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La Integración de la Gestión del Riesgo en el Desarrollo Territorial y el Paisaje Urbano

Sergio Andrés López Álvarez

Facultad De Ingeniería Y Arquitectura, Universidad Católica de Manizales

Principios del Urbanismo, Planificación y Gestión Urbana

Arq. Andrés Felipe Pineda Suarez

9 de octubre de 2021

Los desastres determinados como la materialización de los riesgos expresados como la

conjugación de las condiciones de amenaza bien sea de carácter natural o antropogénica y las

condiciones de vulnerabilidad expresada en términos de fragilidades físicas, sociales,

económicas, ambientales y político – institucionales, generan el desafío de plantear modelos de

desarrollo territorial que permitan la corrección de los riesgos existentes (i.e. medidas de

mitigación) así como, evitar la generación de nuevas condiciones de riesgo (i.e. medidas de

prevención). Una de las frases comúnmente escuchadas es “Los desastres son problemas no

resueltos del desarrollo” (Lavell, 2000) genera la reflexión que los modelos de desarrollo desde

todos los ángulos, traen un pasivo histórico derivado de los modelos de desarrollo basados en

crecimiento económico, y que en este sentido y el énfasis a abordar desde los aspectos de

desarrollo territorial involucran la necesidad de la integración de las medidas de reducción del

riesgo en el paisaje urbano.


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Es relevante entender que la pretensión de la gestión del riesgo es la de salvar la vida

humana y para lograr este objetivo, se requiere garantizar los medios de subsistencia, las

condiciones ambientales y la infraestructura. Como lo expresa el prefacio del Reglamento

Colombiano de Diseño y Construcción Sismo-Resistente NSR-10 (Asociación Colombiana de

Ingenieria Sísmica, 2010) “La Reglamentación Sismo Resistente defienden primordialmente la

vida humana ante la ocurrencia de los sismos y la defensa de la propiedad no deja de ser un

subproducto de la defensa de la vida”. Lo anterior implica que existe una necesidad de

modificar la visión conservacionista referente a los bienes de interés cultural y patrimonial,

además de ampliar lo determinado conceptualmente en el artículo segundo de la ley 388 de

1997 respecto a la aplicación de los principios “…3. La distribución equitativa de las cargas y

los beneficios” (Congreso de la República de Colombia, 1997), en donde se generen las

exigencias normativas para tomar la construcción de las medidas de mitigación de los riesgos,

como los incentivos para quienes cumplan con reducir el riesgo a los niveles de aceptabilidad

colectivos.

En el ahora la política pública de Colombia establece como parámetro de integración de

la gestión del riesgo lo determinado en la ley 1523 de 2012 la incorporación de las acciones de

gestión del riesgo como un determinante ambiental en los instrumentos de planificación y

desarrollo territorial lo cual implica como requisito la incorporación en los proyectos de

inversión (Congreso de la República de Colombia, 2012). En el otro contexto la ley 400 de 1997

en su artículo segundo exige que “las construcciones que se adelanten en el territorio de la

República deberán sujetarse a las normas establecida en la presente Ley en las disposiciones
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que la reglamenten” (Congreso de la República de Colombia, 1997). Está ley establece que se

deben crear incentivos para quienes actualicen las construcciones existentes a las nuevas

normas y obliga a realizar análisis de vulnerabilidad para las edificaciones indispensables

existentes en un lapso de 3 años, y a repararlas en caso de que sean deficientes, con un plazo

de 6 años, el marco normativo de la política pública se queda corto ante la realidad del

contexto colombiano.

Si se aplica un marco analítico de Gobernanza, en donde se cuente con la

caracterización de actores, la revisión normativa, la identificación de punto nodales y la relación

entre estos aspectos, se puede inferir que los efectos en la organización espacial del territorio,

donde se presentan múltiples procesos de ocupación sin planificación aunado a la

descoordinación entre los actores y a la poca credibilidad tanto de entidades públicas como

privadas, se convierten en un circulo vicioso que no permitirá que la gestión del riesgo se

incorpore de manera adecuada a la planificación territorial. incrementemos el problema con el

aumento de elementos expuestos a diferentes amenazas, es decir, el crecimiento de Colombia

como un país de ciudades, en donde la población en cascos urbanos aumenta notoriamente en

consideración con el decrecimiento poblacional del área rural, lo cual se une a la condición

histórica donde las grandes ciudades del país se emplazan en la zona andina, donde si bien se

cuenta con una riqueza natural en las montañas y valles, es donde también se presentan

amenazas socio-naturales de gran impacto en el país como lo son los sismos, los movimientos

en masa, las avenidas torrenciales y las inundaciones.


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Así pues, si bien el incorporar el conocimiento del riesgo en los instrumentos de

planificación territorial y abordar las estrategias estructurales y no estructurales en los planes y

proyectos de desarrollo son considerados como un gran avance en la gestión del riesgo, se

debe ir más allá y pensar en que la prevención de desastres y la reducción de impactos se

planteen como un determinante para la disminución de los pasivos y metodológicamente un

factor composicional para los modelos de desarrollo territorial. Desde este último concepto se

plantean ejemplos tales como la necesidad de que el desarrollo de planes parciales requieran

de análisis específicos en cuanto a equipamiento institucional óptimo (hospitales,

infraestructura para la atención de emergencias, estaciones de policía, etc.), así como la

verificación de la accesibilidad a todos y cada uno de los sitios a desarrollar a partir de la

medición de tiempos óptimos de atención de emergencias, no obviando por demás lo ya

planteado en nuestra normativa tal como la definición y el no desarrollo en zonas de riesgo no

mitigable.

