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Unidad I

La agresión: Definición

Concepto base

Con el fin de comprender la existencia de diferencias entre diferentes tipos de


agresión, es necesario en primer lugar conocer a qué se refiere dicho concepto
y qué implicaciones tiene.

Se entiende como agresión a todo aquel acto de violencia caracterizado por


provocar daños intencionados a una persona sea dicho acto directo o indirecto.
Aunque como se ha indicado antes está tradicionalmente asociada a la
violencia física, la agresión no tiene porqué limitarse a ella o incluso es posible
que no exista en el acto de agresión un elemento físico.

Los daños pueden sea a nivel físico, psicológico, sexual, patrimonial o


simbólico, y pueden suponer una serie de graves efectos sobre la salud o
integridad de la persona víctima.

Es posible encontrar una gran cantidad de clasificaciones en lo que respecta a


los diferentes tipos de agresión. Ejemplos de ello son según su naturaleza,
objetivo o víctima.

1. Tipos de agresión según su naturaleza

Existen múltiples maneras de clasificar los diferentes tipos de agresiones


existentes. Una de las más habituales es la que tiene en cuenta la naturaleza
de la agresión. A su vez, estas pueden clasificarse en dos grandes grupos, si
bien por lo general las categorías no son totalmente excluyentes entre sí.

a. Agresión directa

Se denomina agresión directa a todo aquel tipo de agresión que se realiza de


forma perceptible para la persona agredida, tanto si es a nivel físico como
psicológico. Ello incluye tanto el ejercicio directo de la agresión como la
amenaza de llevarla a cabo, necesitándose como mínimo de agresor y
agredido en dicha relación. El agredido es completamente capaz de identificar
a su agresor. A partir de la adolescencia, tiende a ser más frecuente en
varones.

b. Agresión física

Todo aquel acto que supone la causación voluntaria e intencional de un daño


directo generado a través de cualquier medio físico y con capacidad para
generar daños corporales a la persona agredida. Las lesiones provocadas
pueden ser temporales o permanentes y aparecer tanto a corto como a largo
plazo, con consecuencias que pueden llegar incluso a ser mortales. La
agresión física tiende a estar más asociada al sexo masculino.

c. Agresión verbal/psicológica

Se entiende como tal a todo aquel conjunto de actos y acciones que, si bien no
generan un daño a nivel físico, sí provocan o pretenden provocar en la persona
que padece la agresión algún tipo de daño mental o emocional. Incluye
insultos, vejaciones y desvalorizaciones. En este sentido, este tipo de violencia
directa suele estar más repartido entre los sexos. Estadísticamente, es uno de
los más practicados por mujeres.

d. Agresión sexual

Tipo de agresión en que la parte agresora fuerza o coacciona a la parte


agredida a mantener algún tipo de contacto sexual (exista o no penetración) o
bien privándole de la libertad para decidir. Incluye tanto violaciones como
toqueteos, empujones o retirada del preservativo sin
consentimiento/conocimiento del hecho. Aunque en los últimos años han
aumentado los casos femeninos, la mayor parte de los agresores sexuales son
varones.

e. Agresión indirecta

Se entiende como agresión indirecta a todo aquel acto de agresión que se lleva
a cabo de manera indirecta, provocando daños y perjuicios al agredido de
forma anónima (si bien este puede reconocer al agresor). Este tipo de ataque
se va extendiendo cada vez más, y resulta el más frecuente en mujeres a partir
de la adolescencia, tanto a nivel académico como laboral. Incluye la difusión de
rumores y calumnias, anónimos o publicación de webs y mensajes vejatorios y
ridiculizantes.

f. Agresión relacional

Forma de agresión indirecta basada en la exclusión social provocada de la


persona agredida, o bien en la acusación de daños en su reputación mediante
calumnias. Suele ser de tipo verbal o psicológico.

g. Agresión cibernética

Si bien puede ser incluida en algunos de los grupos anteriores (tanto indirectos
como directos), la agresión cibernética tiene como principal característica
distintiva el hecho de que se emplean para ello las tecnologías de la
información y la comunicación. A través de ella nos podemos encontrar con
ataques en las redes sociales, suplantaciones de identidad, coacciones, robo
de cuentas, publicaciones difamatorias, grabaciones no consentidas
(incluyendo la de posibles agresiones llevadas a cabo con la víctima), etc.

