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ÒJÓ ŞÉ IŞEGUN MEJE ÈRÉLĘ ODÚN 2006

Asunto: vocabulario técnico 2

Bi aja r –oju ekún a paroro .


Cuando un perro ve la cara de un leopardo se queda quieto .

Tóotì (tónti) – Dirige o compone al lado de. Se utiliza en el lenguaje del Dìlógún para
emparentar a dos Odù. Ejemplo: cuando sale primero el número 3 (Ògúndá) y,
seguidamente, el número 7 (Òdí), se dice Ògúndá tóotì Òdí. Se deriva de: tó – dirigir,
componer; o – él; tì – al lado de, cerca.

Òşà Àre ó – La Òşà tiene juicio para usted. Se utiliza antes de comenzar el proceso
de la adivinación del caracol. Se deriva de: àre – tener discernimiento o razón en una
disputa. Los presentes, como en el caso de Ifá Àre ó, responden: Àdáşe (adashe).

Ifá Àre ó – Ifá tiene juicio para usted. Se utiliza antes de comenzar el proceso de la
adivinación de Ifá. Se deriva de: àre – tener discernimiento o razón en una disputa.
Los presentes responden: Àdáşe (adashe). Esta palabra significa: “Algo que se hace
bajo la propia responsabilidad, sin el permiso o autorización de nadie”. Indica, por lo
tanto, que Ifá, en ese caso, tiene toda la autoridad para discernir en cualquier asunto
que se le cuestione.
Òtá ké ibò – La piedra es gratificada como ìbò. Frase utilizada para entregar los
objetos simbólicos ìbò e identificar quien es el encargado de representar la pregunta
que se realiza. El monosílabo ké significa: gratificar. Es también utilizada la frase:
Òtá síwaju – la piedra está adelante. Derivada de síwaju (siwayu) – adelante. Da la
idea que la piedra está encabezando la pregunta que se realiza. Muchas veces al ìbò
que no responde se clasifica como beekó. Ejemplo: apadí beekó – el apadi dice no. La
palabra beekó significa: no, de ninguna manera.

Ki lògbè Òfún, Òfún fuu Logbè – No utilices a Ogbè por Òfún, ni a Òfún al mismo
tiempo que Ogbè. Esta frase se utiliza al final de las invocaciones que se realizan
previas a la adivinación. Muchos interpretan su significación como: “No confundas a
Òfún con Ogbè” o “No digas malo para bueno ni bueno para malo”. Se supone que
no deba existir ninguna confusión durante el proceso de interpretación de los Odù que
aparezcan.

Kárí Òşà Yémọjá – Yemayá finaliza con sus costumbres en su cabeza. Palabra que
identifica la iniciación en las costumbres de nuestros antepasados. En la actualidad se
ha sustituido por “Hacer Santo Yemayá”.
Kòtó jálè (kotoyale) – Es insuficiente seguirlo o completarlo. Hay beneficios que
recibimos parcialmente y no de forma completa; muchas veces no es conveniente. Es
menester tomar especialmente lo que necesitamos.

Sáraájénjé (sarayenye) – De: sára – evitar; ajé – el brujo o las brujas; nje – están
comiendo. Este rito consiste en un acto de limpieza corporal donde se incluyen,
comidas, telas de diferentes colores, frutas, muñecos confeccionados con telas
desechables, ciertas plantas purificadoras, aves (que luego del acto de purificación, se
sueltan), pedazos de carnes de animales sacrificados, etc. El “Sára Ájénje” se utiliza,
generalmente, para traspasar nuestros males provocados, a ciertos elementos que
poseen una relación simpatética con nosotros, y que son capaces de absorber
cualquier negatividad que hallamos recibido, para luego arrojar, dichos elementos, a
un lugar distante y preferible de las malas espiritualidades (espíritus de las brujas) que
se encargan de devorarlos, conjuntamente, con el mal insertado en ellos.

