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Capítulo I
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LAS COSAS Y LOS DERECHOS REALES
I.-LAS COSAS
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
La palabra cosa equivale al término latino res. Se trata de uno de los conceptos
fundamentales del Derecho y constituye la base sobre la cual se estructuran los derechos reales.
Es así como en las Institutas de Justiniano se afirma que el derecho por entero se refiere bien
a personas, o cosas, o acciones (I. 1, 2, 12)
En el lenguaje común el término res o cosa hace referencia a cualquier entidad
exterior, concreta o abstracta, corporal o incorporal, real o imaginaria, que cada sujeto
considera como un objeto subsistente de por sí. Por ello, esta palabra en el lenguaje
cotidiano tiene un alto grado de imprecisión.
En el lenguaje jurídico en cambio, que es el que nos interesa, el significado es
más restringido. En efecto, el Derecho sólo se ocupa de las cosas cuando estas puedan
procurar a las personas alguna utilidad, esto es, siempre que sean accesibles y deseables.
En este sentido, los romanos tenían un concepto más restringido que el actual. Es así como
para ellos no constituían objeto de derecho el aire, el sol, las nubes, la niebla, los astros,
como tampoco el gas o la electricidad.
La palabra res tiene en el lenguaje jurídico una triple significación: en sentido estricto, denota
una cosa corporal, físicamente delimitada y jurídicamente independiente; en sentido más
amplio, todo lo que puede ser objeto de un derecho (privado), por ej. los esclavos; otras
veces significa el patrimonio, concebido como un todo (patrimonium, bona), esto es, como
un conjunto de cosas que tienen un valor pecuniario.
En los primeros tiempos del derecho romano, el concepto de derecho real, que en
su momento definiremos, guarda relación con las cosas corporales independientes y también
los esclavos; ya en la época postclásica, los juristas van a considerar la existencia de derechos
reales sobre cosas incorporales.
Finalmente, se dice por algunos, que el objeto del derecho es todo aquello que
permita al hombre obtener un servicio, una utilidad una ventaja y que tales objetos pueden
tener o no un valor económico.
En este contexto, todos los objetos de derecho que en alguna medida tengan
valor económico son bienes (bona), de los cuales algunos pueden ser apreciados por los
sentidos, como una mesa, un animal, caso en el cual se les denomina cosas, y otros, sólo son
concebidos intelectualmente, carecen de corporeidad, como los derechos.
De lo expuesto resulta que para los romanos res es todo objeto del mundo
exterior que produce satisfacción al sujeto de derecho, por lo cual la palabra se aplica tanto
a los objetos que se encuentran dentro del patrimonio de alguien como aquellos que no
han sufrido tal apropiación.
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Hoy en día, con la palabra cosa se designa todo lo que existe y que puede ser de
alguna utilidad o ayuda a los hombres. Estrictamente hablando, a las cosas que prestando
una utilidad para el hombre son susceptibles de apropiación, se les designa con la expresión
bien, que etimológicamente viene de bonum que expresa la idea de bienestar, de felicidad.
De lo dicho resulta que todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son
bienes, existe entre ambos conceptos una relación de género-especie: las cosas son el
género, los bienes, una especie.
1.-COSAS QUE ESTAN DENTRO DEL COMERCIO HUMANO Y COSAS QUE ESTAN FUERA
DEL COMERCIO
Se formula en atención a la aptitud para ser objeto de derechos privados y que
para algunos es la summa divisio, la más importante división de las cosas.
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2. Las cosas religiosas (res religiosae) son las que han sido consagradas a los dioses manes,
es decir a los muertos. Ej: sepulcros, monumentos unidos a ellas y las cosas muebles
que se sepultan junto con los cadáveres.
3. Las cosas santas (res santae) son las que, aunque no son destinadas al culto de los
dioses, han sido puestas bajo el amparo de la divinidad, como los muros y puertas de la
ciudad, cuya violación implica pena capital. Se dice que esta clase de cosas no son
propiamente de derecho divino sino sólo en cierto modo. La violación de las cosas santas
se consideraba sacrilegium y se castigaba con la pena de muerte.
b) RES HUMANI IURIS: por exclusión son todas las cosas que están fuera del
comercio humano y que no caen bajo la denominación de divini juris.
1. Las cosas comunes (res communes omnium iure naturali), aquellas que por su naturaleza
están destinadas al uso de todos las personas, cuyo dominio no pertenece a nadie y
cuyo uso es común a todos los habitantes, como el aire, el mar y el agua fluvial y
pluvial. También se consideran dentro de esta categoría aquellos bienes a los que se
les ha dado esta calidad para evitar conflictos entre vecinos, como el limes (límite) de
los fundos rústicos o el ambitus de los fundos urbanos.
2. Las cosas públicas (res publicae o locus publicus, lugar público), aquellas cuyo dominio o
titularidad pertenece al populus romanus y cuyo uso es común a ciudadanos y
peregrinos (vías pretorianas y consulares, los puertos y los ríos que no se secan jamás).
Se diferencian de las cosas comunes en cuanto se consideran propiedad del pueblo
romano.
3. Las cosas de la ciudad y de las corporaciones (res universitatis) como las plazas,
calles, teatros, circos, baños públicos, etc.
Desafectación: Cabe destacar que las cosas públicas, las de las corporaciones y las de
derecho divino, dejan de estar fuera del comercio humano, desde que cesa la destinación
particular que les da ese carácter. El acto por el cual una cosa deja de estar fuera del
comercio humano se llama desafección, que en el caso de las cosas religiosas se denomina
profanatio.
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SUSCEPTIBLES DE SER ADQUIRIDAS EN DOMINIO (RES NULLIUS). Las cosas pueden no
pertenecer a nadie, bien porque nunca han tenido dueño, o bien, porque el dueño las ha
abandonado con intención de desprenderse de su dominio.
Estrictamente, res nullius serían las cosas que nunca han tenido dueño y que son
susceptibles de apropiación patrimonial privada por ocupación, descubrimiento o accesión.
En general se utiliza esta expresión para referirse a las cosas que no teniendo un dueño son
susceptible de apropiación.
Por su parte, a las cosas abandonadas por su dueño con la intención de
desprenderse de su dominio se les llama res derelictae.
Las cosas mancipi eran consideradas las más importantes y las más preciadas del
patrimonio de una persona, ello debido a que los romanos eran fundamentalmente un pueblo
agrícola pastoril en los primeros tiempos. Esta distinción por consiguiente tiene su origen en
el sistema de economía agraria de la antigua Roma. Así a las cosas fundamentales para la
economía rural romana, se las llamaba res mancipi, o cosas mancipi. A las demás se las denominaba
res nec mancipi.
a) Los fundos rústicos y urbanos y los predios ubicados en Italia y los lugares donde
rigiera el ius italicum
b) Las servidumbres prediales rústicas (iter, actus, via, aquaeductus) constituidas sobre
dichos fundos
c) Los esclavos
d) Los animales grandes de tiro y carga, esto es, aquellos que suelen domarse por el
lomo (quae dorso collove domantur), como los bueyes, mulas, asnos y caballos.
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fijar la certeza de la propiedad de ellas. Por ejemplo, para transferir el dominio quiritario de
las mismas sólo pueden emplearse modos de adquirir propios del ius civile (ej: mancipatio, in
iure cessio), en cambio, para las cosas nec mancipi bastaba un modo del ius gentium como la
traditio o entrega.
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Importancia de la distinción entre muebles e inmuebles:
En una primera época esta distinción no es tan relevante. Pero en todo caso
siempre se consideraron de menor valor los bienes muebles, lo que se expresaba de diversas
maneras. Así, en materia de usucapión en una primera época y en el derecho clásico, para
usucapir un mueble basta un año, mientras que para los inmuebles eran necesarios dos
años (Ley de las XII Tablas).
También son distintos los medios de defensa de la posesión de una u otra clase de bienes
(interdictos posesorios). Además, las normas sobre relaciones de vecindad, sólo eran aplicables
a los inmuebles.
Esta distinción adquiere valor decisivo en la Edad Media, por la importancia que se
atribuye a la propiedad inmobiliaria como elemento principal de la riqueza.
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2. Cosas consumibles y no consumibles
3. Cosas divisibles e indivisibles
4. Cosas singulares y universales
5. Cosas principales y accesorias
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buena utilización de ellas lleva implícita su conservación.
La distinción entre ambas categorías no es absoluta, sino que suele depender del
destino querido por el titular para la cosa.
Importancia de esta clasificación:
Se percibe en aquellos actos y derechos que sólo facultan el uso, goce o disfrute de una
cosa y no su disposición, pues no pueden recaer sobre cosas consumibles. Así, no pueden
darse en comodato (préstamo de uso) cosas consumibles, pues el comodatario está obligado
a restituir la misma especie después de terminado el uso. De la misma forma, el usufructo
sólo puede constituirse sobre cosas no consumibles, por lo cual la jurisprudencia creó la
figura del quasi usufructo
Consumibilidad y fungibilidad
Relacionando la consumibilidad con la fungibilidad, cabe destacar que generalmente
las cosas consumibles son al mismo tiempo fungibles (ej: la mayor parte de los alimentos, la ropa
es discutible), pero ambos caracteres no van necesariamente unidos. Hay cosas fungibles no
consumibles objetivamente (ej: libros, autos) y cosas no fungibles consumibles.
En síntesis, los conceptos de fungibilidad y de consumibilidad pueden presentarse
juntos o no, pero son independientes, cada una de las clasificaciones tiene una base
diferente, de allí que en caso de coincidencia ésta es accidental. Conviene señalar que nuestro
legislador establece erróneamente que las cosas consumibles son una especie de las cosas
fungibles, pero no se da un concepto ni de una ni de otra.
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Desde este punto de vista todos los bienes, tanto corporales como incorporales
son divisibles, debiendo destacarse que los derechos sólo son intelectualmente divisibles. Pero
por disposición legal hay algunas excepciones, ciertos derechos no pueden dividirse ni siquiera
intelectualmente, surgiendo así la llamada res individua, cosa indivisible, vale decir, no
susceptible de división, sin que cada una de sus posibles partes conserve su finalidad
económico social propia. Ej. Derecho de servidumbre.
Se señala que son bienes singulares los que constituyen una unidad natural o
artificial, simple o compleja.
a) Simples: son aquellas que tienen una individualidad unitaria, constituyen una
unidad orgánica independiente, en que no es posible separar los elementos
que las componen. Ejemplo, un perro, un caballo, una piedra, un esclavo, una
estatua, una planta. Se trata de cosas que en la conciencia y en los usos del
pueblo se consideran como una unidad (quae uno spiritu continentur), aun cuando
esta unidad resulte de la conjunción de varios elementos, siempre y cuando en la
opinión común éstos aparezcan orgánicamente fundidos.
b) Complejas o compuestas: son las que constituyen un todo coherente como
resultado de la conexión física de cosas simples, vale decir, el formado por dos o
más cosas simples unidas, fusionadas o mezcladas, que pierden su individualidad
en la composición, una unión de cosas que vienen a formar un complejo
unitario, sin que las cosas que lo componen pierdan individualidad, vale decir, se
trata de una conjunción mecánica de cosas simples (corpora ex contingentibus o ex
coha entibus). Ejemplo: una carroza, un edificio, una nave.
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a) UNIVERSALIDADES DE HECHO son el conjunto de bienes muebles, que no
obstante conservar su individualidad propia, forman un todo al estar unidas
por un vínculo de igual destino, generalmente económico. Los bienes que la
componen mantienen su propia individualidad, función y valor, pudiendo ser
de idéntica o de distinta naturaleza. El vínculo que las une es el común destino
o finalidad. Por último, sólo comprende elementos activos, no pasivos
(deudas). Ejemplo: una biblioteca, un rebaño, un establecimiento de comercio.
b) UNIVERSALIDADES DE DERECHO son un conjunto de bienes y relaciones
jurídicas activas y pasivas consideradas jurídicamente como un todo indivisible. El
ejemplo típico es la herencia.
COSA PRINCIPAL es aquella que determina la esencia y la función social del todo o
conjunto, tiene existencia por sí misma y representa la esencia del todo.
LOS FRUTOS
En un sentido amplio se suele decir que fruto es lo que una cosa da o produce. En
todo caso, estrictamente, es necesario distinguir entre productos y frutos.
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sustanciales de otra, de manera que su extracción menoscabe o destruya al todo, que
resulta incapaz de reproducirlas.
1. PENDIENTES (fructus pendens), son los que están unidos a la cosa fructífera
matriz, por lo cual constituyen todavía una parte integrante de la misma y están
por eso sujetos a igual regulación jurídica que aquélla.
2. SEPARADOS (fructus separati), son los que ya no están unidos a ella por cualquier
razón, aun cuando sea por un hecho accidental (el viento), los que al tener una
existencia autónoma se hacen objeto de un nuevo derecho de propiedad.
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3. PERCIBIDOS (fructus percepti), son los que después de su separación han sido
tomados con la intención de tenerlos como propios. Dentro de los frutos
percibidos, se distinguen los consumidos (fructus comsumpti), son los que se han
consumido verdaderamente o se han enajenado, de los existentes (fructus
extantes). Estos últimos son aquellos que separados y percibidos se encuentra en
poder del poseedor de la cosa fructífera.
4. PODIDOS PERCIBIR (fructus percipiendi), son los que de hecho el poseedor de la
cosa fructífera no percibe ni percibirá, pero que habría podido percibir si
hubiese empleado la debida diligencia.
Al estudiar los distintos sentidos de la expresión derecho señalamos que uno de ellos
era el de derecho entendido como derecho subjetivo, esto es, la atribución o facultad que
corresponde a un sujeto y que es reconocida y amparada por el ordenamiento jurídico.
El derecho subjetivo es un interés jurídicamente protegido y el objeto de todo
derecho subjetivo será siempre algo que permita al hombre una utilidad. Entre estos existen
algunos que tienen valor económico, a los cuales se les denomina bienes (bona), los que
admiten distintas clasificaciones, siendo una de ellas la que distingue entre incorporales y
corporales.
