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La atención

Chapter · October 2013

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Marcos Rios-Lago Daniel Adrover-Roig


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CAPÍTULO 9

Atención

Marcos Ríos Lago, Daniel Adrover-Roig, David de Noreña Martínez y José M. Rodríguez Sánchez

1. INTRODUCCIÓN. CONCEPTO DE ATENCIÓN


1.1. Dificultades del término

2. MODELOS TEÓRICOS Y COMPONENTES DE LA ATENCIÓN


2.1. El Modelo de Mesulam (1990)
2.2. El Modelo de Posner y Petersen (1990)
2.3. El Modelo de Miller (2000)
2.4. El Modelo de Corbetta y Shulman (2002)

3. BASES NEUROANATÓMICAS DE LA ATENCIÓN


3.1. Los lóbulos frontales
3.1.1. División frontal dorsolateral
3.1.2. Corteza cingulada
3.1.3. Área motora suplementaria
3.2. Regiones extrafrontales
3.2.1. Corteza parietal
3.3. Estructuras subcorticales

4. DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA ATENCIÓN


4.1. Desarrollo filogenético
4.2. Desarrollo ontogenético
4.1.1. Desarrollo de la atención en la infancia y la adolescencia
4.2.2. La atención en el proceso de envejecimiento

5. CONCLUSIONES

RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS
Neurociencia Cognitiva

reorientaremos nuestra atención (y probablemente


1. INTRODUCCIÓN. CONCEPTO DE nuestra mirada y nuestro cuerpo en general) hacia el
ATENCIÓN nuevo estímulo. Además, deberemos responder rápi-
damente, antes de que la persona que nos ha llamado
La capacidad para atender a determinados estímu- cuelgue el teléfono. Todos estos aspectos, que relacio-
los de nuestro entorno es, sin duda, de fundamental namos con la atención (la selección de estímulos rele-
importancia en el proceso de adaptación y superviven- vantes, la división de los recursos atencionales, la
cia. Imaginemos una situación de la vida cotidiana, orientación o el mantenimiento de la misma), son tan
por ejemplo la cafetería de una facultad. En este entor- heterogéneos que Allport se cuestionó en 1993 si la
no, nos encontramos sometidos a gran cantidad de es- atención es un campo de estudio coherente y si se ha-
tímulos: el murmullo de los alumnos, teléfonos móvi- bía hecho algún progreso teórico en veinticinco años
les sonando, movimiento de sillas, la conversación con de investigación sobre la materia
nuestros compañeros (estímulos externos) e incluso Desde tiempos de William James, existen numero-
nuestra propia línea de pensamientos acerca de los sas controversias acerca de la atención. Por ejemplo,
exámenes que aún no hemos realizado (estímulos in- se ha debatido sobre si la atención representa una
ternos) y que nos están preocupando. Si no tuviésemos fuerza causal que influye en otras actividades como
la capacidad de poder seleccionar tan sólo aquellos es- la percepción (Treisman, 1996) o si es un producto de
tímulos relevantes para nosotros en esa situación, la otros procesos como el priming (facilitación de la per-
experiencia sería abrumadora. cepción de un estímulo debido al parecido semántico,
Podemos encontrar tantas definiciones del concep- morfológico o fonológico de un estímulo previamente
to atención como taxonomías y clasificaciones se hagan percibido; Johnston y Dark, 1982) o si por el contrario
respecto del mismo, a pesar de tratarse de un proceso se trata de redes neurales que entran en competición
cognitivo básico. La Enciclopedia de las ciencias cog- para lograr una respuesta determinada (Desimone y
nitivas del MIT (Massachusetts Institute of Techno- Duncan, 1995). Lo que está claro es que las funciones
logy) señala que la atención denota la habilidad para atencionales parecen no ser autónomas, sino que par-
concentrar la experiencia perceptiva en una porción ticipan e interactúan con otros procesos cognitivos, co-
de la estimulación ambiental disponible, y así, obtener mo la percepción, la memoria, la planificación, etc. Por
una impresión clara de lo que nos rodea (Motter, esta razón, son difíciles de aislar tanto conceptual co-
1999). Este aspecto de la selección de estímulos como mo funcionalmente de dichos procesos. Esta contro-
concepto fundamental de la atención ya fue estableci- versia tiene una relación directa con la especulación
do en 1890 por William James. Recientemente, otros sobre la existencia a nivel cerebral de sistemas aten-
autores han indicado que la atención se puede definir cionales diferenciados de otros de tipo sensorial y mo-
como la capacidad mental para generar y mantener tor.
un estado de activación que permita el procesamiento En este sentido, algunos autores como Michael
de información (Ríos Lago y Periañez, 2010). También Posner defienden la existencia de sistemas atenciona-
permite la selección de información de entre múltiples les separados de los sistemas perceptivos y motores.
fuentes (esto incluye tanto estímulos internos como Otros, por el contrario, mantienen que la atención es
externos, memorias, pensamientos e incluso acciones). una propiedad emergente de otras actividades cere-
Sin embargo, la atención constituye algo más que brales (Desimone y Duncan, 1995; Johnston y Dark,
la simple selección de estímulos; siguiendo con el 1982), lo cual sustenta la teoría de la atención como
ejemplo anterior, podemos encontrarnos en una situa- «efecto» más que como «causa» (es decir, sería más el
ción en la que mantengamos una interesante conver- resultado del propio procesamiento de la información,
sación con nuestros compañeros a la vez que busca- más que la causa de que determinada información sea
mos en nuestro monedero el dinero para pagar la procesada). Por todo esto, es difícil considerar la aten-
cuenta del desayuno, ambas actividades realizadas si- ción como un proceso cognitivo, y quizá, como señala
multáneamente. A su vez, si la conversación se pro- Roselló (1997) el término «mecanismo» para referirse
longa durante un rato, deberemos ser capaces de man- a la atención sea quizá más adecuado.
tener el foco de nuestra atención de forma sostenida La atención ha sido también estudiada haciéndose
sobre el contenido de la misma a lo largo del tiempo, servir de numerosas metáforas. Se ha asemejado a un
sin perder el hilo y evitando las distracciones provo- filtro (Broadbent, 1958), al esfuerzo (Kahneman, 1973),
cadas por los estímulos, internos y externos, que com- a la cantidad de recursos disponibles en un momento
piten por nuestra atención. Por último, si de forma re- dado (Shaw y Shaw, 1977), a un proceso de control de
pentina escuchamos el tono de llamada de nuestro la memoria operativa (Shiffrin y Schneider, 1977), a un
teléfono móvil, interrumpiremos la acción en curso y mecanismo de orientación (Posner, 1980), a una cone-

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Atención

TABLA 9.1 Tipos de atención

CRITERIO TIPOS DE ATENCIÓN

Mecanismos implicados Selectiva-Dividida-Sostenida

Objeto al que va dirigida la atención Exógena -Endógena

Modalidad sensorial implicada Visual - Auditiva

Amplitud e intensidad con la que se atiende Global - Selectiva

Amplitud y control que se ejerce Controlada - Dispersa

Manifestaciones de los procesos Manifiesta - Encubierta

Grado de control voluntario Voluntaria - Involuntaria

Grado de procesamiento de información no atendida Consciente - Inconsciente

xión entre diversas características de los propios estí- A su vez, se han utilizado diversas técnicas o ins-
mulos (Treisman y Gelade, 1980), a un foco que «ilu- trumentos para el estudio de los mecanismos atencio-
mina» lo atendido (Tsal, 1983), a un «zoom» (Eriksen y nales: investigación psicofisiológica de su funciona-
St. James, 1986), y a un proceso de selección más una miento normal, estudios neurofisiológicos, estudios
actividad preparatoria (LaBerge y Brown, 1989). neuroanatómicos tanto en animales como en huma-
A modo de resumen, destacan las siguientes cate- nos, estudios neuropsicológicos en pacientes con daño
gorías asociadas a los diferentes tipos de atención cerebral, etc. Asimismo, se han desarrollado gran va-
(adaptado de Roselló, 1997) (ver Tabla 9.1). riedad de paradigmas para su estudio, como por
Ante esta complejidad, es posible adoptar diferen- ejemplo, la escucha dicótica, las tareas duales, tareas
tes posiciones: o bien reconocer la naturaleza comple- de localización espacial, tareas que implican priming
ja y heterogénea de la atención e intentar comprender (positivo o negativo), análisis de costes y beneficios,
las similitudes y diferencias de sus componentes y ni- tareas de cambio atencional, tareas de inhibición de
veles, o bien, cuestionarse el propio concepto de aten- flancos, de inhibición de retorno, parpadeo atencional,
ción. La neurociencia cognitiva actual ha optado por el etc. Para cada una de estas posibilidades de estudio
primer planteamiento, tratando de dividir los proce- se pueden obtener multitud de resultados y combi-
sos atencionales en múltiples operaciones (Shallice, narlos entre sí, hecho que aumenta considerablemente
2002). En general, mientras los estudios conductuales la cantidad información a integrar en el estudio del
han sido de utilidad para identificar las características mecanismo atencional.
funcionales de la atención, los estudios bajo la pers-
pectiva de la neurociencia cognitiva han examinado
cómo estos procesos son implementados en el cere- 1.1. Dificultades del término y componentes
bro. de la atención
Desde un punto de vista metodológico, existen nu-
merosas posibilidades para aproximarse al estudio de Como ya se ha comentado, la atención puede con-
los procesos atencionales, ya sea desde la investiga- siderarse como un sistema complejo de subprocesos
ción experimental básica, donde los conceptos se aso- específicos, a través de los cuales se controla la orien-
cian a paradigmas específicos, o desde la investiga- tación, el procesamiento de la información, la toma de
ción neuropsicológica, basada principalmente en el decisiones y la conducta. De hecho, es importante re-
análisis de las alteraciones atencionales en pacientes cordar que al abordar el estudio de la atención, nos
con algún tipo de daño cerebral o patología. Sin em- enfrentamos a un problema mucho más complejo de
bargo, los hallazgos producto de ambos enfoques no lo que puede parecer a primera vista. Por ejemplo: to-
siempre confluyen en una misma idea sobre la aten- memos una simple tarea de tiempos de reacción, en la
ción ni sus resultados son siempre fácilmente trasla- cual, la instrucción dada al participante es: «cuando
dables de una perspectiva a otra. aparezca el estímulo en la pantalla del ordenador, pul-

