Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lugar y Fecha: Pablo redactó la Epístola a los Gálatas probablemente en Corinto, entre los años 49
y 50 d.C.
Galacia: Era una región que cubría gran parte de la zona central del Asia Menor, y que desde el
Siglo I a.C. estaba anexada al Imperio romano con la categoría de «provincia». Poblaban entonces
Galacia los descendientes de antiguas tribus celtas (o «galas», de donde procede el nombre del
país) que tres siglos antes habían emigrado desde el centro de Europa. Llegadas algunas de ellas
hasta Asia Menor, se establecieron y luego se extendieron poco a poco por los amplios territorios
comprendidos en los límites de la Turquía actual.
Fuera de la epístola, únicamente cinco veces se menciona a Galacia en el Nuevo Testamento
(Hechos 16:6; 18:23; 1 Cort. 16:1; 2 Timoteo 4:10; 1 Pedro 1:1). Sin embargo, a pesar de esta
escasez de noticias, es evidente la importancia que tuvo para la historia de la iglesia. Sabemos, por
el testimonio personal de Pablo, que él anunció allí a Jesucristo (4.13), y no cabe duda de que
también fundó un cierto número de pequeñas comunidades cristianas dispersas a lo largo y ancho
de la provincia.
Para esas iglesias redactó la epístola. Pero no en particular para una sola y determinada, sino
para las de Galacia en general (1.2), formadas por creyentes que, en su mayoría o, posiblemente, en
su totalidad, procedían del paganismo (4.8).
Propósito:
Los creyentes de Galacia mostraron al principio una gran satisfacción a causa del evangelio; y
durante un tiempo habían vivido su fe cristiana con la misma alegría y confianza con que también
habían acogido la presencia del apóstol (4:13–15). Pero, no mucho después, pareció enfriarse aquel
primer gozo y fervor (5:7), lo que coincidió con la aparición entre ellos de serios problemas
doctrinales. Por eso, Pablo se sintió movido a escribir esta carta, en la que, por una parte, reprocha
la frágil fe de los gálatas y, por otra, denuncia las actividades de ciertos «falsos hermanos que se
habían introducido entre nosotros a escondidas, para espiar nuestra libertad la que tenemos en
Cristo Jesús» (2:4).
Con esas y otras duras expresiones (1:8–9; 5.10, 12; 6:12–13) se refiere a algunos grupos de
origen judío que recorrían iglesias recién formadas y las trastornaban con enseñanzas ajenas y aun
opuestas al evangelio, y que, además, atacaban su autoridad y la legitimidad de su apostolado
(1:10–12).
Aquellos a quienes Pablo tacha de «falsos hermanos» intentaban convencer a los gálatas de que
el evangelio de Jesucristo, para ser perfecto, tenía que seguir sometido a la ley de Moisés y
mantener en vigor determinadas prácticas propias del judaísmo, de manera muy especial la
circuncisión (3.11–14; 5.1–6; 6.12–13). Eran, pues, judaizantes, quienes, pretendiendo perpetuar la
vigencia de normas que en Cristo habían quedado superadas, impulsaban a los creyentes a
apartarse de «la verdad del evangelio» (2.5), que es fundamento de «la libertad con que Cristo nos
hizo libres» (5:1).
Pablo advirtió en seguida lo serio del peligro que corrían las congregaciones cristianas visitadas por
los judaizantes. Comprendió que se trataba de un peligro real, que afectaba a cuestiones básicas
para la fe y la vida de la iglesia y que venía a perturbar el sentido del evangelio único (1:7–10) de la
salvación por Cristo.
En si podemos resumir que la carta lleva como propósito:
1. Defender su autoridad apostólica.
2. Ratificarles el mensaje de la cruz que es por gracia.
3. Contrarrestar la enseñanza sincretista. ( Ley + Gracia )
Contenido y estructura
La Epístola a los Gálatas está temáticamente relacionada con romanos. Comienza con una
presentación del asunto de que va a tratar (1:1–10) y, contrariamente a lo acostumbrado por Pablo,
no contiene acción de gracias ni expresión alguna que dé testimonio de un sentimiento de gozoso
afecto. Consta simplemente de un escueto encabezamiento y unas palabras de bendición y
doxología seguidas del enunciado principal de la carta: No hay más evangelio que el de Jesucristo.