Òrò – Esta palabra significa: conversación, Òşà de los muertos, riqueza, ritual,
palabra. Es empleada cuando se le va a realizar una serie de invocaciones a las Òşà,
se dice generalmente: – “vamos a hacer un Òrò a Şàngó” – El sentido de esta frase
es: vamos a realizar una conversación con Şàngó. También utilizada para designar el
tradicional “òrò seco” que se realiza mediante sonidos acústicos que se derivan de los
iyeres seleccionados de: Èşù, Ògún, Òşósi, Abata, Ilè, Bàbálú ayé, Òrìşà Oko,
Òsányin, Koorí, Daadaa, Ìbejì, Aganju, Şàngó, Ògè, Òbàtála, Òkè, Yèwá, Oba, Ọya,
Olókun, Yémọjá, Òşùn, Òrúnmìlà y Odùdúwà. Con la palabra Òrò también se
denomina al culto secreto donde una cofradía de hombres adora a los antepasados,
masculinos específicamente. Òrò como divinidad, se piensa que es el Òrìşà de los
hombres que adoran a los antepasados masculinos. Se dice que él detesta la compañía
de las mujeres, y no se permite que las mujeres sean miembros de su culto. Las
mujeres pueden oír la voz de Òrò, pero nunca deben verlo. Si una mujer mira a Òrò,
estará condenada a la muerte. Òrò vino a la tierra acompañado del Odù Ifá Òwònrín
Òsá. En Cuba, cuando los hombres se inician en su culto secreto, se expresan así: –
“Me voy a jurar en Òrò” – Aunque muchos, erróneamente dicen: – “me voy a jurar
en orun” –.

Kí lówó ré kó má ni ìlara – “Permita que estas manos sean amigables y no tengan


envidia”. Esta frase se utiliza para bendecid a alguien que esté realizando una obra
religiosa. Es conocido, su significado, dentro del ámbito religioso como: “que las
manos sean fresca para usted”. Se deriva de: kí – permitir que, que sea posible; lówó
– las manos; ré – ser amigable; kó – no; má – no enfático; ní – ser, estar, tener; ìlara –
envidia.

Gbogbo tẹnu onjẹ (gbogbo tenunye) – Ofrenda de comidas varias. Se le denomina a


las ofrendas que componen varios tipos de alimentos comestibles para el devoto que,
generalmente, se les dedica a los antepasados. Se deriva de: gbogbo – todas; tì –
introducir; enu – boca; onje – comida. O sea: todas las comidas que se introducen en
la boca.

Inágaréwò (inágareo) – Significa "La candela de lo alto nos visita para bendecid". Se
deriva de iná – candela, lumbre; ga – lo alto o elevado; iré – bendición; y wò – visitar,
contemplar. Esta ceremonia nace en el odù Ifá Òtura méjì. El cual debe rezarse
durante las invocaciones para realizar el ìtan. Es confundida generalmente con
ñangareo.

Ìtan – Conocido, generalmente como itá. Significa: historia o narración. El ìtan es la


ceremonia donde, mediante los diferentes oráculos del sistema religioso Lúkúmí se
deliberan y se narran las historias de nuestros antepasados, animales, plantas y fuentes
naturales. Estas narraciones sirven para establecer patrones de conducta o modus
vivendi.
El ìtan de Ifá se utiliza para conocer la predestinación y patrones individuales de
conducta. El ìtan de Òşà se utiliza para corregir costumbres y establecer planes de
vida. Estos planes de vida están de acuerdo y en correspondencia con los beneficios o
maleficios que proporciona las Òşà que se cuestiona. O sea, recibir el beneficio de
una Òşà particular tomando su vida legendaria, como modelo arquetípico dentro de
nuestro plan de vida. De forma contraria podemos eliminar costumbres negativas que
se correspondan con la Òşà particular para así, alejarnos de sus manifestaciones
maléficas. Mediante el ìtan podemos conocer a cual Òşà debemos tomar como
modelo de vida y a quien debemos aplacar, para atenuar su ira. Es bueno aclarar que
las Òşà no son “beatíficas”, son fuentes naturales que nos proporcionan beneficios
pero también, en sus cambios y evoluciones naturales crean perjuicios a los seres
humanos. Un mar (okùn) en calma proporciona buena pesquería; un mar tormentoso
es capaz de tragarse grandes embarcaciones con toda su tripulación. De ahí que no es
apropiado llamar al culto “santería”.
Ẹbọ tètè ború – De: Ẹbọ – sacrificio; tètè – rápidamente; ború – se debe ofrecer. Esta
frase indica ofrecer los sacrificios con urgencia.

