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Primera edición en inglés, 1947
Primera edición en español, 1953

La edición original de esta obra fué publica­


da por Gruñe & Stratton, Inc., con el título
JFhat is Psychology.

Derechos reservados conforme a la ley


Copyright by Fondo de Cultura Económica,
Pánuco, 63 - México 5, D. F.

Impreso y hecho en Mexico


Printed and made in Mexico
Introducción
a la Psicología
por W. WOLFF

&
FONDO DE CULTURA ECONOMICA
Mexico - Buenos Aires
Traducción de
Federico Pascual del RoxNcal
I

MECANISMO Y ORGANISMO

Tres teorías psicológicas

La psicología trata de la conducta del hombre, de sus


experiencias íntimas y de las relaciones entre ambas.
También se ocupa de los órganos que ejercen influen­
cia sobre la experiencia y el comportamiento y de las
conexiones de éstos con el ambiente. El psicólogo se
propone descubrir la estructura, las causas y los efec­
tos de la conducta. Pero aunque la obligación de todo
hombre de ciencia, y la psicología pretende ser una
ciencia, es la objetividad, la manera de plantearse
los principios fundamentales de la conducta depende
del punto de vista del psicólogo. Para simplificar el
problema comenzaremos diciendo que las tres interpre­
taciones más importantes de la conducta humana son:
la mecanicista, la vitalista y la organicista.
El concepto mecanicista es muy antiguo, pues apa­
rece ya en Demócrito, uno de los primeros filósofos
griegos. Casi dos mil años después, Descartes conside­
ra al organismo parecido a un autómata: la substancia
del cuerpo vivo, dice, determina sus funciones, las cua­
les dan lugar a la vida. Del mismo modo se creyó que
la psique se basaba en mecanismos físicos y así, tanto
el pensamiento como la vida fueron considerados de­
rivados de la materia, la cual podía ser explicada me­
cánicamente.
Los mecanicistas no encuentran diferencias funda­
mentales entre vida y materia, y declaran que el aná­
lisis de un objeto, animado o inánime, en sus diversos
elementos, nos lleva a la explicación de sus manifes­
taciones. Creen que la sucesión de los acontecimientos
está rígidamente determinada; que los hechos se enla­
zan unos a otros como las piezas de una máquina y
1
8 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
que a determinados antecedentes fijos deben corres­
ponder siempre las mismas cadenas de consecuen­
tes; que si conocemos todos los factores de una si­
tuación dada en determinado momento, podemos
predecir los resultados, porque el curso de los acon­
tecimientos en ese sistema mecánico es fijo, determi­
nado e inequívoco, y que los hechos se suceden en la
misma forma en que cada eslabón de una cadena se
enlaza con el que le precede.
Otro grupo de pensadores cree que existe un abis­
mo entre los fenómenos físicos y los vitales. Estos
últimos no se pueden predecir con exactitud. A cual­
quier circunstancia pueden corresponder diversas for­
mas de conducta. La fuerza vital la considera como
algo de naturaleza única, con propiedades distintas
de las que actúan en la “substancia”. Mientras las
fuerzas materiales están determinadas y actúan sola­
mente debido a alguna causa, las fuerzas orgánicas se
deben no sólo a causas sino a fines. A esta tendencia
hacia un objeto o finalidad (en griego, telos) se le
llama teleológica. El filósofo Kant dice en su Crítica
del juicio:
Ciertas substancias de naturaleza material no pueden juz­
garse de acuerdo con simples leyes mecánicas. Para juzgarlas
se requiere distinta ley de causalidad, especialmente la de las
causas finales.

El principio teleológico es una propiedad adicio­


nal de la materia viva y escapa a la medida y a la pre­
dicción. Resulta muy desagradable para la ciencia te­
ner que contar con ese factor x que echa por tierra el
cuidadoso esquema de sus cálculos. Sin embargo, “la
actividad del cuerpo vivo no es estrictamente función
del número ni de la configuración espacial de las par­
tículas que lo componen en un momento dado”.* Ése
es el concepto del vitalismo.
La historia antigua de la psicología nos habla de
dos conceptos: el del mecanicismo y el del vitalismo.
♦ Lovejoy: “The meaning of Vitalism.” Science 33:612, 1911.
MECANISMO Y ORGANISMO 9
El concepto mecanicista, que acentúa principalmente
la determinación y la predicción es, generalmente, “es­
tático”, mientras el vitalismo, que se apoya en una
incógnita x, es “dinámico”. Estos principios aparecen
ya en los filósofos griegos formando dos grupos, uno
que piensa dinámicamente, como Heráclito con su con­
cepto de los cambios continuos y otro, con Empe­
docles, que divide el mundo en elementos fijos. Se
intentó combinar ambos conceptos suponiendo una
unidad compuesta por una dualidad en la que se dis­
tinguirían la psique y la materia o cuerpo. Platón, en
un dualismo psicofísico, divide el mundo en dos cla­
ses de fenómenos: “cosas” e “ideas”. Aristóteles, in­
sistiendo en la división estática, clasifica los elemen­
tos del alma y los de la psique. Durante las centurias
siguientes la clasificación de las causas fue sustituida
por la de los fines, con lo que la psicología se trans­
formó en ética (San Pablo, San Agustín, Santo To­
más). Con el despertar de la ciencia en los siglos XVI
y xvii aparece un nuevo punto de vista (Copérnico,
Keplero, Galileo, Newton, Harvey). La gran contribu­
ción de estos pensadores al desarrollo posterior de la
psicología se debió a su insistencia en la observación
de los hechos. Galileo llamó la atención hacia el he­
cho de que todo el universo es gobernado por las
mismas leyes, señalando la imposibilidad de una cla­
sificación rígida que separe unos fenómenos de otros;
introdujo así un nuevo concepto dinámico.
Descartes resucita, en el terreno de la filosofía, el
dualismo platónico, considerando al cuerpo como una
máquina y a la psique como una entidad espiritual.
Spinoza, por otro lado, aunque creyendo en la men­
surabilidad de los fenómenos psicológicos (la ética
demostrada geométricamente), considera al cuerpo y
a la psique como dos aspectos de la misma cosa, tal
como una fotografía estereoscópica. El concepto está­
tico fué subrayado por algunos filósofos ingleses
como Locke, quien afirma que la máquina humana
obtiene sus elementos psíquicos del ambiente. Según
10 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Hume, las sensaciones e ideas basadas en asociaciones
ponen en movimiento el aparato psíquico.
De aquí en adelante, durante los siglos xvm y XIX
las teorías psicológicas van diferenciándose de las
estrictamente filosóficas, basadas la mayor parte de
ellas en el asociacionismo (Hartley, Mili, Spencer,
Bain). Aunque apoyado en elementos estáticos apa­
rece, con Darwin, un nuevo concepto dinámico que,
acentuando los mecanismos del desarrollo, señala que
dichos mecanismos no serían ciegos, sino dirigidos a
un fin.
Simultáneamente aparece en Alemania una evolu­
ción del pensamiento psicológico. La psique fué divi­
dida en departamentos tales como el de la vo­
luntad, el del intelecto y de las emociones, y subdivi­
dida en facultades psíquicas (Ch. Wolff, Kant). Es­
tas facultades, de las que Gall distinguía veintisiete,
fueron relacionadas con las áreas craneales, teoría
que, aunque rechazada posteriormente, dió lugar a que
se investigase la localización de las facultades en el
cerebro.
Los descubrimientos fisiológicos estimularon el
desarrollo de la psicología experimental. Los estudios
sobre el funcionamiento del sistema nervioso (Whytt,
Haller, Galvani, Be 11, Magendi) y sobre la actividad
cerebral (Flourens, Broca, Fritsch e Hitzig) así como
los relativos a los órganos de los sentidos (J. Müller,
Helmholtz, Hering) relacionaron la psicología con la
fisiología. La maquinaria psíquica fué estudiada en
sus hilos conductores, correas de transmisión y recep­
tores.
Con Guillermo Wundt se produce un viraje hacia
el concepto dinámico. Fundador del primer laborato­
rio de psicología experimental, se interesó especial­
mente por la actividad consciente y por los conceptos
estudiados en la psicología de los pueblos. También
en Francia y en los Estados Unidos aparecen con­
ceptos estáticos y dinámicos. Binet idea las pruebas
estáticas de inteligencia, las que tuvieron un gran
MECANISMO Y ORGANISMO 11
desarrollo en América. James expone una teoría me-
canicista de las emociones y Watson crea su teoría
mecanicista del conductismo. Se desarrollan nuevos
conceptos dinámicos a partir del estudio de las perso­
nalidades anormales (Ribot, Charcot, Freud), del es­
tudio del niño (Stanley Hall), del de las diferencias
individuales (Galton, Stern) y partiendo de la obser­
vación de los procesos perceptivos dinámicos, de la
que se deriva la teoría de las estructuras (Gestalt)
fundada por Wertheimer.
La antítesis mecanismo-vitalismo conduce más re­
cientemente a un nuevo concepto, ni mecanicista ni
vitalista, al que se conoce con el nombre de organi-
cismo. Según el punto de vista mecanicista, las fun­
ciones psicológicas y biológicas del hombre se aseme­
jan al conjunto de piezas de una máquina y pueden
ser reducidas a fórmulas como los fenómenos de la
física. Según el concepto vitalista el organismo es
más que una máquina y es dirigido por una fuerza
organizada que no puede ser comparada con las fuer­
zas físicas. La teoría organicista afirma que la base
de todos los fenómenos (físicos, biológicos y psíqui­
cos) es un sistema de energía que “satisface a las
proposiciones de la lógica de la dinámica”.
Tan fragmentario punto de vista omite las contri­
buciones más importantes que han impulsado el des­
arrollo de la psicología. La mayor parte de ellas se­
rán expuestas en el curso de este volumen y su estudio
aquí tiene por objeto indicar en qué forma han in­
fluido en el desarrollo de la psicología los tres puntos
de vista indicados.

Psicología mecanicista

A primera vista resulta muy sugestiva la idea de


concebir mecánicamente las actividades biológicas y
psíquicas. La lámpara de la vida comienza a arder
cuando se establece el contacto entre macho y hembra.
El desarrollo fetal está preestablecido y ciertas leyes
12 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de la herencia indican relaciones fijas. Gregorio Men-
del (1822-1884) realizó los primeros experimentos
sistemáticos sobre la herencia cruzando guisantes ver­
des con guisantes amarillos, resultando que todos los
guisantes procedentes de este cruce fueron amarillos.
Cuando cruzó plantas enanas con otras altas la des­
cendencia fué toda de esta última clase. Mendel formu­
ló así su primer descubrimiento exponiendo que un
elemento de la combinación hereditaria era más fuer­
te que el otro y deduciendo de ello la ley de los carac­
teres dominantes. Si Mendel no hubiese continuado
sus investigaciones se hubiese llegado a sostener el
concepto puramente mecánico de que en la herencia
el elemento más fuerte determina el desarrollo como
una fuerza interna. En sus comienzos, la “máquina”
humana es imperfecta. Durante el primer mes de la
vida embrionaria la conducta no se manifiesta aún, el
organismo es inerte y ningún estímulo consigue ha­
cerlo reaccionar. Hacia el final del segundo mes la
estimulación directa de los músculos produce algunas
contracciones y sacudidas. La actividad espontánea
aparece al comenzar el tercer mes. Se suponía an­
tes que el desarrollo consistía simplemente en el enca­
denamiento de dichas sacudidas. Sin embargo, hoy
sabemos que este comienzo de actividad es tosco y
masivo; que un estímulo aplicado a cualquier parte
del cuerpo provoca el movimiento de todo él. La dife­
renciación se establece en los últimos meses del des­
arrollo fetal. La sensibilidad visual no aparece antes
del octavo mes de vida intrauterina y el aparato audi­
tivo en la última etapa fetal. Respecto al cerebro, se
sabe que su control sobre la conducta se establece en
los primeros meses siguientes al nacimiento. El re­
cién nacido tiene una sensibilidad algo débil. La sen­
sibilidad al contacto, a la temperatura y al dolor es
la más elevada; parece ser que la sensibilidad gusta­
tiva y la olfatoria son las más bajas o hasta faltan
por completo, y son también bajas, aunque no tanto,
la visual y la auditiva.
MECANISMO Y ORGANISMO 13
Así pues, vemos que una vez ensambladas las
piezas de la máquina no trabajan muy bien como un
lodo, tal como ocurre en las máquinas mecánicas, sino
que adquieren su precisión con el uso. Es muy suges­
tivo el concepto de que el ambiente condiciona las
funciones, pero muchas funciones aparecen y desapa­
recen sin que el ambiente influya durante el creci­
miento infantil hasta su maduración. En cierto mo­
mento del desarrollo empieza a ejercer un control
sobre los músculos que mueven la cabeza y los brazos
(entre la 16 y la 28 semana),51 consigue dominar el
tronco y las manos (entre la 40 y la 52 semana),
camina y articula palabras (segundo año) y compone
frases (tercer año). Este desarrollo parece seguir un
curso metódico; no puede modificarse mucho desde
fuera, pues va diferenciándose a sí mismo interior­
mente y sólo en parte es estimulado por el ambiente.
Pero existen también funciones que van desapa­
reciendo paulatinamente, como el reflejo plantar, que
se produce cuando es estimulada la planta del pie; el
reflejo palmar, o de prensión, que consiste en la ten­
dencia del infante a agarrar fuertemente cualquier
cosa que se ponga en contacto con la palma de su
mano; el reflejo de Moro, o sea el movimiento de
flexión y elevación de los brazos hacia arriba cuando
se asusta al niño. También desaparecen los movimien­
tos coordinados de natación que el niño ejecuta cuan­
do se le pone sobre el agua en decúbito prono, y que
constituyen uno de los elementos en aue se basa la
teoría filogenética, según la cual el individuo, en su
desarrollo (ontogénesis), resume el desarrollo de las
especies en sus diferentes etapas. Todos estos reflejos
que el niño conserva desde su existencia en el útero
materno, desaparecen. Así pues, la máquina no sólo
se modifica por el ambiente sino que se modifica a sí
misma.
La teoría de la máquina mental se basa en el fenó­
meno de que los reflejos continúan apareciendo en los
animales decapitados (véase p. 180). La teoría mecáni­
14 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ca de los reflejos y de la psique fué relacionada con
la más terrible aplicación dada a una máquina: la
guillotina. ¿Produce la guillotinación dolor en el de­
capitado? Esta cuestión, planteada por el Dr. P. J. G.
Cabanis, impulsó ciertas investigaciones sobre la acti­
vidad nerviosa. En época más reciente la teoría refleja
de la psique halló eco en dos fisiólogos rusos: Iván
Pávlov y Vladimiro M. Bechtérev, y en un norteame­
ricano: John Watson.
El cuerpo, solicitado constantemente por estímulos
perentorios, se adapta continuamente a las nuevas si­
tuaciones mediante reflejos que actúan rápidamente
sin intervención de la actividad mental consciente. La
mano que toca un hierro ardiente es retirada brusca­
mente aun sin razonar y, de hecho, antes de sentir
dolor el sujeto. Lo mismo ocurre con el gran número
de actos reflejos que no se aprenden, sino que de­
penden de conexiones congénitas del sistema nervioso.
Pávlov demostró que dichos reflejos pueden condicio­
narse no sólo endógena, sino también exógenamente.
Si producimos un estímulo sonoro ante un perro y,
cuando hemos atraído su atención, le presentamos un
trozo de alimento, el animal se apodera de él, la sali­
va fluye en su boca y se traga la comida con deleite.
Cuando repetimos el experimento varias veces, el pe­
rro espera el alimento cuando oye el sonido y la saliva
comienza a excretarse porque el animal asocia el so­
nido del silbato con la comida. Incluso aun no pre­
sentándole alimento alguno, la actividad refleja co­
mienza en cuanto oye el sonido como si se apretase el
interruptor de una máquina. La actividad es condi­
cionada desde afuera y se le llama, entonces, reflejo
condicionado. La actividad secretoria de las glándulas
se medía mediante una cánula colocada en los con­
ductos salivales. Pávlov describe el experimento si­
guiente: varios cachorrillos fueron separados de sus
madres y alimentados exclusivamente con leche du­
rante bastante tiempo. Al principio, a estos perrillos
con fístula en los conductos salivales se les mostraba
MECANISMO Y ORGANISMO 15
algún trozo de alimento sólido pero sin permitirles
que lo comiesen, y no se producía entonces alguna
secreción salival; esta última sólo apareció en cuan­
to se les permitió que comiesen el alimento sólido, es
decir, que el reflejo condicionado no dependía de la
vista del alimento sino de la asociación con el mismo.
Ciertos trastornos repentinos durante la acción refleja
la inhiben. Pávlov cree que la estimulación y la inhi­
bición de los reflejos son la base de toda actividad
psíquica.100 “Es evidente —dice— que las distintas es­
pecies de hábitos fundados en el aprendizaje, la edu­
cación y la disciplina no son sino una larga cadena de
reflejos condicionados.”
Bechtérev,0 continuando y ampliando los trabajos
de Pávlov, funda la escuela “reflexológica”, de la
cual él mismo dice que “se apoya con un pie en la bio­
logía y con otro en la sociología, aunque, sin embargo,
debe constituir una disciplina científica independiente
que establezca las relaciones entre el conocimiento
biológico y el sociológico, pero sin confundirse con
ninguno de ellos”. Según Bechtérev, toda reacción psí­
quica es resultado de dos factores: uno el estímulo
específico del ambiente, que sería como el conmuta­
dor exterior de la máquina y el otro las conexiones
internas de la máquina, establecidas por experiencias
anteriores y por la herencia. La teoría de Bechtérev
dividida en reflexología general, individual, colectiva,
genética y de la edad trata de crear una gran máquina
modelo para todos los aspectos de la vida y aun del
universo.
La teoría de los reflejos condicionados tuvo am­
plia resonancia en los Estados Unidos. Como no
solamente pueden ser condicionados los reflejos sino
toda clase de respuestas fué sugerido el término de
“respuesta condicionada” (R.C.) habiéndose realizado
cientos de experimentos y relacionando condiciona­
miento y aprendizaje.
Otra parte de esta máquina modelo del alma, psi­
que o personalidad humana fué construida por John
16 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
B. Watson,144 quien trata de eliminar del robot hu­
mano todo rastro de psique o de conciencia. Supone
Watson que la máquina humana posee tres tipos bási­
cos de reflejos: los que corresponden a las visceras
(reflejos viscerales), los de los músculos y miembros
(reflejos manuales) y los de los órganos del lenguaje
(reflejos verbales). Del mismo modo que los alimen­
tos podían ser sustituidos en el perro por un silbato,
así un estímulo puede ser sustituido por otro mediante
asociaciones. Se trataría de una red de reflejos de las
tres clases, con distintas respuestas que estarían enca­
denadas una a otra como partes de una máquina mo­
vida por una correa de transmisión y seguirían a un
estímulo a semejanza de las máquinas traganíqueles
que nos devuelven un objeto cuando depositamos una
moneda en la ranura. El hombre es considerado como
un autómata compuesto de reflejos. Los elementos
subjetivos que antes destacaban muchos psicólogos,
se basan realmente, según los conductistas, en factores
mecánicos y materiales. Según ellos, la psique es como
un mecanismo de relojería en el que cada asociación
está marcada por una experiencia y se añade, como
en un mosaico, a la asociación precedente. Watson
indicó el motivo emocional que desarrolló el concepto
mecanicista y elevó su protesta contra el antiguo con­
cepto dualista que separaba cuerpo y espíritu, siendo
este último un fenómeno extranatural que como una
fuerza mística escapaba de las manos del hombre de
ciencia para caer en las del teólogo. La física puede
ser tomada como ejemplo de ciencia; del mismo modo
la psicología debe llegar a ser física, materialista, me­
canicista y determinista, en una palabra, objetiva.
La psicología tiene que borrar los conceptos místicos
de valores superiores y eliminar los peligrosos térmi­
nos de contenido teológico tales como “alma”, “psi­
que” y “conciencia”. La conciencia es para Watson
“una simple suposición”. La influencia de Darwin
hace que algunos admitan la existencia de los más
elevados procesos aun en los animales y que otros,
MECANISMO Y ORGANISMO 17
como Watson, crean que el animal humano es un
mecanismo físico o químico como la amiba. Los con­
ceptos de Watson expuestos en su tesis doctoral:
‘‘Sensaciones kinestésicas y orgánicas; su papel en
las reacciones de la rata blanca ante el laberinto”,*
permanecen exactos cuando los aplica a los seres hu­
manos. Según ellos, el hombre es un manojo de sen­
saciones kinestésicas y orgánicas en el laberinto del
mundo en cuyo extremo no hay más que una cajita
con comida. Watson dice lisa y llanamente que se
puede explicar el ser humano con la misma exactitud
que una máquina.144 El objeto de la psicología lo
constituye una criatura en movimiento, tanto si se tra­
ía de una rata recorriendo un laberinto como si de un
hombre cruzando una calle. No hay otra cosa que
movimientos; incluso el aprendizaje es explicado más
desde un punto de vista muscular que cerebral. Los
movimientos constituyen la conducta y el hombre sólo
existe como un autómata conductista. Llénese el autó­
mata con cualquier cosa y actuará de acuerdo con lo
que hayamos puesto dentro: poetas, criminales, psicó­
logos o neuróticos. Empleando las mismas palabras
de Watson:
Dénme una docena de lactantes sanos, bien formados y me
comprometo a hacer de cada uno de ellos, al azar, cualquier
tipo de especialista: médico, abogado, artista, jefe de ventas e
incluso mendigo y ladrón, independientemente de su talento,
tendencias, vocaciones y raza de sus antepasados.

Ése fué, en 1913, el grito de guerra de Watson,


quien redujo las diversas emociones a tres mecanis­
mos hereditarios: miedo, ira y amor (véase p. 120).
Los conductistas modernos han adoptado una posición
mucho más moderada, requiriendo especialmente el
que una situación sea definida para incluirla en la psi­
cología. Sin embargo, en Rusia y en Alemania la filo­
sofía mecanicista ha llegado a peligrosos extremos,
como el concepto del hombre superrobot que sería di-
♦ Psychol. Review, monog. ?n* 8, supl. 2, 1-100, 1907.
18 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
rígido por los motores del miedo, la ira y el amor;
la excesiva insistencia sobre los procesos motores; la
adoración de la máquina y la fe ciega en la estructura
pasiva del hombre fuera de la cual nada puede ha­
cerse, ideas que han conducido a la agresiva psicolo­
gía del fascismo.

Psicología organicista

Antes de valorar la contribución del concepto mecani-


cista a Ja psicología debemos examinar el lado opuesto
y sus descubrimientos. La disyuntiva comenzó con
Gregorio Mendel. Su primera ley o de los caracteres
dominantes era un poco simplista. Cuando cruzó plan­
tas verdes con plantas amarillas y se encontró a la
generación siguiente con que toda la prole era ama­
rilla semejándose en un todo a uno de los progenito­
res, Mendel se preguntó qué había pasado con el ele­
mento verde y si habría sido totalmente asimilado por
el factor amarillo. Tomó entonces una semilla híbrida
amarilla, que no se distinguía de las procedentes de
plantas amarillas puras y la cruzó con otras semillas
en la forma siguiente:
1. una semilla híbrida con una amarilla pura;
2. una semilla híbrida con una verde pura;
3. una semilla híbrida con otra también híbrida,
ambas amarillas.
Ocurrió entonces un hecho sorprendente: el cruce
de los híbridos amarillos no sólo produjo plantas ama­
rillas sino también algunas verdes. El verde, que había
desaparecido en la primera generación, reaparecía en
la segunda; no había sido, pues, disuelto por el ele­
mento dominante sino que había permanecido oculto
o en estado “recesivo”, como lo llamó Mendel.
Posteriores experimentos llevados a cabo en las
sucesivas generaciones mostraron otras complicacio­
nes, las que, en forma similar, aparecen también en
los experimentos con animales. Si una gallina negra
MECANISMO Y ORGANISMO 19
de raza andaluza se cruza con otra blanca de igual
raza la primera generación está compuesta de gallinas
grises azuladas; si se cruzan dos de estas últimas, la
generación siguiente se divide en partes perfectamente
definidas: la cuarta parte negra, la mitad gris azulada
y la otra cuarta parte blanca. Las siguientes genera­
ciones demuestran que la negra sola o la blanca sola
dan descendientes semejantes a ellas, mientras que las
grises azuladas continúan reproduciéndose en las pro­
porciones indicadas arriba. Esto se explica por el
hecho de que la gallina negra posee dos unidades
germinales negras, la blanca dos unidades germina­
les blancas, mientras la gris azulada posee una unidad
germinal negra y otra blanca. Como antes indicamos,
cuando se cruzan dos especies de diferente color o
forma uno de los colores o de las formas es dominante
y el otro recesivo. La generación procedente de un ra­
tón gris y otro blanco es gris (color dominante), pero
a la segunda generación aparece el blanco (color re­
cesivo) en la proporción usual de una cuarta parte
contra tres cuartas partes del gris.
Este fenómeno adquiere más importancia cuando
nos enfrentamos con el problema de la herencia hu­
mana.128 154 Sin embargo, en este caso, el proceso es
más difícil de observar porque los seres humanos no
se reproducen como los guisantes o los ratones y la
familia humana no engendra suficientes hijos para
poder establecer relaciones. Además, el hombre es
mucho más complejo y muchos fenómenos que pa­
recen, a primera vista, hereditarios, pueden ser expli­
cados por las condiciones del ambiente. Si un hijo
desarrolla los mismos síntomas nerviosos que su pa­
dre se debe principalmente a una identificación psico­
lógica o a factores hereditarios parecidos pero no a
la herencia por sí misma. Conocemos ciertos hechos
hereditarios, algunos muy singulares por cierto. Por
ejemplo, la calvicie solamente es hereditaria por la
línea masculina, el padre la transmite al hijo, pero no
a la hija. También existe una herencia de ciertas en­
20 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
fermedades, aunque acerca de muchas de ellas todavía
se suscitan discusiones. En una serie de experimentos
con ratones de la especie Maud Slye se observó que
los rasgos recesivos del cáncer aparecen a la quinta
generación. Si, en este caso, Quisiéramos obtener una
conclusión acerca de la herencia humana tendríamos
que estar observando las generaciones sucesivas desde
el momento actual hasta el año 2130. Entre las tras­
misiones hereditarias que nos son conocidas se en­
cuentran la sordomudez, la alergia, la hemofilia, el
daltonismo y ciertas enfermedades nerviosas poco co­
munes. Las probabilidades de enfermar de epilepsia
alcanzan al 10% de los niños que han tenido un
progenitor epiléptico.
Veamos ahora algunos aspectos acerca de los rasgos
psíquicos. Como examinaremos con más detalle en el
capítulo dedicado a la inteligencia (pág. 214) posee­
mos datos suficientes para afirmar que los rasgos
psíquicos básicos o mejor, ciertos conjuntos psíquicos,
son hereditarios. Éstos son más aparentes en los casos
extremos tales como la debilidad mental o el genio.
Sin embargo, los rasgos psíquicos son, por lo general,
demasiado complejos para ser descubiertos, y aun en
el caso de que un rasgo simple fuese hereditariamente
transmitido podría modificarse en tal forma que fuese
difícil de reconocer. Así, por ejemplo, el padre podría
ser un poeta y el hijo un inventor; a primera vista no
hay en ello similitud alguna pero puede haber sido la
fantasía lo que se ha heredado.
El fenómeno de la herencia parecería un hecho
mecánico, pero ¿qué clase de máquina puede retener
durante generaciones sus elementos energéticos y
agruparlos en forma tan extraña? Si los caracteres
mendelianos de cada organismo forman un mosaico
de elementos hereditarios transmisibles independien­
temente unos de otros ¿qué es lo que reúne estos ca­
racteres independientes en un todo armonioso? ¿Es
una disposición preestablecida para cada organis­
mo, una fuerza conductora, un principio director que
MECANISMO Y ORGANISMO 21
actúa independientemente de aquella disposición? Si
aceptamos esto nos separamos del esquema creado por
la ciencia. Pero ya nos habíamos separado cuando
fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre,
porque los fenómenos que allí ocurrieron fueron
los siguientes (fig. 1) :
b c ___ _ ¿

Fie. 1. Diagrama de la división celular (según Boveri)


a. Célula en reposo. La cromatina está distribuida en forma de
diminutos gránulos dentro del núcleo; fuera del núcleo está el
“centrosoma”. b. Comienza la división. La cromatina toma
la forma de un hilo largo; el centrosoma se divide en dos. c. El
hilo de cromatina se corta en cuatro partes, los “cromosomas”.
d. Los cuatro trozos de cromatina se disponen simétricamente
entre los centrosomas y las “esferas” estrelladas, e. Cada uno
de los cromosomas se escinde en toda su longitud, f. Comienza
la división del protoplasma; las dos partes de cada cromosoma
se separan, g. Fin de la división celular.
El individuo, que se origina por la unión sexual
de un óvulo y un espermatozoo, recibe básicamente
24 cromosomas del padre y otros tantos de la madre.
Dichos cromosomas son las unidades visibles más pe­
queñas y se supone que están formados por genes,
siendo estos genes, teóricamente, lo que los electrones
son en física. La célula microscópica se escinde y da
lugar a otras dos, después a cuatro, luego a ocho y,
finalmente, a millones. En la célula misma, se dividen
los cromosomas en forma semejante de tal modo que
22 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
cada célula del mismo individuo contenga idéntico nú­
mero de cromosomas. Estas células van diferencián­
dose para formar los distintos tejidos y órganos. Hasta
ahora nadie sabe cómo ocurre este fenómeno, porque
originalmente cada célula parece poseer las mismas
potencialidades. No se puede imaginar ningún meca­
nismo que pueda construir por sí mismo estructuras
completamente diferentes partiendo de los mismos ma­
teriales. Estructuralmente no se conoce ningún dato
que permita saber qué células van a dar origen al estó­
mago y cuáles al cerebro. Si no podemos pensar que
en cada célula haya una fuerza directiva que deter­
mine su lugar en el conjunto, debemos admitir que
existen ciertas fuerzas ambientales que condicionan la
agrupación de estos elementos.
Los procesos biológicos y psíquicos no son estáti­
cos como los de una máquina.sino dinámicos, ener­
géticos. Cada centro ejerce una influencia energética
sobre los elementos circundantes. Un ejemplo demos­
trativo lo constituye el desarrollo del ojo. La primera
célula ocular aparece como una excrecencia del encé­
falo rudimentario y estimula el nacimiento de células
que comienzan a formar el cristalino. A esta forma­
ción vienen a agregarse otras células hasta que el ojo
está completo. Si se transplanta la célula original a la
piel del abdomen, también aquí estimula la formación
de otras y desarrolla un ojo en esa región que, origi­
nalmente, no está hecha para ello. Ocurre así que
una célula puede llegar a ser el centro de una confi­
guración, el centro de un grupo, si así puede decirse,
y dominar el desarrollo en determinada región. La
formación de todo el cuerpo acaece de acuerdo con
tales células directoras. Cada parte del cuerpo influ­
ye energéticamente sobre las zonas que la rodean y,
de modo semejante, cada centro cerebral influye las
regiones vecinas y otros centros encefálicos.
En el momento de la unión germinal existen 24
pares de cromosomas paternos y 24 maternos. Podría
suponerse, por tanto, que procediendo todos los hijos
MECANISMO Y ORGANISMO 23
de los mismos recursos deberían ser iguales, pero la
ley de la herencia, que exige que cada uno de nos­
otros tenga solamente 24 cromosomas, impide que
tengamos 24 de la madre y 24 del padre. La mitad de
los cromosomas deben ser destruidos, lo que sucede
cuando el óvulo, en su proceso de maduración, antes
de ser fecundado, expulsa un cromosoma de cada par;
(*1 espermatozoo sufre el mismo proceso y, en ambos
casos, la expulsión de los cromosomas se hace pro­
bablemente al azar. Nadie sabe cuáles son los cromo­
somas que proceden del padre ni cuáles los de la ma­
dre, pues son posibles millones de combinaciones. Lo
único seguro es que cada combinación es única y no
existen dos huevos fecundados de la misma madre
que tengan los mismos pares de cromosomas. Cada
grupo de cromosomas contiene los jeroglíficos co­
rrespondientes al futuro desarrollo individual o, como
lia dicho Schródinger,121 su “código cifrado”.
¡Extraña máquina que se desarrolla a partir de
los cromosomas y sus ocultas leyes de configuración
y herencia! Sin embargo, todavía podría creerse que
cada cromosoma es una pequeña máquina autónoma
con propiedades rígidas, fijas y preestablecidas, si no
hubiese observaciones que hacen cuestionable tal con­
cepto.
Cuando Hans Driesch,33 biólogo alemán contem­
poráneo, realizaba sus experimentos sobre la blástula
del erizo de mar, hizo un descubrimiento sorprenden­
te. Dividió la blástula de dicho equinodermo en dos
partes iguales. Como los elementos del desarrollo es­
tán simétricamente distribuidos en la blástula, el re­
sultado de la división, de acuerdo con el concepto
mecanicista, debería seguir una de estas dos posibili­
dades: o bien se desarrollaba un erizo de cada mitad
o bien no se desarrollaba ninguno, por haber sido
destruido el mecanismo de desarrollo. Pero ocurrió
un hecho sorprendente: el resultado de la división
fué un erizo de mar completo pero proporcionalmente
más pequeño, de acuerdo con la cantidad de proto-
24 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
plasma escindida. Cualquier fragmento separado al
azar del protoplasma daba lugar a un embrión com­
pleto.
Tomemos otro delicado animal, la clavelina, asci-
dio marino que está compuesto de dos órganos princi­
pales dentro de un cuerpo en forma de odre. Si corta­
mos la extremidad del cono se produce el fenómeno
de la regeneración, el cual se observa también en el
cangrejo, que puede regenerar una de sus pinzas o,
en menor escala cuando, en el hombre, se cura una
herida. Pero si cortamos la clavelina por la mitad no
queda substancia para una regeneración y entonces
ocurre algo increíble. El animal regresa a su estado
original, una esfera de protoplasma, procediendo a
rehacer con su substancia viva una nueva clavelina,
un organismo completo. Ninguna máquina podría ha­
cer esto. Si alguna pieza de la máquina se estropea
otra pieza puede quizá suplir su función, pero la má­
quina no puede desmontarse por sí sola, acoplar las
parles que quedan y reconstruirse de nuevo. La resti­
tución de partes de un animal, por ejemplo, la piel,
sugiere que en el organismo debe haber un principio
organizador que elabora la materia hasta conseguir un
conjunto. Dicho principio organizador, como la ente-
lequia aristotélica, dispone el organismo en un siste­
ma armonioso. El organismo ya no aparece como la
suma de sus partes sino que es el total el que deter­
mina las partes.
Todavía no sabemos en qué consiste tal conjunto,
pero tanto la psicología como la biología han encon­
trado dicho factor organizador. Debido a él pueden
funcionar nuestras percepciones, transformando es­
tímulos simples en los objetos que vemos,’los sonidos
que oímos y los sentimientos que sentimos. Nuestra
percepción selecciona, transforma, agrupa, organiza e
integra. Esto es algo más que una simple respuesta
a un estímulo simple o, en otras palabras, el mundo
está compuesto, para nosotros, de elementos inconexos.
Vamos a discutir ahora este fenómeno en relación con
MECANISMO Y ORGANISMO 25
las demás funciones. Esta fuerza vital organizadora
a la que podemos designar con cualquier otro nombre
(Driesch, siguiendo a Aristóteles, la llamó entele-
quia, indicando con ello una fuerza vital inteligible),
esta función “O” del organismo que lo diferencia de
la máquina, no posee una sola propiedad sino varias.
No sólo selecciona, agrupa, dirige y transforma sino
que parece constituir la base de los reflejos e instintos
relacionando y equilibrando armoniosamente todas
las funciones. Está estrechamente relacionada con el
proceso “vital” que impide que el organismo se des­
integre.
Se han formulado diversas sugestiones de orden
químico, pero lo que a nosotros interesa es que las
funciones de la máquina orgánica no pueden separarse
del proceso vital. Driesch rechaza la explicación que
puede dar una teoría química, puesto que los elemen­
tos químicos son pocos y por ende, además, la forma
de los órganos elementales no está de acuerdo con las
diferencias químicas. Rechaza la teoría mecanicista
porque en cada parte del armonioso conjunto debe
haber algo que le permite tan diversas funciones.
Las modernas teorías del desarrollo han avanzado
a partir de Driesch, pero los problemas básicos no
han cambiado. Aunque se llegara a descubrir en el
organismo una unidad mecánica esencial, los últimos
descubrimientos ponen de manifiesto que ninguna de
esas supuestas unidades mecánicas desempeñaría un
papel exclusivo en la determinación de ningún carác­
ter simple.
Aunque no podemos concluir si la vida es dirigida
por una misteriosa fuerza orgánica distinta de la fuer­
za mecánica, podemos estar seguros de que las unida­
des esenciales, cualquiera que sea su estructura, no
funcionan en la misma forma que las unidades esen­
ciales de las máquinas construidas hasta ahora por
el hombre. Quizá lleguemos a ser capaces de cons­
truir un hombre-roóoZ, pero su maquinaria sería
muy distinta del simple concepto mecánico que teñe-
26 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
mos ahora. Cuando usamos la frase “organismo con­
tra mecanismo” queremos decir que las funciones or­
gánicas son distintas de las de las máquinas conocidas
hasta ahora. El término “organismo” servirá como un
signo que indique las relaciones dinámicas, infinita­
mente más complicadas que las estáticas.22 52 Cuando
hayamos comprendido estas diferencias podremos eli­
minarlas desde un nuevo punto de vista, especial­
mente el organicista. Si los fenómenos psicológicos se
reducen a manifestaciones de energía, las diferencias
entre los problemas físicos y biológicos sólo pueden
apoyarse en el hecho de que la estera biológica pa­
rece ser más complicada que la física y la psicológica
más que la biológica. Como estudiaremos más ade­
lante, los procesos psicológicos que son resultado de
impresiones como los estudiados por la psicología
de las estructuras (Gestalt) y los procesos psicológi­
cos que producen nuestras expresiones de los cuales
trata el psicoanálisis y la psicología experimental
profunda, deben ser comprendidos como fenómenos
de energía y de su dinámica, sobre la que se basan los
fenómenos físicos, biológicos y psicológicos.
Para simplificar podemos resumir las diferencias
más importantes de estos puntos de vista en la forma
siguiente: de acuerdo con la teoría mecanicista la
conducta del hombre se considera como la de una má­
quina: el comportamiento total es igual a la suma de
elementos simples y fijos. Desde un punto de vista
vilalista la conducta humana es dirigida por una fuer­
za vital y el comportamiento total sería igual a sus
elementos simples más dicha fuerza. El concepto or­
ganicista considera la conducta del hombre no con­
forme a una disposición fija, sino como un sistema
dinámico; la conducta total sería más que la suma de
sus partes y el centro directivo sería la resultante
de las relaciones funcionales.
II

LAS BASES BIOLÓGICAS DE LOS


FENÓMENOS PSÍQUICOS

En el capítulo anterior señalamos dos conceptos psi­


cológicos a los que llamamos “mecanicismo” y “or-
ganicismo”. Pero con dichos términos queremos ex­
presar no sólo dos conceptos sino también dos tipos
de fenómenos. La psicología trata, en realidad, de
muchos fenómenos que pueden ser llamados mecáni­
cos, porque su forma de expresión es tan definida y
predecible como la de una máquina e, igual que ésta,
se compone de muchos elementos conocidos que rea­
lizan el trabajo completo de un mecanismo. Sin em­
bargo, si estudiamos con más detalle las máquinas
psíquicas llegaremos siempre a un punto a partir del
cual tenemos que renunciar a nuestras explicaciones
mecánicas. Todas estas funciones poseen, además de
sus actividades mecánicas, otras características que
no tienen semejante en las máquinas conocidas y
que no podemos imaginar actuando con arreglo a las
leyes de la física. Debemos, por tanto, decir que la
actividad orgánica se impone a la mecánica, como
estudiaremos en los capítulos siguientes. El principio
inecanicista es el más simple de todos y nosotros re­
cordaremos siempre la frase de Morgan: “Si la con­
ducta es el resultado de procesos simples no puede
interpretarse como el producto de las más elevadas
facultades.”
Siempre nos encontraremos con estas dualidades:
simplicidad y complejidad, sucesión estática de acon­
tecimientos y simultaneidad dinámica. En la unión
de estos contrarios es donde parece residir la base de
todos los procesos vitales, fenómeno con el que nos
encontraremos en muchos casos.
Si en las páginas siguientes describimos los fenó­
27
28 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
menos psíquicos en sucesión aislada lo hacemos así
para facilitar la exposición de los datos; sin embargo,
sabemos que todos los fenómenos descritos aparecen
simultáneamente y, por tanto, no está justificado em­
pezar con un determinado tema mejor que con otro
cualquiera. Con estas reservas comenzaremos por ex­
poner la actividad electroquímica del organismo, base
de la actividad psíquica.

Las glándulas y las bases químicas de la


ACTIVIDAD PSÍQUICA

Las glándulas producen la química del organismo, la


cual se basa en el gran integrador químico que es
la corriente sanguínea. Lo mismo que el sistema ner­
vioso, que estudiaremos más adelante, es como un sis­
tema de señales eléctricas, la circulación sanguínea es
una red de transportes. Cada órgano descarga sus
productos en la sangre, la cual los lleva a todos los
órganos del cuerpo. En quince segundos una substan­
cia endocrina ha llegado a todas las regiones del or­
ganismo. Estas substancias básicas son producidas por
las glándulas endocrinas. Al llegar a este punto po­
dríamos preguntarnos qué tienen que ver con la psi­
cología estas digresiones biológicas. Precisamente
el funcionamiento de las glándulas nos proporciona la
primera respuesta: como es bien sabido, los diferentes
rasgos de la personalidad dependen directamente del
funcionamiento glandular y la personalidad cambia
completamente si las glándulas son hiper o hipoes-
timuladas. No sólo las glándulas sino también el ce­
rebro y los músculos están relacionados con los proce­
sos químicos.
En las siguientes consideraciones sólo nos vamos
a referir a aquellas funciones glandulares que ejercen
influencia más directa sobre el desarrollo psíquico;
dejaremos a obras especiales 60 estudios más amplios.
Vamos a considerar las glándulas endocrinas si-
LAS BASES BIOLÓGICAS 29
guien do su orden de ubicación en el organismo a par­
tir de la cabeza (fig. 2). El cuerpo pineal es una
pequeña estructura situada en la cara posterior del
tallo encefálico, entre los hemisferios cerebrales. A
pesar de su pequeñez, su función es conocida y se
supone que contribuye a controlar el esqueleto y a
mantener reprimidas las glándulas sexuales.

Fie. 2. Localización de las principales glándulas endocrinas

La glándula pituitaria se aloja en una cavidad


ósea de la base del cráneo y, a pesar de estar conecta­
da con el tronco cerebral no tiene nada que ver con
las funciones encefálicas. Está dividida en dos ló­
bulos, el anterior y el posterior. El /iiperfunciona-
miento (exceso de actividad) del lóbulo anterior pro­
duce gigantismo, por estimular el crecimiento del
30 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
esqueleto; las manos, pies, nariz, etc. del individuo
se desarrollan considerablemente. El lóbulo anterior
estimula también el desarrollo de los órganos sexua­
les cuando hay hiperfunción y retrasa su madura­
ción cuando existe una A/pofunción (actividad dis­
minuida) pituitaria. Debido a esta hipofunción el
individuo puede quedarse enano, a menudo con
anormal desarrollo sexual, aunque con inteligencia
normal. El lóbulo posterior ejerce efectos básicos so­
bre los procesos met^bólicos. La pituitaria ha sido
llamada la glándula maestra por ejercer un control
sobre las demás glándulas.
Quizá los datos más precisos acerca de los efectos
de las secreciones internas sobre la conducta humana
se han obtenido de las investigaciones sobre el tiroi­
des. Esta glándula está situada por delante de la trá­
quea. Su extirpación o la insuficiencia de su funcio­
namiento puede acarrear síntomas físicos y psíquicos
de cretinismo, incluso retardo en el crecimiento, se­
quedad de la piel, pérdida del cabello, acumulación
de grasa y deficiencia mental. El sujeto pierde su vi­
vacidad y tanto el cerebro como los músculos pa­
recen inertes apareciendo, como consecuencia, lenti­
tud y pérdida de la capacidad de concentración. La
hiperactividad del tiroides hace al individuo nervioso,
inestable e inquieto. Como síntomas -físicos aparece el
exoftalmos, la aceleración del pulso y el aumento de
la perspiración.
Muy próximas a la glándula tiroides están las
paratiroides, cuatro cuerpecillos del tamaño de gui­
santes. Su extirpación produce espasmos musculares,
temblores y la muerte. La falta de hormón paratiroi-
de produce hiperexcitación del sistema nervioso y el
exceso da lugar a una calma excesiva con lasitud mus­
cular y pereza generalizada. El tiroides y las parati­
roides parecen tener funciones opuestas, estimulantes
las primeras y apaciguadoras las segundas.
Poco es lo que se sabe acerca de la glándula timo,
situada en el tórax, inmediatamente por detrás del
LAS BASES BIOLÓGICAS 31
borde superior del esternón. Como se atrofia a partir
de la pubertad se supone que desempeña una impor­
tante función durante los primeros años de la vida.
Las glándulas suprarrenales, colocadas inmediata­
mente encima de cada riñón, son dos pequeñas forma­
ciones del tamaño de guisantes y divididas en dos par­
tes que tienen distinta función. Estas glándulas están
directamente relacionadas con la expresión de las emo­
ciones (véase pág. 128). Cada una de las dos partes de
la glándula produce una secreción distinta. Una, la
adrenalina, se produce por estimulación emocional y
da lugar a reacciones súbitas; la otra, la cortina, es
un elemento necesario para la vida; su destrucción
causa una enfermedad mortal (enfermedad de Addi-
son). La hiperactividad de la secreción parece exaltar
las características masculinas, tanto en el hombre como
en la mujer, pudiendo, en esta última, dar un tono
más grave a la voz, hacer crecer la barba, etc.
El páncreas secreta insulina, la cual, cuando está
en exceso, origina defectos respiratorios, fatiga, ner­
viosidad y ansiedad y, cuando está en defecto, debili­
dad y hambre. No es mucho lo que se sabe acerca de
otras glándulas, especialmente en relación con los pro­
cesos psíquicos. Las diversas funciones endocrinas se
superponen y modifican entre sí en forma no bien
conocida todavía.
Las glándulas sexuales o gonadas (testículo y
ovario) son necesarias para las funciones de repro­
ducción. Sus secreciones internas están directamente
relacionadas con el apetito venéreo. Los caracteres
sexuales están determinados por estas glándulas. El
estudio de sus funciones ha demostrado que tanto el
hormón masculino como el femenino existen en todos
los individuos.
Las glándulas descubiertas hasta ahora sólo cons­
tituyen una parte de la química corporal, la cual debe
de tener una influencia mucho más amplia de la que
se supone. Es muy probable que cada tendencia de la
personalidad tenga cierta relación con la actividad
32 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
química del organismo. Los fenómenos psicológicos
a que dan lugar dichas tendencias no son, pues, he­
chos aislados sino partes integradas en el organismo
en su totalidad. Sería erróneo emitir una teoría me-
canicista del organismo basándose en datos de origen
químico, porque las glándulas no actúan separada­
mente para provocar las tendencias de la personali­
dad, sino que se influyen mutuamente. La corriente
sanguínea, que relaciona a todos los órganos del cuer­
po, parece poseer determinadas características que le
son dadas no sólo por todo el organismo sino tam­
bién por la personalidad.
De estas consideraciones biológicas se deduce que
la actividad psíquica no depende solamente de la psi­
que. Lo psíquico no es, pues, el resultado exclusivo
de la función cerebral sino que está integrado en todo
el organismo. Alfredo Adler fué el primero que se­
ñaló el hecho de que la gente no piensa solamente con
su cerebro, sino también con sus glándulas, su estó­
mago, su corazón, sus pulmones y otros órganos. A
este fenómeno lo llamó Adler “el dialecto de los ór­
ganos”.1 A esta interrelación entre los fenómenos psí­
quicos y los somáticos se le llama ahora psicosomáti-
ca. Si bien es cierto que existen enfermedades debidas
a las bacterias, la experiencia indica que en muchos
casos existe una constitución física susceptible de fa­
vorecer una enfermedad. Tal ocurre cuando determi­
nado órgano es débil, y dicha debilidad aparece cuan­
do se utiliza el órgano como canalizador de ciertas
expresiones de la personalidad. Es decir, que una ten­
sión psíquica puede provocar una tensión de los ór­
ganos e incluso un hiper o hipodesarrollo de la fun­
ción glandular, lo cual repercute sobre el organismo.
En esta forma se crea un ciclo biopsíquico entre los
estímulos psicológicos (p) y los biológicos (b) : p —»
b —> p —> b —> p , etc.
LAS BASES BIOLÓGICAS 33

El sistema nervioso

La relación más importante entre todos los órganos


internos y el cerebro se establece por medio del siste­
ma nervioso, el cual se divide en tres formaciones
principales: el sistema nervioso autónomo, el sistema
nervioso central y el sistema nervioso periférico. A su
vez, el primero, que establece las interconexiones, está
constituido por dos sistemas principales: el simpático
y el parasimpático. El sistema nervioso autónomo
estimula los músculos involuntarios y las glándulas.
Los movimientos gastrointestinales, el ritmo cardíaco,
ciertas posturas corporales etc. no son actividades
conscientes y, por tanto, no pueden ser aprendidas. Las
tendencias emocionales parecen estar estrechamente
relacionadas con el sistema nervioso autónomo, del
cual hablaremos con más detalle cuando tratemos
de las emociones (véase pág. 128).
Si pudiéramos influir sobre la relación entre nues­
tro sistema nervioso autónomo y nuestro sistema ner­
vioso central (que dirige todos los actos conscien­
tes) podríamos regular todos los procesos internos
del organismo y, por tanto, dirigir nuestras emocio­
nes. Parece que esto podría lograrse mediante la dis­
ciplina de los reflejos, cosa desconocida en nuestra
civilización, pero conocida de ciertas antiguas civili­
zaciones, como la India. Los yoguis aseguran ser capa­
ces de regular por completo sus órganos internos, de
detener la respiración y el funcionamiento del cora­
zón; también aseguran el dominio de sus emociones.
Trataremos este problema cuando hablemos de los re­
flejos (p. 182-3).
El sistema nervioso central tiene como función
principal la dirección consciente del organismo y el
desarrollo de la capacidad de aprender. En el hom­
bre, este sistema se compone del encéfalo y la médula
espinal (figs. 3 y 4). Las partes más importantes del
encéfalo son los dos hemisferios cerebrales, los dos
34 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
del cerebelo, el puente de Varolio y el bulbo raquí­
deo o médula oblonga. Algunas funciones están locali­
zadas, hasta cierto punto, en el cerebro, aunque, en
general, éste funciona como un todo indivisible. Dis­
cutiremos sus funciones cuando describamos los pro­
cesos del pensamiento (pág. 188), pero no queremos
dejar de mencionar aquí que el cerebro, el aparato
más sutil del organismo, presenta un fenómeno similar
al descrito por Driesch en el erizo de mar; si un cen­
tro nervioso es destruido por una bala o por una apo­
plejía el paciente pierde la función correspondiente,
pero pasado cierto tiempo otro centro puede suplir las
funciones de la parte destruida.

Fie. 3. Localización de algunas funciones del cerebro

Los estudios de K. S. Lasliley 87 han demostrado


este aspecto de la psicobiología. Después de entrenar
a un animal para ejecutar determinado acto se le extir­
pa la zona del cerebro que se supone relacionada con
la ejecución de dicho acto. Una vez que el animal se ha
restablecido de la intervención se comprueba si la
ablación de aquel centro cerebral ha hecho desapa-
LAS BASES BIOLÓGICAS 35
recer el acto correspondiente y si éste no puede apren­
derse de nuevo como sugeriría una relación mecani-
cista entre el cerebro y el acto correspondiente. Como
en otros casos, ocurrió algo sorprendente: el animal,
que al principio era incapaz de realizar el acto
aprendido, pudo volver a ejecutarlo mediante un en­
trenamiento adicional. De estos hechos debemos de­
ducir que el mismo acto puede ser aprendido por dis­
tintos centros cerebrales y que debemos rechazar una
teoría mecanicista basada en localizaciones cerebrales
fijas. Éste era el caso de Driesch con el erizo de mar,
en el cual distintas partes, o quizá todo el cerebro,
parecen tener iguales potencialidades. La teoría de
las funciones específicas localizadas en regiones de­
terminadas del cerebro ha ido desvirtuándose paula­
tinamente y ha sido sustituida por la de que el ce­
rebro actúa en su totalidad.
Lòbulo parielal

Fig. 4. Corte central del hemisferio cerebral izquierdo


El sistema nervioso tiene dos funciones principa­
les; la primera consiste en transportar el impulso ner­
vioso desde los receptores que reciben los estímulos
del ambiente hasta los efectores, especialmente los
músculos. La rápida conexión entre los receptores que
reciben el impulso y los músculos que reaccionan es
establecida por los nervios. Sin embargo, las respues­
tas no son dadas por partes aisladas sino siempre
36 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
en relación con el conjunto. Esta organización de
respuestas en un plan unificado se denomina integra­
ción y constituye la segunda función del sistema ner­
vioso. Organiza los estímulos que llegan a los troncos
nerviosos procedentes de los órganos de los sentidos,
transformándolos en impresiones globales transmiti­
das por los troncos nerviosos hasta los músculos y
glándulas. Los nervios conectados con una masa cen­
tral, el encéfalo y la médula espinal que se extiende a
lo largo de la espalda, envían a ese centro general los
llamados nervios “sensitivos” y emiten los llamados
“motores”. Los primeros son aferentes y los segundos
eferentes. El centro relaciona la impresión y la ex­
presión, lo que permite al organismo accionar y re­
accionar como una unidad.

Fig. 5. Una neurona (célula nerviosa motora) conectada con


una célula muscular

Si napsis

Fig. 6. Sinopsis, conexión de una célula nerviosa con otra


Los impulsos nerviosos atraviesan la célula nerviosa en un solo
sentido

Cada nervio contiene muchísimas fibras nerviosas.


Solamente el nervio óptico tiene unas 400,000. Se esti­
ma que el número total de células nerviosas es mayor
LAS BASES BIOLÓGICAS 37
de 14 mil millones. La neurona se divide en tres par­
tes: el cuerpo celular, el eje y las dendritas (fig. 5).
1.a fibra nerviosa simple, a semejanza de un alam­
bre aislado, consiste en un cilindro envuelto por
una vaina. El cilindro, llamado eje, es una rama
de una célula nerviosa la cual posee ramificaciones
todavía más finas. Las dendritas son cortas, semejan­
tes a las ramas de un árbol, mientras el cilindro-eje

Fig. 7. Representación esquemática de las vías sensoria y


motora en la médula espinal
Los impulsos de los receptores de la piel llegan a la médula
espinal a través de las células nerviosas aferentes y sensitivas.
En la médula espinal los impulsos excitan las células nerviosas
eferentes o motoras, a lo largo de las cuales van los impulsos a
los músculos. Los impulsos son también transmitidos al cerebro.
La vía receptor-médula espinal-efector se llama “arco reflejo”,
aunque muy fino puede alcanzar una longitud que
varía entre algunas pulgadas y varios pies. El sistema
formado por los nervios no es, como se había supues-
33 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
to, "una red”, pues aunque una neurona tenga contacto
con otra no se fusiona con ella y continua aislada.
Al contacto que establece una neurona con otra se
le llama sinapsis. En la sinapsis entre dos neuronas el
cilindro-eje de una termina en varios ramos que esta­
blecen contacto con las dendritas de otro cilindro eje.
En una sinapsis la dendrita es el receptor y el cilindro-
eje el estimulador. Las fibras sensitivas aferentes/y
las motoras eferentes con sus conexiones sinápticas
forman el “arco reflejo”, que constituye el camino
seguido desde un órgano sensitivo y a través de un
centro nervioso hasta el músculo (fig. 7). La con­
ducción del impulso nervioso es tan rápida (unos 70
metros por segundo), que una reacción simple se pro­
duce en una fracción de segundo. La velocidad de la
conducción demuestra que se trata tanto de un pro­
ceso químico como eléctrico.
La actividad nerviosa está sometida a la ley del
todo o nada. Puede ser comparada a una explosión
de dinamita; explota totalmente y su intensidad no
puede ser graduada. Del mismo modo, la energía la­
tente de un nervio se descarga por cualquier estímulo
capaz de excitar la fibra. Las diferencias que existen
en la reacción de un nervio no resultan de la distin­
ta energía descargada por una fibra sino que depen­
den del número de fibras que han entrado en ac­
tividad. Un estímulo enérgico excita más fibras y
despierta mayor número de ondas por segundo. El
sistema nervioso ha sido comparado con un sistema
telefónico. Los nervios, a semejanza de los cables tele­
fónicos, unen puntos distantes, y convergen en un cen­
tro común donde se establecen las conexiones como
en un conmutador. Sin embargo, todas estas funciones
son múltiples e interrelacionadas. Cada célula ner­
viosa influye sobre otras muchas, lo que hace enor­
memente complicado el sistema nervioso. Por ejem­
plo: los grandes nervios motores que controlan los
músculos reciben energía de nervios sensitivos locales,
de nervios de la médula espinal y del tronco cerebral
LAS BASES BIOLÓGICAS 39
y de los del cerebelo. Todos estos nervios juntos de­
terminan cuándo debe ser activada la neurona. Así, la
contracción de un músculo se basa sobre lo que podría­
mos llamar una discusión colectiva de todo el sistema
nervioso, sobre el dinamismo de diversas fuerzas, pero
nunca sobre un mecanismo estático de cualquier tipo
que sea.
La actividad del sistema nervioso nunca puede ser
reducida a una simple neurona o a un centro locali­
zado. Actúa como un todo, y como penetra en todos
los lugares del cuerpo es el organismo en su totalidad
el que actúa conjuntamente.

