Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Matricula:100573409
Sección: 43
Practica: #6
Cuestionario
La violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra
persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable
que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de
desarrollo o la muerte.
4. Fisiopatología de la violencia.
Violencia psicológica
Violencia física
Violencia sexual
Violencia simbólica
Violencia laboral
Violencia de género
Violencia racial
Se trata de aquella violencia ejercida sobre la persona a causa de su género. La mayor parte
de las víctimas de este tipo de violencia son las mujeres, cuyo maltrato está absolutamente
naturalizado en la cultura. Entre las víctimas cuentan también los miembros de la comunidad
LGBT. La violencia de género puede ir desde la descalificación hasta el feminicidio, en cuyo
caso califica como crimen de odio.
El perfil de un agresor o víctima activa suele ser el siguiente: Es frecuente que sean
repetidores y de edad superior a la media de la clase. Su rendimiento escolar es bajo.
Muestran una actitud negativa hacia la escuela. Suelen ser más fuertes físicamente que sus
víctimas. Muestran poca empatía hacia las víctimas. Presentan altos niveles de impulsividad.
Sienten la necesidad de dominar a otros mediante el poder y la amenaza. Toleran mal las
frustraciones. Les cuesta aceptar las normas sociales. Presentan una actitud hostil y desafiante
con padres y profesores. Perciben escaso apoyo y supervisión parental. Informan de
frecuentes conflictos familiares, de autoritarismo y hostilidad.
No acatan las normas sociales. Tienen una opinión relativamente positiva de sí mismos:
presentan una autoestima media o incluso alta. Tienen un grupo pequeño de amigos (dos o
tres) que les apoyan.
Son más populares entre sus compañeros que las víctimas. Además, el agresor suele
presentar cuatro necesidades básicas que se resumen en el siguiente esquema
(Rodríguez, 2004):
Necesidad de sentirse diferente: Los agresores suelen crearse una reputación y una
identidad particular en el grupo de iguales que les rodea; pretenden ser diferentes y rechazan
todo aquello que no es igual o similar a la imagen que han creado.
Necesidad de llenar un vacío emocional: Los agresores no son capaces de emocionarse o
reaccionar con afecto ante los estímulos diarios; por el contrario, persiguen constantemente
nuevas vivencias y sensaciones que muchas veces logran únicamente cuando crean su propio
“espectáculo”.
Los comportamientos y actitudes con los que hemos caracterizado al agresor hacen que
su personalidad tenga las siguientes características: Agresivo y fuerte impulsividad.
Ausencia de empatía. Poco control de la ira. Percepción errónea de la intencionalidad de los
demás: siempre de conflicto y agresión hacia él. Autosuficiente Capacidad exculpatoria. Sin
sentimiento de culpabilidad. Bajo nivel de resistencia a la frustración. Escasamente reflexivo
o hiperactivo. Incapacidad para aceptar normas y convenciones negociadas. Déficit en
habilidades sociales y resolución de conflictos Su evolución en el futuro puede derivar si no
se trata hacia la delincuencia o la agresión familiar.
Efectos sobre la salud mental y conductual Tanto la violencia física como la sexual se han
vinculado con un riesgo mayor de resultados de salud mental adversos en las mujeres (3). Los
más frecuentes son la depresión (14), intentos de suicidio, el trastorno por estrés
postraumático, otros trastornos de estrés y ansiedad, trastornos del sueño y de los hábitos
alimentarios y trastornos psicosomáticos (5,6). Los malos tratos físicos y el abuso sexual en
la niñez también se han asociado con un sinnúmero de comportamientos de riesgo
posteriores, como actividad sexual precoz, uso indebido de alcohol, consumo de tabaco y de
drogas, múltiples compañeros sexuales, elección de parejas abusivas en etapas posteriores de
la vida y tasas más bajas de uso de anticonceptivos y de condones (21,29).
Las mujeres que informan sobre una historia de abuso sexual temprano a menudo indican que
sienten menosprecio por sí mismas y tienen dificultades para distinguir el comportamiento
sexual del comportamiento afectuoso, para mantener límites personales apropiados y rechazar
insinuaciones sexuales no deseadas. Las víctimas directas son quienes han vivido las
consecuencias físicas y psicosociales de la violencia; las indirectas son los familiares o
personas cercanas a las víctimas; mientras que las víctimas contextuales son testigos de la
violencia y pueden ser afectados psicológicamente sin pérdidas o amenazas directas a ellos o
a sus familiares.
De entre las clases de violencia, en el caso del ámbito privado, la que interesa al presente
trabajo es la violencia criminal y la correspondiente al mundo de lo público, que es la
industrial. Es precisamente en esta clasificación en la que podemos incluir un aspecto
fundamental de la violencia que vive, percibe y experimenta la infancia en la actualidad,
como explicaremos a continuación.