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Neurociencia Cognitiva

se el botón lo más rápido posible». Para llevar a cabo procesos responsables de su correcto funcionamiento.
esta tarea, el participante debe detectar el estímulo e Parece existir, sin embargo, un cierto acuerdo en lo
identificarlo como aquel objeto al que debe responder que respecta, al menos, a tres componentes relativa-
a la vez que dirige y mantiene el foco de atención en mente independientes: selección, vigilancia y control.
el área donde aparecerá el estímulo. Posteriormente, Bajo estos epígrafes existen a su vez diversos meca-
debe decidir si hay que responder o no a ese estímulo nismos y distintas concepciones:
y elegir el programa de acción apropiado. Por último,
debe iniciar la acción motora adecuada. Todas estas ■ Selección: Es quizá el componente más estudia-
respuestas no pueden ser ejecutadas por un único sis- do de la atención. La selección de los estímulos
tema. Sin embargo, no es fácil acotar bien los diversos que van a ser procesados es importante debido
mecanismos implicados. a las limitaciones en la capacidad de procesa-
Para delimitar mejor qué es la atención, resulta de miento. Sin este mecanismo, no podríamos hacer
utilidad la aproximación propuesta por LaBerge frente a las diversas fuentes de estimulación dis-
(1995). Este autor fija, como punto de partida, los ob- tractora del entorno. Existen diversos plantea-
jetivos que cumple un sistema atencional, e indica mientos sobre el funcionamiento del proceso de
cuáles son los beneficios que aporta este sistema. Des- selección. Mientras que para algunos se trata de
pués trata de qué mecanismos permiten alcanzar esos un proceso facilitatorio (el cual mejora el proce-
beneficios y los relaciona con distintos procesos aten- samiento de algunos estímulos), para otros es
cionales. Así, señala que la atención cumple tres obje- también inhibitorio (dificulta el procesamiento
tivos diferentes: selección, detección y sostenimiento, de los estímulos distractores). Otros autores dis-
los cuales, a su vez, permiten obtener tres beneficios: cuten si la selección se basa en la localización del
precisión, rapidez, y continuidad en el procesamiento objeto o por el contrario, en determinadas carac-
de información. terísticas específicas del estímulo.
■ Vigilancia: La vigilancia (o atención sostenida)
■ La precisión se refiere a la selección del estímulo permite que el procesamiento de la información
(o estímulos) relevante de todo el flujo de infor- y la acción se mantengan a lo largo del tiempo.
mación que entra del entorno, especialmente en Existen evidencias de que el aspecto selectivo y
situaciones de conflicto. Esta precisión no sola- sostenido de la atención pueden entenderse en
mente afecta a la estimulación, sino también a la cierto modo como procesos opuestos, los cuales
selección correcta de un programa de acción, que proporcionan un equilibrio atencional al organis-
dará lugar a una respuesta motora o una opera- mo. Desde este punto de vista, cuanto más se
ción mental determinada. atiende a un estímulo específico del entorno, me-
■ La rapidez se refiere a la velocidad con la que nos capacidad tenemos para detectar cambios
se detecta un estímulo. Ésta resulta mayor ante fuera de ese objeto que está siendo atendido. De
aquéllos para los cuales existe una expectativa igual modo sucede a la inversa, cuanto más es-
de aparición (por una señal de aviso, una clave, tamos atentos a detectar cualquier cambio a
etc.). De igual forma, un estímulo que está sien- nuestro alrededor, menos capacidad tenemos pa-
do atendido recibirá una respuesta más rápida ra prestar atención a un objeto o localización es-
que cualquier otro estímulo. Por tanto, este pro- pecífico (Easterbrook, 1959).
ceso se halla ligado a mecanismos preparato- ■ Control: La habilidad para mantener el procesa-
rios que modulan la ejecución de planes de ac- miento de información en el tiempo con la presen-
ción. cia de distractores implica mantener la conducta
■ Por último, la continuidad hace referencia tanto dirigida a metas. El término control atencional hace
a la posibilidad de sostener la atención frente es- referencia a este aspecto de los procesos atencio-
tímulos externos como al mantenimiento de de- nales. Las teorías que implican la memoria opera-
terminadas conductas en el tiempo. Ejemplos de tiva (Baddeley y Hitch, 1974) y procesos de plani-
ello son escuchar (o interpretar) una pieza musi- ficación (Norman y Shallice, 1986) intentan dar
cal, disfrutar de una buena comida, observar una cuenta de este proceso. La función de control se
puesta de sol, o atender a una conferencia. ha asociado tradicionalmente al ejecutivo central,
el cual se encargaría de coordinar el procesamien-
¿Qué mecanismos permiten el funcionamiento de to de la información en el cerebro. Pero de nuevo,
la atención? A pesar de que se asume la diversidad en parte del problema con la definición de control
las funciones que cumple la atención, es cierto que no atencional se debe a la cantidad de procesos y fun-
se ha alcanzado una clasificación satisfactoria de los ciones que se ha atribuído al constructo ejecutivo

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Atención

central (Allport, 1993). La crítica más importante de Earl Miller, dirigen su foco de interés no tanto ha-
es que un proceso de este estilo ha hecho renacer cia la selección de los estímulos, sino hacia la selección
la idea de un homúnculo en el cerebro y el razo- de la acción, con lo que puede entenderse como un
namiento tautológico que supone alguien que nexo entre los modelos antencionales y las funciones
controla nuestro cerebro, quien, a su vez, es con- ejecutivas. Por último, el más reciente planteamiento
trolado por su cerebro, y así sucesivamente, lo de Corbetta y Shulman supone una revisión de los
cual conlleva la pérdida de poder explicativo de dos primeros modelos, y cuenta con numerosas evi-
dicho constructo. dencias tanto desde la neurofisiología animal como
desde los estudios de neuroimagen funcional en hu-
manos.
2. MODELOS TEÓRICOS DE LA ATENCIÓN A pesar de todo lo anterior, y como se recalcará
más adelante en el capítulo, existe un amplio grado
Como se ha venido señalando, el estudio de la de consenso entre todos ellos en cuanto a la distribu-
atención ha sido de interés para la psicología desde ción y el funcionamiento de las estructuras neuroa-
los tiempos de William James (1890). Desde entonces natómicas que participan en los procesos atenciona-
se han realizado numerosos trabajos que han marcado les.
hitos en el estudio de la atención. Así, destacar las
aportaciones de Cherry (1953), Broadbent (1958),
Treisman (1960), Kahneman (1973), Neisser (1976), 2.1. El modelo de Mesulam (1990)
Shiffrin y Scheider (1977), etc. Todos ellos son de gran
importancia, y su comprensión es muy relevante para Para este autor, la atención estaría formada de dos
el mejor conocimiento de la atención. Sin embargo, subsistemas cerebrales: la matriz atencional o «fun-
nos centraremos aquí en los estudios más recientes y ción de estado» y el canal atencional o «función vec-
en algunos de los modelos que consideramos impres- tor» (Mesulam, 1990, 1998). La matriz atencional re-
cindibles y que guían la investigación actual en Neu- gularía la capacidad general de procesamiento de la
rociencia Cognitiva. información, la eficiencia en la detección de estímulos,
Algunas de las aportaciones teóricas respecto de la la capacidad potencial de focalización, el nivel de vi-
atención se podrían enmarcar en el capítulo de fun- gilancia, la resistencia a la interferencia y la relación
ciones ejecutivas (ya ha sido señalado el solapamiento señal-ruido. Estos procesos están relacionados con lo
de determinados componentes). Con el objetivo de que conocemos como el nivel de arousal o alerta. La
evitar la redundancia y de aportar información adi- función vector o canal atencional regula la dirección
cional, se han seleccionado algunos de ellos por ser de la atención en cualquiera de las diversas dimensio-
más puramente atencionales, o por centrarse en el nes: extrapersonal, mnésica, semántica, visceral, etc.
componente atencional, mientras que los más ejecuti- Este elemento de la atención está relacionado con la
vos o relacionados con aspectos de la resolución de capacidad de seleccionar el tipo de información a
problemas/toma de decisiones (tales como el Sistema atender. Así, la mayoría de las operaciones atenciona-
Atencional Supervisor de Norman y Shallice, 1986). les representan una interacción entre los dos compo-
De acuerdo con la revisión de Periáñez (2005) se han nentes señalados.
seleccionado algunos de los modelos con mayor re- En su modelo de red atencional, Mesulam entiende
percusión. La mayoría de ellos incorporan los datos la atención selectiva o dirigida como una red neural distri-
procedentes de la investigación con las modernas téc- buida. En dicha red participarían tres regiones cortica-
nicas de neuroimagen funcional. Estos modelos han les: la corteza parietal posterior dorsolateral, la corteza
sentado las bases de muchas de las líneas de investi- prefrontal y el giro cingulado, asociados, respectiva-
gación actuales sobre los correlatos de activación ce- mente, a los componentes perceptivo, motor y límbico.
rebral de los mecanismos atencionales. Cada uno de estos componentes formaría a su vez una
De la misma manera en que en la actualidad no red local.
contamos con un pleno acuerdo a la hora de delimitar
y definir el concepto de atención y sus atributos, nin- 1. El componente parietal suministra una represen-
guno de los modelos que se describen a continuación tación sensorial del espacio extrapersonal. La
da cuenta de todas las características de este complejo especificidad funcional de las neuronas de la
proceso cognitivo. Probablemente el modelo de Pos- corteza parietal permite coordinar el acceso a
ner y Petersen haya sido uno de los más ampliamente una representación multimodal del espacio ex-
difundidos en el ámbito de la neurociencia cognitiva, trapersonal y modular el valor de los aconteci-
al igual que el de Mesulam. Otros modelos, como el mientos sensoriales, incrementando o disminu-