La doctrina identifica los bienes incorporales como meros derechos,
específicamente entendidos como derechos subjetivos, los cuales se clasifican en reales y
personales.
DERECHO REAL es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona. En otras palabras, es el derecho que tiene una persona directa e inmediatamente
sobre una cosa. Se trata de un derecho en la cosa, derecho que puede consistir en la
propiedad o en un desmembramiento de ella, como el usufructo, la servidumbre, etc.
Por su parte son DERECHOS PERSONALES o créditos los que sólo pueden
reclamarse de ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han
contraído las obligaciones correlativas. En este caso no existe una relación directa entre el
titular del derecho y la cosa, sino un vínculo jurídico entre personas, acreedor y deudor. Todo
derecho personal supone una obligación correlativa, vale decir si hay derecho es porque hay
obligación.
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ELEMENTOS O ESTRUCTURA DE LOS DERECHOS REALES Y PERSONALES
DERECHOS REALES
a) El titular del derecho: que es quien tiene el poder de aprovecharse total o parcialmente
de la cosa.
DERECHOS PERSONALES
a) un sujeto activo (acreedor): que es quien puede exigir de otro una determinada
prestación.
Tal como lo señalamos son aquellos que establecen una relación directa entre una
persona y una cosa, sin necesidad de la colaboración activa de otros. Se trata de derechos
oponibles a cualquier persona, que confieren a su titular la posibilidad de beneficiarse con una
cosa, ya sea en forma absoluta o bien limitada.
ENUMERACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS REALES
Los derechos reales conocidos por los romanos fueron el de dominio, el de
servidumbre (que incluye tanto a las servidumbres prediales como a las personales), la
enfiteusis, la superficie, la prenda (pignus) y la hipoteca. Estos derechos reales pueden ser
clasificados desde distintos puntos de vista, entre los cuales podemos mencionar:
a) DERECHO PRINCIPALES Y ACCESORIOS, según su independencia o accesoriedad de un
derecho de crédito. Son principales: el dominio, el usufructo, las servidumbres. Son
accesorios: la prenda y la hipoteca.
b) DERECHOS SOBRE COSA PROPIA Y DERECHOS SOBRE COSA AJENA (iura in re aliena). El
único derecho real sobre cosa propia es el derecho de dominio y en cierta medida, por
asimilación, el derecho de herencia. Así, podemos hablar del dominio y de los iura in re aliena.
Aquí se atiende en concreto al mayor o menor poder que estamos autorizados a ejercer sobre
una cosa, siendo el dominio el poder más absoluto que la ley nos reconoce sobre una cosa.
Los derechos sobre cosa ajena o derechos limitativos del dominio, son los establecidos en
favor de una persona distinta del dueño. De ellos sólo nacen derechos limitados sobre la cosa,
pero que el titular puede y debe hacerlos efectivos contra cualquier persona.
Los derechos reales sobre cosa ajena, se subdividen en derechos reales de goce y
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derechos reales de garantía. LOS DERECHOS REALES DE GOCE contienen las facultades de uso
o goce directo de la cosa, vale decir, su finalidad es el aprovechamiento de la cosa ajena. (ej:
servidumbre, usufructo). En cambio, LOS DERECHOS REALES DE GARANTÍA, no confieren a
sus titulares el uso o goce de la cosa ajena, sino que garantizan el cumplimiento de una
obligación, vale decir, presuponen una relación de crédito a la que sirven de garantía. (ej:
prenda e hipoteca).
Hoy en día, el dominio expresa el poder más completo de la persona sobre una cosa,
encontrándose sometida la cosa de manera absoluta y exclusiva, a la voluntad y acción de un
sujeto; el resto de los derechos reales pueden ser considerados como simples emanaciones suyas.
Hablar del concepto de dominio o propiedad en Roma, es hablar de las diversas
épocas que conforman su historia. En cada una de ellas, la propiedad se nos presenta como
un derecho con características propias y, en esencia, con diferente naturaleza. Se puede
decir que el surgimiento y evolución de la propiedad se identifica con las profundas
transformaciones sociales y económicas que en su dilatada existencia sufre el Derecho Romano.
Ya en la Ley de las XII Tablas aparece reconocido el concepto de propiedad privada
incluso sobre los fundos, propiedad a la cual se denomina DOMINIUM EX IURE QUIRITIUM
(dominio según el derecho de los quirites) que es la única especie de propiedad que a esa
época reconocía el derecho romano, lo que se mantiene hasta entrado el derecho clásico.
Posteriormente, y especialmente como consecuencia de la labor del Pretor, surgen
distintas figuras que si bien no eran calificadas como dominium, tenían protección jurídica con un
régimen muy parecido. Figuras que la doctrina moderna denomina propiedad bonitaria,
propiedad de los fundos provinciales y propiedad peregrina, las que se diferencian del
dominium por ausencia o defecto en el modo de adquirir, idoneidad de la cosa y falta de
capacidad en el titular, respectivamente. A este tema nos referiremos al estudiar los distintos
tipos de propiedad reconocidos por el derecho romano. Finalmente, en el derecho
justinianeo, según explicaremos más adelante, se reconoce una sola especie de propiedad.
PRECISIONES TERMINOLÓGICAS
En un primer momento, los romanos no tenían un término preciso para designar lo
que hoy entendemos por propiedad o dominio. Según algunos, el primer término con que
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designaron la propiedad fue mancipium, que no puede identificarse plenamente con la
palabra propiedad, ya que es mucho más amplio y se relaciona con la idea de poder, pues
mancipium viene de manus que indica potestad, vale decir, poder sobre personas y cosas. Sólo en
textos clásicos y justinianeos encontramos los términos “dominium” y “propietas”.
Dominium, es el más antiguo y amplio y deriva de dominus, señor de la casa
(domus) y por extensión toda clase de señor, dueño y propietario. En Roma, el término más
general para designar la propiedad es "dominium", esto es, señorío, manifestando con ello
que lo que se destaca es el comportamiento del titular del derecho como señor (dominus).
A partir de la segunda mitad del siglo II d.C. los términos dominium y dominus son
desplazados por los de propietas y propietarius. Propietas deriva de proprius que indica propio o
particular y se predica de aquello que nos pertenece en forma plena y exclusiva: en
propiedad.
3.- SEÑORÍO ABSOLUTO SOBRE UNA COSA. Es absoluto, pues comprende todas las facultades
que es posible tener sobre una cosa. El dueño tiene el IUS UTENDI, el IUS FRUENDI y el IUS
ABUTENDI, esto es, el derecho de usar la cosa, de gozar de sus frutos y disponer libremente
de ella.
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4.-SEÑORÍO EXCLUSIVO SOBRE UNA COSA, vale decir, corresponde al propietario no pudiendo
existir otro derecho de propiedad sobre esa cosa. La exclusividad consiste en que no puede haber,
al mismo tiempo, sobre la cosa, dos derechos de propiedad independientes. En efecto, el
propietario absorbe todos los derechos sobre la cosa. Con todo, puede darse el caso que una
cosa pertenezca a varios propietarios, como ocurre con el condominio o copropiedad, pero en
este supuesto, el conjunto de los copropietarios tiene la titularidad del derecho y cada uno de
ellos sólo tiene una parte o alícuota sobre dicha cosa, sobre el todo. En este caso el derecho
de propiedad es uno solo, lo que ocurre es que hay varios copropietarios.
5.-EL DERECHO DE DOMINIO NO TIENE MÁS LIMITACIONES QUE LAS ESTABLECIDAS POR LA
LEY O LAS QUE RESULTAN DEL DERECHO AJENO. Si
bien en principio la propiedad es absoluta, este poder no es sin limitación. Las limitaciones se
establecen fundamentalmente gracias a la actividad del pretor y más tarde por influencia del
cristianismo.
6.-ES PERPETUO, esto es, no se extingue por el transcurso del tiempo. Se conserva mientras
exista la cosa para su dueño. Sin perjuicio de ello, por excepción, caducan la propiedad
intelectual, industrial, fideicomisaria y otras.
B) IUS FRUENDI: o facultad de goce. El dueño puede beneficiarse con los frutos y
productos de la cosa, esto es, el derecho a recoger los frutos que la cosa
produzca. Se refiere al aprovechamiento de los frutos que la cosa es capaz de
generar o producir. Valga recordar, que los frutos pueden ser civiles o
naturales.
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DISTINCIÓN ENTRE PLENA Y NUDA PROPIEDAD
En relación a las facultades que confiere el dominio, se señala que si el dueño se
desprende del ius utendi continúa siendo dueño (ej: el que entrega una cosa en arriendo, entrega
el uso, pero conserva el goce y la administración). Además, el dueño puede desprenderse del
ius fruendi y sigue siendo propietario (ejemplo: usufructo) y en este caso se dice que conserva la
nuda propiedad. De la única facultad que el dueño no puede desprenderse sin dejar de ser
propietario, es de la facultad de disposición.
Cuando los tres atributos se hallan reunidos estamos ante la propiedad plena,
absoluta y completa. Por su parte, cuando por efecto de derechos concedidos a otra persona,
el propietario se halla privado del uso y goce, la propiedad no es plena, es mera o nuda propiedad.
Así, nuestro Código Civil en el artículo 582, nos señala que la propiedad separada del goce de la
cosa se llama mera o nuda propiedad; en todo caso, debemos aclarar que nuestro legislador
comprende en la expresión goce, las facultades de usar y gozar.
Antes de analizar unas y otras, es necesario destacar que estas limitaciones no son
contrapuestas y excluyentes. Así, se daba el caso de que muchas de las limitaciones
establecidas por las leyes no lo están en favor del interés público sino del interés de otro
particular, como ocurre cuando el derecho regula las relaciones de vecindad.
a) RESTRICCIONES QUE DERIVAN DEL RESPETO DEBIDO A LOS DERECHO AJENOS.
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sin más limitaciones que aquéllas que él mismo quisiera imponerse voluntariamente, más tarde, las
exigencias de la colectividad presionan para que la ley imponga límites a las facultades del
propietario, siendo cada vez más numerosos e importantes.
Tales limitaciones pueden ser de tan variada naturaleza que es muy difícil
encuadrarlas en categorías concretas, pero, dado que algunas de ellas han sido establecidas en
interés de la comunidad, y otras van dirigidas a regular los eventuales conflictos en las
relaciones de vecindad, es posible distinguir entre:
b) Limitaciones por motivos religiosos: la ley de las XII Tablas estaba prohibido
sepultar o quemar cadáveres dentro de la ciudad, prohibición que se encuentra en los
estatutos de algunos municipios.
c) Limitaciones impuestas a los fundos ribereños: Los fundos colindantes con ríos
navegables deben soportar el uso de la ribera para las maniobras necesarias a la navegación
(atracar las embarcaciones, secar redes de pesca, etc.).
d) Tránsito público. En caso de que un camino público quede intransitable, los
propietarios de los fundos contiguos deben permitir temporalmente que el tráfico se realice
sobre su propiedad durante los trabajos de reparación del camino.
e) Impuesto territorial: desde el año 292 d.C., los fundos objeto del dominio
quiritario fueron sometidos a impuesto territorial y perdieron así la condición de inmunidad
que distinguía a ese dominio de los otros tres tipos de propiedad.
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actio de arboribus caedendis, el corte de dichas ramas hasta una determinada altura. Estas
limitaciones surgen del mismo dominio, aunque sea absoluto, porque lo es dentro de su
ejercicio normal; fuera de él, se enfrenta con el derecho del vecino que lo detiene. No son,
pues, excepciones al derecho de propiedad sino consecuencias conforme
a la naturaleza y fin normal del mismo
Estas nuevas figuras son denominadas por la doctrina moderna, en base a las
Institutas de Gayo, como propiedad bonitaria, propiedad de los fundos provinciales y
propiedad peregrina. De lo anterior resulta que en Roma se conocieron cuatro clases de
“propiedad”:
a.- Propiedad Quiritaria. b.-
Propiedad Bonitaria.
c.- Propiedad de los peregrinos.
d.- Propiedad de los fundos provinciales
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1.-CAPACIDAD DEL TITULAR
Eran capaces de dominio quiritario aquellos que gozaban del ius commercium, vale
decir, los ciudadanos romanos y los latinos y peregrinos que tenga el ius commercium. Sólo a
ellos se les reconoce el derecho absoluto y exclusivo de disponer de una determinada cosa y
gozar de la defensa judicial correspondiente.
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Normalmente, incluso tratándose de cosas mancipi, las partes recurrían a la
tradición por la simplicidad que conllevaba, por lo cual no se adquiría el dominio quiritario. En
este supuesto, el tradente podía, valiéndose de la actio reivindicatoria, recuperar la posesión
de la cosa, lo cual era evidentemente injusto, pues el adquirente había pagado un precio por
la misma. La única forma que tenía para adquirir el dominio era mediante la usucapión, vale
decir, poseer la cosa durante un cierto lapso de tiempo (dos años inmuebles, un año los
muebles) y hasta entonces, el in bonis habens carecía de protección.
Lo anterior motivó la intervención del pretor, quien juzgó oportuno tutelar, hasta el
momento de la usucapión, las expectativas de dominium del sujeto adquirente, reconociendo
que tenía las cosas in bonis o entre sus bienes, hasta que la adquiriese por usucapión.
En otras palabras, el pretor va a defender a aquel que recibió una cosa mancipi, incluso
contra el mismo propietario quiritario que se la entregó y no transfirió en la forma debida la
propiedad quiritaria, siendo tratado el adquirente como si fuera dueño.
B) El propietario bonitario goza de todas las ventajas del dominio, particularmente del ius
utendi y del ius fruendi y también goza de la facultad de enajenar, esto es de transferir el
dominio de la cosa; pero si la enajena mientras es propietario bonitario, sólo transfiere la
propiedad bonitaria de ella, pues nadie puede transferir más derechos que los que tiene. En
consecuencia, el propietario bonitario no puede convertir al adquirente en propietario
quiritario mediante la enajenación de la cosa.
