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Los cuatro o cinco 

elementos de la naturaleza —normalmente agua, tierra, fuego y aire, a los


que se añade la quintaesencia o éter— eran, para muchas doctrinas antiguas, los
constituyentes básicos de la materia y explicaban el comportamiento de la naturaleza. El
modelo estuvo vigente hasta que la ciencia moderna empezó a
desentrañar los elementos y reacciones químicas.
En la cultura occidental, el origen de la teoría de los cuatro elementos se encuentra en
los filósofos presocráticos y perduró a través de la Edad Media hasta el Renacimiento,
influyendo profundamente en la cultura y el pensamiento europeo. Los estados de la materia,
según la ciencia moderna y, en menor grado, también la tabla periódica de los elementos y el
concepto de combustión (fuego) pueden ser considerados sucesores de aquellos modelos
tempranos.
La India y Japón añadían un quinto elemento invisible, el éter.[cita  requerida] China por su parte
enunciaba elementos ligeramente diferentes y todavía usados en la medicina china tradicional:
tierra, agua, fuego, metal y madera, entendidos más como diferentes tipos de energía en un
estado de constante interacción y flujo entre unos y otros, en oposición a la noción occidental
que los relaciona con las diferentes manifestaciones de la materia.

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