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Neurociencia Cognitiva

yendo el impacto sináptico de los grupos neu- 2.2. El modelo de Posner y Petersen (1990)
ronales de dicha región.
2. El componente frontal suministra un mapa para El modelo de Posner y Petersen (1990), propone
la distribución de los movimientos de orienta- la existencia de tres redes neurales anatómica y fun-
ción y exploración: una representación motora. cionalmente independientes, responsables de los
Destaca la importancia de neuronas que se ac- procesos atencionales. A pesar de su independencia
tivan previamente al inicio de movimientos sa- anatómica y funcional, estas redes también pueden
cádicos (movimientos del globo ocular) cuando interaccionar durante la respuesta a estímulos, por
éstos se dirigen a buscar objetos relevantes para lo que se considera que mantienen una relación fun-
la tarea en curso. Parecen intervenir en la pla- cional. Dos de estas redes se encontrarían anatómi-
nificación y organización espacial de la explo- camente distribuidas por la corteza cerebral anterior.
ración ocular. La tercera de estas redes, la red de orientación de la
3. Las neuronas del giro cingulado aportan un ma- atención, estaría distribuida por las regiones poste-
pa para la asignación de valor a las coordena- riores de la corteza cerebral.
das espaciales, a modo de representación moti- En primer lugar, la red de orientación estaría impli-
vacional. cada en la selección de la información sensorial y sus-
Además de todo esto, la atención selectiva o diri- tentaría la atención visoespacial. Las tareas empleadas
gida contaría con una contribución adicional. Se trata para la evaluación funcional de esta red implican pre-
de las proyecciones troncoencefálicas y talámicas del ferentemente, bien la búsqueda de un estímulo parti-
sistema reticular activador ascendente (SARA) hasta cular en una escena con distractores (tareas de búsque-
los tres componentes citados. Este input sería impor- da visual), bien la señalización de una localización
tante para modificar la tendencia de activación o el espacial a la que el sujeto deberá atender con posterio-
nivel de arousal en cada una de las regiones corticales. ridad (tareas de orientación encubierta). Las áreas ce-
Mesulam señala que los procesos de integración no rebrales implicadas en esta red serían la corteza parie-
se llevan a cabo exclusivamente en los niveles cerca- tal, el giro precentral, la corteza oculomotora frontal,
nos al input, sino que es más probable que se organi- los colículos superiores y el tálamo. Los autores seña-
cen de forma jerárquica en los diferentes estadios del lan que los cambios exógenos (espaciales) en la orien-
procesamiento controlado o automático (Mesulam, tación de atención, promoverían la activación de esta
1998). red de orientación.
En segundo lugar, la red de vigilancia cumple la
función de generar y mantener el estado de alerta, y
por lo tanto, sustenta el aspecto que podemos deno-
Corteza Campos
Parietal oculares minar de «atención sostenida». Las tareas que deman-
Posterior frontales dan dicha vigilancia, como las tareas de ejecución
continua (del inglés, CPT, Continuous Performance
Tálamo Tasks, Cohen, 1986), se asume que incrementan la ac-
Estriado tivación de una red fronto-parietal derecha. Los datos
Colículos
superiores
clínicos sugieren así mismo, que las lesiones frontales
derechas alteran la habilidad de los pacientes para
mantener de forma voluntaria la atención y las lesio-
nes parietales derechas alteran las funciones de alerta
y orientación.
Giro Por último, la red ejecutiva desempeña su papel
cingulado en tareas de cambio, control inhibitorio, resolución
de conflictos, detección de errores y localización de
recursos atencionales. Participa en la planificación,
el procesamiento de estímulos novedosos y en la eje-
cución de nuevas conductas. Los estudios de neu-
roimagen han mostrado la activación de una extensa
red de áreas cerebrales, entre las que destacarían el
cíngulo anterior y el área motora suplementaria, la
corteza orbitofrontal, la corteza prefrontal dorsola-
SARA
teral y ciertas porciones de los ganglios basales y el
tálamo.

6
Atención

Lóbulo parietal Campo visual


superior frontal
Circunvolución
Área posterior anterior cingulada

Unión
temporoparietal Área frontal

Tálamo

Pulvinar Cortex
prefrontal

Colículos
superiores Red de alerta
Red de orientación
Red ejecutiva

Figura 9.1 En esta figura se ilustran las regiones implicadas en las tres redes atencionales. La red de alerta (cuadrados) incluye re-
giones talámicas y corticales relacionadas con el sistema noradrenérgico. La red de orientación (círculos) se localiza fun-
damentalmente en regiones parietales. Por último, la red ejecutiva (triángulos) incluye el cingulado anterior y otras regiones
frontales. Adaptado de Posner et al. (2006).

2.3. El modelo de Earl Miller (2000) una mayor activación en este proceso de competencia.
La corteza prefrontal, en virtud de su extenso patrón
El modelo de control cognitivo de Miller (2000) es- de conexiones con otras áreas del cerebro, juega un pa-
tablece los mecanismos neuronales responsables de la pel crítico en la modulación de este proceso de com-
capacidad para dirigir nuestros pensamientos y nues- petición, manteniendo activados los patrones de acti-
tros actos hacia una meta. Este modelo señala a la cor- vación que representan las metas del sujeto y los
teza prefontal como sede de los mecanismos de con- medios que se necesitan para lograrlas. Las señales
trol, y rechaza la noción homuncular presente en otros procedentes de la corteza prefrontal pueden potenciar
modelos. La pregunta a la que Miller trata de respon- la activación de aquellas redes neuronales que proce-
der es: «¿Cómo emerge la conducta voluntaria com- san una determinada característica del estímulo, a la
pleja a partir de las interacciones de miles de neuro- vez que disminuyen la activación de otras redes. Por
nas?». ejemplo, durante un cambio voluntario de la atención,
Basándose en las evidencias procedentes de los es- las señales excitatorias darían una ventaja en la com-
tudios neurofisiológicos con primates, este modelo petición a las regiones implicadas en la representación
parte de la idea de que los mecanismos de control de de las características de la escena atendida. Estas se-
la conducta son configurados a partir de la experien- ñales incrementarían la actividad de las neuronas de
cia. De este modo, todas las conductas voluntarias son las cortezas sensoriales encargadas de procesar una
aprendidas, y por lo tanto, dependen de un sistema información dada, y suprimirían la actividad de las
cognitivo capaz de aprender reglas. La función prin- neuronas que procesan aquellas propiedades no aten-
cipal de los circuitos neurales que median el control didas de la escena. Como la representación de la tarea
cognitivo es, por tanto, extraer los aspectos relevantes en la corteza prefrontal incluye distintos tipos de in-
de la experiencia para que sean usados en el futuro. formación, las señales excitatorias podrían estar im-
El principio fundamental que rige el procesamiento plicadas en la selección de un determinado estímulo,
de la información en el sistema nervioso asume la idea en el acceso de esta información a la memoria, o en la
de competición entre vías comunes de procesamiento; selección de una respuesta motora. Mediante la mo-
en este sentido, diferentes vías o redes neuronales im- dulación simultánea del flujo de procesamiento en
plicadas en el procesamiento de un estímulo, compi- distintas regiones cerebrales bajo una temática común
ten por llegar a manifestarse conductualmente. Esto (p.ej., mediante la realización de cierta tarea), la cor-
es, si bien diversas redes se activan para procesar la teza prefrontal actuaría seleccionando las vías neura-
información, las conductas que finalmente se materia- les necesarias para la consecución de las metas con-
lizan son las generadas por aquellas redes que logran cretas.