Eeşinímò (eshinimá) – Se deriva de Eeşi – sustancia colorante o mugre; ni –


consigue; mò – reconocer. Esta ceremonia se basa en marcar la cara con tres rayas,
que se suponen espanten a la muerte y a los diferentes maleficios que se puedan
presentar. Se confecciona con un tinte especial, el cual posee propiedades mágicas; el
colorante se imprime en el rostro con una pluma de ave.
Ìyeré – Canto ritual o rezos cantados que engalanan todas las actividades rituales de
los Lúkúmí. Se confunde, generalmente, con la palabra súyere. Esta palabra es la
corrupción de original: sọ – decir, hablar; ìyeré: un canto; o sea sọìyeré – súyere –
“decir un canto”.

Ẹbọ (Ebbo) – Sacrificio de un animal. Esta palabra se confunde con limpiezas


corporales y siempre le dan el sentido de purificación y desprendimiento de
negatividades. El Ẹbọ es sencillamente desprender el alma de un animal sacrificado
para que viaje al cielo con dos fines, según el caso: como nuestro sustituto en busca
de una nueva conducta o como portadora de alguna negatividad. En otros ritos de
sacrificio, para ciertos casos de enfermedad o de irreverencias, se seccionan partes de
animales jóvenes y se limpia con ellas, a la persona. Este rito es conocido como Ẹbọ
şu rè (ebọshuré) – De: ẹbọ – sacrificio; şu – purificar y limpiar; rè – artículo neutro,
le, lo, etc.: O sea, “sacrificio para limpiarlo” También este rito se utiliza para detener
las diferentes adversidades que impiden la realización de cualquier proyecto de vida.

Ẹbọ fín Ẹbọ a dá – El sacrificio es un sacrificio bueno y aceptado. Frase que se


utiliza cuando terminamos el rito del sacrificio y comprobamos que ha sido
satisfactorio, según todos los requerimientos.

Ẹbọ métà – Tercer sacrificio – Es tradicional dentro del culto, a los iniciados realizar
tres sacrificios en el período del año de abstinencia religiosa. El sacrificio de la
iniciación, el sacrificio de los tres meses y el del año.

Atèfá – Quien escribe Ifá. Se le dice a la persona que se inicia en los secretos de Ifá
(Ìtèfá). Se deriva de: A – quien; tè Ifá – escribe a Ifá. Muchas personas le llaman a la
iniciación, de forma incorrecta: Atèfá Ifá.
Àşedí (ashedí) – Se le denomina al dinero (owó, ajé) que se paga en compensación a
los trabajos rituales. Vulgarmente conocido como el “derecho del santo o de la
consulta”. La palabra Àşedí se deriva de: Àşe – facultad, autoridad; dí – transformar,
hechizar, encantar. Nuestros antepasados creían que el dinero tenía facultades
espirituales para modificar los acontecimientos, según se narran en muchas de las
fábulas y leyendas. El dinero pasa de una persona a otra y el mal de uno, a través del
dinero, va a parar a otro. Es esencial su presencia en la adivinación pues, él, vive en
muchos bolsillos y casas y todo lo sabe, está presente en todo, decían muchos de
nuestros abuelos. No le daban mucho sentido material sino espiritual. También, por
otra parte, le atribuían poderes destructivos por lo que se exigía entregarlo envuelto en
papeles utilizados para envolturas y en hojas de malanga (ewé ikoko).
Se dice que Èşù quien está pendiente de las compensaciones, exige la quinta parte de
nuestras ganancias o cinco monedas como pago. Desde tiempos antiguos los derechos
mantenían esa normativa. Las consultas primero, eran 0.5 (cinco centavos); épocas
posteriores 1.05 (un peso, cinco centavos); luego siguió aumentando a 2.10, 3.15,
4.40, 5.35, 7.35, 8.40, 9.45 hasta 16.80. En la actualidad el derecho es a capricho y
potestativo.
El dinero también se dividía en partes y luego se repartía de la mejor forma. En toda
la literatura antigua aparece: owó là méjọ, owó là méta, etc. Esto era el dinero
dividido en ocho y el dinero dividido en tres. Se deriva de owó – dinero; là – dividir;
méta – tres; méjọ – ocho.
Awo mi ire ó – “A mi plato lo bendigo” y todos los presentes responden con la frase:
Awa wá tò ó – “Nosotros vamos a saborearlo”. Esta frase se utiliza cuando
levantamos del suelo, luego de haber terminado un rito, el plato que contiene los
cocos de adivinación y el dinero compensativo (Àşedí) de las ceremonias.

