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Migración: comunicación, identidades, alteridades

Corina Leguizamón-IPPDH

Migración: comunicación, identidades, alteridades

Comunicación, cultura, identidad, diversidad están estrechamente ligadas al escenario de lo


cotidiano, de los contextos, las experiencias y competencias, memorias, del ámbito de la
migración como ese derecho humano que te da la posibilidad de decidir tu presente y tu
futuro. En este proceso interactúan diferentes actores como las personas migrantes, la
comunidad local, la sociedad de un país, el Estado, los medios de comunicación, etc.

En este escenario, se tiene por un lado, la interacción se da entre sujetos de derecho y por
otro, la construcción de sentidos entre los actores antes mencionados, donde de alguna
manera existe un nosotros involucrado, es decir quienes integran una sociedad, un barrio,
una ciudad, una comunidad, un país, una región.

La relación estrechada está mediada por las diversidades culturales y las identidades que
definen las culturas en un contexto donde los avances tecnológicos y las migraciones
siguen marcando y cambiando profundamente el status quo de los Estados - Nación.

Algunos datos develadores de la Organización Mundial de las Migraciones y del Alto


Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados señalan que en el año 2017 hubo
232 millones de migrantes internacionales, 12,4 millones de nuevos desplazados (24
personas cada 12 minutos). Además, cada semana hay tres millones de personas en el
mundo que se trasladan a las ciudades, según ONU-Hábitat, 2009.

Alrededor del 50% de los migrantes internacionales reside en diez países muy urbanizados
1: Australia, el Canadá, y los Estados Unidos de América, varios países de Europa (Francia,
Alemania, España y Reino Unido), la Federación de Rusia, Arabia Saudita y los Emiratos
Árabes Unidos (DAES, Naciones Unidas, 2013).

Los números mencionados, no son solo números, son personas con rostros, familias,
historias, etc. que, venidas de diferentes países interactúan con quienes se encuentran en
los lugares de destino del proceso migratorio pero también se distancian en espacio y
tiempo de de sus relaciones construidas en los lugares de origen.

Stuart Hall (2003) señala que identificarse, pertenecer, se parte de combina intentos de
rescate del mantener vínculos con las nuevas experiencias en el contexto de lo que implica
migrar esto por supuesto va definiendo nuevas sociedades que no son fáciles de andar y
que presentan desafíos importantes. Sociedades con identidades plurales que no se
vinculan con un territorio específico pero sí por diferentes formas de pertenecer y de
relacionarse entre y con el territorio de origen y de llegada (García Canclini).

La migración como parte de un procesos diabólico que contiene múltiples respuestas y


causalidades, requiere atenderla desde una perspectiva integradora y participativa.

A partir de ello, se puede señalar que la comunicación está implícita en el proceso


migratorio, por tanto, la comunicación y la migración son las vertientes dinámicas que
surgen ante la ausencia de oportunidades de lo local;

“como procesos de negociación y resistencia, son construidos por los


imaginarios individuales y colectivos. Tanto la comunicación como las
migraciones canalizan las reacciones y modi can las posiciones identitarias,
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del imaginario y sociales, pero como variables dependientes producen


impactos en el mundo globalizado”. 1

Benítez (2011) sostiene que las migraciones desafían fronteras y los modelos de
intercambio. Plantea además un desborde a los Estados-nación en términos de cambios
que pueden o no hacerse a partir de estas nuevas dinámicas, donde las nuevas tecnologías
de la información y los medios de comunicación juegan un rol de conexión y desconexión. Y
aquí resulta un proceso comunicativo que debería marcar la continuidad y el cambio social
que permita superar los efectos de la globalización en las dimensiones humana y social.

Las migraciones impactan en los países de origen como en los de destino, en sus territorios
y como resultado se encuentran identidades plurales, híbridas, marcadas por el
transnacionalismo. Es mediante la comunicación que la migración permite que las personas
se incorporen o no a la sociedad de consumo como espacio de reconocimiento en función
de lo social, lo cultural, adquiriendo valores de apropiación y uso.

