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Corina Leguizamón-IPPDH
En este escenario, se tiene por un lado, la interacción se da entre sujetos de derecho y por
otro, la construcción de sentidos entre los actores antes mencionados, donde de alguna
manera existe un nosotros involucrado, es decir quienes integran una sociedad, un barrio,
una ciudad, una comunidad, un país, una región.
La relación estrechada está mediada por las diversidades culturales y las identidades que
definen las culturas en un contexto donde los avances tecnológicos y las migraciones
siguen marcando y cambiando profundamente el status quo de los Estados - Nación.
Alrededor del 50% de los migrantes internacionales reside en diez países muy urbanizados
1: Australia, el Canadá, y los Estados Unidos de América, varios países de Europa (Francia,
Alemania, España y Reino Unido), la Federación de Rusia, Arabia Saudita y los Emiratos
Árabes Unidos (DAES, Naciones Unidas, 2013).
Los números mencionados, no son solo números, son personas con rostros, familias,
historias, etc. que, venidas de diferentes países interactúan con quienes se encuentran en
los lugares de destino del proceso migratorio pero también se distancian en espacio y
tiempo de de sus relaciones construidas en los lugares de origen.
Stuart Hall (2003) señala que identificarse, pertenecer, se parte de combina intentos de
rescate del mantener vínculos con las nuevas experiencias en el contexto de lo que implica
migrar esto por supuesto va definiendo nuevas sociedades que no son fáciles de andar y
que presentan desafíos importantes. Sociedades con identidades plurales que no se
vinculan con un territorio específico pero sí por diferentes formas de pertenecer y de
relacionarse entre y con el territorio de origen y de llegada (García Canclini).
Benítez (2011) sostiene que las migraciones desafían fronteras y los modelos de
intercambio. Plantea además un desborde a los Estados-nación en términos de cambios
que pueden o no hacerse a partir de estas nuevas dinámicas, donde las nuevas tecnologías
de la información y los medios de comunicación juegan un rol de conexión y desconexión. Y
aquí resulta un proceso comunicativo que debería marcar la continuidad y el cambio social
que permita superar los efectos de la globalización en las dimensiones humana y social.
Las migraciones impactan en los países de origen como en los de destino, en sus territorios
y como resultado se encuentran identidades plurales, híbridas, marcadas por el
transnacionalismo. Es mediante la comunicación que la migración permite que las personas
se incorporen o no a la sociedad de consumo como espacio de reconocimiento en función
de lo social, lo cultural, adquiriendo valores de apropiación y uso.
Ninguna persona en proceso migratorio deja de ser sujeto de derecho. Esto significa que los
Estados deben garantizar todos los derechos a todas las personas, sean o no migrantes. Al
introducir este punto cabe mencionar la importancia de las instituciones publicas, de las
políticas públicas, los derechos fundamentales, el derecho a la participación, el acceso a la
información y los medios de comunicación en esa tensión permanente de estos elementos y
la dinámica migratoria en su relación con la comunicación.
A menudo asistimos discursos que posicionan al migrante como enemigo, como esa
persona o ese grupo de personas que viene a ocupar espacios no suyos, a este discurso
que no es real se suma una cuestión que sí es real, los Estados de destino (de llegada de
las personas migrantes) no siempre tienen la capacidad para hacer cargo desde lo que
implica la garantía de los derechos de estas personas y de los cambios que trae consigo la
dinámica migratoria.
Es en este punto donde cabe también preguntar sobre el el rol de la comunicación en dos
ámbitos fundamentales: los medios de comunicación, y las instituciones del Estado.
Las personas, grupos, colectivos están marcadas y se construyen desde subjetividades que
consolidan los procesos comunicacionales y también educativos. Es donde el lenguaje tiene
un rol fundamental al transmitir valores culturales que intervienen en la construcción de
identidades. Lenguaje oral, escrito, visual, estos describen, interpretan y analizan los
procesos sociales que la movilidad humana integra de forma dinámica y marcante 2.
1
Lucía Benítez Eyzaguirre; Comunicación y Migración, ejes estrechos del Desarrollo; Universidad de Cadiz,
España, 2011, Pág. 11.
2
Gordillo, Alejandra María; El Vínculo Comunicación –Educación En La Conformación De Identidad Y
Subjetividad Social; Revista Razón y Palabra;Comunicación y Ciudadanía; Número 86; 2014; Pp. 319-328
Migración: comunicación, identidades, alteridades
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pero que son contadas por los medios 3. Esto es quiénes son representados, cómo son
representados, cuáles son los adjetivos y calificativos que se presentan y representan a los
sujetos individuales y colectivos. Es decir por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, para
los medios o a partir de los medios, quiénes son los jóvenes migrantes, las mujeres
migrantes, las personas mayores migrantes, los pueblos indígenas.
Es en este punto que las instituciones públicas tienen un rol fundamental, desde la propia
comunicación. Toda institución pública o privada (ONG, organismos insternacionales, etc.)
cuenta con una oficina de comunicación; estas, tienen a su cargo mantener informado a sus
diferentes públicos sobre el trabajo institucional. Por ende, se las conoce a través de
comunicados, notas, gacetillas de prensa sobre las acciones y actividades que realizan.
