vv. 8-9): Cita Génesis. 12:3. Ya Dios había trazado su plan de justificar al mundo
entero (Jeremías. 4:2)
 3era Prueba (v. 10): Maldita la persona que depende del legalismo para su perfección (Deut.
27:26). Se refiere a la manera jactanciosa de guardar la Ley señalando su propia justicia, la cual es
totalmente distinta de la justicia que es por la fe.
 4ta Prueba (v. 11): Cita Hab. 2:4. Por el legalismo ninguno se justifica para con Dios
 5ta Prueba (v. 12): Cita Lev. 18:5b. Dios estableció el camino de fe como la actitud que debe
asumir cada creyente para hacer las obras de la Ley.
 6ta Prueba (v. 13): Cita Deut. 21:23b. quiere decir maldito todo aquel que toma el jactancioso
camino del legalismo y no el de la actitud de total dependencia de Dios, el cual da poder para
cumplir. Cristo realizó una obra sustitutiva (Rom. 3:24) al ser maldito por nosotros.
 7ma Prueba (vv. 14-18): En Génesis. 12:7 “y a tu simiente” indica sobre quiénes iba a reposar la
bendición o la imputación de la justicia: los que son de la fe de Abraham. En la fe de Abraham se
incorpora la redención de la maldición (v. 14) y la recepción del Espíritu. La promesa es anterior a la
Ley, por lo tanto no se puedo hacer nada para obtenerla, es por gracia.

II. El propósito de la Ley


Las citas de 3:6 al 4:9 se presentaron con el fin de mostrar que la Ley no tenía propósito alguna
de justificar o perfeccionar, solamente el de reglamentar la vida, en primera instancia, y el de señalar
lo que es el pecado.
La frase “hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa” no debe entenderse
como referente a la venida de Cristo en la carne, sino a los de cualquier época que llegan a ser
simiente porque la Ley, haciendo su obra, los ha llevado a Cristo, sea antes o después de la cruz,
pues es una sola simiente.
Por otro lado, la Ley fue ordenada por medio de ángeles mediante un mediador, indicando así
que el testamento otorgado a Abraham es superior al otorgado a Moisés ya que no había necesidad
de intermediarios entre Dios y Abraham.
Tal como lo expresa en Romanos. 5:20, el apóstol hace referencia al papel que tiene la Ley de
incrementar el sentido de pecado. Sin embargo, es la malinterpretación de la Ley lo que trae la
maldición, sin decir que la Ley concreta es mala en sí. Pero “venida la fe” que perfecciona, la fe que
es capaz de librar al creyente del ayo que le ha hecho volver a un sistema que no podía librar del
yugo del pecado.
Luego, el propósito de enviar el Hijo era: redimir a los que están bajo la Ley (camino legalista
de justicia) y proveer el derecho de entrar en todos los privilegios de un hijo mayor de edad
(Romanos. 8:15), puesto que la condición de niño heredero no difiere en nada de un esclavo. El
motivo de la ilustración es hacerles recordar de donde habían venido (observancias ceremoniales y
ritos de la religión pagana)

Advertencia a no mantenerse en la relación anterior (4:10-31)


En vista del peligro del alejamiento de la gracia de Dios por parte de los cristianos gentiles de
Galacia, Pablo expresa su sentir, a manera de temor personal, de que hubiera trabajado en vano con
ellos. Les exhorta a que sigan siendo como él es, que por decirles la verdad no es su enemigo.
En el v. 18 Pablo declara que es bueno ser celoso de lo bueno. Luego, en el v. 21 les hace una
advertencia a mantener la relación que asegura la libertad de la esclavitud del legalismo.
La alegoría entre Sara y Agar destaca que Abraham tuvo dos hijos (privando el aspecto de
herencia más que la relación paternal). Los hijos de la esclavitud (los judaizantes) y los libres (los
que rechazan el legalismo como método de perfección).

5:1-6:18
La libertad cristiana. Resumen y Bendición Final

En esencia, el mensaje de Pablo a los Gálatas es que Cristo nos libera de la esclavitud de la
Ley no para complacer nuestros deseos egoístas sino para capacitarnos para vivir una vida piadosa.
El Espíritu produce en nosotros cualidades semejantes a las de Cristo para que podamos vivir
victoriosamente (6:10).

