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Dialéctica cuerpo-enfermedad

Raquel Calvarro Arroyo *

Una enfermedad es una paradoja cultural. Parece


encontrarse, por así decirlo en la naturaleza, pero es
también inevitable y profundamente social.
Bryan S. Turner

Es importante dejar que el enfermo y no la


enfermedad se exprese.
Menéndez

Resumen
La enfermedad es una alteración de la salud que a unos individuos les sorprende en periodos puntuales
de su vida, mientras que en otros esta alteración se acuartela en su cuerpo, entrando a formar
parte de su cotidianeidad. En estos periodos largos de convivencia con la enfermedad, ya no son los
acontecimientos sociales y laborales los que determinan el ritmo del sujeto sino, las posibilidades que
generosamente va autorizando la soberanía de la enfermedad.

Palabras clave: Cuerpo, enfermedad, Factores culturales, Rol del enfermo, Estilos de vida,
Despersonalización de la enfermedad.

I. Breve análisis de la concep- cedores”, “no capaces”, “improductivos”,


ción sociológica de la discapa- “inútiles” estando históricamente cubiertas
cidad sus necesidades, en su mayor parte, en el
seno de la institución familiar.

P
aralelamente a los debate que se
genera en torno a la dialéctica de la La cultura judeocristiana, se ha movido
existencia o no de una crisis de la desde una concepción de la discapacidad
sociedad salarial, el declive del valor del como impureza y castigo divino recogida en
trabajo o la reformulación de éste (Offe, C. el Antiguo Testamento, hasta una ideación
1997, Meda, D. 1998, Alonso, L.E. 1999), en la que se considera que los enfermos, los
así como la liberalización o no del tiempo discapacitados, junto con los pobres serán
de trabajo, a partir de las últimas décadas los primeros en el reino de los cielos porque
del siglo XX se ha desplegado, a distintos lo que importa es la pureza de espíritu.
niveles, una política de empleo que “empuja” (Allué, 2003).
hacia el mercado laboral a sectores que Esta mirada piadosa y legitimada de la
hasta el momento permanecían legitimados discapacidad se ha perpetuado en el tiempo,
al margen, considerados “pobres mere- con los cambios propios del devenir de la


Española, Trabajadora Social y Antropóloga Social por la U. Complutense de Madrid. Instituto de
Rehabilitación Teletón. Alameda 4620. Santiago de Chile. rcalvarro@teleton.cl. El contenido de este artículo
ha sido extraído de un estudio presentado en el año 2005 en la Universidad Complutense de Madrid para la
obtención del grado D.E.A.