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Esta exceptio de la rei venditae et traditae sirve para enervar la acción
reivindicatoria entablada en las circunstancias descritas, conservando el propietario
bonitario la posesión de la cosa. Este propietario bonitario es absuelto de la demanda
intentada en su contra, para lo cual requiere probar que la cosa le había sido vendida y que se
le había hecho tradición.
Su origen lo encontramos en la replicatio doli, acción que se extendió a todos aquellos casos en
que se hubiese recibido la entrega de una cosa mancipi por una causa distinta de la
compraventa, como por ejemplo el de una cosa que se da en pago, la constitución de una
dote o en el evento de una donación.
Tenía por finalidad inhibir o paralizar la acción reivindicatoria intentada por el
propietario quiritario, quien habiendo enajenado la cosa, intentaba de mala fe recuperarla.
Mediante la excepción de dolo se enervaba o paralizaba la acción reivindicatoria en todos los
casos como los que hemos señalado, menos cuando el título o justa causa que servía de
antecedente al modo de adquirir tradición era la compraventa, ya que en este supuesto el
pretor otorgó al propietario bonitario la exceptio rei vinditae et traditae. Por ejemplo, si el
propietario quiritario de un caballo lo daba en pago a un acreedor suyo haciendo luego la
tradición del mismo. Si este propietario quiritario intentaba posteriormente reivindicarlo, la
acción reivindicatoria podía paralizarla el adquirente oponiendo la exceptio doli.
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Gayo nos dice que en las provincias del Imperio romano, exceptuándose aquellos
territorios a los cuales se les había concedido el ius italicum, la propiedad privada no puede existir,
porque el territorio provincial es considerado ager publicus.
En este mismo sentido, habría que destacar que esta titularidad o señorío estaba
protegido por una acción reinvindicatoria útil -reinvindicatio utilis-. El particular o concesionario
estaba obligado al pago de un impuesto llamado stipendium o tributum.
d. PROPIEDAD PEREGRINA
Esta propiedad era de los peregrinos, esto es, la de los extranjeros. Para algunos
autores ella no se distingue fundamentalmente de la propiedad bonitaria, pero para la
mayoría son distintas.
Sabemos que el ordenamiento romano no reconoce a los peregrinos sine
commercio la capacidad de ser titulares del dominio quiritario, pero les reconoció, sin embargo,
dentro del territorio de la comunidad política de que formaban parte, la titularidad de los
derechos reales establecidos y protegidos por sus leyes nacionales, en la medida y en los límites
que el ordenamiento romano establecía.
El pretor protegió esta especie de propiedad concediendo acciones análogas a las
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que tutelan el dominio quiritario, en las que se finge la condición de ciudadano romano (actio furti,
actio legis y, según algunos en forma ficticia, la reivindicatoria).
1.-Por la constitución de Antonino Caracalla que en el año 212 confiere la ciudadanía romana
a todos los habitantes libres del imperio.
4.-Por establecerse en el siglo II d.C. la obligación de pagar impuestos para los propietarios de
los fundos situados en la península itálica, hasta ese entonces exentos de cargas tributarias.
Esta medida hace desaparecer la diferencia entre fundos itálicos y fundos provinciales y por
tanto la distinción entre propiedad quiritaria y la propiedad de los fundos provinciales.
Atendido este contexto, Justiniano en el año 530 suprime esta multiplicidad de
situaciones que no tienen ya importancia práctica alguna, sancionando que cada cual sea
pleno y legítimo dueño de todos los bienes que le pertenezcan.
Así, en el derecho justinianeo, existe un solo tipo de propiedad, que conserva lo
esencial de la quiritaria, pero que presenta de la provincial estar afecta al impuesto
territorial y a límites en el interés público, y de la bonitaria, la ausencia de formas solemnes
de transmisión.
LA ADQUISICIÓN DEL DOMINIO
MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO EN EL DERECHO ROMANO
Para adquirir la propiedad se precisa: primero, una persona capaz de adquirir;
segundo, una cosa susceptible de ser adquirida y en tercer lugar, un modo de adquirir el
dominio, él cual debe ser, en teoría, precedido por un título.
En cuanto a la exigencia de la concurrencia de un modo de adquirir, lo primero que
tenemos que señalar es que en el Derecho Romano, para transferir el dominio y los demás
derechos reales, se exige la concurrencia de dos elementos: un título y un modo de
adquirir el dominio. Según la legislación romana, los contratos producen únicamente
obligaciones, y si el contrato tiene por objeto traspasar el dominio de una cosa, producirá una
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obligación de dar que el propietario de la cosa contrae a favor del otro contratante.
El título es el hecho o acto jurídico que sirve de antecedente para la adquisición
del dominio. Por ejemplo, un contrato de compraventa, una donación, etc.
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CLASIFICACIÓN DE LOS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO.
1. Modos del ius civile y del ius gentium
2. Modos a título universal y a título singular
3. Modos por acto entre vivos y por causa de muerte
4. Modos originarios y derivativos
5. Modos a título gratuito y a título oneroso
3.-MODOS DE ADQUIRIR POR ACTO ENTRE VIVOS Y POR CAUSA DE MUERTE (MORTIS CAUSA)
Son modos de adquirir por causa de muerte los que, para operar, presuponen la
muerte de la persona de la cual se deriva el derecho. Por su parte, son modos de adquirir por
acto entre vivos aquellos que para operar no presuponen la muerte del titular del derecho. La
sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir que opera por el fallecimiento del
causante, permitiendo así la transmisión de sus bienes a sus herederos.
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4.-MODOS DE ADQUIRIR ORIGINARIOS Y DERIVATIVOS:
Son originarios cuando permiten adquirir la propiedad independientemente de un
derecho anterior de cualquiera otra persona (ocupación, accesión y prescripción), vale decir, el
adquirente no deriva su derecho de un propietario anterior. El que se hace dueño, adquiere la
propiedad en virtud de un acto autónomo, sin que nadie le "transfiera el dominio".
Por su parte, son derivativos cuando permiten adquirir el dominio fundados en un
precedente derecho que tenía otra persona (tradición, sucesión por causa de muerte,
mancipatio, in iure cessio). En otras palabras, aquí se adquiere en base a un acto de
transferencia con el dueño anterior.
REQUISITOS DE LA OCUPACIÓN:
1) APREHENSIÓN: supone la posesión material de la cosa, vale decir, un contacto físico del
ocupante con la cosa ocupada, que le permita disponer de ella a su voluntad.
a) res nullius propiamente tales: cosas que actualmente no tienen dueño y que no lo
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han tenido nunca, como los peces del mar.
b) res derelictae: cosas que actualmente no tienen dueño porque han sido
abandonadas por el propietario con la intención de desprenderse del dominio.
Salvajes o bravíos (ferae bestiae): son los que viven naturalmente libres e
independientes del hombre, como las fieras y los peces.
Domésticos (mansuefacta animalia): son los que pertenecen a las especies que
ordinariamente viven bajo la dependencia del hombre, como las gallinas, ovejas, etc.
Domesticados (quae fera natura non est): son los que siendo bravíos por
naturaleza se han acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio del
hombre. Los animales domesticados, son aquellos animales salvajes que ocupados por el hombre
“suelen por costumbre irse y regresar” (quae ex consuetudine abire et redire solent), como las palomas
y las abejas o los ciervos. Estos, cuando pierden el “ánimo de regresar” (animus revertendi),
vale decir, cuando cesa la “costumbre de regresar”, dejan de estar en el dominio del ocupante,
vuelven a pertenecer a la clase de los animales bravíos y se hacen nullius.
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distinta a la de los domésticos, los cuales se hallan bajo el dominio de su dueño, tienen un
propietario y no pueden ser adquiridos por ocupación. Si el dueño, por cualquier motivo,
pierde la posesión de un animal doméstico lo puede reivindicar como cualquier otra cosa de
su propiedad, mientras otro no los adquiera por prescripción.
2.-El pescador y el cazador adquieren por ocupación las especies capturadas en aguas o
predios propios o ajenos, incluso en contravención con el ius prohibendi del dueño.
B) INVENCIÓN O HALLAZGO
Es una especie de ocupación por la cual el que se encuentra una cosa
inanimada que no pertenece a nadie, adquiere su dominio apoderándose de ella.
REQUISITOS:
1.-Que se trate de cosas inanimadas. 2.-Que
se trate de una res nullius
3.-Que el que encuentra la cosa, se apodere de ella.
Distintas posibilidades que pueden darse:
A) LOS BIENES INMUEBLES
B) LOS BIENES MUEBLES QUE A NADIE PERTENECEN
C) EL TESORO
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tierras que encontrándose dentro de los límites de su jurisdicción carezcan de otro dueño
(artículo 590 Código Civil).
C) EL TESORO (THEASAURUS)
Está constituido por las monedas (pecunio) u objetos de valor (monilia) que elaborados
por el ser humano han estado sepultados o escondidos tanto tiempo que no hay memoria o
indicio de su dueño. Conviene destacar que, si su dueño esconde un objeto valioso no lo
transforma por ello en tesoro. Si alguien, acto seguido, lo coge comete hurto. El principal requisito
es que se trate de cosas valiosas antiguas, esto es, que no hubiera memoria del anterior
dueño. La figura es el hallazgo de un tesoro. Al respecto existen reglas especiales:
2.-El tesoro encontrado en terreno ajeno, se divide por partes iguales entre el
dueño del terreno y el descubridor, siempre que el descubrimiento haya sido fortuito
(inventio). La mitad del tesoro que corresponde al propietario del terreno es adquirida por éste
por ley (otro modo de adquirir el dominio). En el Derecho Romano, el tesoro debía ser un don
exclusivo de la suerte, vale decir por casualidad y sin haber sido buscado. Sin perjuicio de no
regularlo expresamente, existe acuerdo entre los juristas en cuanto se habría aceptado que
quien buscara un tesoro en terreno ajeno, adquiría la mitad, siempre que el dueño del terreno
lo hubiere autorizado.
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C) LA CAPTURA BÉLICA (occupatio bellica)
Podemos conceptualizarla como la apropiación de los bienes muebles e
inmuebles, del Estado o de los particulares enemigos, efectuada en guerra de nación a
nación. Estrictamente se habla de conquista en lo referente a la ocupación de territorios y, de
botín de guerra, para referirse a la captura bélica de las cosas muebles.
Según los romanos, la guerra autoriza para quitar al enemigo, no solamente las armas y
los demás medios de ofensa y defensa, sino también las propiedades públicas o particulares,
pues para los romanos el enemigo no tenía derechos y el vencedor podía apropiarse de los
bienes del enemigo e incluso destruirlos, llegando a estimar que la captura bélica era el más
legítimo y sólido de los modos de adquirir el dominio, pero aquí es el Estado Romano
(populus romanus) y no los soldados, quien adquiría el dominio. Así, el Estado se hacía
propietario de los bienes inmuebles, lo mismo sucedía con los bienes muebles. Normalmente,
al término de la campaña, se repartía el botín continuando una parte en poder del Estado,
otra parte importante quedaba en manos del jefe del ejército y otra se distribuía entre los
soldados. Recordemos que entre las cosas que comprendía el botín de guerra se incluían las
tierras pertenecientes al enemigo, de donde, como sabemos, nació la institución de la
propiedad de los fundos provinciales que eran de propiedad del Estado Romano, él que podía
conceder las tierras a los particulares.
Los particulares, no los soldados, pueden adquirir por ocupación el dominio
de las cosas del enemigo (res hostiles), pero sólo tratándose de cosas muebles y en caso de guerra
pública (se excluyen las guerras civiles).
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Nuestro legislador (artículo 643 del c.c.) define la accesión como un modo de
adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce, o de lo que se
junta a ella. Según este concepto la accesión consiste en adquirir una cosa como accesoria de otra
que ya nos pertenece.
Fundamento de la accesión
Aceptando que la accesión es un modo de adquirir, para la mayor parte de los
autores, su fundamento se encontraría en el principio jurídico de que lo accesorio sigue la
suerte de lo principal.
Al respecto Paulo nos dice “en todos estos casos, una cosa mía por predominio
absorbe la cosa de otro y la hace mía”
Un sector estima que es necesario distinguir entre la accesión de frutos (a la que
también se denomina discreta) y el resto de las formas de accesión. En la primera, el
fundamento sería el derecho de dominio; en el resto, lo natural es el principio de lo accesorio,
vale decir, se atribuye el dominio al propietario de la cosa más importante.
3.-Que esta unión, entre cosa principal y cosa accesoria, no se produzca por mutuo
acuerdo de las partes, vale decir, la unión debía producirse o por la voluntad de una
persona o bien como resultado del azar.
4.-Que la cosa accesoria fuera res nullius o del dominio de otra persona.
REGLAS DE INDEMNIZACIÓN
Por la accesión el dueño de la cosa principal se hace dueño de las cosas accesorias, en tal
caso estaríamos ante un enriquecimiento sin causa, lo que no es admitido por el derecho. En
consecuencia, procede que quien se hace dueño por accesión de una cosa, indemnice al
propietario de la cosa accesoria. Para ello, en Roma, esta indemnización debía ser regulada
por el juez en forma equitativa, para lo cual debía tomar en consideración, entre otros
requisitos, quién había realizado la unión, si la separación era o no posible y si el dueño de la
cosa accesoria o de la cosa principal habían actuado de buena o mala fe.
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CLASES DE ACCESIÓN
1.-Accesión de frutos.
2.-Accesión de inmueble a inmueble. 3.-
Accesión de mueble a inmueble.
4.-Accesión de mueble a mueble.
1.-ACCESIÓN DE FRUTOS
Algunos la denominan accesión discreta o por producción. Los frutos antes de ser
separados de la cosa matriz o fructífera no son más que parte integrante de ella; sólo al separarse
adquieren existencia propia perteneciendo a quien tenga derecho a percibirlos. Este derecho
corresponde:
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b) EL ALUVIÓN o ALUVIO: Consiste en el aumento de las propiedades ribereñas
ocasionado, ya por el lento e imperceptible retiro de las aguas o por los sedimentos
que la corriente deposita en sus riberas. El terreno se forma por los sedimentos que el
agua va depositando y hace que ésta vaya poco a poco alejándose de su primitiva
ribera. Obviamente, cuando un predio aumenta su extensión por aluvión, se hace
propietario por accesión, de estas nuevas superficies agregadas al predio, el dueño del
predio ribereño. Para algunos, es una compensación por el riesgo que corre al colindar
con el agua.