7
Neurociencia Cognitiva

ción exitosa, el patrón de actividad correspondiente


sería reforzado mediante el establecimiento de cone-
xiones de las neuronas de la corteza prefrontal y aqué-
llas que sustentan dicha conducta.

2.4. El modelo de Corbetta y Shulman (2002)

El modelo de control atencional de Corbetta y


Shulman (2002) puede considerarse en buena medida
heredero de algunos de los conceptos y paradigmas
experimentales manejados por los modelos de Pos-
ner y Petersen (1990) y Mesulam (1990). La aporta-
ción fundamental de estos autores ha consistido en
la incorporación de los resultados de la neurofisiolo-
Figura 9.2 Unidades de procesamiento que representan se- gía animal y de la neuroimagen funcional en huma-
ñales internas y externas (C1, C2 y C3), conduc-
tas observables (R1 y R2) y unidades internas nos a la noción de redes atencionales distribuidas
controladas por el córtex prefrontal, según Miller aunque en interacción. Estos autores proponen la
(2000). existencia de dos redes cerebrales parcialmente inde-
pendientes que desempeñan dos tipos de funciones
La Figura 9.2 muestra una representación esque- diferentes y complementarias a la vez, en el control
mática del papel de la corteza prefrontal en el control de la atención.
cognitivo. En ella se muestran, por un lado las unida- Uno de esos sistemas integraría partes de la corte-
des de procesamiento (C1, C2, C3) que representan las za intraparietal y del surco frontal superior, y estaría
señales sensoriales de entrada, los estados motivacio- implicada en los mecanismos de selección de estímu-
nales actuales, las memorias, etcétera. Por otro lado, los y respuestas en virtud de las metas del individuo
se muestran las unidades que representan dos accio- o de manera voluntaria (sistema de abajo-arriba o bot-
nes posibles (respuestas R1, R2). La figura también tom-up). El otro sistema, que incluye la corteza témpo-
muestra unidades internas u «ocultas», que represen- ro-parietal y la corteza frontal inferior, lateralizado en
tan distintas etapas del procesamiento central. En este el hemisferio derecho, estaría especializado en la de-
modelo, la corteza prefrontal no estaría conectada di- tección de estímulos conductualmente relevantes, y
rectamente con las cortezas sensoriales o motoras pri- en particular aquellos salientes, inesperados o nove-
marias, sino con las cortezas de asociación de más alto dosos. Este sistema ventral fronto-parietal interactua-
nivel y con las cortezas premotoras. Las señales de re- ría con la red dorsal fronto-parietal a modo de «corto-
compensa favorecen la formación de un modelo de la circuito», redirigiendo la atención a los eventos
tarea, o de una representación neural que reflejaría las novedosos (sistema arriba-abajo o top-down).
asociaciones aprendidas entre la información relevan- De este modo, la extensa red fronto-parietal dorsal,
te para la tarea. La presentación de parte de la infor- y en particular estructuras como el surco intraparietal
mación (p.ej., C1 y C2) podría de esa forma activar el (SIP) y los campos oculares frontales (FEF), tendría la
modelo completo, incluida la información sobre la res- función tanto de generar sets atencionales (entendidos
puesta adecuada (p.ej., R1). Las señales excitatorias de como la selección de estímulos-respuestas dirigidos
la corteza prefrontal realimentarían la activación en por y hacia las metas) como de aplicar dichos sets du-
otros sistemas cerebrales que favorecerán la participa- rante el procesamiento de los estímulos. Este sistema
ción de las redes neurales relevantes para la tarea. correspondería, según los mismos autores, a los com-
Tanto las señales exógenas del ambiente, como las ponentes parietal y frontal de las redes atencionales
internas del organismo, podrían activar representa- del modelo de Mesulam (1990), y extiende a través de
ciones dentro de la corteza prefrontal, que ayudarían los FEF la función de «orientación» postulada en el sis-
a seleccionar cuál es la acción más apropiada dentro tema atencional posterior del modelo de Posner y Pe-
de un contexto determinado. Ante situaciones y de- tersen (1990). En resumen, este sistema sería el respon-
mandas novedosas sería necesario un proceso de tan- sable del establecimiento de conexiones entre la
teo entre las posibles alternativas de respuesta que po- información sensorial relevante y las representaciones
drían conducir a la alternativa correcta, mediante a la motoras adecuadas.
puesta en práctica de las respuestas que han sido úti- El segundo sistema, fronto-parietal ventral y, en
les en circunstancias similares. Encontrada una solu- particular, estructuras como la unión témporo-parietal

8
Atención

Figura 9.3 Redes fronto-parietales dorsales y ventrales. Las áreas azules indican la red dorsal fronto-parietal. FEF, camapos oculares
frontales; IPs/SPL, surco intraparietal/corteza parietal superior. Las regiones en naranja indican la red fronto-parietal ventral
guiada por estímulos. TPJ, unión temporo-parietal (IPL/STG, parietal inferior/giro temporal superior); VFC, corteza frontal
ventral (IFg/MFg, giro frontal inferior/giro temporal superior); VFC, corteza frontal ventral (IFG/MFg, giro frontal inferior/giro
frontal medio). En el diagrama se observa el modelo anatómico de los dos sistemas (top-down y bottom-up). La red IPs-FEF
se relaciona con el control top-down del procesamiento visual (flechas azules). La red TPJ-VFC, con el procesamiento guiado
por estímulos (flechas rojas). El IPs y los FEF también son moduladas de forma bottom-up. Las conexiones entre la TPJ y
el IPs interrumpen el procesamiento top-down cuando se detectan estímulos sin atender. La relevancia conductual de los
estímulos se encuentra medida por conexiones directas o indirectas (no representadas) entre el IPs y la TPJ. La VFC se re-
laciona con la detección de la novedad. Adaptado de Corbetta y Shulman, 2002.

(UTP) y la corteza prefrontal ventral (CPV), tendría la 3. BASES NEUROANATÓMICAS DE LA


función de detectar estímulos conductualmente rele- ATENCIÓN
vantes y funcionaría como un mecanismo de alerta o
como un mecanismo de «cortocircuito» del primer sis- Si la delimitación de los componentes del mecanis-
tema, en el caso de que dichos estímulos sean detec- mo atencional desde un punto de vista teórico es com-
tados fuera del foco de procesamiento. Mientras que pleja, no lo es menos el estudio de sus bases neuroa-
la interacción entre SIP y UTP sería responsable de la natómicas. De hecho, ésta es una de las líneas de
generación de la interrupción del procesamiento, el investigación actuales más fructíferas. En este punto,
componente CPV sería responsable de la evaluación las nuevas técnicas de neuroimagen funcional, como
de la novedad de los estímulos. En contra de lo que la resonancia magnética funcional y la magnetoence-
ocurre en la red fronto-parietal dorsal, esta red no par- falografía, están cobrando un papel de especial rele-
ticiparía de la generación o el mantenimiento de los vancia. Estas técnicas están permitiendo visualizar de
sets atencionales. En la Figura 9.3 se puede observar forma no invasiva los principales módulos de proce-
un diagrama explicativo de las relaciones entre ambas samiento del cerebro humano. Mediante una cuida-
redes. dosa selección de las tareas, es posible observar la ac-
En la siguiente sección se expondrán con más de- tivación de los procesos que se desean estudiar, de
talle las bases neuroanatómicas de la atención, las cua- forma que pueda hacerse una comparación de imáge-
les hemos introducido de forma sucinta en este apar- nes y aislar las áreas cerebrales que subyacen a ese
tado tras al delinear los principales modelos teóricos proceso. Los distintos estudios de neuroimagen fun-
existentes. cional están aportando evidencias claras acerca de los