h. Agresión patrimonial

Este tipo de agresión se basa en la destrucción o el daño sobre las posesiones


de la persona agredida. También puede observarse su sustracción o
usurpación. Puede o no ir dirigida a generar daño al sujeto agredido,
especialmente si dichas posesiones son de alto valor emocional o conseguirlos
ha supuesto un gran esfuerzo. En realidad, puede ser tanto indirecta como
directa (pues la destrucción puede producirse de manera encubierta o no).

i. Agresión simbólica

Tipo de agresión indirecta caracterizada por el hecho de que el ataque no se


realiza directamente sobre la víctima, sino sobre elementos que simbolizan
aspectos vinculados a él o ella tales como religión, política, orientación sexual o
nacionalidad.

2. Según su objetivo

Además de las principales agresiones anteriormente citadas, también se puede


encontrar otros tipos de agresión en función del objetivo que persigan.

a. Agresión hostil

Este tipo de agresión hace referencia a toda aquella acción dirigida


principalmente a infligir algún tipo de daño a una persona, de modo que el daño
es el objetivo principal del agresor.

b. Agresión instrumental

En esta ocasión, el acto agresivo no tiene por objetivo generar un daño a la


persona agredida, no siendo el sufrimiento o malestar del otro lo pretendido,
sino que lo que motiva el ataque es la obtención de algún tipo de ganancia o
beneficio de dicho ataque. Un ejemplo puede ser la ganancia económica, la
aprobación social o la adquisición de una posición de dominancia y poder.

c. Agresión inducida

Se trata de un tipo de acto agresivo en que el agresor actúa movido por otras
personas o por factores como el miedo o el intento de escapar de alguna
situación altamente aversiva.

3. En función de la víctima
También se puede observar diferentes tipos de agresión en función de quién es
la persona a quien se dirige el acto de violencia.

a. Agresión autoinflingida

Se denomina como tal todo aquel acto de agresión en la que la persona víctima
de esta es la misma que provoca la agresión. Es decir, es un ataque hacia uno
mismo que puede venir motivado por gran cantidad de causas. En ella se
puede incluir las autolesiones causadas por personas con diferentes patologías
o el suicidio.

b. Agresión interpersonal

Se trata del tipo de agresión más clásico y conocido, en que una persona inflige
daños y perjuicios a otra de forma voluntaria.

c. Agresión colectiva

Tipo de agresión caracterizada por realizarse de manera intergrupal, atacando


un colectivo a otro. El objetivo de la agresión puede ser variable, en muchos
casos existiendo odio, estigmatización e intentos de eliminar al otro grupo. En
este tipo de agresión podríamos incluir sucesos tan graves como los
genocidios.

4. Según el contexto en que se produce

Otra posible clasificación de las agresiones puede provenir del contexto en el


cual se producen. En este sentido, podemos encontrarnos entre otras con las
siguientes

a. Agresión intrafamiliar y de pareja

Este tipo de agresiones interpersonales puede ser separada del resto por el
hecho de que tiene la característica de producirse dentro de una misma familia
o entre personas que en principio mantienen una vinculación afectiva. La
violencia intrafamiliar puede tomar muchas formas, siendo principalmente de
tipo directo ya sea a nivel de agresión física, psicológica o incluso sexual.

b. Agresión en el ámbito laboral

Todo aquel acto de agresión producida en el contexto de trabajo. Podemos


incluir en ello la presencia de agresiones físicas, verbales o incluso sexuales
entre empleados con el mismo rango o las que se producen aprovechando la
diferencia de rango y posición dentro de la empresa.

c. Agresión en la escuela
En esta ocasión hacemos referencia a los actos de agresión llevados a cabo en
el ámbito académico entre estudiantes o entre estudiantes y docentes.
Podemos observar entre otras la presencia de bullying.

La agresión y sus Bases neurofisiológicas

Una persona agresiva muestra actividad en ciertas áreas del cerebro

El hipotálamo, la testosterona y la serotonina han protagonizado durante años


las principales vías de investigación en relación a la agresión, pero a día de hoy
diferentes trabajos han mostrado cómo la estimulación ejercida sobre la
amígdala activa reacciones emocionales agresivas en el sujeto, así como
inhibición de las mismas cuando se actúa sobre la corteza prefrontal.