Àdímú – De: A – quien; dí – transforma; mú – absorbiendo – Se basa en ofrecer


alimentos varios a las Òşà las cuales, absorben hasta consumir la espiritualidad de los
mismos. Es una ofrenda suplementaria posterior a un sacrificio. Esas ofrendas
constituyen alimento para insectos, pequeños mamíferos e innumerables seres que
comparten con nosotros la existencia en el mundo. Se utiliza para mantener el cuidado
de las relaciones que los hombres mantienen con los antepasados, con ciertos
espíritus, con las Òşà y para enlazar las relaciones que debe existir entre los seres
humanos con el resto de los seres que habitan dentro del universo en que vivimos y
por ende, de echo, esta acción nos proporciona tener paz y armonía. El adimú, por
tanto, representa una manera de reorganizar el Universo a favor de la raza humana.
Aládímú – Es el Òrìşà que agarra o acepta la ofrenda suplementaria. Muchas personas
confunden esta palabra y la definen como: “gran ofrenda”. Una gran ofrenda es:
adimunlá. El sufijo nlá significa: “gran”. Es muy utilizado para designar el abuelo –
bàbánlá; o la abuela – ìyánlá. Cuando preguntamos a un Òrìşà si necesita un adimú
se denomina como: ¿Òşà Aladimú Yémọjá? – ¿La divinidad que agarra la ofrenda
suplementaria es Yemayá?

El derecho.( monneda que se pide para iniciarse


Àşedí (ashedí) – Se le denomina al dinero (owó, ajé) que se paga en compensación a los
trabajos rituales. Vulgarmente conocido como el “derecho del santo o de la consulta”. La
palabra Àşedí se deriva de: Àşe – facultad, autoridad; dí – transformar, hechizar, encantar.
Nuestros antepasados creían que el dinero tenía facultades espirituales para modificar los
acontecimientos, según se narran en muchas de las fábulas y leyendas. El dinero pasa de
una persona a otra y con ello las adversidades de uno se van de nuestro lado. Es esencial
su presencia en la adivinación pues, él, vive en muchos bolsillos y casas y todo lo sabe,
está presente en todo, decían muchos de nuestros abuelos. No le daban mucho sentido
material Sino espiritual. También, por otra parte, le atribuían poderes destructivos por lo
que se exigía entregarlo envuelto en papeles utilizados para envolturas y en hojas de
malanga (ewé ikoko).Se dice que Èşù quien está pendiente de las compensaciones, exige
la quinta parte de nuestras ganancias o cinco monedas como pago. Desde tiempos antiguos
los derechos mantenían esa normativa. Las consultas primero, eran 0.5 (cinco centavos);
épocas posteriores 1.05 (un peso, cinco centavos); luego siguió aumentando a 2.10, 3.15,
4.40, 5.35, 7.35, 8.40, 9.45 hasta 16.80. En la actualidad el derecho es a capricho y
potestativo. El dinero también se dividía en partes y luego se repartía de la mejor forma.
En toda la literatura antigua aparece: owó là méjọ, owó là méta, etc. Esto era el dinero
dividido en ocho y el dinero dividido en tres. Se deriva de owó – dinero; là – dividir; méta
– tres; méjọ – ocho.