Libertad en Cristo (5:1)


Anteriormente, Pablo comparó a la ley con el ayo o supervisor de un niño, alguien que dirige, y
la comparó con una mujer esclava (3:24-25; 4:2,22). Ahora el compara la ley con un “yugo de
esclavitud”. Mientras los judíos de aquellos días consideraban admirable el tomar el “yugo” de la ley,
Pablo lo considera abominable porque esclaviza (Hch. 15:10). En sus esfuerzos por ganar el favor de
Dios por medio de la observancia de la ley, los gálatas estaban en peligro de enredarse en las
rigurosas demandas de la ley. Cristo, por otra parte vino a libertar a los cautivos. Nuestra libertad
comienza en el momento que recibimos a Cristo como salvador (Ro. 6:6,14; 8:1-2)

La circuncisión o Cristo (5:2-6)


Los judíos tenían la circuncisión en alta estima. Pablo advierte a los Gálatas de los adversos
efectos de quitar su confianza de Cristo para ponerla en la circuncisión. Pablo protesta la visión
errónea de que la circuncisión es necesaria para la salvación; puesto que cualquier requerimiento a
la obra redentora de Cristo, la invalida. La circuncisión no es un acto independiente, sino que es el
primer paso de sumisión al sistema entero. Lo que conduce eventualmente al fracaso porque nadie
puede guardar completamente la ley (St. 2:10).
Para quienes creen, “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado”. La fe opera por el principio de amor, expresada en el sacrificio de Cristo.
Pablo insta a los gálatas a vivir por la fe y en amor.

Falsos maestros (5:7-12)


A partir de este pasaje podemos identificar seis rasgos de los falsos maestros: Obstruyen la
verdad (5:7); no son de Dios (5:8); corrompen a los creyentes (5:9); sufrirán el fruto de sus actos
(5:10); persiguen a los verdaderos maestros (5:11); y ellos deberían mutilarse (5:12).

Servir en amor (5:13-15)


El Espíritu Santo y el amor divino son dos fuerzas que dan dirección a la vida del creyente.
Cuando recibimos a Cristo como Salvador, el Espíritu produce un cambio interno en nosotros,
otorgándonos poder para vivir una vida moral. El legalismo y el libertinaje de la misma manera han
malentendido la libertad porque no han considerado la obra transformadora y capacitadora del
Espíritu. Esta es la base del argumento moral de Pablo.

La vida en el Espíritu (5:16-26)


Ser guiado por el Espíritu es obedecer lo que usted ve y oye que la Palabra en el interior de su
corazón le ordena a usted a hacer y hablar; cuando usted está obedeciendo completamente el
Espíritu, la fe ha llegado.
Todos los hombres hacen obras de la carne porque sus corazones están contaminados hasta
que hayan sido crucificados en la cruz interna de la negación propia. El principio para nosotros es,
pues, andar, o vivir controlados por el Espíritu. Si así lo hacemos, no satisfaremos los deseos de
nuestra naturaleza humana, mucho de los cuales no son inmorales, pero se refieren a la parte
puramente humana. Hay muchas cosas que en sí mismas no son malas, pero pueden llegar a
obsesionarnos y controlar nuestra vida de manera que ocupan el lugar de las cosas espirituales.
En contraste con las obras de la carne se introduce el fruto del Espíritu (vs. 22-23). La palabra
fruto es singular y sugiere nueve cualidades que existen como una unidad.

Hacer bien a todos a todos (6:1-18)


El cristiano está llamado a ser solidario con los problemas de sus hermanos. La "ley de Cristo"
es la ley del amor. Debido a que cada uno entregará cuentas a Dios por sus actos de manera
individual, es responsabilidad de cada cristiano examinar sus acciones en base a la Palabra de Dios,
y no comparándose a los demás. Considerarse buenos cristianos tomando como referencia la
conducta de otros cristianos puede llegar a convertirse en un terrible engaño. El parámetro debe ser
siempre la Palabra de Dios, y la obediencia a la misma determinará el buen estado espiritual de cada
creyente. Las obras deben someterse a prueba a la luz de la Biblia, y no en base a lo que hacen o lo
que no hacen los demás, porque Dios evalúa a cada persona individualmente, sin importar lo que
hacen o dejan de hacer las otras personas.
Todos aquellos que no depositen sus expectativas de salvación en la circuncisión ni en la Ley,
sino en Jesucristo, y que hayan nacido de nuevo, son el Israel de Dios, es decir, los herederos de las
promesas o la descendencia espiritual de Abraham.
Esta es una manera tradicional de Pablo al despedirse en sus cartas, deseando a los cristianos
la gracia, amor o benevolencia de Dios sobre sus vidas. El cierre de su carta es con el poderoso
"Amén".
Introducción a Romanos