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historia. En el siglo XVI Juan Luís Vives1 Vives, hasta el día de hoy se ha buscado el
escribe un tratado sobre las responsabili- modo de que un actor social subordinado y
dades colectivas y públicas, se trata de una dependiente pueda convertirse en un sujeto
obra clásica con la que Vives trasciende a social pleno.
su época, hasta el punto que entre las pro-
Tras el desmoronamiento del orden
puestas de acción contra la pobreza habla
feudal, la sociedad liberal de la modernidad
de instrucción y rehabilitación profesional
signicó para los discapacitados un retro-
e incluso integración laboral, no sólo para
ceso, puesto que se les condenó a la caridad
los pobres sanos sino también para los afec-
y se les recluyó en asilos pero ni había asilos
tados por deciencias compatibles con un
para recoger a ciegos mendigos, ni, como
trabajo productivo.
era de esperar, los ciegos mendigos querían
“DE QUÉ MANERA SE HA DE ser recluidos en asilos u hospicios (Garvía,
PROCURAR EL MANTENIMIENTO DE 1997. Citado en Allué, 2003).
TODOS ESTOS: Ante todo se ha de decretar
El colectivo de personas con discapa-
lo que impuso el Señor a todo el género
cidad o enfermos crónicos forma parte de
humano, como por multa del delito, a saber:
los “pobres merecedores”, que han perma-
que cada uno coma su pan adquirido por
su trabajo (…). Se ha de tener considera- necido legítimamente, por siglos, al margen
ción con la edad y el posible quebranto de de la actividad productiva formal, que-
la salud, pero con la precaución de que no dando postergados (en caso de necesidad)
nos engañen con cción o pretexto de algún a actividades informales, empleos no reco-
achaque, lo que acontece no raras veces nocidos, empleos no deseados, mendicidad,
(…) A los enfermos y a los viejos señálen- sin olvidar la presencia histórica que éstos
seles trabajos livianos, según su edad y el han tenido en el ambiente del espectáculo
estado de su salud les consientan. Ninguno o la farándula, debido principalmente al
hay tan inválido a quien le falten las fuerzas impacto visual que el aspecto físico gene-
en absoluto para hacer algo” Vives (1992, p raba en el resto de la sociedad.
157-167) Si Vives incluyó al enfermo o lisiado
Obsérvese que este tipo de discurso es dentro de la categoría de “pobre merecedor”
el que se plasma, hoy día, en los distintos legitimando así su condición, siglos más
preámbulos de las políticas de empleo o en tarde, Parsons hablará del “rol del enfermo”
las políticas asistenciales. Así, en la misma como posición social con normas de con-
línea, igualmente se continúa realizando ductas apropiadas (Turner,1984, pp. 88).
una distinción entre los “pobres merece- Parsons (Parsons, 1951) señalaba, acerca
dores” y los “no merecedores” y se sigue del enfermo que a éste:
adscribiendo a la población a su territorio No se le puede considerar responsable
para poder acceder, ortodoxamente a la ya que su situación es involuntaria,
asistencia social. Como muestra la obra de
Su enfermedad es una causa legítima
1
Vives, J.L. (1992) “Del socorro de los pobres” para que no tenga que cumplir sus obliga-
Editorial Hacer. Barcelona. El lósofo Vives escri- ciones habituales.
be esta obra en 1525 a propuesta del prefecto de la
ciudad de Bujas, impactado por la emergencia y vi-
sibilidad de la pobreza, especialmente en los burgos.
De subventium pauperum consta de dos libros: el El paciente debe cooperar en el pro-
primero versa sobre las necesidades humanas y sobre ceso de recuperación
la moral individual frente a la pobreza; el segundo se
ocupa de las responsabilidades colectivas y públicas Esta teoría, hoy en desuso, ha sido alta-
en el socorro a los pobres. mente criticada por su etnocentrismo, por

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la consideración del rol pasivo del enfermo, tiva, se han entregado al duro trabajo de la
por estimar que el modelo no es aplicable rehabilitación, con el objetivo principal de
a todo tipo de enfermedades... Aun así, el llegar a adultos en el mejor estado físico y
“rol del enfermo” justica, frente a la comu- mental posible, aunque, en más casos de los
nidad y determinadas instituciones como la deseados, hayan alcanzado esta meta des-
familia o el colegio, un modo de vida dife- provistos de los utensilios imprescindibles
rente, en el que el nivel de exigencia frente para desarrollar las competencias sociales
a proyecciones a largo plazo queda relegado y laborales indispensables a n de alcanzar
bajo la consideración de que “bastante tiene una autonomía plena en la etapa adulta.
con la rehabilitación o la enfermedad que
padece”.
II. La enfermedad como fenó-
En las últimas décadas del siglo XX
meno social
y el actual periodo de transición al siglo
XXI, momento caracterizado principal- “…el hombre es un ser de relaciones y de símbolos y
mente por una crisis en la institución fami- (…) el enfermo no es sólo un cuerpo al que hay que
liar y por una incapacidad nanciera de arreglar”
los Estados para hacer frente a todas las David Le Breton
necesidades sociales, tal como sucediera
en el siglo XVI, pese a reconocer las limi-
taciones de la población con discapacidad, El descubrimiento del bacilo de la
se ha hecho económicamente más “conve- tuberculosis por Pasteur y Koch como
niente”, indagar en las capacidades con las explicación cientíca de la enfermedad, la
que cuenta este colectivo de personas con Ilustración con su concepción holística del
alguna discapacidad física, psíquica o sen- hombre, los inicios del capitalismo y del
sorial y las posibilidades reales que tienen Estado liberal cuya manifestación principal
de insertarse en el mercado laboral. la tenemos en la Revolución Industrial, son
Pero esta “conveniente integración” se hitos que conuyen y marcan el momento
presenta en un momento crítico en el que en el que, como señalan Comelles y Martínez
a nivel mundial, conuyen dos circunstan- Hernández (1993), es inevitable relacionar
cias: los problemas urbanos y las lacras sociales
con el origen de las enfermedades. En este
1º Una situación de desempleo que lejos contexto, para la medicina, cuyo rol igual-
de ser coyuntural ha pasado a ser mente estaba deniéndose, los estudios
estructural e inherente al actual mer- sociales fueron de gran interés, pues los
cado de trabajo, y médicos que trabajan en áreas urbanas,
2º Una consolidada estigmatización de pronto comprendieron que para fomentar
improductividad que se considera la salud y luchar contra la enfermedad eran
innata en la población con discapa- necesarias medidas tanto sociales como
cidad. médicas.
Nos situamos así en un mercado laboral Así, es como desde los años sesenta
exigente y competitivo en el que el colectivo comienza a cobrar especial relevancia los
con discapacidad, además de ser portador contextos socioculturales en el estudio de
de una tremenda carga de mitos, estereo- las enfermedades. La enfermedad no es
tipos y estigmas, presenta historias vitales una entidad sino un modelo explicativo.
que nos narran infancias en las que, lejos de La enfermedad pertenece a la cultura y la
prepararse para una vida laboral competi- cultura no es sólo un medio de representar