Awo mi ire ó – “A mi plato lo bendigo” y todos los presentes responden con la frase
conocida: A wọ ọgbọ a tó – “Quien esta tirado como la planta rastrera es aquel que
enderezamos”. Esta frase se utiliza cuando levantamos del suelo, luego de haber terminado
un rito, el plato que contiene los cocos de adivinación y el dinero compensativo (Àşedí) de
las ceremonias.
Bendecir a los menores:
A wọ ọgbọ a tó, ọşòósí a gbé o ¡díde! (a wa awo a to, ọşòósí a bbe o ¡díde!) – “Quien
esta tirado como la planta rastrera es aquel que enderezamos, yemaya es quien lo levanta
¡párate!”. Esta frase es parte del saludo tradicional de los Lúkúmí. Las mujeres menores se
acuestan de ambos lados sobre el suelo y son bendecidas por las personas mayores; los
hombres se tiran acostado boca abajo. En el caso de las mujeres, les está prohibido tocar el
suelo con su vagina puesto que, la leyenda dice que está maldecida (Ògúndá Òşé) por el
Òrìşà Iyá mí (Mi madre eterna). Esta frase, llena de bendiciones se puede utilizar para
cualquier persona y especialmente es muy conveniente para nuestros hijos. Su origen
filosófico esta basado en el hecho que las yerbas arrastradas y que se doblan (bajan su
cabeza) ante los fuertes vientos (mayores) sobreviven por siempre; de forma contraria los
árboles no inclinan su cabeza al viento y perecen, siendo arrancados de raíz.

Àşe gbogbo ìwoorò àkówa ilé


t. Facultad de todas las riquezas, primeras, en venir a la casa.

1.- Èşù o Elègbàrà.


Èşù Bara, Alaàjekí, Alágbána, nbé ilékùn so kùn Alaàroyé, Èşù nkanmáşe, maa maa kéyàn
òfé mí.
t. Èşù el que se esconde y desaparece, quien posee la glotonería, quien barre el camino,
vive en la puerta de la casa, transforma frotando (aceite) a Alaàroyé (quien posee la
querella o la controversia), Èşù libra de fuerzas malignas, constantemente gratifícame
como elegido, que las cosas sean gratis para mí.

2.- Ògún.
Ògún kòwá màrìwò,Ògún titi maa aró,Ògún Alágbède,Ògún kùgbù kùgbù,Awa ní yé, jéjé
Ògún tóye.
t. Ògún se enrosca en las hojas del retoño de la palma, Ògún habitualmente es un herrero,
Ògún el forjador, Ògún el de la Temeridad, nosotros lo estamos elogíando, dulcemente
Ògún merece una recompenza.

Gbogbo tù ìşé mo foríbálè Ifá (gbogbo tuache moforibale Ifá): Se deriva de: Gbogbo –
todo-, tù –aliviar, propiciar-, Ìşé –pena, dolor, angustia-, mo –yo-, forí –con la cabeza-,
bálè – tocar el suelo Ifá-; o sea, “Todas las angustias aliviar, si yo, con la cabeza toco el
suelo a Ifá”. Frase de salutación utilizada por los devotos de Ifá cuando se arrodillan
frente al relicario de Òrúnmìlà.

