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"El Emperador César Flavio Justiniano, vencedor de los Alemanes, los Godos, los
Francos de Germania [...], los Alanos, los Vándalos, los Africanos, piadoso,
bienaventurado, ilustre, victorioso y triunfador, siempre Augusto, a la juventud
deseosa de conocer el Derecho, ¡salve!
"Para que el Estado sea igualmente bien gobernado en tiempos de paz como en
tiempos de guerra, la Majestad imperial debe apoyarse no solamente sobre la fuerza
de las armas, sino también sobre las leyes: por aquellas permanecerá vencedor de
los enemigos externos, por éstas frustrará las maniobras de la iniquidad,
mereciendo así a la vez el título de amigo de la justicia tanto como el de triunfador.
[...]
"Reciban pues con disposición estas leyes que hemos compuesto para vosotros; y
trabajen en devenir tan hábiles , que puedan concebir la noble esperanza de estar
en aptitud, al terminar vuestros estudios, de participar en el gobierno de nuestro
Imperio, en los empleos que os serán confiados".
Es así como dan inicio las inmortales Institutas de Justiniano; y es así como damos
inicio a la segunda semana del curso, retomando de ellas tres conceptos que
parecerían haber sido escritos no hace milenio y medio (533 A.D.), sino en la actual
coyuntura nacional e internacional:
1
De manera que el Derecho Romano constituye una de las materias fundamentales
para el profesionista del derecho, entre otros motivos:
El Derecho Romano —junto con el latín— está omnipresente tanto en nuestro léxico
jurídico como en nuestras instituciones constitucionales, civiles, penales e
internacionales. Sin él difícilmente podríamos reconocer nuestras más elementales
concepciones del Derecho —Senado, República, Magistrado, jura novit curia, non
bis in ídem, juris tantum, in rem, in dubio pro reo, forum prorogatum, casus belli,
casus foederatum, son sólo algunos ejemplos.
2
Derecho de gentes con el actual Derecho Internacional, la República con el sistema
republicano, el Senado, etc.
Sólo hay que tener cuidado, como se advierte en la obra de J.M. Sainz y Gómez
Salcedo, de no trasplantar al Mundo Antiguo los conceptos actuales del Derecho o
el Estado y menos aún nuestras propias simpatías políticas (“El Estado Romano.
Sistema político y jurídico”, Multidisciplina, núm. 6, 2010, p. 77).
Como igualmente lo nota el propio autor (p. 80) también hay que poner atención en
la evolución general del Derecho Romano, del derecho consuetudinario al escrito y
a su desarrollo de fuentes jurisprudenciales e incluso del concepto de equidad,
tendiente a atenuar el rigorismo de las leyes.
JCF/09.03.2020