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la enfermedad sino que es esencial para gias a n de superar ese estado anómalo que
su propia constitución como una realidad rompe la cotidianeidad.
humana (Good, 2003:93, 109). Igualmente
para Turner el interés de conceptos como En este sentido, es de suma importancia
“enfermedad” y “malestar” está en las cate- tener presente en la interacción médico-
gorías socioculturales que describen la paciente los aportes narrativos que los
condición de las personas más que la de su enfermos hacen del proceso de su dolencia
carne, huesos y nervios. así como de la narración de sus estrategias
Con lo expuesto hasta aquí, se puede de acomodación a la cotidianeidad, teniendo
concretar que el objeto o interés de este en cuenta las restricciones u oportunidades
ensayo, se centraliza en tres claves funda- de su entorno. Igualmente es importante
mentales: tener en cuenta la percepción subjetiva
1º Observar cómo modela la cultura el que tiene el enfermo acerca de su estado de
proceso de búsqueda de salud. Las apor- salud, y la trama (Good, 2003:264) u orden
taciones de antropólogos como Fábrega, en el que presenta o hila sus experiencias
Good, Kleinman o Young, sientan las bases vividas mostrando los acontecimientos más
para llegar a constituir una rama de la antro-
signicativos. La trascendencia otorgada a
pología que toma como referencia central la
experiencia de la enfermedad a n de com- los aportes subjetivos responden al criterio
prender su dimensión como fenómeno en metodológico y técnico de tratar de acer-
un contexto sociocultural preciso. carnos en un grado más al entendimiento
de las elecciones, y acciones relevantes que
La antropología médica se ocupa a
fondo de cuestiones de biología y de cultura, los sujetos adoptan en su trayectoria vital
del sufrimiento humano y de los rituales marcada por la enfermedad.
para afrontar los trastornos y peligros que Cabe apreciar que tales percepciones y
puedan acechar a la persona, y por tanto, de
experiencias corporales y sociales alcanzan
la investigación de la experiencia humana...
Good (2003, p25-26) la objetividad rigurosa y responden a cate-
gorías culturales socialmente internalizadas
2º Considerar que no es la patología
en el contexto socioeconómico que vive el
en sí el objeto de interés sino su dimensión
enfermo.
sociocultural, en la medida que como escribe
Good, modela el mundo vital del individuo, Adentrarnos en los estilos de vida
la signicación cambia y adquieren impor- y de enfermedad de los enfermos per-
tancia cosas muy distintas en nuestra vida. mite entender cómo éstos y sus familiares
3º No perder de vista la interacción enfrentan la enfermedad y/o discapacidad,
entre la enfermedad como proceso y/o al tiempo que construyen el día a día en el
padecimiento que modela, somete y limita mediano y largo plazo. En unos casos se
al”cuerpo” y los factores culturales2, condi-
impondrá la voluntad en la consecución de
ciones de vida o estilos de vida (Menéndez,
las metas personales mientras que en otros
1998) como el principal ropaje con el que
el individuo y su entorno sociocultural se observará cómo los ritmos personales
encaran la enfermedad y denen estrate- son guiados por los requerimientos bioló-
gicos del cuerpo comprometiendo tanto la
2
Costumbres, tradiciones familiares, condicionantes
religiosos, valores, clase social, nivel socioeconómico
forma de sociabilidad como la perspectiva
y educacional. temporal.