La epístola está dividida en tres secciones:
En la primera (1.11–2.21). Pablo defiende la autenticidad del mensaje evangélico que había
predicado en las iglesias de Galacia (Defensa del evangelio). De este modo reivindica la legitimidad
de su labor de apóstol llamado y enviado por Dios a anunciar a Jesucristo entre los gentiles (1.15–
16). Refiere también algunos aspectos de su vida y conducta: su anterior fanatismo judío, que le
llevó a perseguir «sobremanera a la iglesia de Dios» (1:13–14); el reconocimiento de su ministerio
por parte de los apóstoles de Jerusalén (2.1–9), y su enfrentamiento con Pedro en Antioquía de Siria
(2.11–14). Finalmente, pone de relieve el valor de la fe, por la cual Dios justifica al pecador (2:15–
21).
La segunda sección (3.1–5.12). Comienza con una amonestación a quienes habían caído en la
trampa del cumplimiento externo de la Ley y menospreciaban así la gracia de Dios (Explicación del
evangelio). Sigue una consideración acerca de la fe de Abraham (3.6), de cómo la bendición y las
promesas que Dios le hizo alcanzan a los gentiles (3:14, 28–29), y de cuál es la vigencia actual de la
ley mosaica (3:19–24; 4.1–7). El resto de la sección (4:8–5.12) es una invitación a permanecer
«firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres» (5:1).
La tercera parte de la epístola (5.13–6.10). Consiste en una exhortación a hacer buen uso de esa
misma libertad, la cual debe configurar la vida del cristiano conforme a la norma del amor: servirse
«por amor los unos a los otros» (Aplicación del evangelio) y sobrellevar «los unos las cargas de los
otros» (6:2). Esta es la ley de Cristo (6:2) y el camino por donde el Espíritu de Dios conduce a la
iglesia (5:16–18, 25). En esta sección se incluye el catálogo de vicios y virtudes mejor conocido
como "las obras de la carne y el fruto del Espíritu".
La conclusión de la epístola incluye algunas observaciones a modo de resumen (6:12–17), una nota
de Pablo escrita de su propio puño y letra (6:11) y una breve bendición final (6:18).
Gálatas 1:1-2:14
Introducción. Ocasión de la epístola. Autoridad apostólica de Pablo
Gálatas 2:15-4:31
La verdad del Evangelio. El propósito de la Ley
La perfección no es por legalismo, vista por las pruebas de las Sagradas Escrituras (3:6-18)
1era Prueba (vv. 6-7): Cita Génesis. 15:6. Los que son de la naturaleza de la fe, estos son hijos de
Dios.
2da Prueba (vv. 8-9): Cita Génesis. 12:3. Ya Dios había trazado su plan de justificar al mundo
entero (Jeremías. 4:2)
3era Prueba (v. 10): Maldita la persona que depende del legalismo para su perfección (Deut.
27:26). Se refiere a la manera jactanciosa de guardar la Ley señalando su propia justicia, la cual es
totalmente distinta de la justicia que es por la fe.
4ta Prueba (v. 11): Cita Hab. 2:4. Por el legalismo ninguno se justifica para con Dios
5ta Prueba (v. 12): Cita Lev. 18:5b. Dios estableció el camino de fe como la actitud que debe
asumir cada creyente para hacer las obras de la Ley.
6ta Prueba (v. 13): Cita Deut. 21:23b. quiere decir maldito todo aquel que toma el jactancioso
camino del legalismo y no el de la actitud de total dependencia de Dios, el cual da poder para
cumplir. Cristo realizó una obra sustitutiva (Rom. 3:24) al ser maldito por nosotros.
7ma Prueba (vv. 14-18): En Génesis. 12:7 “y a tu simiente” indica sobre quiénes iba a reposar la
bendición o la imputación de la justicia: los que son de la fe de Abraham. En la fe de Abraham se
incorpora la redención de la maldición (v. 14) y la recepción del Espíritu. La promesa es anterior a la
Ley, por lo tanto no se puedo hacer nada para obtenerla, es por gracia.
5:1-6:18
La libertad cristiana. Resumen y Bendición Final
En esencia, el mensaje de Pablo a los Gálatas es que Cristo nos libera de la esclavitud de la
Ley no para complacer nuestros deseos egoístas sino para capacitarnos para vivir una vida piadosa.
El Espíritu produce en nosotros cualidades semejantes a las de Cristo para que podamos vivir
victoriosamente (6:10).
La literatura epistolar del Nuevo Testamento: Veintiuno de los veintisiete libros que forman el Nuevo
Testamento pertenecen al género epistolar. Son cartas escritas con el fin de dirigir, aconsejar e instruir en sus
primeros desarrollos a iglesias recién formadas, o para ayudar a los responsables de pastorearlas y
administrarlas.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se relata cómo la fe cristiana comenzó a propagarse por Palestina,
Asia Menor y diversos puntos de Grecia en los años que siguieron a la ascensión del Señor. La rapidez de
esta expansión vino muy pronto a revelar que el trabajo misionero no se reducía a promover pequeños grupos
de creyentes en diversos lugares, sino que exigía, además, mantener con las nuevas comunidades una
relación vital que contribuyera a edificarlas espiritualmente y a orientar su conducta de acuerdo con los
dictados de su fe en Cristo.