La literatura epistolar del Nuevo Testamento: Veintiuno de los veintisiete libros que forman el Nuevo
Testamento pertenecen al género epistolar. Son cartas escritas con el fin de dirigir, aconsejar e instruir en sus
primeros desarrollos a iglesias recién formadas, o para ayudar a los responsables de pastorearlas y
administrarlas.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se relata cómo la fe cristiana comenzó a propagarse por Palestina,
Asia Menor y diversos puntos de Grecia en los años que siguieron a la ascensión del Señor. La rapidez de
esta expansión vino muy pronto a revelar que el trabajo misionero no se reducía a promover pequeños grupos
de creyentes en diversos lugares, sino que exigía, además, mantener con las nuevas comunidades una
relación vital que contribuyera a edificarlas espiritualmente y a orientar su conducta de acuerdo con los
dictados de su fe en Cristo.

Redacción de las epístolas


En la época en que nacieron las epístolas neo-testamentarías era práctica habitual que el autor dictara el texto
a un asistente o amanuense. Es muy probable que Romanos fuera dictada por el apóstol Pablo a un creyente
que se identifica a sí mismo como «Tercio, que escribí la epístola» (Ro 16:22).
En ocasiones, el autor no se valía de un escribiente sino de un auténtico secretario, quien, una vez informado
de los asuntos por tratar, se encargaba de componer y redactar la carta de principio a fin. En cualquier caso,
también era usual que, al término del escrito, el propio autor añadiera, de su puño y letra, su nombre y unas
pocas palabras de saludo (1 Cort. 16.21, Gálatas 6:11 y, quizá, 1 Pedro 5:12).

La epístola del apóstol Pablo a los romanos: Es la primera de tres cartas en el Nuevo Testamento basadas
en un solo versículo de las Escrituras: Habacuc 2.4: «Mas el justo por su fe vivirá».

Lugar y Fecha: Fue escrita en Corinto. La fecha cuando fue escrita no es fácil de deducir, sin embargo,
ciertos acontecimientos nos ayudan. Después del alboroto en Éfeso (Hechos. 19:23-41), Pablo recorrió las
regiones de Macedonia para después llegar a Grecia, y a lo mejor a Corinto en particular (Hechos. 20:1-3). Se
supone que escribió su epístola a los Romanos durante los 3 meses que pasó en Corinto antes de viajar a
Jerusalén, y por supuesto antes del día de Pentecostés (Hechos. 20:16). La fecha probable oscila entre los
años 57 y 59 d.C.

Propósito de la carta: El apóstol Pablo aprovecha la ocasión (viaje de Febe) para expresar a la iglesia de
Roma los propósitos de su viaje programado:
1) Que desde hace mucho tiempo había tenido el deseo de visitar la iglesia de la capital del mundo
(Romanos. 1:13; 15:22; Hechos. 19:21)
2) Que deseaba tener fruto entre ellos como lo había tenido en las regiones donde había estado
3) Comunicarles algún don espiritual (Romanos. 1:11)
4) Que Pablo fuera conocido como el apóstol a los gentiles y cuál fuera su evangelio (Romanos. 15:15-16).