Bases eléctricas de la actividad psicológica

Hacia mediados del siglo pasado se descubrió que


lodos los tejidos vivos poseen características eléctricas
mensurables en milésimas y millonésimas de voltio.
En 1924, el neuropsiquiatra alemán Hans Berger con­
siguió grabar las oscilaciones del cerebro humano.
Berger utilizó para este fin el electroencefalógrafo
(abreviadamente: E.E.G.), aparato registrador que
consiste en varios electrodos que se adhieren a la piel
del cráneo y un amplificador que aumenta los efec­
tos de las corrientes cerebrales más de un millón de
veces. Los experimentos realizados indican que los
procesos eléctricos proceden de los cuerpos celulares
nerviosos. El cerebro emite ondas que oscilan entre 20
y 150 millonésimas de voltio. Han sido observados
cuatro tipos de ondas eléctricas cerebrales con dis­
tintas frecuencias: las llamadas ondas alfa, cuya fre­
cuencia normal, en el adulto, es de 8 a 13 por segun­
do; las ondas beta, cuya frecuencia es de 18 a 50 por
segundo; las gamma, de amplitud más baja que las
beta, y, por último, las ondas delta, que sólo aparecen
cuando existe un tumor cerebral u otra formación
anormal.
La valoración de un electroencéfalograma se basa,
40 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
además de en la amplitud y la frecuencia, en el
tiempo por ciento, o en la persistencia durante cier­
to tiempo de determinado tipo de ondas en un caso
dado. Existen considerables diferencias entre diversos
electroencefalogramas, hasta el extremo de que algu­
nos investigadores creen que puede distinguirse a un
individuo de otro mediante sus ondas cerebrales, del
mismo modo que se diferencian por sus huellas dacti­
lares. Los gemelos idénticos, pero no los gemelos fra­
ternales, muestran marcadas semejanzas del electro­
encefalograma, lo que indica la naturaleza hereditaria
de los procesos eléctricos. Las diferencias individua­
les del electroencéfalograma disminuyen considera­
blemente durante el sueño o la narcosis y aun durante
el reposo, mientras que cualquier actividad aumen­
ta esas diferencias. La correlación entre las carac­
terísticas del electroencéfalograma y los tipos de
personalidad no ha sido todavía satisfactoriamente
establecida, aunque parece existir. En los tipos es­
quizoides las ondas son más irregulares, mientras
en los maníaco depresivos son más constantes. Los
estímulos repentinos y la concentración mental inhi­
ben o cambian la forma de las ondas, pero las re­
peticiones o la preparación del sujeto para ciertos
estímulos sensoriales disminuyen los efectos del cam­
bio. Los estados emocionales tienden a hacer dismi­
nuir la frecuencia de las ondas alfa y el shock, el
miedo, la perplejidad, aunque puramente imaginarias,
producen un bloqueo del ritmo. La temperatura, la
actividad glandular y el metabolismo tienden a modi­
ficar el ritmo alfa. Los toxicómanos, los alcohólicos y
los epilépticos presentan ondas características. Al
parecer se presentan trastornos eléctricos antes de
que aparezca cualquier síntoma evidente de trastorno
mental, habiéndose podido pronosticar psicosis y neu-
rosis mediante el electroencéfalograma realizado en
niños.
Los distintos tipos de ondas eléctricas y su depen­
dencia de los procesos psíquicos, especialmente de las
LAS BASES BIOLÓGICAS 41
emociones, indican una relación entre los procesos
(léctricos y la personalidad. El pensamiento que atra-
v ¡esa nuestra mente es como el destello de un relám­
pago debido a la actividad eléctrica de las células.
El Dr. B. Libet y R. W. Gerard, de la Universidad de
Chicago, han dado cuenta recientemente de sus ob­
servaciones, de las cuales se deriva que cada célula
rehace su propia carga eléctrica semejante a la que
se desarrolla en las nubes tormentosas y, como el re­
lámpago, la descarga sobre las células contiguas.

Los SENTIDOS

La característica más importante del desarrollo es la


diferenciación. El organismo más simple no está dife-
*en
renciado los diversos órganos sensibles sino que
lodo su cuerpo es igualmente sensible a los estímulos
mecánicos, químicos y eléctricos así como al calor, al
frío y a la luz. En los organismos más evolucionados
estas reacciones están diferenciadas y coordinadas
con ciertas partes del cuerpo.
Las sensaciones han sido clasificadas en tres gru­
pos básicos: las extraceptoras, que reciben el estímulo
del exterior, como el ojo, el oído etc.; las intracep-
toras que lo reciben de dentro, como el estómago, los
pulmones, los intestinos etc., y las proprioceptoras,
localizadas en el cuerpo mismo y que reciben los es­
tímulos por el movimiento de sus partes como los
músculos, huesos, articulaciones etc. Una característi­
ca de los extraceptores es la de percibir a distancia,
por lo que mediante ellos el organismo se adapta
al ambiente. Los órganos de los sentidos gradúan el
estímulo como los instrumentos de medida. Su sensi­
bilidad depende de tres factores: 1) la función selec­
tiva, que está adaptada a determinada clase de es­
tímulos; 2) su grado de impresionabilidad, y 3) su
respuesta a distintas intensidades y diversas varieda­
des de estímulos.
42 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
En relación con los órganos de los sentidos debe­
mos distinguir entre sensación y percepción. Estos
órganos son receptores de estímulos y sólo nos dan
sensaciones, las cuales se transforman en percepciones
en el cerebro. Todos los órganos de los sentidos co­
laboran entre sí. Si una mosca nos zumba alrededor
de la cabeza, la vemos, la oímos y la sentimos al
mismo tiempo; la visión, el oído y el tacto funcionan
a la vez. El lenguaje utiliza a menudo las mismas
palabras para describir sensaciones de diferentes ór­
ganos. Por ejemplo: “aspereza” y “suavidad” pueden
referirse a la vista, al oído y al tacto. La intensidad
se puede experimentar con todos los sentidos.

Visión. En principio, el ojo es muy semejante al


mecanismo de una cámara fotográfica (fig. 8). La
retina es la película, tanto el ojo como la cámara
poseen lentes, la pupila es como el diafragma, la
esclerótica del globo del ojo es como la caja de la cá­
mara. El ojo contiene en el iris pequeños músculos
que regulan el tamaño de la pupila permitiendo la
entrada de la cantidad conveniente de luz. Tras la pu-
LAS BASES BIOLÓGICAS 43
pila está situado el cristalino, mecanismo elástico,
semejante a la lente de la cámara fotográfica, que
('nfoca el ojo hacia los objetos próximos o lejanos. La
elasticidad del cristalino se mantiene tensa mediante
un anillo de fibras radiales que, a su vez, son contro­
ladas por un anillo de tejido muscular: el músculo
ciliar. El cristalino dirige los rayos luminosos hacia
la retina, donde se forma la imagen. La córnea, cu­
bierta dura y transparente, está situada por delante
de la pupila y el iris, combada hacia delante, de modo
que refracta los rayos luminosos que pasan a través
de ella. Detrás del cristalino está la retina, finísima
membrana que contiene las células sensitivas y ner­
viosas. Las primeras son de dos clases: los bastones,
que sólo son sensibles a la luz o a la oscuridad, y los
conos, sensibles solamente al color. Los bastones es­
tán localizados en los bordes de la retina mientras
los conos se localizan en una ligera depresión casi
central llamada fóvea. Ésta, con los conos, constituye
el centro de la visión a la luz, pero es casi insensible
en la oscuridad. Existe, sin embargo, una acción de
los bastones que permite que la retina pueda adap­
tarse más en la oscuridad. La teoría cromática de
Young y Helmholtz57 se basa en el hecho de que
todos los colores pueden obtenerse mediante una
mezcla del rojo, el verde y el azul. Se supone, pues,
que la retina sólo reacciona ante estos tres colores
primarios y que los demás se obtienen por una mezcla
de las respuestas básicas. Sin embargo, esta teoría no
puede explicar algunos fenómenos como, por ejem­
plo, el hecho de que el color amarillo es visto por los
sujetos que padecen daltonismo, mientras no distin­
guen el rojo del verde.85
Hay otros muchos fenómenos que no pueden ser
explicados por una teoría estática, como, por ejem­
plo, el hecho de que, a la percepción, las formas per­
manezcan iguales a pesar de cambiar las sensaciones
de iluminación, color, tamaño y posición. Distinto de
la máquina, el receptor óptico mantiene la constancia
44 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
y la continuidad de las impresiones. Observemos lo
que ocurre en la proyección de una película cinema­
tográfica: lo que se proyecta en la pantalla es una
serie de fotografías estáticas y la impresión de movi­
miento se deriva del encadenamiento de las series en
distintas posiciones. El receptor óptico establece rela­
ciones y enfoca los elementos dinámicos y no los está­
ticos. 15 57 El complicado fenómeno de la percepción
será expuesto en otro capítulo (véase p. 50 y si­
guientes) .

Oído. El órgano del oído se parece al de la vista en


que ambos son receptores de ondas (fig. 9). Se com­
pone de tres partes principales: el oído externo, que
funciona como un colector de ondas; el medio, que las
transforma, y el interno, que es un receptor sensible.
Las ondas sonoras, percutiendo la membrana del tím­
pano ponen en movimiento tres huesecillos que for­
man el oído medio, los cuales transmiten la vibración
al oído interno. En este último está situada la cóclea,
llamada también caracol por su forma espiral, que
está llena de un líquido salino, y la membrana basilar,
que contiene las células sensoriales, provistas de finí­
simos filamentos que, como cuerdas de un piano,
reaccionan a cada vibración.
Helmholtz aplicó al oído su “teoría del piano”
semejante a su hipótesis mecánica del ojo. Según esta
teoría cada elemento de la membrana basilar sólo
respondería a la vibración con la que estuviese sinto­
nizada y debido a esta sintonización fija el individuo
distinguiría las distintas vibraciones como sonidos di­
ferentes. Los experimentos con el conejillo de Indias
parecen apoyar esta opinión. M. Aupton expuso con­
tinuamente a estos animales al mismo tono y observó
que llegaban a quedarse sordos para tal vibración,
debido a que ciertas células ciliadas de la membrana
basilar habían degenerado.
De nuevo se siente uno inclinado a considerar el
oído como una máquina con elementos fijos de locali-
LAS BASES BIOLÓGICAS 45
zación. Pero, al igual que ocurre con el cerebro y con
el ojo, se producen en el oído ciertos fenómenos que
no encajan en una explicación niecanicista. En primer
lugar: ¿qué es lo que oímos? ¿longitudes de onda o
sonidos? Así como disponemos en cierta forma la
longitud de las ondas luminosas, así también organi­
zamos las vibraciones sonoras y, al escuchar música,

no oímos una suma de sonidos, sino una pauta inte­


grada. La teoría de las estructuras (Gestalt) apoya
uno de sus puntos básicos señalando que cuando una
pieza de música se transporta (por ejemplo, para otro
instrumento) se entiende como la misma pieza aunque
cada uno de sus elementos haya cambiado. Cuando
varias personas hablan al mismo tiempo entendemos
y diferenciamos las voces de cada una aunque to­
das las vibraciones lleguen al oído confundidas unas
con otras. Así pues, el órgano del oído no reacciona
como una máquina sino con cualidades organizadoras.
P. T. Young realizó el experimento de colocar en
cada oído de una persona un tubo que dando la vuel­
ta por encima de la cabeza termina en un receptor
colocado cerca del oído opuesto, de tal modo que se
oyen con un oído los estímulos que deberían oírse
46 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
con el otro. El sujeto al que se ha colocado este dis­
positivo tiene una transposición completa de los soni­
dos, ya que cuando oye un sonido hacia la derecha el
objeto que lo produce está situado a la izquierda y
viceversa. Mientras el sujeto tiene los ojos cerrados
durante el experimento, la localización invertida no
cambia, pero ocurre a menudo que, cuando abre los
ojos, recobra la percepción y orientación normales.
La percepción visual corrige el error auditivo demos­
trando la interacción entre los distintos sentidos y la
adaptación orgánica contraria a la fijeza mecánica.
Cuando se retira el instrumento el sujeto vuelve inme­
diatamente a establecer la localización normal. Una
adaptación semejante ocurre con la visión cuando
cambian las condiciones.
El oído, como el ojo, no sólo recibe estímulos sino
que es también capaz de apreciar distancias. Las fun­
ciones de este órgano son múltiples; no sólo oye so­
nidos separados sino que diferencia ruidos y tonalida­
des y es capaz de sintetizar integrando sonidos sim­
ples en un conjunto. Por último, el sentido del equi­
librio está también situado en el oído. La posición en
el oído interno de unas concreciones llamadas otoli-
tos, que influyen en los finos filamentos receptores,
nos permite conocer la posición de la cabeza y la sen­
sación de nuestros movimientos. Una lesión del oído
interno puede afectar el sentido del equilibrio y cuan­
do se hace a una persona girar rápidamente sobre sí
misma los efectos que esta rotación produce en el oído
interno dan lugar a la sensación de vértigo. Sin em­
bargo, esta función no forma parte del sentido auditivo.

Olfato. Comparado con la visión y el oído, el sentido


del olfato ocupa un lugar secundario en la mayor par­
te de los seres humanos. Los llamados receptores olfa­
torios están situados tan profundamente en la nariz
que se hace difícil realizar experimentos con ellos.
H. Henning 58 limita los olores a seis factores bási­
cos, a saber: a especias, fragante, etéreo, resinoso, pú-
LAS BASES BIOLÓGICAS 47
trido y chamuscado. Como los demás órganos de los
sentidos, el del olfato tiene la facultad de analizar y
sintetizar, existiendo también una adaptación alfatoria.

Gusto. En íntima relación con el sentido del olfato está


el del gusto. Algunas cualidades que se suponía eran
propias del gusto pertenecen, en realidad, al olfato.
Los sabores primarios son el amargo, el dulce, el ácido
y el salado. El gusto está también relacionado con las
sensaciones dolorosas y táctiles; por ejemplo: un sa­
bor cáustico puede hacerse doloroso y un sabor suave
da una sensación táctil. Así, el sentido del gusto es un
fenómeno muy complejo, basado también en la inte­
gración de varios estímulos cuyos efectos no son el
resultado de una suma sino de la integración en una
unidad. Los receptores del gusto son las papilas de la
superficie lingual, de las cuales unas están adaptadas
para una sola sensación gustativa mientras otras lo
están para dos o tres. Sin embargo, los verdaderos
receptores gustativos, los botones gustativos, están si­
tuados en pequeñas depresiones bajo la superficie de
la lengua. Hay muchas substancias que dan la sensa­
ción de un sabor y de ahí ciertas dudas acerca de la
naturaleza de un estímulo. También en el sentido del
gusto se observan los fenómenos de adaptación y
de contraste. Así, sabemos que una naranja nos re­
sulta más ácida después de comer un caramelo, pero
más dulce después de un limón.

El sentido del tacto. Las sensaciones de calor y frío,


de aspereza y suavidad, de cosquilleo, de picor, etc.,
pertenecen al sentido del tacto.101 Si, pasamos un lápiz
sobre la piel notamos en ciertos puntos una sensación
de frío; utilizando un estímulo cuya temperatura sea
un poco más elevada que la de la piel experimentare­
mos la sensación de puntos calientes y, por último,
usando un objeto agudo sentiremos en los llamados
puntos dolorosos una impresión de dolor. Con la pun­
ta de un cabello podemos encontrar en la piel ciertos
48 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
puntos táctiles que nos dan la sensación del tacto.
Vemos, pues, que se encuentran en la piel receptores
para el frío, el calor, el dolor y el tacto. Sin embargo,
también en este caso son raras las sensaciones aisla­
das, siendo más frecuentes las sensaciones combinadas
en distintas formas; así, las de calor y frío pueden
despertar también dolor. Además, cada sensación pue­
da adoptar diferentes tipos y, por ejemplo, el dolor
puede sentirse como escozor, pinchazo, punzada etc.
Los puntos sensibles de la piel presentan también
un fenómeno paradójico, por ejemplo: si se aplica un
estímulo sumamente frío puede dar la sensación de
calor. También hay sensaciones paradójicas de dolor,
ya que el dolor puede ser agradable o desagradable;
el picor de una especia sobre la lengua y ciertas sen­
saciones táctiles, siendo fundamentalmente dolorosas,
se experimentan como placenteras.

El sentido kinestésico y otros sentidos. Los cinco sen­


tidos que acabamos de describir fueron tenidos hasta
hace poco como los únicos en el hombre. Actualmen­
te, aunque no sabemos exactamente cuántos sentidos
posee el hombre, sí sabemos que son más de cinco.
Uno de ellos es el sentido muscular, mediante el cual
apreciamos un peso que sostenemos en la mano. Se
han encontrado órganos sensoriales en los músculos,
tendones y articulaciones. Este sentido, llamado ki­
nestésico o del movimiento, indica la posición de las
extremidades y la progresión del movimiento cuando
desarrollamos alguna actividad.
Tenemos, además, sensaciones orgánicas como el
hambre, la sed, la náusea etc., y otras de carácter
indefinido que parecen influir en nuestra sensación
de bienestar o de depresión. El sentido que produce
la llamada percepción extrasensorial, tal como la tele­
patía, no es un fenómeno normal ni frecuente y per­
tenece al capítulo de la psicología anormal * (véase
pág. 187).
♦ En preparación por el mismo autor: Normal or Abnormal ?
LAS BASES BIOLÓGICAS 49
Aunque cada órgano sensorial es un receptor para
determinados estímulos y está formado como una com­
plicada máquina para reaccionar ante estímulos sepa­
rados, en realidad todos los sentidos funcionan ínti­
mamente ligados y algunos pueden sustituir par­
cialmente a otros. Los ciegos sustituyen con el tacto
su falta de visión, leen con las manos tan bien como
nosotros con los ojos y no por pasos sucesivos, sino
también con la percepción de una unidad. Los impre­
sos para ciegos están formados por elevaciones punti-
forrnes del papel y, cuando el ciego percibe la im­
presión de una palabra con su mano izquierda, la
derecha, explorando la que sigue, integra las pala­
bras en la unidad de una frase. En las personas ciegas
el sentido del tacto puede desarrollar enormemente la
recepción de vibraciones. Las ondas sonoras, refle­
jándose en los objetos pueden servir para localizar la
posición de éstos como hacen los aparatos de radar.
La historia de Helen Keller, ciega y sorda, constituye
el caso más fantástico del éxito conseguido exclusiva­
mente mediante el alto desarrollo del sentido del tac­
to. La vida de esta mujer demuestra que el ser hu­
mano es capaz de percibir el mundo óptico y acústico
aun cuando carezca de los órganos específicos y de­
muestra que una función (en este caso el sentido
del tacto) posee inimaginables posibilidades latentes.
Todo lo cual demuestra también que el organismo no
funciona mediante normas rígidas como una máquina.
III

LA PERCEPCIÓN

Percepción e interpretación

El objetivo principal de los esfuerzos técnicos del hom­


bre es perfeccionar las funciones del organismo por
medios artificiales. Ejes, tijeras, arpones, etc. sir­
ven para aumentar las actividades manuales; la rueda
para extender el movimiento de sus piernas; los ante­
ojos, los telescopios y las cámaras fotográficas para
corregir las cualidades visuales y así sucesivamente.
Después de haber inventado mecanismos que traba­
jan con más eficiencia que las funciones orgánicas, el
hombre considera sus órganos como máquinas im­
perfectas. Del’mismo modo que una máquina trabaja
en determinada forma con un material dado, así se
suponía que la máquina humana estaba similarmente
formada en cada cuerpo.
Desde este punto de vista, la percepción es, sim­
plemente, un acto. De acuerdo con un viejo e ingenuo
concepto, los nervios conducen las imágenes o pro­
piedades del objeto al cerebro donde distintas máqui­
nas registran los estímulos procedentes del exterior.
La percepción es el acto físico de recibir impresiones
sensoriales, es decir, de registrar la reflexión de la luz
o, para ser más exactos, las ondas luminosas, de regis­
trar las ondas sonoras, tle responder con una sensación
cuando se tocan las llaves que marcan “frío”, “calor”
o “dolor”. Pero el acto de la percepción es mucho
más complicado.
El cerebro es no solamente una máquina registra­
dora sino que al mismo tiempo que registra interpreta
el sentido de las impresiones. La percepción no es
como la respuesta de una máquina. Si se insta a varios
artistas a que pinten el mismo paisaje, cada uno de
50
LA PERCEPCIÓN 51
ellos nos da un cuadro diferente. Cada espectador
de una película puede hablarnos de las diferentes
cosas que ha observado; una pieza de música es perci­
bida de modo muy distinto por diferentes oyentes;
varios testigos de un accidente o de un suceso nos
cuentan variadas versiones. No percibimos sólo con
un órgano sino que cada fenómeno es registrado por
varios y la más ligera desviación en cada uno puede
dar lugar a considerables variaciones en cada perso­
na. Si cada uno percibe el mismo material con ciertas
diferencias, si la descripción de la misma cosa varía
es que no conocemos las propiedades de la materia y
(‘I psicólogo debe repetir la proposición del filósofo
Kant: ‘‘Vemos las cosas no como ellas son sino como
somos nosotros.” La percepción puede llegar a ser
una interpretación de lo desconocido. El siguiente
cuento nos expone la idea que tenía un ciego del sol:

Érase un hombre ciego de nacimiento. Nunca había visto el


sol y preguntaba cómo era a la gente que lo había visto. Al­
guien le dijo que el sol tiene la forma de un plato de latón.
El ciego golpeó un plato de latón y escuchó su sonido. De ahí
en adelante cuando oía el sonido de una campana pensaba que
ora el sol. Más tarde le dijeron que la luz del sol era como la
de una vela; el ciego palpó una vela y creyó que tal era la for­
ma del sol y así cuando más adelante tocó una gran llave pensó
que se trataba del sol.

Se deduce de esta historia que la percepción no


puede ser comunicada y se deducen también sus rela­
ciones con la imaginación. De dicho cuento podemos
sacar la conclusión de que la verdad es más difícil de
ver que el sol, y cuando la gente no la conoce se com­
porta exactamente igual que el ciego. Lo que es verdad
para las percepciones exteriores también lo es para las
internas; estas percepciones no son elementos fijos y
tienen que ser comprendidas en su conjunto.
Un daltoniano distingue los colores sólo por su
diferente brillo, de tal modo que generalmente nadie
sospecha su ceguera cromática. Sin embargo, si la in­
52 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tensidad de dos colores es igual no puede distinguir­
los, fenómeno que ha ocasionado accidentes ferrovia­
rios cuando el conductor no ha podido distinguir la
luz roja de la verde.
¿Que ocurre cuando miramos un objeto? Las on­
das luminosas reflejadas por el objeto llegan a nues­
tros ojos y, con ciertas modificaciones, impresionan la
retina donde nos dan una imagen invertida que es
enderezada al llegar al cerebro, donde además se rela­
ciona con diversas asociaciones y recuerdos. Esta
imagen combinada es entonces proyectada sobre el
objeto, el cual nunca rasga el velo de nuestra per­
cepción. Nunca percibimos el mundo exterior sino en
razón del nuestro propio.
Por tanto, la percepción no es totalmente distinta
de la imaginación. Siempre se proyecta sobre las per­
cepciones cierto grado de fantasía. Debemos esta­
blecer una distinción básica entre sensación, es decir,
la recepción del estímulo, y percepción, que incluye el
conocimiento de la existencia del objeto. La percep­
ción combina cierto número de sensaciones; por ejem­
plo, el color rosado, la forma redondeada y la fra­
gancia son percibidos juntos en una rosa. Pero la
percepción no es solamente la combinación de diver­
sas sensaciones sino también la integración de los
nuevos estímulos percibidos en experiencias pasadas
incluyendo la elaboración de ciertos detalles y descui­
dando otros.

Atención. Así como todo el mundo lanza el relámpago


de la percepción sobre diferentes fenómenos del
mundo, así también las definiciones de la percepción
varían con los distintos investigadores en razón de la
importancia que dan a los procesos perceptivos. Según
ciertos psicólogos percepción es el proceso de llegar
a conocer un objeto. En esa definición se hace hinca­
pié en la concentración de la actividad perceptiva, en
sus relaciones con la atención. Si miramos desde una
ventana abierta, nuestros sentidos son afectados por
LA PERCEPCIÓN 53
determinado número de sensaciones: el ruido de la
calle, el aroma del aire y gran número de estímulos
visuales. Si oyésemos la voz de nuestro hijo, o si el
aire viniese impregnado de olor a comida u observé'
ramos una cara desconocida en la ventana opuesta
nuestra percepción se haría más penetrante. La aten­
ción es una función activa de nuestro organismo;
mientras el simple registro de estímulos puede com­
pararse con el que hace una máquina, la atención es
una función activa. La importancia de la atención en
la percepción nos conduce a la psicología dinámica
que considera el pensamiento como un acto, mien­
tras que el subrayar la importancia del registro en la
percepción nos lleva a una psicología estática que con­
sidera el pensamiento como una situación.
El problema de la percepción y de la atención
sugiere ciertas observaciones, una de ellas acerca de
la amplitud de la percepción. ¿Cuántas cosas pueden
percibirse al mismo tiempo? Solamente podemos ver
parte de las cosas que nos rodean. Con una corta expo­
sición podemos percibir fácilmente una frase, pero no
varias letras inconexas. Existen, pues, varios grados de
percepción que dependen de la estructura del objeto.
La atención depende del nivel del estímulo. Si oímos
continuamente el tic-tac de un reloj dejamos de adver­
tirlo, pero nos damos cuenta si el reloj se para. Los
ruidos insólitos atraen nuestra atención. La atención
está relacionada con la habituación a una percep­
ción, pues la adaptación a un estímulo disminuye la
intensidad y el cambio de estímulo intensifica la aten­
ción.
La atención no sólo depende de la situación pre­
sente sino de nuestra preparación pretérita. El buzón
de correos atrae nuestra atención si tenemos que echar
una carta; en este caso la percepción no sólo está
relacionada con la atención sino también con la me­
moria. La atención depende además de la expectativa
sobre determinado hecho. No nos fijamos en un niño
cuando está dedicado a sus juegos habituales, pero
54 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
atrae inmediatamente nuestra atención si se sube al
antepecho de la ventana porque anticipamos un posi­
ble peligro. Así, nuestra atención aísla este hecho de
la multitud de elementos perceptibles. La expectativa
y la anticipación preparan la percepción y previenen
al observador. El conductor está preparado para per­
cibir las señales del tránsito, la orquesta para percibir
la señal del director. Así pues, la característica prin­
cipal de la percepción es la rapidez para escoger
ciertos objetos.
La atención preparatoria para la percepción de­
pende de muchos factores entre los cuales los más im­
portantes son los siguientes: 1) La atracción que ejer­
za el estímulo sobre uno o más de nuestros sentidos.
2) Estímulos extraordinarios. 3) La relación de varios
estímulos simultáneos entre sí. 4) Los factores de
pendientes de la familiarización y de los cambios.
5) Nuestra preparación debida a hechos anteriores. 6)
Nuestra expectativa de hechos futuros. 7) La repeti­
ción de un mismo estímulo. 8) Las asociaciones emo­
cionales. 9) La sugestión. 10) Nuestro propósito de­
liberado.

Los factores de agrupación. La percepción ha sido


definida108 como una agrupación de sensaciones
subordinadas a las leyes de la atención. Cuando mi­
ramos un cuadro no vemos una suma de pinceladas
y chafarrinones de color, sino que los agrupamos en
la impresión total del cuadro. Cuando escuchamos
una composición musical no oímos una suma de so­
nidos aislados sino que agrupamos éstos en una im­
presión totalizadora. Siendo la luz y el sonido longi­
tudes de onda, la misma longitud puede confundirse
con otra.
Pero la percepción es organización. ¿Se trata de
una organización completamente arbitraria? Ya he­
mos visto que la percepción depende de la imagina­
ción aunque sólo hasta cierto punto. La agrupación
de materiales iguales no depende solamente de núes-
LA PERCEPCIÓN 55
tra orgnización individual. Agrupamos las impresio-
nes generales en la misma forma. En cierto modo
transformamos los objetos en lo que significan para
nosotros; sin embargo, en gran parte, las cosas nos
inducen a percibirlas en determinada forma, y por eso
hay un acuerdo mutuo en la percepción del mundo.
En primer lugar, está el nivel de la forma. El
animal y el hombre perciben una cosa redonda como
redonda y una cosa angular como angular o por lo
menos distinguen entre ambas y reconocen la redon­
dez en sus variadas formas y la angularidad en sus
distintos matices. Cuando una rata aprende a ir ha­
cia una puerta en la que hay marcado cierto triángulo
equilátero, también responde a otros triángulos de
forma completamente distinta. Los monos que fue­
ron enseñados a reaccionar a formas geométricas,
positivamente al cuadrado y negativamente al círcu­
lo, cuando el experimentador sustituyó las formas
geométricas por dibujos —el cuadrado por una casa
y el círculo por un ganso redondeado— los monos
establecieron relaciones equivalentes prefiriendo la
forma relativamente cuadrada a la forma relativa­
mente redonda.79
Tal es el nivel perceptivo de simultaneidad. Gen­
te de la más diversa ilustración pueden reconocer
las diferentes partes de una mesa como pertenecientes
al mismo objeto cuando perciben éste.
El nivel perceptivo para el significado de una
cosa es distinto en las diferentes culturas. Al ver
una mesa todas las personas que pertenecen a nues­
tra civilización la consideran como un artefacto para
colocar objetos. Para algunos pueblos primitivos,
acostumbrados a poner las cosas sobre el suelo, la
mesa puede tener el valor de un trono. Si una per­
sona está familiarizada con los estilos artísticos, a
la percepción de la mesa asocia ciertas características
peculiares. Una persona puede percibir detalles que
otra no advierte. La percepción, pues, depende de
los diversos grados de impresionabilidad.
56 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
La parte más diferenciada de la percepción de­
pende de un amplio grado de experiencia. Percibir
un objeto como “mesa” o como “trono” o percibir los
detalles de su estilo depende de nuestros conocimien­
tos y experiencia. Pero la cuestión que se plantea es
si la primera percepción del niño es, como indica
James “una enorme, abigarrada y zumbante confu­
sión” a partir de la cual combina gradualmente los
elementos en un mosaico de percepciones. La cara de
su madre, que reconoce a partir del segundo mes,
¿es una combinación de innumerables sensaciones?
Al parecer, el niño no percibe adicionalmente sino
en forma compleja. Tanto el niño como el animal
perciben inmediatamente ciertas expresiones de la
cara de las personas que se les aproximan. Ríe cuan­
do ve una cara amistosa y grita cuando ve una que
lo asusta. Así pues, las percepciones básicas pare­
cen basarse en principios de integración.
Los mismos principios parecen ser ciertos para
la percepción del espacio. Los animales, desde muy
poco después del nacimiento, son capaces de valorar
las distancias. Pero tanto los animales como los ni­
ños tienen, aparentemente, una fragmentaria concep­
ción interna del espacio y tienen que ir controlándolo
con la experiencia. El orden espacial es apreciado
no sólo con los ojos sino también con el sentido del
equilibrio alojado en el oído, con la piel y con los
músculos locomotores y posturales. El organismo
como un todo forma las percepciones mediante la
coordinación y la integración. El factor principal
para la percepción de tres dimensiones es nuestra vi­
sión binocular. La invención del estereoscopio lia
hecho posible el estudio de los efectos de profundi
*
dad. Si a nuestros ojos se presentan dos fotografías
de un mismo objeto, tomadas desde perspectivas li­
geramente distintas, ambas se funden y dan el efecto
de profundidad, lo que no resulta si se utilizan foto­
grafías idénticas. También los efectos de lejanía pa­
recen obtenerse por los cambios en la curvatura de
LA PERCEPCIÓN 57
cada ojo cuando cambiamos la mirada de cerca a
lejos, o viceversa. Estos cambios son de convergencia
y de acomodación. Muchas teorías conducían a la
aceptación del concepto de que “la extensión de un
objeto es dada fenomenològicamente”. Los tuertos
de nacimiento tienen la capacidad de una percepción
organizada y especialmente un sentido de la simetría.
Mach observó en el asilo de ciegos de Lausanne que
las personas ciegas encontraban agradable la repeti­
ción de la misma forma en objetos tangibles en tanto
que les eran desagradables las alteraciones de la si­
metría.
La percepción está relacionada no sólo con un
factor que agrupa sino también con uno de simetría,
de proporción y de distribución.

Leyes de la percepción

Si aceptamos la tesis de que la percepción es no sólo


un factor de conocimiento sino que depende amplia­
mente de una función cerebral de agrupamiento y
organización, entonces nos preguntaremos cómo son
las cosas en sí mismas. ¿Es que no percibimos nun­
ca las cosas como son sino como somos nosotros? La
percepción funciona con arreglo a ciertos principios
que rigen todos los objetos que vemos. La teoría de
la Gestalt sostiene que por lo menos estos principios
son “verdaderos” e independientes de nuestra inter­
pretación.
Los principios básicos de la percepción pueden
clasificarse en factores de proximidad, semejanza,
dirección e inclusión.
Si presentamos una fila de puntos agrupados de
la siguiente manera:
53 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
percibimos los puntos agrupados dos a dos: ab-cd-ej
y nos resulta extremadamente difícil verlos agrupa­
dos de otra manera, por ejemplo ad-be-cf. En este
caso nuestra percepción está determinada por lo que
Wertheimer llama “el factor de proximidad”. Es decir,
agrupamos los elementos de acuerdo con la cercanía
de uno con otro. El mismo límite existe para la orga­
nización auditiva cuando golpeamos en esta forma:
tap—tap, tap-tap, tap-tap. Si los agrupamos en la si­
guiente forma:
.o .o .o
ab cd ef

percibimos juntos los elementos a, c, e y b, d, f agru­


pados con arreglo al factor de semejanza. Si dispo­
nemos los puntos de esta manera:

a b c d e f

el observador tiende a oponerse a esta rotura de la


continuidad provocada por el elemento d. Wertheimer
llama a este factor de continuidad “el factor del des­
tino uniforme”.
Existe también un “factor de dirección” que pue­
de ser demostrado por el siguiente ejemplo:

.i
Ji

a b c d c f

Los puntos c, g, h, i no se confunden con los de la


a a la /, sino que se perciben dos grupos separados.
Todavía hay otro principio de grujios distintos o
incluidos como muestra el siguiente ejemplo (San-
ford):
LA PERCEPCIÓN 59

0 0 0
0 0
0 0 0
0 0
0 0 0

Aquí no vemos los elementos desparramados sino or­


ganizados en una forma. Distintas formas resultan de
diferentes agrupaciones, pero los puntos siempre están
dentro de una norma.
Según la teoría de la Gestalt la forma de las cosas
sugiere por sí misma cierta percepción básica; la in­
terrelación de grupos ejerce una fuerza sugestiva
para que percibamos de cierto modo. Si observamos
un triángulo abierto por uno de sus ángulos (fig. 10)
nos aparece como tal triángulo aunque le falte un
ángulo. Una circunferencia que no se cierre del todo
(fig. 10) presentada durante breve exposición se ve
como una circunferencia completa. Las líneas tienden
a cerrarse; el ejemplo no es arbitrario, sino que si­
gue una ley indicada por su estructura básica.
El fenómeno consistente en ver un todo cuando
se nos presentan las partes constituye la base de nues­
tra percepción. El lugar por donde el nervio óptico
entra en el ojo se llama “punto ciego” y se puede
demostrar experimentalmente que no vemos la parte
del objeto cuya imagen cae sobre dicho punto. ¿Cómo
podría funcionar el ojo si fuese como una cámara
fotográfica, siendo así que no vemos continuamente
el espacio vacío en nuestro campo visual? Sencilla­
mente porque reconstruimos de continuo nuestras
percepciones mediante nuestra memoria de ellas.
Otro fenómeno en el que la experiencia juega un
importante papel es el observado por Wertheimer,
quien tomaba un espejo inclinado y pedía al sujeto
que observase la caída de un objeto por medio del
espejo. Al principio, el observador veía al objeto
caer oblicuamente, tal como aparecía en el espejo,
60 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

CL

a.
Fig. 14

Fie. 10. Tendencia de percibir el total, llamada “de cierre”


Fig. 11. Forma vs. experiencia (Wolff)
Fie. 12. El total es más que la suma de sus partes (Wolff)
Fie. 13. Ilusiones ópticas de longitud: a Parece más larga
que b (Müller-Lyer)
Fig. 14. a parece más larga que b (Müller-Lyer)
Fig. 15. a parece más larga que b (Wundt)
LA PERCEPCIÓN 61
pero después de un corto tiempo ya percibía la caída
normal en dirección perpendicular.
Stratton construyó un sistema de lentes mediante
el cual se percibían todos los objetos con la parte su­
perior hacia abajo y al contrario. Llevó puestos estos
lentes constantemente durante una semana y al prin­
cipio todos sus movimientos en relación con los obje­
tos exteriores fueron totalmente equivocados; perdía
su dirección y solamente podía alcanzar un objeto
después de largos cálculos. Sin embargo, después de
corto tiempo se adaptó por completo a la nueva si­
tuación.
Frecuentemente, la experiencia no nos ayuda a ver
una cosa. Los rompecabezas nos demuestran que el
hábito no nos ayuda necesariamente a encontrar
una cara oculta, aunque dicha cara pueda sernos más
familiar de lo que parece. He demostrado este fenó­
meno a mis alumnos presentándoles una figura poco
usual (fig. 11) y preguntándoles qué ven en ella.
Las respuestas han sido: “un rombo raro”, “esque­
ma de una montaña”, etc., pero ninguno reconoció la
familiar abreviatura de Nueva York (N. Y.). Al
parecer, la experiencia no es suficientemente intensa
para determinar cómo debe ser vista una figura.
Los experimentos en animales han demostrado
que, en la percepción, el factor agrupante no es ex­
clusivo del hombre. Las experiencias de Matilde
llertz han demostrado que un pájaro puede percibir
bajo qué escudilla de una serie ha sido colocado el
alimento si una de dichas escudillas está ligeramente
separada. Sin embargo, si el cuenco que contiene el
alimento forma parte de un conjunto complejo el pá­
jaro no puede distinguirlo.35
Otro experimento más importante con animales
demostró que éstos perciben las relaciones no sólo
sin experiencia anterior sino incluso contra la expe­
riencia condicionada. W. Kóhler enseñó a gallinas
jóvenes a picar granos de un papel gris oscuro y no
de otro gris claro situado cerca. Después de esta ex­
62 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
periencia el papel gris oscuro fué colocado a la luz
del sol y el gris claro a la sombra; los animales si­
guieron picando en el papel oscuro aun cuando éste
era ahora más brillante que el otro. Sin embargo, en
la percepción el fenómeno de la constancia es opues­
to al de las interrelaciones, como demostró Köhler en
sus experimentos con animales. Este autor colocaba
granos de trigo sobre un papel blanco y otro gris y
permitía a los pollitos que picasen sólo en el último,
ahuyentándolos cuando intentaban acercarse al blan­
co. Cuando los pollos habían aprendido a picotear
sólo del gris, sustituyó el blanco por otro negro, y
aunque los animales se habían acostumbrado a pico­
tear en el gris ahora lo hicieron tanto en el gris como
en el negro. Los animales, pues, no reaccionaban de
acuerdo con la formación de un reflejo condicionado,
es decir, de acuerdo con la sensación de gris, sino de
acuerdo con una relación de impresión. En Ja pri­
mera prueba el gris era más oscuro que el blanco
y los pollos habían aprendido a seleccionar el estí­
mulo oscuro. En el segundo ensayo resultaba el negro
más oscuro que el gris y los animales respondieron
de manera adecuada. Los animales no responden está­
tica sino dinámicamente; lo claro y lo oscuro no fue­
ron percibidos como elementos aislados sino interre­
lacionados.
El problema de la percepción enfrentó a la psico­
logía con uno de los grandes dilemas filosóficos.
¿Cómo pueden compaginarse las dos tesis opuestas
de que las cosas son tal como aparecen ante nosotros
y la de que las cosas sólo son reflejo de nuestra ima­
ginación? La teoría de la Gestalt ha planteado de
nuevo el antiguo concepto de la correspondencia. El
mundo es una unidad. Lo que ocurre fuera ocurre
también dentro. Las leyes básicas de la física, la bio­
logía y la psicología son las mismas. Los procesos
mentales que acaecen en nuestro cerebro correspon­
den a los fenómenos físicos del mundo circundante.
Un ejemplo demostrará este proceso: el círculo es la
LA PERCEPCIÓN 63
forma preferida y más diferenciada, como demues­
tran los experimentos sobre la percepción. En los fe­
nómenos físicos se observa también una “preferencia”
por la forma circular. Si sobre una película de jabón
extendemos un hilo de seda torcida, atado por sus
extremos, y con una aguja perforamos la superficie
cerrada por el hilo, éste toma la forma circular,
cualquiera que sea la que tuviera anteriormente. La
forma regular se produce por la acción de fuerzas
físicas sin la ayuda de ninguna máquina visible. Da­
mos este ejemplo para demostrar que una forma regu­
lar, como los cristales de nieve, como el ordenamiento
del sistema solar, puede resultar de la interacción de
fuerzas físicas por sí solas. Como toda la materia si­
gue los mismos principios dinámicos, tenemos que
Legar a la conclusión de que estos principios dinámi­
cos que se manifiestan en las cosas que vemos son de
la misma naturaleza que los cerebrales cuando reac­
cionan a ellas.

Dinámica de la percepción

La teoría de la correspondencia nos lleva a la presun­


ción de un mundo mecanizado, estático; se aprieta
el botón a y tenemos la correspondiente percepción
de un círculo; se aprieta el botón b y se nos repre­
senta un cuadrado. La finalidad fundamental de la
teoría de la Gestalt ha sido demostrar que una teoría
tan rígida es equivocada, porque lo que percibimos
no son elementos simples. Cuando vemos un árbol en
el paisaje no percibimos solamente la luz reflejada
por el árbol a nuestro ojo sino también la que refle­
jan los árboles circundantes. Estos últimos constitu­
yen el fondo sobre el cual se destaca el árbol que
enfocamos. Una percepción es resultado de la interac­
ción de dos estímulos: la figura y el fondo. Un li­
bro colocado sobre la mesa es la figura, la mesa
es el fondo; un dibujo geométrico sobre la pizarra es la
64 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
figura, la pizarra misma es el fondo; en un cuadro las
personas son las figuras, el escenario es el fondo.
La figura es diferenciada, siendo el fondo relativa­
mente indiferenciado. El pintor sabe que los colores
que usa para el fondo modifican la impresión de los
usados para la figura.
Según la hipótesis de la constancia, cada elemento
de la figura evocaría una sensación particular en el
cerebro, siendo el cuadro total resultado de la suma
de sensaciones elementales. Pero como el valor de
cada elemento simple se modifica por los que le ro­
dean, ningún elemento puede presentar una constancia
fija e invariable. El mismo árbol (a) visto a plena luz
del sol (b) produce una sensación distinta que en
un día lluvioso (c). Por lo tanto, el valor de a no per­
manece constante, sino que varía si es modificado por
b o por c. Esta observación general puede demostrarse
experimentalmente y es mucho más complicada por­
que la percepción no consiste en la adición estática de
cierto número de sensaciones, sino eh una cualidad
que resulta de interacciones dinámicas.
La dinámica de la percepción aparece en distintas
formas:
I. Cambio:
1. Los diversos elementos de la percepción adquie­
ren su valor de la forma en que se agrupan. Del mis­
mo modo que las letras del alfabeto pueden formar
todas las palabras del lenguaje, así los elementos de
la percepción pueden formar las cosas más variadas.
La percepción no es la suma de a-]-b-\-c-\-d-\-e-}-f
sino una manera de agruparse esas letras de tal modo
que cada elemento adquiere su significado de sus rela­
ciones con los demás (fig. 12).
* Dados una elipse y
cuatro trazos, la combinación de esos elementos for­
mando una cara es completamente diferente que la
suma de sus partes.
2. Un elemento simple de la percepción adquie-
* Ejemplo del autor.
LA PERCEPCIÓN 65

a, &
ogo O§O
°o° 00.0
Rg. 16

fio. Í7 V-Z

Fig. 16. Ilusión de área: a parece mayor que b (Revesz)


Fig. 17. El círculo interior de a parece mayor que el de b
(Titchener). Fig. 18. Ilusiones de deformaciones: paralelas
combadas (Herring). Fig. 19. La circunferencia no está defor­
mada. Fig. 20. El cuadrado deforma a la circunferencia y ésta
al cuadrado. Fig. 21. Ilusión de dirección. Las verticales son
paralelas (Zöllner). Fig. 22. Figura y fondo. El cuadrado inte­
rior es la “figura”, el cuadrado exterior el “fondo” (a); los
cuadrados interior y exterior juntos son la “figura” (b).
66 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
re su significado de la posición que ocupa. Senci­
llos ejemplos los constituyen las ilusiones ópticas
(figs. 13-15). En los tres ejemplos que aparecen en
la ilustración la línea a parece ser más larga que la b
cuando, en realidad, son iguales. En la figura 13 el
elemento a aparece como alargado por las líneas adi­
cionales, mientras el b encerrado evoca la asociación
de limitación y por tanto de contracción. En la figu­
ra 14 a aparece más largo que b porque las líneas
que la limitan son más largas que las líneas que limi­
tan a b. En la figura 15 la línea vertical a asocia­
da con el concepto de altura parece mayor que b
porque nos parece más importante que la anchura.
Todas las ilusiones ópticas, de las cuales damos
algunos conocidos ejemplos en las figuras 16 a 21, se
basan en el principio de que el valor perceptivo de un
elemento simple depende del valor perceptivo de los
elementos que lo rodean.
3. Los elementos de la percepción adquieren su
significado del fondo sobre el que se encuentran.
a) Color: Si colocamos un pequeño trozo de papel
gris sobre una amplia superficie coloreada, el pa­
pel gris parece cambiar de color. Un fondo rojo le da
una tonalidad verde-azulada; un fondo azul intenso
lo hace ligeramente amarillento. El cambio de color se
acentúa si cubrimos ambos con papel tela a fin de
eliminar la sombra que limita ambos papeles.
b) Tamaño: Si dibujamos un pequeño cuadrado
dentro de otro más grande, el primero aparece como
una figura ante un fondo, pero si el cuadrado peque­
ño es casi tan grande como el otro entonces ambos
aparecen como una figura cuyo fondo lo constituye el
espacio blanco interior (fig. 22).
Nuestros ejemplos ilustran estos cambios; el valor
de un mismo elemento está determinado por su confi­
guración y por lo que le rodea. El cambio es la diná­
mica entre la figura y aquello sobre que se asienta.
El modelo aparece como una figura con organización
más fuerte que el fondo. El libro está más fuertemente
LA PERCEPCIÓN 67
organizado que la mesa sobre la cual está; esta última
está más fuertemente organizada que la ventana ante
la que se sitúa; la ventana posee una organización
más enérgica que el desvaído paisaje que se ve a través
de ella y éste es más fuerte que el cielo que le sirve e
fondo. Lo que en un caso forma el fondo puede ser
la figura en otro, pues la dinámica de las relaciones
que estableceh entre sí cambia continuamente.
II. Constancia-:
1. Constancia de la posición:
Si miramos hacia un punto veremos los objetos en
ciertos lugares que corresponden a la imagen que
proyectan sobre nuestra retina. Si miramos a otro
lugar, las imágenes de aquellos mismos objetos toman
nuevas posiciones en la retina y nos parece que han
cambiado de sitio siendo así que siguen en una posi­
ción constante.
2. La constancia del objeto:
Reconocemos un objeto como el mismo aunque lo
miremos por arriba, por delante o por cada uno de sus
lados. El plato en que comemos no nos aparece como
una elipse tal como debería ser de acuerdo con su con­
dición física; la mesa ante la cual nos sentamos no la
vemos como un trapezoide como la vería un artista
que quisiera dibujarla de acuerdo con su percepción.
3. La constancia del tamaño:
Si un hombre se acerca a nosotros en la calle no
nos parece que vaya aumentando de altura y de an­
chura como sería el caso si sólo actuasen factores ópti­
cos. Si colocamos nuestra mano a doce pulgadas de
nuestros ojos nos parecerá del mismo tamaño que si la
ponemos a veinticuatro.
4. Constancia del color:
Si colocamos un pedazo de papel negro en una
caja cerrada e iluminada por dentro y un papel blan­
co en una caja oscura y miramos a través de un pe­
queño orificio percibiremos el negro mucho más ilu­
minado que el blanco, esto es, de acuerdo con las
63 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
condiciones físicas en que están situados y como po­
dría esperarse si la percepción funcionara como
una máquina. Pero los procesos vitales son muy di­
ferentes de los que se producen artificialmente y la
constancia del color aparece con distintas ilumina­
ciones. Así, la nieve la vemos blanca aun por la no­
che; una vaca negra a la luz del sol la vemos como
negra y una blanca la vemos así aun a la sombra
aunque la primera refleja mucha más luz que la se­
gunda. Si no existiese el fenómeno de la constancia
no seríamos capaces de identificar ningún objeto.
III. Fluctuación:
Nuestros ejemplos han demostrado que la misma
“figura” parece distinta cuando cambia lo que la ro­
dea y, por otra parte, que sigue siendo la misma aun­
que cambie el fondo, después que las condiciones de
posición, forma, tamaño y color han cambiado. Esta
situación es aún más paradójica cuando constancia y
cambio aparecen en el mismo objeto bajo condiciones
invariables.
Si combinamos un huso (a) y una aspa (b) en un
solo dibujo (fig. 25), tendremos por un momento la
impresión constante de a, pero repentinamente obser­
varemos un cambio continuo en la percepción. No
seremos capaces de captar una figura sin mezclarla,
por un momento, con la otra. La figura y el fondo
son, en este caso, igualmente fuertes de tal modo que
el fondo se hace figura y la figura fondo en sucesión
continua. Un fenómeno similar aparece en la figu­
ra 23, en la que el cuadrado pasa de figura a fondo,
y en la figura 24, en la que los escalones son vistos
desde arriba o desde abajo.

Percepción y movimiento. La observación de que, en


ciertas condiciones, la constancia llega a ser movi­
miento, que un estímulo estacionario parece cambiar,
puede hacerla quien observe un anuncio luminoso en
el que las figuras, formadas por bombillas eléctricas,
LA PERCEPCIÓN 69

Fie. 23. Figuras reversibles. La figura puede verse plana (como


un cuadro), en profundidad (como un túnel), o alzada
(como un tronco de pirámide). Fig. 24. Los peldaños pueden
verse desde arriba (la superficie a aparece más cerca de nos­
otros), o desde abajo (la superficie b es la más cercana)
(Schroeder). Fig. 25. Percepción cambiante, a y b se excluyen
mutuamente; cuando se percibe una desaparece la otra (Kóh-
ler). Fig. 26. Transposición de estructuras. Aunque se cambien
todos los elementos, el total no se altera (Wolff). Fig. 27. Si
se añaden unos pocos elementos la figura puede cambiarse
por completo; en cambio, si se añaden muchos la figura puede
permanecer inalterada. La cualidad, y no la cantidad, de los
elementos determina la percepción (Wolff).
70 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
se mueven, danzan y actúan. El movimiento aparece
debido a que las luces turnan en rápida sucesión. El
fenómeno del movimiento aparente en ausencia de un
movimiento real causa el efecto de un cuadro en mo­
vimiento. En el cinematógrafo el estímulo procede de
una serie de fotografías inmóviles proyectadas sobre
la pantalla. La rápida sucesión de instantáneas (gene­
ralmente 24 por segundo), mostrando cada fase otra
ligeramente distinta del objeto en movimiento, produ­
ce la “ilusión” de éste.
Los movimientos aparentes pueden estudiarse en
distintas condiciones. Presionando ligeramente con
un dedo el globo ocular, los objetos parecen moverse
en el campo visual. Observando durante un rato un
objeto en movimiento continuo y mirando después a
la pared, la imagen remanente se percibe moviéndose
en dirección opuesta. Si un punto luminoso en posi­
ción fija aparece en una habitación oscura, parece
moverse (efecto autokinético). Si exponemos rápida­
mente una figura de determinado tamaño e inmedia­
tamente una copia más grande o más pequeña nos
parecerá que la figura se alarga o se encoge respecti­
vamente. Aquí el movimiento es producto de las rela­
ciones entre los estímulos sobre la base de un cambio.
Vemos, pues, que la realidad, un movimiento verda­
dero y la ilusión, un movimiento aparente, pueden
producir los mismos efectos; sin embargo, en estos
casos la ilusión no es un producto de nuestra imagi­
nación sino de la estructura de los órganos de los
sentidos.
En todo caso nuestra percepción parece estar rela­
cionada con el fenómeno del movimiento. Cuando lee­
mos, movemos los ojos, oscilando, en muchos casos
de delante atrás sobre una línea de letras. Un aparato
que refleja el movimiento pupilar sobre una película,
muestra los movimientos oculares cuando percibe
cada objeto. Según R. Nuell, “el fenómeno visual es
enteramente motor” y, continúa, “en el niño puede
no haber conciencia visual, en absoluto, mientras no
LA PERCEPCIÓN 71
existe respuesta corporal al estímulo”. La teoría mo­
tora ha progresado en distintos aspectos debido a los
trabajos de muchos psicólogos.
La percepción no parece ser una respuesta a es­
tímulos aislados, sino que las relaciones se esta­
blecen por los procesos activos de los movimientos
oculares, percibiéndose el total en su organización. La
percepción es un proceso dinámico, relacionada con
dos propiedades básicas de la visión: el movimiento
que hace saltar los ojos de un objeto a otro y el de
seguir a éstos cuando se mueven. Normalmente el
movimiento es progresivo, pero las personas que
no leen con soltura efectúan movimientos regresivos,
como demuestra el aparato que registra los movimien­
tos oculares. Esas personas leen una y otra vez la
misma palabra, “tartamudean” con los ojos. Los
tartamudos presentan un fenómeno semejante en la
voz. La percepción al leer se parece al proceso de
aprendizaje (véase pág. 117) abarcando un amplio
número de unidades perceptibles hasta que el lector
deja de deletrear y capta la palabra entera y, final­
mente, varias a la vez. El proceso se desarrolla por
percepción más y más rápida de lo esencial relacio­
nada con la coordinación binocular y con los movi­
mientos rítmicos y regulares del ojo, no constituyendo
una adición de elementos, como en el deletreo,
sino una fusión de grupos.