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RITMO VOLUNTARIO/ RITMO III. La trascendencia cultural.


BIOLÓGICO Las variaciones físicas, bien las consi-
Cabe mencionar el tratamiento meta- deremos incapacidades, anomalías o dismi-
fórico que realiza Turner (1984:218) del nuciones, se relacionan estrictamente con
par cuerpo/política cuando considera las las expectativas de la cultura en la que una
nociones gobierno del cuerpo y anarquía persona vive, las tareas que se le exige y el
del cuerpo para contraponer los conceptos sentido que una persona o personas puedan
de control, decisión, voluntad, responsa- asignar a una variación en sí. (…), para
bilidad, equilibrio, disciplina a las concep- hablar de una incapacidad tenemos que
ciones de deseo, involuntad, vicio, orgía. referirnos siempre a la cultura en donde
Turner se está reriendo a categorías de se produce tal variante. (…) es patente que
valorización a partir de las cuales el sujeto la disminución no se halla en el cuerpo ni
construye su estilo de vida y con ello se per- en la persona, sino que está en función de
cibe y se dene así mismo. Valores incor- la sociedad en que esa persona vive. Lee
porados en una etapa de socialización bajo Meyerson4, (1973, p3-81)
el modelaje e inuencia de importantes La consideración por parte de la biome-
factores ambientales, económicos y cul- dicina, de los factores culturales y del con-
turales que en muchos casos, como señala texto en el que interacciona el individuo ha
Menéndez limitan o impiden las posibili- sufrido uctuaciones en el último tiempo.
dades de elección e igualmente de decisión. A partir de los años sesenta ha cobrado un
Llegando a este punto, cabe hacer un peso creciente la idea de que los fenómenos
paréntesis en el camino de la argumenta- etiquetados como enfermedades no son
ción para aclarar que si bien a Menéndez sólo realidades biológicas sino también son
y otros autores, les interesaba el análisis construcciones humanas producto de con-
de los estilos de vida de sistemas donde textos socioculturales concretos y por ello,
los individuos interactúan, con el objeto de sólo comprensible desde las coordenadas
describir procesos económicos y sociales, especícas de los mismos. Perdiguero y
premonitores de consecuencias adversas Comelles (2000:71-79)
esperadas3, en este análisis que nos ocupa, 4
(1920-2002) Pionero en el campo de la psicología
el acercamiento a los estilos de vida de los de la rehabilitación. Catedrático y posterior profesor
informantes va a posibilitar comprender el Emeritus de la Universidad del Estado de Arizona.
tipo de respuesta que éstos dan en su con- Después de los años, su trabajo aun está considera-
do como una de las mejores técnicas para analizar la
dición de enfermos crónicos o discapaci- incapacidad, usando el contexto del espacio y del am-
tados, al proceso de enfermedad con el n biente de la vida de una persona para establecer con-
de encarar de mejor manera su inclusión cretas técnicas terapéuticas. Lee Meyerson a través
social, educativa y/o laboral al interior de de la teoría de la Somatopsicología argumenta que si
bien pueden establecerse algún tipo de correlaciones
su propia cultura, o lo que es lo mismo, entre el cuerpo (como herramienta que permite o no
nos acerca un poco más al modo en que el determinadas destrezas físicas) y la conducta del in-
individuo supera los límites que le impone dividuo, en realidad su esfuerzo se centra en resaltar
su cuerpo trascendiendo a la naturaleza a la idea de que los hombres son también organismos
sociales. En esta medida el autor coloca en una posi-
partir del ordenamiento cultural (Turner: ción central la cultural señalando que las variaciones
1984) físicas son la regla y no la excepción entre los distin-
tos pueblos de la tierra, y como sugieren todas las
3
Concepto ampliamente utilizado en el estudio de teorías ambientalistas, Lee Meyerson mantiene que
las conductas de riesgo relacionadas con la adqui- no podemos decir que una persona posee una inca-
sición de determinadas enfermedades, adicciones y pacidad sin especicar la situación en la que debe
violencia. desenvolverse.