Destinatarios: “A todos los santos que estáis en Roma” (Romanos. 1:7). Esta expresión no explica cómo fue
fundada la iglesia, si en realidad ya estaba fundada o solamente era un grupo de creyentes que se reunían en
la casa de alguien. Tampoco explica si estaba compuesta de creyentes judíos o gentiles. Existe la hipótesis de
que el evangelio llegó primeramente a Roma por los judíos, que lo habían oído en Jerusalén el día de
Pentecostés (Hechos. 2:10).
Autor: Es una producción genuina del apóstol Pablo

Tono o Estilo: Dogmática y Controversial

BOSQUEJO DEL CONTENIDO


1:1-17 Prólogo
1:1-7 Presentación de Pablo
1:8-15 Acción de gracias y ocasión
1:16, 17 El tema de la carta
1:18-4:25 El evangelio y la justicia de Dios por la fe
1:18-32 La ira de Dios sobre los gentiles
2:1—3:8 La ira de Dios sobre los judíos
3:9-20 La culpabilidad de toda la humanidad
3:21-26 La justicia de Dios
3:27-4:25 "Solamente por la fe"
5:1-8:39 El evangelio y el poder de Dios para salvación
5:1-11 La esperanza de gloria
5:12-21 El reino de la gracia y de la vida
6:1-23 Libertad de la esclavitud al pecado
7:1-25 Libertad de la esclavitud a la ley
8:1-30 Seguridad de la vida eterna en el Espíritu
8:31-39 Celebración de la seguridad del creyente
9:1-11:36 El evangelio e Israel
9:1-6a El tema: la angustia de Pablo por Israel
9:6b-29 El pasado de Israel: la elección soberana de Dios
9:30-10:21 El presente de Israel: desobediencia
11:1-10 El presente de Israel: "un remanente por gracia"
11:11-32 El futuro de Israel: salvación
11:33-36 El sobrecogedor propósito y plan de Dios
12:1-15:13 El evangelio y la transformación de la vida
12:1, 2 El corazón del asunto: una mente renovada
12:3-8 Humildad y dones
12:9-21 Amor
13:1-7 La responsabilidad del cristiano frente a las autoridades
13:8-10 El amor y la ley
13:11-14 Reconocimiento de los tiempos
14:1-15:13 Apelación a la unidad
15:14-16:27 Conclusión de la carta
15:14-33 El ministerio y los planes de Pablo
16:1-16 Reconocimientos y saludos
16:17-20 Advertencia sobre falsos maestros
16:21-27 Saludos finales y doxología
Aspectos importantes en 1:1 al 8:39
Prólogo 1:1-17
El pasaje (1:1-7) pudiera ser usado como una confesión de fe. Toda una asamblea pudiera decir estas
palabras conjuntamente y declarar así la esencia de su fe en Cristo. Cada aspecto importante de la vida de
Cristo se declara en esta introducción:
a. El Salvador prometido (v. 2)
b. La encarnación de Cristo (v. 3)
c. La muerte, la resurrección, la deidad eterna y el poder de Cristo (v. 4)
d. El derramamiento del Espíritu Santo, el cual garantiza a la iglesia la gracia y el apostolado (v. 5)
e. La esencia de la gran comisión para predicar este Evangelio en todo el mundo (v. 5)

Los versículos siguientes (1:8-16) enseñan los temas espirituales en la Expansión del Evangelio y
también la manera en que Dios opera en esa expansión:
a. Servicio espiritual de Pablo (1:8-10): En el Espíritu
b. Los métodos espirituales de Pablo: (1:11-13): Ningún método sustituye la presencia personal del
siervo de Dios
c. La actitud espiritual de Pablo (1:14-16): Soy deudor (v.14), estoy listo (v.15), no me avergüenzo
(v.16)

Los versículos 16 y 17 introducen el tema general de la carta. El Dr. Norman Harrison, en su libro sobre
los Romanos, presenta un análisis conciso de estos dos versículos, y explica que en el evangelio hay 7 puntos
principales:
a. El poder del evangelio: Dios
b. El propósito del evangelio: la salvación
c. La disponibilidad del evangelio: para todo aquel que cree
d. La universalidad del evangelio: al judío primeramente y también al griego
e. El carácter del evangelio: dondequiera es revelado
f. El contenido del evangelio: la justicia de Dios
g. La operación del evangelio: por fe y para fe