Maltrato físico: Todo acto de agresión intencional en el que se utilice alguna parte del cuerpo,
algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar o causar daño a la integridad física de
otro, encaminado hacia su sometimiento y control.
Sobre la violencia,6 en cualquiera de sus modalidades, cabe señalarse que los medios tienen
una gran influencia tanto en la persistencia y reproducción del problema como en la
posibilidad de prevenirlo y erradicarlo. En la actualidad, las personas aprendemos quienes
somos, no sóloa partir de nuestro origen inmediato, es decir nuestra familia y el medio que
nos rodea, sino a través de imágenes, de narraciones a través de las cuales, de la misma
manera, aprendemos valores y desvalores, formas de comportamiento y socialización,
etcétera.
El acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre
estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a
través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso.
El perfil tipo del agresor o acosador responde a las siguientes características: Personalidad
irritable y agresiva.
Bajo autocontrol.
Ausencia de empatía.
Impulsivo.
Su rendimiento académico suele ser bajo. En ocasiones es algo mayor que el resto de la
clase por haber repetido uno o varios cursos.
Su comportamiento en el aula se caracteriza por las salidas de tono, las bromas fuera de
lugar e incluso actitudes desafiantes frente a profesores y compañeros.
Físicamente fuerte.
La víctima
Tener algún tipo de trastorno del aprendizaje, especialmente los problemas relacionados
con el lenguaje oral porque son muy evidentes y fácil objeto de burlas. Haber padecido
acoso escolar con anterioridad. Pertenecer a un grupo étnico, religioso, cultural o de
orientación sexual minoritario.
Los padres, el personal educativo y otros adultos que se preocupan sobre el problema tienen
un rol que desempeñar en la prevención del acoso. Ellos pueden:
Ayude a los niños a entender el acoso Explicarles qué es el acoso y cómo enfrentarlo de
manera segura. Decirles a los niños que el acoso escolar es inaceptable. Asegurarse de que
los niños sepan cómo recibir ayuda.
Mantener abiertas las líneas de comunicación. Hablar con los niños de forma regular.
Escucharlos. Conocer a sus amigos, preguntarles sobre la escuela y comprender sus
preocupaciones.
Aliente a los niños a hacer lo que aman. Las actividades, intereses y pasatiempos especiales
pueden estimular la confianza, ayudar a los niños a hacer amigos y protegerlos de situaciones
de acoso.
La delincuencia juvenil comprende, desde el punto de vista jurídico, las conductas tipificadas
como delitos en el Código Penal, cometidas por menores de edad. La definición de minoría
de edad varía de un país a otro, en general jóvenes mayores de 14 años y menores de 18. En
Estados Unidos la delincuencia juvenil se define como un acto criminal cometido por un niño
menor de 18 años.
Los factores asociados con la delincuencia juvenil que se someterán a análisis han surgido
como tales en diversas investigaciones y derivaciones teóricas que han tratado de abordar la
denominada "conducta desviada". Se pretende, por una parte, estudiar la relevancia que
tienen para el fenómeno de la delincuencia juvenil dichos factores asociados, y por otra,
articular estas variables dentro de un modelo de carácter explicativo que dé cuenta de la
acción conjunta de estas dimensiones.
Se propone un modelo en que la delincuencia juvenil pueda ser entendida desde una
perspectiva multidimensional, existiendo en cada nivel factores asociados interactuantes; esta
visión permitiría enmarcar el fenómeno en los procesos propios del contexto sociocultural en
el que se desarrolla, con sus particulares características (valores culturales dominantes,
pertenencia a focos urbanos, marginalidad social, etc.). Un esfuerzo importante en este
sentido lo constituye la Ecología del desarrollo humano de Bronfenbrenner ,desde la cual se
comprende la conducta humana como una relación funcional ente la persona y su contexto,
entendiendo éste como "un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe en la
siguiente”, estructuras que a su vez son mutuamente interactuantes. Así entendido, este
modelo pretende "proporcionar un esquema conceptual unificado pero muy diferenciado,
para describir e interrelacionar estructuras y procesos, tanto en el ambiente inmediato como
en el más remoto"). Según el autor, este espacio ecológico está constituido por cuatro
dimensiones fundamentales: microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema,
integrándose los diversos factores de modo simultáneo
Las diferentes formas de violencia que afectan a la sociedad no solo son causa de
desequilibrios psicológicos y emocionales; también pueden ser consecuencia de estos. La
violencia y los problemas de salud mental se vinculan entre sí, generando un círculo vicioso
de consecuencias cada vez más lamentables.
Las diferentes formas de violencia que afectan a la sociedad dominicana no solo son causa de
desequilibrios psicológicos y emocionales, sino que también pueden ser consecuencia de
estos. “Son un problema de doble vía”, dice Ángel Almánzar, director de Salud Mental del
Ministerio de Salud Pública. “Una cosa lleva a la otra”.