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Una postura más neoliberal5 surgirá para proyectar en el paciente el tratamiento


durante la década de los ochenta y consi- pertinente?
dera que las leyes de la biología se bastan Menéndez (en Comelles y Perdiguero,
para explicar tanto las enfermedades como 2000: 163-188) en sus investigaciones
la propia naturaleza y organización social acerca de la sanidad latinoamericana realiza
humana. una serie de apreciaciones bien concretas
Le Breton, reriéndose a la crisis de la referente a por qué son tan escasos el uso
biomedicina y al ujo de pacientes a medi- de factores socioculturales en biomedicina
cinas alternativas, señala que el médico aun cuando se reconozca su importancia
para la adhesión del paciente al tratamiento
despersonaliza la enfermedad. No se la ve
y modicar la situación considerada nega-
como la herencia de la aventura individual
tiva.
de un hombre en un espacio y en un tiempo,
sino como la falta anónima de una función o El autor concluye señalando que el apa-
un órgano. (Le Breton 1995:179). rato médico sanitario estima secundarios
los factores culturales aunque reconozca su
Pese a lo señalado en los dos párrafos importancia y no usan los factores cultu-
anteriores, el reconocimiento de que el buen rales porque:
estado de salud depende de los recursos,
valores y comportamiento de los individuos, x No sabría cómo utilizarlos porque
carece de formación profesional para
familias y comunidades (Robles, Perdiguero
ello.
y Bernabeu 2000, pp45-53) ha sido funda-
mental para comprender la transición sani- x Su uso supondría la modicación de
taria6 llevada a cabo especialmente en la estructuras culturales de alto nivel de
segunda mitad del siglo XX. complejidad.

Así hoy día, en una consideración macro x La aplicación de técnicas antropo-


y superada la mirada biologicista, nadie se lógicas sólo tendría efectos a largo
atreve a negar que factores culturales como plazo.
la religión, la higiene y alimentación, los x La experiencia histórica ha demos-
medios de comunicación, la renta, las cos- trado que es con el transcurrir del
tumbres, condicionan el nivel sanitario de tiempo, como los colectivos sociales
una comunidad y que en función de estos modican su comportamiento en la
mismo factores el abordaje de un trata- vida cotidiana, incorporando así a
miento debiera variar de un sujeto a otro. largo plazo, determinadas concep-
La enfermedad ha dejado de entenderse ciones biomédicas en su acerbo cul-
en términos estrictamente biológico para tural.
abordarse como fenómeno eminentemente
social. Pero, ¿hasta qué punto el tratante
A estos puntos, Menéndez añade que
particular tiene en cuenta estas variables
la exclusión de la palabra del paciente en la
5
Reverdecimiento de las tesis deterministas en línea relación terapéutica es otro proceso impor-
con los supuestos del neodarwinismo social y de la so- tante que limita o impide la utilización de
ciobiología. (Arrizabalaga, en Comelles y Perdiguero, los factores culturales.
2000, pp.71-8i).
6
El componente social de la enfer-
A través de la cual se explican los cambios sociales,
culturales y de comportamiento que han ocurrido pa-
medad, que han resaltado Good y Fábrega,
ralelo a los cambios epidemiológicos y que la transi- o los factores culturales y ambientales seña-
ción epidemiológica no recoge. lados por Menéndez, Perdiguero, Comelles,

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Arrizabalanga, son precisamente el disposi- emplean en cuanto al cuerpo, al yo, a la