REQUISITOS:
1.-Retiro de las aguas o depósito de los sedimentos debe ser lento e imperceptible.
2.-Que tenga carácter definitivo o permanente.
Cabe destacar que estos casos de accesión, son siempre por hecho del hombre, y se
refieren a las plantaciones, siembras y construcciones. Respecto de ellas los romanos
mantuvieron el principio que la superficie accede al suelo. Superficie era todo lo que se
realizaba sobre base estable, que era el suelo. Del principio “superficies solo cedit” (la superficie
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cede al suelo) se derivan consecuencias importantes respecto de las accesiones.
Para la IMPLANTATIO, esto es, la plantación de árboles y otras especies, y para la
SEMINATIO (satio) o siembra, regía la regla siguiente: Lo que se planta o siembra en un predio
ajeno es de dominio del dueño del terreno, desde que lo plantado ha echado raíces o desde
que lo sembrado ha germinado.
En lo relativo a la EDIFICATIO, ella se da si se construye en terreno ajeno con
materiales que no son de propiedad del dueño del terreno. La regla general es que se hace
dueño de lo edificado el dueño del terreno (se sigue el principio que la superficie cede al
suelo), pero con la salvedad que el dueño del terreno lo es también del edificio mientras no
sea demolido.
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b.-LA CONMIXTIO:
Es la mezcla de cuerpos sólidos. Ej.: si se mezcla trigo de distintos propietarios. Vale
decir, se trata de la mezcla de dos cosas en estado sólido, del mismo o de distinto género.
Cabe destacar que, sobre estas dos modalidades, se pueden formular ciertos principios
generales:
b.1) Si se mezclan dos cuerpos o materiales de distintos dueño, sin que resulte una
nueva especie, se entiende que se formaba una comunidad o condominio entre los
dueños de los materiales, en proporción a la cantidad de materia de cada uno,
comunidad a la cual podía ponerse término mediante la acción correspondiente (actio
communi dividundo).
b.2) Si producto de la mezcla surge una nueva especie, vale decir, si lo que surge es
distinto a los materiales mezclados, se hace dueño de la nueva especie quien realizó
la confusión o la conmixtio, no existiendo, en este caso, comunidad entre los antiguos
dueños respecto de la nueva especie que surge.
En todo caso, para que opere la accesión no debe existir acuerdo entre las partes.
Normalmente, estas dos formas de accesión de mueble a mueble se estudian como una sola
especie, denominada MEZCLA, la que se conceptualiza como la unión de dos o más cuerpos,
sólidos o líquidos, de una misma especie, que se compenetran o confunden en el conjunto,
dejando de ser distintos y reconocibles.
d.-LA TEXTURA:
Tiene lugar cuando en una tela o en un material que es propiedad de otra persona,
otra efectúa un trabajo. Ej.; bordado. Para Justiniano, el dueño de la tela se hacía dueño de la
nueva especie.
e- LA ESCRITURA:
Se verifica cuando una persona escribía en un papiro, tabla, pergamino, etc., de otra
persona. En este caso se considera como principal el pergamino o el papiro, por sobre la
escritura, aunque ésta fuere de "poesías, historias u oraciones".
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f.-LA PIXTURA o PINTURA:
Se verifica al pintarse sobre una tabla ajena. Es un caso similar al anterior, pero la solución
es distinta, pues, para la mayoría de los autores, se hacía dueño el artista que había realizado
la pintura y así se establece en las Institutas de Justiniano, quien consideraba ridículo que la
pintura de un cotizado pintor accediese a una despreciable tabla, de modo que el pintor
adquiría la propiedad de la tabla, indemnizando de su valor al propietario.
g.-LA ESPECIFICACIÓN:
Existe cuando con materiales de una persona, otra realiza una obra o artefacto cualquiera,
sin el consentimiento de su propietario. Para algunos sería la transformación de una materia
prima ajena, vale decir, de una cosa en otra, sin existir acuerdo o convención. Ej.: cuando
alguien con uvas que pertenecen a otro produce vino; cuando con mármol ajeno se hace una
estatua o cuando con madera de otro se hace una mesa o cuando con lana de otro se hace un
vestido.
En doctrina se discute si la especificación es o no accesión, pues, según algunos, en
ella no hay unión o incorporación de dos cosas, sino que sólo hay una cosa, la materia ajena.
En cambio, para la mayoría hay dos cosas: la materia ajena y el trabajo propio. En
todo caso, algunos autores, a pesar de aceptarla como forma de accesión, no la estudian
dentro de las accesiones de mueble a mueble, sino que como una clase distinta.
En cuanto a quien se hacía dueño del producto, en Roma existían dos opiniones
principales:
1º.-Para los sabinianos lo esencial era la materia y por tanto la cosa transformada continúa
perteneciendo al propietario de la misma pues de ella deriva, sin perjuicio de poder
indemnizar al especificador.
2º.-Para los proculeyanos, lo esencial era la forma y para ellos la antigua materia se extinguió,
siendo reemplazada por una cosa nueva (species nova), sin dueño conocido y que por tanto
pertenece al especificador por ser su primer ocupante.
III.-LA TRADICIÓN
La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas, que consiste en la
entrega que el dueño de ellas hace a otro, habiendo por una parte la facultad e intención de
transferir el dominio y por la otra capacidad e intención de adquirirlo.
Es un modo de adquirir del ius Gentium y derivativo, dado que el adquirente deriva su
dominio del tradente. Es un acto simple, que se basa únicamente en la voluntad y en la
entrega de la cosa, de allí que subsista hasta nuestros días.
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La tradición es, además de modo de adquirir, un acto de apropiación posesoria por
el adquirente, en virtud de la puesta a disposición de la cosa por parte del enajenante. Esta
apropiación posesoria sólo produce el resultado adquisitivo de la propiedad, si el tradente es
propietario y la entrega es consecuencia de un convenio anterior, que opera como justo título
o iusta causa, para la eficacia de la traditio
También se dice que la tradición es una convención, pues es un acuerdo de
voluntades por el cual se extinguen obligaciones contraídas en el título que le antecede. En efecto,
sabemos que por el contrato de compraventa el vendedor no transfiere en el respectivo
contrato la cosa vendida, sino que se obliga a transferirla, de tal forma que cuando se efectúa
la tradición, lo que hace es extinguir su obligación contraída.
En la tradición intervienen dos sujetos:
- El tradens o tradente: es el que mediante la tradición transfiere el dominio. Se exige
que sea plenamente capaz.
a) ENTREGA REAL
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Consiste en la entrega material de la cosa, el desplazamiento físico de ella, de manos del
tradente a manos del adquirente. Significa poner corporalmente el bien que se transfiere en
poder del adquirente.
b) ENTREGA SIMBÓLICA:
Cabe destacar, que la materialidad es diversa de cosa a cosa: un mueble se puede
entregar pasándolo de mano a mano; en un fundo es necesario entrar, pero siempre se ha
excluido la necesidad de tomar posesión terrón por terrón, de allí que ya en el derecho clásico,
se admiten diversas posibilidades que equivalen a la entrega material. A estas las denominaremos
genéricamente entregas simbólicas.
Así, por ejemplo, podemos mencionar la entrega por el tradente al adquirente de
algo que represente la cosa que se pretende entregar, o bien, entregando algo que facilite o
haga posible la toma de posesión de la misma por parte del adquirente. Ej.: entregando las
llaves de la casa o bien entregando el instrumento o escrito justificativo de la propiedad del
enajenante. También, entregando las llaves del almacén o depósito en que se encuentren las
mercancías que se enajenan. Los romanos cuando pretendían transferir el dominio de un
fundo mediante tradición, acostumbraban a entregar un puñado de tierra de ese predio,
simbolizando con ello la entrega del mismo.
d) TRADITIO FICTA
Algunos se refieren a ella como casos de transformación del estado de ánimo de las
partes en relación con una cosa. Se denominan fictas pues no hay una entrega real de la
cosa, ya que se presume que la cosa fue entregada aun cuando ello no haya ocurrido en los
hechos.
La traditio ficta puede revestir dos modalidades:
d.1) traditio brevi manu
d.2) constitutum possesorio.
d.1) Traditio brevi manu: se produce cuando quien tiene la cosa en calidad de mero
tenedor, la adquiere y pasa a ser dueño de ella, bastando para ello únicamente el título.
Aquí, lo que se enajena, ya sea por venta o donación, está en poder del adquirente, no
requiriéndose de un nuevo acto de entrega de la cosa.
Sería la transformación del estado de ánimo de las partes en relación a la cosa, en
el sentido de que quien primero la retenía a nombre de otro (por ej: a título de usufructo)
comienza desde ahora con la conformidad de la contraparte a poseerla como propia. Por
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ejemplo, alguien está arrendando un carro y luego de un tiempo lo compra a su dueño. En
este caso basta con el título, o sea el contrato de compraventa para considerar que la
tradición se ha efectuado, no hay una entrega de la cosa pues ella ya estaba en poder del
adquirente, quien la tenía como mero tenedor. Aquí, se entiende que la tradición se ha efectuado
de manera ficta, y la tenencia se transforma en una posesión civil, esto es, con ánimo de
dueño.
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En consecuencia, si el tradente no es dueño, el accipiens no pasa a ser propietario
de la cosa, sino que se transforma en poseedor de ella. Esta posesión del accipiens podrá ser
de buena o mala fe.
Por otra parte, una entrega efectuada por quien no es dueño de la cosa (traditio non
domino) puede ser ratificada por el verdadero dueño, y desde entonces se entiende adquirido
el dominio por el que la había recibido.
Además de ser dueño de la cosa, se requería que el tradente fuera capaz de
enajenar, esto es, capaz de transferir el dominio, por lo cual los incapaces de ejercicio no
podían transferir el dominio de las cosas de las cuales eran propietarios, debiendo obrar por
ellos su representante legal. Así, el curador del loco o furioso lo hacía siempre y cuando
obrara en nombre del furioso.
4.-ELEMENTO INTENCIONAL
La simple entrega material puede tener distintos significados. Se puede querer
entregar la simple tenencia de la cosa, tanto como querer transferir su dominio. Para que
exista tradición, se debe agregar a la entrega un elemento intencional, se requiere la
intención mutua, recíproca de las partes, por una la de transferir el dominio y por la otra de
adquirirlo. No toda entrega constituye tradición.
El problema que se plantea es cómo determinar si existe esta mutua intención. La
respuesta a esta interrogante la encontramos en el acto jurídico previo que sirve de
antecedente para la adquisición, al cual los romanos denominaban “JUSTA CAUSA
TRADICIONIS”, que corresponde a lo que nosotros hemos conceptualizado como el título y es
así como se habla de título traslaticio de dominio, vale decir, una relación jurídica que motiva
esa transferencia, por ejemplo, una venta, una donación, un pago, una dación en pago, el
aporte a una sociedad, etc.
En este sentido, tenemos que existen actos a los cuales se les atribuye la virtud de
servir de soporte o justa causa para la transferencia del dominio. Hay otros a los cuales, en cambio,
no se les atribuye esta virtud. Por su parte, no constituyen iusta causa traditionis: el depósito
regular, el comodato, el arrendamiento y otros en los cuales no existe intención por parte del que
entrega, de desprenderse del dominio de la cosa que entrega en favor del que la recibe. En
concreto, lo decisivo es la finalidad económica-social que motiva la entrega.
5.-IDONEIDAD DE LA COSA
En lo referente a este requisito, lo que se quiere expresar es que por los menos en una
primera época y mientras existió la distinción entre cosas mancipi y nec mancipi, sólo podía
emplearse la tradición para adquirir el dominio quiritario de las cosas nec mancipi, pues como
sabemos, tratándose de la cosa mancipi, se requería la utilización de un modo de ius civile.
Conviene recordar que precisamente, por el uso frecuente de la tradición incluso respecto de
cosas mancipi, llevó al reconocimiento de la llamada propiedad bonitaria.
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EFECTOS DE LA TRADICIÓN
-En la Época clásica:
Aquí, tenemos que distinguir entre la tradición de cosas mancipi y la tradición de las cosas
nec mancipi. Respecto a las cosas mancipi, sabemos que ella era insuficiente para transferir el
dominio quiritario de la cosa, siendo en este punto necesario recordar lo expresado al
estudiar la llamada propiedad bonitaria y lo expresado al estudiar los requisitos de la
propiedad quiritaria.
Respecto de las cosas nec mancipi, la tradición permitía adquirir el dominio quiritario,
siempre y cuando se cumplieran los requisitos exigidos para esa especie de propiedad.
2.-Por otra parte, en la época clásica sirvió para adquirir el dominio bonitario de las cosas
mancipi.
3.-Era utilizada por los peregrinos como principal modo para adquirir el dominio de los bienes
que conformaban la llamada propiedad peregrina.
4.-Se aplicó también para la adquisición de otros derechos reales distintos al dominio.
5.-A partir de Justiniano, la tradición sirvió para adquirir el dominio de todo tipo de cosas, pues a la
época ha desaparecido la distinción entre cosas mancipi y nec mancipi.
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TRADICIÓN POSESORIA Y TRADICIÓN DOMINICAL
Tal como se enunció, la tradición puede ser considerada como un modo de adquirir
la posesión y la propiedad, o como modo de adquirir tan sólo la posesión. Así, en el derecho
clásico, cumple aquella doble función cuando la entrega recae sobre una cosa nec mancipi, y la
realiza su dueño quiritario fundado en una iusta causa traditionis. Pero si la entrega tiene por objeto
una cosa mancipi, aunque sea su dueño el tradente, o si éste no es el dueño de la cosa nec
mancipi (o mancipi) entregada, entonces quien la recibe únicamente adquiere la posesión de la
cosa.