El evangelio y la justicia de Dios por la fe 1:18-4:25


Después de presentar sus observaciones introductorias para las 5 partes del evangelio (1:1-17), el
apóstol Pablo da en seguida una declaración del propósito primordial de Dios al resucitar a Jesús de entre los
muertos: juzgar al mundo que está bajo la ira divina (1:18-3:20).
El propósito del apóstol es el de surcar en el campo del depravado corazón humano, probando en 3:9
que tanto los judíos como los gentiles son gente depravada. El objetivo de Pablo en esta sección es demostrar
que todos los hombres están bajo el dominio del pecado, todos son siervos y esclavos del pecado y la
depravación.
Los capítulos 1 al 3 describen los elementos del gobierno de Dios:
a. Existe un gobernador y rector divino, quien es el juez actual de un pueblo pecador y desobediente:
Cristo (Ro. 1:18; 2:2, 16; 3:23; Is. 9:6-7)
b. El reino de Dios tiene orden: El gobierna por medio de leyes (Ro. 2:15, 20; 3:19)
c. Dios ha dispuesto una pena para los que quebranten la ley: la inexorable experiencia de la muerte,
un estado presente de muerte espiritual, así como también una posibilidad final de muerte eterna, de
eterna separación de Dios. (1:32; 2:3, 9)
d. Dios pone en vigor la pena por la ley quebrantada: los horrores de la muerte segunda, la separación
eterna de Dios. (Ro. 2:5, 6; Ap. 21:8)
e. Dios está dando tiempo de aplazamiento (posponer la pena) para los culpables (los no perdonados)
(2:4)
f. Por amor de la misericordia, Dios ha dado libertad condicional para todos los perdonados que creen
en la sangre de Cristo (3:24,25)
En 3:9-20 el Espíritu Santo hace dos afirmaciones asombrosas. La primera, delante de Dios toda la
humanidad es culpable. La segunda; el hombre no tiene justicia alguna aparte de Dios. En ninguna otra parte
de la Escritura se presentan estos dos hechos tan concluyentemente. La Ley puede exigir la justicia pero no
puede producirla en el corazón.
En los siguientes capítulos se muestra cómo es que el hombre puede ser libertado. Dios resucitó a
Jesucristo para justificar a los pecadores por medio de su sangre y de su justicia. (3:21,22).
La justificación se hace posible por medio de la fe en Jesucristo y su sangre derramada: a. La
justificación por su sangre (3:21-26); b. La justificación por la fe (3:27-4:25); c. La justificación por la gracia
(5:1-21)

El evangelio y el poder de Dios para salvación 6:1-8:39


En estos capítulos, el apóstol declara otro propósito de Dios al levantar a Cristo de entre los muertos:
santificar a los creyentes (6:4). El tema de la santidad avanza aun más diciendo que esta justicia no es un
intento legal para ser justos, ni siquiera por los esfuerzos del hombre redimido. Los cristianos deben morir a la
ley tanto como al pecado. Una nueva ley, la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús debe saturar la vida del
cristiano.
El énfasis principal de todo el libro de Romanos no es el hecho histórico de la redención de Cristo, sino
mas bien los efectos de tal redención en el creyente. En el capítulo 8, al apóstol describe el ministerio del
Espíritu Santo, tal como va afectando cada aspecto de la vida del creyente:
a. La ley del Espíritu de vida (8:2)
b. Andemos… conforme al Espíritu (8:4)
c. El Espíritu de Dios mora en vosotros (8:9)
d. Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne (8:13)
e. Guiados por el Espíritu de Dios (8:14)
f. El Espíritu de adopción (8:15)
g. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu (8:16)
h. Las primicias del Espíritu (8:23)
i. El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad (8:26)
j. La intención del Espíritu (8:27)
Los versículos finales del capítulo 8 (31-39) revelan cuan completamente el Espíritu Santo interpreta y
glorifica a Cristo en la vida del creyente. Cristo es el todo en todas las cosas del creyente. Por lo tanto, a
causa del amor de Dios en Cristo Jesús, el verdadero creyente puede hacerse libre por completo de temores
legal (31-34), social (35-37) y universalmente (38,39).

El evangelio e Israel (9:1 – 11:36)

En los capítulos 9, 10 y 11, el apóstol Pablo expone que Dios resucitó a Cristo para finalizar sus propósitos:
revela el problema entre Israel y los gentiles para luego para luego dar la respuesta presente y futura.