tivo que carga de subjetividad las diferentes salud, a la enfermedad y a la curación, el
respuestas que los individuos procuran etnógrafo interpreta el efecto de estos sig-
frente a la enfermedad y de ahí la impor- nicados en el contexto sociopolítico, en la
tancia que se le otorga al contexto en el que forma en que el grupo experimenta el sufri-
vive el sujeto y el discurso que mantiene miento y responde a la enfermedad (…) la
acerca de su enfermedad y del proceso que forma en la que la enfermedad altera las
está viviendo. relaciones sociales, quiebra los patrones de
interacción con las instituciones claves y
transforma la conducta personal.
IV. La dimensión corporal de la
Este alcance nos lleva a considerar
enfermedad
que la enfermedad cuando se prolonga en
“Mi cuerpo constituye un entorno natural sobre el tiempo, trasciende a la propia patología
el cual yo ejerzo control, pero el cual, asimismo, me diagnosticada clínicamente, haciéndose
impone restricciones”. patente en los distintos ámbitos en los que
Bryan S. Turner el individuo interactúa: familia, educación,
empleo, política, economía etc., así, como
señala Good (2003), una antropología de la
“El cuerpo es el presente-ausente, al mismo enfermedad y el sufrimiento ha de afrontar
tiempo pivote de la inserción del hombre en el ámbitos de violencia política, dislocación
tejido del mundo y soporte sine qua non de todas y trauma social como parte del panorama
las prácticas sociales; sólo existe, para la conciencia cotidiano.
del sujeto, en los momentos en que deja de cumplir En el compartir diario con hombres y
con sus funciones habituarles, cuando desaparece mujeres que sufren una dolencia, una enfer-
la rutina de la vida cotidiana o cuando se rompe el medad o una discapacidad, como persona y
silencio de los órganos” como etnógrafa, he tomado conciencia de la
David Le Breton importancia protagónica, del cuerpo en las
interacciones sociales y la alienación y estig-
matización que el individuo puede llegar
Aunque como señala Csordas una relec- a sufrir ante la disminución de sus capaci-
tura de las fuentes más antiguas, probable- dades funcionales. En nuestras sociedades,
mente ofrezca una sorprendente riqueza si ponemos atención al discurso cotidiano,
de conocimiento sobre corporabilidad en no se habla de la discapacidad sino del
la historia de la disciplina, lo cierto es que discapacitado, reduciendo al ser humano
ha sido a partir de los años 70, y especial- a su condición funcional como si fuese su
mente en las décadas de los 80 y 90, cuando esencia como sujeto el ser discapacitado,
el cuerpo se ha convertido en un tema de más que poseer una discapacidad. (Le
interés etnográco. En este sentido, el Bretón, 1995:137) Cuando se reduce la per-
cuerpo pasó del anonimato, borrando u sona total a lo menospreciado, el atributo
obviándose su implicación en las interac- es un estigma7 que a veces recibe también
ciones sociales, para en la actualidad cons- 7
Los griegos crearon el término de ESTIGMA para
tituirse en un “problema” objeto de estudio
referirse a signos corporales con los cuales se inten-
dentro de la disciplina. taba exhibir algo malo y poco habitual en el status
moral de quien lo presentaba. Los signos consistían
Kleinman (1995:75) señala que con la en cortes o quemaduras en el cuerpo, y advertían que
investigación los etnógrafos buscan des- el portador era un esclavo, un criminal o un traidor
cribir las categorías que los informante (una persona corrupta, ritualmente deshonrada, a

