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En casa con Dios

Salmo 22

Canto: Quebrántame
Oración Inicial
Él te Ama, habla con Él, y dile cuanto lo amas:
“Aquí estoy, Señor, delante de tí, con mi presente y mi
pasado a cuestas; con lo que he sido y con lo que soy
ahora; con todas mi capacidades y todas mis limitaciones;
con todas mis fortalezas y todas mis debilidades.
Te doy gracias por el amor con el que me has amado, y por
el amor con el que me amas ahora, a pesar de mis fallas.
Oración
Sé bien, Señor, que por muy cerca que crea estar de Ti,
por muy bueno que me juzgue a mí mismo, tengo mucho
que cambiar en mi vida, mucho de que convertirme para
ser lo que tú quieres que yo sea, lo que pensaste para mí,
cuando me creaste. Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi
corazón, con la luz de tu verdad y de tu amor, para que yo
me haga cada día más sensible al cambio que debe haber
en mí, para gloria tuya, Señor.
Oración
Quiero permanecer en Tu bondad para poder llevarla a mis
hermanos, para todos los hombres y mujeres del mundo,
sensibles a los odios y rencores. Para que sea testigo tuyo,
sensible a la mentira, a la hipocresía, a la envidia, al orgullo, a
la idolatría, a la impureza, a la desconfianza, para que pueda
rechazarlos con todas mis fuerzas y sacarlos de mi vida y de mi
obrar. Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón, con la luz
de tu verdad y de tu amor, para que yo me haga cada día más
sensible a la bondad de tus Palabras, a la belleza y la
profundidad de tu mensaje, a la generosidad de tu entrega por
mi salvación.
Oración
Ilumina Señor mi entendimiento y mi corazón, para que yo
sepa ver en cada instante de mi vida, lo que tú quieres que
yo piense, lo que tú quieres que yo diga, lo que tú quieres
que yo haga; el camino por el que tú quieres llevarme, para
que yo me parezca más a ti, Señor. Ilumina, Señor, mi
entendimiento y mi corazón, para que yo crea de verdad en
el Evangelio, la Buena Noticia de Salvación.
Oración
Para que, dejándome llevar por Ti, trabaje cada día con
mayor decisión, para hacerlo realidad activa y operante en
mi vida personal y en la vida cotidiana con mi familia.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón, para que yo
me haga cada día más sencillo, más sincero, más justo,
más servicial, más amable en mis palabras y en mis
acciones. Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
para que tú seas cada día, con más fuerza, el dueño de mis
pensamientos, de mis palabras y de mis actos;
Oración
para que todo en mi vida gire en torno tuyo; para que todo
en mi vida sea reflejo de tu amor infinito, de tu bondad
infinita, de tu misericordia y tu compasión. Perdona Señor,
mi pasado. El bien que deje de hacer. Y ayúdame a ser
desde hoy una persona distinta, una persona totalmente
renovada por tu amor; una persona cada día más
comprometida Contigo y con tu Buena Noticia de
Salvación.
Oración
Dame, Señor, la gracia de ser cada día mejor, dame,
Señor, la gracia de estar unido a Ti siempre. Hasta el último
instante de mi vida aquí en la tierra, para luego resucitar
Contigo a la Vida eterna.
Amén.
Oración
En Jesús de Nazareth, encontramos el rostro de Dios, que
ha bajado del Cielo, para sumergirse en nuestro mundo y
enseñar el arte de vivir, el camino hacia la felicidad; para
librarnos del pecado y hacernos plenamente hijos de Dios,
Jesús vino para salvarnos y mostrarnos la Vida Buena del
Evangelio.
Benedicto XVI
Canto:
Nadie te ama como yo. Martin Valverde
LA PRESENCIA AMOROSA DE JESUS
Señor Jesucristo, quisiera ofrecerte una casa bien limpia y
barrida para que la habites, pero no puedo.
Ahora sí que puedo exclamar sabiendo lo que quiere decir:
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa…”
¡Pero tú ya estás aquí! Viviendo entre los ídolos que antes
aquí reinaron.
El suelo ésta sucio y, a veces, la habitación mal ventilada,
¡Incluso para mi!
La Presencia Amorosa de Jesús
Tu presencia aquí, me avergüenza, sin embargo, tú
dormiste en una cueva, tú pasaste noches enteras bajo el
manto de las estrellas.
Pero, aunque no pueda acomodarte mejor, sentiré, de igual
manera, la alegría de que tú estás presente.
Tengo que creer, firmemente, Señor, y no puedo tener la
menor duda de que tú te sientes, como en casa, con los
pecadores.
Y mi mayor pecado, Señor Jesús, ¡Es que no quiero
contarme entre los pecadores!
La presencia amorosa de Jesús
Me cuesta mucho aceptar esto, aunque es absolutamente
evidente.
Pero la esperanza es como un rayo verde en medio de un
mundo ahogado en desorden.
Y esta esperanza viene de tu Espíritu.
Ahora puedo descansar, Señor, en esta esperanza.
William Breault, S.J
Salmo: 145, 8.
El Señor es Clemente y compasivo,
paciente y misericordioso.
El Señor es Bueno con todos,
se compadece de todas sus criaturas.

Salmo: 106
Sugerencias para la Oración:
1. Jesús te visita hoy. Haz que se siente junto a ti o frente a
Ti. Él está observando tu habitación y también tu
Corazón. ¿Qué te dice?¿Qué le respondes?
2. Lee y medita: Lucas 5, 27–32. Observa cómo Jesús
visita las casas de los pecadores y, con toda libertad, se
mezcla con ellos. ¿Por qué demuestra, hacia ellos, tanto
amor y preferencia? ¿Qué te inspira esta escena?
Sugerencias para la oración
Siente que Jesús desea hacerse amigo tuyo. Pasa por alto
todas tus limitaciones porque te ama profundamente. Dile
que agradeces su amistad y cómo vas a estrechar tu
intimidad con él.
3.- Pídele a Dios que te dé la gracia de insistir en el
aspecto positivo de tu vida, y de sentir que Dios te acepta y
te elige.
«Un Amigo es alguien que sabe quién eres, que sabe por
dónde has andado, que sabe a dónde has venido a parar y,
a pasar de todo. Te invita a ser mejor».
Oración Final:
Oremos por nuestras diferentes necesidades

Canto final: Entrare, de Jésed.


Reflexión
Necesitaba paz, y Él me llevó aparte, a una penumbra
donde tener nuestras confidencias. Lejos del tráfago en el
que, todos los días, me afanaba y preocupaba cuando me
creía hábil y fuerte.
Necesitaba paz, aunque al principio, me rebelé, pero
suave, muy suavemente, Él sostuvo mi cruz y, dulcemente,
me susurró cosas espirituales.
Mi cuerpo estaba débil, pero mi espíritu voló a una altura
jamás soñada cuando me creía fuerte y feliz. Suavemente
me amó y me arrebató lejos.
Reflexión
Necesitaba paz, no la prisión de mi lecho, sino un hermoso
valle de abundancia, un lugar donde enriquecerme y
ocultarme en Jesús. Necesitaba paz, y Él me llevó aparte.

Cardenal Cushing.

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