Òrìşà (oricha): Muchos investigadores definen esta palabra por la derivación de: rì –
sembrar algo o establecer algo en la tierra-, şa –honran o pagar homenaje-, o sea:
“quien siembra o establece algo en la tierra” y por lo cual deberá pagar o rendir
homenaje y respeto. Otros investigadores la descomponen de: orí –cabeza-, şá –
partida en pedazos-. Esta definición parte de una leyenda donde se narra que Òbàtála
tenía una cabeza de piedra (Òtá) enorme, la cual cayo desde una cima y se partió en
200 pedazos, dando origen a las Òşà del panteón yoruba, las cuales se representan con
piedras. Según la definición de nuestros antepasados Lúkúmí, en Cuba se aseveraba
que los Òrìşà eran ancestros divinizados, por tener una vida relevante y que debíamos
montar sus representaciones (òtá) en nuestra cabeza, para seguir sus costumbres y
obtener los éxitos que ellos tuvieron en la vida. Todo el andamiaje ritual de la
iniciación de Òrìşà se acerca mucho a esta última definición. Al descomponer la
palabra, guardando los parámetros gramaticales de una lengua antigua, llegamos a la
siguiente conclusión: O – quien, el-, rí –encuentra-, aşa –costumbre, hábito-. Cuando
se produce la elisión entre las vocales de rí y de aşa, el tono cambia y se produce rìşà.
De ello finalmente se origina la palabra Òrìşà. Etimológicamente puede derivarse, y
no es incorrecto, de la conjunción de las palabras Orí –cabeza–, Aşa –costumbre–.
También puede definirse como: “La costumbre en la cabeza”. Concepto más cerca de
lo que hacemos y por qué lo hacemos. De todo ello se deriva la palabra Òşà (osha),
las Costumbres o las tradiciones. Por eso muchos de nuestros antecesores
denominaron nuestras manifestaciones como “Regla de Òşà”, que representaría la
idea del culto a los antepasados. Creo que la inclusión de la palabra “Santería”, dentro
del ámbito religioso, ha influenciado negativamente, al punto de no llegar a una
correcta definición de la palabra Òrìşà u Òşà. Muchos pueden recordar que desde
principios de República, hasta finales de la década del 1970, cuando se iba a iniciar a
algún devoto, se decía: fulano va Kárí Òşà, Àkawé ní Òşà Yémọjá (arrancar de la
cabeza una costumbre para lograr la similitud con las costumbres de Yemayá), o la
persona comentaba: “me voy hacer Òşà”. De ahí que la idea fundamental de la
iniciación de Òşà sea hacer desaparecer viejas costumbres y adoptar nuevas
conductas, dictadas en la narración de ìtan (ver más adelante). Muchas personas que
tienen mala suerte van en busca de la buena suerte; también suele darse el caso de que
persona con buena suerte cambian a una mala suerte, después de iniciarse en Òşà.
Hoy los términos se han degenerado a una irrealidad. Casi todos dicen: “Me voy
hacer Santo” o “Voy a recibir tal Santo”. Por tal motivo, y por tener otro concepto
sobre la iniciación, muchas personas deciden pasar por la Òşà y, por ende, pierden
valores intrínsecos.
Por otra parte muchos separan a Òşà de Òrìşà, es cierto que Òşà es el primer nombre
de Òbàtála, pero esa palabra define a todos los antepasados que tuvieron una vida
destacada y ejemplificante, tan meritoria que pueden pasar a la condición de Òşà y
engrosar la panteología Lúkúmí. Cada vez que alguien muere nace la posibilidad de
un Eegun que puede ser tomado como Òşà. De ello se deriva la frase de: Ikú lo bí Òşà
(iku lobby osha), a la que le dan el sentido de “el muerto parió al Santo”, pero
realmente su significado es: “la muerte se usó para dar origen al Òşà” y su
homónimo místico: “La muerte se va al nacer la Òşà”. Se deriva de: Ikú –muerte-, lo
–usar, irse, ir-, bí –nacer, producir, engendrar-.
Genéricamente a un Òşà se le denomina Òrìşà cuando es seleccionado para asentar y
guiar la cabeza de un iniciado. Realmente los Òşà no son, en principios, divinidades.
A los Òşà se le pueden devocionar vinculándolos con determinada fuerza natural y de
sus diferentes manifestaciones, según el tipo de obra y trabajo realizado por el
ancestro divinizado. Cuando decimos Yémọjá es la Òşà o divinidad de los ríos, nos
referimos a que este ancestro divinizado se manifiesta potencialmente en los ríos.
Como recurso estilístico de adivinación a las fuentes naturales se le otorgan atributos
humanos, para mayor comprensión y dominio de las fuerzas que animan el universo
donde vivimos. Es bueno conocer que durante el gobierno de Odùdúwà y Şàngó la
literatura de Ifá solamente estaba compuesta por mitos y fábulas. Sus textos hacían
referencia a las fuentes naturales como divinidades y a la vida de los animales dentro
del ecosistema. La atribución hombre-divinidad fue posterior a la muerte de
Odùdúwà. El canto dedicado al mismo dice: A bèrè ikú lámì so Òrìşà: “Quien
comenzó con la muerte, el poseer una marca (símbolo) y convertirse en Òrìşà”.

Sọdò Òrìşà (sodo orisha): Esta frase define la base fundamental del Kárí Òşà y el
origen de los ancestros divinizados. Se deriva de: sè –manar, fluir-, odò – río-. Indica
el flujo que brotó del vientre de Yémọjá, por el cual nacieron la mayoría de las Òşà y
luego ese flujo se convirtió en el río Odò Ògún (afluente del río Níger), donde se
adora Yémọjá en Nigeria. La razón esencial de todo lo que se produce durante la
iniciación está en esta frase. En el libro Ritos y Ceremonias Lúkúmí se explica con
mayor claridad y amplitud este concepto.

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