9
Neurociencia Cognitiva

correlatos de la atención en diversas áreas cerebrales. algunas de las aportaciones de la neuroimagen al es-
Además, el desarrollo de estas técnicas está amplian- tudio de los procesos atencionales y hacer una revi-
do el número de estudios que pretenden integrar los sión muy breve de las posibles áreas implicadas en los
datos procedentes de la evaluación neuropsicológica mecanismos atencionales.
y de la imagen cerebral funcional.
De hecho, muchos de los modelos propuestos en
el apartado anterior han sido estudiados y validados 3.1. Los lóbulos frontales
mediante técnicas de neuroimagen funcional. Pero,
como es habitual, dentro del estudio de la atención, 3.1.1. División frontal dorsolateral
existen discrepancias tanto respecto a las redes impli-
cadas, como respecto a la interpretación de la activi- Algunos autores han podido constatar que la inhi-
dad cerebral de acuerdo al modelo cognitivo que en- bición de las respuestas necesarias para la selección de
marca el trabajo. De entre todas hay que señalar al estímulos se realiza en áreas dorsolaterales frontales
menos dos corrientes: (Liddle, Kiehl, y Smith, 2001). Concretamente, tanto
con tareas tipo go-no go, de de ejecución contínua y en
■ La primera entiende que existen áreas específicas tareas donde deben inhibirse respuestas ante estímulos
y diferenciadas en el cerebro encargadas del fun- concretos, como con el test de clasificación de cartas de
cionamiento y control de la atención (Posner, 1995). Wisconsin (WCST), se ha encontrado un incremento de
Esta idea postula, por extensión, un mecanismo la actividad en la región inferior de la corteza dorsola-
atencional diferenciado, más cercano a plantea- teral derecha (Braver, Barch, Gray, Molfese, y Snyder,
mientos «homunculares», de control centralizado. 2001; Konishi et al., 1999). Asimismo, Lombardi et al.
■ Otra aproximación entiende que los mecanismos (1999) señalan que existe una relación inversa entre el
atencionales son indisociables de las regiones número de respuestas perseverativas y el metabolismo
que se encargan del procesamiento mismo de la en la región dorsolateral derecha. Es de especial interés
información, desde su inicio hasta su finalización el estudio de Menon, Adleman, White, Glover y Reiss
con la respuesta motora (Desimone y Duncan, (2001), en el que se describen numerosas áreas del ce-
1995). Estas proposiciones son cercanas a los mo- rebro implicadas en distintas funciones de control aten-
delos clasificados como «sin control atencional» cional. En su estudio atribuyen una función de inhibi-
o «anárquicos», siguiendo la terminología de Ro- ción de respuestas a la corteza dorsolateral, aunque al
selló, Munar y Garrido (2001). contrario que otros trabajos, encuentran que se trata de
una actividad distribuida bilateralmente.
En cualquier caso, Stuss y Alexander (2000) propo-
nen cinco puntos comunes a los diferentes estudios
con técnicas de neuroimagen, de acuerdo a sus resul- 3.1.2. Corteza Cingulada
tados en distintas investigaciones:
Una de las áreas que parece estar implicada en el
■ Los distintos procesos atencionales pueden ser control de la atención selectiva es la corteza cingulada.
aislados, y puede relacionarse cada uno de ellos El papel del cíngulo ha sido sugerido y avalado por
con distintas regiones del cerebro. diversos autores, mostrando unos mayores niveles de
■ Procesos aparentemente sencillos pueden rela- actividad en tareas de atención voluntaria (Ojeda et
cionarse con las áreas frontales. al., 2002). Petrides (2000) indicó que sus funciones im-
■ Existe una interacción entre procesos «anteriores» plican selección activa, comparación y valoración de
y «posteriores» (en referencia a su localización en la información mantenida tanto en la memoria opera-
el cerebro), lo que indica que para dar una correc- tiva como a largo plazo. Constituiría una segunda re-
ta explicación de la atención hay que usar concep- gión de control ejecutivo, en relación muy estrecha
tos basados en sistemas de redes funcionales. con el mantenimiento de información activa por parte
■ Las demandas de la tarea (complejidad) alteran de la corteza frontal dorsolateral. También se ha suge-
la interacción de los distintos subsistemas impli- rido que la corteza cingulada anterior participa en ta-
cados. reas de atención dividida, en tareas que implican res-
■ Los procesos inhibitorios no suponen procesos puestas abiertas o poco delimitadas y en situaciones
exclusivamente frontales. en las que es necesario inhibir una respuesta prepo-
tente o sobreaprendida. Por tanto, la corteza cingulada
Sólo es posible dar una pequeña muestra del tra- estaría más relacionada con procesos de supervisión
bajo realizado en este área, pero vale la pena recoger (Botvinick, Braver, Barch, Carter, y Cohen, 2001; Lid-

10
Atención

dle et al., 2001; Menon et al., 2001). La corteza cingu- la corteza frontal dorsolateral podría estar implicada
lada anterior juega un papel relevante en el control de en la representación, el mantenimiento de las deman-
la conducta mediante la detección de situaciones de das atencionales de la tarea y la preparación de la res-
conflicto; es decir, la activación simultánea de respues- puesta, la corteza cingulada anterior estaría implicada
tas incompatibles, tales como leer una palabra frente en los procesos de evaluación, como la detección de
a denominar el color de la tinta en la que está escrita los errores, y la presencia de respuestas conflictivas o
(Braver et al., 2001). Otros autores sostienen incluso en competición. Existirían, pues, dos sistemas: uno en-
que la actividad del cíngulo anterior no se encuentra cargado del control propiamente dicho, y otro relacio-
relacionada tanto con la detección de respuestas in- nado con la supervisión. Desde este punto de vista, el
compatibles como con la simple presencia de entornos control atencional sería un proceso dinámico imple-
en los que pudieran surgir situaciones de incompati- mentado en una red distribuída por todo el cerebro
bilidad (Carter et al., 1998). que incluye regiones disociables pero que interactúan
En este sentido, algunas teorías sobre el control de activamente. Mientras que la corteza dorsolateral pa-
la cognición sugieren que son necesarios dos sistemas, rece aportar una influencia de arriba-abajo, la corteza
uno encargado del control propiamente dicho, y otro cingulada anterior parece estar relacionada con pro-
encargado de la supervisión. MacDonald et al. (2000) cesos de evaluación y de regulación del control aten-
hallaron una doble disociación entre dos regiones fron- cional.
tales encargadas de llevar a cabo dichos procesos. Por
un lado, durante la preparación de la respuesta se ac-
tivaba la región frontal dorsolateral izquierda, lo que 3.2. Regiones extrafrontales
han asociado a un mecanismo de control de las res-
puestas. Por otro, la corteza cingulada anterior mos- A pesar de la visión clásica, que afirma que la fun-
traba una mayor actividad durante la respuesta a estí- ción de control atencional se localiza fundamental-
mulos incongruentes, lo que asociaron con un proceso mente en los lóbulos frontales, un buen número de tra-
de supervisión de la conducta. En el mismo año, los bajos publicados en las dos últimas décadas apuntan
resultados obtenidos por Gehring y Knight (2000) pos- a que dicha función puede estar sustentada en una red
tularon la existencia de dos mecanismos o vías de con- mucho más distribuida (Andres y Van der Linden,
trol. El primero estaría relacionado con procesos de 2001; Baddeley, 1998a, 1998b; Barcelo, 2001; Foster,
atención selectiva e inhibición de respuestas, mientras Black, Buck, y Bronskill, 1997; Vilkki, Virtanen, Surma-
que el segundo jugaría un papel importante en la pre- Aho, y Servo, 1996). A continuación se presentan al-
paración de respuestas motoras. Ambos sistemas esta- gunas de las redes y regiones extrafrontales que tam-
rían directamente relacionados con la actividad de la bién se hallan implicadas en el control cognitivo de la
corteza cingulada y en la detección de un «conflicto». atención, como son la corteza parietal y las estructuras
subcorticales.

3.1.3. Área motora suplementaria (AMS)


3.2.1. Corteza parietal
En los últimos años, diferentes investigaciones han
profundizado acerca de la actividad del área motora En diversos trabajos se refiere la activación de di-
suplementaria (AMS) durante la ejecución de tareas versas regiones parietales durante la realización de ta-
que requieren atención, hecho que plantea la posibili- reas atencionales. Para Coull (1998), las regiones pa-
dad de que su función no sea exclusivamente motora rietales, junto con las frontales son la sede anatómica
(Braver et al., 2001; Liddle et al., 2001; Ojeda et al., de la atención. De las cinco redes neurales principales
2002; Sylvester et al., 2003). Además, autores como propuestas por Mesulam, una de ellas está relaciona-
Mesulam (1990) consideran la circunvolución precen- da con los procesos ejecutivos y de memoria operati-
tral derecha como parte del circuito atencional ante- va. Ésta red estaría sustentada en áreas frontales late-
rior. Se ha encontrado también un aumento de la acti- rales y corteza parietal posterior (Mesulam, 1998). La
vidad neuronal en éste área durante la ejecución de corteza parietal aportaría un mapa interno del mundo
tareas de cambio del foco atencional. exterior, necesario para la correcta dirección de la
En definitiva, de todo lo anterior puede deducirse atención. En este sentido, el campo de trabajo que más
que existen evidencias suficientes para atribuir a los interés suscita en la actualidad es el que estudia los
lóbulos frontales un papel importante, si bien no ex- procesos de cambio atencional y reorientación de la
clusivo, en los mecanismos atencionales. Un buen nú- atención. Diferentes estudios apoyan el papel de la re-
mero de estudios sugiere la idea de que, mientras que gión parietal posterior en estos procesos.