El concepto de “Gestalt”

Los diversos procesos de organización del campo per­


ceptual llevaron a un grupo de psicólogos alemanes a
buscar un común denominador fundamental de tan
distintas manifestaciones, esfuerzos que se concreta­
ron en el término Gestalt (introducido por Ehrenfels
en 1890) o teoría de la Gestalt. La palabra alemana
Gestalt no puede ser traducida con toda exactitud,
pero alude a los conceptos de “estructura”, “forma” y
72 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
“configuración”, abarcándolos todos ellos y algunos
más. La característica de una Gestalt (estructura) es
que todas sus partes, que forman un todo, tienen su
valor específico sólo en esa única configuración; así,
una Gestalt no puede dividirse en sus elementos sin
que pierda su significación como una totalidad y
sin que cambie el valor de cada parte. El concepto de
la Gestalt como un todo integrado es opuesto al de un
mosaico el cual es una suma de elementos. Una pieza
de música es algo más que la suma de sus sonidos
como la Gestalt es más que la adición de sus factores.
Cambiando una parte cambia el total, pero pode­
mos cambiar el total sin cambiar la Gestalt, por ejem­
plo, si transportamos un trozo musical a otra clave o
si transformamos los elementos de una cara (fig. 26)
sin cambiar su estructura básica.
Existen en la Gestalt ciertas características dinámi­
cas que refuerzan su configuración. Cuando un poeta
comienza un poema o un pintor un cuadro o un mú­
sico una sinfonía no tienen una absoluta libertad de
acción. Han de atenerse a unas normas y seguir su
curso si quieren que su obra tenga cierta unidad. Del
mismo modo que un objeto en movimiento no modi­
fica su curso si no encuentra obstáculos, y un orga­
nismo se desarrolla más o menos según la norma que
le sirve de pauta, así la Gestalt avanza hacia cierta
configuración.
No siendo la Gestalt una suma de elementos, po­
see, sin embargo, cierta categoría de factores de mayor
o menor importancia. Si tomamos un cuadro de un
artista, por ejemplo, la Mona Lisa de Leonardo, y
cambiamos algo de su vestido, la impresión general
no cambia; si le modificamos algo un ojo el cambio
es mucho mayor, pero si le alteramos la boca, la
impresión original queda completamente destruida.
Si le agregamos algo a un dibujo no es la cantidad,
sino la calidad de lo que se agrega lo que produce un
cambio de impresión.
*
♦ Todos los ejemplos que siguen son del autor.
LA PERCEPCIÓN 73
Cuando en la cara de la figura 27 solamente alar­
gamos las líneas horizontales que representan los ojos
y la vertical que presenta la nariz, esto es, agregamos
dos elementos, la impresión original se pierde; en
cambio al agregar doce elementos, las líneas cruzadas,
no destruimos la impresión primera. En el primer
caso se han modificado los elementos básicos mien-
Lras no ocurre así en el segundo ejemplo.
La figura 28 es un ejemplo de la transformación
sucesiva de una estructura. En él utilizamos la palabra
ELITE que no es destruida en a al unir los trazos supe­
riores de las letras; en b se han unido además los
trazos inferiores, pero todavía puede reconocerse la
palabra, y en c al unir los trazos medios el reconoci­
miento es imposible.
La psicología de la Gestalt 35 81 83 subraya que la
percepción sigue las leyes prescritas por los obje­
tos mismos de la percepción, estimulando procesos
intrínsecos del organismo, y que esos procesos no
actúan independientemente sino en relación uno con
otro. No se trata de una disposición rígida como la
que se encuentra en las máquinas, sino de fuerzas
dinámicas.
Como ya hemos indicado, la percepción no es un
fenómeno aislado, sino que está determinada por es­
tímulos externos. En una figura no influye sólo el
ondo, sino también otros muchos estímulos sensoria­
les. Cuando vemos un árbol, aspiramos el aire em­
balsamado, oímos a los pájaros y podemos tocar la
hierba al mismo tiempo. Varios sentidos colaboran
para que nos formemos una percepción y una imagen
mental. La rugosidad de la corteza del árbol puede
ser vista y tocada a la vez. Así, el mismo objeto puede
provocar distintas sensaciones. También las reacciones
motoras. Cuando se nos aproxima un objeto volvemos
hacia él los ojos y la cabeza, con reacción espontánea
que no hemos tenido que aprender y con una coordi­
nación de todos los sentidos y movimientos. Por tan­
to, el acto de percibir es un acto de integración y de
74 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
síntesis. El estereoscopio demuestra cómo ambos ojos
fusionan las dos imágenes que se diferencian muy
ligeramente, pero si cada ojo percibe la impresión de
un dibujo completamente distinto la integración es
rechazada y percibimos alternativamente uno u otro
dibujo sin fusionarse; este fenómeno se llama rivali­
dad retiniana.

No PERCEPCIÓN

Como ya hemos expuesto, la percepción es dirigida


por la atención, el interés, la integración y otros facto­
res psíquicos que relacionan el concepto de percep­
ción con los de resultado y utilidad. Lo contrario de
percepción es “no percepción”. Discutiremos más
adelante cómo aparecen procesos similares a la per­
cepción en la memoria y procesos semejantes a la “no
percepción” en el olvido. Muchos, si no todos, ca­
sos de “no percepción” o de olvido no se deben al
“azar” sino que están relacionados igualmente con los
conceptos de utilidad y propósito. Un propósito de
“no percepción” bien conocido es el camoujlage.
Camouflage fué lo que hicimos con nuestro anterior
ejemplo de la palabra “elite”; hicimos desaparecer la
palabra. ¿Por qué desapareció? Porque el nuevo mo­
delo era más fuerte que el anterior, y ¿por qué era
más fuerte?, porque, como hemos visto, el predomi­
nio depende de la organización del campo de la per­
cepción y una de sus características, de acuerdo
con la teoría de la Gestalt, es su tendencia a la orga­
nización clara y simple. Esta tendencia hacia la sim­
plicidad puede observarse también en otros procesos
psicológicos (véase pág. 94). Simplemente todo lo
que no es necesario para establecer una configuración
fuerte es omitido. Según las observaciones en la per­
cepción ciertas figuras son más fácilmente percibidas
que otras porque son “más sencillas”. W. Kóhler 81
hace notar lo siguiente:
LA PERCEPCIÓN 75
El círculo es más simple que cualquier otra figura cerrada;
una línea recta es más sencilla que una curva o una quebra­
da, un modelo regular es más sencillo que otros que no pueden
tener tanta regularidad.

Si tenemos una figura con líneas irregulares, cur­


vas y una recta y un círculo y un cuadrado, el círculo
será percibido antes que el cuadrado y la línea recta
antes que las curvas (fig. 29).
Esta observación es de importancia básica para
los principios de camouflage. Para conseguir éste, de­
bemos deformar las relaciones entre los elementos de
la figura y confundir ésta con el fondo. Debemos eli­
minar las figuras estables tales como círculos, líneas
rectas y dibujos regulares o hacerlos irregulares. La
finalidad principal del moderno camouflage es prote­
gerse de los ataques desde arriba, por el aire o desde
abajo en el caso de barcos atacados por submarinos.
El aviador ve los edificios, fábricas, puentes etc. como
figuras que se destacan sobre el fondo del paisaje. Un
paisaje tiene formas muy irregulares y cuando en ese
fondo irregular aparecen ciertas formas regulares
como plazas, carreteras rectas, jardines circulares etc.
contrastan con el resto de la escena. Por otra parte, si
todos los alrededores son regulares, esta regularidad
puede ser una ventaja para el camouflage. Sin em­
bargo, en este caso cada desviación de la regularidad
puede llamar la atención.

Factores emocionales de la percepción

Freud demostró el mecanismo de lo que hay oculto


bajo las asociaciones y los sueños. El psicoanálisis
descubrió que los elementos del sueño están tomados
de la vida real, pero deformados hasta tal punto que
el propio soñador no puede reconocerlos. Estas defor­
maciones pueden producirse por distintos medios:
combinación de varios elementos en uno; transposi­
ción de partes en un nuevo ambiente, condensación
76 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

OO OOOO
REPRODUCCIÓN ESTÍMULO REPRODUCCIÓN

FlG. 30
Fig. 28. Sucesivas etapas de la disolución de una estructura
(Wolff)
Fig. 29
Las figuras sencillas se perciben con más facilidad que las
complicadas (según Kóhler)
Fig. 30. La influencia de un conjunto psíquico sobre la
percepción (Carmichael, Hogan y Walter)
Fie. 31. Se perciben seis bloques o siete
LA PERCEPCIÓN 77
de distintos elementos, enmascaramiento de un ele­
mento por otro, eliminación del encadenamiento que
liga unas cosas con otras y adición de ciertos detalles
que oscurecen y desfiguran la forma habitual del ob­
jeto. Mediante estos mecanismos se camufla la expe­
riencia real, o, dicho de otro modo, la realidad de un
material dado desaparece. Este proceso de disolver la
realidad tiene su más extrema expresión en los sue­
ños y, en menor grado, es característico de nuestra
vida mental. El hombre, en general, no vive de acuer­
do con las verdaderas condiciones de la realidad, sino
que cambia ésta de acuerdo con sus deseos. Los expe­
rimentos sobre la memoria y la percepción demues­
tran que nuestro recuerdo de los hechos reales es
desfigurado por tendencias emocionales debidas a
deseos y temores.
Un hecho semejante ocurre con la percepción. Cier­
tas experiencias indican que la deformación o la falta
de percepción no es debida al azar o a una inmotivada
falta de atención, sino causada por factores emocio­
nales. La psicología experimental profunda, que es
mi propia doctrina psicológica, realiza varios ex­
perimentos, a fin de explorar la profundidad de
los procesos psicológicos fundamentales de la percep­
ción y la “no percepción”. Selecciona varios gru­
pos de modelos perceptivos cada uno de ellos en una
tarjeta para poder ser usada durante una corta expo­
sición en el taquistoscopio:
I. Formas geométricas: Línea vertical, línea hori­
zontal, triángulo, cuadrado, círculo.
II. Números: Tres grupos separados de números
del 0 al 9, teniendo cada uno de los grupos distinta
distribución sobre la tarjeta.
III. Palabras: Tres grupos separados de palabras
con igual número de letras, presentando cada grupo
una ordenación distinta de las palabras: acción, cá­
mara, libido, clavel, abuelo, plumas, cómico, conejo,
abuela, jarabe, sueños, balcón.
IV. Muestras de escritura. Algunos días, antes de
78 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
comenzar estos experimentos el individuo debía llenar
una tarjeta escribiendo en dos líneas:
a) Dirección: Escuela de Maestros, Universidad de
Columbia.
b) Firma.
La dirección fué separada de la firma. A cada indivi­
duo se le daba el texto y la firma de tres de los casos,
uno de los cuales era él mismo.
Después de haber sido presentados los dibujos a
cada individuo durante una cortísima exposición (de
1 a 1/300 de segundo), repitiendo el procedimiento
durante cuatro días, se presentaba cada estímulo al
individuo durante tiempo ilimitado, y se le pedía que
hiciera algunos comentarios tales como si le agradaba
o no, y asociaciones generales. El problema consistía
en descubrir si existía una percepción o “no percep­
ción” especialmente fuerte de los ejemplos que pos­
teriormente evocaban asociaciones emocionales. Los
resultados demostraron que existía una correlación en
aquellos individuos que dieron posteriormente una
respuesta intensamente emocional al estímulo. Pon­
dremos algunos ejemplos:
I. Formas geométricas. Algunos individuos que per­
cibían una cierta figura claramente peor que otras,
colocaban también aquélla en el último lugar en su
escala de preferencia. Ejemplos de asociaciones a las
formas geométricas fueron:
Cuadrado: símbolo de orden, equilibrio, forma, so­
lidez.
Triángulo: mitad de un cuadrado, idea de división,
abstracto, matemática sin vida, símbolo de la muerte.
Círculo: armonía, eternidad, unidad, completo.
Vertical: enhiesto, movimiento, agresión, acción,
varón.
Horizontal: acostado, rigidez, pasividad, debilidad,
hembra.
II. Números: Los individuos mostraban aptitudes para
percibir mejor unos números que otros lo que era
una indicación de que, cuando los números eran per­
LA PERCEPCIÓN 79
cibidos con extrema frecuencia o muy rara vez más
tarde evocaban respuestas emocionales cuando dichos
números eran dados como estímulos para provocar
asociaciones. He aquí algunos ejemplos de respuestas
negativas:
0. No hice prácticas con el 0 en el “sistema de es­
critura”.
1. La muerte de mi marido ocurrió un primero
de mes.
2. Me gustan los números más grandes e impares.
5. No me gusta porque es una combinación irregular
de líneas curvas y rectas.
6. Seis, sexo, complejo.
7. Confuso, me molesta, número aciago.
III. Palabras. La mayor parte de los sujetos perciben
mejor unas palabras que otras, habiendo una signi­
ficativa preferencia por las palabras “padre” y “ma­
dre”. Cuando alguna de las palabras que eran consi­
deradas generalmente como neutras jugaban un papel
especial en la percepción, se obtenían asociaciones
emocionales; he aquí un ejemplo relativo a la pala­
bra “topo”: “Quizá yo soy un topo; ésta es una pala­
bra, ‘topando’, que significa estar tropezando y dando
tumbos por todas partes.”
IV. Escritura. Una indicación de los factores emo­
cionales que influyen sobre la percepción aparece más
claramente cuando ponemos al sujeto frente a su pro­
pia escritura. En la mayor parte de los casos el suje­
to no reconocía su propia escritura.149 Al preguntarle
cuál era su reacción ante las tres muestras de escritura
(una de él mismo y dos de extraños) reaccionaba más
emocionalmente cuando se trataba de su propio es­
crito que cuando se trataba de los otros. Las reaccio­
nes eran más bien positivas que negativas, por ejem­
plo: “Persona más bien franca. Me gusta, me gusta
más que las otras. Persona más honesta, más ínte­
gra.” O: “Tarjeta de visita; no puedo describir la
escritura, letra muy menuda, muy delicada, no muy
empinada, muy perfecta y pulcra, parece escritura
80 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
árabe.” Al preguntar al sujeto en una exploración
posterior qué quería decir con escritura árabe, dijo:
“No me gusta nuestra habitual escritura latina. Yo he
estado en Oriente y piensó muy a menudo en aquella
época. En los últimos años mis asuntos han estado
más relacionados con el mundo musulmán que con
nuestra civilización. Mis afectos están más dirigidos
hacia los árabes; he estado allí tres veces y pienso
volver a Oriente.”
Nuestra serie de experimentos demuestra que la
percepción ya sea en sentido positivo o negativo es
influida por factores emocionales. Tendemos a ver
aquello para lo que estamos preparados o dispuestos y
a no ver lo que nos perturba.

Factores sociales de la percepción

Como acabamos de exponer, la percepción está deter­


minada 1) por la estructura del objeto que se percibe,
2) por el ambiente que lo rodea, 3) por determinantes
psicológicos internos, como estudiaremos ahora, y
4) por determinantes psicológicos externos, tales
como la sugestión o la influencia de grupo. En un
experimento con colores mezclados el experimentador
dice al sujeto que en un color púrpura la cantidad
de azul va a ir gradualmente aumentando y el rojo
disminuyendo. Sin embargo, aunque el experimenta­
dor haga exactamente lo contrario, el sujeto verá el
púrpura volverse azul. En otro experimento de L.
Carmichael se mostraron al sujeto durante una corta
exposición varias figuras sin significado definido
(fig. 30, centro). El experimentador invita al sujeto
a reproducir lo que ha visto, pero si menciona que
las figuras semejan un sombrero y unas pesas de
gimnasia, el sujeto reproducirá dichas figuras como si
las hubiese percibido (derecha) y si el experimenta­
dor cita una semejanza con una colmena y unos ante­
LA PERCEPCIÓN 81
ojos el sujeto creerá haberlos percibido así (iz­
quierda).
La percepción depende de lo que se espera, lo
cual está condicionado por la actitud, por ejemplo,
la racial. La influencia de las actitudes sobre la per­
cepción fué demostrada en un interesante experimen­
to de M. Sherif. Un individuo no familiarizado
con el efecto autokinético del movimiento aparente
(véase pág. 68) vió un punto de luz en una habita­
ción a oscuras y se le preguntó que en cuántas pul­
gadas o fracciones de pulgada calculaba que se movía
la luz. Al principio todos los individuos indicaban
que la luz se movía irregularmente, pero después de
cien pruebas todos ellos se habían formado a sí mis­
mos una media de variaciones. En la siguiente serie
de experimentos el punto luminoso fué expuesto a la
vez a dos o tres individuos invitándoseles después a
discutir abiertamente sus observaciones. Uno de los
grupos estaba compuesto por individuos que ya indi­
vidualmente habían realizado la experiencia, el otro
grupo la realizaba por primera vez. Los individuos
que ya con anterioridad habían establecido sus pro­
pias normas mostraron enormes diferencias de apre­
ciación, pero conforme iban exponiendo sus opiniones
tendieron a coincidir más y más hasta llegar a ser
casi idénticas. Las apreciaciones de los individuos
que observaron el fenómeno por primera vez tendie­
ron a coincidir desde el primer momento. La percep­
ción del movimiento, que en realidad no existía, llegó
a ser adaptada con éxito a una norma de grupo. La
percepción pasa por un proceso de estabilización in­
dividual y de adaptación social.
El poder de la sugestión sobre la percepción se
muestra exageradamente en la hipnosis, durante la
que el sujeto es capaz de percibir cosas que no están
presentes. Si colocamos una moneda de cinco centa­
vos sobre una página impresa y la hacemos ver al
sujeto y, después de hipnotizado, retiramos la mone­
da pero sugiriéndole que todavía está en el mismo
82 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
lugar, al invitarle a leer omitirá exactamente las le­
tras que debería cubrir la imaginaria moneda. En la
histeria colectiva se pueden percibir objetos o perso­
nas que no están presentes.

La realidad de la sensopercepción

Los ejemplos que indican que la percepción de un


objeto depende de muchos factores no inherentes a
la estructura del objeto constituyen un gran apoyo
para nuestra sensación de seguridad. Indican la inesta­
bilidad de lo que llamamos “realidad” y lo incierto
de nuestros sentidos. La percepción se confunde en
todos los casos con la imaginación y, en los casos ex­
tremos puede ser sustituida por alucinaciones (véase
pág. 151). Alfredo Binet daba el siguiente ejemplo:11
Un amigo suyo iba paseando solo a través de un bos­
que, cuando, en un claro, percibió una gran fogata
en el centro de un campamento de gitanos. La noche
era oscura y el lugar muy solitario. El joven tuvo
miedo y, perdiendo la cabeza, se lanzó en medio del
campamento blandiendo su bastón. Un momento des­
pués estaba en mitad de un charco abrazado convul­
sivamente a un tronco de árbol y sintiendo el frío
del agua que le llegaba hasta las rodillas. Vió enton­
ces un fuego fatuo flameando sobre el charco y com­
prendió entonces que su brillo había sido el punto de
partida de la ilusión sensorial.
La discrepancia entre la percepción y la imagina­
ción o entre lo real y lo aparente se manifiesta en
distintos grados. Depende de una inestabilidad emo­
cional, como en el caso que acabamos de citar, o de
una inestabilidad de la forma en el objeto percibido.
En las figuras ambiguas podemos percibir distintas
cosas y así, en la figura 31, no podemos asegurar si
se trata de seis o de siete cubos. En realidad tanto
pueden ser seis como siete, lo que depende de nuestra
manera de observarlos.
LA PERCEPCIÓN 83
La discrepancia entre la percepción real y la apa­
rente aparece también relativamente entre percepción
y experiencia. Si percibimos a la vez muchas cosas
sólo nos enteramos de algunas de aquellas que nos
impresionan más. Esta experiencia determina lo
que podríamos llamar el “espacio psicológico” de
determinado hecho. La experiencia determina tam­
bién el “tiempo psicológico”. El “tiempo objetivo” en
el que se efectúa una percepción no es igual que el
tiempo psicológico, fenómeno que aparece con cla­
ridad si comparamos nuestro estado mental cuando
estamos soñando y cuando estamos despiertos, du­
rante los momentos felices o desgraciados y en una
actividad interesante o aburrida. Así, pues, la per­
cepción no sólo está relacionada con el tiempo sino
con los hechos que acaecen en dicho tiempo, sien­
do un factor subjetivo y no objetivo. Por tanto, se
malogra nuestro intento de establecer una conexión
rígida entre el estítmulo exterior —el mundo de
la realidad—, y las reacciones internas —las funcio­
nes del organismo—. El concepto de una constancia
estática derivada de disposiciones semejantes a las
de las máquinas debe ser reemplazado por el de las re­
laciones dinámicas.
IV

MEMORIA

LOS CUATRO MECANISMOS BASICOS DE LA MEMORIA

Si no tuviésemos memoria, a pesar de los órganos de


los sentidos no seríamos conscientes de lo que había­
mos visto, oído o percibido, porque los estímulos pa­
san a través de nosotros sin dejar huellas. Debido a
la función de recepción y retención en el cerebro
que llamamos memoria, conocemos ciertos estímu­
los que percibimos. No todo lo retenemos; cuando
vamos por una calle vemos miles de caras, oímos in­
numerables ruidos, percibimos gran número de es­
tímulos. Los más pasan sin dejarnos huella, pero re­
tenemos la imagen general de la calle, quizá el cua­
dro más interesante de una exposición o el contenido
de una conversación, esto es, aquello que ha llamado
nuestra atención.
Una de las funciones básicas de la memoria, la de
adquisición o retención, está relacionada con la aten­
ción. El material adquirido es retenido; el tesoro de
la memoria preserva para su utilización posterior los
conocimientos que va adquiriendo. La retención del
material (retentiva) es la base de la tercera función
de la memoria, el reconocimiento. Sólo podemos re­
conocer un nuevo estímulo si lo hemos ya experimen­
tado con anterioridad y si entonces fué fijado en nues­
tra mente (fijación) de tal modo que al compararlo
con el nuevo nos lleve a reconocer su igualdad o se­
mejanza. Pero la memoria no consiste solamente en
un aparato que responde mecánicamente a los estímu­
los exteriores. Podemos intencionahnente reproducir
el material que hemos adquirido y retenido, es decir,
poseemos la función de evocar el pasado. La evoca-
84
MEMORIA 85
ción se produce mediante la función de la memoria
que llamamos recuerdo o función de recordar.

La máquina de memorizar

Las cuatro funciones básicas de la memoria, adquisi­


ción, retención, reconocimiento y recuerdo, hacen
pensar a primera vista en ciertas analogías con una
máquina que puede conservar ciertos estímulos como
los sonidos, retenerlos en un disco y reproducirlos. Si
(‘1 mismo estímulo reaparece, un mecanismo la pone
en movimiento.
Hasta cierto grado, se puede mantener el concepto
de la memoria como mecanismo. Se ha observado que
casi el 50% de los niños menores de catorce años,
después de ver un cuadro durante breve tiempo (de
10 a 40 segundos) son capaces de describirlo con tan-
la exactitud como si todavía estuviesen mirándolo y, a
veces, pueden recordar hasta los menores detalles.
A esta capacidad se le ha llamado “imaginación eidé-
tica” o, lo que es lo mismo, fantasía reproductiva.
En este caso, la memoria actúa como una cámara
mental registrando las fotografías mentales.
Un enorme grado de retentiva aparece en las ob­
servaciones sobre la hipnosis y el psicoanálisis.
Breuer y Freud 1G describen el caso de pacientes que
podían remontarse bajo la hipnosis a períodos muy
remotos de su vida y eran capaces de recordar pe­
queños detalles de experiencias vividas en los prime­
ros años de su vida, no sólo en su aspecto general sino
refiriéndose a determinados días y horas. En una pa­
ciente, la vuelta a la situación por que había pasado
en época anterior fué tan intensa que recordó alü-
cinatoriamente su antigua habitación con tal vive­
za que intentó abrir la puerta empujando sobre la estu­
fa que estaba situada en el lugar que correspondía a
la puerta de su antigua habitación. Incluso fuera del
estado de hipnosis la paciente revivía el pasado repi­
86 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tiéndose sus reacciones. Por ejemplo, cierto día, a de­
terminada hora, dicha enferma tuvo un ataque de
ira, aparentemente inmotivado contra el psicotera-
peuta. Un diario privado, escrito por la madre de la
paciente, reveló que Freud había enojado considera­
blemente a la enferma el mismo día del año anterior.
Observaciones semejantes han sido publicadas por
otros investigadores. Una persona que bajo el estado
de hipnosis regresó a la época en que tenía siete años,
escribió con la misma letra que tenía entonces.
Las funciones de la memoria pueden trastornarse
a edad muy avanzada pudiendo llegar hasta la lla­
mada “demencia senil”. Aristóteles compara la me­
moria con una tablilla de cera en la que, cuando está
nueva y blanda, se puede escribir fácilmente, pero si
está dura y rígida no admite nuevas impresiones. La
función puede trastornarse a causa de lesiones cere­
brales o de intoxicaciones, como el alcoholismo cró­
nico. En la psicosis llamada de Korsakoff la memoria
retiene, recuerda y reconoce todo lo ocurrido antes de
la enfermedad, pero en cambio ya no puede recibir las
impresiones recientes. En los casos de lesiones cere­
brales como las que producen los disparos de arma
de fuego, el paciente no puede recordar los hechos
pasados; parece como si se hubiese perdido una parte
del disco grabado. Amnesia es el olvido de los hechos
ocurridos antes de un shock, como ocurre en los trau­
matismos craneales. En algunos casos la memoria re­
tiene ciertos recuerdos que son repetidos una y otra
vez, como ocurre en un disco rayado.
El acerbo mnémico se refuerza por repeticiones
del mismo estímulo, en tal forma que se llega a me-
morizar cada estímulo o combinación. Una combina­
ción de sonidos sin sentido llega a conectarse con
ciertas reacciones, y así ocurre que cuando un perro
oye la combinación de sonidos T-O-M-A acude a su
dueño. Tanto el hombre como el animal desarrollan
“reflejos condicionados”, con los que la memoria
MEMORIA 87
responde inmediatamente a estímulos a los que está
sintonizada.
El concepto mecanicista llevó a los investigadores
a probar y medir la máquina de memorizar. En 1885
H. Ebbinghaus34 publicó el resultado de cinco años
de estudio sobre los mecanismos de la memoria, ha­
biendo ideado pruebas y procedimientos que consti­
tuyeron los moldes para sucesivas investigaciones psi­
cológicas. A fin de hacer del material mnémico un
elemento semejante al de las máquinas lo despojó de
lodo “sentido” y de toda asociación. Para ello Eb­
binghaus introdujo las llamadas sílabas sin signifi­
cado, compuestas de dos consonantes con una vocal
intermedia como bad, zof, tud. Aunque no pueden
inventarse sílabas sin sentido, con las que no pueda
establecerse alguna asociación con cada sonido, al
menos se reducen las diferencias en el significado
personal de las palabras.

Estimulación de la memoria

Ebbinghaus estudió los mecanismos que facilitan los


procesos de grabar y reproducir el material mnémico
y los que retardan o inhiben el trabajo de la máquina.
La memoria funciona mejor si se repite el mismo es­
tímulo, como si a cada repetición quedase grabado
más profundamente, y asimismo si cada huella se
enlaza con otra. Lo que tiene sentido se aprende mejor
que lo que carece de él. Si queremos recordar el
número 692814 nos llevará más tiempo que memori­
zar el 194546 porque este último se asocia con los
años 1945-46. Memorizar una estrofa de 80 sílabas
del Don Juan de Byron llevó a Ebbinghaus 9 lecturas,
en tanto que necesitó 80 para aprenderse 80 sílabas
sin sentido, esto es, casi 9 veces más tiempo.
La función mnémica puede medirse en relación
con su capacidad, esto es, la máxima amplitud de una
serie de elementos que el sujeto es capaz de memori-
88 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
zar después de una única presentación. Esta capacidad
puede ser sometida a pruebas orales o visuales. Como
ya hemos dicho, un factor estimulante de la memoria
es la profundidad de las huellas, como para que per­
mita establecer enlaces. Tales enlaces no consisten sólo
en la adjudicación de un significado a los elementos,
sino también en la agrupación de sílabas en dos, tres
o hasta seis unidades. La agrupación crea una especie
de ritmo y toda forma rítmica facilita también la
memoria.
El método de asociación por parejas se utiliza
para probar el mecanismo de establecer enlaces, el re­
cuerdo de un miembro del par cuando se presenta el
otro, la duración de la retención, la rapidez para
memorizar y la retención de una serie sucesiva de
estímulos o de ejemplos aislados. La memoria se es­
timula por la semejanza, la contigüidad, la proximi­
dad, la frecuencia, el contraste y la intensidad. Si
damos una lista de palabras para memorizarlas, tales
como memoria, mesa, aprender, negro, olvido, luz,
mesa, blanco, la semejanza puede representarse por
memoria-aprender; la contigüidad por aprender-ne­
gro, olvido; la proximidad por mesa-blanco, que son
los estímulos percibidos en último lugar; la frecuen­
cia por la palabra mesa que está repetida; el contraste
por blanco-negro y la intensidad cuando los estímulos
hayan sido dados en voz más alia que otros o escri­
tos en caracteres más grandes o coloreados. Los facto­
res estimulantes varían con los individuos, pero la
proximidad suele ser más efectiva que la frecuencia y
ésta más que la intensidad.
El factor activo de la memoria se estudia también
en experimentos de reaprendizaje. Todo material
aprendido previamente y vuelto a arreglar en cuanto
a su continuidad para una segunda memorización, es
aprendido más rápidamente que el material nuevo.
Podemos ser incapaces de recordar y hasta de recono­
cer palabras de una lengua extranjera que habíamos
aprendido con anterioridad, pero si volvemos a apren­
MEMORIA 89
der esas palabras tardamos menos tiempo que si fue­
ran de un nuevo lenguaje. H. E. Burtt realizó un cu­
rioso experimento con su hijo de dos años, el cual
leyó pasajes en griego diariamente durante tres me­
ses. Cuando a los ocho años de edad el niño tuvo que
aprender varias selecciones griegas, entre las que se
encontraban las que había escuchado seis años antes,
tardó de tres a cuatro veces menos tiempo en aprender
éstas que las que leía por primera vez.
Parece como si la memoria registrase los estímulos
aunque no los entendiese.

Retardo de la memoria

Ciertas condiciones obstaculizan la actividad mnémi-


ca. Una de ellas es la inhibición asociativa. Cuando
los detalles a y b se han asociado entre sí formando
una unidad, es más difícil establecer otro enlace entre
cualquiera de ellos y uno nuevo c que si se hubiesen
enlazado al principio. El nuevo eslabón asociativo se
inhibe debido a la fuerza conectiva de las asociaciones
anteriores; tal interposición perturba la función de la
memoria.
También es conocido el hecho de que memorizar
dos temas complejos semejantes, como, por ejemplo,
aprender español e italiano, es más difícil que recor­
dar temas disímiles como las lenguas española y ale­
mana. Los estímulos semejantes se interfieren entre
sí. Sin embargo, puede observarse un trastorno de la
memoria cuando aprendemos dos cosas distintas una
después de otra. Si memorizamos dos poesías el apren­
dizaje de la segunda es interferido por el recuerdo de
la primera. Las huellas de la segunda perjudican a las
de la primera o podría decirse que la energía consu­
mida para la segunda reacciona inhibiendo la primera.
Se llama a este proceso inhibición retroactiva y apa­
rece como una especie de actividad interpolada. Se
pidió a varios individuos que tratasen de recordar la
90 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
posición de las piezas en una partida de ajedrez, se les
dió después a sumar varias columnas de cifras y se
les pidió que reprodujeran la posición de las piezas.
Los individuos que habían tenido que realizar sumas
cometieron 50% más errores que los que habían per­
*
manecido en reposo.
El trabajo de inhibición retro­
activa es más intenso con palabras sin sentido que
con las que tienen algún significado y la inhibición
es mayor con materiales semejantes. También en este
caso se trata de una inhibición activa, en la que el
material aprendido la primera vez inhibe, en cierto
grado, la memoria para el aprendizaje del material
subsecuente.

Dinámica de la memoria

Hemos comenzado a tratar de la memoria como si se


tratase de una máquina que registra, retiene y repro­
duce. La observación de que los diferentes materiales
memorizados pueden estimularse o inhibirse unos a
otros indica que el aparato mnémico no trabaja en
forma estática sino dinámica. Una característica diná­
mica que la memoria tiene en común con la percep­
ción es el principio de interrelación. La manera con
que la memoria reacciona a un estímulo dado depende
de la presentación del mismo, esto es, del tipo de re­
laciones entre los datos. Ya indicamos antes que la me­
moria trabaja mejor si el material a memorizar está
reforzado por ciertas relaciones, como la asociación v
el ritmo. La memoria funciona peor bajo ciertas con­
diciones como son la inhibición retroactiva y coactiva
y en el caso de semejanzas que dan lugar a con­
fusión.
La comparación con la cifra y el fondo se sugiere
por el hecho de que la memoria trabaja mejor si el
material es vivido, como una figura que se destaca en
el fondo. Si el material es distinto, porque su tamaño,
color, sonido etc. se recuerda mejor que si es indistin-
♦ Probado por G. E. Miller y A. Pilzecker en 1900.
MEMORIA 91
lo. Las situaciones extraordinarias se recuerdan me­
jor que los sucesos cotidianos.
Las relaciones entre la parte y el todo se hacen
más claras en el proceso de aprendizaje. Podemos
aprender una poesía haciéndolo estrofa por estrofa o
leyendo el poema cada vez del principio al fin. Desde
un punto de vista estático, el dominio de cada unidad
por separado parecería más ventajoso; sin embargo,
la experiencia demuestra que el método global es de
un 12 a un 15% más conveniente que el parcial. Tal
es el caso con todo material en el que las partes se
destacan por su posición en el conjunto, por ejemplo
con las sílabas sin sentido cuando el total tiene un
ritmo, con la poesía cuando tiene un sentido. Sin
embargo, en la dinámica de la memoria se deben tener
en cuenta las diferencias individuales, el aprendizaje
y el desarrollo mental.
En los procesos mnémicos cuenta mucho el am­
biente. Nuestra memoria puede fallarnos al identifi­
car a una persona si ésta lleva un traje nuevo o si está
en un ambiente distinto al habitual. Recordamos me­
jor las cosas cuando nos interesan o cuando forman
parte de una situación interesante. Experimentos rea­
lizados con premios y castigos indican que las respues­
tas premiadas se recuerdan mejor que las que no lo
han sido y es interesante observar que una respuesta
(pie ha merecido un castigo se recuerda mejor si ha
sido dada a continuación de una premiada que cuando
está muy alejada de ésta. La satisfacción precedente
influye sobre la otra respuesta. La motivación es el
mayor incentivo para el recuerdo. La motivación es
directa si el asunto que ha de ser memorizado tiene
un gran interés, e indirecta si el tema sirve de apoyo
para recordar otro. Así, la memoria no sólo depende
de la dinámica de la situación presente sino tam­
bién de la de los fines futuros. Posteriormente vere­
mos que la memoria depende también de la dinámica
de hechos pasados.
92 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

El organismo memorizador

La llamada “psicología de las facultades”, vigente


antes de que la memoria se sometiera a nuevos experi­
mentos, suponía que el ejercicio de cualquier mani­
festación de una facultad podía reforzar sus otras
manifestaciones; así por ejemplo, memorizando síla­
bas sin sentido podría mejorar la memorización en
general. Algunos experimentos demostraron la posibi­
lidad de transferir ciertas funciones; por ejemplo, la
habilidad con una mano o un ojo ser transferida a
la otra mano y el otro ojo respectivamente. Sin em­
bargo, se demostró que la facilidad para recordar
poesías no facilita la memoria para otras cosas. Los
experimentos realizados en individuos a los que se les
ejercitó para que a ojo pudiesen apreciar pesos, lon­
gitudes o áreas, demostraron que la práctica no ayuda
en el desempeño de actividades similares, sino que a
veces incluso las obstaculiza.
¿Cómo se explica esta contradicción? La transfe­
rencia de una mano o un ojo a su pareja es posible
porque las condiciones con que el organismo se en­
frenta son idénticas. Pero las funciones que permiten
memorizar poesías, sílabas sin sentido o rostros hu­
manos son diferentes en todos los casos en que no
existen elementos idénticos. En ciertos casos la prác­
tica puede dar a una persona conciencia de que su
capacidad de espontaneidad decrece. En la memoria,
tanto la transposición positiva como la negativa de­
penden de sus relaciones con otros procesos tales
como el conocimiento y la emotividad, de los cuales
hablaremos más adelante. La dinámica mnémica no
actúa en forma aislada; la memoria no es una má­
quina separada del organismo, sino una parte de él.
La expresión “organismo contra máquina” proce­
de de la observación de las lesiones cerebrales. Exis­
ten en realidad, como en una máquina, conexiones
entre ciertas áreas del cerebro y las funciones de la
MEMORIA 93
memoria. Las lesiones cerebrales en los seres huma­
nos y la extirpación de determinadas áreas encefáli­
cas en los animales han demostrado que ciertas fun­
ciones mnémicas están localizadas en determinadas
regiones cerebrales. A consecuencia de una herida,
tina persona puede perder una función específica
de la memoria, por ejemplo, la capacidad para con­
servar el significado de las palabras. Sin embargo, la
conexión entre la función y el área cerebral corres­
pondiente no es fija, su centro puede cambiar. Cuan­
do Franz y Lashley87 extirparon cierta sección del
cerebro de un animal, éste perdió la función conecta­
da con la zona extirpada. Sin embargo, el animal fué
capaz de volver a aprender el hábito perdido, pues
otros centros cerebrales pudieron sustituir al extir­
pado. Una sustitución semejante ocurre en los seres
humanos que han sufrido de heridas cerebrales. Si
la herida destruye la función correspondiente, un
nuevo aprendizaje estimula a otras áreas cerebrales
a sustituir la que ha sido destruida.
No parece que existan centros aislados para la
memoria y el aprendizaje. El trabajo cerebral se rea­
liza mediante ciertas pautas y un simple trastorno de
un elemento no tiene por qué alterar la pauta total,
pero cuanto mayor es la zona afectada más difícil es
que el organismo restaure el conjunto. Según los mo­
dernos puntos de vista, el cerebro no funciona medían­
le elementos aislados de cuya combinación resulte la
máquina mnémica, sino que es un todo integrado, lo
cual es nota característica de organismo.

Desarrollo. Las funciones de la memoria no pueden


catalogarse simplemente como adquisición, retención,
reconocimiento y recuerdo. Éstas son las cuatro fun­
ciones básicas, pero lo que las hace funcionar, las
interrelaciona y las equilibra son otras cuatro funcio­
nes: desarrollo, integración, organización y equilibrio,
<|ue son funciones del organismo y no de la máquina.
Hasta cierto grado, el organismo está en continuo
94 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
desarrollo. Aunque el desarrollo físico y mental hayan
alcanzado el máximo, en el organismo se desarrollan
nuevas células y nuevas pautas mentales a lo largo
de toda la vida. El desarrollo como propiedad de ma­
duración puede ser independiente de la práctica. El
desarrollo de la memoria puede continuar aunque una
persona interrumpa una actividad, por ejemplo, tocar
el piano, durante un año. En muchos casos su habili­
dad no decrece con la falta de ejercicio, sino que hasta
puede ser mejor que antes. A. Jost, que realizó experi­
mentos en este sentido, explica tal fenómeno con su
concepto de la “pausa creadora”. Del mismo modo la
interrupción de una actividad por el sueño no dismi­
nuye nuestra memoria sino que la aumenta. Yerkes15°
observó el mismo fenómeno en los monos, los cuales
aprenden mejor una tarea después del sueño. El fe­
nómeno de la pausa creadora parece indicar que las
huellas mnémicas tienden a hacerse profundas y que
este proceso actúa más favorablemente en estado de
reposo.
El factor de desarrollo produce lo que nosotros
llamamos estructuración. Así como el desarrollo va
acompañado generalmente de diferenciación debido
a un aumento de la adecuación y la efectividad, así
el factor de desarrollo de la memoria hace sus huellas
más diferenciadas y adecuadas.
La estructuración aparece con más claridad en el
fenómeno llamado “reminiscencia”, esto es, la capa­
cidad de recordar más, en lugar de menos, conforme
transcurre el tiempo. Nosotros realizamos el siguiente
experimento. Leimos una historia al sujeto y le pedi­
mos que la repitiera. Volvimos a pedirle su repetición
con intervalos de dos días. Esperábamos que, confor­
me pasase más tiempo, la reproducción sería cada vez
menos exacta. Sin embargo, las últimas reproduc­
ciones fueron más exactas que las dadas inmediata­
mente después de la lectura. En relación con la me­
moria, aparece aquí un factor de desarrollo distinto
del funcionamiento automático de una máquina.
MEMORIA 95
Organización. Si la memoria fuese un mecanismo cie­
go de impresión y reproducción, el registro cerebral
podría imprimir todas las impresiones. Si solamente
las impresiones repetidas dejasen huellas, las piedras
que pavimentan el camino de nuestra casa y que vemos
todos los días tendrían mayor valor para la memoria
que el párrafo leído una vez o la cara de una mucha­
cha bonita vista incidentalmente. Sin embargo, la me­
moria no puede ser valorada en relación con la fre­
cuencia o duración sino de acuerdo con sus funciones
selectivas. No se puede imaginar ninguna máquina
que tenga tan innumerables funciones de selección.
Incluso, cada ser humano tiene distintos principios
selectivos que, además, varían con la edad, con los
cambios de condiciones ambientales y con los diferen­
tes estados de ánimo. La función selectiva de la me­
moria depende en cada persona de sus intereses, su
disposición emocional, sus propósitos, etc. Galton,
que pidió a gran número de personas que describie­
sen lo que pudieran recordar de su mesa del desayuno,
fué de los primeros investigadores que enfocaron las
diferencias individuales para el recuerdo.
Diversos experimentos han demostrado que los in­
tentos del sujeto para memorizar producen mayor
posibilidad de recordar que cuando sólo hace una
mera observación pasiva. La memoria depende de la
motivación y ésta es un factor de la personalidad to­
tal. El material a memorizar y recordar está deter­
minado por las necesidades y fines de la personalidad.
Esta función organizadora de la memoria no sólo
depende de los cambios en el estado psicológico de
la persona sino también de disposiciones constantes.
Los individuos difieren en la modalidad de las imáge­
nes. Unos memorizan fácilmente mediante el sentido
de la vista, otros por medio de imágenes auditivas,
otros a través de su sentido kinestésico, el movimien­
to y el ritmo. Algunas personas tienen una forma
definida de memorizar, pero la mayor parte son “ti­
pos mixtos”.
96 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Integración. La cuestión fundamental acerca de la fun­
ción mnémica requiere una teoría sobre la integración.
¿Por qué unos datos son seleccionados para conser­
varse y combinarse con otros mientras no se adquieren
o son eliminados después de adquiridos? Las huellas
de la memoria se entrelazan como los hilos de una
tela de araña; por ello, mediante una de estas hue­
llas podemos alcanzar las demás. Sin embargo, ciertas
huellas están más estrechamente unidas entre sí que
otras. Cada huella mnémica, como un hilo aislado,
puede dividirse en muchas partes, y aunque se selec­
cione una sola siempre se afecta al total; la parte
evoca el todo así como a la huella con que está enla­
zada. La tela de araña nos proporciona otra analo­
gía: su división en figuras concéntricas a diferentes
distancias del centro. El material memorizado posee
distinta importancia, lo que depende de su conexión
con el núcleo de la personalidad. Ciertos recuerdos
son centrales para la persona y todo recuerdo poste­
rior puede converger hacia ese centro. La categoría
de los recuerdos y su interrelación constituye la tela­
raña de la integración. Los nuevos recuerdos pue­
den llegar a vincularse con otros más antiguos y si­
tuarse en esferas de importancia. Nuestra memoria
responde no a un solo factor aislado sino a varios a
la vez. Cada minuto origina un nuevo cuadro caleidos-
cópico y el nuevo material memorizado es colocado
en una configuración del momento presente.
¿Cuál es la fuerza que dirige la integración del
material en la memoria? Una de las fuerzas directo­
ras es el interés. El interés, resultado de muchos fac­
tores de la personalidad, es distinto en cada persona.
Si distintas personas reproducen de memoria un pai­
saje cada una de ellas recordará o destacará diferentes
detalles. Lo mismo ocurre si varias personas cuentan
un cuento que todas han oído a la vez o si han sido
testigos de un suceso. El interés selecciona, destaca,
descuida y dirige el enlace del material actual con
MEMORIA 97
otras experiencias del presente, recuerdos del pasado
y esperanzas o deseos del futuro.
Con dos grupos de individuos que tenían la misma
capacidad inicial para memorizar se hicieron varios
experimentos. El grupo A era informado de la marca
que alcanzaba diariamente memorizando, mientras el
grupo B no fué informado. En el grupo A aparecía
entonces una marcada mejoría en su tanteo. Cuando
al grupo B se le informaba también de los puntos
alcanzados, su tanteo se elevaba; cuando al grupo A
no se le comunicaba este dato, descendía su capacidad
para memorizar. El interés está ligado al propósito
que se persigue. Sin embargo, podemos distinguir una
intención objetiva y otra subjetiva. F. C. Bartlett5
realizó un estudio de los nativos de Swazi y encontró
que su capacidad para recordar dependía de la natu­
raleza del objeto que tenían que recordar. Por ejem­
plo, un nativo dió una descripción detallada de todo
el ganado que había comprado el año anterior y el
precio de cada animal, pero no recordaba otras cosas
porque no le importaban.
Estrechamente relacionadas con el interés y la in­
tención están las reacciones emocionales asociadas
con la memoria. La memoria se refuerza por los sen­
timientos de agrado, desagrado, dolor o placer que
acompañan a la impresión.7 Las impresiones que des­
piertan una emoción, sea positiva o negativa, se re­
cuerdan mejor que las que nos dejan indiferentes.
A un grupo formado por personas de uno y otro
sexo se les leyó una lista de aspectos favorables v
desfavorables acerca de la mujer. Cuando, una semana
después se pidió a los sujetos que recordasen dichos
aspectos, las mujeres recordaron más de los favorables
y los hombres más de los desfavorables. En otro
experimento se trataba de estudiar la relación en­
tre memoria y actitud leyendo a los sujetos una
lista de aspectos favorables y desfavorables a los
negros, después de haber medido mediante una es­
cala de actitud el grado de prejuicio que cada uno
98 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de aquellos tenía contra la raza de color. Al pe­
dir después a los sujetos que reprodujesen de me­
moria la lista de cualidades que habían oído fue
curioso comprobar que los que tenían una actitud
favorable recordaban más cualidades positivas. Este
resultado es semejante al que se observa por lo común
en las personas que leen libros polémicos, las cuales
tienden a recordar aquellos puntos que coinciden con
sus propias opiniones, mientras olvidan los que difie­
ren. En un experimento que hicimos con nuestros
alumnos149 se trataba de que éstos se clasificasen a sí
mismos desde el que creían que era el más optimista
al que suponían era el más pesimista. Inmediatamen­
te después se les leyeron las siguientes sentencias:

1. Hay que estar lo más contento que se pueda, pues


a nadie agrada un hombre triste.
2. Un mal día nunca tiene una buena noche.
3. Basta una nube para tapar todo el sol.
4. Un buen invierno trae un buen verano.
5. Es mejor vivir bien que mucho.
6. La esperanza cuesta lo mismo que la desesperanza.
7. Mañanas nubladas suelen tornarse en atardeceres
claros.
8. Una vida larga tiene largas miserias.
9. Ningún día pasa sin ninguna pena.
10. Mientras hay vida hay esperanza.
11. El hombre sabio torna lo fortuito en buena for­
tuna.
12. Todo es incierto entre la cuna y el ataúd.

La selección de estas sentencias se hizo de tal modo


que las negativas representan casi lo contrario de las
positivas. Entonces se hicieron a los alumnos las si­
guientes preguntas:
1. ¿Qué sentencias olvidaron y de ellos cuántas
positivas y cuántas negativas?
2. ¿Cómo cambiaría el texto de una sentencia en
positiva o negativa?
MEMORIA 99
3. ¿Cuál es la correlación entre la inclinación por
las sentencias positivas o negativas y la clasificación
que a él mismo le ha correspondido?
Estos experimentos demostraron que ciertos indivi­
duos que comienzan con sentencias positivas recuer­
dan más de éstas que negativas y a menudo cambian
las negativas en positivas. Otro grupo reacciona en la
forma contraria. Entre los pesimistas existe una co­
rrelación significativa. Del resultado total se deduce
que el olvido parece estar influido por los fines. El
optimista mantiene su optimismo con temas agrada­
bles y el pesimista con asuntos desagradables. En una
repetición del experimento con otra serie de senten­
cias de las mismas características se observó que las
tendencias positivas o negativas de selección y recuer­
do concordaban con el concepto que cada persona te­
nía acerca de su pesimismo u optimismo.
De lo anterior resulta que no se puede genera­
lizar acerca de si una persona tiene buena o mala
memoria. La memoria para aprender en la escuela es
distinta de la que opera en las situaciones de la vida.
La memoria para aprender no exige una participación
de la persona, mientras en la memoria para la expe­
riencia los hechos recogidos se incorporan a la per­
sonalidad. La transformación individual del material
memorizado y la resistencia a memorizar temas inco­
nexos puede muy bien ser señal de inteligencia activa.
La incertidumbre mnémica debida a factores emocio­
nales desempeña un importante papel en la valoración
de las declaraciones testimoniales.

Equilibrio. El principio selectivo de la memoria apa­


rece no sólo en la integración del material sino tam­
bién en su eliminación. La integración se manifiesta
en el recuerdo, la eliminación en el olvido. Del mismo
modo que la integración es dirigida por el interés y
por factores emocionales en forma positiva, así la eli­
minación es orientada por los mismos elementos pero
en sentido negativo. Freud, en su teoría del psicoaná­
100 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
lisis, señala que una persona olvida cosas que le inte­
resan excluyéndolas de la conciencia, y que el olvido
es una eliminación por motivos emocionales. Aunque
Freud da muchos ejemplos: el olvido del nombre de
las personas que nos desagradan, la tendencia a re­
chazar de la memoria las experiencias desagradables,
etc., su tesis no ha sido plenamente confirmada por
demostraciones experimentales. En realidad, hay más
personas que olvidan los hechos desagradables más que
los agradables, pero la diferencia media sólo es de
un 10 a un 15 % y existe un gran número de indi­
viduos (aunque en minoría) que olvidan más fácil­
mente lo agradable que lo desagradable. Esta contra­
dicción podría ser eliminada mediante nuestra teoría
del equilibrio, que puede ser confirmada desde diver­
sos puntos de vista. Suponiendo que el recuerdo y el
olvido estén relacionados con los intentos del organis­
mo para establecer un equilibrio mental, los hechos
desagradables serían eliminados porque el organismo
no sería capaz de superarlos. Pero ciertos hechos des­
agradables se recuerdan con especial frecuencia, como,
por ejemplo, un accidente o las experiencias de los
soldados en el combate, a fin de descargar la tensión
relacionada con ellos.
Estas observaciones están acordes con uno de los
fenómenos básicos de la memoria: la curva del olvi­
do. Se ha podido observar experimentalmente, por
ejemplo, con sílabas sin sentido, que el olvido co­
mienza inmediatamente después de memorizar; des­
pués del olvido inmediato, el subsiguiente acaece muy
gradualmente. Ebbinghaus, tras de memorizar una
lista de sílabas sin sentido había olvidado el 56%
pasada una hora, el 64% después de nueve horas, el
72% después de dos días y el 79% después de 31
días. La forma gráfica de la curva del olvido descien­
de rápidamente al principio (primer día) y después
lentamente.
¿Por qué se olvida parte inmediatamente después
de memorizar y por qué queda el resto? Según núes-
MEMORIA 101
Ira teoría cierto material es inmediatamente descartado
por motivos de equilibrio mental; el resto se integra
en parte y en parte desaparece lentamente. Tendemos
a olvidar todo detalle innecesario o aquellos con los
que no tenemos ni esperamos tener asociaciones. De­
ducimos esta teoría de nuestros experimentos acerca
de los motivos fundamentales que rigen el olvido de
ciertos hechos. Se les leyó un cuento de hadas
a varios individuos a los que después se pidió que lo
repitieran tan exactamente como les fuese posible. Se
fueron grabando las repeticiones y se examinaron
tanto los cambios del texto original como las omisio­
nes, variaciones y desplazamientos. Todas las palabras
que el sujeto había omitido (palabras O) fueron mez­
cladas con igual número de palabras correctamente
recordadas (palabras /?) y dadas después como estí­
mulo para las asociaciones. Se observó entonces que,
con las palabras O el sujeto daba tres y media más
asociaciones emocionales que con las R. Parece, pues,
que las palabras olvidadas o cambiadas tienen más
enlaces con las asociaciones emotivas. Sin embargo,
dichas asociaciones no fueron sólo negativas sino tam­
bién positivas. Las emociones son un factor perturba­
dor para la memoria, la cual tiende a procurar el
mayor grado de equilibrio.
Según nuestra teoría del equilibrio, el olvido tie­
ne un motivo, y siendo la motivación una facultad del
organismo, el olvido no puede ser explicado por ana­
logía con una máquina. A primera vista podría supo­
nerse que la memoria dejaría simplemente de registrar
ciertos estímulos o que algunos estímulos, desprovis­
tos de significado, desaparecerían más fácilmente que
otros. Observamos, sin embargo, que cosas que pare­
cen olvidadas durante mucho tiempo, han permane­
cido en realidad conservadas en las que podrían lla­
marse capas profundas de la memoria. Los fenómenos
de “reminiscencia” y de estructuración, es decir, la
capacidad para recordar más en lugar de menos con­
forme el tiempo transcurre indica que ciertas huellas
102 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
mnémicas puede emerger a la superficie después de
largo tiempo de intervalo. También observamos que
no son sólo las impresiones débiles las que se olvidan,
sino también experiencias intensas y hasta dramáticas.
Sin embargo, las experiencias realizadas bajo la hip­
nosis y las observaciones psicoanalíticas demuestran
que impresiones no presentes en la memoria pueden
ser traídas a la conciencia incluso cuando se trata de
impresiones de la primera infancia. Todo esto indica
que la memoria no puede ser totalmente explicada por
la atención. Gran número de impresiones desaparecen
gradualmente, pero la observación indica que la me­
moria se compone de varias capas en las que van regis­
trándose los hechos. Sólo algunos permanecen en la
superficie; otros aparecen con la reminiscencia re­
montándose de capas más profundas; algunos no apa­
recen espontáneamente pero sí después de un esfuerzo
y, por último, las impresiones que permanecen en las
capas más profundas no pueden recordarse más que
mediante la hipnosis o el psicoanálisis. El hecho de
existir una resistencia a recordar experiencias emocio­
nales indica que el olvido depende de un sistema
dinámico del organismo. Tendemos a olvidar los he­
chos que trastornan nuestro equilibrio, y así la me­
moria actúa como el organismo en general, eliminando
o deteniendo elementos que no pueden ser integrados
en el sistema vital.
V

APRENDIZAJE

Naturaleza del aprendizaje

Sin memoria no podemos aprender y sin aprender no


podemos vivir. Si el organismo no acumulase expe­
riencias en la memoria, para recordarlas en las nuevas
situaciones (proceso al que llamamos aprendizaje)
no podría utilizar ningún medio que lo protegiese del
peligro ni podría alcanzar los medios de obtener satis­
facción. A la pregunta ¿por qué aprendemos?, no
puede darse más que una respuesta: porque aprender
es esencial para la vida.
Pero la cuestión puede plantearse en otra forma
que encierra un importante problema: aprendemos
porque a ello nos fuerza el ambiente. Como indicaba
Locke, el recién nacido es como una tabula rasa, como
una página en blanco sobre la que la vida escribe sus
jeroglíficos. Esta idea ba determinado, hasta nuestros
días, el amplio concepto de aprendizaje. El aprendi­
zaje se logra con la experiencia, se perfecciona con
la práctica y las cosas aprendidas dejan huellas que
se relacionan entre sí. Sin embargo, lo que se apren­
de no sólo procede del exterior sino que el proceso de
aprendizaje aparece en toda criatura desde la más
inferior hasta el hombre; podría incluso decirse que
hasta las células aprenden.
Existen tres diferencias fundamentales entre la
forma de aprender de los organismos inferiores y
la de los superiores: la complejidad de los estímulos
recibidos, la de las respuestas aprendidas y la perma­
nencia de lo aprendido. No sabemos lo que puede
aprender un animal en condiciones normales porque
no comprendemos la mente animal. Sin embargo, cier­
tos experimentos han demostrado que hasta los ani-
103
104 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
males más inferiores aprenden ciertas reacciones, por
ejemplo, la amiba aprende a esquivar un rayo de luz,
la anémona de mar a distinguir lo que es alimenticio
de lo que no lo es, la lombriz de tierra a recorrer un
laberinto en forma de T, y así sucesivamente.

Maduración

El aprendizaje y la maduración presentan aspectos


similares. El aprendizaje ocurre durante el período
de maduración, como lo demuestra una curiosa expe­
riencia con el renacuajo. Colocados varios huevos de
rana en un recipiente de agua fueron transformándose
en renacuajos, los que pasado algún tiempo comen­
zaron a nadar. Se dividieron los huevecillos de rana
en dos grupos, uno de los cuales fué colocado en agua
pura y el otro en un anestésico (cloroformo diluido
en agua). En este último medio los huevecillos se des­
arrollaron normalmente, pero los renacuajos perma­
necieron paralizados. Así pues, el grupo testigo
comenzó a nadar, mientras el anestesiado quedó in­
móvil. Según la teoría de que el aprendizaje depende
únicamente de las fuerzas ambientales y de la práctica,
desarrollándose de movimientos casuales, los rena­
cuajos inmovilizados no deberían aprender a nadar;
pero a los pocos momentos de extraer del agua el
anestésico, los renacuajos paralizados comenzaron a
nadar tan bien como el grupo normal, lo que demues­
tra que no aprendieron a nadar impulsados por las
fuerzas ambientales o la práctica, es decir, por estí­
mulos externos, sino por capacidades adquiridas du­
rante la maduración. Ésta y el aprendizaje es una
misma cosa, procediendo el último de estímulos en­
dógenos.
Existen actividades que no se aprenden, que exis­
ten ya al nacer. El niño recién nacido puede agarrar
un dedo o un lápiz con tanta fuerza como para sopor­
tar su propio peso. También puede, al nacer, mover
APRENDIZAJE 105
la cabeza, los brazos y las piernas, así como succio­
nar, deglutir y otras actividades que no ha aprendido.
El proceso de maduración y aprendizaje aparece ya
en el embrión. Un aparato registrador colocado sobre
el abdomen de la madre indica que el feto puede reac­
cionar a un sonido fuerte y brusco con enérgicos mo­
vimientos que parecen de miedo o de retracción. Si el
estímulo sonoro se repite durante cierto tiempo la reac­
ción se va debilitando hasta desaparecer. El embrión,
acostumbrado al sonido, “aprende” a no reaccionar.
Las relaciones entre maduración y aprendizaje
aparecen con gran claridad en el desarrollo infantil,
observando cómo las distintas capacidades y formas
de conducta van aprendiéndose en un orden defi­
nido de meses o años, semejante para todos los ni­
ños.50 Este orden de desarrollo no es correlativo con
la enseñanza o la práctica, sino que la efectividad del
aprendizaje depende más bien del grado de madura­
ción alcanzada cuando tiene que ser logrado. Así, a la
pregunta ¿por qué aprendemos?, podemos contestar
también: debido al proceso de maduración, desarro­
llándose el aprendizaje de acuerdo con las leyes del
organismo, dictadas desde dentro y no a través de las
fuerzas del ambiente sugeridas desde el exterior. Así
pues, el hombre no nace como una página en blanco
sino que trae consigo ciertas capacidades, el alfabeto
del organismo. Las fuerzas externas lo inducen a for­
mar palabras con esas letras, y lo que así aprende es
resultado del ambiente.