La epístola del apóstol Pablo a los romanos: Es la primera de tres cartas en el Nuevo Testamento basadas
en un solo versículo de las Escrituras: Habacuc 2.4: «Mas el justo por su fe vivirá».
Lugar y Fecha: Fue escrita en Corinto. La fecha cuando fue escrita no es fácil de deducir, sin embargo,
ciertos acontecimientos nos ayudan. Después del alboroto en Éfeso (Hechos. 19:23-41), Pablo recorrió las
regiones de Macedonia para después llegar a Grecia, y a lo mejor a Corinto en particular (Hechos. 20:1-3). Se
supone que escribió su epístola a los Romanos durante los 3 meses que pasó en Corinto antes de viajar a
Jerusalén, y por supuesto antes del día de Pentecostés (Hechos. 20:16). La fecha probable oscila entre los
años 57 y 59 d.C.
Propósito de la carta: El apóstol Pablo aprovecha la ocasión (viaje de Febe) para expresar a la iglesia de
Roma los propósitos de su viaje programado:
1) Que desde hace mucho tiempo había tenido el deseo de visitar la iglesia de la capital del mundo
(Romanos. 1:13; 15:22; Hechos. 19:21)
2) Que deseaba tener fruto entre ellos como lo había tenido en las regiones donde había estado
3) Comunicarles algún don espiritual (Romanos. 1:11)
4) Que Pablo fuera conocido como el apóstol a los gentiles y cuál fuera su evangelio (Romanos. 15:15-16).
Destinatarios: “A todos los santos que estáis en Roma” (Romanos. 1:7). Esta expresión no explica cómo fue
fundada la iglesia, si en realidad ya estaba fundada o solamente era un grupo de creyentes que se reunían en
la casa de alguien. Tampoco explica si estaba compuesta de creyentes judíos o gentiles. Existe la hipótesis de
que el evangelio llegó primeramente a Roma por los judíos, que lo habían oído en Jerusalén el día de
Pentecostés (Hechos. 2:10).
Autor: Es una producción genuina del apóstol Pablo
Los versículos siguientes (1:8-16) enseñan los temas espirituales en la Expansión del Evangelio y
también la manera en que Dios opera en esa expansión:
a. Servicio espiritual de Pablo (1:8-10): En el Espíritu
b. Los métodos espirituales de Pablo: (1:11-13): Ningún método sustituye la presencia personal del
siervo de Dios
c. La actitud espiritual de Pablo (1:14-16): Soy deudor (v.14), estoy listo (v.15), no me avergüenzo
(v.16)
Los versículos 16 y 17 introducen el tema general de la carta. El Dr. Norman Harrison, en su libro sobre
los Romanos, presenta un análisis conciso de estos dos versículos, y explica que en el evangelio hay 7 puntos
principales:
a. El poder del evangelio: Dios
b. El propósito del evangelio: la salvación
c. La disponibilidad del evangelio: para todo aquel que cree
d. La universalidad del evangelio: al judío primeramente y también al griego
e. El carácter del evangelio: dondequiera es revelado
f. El contenido del evangelio: la justicia de Dios
g. La operación del evangelio: por fe y para fe
En los capítulos 9, 10 y 11, el apóstol Pablo expone que Dios resucitó a Cristo para finalizar sus propósitos:
revela el problema entre Israel y los gentiles para luego para luego dar la respuesta presente y futura.
Nota: Explica las 6 pruebas a favor de la futura restauración de Israel, según las citas bíblicas señaladas.
Los últimos capítulos del libro de Romanos tiene que ver con aquellos problemas y obligaciones de la fe
y el amor que todavía persisten aun después de que uno ha sido librado de todo pecado y haber sido colmado
con el Espíritu Santo. En su obrar, la fe y el amor son personales (capítulo 12), nacionales (capítulo 13) y
universales (capítulos 14 al 16).
13:1,2 recomendación en cuanto a los gobiernos para los cristianos llenos del Espíritu Santo. Estos
viven por la ley del amor y de la fe, por lo tanto, harán y dirán cosas que con frecuencia son mejores que lo
que la sociedad diga de ellos. Los cristianos no necesitan que las leyes humanas se pongan en vigor para
hacer de ellos ciudadanos respetuosos. Los cristianos que llevan esta vida de fe y de amor y portan la cruz de
Jesús, no tendrán dificultad en el cumplimiento de todas las normas humanas de moralidad y decencia, así
como de las legítimas regulaciones gubernamentales (13:12,14).