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el nombre de defecto, falla o desventaja. cuerpo está moldeado por las fuerzas
En nuestro discurso cotidiano utilizamos sociales siendo metafóricamente asimilado
como fuente de metáforas e imágenes tér- a un trozo de greda o una tabla rasa sobre la
minos especícamente referidos al estigma, cual la sociedad impone sus códigos.
tales como individuo inválido, bastardo y
Por otro lado, el cuerpo limita al indi-
tarado, sin acordarnos de su signicado real
viduo a responder a los requerimientos y
(Goffman, 1970).
las exigencias que la sociedad le impone
En esta misma línea, Good, comen- o en términos de Merleau-Ponty (1964) la
tando a Schutz (1971) señala que nuestro enfermedad somete al hombre a los ritmos
cuerpo es el sujeto de nuestras acciones, vitales de su cuerpo ya que como igual-
a través del que experimentamos, com- mente mantiene Le Breton el cuerpo es el
prendemos y actuamos en el mundo. Para recinto del sujeto, el lugar de sus límites y
muchos [enfermos] las actividades médicas de su libertad.
terminan por dominar sus vidas, mode-
“Mi cuerpo constituye un entorno
lando cada vez más sus vidas de acuerdo
natural sobre el cual yo ejerzo control, pero
con el mundo de las clínicas y las tera-
el cual, asimismo, me impone restricciones
pias. Ciertamente, las irracionalidades de
(...). Una enfermedad puede apreciarse
la medicina en tanto que institución social
como una invasión (...), la cual tiene la con-
y política a menudo contribuyen, tanto
secuencia de perturbar o refrenar mis rela-
abierta como sutilmente, a la destrucción
ciones y actividades sociales cotidianas”.
del mundo cotidiano del paciente. De tal
Turner (1984, p. 279-281)
forma que los ritmos normales personales,
sociales son a menudo subvertidos, mode- Así en la aceptación moderna de la dua-
lados de acuerdo con las exigencias del lidad hombre/cuerpo8 a partir del nuevo
cuerpo (Good: 2003:242). imaginario que surge del cuerpo durante los
años sesenta, en el que éste se convierte en
Con lo expuesto se puede visualizar
el primer factor de individualización y dis-
como el individuo se mueve continuamente
tinción frente a los demás9 a la persona con
entre dos niveles de exigencias que jan el
discapacidad, el cuerpo le impide participar
binomio cuerpo/sociedad. El cuerpo está
plenamente en las actividades cotidianas,
en la sociedad imbricado en la cultura y la
llegando a establecerse en numerosos casos
cultura forma parte de los procesos corpo-
una relación de vasallaje o de dependencia
rales de percepción y de representación del
debido a las limitaciones que éste impone
mundo. El cuerpo se constituye en esta línea
en las prácticas sociales.
argumentativa como sujeto que está en el
mundo, que percibe y que se representa Frente a esta individualización del
el mundo en función de sus experiencias. cuerpo en la distinción cuerpo/hombre y
La búsqueda de la salud, la concepción de frente a las limitaciones que de manera
la enfermedad, la familia, el manejo de las bilateral imponen al cuerpo las exigen-
emociones son construcciones culturales cias sociales y culturales, cabe señalar que
que como mantiene Goodenough permiten no siempre el hombre o mujer con disca-
al individuo vivir dentro de una sociedad 8
Interesante análisis realizado por Le Bretón en su
(Csordas, 1999). Para Mary Douglas, el
libro Antropología del cuerpo y modernidad, 1995.
9
quien debía evitarse, especialmente en lugares pú- Emile Durkheim en Formas elementales de la vida
blicos) GOFFMAN, E. (1970): “Estigma. La identidad religiosa, 1968 sostiene que para distinguir a un indi-
deteriorada”. Amorrortu editores. Buenos Aires. (Ed. viduo de otro es necesario un factor de individualiza-
Original 1963). ción y el cuerpo cumple ese rol.

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pacidad o enfermedad crónica, tiene con- de la inuencia del medio y de la historia


ciencia de ser diferente o de estar sometido personal del sujeto.
a limitaciones corporales que desde fuera
Después de la lectura de este breve
pudiéramos reparar o reconocer como tales,
ensayo que versa sobre la importancia de
incluso cómo sostiene Le Bretón pueden
seguir sintiéndose normal y sufrir por las tener en cuenta los aspectos culturas en los
miradas que no dejan de recibir. que están imbricados los procesos de enfer-
medad, insto a los profesionales, especial-
En este sentido, la trama de hábitos y mente de la salud a relacionarse de un modo
rutinas que se van creando con el devenir
más amplio con el sujeto portador de una
del tiempo y que constituyen la vida coti-
enfermedad o discapacidad, los tratamiento
diana, pueden también llevar a fusionar los
de la enfermedad, la percepción del cuerpo,
actos del sujeto con su cuerpo, volviendo a
la imbricación de estos sujetos con discapa-
éste ultimo invisible y ritualmente borrado
por la repetición incansable de las mismas cidad o enfermedad crónica en su entorno
situaciones (Le Breton, 1995) como parte social, sus estilos de vida y las estrategias
intrínseca de toda una vida de convivencia desarrolladas para posibilitar su interac-
con la enfermedad. Así la imagen del cuerpo ción con el entorno… El individuo enfermo
que el individuo se forja, siguiendo a Le es más que eso, y es precisamente ese grado
Bretón, [y sus expectativas de logro fun- el que más indicadores pueden darnos de su
cional] se moldea de acuerdo con su paso proceso de enfermedad, de su pronóstico y
por la vida, siendo nalmente la resultante por ende, de su mejor tratamiento.

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RUMBOS TS, año VI, Nº 6, 2011

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DIALÉCTICA CUERPO-ENFERMEDAD por RAQUEL CALVARRO ARROYO

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