Condicionamiento

Según muchos psicólogos, los reflejos condicionados


constituyen el mecanismo esencial de todo aprendizaje
y todas las demás formas de él no serían sino deriva­
ciones del condicionamiento. En otro lugar estudia­
remos los reflejos condicionados.105 Si un niño
oye por primera vez un sonido extraño como el de
106 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
una sirena, tal estímulo puede no dejar huella alguna
en su memoria, y que se desvanezca gradualmente como
los demás ruidos que llegan hasta él desde la ventana.
Sin embargo, si la sirena suena muy a menudo, la repe­
tición del estímulo dejará, probablemente, una huella;
el niño recordará el sonido, lo aprenden! y, cuando
menos lo esperemos, lo oiremos imitar ese ruido. Si el
niño se asusta al oír por primera vez dicho ruido
puede no necesitar que se repita para recordarlo. La
energía de una repetición es sustituida por la energía
de una emoción: el miedo. En el primer caso el sonido
es aprendido por repetición, en el segundo se aprende
por conexión con una respuesta emocional. Cuando
el niño oye la sirena todos los días a las doce, aprende
a relacionar ambos hechos y sabe que el sonido de la
sirena significa que es mediodía. Si le dan el alimento
a las doce y media establece una cadena de asociacio­
nes: sirena-mediodía-preparación para la comida. El
estímulo lo aprende entonces no sólo como un sonido,
sino también como un símbolo del mediodía y como
punto de partida para disponerse a comer, referencia
que puede determinar sus actividades. La conexión
entre el estímulo y su significado está condicionada,
aunque arbitrariamente, por la repetición. Tan arbitra­
ria resulta la relación entre sirena y mediodía como la
que resulta de una combinación de sonidos tales como
m-a-d-r-e y una persona determinada. Pero cuando se
repite, el niño sonríe cuando oye esa arbitraria combi­
nación de sonidos. Si el niño siente miedo de la sirena,
la conexión entre el sonido y la emoción se experimenta
directamente. El aprendizaje por experiencia directa es
más rápido y fuerte que el condicionado.59
Si una persona desea aprender algo trata de refor­
zar la impresión mediante alguna experiencia; si ha de
aprender sílabas sin sentido usará el ritmo, la seme­
janza de sonido o ambos. Cuando yo supe que los conos
de la retina reaccionaban al color y los bastones a la
luz traté de recordarlo mediante un recurso mnemo-
técnico: conos = color, luego bastones = luz.
APRENDIZAJE 107
El aprendizaje está condicionado generalmente por
el mundo exterior (mundo objetivo), pero también
puede estarlo desde dentro (mundo subjetivo). Cuando
el niño dice “da” se oye a sí mismo y establece una
conexión entre un sonido y un “acto complejo vocal-
motor”. Así, el mecanismo del lenguaje se desarrolla
mediante la autoestimulación y la imitación por repe­
ticiones. La imitación social desempeña un importante
papel en el proceso del aprendizaje.96

Intensidad. Una experiencia registrada por la memoria


se refuerza cuando va ligada a otra. Esta última puede
ser repetición de la primera, pero puede también tra­
tarse de un estímulo distinto recibido simultáneamente
con aquél. Una “suma” de estímulos en diferentes par­
les del cuerpo vigoriza frecuentemente la respuesta.
Esta facilitación se pone de manifiesto especialmente si
un solo estímulo es demasiado débil para producir una
reacción. En tal caso, dos estímulos, uno de los cuales
está por debajo del umbral, pueden sumarse y dar
lugar a la respuesta. Dos estímulos eléctricos, demasia­
do débiles cada uno de ellos para provocar una res­
puesta, pueden, si son recibidos por distintos puntos
del cuerpo, producir una respuesta refleja consistente
en que el sujeto se rasque. Este fenómeno puede ser
comparado con el efecto psicológico de la “gota que
hace desbordar el vaso” que ocurre cuando un pequeño
incidente que habitualmente no produce reacción algu­
na saca a una persona de quicio debido a que se
produce en el momento en que, por una causa prece­
dente, el sujeto está en el umbral de la reacción emo­
cional. Por otra parte, hay casos en que uno de dos
estímulos puede producir respuesta mientras los
dos juntos no la producen, debido a que la segunda
respuesta obstaculiza, inhibe o equilibra a la pri­
mera. Así pues, parece que la respuesta a un estímulo
y la retención de su respuesta por el aprendizaje
depende de la intensidad, estando ésta determinada
por la relación de los estímulos entre sí.
108 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Contigüidad. Si dos estímulos (a + &) se producen
juntos, el recuerdo de uno (a) trae al otro a la mente.
El proceso del aprendizaje ha sido comparado a una
cadena de reacciones o a una máquina en la que las
ideas irían ligadas una a otra como por una polea
de transmisión; si dos ideas aparecen juntas, a evoca
a b y ésta a aquélla. Sin embargo, el proceso del
aprendizaje no es estático sino dinámico, como vere­
mos a continuación.
1) Tomemos como ejemplo la asociación “nota­
ción musical” (a) conocida por su encadenamiento
con “música” (b). El estímulo “notación musical”
(a) sugiere la asociación “música” (b), pero, en cam­
bio, este último no nos recuerda necesariamente al
primero (a), pues puede sugerir, por ejemplo, piano,
concierto, músicos, etc. Por lo tanto “a” evoca a “6”,
pero “6” no evoca necesariamente a “a”. Esta dife­
rencia es causada por lo que nosotros llamamos
“órbita” de las asociaciones. La palabra “notación”
tiene pocos enlaces, de los cuales el más importante
sería música, y en cambio esta última es una palabra-
estímulo que posee gran número de enlaces.
2) Si vemos un paquete de cigarrillos lo asocia­
mos con el acto de fumar, pero si acabamos de fumar­
nos uno, tal asociación no aparece. Esta cadena de
asociaciones está, en este caso, determinada por la “in­
tención”.
3) Si vemos un cigarrillo tirado en la calle no nos
evoca el acto de fumar, porque la situación en que
aparece es distinta de la habitual.
4) Si no somos fumadores la vista del cigarrillo
no despierta ninguna asociación, porque el estímu­
lo no ejerce sobre nosotros ninguna atracción.
5) Si el fumar nos produce náuseas, la vista del
cigarrillo puede provocarnos una respuesta emocional
de disgusto.
APRENDIZAJE 109

Práctica

La ingenua creencia de que el aprendizaje es una sim­


ple cuestión de práctica es equivocada. En algunos
casos el grado de aprendizaje depende del número
de ensayos o respuestas. En otros casos, de un exce­
so de práctica puede resultar la repulsión por el estí­
mulo, con el consiguiente aumento del olvido. La grá­
fica del progreso del aprendizaje proporciona curvas
muy irregulares. Las curvas más importantes son la
convexa, que marca un rápido aumento seguido de una
disminución en el nivel de mejoramiento (aceleración
positiva) y la cóncava que marca un descenso al co­
menzar pero con mejoría progresiva conforme se hacen
más ensayos (aceleración positiva). Tanto la cóncava
como la convexa pueden aparecer en la misma gráfica,
separadas por una “meseta”. Esta última es la parte
de la curva que indica no haber ni aumento ni dismi­
nución, sino un estancamiento.

Ensayo y error. La segunda cuestión que planteamos


es: ¿cómo aprendemos? Cuando el concepto de máqui­
na se aplica a las funciones humanas, los procesos men­
tales se explican a base de afirmar que a tal estímulo
corresponde determinada respuesta, sin tener en cuenta
la intención. El aprendizaje es, así considerado, como
un mecanismo que, al recibir un estímulo en la mente,
devuelve la respuesta, igual que una máquina automá­
tica que arroja goma de mascar, chocolate o caramelos,
según la ranura en la que depositamos una moneda, así
se supone que funciona la mente, en forma más compli­
cada pero con las mismas normas rígidas. Ya expusi­
mos una teoría para explicar por qué aprendemos.
Sin embargo, el organismo humano no es estático
como una máquina automática, sino que es dirigido
por ciertas fuerzas, del mismo modo que la máquina
se mueve mediante una dínamo. Debemos exponer
una teoría dinámica que relacione las respuestas con-
110 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
dicionadas de la máquina traganíqueles con el movi­
miento de la dínamo. Esta teoría es la del ensayo y el
error. La dínamo impele al organismo a moverse por
explosiones sucesivas. ¿Cómo se determinan estos mo­
vimientos ? 94
Si colocamos un animal en una caja provista de
una puerta que, al abrirla, lo dejase en libertad, y si
el animal descubre la clave para abrirla, tal descu­
brimiento debe considerarse como resultado de su ra­
ciocinio. Pero, ¿ha de ser así necesariamente? ¿No
haría lo mismo una máquina ciega? Puesta en marcha
una dínamo, una de sus palancas acertaría por casua­
lidad a tirar de una cuerda que abriría la puerta y la
dínamo girando se saldría de la caja. Thorndike 130
construyó una especie de prisión de este género, una
caja en la que la puerta se abre mediante un resorte
que salta cuando se toca una cuerda o se oprime un
botón disimulado. Un gato colocado en esta jaula trata
de alcanzar un pescado situado fuera de su alcance
más allá de los barrotes de la jaula; el animal muerde
los barrotes, intenta pasar la cabeza entre ellos y efec­
túa otra serie de movimientos con uno de los cuales,
por casualidad, aprieta el botón que abre la puerta y
alcanza así el pescado. El movimiento correcto ha
sido hecho después de “ensayos y errores”. A la vez
siguiente, el movimiento adecuado aparece más pron­
to, y así, en cada ensayo, el gato hace cada vez menos
movimientos inadecuados hasta que, por último, acaba
por oprimir el botón directamente. El aprendizaje se
consiguió por eliminación sucesiva de respuestas in­
fructuosas. Análogos experimentos se hicieron con ra­
tas a las que se les colocaba en un laberinto a la salida
del cual había una cajita con alimento. La rata efec­
tuaba movimientos totalmente inadecuados hacia
adelante y atrás, a derecha e izquierda, al azar por
completo. Todas estas idas y venidas frustraron los
movimientos de ensayo y error y sólo un movimiento
correcto había de conducir a la salida, no sólo hacia
la libertad sino también al alimento, es decir, a un
APRENDIZAJE 111
objeto satisfactorio. Mediante repeticiones el movi­
miento acertado llegó a fijarse y las reacciones inade­
cuadas fueron eliminadas gradualmente. Así, el proceso
de aprendizaje de la rata podría ser explicado mecá­
nicamente, por azar y fijación. Los laberintos se han
utilizado para estudiar diversos aspectos del apren­
dizaje.
Watson144 distingue en los animales tres formas
básicas de aprender: 1) Hábitos motores. El animal
aprende, en esta forma, normas explícitas de conduc­
ta. 2) Hábitos sensoriales, que consisten en reacciones
diferenciales a diversos estímulos externos. 3) Hábitos
de reacción retardada, que abarcan reacciones com­
plejas retrasadas durante cierto período de tiempo.

Placer y dolor. Otra teoría semejante a la del ensayo


y el error es la del placer y el dolor. La consecución
de un fin procura placer o satisfacción y todos los
movimientos que lo estorban son rechazados por la
insatisfacción que producen. Pero este concepto tan
simple no explica cómo puede ser capaz el animal de
modificar sus movimientos al azar y llegar a apren­
der. Debemos llegar a la conclusión de que la rata
no sólo conecta los pasadizos del laberinto que no
son convenientes, sino que recuerda estas conexiones.
Además, se deduce también que cada movimiento que
evoca una insatisfacción es eliminado, en tanto que se
retienen los satisfactorios. Sin embargo, no es este el
caso. La experiencia ha demostrado que tanto los he­
chos satisfactorios como los insatisfactorios pueden
ser retenidos u olvidados. Nos enfrentamos, de nue­
vo, con dos problemas básicos: ¿Cómo se retienen y
cómo se eliminan ciertos actos?

Proximidad y frecuencia. En el fenómeno del apren­


dizaje intervienen dos factores: proximidad y fre­
cuencia, lo que significa que si entre varias expe­
riencias relacionadas entre sí, una de ellas es vuelta
a experimentar posteriormente, la que ha ocurrido
112 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
más recientemente será probablemente la que reapa­
rezca de nuevo. Según Watson, las reacciones de los
animales sólo están determinadas por el azar y la
probabilidad. Se favorecen los movimientos que con­
ducen al éxito y se producen con más frecuencia que
los que llevan al fracaso. Si cada prueba favorable
termina al dar cierta vuelta, por ejemplo hacia la iz­
quierda, este movimiento será el más reciente cuando
el animal comience una nueva prueba. Sin embargo,
otros experimentos han demostrado que muchas ratas
aprenden no sólo cuando la proximidad o la frecuen­
cia son los factores directores sino también cuando
son los inhibidores. De nuevo nos encontramos con
que no sabemos por qué se eliminan las respuestas
erróneas.
Se han hecho insistentes intentos para determinar
la naturaleza del proceso de aprendizaje. Watson des­
truyó el órgano de la visión de una rata, después el
del olfato, luego el sentido del oído, posteriormente
el del tacto, excluyendo la sensación de contacto me­
diante anestesia del hocico y de la planta de las patas.
A pesar de eliminar todos estos órganos que podían
ayudar al aprendizaje, la rata encontró el camino en
el laberinto tan bien como antes.

Discernimiento

Todas estas teorías que tratan de explicar el apren­


dizaje por medio de una cadena de reflejos no consi­
deran la verdadera manera de actuar de la rata. Si
los movimientos son inmutables y encadenados, no
deberían aparecer si cambiasen las circunstancias.
Cuando el animal ha aprendido el camino andando
también lo encontrará, aunque inundemos el laberinto
y tenga que salir nadando. Cuando un laberinto con­
tiene varios caminos de igual longitud que llevan a la
salida, el animal procede en distintos ensayos por
distintos caminos. Esto indica que lo decisivo es la
APRENDIZAJE 113
meta y no los caminos fijos. Supongamos que el ani­
mal aprende un complicado camino serpenteante ha­
cia la salida y que entonces quitamos una pared a
causa de la cual había que dar un largo rodeo. ¿Se­
guirá la rata el antiguo camino o se lanzará por el
nuevo e inexplorado? La experiencia demuestra que
la rata sigue muy pronto el camino más corto. Se em­
plearon toda clase de medios que impidiesen al ani­
mal ciertos movimientos. A pesar de todo, ciertos
animales, especialmente los perros, no perdieron la
orientación. Un animal sólo reacciona mediante refle­
jos condicionados si dicha reacción es favorable al
organismo. Si una araña en su tela oye el sonido de
un diapasón, se deja caer colgada de un hilo utili­
zando su habitual respuesta defensiva. Esta reacción
aparece después de muchas repeticiones, pero la ara­
ña acaba por dejarse caer menos regularmente hasta
que deja de hacerlo del todo pasados algunos días.
Si un mono observa a un hombre buscando una
moneda que se le ha perdido y lo ve gateando por
el suelo mirando a uno y otro lado tratando de en­
contrarla hasta dar con ella, el animal deduce que el
hombre ha encontrado la moneda mediante movimien­
tos hechos al azar. Esperemos que el mono no llegue
a la conclusión de que todas las investigaciones del
hombre están basadas en movimientos causales. Cuan­
do buscamos una moneda hacemos movimientos sin di­
rección fija, lo mismo que el mono o el gato encerrado
en un laberinto. Pero la forma de buscar una moneda
no es la prueba más apropiada para demostrar el dis­
cernimiento del hombre en determinadas condiciones,
como tampoco lo es el laberinto para comprobar la
conducta animal. Wolfgang Kóhler80 encerró a un
chimpancé en una jaula en la que previamente había
colocado dos cañas de bambú encajables una en otra.
Frente a la caja puso un plátano, fuera del alcance del
chimpancé. Cuando el animal alcanzó la fruta con la
ayuda de una caña, o si ésta resultaba demasiado cor­
ta, encajándola en la otra, demostró descernimiento, es
114 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
decir, “resolvió el problema” como un ser humano.
En otro experimento el mono recogió el plátano, que
estaba atado al techo de la jaula, construyendo una
escala con dos cajas vacías poniendo una encima de
otra. Aplicaba entonces un proceso del aprendizaje
en condiciones nuevas. El discernimiento en condicio­
nes distintas no se basa en reacciones mecánicas ais­
ladas, sino en la formación de un concepto.

Motivación

Las observaciones de que un animal aprende no sólo


mediante respuestas condicionadas, no sólo al azar
por el método de ensayo y error sino también por la
comprensión de una nueva situación en la que es capaz
de establecer relaciones y de transferir los resultados
a otra nueva experiencia, indica que la norma meca-
nicista es inadecuada. El problema del aprendizaje
es más complicado de lo que parece a primera vista.
El aprendizaje de los animales en un laberinto está
tan fuera de lo natural como el de las personas ante
las sílabas sin sentido. Si se detienen artificialmen­
te los procesos de orden más elevado no puede sor­
prendernos que no aparezcan. Limitando las reaccio­
nes del hombre y de los animales a un pequeño
número, como ocurre en las máquinas, observaremos,
en realidad, solamente reacciones parecidas a las de
una máquina. Dando a las reacciones humanas y ani­
males la libertad que tiene el organismo en condiciones
naturales, observaremos que son totalmente diferen­
tes de las de una máquina. Incluso las condiciones
que pueden resultar perfectas en el laboratorio pue­
den no serlo en la vida cotidiana. Dése a un animal
alimento al mismo tiempo que suena una campana y
repítase esto una y otra vez y la saliva acabará flu­
yendo ante el solo estímulo de la campana. Al con­
trario, si se explica a un niño una y otra vez lo que
tiene que hacer, establece el reflejo como con el so-
APRENDIZAJE 115
nido de la campana y nada puede resultar. La educa­
ción sería muy fácil si pudiera conseguirse por los
reflejos condicionados. Pero en la vida real el factor
que condiciona el aprendizaje está ligado con otros
muchos que incluso pueden ser más fuertes que aquél,
como ocurre, por ejemplo, en los niños en los que el
resentimiento o la agresión inhiben la respuesta. Por
otra parte, los factores no condicionados pueden cau­
sar una respuesta inmediata por surgir el “discerni­
miento”.
Hay un factor que ninguna teoría del aprendizaje
puede excluir, y es la motivación. Enciérrese a un
animal en una jaula y sus actos estarán motivados
por el impulso a la libertad; para aprender una labor
ya sea sencilla o difícil el motivo puede ser alcanzar
el placer que proporciona el alimento o evitar el dolor
que acarrea el castigo. Las motivaciones humanas son
distintas de las animales y en los seres humanos va­
rían con la edad. A las generalizaciones sobre el ser
humano a distintas edades —primera y segunda in­
fancias, edad adulta— hay que agregar las que resul­
tan de los factores sexuales, los raciales, las determi­
nantes culturales, la situación social, los factores
económicos y el estado de salud, sin mencionar los
elementos hereditarios. Además, en cada caso, la mo­
tivación depende de los rasgos de la personalidad
individual. Así, siendo la motivación un importante
factor del aprendizaje, depende de condiciones que al
relacionarse entre sí dan lugar a innumerables tipos.
Los experimentos con animales han hecho com­
prensibles ciertos mecanismos del aprendizaje, pero
no han revelado su proceso más íntimo. Constituye
una falacia utilizar las reacciones de los animales
para explicar las funciones humanas, especialmente
la suposición de que los actos de los irracionales son
básicamente de la misma clase que los humanos. Lloyd
Morgan llamó la atención sobre el peligro de caer en
el antropomorfismo, esto es, de querer explicar las
reacciones de los animales comparándolas con las más
116 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
altas funciones humanas. Pero quizá un peligro ma­
yor es el del animalismo, es decir, el querer explicar
los actos humanos comparándolos con los de los ani­
males por medio de simples principios mecánicos.
Los procesos simbólicos del hombre, su capacidad
para expresarse verbal y gráficamente crea un abismo
infranqueable entre los seres racionales y los irracio­
nales. Además, las diferencias entre el cerebro del
hombre y el de los animales y otras muchas diferen­
cias orgánicas los hacen en alto grado incompa­
rables.
A fin de agrupar las motivaciones de acuerdo con
su influencia sobre el aprendizaje, vamos a citar al­
gunas clasificaciones:
1) Una motivación básica para el aprendizaje, el
placer o el dolor, es común al hombre y a los ani­
males.
2) La motivación por imitación aparece con más
frecuencia en el hombre que en los animales, aunque
los animales jóvenes pueden aprender de sus padres
por imitación (por ejemplo, el vuelo entre los pája­
ros). La imitación no necesita del discernimiento,
pero puede ser comprendida como la repetición ciega
de cierta actividad observada en otro ser.
La motivación del aprendizaje por competencia
es el principio en que se basa la teoría de la supervi­
vencia del más apto. Los animales aprovechan la de­
bilidad de sus enemigos con los que compiten para
apoderarse del alimento o de la hembra. La compe­
tencia estimula al hombre a aprender técnicas con las
que conseguir éxito y poderío.
4) La motivación de aprender por el deseo de al­
canzar un fin. El mono que consigue una técnica para
alcanzar la fruta aprende a dominar una situación
utilizando la caña y a perfeccionarla encajando una
caña en otra. El aprendizaje humano difiere del del
animal porque aquél crea una cadena de situaciones
para alcanzar un fin. Por ejemplo, un estudiante pue­
de aprender durante el bachillerato con el fin de
APRENDIZAJE 117
pasar a la Universidad o para desarrollar su perso­
nalidad o sencillamente para obtener una buena posi­
ción social.
5) Aprender por deseo de adquirir conocimientos.
Pista motivación sólo pertenece a la especie humana.
Sólo el hombre aprende por aprender, para adquirir
conocimientos, por interés objetivo. La motivación es
el factor selectivo y organizador del proceso de apren­
dizaje.
Se han obtenido interesantes datos acerca del
aprendizaje humano observando a estudiantes que
aprendían el alfabeto Morse. Anotando semanalmente
ios progresos que hacían se encontró que avanzaban
por etapas. En el primer período el sujeto ¿..prende
los signos de la clave, los puntos y rayas que for­
man las letras; en el siguiente, concibe las palabras
como una unidad sin necesidad de deletrearlas. En
la etapa final se establece el ‘ hábito de las frases’.’
y se aprenden frases completas. Así pues, el aprendi­
zaje se desarrolla comenzando por la adquisición de
elementos aislados hasta conseguir la combinación
de éstos en una estructura. Como ya vimos al estudiar
la memoria, el aprendizaje va unido al proceso de
estructuración. En las etapas en que se desarrollan
unidades y configuraciones, el estudiante parece no
progresar durante largo tiempo; sin embargo, durante
esta aparente detención el proceso de estructuración
continúa y, repentinamente, aparece el progreso. Una
observación semejante se hizo con estudiantes que
aprendían a escribir a máquina. Todos los investiga­
dores han confirmado que el proceso de estructuración
continúa cuando se interrumpe la práctica. Después
de un intervalo la capacidad parece ser más fuerte y
precisa mientras el hábito innecesario la hace decaer.
Así, en el proceso del aprendizaje el material se or­
ganiza más y más, las interrelaciones se desarrollan
y la percepción interna es similar a la externa, deter­
minando unidades integradas y no partes aisladas.
118 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

Aprendizaje mecanicista y organicista

Mientras la teoría mecanicista afirma que el apren­


dizaje establece en el cerebro localizaciones limitadas,
el concepto organicista se basa en la equipotcnciali-
dad de las regiones encefálicas. El aprendizaje no
puede ser comparado con un conmutador que estable­
ce mecánicamente las conexiones, sino que se basa en
la capacidad general para aprender relaciones. Se­
gún la teoría de la generalización, el aprendizaje
requiere discernimiento. Mientras la teoría mecani­
cista acentúa la hipótesis de que el aprendizaje, la
incorporación de material a la memoria, se obtiene
sin motivación, por la repetición de un estímulo o
por el apoyo que recibe a través de otro, la teoría
organicista hace hincapié en que el material no sólo
es impulsado hacia nosotros desde fuera sino también
integrado por nosotros mismos desde dentro. El
aprendizaje se explica no por el azar sino por la mo­
tivación. Esta motivación puede tener tres orígenes:
por necesidades del organismo (por ejemplo, por
hambre) ; por deseos inconscientes (como el ansia
de poderío) ; por un propósito determinado (deseo de
aprender). Así, el aprendizaje está determinado
por un fin. Aprendemos para conseguir algo. Esta
dirección hacia la consecución de un fin no puede
ser comprendida, sin embargo, únicamente como una
actividad racional o como funcionamiento mental: el
organismo actúa como un todo. El aprendizaje no
puede desligarse de otras funciones orgánicas, pues
formei una unidad con la memoria, la atención, las
emociones y la imaginación. Además, el aprendizaje
está también relacionado con la actividad biológica.
Ya hemos expuesto las relaciones entre madurez y
aprendizaje. El grado de eficiencia del aprendizaje
aumenta con la edad hasta los 25 años, permanece
estacionario hasta los 45 aproximadamente y desde
entonces, por lo general, declina. También está reía-
APRENDIZAJE 119
cionado el aprendizaje con el estado físico del indi­
viduo; mejorando como resultado de la extirpación
de las amígdalas y de las vegetaciones adenoideas, por
la expulsión de lombrices y, en general, por el buen
estado de salud.
Según las ideas organicistas, el aprendizaje es
una parte integral del organismo. Habiendo usado un
cubo para simbolizar la teoría mecanicista del apren­
dizaje, podemos usar una esfera como símbolo de la
idea organicista, pues en dicha figura geométrica cada
punto de su superficie está a igual distancia del cen­
tro. El punto de vista organicista, caracterizado por
los conceptos de equipotencialidad, simultaneidad e
indivisibilidad, necesita del concepto de unidad del
organismo dirigido por un centro. De este centro
depende el aprendizaje que entrelaza las asociaciones
en un modelo mental.
VI

EMOTIVIDAD

La característica más importante que distingue al


hombre de los animales es el acto de razonar, el cual
se desarrolla por etapas sucesivas a partir de los
sentimientos e impulsos poco diferenciados de los pri­
meros meses de la vida. Las reacciones emocionales
del hombre aparecen antes que el razonamiento y la
reflexión y en aquellas manifestaciones psicológicas
báiscas muestra aun un estrecho parentesco con los
demás seres. Emociones como el miedo, el furor, la
ira, la agresividad, el amor, la alegría y otras son
comunes al hombre y a los animales. Las emociones
son esenciales a la vida psíquica. Así como los pro­
cesos mentales difícilmente pueden ser aislados, estan­
do ligados unos a otros mediante asociaciones, así
también las emociones están estrechamente relaciona­
das entre sí. El amor puede ir asociado con alegría,
miedo y, a veces, con ira y ansiedad; el amor puede
transformarse en odio, la ira en pena, la inhibición
en agresividad.

Estímulos

Herencia. Uno de los problemas fundamentales de la


psicología es determinar si los fenómenos psíquicos
aparecen como propiedades innatas o se adquieren
a través del ambiente. Esta cuestión se plantea tam­
bién con las emociones. ¿Posee ya emociones el re­
cién nacido? y, si es así, ¿cómo podemos distin­
guirlas? Watson sometió a niños recién nacidos a
estímulos de los que se sabía que producían reac­
ciones emocionales en niños mayores y en adultos. Pro­
dujo ante ellos ruidos violentos o cambios repentinos
de iluminación y les mostró máscaras horripilantes.
120
EMOTIVIDAD 121
Creyó poder separar en el recién nacido sólo tres tipos
de reacciones emocionales: el miedo, la ira y el amor.
Distinguió sólo cuatro estímulos de los que podrían
derivarse cualquier forma de conducta. El miedo sería
despertado por dos estímulos: el ruido intenso y re­
pentino y la súbita falta de apoyo. La reacción corres­
pondiente era una momentánea detención respiratoria,
movimientos manuales de prensión en el aire, oclusión
de los párpados y llanto. La ira podía ser producida
por un estímulo: la limitación de los movimientos del
niño; cuando sus brazos y piernas se sujetaban a la
vez, aparecía la ira, que se manifestaba por gritos, en­
varamiento del cuerpo y movimientos bruscos de las
extremidades cuando se soltaba al niño.
Según Watson, las respuestas de afecto eran provo­
cadas por estimulación táctil, mediante caricias o pal-
maditas en su cuerpo. La reacción emocional consiste
en tender los brazos y gorgoritear. Las regiones del
cuerpo más receptivas a los estímulos afectuosos eran
aquellas que al crecer se convierten en zonas sexuales,
como las genitales, los labios y el pecho. Watson, como
anteriormente Freud en su descripción del desarrollo
sexual, llamó a estas regiones del cuerpo “zonas eró-
genas” (véase pág. 249).
Al describir Watson los estímulos y respuestas de
los neonatos abrió un nuevo campo en el estudio de las
reacciones del recién nacido. Siendo un conductista,
como se llamaba a sí mismo, se interesó principalmente
por las normas de conducta, pero cuando interpretaba
normas como el miedo, la ira o el amor vulneraba su
propia intención de ser puramente objetivo.144 Cons­
tituye un problema saber si el niño esta en realidad
iracundo cuando su conducta se parece a la que en el
adulto indica rabia. ¿Es correcto proyectar las normas
del adulto al recién nacido?
No sólo es cuestionable la validez de las conclusio­
nes de Watson, sino también sus mismas observaciones.
Los hallazgos de M. C. y I. C. Sherman124 no están de
acuerdo con los de Watson. Los trabajos de estos auto-
122 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
res indican que las reacciones del recién nacido no va­
riaron con los diversos estímulos seleccionados por
ellos y que fueron: restricción de los movimientos,
pinchazos, supresión del apoyo y hambre. Cuando se
invitó a varios observadores que ignoraban la clase de
estímulo empleado a que clasificasen las reacciones
de los niños como de miedo, amor o hambre hubo
grandes discrepancias. Según estos y otros estudios del
mismo género, se deduce que el neonato muestra sola­
mente un tipo de reacción emocional provocada por
un estímulo cuyas características son la intensidad y
la brusquedad. Se supone que el niño sólo tiene una
emotividad indiferenciada.
Mientras Watson creía que había podido diferen­
ciar en el recién nacido distintas emociones compara­
bles a las del adulto, los Sherman no encontraron
diferencia álguna y pensaron que no las había. Sin
embargo en el recién nacido existe una relación entre
la emoción y la conducta muy diferente de la nuestra.
El perro “se ríe” con la cola y se “entristece” con las
orejas. Podemos afirmar que el recién nacido es capaz
de emocionarse. Al parecer hasta el feto puede mostrar
reacciones emocionales que se traducen en movimien­
tos bruscos cuando se produce un ruido intenso próxi­
mo a las paredes del vientre materno. Por lo tanto, pa­
rece haber una norma emocional básica innata.

Maduración. ¿Cómo podemos diferenciar las emocio­


nes que se observan durante el desarrollo infantil?
¿Son tales emociones innatas o están condicionadas
por la experiencia? Bridges observó el desarrollo de
las emociones del niño en la forma siguiente:

Nacimiento: Excitabilidad
Tres meses: Excitabilidad, placer, pena
Seis meses: Excitabilidad, placer, pena, ira, asco,
miedo
Doce meses: Excitabilidad, placer, pena, ira, asco,
miedo, alegría, afecto.
EMOTIVIDAD 123
Dieciocho meses: Excitabilidad, placer, pena, ira, asco,
miedo, alegría, afecto, celos.

Las pautas emocionales crecen con el niño. La cues­


tión de si estas pautas emocionales no sólo son inna­
tas sino que se desarrollan en el verdadero sentido
de esta palabra, es decir, se “extienden”, o de si se
implantan en el organismo por el aprendizaje, debe­
ría ser estudiada únicamente en una persona cuyos
órganos de los sentidos pudieran ser eliminados a fin
de que ningún estímulo exterior pudiera ser recibido
ni aprendido. Florence Goodenough54 estudió una
niña ciega y sorda de nacimiento que a los diez años
no poseía ningún lenguaje, era incapaz de hablar y
tenía todas las características de la idiotez. La inves­
tigadora la sometió a ciertos estímulos que normal­
mente provocan ciertas respuestas emocionales. Una
de las experiencias fué la siguiente: cuando la niña
ciega y sorda se sentaba en una silla jugando con
una muñeca, el experimentador se la arrancaba brus­
camente y obligaba a la niña a bajar el cuello y la
espalda. Inmediatamente la niña ponía en tensión
el cuerpo, especialmente el cuello y los hombros y
abría la boca espontáneamente. Manifestaba así la
forma normal del espanto. Intentaba recobrar la mu­
ñeca y al no conseguirlo reaccionaba sollozando. Cuan­
do después de varios intentos logró rescatar a la mu­
ñeca, su éxito le produjo una reacción eufórica y
comenzó a reír, dirigiendo una sonrisa a la muñe­
ca. Tanto esta escala de emociones como otras muchas
tales como los berrinches después de una frustración,
son normales en el niño. Las respuestas emocionales
de esa niña no pudieron haber sido aprendidas por
faltarle dos sentidos, sino que parecen haberse des­
arrollado como funciones innatas. El desarrollo de
respuestas diferenciadas a partir del estado indiferen­
ciado del recién nacido debe ser el resultado de la
maduración. Así pues, parece desprenderse que los
procesos emocionales básicos son innatos y que se
124 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
desarrollan y diferencian por sí mismos independien­
temente del aprendizaje del mismo modo que el cuer­
po se desarrolla y llega a diferenciarse más y más
por el proceso endógeno del crecimiento.

Aprendizaje, Cuando cierto estímulo provoca la emo­


ción del miedo a causa de una experiencia dolorosa,
la idea de ese estímulo puede posteriormente ser sufi­
ciente para provocar la respuesta emocional sin
necesidad de repetir la experiencia. En este caso la
respuesta emocional es condicionada o aprendida.
Watson demostró el condicionamiento directo de
la emoción con Alberto, un niño de once meses. Se le
enseñó a Alberto una rata blanca y en el momento
en que iba a tocarla se produjo un ruido intenso con un
martillo. El niño reaccionó primero a la rata con una
respuesta positiva y al ruido con una respuesta negati­
va, de miedo. Se repitió el experimento presentándole
de nuevo la rata y volviendo a producir el ruido al ir a
tocarla con lo que el niño quedó sobrecogido. A la oc­
tava prueba Alberto hizo un movimiento de retirada en
cuanto se le presentó la rata, aunque el ruido no se
había producido. Así, el estímulo ruidoso que había
provocado miedo fué transferido a la rata la que,
habiendo sido un estímulo positivo al principio, se
transformó en negativo por asociación con el ruido
que había sido también un estímulo negativo. La res­
puesta emocional estaba, así, condicionada. Watson,
que había reemplazado el miedo al ruido por miedo
a la rata, realizó una nueva sustitución: presentó un
conejo a Alberto y éste hizo un movimiento de repul­
sa. Se hicieron después diversas sustituciones, con
objetos de piel, de lana o de algodón. Watson ocasio­
nó por este procedimiento una neurosis artificial. Una
respuesta emocional no aparece espontáneamente, sino
que es reforzada por el ambiente. Se produce una
generalización o irradiación en tal forma que la emo­
ción surge ante todas aquellas cosas que tienen algún
atributo en común con el primer estímulo que provocó
EMOTIVIDAD 125
miedo. Subsecuentemente, cuando el estímulo origi­
nal, la rata, le fué presentada frecuentemente al niño
sin ir acompañada del ruido, el miedo decreció pro­
gresivamente (la lamada “diferenciación experimen­
tal”). Después de estas pruebas Watson dejó de pro­
vocar al niño estímulos condicionados durante seis
semanas y al cabo de ellas le presentó, de nuevo, la
rata, Alberto mostró inmediatamente una intensa res­
puesta negativa, es decir, tuvo una “recuperación es­
pontánea” de la reacción emocional. De aquí se deduce
que las reacciones emocionales pueden también ser
aprendidas. La “recuperación espontánea” indica que
las respuestas emocionales pueden permanecer laten­
tes y reaparecer repentinamente.
El ejemplo de Watson sobre el condicionamiento
directo resulta también válido para el condicionamien­
to indirecto. El médico que despertó en una ocasión
una reacción negativa del niño asociada con las moles­
tias de una enfermedad, puede, posteriormente, pro­
vocar el miedo, y las personas que tengan algún pare­
cido con el médico pueden, más tarde, producir un
sentimiento emocional de aversión aparentemente in­
motivado.
Otro tipo de condicionamiento es causado por irra­
diación. Un niño mordido por un perro puede des­
arrollar miedo a otros animales; una profunda frus­
tración infantil puede causar un trastorno emocional
en años posteriores de la vida.
Las reacciones emocionales pueden ser condicio­
nadas socialmente. Ana Freud42 expuso sus observa­
ciones sobre las reacciones emocionales en los niños
durante los ataques aéreos de Londres, encontrando
que las reacciones condicionadas de miedo no eran
provocadas tanto por los ataques en sí como por la
observación del miedo que sentía la madre. Como el
rostro de la madre aparecía aterrorizado durante los
ataques aéreos, el niño presentó una tensión debida
a un condicionamiento social.
Muchas reacciones emocionales se adquieren no
126 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
como resultado de experiencias emotivas directas ni
tampoco por irradiación o por condicionamiento
social, sino por identificación al leer cuentos, oír la
radio o presenciar películas, y también por condicio­
namiento simbólico, cuando el estímulo imaginativo
es reforzado por valores sociales, artísticos o reli­
giosos. Jersild72 preguntó a varios niños entre los
cinco y los doce años cuál había sido la experiencia
de su vida en la que habían sentido más miedo y casi
todos ellos se refirieron a hechos en que habían reci­
bido daños físicos. Cuando después de un largo inter­
valo se les volvió a hacer la misma pregunta, sólo el
10% repitieron el mismo incidente anterior. La expe­
riencia directa no fué el factor más importante de su
miedo. Aproximadamente el 20% de esos niños men­
cionaron, entre las cosas que les producían miedo,
hechos y seres sobrenaturales; este miedo fué adqui­
rido por condicionamiento simbólico.
El factor condicionante de las emociones sugiere
una forma de tratar los trastornos emocionales. En
casos sencillos puede realizarse volviendo a condicio­
nar, relacionando un estímulo negativo con otro positi­
vo. Si este último es más fuerte que aquél, el antiguo
factor negativo condicionado puede ser superado.
Jones hizo desaparecer el miedo condicionado que un
niño de tres años sentía por un conejo, poniendo el
estímulo, es decir, el conejo, cada día más cerca
del niño mientras éste tomaba sus alimentos. Al final,
el niño acabó jugando con el conejo.

Lo inesperado. Lo inesperado constituye un fuerte


estímulo ya para emociones positivas o negativas.
Cuando el hijo que está en la guerra regresa sin avi­
sar, su inesperada visita produce una impresión tan
fuerte que a unas madres les hace reír y a otras llorar.
Los inesperados movimientos de un actor como Cha-
plin provocan la risa; una victoria impensada en las
carreras, el boxeo etc. produce una intensa excita­
ción. Una frustración repentina puede provocar des-
EMOTIVIDAD 127
de descontento hasta angustia; un choque asusta de
tal modo que puede producir un trastorno emocional
duradero. Lo inesperado provoca desde el placer has­
ta la excitación y desde el displacer hasta el miedo.
M. C. Jones llevó a cabo un interesante experimento
Con adultos y niños procedentes de la inclusa en la
que estudió sus expedientes. Fué llevando a cada niño
a la habitación en que jugaba habitualmente con el
doctor Jones. Cuando el niño entraba en la habita­
ción el doctor Jones le decía muy satisfecho: “Hola,
mira lo que tengo para jugar” y le enseñaba una larga
y activa serpiente. Anotando las relaciones espontá­
neas de los niños que nunca habían visto una ser­
piente, observó que ninguno menor de dos años tuvo
la menor repugnancia a jugar con la serpiente. Algu­
nos pequeños de tres años mostraron cierta timidez,
pero cogieron el reptil cuando se les instó a ello. A
los tres años y medio ningún niño deseó jugar con
el animal. A partir de los cuatro años comenzaron a
aparecer emociones negativas y los niños salían de
la habitación gritando. Las reacciones de los adultos
fueron más negativas que las de los niños. Según
Jones y otros autores, una de las causas del miedo es
una situación nueva no experimentada anteriormente,
siendo dicha reacción ante lo inesperado una disposi­
ción innata. Estudiaremos más adelante las conse­
cuencias biológicas de la reacción ante lo inesperado.

Los SISTEMAS SIMPÁTICO Y PARASIMPÁTICO

La psicología de las emociones demuestra claramente


la unidad del organismo. Las emociones están estre­
chamente relacionadas con los estados mentales. Ima­
ginando vivamente una situación peligrosa podemos
llegar a sentir miedo; recordando hechos gratos po­
demos reír; evocando actividades sexuales podemos
excitarnos. Pero las emociones también están íntima­
mente ligadas con el estado orgánico. Imaginan­
128 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
do hechos eróticos puede producirse el orgasmo,
y evocando momentos de miedo puede acelerar­
se el ritmo cardíaco. Todo el mundo conoce la
sensación de náusea que produce algo particuar-
mente repugnante. Pero no sólo por asco puede
sentirse la gente realmente enferma. Tal fue el caso
de una joven 21 que al romper el novio su compro­
miso con ella se pasó varios días con náuseas y vómi­
tos y sin probar bocado. Indudablemente, con ello
expresaba el desdén por el acto del joven, pero es
evidente que tal reproche era involuntario. En otro
caso 21 un joven, informado de que había heredado
una fortuna, se puso pálido, se alborozó intensamente
y finalmente, después de diversas expresiones de ale­
gría, vomitó. No es ésta la única forma con que el
aparato digestivo responde a las excitaciones o las
emociones intensas. Cuando una persona siente mu­
cho miedo, la descarga de su emoción puede expre­
sarse a través de los órganos secretorios.
¿Cuál es el proceso biológico que ocasiona tales
trastornos somáticos bajo una tensión emocional?
Muchos de los efectos somáticos de la emoción son
debidos a la acción de las secreciones glandulares.
Cannon22 y sus colaboradores han demostrado que
la secreción adrenal aumenta con la excitación emo­
cional. Esta secreción tiene varias funciones: inter­
viene en la regulación del azúcar sanguíneo que
constituye una energía de reserva para los músculos,
reduciendo los efectos de la fatiga muscular, diri­
giendo la sangre de las visceras a los músculos y
aumentando el número de glóbulos rojos, activando
el corazón y la respiración. La estimulación de una
glándula puede cambiar también las funciones de todo
el organismo.
Además las funciones glandulares influyen direc­
tamente en el sistema nervioso, y según Lashley y
otros investigadores, es el tálamo, región de la base
del encéfalo, el que interviene en las respuestas emo­
cionales.
EMOTIVIDAD 129
El sistema nervioso autónomo se divide en dos
partes relacionadas entre sí: la llamada toracoabdo-
minal o sección simpática (S) y la craneal y sacra o
parasimpática (P). Todas las visceras y la mayor parte
de las glándulas tiene un doble sistema de neuronas
activas, uno que se, dirige hacia la sección S y otra
hacia la P. Ambos sistemas representan funciones
opuestas, antagonismos de los procesos vitales, y entre
la tesis P y la antítesis S se forma la síntesis indivi­
dual. El hombre es el resultado de dos sistemas diná­
micos opuestos. El sistema S incluye los nervios que
parten de la médula espinal a nivel del tórax y
que constituyen la sección central del sistema nervio­
so autónomo. El sistema P se compone de dos partes,
una superior (sección craneal) que parte del tallo
cerebral y otra inferior (sección sacra) que parte de
la zona inferior de la médula espinal. Su distribución
es aproximadamente la siguiente (fig. 32, pág. 130) :
Sistema P (I). Sección craneal
Glándula lagrimal Arterias superficiales
Dilatador de la pupila Glándulas sudoríparas
í Glándulas salivales Corazón
i Cabello
i
f Sistema S
1
1 Laringe Páncreas
1 Bronquios Glándulas suprarrenal
[ Esófago Intestino delgado
f Estómago Intestino grueso
| Hígado
I Sistema P (II). Sección sacra
[ Recto
Vejiga
V Riñones Genitales externos
El sistema simpático, en su amplia distribución,
se superpone a las secciones superior e inferior del pa­
rasimpático. Como hemos dicho, ambos sistemas son
130 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

Fie. 32. Representación esquemática del sistema nervioso


autònomo

Fie. 33. Visualización de números de estructura espacial


EMOTIVIDAD 131
antagonistas; si un órgano es acelerado por la acción
del uno, es inhibido por los impulsos del otro. El siste­
ma parasimpático controla el funcionamiento normal
del corazón y estimula el proceso gástrico. El sistema
simpático acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión
arterial e inhibe la digestión; además dependen de él
las respuestas viscerales y orgánicas que aparecen
como resultado de la emoción. Las glándulas supra-
renales forman parte integral del sistema simpático,
el cual reacciona lenta pero persistentemente cuando
se le estimula. El sistema parasimpático en su sección
craneal gobierna la actividad normal del cuerpo,
regulando y conservando su energía. La sección sacra
actúa en los reflejos secretorios.
El funcionamiento normal del organismo dirigido
por el sistema parasimpático es un proceso de creci­
miento y desarrollo que se manifiesta en las activida­
des de expansión y progresión que se coordinan en
equilibrio o estado de reposo; ambas están relacio­
nadas con la sensación de bienestar y placer. Los tras­
tornos del funcionamiento normal del sistema simpá­
tico son un proceso de contracción y regresión, una pér­
dida del equilibrio relacionada con la sensación del
displacer. He aquí un ejemplo de los efectos contrarios
en la estimulación de simpático y parasimpático. Vea­
mos el cuadro “P”: un niño reposa después de comer,
experimenta bienestar, lo que se traduce por su tran­
quilidad; su cara presenta un sano color rosado, su
piel está seca, su corazón late acompasadamente, las
pupilas están contraídas, la saliva llena su boca y su
digestión transcurre perfectamente. Da la impresión
de estabilidad y seguridad. Repentinamente llega su
hermanito y lo ataca, y entonces aparece el cuadro
“S”; el niño se mueve violentamente, su cuerpo se
sacude, su rostro enrojece, la transpiración aparece,
su corazón late rápidamente, las pupilas se dilatan, su
boca se seca, la digestión se detiene y puede aparecer
el vómito. Da entonces la impresión de inestabilidad e
inseguridad.
132 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGIA
Aunque las funciones del sistema nervioso autó­
nomo no están todavía suficientemente aclaradas, pa­
rece que al sistema parasimpático corresponde un
estado de expansión y al simpático otro de contrac­
ción; el primero es un estado de equilibrio, el se­
gundo de desequilibrio; el parasimpático un estado
de coordinación, el simpático de difusión. En la diná­
mica del parasimpático el organismo está unido en
sí mismo y, si podemos decirlo, unido al mundo; la
corriente vital, la potencia y las sensaciones sexuales
están despiertas. En la dinámica del simpático el or­
ganismo está desconectado de sí mismo, la unión con
el mundo se interpone, la vitalidad se detiene y de­
crecen la potencia y la sensación sexual.

El valor ambiguo de las emociones

Anteriormente Hemos señalado la perturbadora in­


fluencia de las emociones. Un choque emocional pa­
raliza la conducta racional ; una persona en esas con­
diciones “pierde la cabeza” o “está hecha pedazos”,
hace movimientos inútiles y pierde la adaptación a
la realidad. Si la emoción encuentra una salida puede
producirse la agresión 31 y si no la encuentra puede
resultar una frustración con profunda depresión. Si
las emociones se relacionan con procesos orgánicos,
por ejemplo, si un niño asocia la vergüenza con sus
deposiciones o el miedo con la masturbación, las
funciones orgánicas pueden trastornarse inmediata o
posteriormente con indigestión e impotencia. Por eso
es que resulta tan importante para la educación en
los primeros años de la vida el no condicionar las
respuestas emocionales con procesos orgánicos. Una
actitud negativa hacia las emociones aparece en mu­
chas religiones, formas culturales y hombres de cien­
cia. Las religiones orientales aconsejan a sus fieles
dominar o no mostrar sus emociones; educados en esa
forma, los niños de Bali están atormentados y frus­
EMOTIVIDAD 133
trados por tener que renunciar a manifestar sus emo­
ciones.95 Entre los hombres de ciencia occidentales,
Kant, por ejemplo, decía en su Antropología: “Los
afectos son enfermedades mentales.” Entre los 34 psi­
cólogos que contribuyeron a un symposium sobre
Sentimientos y emociones 113 hubo muchos que sus­
tentaron una opinión similar a la de Edmundo Cla­
parède, quien escribía: “¿Qué utilidad tienen en la
vida cotidiana los sentimientos y las emociones?. . .
Los sentimientos se aplican en nuestra conducta,
mientras que las emociones no sirven a ningún
propósito. . . La observación nos demuestra. . . cuán
inadaptables son los fenómenos emocionales. Las
emociones aparecen precisamente cuando la adapta­
ción es obstruida por una razón cualquiera. . . La
emoción representa una confusión de los instintos. . .
podemos definir la emoción como un extravío de la
conducta.” Este psicólogo recomienda la siguiente
conducta: “Cuando está Vd. colérico, dirija su aten­
ción a las sensaciones kinestésicas de sus puños ce­
rrados, del temblor de sus labios, etc., y entonces ya
no tendrá el sentimiento de ira.”
Sin embargo, como hemos puntualizado anterior­
mente, las emociones forman una unidad y, así, la ira
y el odio están estrechamente ligadas con el asom­
bro y el amor. Si nosotros dijéramos: “Si está Vd.
enamorado dirija su atención a las sensaciones kines­
tésicas de sus brazos cuando abrazan, a la turgencia
de sus labios cuando besan, etc. y entonces ya no
tendrá el sentimiento amoroso”, tal declaración re­
sultaría odiosa.
La emoción supone vida profunda y puede oscilar
entre el placer estético y el asombro contemplativo,
aquellas fuerzas que Nietzsche llamaba apolíneas y
dionisíacas, raíces de la creatividad. Precisamente es
el antagonismo de las emociones lo que distingue al
organismo emocional de la precisión de una máquina;
y así como una máquina no puede funcionar si tu­
viera un trastorno dinámico así el organismo tam-
134 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
poco podría funcionar si estuviese en un estado de
precisión rígida.
Si, por una parte, las emociones son enemigas de
la psique racional, por otra la psique racional es
enemiga del espíritu emotivo. El conocimiento como
maldición es el título de un libro escrito por un
autor alemán hace unos treinta años, autor que, antes
de publicar el libro, se suicidó porque sus conoci­
mientos habían dejado su vida vacía de todo conteni­
do emocional. El principio de la vida parece basarse
en la lucha, como ya había comprendido Heráclito,
uno de los primeros filósofos griegos, cuando decía:
“La lucha es la madre de todas las cosas.”
Todas las emociones parecen tener un acento co­
mún de agrado o desagrado. Sin embargo, esta clasi­
ficación es tan amplia que incluye emociones com­
pletamente diferentes que, aun siendo todas agradables
o desagradables no por eso pueden distinguirse. Gui­
llermo Wundt proponía una “teoría tridimensional”
según la cual cada sentimiento presenta tres aspectos
y sus correlativos: a) agradables, o b) desagradables,
c) excitantes o d) calmantes, e) tensión o f) relaja­
ción. Mediante las distintas relaciones entre estos ele­
mentos creía poder situar cualquier emoción. Pero
esta teoría no incluye todas las variedades de expe­
riencias emocionales y algunos investigadores han ob­
servado que a sus sujetos de experimentación les era
difícil identificar estas tres dimensiones. Según nues­
tra opinión, cada emoción podría ser determinada
l9 por el tipo de referencia, 29 por las dimensio­
nes del tiempo y 39 por las dimensiones del espacio.
El tipo de referencia aparece en la determinación
de las emociones por los valores culturales. La emo­
ción de justicia durante la paz es distinta que durante
la guerra; el valor emocional de la vida cambia en las
diferentes situaciones y las emociones son distintas
cuando se trata de hechos reales o de hechos ima­
ginarios.
Por la “dimensión del tiempo” nos referimos a
EMOTIVIDAD 135
la diferencia que existe en una misma emoción según
se experimente en el presente inmediato o se trate de
reexperiencia del pasado o del futuro anticipado. El
amor actual, la añoranza de un amor y los ensueños
sobre un futuro amor son muy distintos.
Llamamos en sentido figurado “dimensiones de
espacio” a aquellas en las que la emoción progresa
bajo la estimulación o regresa bajo la inhibición de
una defensa, y si la emoción está relacionada con un
sentimiento de libertad y seguridad o con uno de
coartación e inseguridad, y si la emoción está diri­
gida hacia adentro o hacia afuera.

Causas y efectos

Motivación. La estructura de una emoción es parte de


una situación integrada. El mismo tipo de emoción
puede tener las más diversas motivaciones. La risa
puede ser originada por alegría, por imitación, por
esfuerzo para aparentar “audacia”, por compensación
ante un estado depresivo, por alivio a un estado de
tensión en determinados estados patológicos o como
resultado del azoramiento. Herbert Spencer considera
la risa como una forma de descargar el exceso de
energía y Freud, en su análisis del chiste,40 expone
la teoría de que el placer que produce el chiste al
producir risa se origina de “una economía en la in­
hibición. . . el pensamiento. . . y el sentimiento”.
La ira, el miedo y el asombro son respuestas emo­
cionales a ciertos obstáculos:54 la ira a la actividad
frustrada, el miedo a la sensación de seguridad y el
asombro a la continuidad de la experiencia y la ex­
pectación. El miedo es con frecuencia la forma que
tiene el organismo de prepararse ante peligros ame­
nazadores; una reacción contra lo desconocido (miedo
a la muerte) ; se origina a menudo por un sentimiento
de inferioridad (miedo a la acción) y puede estar re­
lacionado con el deseo de aprobación social; nadie
136 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
desea ser objeto de risa y el temor a hacer el ridículo
reprime a menudo la verdadera naturaleza del indi­
viduo, lo que da lugar a una inhibición que produce
miedo. El miedo estíi también relacionado con el
sentido de responsabilidad, que se desarrolla princi­
palmente en la infancia. Con frecuencia los padres
protegen a sus hijos a tal grado que el niño resulta
incapaz de pensar y actuar por iniciativa propia, sien­
do así impulsados a desarrollar el miedo. Según
Pierre Janet, la adaptación inadecuada a los deseos
del ambiente era con frecuencia el motivo por el cual
sus pacientes habían desarrollado el miedo. También
puede ser el miedo resultado del esfuerzo y de la
fatiga, cuando los procesos del pensamiento escapan
al control y se produce un agotamiento nervioso. Se­
gún las observaciones psicoanalílicas, el miedo apa­
rece si se reprimen los deseos sexuales o agresivos.
Así, la estructura de la agresión es parte de una
situación integrada. La emoción amorosa, por ejem­
plo, puede estar determinada por un impulso a ex-
pansionar nuestro propio ser, por un impulso de
poderío, por el deseo de integrar a la persona amada
en nuestro propio yo, por sentimientos religiosos, etc.
Todas estas características tienen de común la hiper­
trofia emocional del ego. Pero también son caracte­
rísticos aspectos opuestos a los citados. El amor puede
estar determinado por el impulso a disminuirse a sí
mismo, por un impulso de sometimiento, por tenden­
cia a la destrucción etc. El rasgo común a estas ten­
dencias es la hipertrofia del ego. Todos estos ejem­
plos indican que el mismo tipo de emoción puede
adoptar las más variadas manifestaciones y las más
diversas motivaciones.