A nivel ontológico, la maduración de la corteza prefrontal es posterior a la de la


amígdala, lo que conlleva a que el individuo adquiera de manera más tardía las
debidas competencias para el razonamiento abstracto, para realizar cambios
en el foco atencional o incluso para desarrollar la capacidad de inhibición de
respuestas poco apropiadas, como el control de la agresión, entre otras.

A mayor volumen de la corteza prefrontal, menos conductas agresivas

Ya a finales de la década de 1990 se sugería que una mayor actividad en la


amígdala conllevaba a mayores conductas negativas, entre ellas también a
mayor agresividad, contrariamente una disminución en la actividad de la
corteza prefrontal ofrecía menor capacidad para ejercer control sobre las
propias emociones.

Fue un estudio realizado por Whittle et al. (2008) en adolescentes, el que


concluyó finalmente que a mayor volumen de la corteza prefrontal menos
conductas agresivas se percibían en los chicos y contrariamente en el caso de
la amígdala, un mayor volumen respondía a ofrecer más conductas agresivas y
temerarias al mismo tiempo.

Cuando Anthony Hopkins interpreta al personaje de Hannibal Lecter en El


silencio de los corderos, muestra un temperamento inusual para un asesino,
lejos de transmitir una personalidad impulsiva y emocional destaca por tener un
perfil, calculador, frío y extremadamente racional, lo que escapa de la
explicación que estamos ofreciendo.

La sustancia blanca en la corteza prefrontal y su relación con la


agresividad

Hasta ahora se ha visto como un aumento en la actividad de la amígdala y una


disminución sobre la corteza prefrontal resulta idóneo para describir una
personalidad más impulsiva, poco reflexiva e incluso con poca capacidad en la
propia gestión emocional pero ¿cómo podemos explicar las características
típicas de Hannibal?

En 2005, Yang et al. hallaron que una disminución en la substancia blanca de


la corteza prefrontal respondía a una disminución sobre los propios recursos
cognitivos, tanto para persuadir o manipular a otras personas, como para tomar
decisiones en momentos puntuales. Mantener intacta la sustancia blanca
explicaría porqué Hannibal y otros asesinos con sus mismas características
son capaces de controlar su conducta de manera tan magistral, de tomar
decisiones adecuadas en situaciones complejas, siempre en su propio
beneficio y hasta el punto de llegar a burlar a la autoridad.

La serotonina es clave para entender la conducta agresiva

Como decíamos al principio la serotonina también tiene un papel fundamental


en este tema, en concreto, una disminución en su actividad se relaciona
directamente con la agresión y con la puesta en marcha de conductas de
riesgo. En 2004, New et al. mostraron que el tratamiento con ISRS (inhibidores
selectivos de la recaptación de Serotonina) aumentaban la actividad de la
corteza prefrontal, y al cabo del año se reducían considerablemente las
conductas agresivas de los individuos.

En resumen, se puede remarcar como un aumento en la actividad


serotoninérgica incrementaría la actividad de la corteza prefrontal, lo que
provocaría la inhibición de la actividad de la amígdala y consecuentemente las
conductas agresivas.

Teorías sobre la agresión: El instinto de muerte de Freud.

La agresividad humana

El problema de la agresividad como elemento social había sido presentado en


El porvenir de una ilusión (1927). En esa ocasión Freud sostuvo que la
agresividad humana constituía una reacción en forma de rechazo a condiciones
específicas del principio de la realidad dominante (específicamente, la sociedad
del capitalismo industrial, cima de la enajenación; con la imposición coercitiva
del trabajo y represión pulsional). En su obra de 1930, El malestar en la cultura
Freud señala que la tendencia agresiva no representa necesariamente una
respuesta a la coerción.

(1) Generando un giro en su teoría, Freud afirma que la agresividad es una


disposición pulsional, una tendencia intrínseca de la naturaleza humana,

(2) a la par de la sexualidad, y como tal exige satisfacción.

En el sujeto, la pulsión agresiva surge en condiciones favorables, o sea,


cuando desaparecen las fuerzas psíquicas y sociales antagónicas. También –
dice Freud– la agresividad puede manifestarse espontáneamente
“desenmascarando al hombre como una bestia salvaje que no conoce el menor
respeto por los seres de su propia especie”.