El Señor de Israel (9:1-33)


Según 9:3, ¿Por qué el apóstol Pablo desea ser anatema o maldito? Por causa del amor de Cristo en su
corazón por sus hermanos. ¿Habría cancelado Dios su palabra a Israel? Las promesas hechas a Israel aún
estaban en vigencia pero muchos israelitas habían olvidado la base sobre la cual había sido hecho el pact, o
habían malentendido las promesas (9:6-7)
Todo el capítulo 9 está dedicado a hacer un contraste de las dos condiciones que se hallan entre los
hombres: aquellos que son hijos de la carne y aquellos que son hijos de la promesa. Para revelar estas dos
clases de humanidad, el apostol Pablo, en forma cuidadosa usa las referencias escriturales en la historia del
Antiguo Testamento. Notemos cuatro contrastes:
1. Isaac en contraste con los otros hijos de Abraham (9:7-9)
2. Esaú en contraste con Jacob (9:10-13)
¿Hay injusticia en Dios? Dios no tiene favoritos, sino que él favorece a quienes cumplen ciertas
condiciones del corazón
3. Faraón en contraste con Moisés (9:14-19)
¿Por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Dios no está buscando inculpar a
nadie, sino que ejercita gran paciencia con los vasos que han de ser destruidos.
4. Los vasos para deshora en contraste con los vasos para honra (9:20-33)
El juicio de Dios es superior al del hombre. El hombre no puede explicar a Dios y sus caminos.
El pensamiento central de este capítulo es el siguiente: los judíos no son automáticamente hijos de la
promesa; ni tampoco los gentiles son automáticamente hijos de la carne (10:12,13)
El Señor de todo (10:1-21)
Pablo indica la carga que tiene por la salvación de sus hermanos, los israelitas (10:1-5).
Del versículo 6 al 13 hace la más maravillosa descripción de “la justicia que es por la fe”. Del lado divino
ya se ha llevado a cabo toda la provisión para la Redención. La justicia existe por completo en el mensaje
evangélico predicado y recibido. Por el Evangelio, Cristo vino a ser el Señor de los gentiles tanto como de los
judíos. ¿Cuál es, entonces, la forma en que Dios obra en el presente? El modo dinámico de operación de Dios
es la predicación del Evangelio a todos los hombres. 10:14-21 fortalece este argumento.

El Señor para siempre (11:1-36)


Romanos 11 enfatiza la futura restauración de Israel, la cual fue anunciada por los profetas
innumerables veces en el Antiguo Testamento. El apóstol Pablo comienza con una pregunta: “¿Ha desechado
Dios a su pueblo?” y contesta con un enfático “no”. Entonces siguen 6 pruebas al favor divino de la
restauración de Israel.
a. El testimonio personal de Pablo (11:1) (Gl. 1:15; 1Co. 15:8,9)
b. El actual remanente de Israel (11:2-7) (9:29; 11:5; Gn. 22:16-18)
c. La provocación de Israel por parte de los gentiles (11:8-15)
d. La parábola del Olivo (11:16-24)
e. El endurecimiento y la ceguera parcial de Israel (11:2,5,7,10) (2Co. 3:15,16)
f. La profecía tocante a Israel ha de ser cumplida (11:26-31)
11:33-36 revela la asombrosa sabiduría de Dios y su conocimiento de las inclinaciones del hombre hacia
el egoísmo y la justicia propia, así como su necesidad de misericordia y gracia. Nadie le aconsejó a Dios como
llevar a cabo su programa de Redención.

Nota: Explica las 6 pruebas a favor de la futura restauración de Israel, según las citas bíblicas señaladas.

Los últimos capítulos del libro de Romanos tiene que ver con aquellos problemas y obligaciones de la fe
y el amor que todavía persisten aun después de que uno ha sido librado de todo pecado y haber sido colmado
con el Espíritu Santo. En su obrar, la fe y el amor son personales (capítulo 12), nacionales (capítulo 13) y
universales (capítulos 14 al 16).