Movimientos expresivos. Como ya hemos observado,


las emociones llegan a hacerse visibles por medio
de las reacciones corporales, ya que todo el cuerpo
participa en la respuesta a un estímulo emocional.
Pero las respuestas viscerales —cambios en el ritmo
EMOTIVIDAD 137
respiratorio, vómitos y excreciones—es decir, el len­
guaje de expresión interna va acompañado de formas
de expresión externa mucho más visibles, compren­
sibles hasta en el niño. Sonreír, reír, sollozar, gritar
brincar, gesticular y bailar son algunas de las muchas
“palabras” del lenguaje corporal. El conocimiento de
la expresión emocional del cuerpo tal como aparece
en los gestos es, probablemente, tan antiguo como la
humanidad misma. Las danzas rituales del hombre
primitivo, el lenguaje del gesto en los antiguos roma­
nos, los árabes y los hindúes y el encontrado en las
tribus indias fueron las raíces de las que se derivaron
los jeroglíficos que sirvieron de medio de comunica­
ción.92 Los signos de la escritura china todavía nos
muestran las imágenes básicas de la conducta expre­
siva. La unidad de la expresión corporal fue evidente
para el hombre primitivo; el contenido emocional y
la conducta expresiva estaban, en aquel tiempo, fusio­
nadas, pero la civilización occidental ha tratado, cada
vez más, de separar al hombre interno del externo. Al
menos no hemos perdido completamente la capacidad
de comunicarnos verbalmente, pero utilizamos princi­
palmente el lenguaje oral y no el de todo el cuerpo.
El hombre primitivo no puede separar el lenguaje
hablado del gesticulado. Los conocimientos que posee­
mos acerca de los nativos de África, Sudamérica y
hasta de los países mediterráneos indican que no han
suprimido el lenguaje de expresión corporal y, para
ellos, el lenguaje y gesto forman una expresión. Re­
fiere un explorador que los aborígenes cuyos cantos
ceremoniales fueron grabados en discos fonográficos,
no los conocieron y lo explicaban por el hecho de
que las gesticulaciones habían sido omitidas. Carlos
Darwin26 que estuvo particularmente interesado en
el lenguaje expresivo del cuerpo trataba de explicar
esa forma emocional de comunicación con su habitual
concepto utilitario: la supervivencia de actos que, en
otro tiempo, habían sido de utilidad práctica para el
individuo y para su raza. Mostrar los dientes con un
138 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
gesto de desdén fué considerado como la superviven­
cia de la fase animal en el desarrollo del hombre,
como preparación para utilizar los dientes. Mover rá­
pidamente la cabeza con un gesto de negación se
suponía que era un vestigio de la época de la lactan­
cia, cuando el individuo rechazaba los alimentos que
no deseaba.
La interpretación del lenguaje expresivo desde el
punto de vista de la emoción depende de distintas
variables. Por ejemplo, mediante la introspección,
comparando nuestras propias reacciones en determi­
nada situación, con las de las demás nersonas o por
medio de la imitación, induciendo un estado emocio­
nal similar e intentando comprender el lenguaje cor­
poral de otro individuo. Sin embargo, si no hemos
experimentado nunca una situación o hemos vivido en
un medio completamente distinto, la identificación
resulta imposible. El niño comprende la sonrisa de
su madre por identificación, pero no puede compren­
der la emoción de la turbación. El adulto, que vive en
forma completamente distinta del niño, comprende
alguna de sus expresiones, como la sonrisa, pero otras
no consigue identificarlas con las propias.
La conducta emocional es influida por el ambiente
social y su interpretación depende también de nues­
tro conocimiento de las circunstancias que condicio­
nan las normas de conducta. La sonrisa que entre
nosotros expresa amistad, verdadera o no, puede ser,
entre los chinos “la sonrisa fría” que expresa irrita­
ción. En el Japón, la sonrisa indica la subordinación
a un superior.
Sin embargo, la misma expresión puede aparecer
en distintas circunstancias, como ocurre con las lágri­
mas de alegría y de pena, la risa de felicidad y de des­
precio, los gritos de placer y de miedo. La interpreta­
ción depende, además, de nuestra capacidad de obser­
vación. Tanto el ambiente como las interrelaciones
pueden hacernos muy difícil la interpretación correc­
ta de las manifestaciones emocionales en seres que
EMOTIVIDAD 139
viven en un medio totalmente distinto del nuestro,
como ocurre con los animales, los miembros perte­
necientes a otro tipo de civilización, los enfermos
mentales o los niños.
Sin embargo, la interpretación puede hacerse po­
sible y observamos la constancia de relaciones sim­
ples, aunque no seamos capaces de imitarlas. Si vemos
que los perros mueven la cola siempre que están en
situaciones que les producen placer, interpretamos esta
manifestación como su conducta expresiva.
En muchos casos las ■ observaciones obtenidas me­
diante experimentos varían de las de la vida diaria.
Los profanos interpretan con bastante exactitud as­
pectos de la conducta expresiva que en el laboratorio
resultan menos fáciles. Los sujetos a los que se pidió
que identificasen las emociones que querían ser ex­
presadas en diversas fotografías de un actor, se equi­
vocaron completamente acerca de lo que el actor había
querido expresar.80 En cambio, el mismo experi­
mento, echo por otro autor,41 demostró coincidencia
entre la expresión identificada y las intenciones del
actor. Estos experimentos demuestran por sí mismos
lo artificial de los métodos de laboratorio al utilizar
una conducta deliberada y no espontánea para for­
mar un criterio. En otra experiencia se intentó ob­
tener la verdadera expresión facial de las emociones
fotografiando los rostros en verdaderas situaciones
emocionales. Las fotografías fueron tomadas en las
circunstancias siguientes: mientras se aplicaba un
electrochoque, haciendo disparos de arma de fuego
inesperadamente, presentando fotografías pornográ­
ficas; haciendo al sujeto que decapitase una rata con
una navaja embotada o haciéndole presenciar la de­
capitación. Las fotografías no revelaron notables dife­
rencias en la expresión facial para los distintos es­
tados emocionales. Pero hay que tener en cuenta que
esta experiencia se realizó en condiciones artificio­
sas. La necesidad de considerar no sólo la expresión
en sus relaciones con el ambiente, sino también el
140 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
curso de sucesión emocional, aparece claramente al
tomar películas de las reacciones emocionales de los
niños.1-4 Películas de esta clase tomadas a niños
que habían sido sometidos al hambre, a determinadas
restricciones, al dolor y a las caídas fueron proyec­
tadas ante estudiantes de bachillerato y enfermeras
familiarizadas con la conducta infantil. Entre estas
últimas hubo acuerdo, que aumentaba cuando las pe­
lículas se les mostraban completas. El curso activo
de la secuencia emocional, conocido de las enferme­
ras, y demostrado en el film completo, presentaba las
expresiones aisladas en sus adecuadas relaciones, dán­
doles un sentido. La emoción tipo rara vez puede ser
aislada de la secuencia emocional, como podría ser
aislada una palabra de una frase; un signo jeroglí­
fico pierde su expresión si se le separa de sus re­
laciones. Existen expresiones características de todas
las emociones en el mismo individuo, pero las ex­
presiones típicas de las situaciones emocionales son
limitadas. El mismo estímulo puede provocar distin­
tas reacciones características en diferentes personas
y, como indica Landis, las expresiones emotivas de la
cara están determinadas más por los rasgos indivi­
duales que por el tipo general de estímulo. Si una
misma película la ven varias personas, sus reaccio­
nes emotivas son muy diferentes, aunque algunas
puedan coincidir. Un grupo juzga la película como
estúpida, otro como graciosa, un tercero como triste,
en un cuarto grupo despierta resentimiento, y así
sucesivamente. El estímulo y la respuesta emocional
no están sujetos a conexiones fijas; nada es fijo para
todos los seres humanos, ni siquiera para una misma
persona. El hombre no es una máquina formada por
piezas sueltas ni funciona en forma estática y pre­
determinada, sino un organismo cuyas características
son la integración dinámica, la transformación con­
tinua y la modificación de cada parte por otras y de
todas ellas por su estructuración en un todo. Lo que
caracteriza a las emociones es el movimiento interno
EMOTIVIDAD 141
expresado con movimientos externos y que, por ello,
pueden deducirse por la expresión del hombre; por
ejemplo, de sus gestos o de su voz. Este problema
de las emociones de la personalidad será tratado en
otro capítulo.

Experiencia. Lo que caracteriza la emoción es su


irracionalidad. Lo que es racionalmente opuesto como
el amor y el odio, puede fundirse en una expresión; el
placer puede experimentarse en el dolor y el dolor
en el placer; la impresión de un momento puede
perdurar toda una vida y la norma de una vida en­
tera borrarse en un instante; la realidad y la imagi­
nación se funden y los límites de nuestra individua­
lidad pueden dilatarse. Experiencias emocionales que
aparecieron en la primera infancia persisten en la
ancianidad y todo el mundo las experimenta en ma­
yor o menor grado; aunque las anormalidades clíni­
cas son, en su mayor parte, una caricatura de lo nor­
mal, las características básicas son las mismas de los
procesos psíquicos en general. 36 39 56 90
La psicología de las emociones está todavía en
sus comienzos; necesita la contribución de los antro­
pólogos en lo concerniente a los conceptos del hom­
bre primitivo, la de los psiquiatras en lo que se re­
fiere a las ideas y alucinaciones de enfermos men­
tales, la de los psicólogos infantiles acerca de la
mentalidad infantil, la de los artistas en referencia
a los procesos intuitivos y la de la religión en lo que
se refiere a la experiencia mística y religiosa. Un
cariño emocional puede formarse en un momento
y persistir durante toda la vida, aunque el enamorado
nunca espere correspondencia del ser amado. El si­
guiente párrafo pertenece a una carta dirigida por el
compositor Berlioz cuando tenía 61 años, a Isabel
Fournier, que tenía ya 67.

Recuerda que te he amado durante cuarenta y nueve años,


que te he adorado desde mi infancia a despecho de las
142 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tormentas que han destruido mi vida. Te he amado, te amo
y te amaré siempre, a pesar de mis 61 años, de que conozco
el mundo y de que ya no tengo ilusiones... Sólo tengo un
propósito en la vida, conseguir tu amistad. Deseo rodearte
de la más profunda ternura, con verdadero afecto, en el que
los sentimientos de un hombre se confunden con la ingenua
confianza de un niño.
El artista se da cuenta de que en él, “los senti­
mientos de un hombre se confunden con la ingenua
confianza de un niño”; la emoción de la infancia
ha perdurado como en un sueño proyectada sobre
la realidad durante cuarenta y nueve años.
El poeta se da cuenta frecuentemente de su in­
capacidad para separar la realidad de la imagina­
ción y la confusión de sus emociones no sólo le hace
infeliz, sino que lo prepara para encontrar placer en
su infelicidad.
El poeta Lenau escribía a su amada Sofía Loe­
wenthal:
Mi defecto consiste en no poder distinguir entre la esfera
de lo poético y la de la real, sino que se me confunden.
Acostumbrado a dar rienda suelta a mi fantasía, en poesía,
hago algo parecido en la vida, y sucede que en los mo­
mentos de abandono se desata esta fuerza y da al traste con
sus más hermosas creaciones.
Una característica de la emoción es la experien­
cia de extender el ego como un sentimiento social (to­
dos los hombres somos hermanos), religioso (unió
mystica), o como el “impulso” de una fuerza interna
hacia otra persona. La “emoción” (literalmente: mo­
ver hacia fuera) fluye y es liberada del yo produ­
ciendo un sentimiento de liberación, o vuelve como
un eco y, no liberada, produce rabia o miedo; o no
es liberada y da lugar a miedo, angustia y depresión.

Experimentos. El efecto de las emociones sobre las


funciones corporales ha sido observado y registrado
en muchos experimentos psicobiológicos. Se han en­
contrado cambios respiratorios, del ritmo cardíaco y
de la presión sanguínea como indicadores de altera­
EMOTIVIDAD 143
ciones afectivas.9 Recientemente se han observado
modificaciones de la temperatura durante el trata­
miento psicoanalítico. El júbilo eleva la temperatura
y la depresión la rebaja. La observación más intere­
sante es el reflejo psicogalvánico, que consiste en una
súbita variación de la conductibilidad eléctrica de la
piel como respuesta a un estímulo excitador durante
el paso de una corriente. C. G. Jung utiliza la res­
puesta galvánica de la piel (RGP), o la respuesta
electrodérmica para descubrir asociaciones emociona­
les. El sujeto, teniendo un galvanómetro en la mano,
es sometido a la prueba de las palabras estímulo con
vocablos neutros o significativos con las que establece
asociaciones. Cuando una de las palabras-estímulo
despierta una emoción, se registra una elevación de
la corriente. El detector de mentiras y la investigación
criminal se basan en estas respuestas psicobiológicas
involuntarias.

Teorías de la emoción

Las relaciones entre la emoción y las funciones del


organismo son aceptadas por la mayor parte de los
investigadores. Las diferencias en las teorías acerca
de la emoción residen, principalmente, en dos facto­
res: la preponderancia adscripta a los procesos men­
tales o a los biológicos y el valor que se da a los
fenómenos emotivos.
Según un punto de vista, el del sentido común,
las emociones son, en primer lugar, fenómenos men­
tales que van seguidos por cambios orgánicos, pero
sin depender de éstos. Para McDougall,93 la emoción
es una actividad mental y debe separarse de los ins­
tintos como actividades físicas heredadas. Este con­
cepto pone a discusión el tema concerniente a la
relativa influencia de la herencia y del ambiente y
al lugar que ocupan los instintos en la determina­
ción de la conducta humana.
144 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Según el otro punto de vista, los procesos orgá­
nicos y fisiológicos son, en primer lugar, respuestas
a estímulos emocionales y la emoción psicológica,
derivada de modificaciones orgánicas, es el conoci­
miento consciente que tiene el sujeto de los cambios
orgánicos ocurridos en su cuerpo. Tal es la teoría
de James y Lange formulada independientemente por
el psicólogo americano James y por el danés Lange.
Estos autores formularon una aparente paradoja: no
lloramos cuando estamos tristes y reímos cuando es­
tamos alegres, sino que “sentimos tristeza porque
lloramos, ira porque golpeamos, miedo porque tem­
blamos”. Según James, estas sensaciones resultan de
movimientos del esqueleto y, según Lange, de movi­
mientos de las visceras. Estos movimientos son esti­
mulados por la percepción del objeto excitante. Dice
James: “Si vemos un oso, juzgamos que lo mejor es
correr, pero si somos insultados creemos que lo justo
es golpear al que nos ha insultado, aunque, en rea­
lidad, sintamos miedo o rabia.” A esta teoría, resul­
tado de un punto de vista extremadamente mecani-
cista, pueden oponérsele muchas objeciones. Como se­
ñala james Ward: “Enfrentemos al profesor James
primero con un oso encadenado y después con uno
suelto; al uno le ofrecerá un bollo, al otro le volverá
la espalda.” Esto significa que la simple contempla­
ción de un oso no produce trastornos orgánicos, que
sólo aparecen cuando el sujeto siente un verdadero
peligro que le provoca miedo. Existen otras sensa­
ciones orgánicas, como el hambre y la sed, que no
producen emociones necesariamente. Se observa, ade­
más, que cambios orgánicos similares pueden provocar
distintas emociones y, al contrario, diferentes cambios
corporales pueden dar lugar a la misma emoción.
Se han realizado varios experimentos que refutan de­
talladamente la teoría de James-Lange. C. S. Sherring­
ton125 operó a un perro con temperamento marcada­
mente emocional y lo despojó de todas las sensaciones
del interior del tronco, a pesar de lo cual se observó
EMOTIVIDAD 145
que “su enojo, su alegría, su disgusto y, cuando se
le provocaba, su miedo, permanecieron tan evidentes
como antes”. Esta experiencia demuestra que la con­
ducta emocional no depende de las sensaciones vis­
cerales. En otro experimento, se seccionó la cadena
simpática de un gato, con lo que se hizo imposible el
estado orgánico de ira, a pesar de lo cual el animal
siguió mostrando su enojo con gruñidos, maullidos,
enseñando los dientes, etc. Marañón y Cantril obser­
varon que la administración de adrenalina produce
sensaciones viscerales, pero ninguna emoción. Los
experimentos de otros investigadores, como W. E.
Blatz y W. M. Marston, demostraron que la emoción
aparece más rápidamente que los cambios viscerales.
Creemos, pues, que la teoría de James-Lange debe
ser desechada.
Según un tercer punto de vista, la sensación emo­
cional no causa cambios corporales, ni es la causa de
ellos. W. B. Cannon21 sitúa el centro de las emociones
en la región inferior del cerebro, en el tálamo, que
cuando es excitado envía una descarga nerviosa a todo
el sistema nervioso. De este modo varias actividades
emocionales son estimuladas simultáneamente por una
situación emotiva que produce una actividad emocio­
nal en todos sus aspectos.
Otra opinión, la conductista, considera la emo­
ción simple como una norma de conducta, indiferente
al estado de conciencia. Sin embargo, los métodos
experimentales no han podido demostrar la suposición
de que determinada respuesta fisiológica o determina­
da actitud corresponda a una emoción dada.
Según una teoría ambiental, las emociones están
determinadas de acuerdo con los requerimientos so­
ciales. Margaret Mead05 observó, por ejemplo, que,
en Balí, a los niños se les enseñaba, desde muy pe­
queños, a no mostrar sus emociones. En la sociedad
balinesa la emoción sólo se permite como fenómeno
colectivo, como es el caso en las danzas rituales.
Las emociones son consideradas también como re-
146 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
acciones de urgencia, adaptadas a las necesidades del
organismo descargando el exceso de energía, señalan­
do el peligro o satisfaciendo deseos, en una palabra,
actuando como imperativos psicobiológicos. Este con­
cepto se basa en las teorías psicoanalíticas y psico-
somáticas que serán expuestas en otros capítulos.
Los psicólogos de la Gestalt interpretan las emo­
ciones como reacciones dinámicas cuando al organis­
mo se le impide alcanzar cierto “campo psicológico”
(K. Koffka).83 Según K. Goldstein, la emoción apa­
rece en forma de angustia cuando el organismo es
incapaz de hacer frente a tareas proporcionadas a su
estructura. En general, tanto el conocimiento expe­
rimental como el teórico de la emoción, está aún en
una etapa preliminar. Exponemos a continuación
nuestras propias ideas teóricas.
La palabra “emoción” significa movilizar, poner
en movimiento el organismo. Es un estado en el que
el organismo es sacado de su equilibrio. Se manifiesta
por un trastorno de la actividad muscular y glandu­
lar. La emoción es un desequilibrio. El miedo apa­
rece cuando el individuo se enfrenta a un peligro
y sus energías tienen que adaptarse repentinamente.
La sorpresa o el espanto son reacciones individuales
a estímulos bruscos. En la ira o en el dolor el
individuo pierde la cabeza o el control. Por ejemplo,
la risa ante un chiste aparece cuando cierta situación
se resuelve en forma completamente distinta de la
que se espera. La respuesta amorosa característica es,
también, una pérdida del equilibrio, aunque esté co­
nectada con el deseo de perderlo. Así, el origen ha­
bitual de la emoción parece deberse a que una si­
tuación coherente queda rota y la característica de las
respuestas emocionales como la risa, la sorpresa, la
ira, es que cambian de acuerdo con la situación cuya
rotura produjo un trastorno del equilibrio. El grado
de emoción parece estar en proporción con el nivel
previo de estabilidad. Una persona que vive una vida
muy estable es más fácil de coger por sorpresa con
EMOTIVIDAD 147
un cambio repentino que una que vive en situación
inestable. Sin embargo, la estabilidad y la emoción
no dependen solamente de factores ambientales exter­
nos, sino también de los elementos internos de la
personalidad. A fin de conservar su equilibrio, los
monjes de la Edad Media se recluían apartándose de
todo estímulo exterior que pudiera conmover su per­
sonalidad. En casos patológicos, la emoción es pro­
vocada por la sumersión de estímulos externos o in­
ternos. En la melancolía el yo se contrae en grado
extremo como reacción al estímulo. En los estados
esquizofrénicos, en el éxtasis, y en ciertas formas de
alucinación producidas por drogas, el yo se expande
extremadamente como reacción al estímulo. Esto
significa que la emoción, que es un estado psíquico,
aumenta o disminuye la energía del organismo del
mismo modo que el estado corporal aumenta o dis­
minuye la temperatura.
En resumen, las emociones no son fenómenos ais­
lados, sino conectados con las más variadas manifes­
taciones del organismo. Están relacionadas con los
reflejos, con la actividad glandular, con la presión
arterial, con la actividad visceral y con las asociacio­
nes. Basta un epígrafe del periódico para provocar
emociones mediante ciertas asociaciones y se hace evi­
dente que los fenómenos emocionales no pueden ser
separados de las asociaciones que constituyen las ma­
nifestaciones básicas de los procesos mentales. La
emoción fluctuante llamada sentimiento permite nues­
tra adaptación a los procesos vitales. En cambio, las
emociones acompañadas de excitación indican una fal­
ta de adaptación. Por medio de una descarga de
energía, estos sentimientos excitantes tienden a volver
al anterior estado' de fluctuación en la dinámica de
la personalidad. Las relaciones de la emoción con
los trastornos psíquicos, la personalidad y los factores
psicosomáticos se estudiarán en capítulos posteriores
(véanse capítulos XI y xn).
VII

IMAGINACIÓN

Tipos de imaginación

La memoria y el aprendizaje están íntimamente re­


lacionadas con la función imaginativa. Desde los más
antiguos psicólogos como Aristóteles, hasta los con­
temporáneos, ha prevalecido la opinión de que
los materiales de nuestra imaginación son iguales
a los acumulados en la memoria. Y, puesto que el
material mnémico es captado por nuestros sentidos,
los elementos de la imaginación son los mismos
que los de la percepción. La imaginación no produce
nuevos materiales, pero combina los de la percepción
y el conocimiento elaborándolos o simplificándolos.
La relación entre imaginación y aprendizaje se pone
de manifiesto por el hecho de que aprendemos mejor
las cosas que están enlazadas con nuestra imaginación.
Ésta vigoriza las huellas mnémicas mediante la visua-
lización, el ritmo, la dramatización y el establecimien­
to de enlaces. La imaginación refuerza la memoria,
dirige el aprendizaje y establece relaciones entre las
asociaciones. Si durante el recuerdo estas relaciones
son las mismas que se asociaron cuando se produjo
la impresión recordada, la imaginación origina una
reproducción vivida. Si la reproducción vivida de
pasadas impresiones se combina con nuevos aspectos
de las asociaciones, tendremos una imaginación crea­
dora. Si de las asociaciones experimentadas se deri­
van nuevos aspectos no experimentados, hablamos de
inventiva.
Distinguiremos dos tipos básicos de imaginación:
la reproductiva y la productiva. Ambas implican va­
rias formas de sensibilidad, una o algunas de las cua­
les dominan en el individuo. Estas formas son: visual,
148
IMAGINACIÓN 149
auditiva, kinestésica (motora), olfatoria, táctil, ver­
bal y gustativa. Pueden compaginarse entre sí, pero
dominan una o dos. Se ha observado que la imagi­
nación mixta es la regla, siendo excepcionales los
tipos puros. Si tomamos como ejemplo a los artistas
veremos que la imaginación del pintor es predomi­
nantemente visual, aunque algunos artistas modernos,
influidos por la música, tratan de visualizar por abs­
tracción sensaciones auditivas, y otros intentan ex­
presar movimientos (sensaciones kinestésicas) me­
diante el ritmo. La imaginación de los compositores
es fundamentalmente auditiva, aunque algunos inten­
tan con el sonido símbolos visuales. La imaginación
de los bailarines es principalmente kinestcsica, pero
mientras unos expresan la música con movimientos,
otros destacan la relación entre movimiento y color.
La imaginación del escultor es visual y táctil y la de
los actores y cantantes es verbal-auditiva y verbal-
motora. La repostería participa de la imaginación
gustativa y olfatoria, y a menudo de la visual.
Las normas imaginativas en todo tipo de actividad
creadora son de naturaleza abstracta o concreta. Los
pintores, escultores y bailarines demuestran clara­
mente el tipo concreto al reproducir caracteres na­
turales o el tipo abstracto al representar conceptos
simbólicamente. También el poeta y el compositor
pueden tener la tendencia a expresarse en forma con­
creta o abstracta.
La imaginación puede dividirse, además, en obje­
tiva y subjetiva. Si un artista posee una imagina­
ción objetiva interpreta los objetos tal como los ven
la mayoría de las gentes; si su fantasía es subjetiva,
utiliza el objeto como apoyo para fijar sus senti­
mientos personales. En términos generales, el prime­
ro es impresionista (incluyendo al naturalista y al
idealista) y el segundo expresionista. La imaginación
impresionista refleja las impresiones externas, mien­
tras la expresionista es el resultado de una descarga
de la expresión interna.
150 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
La imaginación depende de factores externos e
internos. Lo primeros pueden ser explicados tomando
ejemplos del arte:
La imaginación depende del tipo de civilización.
Si tenemos una colección de pinturas persas, hindúes,
mexicanas, de la antigua Grecia, de la antigua Roma
y de la Europa moderna, distinguiremos de un modo
general la civilización oriental de la occidental. La
imaginación que aparece en los artistas persas, hin­
dúes o mexicanos muestra ciertas características co­
lectivas de la fantasía diferentes de la civilización
occidental, en la que dominan los elementos realistas.
También hay ciertos rasgos que distinguen la imagi­
nación de los adultos normales de la de los niños
y de la de los enfermos mentales y de los que, si así
puede decirse, poseen una civilización propia.
La indicada colección de pinturas presenta, ade­
más, diferencias culturales. Los cuadros pintados por
artistas persas, hindúes, mexicanos, griegos y europeos
se pueden identificar con facilidad a causa de las
características de los estilos culturales.
Si estamos familiarizados con los distintos pe­
ríodos culturales, observaremos que la imaginación
depende de ciertas tendencias de la época y podremos
diferenciar las obras de arte italianas como pertene­
cientes al Renacimiento, al gótico o al barroco. En
cada período histórico distinguimos la característica
imaginación del individuo; por ejemplo, durante el
Renacimiento surgen las personalidades de Ticiano,
Leonardo de Vinci y Botticelli. La imaginación de un
individuo varía en los diferentes períodos de su vida
y cuando conocemos bien las obras de un artista po­
demos determinar si el estilo de una de ellas pertenece
a la juventud, la madurez o la vejez. Una investiga­
ción más profunda nos lleva a diferenciar las tenden­
cias características de cada período. Los llamados
factores externos que influyen sobre la imaginación
son estereotipias que dependen, en alto grado, de los
factores ambientales. Los procesos humanos son muy
IMAGINACIÓN 151
complejos, mezclándose los elementos internos con
los externos, pero cada tipo de imaginación abarca los
siguientes: civilización, cultura, época, normas indi­
viduales, período de la vida y tendencias.
Los elementos internos de la imaginación son las
determinantes psicológicas del individuo, su tipo de
asociaciones, su estado de humor, su estado fisioló­
gico y sus experiencias individuales. Estos determi­
nantes internos son de naturaleza compleja, resultando
de configuraciones únicas muy difíciles de clasificar;
por esto procedemos a describir observaciones gene­
rales antes de estudiar los detalles.

Umbrales de la imaginación

Imaginación y percepción. La imaginación acompaña


a nuestras percepciones. La psicología de la propa­
ganda está basada en el hecho de que la percepción
de un buen anuncio llega a grabarse en la memoria
si se estimula, al mismo tiempo, la imaginación del
observador.32
La imaginación puede estimularse en forma di­
recta si el objeto que figura en el dibujo es repre­
sentado en su ambiente habitual, lo que estimula la
imaginación del observador representándose su propio
ambiente y deseando colocar en él el objeto anun­
ciado. La imaginación puede estimularse indirecta­
mente si el objeto anunciado se relaciona con otro
que acicatea la fantasía del sujeto. La estimulación
puede dirigirse a diversos aspectos que puedan pro­
vocar una reacción estética, emocional o mental. Una
bonita estampa o motivo decorativo ha sido diseñada
para despertar la imaginación estética; el dibujo que
representa una muchacha, para evocar una emoción
imaginativa sensual; la inclusión del objeto dibujado
en una escena cómica o mítica, para producir una
imaginación intelectual.
La percepción estimula siempre nuestra imagina-
152 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ción. Si percibimos un objeto, digamos un escritorio,
lo reconocemos como tal debido a la actividad ima­
ginativa, pues la mayor parte de los muebles de esta
clase difieren entre sí por la forma, el tamaño, el
color y el estilo. El reconocimiento de un elemento
común es un proceso imaginativo que con frecuencia
va acompañado del juicio estético. Si el escritorio
está tapado a medias por un diván, lo reconocemos,
a pesar de todo, porque nuestra imaginación lo com­
pleta.
Las conexiones entre imaginación y percepción se
demostraron mediante el siguiente interesante expe­
rimento: un individuo es instado a imaginarse un
objeto corriente como un cuchillo o un plátano y a
visualizarlo sobre una pantalla de vidrio situada en­
tre dos habitaciones. Sin que el individuo lo sepa,
se ha colocado un proyector al otro lado de la pan­
talla con el que se proyecta sobre ésta una imagen
confusa del objeto que el individuo se imagina tra­
tando de enfocar su imaginación sobre la pantalla.
Él cree erróneamente que la imagen de la pantalla
ha sido proyectada por su propia imaginación y per­
siste en su error, viendo la imagen, después de que
ésta ha sido retirada gradualmente. La percepción
y la imaginación se producen paralelamente.

Imaginación y proyección. La imaginación aparece


proyectando imágenes mentales sobre estímulos sin
sentido. Shakespeare describe tal proyección en
Hamlet:

Hamlet: ¿Véis esa nube cuya forma es semejante a la


de un camello?
Polonio: ¡Por Dios!, en efecto, es muy semejante a un
camello.
Hamlet: Quizá se parezca a una comadreja.
Polonio: El lomo es como el de una comadreja.
Hamlet: ¿O a una ballena?
Polonio: Igual a una ballena.
IMAGINACIÓN 153
Leonardo de Vinci habla en sus notas de haber
recibido muchas inspiraciones de las imágenes que
proyectaba sobre piedras húmedas. La proyección
imaginativa sobre manchas de tinta fue introducida
por el poeta alemán Justinus Kerner, quien des­
cribió la intensa relación existente entre la objetivi­
dad de las manchas y las proyecciones individuales
del observador, aunque no llegó a comprobar que esa
relación producía distintos resultados en las diversas
personas. Estas diferencias de la imaginación pro­
yectada sobre las mismas manchas de tinta como
estímulo fueron utilizadas como medio para el diag­
nóstico de la personalidad por Alfredo Binet, creador
de los modernos tests de inteligencia y, posteriormen­
te, por Hermán Rorschach,117104 quien sistematizó
este método. Nos referiremos a estas técnicas cuando
expongamos los “métodos proyectivos” en el diagnós­
tico de la personalidad. Estos métodos utilizan las
proyecciones imaginativas del sujeto sobre un estí­
mulo como indicación de ciertos rasgos de la perso­
nalidad.

Imaginación y empatia. Cuando un niño golpea con


los puños un balón, salta a menudo imitando el
rebote de la pelota. Los espectadores de una carrera
de caballos imitan no rara vez los movimientos del
jinete y mucha gente acompaña un ritmo musical con
el pie. El observador se siente parte de la cosa
observada. Toda apreciación estética depende de nues­
tra capacidad para corresponder con la imaginación
a la estructura de un estímulo. Si vemos una columna
muy delgada terminada por pesado capitel, experi­
mentamos la sensación de lo desproporcionado, iden­
tificándonos con la columna que tiene que soportar
una carga demasiado pesada. Cuando hablamos de
pinturas chillonas, de formas inarmónicas, de poe­
mas impetuosos, etc., animamos los objetos como lo
hace un niño, poniéndonos en lugar del objeto. Gran
parte de la satisfacción emocional y artística se de-
154 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
riva de que nos proyectamos sobre el objeto obser­
vado con el cual nos identificamos. Un aeroplano
puede producirnos placer poique nos parece haber
superado la ley de la gravedad que nos sujeta a tie­
rra; el fuego fascina como símbolo de poder y la
montaña como símbolo de grandeza. La empatia pro­
duce fantasías asociadas con impulsos que tienen algo
que ver con alguna propiedad del estímulo.

La imaginación y el pasado. La imaginación es de­


terminada por nuestras pasadas experiencias, repi­
tiéndolas o transformándolas. La repetición es cau­
sada generalmente por el placer que se derivó de la
experiencia anterior; sin embargo, las repeticiones
de la imaginación también pueden relacionarse con
experiencias horribles, a cuyo recuerdo no hemos
podido adaptarnos en el curso de la vida. La trans­
formación de una experiencia por la imaginación
es, con frecuencia, el resultado de un desengaño
que nos produjo aquélla. Las vivencias de la primera
infancia pueden ser influidas por la fantasía directa
o indirectamente, manifestándose ésta última sólo
de modo incidental. Un ejemplo de mi propia vida
es el siguiente: un amigo mío, mirando los cuadros
pintados por mí, quedó perplejo ante el motivo de
uno de ellos que se titulaba “La espiral”. Le expli­
qué que se trataba de una pintura abstracta sin otro
sentido que el de la composición y que las espirales
siempre me habían atraído mucho. Hablando acerca
de mis recuerdos remotos recordé repentinamente un
sueño estereotipado de mi primera infancia en el que
yo era tragado por un enorme animal que tenía forma
de espiral; me veía dando vueltas y más vueltas den­
tro del animal hasta que despertaba presa de espanto.
Comprobé, pues, bruscamente que el motivo de la
espiral en mi cuadro estaba relacionado con ésta
temprana imaginación.
Pero podríamos preguntarnos: ¿por qué escoge
el adulto un símbolo del terror infantil como motivo
IMAGINACIÓN 155
artístico? Constituye éste un complicado problema
que ha suscitado amplias discusiones en la psicología
del arte. Aquí sólo podemos indicar brevemente los
dos procesos que parecen intervenir. Uno es el deseo
de descargar las angustias proyectándolas sobre ob­
jetos lo mismo que los pueblos primitivos crean más­
caras terroríficas para desprenderse de sus propias
angustias. El otro es el intento de autoliberarse por
transposición llamando bello a lo que se experimenta
como deprimente; es un fenómeno similar al eufe­
mismo de dar un buen nombre al objeto que en reali­
dad es malo. Los griegos, por ejemplo, daban a las
Furias el nombre de Euménides, que significa “bien­
hechoras benévolas”, porque se consideraba peligroso
citarlas con su verdadero nombre.
Como indicamos antes, los símbolos son abrevia­
turas o estenogramas de las fantasías y tienen el valor
de conjuros o gestos proyectivos. Los trabajos sobre
psicología anormal indican que los ademanes cere­
moniales y movimientos neuróticos simbolizan aso­
ciaciones, igual que los símbolos en el arte.

La actividad onírica

Ensueíio. Cuando los deseos no se satisfacen, mucha


gente los colma imaginando situaciones. Estas fan­
tasías llamadas ensueños, o soñar despierto, están di­
rigidas hacia el futuro. Los ensueños en que el que
fantasea aparece como un conquistador, parecen ser
más frecuentes que aquellos en que, como héroe, en­
cuentra obstáculos insuperables. Este último, que se
observa a veces, puede tener un efecto alentador ha­
ciendo que el fantaseador se dé cuenta de que, com­
parados con los insuperables obstáculos de la imagi­
nación, los de la realidad pueden ser vencidos fácil­
mente. Los ensueños ocupan gran parte de la vida en
la primera infancia, cuando la realidad y la imagi­
nación no están aún claramente deslindadas. Los de-
156 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
seos y actividades del niño están constantemente
limitadas, y entonces, a causa del fastidio, la insa­
tisfacción y el deseo de libertad, el niño escapa a la
realidad refugiándose en la fantasía.
Los ensueños del niño no son muy distintos de sus
juegos ni de lo que sueña cuando duerme. Los ele­
mentos oníricos y lúdicos del niño están tomados
muy frecuentemente de sus experiencias en la vida
cotidiana y la imaginación le sirve para llenar el
abismo entre la realidad y sus deseos.
Los ensueños del adulto son emocionalmente dis­
tintos de los del niño, debido a su mayor diferencia­
ción entre su propia persona y el mundo circundante.
La característica de los ensueños consiste en que el
sujeto está concentrado en sí mismo. El psiquiatra
suizo E. Bleuler los consideraba producto del pensa­
miento “autístico” (ensimismado). Los ensueños pue­
den dividirse en fortuitos, que son los provocados
por conflictos momentáneos comunes a la mayor par­
te de la gente, y “sistemáticos” que se basan en mo­
tivos permanentes, causa de desajustes. Encuestas
practicadas en estudiantes de bachillerato han demos­
trado que los ensueños sistemáticos estaban relacio­
nados muy frecuentemente con asuntos escolares, de­
seo de adquirir fortuna y atracción por el sexo opues­
to. El culto a los héroes influye también ciertos en­
sueños en los que el sujeto se identifica con una
persona famosa o admirada.

Divagación. Llamamos así a la serie irregular de


pensamientos que acaecen durante la contemplación
y la meditación. Cuando este fenómeno ocurre en los
momentos anteriores al sueño, en el estado de duer­
mevela, se llama hipnagógica (estar durmiéndose).
Mientras nuestro pensamiento normal es predominan­
temente abstracto, nuestra imaginación onírica es
preponderantemente concreta. La transformación de
los pensamientos abstractos en imágenes concretas
puede observarse en el estado de divagación. H. Sil-
IMAGINACIÓN 157
berer,126 que ha hecho un detallado estudio intros­
pectivo sobre este tema, nos da algunos ejemplos
reveladores:

1. Pienso que estoy corrigiendo una frase sobre el papel.


Divagación: Me veo puliendo una pieza de madera sobre
un banco de carpintero.
2. Tratando de explicarme la finalidad de los estudios me-
tafísicos me digo que tienen por objeto penetrar en los
niveles (capas) más altos de la existencia.
Divagación: Trato de cortar y levantar una capa de un pastel
de ojaldre.
3. Me dispongo a pensar sobre un problema.
Divagación: Estoy escalando una montaña; las montañas
más cercanas cubren a las más alejadas, de las cuales
venía y a las que deseo volver.

Sueños. Mientras en el ensueño y la divagación la


imaginación es dirigida, al menos en parte, conscien­
temente, los sueños nocturnos no son intencionales
y parecen seguir sus propias leyes.45 Más adelante
estudiaremos detalladamente el problema de los sue­
ños con referencia a la teoría psicoanalítica, pero
mencionaremos ahora algunos principios de la ima­
ginación que son bastante manifiestos en la actividad
onírica. La imaginación del soñador puede ser pro­
vocada por estímulos externos o internos. Los pri­
meros pueden proceder del timbre de un despertador,
de una corriente de aire, de una iluminación súbita
o de cualquier otro estímulo que afecte nuestros sen­
tidos. Los internos pueden consistir en tensión or­
gánica o psíquica y, en general, cualquier estímulo
de naturaleza biológica o psicológica que altere el
equilibrio del organismo. Tales estímulos provocan
asociaciones que están relacionadas con la respuesta
que aquéllos despiertan. Así, la asociación a evoca
la asociación b con arreglo a las leyes de la asocia­
ción, la frecuencia, la proximidad, la contigüidad,
etcétera. Por ejemplo: el estímulo del despertador
provoca la asociación “sonido” (a) que se encadena
con la de campanas de una iglesia (b), debido a que
158 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
el soñador estuvo hace poco en un templo. Sin em­
bargo, el soñador lia pasado recientemente por otras
experiencias conectadas con sonidos y que pueden
asociarse al estímulo. ¿Fué determinada su selec­
ción por casualidad? y, si no es así, ¿qué le hizo
seleccionar precisamente la imagen de la “iglesia”?
Cada una de las muchas vivencias recientes de la
persona que sueña está ligada con asociaciones de
mayor o menor intensidad. La asociación “iglesia”
(b), por ejemplo, puede haber sido ligada con la
asociación “madre” (c), con la que a menudo iba el
soñador a la iglesia cuando era niño. Supongamos
que la madre murió hace largo tiempo y que el soña­
dor tiene un deseo insatisfecho por ella. -El estímulo
provoca la asociación “sonido” (a) que se liga con
“iglesia” (b) que es seleccionada a causa de su rela­
ción con “madre” (c). La imaginación forma en
este caso una cadena de asociaciones, provocada por
un estímulo externo o interno, ejemplificada por el
proceso selectivo de las asociaciones recientes y do­
minantes de acuerdo con las necesidades emocionales,
especialmente los deseos y temores.
La imaginación recibe su dinamismo de tres orí­
genes relacionados con las tres dimensiones del tiem­
po: de la respuesta a una situación presente, de mo­
tivaciones basadas en vivencias pretéritas y de las
finalidades para el futuro.

Alucinaciones. Una vivida imagen mnémica puede


tener para una persona las mismas cualidades que
una percepción real. Una imagen onírica puede per­
sistir después de despertar y ser confundida con la
realidad. Las sugestiones pueden sustituir a las imá­
genes en la concepción de los hechos. Hull realizó
un experimento en el que varios fumadores de pipa
creían estar fumando un buen tabaco, cuando en rea­
lidad sólo aspiraba!) aire caliente. Cuando las alu­
cinaciones ocurren frecuentemente constituyen un sín­
toma de enfermedad mental. En tales casos, su
IMAGINACIÓN 159
contenido suele referirse a acontecimientos del pasado
representados por imágenes concretas o a temores y
deseos. Las personas normales integran sus imagi­
nerías en sus diversas actividades, pero en una per­
sona anormal obsesionada por una idea estereoti­
pada, la imaginación no descargada puede “cristalizar”
en una alucinación.
Los mecanismos básicos de la imaginación son
los procesos de substitución y de simbolización. El
soñador puede sustituirse a sí mismo por la imagen
de un héroe y puede simbolizar su agresividad ima­
ginándose animales peligrosos. En las alucinaciones,
el miedo puede ser simbolizado por ideas de persecu­
ción. El proceso de identificación con una persona
amada o famosa puede, en los estados alucinatorios,
desarrollar la sensación de que se es una persona
distinta. La alucinación, por tanto, es una forma de
imaginación elevada a tal grado que el individuo
pierde el control para distinguir su propio mundo
del circundante y el temor que se produce en ese
estado muestra que el producto mental ha llegado a
hacerse más fuerte que la propia persona. El si­
guiente relato de Erobenius ilustra el desarrollo de
la imaginación en las alucinaciones:

Un profesor trabaja en su escritorio, mientras su hija,


de cuatro años, corretea por la habitación. El ruido le mo­
lesta y entonces le da a la niña tres cerillas apagadas y
le dice: “anda, juega con ellas”. La niña se sienta en el
suelo y juega con las tres cerillas a las que llama Hansel,
Gretel y la bruja. Todo va bien durante algún tiempo, cuando
de pronto la niña da un grito de espanto que asusta a su
padre. “¿Qué te pasa ahora”?, pregunta. La niña corre
hacia su padre con el miedo reflejado en su rostro y le dice:
“Padre, llévate la bruja, yo tengo miedo de tocarla.”

Drogas. Las drogas que tienen una acción sobre las


funciones mentales pueden ser estimulantes o depre­
sivas. Los numerosos estudios realizados indican que
el alcohol no es estimulante, sino que disminuye la
sensibilidad, los reflejos y el tiempo de reacción y,
160 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
por otra parte, incrementa la imaginación. Los adic­
tos a las drogas dicen experimentar vividas imáge­
nes,25 27 mientras están bajo sus efectos. En dichas
imágenes pueden distinguirse los siguientes tipos:
1J arquitectónicas (generalmente de estilos antiguos),
2) animales (frecuentemente tropicales), 3) plantas
(también tropicales), 4) figuras mitológicas, 5) fe­
nómenos naturales (agua, hielo, fuego), 6) má­
quinas.
Aparte de las características generales de estas
fantasías tóxicas, cada persona tiene visiones per­
sonales,27 25 Muchas de estas fantasías van acompa­
ñadas por sensaciones de asco y de terror. Natural­
mente, la estructura de estas imágenes depende, en
parte, de la educación e intereses previos del sujeto.
Las fantasías que aparecen bajo la influencia de
drogas como el opio y el hashish tienen distintas ca­
racterísticas que las de los sueños corrientes. La
intensidad imaginativa es más fuerte en todos sus
aspectos: el tiempo es una eternidad, el espacio ex­
tremadamente estrecho o amplio, los colores y las
formas se multiplican yel miedo se convierte en
pavor. Especialmente intensos son los cambios del
espacio y el tiempo después de utilizar peyolt o
marihuana. Los adictos a ellas tienen la sensación de
moverse lentamente debido al gran número de imá­
genes que atraviesan su mente. El cambio en el
concepto de espacio lleva consigo la impresión de un
enorme aumento de la distancia que separa al adicto
de las personas y cosas que lo rodean. La forma de
los objetos les aparece borrosa, aunque las percep­
ciones visuales y auditivas son más agudas que en
circunstancias normales. Aparecen percepciones ima­
ginarias, ilusiones y alucinaciones como reacción a
casi todos los estímulos. También aparecen con fre­
cuencia figuras geométricas, a veces en vivos colores.
Los estímulos exteriores como los sonidos, hacen
cambiar las visiones, aunque éstas también pueden
ser modificadas intencionalmente cuando el sujeto
IMAGINACIÓN 161
lo desea. El estado emocional del individuo sufre
cambios totales desde una sensación de gran energía
hasta la de completo agotamiento en que cada mo­
vimiento supone un gran esfuerzo. Después de un
estado de exagerada emoción sobreviene una calma
completa que provoca un profundo sueño acompa­
ñado de sueños que ponen en libertad pensamientos
secretos e íntimos.
La fantasía de los sueños y de las visiones por
drogas ponen de relieve la íntima relación existente
entre imaginación, percepción y emoción.

SlNESTESIA

En algunas personas la percepción y la imaginación


están constantemente unidas porque la percepción
con un órgano de los sentidos estimula sensaciones en
otro. Un sonido simple o el sonido de las letras puede
evocar una sensación de color. También los sonidos
pueden provocar sensaciones dolorosas, v los núme­
ros imágenes espaciales, habiendo otras muchas va­
riedades de “sensaciones combinadas” que se llaman
sinestesias. Hasta cierto punto, todo el mundo puede
tener, aunque inadvertidamente, algunas sensaciones
sinestésicas. Si preguntamos a una persona cómo
imagina una hilera de números, podrá contestarnos
que nunca ha imaginado tal cosa, pero si se concen­
tra en ello, podrá fácilmente imaginarse un ejemplo.
Hay personas que imaginan números en fila, de iz­
quierda a derecha en sucesión infinita. Otras se lo
imaginan de derecha a izquierda, o por grupos de
diez, o de arriba abajo; algunas no los ven, pero los
oyen, como si fueran contados en voz alta y, por
último, hay quien puede relacionar complicados or­
ganismos espaciales con su visualización de los nú­
meros. Un caso interesante es el que me relató una
señora de edad madura, cuya visualización de los
números, experimentada con gran intensidad desde
162 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
que ella recordaba, es la siguiente: los números co­
mienzan a la derecha y se diiigen en línea recta hacia
la izquierda del 1 al 4; al llegar al 5 y hasta el 8,
forman una curva hacia arriba y vuelven a la derecha
en el 9, hacia arriba del 10 al 12, vuelven a la iz­
quierda en el 13, dibujan una curva hacia abajo del
14 al 18 y se dirigen hacia la izquierda en el 19, y
se repite el punto de partida (fig. 33, p. 130). Un
ejemplo similar, pero en dirección opuesta, aparece
con el alfabeto. Cuando rogué a la señora que hiciese
algunas asociaciones con ese ejemplo, fué incapaz
de hacerlo al principio; después hizo notar que los
cambios de dirección se efectuaban en los números
impares. Hizo alguna asociación desagradable acer­
ca del padre y acerca del órgano sexual masculino,
pero no pudo dar explicaciones más amplias. Al día
siguiente recibí una carta de ella en la que me con­
taba lo siguiente:
Esta noche se me ocurrió una explicación plausible sobre
el extraño ejemplo de los números que discutimos ayer.
Apago la luz adormilada, y me encuentro de repente sumergida
en la oscuridad y desvelada. Tiempo... mi trabajo va tan
despacio... tiempo... (escribo una historia: “Baturrillo men­
tal”...) números... chino llamado el impar masculino...
padre... no conexión... tiempo... eternidad...” “Padre nues­
tro que estás en los cielos”... ¡Oh, naturalmente!...
¡Ah, ahora sé lo que significa el ejemplo de los nú­
meros! Excitada y vivamente recuerdo una experiencia de
la infancia.
Una niña de unos 7 u 8 años aprendió el Padrenuestro
en la escuela dominical. Soy demasiado grande para decir
“con Dios me acuesto, con Dios me levanto”, etc. Ahora
diré la nueva oración cuando me vaya a la cama. Pero
conforme repetía las palabras se sentía de súbito e infeliz­
mente rebelde. Un hombre con barba sentado en un trono...
no quiero ser un ángel y tocar el arpa... eternamente...
siempre..., continuamente, continuamente... La imagina­
ción de la niña trataba de visualizar el infinito. Sentía una
especie de agonía y estaba aterrorizada por lo maravilloso
de la eternidad. Hace un esfuerzo para figurarse los años
que pasan, uno y otro y otro y otro, eternamente. Su con­
ciencia se aturde y la palabra “eternamente” atormentaba
su espíritu, anonadándolo.
IMAGINACIÓN 163
Esta niña, que era yo misma, así como sus hermanos y
su hermana, adoraron a su padre toda la vida y honra­
ron su memoria. Pero Dios, como una extraña y poco amable
criatura engendro de la fantasía infantil, no se parecía a
ningún padre conocido. Y la invocación: “Padre nuestro
que estás en el cielo” ha sido, hasta ahora, desagradable
para mí.
En cuanto al alfabeto, probablemente las letras están
asociadas inconscientemente con números. Por ahora no pue­
do acertar por qué los números van hacia la derecha y las
letras hacia la izquierda.

El análisis de este caso sugiere lo siguiente: la


paciente subraya el continuo cambio de dirección de
la fila de números moviéndose hacia el infinito, pa­
reciendo expresar la idea de que no puede captar nada
relacionado con números, como el tiempo y el dinero.
Las letras del alfabeto (constantes para las palabras
y los pensamientos) y los números se mueven en
opuestas direcciones expresando la idea de que no
pueden armonizarse. El ejemplo que era igual para
la configuración de las letras y de los números evo­
caba la asociación con los genitales del padre y con
Dios. La incapacidad para entender los números y
lo que representan y para expresarse adecuadamente
(baturrillo mental), parece fundarse sobre proble­
mas sexuales precoces ligados a los conceptos de
padre y Dios.
Este ejemplo indica que la percepción y la ima­
ginación, aún en forma abstracta, pueden estar de­
terminadas por experiencias pasadas y por la total
configuración de la personalidad.

La imaginación en el arte y la invención

Uno de los aspectos básicos de la técnica artística es


transformar el pensamiento en imágenes intentando
convertir sentimientos y problemas en experiencias.
La pintoresca expresión del poeta y el simbolismo
del artista son transformaciones de pensamientos en
164 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
imágenes o sustitución de imágenes que por haberse
debilitado al hacerse familiares necesitan intensificar
la impresión habitual. Así, el cantar de Salomón, en
el que se describe la faz de la amada:

Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;


Tus cabellos como manada de cabras,
Que se muestran desde el monte de Galaad.
Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías mellizas,
Y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios, como un hilo de grana,
Y tu habla hermosa:
Tus sienes, como cachos de granada
A la parte adentro de tus guedejas.
Tu cuello, como la torre de David...
(Cantares, cap. 4)

La selección de imágenes está determinada, en su


mayor parte, por la personalidad del poeta. Marcel
Proust, por ejemplo, que a consecuencia de una en­
fermedad vivió en un extraño encierro voluntario
en su habitación, veía mentalmente el mundo a tra­
vés de un vidrio esmerilado. En una imagen de su
obra En busca del tiempo perdido, compara a los niños
jugando, con los murciélagos; en otra asemeja las
personas en las ventanas iluminadas con los anfibios
nadando en un líquido espeso; en otra imagen com­
para los botes de vela inmóviles en el agua a las
mariposillas nocturnas en una vitrina. Todas estas
imágenes parecen denotar la intención del poeta de
hacer aparecer la vida como algo fútil e incongruente.
Los murciélagos son ciegos y juegan sin propósito e
incongruentemente. Los seres que nadan en un
líquido espeso son torpes y casi inmóviles. Las mari­
posillas nocturnas son el símbolo de sus fútiles es­
fuerzos volando alrededor de la luz para morir
al fin. Mientras la imaginación trabaja en el sueño
y el ensueño contra la realidad, la que se dirige a
obtener un invento está de acuerdo con la vida real.118
IMAGINACIÓN 165
Ya sea el invento una nueva teoría física, la cons­
trucción de una máquina o la trama de un juego, la
característica común es que los elementos de la ima­
ginación no son sumados unos a otros, sino dispues­
tos en tal forma que producen una nueva función.
La invención es frecuentemente resultado de la
actividad onírica. Kekule von Stradonitz, cuya teoría
sobre la composición del benzol es fundamental en
química orgánica, describe el origen de su concep­
ción en la forma siguiente: Sentado en el piso supe­
rior de un autobús comenzó a soñar; los átomos
jugueteaban ante él, combinándose los más pequeños
por parejas y rodeando a éstos los más grandes. Pasó
gran parte de la noche describiendo su visión y lle­
gó así a formular su famosa teoría. Un famoso
egiptólogo y un conocido asiriólogo que no podían
descifrar una inscripción hallaron la clave en sus
sueños. El matemático francés Henri Poincaré con­
fiesa que sus ideas creadoras no le vienen cuando
está trabajando en su despacho, sino en los momen­
tos en que deja libre la imaginación mientras pasea
por las calles o va de excursión. Tanto la imagina­
ción científica como la artística son, con frecuencia,
la estructuración de la actividad onírica y la inven­
ción es el acto de encontrar relaciones desconocidas
hasta entonces.
Del mismo modo que la memorización (véase
pp. 93-94), la imaginación creadora también se des­
arrolla, al parecer, en varias etapas.114 La primera
fase es de preparación o del deseo que evoca imá­
genes centradas alrededor de un problema específico;
sigue el período de incubación en el que se trabaja
con esas imágenes; la siguiente etapa es aquella en
que la mente se ilumina repentinamente con la solu­
ción y, por último, la fase en que se completan y
verifican los resultados.
166 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

Experimentos

La imaginación en las situaciones habituales. Uno


de los primeros experimentos sobre la imaginación
fue preparado por Francis Galton,49 quien hizo un
cuestionario sobre la imaginación. Pedía al sujeto
que se imaginase determinados objetos de la mesa
donde desayunaba y formulaba después las siguientes
preguntas:
1) Iluminación: ¿Es la imagen oscura o sufi­
cientemente clara? ¿Es comparable la iluminación
con la de la escena real?
2) Precisión: ¿Se le presentan todos los objetos
con la misma intensa precisión o con menos que
en la realidad?
3) Coloración: ¿Los colores de la porcelana, el
pan tostado, la corteza de pan, la mostaza, la carne,
la ensalada o de cualquier otra de las cosas que pueda
haber sobre la mesa, son absolutamente claros y
naturales?
Galton observó gran diferencia entre los hombres
de ciencia y los profanos. Era de suponer que los
primeros diesen datos más exactos, pero ocurrió pre­
cisamente lo contrario. Los científicos resultaron casi
ciegos imaginariamente, mientras muchos de los legos
decían ver la mesa del desayuno con tanta claridad
como si estuviesen sentados ante ella.
Nosotros mismos hemos hecho observaciones si­
milares referentes a las cualidades de la imaginación
al juzgar sobre la personalidad.149 Al juzgar la per­
sonalidad mediante movimientos expresivos tales como
pasear, escribir, gesticular y otros semejantes sobre
las formas de expresión, los hombres de ciencia y
especialmente los psicólogos lo hicieron peor que los
profanos. Estando conscientes de lo que se trataba y
observando sus propios actos detenían la libre expre­
sión de la imaginación y su empatia en las formas
de expresión. Generalmente, las mujeres lo hacían
IMAGINACIÓN 167
mejor que los hombres, observación que ya había
notado Galton.

Imaginación y personalidad. Los psicólogos alema­


nes han realizado experimentos sobre la fantasía pi­
diendo al sujeto que se imaginase situaciones poco
corrientes. Daremos unos ejemplos:130 Se pide al
individuo que se imagine un billete de banco redon­
do. Resultado: Primero un billete usual, en seguida
cortado, dejando las partes cortadas a un lado. Se
pide al sujeto que se imagine un expreso a toda
marcha conducido por un caballo. Resultado: El
expreso en movimiento y el caballo delante de él, el
movimiento llega a hacerse *muy lento y en muchos
vagones desaparece.