Se puede observar que la comunicación y la migración están presentes de forma recurrente


y central en los Estados-nación como ejes del desarrollo a través de las relaciones
transfronterizas y transnacionales que se establecen a lo largo de la historia, las cuales
suponen poner en el centro a las personas como sujetos de derecho y la identificación del
otro en el marco de una diversidad cultural marcada por los procesos migratorios.

Migrantes como sujetos de derecho: rol de la comunicación

Ninguna persona en proceso migratorio deja de ser sujeto de derecho. Esto significa que los
Estados deben garantizar todos los derechos a todas las personas, sean o no migrantes. Al
introducir este punto cabe mencionar la importancia de las instituciones publicas, de las
políticas públicas, los derechos fundamentales, el derecho a la participación, el acceso a la
información y los medios de comunicación en esa tensión permanente de estos elementos y
la dinámica migratoria en su relación con la comunicación.

A menudo asistimos discursos que posicionan al migrante como enemigo, como esa
persona o ese grupo de personas que viene a ocupar espacios no suyos, a este discurso
que no es real se suma una cuestión que sí es real, los Estados de destino (de llegada de
las personas migrantes) no siempre tienen la capacidad para hacer cargo desde lo que
implica la garantía de los derechos de estas personas y de los cambios que trae consigo la
dinámica migratoria.

Es en este punto donde cabe también preguntar sobre el el rol de la comunicación en dos
ámbitos fundamentales: los medios de comunicación, y las instituciones del Estado.

Las personas, grupos, colectivos están marcadas y se construyen desde subjetividades que
consolidan los procesos comunicacionales y también educativos. Es donde el lenguaje tiene
un rol fundamental al transmitir valores culturales que intervienen en la construcción de
identidades. Lenguaje oral, escrito, visual, estos describen, interpretan y analizan los
procesos sociales que la movilidad humana integra de forma dinámica y marcante 2.

Los medios masivos de comunicación son espacios de conformación de imaginarios


sociales que resultan de la historia protagonizada por los sujetos individuales y colectivos

1
Lucía Benítez Eyzaguirre; Comunicación y Migración, ejes estrechos del Desarrollo; Universidad de Cadiz,
España, 2011, Pág. 11.
2
Gordillo, Alejandra María; El Vínculo Comunicación –Educación En La Conformación De Identidad Y
Subjetividad Social; Revista Razón y Palabra;Comunicación y Ciudadanía; Número 86; 2014; Pp. 319-328
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pero que son contadas por los medios 3. Esto es quiénes son representados, cómo son
representados, cuáles son los adjetivos y calificativos que se presentan y representan a los
sujetos individuales y colectivos. Es decir por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, para
los medios o a partir de los medios, quiénes son los jóvenes migrantes, las mujeres
migrantes, las personas mayores migrantes, los pueblos indígenas.

Titulares que ponen en el escenario mediático a personas migrantes como protagonista de


robos, asaltos, narcotráfico, asesinatos, etc. llevan a concluir que ciertos delitos están
relacionados con personas de tal o cual nacionalidad y por ende a caracterizarlos bajo
ciertos rasgos inventados por los medios de comunicación sin que precisamente se tenga
nociones o conocimientos sobre las identidades y culturas y cómo ha sido para ellas y ellos
el proceso migratorio. Así, van surgiendo los estereotipos, los preconceptos, las ideas
supuestas sobre colectivos, grupos de personas. A través de los entramados construidos
por las representaciones mediáticas.

Estas representaciones se trasladan al ámbito de los Estados porque finalmente las


personas que trabajan en las instituciones públicas (hospitales, escuelas, instituciones de
atención al migrante, consulados, etc.) son ciudadanos y ciudadanas que interactúan en
una sociedad con los mismos juegos de roles y donde si no se hace un esfuerzo por
agudizar la mirada crítica y ejercer el rol de garantes de derechos, la construcción hasta de
políticas públicas y el servicio público estarán permanentemente marcados por la
construcción mediática.