Es un acto jurídico propio del ius civile, de origen muy antiguo, que se encuentra
reconocido por la ley de las XII Tablas, y es uno de aquellos negocios que los romanos
llamaban “per aes et libran”, por el cobre y la balanza. Se dice que esta era la forma típica de
adquirir el dominio de las cosas mancipi. Gayo nos señala que es una especie de venta
imaginaria. En sus inicios era un negocio real, esto es el cambio de una cosa por un precio, por
lo cual en la mancipatio la cosa que se enajenaba era pagada con unos trozos de cobre o bronce
que se pesaban en una balanza, pero muy pronto este negocio se fue transformando en un
acto jurídico simbólico o ficticio, que corresponde a la institución que ahora vamos a estudiar.
Cabe destacar, que en los primeros tiempos no se conocían las monedas acuñadas
(pecunia numerata contante), sino el bronce o cobre no acuñado que debía pesarse vez por vez. La
mancipatio es un negocio anterior a la aparición de la moneda acuñada de bronce, lo que se
habría producido a comienzos del siglo III a. C.
Formalmente este modo de adquirir el dominio sobrevive en la época clásica, pero
por lo engorroso que resultaba y por las necesidades del comercio, poco a poco fue dejando
de ser utilizado (se utilizaba fundamentalmente tratándose de bienes valiosos, como la tierra y
los esclavos, por la publicidad de la cual estaba provista la mancipatio), pudiendo sostenerse que
en el Derecho postclásico, a pesar de que jurídicamente existía, ya no se empleaba.
Con Justiniano, borrada ya la diferencia entre res mancipi y nec mancipi, este modo cae
totalmente en desuso, llegando a decirse por algunos que Justiniano la sustituyó por la traditio.
UTILIDAD: la mancipatio se utilizó no sólo como modo de adquirir el dominio de las cosas
sino también con otras finalidades, ej: emancipar a un hijo, transmisión y constitución de
derechos reales; venta de un hijo en mancipium, constitución de dote, etc.
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debían ser púberes y ciudadanos romanos y además delante de otra persona llamada
librepens (pesador) que era quien portaba la balanza (libra) controlada por la autoridad ciudadana.
Uno de los testigos, previamente a la celebración del acto, se encargaba de citar a los otros cuatro
y al librepens. Además, velaba porque en esa ceremonia se observaran las normas y ritualidades
exigidas.
A continuación, el adquirente (mancipio accipiens) debía tomar la cosa que se
transfería con la mano y declarar que le pertenecía pues la había adquirido mediante el
cobre y la balanza. En otras palabras, el adquirente realiza un acto de aprehensión solemne
(manu capere) afirmando que la cosa le pertenece de conformidad con el derecho de los quirites
y que la compra mediante el cobre y la balanza, señalando el precio que pagó por ella,
poniendo, en la primera época la cantidad de cobre (aes) y posteriormente, ya inventada la
moneda acuñada, y transformada la mancipatio en un acto abstracto, simplemente tocando la
balanza con un trozo de cobre.
Con esta declaración unilateral del adquirente termina el acto. Ninguna declaración
del enajenante es exigida, sólo se requiere su presencia, dando con ello su auctoritas (poder
que posee el enajenante sobre la cosa que le permite eventualmente reivindicarla), vale decir,
su reconocimiento a lo aseverado por el adquirente, garantizando el dominio de la cosa y su
existencia.
La mancipatio exigía ius commercium y que las partes se encontraran presentes en la
celebración del acto.
EFECTOS DE LA MANCIPATIO
1.-Transfiere inmediatamente el dominio de la cosa al adquirente, por lo cual éste es titular
de la acción reivindicatoria.
En todo caso, no podemos dejar de recordar que el mancipante comparece como
propietario de la cosa, por lo tanto, la adquisición del dominio tiene carácter derivativo, es
decir, depende de que el enajenante sea realmente propietario de la cosa.
Por otra parte, siendo la mancipatio un acto abstracto, el efecto traslaticio de la
mancipatio no se relaciona con la existencia de una iusta causa sino más bien con el
cumplimiento de una forma: si se cumple y el transmitente es propietario, transfiere el
dominio. Si el transmitente no es propietario, entonces el mancipio accipiens podría llegar a
adquirir el dominio por usucapión, pues la mancipatio le ha permitido entrar en posesión de la
cosa.
2.-Otorga eficacia jurídica a una serie de declaraciones verbales hechas por las partes
(nuncupatio o lex mancipatio dicta (ley dicha en el mancipio))
Eran utilizadas con una serie de finalidades como la de constituir servidumbres sobre predios
situados en suelo itálico, para testar, para reservarse por parte del enajenante el usufructo de
la cosa u otro derecho real.
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3.1.-LA ACTIO DE AUTORITATIS
3.2.-LA ACTIO DE MODO AGRI.
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Se llevaba a cabo ante el magistrado, a diferencia de la mancipatio que era un acto
en que sólo intervenían particulares. La in iure cessio era un juicio reivindicatorio simbólico. Aquí,
se finge querer iniciar, un juicio de propiedad ejerciendo una acción real, reivindicatoria, de allí que
las partes comparecen ante el magistrado, con la cosa o algo que la represente, como si fueran
litigantes. Al igual que la mancipatio, la in iure cessio es un acto solemne y abstracto.
Por ser un modo derivativo, la in iure cessio permite adquirir el dominio civil o quiritario
de las res mancipi y nec mancipi, pero la adquisición de la cosa depende de que el cedente sea
dueño de las cosas y la transferencia tiene lugar con las cargas reales que gravan a aquélla.
UTILIDAD: Al igual que la mancipatio, la in iure cessio era un negocio jurídico que servía no sólo para
transferir el dominio de las cosas, sino que también para otras finalidades, como por ejemplo, la
adopción, la emancipación, para manumitir esclavos (per vindicta), para constituir y extinguir
servidumbres y otros derechos reales, para realizar una enajenación con fiducia, etc.
III. LA ADJUDICATIO
Es un modo de adquirir el dominio de las cosas propio del ius civile, en virtud de
una sentencia judicial dictada en un juicio divisorio. Ella adjudicaba a los comuneros partes
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separadas o singularizadas de la cosa, que antes de la partición estaba indivisa y pertenecía a
todos en común. Es un pronunciamiento del juez dotado de eficacia constitutiva de dominio.
La adjudicatio tiene lugar en los llamados juicios divisorios, esto es, aquellos que tenían
por objeto lograr la división de las cosas comunes y fijar los deslindes de predios. En este caso
el juez tenía la facultad de hacer la partición como mejor creyera y atribuir el dominio a cada
una de las partes, que son a un mismo tiempo actores y demandados.
Al igual que la in iure cessio se llevaba a cabo judicialmente, vale decir también es un
juicio, pero a diferencia de la in iure cessio, no es simbólico sino que es real, es efectivo.
UTILIDAD: Permite adquirir tanto cosas mancipi como nec mancipi. El adquirente adquiere las
cosas en el estado en que éstas se encuentren al momento de dictarse la sentencia, así si la cosa
está afecta a gravamen, el adjudicatario la adquiere con esos gravámenes.
IV. LA LEX
La ley opera como modo de adquirir cada vez que ella así lo establece. Sólo a modo de
ejemplo señalaremos algunos casos en que la ley atribuye el dominio:
1.-La ley de las XII Tablas, atribuyó el dominio de la cosa legada al legatario inmediatamente
de aceptado el legado.
2.-El emperador Adriano (siglo II D.C) estableció que en caso de descubrirse un tesoro en terreno
ajeno, la mitad del tesoro se le confiere por disposición de la ley al dueño del terreno. La otra
mitad, es adquirida por ocupación por el descubridor.
3.-En los tiempos de Teodosio II (Siglo V D.C.) se le confirió a los ocupantes de las tierras
ubicadas en los límites o confines del Imperio (ager desertus) el dominio de ellas con la sola
exigencia de cultivar dichas tierras.
4.-La ley atribuye el dominio de los frutos al poseedor de buena fe.
V. LA USUCAPIÓN
La usucapión es un modo de adquirir el dominio de las cosas ajenas por haberlas
poseído durante un cierto lapso de tiempo y concurriendo los demás requisitos legales.
Usucapio, es una palabra compuesta del sustantivo usus, y del verbo capere,
que significa tomar, coger.
En la Ley de las XII Tablas se establece que el usus continuado durante dos años
cuando la cosa era inmueble, o de un año si se trataba de cualquier otra cosa, otorgaba los
derechos de propiedad.
Gayo nos enseña que la usucapio es la adquisición de la propiedad por la posesión
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continuada de una cosa en el tiempo señalado por la ley.
En el Digesto se hace referencia a la usucapión, como la adquisición del dominio
mediante la continua posesión de la cosa por el tiempo determinado en la ley.
UTILIDAD PRÁCTICA DE LA USUCAPIÓN:
1.- Transforma al propietario bonitario en propietario quiritario.
2.- Transforma la posesión en propiedad si reúne los requisitos que exige la ley.
3.- Evita la llamada prueba diabólica. Si no existiera la usucapión, quien adquiere por un
modo derivativo debería acreditar que todos sus antecesores fueron dueños de la cosa y
remontarse hasta el momento en que surgió la propiedad, vale decir, cuando alguien la
hubiera adquirido por un modo originario.
FUNDAMENTO DE LA USUCAPIÓN:
Desde antiguo se dan distintas argumentaciones para demostrar la utilidad y hasta
la necesidad de una institución como ésta.
Así, para algunos la usucapión realiza un valor del derecho, cual es la seguridad jurídica
pues da estabilidad a las relaciones jurídicas al consolidar situaciones que no pueden estar
indefinidamente inciertas.
Por otra parte, están los que postulan que al privilegiarse la seguridad jurídica se
puede en ciertos casos entrar en contradicción con otro valor jurídico, cual es la justicia. Así,
Enrique Heine (poeta alemán del siglo XIX) llegó a decir que sólo un pueblo como el romano,
formado por bandidos y picapleitos, era capaz de inventar la prescripción y consagrarla en sus
leyes, y según él, cien años de injusticia no hacen un año de justicia.
En todo caso, son muchos los que piensan que hay un gran sentido o fondo de
justicia al reconocer derecho al que ha sabido conservar la cosa y la ha hecho servir o
producir, y en desconocer toda pretensión al propietario que no se ha ocupado de ella. Se
llega a decir que aquel que descuida por largo tiempo una cosa, no merece ser protegido. Su
descuido prolongado parece un abandono de su derecho.
Además, no puede olvidarse la utilidad social del derecho de propiedad, por lo cual
el propietario que no vela por sus bienes no sólo descuida su propio interés sino también
descuida el interés general.
En todo caso, se dice que la finalidad de la usucapio es remediar una adquisición que ha
resultado viciosa, bien por defecto de forma, porque el modo empleado para transmitir la
propiedad no fue el adecuado, bien por razones de fondo, esto es, cuando el transmitente no
era propietario o no tenía la capacidad necesaria para traspasarla.
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REQUISITOS DE LA USUCAPIÓN
Para establecer los requisitos de la usucapión, es necesario distinguir según distintas
épocas:
I. Derecho Antiguo
II. Derecho Clásico
III. Derecho Justinianeo
2.-TIEMPO DE USO
Un año para los muebles, dos años para los inmuebles.
2.-RES HABILIS
En principio son las mismas que en el derecho antiguo, agregándose como res no
habilis, a las anteriormente señaladas, el caso de los fundos provinciales. Podemos destacar
que se llega a la conclusión que sólo podían adquirirse por este modo las cosas corporales.
Por su parte, tratándose de las cosas hurtadas, en virtud de lo dispuesto en la ley
Atinia, que mantuvo la prohibición de usucapir las cosas hurtadas, mientras la cosa no volviera a
manos del dueño de ella (in dominum potestamen reverti). Transformó el vicio de furtividad en
objetivo, vale decir, la cosa que fue hurtada no puede ser usucapida desde luego por el ladrón
(como ocurría en el período arcaico), mas tampoco por cualquier tercer poseedor, aunque
ignore la furtividad.
3.-POSESIÓN CONTINUA
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En este período ya no se hace referencia al usus, sino que se exige posesión de la
cosa, vale decir la tenencia de la cosa con ánimo de señor o dueño. Esta posesión debía ser
continua y no interrumpida. En caso de interrumpirse, se perdía el tiempo de posesión
anterior. Según algunos se trata de una posesión especial, una posesión para usucapir
(possesio ad usucapionem)
LA INTERRUPCIÓN DE LA POSESIÓN
4.-TIEMPO O TEMPUS
Un año para los muebles y dos años para los inmuebles.
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Se la conceptualiza como la creencia errónea en considerar al transferente
verdadero dueño de la cosa, o, la conciencia de no lesionar el derecho ajeno con la entrada
en posesión de la cosa.
Cabe recordar que para los efectos de la usucapión la buena o mala fe se aprecia al
momento de la adquisición de la posesión, esto es, al momento de entrar en posesión de la
cosa. Por otra parte, la buena fe se presume en el poseedor. Por lo tanto, quien alega mala
fe debe probar que falta la buena fe en el poseedor. En cambio, el título no se presume y debe
probarlo el que posee y está en vías de usucapir.
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Estas dos instituciones fueron admitidas por el Derecho Romano, se considera que
serían de origen griego. Se estima que no constituyen un modo de adquirir el dominio, sino una
exceptio de la que eran titulares los poseedores de una cosa, que les permitía paralizar la
acción reivindicatoria.
1.-Posesión continua
2.-Tiempo de posesión: 10 años entre presentes y 20 años entre ausentes. Se entendía
que lo era entre presentes si se trataba de personas que vivían en la misma provincia, vale
decir tanto el poseedor como el propietario.
3.-Justo título y buena fe
Naturaleza: Es una exceptio, cuyo objeto es paralizar la acción reivindicatoria y obtener que fuera
rechazada, invocando que su posesión se funda en justa causa y buena fe y que el predio lo ha
poseído por 10 o 20 años según si es entre presentes o entre ausentes. Cabe destacar que no
es un modo de adquirir el dominio, sino simplemente una defensa o excepción para retener
la posesión, en caso de que el propietario ejerza la acción reivindicatoria.