Estructuración. La estructuración que aparece en


los procesos de la percepción, la memoria y el apren­
dizaje aparece también en la imaginación. Los expe­
rimentos realizados en el laboratorio de psicología
de la Universidad de Gotinga demostraron que tanto
los elementos que se destacan en la percepción como
en la imaginación tienen la tendencia a desarrollar­
se en tamaño, amplitud e importancia. La imaginación
puede estimular la memoria por medio de asociacio­
nes. Todos hemos tenido la experiencia de recordar
repentinamente una cosa que habíamos olvidado ima-
ginándo situaciones relacionadas con lo que quería­
mos recordar. Este fenómeno es también caracterís­
tico en las personas con lesiones cerebrales. Se le
pidió a un paciente que nos dijese el nombre de al­
guna ópera de Wagner. El enfermo, que era un
melómano, contestó: “Mi memoria es muy mala des­
de que me dieron ese tiro. Voy a pensar. Conozco
muchas cosas de Wagner. He visto algunas en el
teatro. La última que vi fué Carmen, pero ésta no es
de Wagner. Yo mismo he cantado algunas melodías
wagnerianas. Una trata de un caballero y un cisne;
una princesa es salvada por un caballero que llega
168 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
en un cisne, su nombre es Elsa y él es Lohengrin.”
A partir del momento en que el paciente recuerda
el nombre de esta ópera, recuerda también el nom­
bre de otras.
El desarrollo de la imaginación aparece frecuente­
mente en series de sueños. Muchas personas tienen
sueños seriados en los que ciertos temas se desarrollan
más y más a cada sueño. La terapéutica psicoanalí-
tica se basa en este fenómeno del desarrollo de los
procesos imaginativos y mucha gente que no asocia
ni magina al principio del tratamiento va desarro­
llando su imaginación y sus sueños cada vez con
mayor plenitud. El desarrollo de la imaginación
puede estudiarse en experimentos con asociaciones.
Cuando un sujeto repite la misma palabra estímulo
durante cierto tiempo, las asociaciones suelen co­
nectarse cada vez más y su tipo de imaginación pa­
rece desarrollar un proceso de integración continua
de las asociaciones.

Teorías acerca de la imaginación


z
No poseemos una teoría satisfactoria acerca de la
imaginación. En las páginas siguientes estudiaremos
sus principales características tratando de encontrar
un principio general para sus varias manifesta­
ciones.

Imaginación y percepción. Según David Hume, la


diferencia principal entre lo percibido y lo imaginado
estriba en el grado de viveza; las imágenes pensadas
son débiles copias de las percepciones originales.
Según este concepto, lo imaginado es una represen­
tación o un eco de lo percibido. La imaginación se­
ría, pues, un recuerdo de las huellas dejadas en la
memoria por las percepciones.68 Se ha observado
que las personas a quienes se les ha amputado
un miembro conservan la sensación y la imagen de di-
IMAGINACIÓN - 169
cho miembro y que los artistas que pierden un sentido
todavía son capaces de describir los objetos con gran
viveza. Beethoven continuó imaginando y oyendo
música después de quedarse sordo. Los centros ner­
viosos parecen poseer la capacidad de acumular per­
cepciones. El fenómeno de las llamadas imágenes
accidentales parece ser una manifestación similar a
la imaginación como un reflejo de la percepción. Las
impresiones recibidas por nuestros sentidos pueden
persistir con su viveza original después de pasar el
estímulo sensorial. La imagen accidental o percep­
ción persistente puede ser “positiva” como prolon­
gación de la impresión original, o “negativa” que
transforma los colores en el espectro complemen­
tario.
La imagen accidental negativa del disco solar
es negra, el rojo cambia a gris, etc. Es un simple
proceso sensorial distinto del fenómeno de lo déjà
vue (lo ya visto), que experimentan algunas perso­
nas y que consiste en un intenso sentimiento de
haber vivido ya anteriormente una experiencia ac­
tual. Este fenómeno que se supone es de origen
encefálico, no lia sido explicado todavía satisfacto­
riamente.

Imaginación, y combinación. Sin embargo, lo caracte­


rístico de la imaginación no reside en la repetición o
sucesión de percepciones, sino en la combinación de
muchas previas. La función de combinar respuestas
psíquicas parece estar relacionada con la llamada si-
neslesia (sensaciones combinadas) en la que una sensa­
ción de cierto tipo sensorial se asocia con imágenes de
otro tipo. La imaginación sinestésica ha influido en
el lenguaje y en el arte con expresiones como “co­
lores chillones” o “duros” colores “fríos” o “ca­
lientes”, etc.
Opuesta a la función combinatoria de la imagi­
nación es la “fuga de las asociaciones”, en la que la
imaginación se descompone en sus diversas partes,
170 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
siendo entonces los pacientes que la padecen inca­
paces de formar pensamientos y fantasías coheren­
tes. Una fuga de asociaciones puede aparecer también
en personas normales cuando las imágenes combina­
das no concuerdan ni en su significado ni en sus
relaciones objetivas, sino sólo por similitud fonética
o por conexiones subjetivas. Por ejemplo: silla-mesa
están ligados objetivamente. “Capataz” es un ejemplo
de conexión por similitud fonética. “Silla-Padre Co­
loma” representa una relación subjetiva (silla-mi pa­
dre se sienta en una silla cuando me lee las novelas
del Padre Coloma).

Imaginación y animación. La imaginación de los


niños y de los artistas pueden ser tan vividas que
las figuras que imaginan adquieran “vida”. En estos
casos la imaginación parece perseguir al sujeto. Ya
expusimos el caso de la niña que, habiendo proyecta­
do la imagen de una bruja sobre una cerilla apa­
gada, llegó a asustarse de su propia imaginación
(véase p. 155). El poema de Goethe El aprendiz de
brujo y la comedia de Pirandello Seis personajes en
busca de autor, expresan la idea de la imaginación
fuera de control. A. Binet estudió la experiencia de
un poeta que decía: “Tengo ahora tanta dificultad
para eliminar mis personajes, como tenía antes para
crearlos; no quieren desaparecer, continúan hablan­
do.” El proceso de animar la imaginación está rela­
cionado con la percepción, especialmente de los ni­
ños. Uno de mis alumnos expuso el siguiente recuerdo
de su primera infancia:

Los domingos iba a la iglesia con mi familia y, como


ocurre en los niños, mi atención se dirigía a uno y otro lado.
De pronto descubrí en el techo, exactamente sobre mi cabeza,
un mural que me fascinó; representaba al Niño Jesús, ex­
tendiendo una mano aparentemente hacia mí, rodeado de
ángeles y con su bendita Madre sentada al lado. Tuve la
impresión de que me sonreía dulcemente y me sentí muy
gozoso. Este mural llegó a ser para mí un símbolo. Si el
IMAGINACIÓN 171
Niño parecía sonreírme, si no estaba ausente, sentía que
yo había sido bueno. Y, por otra parte, en otras ocasiones
en que yo había sido desobediente, me parecía claramente
que su sonrisa era un poco triste. Desde entonces resolví
portarme siempre bien.

Imaginación y movilización. La imaginación, como


respuesta retardada a estímulos de naturaleza sines-
tésica, combinatoria y disociadora, está dirigida hacia
un fin. Esta finalidad puede ir desde transformar
lo abstracto en concreto hasta un acto de animación.
Este último puede incluir muchas funciones expresi­
vas del organismo. Un actor o un orador pueden
acentuar su expresión imaginativa mediante gestos.
Las fantasías histéricas pueden cambiar funciones cor­
porales y producir fenómenos biológicos de base psí­
quica. Así, los movimientos, posturas y gestos faciales
son expresiones concretas de imágenes de la fantasía.
Los movimientos del hombre durante el sueño pare­
cen ser igualmente una movilización total del orga­
nismo mediante la imaginación. Se han hecho algu­
nos experimentos en los que un aparato va registrando
la actividad corporal de un sujeto que da vuelo a su
fantasía. Por ejemplo, el individuo está acostado,
con los ojos cerrados y el cuerpo relajado e imagi­
nando que está flexionando los antebrazos. El registro
marca una verdadera contracción de los músculos que
el sujeto imagina flexionar. En los sueños la imagi­
nación muestra otra clase de movilización del orga­
nismo. Los sueños eróticos movilizan el aparato
genital; los deseos frustrados y las actividades olvida­
das son liberadas durante la fantasía onírica. Freud,
en su teoría de la realización de deseos, afirma que
éstos, impulsando la actividad de la imaginación,
constituyen sus raíces básicas.

Imaginación y equilibrio. Los distintos fenómenos de


la imaginación, la repetición de la percepción, la
combinación, la disociación, la animación y la movi­
lización, tendrían, en una teoría de la actividad or-
172 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
gánica, un común denominador que indicaría los
propósitos generales de la imaginación. La imagi­
nación se representa frecuentemente ,cosas que nos
faltan.
El pobre imagina ser rico, el enfermo sano, el ais­
lado que está en compañía, etc. En realidad, la imagi­
nación está básicamente relacionada con la realización
de deseos. Sin embargo, no sólo tenemos fantasías
en las que somos el héroe triunfador, sino otras en
las que somos el héroe derrotado y los sueños de mie­
do, angustia y terror son casi tan frecuentes como los
placenteros. ¿Puede esto ser realmente explicado
por una perversión del deseo como afirma el psico­
análisis?
Los sueños, como Freud dejó establecido,40 son
guardianes del reposo. Si suena la campana del des­
pertador, podemos soñar que llaman a otro, con lo
que podemos permitirnos continuar en el placentero
estado de relajación. Los sueños, como la imagina­
ción en general, provocan un estado de equilibrio.
Una persona con la imaginación llena de deseos se
compensa de las cosas que le faltan y de sus defi­
ciencias. El imaginar temor y sufrimiento puede
servir, en tres formas, para restablecer el equilibrio:
primero como descarga, desechando la ansiedad
como el organismo vomita un veneno. Segundo, como
integración de un elemento “extraño”. La repetición
de sueños con experiencias traumáticas o de acci­
dentes durante la guerra puede servir para atenuar
su carácter abrumador haciendo que nos familiarice­
mos con él. Tercero, los sueños de angustia pueden
servir como estímulos cuando la gente se enfrenta en
la realidad con labores difíciles, porque comparadas
con las terribles dificultades experimentadas en sue­
ños, las de la vida cotidiana parecen más pequeñas.
El pensamiento se enfrenta con las limitaciones
de la realidad y por ello muchos pensamientos deben
ser eliminados a fin de mantener el organismo en equi­
librio con la sociedad. La imaginación, independiente
IMAGINACIÓN 173
de las limitaciones sociales, establece el equilibrio
permitiéndonos cierta libertad. Sin embargo, la imagi­
nación parece constituir, generalmente, un compromiso
para establecer el equilibrio entre los estímulos de
fuera y los de dentro.
La tendencia al equilibrio aparece en todas las
funciones biológicas, estimulando la interacción, la
regeneración y la defensa. Aparece igualmente en
el mundo físico y el concepto de la unidad del orga­
nismo abarca los procesos físicos, biológicos y psí­
quicos pareciendo indicar que la tendencia al equili­
brio es también la base de las propiedades más impor­
tantes de la mente.
VIII

PENSAMIENTO

Dificultades del problema

El problema del “pensamiento” es uno de los más


importantes de la psicología, el más lejos de haber
sido solucionado y, cosa bastante extraña, uno de los
que ha recibido menos atención. En los manuales
de psicología el capítulo acerca del pensamiento es
el que menos espacio suele ocupar.
Algunas de las razones por las que e.l tema del
pensamiento es tan difícil de comprender son que el
acto de pensar no siempre se manifiesta directamente
por movimientos exteriores o cambios corporales,
que no ha sido localizado, como lo han sido los órga­
nos de los sentidos y, además, que el pensar en cómo
se piensa coloca al hombre en la situación del ciem­
piés que no lograría moverse si tuviera que pensar
cuál de las cien patas había de mover.

Asociaciones

Los procesos psíquicos se manifiestan en asociaciones.


El vocablo “asociar” significa juntar o enlazar es­
trechamente. Una asociación psíquica denota una
unión de estructuras psíquicas. Nuestro organismo
nunca obra con una única actividad, y aun la simple
actividad es la unión de varios factores. Todas las
impresiones y expresiones son un compuesto y es
posible aislar una idea simple de las ideas conexas.
El fenómeno de las asociaciones fue estudiado
por Platón, el que menciona los fenómenos básicos
de contigüidad y semejanza. Ver u oír una lira, dice,
hace pensar en el que toca el instrumento, ambos se­
174
PENSAMIENTO 175
res experimentados juntamente (contigüidad), o el
estímulo hace pensar en un objeto o persona seme­
jante (semejanza). Aristóteles, en su obra De Me­
moria Reminiscencia, observa que un estímulo evoca
su opuesto (negro-blanco).
Dos mil años más tarde, varios investigadores
han resucitado las antiguas teorías de la asociación.
En los últimos cien años han progresado dos teorías,
que se han convertido en base de escuelas psicoló­
gicas. Una teoría, la de Johann Friedrich Herbart,
el primer escritor de un libro de texto sobre psicolo­
gía (1816), se opuso a la suposición tradicional de
que las asociaciones eran impresiones aisladas hechas
sobre la tabla encerada de la psique. Creía que las
experiencias pasadas del hombre forman una “masa
aperceptiva”, un cimiento, el cual determina la ad­
quisición de nuevas asociaciones. Muchas de estas
asociaciones se conservan en el “subconsciente” del
hombre, del que emergen. Así, Herbart fundó la
teoría del inconsciente relacionada con una teoría
de las asociaciones. Este concepto reaparece en el
psicoanálisis de Freud.
La otra teoría de las asociaciones, propugnada
por William Hamilton, introduce el concepto de “re­
integración”, y protestó contra la suposición de que
una impresión evoca una situación total; de una
y otra son parte, respectivamente, una impresión y
una idea anteriores. Un elemento puede reintegrar
la experiencia total anterior. Este concepto reapa­
rece en la teoría de Hollingworth y en los psicólogos
de la Gestalt; una parte no es un elemento aislado,
sino que está integrada en el todo.
Las teorías de la asociación pueden agruparse
en un concepto mecanicista de elementos aislados con
conexiones fijas y en un concepto organicista de
estructuras totales con relaciones dinámicas. Los si­
guientes son ejemplos de mecanismos fijos: 1) Si
vemos una pieza de pan y pensamos en untarle man­
tequilla, porque el pan y la mantequilla los expe-
176 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
rimentamos, por lo general, juntos. La asociación
pan y untar mantequilla está basada en “la ley de
contigüidad”. 2) Si una persona asocia pan con
queso, esta asociación está basada en el hecho de
que la persona ha tenido más frecuentes experiencias
de pan con queso que con cualquier otro manjar.
Ésta es “la ley de frecuencia”. 3) Si asociamos pá­
jaros con pan, este enlace puede basarse en una ex­
periencia reciente de pájaros comiendo miga de
pan. Ésta es la “ley de la recencia”. 4) La misma
persona puede asociar padre con pan. Aquí el fac­
tor emocional de que su padre es panadero tiene más
intensidad que los otros factores. Ésta es “la ley de
la intensidad o viveza”. 5) Alguien que lo coma muy
hambriento puede asociar hambre con pan, de acuer­
do con “las leyes de congruencia y disposición emo­
cionales”. Las asociaciones de tales personas están
determinadas por el estado actual de su psique.

Concepto de pensamiento

La definición del pensamiento es difícil debido a la


complejidad del concepto. Veamos algunas connota­
ciones: cogitar, concentrarse, interesarse, conjeturar,
considerar, comparar, componer, comprender, con­
cluir, contemplar, conceptuar, etc. Todas estas pala­
bras se derivan del latín y tienen algo en común,
por ejemplo, la sílaba con (o com). Con significa
juntos y el concepto de “estar juntos” es caracte­
rístico de todas estas manifestaciones de la concien­
cia, estado en el que las funciones se juntan. El
significado de la palabra “concepto”, por ejemplo,
se basa en el hecho de que un concepto es una idea
general que resulta de la fusión de varios elementos.
Si tomamos el concepto “caballo”, tal concepto abar­
ca las cualidades comunes a todos los caballos en su
conjunto, como si las estampas de todos los caballos
que conocemos se superpusieran resultando una com­
PENSAMIENTO 177
posición que diera el concepto. Pero un concepto no
es sólo la suma de elementos similares, sino que
abarca también ciertas inferencias que dan lugar a
sustituciones. Por ejemplo, el concepto de reforma
social puede incluir la creencia en la naturaleza he­
reditaria de ciertas características. En este caso un
concepto, el de la reforma social, incluye a otro, el de
la herencia. Un concepto abarca no sólo imágenes
visuales, sino también auditivas, sensaciones motoras,
etcétera. Por ello una de las principales caracterís­
ticas de la formación de conceptos, que es una de
las manifestaciones más importantes del pensamiento,
es una actividad combinatoria que abarca el estable­
cimiento de interrelaciones.

Etapas del proceso pensante

Daremos a continuación un esquema aproximado de


las etapas del proceso pensante:
1. El pensamiento comienza por la transforma­
ción de sensaciones en percepciones.
2. Lo percibido se asocia con el nombre: “mesa”.
El proceso del pensamiento se combina con las
funciones de memorizar, recordar y reconocer.
3. Varias percepciones se interrelacionan (por
ejemplo, las percepciones: mesa, mantel, cenicero,
silla, etc.).
4. Las percepciones se centran en un común de­
nominador (por ejemplo, todos los objetos percibidos
forman parte de un despacho).
5. Las percepciones provocan asociaciones di­
rectas que dan lugar a comparaciones (por ejemplo,
en este despacho no hay libros; este despacho es más
agradable que el que vimos antes).
6. Las percepciones provocan asociaciones indi­
rectas (por ejemplo, no me gustaría trabajar en un
despacho tan ruidoso como éste).
178 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
El proceso del pensamiento se combina con las
funciones de la atención y la imaginación.
7. Las percepciones provocan una actitud emo­
cional (por ejemplo, este despacho es agradable o
desagradable).
8. Las percepciones provocan conclusiones objeti­
vas (por ejemplo, este despacho es adecuado o in­
adecuado para trabajar).
9. Las percepciones provocan conclusiones subje­
tivas (por ejemplo: si yo tuviese este despacho, lo
arreglaría de tal manera; o me gustaría o me dis­
gustaría trabajar en este sitio).
El curso del pensamiento se combina con las fun­
ciones emocionales, la inteligencia y las motivaciones
personales. Cada pensamiento tiene sus relaciones;
podemos compararlo a la actividad de componer un
rompecabezas. Primero extendemos las piezas del
cuadro; recordamos ciertas relaciones figuradas de
pasadas experiencias (echar la vista atrás) ; espera­
mos que ocurran ciertas relaciones (previsión) ; in­
tegramos algunos grupos del rompecabezas y uno
más amplio y, finalmente, comprobamos la correc­
ción de nuestra combinación observando si los de­
talles encajan entre sí y si en conjunto forman un
todo significativo.
La imaginación es una actividad del pensamiento,
pero lo que llamamos “pensamiento” es distinto de lo
que llamamos “imaginar”. Aunque ambas activida­
des se sobreponen, veamos algunas de las diferencias
básicas entre ellas:
1. La imaginación es con frecuencia un sustituto
de la acción, mientras el pensamiento suele preparar
o acompañar al acto.
2. El pensamiento está más relacionado con los
objetos reales que la imaginación, la cual suele ocu­
parse de situaciones irreales.
3. La motivación del pensamiento es distinta de
la de la imaginación. El pensamiento es motivado más
fuertemente por la impresión que ejerce la situación,
PENSAMIENTO 179
mientras la imaginación lo es por nuestra actitud.
4. El pensamiento suele regirse por normas racio­
nales y la imaginación por normas emotivas.
5. El pensamiento tiende más a la participación
activa y la imaginación a la pasiva.
6. El pensamiento se controla más que la ima­
ginación.
7. El pensamiento tiende a encontrar conclusiones
mientras la imaginación no persigue finalidad al­
guna.
Vemos, pues, que en ciertos aspectos las funciones
del pensamiento son opuestas a las de la imaginación.

Origen del pensamiento

a) El protoplasma pensante. ¿Dónde se origina el


pensamiento? Generalmente se asocia el pensamien­
to con el sistema nervioso del hombre, pero este sis­
tema sólo se diferencia del de los animales por ser
mucho más diferenciado, y si descendemos en la es­
cala zoológica, encontramos la amiba y otras especies
unicelulares en las que cada célula desempeña todas
las funciones vitales: alimentación y asimilación, res­
piración y oxidación, movimiento, excreción, sensibi­
lidad y reproducción. El organismo más simple que
tiene células nerviosas diferenciadas es la hidra. Si
pensamos, además, en la función organizada del
protoplasma tal como aparece en la amiba y en la
gran complejidad del experimento realizado por
Driesch en el erizo de mar (véase p. 23), tendremos
que hablar de un protoplasma pensante y considerar
al sistema nervioso con su función de pensar sola­
mente como órgano altamente diferenciado del mate­
rial básico de la vida, que siendo siempre el mismo
en ciertos aspectos, también es siempre capaz de cam­
biar conforme cambian las circunstancias, ajustando,
integrando y organizando.
180 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
b) El reflejo pensante. Los reflejos son conside­
rados como respuestas automáticas a actos mecánicos.
Sin embargo, se relacionan con actos biológicos úti­
les. Animales decapitados, los llamados ‘"animales
espinales” todavía son capaces después de descerebra-
dos de realizar ciertos movimientos. Cuando al perro
espinal se le toca en la superficie inferior de las patas,
hace los movimientos para correr; los pollos y los
pichones decapitados dan vueltas sobre sí mismos ba­
tiendo las alas. Cuando a la rana descerebrada se le
toca con ácido acético diluido, mueve las patas como
si quisiese deshacerse del desagradable estímulo; si se
la agarra por una pata, mueve la otra. Si se estirpa el
cerebro anterior de una rana, ésta es todavía capaz
de realizar sus actividades habituales tales como cazar
moscas, salvar obstáculos, etc., lo que demuestra que
todavía posee cierta memoria. Una operación seme­
jante realizada en los pájaros deja intactas sus per­
cepciones y la posibilidad de volar y de evitar obs­
táculos; en cambio, pierden la memoria y ya no
pueden distinguir los alimentos ni al amigo del ene­
migo. Los perros y los gatos despojados de la cor­
teza cerebral pueden conducirse coordinadamente;
aunque ciegos, evitan los obstáculos, buscan y encuen­
tran el alimento y reaccionan emocionalmente al dolor
con maullidos o gruñidos. Goltz comprobó que el pe­
rro descerebrado todavía tiene sentimientos diferen­
ciados como el odio, la fidelidad y los instintos ma­
ternal y sexual.
La diferenciación y localización de las funciones
psíquicas se desarrolla en concordancia con el desen­
volvimiento de las especies hasta el hombre en el que
las funciones psíquicas dependen claramente del ce­
rebro y se localizan en ciertas áreas. Sin embargo, la
estructura de los reflejos no puede ser completamente
separada de la de los conceptos psíquicos, pues mu­
chos están estructurados sobre reflejos. Como hemos
visto, el cerebro no toma parte en la producción de
reflejos cuya peculiaridad reside en la rápida res-
PENSAMIENTO 181
puesta de los músculos sin que intervenga una inten­
ción consciente. Las reacciones reflejas tienen cuatro
características: son rápidas, específicas, apropiadas y
uniformes en todas las pruebas. Actúan mediante estí­
mulos mecánicos, eléctricos y químicos, que pertene­
cen al dominio de la física, de tal modo que no sólo
las respuestas, sino también los estímulos que las oca­
sionan, semejan a los de una máquina. Muchas de las
funciones del organismo vivo son reflejas, como la
respiración, el parpadeo, la rápida retirada de los
brazos ante una amenaza, el reflejo patelar, etc. To­
dos estos reflejos son involuntarios, aunque no siem­
pre inconscientes, pues se hacen conscientes si espe­
ramos que se produzcan, y entonces podemos regular­
los como hacemos voluntariamente con el ritmo res­
piratorio o como podemos acelerar el ritmo cardíaco
pensando en una situación peligrosa. Si nos imagina­
mos un escalope caliente, jugoso y suculento, se nos
hace la boca agua, pues la imagen de ese agradable
alimento ha estimulado el riego salival de la boca.
Como ya indicamos antes, Pávlov105 observó en el
perro que la saliva fluía rápidamente no sólo cuando
tenía el alimento en las fauces, sino también cuando lo
veía ante sí. Al igual que el niño Alberto, estudia­
do por Watson, que tenía miedo no sólo del conejo,
sino de toda clase de piel y hasta del algodón y la
lana, el perro de Pávlov reaccionaba no sólo a un
estímulo definido, sino a las asociaciones que se rela­
cionaban con él. La saliva fluía no sólo cuando el
perro veía el alimento, sino también cuando veía
el ¡dato vacío en el que habitualmente se le daba la
comida, o cuando veía a la persona que lo alimentaba
y hasta cuando oía los pasos de ésta.
Las respuestas selectivas aparecen no solamente
en condiciones experimentales, sino en la vida cotidia­
na. Una madre sólo se despierta a la voz de su propio
niño aunque esté rodeada de niños gritando. Los re­
flejos condicionados parecen explicar también muchos
síntomas neuróticos. En el ejemplo de Watson, el
182 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
miedo del niño, condicionado por cierto estímulo
(conejo), llegó a hacerse también condicionado para
otros estímulos relacionados con el primero (pieles,
en general). Bechtérev6 y otros investigadores re­
ducen todos los fenómenos psíquicos a mecanismos
reflejos que, como tales, se basan en la inducción e
irradiación de la actividad nerviosa; pero, aunque se
pudiera explicar así el mecanismo de la estimulación
y el origen de la reacción, quedaría aún sin resolver
la integración psíquica profunda. El método psico-
analítico consiste también en descubrir parcialmente
el reflejo condicionado que corresponde al síntoma
psíquico manifiesto. Si, por ejemplo, un muchacho
está siempre inhibido ante determinado tipo de maes­
tro, el reflejo condicionado a esta reacción puede ser
una asociación con su padre del cual el maestro es una
sustitución.
El fenómeno de los reflejos condicionados nos
lleva a otro problema que todavía no ha sido resuelto
completamente por la psicología. Mediante el méto­
do condicionado pueden producirse reacciones indi­
rectas. Así, los experimentos hechos proyectando una
luz sobre los ojos del sujeto, lo que produce la con­
tracción de la pupila; en experimentos sucesivos se
combina el sonido de una campana con la proyección
de la luz; se ruega después al sujeto que toque la
campana y proyecte la luz simultáneamente por sí
mismo a una orden del experimentador; llega un mo­
mento en que, a la sola voz de mando, se contraen las
pupilas; en los siguientes experimentos el propio
sujeto da la voz de mando y, finalmente, sólo se
imagina que da la orden. Desde ese momento el su­
jeto domina sus reflejos pupilares, capacidad que
dura varias semanas sin nuevo entrenamiento. Este
experimento demuestra que los reflejos condicionados
permiten al hombre tener un dominio sobre movi­
mientos y reacciones sobre los que no ejerce influen­
cia alguna en condiciones normales. Todas las reac­
ciones involuntarias, tales como la respiración, los
PENSAMIENTO 183
latidos cardíacos, las sensaciones de calor y frío, pue­
den ser reguladas en esta forma y pueden ser demos­
trados por los métodos yoga, utilizados durante miles
de años por los hindúes.8 Las fantásticas experien­
cias de algunas de estas personas que son insensibles
al dolor, pueden vivir desnudas en las heladas tierras
del Himalaya sin sentir frío, y pueden detener el ritmo
respiratorio y cardíaco, y que demuestran el dominio
sobre el sistema nervioso vegetativo, pueden ser ex­
plicadas por la teoría de los reflejos condicionados.
Poseemos un control consciente de los procesos invo­
luntarios y, al contrario, un control inconsciente de
los procesos voluntarios. Nuestros movimientos se
realizan con la precisión de un reflejo sin interferen­
cia de la conciencia. El mecanógrafo, el pianista, los
artistas, mueven los dedos automáticamente después
de haber aprendido cada movimiento. Ninguno de
nosotros tiene conciencia de los movimientos de sus
órganos vocales cuando habla, ni somos conscientes,
generalmente, de cómo haremos para moverlos cuan­
do hablemos. Tampoco tenemos conciencia de la for­
mación de las palabras ni de su selección. Si aislada­
mente cada acto puede considerarse como automático,
la integración de todos ellos en una unidad no puede
ser explicada por la teoría mecanicista. El conjunto
de una idea se proyecta hacia un fin y es ella la que
determina los distintos mecanismos. No es la suma de
mecanismos la que constituye el organismo, sino éste
el que usa los mecanismos como instrumentos.
La descomposición de un conjunto de reacciones
en sus elementos simples es la característica básica
de los trastornos mentales. Cuando lo consciente se
disocia de lo inconsciente, el organismo no marcha.
Mientras actividades como leer, hablar o jugar son
parcialmente involuntarias, otras reacciones involun­
tarias son fenómenos anormales. Tal es el caso del
sonambulismo, estado en el cual el sujeto hace cosas
complicadas, como trepar a la azotea sin que se dé
cuenta de su actividad. Eso ocurre también en la
184 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
llamada escritura automática mediante la que una
persona puede escribir poemas y hasta novelas sin
tener idea de lo que está escribiendo. Las piernas
en el sonambulismo o las manos en la escritura au­
tomática son dirigidas por el insconsciente, demos­
trando que procesos muy complicados son la base de
nuestra conducta consciente y que no se trata solamen­
te de reflejos, sino que la mente inconsciente está
bajo las actividades conscientes.

La psique de los animales

Si los animales fuesen máquinas, como creía Descar­


tes, si su actividad psíquica fuese sólo el resultado
de reflejos condicionados, no podrían resolver ningún
nuevo problema cuyos elementos no hubieran sido
condicionados. La memoria aparece hasta en los orga­
nismos más sencillos. Infusorios a los que se hace
injerir gránulos de carmín entre sus partículas ali­
menticias, pronto los rechazan. H. Piéron107 señala lo
siguiente acerca de las hormigas más desarrolladas:
“Una hormiga que saltaba de una plataforma en la
que había sido aprisionada, a fin de ganar su hor­
miguero, dejaba de hacerlo si alguna de las veces
se la hacía saltar sobre un lugar donde había vi­
nagre.”
Darwin insistía en que los animales muestran una
conducta muy desarrollada con todas las característi­
cas de la actividad psíquica. Observó, por ejemplo,
el comportamiento de la lombriz de tierra; cuando
quiere llevar hojas anchas a sus estrechas viviendas,
toma aquéllas y, con la cabeza, las arrolla sobre sí,
pues no entrarían en la madriguera si las tomara por
el tallo. Pero si la lombriz encuentra hojas de pino
con dos ramas hace lo contrario, las toma por el
tallo, juntando así las dos agujas, pues si tomase
una de éstas, la otra no podría entrar en el tubo.
Abejas y avispas aisladas desde el momento de nacer
PENSAMIENTO 185
de tal modo que no podían imitar las actividades de
las demás, se comportaron exactamente igual que los
demás ejemplares de su especie: recogían sus ali­
mentos, construían sus nidos y mantenían a sus lar­
vas. Estas actividades que, como las de la mente,
persiguen un propósito, fueron explicadas como las
de una máquina que sólo son aparentemente como
las mentales. Los hombres de ciencia intentan afir­
mar esta tesis con experimentos como el siguiente:
las gallinas rascan el suelo con las patas con el apa­
rente propósito de desenterrar gusanos y otros insec­
tos. Cuando se coloca a la gallina en un plato de
loza con granos de trigo, el animal sigue escarbando,
movimiento que, en ese momento, no sólo no tiene
sentido, sino que hace que los granos se caigan fuera
del plato. De aquí se dedujo que el animal actúa
mediante reflejos o instintos, sin conocimiento del ob­
jeto ni el significado de su comportamiento. Esta
explicación olvida el efecto de los reflejos condicio­
nados, que también aparecen en los seres humanos.
Nos saludamos unos a otros diez veces al día, en la
misma forma, como si fuese la primera vez que nos
encontramos, simplemente porque se nos ha formado
el reflejo condicionado de la cortesía. Pero las nor­
mas innatas de conducta pueden ser modificadas de
acuerdo con las circunstancias. Aunque cada especie
de pájaros construye sus nidos en forma tan defi­
nida que todo ornitólogo puede reconocerlo, varían
dentro de una misma especie con arreglo a las dis­
tintas condiciones locales. No sólo es diferente la for­
ma del nido, sino los materiales empleados en hacerlo
que dependen de las substancias que pueda procurarse
el pájaro. Los conceptos innatos son plásticos y no
se refieren solamente a las condiciones actuales, sino
a las experiencias pasadas. La memoria juega un pa­
pel decisivo tanto en los animales como en el hombre.
Loa animales también pueden organizar juegos,
algunos de los cuales son creados en el momento en
que se presentan nuevas condiciones. A los monos
186 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de Köhler,80 por ejemplo, les gustaba ofrecer pan a
las gallinas que estaban fuera de sus jaulas, y tan
pronto como aquéllas trataban de picarlo, lo retira­
ban y las golpeaban con un bastón. Ya expusimos
anteriormente cómo resolvían estos monos los proble­
mas intelectuales (véase p. 113). La educación des­
empeña un importante papel en muchos animales, es­
pecialmente en los pájaros que, de jóvenes, aprenden
de sus padres a volar, nadar y zambullirse, etc.; los
halcones enseñan a sus crías a cazar. Estos ejemplos
demuestran que los conceptos normativos innatos se
complementan con el aprendizaje. Muchos animales
muestran indicios de lenguaje en las señales de pe­
ligro o en los sonidos que emiten cuando están en
celo. Estas expresiones de un lenguaje parecen ser
también innatas en parte. Muchos pájaros ya emiten
sonidos al salir del cascarón. Los pollos dejan de
picotear cuando la madre emite cierto sonido de ad­
vertencia, permaneciendo quietos hasta que, mediante
otro sonido, la gallina indica que ha pasado el pe-
ligro. ■ 1 • 1
También encontramos en los animales ciertos he­
chos que corresponden a la conducta ética de los seres
humanos. La vida conyugal se encuentra altamente
desarrollada entre los pájaros y el apareamiento dura
toda la vida en las cigüeñas, las golondrinas y las pa­
lomas. Esta conducta no es fija con respecto a las
especies. Los chimpancés no sólo quieren a sus pro­
pias crías, sino a las de los demás, y aun a las de otras
especies animales.
Todos estos ejemplos acerca de la organización
psíquica de los animales indican que ésta tiene mu­
chos puntos de contacto con la de los seres humanos.
Algunas de las capacidades psíquicas de los animales
están menos desarrolladas que en el hombre, pero
otras son más elevadas. Algunos caballos como “Cle­
ver Hans” o los de Elberfeld, podían resolver proble­
mas de aritmética, contar objetos, deletrear nombres,
etcétera, mediante golpes dados con los cascos. Al­
PENSAMIENTO 187
gunos psicólogos, como Claparède, hallaron que los
caballos sólo podían resolver los problemas cuando
el experimentador conocía las respuestas, pues los
animales habían aprendido a reaccionar a pequeños
signos de cabeza u otras leves indicaciones producidas
inconscientemente por las personas presentes a la
prueba. Los animales no poseen capacidades lin­
güísticas ni matemáticas, pero sí un increíble grado
de percepción que, como indican ciertas observacio­
nes, parece tener cierta relación con la percepción
extrasensorial. En la Gaceta de Knoxville, de junio
de 1945, apareció la fotografía de un perro que ha­
bía sido llevado por su dueño a California y que,
dos meses después, apareció totalmente exhausto en
su antiguo domicilio de Nueva Jersey, atravesando todo
el continente. Nosotros tuvimos ocasión de conocer al
gato de un amigo nuestro que, trasladado en tren a
un distante suburbio de Barcelona, y abandonado en
la calle, regresó después de una semana sin que hu­
biese nunca visto anteriormente los pueblecitos y
caminos que tuvo que atravesar para volver.
Debido a la influencia de Darwin, las diferencias
entre el hombre y los animales se han ido limitando
cada vez más, obteniéndose provechosos frutos acerca
del conocimiento de las reacciones humanas a través
de experimentos en animales (aprendizaje, funciones
cerebrales, etc.). Por otra parte, los animales no pue­
den compararse ni a las máquinas hechas por el
hombre ni a este último en lo que respecta a sus ele­
vadas facultades, sino que deben ser considerados
con arreglo a su propia naturaleza. Modernos inves­
tigadores,9 80 han demostrado que la inteligencia ani­
mal se basa no sólo en la ley del ensayo y el error,
sino también en el “discernimiento”. Los procesos
del pensamiento toman en consideración el ambiente.
Cuando a las ratas se las coloca en un laberinto al­
zado y sin paredes dispuesto de tal modo que su
disposición pueda ser vista totalmente por los ani­
males, éstos siguen, en la mayor parte de los casos,
188 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
el camino más corto entre dos que llevan al mismo
objetivo.
Todos estos trabajos experimentales con animales
pertenecen al campo del aprendizaje, pero están ínti
mámente relacionados con el pensamiento. El pensa­
miento animal parece basarse en la observación, la
percepción sensorial y quizá la extrasensorial. Parece
tener cierta capacidad de análisis y de síntesis, aunque
no en la misma forma que en el hombre, cuyo perísa-
miento se basa en el lenguaje y los símbolos. Aunque
el perro encuentre su camino atravesando grandes
distancias, aunque los pájaros, sin nada que los guíe
aparentemente, vuelvan a sus antiguos nidos dejados
en otro continente, los animales no parecen ser capa­
ces de elaborar una teoría basada en símbolos y
abstracciones.

La dinámica de las funciones cerebrales

Aunque la “psique” y su función más importante: el


pensar, no puede ser aislada del organismo conside­
rado como un todo, el centro del pensamiento es el
cerebro. Los conceptos sobre los mecanismos cere­
brales entraron en una nueva fase después de la pri­
mera guerra mundial debido a que el incontable nú­
mero de lesiones cerebrales producidas por heridas
de arma de fuego proporcionó las bases para obser­
var en gran escala aspectos fisiopatológicos. Sin
embargo, las observaciones hechas contenían dos su­
posiciones aparentemente contradictorias, esto es,
que lesiones estrictamente limitadas a zonas con fun­
ciones cerebrales localizadas causaban defectos par­
ciales, y que funciones que corresponden al cerebro
como un todo y no limitadas, no se perturbaban gra­
vemente aun con lesiones extensas y, por último, que
ciertos trastornos semejantes aparecen en todas las
lesiones.52
La dualidad cerebral, funcionando tanto en partes
PENSAMIENTO 189
como en conjunto, se observa también en las activi­
dades de la vida normal: nuestros sentidos están per­
fectamente localizados pero si, por ejemplo, una per­
sona pierde el equilibrio, todo el cuerpo realiza mo­
vimientos para restablecerlo. La memoria no es la
reproducción de un elemento estático, sino de una
integración dinámica. Además, la respuesta de un
sentido está coordinada con la de otros; por ejemplo,
existe una coordinación visual y auditiva cuando se
lee en voz alta. Cuando un niño ve una manzana o
huele un durazno, reacciona alargando las manos,
experimenta una emoción, el deseo de coger la fruta
y otras muchas asociaciones simultáneas. Todas las
respuestas parciales tienen su lugar en la total.
Las lesiones cerebrales han demostrado la exis­
tencia de centros coordinadores. Algunos heridos del
encéfalo pueden reconocer la forma de los objetos,
pero no su significado, nombre ni uso (agnosia).
Otros pueden realizar voluntariamente movimientos
simples, pero no complejos (apraxia). Algunos pier­
den la facultad de comprender el significado de pa­
labras o frases (afasia). Otros, por fin, pierden la
capacidad de escribir las palabras aunque las cono­
cen gráficamente y comprenden lo que leen (agrafía).
En todos estos casos de ceguera psíquica se ha per­
dido una de las características más importantes del
pensamiento, la de coordinación. Se ha demostrado
que los centros de coordinación están situados en uno
de los hemisferios cerebrales, generalmente el izquier­
do, en las personas diestras. Los pacientes pueden
perder el sentido de las relaciones. Piéron107 describe
el caso de uno de estos pacientes, quien cuando se le
pedía que pusiese su dedo meñique en la oreja iz­
quierda, se metía el pulgar en la boca, y cuando se le
daba la orden de que se vistiese y diera vueltas al­
rededor de la mesa, se vestía y cerraba los cajones
de aquélla.
La localización de muchas funciones y de los
centros de coordinación está situada en el hemisferio
190 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
izquierdo del cerebro, pero desconocemos las funcio­
nes equivalentes en el derecho. Sin embargo, como los
dos hemisferios están conectados entre sí, el derecho
puede asumir funciones correspondientes al izquier­
do. En casos de heridas de bala o de apoplejía, las
partes sanas pueden suplir a las destruidas. Debido
a que las relaciones de los hemisferios con el cuerpo
y sus movimientos son cruzadas, los movimientos del
lado izquierdo son activados por los centros motores
del hemisferio derecho, aunque también por otros cen­
tros latentes. Así, los pacientes que han perdido el
uso de la palabra a consecuencia de una herida del
hemisferio izquierdo, pueden recuperar el habla por
activación del derecho. Gützmann refiere el caso de
un muchacho de trece años que había perdido la
mano izquierda a consecuencia de un balazo y que
pudo aprender a utilizar una mano artificial; a los
treinta años sufrió un ataque que paralizó completa­
mente su lado derecho, perdiendo el uso del lenguaje
hablado, de tal modo que quedó con el brazo derecho
paralizado y el izquierdo terminado en una mano de
madera; a ésta se le agregó un aparato terminado en
un lápiz, lo que permitió al sujeto aprender gradual­
mente a escribir y a comunicarse en esta forma con las
personas que lo rodeaban. El escribir de este modo
desarrolló en él otros centros, en tal extensión que no
solamente pudo recuperar la palabra en su lengua
materna, sino en otras que había aprendido anterior­
mente.
La mano cuyo uso es dominante, hace que prepon­
dere uno de los hemisferios cerebrales, aunque el otro
posea también potencialidades completas. Esta duali­
dad de funciones se demuestra claramente en el caso
de Liepmann, quien tenía un paciente que daba la im­
presión de ser idiota, pues no hablaba ni entendía lo
que se le decía, realizaba actos sin sentido alguno y
movimientos incoordinados con los miembros del lado
derecho. Sin embargo, cuando se le inmovilizaban
dichos miembros, podía realizar correctamente con los
PENSAMIENTO 191
del lado izquierdo las tareas que se le encomendaban.
Resultaba, pues, que sólo el “hombro derecho”, es
decir, el regido por el hemisferio cerebral izquierdo,
era idiota, mientras el “hombro izquierdo” era com­
pletamente normal.
Estos procesos dinámicos entre las dos estruc­
turas cerebrales parecen estar relacionadas con
trastornos psicobiológicos. En los casos de oposición
cerebral que ocurren cuando un zurdo se ve obligado
repentinamente a utilizar la mano derecha, pueden
observarse tartamudez y otros trastornos. ¿Cuáles
son, pues, las funciones normales del hemisferio de­
recho además de las motoras? ¿Es la dinámica ce­
rebral semejante a la del sistema nervioso autónomo
parte del cual es integrativa (el parasimpático), mien­
tras la otra es desintegrativa? (el simpático). Mi
teoría personal es que los dos estados fundamentales
de la mente que llamamos consciente e inconsciente
(como aparece en los sueños) pueden estar relacio
*
nados respectivamente con cada uno de los hemisfe­
rios; cuando uno de ellos “duerme”, el otro está des­
pierto. Las actividades de los dos hemisferios cere­
brales, del mismo modo que las de las dos partes del
sistema nervioso autónomo, parecen indicar una ca­
racterística básica de las actividades psíquicas; la
de que son el resultado de fuerzas dinámicas opues­
tas. También Cannon22 expresa el concepto de que
cada parte del cuerpo tiende a fluctuar entre ciertas
tendencias opuestas lo que produce como resultado lo
que él llama “homeostasis”. Cuando un campo diná­
mico ejerce una influencia demasiado grande, el otro
campo entra inmediatamente en acción a fin de res­
tablecer el equilibrio normal. Así, cada función pa­
rece oscilar entre dos extremos, y la función coordi­
nadora del organismo en general y de la actividad
mental, en particular, las mantienen en el nivel de
fluctuación normal produciendo un dinamismo crea­
dor. Como indicamos en la exposición sobre la he­
rencia (véase p. 12), la dinámica mental básica pa-
192 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
rece formarse al comienzo de la vida, al fundirse las
fuerzas duales de los progenitores.
El punto de vista dinámico cambia completamente
la concepción convencional de la acción neural. Una
seria duda acerca de los reflejos y de la teoría de los
reflejos condicionados de la máquina orgánica surge
a través de observaciones como las hechas por Lash-
ley.87 Los psicólogos partidarios de la Gestalt,52
81 83 están convencidos de que las percepciones del
hombre no pueden ser explicadas por la actividad de
un sistema nervioso de conductores aislados. La per­
cepción, base del pensamiento, se apoya en el con­
cepto de dualidad. Como indica William James, la
percepción es selección y ésta incluye el olvido. La
atención implica rechazo de algunas cosas para poder
fijarse efectivamente en otras.70 Por tanto, la aten­
ción incluye oposición e inhibición. La actividad
psíquica, al producir sensaciones e imágenes, parece
depender de la excitación e inhibición simultáneas de
las vías nerviosas motoras y, según E. B. Holt03 y
J. Dewey,28 la base del conocimiento son las tendencias
en conflicto.
En resumen, los procesos de generalización y abs­
tracción se basan en la dinámica del estímulo y la
indiferencia. Al generalizar respondemos como un
todo, descuidando detalles que no vienen al caso. El
concepto general de “perro” desatiende las diferencias
que existen entre unos y otros. Nuestra percepción de
un conjunto es una abstracción que abstrae de una
situación aquellos hechos que nos parecen más signi­
ficativos. Por tanto, nuestra percepción tiene una
extensión limitada y, cuando es continua, obtiene cada
vez más datos.
El psicólogo germano N. Ach ha ideado un mé­
todo para medir la energía de un conflicto. Los su­
jetos de experimentación aprenden pares de sílabas
sin sentido hasta que responden con la segunda cuan­
do se les presenta la primera; entonces se les pide
que cuando vean la primera sílaba, contesten no con
PENSAMIENTO 193
la que aprendieron, sino con otra que rime con ella.
Sin embargo, los sujetos siguen respondiendo con la
sílaba que aprendieron, incapaces de modificar su
inquieta rapidez. Uno de mis alumnos me comunicó
observaciones similares que hizo en un campamento
de entrenamiento del ejército. Los soldados jugaban
a un juego en el cual, en medio de una discusión,
uno de ellos daba repentinamente una orden de la
cual no deberían hacer caso, lo cual fué imposible
de conseguir, pues tan pronto como oían la falsa
orden, todos los soldados reaccionaban como en for­
ma refleja, obedeciendo. Los cambios súbitos, al
establecer conexiones, pueden producir trastornos psí­
quicos. Si un perro ha sido condicionado para recibir
su alimento ante determinado sonido de la campana,
queda completamente confundido si al oír un sonido
ligeramente diferente no se le da la comida. Si la
experiencia se repite, el perro llega a hacerse inesta­
ble y neurótico.106 En forma semejante, las experien­
cias traumáticas que trastornan nuestro equilibrio
pueden producir una neurosis, aunque ésta se base,
generalmente, en una inestabilidad previa.

Teorías acerca de la actividad nerviosa

Según una teoría sobre la actividad nerviosa, el sis­


tema nervioso actúa en tal forma que, en determi­
nados casos, ofrece más resistencia al paso de la co­
rriente nerviosa que otras. La actividad repetida
disminuye la resistencia y establece el hábito; la ac­
tividad precedente disminuye también la resistencia.
La observación de que importantes hechos del
pensamiento no pueden hacerse concientes, hace du­
dar de la conveniencia del método introspectivo y
de los intentos de explicar el pensamiento por pro­
cesos motores o por actos condicionados.
Según Watson,144 los hábitos lingüísticos se for­
man por las palabras condicionadas y ofrece el ejem­
plo siguiente en un niño de seis meses de edad:
194 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Entre sus balbuceos oía yo a menudo el sonido “da”.
Intenté entonces, a pesar de la temprana edad del niño,
hacer que esta palabra fuera sustituíale por un objeto, el
biberón. Paseaba alrededor de él con el biberón oculto de­
trás de la espalda, hasta que el niño decía “da”, y entonces
se lo ponía en la boca. Esto fué repetido una y otra vez y
pronto se consiguió que dijera “da” cada vez que se le
enseñaba el biberón.

Watson supone que el lenguaje se va formando,


en su totalidad, por este mecanismo condicionado.
Al principio la vida psíquica es solamente verbal:

Los padres están impacientes por que hable. Él habla


incesantemente, aunque no haya nadie a su lado. Cuando la
familia está segura de que no es ni idiota ni mudo, llega a
cansarse de tanto parloteo. Le gritan: “¡cállate!”, acompa­
ñando a veces la orden con un cachete. El niño refunfuña
para sí, pero como aun así lo oyen y perturba nuestra tran­
quilidad, se le grita: “¡por todos los santos, deja de refun­
fuñar”.

Finalmente, el niño acaba por verbalizar para sí,


lo que, según Watson, produce también movimientos
linguales, lo que lleva a este autor a concluir que:
“el pensamiento es entonces una forma de la actividad
general del cuerpo, tan simple o tan compleja como
jugar al tenis”.
Sin embargo, la relación entre los movimientos
de la lengua y el lenguaje interno no ha sido confir­
mada y rara vez han sido observados durante la
actividad psíquica. Por otra parte, el pensamiento
parece tener cierta relación con la tensión muscular.
En un experimento en el que los sujetos estaban
completamente relajados y en conexión con un apa­
rato que detectaba los pequeños cambios eléctricos
que ocurren en nervios y músculos durante la acti­
vidad psíquica, no se obtuvieron cambios eléctricos
en ninguna parte del cuerpo, aunque sí pudo obser­
varse ligera actividad muscular durante la imagina­
ción visual.
Existen, pues, dos teorías importantes y opuestas
PENSAMIENTO 195
acerca del pensamiento. Según la “teoría motora”, el
pensamiento es principalmente una función de res­
puestas musculares, en especial el lenguaje y, según
la “teoría central”, el pensamiento y el razonamiento
dependen exclusivamente de los procesos psíquicos.
Los partidarios de esta última teoría señalan que, a
veces, no pueden encontrarse las palabras que co­
rresponden a un concepto psíquico. Woodworth153
subraya que el pensamiento abarca la percepción de
relaciones, las cuales no se basan en la actividad
muscular.

Tipos de pensamiento

Según las más antiguas concepciones del pensamien­


to, que datan de Aristóteles, se supone que los proce­
sos mentales acaecen mediante la asociación de imá­
genes e ideas. Sin embargo, los estudios experimen­
tales han demostrado62 la existencia de dos tipos de
pensamientos: los que se basan en imágenes y aque­
llos en que éstas no son esenciales.

Pensamiento concreto. En la mayor parte de las


divagaciones, en los estados de somnolencia y en
los sueños, los pensamientos aparecen en forma de
imágenes (véase p. 156). Se observa, además, que
las imágenes predominan en el pensamiento infantil.
Como indicamos anteriormente (p. 85), los niños
son frecuentemente eidéticos,68 y gran parte de su
vida transcurre jugando, pudiendo considerarse el
juego como pensamiento actuado y gráfico. El niño
concibe el mundo con predominio de lo concreto, la
visualización, la antropomorfización y el animismo,
y con pérdida de la abstracción y la generalización.
Un adulto preguntó a un niño de cuatro años: “¿Cuán­
tos dedos tengo?”, a lo que el niño contestó: “No sé,
sólo puedo contar mis dedos.” Esta respuesta es tí­
picamente demostrativa de que el niño no puede ge­
neralizar.
196- INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
El tipo imaginativo de pensamiento es caracterís­
tico de la mayor parte de los artistas, como ya indi­
camos en el capítulo sobre la imaginación. Un ejem­
plo de la concreción poética de lo abstracto nos lo
ofrece el siguiente párrafo de Baudelaire:
El sustantivo cabalga en su majestuosa substancia, siendo
el adjetivo su transparente vestidura que lo cubre como una
armadura proporcionándole color, y el verbo es el ángel del
movimiento que procura alas a la frase.

Nuestro lenguaje está lleno de imágenes y así


hablamos de la boca del río, la mano del almirez, el
ojo de la aguja, etc., pero el lenguaje de los pueblos
primitivos y el de las civilizaciones antiguas poseen
un pensamiento de imaginación mucho más rica. Los
melanesios, por ejemplo, expresan el concepto de
estar avergonzados por la idea: “me quema la fren­
te”; los hotentotes, cuando quieren indicar que una
persona es torpe, dicen que “tiene el cuello en el
ano”. Pensar es comprender en el verdadero sentido
de la palabra, es decir, agarrar, atraer, siendo el pen­
samiento como un cazador que cazase las imágenes
de los objetos.
El grado de pensamiento imaginativo decrece con­
forme se desarrolla la humanidad, del mismo modo
que durante el desarrollo del individuo, no sólo en
el lenguaje, sino en otras formas de expresión. Los
gestos fueron originalmente imágenes gráficas, pero
el hombre civilizado las usa cada vez menos. Las
letras, que en un principio fueron dibujos, se des­
arrollaron hasta llegar a ser símbolos abstractos. Pero,
como antes indicamos, la intensidad original del pen­
samiento imaginativo reaparece en los sueños, en la
fiebre, bajo los efectos de los narcóticos, en la sen­
sibilidad y en las enfermedades mentales.120 Incluso
un pensador tan abstracto como el filósofo Kant, tuvo
durante su senilidad un pensamiento con predominio
de imágenes. Así, para indicar que le habían dado
demasiada sopa y muy poca carne, decía. “Hay en
PENSAMIENTO 197
el plato un océano con escasos continentes.” Algunos
enfermos mentales dicen de sus pensamientos que son
como “hilos” de su voluntad o “chispas” que emi­
ten.132 Las lesiones cerebrales no sólo producen una
incapacidad para generalizar, sino que obligan al
paciente a pensar en términos concretos. Por ejem­
plo, un enfermo al que sólo llevaban al jardín cuando
hacía buen tiempo, decía: “Siempre hace buen tiem­
po en el jardín”, pues era incapaz de imaginar el
jardín cuando él mismo faltaba. Otro enfermo al que
se le había vuelto a enseñar a contar con cerillas, era
incapaz de hacerlo con guisantes. El estudio de pa­
cientes con lesiones cerebrales por arma de fuego puso
de manifiesto que, en algunos casos, los enfermos no
pueden relacionar entre sí cosas que, para las perso­
nas normales, van unidas. Un paciente se negó a apli­
car un sacacorchos a una botella cuyo tapón de cor­
cho estaba flojo, porque, según él, ya estaba abierta.
Las personas normales piensan de una manera abstrac­
ta acerca del sacacorchos y la botella, mientras esos
pacientes establecen relaciones concretas. En las en­
fermedades mentales, los gestos son concreciones del
pensamiento. Un paciente se arrojaba de la cama una
y otra vez a fin de “hacer girar la rueda del mundo,
de ponerlo en movimiento”.132 Otro enfermo frotaba
su cara a fin de limpiarse de las palabras que le
habían arrojado a la cabeza, y otro hacía movimien­
tos de rotación sobre su ombligo con objeto de ta­
ladrar un agujero que lo llevase hacia la libertad.132
Estos ejemplos indican que la identidad del pen­
samiento, la imaginación y el movimiento es mayor
en los primeros estadios de desarrollo racial e indi­
vidual y que esta imaginación reaparece en los estados
en que el sistema nervioso padece un trastorno, es­
pecialmente en las lesiones del hemisferio cerebral
izquierdo.
Combinando los resultados podemos establecer las
siguientes conclusiones: en las primeras etapas del
desarrollo humano no puede establecerse un dominio
198 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
cerebral. Durante el reposo, las funciones psíquicas
no actúan como en estado consciente, pero aparecen
las imágenes oníricas, de lo que podemos inferir que
el cerebro dominante duerme mientras el “recesivo”
actúa. Los fenómenos que se observan bajo la acción
de las drogas hipnóticas son similares.