(3) La pulsión también aparece diluida en ciertos fenómenos sociales como en


el “narcisismo de las pequeñas diferencias”, fenómeno psicológico de masas,
donde el “grupo” recurre a la discriminación y persecución de un “enemigo”
cercano -exterior o interior- contra el cual descargar la agresividad. Desde el
psicoanálisis se le considera “un medio para satisfacer, cómoda y más o menos
inofensivamente, las tendencias agresivas, facilitándose así la cohesión entre
los miembros de la comunidad”.

(4) No lejos de estas manifestaciones, está el desborde de la pulsión agresiva


en la historia de la humanidad: La guerra. Tanto la organizada por un Estado
(que monopoliza la violencia con Fuerzas armadas y del orden), como la guerra
desorganizada, y derivada del mito antropológico de Hobbes: la guerra de
todos contra todos. Por estas circunstancias la cultura se ve obligada a realizar
múltiples esfuerzos para poner barreras a las tendencias agresivas del hombre.

(5) Freud señala que no basta con las comunidades de trabajo (que ligan
fuertemente al individuo con la realidad). El éxito de Eros (mantener y
profundizar la cohesión humana) frente a la agresividad del sujeto individual y
de la masa, implica un fortalecimiento de la moral cultural. Hay que dominar la
agresividad del individuo “, dominar sus manifestaciones mediante formaciones
reactivas psíquicas (transformación en lo contrario). De ahí, pues, el despliegue
de métodos destinados a que los hombres se identifiquen y entablen vínculos
amorosos coartados en su fin; de ahí las restricciones de la vida sexual (moral
sexual), y de ahí también el precepto ideal de amar al prójimo como a sí
mismo, precepto que efectivamente se justifica, porque ningún otro es, como lo
es él, tan contrario y antagónico a la primitiva naturaleza humana”. No obstante
-y como sabemos por experiencia histórica- este mandamiento es insuficiente.
La mera imposición de preceptos y desvíos psicológicos no tienen la fuerza
suficiente para abolir la parte de agresividad peligrosa para la cultura.

Freud dice: “Si la cultura impone tan pesados sacrificios, no solo a la


sexualidad, sino también a las tendencias agresivas, comprenderemos mejor
por qué al hombre le resulta tan difícil alcanzar en ella su felicidad. En efecto, el
hombre primitivo

(6) estaba menos agobiado en este sentido, pues no conocía restricción alguna
de sus pulsiones, el hombre civilizado ha trocado una parte de posible felicidad
por una parte de seguridad”.

(7) La cuestión ahora reside en identificar cómo se elude efectivamente el


problema de la agresividad en la evolución cultural, es decir, en que cosiste
aquella seguridad que deriva de la represión del componente agresivo humano.
La pulsión de Muerte

En las últimas páginas del malestar en la cultura se da un giro en la teoría de


Freud, se pasa de una doctrina pulsional monista (8) a una dual. Esto sucede
cuando interfiere «la existencia de una pulsión agresiva particular e
independiente». Desde 1920 Freud señalo que “[desde] ciertas especulaciones
sobre el origen de la vida y sobre determinados paralelismos biológicos, deduje
que, además del instinto que tiende a conservar la sustancia viva y a
condensarla en unidades cada vez mayores, debía existir otro, antagónico de
aquel, que tendiese a disolver estas unidades y a retornarlas al estado más
primitivo, inorgánico. De modo que además del Eros habría una pulsión de
Muerte; (9) los fenómenos vitales podrían ser explicados por la interacción y el
antagonismo entre ambos.”

Freud hace patente el carácter hipotético de esta pulsión de Muerte. Lo que


sabemos en primera instancia nos viene comunicado por vía negativa. Muerte
es antítesis de Eros (pulsiones de vida o sexuales), como este último es
«notable y conspicuo», bien puede aceptarse que tal pulsión de muerte
“actuase silenciosamente en lo íntimo del ser vivo, persiguiendo su
desintegración.” Cuando una parte de esa pulsión se orienta contra el mundo
exterior, se manifiesta como impulso de agresión y de destrucción. “De tal
manera la propia pulsión de Muerte sería puesta al servicio del Eros, pues el
ser vivo al cesar esta agresión contra el exterior tendría que aumentar por
fuerza la autodestrucción, proceso que de todos modos actúa constantemente”.
¿Es solo la fuerza del «amor» la que se impone? ¿Qué ha sucedido para que
los deseos agresivos del hombre se tornen inofensivos? La clave está en el
concepto de autodestrucción.