11
Neurociencia Cognitiva

Así, Corbetta et al. (2000) sugieren que la región capaz, por tanto, de incrementar la actividad de gru-
temporoparietal aumenta su activación cuando se re- pos neuronales específicos. En este sentido, algunos
orienta la atención hacia un estímulo que aparece en autores han hallado un incremento de la actividad ta-
un lugar inesperado, y que la región del surco intra- lámica durante la realización de tareas que demandan
parietal está implicada en la orientación voluntaria y atención (Adler et al., 2001; Hager et al., 1998) y en
mantenimiento de la atención en lugares señalizados ciertos modelos de atención selectiva se relaciona la
con anterioridad. Algunos autores han estudiado la actividad del núcleo reticular del tálamo con la distri-
actividad parietal mediante pruebas neuropsicológi- bución del control inhibitorio sobre la información
cas clásicas como el WCST o tareas similares (Barcelo, que debe ser procesada (Brunia, 1999).
Muñoz-Cespedes, Pozo, y Rubia, 2000; Barcelo, Sanz, Pese a la heterogeneidad tanto de técnicas de neu-
Molina, y Rubia, 1997; Berman et al., 1995; Nagahama roimagen y electrofisiológicas, como de paradigmas
et al., 1996), que tradicionalmente han sido considera- experimentales dedicados al el estudio de las bases
dos tests de funciones frontales anatomofisiológicas de la atención, a modo de conclu-
sión de este apartado, enumeramos algunas de las
aportaciones más consistentes provenientes de este
3.3. Estructuras subcorticales campo de estudio (Periañez et al. 2007):

La región prefrontal es la que muestra un mayor ■ Actualmente, existe un gran consenso en cuanto
número de conexiones con otras áreas del cerebro a que la atención ejerce su influencia «amplifica-
(Goldman-Rackic, 1998). Recibe fibras aferentes del dora» durante las fases tempranas del procesa-
troncoencéfalo, del hipotálamo, del sistema límbico miento de la información, a nivel de las diferen-
(amígdala e hipocampo), del tálamo (especialmente tes áreas sensoriales.
los núcleos anterior y medio-dorsal), y otras áreas de ■ No obstante, los efectos moduladores de la aten-
la corteza. Las conexiones de la corteza prefrontal con ción no terminan en el nivel de las áreas cortica-
el tronco, el hipotálamo y el sistema límbico le aportan les sensoriales, sino que las áreas asociativas re-
información sobre el estado interno del organismo, sultan especialmente implicadas cuando los
mientras que los inputs del hipocampo a la corteza sujetos deben «atender para actuar correctamen-
prefrontal son esenciales para la formación de memo- te» o cuando el nivel de procesamiento de la in-
rias motoras. Los inputs de las regiones posteriores de formación es más profundo.
la corteza están implicadas en integración sensorio- ■ La evidencia parece indicar que, al menos duran-
motora de alto nivel. Las conexiones de la corteza pre- te determinadas situaciones experimentales, la
frontal con estas áreas son bidireccionales (Fuster, corteza prefrontal podría ser responsable de la
1999), por lo que resulta necesario conocer qué papel modulación (activación/inhibición) de otras re-
tiene en el procesamiento atencional. giones distales en virtud de las demandas de la
Las técnicas de neuroimagen funcional han puesto tarea.
de relieve la existencia de una red atencional a gran es- ■ Existen al menos dos importantes redes cerebra-
cala distribuida por todo el cerebro. Ésta red estaría les responsables del control voluntario e involun-
mediada por regiones frontales, pero también incluiría tario de la atención, respectivamente: una red
estructuras subcorticales, como el tálamo y los gan- frontoparietal dorsal, responsable de la orienta-
glios basales. Algunos trabajos muestran una actividad ción espacial de la atención, y otra frontoparietal
lateralizada al hemisferio derecho de estas estructuras, ventral, responsable de la orientación automática
especialmente en el núcleo caudado, durante tareas de ante estímulos y tareas novedosas.
cambio atencional (Rogers, Andrews, Grasby, Brooks, ■ Recientes revisiones sobre estudios de fisiología
y Robbins, 2000). Estos autores muestran también có- y de neuroimagen parecen confirmar la plausi-
mo lesiones en el núcleo caudado dificultan el cambio bilidad de ambas redes amodales, a las que se
atencional. añade la participación de cortezas específicas de
Por otra parte, la visión sobre los procesos atencio- la modalidad sensorial en la que se presentan los
nales de autores como LaBerge (1995) implica una estímulos que deben atenderse.
participación importante del tálamo. La actividad de ■ En relación con la atención entendida como nivel
las regiones que sustentan los distintos procesos cog- de arousal y mantenimiento del tono atencional,
nitivos puede ser intensificada en distinto grado por se ha observado consistentemente la implicación
señales procedentes del tálamo (LaBerge, 1995). Desde de una red predominantemente subcortical, que
su posición central en el cerebro, el tálamo conecta di- incluye el tálamo, el estriado y el cíngulo ante-
rectamente casi con todas las áreas de la corteza y es rior. La parte cortical de esta red incluiría las re-

12
Atención

giones prefrontales derechas (dorsal y ventral), arrollado a lo largo de la evolución. Ruiz Vargas (1993)
la corteza parietal inferior y la corteza medial señala que el pensamiento y la acción son cruciales pa-
temporal. ra la supervivencia humana y sugiere que su valor
■ Las redes mencionadas interactúan, de modo adaptativo depende de su controlabilidad. Esta cues-
que el «reclutamiento» de un tipo de proceso tión lleva implícita la idea de que tales procesos pue-
atencional en un momento dado podría influir dan ser iniciados, modificados y detenidos, es decir,
en la eficiencia de otro mediante el solapamiento modulados y modificados según nuestras demandas
de sus respectivos sustratos neuronales. De este y las del entorno.
modo, la atención sostenida podría modular la Desde el punto de vista evolutivo, el cerebro de los
atención selectiva por medio de una red neuro- reptiles posee la capacidad para sostener la atención
nal común localizada en áreas parietales y fron- en el tiempo, a pesar de que su sistema encéfalico esté
tales derechas. formado por poco más que el tronco del encéfalo y los
■ Determinadas operaciones atencionales se han ganglios basales (McLean, 1990). A medida que subi-
explicado en términos de desactivación. La des- mos peldaños en la escala evolutiva, vemos que otras
activación normal de una determinada región especies han desarrollado cerebros más complejos. Di-
suele ser compensada con el aumento de activi- versos sistemas se han ido añadiendo para mejorar el
dad en otras, relacionadas éstas con el procesa- sencillo ,pero adaptado, cerebro del reptil. No obstan-
miento controlado de la atención. Algunos estu- te, a pesar de que las estructuras cerebrales necesarias
dios han referido el tálamo y regiones frontales para el mantenimiento de la atención en los primates
y parietales como áreas que disminuyen su acti- incluyen áreas filogenéticamente más recientes (lím-
vación a medida que aumenta el tiempo de eje- bicas y componentes neocorticales), el tronco del en-
cución de la tarea, paralelamente al aumento de céfalo continúa teniendo un papel esencial en todo el
actividad en la circunvolución frontal inferior sistema atencional (Mirsky, 1996). Un ejemplo es la ca-
derecha y en la circunvolución intraparietal. pacidad del cerebro de un recién nacido para sostener
la atención visual, pese al escaso desarrollo y mielini-
zación de su neocorteza.
4. DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA En este sentido, la relación del cíngulo anterior con
ATENCIÓN el control atencional de alto nivel puede resultar pa-
radójica, ya que esta estructura es muy antigua desde
Algunos autores han subrayado la importancia de el punto de vista filogenético. Sin embargo, muestra
que la neurociencia cognitiva vaya en un sentido pa- un especial desarrollo en primates y grandes simios,
ralelo a la investigación en el ámbito del desarrollo en los que aparece, un nuevo tipo de célula en la capa
evolutivo (Barkow, Cosmides, y Tooby, 1992; Craw- V de la corteza cingulada y de la ínsula (Nimchinsky
ford y Krebs, 1997). Por tanto, a medida que avanza et al., 1999). A pesar de que no se conoce el papel exac-
el conocimiento de los sistemas implicados en la aten- to de este tipo de células, existe una alta correlación
ción, resulta de interés preguntarse cómo ha evolucio- entre el volumen de las regiones quecontienen este
nado ese sistema a partir de otros más sencillos tanto nuevo tipo de célula nerviosa y su cociente de encefa-
desde el punto de vista filogenético como ontogenéti- lización, lo cual sugiere que dichas estructuras parti-
co. Más allá de la mera localización de los distintos cipan de forma activa en los procesos cognitivos su-
sistemas cerebrales de la corteza o núcleos subcortica- periores.
les implicados en la atención, es importante explicar
el por qué de esta especificidad anatómica. Ya en 1979
Geschwind propuso la necesidad de explicar los pro- 4.2. Desarrollo ontogenético
cesos cognitivos desde una perspectiva evolutiva y
adelantó algunas hipótesis de corte evolucionista acer- 4.2.1. El desarrollo de la atención en la infancia
ca de la relación entre las áreas cerebrales implicadas y la adolescencia
en el lenguaje y las relacionadas con el procesamiento
auditivo y motor. A medida que el individuo se desarrolla en su pe-
ríodo vital, adquiere una mayor precisión y rapidez en
su ejecución, a la vez que su procesamiento de la in-
4.1. Desarrollo filogenético formación se vuelve cada vez más complejo. Además,
con la práctica, algunos de los procesos que en princi-
Las funciones atencionales se han ido diferencian- pio eran controlados, se van automatizando poco a po-
do y articulando a medida que el cerebro se ha des- co. Estos cambios se deben al desarrollo de los distin-