Pensamiento abstracto. Para el hombre primitivo, los


números no son abstractos, sino que los concibe vi­
sualmente, como grupos. Además, su sistema nume­
ral puede estar estrechamente limitado por los objetos
que numera. A menudo los pueblos primitivos utili­
zan diferente numeración para contar cosas distintas,
por ejemplo, huevos o cerdos.
El pensamiento moderno no hubiese avanzado sin
imágenes abstractas. El enorme desarrollo de la cien­
cia moderna se basa en la gran sutileza del pensa­
miento abstracto y recientemente se ha desarrollado
tan ampliamente que, en muchos casos, no necesita
la observación. Los astrónomos modernos pueden
hacer “observaciones” sin necesidad de mirar por el
telescopio, sino simplemente por medio de cálculos
abstractos.
Sin embargo, el pensamiento abstracto puede re­
sultar peligroso, como sabían ya los antiguos grie­
gos, especialmente puede encerrar el peligro de con­
ducir a deducciones erróneas. El mejor ejemplo de
deducción es el silogismo, que se compone de tres
proposiciones. Un ejemplo famoso es el siguiente:
Premisa mayor: Todos los hombres (a) son mor­
tales (b).
Premisa menor: Sócrates (c) es un hombre (a).
Conclusión: luego Sócrates (c) es mortal (b).

a—b
c—a

c— b
PENSAMIENTO 199
Pero si decimos:
Todos los pájaros (a) son bípedos (b).
Sócrates (c) es un bípedo (b).
luego Sócrates (c) es un pájaro (a).

a—b
c— b

c—a

¿Cuál es la falacia? Podríamos representar el


pensamiento abstracto en un diagrama (fig. 34, se­
gún Euler) : Siendo todos los hombres mortales, los
“hombres”, representados por un círculo pequeño,
caen dentro de un círculo más grande que representa
“mortales”. Sócrates, como hombre, está situado den­
tro del círculo pequeño y, por tanto, incluido también
en el círculo “mortales”. En el segundo caso el
círculo que representa a los bípedos encierra a los que
representan hombres y pájaros, separadamente, sin
que estos últimos estén incluidos uno en otro (fi­
gura 35).
El razonamiento silogístico produce muchas fala­
cias debido a la falta de imaginación y algunas de
ellas han creado prejuicios al deducir semejanzas
estructurales de semejanzas aparentes. Así, por ejem­
plo, como los dibujos de los pueblos primitivos tie­
nen cierto parecido con los de los niños, se ha dedu­
cido una semejanza estructural entre ambos. Sin
embargo, cuando el niño dibuja un hombre con pro­
porciones equivocadas, refleja en ello una falta de
destreza y de experiencia, mientras que el dibujo de
un hombre primitivo puede ser un símbolo intencio­
nal.150 No es igual el hombre al loro, aunque ambos
hablen. Aunque un muchacho de 13 años y otro de
20 tengan la misma edad mental, su estructura psí­
quica no es la misma.
El pensamiento concreto, limitado a la imagina­
ción de objetos, no permite operaciones dinámicas,
200 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

Fies. 34 Y 35. Diagramas que ayudan al pensamiento deductivo


Fie. 36. Curva de probabilidad teórica

Fie. 37. Ejemplo de una mancha de tinta de Rorschach


PENSAMIENTO 201

&

c
Fie. 38. Cualidades de expresión de los movimientos gráficos
202 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
pero el pensamiento abstracto, no limitando la imagi­
nación, puede descuidar el sentido de una relación
dinámica. La base del pensamiento abstracto consiste
en establecer un propósito que nos lleve al núcleo
de un problema, dirigiendo las relaciones entre es­
tímulo y reacción y preparando el discernimiento que
surge repentinamente. Los experimentos que consis­
ten en resolver un rompecabezas mecánico, indican
que resolverlos no es un proceso simple. Varias ope­
raciones mecánicas ejecutadas con el rompecabezas
y otras realizadas con el pensamiento se combinan
mediante intentos, análisis del problema, exploración
de las razones y anticipación de efectos, hasta que to­
dos estos procesos combinados dan lugar a que la
solución aparezca repentinamente. Cierto conjunto de
operaciones abstractas nos permite resolver un nuevo
problema del mismo tipo oue el resuelto anteriormen­
te, en menos tiempo que el primero, incluso aunque
cada operación sea distinta. Las operaciones abstrac­
tas son dirigidas por la “idea de fin” que está deter­
minada por la secuencia de conocimientos. Pero la
idea de fin no sólo es general como la de obtener
alimentos sino que puede ser específica.

Pensamiento estático y dinámico. El acto de razonar


se compone de varias operaciones, entre las que son
importantes: 1$ la premisa mayor, basada en un
conjunto de datos. la premisa menor, fundada en
la comparación de los datos. 3$ la conclusión, que
se basa en la combinación de los datos. A éstas pue­
den agregarse: 4(-1 obtener las deducciones de la com­
binación de datos, y 5& comprobar la aplicación de
nuestras conclusiones.
Según el concepto estático, el razonamiento final
se basa, o en presunciones fijas, o sobre el ensayo y
el error, lo cual significa que se ensaya una acción
después de otra hasta la consecución del éxito.
El concepto dinámico sigue el principio de in­
tegración. La persona que razona no trata una cosa
PENSAMIENTO 203
después de otra, sino varias simultáneamente, tenien­
do en cuenta las experiencias pasadas, las esperanzas
para el futuro y la situación presente. El pensamiento
dinámico consiste en establecer relaciones. Si pensa­
mos en la cantidad de dinero que podemos gastar,
no sólo contamos el que tenemos, sino también cuán­
tos días nos debe durar, con cuánto contamos ha­
bitualmente y qué objeto determinado es valioso
objetivamente por su precio, y si satisfará subjetiva­
mente nuestro deseo. El conjunto de todas estas
relaciones determina nuestra actitud.
Las relaciones entre los factores estáticos y los
dinámicos del pensamiento se hacen muy claras en
los fenómenos hipnóticos. Una persona hipnotizada
actúa como un autómata, responde mecánicamente a
las órdenes verbales dadas por el hipnotizador, pero
si se le da al sujeto una orden posthipnótica, como,
por ejemplo, que efectúe determinado acto cuando
salga del estado hipnótico, la respuesta estática pue­
de ser objeto de una explicación dinámica.
Breuer y Freud10 relatan el caso de una histérica
que no podía pasear si no iba protegida por una
sombrilla. Breuer se propuso desconcertarla y dijo
a la paciente en estado hipnótico: “Ya ha llevado Vd.
bastante tiempo esta sombrilla. Mañana al mediodía
su sombrilla se romperá y Vd. tendrá que volver a
casa sin ella.” Al día siguiente el padre de la pa­
ciente dijo a Breuer: “¿Sabe Vd. lo que hizo esta
mañana?: Dábamos un paseo y de repente se puso
muy contenta y empezó a cantar en la calle acompa­
ñándose de golpes con la sombrilla, tan fuertes, que
la rompió.”
El proceso de racionalización muestra cómo una
respuesta estática bajo una orden hipnótica, puede
transformarse en dinámica, siendo integrada en una
situación creada por el propio sujeto. El proceso del
pensamiento es simultáneamente estático y dinámico,
un acto de repetición y de integración.
204 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Los procesos dinámicos del pensamiento se for­
man por las relaciones de éste con las emociones.
Nuestro pensamiento puede ser estimulado por de­
seos, esperanzas, preocupaciones o angustias. El fe­
nómeno de la racionalización será discutido en el
capítulo sobre la motivación y entonces veremos que
el proceso del pensamiento se compone de varias eta­
pas: un motivo oculto cubierto por un pensamiento
sobre el que se superpone una explicación. Las exi­
gencias sociales hacen que controlemos o reprimamos
nuestras emociones condicionándonos a colocarnos
lo que yo llamo “máscaras del pensamiento”, hacién­
donos demostrar un interés que no sentimos, expresar
admiración por lo que nos fastidia y mostrar simpa­
tía por lo que nos es indiferente. La falta completa
de estas máscaras del pensamiento demuestra una fal­
ta de autodominio; su excesivo grado indica una
falta de sinceridad.
Max Wertheimer defendió esforzadamente el con­
cepto dinámico o pensamiento productivo.146 La teo­
ría de la Gestalt, fundada por él, surgió como una
protesta contra el concepto estático del pensamiento.
El pensamiento estático se basa en la lógica tradi­
cional y en la clásica teoría del asociacionismo. Wer­
theimer llamó la atención sobre lo que él llamaba
“and-connections”: generalizaciones basadas sobre
fragmentarias coincidencias externas, sobre un desali­
ñado conjunto de hechos, de experimentos sin relación
con el significado estructural de los factores con que
se experimentaba; asociaciones de datos encadenados
unos a otros sin pensar en sus relaciones y utilizando
el método del ensayo y el error cuando se trataba de
“una sucesión desordenada de procedimientos ciegos
tomados al azar”. Wertheimer demostró que el “pen­
samiento productivo“ es diferente e hizo hincapié en
los métodos de enfoque, de agrupamiento estructural,
de jerarquía de las relaciones. El verdadero pensa­
miento no opera con idénticos elementos rígidos como
los que emplea la lógica, sino que son precisamente
PENSAMIENTO 205
sus modificaciones recíprocas las que crean el pro­
ceso dinámico del pensamiento.

Pensamiento y puntos de referencia

Los procesos dinámicos del pensamiento se crean


continuamente mediante el establecimiento de tesis,
antítesis y síntesis, el equilibrio de los trastornos y
sentando puntos de referencia. Estos últimos son va­
riados.28 141 1) Uno de los puntos de referencia es
el contexto general de nuestros pensamientos. 2) Pen­
samos, además, teniendo en cuenta la perspectiva
del tiempo, girando nuestro pensamiento alrededor del
pasado, el presente o el futuro. 3) En varios aspec­
tos, nuestro pensamiento tiene puntos de referencia
sociales. Podemos pensar reflexivamente tomándo­
nos a nosotros mismos como puntos de referencia o
podemos pensar en otra persona a fin de influir nues­
tros pensamientos acerca de ella o moldearlos de
acuerdo con las demandas de otra persona: “como Vd.
me desee”, dijo Pirandello. 4) Nuestro punto de re­
ferencia puede ser una actitud estética en la que los
sentimientos y pensamientos naturales se formen de
acuerdo con una estereotipia artística (como ocurría,
por ejemplo, en Oscar Wilde). 5) El punto de re­
ferencia puede tener también una orientación reli­
giosa. Las tendencias y pensamientos religiosos
desempeñan un importante papel en nuestra vida
consciente e inconsciente, como lo indican la frecuen­
cia de conceptos religiosos en nuestros sueños, a ve­
ces racionalizados o disfrazados aspectos mitológicos
o “surrealistas”. 6) El pensamiento está determinado
por el punto de referencia dado por la situación, por
la estructura del objeto a que se refiere nuestro 'pen­
samiento y por nuestra intención. Nuestro pensa­
miento es distinto cuando oímos una sinfonía que
cuando se ocupa de un problema matemático o cuan­
do está teñido de amor o de odio. Es distinto cuando
206 ‘ INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
se refiere a un objeto inanimado o a un perro, a un
niño a un amigo o a un extraño y difiere también
según tratemos de resolver un problema, de pasar el
rato o de producir buena impresión.
Hemos visto hasta ahora las diferencias entre los
procesos y teorías acerca del pensamiento estático y
dinámico. Kurt Lewin, psicólogo de la Gestalt,89 en­
cuentra estas diferencias extremas en la física de Aris­
tóteles y en la de Cableo, llamando aristotélico al
concepto estático del pensamiento y galileico al di­
námico. Es característico del concepto aristotélico su
tendencia a la clasificación según la similitud de la
apariencia; pero dos cosas aparentemente semejan­
tes pueden tener estructuras muy distintas, y así, co­
sas que no tienen relación entre sí pueden clasificarse
juntas, mientras cosas que tienen una estrecha relación
pueden ser desconectadas. Esta clasificación estática
diferencia sutilmente las manifestaciones normales de
las anormales, mientras la psicología moderna, y espe­
cialmente el psicoanálisis, subraya sus fluctuaciones y
las estrechas relaciones entre unas y otras. En el con­
cepto aristotélico, los fenómenos psicológicos son enti­
dades separadas, la suma de las cuales provoca la
reacción. El concepto aristotélico se basó en función
de leyes con criterio de invariabilidad y frecuencia.
El concepto galileico introduce un nuevo punto
de vista sobre la naturaleza y el mundo físico. Pos­
tula una amplia unidad del mundo físico, en el que
las cosas no pueden ser separadas totalmente unas de
otras. Como dice Galileo: “Las mismas leyes rigen
la trayectoria y la caída de las estrellas v el vuelo de
los pájaros.”
El antiguo pensamiento psicológico fué predomi­
nantemente aristotélico. El psicólogo se formulaba la
pregunta: “¿Cuántas personas hacen determinada
cosa? Estaba interesado solamente en los fenómenos
que ocurrían frecuentemente y su frecuencia era con­
siderada como el principal criterio para admitir la
validez de una ley. Se consideraban característicos
PENSAMIENTO 207
los rasgos que un grupo de personas tenían en co­
mún y de ellos se obtenían las “leyes naturales”. La
clasificación y no el individuo eran la norma. Las
frecuencias eran determinadas estadísticamente y las
estadísticas constituyeron el punto de referencia para
la mente humana. De este modo las leyes llegaron
a ser la antítesis del individuo; las manifestaciones
individuales fueron, simplemente, descritas y contadas
(conductismo), no haciéndose ningún intento para
comprender la estructura de una personalidad ais­
lada.
El cambio hacia el concepto galileico, al menos
para muchísimos psicólogos y antropólogos, comienza
con Freud. Desaparecieron los rígidos límites entre
lo normal y lo anormal y entre el hombre civilizado
y el primitivo. Las leyes psicológicas, para ser vá­
lidas, ya no necesitan estar limitadas por el concepto
de normalidad y pueden ser aplicadas a un débil men­
tal o a un genio. Una ley psicológica va no puede ser
constreñida a un tipo específico de fenómeno, sino
que debe tener validez universal. La validez de una
ley no está ligada a la rígida regularidad y no puede
ser determinada por el cálculo de la media, sino que
depende de la configuración y las normas individua­
les. Mientras el concepto aristotélico aísla las cosas
de su ambiente, afirmando que sólo están determi­
nadas por su propia naturaleza (tendencias, instintos,
mecanismos) y por su tendencia a cumplir con dicha
naturaleza (perfección), el punto de vista dinámico
moderno se basa en el concepto acerca de las rela­
ciones de las cosas consigo mismas y con su ambiente.
La común preferencia por el concepto estático
parece basarse en la humana necesidad de sentirse
seguro. Dinamismo significa cambio y el deseo de
seguridad nos hace adherirnos a los elementos sim­
ples, a las normas habituales, a las formas conser­
vadoras del pensamiento. Sin embargo, la rigidez es
errónea como medio para obtener la estabilidad.
208 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Mientras la estabilidad caracteriza a la máquina, el
dinamismo caracteriza al organismo.
El concepto aristotélico se dirige a un solo punto;
es, si así puede decirse, unidimensional. El concepto
galileico señala el dinamismo de fuerzas opuestas
—las cosas y su ambiente, la figura y su fondo, lo
consciente y lo inconsciente es, por tanto, bidimen-
sional. Sin embargo, la naturaleza es multidimensio­
nal o por lo menos tridimensional, como lo son nues­
tras relaciones temporales y espaciales. El ser humano
no es ni la suma ni el resultado dinámico de las fuerzas
macho-hembra, sino que ha adquirido características
propias que junto a las dimensiones hereditarias for­
man un esquema tridimensional. Nuestra actividad
psicológica se forma sobre el esquema tesis-antítesis-
síntesis. Haciendo cierta cosa y no haciendo otra, el
resultado no puede ser explicado ni por la que se
hace ni por la que no se hace, ni por la oposición
entre ambas, sino por la integración de muchos fac­
tores en el total. La fuerza selectiva, integradora,
reguladora y directiva en lo profundo del alma hu­
mana, la tercera dimensión, lia sido descuidada hasta
por la psicología dinámica. La psicología del pen­
samiento indica que en el tapiz del pensar, no pode­
mos olvidar el diseño. Tal diseño es la fuerza inte­
grante que convierte los hilos en una unidad que
de sonidos aislados compone una melodía que, en
una palabra, crea el pensamiento a partir de estímu­
los nerviosos aislados.
Las observaciones sobre la percepción realizadas
por los psicólogos de la Gestalt, así como el psico­
análisis de la expresión, indican que el efecto y valor
de cada experiencia está determinado por el lugar que
ocupa en el desarrollo total de un individuo. Una de
las características básicas de las fuerzas integrantes
es la coordinación de los datos. Se ha observado que
la formación de síntomas patológicos no es nunca
el resultado de una experiencia, sino siempre el de
una integración de recuerdos de varias experiencias
PENSAMIENTO 209
semejantes. Correspondientemente, una idea, como
puede ser la repentina comprensión de un problema,
resulta de la integración de recuerdos anteriores
(pruebas, comparaciones, análisis). El principio de
coordinación se basa precisamente en esta selección.
Veamos un ejemplo: un escultor tiene una vaga idea
acerca de una estatua que piensa esculpir. Un día
encuentra un bloque de mármol que le parece el ade­
cuado para expresar su inspiración. Más tarde, en­
cuentra una muchacha y piensa repentinamente que
corresponde plenamente a la idea que esperaba para
plasmarla en el mármol. ¿Se sucedieron todos estos
elementos por casualidad y se combinaron como en
un mosaico? ¿O fue la idea incipiente la que con
fuerza magnética seleccionó de entre los diversos ma­
teriales el mármol adecuado y de entre los muchos
encuentros casuales la modelo conveniente? Todo
hace pensar que en las operaciones mentales intervino
un factor determinante inconsciente. La experiencia
de la psicopatología indica con especial claridad que
una persona puede tener las experiencias y accidentes
con las que sintoniza.
IX

LA INTELIGENCIA

Definición de la inteligencia

Para los antiguos griegos las más altas virtudes del


hombre consistían en ser “bueno y hermoso”; para
los antiguos persas, en ser “veraz y valeroso”;
para los teutones, en ser “fiel”, y para nuestros con­
temporáneos, en ser “inteligente”. El complejo sig­
nificado que este término expresa ha sido reconocido
desde hace miles de años. La palabra “inteligencia”
se deriva de la latina intellegere, que significa lite­
ralmente “recolectar de entre” y abarca los conceptos
de percepción, discernimiento, selección y estableci­
miento de relaciones. Originalmente, “recolectar de
entre” significaba recolectar el buen grano de entre
la maleza y abarcaba los siguientes actos: percibir
el grano, diferenciar el grano de la cizaña, seleccio­
nar el bueno y establecer relaciones mediante la se­
lección. En lengua hebrea hay muchas palabras dis­
tintas para designar el concepto de inteligencia, cada
una de ellas con otras connotaciones: una resalta igual
que en latín las características de discernimiento, de
distinción; otra está relacionada con el concepto
de máquina y de invento; una de estas palabras he­
breas subraya el concepto de espacio, de amplitud y
tolerancia, mientras otra recalca las características
de la percepción en general y del gusto en particular;
una palabra tiene el significado positivo de éxito y
prosperidad, otra el negativo de complot o ardid.
Todavía otra palabra hebrea da a la inteligencia una
connotación social de ayuda, consejo y progreso,
mientras otra acentúa la firmeza y el poder.
Todos estos matices y connotaciones del concepto
de inteligencia hacen casi imposible definir el tér­
210
LA INTELIGENCIA 211
mino. La idea moderna de inteligencia varía, necesa­
riamente, de la antigua, aunque el valor atribuido a
cada concepto depende de la concepción del mundo
y de los requerimientos sociales de cada época.
Es característico el hecho de que en todas las
connotaciones arriba mencionadas faltan algunas que
son predominantes en nuestra época, como la memo­
ria, el aprendizaje y el conocimiento. Los antiguos,
por el contrario, describían el peligro psicológico que
encerraban las relaciones entre la inteligencia y el
conocimiento, como lo demuestra el vivido relato bí­
blico de la creación del mundo. La serpiente, repre­
sentando al animal más inteligente, seduce al hombre
para que adquiera el conocimiento comiendo el fruto
prohibido, en el que están combinados el bien y el
mal. El discernimiento mediante el conocimiento fué
considerado como la causa de que el hombre perdiese
su unión con el universo.
El valor positivo de la inteligencia, tal como
aparece en las más antiguas escrituras, fué la capa­
cidad de establecer relaciones, su aplicación a una
labor productiva social o inventiva, su integración
en otras manifestaciones del organismo, tales como
las sensaciones y la fuerza.
El concepto de inteligencia como derivado del
aprendizaje puede ser explicado estáticamente como
la suma de elementos del conocimiento. Como ya
expusimos, el concepto estático se vió favorecido en
una época en la que la eficiencia de la máquina, con
sus rígidos y calculados mecanismos, era considerada
como el desiderátum de la perfección.
Distintos psicólogos definen la inteligencia como
una “capacidad de adquisición”. Refiriéndose a ex­
perimentos basados en el método del ensayo y el error,
establecen que la inteligencia es resultado del apren­
dizaje. Pero es evidente que la inteligencia no es
igual a la acumulación de conocimientos. Hasta una
persona con conocimientos enciclopédicos necesita
ser inteligente, pues de la inteligencia depende el uso
212 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
que haga de sus conocimientos, la forma en que los
relacione y la aplicación de los datos.
Siendo la memoria el almacén de nuestras ideas
y sobre cuya base se forma la mente humana, existe la
idea muy extendida de que la inteligencia es propor­
cional a la amplitud de tal almacén y a la habilidad
para administrarlo. Sin embargo, por mucha que
sea la amplitud de ese depósito, puede ocurrirle lo
que con los baratillos, que el material sea de muy
poco valor y por muy bien que se administre ello
no eleva el precio de los objetos que contiene. El
grado de memoria no está tampoco en proporción
directa con la inteligencia, como lo demuestran los
experimentos a que ya nos hemos referido. Es bien
conocido el hecho de que los imbéciles pueden poseer
una excepcional capacidad de memorizar números,
nombres y hasta complicados problemas, como los de
ajedrez. La inteligencia no es lo mismo que la pe­
ricia, pues un acto inteligente puede tener lugar sin
práctica y, al contrario, a pesar de la práctica, pue­
den realizarse actos poco inteligentes. Por último,
la inteligencia no es una facultad aislada ni una
respuesta estática a un estímulo.
Algunos psicólogos han ampliado el concepto unis
dimensional haciéndolo polidimensional, pero conti­
núan aferrados a la idea de una máquina de activi­
dad combinada. Según Thorndike,137 la inteligencia
es la suma total de varias capacidades específicas,
pero distingue tres niveles básicos a los que llama
inteligencia “abstracta”, “mecánica” y “social”. Tam­
bién diferencia cuatro aspectos importantes, que son
la actitud, extensión, área y aceleración. Por ejemplo:
un hombre que pueda ejecutar el proyecto más difí­
cil, abarcar la mayor perspectiva realizando un gran
número de tareas consiguiendo resultados correctos
más rápidamente tiene una gran inteligencia.
En sus definiciones de la inteligencia, ciertos psi­
cólogos reconocen características dinámicas. Según
W. Stern, la inteligencia es la capacidad del indivi-
LA INTELIGENCIA 213
dúo para adaptarse a nuevas necesidades, su adapta­
bilidad mental a nuevos problemas y nuevas condi­
ciones de vicia. Una definición semejante da H. C.
Warren en su Diccionario de Psicología.143 Sin
embargo, también la amiba y las plantas tienen sus
capacidades, pero muy diferentes a las de los seres
humanos.
El significado de inteligencia es muy complejo.131
Está estrechamente relacionado con el intelecto, tér­
mino que abarca los conceptos de observación, pen­
samiento, capacidad de establecer relaciones, recuerdo
e integración. La inteligencia es un estado de “agu­
deza mental” que nos permite resolver un problema
y conseguir un fin; es una “capacidad para actuar y
no un mecanismo para establecer relaciones”. El acto
inteligente depende del fin a que va dirigido. Contar
es una actividad intelectual y puede ser una forma
inteligente de saber cuánto dinero podemos gastar;
pero contar las letras de esta página no es una ma­
nera inteligente de aprenderse la lección.
Los experimentos realizados con animales indican
que la característica principal de la inteligencia es el
reconocimiento de relaciones; además, es un proceso
selectivo mediante el que “se escogen, de entre las
demás, las cosas adecuadas” que es, exactamente, lo
que la palabra inteligencia significa.80 82 137
F. N. Freeman102 señala que “el fracaso en defi­
nir el término “inteligencia” proviene de la suposi­
ción, consciente o inconsciente, de que tiene varios
significados, de lo que se deriva una confusión de ideas
y un prolongado debate sobre premisas falsas”. Dis­
tingue este autor tres conceptos de inteligencia: 1)
el orgánico, que podríamos definir como la potencia­
lidad de conducta inherente a la constitución indivi­
dual; 2) el social, y 3) el psicológico y conductista,
que considera la inteligencia como un tipo de con­
ducta determinado por una prueba. Los dos primeros
tratan de explicar las causas de las variaciones de la
inteligencia y el tercero se refiere a la conducta en
214 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
la que aparecen estas variaciones. Discutiremos a
continuación estos tres conceptos y sus derivaciones.

Las bases biológicas de la inteligencia

La inteligencia, el proceso de establecer relaciones


e integraciones, no es un fenómeno aislado, sino una
pauta para trabajar con ellas. El acto inteligente es
un acto de configuración. Pero la inteligencia misma
tampoco es una facultad aislada sino que más bien
depende de las mismas funciones del organismo. De­
pende de la percepción, la atención, la memoria, el
aprendizaje, las asociaciones, la imaginación y las
emociones. Y también de las condiciones biológi­
cas, como pueden ser la actividad nerviosa o glandular;
como estudiaremos más adelante, también influyen
la herencia y el ambiente.
Las bases biológicas de la inteligencia son el ce­
rebro y el sistema nervioso.87 Aunque las funciones
glandulares parecen ejercer considerable influencia
(véase p. 30), algunos autores relacionan la inteli­
gencia con el tamaño del encéfalo y, especialmente,
del cerebro, basándose en comparaciones entre el
grado de inteligencia de algunos animales y el ta­
maño respectivo de su cerebro. Sin embargo, es du­
doso que lo que llamamos “inteligencia” en los seres
humanos se corresponda exactamente con la de los
animales, siéndonos todavía desconocido el grado de
similitud existente. Además, la inteligencia parece
estar relacionada con la variable resistencia de las
neuronas y, según algunos autores, con los cambios
metabólicos y con la sangre que riega el cerebro.
La influencia de la herencia sobre la inteligencia
ha sido estudiada en cuatro aspectos distintos: 1)
mediante experimentos sobre animales; 2) con el
estudio de la inteligencia en gemelos univitelinos; 3)
estudiando la de los hijos adoptivos, y 4) investigando
LA INTELIGENCIA 215
los factores hereditarios en los débiles mentales y
en los genios.

Experimentos en animales. Las aptitudes heredi­


tarias de la rata se estudiaron basándose en su apren­
dizaje para salir de un laberinto. El experimentador
seleccionó durante ocho generaciones las ratas “viva­
ces” y las “obtusas”. Continuando la procreación de
ratas vivaces produjo una raza permanentemente vi­
vaz, mientras que la procreación de ratas obtusas dió
origen a una raza estúpida. (Experimentos semejan­
tes se hicieron con ratas agresivas y mansas, obtenién­
dose resultados similares).

Gemelos idénticos. La tesis de que la inteligencia


depende, en gran parte, de factores hereditarios, se
vió confirmada por el estudio de gemelos educados
separadamente. El parecido físico de padres e hijos
o de hermanos entre sí es bien conocido de todo el
mundo, aunque los hijos de los mismos progenitores
no tengan la misma substancia hereditaria debido a
la diferente combinación de los cromosomas que, en
algunos casos, produce variaciones extremadamente
grandes. La observación de los rasgos dominantes y
recesivos y el hecho de que las leyes de la herencia
sólo pueden confirmarse en un gran número de ge­
neraciones, hace difícil investigar este problema en
los seres humanos, cuyo número de hijos es limitado
y cuya longevidad no es tan larga que permita un
estudio simultáneo en muchas generaciones, como ocu­
rre con los animales cuya vida es corta.
El estudio de gemelos idénticos,23 103 muestra se­
ñaladas semejanzas, tanto en las características men­
tales como en las biológicas. Cuando los gemelos han
sido criados juntos tales semejanzas podrían explicar­
se por las condiciones del ambiente, la educación se­
mejante, el trato parecido, la igualdad de alimentos,
etc. Sin embargo, los estudios estadísticos han de­
mostrado103 que tanto los gemelos criados juntos
216 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
como los criados separados muestran iguales seme­
janzas, excepto en lo que se refiere al peso del cuerpo,
que varía de acuerdo con el ambiente, los distintos ali­
mentos y los diferentes ejercicios físicos. En ambos
tipos de gemelos idénticos aparecen habitualmente
grandes semejanzas, aunque se conocen algunos casos
en los que el cociente intelectual difería en 20 puntos,
tratándose de gemelos idénticos criados aparte. Sin
embargo, en la mayor parte de los casos, aun mediando
grandes diferencias de educación y de ambiente, sólo
producen ligeras diferencias del C. I. en gemelos
idénticos.

Hijos adoptivos. “Los efectos combinados de la heren­


cia y el ambiente” han sido demostrados en niños
adoptivos. En los casos en que se conocía el cociente
intelectual del hijo adoptivo, el de sus propios padres,
el de los padres adoptivos y el de los hijos legítimos
de los padres adoptivos, se observó que el cociente
intelectual del primero cambiaba por la influencia
del hogar que lo había adoptado, pero aparecían di­
ferencias significativas si se comparaba con el de los
propios hijos de los padres adoptivos. Estos estudios
indican que la inteligencia está determinada tanto
por la herencia como por el ambiente.
A. M. Lcahy88 observó que existe una relación
mucho más elevada entre la inteligencia de los padres
y la de sus hijos que entre la de aquéllos y los adop­
tivos (adoptados antes de la edad de seis meses).
Al parecer, la influencia de la herencia en los fac­
tores mentales se basa en la constancia relativa de
la inteligencia. Suponiendo que el C. I. que estu­
diaremos detalladamente más adelante, nos dé al me­
nos un aspecto determinado de las capacidades per­
sonales, se ha observado que permanece constante
sustancialmente a través de la edad, lo que se confir­
ma por la aplicación de pruebas de inteligencia.
LA INTELIGENCIA 217

El débil mental y el genio. Las investigaciones rea­


lizadas en familias en las que se ha estudiado el árbol
genealógico, demuestran que la debilidad mental es
hereditaria.51 El 20 por ciento se debe a lesiones o
enfermedades cerebrales en las primeras épocas de la
vida. Los padres normales con antepasados sanos,
rara vez tienen hijos débiles mentales. Un fenómeno
semejante se observa entre los hombres de genio.20
Woods,152 investigando las características mentales
de los familiares de 3,500 norteamericanos prominen­
tes, encontró que estas personalidades están emparen­
tadas entre sí cien veces más de lo que están con el
resto de la población norteamericana. Galton49 ob­
tuvo resultados semejantes en el estudio de 977 hom­
bres famosos ingleses. Este autor seleccionó, al azar,
otros 977 ingleses y comparó ambos grupos en rela­
ción con el número de allegados eminentes en cada
uno. El primer grupo alcanzó la cifra de 322 contra 1
en el segundo grupo. Entre los alemanes se han obte­
nido proporciones semejantes. Personalidades de
gran capacidad creadora como Schelling, Hölderlin,
Uhland, Möricke, Hauff, Kerner, Hegel y Mozart pro­
ceden de la misma familia.
Se plantea ahora un problema básico en psicolo­
gía, llamado de la “naturaleza-educación”.88 La per­
sonalidad, ¿es más un producto de la naturaleza o
de la educación? Ciertamente, la educación no es
el único factor que interviene en la formación de la
personalidad. A pesar de cualquier tipo de educa­
ción, un débil mental nunca llegará a ser un genio
e inversamente, el genio puede aparecer a despecho
de las condiciones ambientales más desfavorables.
Tampoco la herencia es exclusivamente decisiva. La
hermana y el hijo de Goethe tuvieron una inteligencia
baja, mientras que en la familia Bach aparecieron
varios genios. Parece que la naturaleza influye sobre
los efectos de la educación y esta última desarrolla
las posibilidades de la naturaleza.153
218 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Los caracteres recesivos de orden fisiológico tie­
nen su paralelo en las características mentales laten­
tes. Carlos Darwin, por ejemplo, era considerado
como un tonto por sus maestros. La madre de David
Hume describía a éste como de “’mente excepcional­
mente indefinida”. Napoleón fué el 42° en su escuela.
El caso del poeta suizo Conrado Fernando Meyer
demuestra que un hombre puede mostrar rasgos de
deficiencia mental hasta los 39 años, y de ahí en
adelante, hasta los 67, revelarse como un genio.

Diferencias raciales. El problema de la herencia


de los caracteres psíquicos está relacionado con el de
las diferencias raciales.77 Debido al peligro de la
selección subjetiva del material, de las interpreta­
ciones emocionales y de la indisoluble ligazón entre
los caracteres psíquicos y las condiciones sociales, se
hace muy difícil contestar estrictamente a este pro­
blema. F. Galton creía en las diferencias raciales de
los caracteres mentales. Por otra parte, Franz Boas
demostró que los caracteres psíquicos y hasta los fi­
siológicos podían cambiar con un nuevo ambiente. La
dificultad principal para la valoración de los caracte­
res psíquicos reside en que lo que resulta inferior en
nuestra civilización no lo es necesariamente en otras
civilizaciones. Por ejemplo, la inferioridad mental
ante las pruebas mentales habituales se debe a factores
temperamentales y al distinto modo de considerar
la vida.
Pero aunque los conceptos psíquicos estuviesen
parcialmente condicionados por factores raciales, ello
nada indicaría acerca de la inferioridad o superiori­
dad en condiciones dadas, porque las unidades no
son normas fijas, sino fermentos o catalizadores que
influyen sobre el ambiente y son, a su vez, influidas
por éste. Lo que es inferior en determinadas condicio­
nes puede resultar superior en otras. Cada individuo y
cada raza tiene probablemente ciertas capacidades va­
liosas si son adecuadamente utilizadas, y viceversa.
LA INTELIGENCIA 219
Como la inteligencia puede manifestarse en for­
mas tan diferentes, no se puede establecer una puntua-
lización sobre la inteligencia racial en general. Ade­
más, la inteligencia manifiesta puede constituir sólo
una fracción de la inteligencia potencial, la que
puede no haber sido reconocida o haberse frustrado
en su desarrollo. Se ha observado que los caracteres
psíquicos de los niños negros superdotados no di­
fieren de las de los niños superiores de otras razas.

Las bases socioculturales de la inteligencia

La discusión entre los partidarios de la naturaleza


y los de la educación en relación con la inteligencia,
se suscitó de nuevo recientemente con gran vehemen­
cia con motivo de las investigaciones llevadas a cabo
en Iowa.102 154 Estos estudios afirman que el co­
ciente intelectual puede aumentar en un número
considerable de puntos si se presta al niño la debida
atención preescolar y, al contrario, descender cuando
las condiciones educativas son inadecuadas (por
ejemplo, en un orfanato). Tales cambios no son ori­
ginados ni por la práctica ni por la enseñanza mis­
mas, sino por el ambiente en su totalidad. Según
estas observaciones, “la inteligencia, tal como se la
define habitualmente, responde mucho más a los cam­
bios ambientales de lo que antes se pensaba”. Afir­
maciones atrevidas, pero no muy convincentes, como
las hechas por M. Skodak,127 de que “si los hijos
de madres claramente retrasadas, son colocados a muy
tierna edad en hogares adoptivos, se puede transfor­
mar completamente la baja cifra intelectual en capa­
cidad mental”, han sido muy criticadas y negadas por
otros estudios.
Nadie puede negar la considerable influencia del
ambiente, como lo evidencia positivamente la educa­
ción y negativamente la etiología de las neurosis. Sin
embargo, esto no contrahice la tesis hereditaria. El am-
220 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
biente puede reprimir las dotes hereditarias o llevarlas
a su completo desarrollo; puede cambiar y transfor­
mar manifestaciones intelectuales del mismo modo que
cambia las manifestaciones de las tendencias instinti­
vas y emocionales, pero no existe ninguna prueba de
que pueda afectar al “nivel” de la inteligencia. Este
nivel, que se hace más patente en el débil mental y el
genio, parece estar limitado por la herencia.
Sin embargo, como los límites de la inteligencia
rara vez son alcanzados, el educador tiene las mayo­
res posibilidades de ampliar la esfera de la inteli­
gencia potencial. Ello es efecto de la educación que
quiere decir “dirigir” (educere), proporcionando cua­
lidades mediante técnicas adaptadas a las necesidades
individuales; educación no es lo mismo que instruc­
ción, que significa “apilar, acumular” (instruere),
alimentos espirituales para el consumo individual.

Las pruebas de inteligencia

Hallar métodos para diagnosticar el grado y la


cualidad de la inteligencia era aún más importante
que conocer el origen y las funciones de ésta. Ebbin­
ghaus, al que ya nos referimos al hablar de sus es­
tudios acerca de la memoria, propuso hacia 1900
probar la inteligencia por medio de frases a las que
faltaban palabras que el sometido a la prueba tenía
que encontrar para darles sentido. Pero es el psi­
cólogo francés Binet (1905) quien puede ser consi­
derado el creador de las pruebas de inteligencia.
En 1904 se fundó la Société Libre pour l’Étude
Psychologique de l’Enfant, que bajo la dirección de
Binet reunía en su seno psicólogos y maestros de­
dicados a estudiar problemas psicológicos prácticos
en las escuelas. Esta asociación fué comisionada por
las autoridades escolares de París para que estudiase
si las causas de que gran número de niños no com­
pletasen sus estudios primarios eran, en efecto, de­
LA INTELIGENCIA 221
bidas a travesura y falta de atención, como suponían
los maestros. Binet encontró que un solo carácter
no podía utilizarse como prueba de la inteligencia
de un niño. No se podía juzgar la estructura mental de
los niños desde el punto de vista del adulto, sino que
había que explorarla desde el propio nivel infantil,
con arreglo a su edad y dándole las más variadas
posibilidades de demostrar su capacidad.
Binet exploró las capacidades medias en niños
de tres años, después las de los de cuatro años, y así
sucesivamente. Durante largos años de experimenta­
ción él y su colaborador Simón estudiaron los tipos
de inteligencia o de aptitud. Pero Binet murió antes de
terminar su trabajo y no pudo evitar que su sistema
enfocado sobre la estructura total fuese aplicado de
una manera mecánica.
Posteriormente a los intentos de Fechner para
aplicar los conceptos de la física a la psicología,38
se desarrolló el peligro de hacer experimentos cuan­
titativos por el solo valor de la cantidad, olvidando
lo que se quería medir. Aunque dos personas pueden
tener el mismo cómputo final, por ejemplo, en rela­
ción con el vocabulario, la memoria, la comprensión
y el razonamiento, puede haber amplias diferencias
en su inteligencia global, puesto que no es la suma
de pruebas separadas la que decide, sino la interrela­
ción de las mismas y su organización. Sin embargo,
estas pruebas han llegado a adquirir una gran impor­
tancia en la exploración de ciertas aptitudes y capa­
cidades latentes, indicando la posición del niño o del
adulto en la escuela o en el ejército.
Las escalas más ampliamente utilizadas han sido
las revisadas por la Universidad de Stanford (Ter-
man-Merrill), en 1937.135 Dan las normas para rea­
lizar una posible clasificación por edades (se utili­
zan en niños desde 2 años hasta en adultos). La
edad mental (E. M.) o, mejor dicho, la edad dada
por la prueba de Binet, se compara con la edad
cronológica (E. C.), obteniéndose el cociente de
222 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
inteligencia (C. I.), dividiendo la primera por la
segunda (en meses) y omitiendo la coma decimal.
El término cociente de inteligencia fué introducido
por William Stern. Si la edad mental y la cronoló­
gica alcanzan igual nivel el niño tiene un cociente
de 100, es decir, el C. 1. medio; si el C. I. es de 80,
es inferior a la media, y si es de 120, superior a la
misma. Tomemos como ejemplo un muchacho inteli­
gente de 10 años que ha resuelto todas las pruebas
de los 9 años y, además, otras de años superiores,
por las que se le asignan dos meses por cada una, y
tendremos:
Resolvió• todas las pruebas de los 9 años. 108 meses
>5 99 99
5 99 99
10 10
99 99 99 99
5 11 10
5? 99
3 99 99
12 6 99
99
2 99 99
13 99
4 99
99
138
E. M. 138
I. X 100 = 115
c.
X 100 — ------------

E.C. 120
Los cocientes de inteligencia se han clasificado en
la forma siguiente:
Cifra del C. I. Denominación

menor de 70 Débil mental


De 70 a 79 Casos límites
De 80 a 89 Subnormales
De 90 a 109 Normal
De 110 a 119 Inteligencia superior
De 120 a 140 Inteligencia muy superior
mayor de 140 Genio o próximo al genio

Esta clasificación, sin embargo, no puede to


marse al pie de la letra. Las variaciones de diez
puntos y aun mayores entre la primera y la segunda
LA INTELIGENCIA 223
vez que se hace la prueba, con intervalos de tiem­
po muy corto, no son raras. La interacción de la
inteligencia y la personalidad con el ambiente mo­
difica respuestas que se suponen son indicadoras
de inteligencia.
Las mediciones y las estadísticas constituyen un
campo especial de la psicología. A continuación ex­
pondremos algunos de sus métodos más sencillos,55 67
que ponen de manifiesto la tendencia central de la
puntuación de las pruebas. Supongamos que tenemos
diez sujetos cuyos cocientes intelectuales son, res­
pectivamente: 110, 70, 100, 80, 130, 110, 100, 80,
120, 100.
a) Un sencillo método para obtener la mediana
(Md) consiste en ordenarlos por magnitudes y es­
coger el que está en medio. Nuestra lista quedaría
ordenada en esta forma: 70, 80, 80, 100, 100, 100,
110, 110, 120, 130 y 100 sería la mediana por estar a
igual distancia de uno y otro extremos.
b) Un sencillo método para obtener la media es
sumar (S) todos los casos (x) y dividir el resultado
por el número (?V) de ellos. En nuestro ejemplo la
suma de los cocientes intelectuales es igual a 1,000,
lo que, dividido por 10 (número de sujetos), nos
da también 100. La fórmula es:

a) Cuando se tiene un gran número de casos, los


agruparemos con arreglo a su “frecuencia de distri­
bución”. Anotaremos cada caso (%) con la frecuen­
cia (/) en que aparece, multiplicamos los casos por
esta frecuencia (x veces /), hallaremos la suma de
estos productos parciales (S) y dividiremos este re­
sultado por el número de casos. En nuestro ejemplo
resultará:
224 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
X /
70 1 70
80 2 160
100 3 300
110 2 220
120 1 120
130 1 130

S/x: 1,000
1000/10:100

La valoración que se presente con mayor fre­


cuencia (en nuestro ejemplo 3), se llama el modo.
El modo se puede representar también en una gráfica.
d) Además de presentar los datos por números
pueden representarse también mediante gráficas. En
nuestro ejemplo dibujaríamos una línea horizontal
en la que estarían marcados a intervalos iguales sobre
la abscisa, los sucesivos valores (x) del C. I. Sobre
cada uno de estos valores elevaríamos unos rectán­
gulos con alturas iguales a la frecuencia que corres­
ponda a cada valor de x. Uniendo después por una
línea continua los puntos centrales del extremo su­
perior de dichos rectángulos obtendremos la curva
de frecuencia. La distribución gráfica, llamada “his-
tograma” nos demuestra que, en nuestro ejemplo, la
distribución media recae sobre el grupo de 100. Si
esta curva adopta la forma acampanada (fig. 36,
p. 76), se llama curva normal de distribución. No
olvidemos, sin embargo, que éste es un criterio rígi­
damente estadístico.

Inteligencia estática y dinámica

Antes de Binet, las pruebas mentales se proyectaban


principalmente para medir algunos aspectos limitados
de la capacidad mental, tales como la velocidad y
LA INTELIGENCIA 225
exactitud de la percepción, la capacidad para marcar
números o distinguir formas, etc. Binet consideró que
esta clase de pruebas eran demasiado restringidas
para poder medir con ellas la inteligencia global.
“Para medir la inteligencia —decía— debemos tener
en cuenta las más elevadas funciones mentales, tales
como el razonamiento, la imaginación, el juicio, pues
en sus diferencias es donde se manifiestan con más
claridad las variaciones de la capacidad intelectual.
El intelecto se compone de juicio, sentido común,
iniciativa y capacidad de adaptación.” Binet indica­
ba que debería establecerse la diferencia entre la que
yo llamo inteligencia “estática” basada en los cono­
cimientos adquiridos en los libros, la escuela y a
través del ambiente, y la genuina inteligencia, diná­
mica, que se manifiesta en la forma de resolver un
problema. Aunque estas pruebas intentan descubrir
la inteligencia dinámica, están aún sujetas a su pro­
pia crítica, pues han incluido demasiados aspectos
informativos y creado un instrumento estático de
medida.
Tanto la inteligencia estática como la dinámica
dependen, en gran narte, de factores ambientales, y
entre ellos, en primer lugar, de la formación cul­
tural. Un niño blanco norteamericano criado desde
el nacimiento en una tribu india parecería débil men­
tal con las pruebas de Binet, y un adulto norteame­
ricano con los patrones correspondientes a esa misma
tribu resultaría de inteligencia igualmente baja, por­
que no conocería los medios para cazar o el significado
de una danza ceremonial. En estos casos las pruebas
no demuestran las capacidades potenciales. Variables
semejantes están constituidas por el ambiente familiar
y por la posición económica. Las respuestas del niño
dependen también de las circunstancias en que se apli­
can las pruebas. La influencia del ambiente sobre el
resultado de las pruebas ha sido demostrada por Upde-
♦ Mitchell Krugnan.
226 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
graff, quien las aplicó en niños * bajo muy diversas
circunstancias. Un niño en edad preescolar parece es­
tar más inhibido ante un examinador extraño que el
niño en edad escolar, que ya está acostumbrado a
aquél. Uno de mis alumnos aplicó a niños de 10 años
pruebas de inteligencia adoptando al aplicarlas una de
las tres siguientes actitudes: a)9 neutra; b)9 negativa
desalentadora (autoritaria y escéptica), y c)9 posi­
tiva, alentadora (incluso ofreciendo un caramelo).
La actitud del observador se reflejó visiblemente en
el resultado de las pruebas. Así, pues, la personalidad
del examinador afecta a la prueba tanto como su des­
treza para aplicarla. Las condiciones generales del
ambiente en el que se aplican las pruebas, la tempe­
ratura, la luz, el aire, el ruido, las interrupciones
y la habituación al local, son factores bastante impor­
tantes.
Las variaciones sobre la prueba dependen, no sólo
del ambiente y de la actitud del examinador, sino
también de la actitud de la persona examinada. El
estado general de salud del sujeto, su interés y su
esfuerzo varían y unas pruebas son más apropiadas
que otras, sin que reflejen necesariamente el nivel
intelectual.
Sin embargo, los factores dinámicos más impor­
tantes que ejercen su influencia sobre las respuestas
estáticas, son las emocionales. Algunos ejemplos ilus­
trarán la posible discrepancia entre la inteligencia
valorada mediante estas pruebas y teniendo en cuenta
solamente el resultado final y la estructura real de
la inteligencia que puede no estar en relación con
dicho resultado. En la obra de Terman y Merrill135
encontramos la siguiente pregunta: “¿Qué debes ha­
cer cuando vas a la escuela y ves que se te hace
tarde?” La respuesta de un niño de 8 años examinado
por uno de mis alumnos fué: “Volverme a casa.”
Según Terman y Merrill, “sólo las respuestas que
indican la necesidad de apresurarse son válidas”.
De acuerdo con este criterio, este niño tendría una
LA INTELIGENCIA 227
disminución en la valoración de su inteligencia. La
prueba da por sentado que toda reacción del hombre
es una respuesta simple a un estado de conciencia en
condiciones objetivas. La psicología moderna ha de­
mostrado que casi nunca nos encontramos en ese
caso. Los hombres reaccionan a los estímulos, no
según sean éstos, sino según él los ve. El niño al
que nos referimos podía saber que si llegaba a la
escuela demasiado tarde sería castigado y entonces
es natural e inteligente que tratara de evitarse dis­
gustos y el grado de la evasiva sólo nos lo puede dar
el conocimiento de la existencia de posibles tensiones
psíquicas, el desaliento del niño y las posibles in­
fluencias negativas del ambiente (escolares y fami­
liares).
La siguiente pregunta de esa prueba es: “¿Qué
debes hacer cuando has roto una cosa que pertenece
a otra persona?” El mismo niño contestó “La tira­
ría.” La respuesta correcta debería ser:135 “Debe
sugerir la intención de restituirla, de dar una disculpa
o de ambas; la simple confesión no constituye una
respuesta satisfactoria.” La respuesta del niño indica,
o bien agresividad, la que sólo indica la emoción in­
fantil, o falta de juicio moral, refiriéndose ambas a
su valor ético; también puede indicar la resistencia
a dar excusas tan características de los niños cuyo
orgullo los lleva a preferir un castigo antes que so­
meterse; o simplemente una respuesta insolente con­
tra el observador.
Sobre el modelo de las pruebas tradicionales de
inteligencia se han desarrollado muchas variantes.
Daremos aquí otro ejemplo a fin de subravar las di­
ferencias entre la inteligencia estática y la dinámica.
Las pruebas de ejecución son métodos no verbales de
medir la inteligencia. Uno de ellos, que se usa en
niños en edad preescolar, consiste en hacerles di­
bujar una figura humana. Esta prueba se basa en la
suposición de que la naturaleza de tal dibujo, hecho
por niños pequeños, está condicionada por el des­
228 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
arrollo de su inteligencia,53 midiéndose el grado de
ésta de acuerdo con su conocimiento de los rasgos
y proporciones humanas representados en el dibujo.
Daremos un ejemplo: a fin de obtener el cociente
intelectual, el observador anota la edad cronológica
del niño que suponemos es de 4 años, y además varios
símbolos como 7a, 7b, 7c, 9a, 10a, 16a. Estos últimos
se refieren a la guía para la valoración. El 7a signi­
fica: “¿figuran los ojos?”, y mirando el dibujo he­
cho por el niño vemos que, en efecto, en el hombre
dibujado figuran ambos ojos. 7b significa: “¿figura
la nariz?”; 7c significa: “¿figura la boca?”; el 9a:
“¿figuran los vestidos?”; el 10a indica que figuran
los dedos, y el 16a que en el dibujo figuran detalles
de los ojos, tales como cejas y pestañas. Como el
hombre dibujado por el niño no tiene cabellos, se
omite el símbolo 8a, que representa a aquéllos. Tam­
bién se omite el 15a, que representa las orejas. Por
cada detalle se acredita un punto. Por tanto, la suma
de los que corresponden a este niño es de 9 puntos,
lo que corresponde a una edad mental de 5 años.
Los experimentos que hemos llevado a cabo en
niños en edad preescolar pertenecientes a un jardín
de la infancia151 indican, sin embargo, que la omi­
sión de ciertos rasgos está motivada por factores dis­
tintos a la inteligencia. Estos factores pueden descu­
brirse si preguntamos al niño por qué ha hecho el
dibujo en la forma en que aparece. Un niño que
había dibujado una figura humana sin brazos expli­
caba posteriormente: “Ésta es mi hermana, ¿no es
muy boba? Mi hermana no tendrá dos brazos, no
quiero que tenga dos brazos.” En este caso la omi­
sión de los brazos es expresión de la agresividad del
niño contra su hermanita pequeña. Otro niño omite
las manos en la figura que dibuja y el análisis pos­
terior revela que su madre le había prohibido que
se masturbase. Una niña puso a su dibujo sólo tres
dedos. El experimentador le preguntó: “¿Cuántos
dedos tienes tú?”, “Yo tengo... cinco”, contestó el
LA INTELIGENCIA 229
niño. “Pues éste no tiene cinco”, dijo el observador,
a lo que el niño repuso: “Puedo ponerle dos más,
pero me gusta más si sólo tiene tres.” En este caso
la omisión se debía a razones estéticas. Un último
ejemplo: un niño dibujó las piernas de la figura con
líneas onduladas, y se desarrolló el siguiente diá­
logo:
Observador: “Estas piernas no están derechas.”
Niño: “Porque va corriendo. Éstos son sus pan­
talones y las piernas están dentro de ellos; el viento
mueve los pantalones.”
Lo que podría ser valorado como una deficiencia
según una medición estática, aparece, en realidad,
como expresión dinámica de una imaginación y una
capacidad de observación altamente desarrolladas.
Nuestros ejemplos intentan demostrar que las ma­
nifestaciones de la inteligencia no pueden ser desli­
gadas de la personalidad total incluyendo las ex­
presiones imaginativas y emocionales. La inteligencia
es un fenómeno dinámico y no estático.

Usos Y LIMITACIONES DE LAS PRUEBAS


DE INTELIGENCIA

Las limitaciones de las pruebas de inteligencia son


implícitas a sus propios fines, puesto que lo que se
prueba no es la suma total de la inteligencia, sino
solamente algunas de sus manifestaciones más osten­
sibles. Estas pruebas no relacionan la inteligencia
con la personalidad y con las motivaciones. Como
la valoración final no establece diferencia alguna en­
tre el fallo total en un aspecto, por ejemplo, la ca­
pacidad combinatoria, y una alta capacidad en otro,
como la información, resulta que un niño puede estar
por debajo de su grupo cronológico en un aspecto
y por encima en otros. Así, las pruebas pueden in­
ducir a la gente a sobrellevar las diferencias indivi­
duales y las capacidades especiales y a sistematizar el
230 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
complejo e intrincado cuadro de la personalidad di­
námica individual.
La seguridad y la validez de las pruebas, aun con
sus limitaciones, varían en los distintos grupos crono­
lógicos. Las pruebas ideadas para medir la inteli­
gencia en niños muy pequeños y en edad preescolar,
no llenan su principal propósito, esto es, poder prede­
cir la conducta y posibilidades futuras del niño. Aun­
que el C. I. es bastante constante en un largo período
de tiempo, no incluye los cambios en la curva de
crecimiento. Como es bien sabido, las capacidades
intelectuales crecen en proporciones variables. Este
concepto ha sido incorporado a la revisión de las
pruebas de inteligencia hecha por Kuhlman.84
El estudio estadístico de la inteligencia ha sido
frecuentemente engañoso. El concepto estático de
medir las funciones cerebrales mediante una escala
ha llevado a muchos observadores a la conclusión de
que la capacidad intelectual nos llega a través de la
herencia como algo ya prefabricado. Sin embargo,
la inteligencia no es la suma estática de las capaci­
dades heredadas, sino que puede ser moldeada por
el ambiente y ñor la educación. Y en lo que se re­
fiere a las aptitudes hereditarias, el hombre es más
de lo que parece ser poseyendo cualidades que pue­
den aparecer en fases posteriores del desarrollo.
El punto de vista estático ha dado lugar, además,
a generalizaciones peligrosas, y así se ha querido
comparar la inteligencia de las diferentes razas y cul­
turas, de niños y adultos, de personas normales y
anormales. En cada grupo la inteligencia depende de
sus puntos de referencia. Las distintas culturas, razas,
niños, adultos y anormales manifiestan su inteligencia
en diferente forma. La afirmación de oue la inteli­
gencia media de los soldados que hicieron la primera
guerra mundial era la correspondiente a los 14 años,
la de los reclutas de la segunda guerra la correspon­
diente a los 15 años, y la del adulto medio la de 16
años
* era totalmente equivocada, porque se igualaba
LA INTELIGENCIA 231
la inteligencia con la personalidad total. La perso­
nalidad de un adulto es distinta de la de un niño a
causa de la diferente amplitud de sus experiencias.
Los informes sólo se refieren a la capacidad de apren­
dizaje, la viveza mental y la adaptabilidad^ y éstas,
al parecer, llegan a su máximo entre los 14 y los 20
años. La curva de crecimiento se ensancha conforme
desciende.
También debemos tener en cuenta que el signifi­
cado del C. I. individual sólo aparece cuando se lo
compara con su distribución entre la población y, de
nuevo, la observación demuestra que debemos contar
con factores dinámicos y no estáticos, puesto que la
distribución de dicho cociente entre la población cam­
bia en distintas épocas. Debemos, pues, ser muy
cuidadosos al sacar conclusiones de los resultados
obtenidos con las pruebas de inteligencia. Gesell,51
que fué el primero en aplicar una escala mental para
los primeros años de la vida, advertía:
Sería un error que intentáramos aplicar a los niños pe­
queños los mismos métodos psicométricos abreviados que han
demostrado no resultar suficientemente adecuados para la
clasificación educativa y de conducta en los niños en edad
escolar. Los métodos muy simplificados para medir las acti­
vidades mentales se apoyan excesivamente en un concepto
de inteligencia general y no pueden justipreciar la rica va­
riedad de individualidades ni las diversas características del
desarrollo de 1 a 5 años de edad.