En la teoría de Freud hay autodestrucción cuando:

“la agresión es introyectada, internalizada de vuelta en realidad al lugar de


donde procede: es dirigida contra el propio yo, incorporándose a una parte de
éste, que en calidad de super-yo, se opone a la parte restante y asumiendo la
función de «conciencia» [moral], despliega frente al yo la misma dura
agresividad que el yo, de buen grado, habría satisfecho en individuos
extraños”.

Entre el riguroso super-yo y el yo se crea una tensión que Freud denomina


sentimiento de culpabilidad y que se manifiesta en la necesidad de castigo. Por
consiguiente, se concluye que la cultura domina la peligrosa inclinación
agresiva del individuo debilitando a éste, desarmándolo y haciéndalo vigilar por
una instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la ciudad
conquistada”.

El sentimiento de culpabilidad atraviesa las fases evolutivas del ser humano.


En su forma primitiva la pulsión de Muerte exteriorizada como agresividad
encontraba satisfacción en diversas expresiones de naturaleza sádica
(destrucción, violencia, crueldad), por obra de la administración cultural y sus
intereses, la agresividad es transformada en la base de la autorregulación
moral. La compulsión moral permite a la pulsión de Muerte seguir satisfaciendo
sus exigencias sádicas a través del verdugo interno que es el super-yo, en este
proceso el yo se torna masoquista (adquiere y perpetúa la necesidad de
castigo), situación que genera una importante cuota de infelicidad general.

La doctrina psicoanalítica admite que el origen del super-yo se halla


íntimamente enlazado a los destinos del complejo de Edipo, el super-yo -como
dicen los psicoanalistas- es el heredero de este vínculo afectivo, (esto quiere
decir que el niño renuncia a la agresión contra el padre y ulteriormente erige un
super-yo por identificación con el padre. Luego, la agresión contenida
transferida al super-yo fortalece el sentimiento de culpa y la necesidad de
castigo). Freud dice que la conciencia de culpabilidad es inevitable, fatal como
la tendencia agresiva contra el padre que “volvió a agitarse en cada generación
sucesiva. ”Y efectivamente, sostiene Freud: “, no es decisivo si hemos matado
al padre o si nos abstuvimos del hecho [aludiendo a la hipótesis del crimen
primordial] en ambos casos nos sentiremos por fuerza culpables, dado que
este sentimiento de culpabilidad es la expresión del conflicto de ambivalencia
de la eterna lucha entre el Eros y la pulsión de destrucción o de muerte”.

Este conflicto se exacerba en cuanto al hombre se le impone la tarea de vivir


en comunidad:

a) En la familia: el conflicto se manifestará en el complejo de Edipo,


instituyendo la conciencia moral y engendrando el primer sentimiento de
culpabilidad.

b) En la cultura (comunidad amplia, civilización), el mismo conflicto permanece


en formas que dependen del pasado, reforzándose y exaltando aún más el
sentimiento de culpabilidad. Como la cultura obedece a Eros que obliga a unir a
los hombres en una masa íntimamente amalgamada, solo puede alcanzar este
objetivo mediante la constante acentuación del sentimiento de culpabilidad. El
precio a pagar por el progreso cultural es: “la perdida de felicidad por aumento
del sentimiento de culpabilidad”.

En la teoría de Freud la cultura progresa como dominio, solo las


multiplicaciones de sus normas refuerzan las estructuras represivas básicas y
la renuncia. La civilización no admite superhombres, o si se quiere “la
civilización tiene que defenderse a sí misma del fantasma de un mundo libre.”
Por esto hay que repetir con Freud: la «meta» del principio del placer, o sea
«ser feliz», es inalcanzable. Ante esto hay que resignarse “, en último análisis,
la pregunta es sólo cuánta resignación puede soportar el individuo sin explotar.”
Este trágico escenario, esta aporía sociológica es -desde el punto de vista de
Freud- insuperable. El carácter forzoso de la cultura para la humanidad (la
restricción de la vida sexual mediante el carácter compulsivo de las exigencias
morales, implantación del ideal humanitario a costa de la selección natural,
etc.) perpetúa el conflicto. Los impulsos instintivos de naturaleza elemental –
esto es la esencia más profunda del hombre– seguirán siendo inhibidos,
dirigidos hacia otros sectores, amalgamados entre sí, cambiando de objeto,
volviéndose contra la propia persona. Las condiciones de vida principalmente
en los grandes centros urbanos seguirán siendo los factores decisivos en las
neurosis. Para Freud no existe un sistema político que pueda eliminar el
malestar específico derivado de la convivencia social. El objetivo del Eros de la
cultura -formar una unidad amalgamada de humanos- podría ser logrado con
mayor éxito “si se hiciera abstracción de la felicidad individual”. En último
análisis, el ideal de la cultura, es decir, la abolición del antagonismo pulsional,
el ascenso de Eros sobre la pulsión de muerte es políticamente la fuente del
totalitarismo.