13
Neurociencia Cognitiva

tos subcomponentes atencionales y, por extensión, de arrollo no culmina durante la infancia, sino que con-
las funciones ejecutivas y también de la memoria. tinúa durante la adolescencia (Seidel y Joschko, 1990;
Tanto la psicología centrada en las diferencias in- McKay, Halperin, Schwartz, y Sharma, 1994).
dividuales como la evolutiva han realizado contribu- En relación a la capacidad para organizar respues-
ciones importantes a la hora de constatar que posee- tas motoras, propuesta como la última fase del proce-
mos distintas habilidades atencionales que se hallan samiento, e incluso considerada más “ejecutiva” que
influenciadas por variables inter e intraindividuales, atencional, ésta parece caracterizarse por alcanzar su
como son la edad, el nivel educativo etc... (Davies, Jo- máximo desarrollo hacia la mediana infancia. En este
nes y Taylor, 1984; Roselló y Munar, 1994). Por ejem- sentido, es necesario volver a señalar que el desarrollo
plo, se ha puesto de manifiesto que algunas medidas ontogenético de la corteza prefrontal tiene un papel
de la atención selectiva visual muestran claras diferen- primordial en la adquisición de los procesos de orden
cias entre niños pequeños y adultos. Sabemos que el superior entre el último tramo de la infancia y el inicio
desarrollo de la capacidad atencional depende del fun- de la adolescencia. En concreto, la mielinización de sus
cionamiento tanto del lóbulo frontal como de los cam- conexiones es la última en producirse. Dicha región es
bios que se producen en la coordinación de estas es- también la última en madurar tanto en relación al nú-
tructuras con otras más alejadas en el cerebro. Luria mero y tamaño de sus células, como al número de es-
(1969; 1975) propuso que el lóbulo frontal tiene un pa- pinas dendríticas de sus neuronas. En un individuo
pel fundamental en el control voluntario de la aten- normal, no alcanza la maduración completa hasta el
ción. Para este autor y, en la actualidad, para la mayo- final de la adolescencia (Fuster, 1999). Este desarrollo
ría, durante el desarrollo ontogenético y filogenético tardío explica la lenta maduración de las funciones
del sistema nervioso central se produce una progresi- cognitivas que sustenta. Algunos autores han mostra-
va corticalización de la atención, que culmina con el do cómo las estructuras frontales en las que parecen
desarrollo del lóbulo frontal. apoyarse los procesos atencionales más complejos
Durante la infancia, y a lo largo del proceso madu- continúan su desarrollo incluso hasta hasta aproxima-
rativo, ciertos procesos atencionales pasan de ser in- damente los 30 años de edad (Sowell, Thompson, Hol-
voluntarios a ser controlados, mientras que con otros mes, Jernigan, y Toga, 1999).
sucede a la inversa. Inicialmente, el niño es depen- A modo de resumen, se presenta en la Tabla 9.2,
diente del medio y atiende de acuerdo con las carac- tomada de Jurado y Verger (1996), la relación entre
terísticas del estímulo (intensidad, novedad, contraste, maduración de los lóbulos frontales en la infancia y
etc.). Progresivamente va adquiriendo control volun- el inicio de la adolescencia, en la cual destacamos la
tario sobre su atención, de forma que la atención adul- adquisición de habilidades relacionadas con la aten-
ta refleja la plena capacidad de seleccionar el estímulo ción.
al cual uno desea atender y permite inhibir los estí-
mulos circundantes irrelevantes para la acción en cur-
so. Como se ha mencionado, durante la infancia, la 4.2.2. La atención en el proceso de
atención parece, en principio, estar guiada por los es- envejecimiento
tímulos del entorno, de forma que algunos elicitan
respuestas de orientación con más fuerza que otros. Durante el proceso de envejecimiento normal se
En los primeros cuatro meses de vida, la atención pa- constata un deterioro progresivo de determinadas
rece guiarse más por estímulos con alto contraste cla- funciones cognitivas. En primer lugar, numerosas evi-
ro-oscuro, con un bajo número de bordes y que estén dencias han mostrado que, a medida que envejece-
en movimiento (Salapatek y Kessen, 1966; Taylor, mos, desempeñamos algunas tareas de forma más len-
1980). Más tarde, cobra un papel importante la pre- ta (Salthouse, 1996). Este deterioro en la ejecución
sencia de novedad en los estímulos a atender, y se puede explicarse por dos causas fundamentales; bien
atiende menos, o con menos intensidad a los estímu- por una disminución de la velocidad de procesamien-
los habituales o repetitivos (Wetherford y Cohen, to, o bien debido a una menor precisión de las res-
1973). Aproximadamente a los cuatro años de edad, el puestas. No existe aún acuerdo sobre cuál de las dos
niño es capaz de rastrear su entorno de forma activa, hipótesis es correcta. Mientras algunos autores en-
siendo de cada vez menos «guiado» por la saliencia cuentran datos a favor de una lentificación generali-
de los estímulos. Parece que esta función de atención zada (asociada a la pérdida gradual de mielina), otros
selectiva alcanza su máxima consolidación hacia la se decantan por explicar el deterioro cognitivo en tér-
edad de 5-6 años (Halperin, 1996). minos de déficit en determinados procesos, tales como
Respecto a la capacidad para sostener la atención la memoria operativa y los procesos inhibitorios (An-
en el tiempo, diversos estudios sugieren que su des- drés y van der Linden, 2000; Lowe y Rabbit, 1997). En

14
Atención

TABLA 9.2 Maduración de los lóbulos frontales y desarrollo de procesos cognitivos

Primer concepto de causalidad.


6 meses Conciencia del estado interno.
Asociación de estados emocionales con estímulos externos.

Atención selectiva.
Percepción de contingencias temporales.
6-8 meses
Regulación de estados emocionales.
Permanencia de objeto piagetiana.

Conducta intencional (planificación).


2 años Expresiones faciales y activación frontal.
Máximo crecimiento de las conexiones frontales.

4-8 años Incremento de la mielinización frontal.

Desarrollo de la atención «frontal».


8-10 años
Capacidad de inhibición de estímulos.

Incremento de la mielinización frontal.


10-12 años
Patrón de ejecución del WCST similar al de los adultos.

13-15 años Ejecución al nivel adulto de: Torre de Hanoi, tareas de memoria, etc.

este sentido, sabemos que las personas mayores mues- déficit en la organización dinámica de los actos mo-
tran déficit en tareas que demandan atención, como tores, que se caracterizada tanto por una dificultad
la búsqueda visual, la atención dividida y el cambio para secuenciar las acciones según un programa fi-
de tarea (McDowd y Craik, 1988). Las personas ma- jado, como por las perseveraciones (repeticiones in-
yores con dificultades atencionales, y en particular, apropiadas) de acciones que contextualmente ya no
con problemas en el control atencional o ejecutivos, son adecuadas (Stuss, Floden et al., 2001). En este
suelen presentar también distractibilidad y verse afec- sentido, diversas evidencias muestran que las per-
tados por su desvinculación del contexto que circunda sonas de edad avanzada presentan normalmente
a la tarea (Braver, Barch et al., 2001). Además, durante problemas a la hora de resolver tareas que impliquen
el proceso de envejecimiento se incrementan de la flexibilidad cognitiva, como son el cambio de cate-
misma forma las dificultades a la hora de planificar goría (por ejemplo, pasar de la regla «color» a la re-
acciones, hecho que se ha venido relacionando con un gla «forma») e inhibir respuestas en el WCST, (Haa-
déficit de la organización temporal de la memoria, en land Vranes et al., 1987; Parkin y Lawrence, 1994).
la cual, la corteza dorsolateral estaría directamente im- Sin embargo, es difícil aislar los problemas asociados
plicada (Owen, 1997). a la edad en flexibilidad cognitiva de los relaciona-
Otros trabajos han mostrado que las diferencias dos con el control inhibitorio, ya que tanto en el en-
en el mantenimiento de la atención en personas ma- vejecimiento normal como en pacientes con lesiones
yores son independientes de la lentitud generalizada frontales se observan déficit inhibitorios y de flexi-
en el procesamiento visual (Madden, 1990). En cual- bilidad cognitiva (Andres, 2001). Los déficit inhibi-
quier caso, los déficit atencionales que suelen pre- torios conllevan una mayor adherencia o «engan-
sentar las personas mayores se asemejan mucho a los che» a la tarea (del inglés, stuck- in -set perseveration),
que afectan a sujetos con lesiones frontales, puesto lo cual es, en grado leve, una afectación común en el
que lesiones que implican a la corteza prefrontal se envejecimiento normal. De igual forma, los efectos
han relacionado con problemas de distractibilidad y de la edad en tests como el Stroop se acentúan de
desin- hibiciónlos cuales, a su vez, pueden conllevar forma significativa, especialmente en la puntuación
una la pérdida de control sobre las conductas socia- de interferencia (Cohn, Dustman et al., 1984). Este
les y sexuales (Hecaen y Albert, 1978). Las alteracio- efecto aparece entre la sexta y la séptima década y
nes de las funciones ejecutivas que acontecen duran- continúa aumentando en la vejez ( Houx, Jolles et al.,
te el envejecimiento normal entrañan además un 1993).