Es en este punto que las instituciones públicas tienen un rol fundamental, desde la propia
comunicación. Toda institución pública o privada (ONG, organismos insternacionales, etc.)
cuenta con una oficina de comunicación; estas, tienen a su cargo mantener informado a sus
diferentes públicos sobre el trabajo institucional. Por ende, se las conoce a través de
comunicados, notas, gacetillas de prensa sobre las acciones y actividades que realizan.

Las oficinas de comunicación cumplen un rol fundamental en el proceso de toda institución


en relación con su público interno y externo y particularmente las de las instituciones
públicas son responsables del acceso a la información, lo que implica ir más allá de
informar sobre las acciones y actividades realizadas. Sus funciones están vinculadas a
contribuir con el proceso de construcción de políticas públicas.

La comunicación es no solo un instrumento, es una disciplina y también un derecho


humano, contemplada en la libertad de expresión, acceso a la información y participación.
Es además articuladora de otros derechos 4. La comunicación en esencia, debe contribuir a
un análisis profundo del discurso mediático y de como las migraciones vienen configurando
la vida de las familias de las regiones y continentes. Aquí empiezan las políticas públicas y
las políticas de comunicación orientadas a las personas migrantes.

Políticas de comunicación, comunicación y derechos humanos

La comunicación, a partir de ver como los medios configuran también imaginarios sociales,
es un instrumento poderoso al servicio del Estado que debe ser utilizado para incluir, como
lo que se ha dicho, como articuladora de otros derechos. De algún modo, se observa como
también el discurso publicitario muestra cada vez más a sectores de la población, invitando
a la inclusión y buenas prácticas periodísticas que deben ser tomadas por los Estados para

3
Dutra Brignol, Liliante, Recepção midiática na construção de imaginários do Brasil como país de migração;
Artículo para la Revista Chasqui, Nro. 125; Marzo 2014.
Dragon, Gamucio Alfonso; El derecho a la comunicación: articulador de otros derechos; Revista Razón y
Palabra; Comunicación como valor de desarrollo social; Nro 80; 2012
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incluir pero mirando al otro no como el pobre migrante que está lejos de su familia y que
necesita de caridad, si no como sujeto de derecho con dignidad.

En ese reconocimiento del sujeto de derecho, es importante conocer y reconocer como se


da la interacción entre migrantes y personas de países de llegada de las personas
migrantes. Porque esa interacción llega a los espacios institucionalizados como escuelas,
hospitales y también a organizaciones comunitarias, espacios públicos y privados como
plazas, calles, shopping, restaurantes, etc. A ello se suman las plataformas tecnológicas,
las redes sociales y su inmediatez merced a las tecnologías de la información, su acceso
entendido también como derecho humano plasmado como derecho fundamental en
términos de acceso, calidad del acceso, prestando especial importancia a las brechas
digitales y a la calidad del uso de las mismas y como ello impacta en la pertenencia y en las
identidades, como a partir de ellas se vive lo transnacional.

La comunicación cumple un rol dinamizador, que permite la participación en diversos


niveles de sectores de la sociedad y en la interacción es el eje que permite esa interacción
para la construcción de identidades plurales, culturas diversas. En el diseño, planificación y
ejecución de políticas públicas que son nacionales y responden efectivamente a las
demandas de derechos económicos, sociales, culturales 5, la comunicación necesita
pensarse como política pública que facilita la consecución de otros derechos, más allá del
rol que las instituciones puedan tener con los medios de comunicación masiva.
Esto es ubicar a la comunicación no como una herramienta sino como parte del proceso
dinámico de las sociedades. Y esto implica entender que la comunicación no es solo la
gacetilla de prensa que se envía a los periódicos, a las radios, canales de televisión medios
si no que es un derecho que como política pública involucra leyes, acciones, estrategias,
presupuesto sin perder de vista que debe ser inclusiva, atender a las desigualdades que
existen en este ámbito, responder a las necesidades de la población local, nacional y
regional y la gratuidad de los aspectos que involucra la comunicación, conjunto de
elementos que integran a la movilidad humana.