No hay que desconocer que todo esto había sido expuesto “en medio del
rápido crecimiento del fascismo europeo”. Bastaron solo tres años para que las
sombrías predicciones de esta obra resulten plenamente -históricamente-
justificadas con el advenimiento del régimen nazi. En 1933 Adolf Hitler era
elegido canciller de Alemania.

Teoría de acumulación de impulsos.

Se puede afirmar que el núcleo de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud


gira entorno de la motivación humana, más concretamente, de la presencia de
motivaciones inconscientes que determinan nuestras decisiones y nuestros
actos. La palabra alemana que utilizó Freud para referirse a la motivación
humana fue la palabra Trieb; aunque generalmente se ha traducido por
'instinto', su traducción más adecuada y precisa es 'pulsión'. Una pulsión es un
impulso que no está fijado y determinado como lo está el instinto; la pulsión, a
diferencia del instinto, es moldeable y flexible. La pulsión es una tensión
creciente que se resuelto en una distensión que provoca placer.

Si bien se ha dicho que para Freud la pulsión que hace mover


fundamentalmente el hombre es la sexualidad y de aquí proviene la crítica de
pansexualismo, esta expresión se ha de matizar. Preferentemente habla de
una pulsión más amplía que la sexualidad y que llama libido. «La libido -dice-
es una pulsión, una energía pulsional relacionada con todo aquello susceptible
de ser comprendido bajo el nombre de amor, o sea, amor sexual, amor del
individuo a sí mismo, amor materno y amor filial, la amistad, amor a la
humanidad en general, a objetos y a ideas abstractas». Ahora bien, considera
que todas estas tendencias o variantes constituyen la expresión sublimada del
impulso de unión sexual.
A lo largo de su vida Freud hizo y rehizo su teoría de las pulsiones y pueden
definirse cuatro etapas o versiones de la teoría; eso hace aún más impreciso
afirmar que la pulsión que hace mover fundamentalmente al hombre es la
sexualidad. El Freud más maduro mantiene una teoría dualista de la motivación
humana en la cual la libido, vista como pulsión de vida, está interconectada a
una pulsión de sentido opuesto, pulsión de muerte o impulso destructivo.

Teoría de los estímulos exteroceptivos.

Lo que se pretende es estudiar, con sujetos infrahumanos y delineamiento de


operación libre, la distribución de respuestas durante el proceso de
diferenciación, considerando la duración de la respuesta como criterio de
refuerzo, estableciéndose los límites inferior y superior de duración exigida. El
estudio fue hecho de forma para poder comparar la distribución de respuestas
cuando estímulos externoreceptivos - en este caso, un sonido - podían haber
asumido el control sobre la dimensión duración con la distribución cuando este
control no podía ser establecido sistemáticamente. Dos ratones machos fueron
sujetos experimentales, de la raza Wistar, privados de agua y
experimentalmente ingenuos. Los resultados indicaron que el sonido contribuye
a la producción de un responder diferenciado. Por otra parte, comparaciones
con otras búsquedas indican que este efecto puede ser regulado según el tipo
de estimulación externo-receptiva utilizada.

Teoría de la frustración agresión.

La agresividad ha sido explicada a lo largo de la historia de la psicología desde


diferentes enfoques dando lugar a distintas teorías (biológicas, del aprendizaje,
ambientales, etc).

La teoría de la frustración-agresión postulada por Dollard y Miller defiende que


la agresión surge como causa de la frustración. Definen la frustración como una
emoción que surge cuando algo impide que logremos un objetivo o nos dificulte
su obtención.