En el otro contexto de la disminución de pasivos, es decir, de la mitigación de riesgos

existentes, se vuelve necesario la integración de las medidas de reducción en el paisajismo

urbano. Manizales, una ciudad no ajena a los problemas derivados de una planificación

inadecuada del territorio, además de los factores implícitos generadores de alta susceptibilidad

a diferentes amenazas, es una muestra de la integración de las medidas estructurales para la

reducción del riesgo en el paisaje, que si bien se tiene un carácter subjetivo para la definición

de estética, se puede decir que algunas se incorporan de manera adecuada como otras

representan un impacto ambiental desde la contaminación visual.


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En la Figura 1 se puede observar algunas de las medidas típicamente implementadas

para la mitigación del riesgo por deslizamiento en la ciudad de Manizales, entre las que se

tienen conformación de pantallas pasivas y pantallas con anclajes activos.

Figura 1

Diferentes medidas estructurales para la reducción del riesgo por movimientos en masa

en la ciudad de Manizales.

Las fotografías anteriores muestran como las medidas de reducción del riesgo modifican

la estructura verde de las laderas y se implantan de manera tal que presentan un significado de

seguridad a los territorios circundantes. Esto puede valorarse como un impacto negativo en

tanto se concibe el verde de la naturaleza como un escenario ideal y exquisito del paisaje, sin
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embargo, impone un nuevo hito en el paradigma del paisaje urbano, es decir, las obras de

mitigación del riesgo deben ser tanto funcionales como estéticamente agradables a la

población, dándole valor al territorio desde el punto de vista del incremento de la seguridad.

Otro gran ejemplo se cuenta en uno de los principales equipamientos urbanos, el

Hospital de Caldas, una edificación que fue reforzada tanto desde el contexto físico como

desde lo funcional. La Figura 2 presenta las condiciones del Hospital de Caldas antes y después

del proceso de reforzamiento estructural. La edificación antes del reforzamiento presentaba

una composición estructural con una planta estructural irregular de alta complejidad que

conlleva a efectos sísmicos que incrementan los niveles de daño. En contexto la edificación

reforzada pretende desde su mismo aspecto inmediato representar una edificación altamente

resistente que genere en el imaginario de los usuarios que su estancia es en una “estructura

indestructible”. Esto marca un paradigma para la arquitectura, pues la representación de

elementos estructurales del reforzamiento estructural de las edificaciones a la vista de las

personas, que generen confianza y seguridad a los usuarios. Si bien uno de los aspectos

comunes en edificios de tipo patrimonial o considerados como bienes de interés cultural ha

sido la de esconder los elementos estructurales de los reforzamientos estructurales con el fin

de conservar la belleza estética histórica de las edificaciones, se puede considerar que los

reforzamientos estructurales por si mismos rompen el paradigma y se convierten en un

determinante tecnológico para la preservación de esta infraestructura en el tiempo y que, las

generaciones futuras puedan decir: “gracias a ese reforzamiento estructural esa edificación aún

está allí”.
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Figura 2

Hospital de Caldas antes y después del reforzamiento estructural

Nota: La fotografía a la izquierda se refiere a la edificación antes del reforzamiento


estructural, fuente https://www.lapatria.com/blogs/de-que-nos-estaremos-perdiendo-sin-
nuestro-hospital-universitario-0. La fotografía de la derecha presenta la representación
exterior del reforzamiento estructural del hospital de caldas, fuente:
https://hospitaldecaldas.com/.

Figura 3

Palacio Amarillo de la Gobernación de Caldas y Catedral Basílica de Nuestra Señora del


Rosario de Manizales
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Ejemplos de lo anterior suceden en espacios cercanos como lo son el Palacio Amarillo de

la Gobernación de Caldas y la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario. En el primer

caso, una edificación de estilo republicado con una ornamentación de gran calidad estética, el

reforzamiento estructural de esta edificación es imperceptible tanto en el exterior como

prácticamente imperceptible desde el interior, la edificación de la Catedral Basílica con una

arquitectura neogótica imponente muestra la textura de los concretos de los muros adosados

para el aumento de la rigidez desde el exterior.

Es ineludible que el paisaje urbano requiere la integración de las medidas de mitigación

del riesgo, especialmente en el contexto de arraigo de una ciudad como Manizales, adicional

que los proyectos de desarrollo territorial no solo tengan como determinante la incorporación

espacial del conocimiento del riesgo, sino aun más, llegar a modelos metodológicos que

permitan modelar el adecuado funcionamiento del territorio desde los componentes de

reducción del riesgo mediante las medidas de prevención, como la disposición logística

adecuada para las acciones de respuesta a emergencias.

Bibliografía

Asociación Colombiana de Ingenieria Sísmica. (2010). Reglamento Colombiano de Diseño y

Construcción Sismo-Resistente NSR-10. Bogotá: AIS.

Congreso de la República de Colombia. (1997). Ley 388 de 1997. Bogotá.

Congreso de la República de Colombia. (1997). Ley 400 de 1997 Por la cual se adoptan normas

sobre construcciones sismo resistentes. Bogotá D.C.


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Congreso de la República de Colombia. (2012). Ley 1523 de 2012 por la cual se adopta la

política nacional de gestión del riesgo de desastres y se establece el Sistema Nacional de

Gestión del Riesgo de Desastres y se dictan otras disposiciones. Bogotá D.C.

Lavell, A. (2000). Desastres y Desarrollo: Hacia un Entendimiento de las Formas de

Construcción Social de un Desastre: El Caso del Huracán Mitch en Centroamérica. En N.

Garita , & J. Nowalski, Del Desastre al Desarrollo sistenible: El Caso de Mitch en

Centroamérica. San José: BID y CIDHS.

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