La educación, el lenguaje, la migración

En la comunicación y la migración, a partir de ellas, se construyen identidades desde el ser


sujetos de derecho. El lenguaje es el recurso utilizado por los medios masivo s de
comunicación para construir imaginarios sociales. Asimismo, en el ámbito educativo, los
recursos utilizados no guardan relación directa con la realidad sino con mediaciones
ideológicas y calóricas de los hechos sociales. En este complejo y dinámico escenario, las
nuevas tecnologías de la información y comunicación incorporadas a la vida cotidiana son
un elemento imprescindible para el análisis integral de la comunicación y las migraciones.

La construcción social simbólica tiene un marcado interés ideológico que apuesta a


construir una identidad determinada y consolidar procesos de significación (Barbero, 2003);
esto requiere una reflexión y comprensión sobre la historicidad de la que se proviene,
aprender de ella en el sentido de ver como hoy la educación incorpora la movilidad humana
y a los sujetos de esa movilidad humana, su historicidad más allá de las tradiciones
culinarias y musicales, y como trabaja la inclusión y la no discriminación cuando se produce
la acción comunicativa (Appaddurai, 2001).

Se vuelve aquí al al desafío comunicacional de de-construir, resignificar, renombrar las


historias desde lo real atendiendo los discursos hegemónicos de homogeneización cultural.
En esa alienación de la masificación centrada en la homogeneización, el desafío es

5
Yeilor Rafael Espinel Torres, Políticas de comunicación y comunicación comunitaria en Bogota.
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reinventarse para seguir existiendo porque no se trata de culturas estáticas sino dinámicas
justamente por lo que venimos hablando respecto a la influencia de las migraciones (Halls,
1997).

Aquí una cuestión que es necesario poner en debate, la resignificación del 12 de octubre no
como descubrimiento de América sino como rescate de la diversidad cultural de los pueblos
originarios y también más allá de esa colonización que trajo consigo un proceso migratorio,
de movilidad humana no entendida ni analizada como tal, con toda la carga ideológica y de
homogeneización, casi igual a la de hoy pero en otro contexto. Desde ese lugar, es
necesario reconocer ese mestizaje que quedó y reconfiguró este territorio continental donde
justamente los pueblos originarios tuvieron que reinventarse para seguir existiendo.

Y en el hoy actual, existen comunidades tradicionales, o de las periferias de los centros


urbanos como las de Sao Paulo o Buenos Aires, donde la práctica cultural se da a partir de
una reafirmación de sus culturas originarias que no desconocen el proceso histórico real
pero que reconocen un lenguaje común de la cultura popular frente a lo masivo (Argumen,
2004).

Volvemos a lo que se ha marcado anteriormente sobre el discurso mediático relacionado


con las personas migrantes, cargado de xenofobia que se apresta a proteger a los
ciudadanos reales de los “enemigos” que son los migrantes. En algunos casos, generados
en escenarios electorales como lo que se vivió recientemente en Estados Unidos.

Este escenario requiere necesariamente de un ejercicio de ciudadanía en el ámbito civil,


político y social. Donde la igualdad, desempeña un rol central (Canclini) en el
reconocimiento de la interculturalidad y lo diferente.

Leon presenta la migración como desafío de dos ámbitos interdependientes: estado-nación


e identidad nacional y recupera el debate con tensiones sobre la raza, la etnicidad y
ciudadanía.

En su artículo para la revista mexicana, Razón y Palabra, Leon plantea la ciudadanía tiene
tres acepciones: ciudadanía civil, ciudadanía política y ciudadanía social. Estas ciudadanías
ponen en el escenario las diferentes demandas de derechos y ejercen desde ese lugar su
rol de demandantes, ello a instancia de la dinámica social producida por las migraciones
que ha influido en la identidad cultural de los pueblos.

La ciudadanía civil se corresponde con el ejercicio de las libertades individuales


relacionadas con los derechos a la libertad de la persona, la libertad de palabra, de
pensamiento y fe, el derecho de poseer propiedad el derecho a la justicia.