En un principio, su teoría podría calificarse como radical ya que no decían


únicamente que la agresión surgía siempre debido a la frustración, sino que
defendían también el hecho de que la frustración provocaba obligatoriamente
agresividad del tipo que fuere (directa, indirecta, verbal, motriz, externa,
interna).

Sin embargo, no siempre es así ya que muchas veces, más que agresividad o
ira, provoca desesperanza o sentimientos de incapacidad, por lo que finalmente
esa teoría tan radical fue modificada llegando a la conclusión de que la
agresividad es sólo una de las posibles respuestas que surgen a partir de la
frustración.

Teoría del aprendizaje


Principales teorías del aprendizaje

En este apartado conoceremos lo que dicen las teorías más estudiadas sobre
este tema en la actualidad.

1. Teoría del aprendizaje de Pavlov

Pavlov es un psicólogo y fisiólogo ruso celebre en la historia de la psicología


por sus aportaciones al conductismo. Esta vertiente psicológica predominó en
la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos. Buscaba las respuestas del
secreto del aprendizaje en laboratorios bajo condiciones tremendamente
estrictas.

El conductismo deseaba demostrar que la psicología es una auténtica ciencia.


Los protagonistas de sus experimentos eran ratas, palomas o el famoso perro
de Pavlov. Dentro de este enfoque destacan conductistas como Skinner,
Thorndike, Tolman o Watson.

Pavlov defendía el condicionamiento clásico. Según este tipo, el aprendizaje se


produce cuando se asocian más o menos al mismo tiempo dos estímulos, uno
incondicionado y otro condicionado. El incondicionado provoca una respuesta
natural en el cuerpo y el condicionado la empieza a desencadenar cuando se
vincula al anterior.

Por ejemplo, si cuando pruebo una receta de pasta (estimulo condicionado),


me duele el estómago (estimulo incondicionado), es posible que relacione mi
malestar con los macarrones. Posteriormente, se producirá́ una respuesta
condicionada, que es mi recién adquirido disgusto hacia ese plato.

Esta teoría también explica otros procesos como la generalización de los


estímulos, saber que todos los semáforos en verde nos dicen que podemos
cruzar, o la extinción, cuando dejamos de dibujar porque ya no nos dan
premios en el colegio.

Estas ideas han dado lugar a innumerables investigaciones posteriores, pero


también han suscitado diversas y agudas críticas. Este tipo de aprendizaje es
demasiado rígido para explicar gran parte de las conductas humanas. Nuevos
modelos siguen revisando estos pensamientos.

2. Teoría del aprendizaje de Piaget

Piaget elaboró su teoría desde una postura constructivista, afirmaba que los
niños tienen un papel activo a la hora de aprender. Para él, las diferentes
estructuras mentales van modificándose y combinándose entre ellas a través
de la experiencia mediante la adaptación al entorno y la organización de
nuestra mente.
El aprendizaje existe gracias a los cambios y a las situaciones novedosas.
Nuestra percepción del mundo se renueva a medida que crecemos. Este
proceso está compuesto por esquemas que nosotros ordenamos mentalmente.
La adaptación tiene lugar mediante un proceso de asimilación, que modifica la
realidad externa, y otro de acomodación, que cambia nuestras estructuras
mentales.

Por ejemplo, si acabamos de conocer a un vecino nuevo y hemos tenido malas


experiencias previas, pensaremos “es un cotilla” (asimilación). No obstante, si
vemos que es discreto y prudente, nos veremos obligados a alterar nuestra
clasificación previa (acomodación) y reconocer que también hay vecinos
agradables.

Por otra parte, la organización procura integrar las diferentes adaptaciones a lo


largo de nuestro desarrollo entre diferentes estadios del desarrollo (de forma
vertical) o dentro del mismo estadio de desarrollo (de forma horizontal).
Adaptación y organización se complementan mediante la “equilibración“, que
autorregula nuestro aprendizaje.

3. Teoría del aprendizaje significativo de Ausubel

Ausubel es uno de los máximos exponentes del constructivismo y fue muy


influido por Piaget. Este psicólogo y pedagogo opinaba que para que la gente
aprenda es preciso actuar sobre sus conocimientos previos. Por ejemplo, si yo
quiero que mi hijo comprenda lo que es un mamífero, primero tendré que
comprobar que sabe lo que es un perro y saber cómo piensa para actuar en
consecuencia. Estos conceptos se integran mediante organizadores previos
que buscan la coherencia en nuestro cerebro.