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1.-Se mantiene la antigua Usucapión del Derecho Romano Clásico, pero ahora limitada
sólo a las cosas muebles y aumentado el plazo de posesión de uno a 3 años.
3.-En lo que respecta a la longisima temporis prescriptio, ella se mantiene pero con una
doble calidad, según si poseedor estaba de buena o mala fe.
A) Si poseedor estaba de buena fe, aunque no cumpliera con los demás requisitos
para adquirir el dominio por prescripción o usucapión, se le atribuye a la longisima temporis
prescripción los mismos efectos que la usucapión, o sea, la transformó en un modo de adquirir el
dominio en que se exigía la posesión de la cosa durante 30 años.
B) Si poseedor estaba de mala fe, se mantenía la longisima temporis prescriptio como una
exceptio que permite paralizar la acción reivindicatoria ejercitada por el dueño de la cosa.
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LA PROTECCIÓN DEL DOMINIO QUIRITARIO
Torrent destaca que desde los primeros tiempos la propiedad ha tenido una tutela
enérgica y efectiva. Como prototipo de los derechos reales, la propiedad es un derecho
defendible erga omnes. El propietario puede defenderse contra cualquiera que perturbe su
situación.
En relación a ello, es posible destacar la circunstancia que el propietario dispone de
una serie de herramientas procesales que tienen por objeto defender su derecho frente a
privaciones, perturbaciones o amenazas por parte de terceros. Así, cuando un tercero priva al
propietario de la posesión de la cosa, el medio para reclamarla es la acción reivindicatoria
(reivindicatio).
Por su parte, en caso de una perturbación que no lo prive de la posesión, sino que
sólo merme en menor o mayor medida la disponibilidad sobre la cosa o sus facultades de uso y
goce, el propietario puede utilizar la actio negatoria.
Por otra parte, cuando las perturbaciones resultan de ciertos conflictos de
vecindad, el propietario dispone de varias acciones que en su momento consideraremos.
Finalmente, conviene destacar que atendida la circunstancia de que el propietario
es normalmente poseedor, puede valerse de las acciones o remedios que amparan la
posesión, de los llamados interdictos posesorios.
2) El legitimado pasivamente o demandado, esto es, contra quien se dirige esta acción es el actual
poseedor que no es dueño de la cosa, vale decir, quien la posee con ánimo de señor y dueño
sin serlo.
Situaciones excepcionales: Se trata de casos en los cuales el demandado no es el actual
poseedor de la cosa:
a) Constantino permitió dirigir esta acción en contra del mero tenedor, lo cual se
mantiene en el derecho justinianeo, pero para el solo efecto de que indique
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quien es el poseedor de la cosa. Si el mero tenedor se niega a decir quién es el
poseedor se le considera como tal para efectos de accionar en su contra.
b) También, excepcionalmente, puede dirigirse contra aquel que ha dejado
dolosamente de poseer (dolo desiit possidere), ya sea porque enajena la cosa para
sustraerse al litigio, o porque se despoja de ella abandonándola o
destruyéndola, caso en el cual, será condenado a pagar el valor de la cosa,
determinado bajo juramento por el actor (acción reivindicatoria ficta).
c) Puede intentarse en contra del que no es poseedor pero se hace pasar por tal,
por haberse ofrecido al verdadero poseedor para aparecer en el juicio con el
objeto de distraer al dueño con un proceso en vano (liti se obtulit).
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es obligado a restituir. En cambio, si la acción es acogida, hay que tomar en consideración
distintos aspectos:
1)Restitución 2)Deterioros 3)Frutos 4)Gastos y mejoras
1) RESTITUCIÓN: En primer término, el demandante vencedor tendrá derecho a la
restitución de la cosa o en su defecto, si se ha hecho imposible la restitución, tiene derecho a la
correspondiente indemnización, pero en todo caso estrictamente es necesario distinguir
según si poseedor estaba de buena o mala fe.
Si el poseedor estaba de buena fe: en este caso, sólo es responsable en caso de que la
imposibilidad de restituir se deba a culpa o dolo suyo cometido después de iniciado el juicio
reivindicatorio (litis contestatio).
Si el poseedor estaba de mala fe: en este caso, es responsable por su culpa ya sea
antes o después del inicio del juicio reivindicatorio, siendo también responsable del caso
fortuito ocurrido después del inicio del juicio reivindicatorio. Por último, conviene tener
presente, que el ladrón siempre es responsable y por tanto obligado a indemnizar.
3) FRUTOS: Otro aspecto importante de solucionar es el que dice relación con los frutos en
que también hay que atender a la buena o mala fe del poseedor.
En efecto, el poseedor de buena fe, sólo está obligado a restituir los frutos
percibidos o que ha dejado de percibir por su negligencia después de la notificación de la
demanda y los que se encuentren en su poder después de ese momento. Vale decir, aquellos
percibidos antes de la litis contestatio pero que no consumió (por la litis contestatio se interrumpe
civilmente la posesión).
Por su parte, el poseedor de mala fe está obligado a restituir todos los frutos, vale
decir los que percibió antes como los que perciba después de notificada la acción
reivindicatoria. En caso de que los hubiera consumido, debe restituir su valor. Además, debe
restituir los frutos que por su negligencia o descuido la cosa no produjo.
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tenía derecho a optar por quedárselas pagando al poseedor vencido el precio de las mismas.
En cuanto al poseedor de mala fe, se llega a aceptar que tiene derecho al
reembolso de los gastos necesarios y con Justiniano se le reconoció el derecho a retirar las mejoras
voluptuarias.
2. LA ACCIÓN NEGATORIA
Esta acción le corresponde al propietario quiritario, para defenderse de aquellos
ataques a su derecho de dominio, que no consistan en negarle este derecho ni privarle de la
posesión de la cosa, sino en la pretensión de mermar sus facultades atribuyéndose derechos
sobre la cosa, como por ejemplo un derecho de servidumbre de paso, un usufructo, un
derecho de prenda, etc.
Se utiliza para poner término a las perturbaciones provocadas por quien pretendía sin
fundamento tener un derecho de usufructo u otro derecho real de goce en su predio. El
objetivo preciso consiste en que se declare la inexistencia de semejantes gravámenes.
Peso de la prueba
El demandante debe acreditar su dominio y probar la lesión causada por el
demandado, o, lo que se teme que pueda causar.
Por su parte, el demandado debe acreditar la existencia del derecho que el
propietario le niega.
4. OTRAS DEFENSAS
1) Interdicto quod vi aut clam que era utilizado cuando un tercero realizara contra
la prohibición del interesado mediante fuerza (vi), o de forma clandestina (clam), obras en un
fundo de otro, siendo la finalidad del interdicto el respeto de su derecho.
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2) El propietario podía invocar su condición de poseedor para utilizar las defensas
o remedios establecidos para cautelar o proteger la posesión, como la acción publiciana y los
interdictos posesorios.
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EXTINCIÓN DEL DOMINIO
La propiedad se pierde o extingue por distintas causas, las que pueden decir
relación con sucesos referidos a la cosa misma objeto de la propiedad, casos en los cuales se dice
que la extinción es absoluta, extinguiéndose el dominio para su actual titular y no pasando por
ello a ser propiedad de otro; o bien a acontecimientos referidos a casos en los cuales la cosa
sólo se pierde para su actual propietario, pasando el dominio a otra persona, casos en los
cuales se dice que la pérdida o extinción es relativa.
Un caso especial es el referido al abandono o renuncia por parte del propietario,
vale decir, la situación de derelicción.
En relación con lo referido, se pueden mencionar, a modo de ejemplo, como
SITUACIONES DE EXTINCIÓN ABSOLUTA, esto es, de pérdida por sucesos referidos a la cosa
misma objeto del derecho de propiedad, las siguientes:
a) destrucción física.
b) por ser puesta fuera del comercio humano
c) por diversas razones:
LA POSESIÓN
En un sentido amplio la posesión es el poder físico que el hombre ejerce sobre una
cosa, tenga o no derecho a ella, vale decir, significa tener materialmente una cosa. Esto es, una
situación o fenómeno de hecho, pues para tener una cosa no es necesario estar provisto de
un título del que se derive algún derecho a la tenencia.
En todo caso, el concepto jurídico es distinto, según veremos más adelante.
Concepto actual
Nuestro legislador, en el artículo 700 del Código Civil, define la posesión como “la
tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño, sea que el dueño o el que se
da por tal tenga la cosa por sí mismo o por otra persona que la tenga en lugar y a nombre de
él”.
EVOLUCIÓN
En el derecho arcaico, la figura que después se llamará posesión forma parte del
amplio concepto denominado usus, que significa el ejercicio de hecho de un poder sobre cosas
y personas, en oposición al mancipium, que indica la titularidad jurídica del poder sobre ambas.
Posteriormente, comienza a utilizarse la expresión possessio, distinguiéndose pronto entre una
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naturalis y otra civilis.
De este modo, al mero hecho de tener físicamente una cosa se le denomina, por
los juristas, possessio naturalis. Es lo que hoy llamamos mera tenencia o simple detentación.
Así, son poseedores naturales, entre otros, el arrendatario, el comodatario, el depositario, el
pignoratario y el usufructuario, por cuanto ellos detentan una cosa, pero no tienen animus
dominii.
Por su parte, utilizan la expresión possessio civilis para referirse a la tenencia de
una cosa como dueño, independientemente de que el poseedor sea verdadero dueño o no lo
sea.
Lo que hoy denominamos como posesión corresponde a la llamada possessio civilis,
vale decir, el señorío o disposición de hecho sobre una cosa con la pretensión de tenerla como
propia. De esta forma, possessio civilis o simplemente possessio significa, en el derecho clásico, la
disponibilidad de hecho de una cosa, el estado de señorío sobre ella (independientemente de
ser o no propietario de ella), con intención de tenerla para sí mismo, con exclusión de los
demás.
La jurisprudencia clásica sobre la base de soluciones a casos concretos va
depurando el concepto jurídico de posesión, sugiriendo la existencia de distintas clases de
posesión, fijando al respecto criterios distintivos, que precisaremos al tiempo de estudiar cada
una de estas distinciones.
El poseedor civil se distingue del natural, por cuanto, el primero, puede llegar a
ser dueño de la cosa por el transcurso del tiempo, mediante la usucapión, si se cumplen
otros requisitos legales. En cambio, el poseedor natural no puede llegar a ser propietario por este
expediente.
Otro rasgo distintivo de la possessio civilis respecto de la possessio naturalis es que si el
poseedor civil pierde la posesión puede recuperarla ejerciendo la acción reivindicatoria si es
el dueño de la cosa, o mediante la acción publiciana si no lo es. En cambio, el poseedor
natural que pierde la tenencia de la cosa no dispone de estas herramientas.
Cabe destacar, que los juristas romanos, a esta altura de los tiempos, reservan la
palabra possessio al sentido de la possessio civilis.
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2) POSSESSIO AD USUCAPIONEM Y POSSESIO CIVILIS
Algunos identifican la possessio civilis con la possessio ad usucapionem (Savigny), pues para que
la posesión conduzca a la adquisición del dominio por medio de la usucapión, es necesario poseer
como dueño y cumplir otros requisitos.
1) Pro suo (como suyo o como propio): para que se configure este título es
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necesario que el poseedor crea ser suya la cosa, o poder haber sido suya, de no haberse
omitido las formalidades civilis de la adquisición.
5) Pro herede: Se da respecto de las cosas halladas entre los bienes de un difunto
que el heredero comienza a detentar efectivamente en cuanto heredero y con la creencia de
ser tal, independientemente de que hubieran pertenecido o no al fallecido.
6) Pro legato: Se da respecto de las cosas que han sido legadas en dominio a un
sujeto, quien al recibirlas entra en posesión, independientemente de que adquiera el
dominio.
9) Pro derelicto: El que ocupa una cosa que ha sido abandonada por quien dice
ser su dueño, al ocuparla lo que hace es convertirse en poseedor pro derelicto (“como
abandonado”). En este caso, la causa no es la ocupación misma sino su antecedente: el hecho
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del abandono, independientemente de que lo haya efectuado.
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Por su parte, la possessio iniusta, que algunos denominan viciosa, era la nacida por
efecto de un vicio o por lesión para el anterior poseedor, vicios que podían ser la violencia (vi),
la clandestinidad (clam) o el precario (precario). Vale decir, injusta o viciosa, es la que tiene origen
violento, clandestino o precario respecto del anterior poseedor.
En este sentido, poseedor violento, es él que con violencia en las personas o fuerza
en las cosas entra en posesión de un mueble o inmueble.
Por su parte, poseedor clandestino, es él que entra a poseer subrepticiamente, sin
que lo sepa el dueño o poseedor pero sin emplear fuerza.
Finalmente, poseedor con vicio precario, es el que tiene una cosa habiéndola
solicitado y que luego se niega a restituirla a aquel que se la entregó.
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ELEMENTOS DE LA POSESIÓN CIVIL
La possessio civilis consiste en detentar materialmente una cosa con el ánimo de tenerla
para sí. De esta forma, las fuentes romanas distinguían dos elementos: el corpus, y el animus.
a) EL CORPUS
Es el elemento material (objetivo) y consiste en posibilidad física de disponer de una cosa,
con exclusión de toda otra persona.
En un principio, predominaba una concepción materialista, vale decir, decía
relación con la idea de aprehensión física, pero posteriormente se entendió que no era
necesario el directo e inmediato contacto con la cosa, vale decir, no se requiere
necesariamente aprehensión física, pero si posibilidad de disponer materialmente de la cosa,
esto es, basta un hecho material cualquiera que permita disponer al adquirente de ella según su
arbitrio. Al respecto se señala que la jurisprudencia fue espiritualizando el concepto de corpus
y dándole mayor flexibilidad.
El corpus consiste en la aprehensión de la cosa, que da al poseedor la posibilidad
de ella con exclusión de cualquier otro sujeto.