15
Neurociencia Cognitiva

Otra forma de medir cuán afectados están los pro- una sólida base teórica y unos correlatos neuroanató-
cesos atencionales superiores en las personas mayores micos definidos. En este sentido, y de modo sintético,
es mediante el Trail Making Test (en su parte B y en la se puede señalar que la atención está sustentada por
puntuación derivada B/A). Tanto las personas mayo- una red distribuida de áreas corticales y subcorticales,
res sin indicios de deterioro cognitivo (Gaudino, Geis- como el sistema reticular activador, el tálamo, el sis-
ler et al., 1995; Barncord y Wanlass, 2001; Periáñez, et tema límbico, los ganglios basales (estriado), la corteza
al., 2007), como los pacientes con lesiones prefrontales parietal posterior y la corteza prefrontal. Esta amplia
(Stuss, Bisschop et al., 2001) presentan problemas en red puede ser una de las causas por las que no es po-
la ejecución de esta tarea, posiblemente debido a una sible encontrar un único núcleo específico cuando se
dificultad a la hora de actualizar en la memoria ope- tratan de localizar las funciones atencionales (Colby,
rativa las demandas de tareas diferentes que hay que 1991). Algunos autores sugieren que, además de estu-
ir alternando de forma flexible. diar las redes en su conjunto, sería deseable estudiar
En resumen, los procesos atencionales, en especial el papel de cada una de estas estructuras de manera
los relacionados con el control ejecutivo, se hallan es- específica (Desimone y Duncan, 1995). También es im-
pecialmente comprometidos en personas mayores, portante señalar que diferentes estudios sobre neuro-
tanto por una reducción en el volumen de mielina transmisión reflejan que, mientras los sistemas coli-
axonal, como por un deterioro cerebral que afecta de nérgico y noradrenérgico están implicados en los
manera a las cortezas de asociación prefrontales. mecanismos «de bajo nivel» de la atención (como la
orientación), el sistema dopaminérgico está implicado
en los aspectos más «ejecutivos», como el cambio
5. CONCLUSIONES atencional y la memoria operativa (Coull, 1998).
En relación con las técnicas de estudio empleadas,
En la primera parte de este capítulo se ha tratado no puede obviarse que la disparidad de regiones aso-
de mostrar la gran dificultad que existe tanto a la hora ciadas a los procesos atencionales es tanto el resultado
definir el término atención como cuando tratamos de de la técnica de neuroimagen utilizada (SPECT, RMF,
delimitar su alcance. En cualquier caso, es posible es- PET, MEG, EEG, etc.) como de la tarea concreta y los
tablecer unos mínimos en cuanto a lo que se entiende estímulos específicos utilizados durante los registros
por atención. La investigación de los mecanismos (auditivos, visuales, externos, internos...). Es impor-
atencionales es una de las más complejas, y a la vez tante señalar que muchos de estos estudios utilizan
más interesantes, dentro de la neurociencia y neurop- paradigmas experimentales que ponen en funciona-
sicología actuales. miento diferentes procesos cognitivos, tales como la
Cuando hablamos de atención, resulta ineludible memoria operativa, la memoria semántica, el lengua-
referirse a una limitación en la capacidad de procesa- je, el razonamiento abstracto, etc. Por esta razón, a día
miento del organismo, a una limitación de los recursos. de hoy, resulta difícil asociar un área determinada a
La atención puede ser entendida en algunos casos co- un proceso específico (Frackowiak, Friston, Frith, Do-
mo una limitación de la capacidad, ya sea en cuanto lan y Mazziotta, 1997; Ojeda et al., 2002).
al procesamiento de los estímulos, externos e internos, Finalmente, debemos considerar que todas estas
como en cuanto a la producción de respuestas por aportaciones tienen una aplicación más o menos direc-
parte del organismo. Ello obliga tanto a la selección ta en el contexto clínico. El tratamiento de diferentes
de cierta información del entorno, la cual que será pro- pacientes con algún tipo de lesión cerebral (traumatis-
cesada de manera preferente, como a la consecución mos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares,
de unas respuestas motoras a expensas de otras me- demencias, etc.) se puede beneficiar en gran medida
nos relevantes. de todos estos avances de índole teórica. Las aporta-
También se han revisado algunas de las aportacio- ciones recientes señalan la necesidad de acercar los
nes más recientes y con gran impacto de las diferentes campos básicos y aplicados, ya que esta aproximación
líneas de investigación actuales. Todas ellas conside- permitirá un mayor avance del conocimiento sobre el
ran dos pilares importantes en la neurociencia actual: cerebro y sus trastornos.

16
Atención

RESUMEN En este capítulo hemos repasado los principales modelos cognitivos de la atención y sus ba-
ses anatómicas, poniendo de manifiesto que no existe en la actualidad un acuerdo total sobre
cuáles son los componentes atencionales descritos y sus regiones cerebrales implicadas.
En resumen, se ha argumentado que la atención no constituye un proceso unitario, de modo
que podemos hablar al menos de un sistema de alerta, un sistema de atención espacial y un sis-
tema ejecutivo central. La teoría atencional de Posner es, en la actualidad, la más difundida y
aceptada. La atención espacial nos permite observar el entorno, y de entre sus funciones, des-
tacan la construcción de la identidad de los objetos y la programación de movimientos oculares
y manuales dirigidos a puntos concretos del espacio. Este componente atencional se estudia,
entre otras, mediante la tarea experimental de costos y beneficios (Posner, 1980), siendo la me-
táfora que mejor describe su funcionamiento la que equipara la atención al desplazamiento del
foco de una linterna. Así, la atención espacial prioriza sobre otros elementos el procesamiento
de la información contenida dentro del foco de la linterna. Las operaciones cognitivas elemen-
tales del foco (su enganche, su desplazamiento y su desenganche) han sido localizadas y des-
critas desde el punto de vista anatómico. Hoy en día, la manifestación más observable de la ac-
ción del foco sería el reflejo de orientación hacia los estímulos novedosos. En este sentido, es
remarcable que la tarea de costos y beneficios se utiliza actualmente como un marcador de aten-
ción espacial para estudiar ciertas poblaciones clínicas (niños con trastorno de hiperactividad,
personas con esquizofrenia, pacientes que sufren de heminegligencia, etc.) con el objeto de lo-
calizar su déficit en alguna de las operaciones cognitivas elementales que dicha tarea requiere.
En este capítulo, hemos aprendido que el ejecutivo central nos permite la introspección y el
control de la acción. Éste ha sido localizado anatómicamente en los lóbulos frontales, y se sabe
que posee una relación directa con la conciencia y el aprendizaje. Está implicado en el afronta-
miento de situaciones nuevas, en la generalización de patrones de aprendizaje, e incluso en la
modificación de los hábitos de pensamiento, de conducta y emocionales. También hemos cons-
tatado que el ejecutivo central se asocia especialmente con la red anterior del modelo de Posner
(más que con la atención espacial) y sería análogo al SAS (Sistema Atencional Supervisor) del
modelo de Norman y Shallice. Es importante resaltar en este punto que ni los procesos atencio-
nales ni ejecutivos pueden considerarse como unitarios. Como ya se apuntó anteriormente, las
pruebas generales que implican a las funciones ejecutivas, como son el test de Stroop, la Torre
de Hanoi o el WCST, no discriminan siempre entre enfermedades neurológicas diferentes, de
manera que son necesarias pruebas específicas que midan funciones ejecutivas muy concretas.
Debemos también recordar que los componentes atencionales dependen del nivel de activación
del organismo para poder ejercer sus funciones, y que la atención resulta fundamental para ra-
zonar, tomar decisiones, cambiar la intención, controlar las emociones, actuar, planificar, ser
conscientes...Finalmente, cabe destacar que los procesos atencionales han evolucionado filoge-
nética y ontogenéticamente hasta convertirse en uno de los pilares sobre los cuales se sustenta
la cognición.

LECTURAS ■ Baddeley, A., y Hitch, G. (1974). Working Memory. In G. A. Bower (Ed.), Recent ad-
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(continúa)

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Neurociencia Cognitiva

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