Esta teoría está muy centrada en la práctica. El aprendizaje significativo


contrasta con el aprendizaje de memoria (retener largas listas sin discurrir)
porque produce conocimientos mucho más duraderos que se interiorizan mejor.
Con el tiempo los conceptos se van relacionando y jerarquizando para
ahorrarnos muchos pasos cada vez que queramos hablar sobre un tema
determinado o hacer cosas como jugar al baloncesto.

4. Teoría del aprendizaje social de Bandura

La teoría de Bandura hizo hincapié en el papel de las variables sociales y unió


la perspectiva conductista con la cognitiva, enfoque que prioriza el estudio de
los procesos mentales. Afirma que casi todas nuestras conductas se adquieren
por observación e imitación.

Tenemos la última palabra a la hora de decidir cómo queremos actuar, pero los
modelos a los que estamos expuestos nos influyen mucho. Por esto es tan
importante tener cuidado con la extrema violencia en los medios de
comunicación.

Los más pequeños pueden saber que no está́ bien pegar a sus compañeros,
pero si interiorizan la violencia de su serie favorita es posible que mantengan
conductas agresivas en contextos y momentos diferentes. Es decir, si ven en la
tele que un problema se solucionó́ con un puñetazo, tal vez den un empujón a
un amigo la semana siguiente para conseguir un juguete en la escuela.

Aplicar las teorías del aprendizaje en la educación

Frecuentemente, cuando nos hablan de aprendizaje pensamos en los niños y


los colegios. Este proceso influye en todas las etapas de la vida, pero lo que
aprendemos en nuestra infancia y como lo hacemos nos marcará para siempre.
Es complicado encontrar un solo padre que no desee descubrir las claves del
aprendizaje para mejorar la educación de sus hijos.

Vivimos en un entorno cambiante, estamos expuestos a numerosos personajes


y situaciones que abarcan desde lo más rutinario hasta lo más excéntrico que
podamos imaginar. Los profesionales del futuro deberán ser capaces de
enfrentarse a una sociedad que se transforma cada día a una velocidad mayor
y estar a la altura.

Se debe encontrar una manera de educar a los miembros de la próxima


generación para que sepan desenvolverse en un entorno cada vez más virtual
y globalizado. En primer lugar, hay que seguir investigando estas teorías y
proponiendo otras alternativas que se adapten a la realidad. Esto nos permitirá
avanzar y rediseñar las medidas educativas que no permiten a la gente
desarrollar su máximo potencial.

Hacer descubrimientos en este campo es una tarea ambiciosa y complicada.


Pero sí podemos observar las reacciones de nuestros hijos al combinar varios
métodos de enseñanza para ver qué se adapta mejor a ellos.

Por ejemplo, si queremos que nuestro pequeño aprenda a hablar inglés


podemos probar a que cante canciones en ese idioma o a darle pequeñas
recompensas en un juego por cada acierto. Con un sistema de aprendizaje
flexible que contemple las necesidades particulares de cada persona se puede
alcanzar un extra de motivación que logre excelentes resultados.

La agresión en el desarrollo del hombre: la agresión en el lactante, la agresión


en la infancia, la agresión en la adolescencia.

Agresión y estructura social. Patología de la agresión

¿Cuál es el proceso etiológico de la agresión?

La agresión se puede dar por frustración, desplazamiento y catarsis:


Frustración: la frustración produce agresión, entendiendo por frustración la
interferencia o bloqueo en el logro de alguna meta. Cabe aclarar que no
siempre tiene que desembocar en agresión, puede producir otra clase de
comportamientos. El hecho que un individuo despliegue o no agresión depende
en gran medida del grado en que su cultura la permite.

Desplazamiento: la frustración activa un presunto “impulso agresivo”, siendo la


fuerza motivadora hasta que es descargada en una conducta agresiva. En
consecuencia, dicho impulso puede volverse “flotante”, vale decir, separarse
respecto de la fuente causante de la frustración y descargarse a otra persona,
grupo u objeto. A este proceso se lo denomina desplazamiento.

Catarsis: es la eliminación de la energía agresiva mediante su descarga a


través de una conducta agresiva.

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