2.- Debe ser determinada, esto es, debe tratarse de una cosa específica.
3.- Debe tener existencia independiente, por lo cual no cabe poseer las cosas que forman
partes integrantes de un todo, ni partes divididas de una cosa mueble.
4.-Debe ser corporal. Al respecto cabe destacar que en el concepto de posesión que hemos
entregado resalta la idea de tenencia, esto es, tener o mantener una cosa, lo que se relaciona
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directamente con la idea de cosa corporal, que son precisamente las que pueden ser
aprehendidas por los sentidos.
ADQUISICIÓN DE LA POSESIÓN
La posesión se adquiere con la entrada en el poder de disposición de la cosa y la
intención de poseerla a título exclusivo, vale decir, se requiere que concurran los dos
elementos constitutivos de ésta, cuales son, el corpus y el animus.
En cuanto al corpus, en los primeros tiempos se entendió que la adquisición de la
posesión suponía un acto de toma efectiva de control material, esto es, exige un contacto
material o físico con la cosa, tomándola u ocupándola. Con el tiempo se llegó a establecer que
no necesariamente exigía una aprehensión real o física de la cosa, sino más bien un hecho
material cualquiera que permitiese al adquirente disponer de ella.
Por su parte, el animus determina que al tiempo de tomar contacto con la cosa el
sujeto debe tener la intención de detentar la cosa como suya. De esta forma, por no tener
conciencia de lo que hacen, no pueden adquirir la posesión, por más que tengan el corpus: los
dementes y el impúber infantia minor.
CONSERVACIÓN DE LA POSESIÓN
En principio estaba condicionada a la coexistencia del corpus y el animus, pero esto se
atenuó al establecerse excepciones, fundamentalmente respecto del corpus.
Así, se seguía conservando la posesión manteniendo sólo el ánimo en el caso del esclavo
que se fugaba hasta que otro lo posea. Lo mismo cuando la cosa era entregada a una persona
en calidad de mero tenedor, pues si bien éste pasa a detentarla reconoce dominio ajeno.
También, en la posesión de los predios de estación, que se usan en verano o en invierno, que
se retienen solo animo durante la temporada en que se cierran y se dejan por su poseedor. En
estos casos, podemos apreciar que existe una cierta posibilidad de recuperación de la relación
corporal.
En cuanto al animus, si bien se mantuvo como exigencia, se estableció una
excepción, cual es, el caso del poseedor a quien sobreviniera una enfermedad mental.
PÉRDIDA DE LA POSESIÓN
La posesión de una cosa puede perderse ya por pérdida del corpus, ya por
pérdida del animus o bien por la pérdida de ambos elementos a la vez.
A.-PÉRDIDA DEL CORPUS: cesa el poder físico del poseedor sobre la cosa, sin haber
perdido el animus, lo cual ocurre en los siguientes casos:
1-Cuando otro se apodera de la cosa poseída con ánimo de hacerla suya. 2.-
Cuando sin pasar la posesión a otras manos, se hace imposible el
ejercicio de actos posesorios. Ej.: si se inunda permanentemente un predio.
3.-En caso de pérdida material de las cosas, siempre y cuando no se
encuentren bajo el poder del poseedor.
B.-PÉRDIDA DEL ANIMUS, esto es, cesa la voluntad de seguir poseyendo, vale decir, la
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persona que poseía la cosa reconoce dominio ajeno, cesaba la intención de poseer la cosa
para sí, reemplazándola por la de detentar la cosa por otro (alieno nomine). Ej: cuando
quien poseía una cosa la vende a otro, pero la sigue ocupando como mero tenedor
(constitutum possesorio).
C.-PÉRDIDA DEL CORPUS Y DEL ANIMUS: lo que ocurre en los siguientes casos:
1.-En caso de abandono de la cosa por el poseedor con intención de
desprenderse del dominio (derelicción)
2.-En caso de tradición de la cosa efectuada por el poseedor. 3.-En
caso de fallecimiento del poseedor.
A. LA ACCIÓN PUBLICIANA
Se la define, como la acción que tiene el poseedor desposeído que estaba en vías de
adquirir por usucapión, para recuperar la cosa de manos de quien la tuviese (sería una actio
in rem, ficticia).
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poseedor de una res mancipi que no puede probar dominio quiritario al haber faltado la
mancipatio o la in iure cessio, y después fue extendida para proteger al adquirente a non domino,
ello no impidió que terminara siendo usada también por todo poseedor en vías de usucapir e,
incluso, por el verdadero propietario civil de la cosa de la cual ha perdido la posesión, lo cual
se explica por razones prácticas relacionadas con la dificultad que conlleva la prueba del
dominio en la acción reivindicatoria.
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REQUISITOS PARA EJERCERLA
Hemos señalado que se funda en una ficción, vale decir, se ordena al juez tener por
cumplido el tiempo legal de posesión que habilita para usucapir, por lo cual, partiendo de ese dato
ficticio, el juez debe verificar si entonces el demandante hubiera sido propietario quiritario,
por lo cual es necesario determinar si se cumple con ciertos requisitos, cuales son:
1) JUSTO TITULO
2) BUENA FE
En lo referente al justo título, debe tratarse de un título traslaticio de dominio. Se
trata de un requisito objetivo, pudiendo este título ser derivativo (ej.: una venta o donación
seguidos de tradición) o bien originario (ocupación de una cosa abandonada por quien no es su
dueño, pues si otro la ocupa no se hace inmediatamente propietario quiritario).
EFECTOS DE LA ACCIÓN PUBLICIANA
C) EN CASO DE SER AMBOS POSEEDORES DE BUENA FE: va a triunfar aquel que disponiendo
de título la hubiese poseído primero. Sí ambos la recibieron de distintas personas, vence el
actual poseedor.
B. INTERDICTOS POSESORIOS
Son acciones especiales que tienen como fundamento a la posesión y cuyo objetivo es
protegerla.
En todo caso, en una primera época los interdictos posesorios tenían por objeto
proteger ciertas situaciones de tenencia de cosas, ya para mantener al interesado en su tenencia,
ya para permitirle recuperar la cosa perdida.
Posteriormente, la protección interdictal se extendió también al poseedor civil, fuera o
no dueño de la cosa. En la época clásica, ordinariamente los interdictos se aplican en favor del
poseedor civil.
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I.-INTERDICTOS DE RETINANDAE POSSESSIONIS O PROHIBITORIOS (INTERDICTUM
PROHIBITORIUM):
También se les denomina interdictos conservatorios puesto que están destinados a conservar
la posesión de una cosa, respecto de la cual se sufre alguna perturbación. Son de esta especie dos
clases de interdictos:
a) INTERDICTO UTI POSSIDETIS
b) INTERDICTO UTRUBI
a) INTERDICTO UTI POSSIDETIS (“así como poseéis seguiréis poseyendo”): en su origen
tenía por finalidad impedir toda perturbación o molestia en la posesión de inmuebles,
específicamente parcelas del ager publicus (es prohibitorio). Se otorgaba al actual
poseedor de un inmueble en contra de cualquiera que lo perturbara, siempre que el
actual poseedor no fuese perturbado en su posesión por aquel a cuyo respecto tenía
una posesión viciosa, vale decir, salvo que él fuera poseedor vicioso respecto del que lo
perturbaba.
b) INTERDICTO UTRUBI: tenía la misma finalidad que el anterior, pero con respecto a la
posesión de cosas muebles. Se concede a quien haya estado en posesión de una cosa
mueble durante la mayor parte del año anterior al interdicto sin violencia,
clandestinidad o precariedad respecto de su adversario.
a) INTERDICTO DE VI O UNDE VI
b) INTERDICTO DE VI ARMATA
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puesto que de no ser así, el adversario podría oponer la exceptio vitiosae possessionis
(excepción de posesión viciosa) y el interdicto sería rechazado.
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INMEDIATAMENTE EL DOMINIO DE LA COSA, como ocurre con la ocupación cuando
opera como modo de adquirir.
LA MERA TENENCIA
En resumen, este tratamiento especial se debe a que estos sujetos hacen lo que dejan de
hacer los titulares del dominio, vale decir reclaman la abstención de todos los demás.
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II.DERECHOS REALES DE GARANTÍA: son de esta clase la prenda y la hipoteca.
Se trata de derechos limitativos sobre una cosa ajena. Por consiguiente, si la cosa
llega a ser de propiedad del titular de cualquiera de estos derechos, estos derechos se
extinguen, porque las facultades que confieren están comprendidas dentro de los atributos del
dominio.
A. SERVIDUMBRES
Antes de iniciar el estudio de este derecho real, cabe destacar que en el Derecho
Justinianeo, a diferencia de lo que ocurría en el Derecho Clásico y lo que ocurre en nuestro
ordenamiento, se incluían en el concepto de Servidumbre tanto las servidumbres prediales
como las personales, de allí que en el Derecho Justinianeo se conceptualiza al derecho real de
Servidumbre como “un derecho real constituido sobre una cosa ajena en beneficio de un predio
o de una persona distinta del dueño”. Es un derecho real sobre una cosa corporal ajena, en
virtud del cual el propietario de esa cosa está obligado a sufrir o a no realizar ciertos actos. Ello
en favor de una persona determinada o para aumentar la utilidad o comodidad de un fundo
ajeno.
CLASIFICACIÓN EN EL DERECHO JUSTINIANEO
Cabe destacar que, a pesar de esta unificación sistemática, existen importantes diferencias entre
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las servidumbres personales y las servidumbres prediales:
1.-Las personales están establecidas en beneficio de una determinada persona. En cambio,
las prediales están establecidas para una objetiva y permanente utilidad de un fundo o predio
vecino.
2.-Las servidumbres personales son temporales, dado que, en principio, se extinguen con
la muerte del titular. En cambio, las servidumbres prediales son perpetuas.
3.-Las servidumbres personales pueden tener como objeto, o recaer, tanto sobre bienes
muebles como inmuebles. En cambio, las prediales sólo tienen por objeto inmuebles.
SERVIDUMBRES PREDIALES
Según lo expuesto anteriormente, son derechos reales en cosa ajena consistentes en una
sujeción jurídica permanente de un fundo en provecho o beneficio de otro.
CARACTERÍSTICAS
1.-Suponen la existencia de dos predios, uno llamado sirviente y otro denominado
dominante. Evidentemente el predio gravado es el sirviente, vale decir, el que debe soportar
la carga que impone la servidumbre. En cambio, el dominante es aquel en cuyo favor se
constituye la servidumbre.
2.- Son inseparables de los predios a que activa o pasivamente pertenecen. Así, son respeto
del predio dominante una extensión de su derecho de dominio, que pasa a todos los que lo
adquieran. En cambio, respecto del predio sirviente, significan una limitación del derecho de
dominio que va a pasar a todos aquellos que adquieran el predio. La servidumbre es inherente
al fundo; por lo tanto, se transmite con éste y no puede enajenarse separadamente del predio
al que activa o pasivamente pertenecen.
3.-Deben satisfacer un interés permanente del predio dominante y consistir en una utilidad
que pueda constantemente prestar el predio sirviente. Algunos hablan de una causa
“perpetua”. Por ser constituidas en beneficio de un fundo o edificio, sólo podían ser
ejercitadas en la medida de la estricta utilidad de éste y sólo en caso de que los fundos
presenten condiciones objetivas que hagan permanente la utilidad.
1. Urbanas y rústicas
2. Positivas y negativas
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3. Continuas y discontinuas
4. Aparentes e inaparentes
La mayor parte de los autores para hacer esta clasificación atiende a la existencia o
no de edificación. De esta forma la distinción no se formula sobre la base de la ubicación, sino
de la existencia o no de edificación. Con todo, una minoría de autores conceptualizan a las
servidumbres urbanas como aquellas que se constituyen en la ciudad y a las rústicas como
aquellas que se constituyen en el campo.
Así, son servidumbres urbanas aquellas que no pueden existir sin edificación, esto es, sin
un edificio. Por su parte, son rústicas, aquellas que existen sin un edificio, sin una edificación.
a) Servidumbre de paso, que según la extensión que alcanzara recibía diversos nombres, entre
otros:
a.1) servidumbre de itineris: permite al dueño del predio dominante pasar a pie, a
caballo o en litera por el predio sirviente.
a.2) servidumbre de actus, que autoriza para hacer pasar carros, ganados y
animales de cargo.
a.3) servidumbre de vía, que da derecho a pasar por el fundo vecino del modo más
amplio posible, con toda clase de carros y transportando vigas, piedras y otros materiales de
construcción.
b) Servidumbre de acueducto (ductus), da derecho a conducir aguas a través del predio
sirviente hasta el predio dominante mediante los correspondientes conductos.
c) Servidumbre de aquae ducendae: da derecho a hacer pasar al predio vecino aguas que
salen del propio a consecuencia de trabajos de desecación.
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Son servidumbres positivas, aquellas que imponen al propietario del predio
sirviente la obligación de dejar hacer algo al propietario del predio dominante. Ej: en la
servidumbre de tránsito, dejarlo pasar. En la servidumbre de acueducto, dejarlo construir y realizar
obras de conservación, limpieza y demás que se requieran. Vale decir el dueño del predio
dominante está facultado para realizar actos de uso sobre el predio sirviente ajeno, debiendo
el propietario del predio sirviente tolerar los actos de aquel.
Son servidumbres negativas, aquellas que imponen al propietario del predio
sirviente el abstenerse de hacer algo que le sería lícito realizar de no estar constituida la
servidumbre, como, por ejemplo, la servidumbre de vista impide elevar una pared más allá de
cierta altura. Vale decir, el dueño del predio dominante está facultado de privar al propietario
del predio sirviente de que haga algo, debiendo el propietario del predio sirviente abstenerse
de hacer alguna cosa en el propio fundo. Ej.: no edificar, no construir más arriba de una
determinada altura, etc.
Aparentes son aquellas que se manifiestan con signos exteriores. Por ejemplo la
servidumbre de transito cuando se hace por una senda o camino previamente trazado, por
una puerta. En estos casos hay un signo o señal exterior que permite detectar o identificar la
servidumbre.