El evangelio y la transformación de la vida 12:1-15:21


En los primeros 11 capítulos hemos visto a Dios obrando en el cristiano. Empezando el capítulo 12,
vemos como esta salvación debe llevarse a efecto. En los versículos 1 y 2 el apóstol Pablo incita
vigorosamente a los hermanos a que consagren a Dios su personalidad redimida. Este cuerpo, razonable y
lógicamente, debe entregarse a Dios como un sacrificio vivo, es decir, debe comprometerse a hacer la
voluntad de Dios, no importa lo que su costo pueda ser. La frase “sacrificio vivo”, equivale a las palabras de
Cristo “Toma tu cruz y sígueme”. Es una apelación al hombre ya purificado para que se dedique a Cristo; este
sacrificio debe ser santo y aceptable.
En 12:3 el apóstol amonesta a los creyentes a que no sean altivos sino humildes. La razón por la cual
Dios tuvo que rechazar a los judíos fue el orgullo de su raza (11:20,21). La humildad es el suelo para el jardín
de la gracia divina. En 12:4-8 se usa la ilustración del cuerpo humano para mostrar que cada quien en el
cuerpo de Cristo tiene una posición que Dios le ha dado para cumplir. Cuando el amor y la humildad se hallan
presentes en el cuerpo de Cristo, operan los dones del Espíritu Santo (1 Cort. 12:7-11).
Luego, 12:9-16 es una guía altamente condensada para aquellos que han escogido vivir esta vida de
amor. El amor, dice Pablo, se revela por su reacción:
1. Hacia el bien y el mal (v. 9)
2. Hacia los hermanos (v. 10)
3. Para el trabajo de toda clase (v. 11)
4. Para diversas circunstancias (v. 12)
5. Hacia sus posesiones (v. 13)
6. Hacia sus oponentes (v. 14)
7. Hacia las circunstancias de otros (v. 15)
8. Hacia el rango y posición (v. 16)
9. En el amor hacia los enemigos (v. 17)
10. Hacia todos los hombre (v. 18-21)
El apóstol Pablo no nos muestra una mera abstinencia del mal sino una aventura dinámica en hacer el
bien. El amor es nuestra palabra clave y la señal de nuestro discipulado.

13:1,2 recomendación en cuanto a los gobiernos para los cristianos llenos del Espíritu Santo. Estos
viven por la ley del amor y de la fe, por lo tanto, harán y dirán cosas que con frecuencia son mejores que lo
que la sociedad diga de ellos. Los cristianos no necesitan que las leyes humanas se pongan en vigor para
hacer de ellos ciudadanos respetuosos. Los cristianos que llevan esta vida de fe y de amor y portan la cruz de
Jesús, no tendrán dificultad en el cumplimiento de todas las normas humanas de moralidad y decencia, así
como de las legítimas regulaciones gubernamentales (13:12,14).

El amor ha de gobernar en asuntos de la conciencia (14:1-12). Es peligroso convertirse en juez y dar


ofensa en asuntos sensitivos de conciencia.
El no actúa en contra de una conciencia débil (14:14-23). Para medir los valores de la vida, el apóstol
Pablo usa el amor como la vara de medir (kanon) del reino.
El amor va más allá de lo que el deber exige (15:1-14). Los creyentes han de aprender a identificarse
con el cristiano que es débil de conciencia por medio de una renunciación a sí mismo a semejanza de Cristo,
quien “no se agradó a sí mismo”.
El amor llega hasta lugares donde el nombre de Cristo no ha sido mencionado (15:15-21). El apóstol
Pablo descubre el amor de Cristo como el corazón mismo de su ministerio misionero para los gentiles

15:22-16:27 Conclusión de la carta


El amor tiene un sentido de deuda (15:22-29). Los cristianos son deudores en cuanto a la predicación
del Evangelio y aquellos que lo oyen y lo reciben, de inmediato se ven comprometidos en tal deuda que toca
el corazón del hombre así como también sus posesiones (15:27).
El amor tiene un ministerio de oración (15:30-33). La más alta expresión del amor es el ministerio de la
oración. El amor halla su máxima influencia universal por medio de la oración en el nombre de Cristo.
El amor reconoce la bondad y los sacrificios (16:1-27). Este capítulo final respira amor cristiano. Amor
que reconoce las bondades recibidas, los sacrificios hechos, las almas salvadas y la ayuda prestada. Tal amor
no es suave e invertebrado, sino que es un pastor que mantiene la vigilancia para salvaguardar el rebaño
(16:17-19)
El amor es una dinámica que quebrantará el poder de Satanás en la situación de ahora y finalmente a
todo lo ancho del mundo (16:20). El amor divino desea extender el conocimiento de la obediencia a la fe en
todas las naciones (16:27)

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