La comunicación, a partir de ver como los medios configuran también imaginarios sociales,
es un instrumento poderoso al servicio del Estado que debe ser utilizado para incluir, como
lo que se ha dicho, como articuladora de otros derechos. De algún modo, se observa como
también el discurso publicitario muestra cada vez más a sectores de la población, invitando
a la inclusión y buenas prácticas periodísticas que deben ser tomadas por los Estados para
3
Dutra Brignol, Liliante, Recepção midiática na construção de imaginários do Brasil como país de migração;
Artículo para la Revista Chasqui, Nro. 125; Marzo 2014.
Dragon, Gamucio Alfonso; El derecho a la comunicación: articulador de otros derechos; Revista Razón y
Palabra; Comunicación como valor de desarrollo social; Nro 80; 2012
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incluir pero mirando al otro no como el pobre migrante que está lejos de su familia y que
necesita de caridad, si no como sujeto de derecho con dignidad.
5
Yeilor Rafael Espinel Torres, Políticas de comunicación y comunicación comunitaria en Bogota.
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reinventarse para seguir existiendo porque no se trata de culturas estáticas sino dinámicas
justamente por lo que venimos hablando respecto a la influencia de las migraciones (Halls,
1997).
Aquí una cuestión que es necesario poner en debate, la resignificación del 12 de octubre no
como descubrimiento de América sino como rescate de la diversidad cultural de los pueblos
originarios y también más allá de esa colonización que trajo consigo un proceso migratorio,
de movilidad humana no entendida ni analizada como tal, con toda la carga ideológica y de
homogeneización, casi igual a la de hoy pero en otro contexto. Desde ese lugar, es
necesario reconocer ese mestizaje que quedó y reconfiguró este territorio continental donde
justamente los pueblos originarios tuvieron que reinventarse para seguir existiendo.
En su artículo para la revista mexicana, Razón y Palabra, Leon plantea la ciudadanía tiene
tres acepciones: ciudadanía civil, ciudadanía política y ciudadanía social. Estas ciudadanías
ponen en el escenario las diferentes demandas de derechos y ejercen desde ese lugar su
rol de demandantes, ello a instancia de la dinámica social producida por las migraciones
que ha influido en la identidad cultural de los pueblos.
Bienestar, cuya función es garantizar un mínimo estándar de vida que incluye el acceso a la
salud, a la educación y al empleo, a todo lo relacionado con los servicios públicos.
Como se puede observar, los tres tipos de ciudadanía están relacionados con las diferentes
demandas puestas en el escenario de los derechos y al Estado como garante de ellos, a
partir de las políticas públicas.
De alguna manera, y como hemos venido analizando hasta acá, las demandas están
relacionadas con identidades y culturas marcadas por la movilidad humana que con los
avances tecnológicos nuevamente se puede observar como las tensiones entre lo
económico, lo cultural, lo popular, lo masivo han transformado los significados de
ciudadanía y sus formas de practicarla y como los Estados han dado o no respuesta a las
diferentes demandas marcadas por una multiculturalidad en avance y dinamismo constante,
sí dando paso a la ciudadanía cultural que emerge desde las migraciones para dar paso a
las demandas concretas de grupos identitarios.
Este es el punto de inflexión para volver a la comunicación como esa disciplina que debe
asumir el desafío desde la política pública, desde la academia, desde las organizaciones,
de contribuir a comprender la emergencia de las demandas sociales desde la diversidad y
heterogeneidad cultural. Partiendo del reconocimiento de las condiciones socioculturales de
exclusión en diferentes órdenes y niveles, desde lo étnico, el género, lo intercultural, la
migración y, en buena medida, los grupos de edad.
Luego, la ciudadanía cultural nos ayuda a entender el reclamo de derechos como grupos
diferentes o en desigualdad de condiciones relacionados con el reconocimiento del sentido
de pertenencia, donde según Aceves tiene una estrecha relación de la experiencia personal
con la percepción del todo social y que traspasa lo legal para dar sentido a lo sociocultural.
Esto es, entran en escena los sujetos migrantes como ciudadanos que usan los territorios y
espacios desde sus matrices culturales, como lo señala Barbero, como forma de resistencia
cultural y social. es así que el territorio es el espacio público de apropiación simbólica,
práctica constitutiva de la cultura de la migración desde donde se va reapropiando,
empoderando, arraigando, interactuando para llegar a un escenario de construcción en una
“arena” de conflicto, contención, negociación y reacomodos.
Es por eso que es necesario entender en este proceso no solo lo mediático si no mirar el
proceso migratorio como un proceso de transformación mundial, donde la comunicación
aporta a lo intersubjetivo desde donde se producen y reproducen sentidos sociales.
La comunicación como derecho, entre otras cosas, facilita poner en el escenario las
representaciones de colectivos que hacen a sus intereses, necesidades y decisiones para la
plena vigencia de los derechos en términos de barrio, comunidad, ciudad, campo, país,
región, es decir en términos de gobiernos locales, nacionales y regionales. En función a
Migración: comunicación, identidades, alteridades
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Bibliografía