Inaparentes son aquellas que no se manifiestan o no se conocen por una señal
exterior. Por ejemplo, una servidumbre de tránsito que no se efectúa de la forma indicada para
el caso anterior. Otro ejemplo sería el caso de la servidumbre de luz o de vista.
SERVIDUMBRES PERSONALES
Como se dijo, consisten en un gravamen impuesto sobre una cosa en beneficio de
una persona distinta del dueño. Con esta denominación, en oposición a las servidumbres
prediales o reales, el derecho justinianeo comprende los siguientes derechos en cosa ajena:
1. USUFRUCTO
2. USO
3. HABITACIÓN
4. OPERAE SERVORUM E ANIMALE(trabajo de esclavos y animales)
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Las servidumbres personales pueden comprender el uso de una cosa, el
aprovechamiento de los frutos o ambas utilidades a la vez. Si comprende sólo el uso nos
encontramos ante el denominado Derecho de Uso, el cual admite ciertas modalidades, cuales son
el derecho de habitación y el derecho sobre el trabajo de esclavos y animales. Por otra parte,
si comprende ambas facultades, es decir el uso y el goce, nos encontramos ante el
denominado Usufructo.
2) Puede constituirse sobre cosas corporales tanto muebles como inmuebles, salvo respecto
de aquellas que se consumen por su uso, puesto que es de la esencia del usufructo que no se
altere la sustancia de la cosa. Esto sin perjuicio de la existencia del llamado cuasiusufructo.
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fuera transmisible ni transferible, sin perjuicio de que podía cederse el ejercicio del mismo,
pero supeditado a la muerte del usufructuario o al plazo que se le había concedido a éste.
1.-Usar la cosa del modo más amplio, pero respetando la condición o el destino natural
de ella, de modo que no sufra alteraciones en la sustancia.
2.-Hacer suyo los frutos de la cosa sean naturales o civiles. Los frutos naturales los
adquiere por su percepción y los segundos día a día.
3.-El usufructuario debe conservar la cosa en buen estado, debiendo hacer las
reparaciones necesarias de conservación. Así, debe reemplazar las cabezas de ganado
muertas con las crías, quedándose él, al finalizar el usufructo, con el excedente; reponer los
árboles caídos, etc.
4.-El usufructuario está obligado a soportar las cargas e impuestos que afectan a la cosa
dada en usufructo.
5.- Debe usar y gozar de la cosa como un buen pater familias, debiendo restituir al
término del usufructo la cosa conservando su forma y sustancia. Por este motivo
responde de los daños causados a la cosa por culpa o negligencia suya (responde hasta de
su culpa leve).
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2. EL DERECHO REAL DE USO (usus sine fructus)
Es la facultad de aprovecharse de una cosa ajena en la medida suficiente para
satisfacer ciertas necesidades propias del usuario o de su familia. Se define también como el
derecho de usar por sí de una cosa ajena, sin percibir sus frutos.
Estrictamente el derecho de usar la cosa sólo concede a su titular el llamado ius utendi,
pero excepcionalmente, cuando los beneficios son pocos, le concede también algunas ventajas
que son propias del ius fruendi. Por ejemplo, el usuario de un rebaño puede tomar algo de leche,
el usuario de un fundo puede tomar parte de la leña o del forraje, frutas, hortalizas y flores.
Este derecho sólo puede ser ejercido por el titular, quien puede hacer participar de los
beneficios del uso a su familia, a sus libertos, recibir huéspedes y tener inquilinos - siempre
que el usuario habitase la casa.
El usuario tiene que rendir caución de conservación y restitución.
3. EL DERECHO REAL DE HABITACIÓN
Viene a ser el mismo derecho de uso, pero constituido sobre una casa y relativo a la
utilidad de morar en ella, en buenas cuentas, es el derecho de usar y ocupar una casa.
En el período clásico se discutió si era usufructo o uso, decidiendo Justiniano
erigirla en figura autónoma.
Cabe destacar que en el Derecho Justinianeo se acepta que el habitador pueda
arrendar la casa (esto lo diferencia del derecho de uso), pero no puede cederla
gratuitamente.
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4. OPERAE SERVORUM y OPERAE ANIMALIA O DERECHO SOBRE EL TRABAJO DE
ESCLAVOS O ANIMALES
Era otra modalidad especial del derecho de uso. El titular de este derecho podía
aprovechar personalmente este trabajo o bien arrendar su derecho de uso sobre el trabajo
de esclavos y animales.
Por ejemplo, el usufructo que tiene el padre sobre los bienes que constituyen el peculio
adventicio del hijo.
ACCIONES QUE PROTEGEN EL DERECHO DE SERVIDUMBRE
1. LA ACCIÓN CONFESORIA
También denominada vindicatio o petitio servitutis, que tiene por objeto que el demandado
reconozca el derecho de servidumbre que tiene el demandante y que se le obligue a cesar los
actos que impiden u obstaculizan el ejercicio del derecho de servidumbre.
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REQUISITOS PARA EJERCERLA:
EFECTOS
En caso de ganar el demandante, el juez por medio de una sentencia especial llamada
arbitrium, ordenaba al demandado que cesara en sus actos de perturbación, que indemnizara
los daños y que otorgara caución, (cautio de non amplius turbando), esto es, garantías de que no
va a volver a perturbar el ejercicio del derecho de servidumbre. Si el demandado vencido volvía
a reincidir, se le imponía además una sanción pecuniaria.
Por otra parte, se protege el usufructo mediante interdictos especiales (de aqua, de rivis, de itinere
actque privato y otros) y de los interdictos posesorios (uti possidetis, utrubi y unde vi).
3. Por confusión, esto es, por reunirse en una misma persona la titularidad del derecho de
servidumbre y la propiedad de la cosa sirviente. Tratándose del usufructo, cuando se reunían en
una misma persona la titularidad del derecho de usufructo y la titularidad del derecho de
dominio, a lo cual se le denomina consolidación.
4. Por renuncia del derecho por parte del titular de la servidumbre. En el antiguo derecho
se exigía que se realizara por medio de una in iure cessio, pero el derecho pretoriano
aceptó que se hiciera por un simple pacto.
6. Por prescripción extintiva, esto es, por el no uso de la servidumbre. Al respecto, las
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personales se extinguen al cabo de 10 o 20 años si recaen sobre inmuebles y a los 3
años tratándose de muebles. Para las prediales, en época clásica, el plazo es de 2 años.
7. Por resolución del derecho del constituyente, sólo en ciertos casos, por ejemplo, si el
que constituyó la servidumbre no era propietario del predio sirviente y se declara por
sentencia judicial que el predio no era de él sino de un tercero, en este caso,
conjuntamente con el derecho del constituyente, se extingue la servidumbre.
1.-Usar y disfrutar de la cosa como si fuera propietario, por lo cual se hace dueños de los
frutos.
2.-Podía gravar y ceder su derecho a cualquier título y transmitirlo.
3.-Con el desarrollo y perfeccionamiento de la institución se estableció que el enfiteuta podía
ejercitar la acción reivindicatoria y utilizar los interdictos posesorios.
-OBLIGACIONES:
1.-Pagar una renta anual (vectigal). Este era un elemento de su esencia. 2.-
Pagar los impuestos y cargas que gravan al fundo.
3.-Debe cultivar el predio.
4.-Debe notificar al dueño su voluntad de vender su derecho de enfiteusis a fin de que
aquel pueda hacer valer la facultad que la ley le concede de adquirirlo si ofrece al menos
un precio igual al otro comprador (término de dos meses para decidir). Esto es, algo así
como un derecho de prelación.
5.-Debe pagar al dueño, en caso de enajenar su derecho a cualquier título el derecho de
enfiteusis, una cantidad equivalente al 2% del valor estimado del derecho de enfiteusis.
La propiedad del suelo correspondía al arrendador; al igual que los edificios tan pronto
construidos (superficies solo cedit).
El superficiario tiene derecho a elevar sobre el suelo arrendado construcciones y
gozar de ellas, durante el tiempo convenido o a perpetuidad, ejerciendo sobre él todos los
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derechos de un propietario. Cabe destacar que en la época clásica este derecho se puede
constituir incluso sobre edificios ya levantados.
El pago de una renta, a diferencia de lo que ocurre en el Derecho de Enfiteusis, no
es un elemento de la esencia.
Los derechos reales de garantía son derechos reales sobre cosa ajena. Básicamente
consisten en un acuerdo entre deudor y acreedor, en virtud del cual el primero constituye
en favor del segundo un derecho real sobre una cosa suya, o de un tercero, para garantizar
que cumplirá la obligación contraída.
De esta forma se presentan dos alternativas: que el deudor cumpla su obligación,
caso en el cual se extingue el derecho real que garantizaba el cumplimiento. Pero puede
también ocurrir que el deudor no cumpla, en cuyo caso el acreedor está facultado para
perseguir la cosa y venderla luego a terceros. Con el producto de la venta se paga la deuda,
restituyéndose al deudor el saldo.
Utilidad de las garantías reales:
El tráfico comercial exige seguridad, esto es, que las obligaciones se cumplan. El
Derecho lo consigue mediante dos expedientes, estos son, la responsabilidad personal que
asumen los fiadores (garantías personales) o bien la responsabilidad real, mediante la constitución
de prendas o hipotecas (garantías reales).
En el caso de las garantías personales, es una persona distinta del deudor la que se
obliga a pagar el crédito en el evento de que el deudor no lo haga, o bien se obligan junto con
él. (ej.: la fianza, la solidaridad).
Por su parte, en las garantías reales es una cosa la que asegura el cumplimiento de
las obligaciones (ej.: prenda e hipoteca)
En Roma, se estilaba recurrir a las garantías personales, lo cual se explica por valor
que tenía la palabra dada. Además, se explica por el rigor del procedimiento ejecutivo,
dirigido en una primera época en contra de la persona del deudor y posteriormente en contra
de todo su patrimonio. La garantía pignoraticia (prendaria) o hipotecaria ocupa en Roma un
lugar secundario. Ello es así en gran medida por ciertos defectos del sistema pignoraticio
romano, como la falta de publicidad y la existencia de determinadas prendas o hipotecas legales
privilegiadas, es decir, con prioridad respecto de otras. En el derecho contemporáneo se tiende
a confiar más en las garantías reales.
GARANTIAS REALES ADMITIDAS EN EL DERECHO ROMANO Y SU EVOLUCIÓN: LA
ENAJENACIÓN CON FIDUCIA, EL PIGNUS Y LA HIPOTECA
La garantía real más antigua es la enajenación con fiducia, según la cual el deudor,
mediante mancipatio o in iure cessio, transmitía la propiedad de una cosa al acreedor, el cual,
mediante un pacto, denominado pactum fiduciae (pacto de fiducia, es decir, de fe), se obligaba a
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retransferir la propiedad al deudor, cuando éste pagara la deuda garantizada. Miquel nos
señala que la enajenación con fiducia consta de un doble acto, cada uno con sus respectivos
efectos:
1) un acto formal de transmisión de la propiedad (por mancipatio o in iure cessio) que produce un
efecto real.
2) un acto informal: el pactum fiduciae, que obliga al acreedor a retransmitir la propiedad
una vez satisfecha la deuda. Produce por tanto un efecto meramente obligatorio.
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CLÁUSULAS QUE SUELEN AÑADIRSE A LA ENAJENACIÓN CON FIDUCIA
1) Lex commisoria: en virtud de esta cláusula el acreedor fiduciario hace suya la cosa
definitivamente si el deudor no paga a tiempo.
2) Pactum de distrahendo: en virtud de este pacto, en caso de no cumplimiento oportuno, el
acreedor no satisfecho tiene la facultad de proceder a la venta de la cosa para cobrarse con
cargo al precio de la misma. En tal supuesto debe restituir al deudor el superfluum o sobrante.
El tercero adquirente de la cosa se convierte en propietario de la misma.
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poder mientras se encuentra pendiente el cumplimiento de la obligación.
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preferencia respecto de otros acreedores con el producto de la venta en caso de
incumplimiento.
3. Pueden ser constituidas tanto por el propio deudor como por un tercero.
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2.-POR TESTAMENTO, lo que se hacía para garantizar a un legatario de renta vitalicia o de
alimentos. En relación a las dos formas de constitución mencionadas, cabe destacar que,
para la validez del pignus, es necesario que la cosa pignorada pertenezca al constituyente
y que éste tenga capacidad para enajenar.
3.-POR DISPOSICIÓN DE LA AUTORIDAD. Al respeto podemos mencionar que había
diversos casos en que por disposición de la autoridad se podía constituir el pignus.
a) Ius possidendi
b) Ius distrahendi
c) Ius praeferendi
a) EL IUS POSSIDENDI
Era el derecho o facultad del acreedor que había recibido la cosa para "poseerla",
pero no es una possessio ad usucapionen, sino una possessio ad interdicta. Este derecho se expresa, o
se hace efectivo, en distintos momentos según se trate de la prenda o bien de la hipoteca.
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c) Beneficio de excusión: puede pedir que el actor se dirija en primer lugar contra
el deudor principal y sus fideiussores (fiadores personales).
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ejercer la acción hipotecaria y recuperar la cosa.
En todo caso, el acreedor hipotecario de grado posterior dispone del ius offerendi,
esto es, la facultad de ofrecer al acreedor o acreedores de rango preferente la satisfacción de
su crédito y así colocarse en su grado de prioridad, postergando a los acreedores intermedios,
y se dice que procedía aun cuando el acreedor preferente no aceptara la suma que a este fin
se le ofrecía.
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EXTINCIÓN DEL PIGNUS
Como derecho accesorio que es, se extingue como consecuencia de la extinción
total del crédito que garantiza, es decir, de la obligación principal. Aquí se aplica el principio
de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Además, se extingue directamente por
distintas causas:
b) renuncia del acreedor, la que puede ser expresa o tácita. Es tácita o presunta si se
restituye la cosa al deudor.
e) Por prescripción adquisitiva que opera en favor de otro (praescriptio longi temporis): a
favor del tercero que posee de buena fe y con justo título la cosa pignorada.
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