Para ayudar a romper este círculo vicioso, entre otras medidas, se debe mejorar el acceso a
los servicios de atención de salud mental. “Con robustecer la atención primaria se puede
yugular la violencia”, afirma Almánzar. Problemas de salud mental están ‘discapacitando’ a
la población Alrededor del 30% de los dominicanos necesita atención de salud mental. Así lo
informa Ángel Almánzar, director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública.
El funcionario aclara que esa cifra es “relativamente similar” a la de otros países de la región
y que al desglosarla por tipo de problemática (suicidio, depresión, ansiedad, entre otros
trastornos) “todos los números que están dentro de los rangos”.
Para la psicóloga Wendy Alba, directora de Society for Family Health (SFH), hay que
continuar analizando las estadísticas sobre el tema y desglosarlas para desarrollar programas
que tomen en cuenta a cada grupo poblacional, “porque no es lo mismo intervenir
adolescentes que personas adultas o mujeres”.
Al hablar de suicidio, por ejemplo, algunos plantean que este fenómeno ha aumentado. Sin
embargo, Alba considera que esto “no necesariamente” ha sido así, sino que se trata de una
problemática más evidente.
“La estadística todavía es muy blanda para nosotros analizar y decir que ha aumentado”,
expresa la psicóloga. “Lo que sí es constante es que se está visibilizando más el tema”.
Cambios sociales
En opinión del psiquiatra, tanto la presión social como la impunidad -y la frustración que se
deriva de estas- generan violencia. “La violencia está en la sociedad”, comenta el médico.
“Tanto globalización como esta posmodernidad nos lleva a la violencia... Cuando nos
sentimos insatisfechos en lo que tenemos y en lo que queremos eso nos provoca frustración y
eso mal canalizado provoca violencia”.
Los cambios que ha experimentado la sociedad en décadas recientes han hecho aumentar la
presión y la insatisfacción sobre los ciudadanos, según Almánzar. La explosión demográfica,
la migración del campo a la ciudad, el subsecuente aumento de la población urbana, la
carencia de servicios básicos y de una educación de calidad... “eso crea una presión social
que se tiene que traducir en insatisfacción y, por ende, en violencia”.
Estudiar el fenómeno
Para paliar la violencia y sus consecuencias sobre la salud mental de los ciudadanos, dice
Alba, hay que volver a estudiar el fenómeno.
“No podemos responder con lo que respondíamos hace unos años porque, como decía el
doctor (Almánzar), todo ha cambiado”, argumenta la profesional de la conducta. “Hay que
actualizar el discurso y que la práctica venga desde la comunidad hasta el profesional”.
“Deberíamos tener programas con los que podamos resarcir de alguna manera los efectos que
eso deja en toda una comunidad”, manifiesta Alba, quien considera que los problemas de
salud mental están “discapacitando de alguna manera a nuestra población”
19.Mitos de la cultura dominicana sobre los roles de género y la violencia.
(micromachismos)
Las justificaciones o aceptaciones de los mitos que excusan “la violencia basada en género en
el país es alarmantes, a partir de los datos revelados en encuestas realizadas a estudiantes
“La violencia basada en género es un tipo de violencia física, psicológica, sexual, económica
o patrimonial, ejercida contra cualquier persona sobre la base de su identidad o construcción
de género. Esta es la definición que se utiliza en este estudio”, precisa.
En las justificaciones o aceptaciones de los mitos que excusan la violencia basada en género,
se observó que un 74% de las escolares llegó a señalar como válido el hecho de que muchas
mujeres, con su conducta sacaban de quicio a los hombres, y era por eso que estos les
pegaban.
Este dato es sumamente importante, ya que expone la aceptación en las escolares a que ellas
mismas son las causantes de la violencia basada en género. Esto implica que entienden que
existe justificación para la VBG. En el caso de los escolares hombres se observó que un 80%
estuvo de acuerdo con justificar la violencia basada en género, condicionándola a la conducta
de las mujeres.
El hecho de que los escolares hayan señalado de forma tan evidente su apoyo a la
justificación de la violencia basada en género es alarmante, aunque esto no signifique
necesariamente que la vayan a poner en práctica. Pero indica que piensan que la génesis de la
violencia basada en género está supeditada a la conducta de la mujer, y que la violencia es
excusable
En los casos de acoso por Internet entre niños se reproducen una serie de patrones. A
continuación, enumeramos algunos de ellos:
En grupo. En la mayoría de los casos, la intimidación es ejercida por varias personas.
Entre conocidos. Lo más normal es que el agresor y el agredido sean compañeros de
clase.
Causa daño. Origina mal psicológico y social a través de humillaciones, insultos,
difusión de mentiras, etc.
Cotidiano. Los ataques no son puntuales, sino que se producen con frecuencia.
Online. Las redes sociales son las herramientas para acometerlo, pero puede
extenderse a la clase.
La violencia online (o violencia viral) es la que se produce a través del uso cotidiano
de las tecnologías de la información y la comunicación