“La concepción de libertad individual y de igualdad ante los demás otorga el


acceso a un reconocimiento social donde el individuo tiene derechos y
obligaciones en el ejercicio de sus facultades para poseer propiedades,
para ser sancionado o amparado por sus derechos civiles en la justicia”
(Leon, 2009)

En un segundo momento se da paso al ejercicio del poder político, de la participación en los


espacios de decisión. El derecho a elegir y ser elegido, que según Marshall, fue precede al
desarrollo industrial cuando se manifiesta la representación de obreros dentro de las
fábricas por los sindicatos, alcanza su apogeo en el siglo XIX.

El tercer tipo de ciudadanía, es de carácter social, se establece en el siglo 20 con la


consolidación de las instituciones de los Estados, lo que se conoce como Estados de
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Bienestar, cuya función es garantizar un mínimo estándar de vida que incluye el acceso a la
salud, a la educación y al empleo, a todo lo relacionado con los servicios públicos.

Como se puede observar, los tres tipos de ciudadanía están relacionados con las diferentes
demandas puestas en el escenario de los derechos y al Estado como garante de ellos, a
partir de las políticas públicas.

De alguna manera, y como hemos venido analizando hasta acá, las demandas están
relacionadas con identidades y culturas marcadas por la movilidad humana que con los
avances tecnológicos nuevamente se puede observar como las tensiones entre lo
económico, lo cultural, lo popular, lo masivo han transformado los significados de
ciudadanía y sus formas de practicarla y como los Estados han dado o no respuesta a las
diferentes demandas marcadas por una multiculturalidad en avance y dinamismo constante,
sí dando paso a la ciudadanía cultural que emerge desde las migraciones para dar paso a
las demandas concretas de grupos identitarios.

“La ciudadanía cultural se practica desde las demandas concretas por la


gestión misma de los sujetos al poner en práctica soluciones por diferentes
estrategias de incorporación a sociedades distintas a las de origen,
logrando conformar una cultura con formas de expresión propias y procesos
indentitarios específicos”

Este es el punto de inflexión para volver a la comunicación como esa disciplina que debe
asumir el desafío desde la política pública, desde la academia, desde las organizaciones,
de contribuir a comprender la emergencia de las demandas sociales desde la diversidad y
heterogeneidad cultural. Partiendo del reconocimiento de las condiciones socioculturales de
exclusión en diferentes órdenes y niveles, desde lo étnico, el género, lo intercultural, la
migración y, en buena medida, los grupos de edad.

Luego, la ciudadanía cultural nos ayuda a entender el reclamo de derechos como grupos
diferentes o en desigualdad de condiciones relacionados con el reconocimiento del sentido
de pertenencia, donde según Aceves tiene una estrecha relación de la experiencia personal
con la percepción del todo social y que traspasa lo legal para dar sentido a lo sociocultural.

Esto es, entran en escena los sujetos migrantes como ciudadanos que usan los territorios y
espacios desde sus matrices culturales, como lo señala Barbero, como forma de resistencia
cultural y social. es así que el territorio es el espacio público de apropiación simbólica,
práctica constitutiva de la cultura de la migración desde donde se va reapropiando,
empoderando, arraigando, interactuando para llegar a un escenario de construcción en una
“arena” de conflicto, contención, negociación y reacomodos.

Es por eso que es necesario entender en este proceso no solo lo mediático si no mirar el
proceso migratorio como un proceso de transformación mundial, donde la comunicación
aporta a lo intersubjetivo desde donde se producen y reproducen sentidos sociales.

Como lo señala Barbero, la comunicación es la plataforma de toda interacción social y debe


necesariamente estar como centro o transversal a todo análisis migratorio y conectarlo con
las políticas públicas porque si no se da esa conexión los desafíos seguirán pendientes por
bastante más tiempo.

La comunicación como derecho, entre otras cosas, facilita poner en el escenario las
representaciones de colectivos que hacen a sus intereses, necesidades y decisiones para la
plena vigencia de los derechos en términos de barrio, comunidad, ciudad, campo, país,
región, es decir en términos de gobiernos locales, nacionales y regionales. En función a
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esta puesta en escena, las instituciones establecen o no respuestas con el objetivo de


satisfacer demandas, de cara a disminuir las inequidades y desigualdades.

Bibliografía

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