A pesar de nuestras objeciones teóricas, las prue­


bas de inteligencia resultan muy útiles. Hay, desde
luego, bastante correspondencia entre el C. I. de un
niño y su éxito en la escuela, porque lo aue las
pruebas pueden hacer es establecer “normas cronoló­
gicas” para ciertas capacidades. Si el niño no posee
la capacidad media de los de su edad, podemos pre­
decir que fracasará con nuestro sistema escolar es­
tático. Las pruebas resultan, pues, útiles, aunque
más en sentido negativo que positivo. Un C. I. muy
bajo indica fracasos en el futuro, pero, en cambio,
232 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
un C. I. muy alto no indica necesariamente el éxito,
pues éste depende, en gran parte, de aptitudes indi­
viduales.
Las pruebas valoran la inteligencia relativa y no
la absoluta. Esta valoración ha encontrado una afor­
tunada aplicación para la elección de oficio u ocu­
pación. Las pruebas dan una sistematización de los
límites más bajos exigibles para determinado tra­
bajo, así, por ejemplo, una edad mental de 10 años
es suficiente para trabajos rutinarios de oficina. Sin
embargo, en realidad, la extensión de las valoraciones
para cada ocupación es muy alta y se ha observado
que la valoración de los niños está relacionada posi­
tivamente con la ocupación de sus padres,130 esto es,
que dependen de la educación, la posición económica
y los ideales. Los niños de la ciudad tienen, por lo
general, una valoración más alta que los del campo,
no sólo porque las escuelas de la ciudad pueden ser
más eficientes, sino porque las personas de más ta­
lento son atraídas por la urbe y porque la inteli­
gencia de los sujetos pertenecientes a medios rurales
encuentra su expresión en actividades que no son
examinadas por las pruebas.
La escala de inteligencia Wechsler-Bellevue,145
que es más adecuada para adultos, tiene pruebas de
inteligencia utilizadas para el diagnóstico diferencial
de estados anormales. Se observó con ella que, a
veces, personas inteligentes fallan en una de las prue­
bas, especialmente en ciertas respuestas “sin sentido”,
tales como la repetición de más de ocho dígitos. El
primer propósito de Wechsler fué analizar las diver­
sas pruebas de inteligencia en uso, verificar el grado
de correlación con otras y con la apreciación subje­
tiva y valorarlas basándose en la experiencia clínica.
Se combinaron diez pruebas formando escalas de in­
teligencia separadas pero interrelacionadas.
El C. I. verbal y C. I. de ejecución se calcularon
por separado, lo que unos psicólogos consideran ven­
tajoso y otros limitativo. Si aparecen discrepancias
LA INTELIGENCIA 233
entre ambos cocientes de inteligencia, se trata de de­
terminar cuál de los dos es más significativo. Ello
depende, probablemente, del cuadro individual en el
que el clínico debe interesarse especialmente. En vez
del cuadro total, el problema que interesa al clínico
es el de la igualdad o desigualdad en la eficiencia
de las funciones que se abarcan al resolver las dife­
rentes fases de la prueba. El número de éxitos y fra­
casos en cada edad está desparramado y tiene que
ser valorado en razón de las funciones psíquicas im­
plicadas. La escala de inteligencia Wechsler-Bellevue
contiene cierto número de subtests, compuesto cada
uno de ellos de pruebas relativamente homogéneas.
Comparando la “disgregación” en personas normales
y en casos psiquiátricos, Rapaport y Schafer112 en­
contraron para cada grupo clínico el grado de armo­
nía o de discordancia en la eficiencia de las diversas
funciones examinadas por los subtests. Los esquizo­
frénicos muestran claramente mayor divergencia que
los normales en la valoración media de los subtests,
aunque las observaciones no son totalmente uná­
nimes.

Pruebas de clasificación del ejército

La más amplia aplicación de las pruebas mentales


fué hecha durante las dos últimas guerras mundiales
al proyectarse pruebas para examinar a los sujetos en
grupo y no aisladamente, como se hacía antes. La
idea de seleccionar a los individuos de acuerdo con
sus dotes naturales, para adaptarlos a las necesidades
de guerra, fué formulada hace muchos siglos por
Platón en su República: *

En primer lugar, dos personas no nacen exactamente igua­


les, sino que una difiere de la otra en sus dotes, y mientras
una es experta en esta ocupación, otra lo es en aquélla. ¿No
es, pues, de la mayor urgencia que el trabajo bélico sea bien
* Libro II.
234 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
hecho? ¿No requiere también dotes apropiadas a su particu­
lar oficio?

Durante la primera guerra mundial se practicó


el examen intelectual a 1.750,000 soldados. A conse­
cuencia de ello, 8,000 hombres fueron relevados de
obligaciones militares por ser de inteligencia inferior;
10,000 fueron utilizados solamente en servicios que
requerían inteligencia limitada, y otros 10,000 fueron
enviados a campos de adiestramiento.
Uno de los mayores problemas de la guerra es el
de colocar a cada hombre en el lugar adecuado; cons­
tituye un trágico error sacar de las industrias vitales
a hombres con habilidades especiales y, por otro lado,
es peligroso colocar a hombres incapaces en puestos
de responsabilidad. Pero, ¿cómo podemos examinar
y clasificar una masa de gente tan desigual?
El primer objetivo lo constituyen las capacidades
latentes del hombre y no simplemente el grado de ins­
trucción y de adiestramiento. Las pruebas han de ser
de dificultad creciente y abarcando las distintas ca­
pacidades. La forma de valorarlas ha de ser sencilla
y rápida; los resultados, utilizando cierto número de
formas que muestren tendencias similares, han de ser
seguros. Las dos pruebas más utilizadas han sido las
Army Alpha Tests, para personas que saben leer y
escribir, y la Army Beta Tests, para analfabetos. La
primera se compone de ocho pruebas que abarcan
las siguientes aptitudes:

1. Seguir instrucciones.
2. Resolver problemas aritméticos sencillos.
3. Demostrar sentido práctico.
4. Reconocer sinónimos y antónimos.
5. Ordenar frases desordenadas.
6. Completar series de números.
7. Ver analogías.
8. Utilizar información general.
LA INTELIGENCIA 235
El Army Beta Test se compone de siete pruebas
consistentes en dibujos, laberintos, rompecabezas y
otros artificios para los que no se requiere saber leer
(utilizados en la primera guerra mundial).
El General Classification Test con el que se mi­
den la capacidad de pensar rápida y correctamente,
la de seguir instrucciones, la de analizar situaciones
y la posibilidad de ser mentalmente activo, da lugar
a cinco grados: primer grado, inteligencia muy supe­
rior; a él pertenecen el 7 % aproximadamente de los
sujetos examinados y del que salen los mejores ofi­
ciales. Segundo grado, inteligencia superior, al que
pertenecen como el 24 % de los examinados, propor­
cionando oficiales no especializados. Tercer grado,
que abarca a los sujetos con inteligencia normal,
los que constituyen aproximadamente el 30 %, y que
son excelentes soldados. Cuarto grado, inteligencia
baja, incluyendo el 24 % de los individuos examinados
y que se caracterizan por ser lentos de pensamiento y
difíciles de educar, y quinto grado, o de inteligencia
muy baja, formado por el 7 % de los sujetos que
deben quedar bajo observación especial, pues su fal­
ta de inteligencia general puede constituir un peligro
para la unidad a que pertenecen. (Usados en la se­
gunda guerra mundial.)
Las valoraciones obtenidas con el General Clas­
sification Test se utilizaron en unión de otras 29
fuentes de información acerca de los individuos exa­
minados. Un artículo anónimo publicado en la revista
Fortune
* titulado “Pruebas para el talento”, decía:
Al seleccionar mensajeros para el ejército no es necesario
que posean la capacidad de interpretar órdenes. Otros fac­
tores, al lado de una inteligencia normal, pueden ser más
importantes, tales como una buena constitución física, ya que
el mensajero puede necesitar dormir a la intemperie. Serán
preferibles los solteros, porque como su misión es peligrosa,
el recuerdo de su esposa y de sus hijos puede ser un factor
inhibitorio. Necesita habilidad mecánica por si tiene que
reparar su motocicleta, etc.
♦ Vol. 23, n? 3, pp. 68-71, 95-96.
236 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Como indica el nombre de la prueba, ésta es de
carácter general, proporcionando solamente la base
para investigaciones más detalladas. El propósito
que persigue la prueba es revelar hasta qué punto es
capaz el sujeto de captar relaciones. Bingham, uno
de los autores que propuso los Army Test usados en
la primera guerra mundial, los revisó y mejoró con­
siderablemente durante la segunda, y a este nuevo sis­
tema de pruebas y de clasificación fué debido, en
parte, el que pudiera acelerarse, en forma sin prece­
dente, el desarrollo del ejército americano.

Los EXÁMENES DE LA INTELIGENCIA EN EUROPA Y


en América

Es interesante hacer notar que las técnicas europeas,


especialmente las alemanas, que corresponden a nues­
tras pruebas de inteligencia, son de índole muy di­
ferente. Como indican T. W. Harrell y R. D. Chur-
chill:110

Con respecto a la medida de la inteligencia, Alemania y


los Estados Unidos han seguido direcciones opuestas: la pri­
mera hacia la personalidad total, los segundos hacia las ap­
titudes aisladas.

H. L. Ansbacher cita la siguiente observación de


M. Simoneit, el fundador de la psicología militar ger­
mana: 110

Si un profano en psicología desea conocer a una persona,


le mira a los ojos, atiende a su manera de hablar, reflexiona
sobre lo que dice y sobre sus ideas y observa sus actos. El
psicólogo profesional con sensibilidad debe hacer exactamente
lo mismo.

De esto se deduce que los psicólogos militares


germanos tienen en cuenta toda la personalidad.37
El examen no se basa en pruebas ni aparatos, por
LA INTELIGENCIA 237
considerarse que crean situaciones artificiosas, sino
que se ajusta a las condiciones de la vida cotidiana.
Se tienen en cuenta tanto las cualidades mentales
como las emocionales, en lo que se conoce como Ein­
satzbereitschaft, esto es, disposición a poner toda el
alma en un acto. El poder de la voluntad, la energía
mental y la capacidad de resistencia se consideran
más importantes que el conocimiento formal. El exa­
men de la inteligencia sólo se efectúa en lo que se
refiere al carácter global y no a aptitudes aisladas.
Las tendencias del pensamiento y las asociaciones
con aspectos mentales semejantes, son de primordial
importancia. Se hicieron estudios acerca de la im­
pulsividad, la capacidad de mando y el egocentrismo
en los procesos del pensamiento. El análisis de las
expresiones se considera de gran importancia para la
selección de personal. Sin conocimiento del sujeto se
tomaban películas de su expresión facial bajo tensio­
nes emocionales. También se analizaban los movi­
mientos del cuerpo, la expresión de la voz y las ca­
racterísticas de la escritura. También se utilizó la
expresión del sujeto y una exploración completa de
sus recuerdos y deseos desde un punto de vista psico-
analítico. Los alemanes establecieron cuatro clases
de manifestaciones de la personalidad: 1) biografía,
2) intelecto, 3) conducta y 4) expresión. Se examina­
ba cada una de ellas por métodos realistas y no me­
diante papel y lápiz, y todos fueron analizados cuali­
tativa y cuantitativamente.
El lado débil de este método reside en la falta
de mediciones exactas y descuido en lo que se refiere
a la valoración cuantitativa de los datos así obtenidos.
Estos defectos se compensaron en parte por la con­
cienzuda observación de la conducta. Los procesos de
selección que comienzan en la infancia, y los movi­
mientos juveniles, se registraron con exactitud en
cada niño a partir de los 6 años.
El sistema norteamericano ofrece las siguientes
ventajas:
238 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
1° Es universal: puede clasificar a todos los sol­
dados.
2: Es práctico: señala la experiencia total y las
aptitudes potenciales del recluta valoradas con un mí­
nimo de tiempo y de gasto.
3,? Es objetivo en las etapas fundamentales de
las pruebas y las entrevistas.
4: Es realista: confía en la prueba como criterio
de selección final.

Medida de las aptitudes

La diferencia entre los métodos norteamericanos y


los europeos para valorar la inteligencia puede com­
pararse a la diferencia entre las pruebas de inteligen­
cia y las de aptitud. Mientras las pruebas de inteli­
gencia tratan de valorar la capacidad general de una
persona para adaptarse a un grupo, las pruebas de
aptitud intentan descubrir las diferencias individua­
les.60 Estos dos métodos expresan una de las duali­
dades fundamentales de la psicología general, pues
ésta investiga tanto las leyes generales de la con­
ducta humana como las diferencias individuales. Pero,
a fin de saber en qué difiere un individuo de otro,
debemos previamente conocer el tipo medio de re­
acción, es decir, cuáles son las leyes generales de la
conducta.
Todo el mundo reacciona en amplia escala con
arreglo a las normas generales de la conducta hu­
mana; las diferencias individuales sólo son desvia­
ciones muy pequeñas en más o menos, o bien pequeños
cambios de configuración. Pero también todos los
individuos sólo ponen de manifiesto una pequeña
parte de sus diferencias individuales, esto es, sus ca­
pacidades activas, quedando la mayor parte en forma
latente. Hay una gran diferencia entre lo que una
persona hace y lo que puede hacer. Las habilidades
son funciones presentes que se pueden aplicar, mien-
LA INTELIGENCIA 239
tras las capacidades son las que tienen que ser des­
arrolladas o educadas en el sentido literal del tér­
mino.
Las pruebas de aptitud tienen un doble propósito:
indicarnos las capacidades, esto es, mostrarnos cuá­
les de las actividades manifiestas son más fuertes y
descubrir las capacidades, las potencialidades laten­
tes del hombre. Las habilidades pueden ser medidas
ya comparando su grado de desarrollo en diferentes
individuos, ya en el mismo sujeto.
Cuando un estudiante ingresa en el bachillerato,
es conveniente conocer no sólo su nivel general de
inteligencia, sino también sus habilidades y dotes.
Para ello se utilizan la Thorndike Intelligence Exam-
ination for High School Graduates, la American
Council on Education Psychological Examination (o
Thurstone Psychological Examination) y otras. Existen
muchas pruebas profesionales, unas generales, como
la Strong Vocational Guidance Test (Moss) y otras
específicas como la Medical Aptitude Test (Moss) y
el Stanford Educational Aptitude Test (Jensen). Se
han ideado también pruebas para aptitudes específicas
como las de aptitud mecánica, o la batería llamada
Minnesota Mechanical Ability Series; pruebas de apti­
tud artística (Meier-Seashore Art Judgment Test, Le-
werenz Test of Fundamental Abilities of Visual Art) ;
pruebas de aptitud musical (Seashore tests y otros).
También se han ideado muchas pruebas de las llama­
das de papel y lápiz, por emplear sólo estos objetos, y
en las que se utilizan la comparación de dibujos, la
completación de grabados, problemas de geometría y
de relaciones espaciales, comparación y verificación de
errores, observación de equivocaciones, comprensión
de significados, etc. Estas pruebas se utilizan para
conocer las aptitudes en el trabajo de oficina (Thurs­
tone, Minnesota Vocational Tests for Clerical Wor-
kers).
Las pruebas de aptitud miden aptitudes especia­
les separadas de lo aprendido y son distintas de las
240 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de ejecución, que miden actividades aprendidas, in­
dicando la cantidad de habilidad sometida a prueba,
es decir, el grado de ésta que el individuo posee en
un aspecto determinado.
Las pruebas de inteligencia y de aptitud pueden
darnos una indicación, pero no una fórmula de la
inteligencia, puesto que se enfocan más las diferencias
individuales y menos las manifestaciones aisladas en­
tre otras del mismo individuo.
X

MOTIVACIÓN

Complejidad de su función

La característica más importante de los procesos psi­


cológicos es su complejidad y su simultaneidad. En
realidad, somos incapaces de dividir un fenómeno
psicológico en sus constituyentes, porque todos ellos
están entrelazados v no podemos establecer una con­
tinuidad definida de los procesos por aparecer simul­
táneamente a nuestra observación. Sin embargo, por
razones didácticas hemos descrito detalladamente cier­
tas secuencias, ya que comenzamos por percibir un
objeto sobre el cual dirigimos nuestra atención, re­
tenemos su aspecto en la memoria, integramos la im­
presión mediante el conocimiento, lo que nos permite
reconocerlo, lo conectamos con la impresión de nues­
tras asociaciones, las cuales estimulan la emoción, la
imaginación y el pensamiento, y respondemos a la to­
talidad de esos procesos con inteligencia. Todas estas
funciones están enlazadas entre sí mediante los cen­
tros coordinados del cerebro. Pero estos enlaces que
aparecen como un fenómeno organizador, selecciona-
dor, integrador y director, es un fenómeno mucho más
complejo. Lo que percibimos, lo que llama nuestra
atención, lo que conservamos en la memoria, apren­
demos y reconocemos, las asociaciones q*ue hacemos,
las emociones con que reaccionamos, nuestro tipo de
imaginación y de pensamiento y, con frecuencia, el
grado de inteligencia en nuestras respuestas depen­
den de un factor al que hemos llamado motivación.
En los capítulos precedentes hemos señalado la for­
ma de reaccionar y de actuar del hombre. Aunque ya
hemos estudiado la significación de estos procesos,
deseamos ahora señalar las razones de los fenómenos
241
242 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
psicológicos, el porqué reacciona y actúa un hombre
en determinada forma. El interés por el problema de
la motivación ha casi reemplazado actualmente al
anterior interés exclusivo por la conducta. La moti­
vación ha llegado a expansionarse tanto que existen
muchos libros que tratan de este tema. Dedicaremos
los siguientes capítulos a estudiar con más detalle las
motivaciones profundas del individuo, pero ahora
trataremos de algunos principios generales de la mo­
tivación. Podríamos preguntarnos: “¿Por qué he
escrito este libro?” La primera motivación general
enfoca mi atención hacia la psicología y no hacia los
asuntos que me interesaban cuando estudiaba el ba­
chillerato. Si queremos analizar esta motivación ge­
neral, debemos descubrir ciertos factores estimulantes
debidos a experiencias, predisposiciones y facilidades
sociales y otros elementos que inhiben la posibilidad
de dirigir mi atención hacia otros intereses como, por
ejemplo, el de los negocios. Pero la motivación ge­
neral no me ha inducido a escribir este libro que
aparece veinticinco años después de presentarse aqué­
lla. La motivación general se convierte en específica
cuando al hacer investigaciones propias encuentro
que estoy en desacuerdo con ciertos métodos y teo­
rías psicológicas. Pero esta motivación específica
tampoco produce el libro, por que estoy absorbido
por la investigación. Pero cuando empiezo a explicar
mi clase, me doy cuenta que ninguno de los libros
disponibles ofrecen lo que creo que conviene a mis
alumnos. Debo redactar mis propias conferencias,
cuyos resúmenes sirven de apuntes a los estudiantes.
La solicitud de los alumnos fué un incentivo para
planear el libro, estableciéndose así una motivación
directa. Pero aun así, no me hubiese decidido a
escribirlo si el editor que había ya publicado otra de
mis obras no me hubiese animado a hacerlo; ésta
fué, pues, la motivación precisa. Así, podemos dis­
tinguir diferentes grados de motivación, distintas cla­
ses de estímulos internos y externos. El estímulo in­
MOTIVACIÓN 243
terno ofrece varios niveles tales como la necesidad de
expresarse, el interés por la investigación, los propó­
sitos educativos, y la estimulación externa tiene tam­
bién varios como la solicitud de los estudiantes y el
acuerdo con el editor.

Definición. La palabra “motivación” se deriva de la


raíz latina que significa “lo que pone en movimien­
to”, es decir, lo que impulsa a la acción. Un motivo
es distinto de un estímulo, aunque ambos poseen el
poder de incitar, pero el estímulo produce una res­
puesta determinada en relación con una situación
momentánea, mientras que el motivo abarca muchas
respuestas y existe antes de que aparezca el estímulo.
El motivo es preparatorio y directivo, está compuesto
por la fusión de muchas influencias, como hemos vis­
to al exponer la génesis de este libro. Un motivo es
también diferente de un “incentivo”, porque éste
procede de fuera del individuo y el motivo de den­
tro. Unos motivos son conscientes v otros inconscien­
tes, y ambos dirigen la conducta del individuo hacia
el incentivo, que es la etapa final.
La definición descriptiva está estrechamente rela­
cionada con la funcional, es decir, con nuestro con­
cepto de la naturaleza de esta fuerza impulsiva. Como
es ya habitual, encontraremos también aquí conceptos
antitéticos: uno que interpreta la fuerza impulsiva
“mecánicamente” y la otra “orgánicamente”. Según
ciertos psicólogos, todos los fenómenos psíquicos, la
motivación inclusive, pueden ser reducidos al simple
mecanismo de estímulo-respuesta, ya sea el estímulo
endógeno o exógeno; estos psicólogos creen que un
impulso es, por sí mismo, un mecanismo. La actividad
misma, siendo la respuesta a un estímulo, es un im­
pulso en virtud de su función, facilitando ciertos me­
canismos e inhibiendo otros. Mecanismo e impulso
son casi idénticos; la naturaleza del mecanismo de­
termina la de la respuesta y un mecanismo puede fun­
cionar por su propio impulso, ya sea leyendo, hablan-
244 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
do, etc. Así mecanismos e impulsos hacen mover la má­
quina moviendo, como con poleas de transmisión, otros
impulsos y resultando de todo ello una actividad.
Otros psicólogos colocan una letra más en el es­
quema -E (estímulo) -R (respuesta) : la letra -O (orga­
nismo). Woodworth153 indica que el esquema es E-
O-R, estímulo-organismo-respuesta, pero con el ele­
mento 0 introduce la misteriosa X, la fuerza orgánica
de la máquina. Mientras S-R describe el “cómo” de
las funciones psicológicas, la letra 0 marca el gran
problema del “porqué”.
Los psicólogos han tratado de vencer la desagra­
dable cuestión del “porqué”, que se parece al espejo
en el que otro refleja un objeto en infinitas repeti­
ciones, a un porqué siempre sucede otro, y han su­
puesto ciertas entidades mecánicas: impulsos básicos
e instintos. Para McDougall, gran número de instin­
tos son los que mueven toda actividad humana. Para
Woodworth, los poderes instintivos son pocos, pero se
combinan y manifiestan en diversa forma: las activi­
dades no siempre son producidas ñor el gran motor
de los instintos. Un niño de pecho satisfecho patalea
con las piernas y agita los brazos sin que, al parecer,
influya ningún fuerte impulso, pero cualquier estí­
mulo del ambiente o de su propio cuerpo puede des­
pertar un mecanismo y producir otro. La cadena de
reacciones produce una ininterrumpida continuidad, y
en ella un mecanismo es un impulso si facilita o
refuerza otro mecanismo.

Procesos e impulsos biológicos

Ya hemos indicado que las glándulas constituyen la


base química de algunas de nuestras actividades; mu­
chos impulsos, aunque no todos, tienen su origen quí­
mico en la necesidad que experimenta el organismo
de ciertas substancias. Uno de los procesos químicos
básicos es el sanguíneo, que influye sobre todo el or-
MOTIVACIÓN 245
ganismo. Ciertas deficiencias químicas producen ham­
bre y están relacionadas con los impulsos para com­
pensarlos. La sensación de hambre parece deberse a
la liberación de cierta substancia en la sangre, lo que,
a través del sistema nervioso, provoca la contracción
de los músculos del estómago, como pudo observar
Cannon (1920) en sus experimentos. Introducía en la
cavidad gástrica un aparato que registraba las con­
tracciones, las cuales aparecían al mismo tiempo que
las molestias producidas por el hambre. Cuando se
inyecta sangre de un perro hambriento a otro perro
que acaba de saciarse, continúa comiendo. Pero la
sensación de hambre puede comenzar también por otra
motivación. Las gallinas que acaban de tomar su ali­
mento comienzan a comer de nuevo cuando se les dan
los mismos granos, pero de otro color, y si a unas galli­
nas que acaban de comer se las mezcla con otras que
empiezan a hacerlo, aquéllas reanudan su actividad
alimenticia. El hambre está relacionada en estos casos
con una situación específica, fenómeno aue podemos
observar también en los seres humanos. Boring obser­
vó que el hambre es primeramente un estímulo de
presión o dolor localizado en el estómago. El ham­
bre, la sed v otras necesidades orgánicas impulsan todo
un sistema de actividades tanto aprendidas como no
aprendidas. Si el organismo está bien alimentado
permanece activo, y si no su actividad va decreciendo.
Sin embargo, esta relación puede ser modificada por
otros procesos. El poeta hambriento puede producir
los más hermosos poemas y el hombre de ciencia
bien nutrido puede caer en un estado de apatía.
Los experimentos de Ligón, colocando ratas en
una jaula giratoria, demostraron que las ratas que
habían estado sin alimentar durante 21 horas fueron
mucho más activas que las que habían estado sin co­
mer 12 horas, y éstas más que las que habían per­
manecido seis horas en ayunas. El primer erupo de
ratas aprendió mejor a recorrer un laberinto y el se­
gundo grupo había perdido su vigor general, pero
246 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
todavía no habían desarrollado las compensaciones
de una fuerte sensación de hambre. Experimentos en
seres humanos en reposo, utilizando el aparato para
registrar las contracciones gástricas, demostraron que
la fuerza desarrollada al apretar la mano era más
intensa cuando comenzaban las contracciones. Otro
aparato que registraba los movimientos del cuerpo
al mismo tiempo que las contracciones gástricas du­
rante el sueño puso de relieve que las sacudidas y
vueltas corporales coincidían con contracciones inter­
nas. Estos experimentos indican que los movimientos
viscerales, los corporales y, si pudiéramos decir, los
movimientos de los procesos nerviosos, están unifi­
cados. El organismo reacciona como un todo a cual­
quier mecanismo. Un impulso está estrechamente
relacionado con otros, el hambre con la sed, y ésta con
la respiración. Los experimentos de L. H. Warner,
con ratas, demostraron que la pérdida de agua reduce
la sensación de hambre. El hambre debilita el im­
pulso sexual, y éste parece afectar a la energía.
Las experiencias demuestran que los impulsos ac­
túan en estrecha relación mutua, pero además existe
una graduación de ellos. Un ingenioso experimento
de C. J. Warden hizo posible comprobar dicha gra­
duación o fuerza relativa de los cinco impulsos más
importantes mediante el “método obstructivo”. A una
rata hambrienta o sedienta se le provocan frustracio­
nes (haciéndola volver o mediante un choque eléc­
trico) cuando está a punto de alcanzar el alimento o
el agua. Experimentos semejantes se hicieron sepa­
rando a las ratas de su camada, o separando las de
sexo opuesto, etc. Midiendo la fuerza relativa de los
impulsos, el maternal resultó ser el más fuerte y des­
pués el nutricio (hambre, sed) ; el impulso sexual
resultó más bajo y el exploratorio fué el más débil
de todos. Sin embargo, la jerarquía y las relaciones de
los impulsos están, al menos en los seres huma­
nos, en interrelación dinámica que depende de la con­
figuración individual. El deseo de tener esbelta fi­
MOTIVACIÓN 247
gura puede modificar el impulso nutricio, el mater­
nal puede ser sobrepujado por el amoroso y el im­
pulso de dominio puede llegar a ser más fuerte que
todos los demás. Estas relaciones no son fijas, sino
que pueden cambiar en el mismo individuo. En Adolfo
Hitler cuando era pobre dominaba el impulso nutri­
cio, pero cuando llegó a ser Führer, el impulso de po­
derío ocupó el primer lugar.
Como indican los ciclos sexuales de la rata y los
movimientos rítmicos de las contracciones gástricas,
los impulsos parecen estar relacionados con otro fe­
nómeno: el del ritmo. Durante el sueño se han ob­
servado movimientos rítmicos de inquietud. Al pa­
recer, no sólo simples motivos, sino motivaciones
más complicadas dependen del ritmo corporal o de
los ciclos vitales. Los primeros experimentos alema­
nes de Fliess y Swoboda que, aunque no corrobora­
dos científicamente, encontraron con frecuencia cam­
bios rítmicos definidos de alegría y depresión, pro­
ductividad e improductividad, éxito y fracaso, han
sido estudiados de nuevo experimentalmente por R.
B. Hersey, de la Universidad de Pennsylvania. Según
estas observaciones, “ascensos y descensos” se suce­
den en ciclos emocionales con regularidad semejante
a la de las mareas. Muchas personas no reconocen
estos cambios en sí mismas y ven las causas de ellos
a las condiciones externas.

LOS INSTINTOS

Desde William James hasta la primera guerra mun­


dial, la conducta humana se explicaba basándose prin­
cipalmente en los instintos. El hombre, se decía,
tiende a reunirse a causa de su instinto gregario,
trabaja debido a su “instinto de trabajar”. Freud
expuso los instintos sexuales y el de autoconserva-
ción. El término “instinto” significa motivo no apren­
dido o tendencia innata y se usa en sentido muy
248 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
vago; incluso hay quien habla de instintos en la
industria (O. Tead). Las investigaciones de L. L.
Bernard en 1924 demostraron que los psicólogos han
aplicado el concepto de instinto a unas 6,000 activi­
dades, incluyendo ciertos hábitos individuales, ha­
blando del “instinto de no comer las manzanas de
su propio huerto”, o del “instinto a introducir los
dedos en las grietas del terreno donde se esconden
ciertos insectos para desalojarlos de allí”. Las teo­
rías del instinto participan, a veces, de la demonología
primitiva, en las que pequeños espíritus dirigían las
distintas actividades del hombre.
Sin embargo, experimentos posteriores demos­
traron que muchas reacciones psíquicas llamadas ins­
tintos eran adquiridas. La llamada reacción instintiva
de perros y gatos en su mutua enemistad no se pro­
duce si se crían juntos y la tendencia de los gatos a
matar ratones es parcialmente aprendida. Los con-
ductistas insisten en que la mayor parte de la con­
ducta humana no es innata, sino adquirida. Los
estudios etnológicos han puesto de relieve que muchos
de los llamados instintos son reacciones condicionadas
por la cultura.0 05 En una tribu de Nueva Guinea es
el padre, más que la madre, quien cría al niño.95
Según H. R. Rivers, los habitantes de la isla de
Murray se muestran indiferentes ante el verdadero
origen de un niño, practican la adopción y matan a
los niños de una familia cuando hay demasiados del
mismo sexo. Según F. Boas, el instinto de lucha es
desconocido entre los esquimales.
Las observaciones psicoanalíticas originaron la
sustitución del rígido y mecanicista esquema de un mo­
saico de instintos por la teoría de la transformación
dinámica de la energía psíquica. Se halló, por ejem­
plo, que el “instinto de lucha” era frecuentemente el
resultado de frustraciones, que el “instinto de pode­
río” podía ser una compensación de sentimientos de
inferioridad, y que ciertos temores y angustias eran
transformaciones de los impulsos sexuales. Así, una
MOTIVACIÓN 249
sensación, como la excitación sexual puede tener mo­
tivaciones muy diferentes. Uno de ellas puede ser la
angustia. Se ha señalado que tanto el hombre como
los animales pueden llegar a excitarse sexualmente a
causa de la angustia. Las relaciones entre castigo,
angustia y sexualidad pueden producir el masoquis­
mo, que consiste en obtener placer al ser maltratado
o sadismo que es el placer obtenido al castigar a
otros, estando también ambos interrelacionados, pues­
to que el sadista se identifica también con su víctima
y el masoquista con su verdugo. El tapiz mental está
tejido con hilos emocionales, las fuerzas reguladoras
del organismo dirigen la lanzadera de un lado a otro
de la trama. Las diferentes escuelas de la psicología
profunda están de acuerdo en tres puntos: la interre^
lación de motivos, su transformabilidad y su uni­
versalidad.

Motivos emocionales

Una motivación emocional básica está relacionada


con la dualidad agradable-desagradable o, en último
extremo, con el placer y el dolor. Primariamente, lo
que nos agrada y lo que nos desagrada no parece
aprenderse. En general, los sonidos suaves, los ritmos
sencillos, los colores brillantes y los sabores dulces son
los preferidos. Otros gustos y aversiones están condi­
cionados culturalmente.109 A un europeo le desagrada­
ría por completo tomar jugo de tomate, especialmente
por la mañana. Muchos norteamericanos se horrori­
zarían al comer ancas de rana o caracoles que cons­
tituyen para los franceses un plato delicado. Dice un
proverbio europeo: “El campesino no come lo que
no conoce.” Los gustos y desagrados individuales
están ampliamente condicionados por experiencias y
asociaciones personales. Aunque el placer y el do­
lor son fuerzas motivadoras generales, puesto que el
organismo busca el placer y evita el dolor, estas reac­
ciones generales también pueden ser modificadas por
250 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
experiencias individuales, pues ciertos individuos bus­
can el dolor y eluden el placer. El dolor puede for­
mar parte de ceremonias sociales como las de ini­
ciación de muchas tribus en las que los adolescentes
son torturados a fin de vencer el sufrimiento o puede
aplicarse en ritos religiosos, como los ejercicios espi­
rituales de algunos grupos y la flagelación en la Edad
Media. La posibilidad de que el agrado y el desagra­
do, el placer y el dolor sean reversibles denota que es­
tos factores opuestos tienen una raíz común en la expe­
riencia emocional. Similares observaciones pueden
hacerse con otros antagonismos como el amor y el
odio. Los extremos se tocan, decimos. La posible
coexistencia de dos reacciones opuestas como el
amor y el odio, observada frecuentemente en psi­
coterapia, fué llamada “ambivalencia” por el psiquia­
tra suizo Bleuler.
Otra dualidad de las motivaciones instintivas sub­
yacentes es la ascendencia y la sumisión, con sus
variantes de liderismo y afiliación, la tendencia a do­
minar y la tendencia a la sumisión, al poder y a la
huida, a la agresión y a la protección. Al encontrar
un obstáculo, hacemos lo posible por superarlo, re­
acción básica que aparece también en los animales.
Sin embargo, ciertas personas se someten o se retiran
fácilmente. Esta tendencia a superar las resistencias
es innata, lo mismo que la huida cuando el peligro es
inminente. Decía Nietzsche que la voluntad de po­
der es una de las fuerzas básicas del hombre y
Adler descubrió que el instinto de dominio es uno
de los principales motivos, que cuando se frustra o
se desvía puede causar trastornos emocionales. Los
deportes crean obstáculos artificiales que deben ser
salvados, dando la oportunidad para ejecutar y ob­
servar el deseo de dominio.30 Una tendencia opuesta
se basa en motivos de conformidad. Ciertas personas se
sienten impulsadas a hacer lo que otra espera de
ella. Las raíces de los motivos conformistas se en­
cuentran frecuentemente en los temores desarrollados
MOTIVACIÓN 251
en la infancia y en un sentimiento de inferioridad.1
En este caso, no sólo la dualidad de agresión y su­
misión está relacionada con el impulso de poder, sino
que también la dualidad de agresión y protección se
relaciona con la destrucción y la.preservación. Fre­
cuentemente, la agresividad destructiva no es sino la
tendencia a la constructividad vuelta en sentido in­
verso, del mismo modo que el odio que se transforma
en amor. La agresividad resulta así de la frustración,
cuando se inhiben los intentos constructivos. Cuando
la tendencia destructiva es bloqueada en sus direc­
ciones externas (ya sea por el ambiente o por inhi­
biciones endógenas), puede volverse hacia dentro y
producir autoagresión e incluso hasta tendencias al
suicidio. Las finalidades opuestas a la destrucción ya
sea de los demás o de sí mismo son las de protec­
ción de otros o de la propia persona. Los motivos
protectores son más enérgicos en el amor materno, el
que, al igual que las tendencias agresivas, es muy
fuerte en los animales. Las tendencias hacia la au-
topreservación suelen ser más fuertes que el prin­
cipio del dolor y del placer; se hacen manifiestas,
por ejemplo, en la reacción de resistencia contra
cualquier cambio, aunque el estado actual sea des­
agradable. El psicoterapeuta observa con frecuencia
la resistencia de sus pacientes a ser curados y a
cooperar, porque la configuración de sus fuerzas in­
ternas tienden a conservar la norma establecida.
Mientras las dobles tendencias estudiadas más
arriba se refieren a la dinámica interna del individuo,
la motivación depende también de estímulos directos
externos, los cuales son más fuertes cuando el doble
estímulo es el premio v el castigo. La influencia de
los elogios sobre el aprendizaje se estudió en cuatro
grupos de niños de la escuela primaria con igual
capacidad aritmética. Un grupo recibió elogios por
haber hecho bien su trabajo, otro fué reprendido
por ejecución defectuosa, el tercero (aun habiendo es­
cuchado elogios y reproches dichos a los otros grupos)
252 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
fué pasado por alto y el cuarto grupo ni oyó lo dicho
a los otros dos grupos, ni se le dijo nada. El grupo
que recibió elogios y reproches mejoró en un 40 %,
pero el que sólo había recibido elogios, lo hizo en
un 79 %. Los otros dos grupos disminuyeron de
puntuación. Resultó, pues, que tanto el incentivo del
premio como el del castigo fueron intensos, pero re­
sultó más fuerte el primero. La influencia de la
recompensa aparece también cuando a los sujetos se
les explica el resultado de sus ejercicios. El co­
nocimiento del éxito aumenta la eficiencia, no sólo
en el laboratorio, sino también en los negocios y en
la industria. El castigo constituye un estímulo en el
aprendizaje de los animales, pero en los seres hu­
manos el elogio y el premio parecen ser incentivos
más fuertes que el reproche y el castigo.

Motivaciones intelectuales

Las motivaciones emocionales están estrechamente li­


gadas con las intelectuales, es decir, intereses, ideales
y propósitos. En realidad, apenas pueden ser separa­
das, pero podemos hacerlo con fines didácticos. Nues­
tra motivación intelectual está relacionada, además,
con el principio antagónico del placer-displacer, pre­
ferencia-rechazo, recuerdo-olvido. El éxito influye
sobre nuestros intereses en relación con el tipo de
actividad; por ejemplo, la actitud de los trabajadores
hacia la empresa en que trabajan está relacionada po­
sitivamente con el éxito que obtienen en su trabajo.
El incentivo juega un gran papel en la industria mo­
derna.00 Según algunos psicólogos, los intereses se
originan a partir de impulsos primitivos y, según
otros, son condicionados por el ambiente. Thurstone
y Peterson (1932), comprobaron la actitud y el
interés de los niños hacia los alemanes y los chinos
antes y después de haber visto películas en las que
se presentaba a estos pueblos en un sentido positivo
MOTIVACIÓN 253
o negativo. Después de haber presenciado el film, la
actitud cambiaba. Estas observaciones pueden ser uni­
ficadas estableciendo qué intereses tienen sus raíces en
la dinámica personal interna estimulados por una refe­
rencia positiva o negativa a uno mismo o a los demás,
especialmente si el interés por los demás está relacio­
nado con la autoidentificación. El éxito no siempre es
decisivo por sí solo. Algunas personas pierden el inte­
rés en una actividad precisamente cuando empiezan a
tener éxito y a fin de probar en otra. En este caso, el
interés no está relacionado con el objeto como tal, sino
con el impulso dominante. Otros individuos reaccionan
en opuesto sentido a las condiciones externas, resintien­
do la presión de la opinión pública. El interés puede
estar relacionado con la necesidad de aprobación so­
cial o con la autoexpresión, y puede envolver impli­
caciones intelectuales, morales o religiosas. Así, los
intereses pueden estar relacionados con ideales y, si
tenemos un elevado ideal social, científico, religioso
o personal, el interés se dirige a algo que nos concier­
ne directamente. Sin embargo, los ideales, como ha
demostrado la psicología profunda, se basan, en gran
parte, en experiencias infantiles. El ideal religioso
suele estar influido por la actitud del niño hacia su
padre; la investigación científica puede tener sus
raíces en las indagaciones que hace el niño para ave­
riguar el secreto del nacimiento; el ideal social está
influido, en gran parte, por las primeras experien­
cias familiares del niño y el ideal del propio desen­
volvimiento parece radicar en más tempranas aspi­
raciones y conflictos.
La intención que guía nuestros intereses e ideales
determina nuestra actitud.138 Aparentemente, el pro­
pósito que lleva a un fin es su motivación, pero como
indica nuestro primer ejemplo acerca de la raciona­
lización (véase p. 203) en la hipnosis, la finalidad
aparente puede ser distinta de la latente. La misma
dualidad rige para los intereses e ideales. Psicológi­
camente, un interés individual consciente basado en
254 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
la intención de ayudar a los demás puede, en reali­
dad, tener su origen en el impulso de poderío; el
ideal religioso manifestado por alguien como valor
moral puede, en realidad, ser su manera de escapar
de las responsabilidades sociales; la determinación de
llegar a ser cirujano, explicada por una persona
como derivada de su habilidad manual e interés por
los humanos, puede derivarse de tendencias sádicas.
La psicología de la propaganda32 se basa en las mo­
tivaciones emocionales e intelectuales del hombre.

La pugna de motivos

Resulta manifiesto que los intereses y propósitos no


son necesariamente el resultado de la simple relación
entre un estímulo y su respuesta, sino que la motiva­
ción es más bien multidimensional. Podemos distin­
guir la motivación estática y la dinámica. Si un ruido
intenso en la calle despierta nuestro interés, nos aso­
mamos a la ventana. Este interés constituye una sim­
ple conexión entre estímulo y respuesta y es transi­
torio. Si alargo la mano para alcanzar un vaso de
agua, la finalidad de esta actividad es, igualmente,
transitoria. En general, los ideales son más perdu­
rables, pero también pueden ser pasajeros como,
por ejemplo, el ideal representado por una estrella
de cine. Estas motivaciones son relativamente unidi­
mensionales y representan una conexión estática entre
estímulo y respuesta. Pero la motivación dinámica
en la que un estímulo está ligado a otro, es distinta.
Cierto estímulo evoca un conjunto de respuestas, cada
una de las cuales es modificada, estimulada e inhibida
por las demás. Éste es el tipo de motivaciones que
incluyen a toda nuestra personalidad. Un estímulo
que atrae nuestro interés más profundo despierta una
atención sostenida, la cual, como indica la palabra,
*
es un estado de tensión. Al formarnos un ideal di-
♦ Del latín tendo, tender.
MOTIVACIÓN 255
ferenciamos una norma de otras identificándonos
con ella, siguiendo la norma elegida y rechazando
las demás. También nuestra actividad intencionada
es una selección basada en el estímulo y la inhibi­
ción. Todo acto de discriminación y de decisión
está relacionado con el proceso de elección y elegir,
en su más amplio sentido, es plantear un conflicto.
Si el acto se decide, la balanza se inclina en favor
de un objeto y, sin duda, el equilibrio vacila.
Cada motivo principal es una estructura de mu­
chos submotivos. Un motivo rechazado puede sepa­
rarse del esquema dinámico, aunque lo más frecuente
es que solamente sea puesto de lado para reaparecer
más tarde en la misma forma o transformado (fenó­
meno al que Freud llamó represión) y su fuerza dar
lugar a posteriores motivaciones. También la repre­
sión despierta una dinámica doble. Expondremos un
ejemplo: si tomamos una decisión en pugna con nues­
tra conciencia, la arrojamos, si así puede decirse, de
nuestro pensamiento, pero como somos incapaces
de disolverla, vuelve continuamente, por su propia
fuerza, a molestarnos. Movilizamos entonces energías
contrarias para rechazarla y tenemos así dos fuerzas
opuestas, una que trata de atraer y otra de expulsar.
Gran parte de nuestra energía se utiliza para la re­
presión y otra no menos importante para rechazar.
Si estas motivaciones latentes y contrarias son sufi­
cientemente fuertes las motivaciones manifiestas lle­
gan a paralizarse y somos incapaces de tomar deter­
minaciones posteriores, y todo lo que hagamos sólo
se utilizará en ese combate interior. Habremos des­
arrollado una neurosis de motivación. En una pala­
bra, nos sentiremos “perturbados”, el balance no
puede equilibrarse.
Nuestra motivación está continuamente determi­
nada por dos tendencias opuestas: una hacia la
adaptación y la conformidad, la otra hacia la diferen­
ciación y ¡a individualidad. El psicoanálisis, que
discutiremos más adelante, considera esta lucha como
256 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
conflictos entre el yo y el ambiente, entre el principio
de “realidad” y el de “imaginación”, estando estrecha­
mente relacionado este último con los deseos que se
refieren a nosotros mismos. El antagonismo entre
las normas morales de un lado y los deseos, aspira­
ciones y limitaciones de otro, separa la motivación
en aparente y latente, expresada en lo consciente-in-
• consciente. El inconsciente mismo está dividido en
fuerzas estimulantes, instintos y fuerzas inhibidoras,
morales e ideales. Así. la motivación más profunda
está acosada por todas partes. Son los principales
ejércitos de lo que es “deseado” y de lo que es
“rechazado”. Tanto lo deseado como lo rechazado está
formado por muchos batallones de las más pequeñas
motivaciones. Cada uno de estos batallones tiene una
fuerza de ataque patente (manifiesta), pero obtiene
sus municiones de la retaguardia, la cual no es, en
realidad, ni vista ni conocida (latente). En la reta­
guardia reina cierta confusión por el hecho de que es
mandada por dos generales: uno que da órdenes (im­
pulso) y otro que se interpone (conciencia, ideales).
Distintos psicólogos han desarrollado teorías dualis­
tas de los instintos o, podríamos decir, de la moti­
vación. Dichas teorías presentan a los ideales como
opuestos a los impulsos, el principio del placer ac­
tuando contra el de realidad, el instinto de conserva­
ción opuesto al de muerte, lo consciente contra lo
inconsciente, las tendencias egoístas frente a las al­
truistas. Estos ejemplos demuestran que la moti­
vación depende de muchas fuerzas dinámicas.149

Teorías acerca de la motivación

En los párrafos anteriores he desarrollado indirec­


tamente mi propia teoría de la motivación, exponien­
do el punto de vista dinámico en general y el dualista
en particular. Sin embargo, las relaciones entre di­
námica y dualismo indican que no tenemos una opo­
MOTIVACIÓN 257
sición estática, sino una dualidad dinámica, en fluc­
tuación. He relacionado el fenómeno de la motiva­
ción con fenómenos biológicos como el sistema ner­
vioso autónomo y los dos hemisferios cerebrales y
con los procesos correspondientes de otros hechos
biológicos como la percepción, la memoria y el
aprendizaje. La integración de tal multiplicidad en
una unidad parece ser un especial fenómeno del orga­
nismo que comienza al nacer y mediante el cual la
criatura integra y unifica las fuerzas que le han sido
legadas por sus antepasados. A continuación vamos
a exponer algunos de las más antiguas y de las más
modernas teorías de la motivación.
Los antiguos griegos analizaban los factores de
la motivación en diversas formas. En función de la
razón y de los apetitos según Platón y Aristóteles
y de acuerdo con el dolor y el placer según Epicuro.
Descartes explicaba la motivación como un principio
mecánico y otros filósofos en función del bien y del
mal. La moderna psicología mecanicista ha explicado
la motivación ya teniendo en cuenta los reflejos, los
instintos y los tropismos que como máquinas innatas
responden a las fuerzas del ambiente, ya por el con­
dicionamiento ambiental, punto de vista según el
cual todas las máquinas son externas y el organismo
sólo proporciona la instalación y los conductores.
Recientemente, ha sido considerada la motivación
como una función del organismo total más que como
simple respuesta a un estímulo. La psicología de las
estructuras (Gestalt) subraya el aumento de tensión
en el organismo durante la motivación y el psicoaná­
lisis hace hincapié en el trabajo de fuerzas antagó­
nicas. El conductismo, enfocando su interés exclusiva­
mente sobre la conducta, ha omitido la motivación
de sus teorías. Las hipótesis racionalistas ponen por
encima la importancia de la razón, la reflexión, la
lógica y la inteligencia sobre la motivación; las teo­
rías del inconsciente subrayan los efectos de los im­
pulsos, presiones y directivas latentes. Otras teorías
258 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
sobre la emoción consideran a ésta como la fuente de
la motivación. En mi opinión, la motivación es la
gran fuerza que unifica las diferentes manifestacio­
nes de la actividad psicológica; abarca las fuerzas
unificadoras de los procesos mentales y emocio­
nales.
XI

PSICOLOGÍA PROFUNDA

El individuo

Todas las leyes de la psicología son aplicables a cada


individuo, pero como dichas leyes están en distinta
relación en cada uno, podemos decir, como G. W.
Allport:3 “Cuando el investigador vuelve los ojos
hacia el individuo, se encuentra con que en él todas
las leyes se han modificado.” La psicología del
individuo evade los procedimientos sistematizados y
generalizados, por lo que el primer intento de estu­
diar lo más profundo del individuo se hizo mediante
los métodos de una psicología nueva. Estos métodos
son los de la psicología profunda o de las distin­
tas escuelas de psicoanálisis, fundado por Sigmund
Freud, que explora muy a fondo las distintas expe­
riencias y expresiones del individuo. Como la experien­
cia individual y su significación para la personalidad
total son únicas, resulta casi imposible tratar estas
observaciones cuantitativamente o generalizarlas. Sin
embargo, así ha ido formándose la doctrina del psico­
análisis. Al estudio de los principios generales del
psicoanálisis seguirá en estas páginas nuestra opinión
acerca de su teoría.

El Psicoanálisis. Sigmund Freud

El inconsciente

Actos fallidos. Freud10 observó que las extrañas ex­


presiones de los neuróticos tenían cierta semejanza
con las de las personas de mente normal. Un paciente
neurótico o psicòtico dice o hace a veces cosas que no
259
260 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tienen sentido, pero esto le ocurre también, en ocasio­
nes al hombre normal. Si un profesor comienza su
clase de la mañana diciendo: “Buenas noches, seño­
res” ¿Cuál es la razón que le ha hecho equivocar su
saludo? Si el profesor tuviera sentido del humor
debería agregar: “Amigos míos, todavía tengo mucho
sueño y desearía que fuese ya de noche.” Deducimos
que el profesor ligó la asociación a) “buenos días,
con la asociación b) de su lección en clase. Pero hay
otra cadena de asociaciones: c) “tengo mucho sueño”
y d) “voy a anticipar la noche que está en contraste
con la precedente. Como las asociaciones subjetivas
(c y d) tienen un tono emocional más fuerte que las
objetivas (a y b), aquéllas reemplazan a éstas. Esto
significa que, en un momento dado, estamos llenos
de ideas y asociaciones, y si quisiéramos expresarlas
todas al mismo tiempo, quedaríamos empantanados y
ningún pensamiento lógico sería posible. La función
organizadora de la mente tiende a seleccionar ade­
cuadamente ciertas asociaciones y a eliminar o repri­
mir otras.

Represión. Es uno de los principales conceptos del


psicoanálisis. Si un apetito o deseo entra en conflicto
con la moral del hombre o con las convenciones socia­
les, vence o el apetito o la resistencia del mismo. Si
se rechaza el impulso, puede apartarse su energía total
(catexis), y de ello resulta la adaptación. Si, por
el contrarío, esa energía no es ni descargada ni adap­
tada, sino reprimida, se presentan las condiciones para
la neurosis. La represión es un proceso inconsciente,
mientras la supresión es consciente. Podemos cons­
cientemente contener un deseo, controlar nuestros
apetitos. La represión es como un mecanismo reflejo,
una detención del desarrollo de las asociaciones y los
deseos; material reprimido, fuera del control cons­
ciente, puede permanecer dormido o labrarse su camino
hacia la superficie apareciendo como un síntoma
incontrolable.
PSICOLOGÍA PROFUNDA 261
El grado patógeno de los síntomas difiere am­
pliamente, pero la estructura de un error en la con­
versación tiene las mismas características que un
síntoma neurótico. ¿Qué pasó en el caso del profesor
en el que una asociación normal reprimida se abrió
paso?, y ¿por qué se abrió paso? Debido a su adhe­
sión a un alto tono emocional. Estos síntomas se
llaman lapsus linguae y están muy a menudo condi­
cionados por la agresividad reprimida. Si el presiden­
te presenta a un orador con las palabras: “Deseo
presentar a Vds. a un orador muy pedante”, en vez
de “Deseo presentar a Vds. a un orador muy brillan­
te”, todo el mundo se da cuenta de los sentimientos
del presidente para con el orador. Son también
conocidos los errores en la escritura que tienen las
mismas bases. Si una persona escribe: Nunca olvidaré
su penosa fiesta”, la sustitución de la palabra “hermo­
sa” por “penosa” nos da idea de lo que se aburrió.
Freud observó uue el olvido pertenece también a
lo que llamó psicopatología de la vida cotidiana. Olvi­
damos un nombre a) si evoca una asociación muy
desagradable, b), y, en consecuencia, omitimos otras
asociaciones neutrales conectadas con el nombre. Un
acto inconsciente debido al olvido puede estar sim­
bolizado por la pérdida de objetos. Según Freud,
nuestros actos son expresión de nuestras asociaciones.
Podemos perder un objeto si nos despierta una aso­
ciación desagradable.

Sueños. Como se sabía ya antes de Freud, un sueño


puede aparecer como reacción a un estímulo endógeno
o exógeno. Un estímulo externo puede ser, por ejem­
plo, el sonido de la campana de un despertador. En
tal caso la persona que duerme puede" soñar que está
escuchando el tañido de una campana. Varios inves­
tigadores han realizado experimentos para estudiar
la provocación de sueños mediante tales estímulos
externos. Se pudo observar que si, por ejemplo, se
pinchaba al durmiente con un alfiler, soñaba que lo
262 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
atacaba una fiera; si se le aproximaba un perfume,
soñaba que estaba en un jardín de flores. Pero ios
sueños también son provocados por estímulos inter­
nos como el dolor. Pero lo que interesó a Freud fue
el mecanismo propio de los sueños. ¿Por qué distin­
tas personas tienen sueños diferentes bajo el mismo
estímulo? Utilizando los sueños como asociaciones
gráficas sobre las que el soñador hacía posteriormente
comentarios, encontró Freud que cada escena del sueño
nos vuelve a experiencias que han ocurrido, en parte,
el día anterior y constituyen el material con el que
se construye el sueño. Pero tales asociaciones nos lle­
van más lejos en la historia del individuo y demues­
tran que la asociación de experiencias recientes está
ligada a otras de acontecimientos más antiguos, incluso
de la infancia del sujeto. Descubrió Freud que las
escenas oníricas no representan solamente una asocia­
ción, sino muchas entrelazadas. El sueño es como un
jeroglífico en el que se condensan varios elementos.
Precisamente una de las características de la actividad
onírica es la condensación. La condensación actúa se­
gún el principio de transferencia metafórica que apa­
rece también en el lenguaje. Hablamos del ojo de
una aguja, la boca de un río o el puño de un bastón.
El sueño hace también otros cambios como el de re­
presentar una persona por un animal. Otra caracterís­
tica es la sustitución. Así como en la guerra o en los
cuentos de hadas una persona puede ser sustituida por
otra, lo mismo ocurre en los sueños. La parte puede
representar el todo, como la firma representa al fir­
mante. Por último, puede aparecer la simbolización,
mediante la cual cierto objeto representa un concepto
determinado, así un anillo significa el matrimonio.
Si se analizan todos estos detalles del mecanismo oní­
rico que forman su contenido manifiesto, podremos
descifrar el sueño y descubrir su contenido latente. Así
hizo un antiguo predecesor de Freud analizando el
siguiente sueño: “He aquí que he soñado otro sueño,
y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se in-
PSICOLOGÍA PROFUNDA 263
clinaban a mí.” El padre del soñador analizó el sueño
en la siguiente forma: “¿Qué sueño es éste que soñas­
te? ¿Hemos de venir yo y tu madre, y tus hermanos,
a inclinarnos a ti a tierra? (Gen. 37-10). Aquí, el
analista reconoce que, en el sueño, el padre está
simbolizado por el sol, la madre por la luna y los
hermanos por las estrellas. Comprende, además, que
el soñador desea que toda la familia le obedezca y el
analista critica esta imagen alucinatoria de un deseo.
Este antiguo psicoanalista fué Jacob, cuyos hechos
aparecen en la Biblia.
Pero una vez comprendido el origen de los sueños
como reacción a estímulos endógenos y exógenos y
el mecanismo de la condensación, la transferencia, la
sustitución v la simbolización podemos preguntarnos:
¿Qué objeto tienen los sueños? Puesto que la mayor
parte de nuestras reacciones sirven alguna necesidad
del organismo, también los sueños deben responder
a una necesidad. Es muy característico que podamos
oír un arrullo de campanas cuando suena el timbre
del despertador. El sueño nos protege del despertar,
es el guardián del dormir. También podemos pre­
guntar, ¿por qué nos gusta continuar durmiendo? La
respuesta es bien sencilla: “porque es más agradable
permanecer en el lecho que comenzar alguna obliga­
ción desagradable.” Dice un proverbio: “Soñaba el
ciego que veía.” Soñamos con aquello que deseamos
tener. Una persona sedienta sueña que bebe agua y una
hambrienta sueña que come mucho. Esta satisfacción
de deseos en los sueños es uno de sus mecanismos
básicos que aparece también en los sueños de los
niños. Si una persona está enojada con su jefe, pero
no se atreve a decírselo, podrá soñar que le da una
paliza y hasta que lo mata. Esto no sólo es una satis­
facción de deseos, sino una descarga de energía. Las
mismas características poseen los sueños sexuales.
Los sueños aparecen como asociaciones de imágenes
que expresan reacciones corporales, como el dolor
de estómago o tensiones psíquicas, como la ira y el
264 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
deseo. Pero las asociaciones de imágenes no sólo son
el lenguaje de la psique y del cuerpo, sino que, como
sabemos por la teoría de los reflejos condicionados,
la psique y el cuerpo pueden también llegar a ser
el lenguaje de las asociaciones. Freud sabía esto des­
de sus estudios con Charcot y Bernheim y de su co­
laboración con Breuer.1G Por ejemplo, es ilustrativo el
caso de un sujeto que en cuanto veía un borracho
en la calle se ponía a temblar y a correr. Cuando se
estudió la historia de este individuo se supo que el
padre había sido un alcohólico que golpeaba al hijo
durante sus borracheras. En este caso la actitud neu­
rótica era una expresión de huida. Esta forma de
huida no está ligada necesariamente al pasado, sino
que puede representar un escape a obligaciones ac­
tuales, como en el caso de los escolares que presentan
trastornos neuróticos el día de sus exámenes. La acti­
tud neurótica no sólo expresa los temores del paciente,
sino también sus deseos. La naturaleza de la neuro­
sis es semejante a la de los sueños, simbolizando en
los gestos y en la conducta lo que en los sueños se
simboliza mediante imágenes.

Libido o energía psíquica. En todos estos fenómenos


se descubre la presencia característica de una energía
psíquica que puede manifestarse en distintas formas.
Freud enfocó su interés sobre esta energía psíquica y
comprobó lo que ya había oído a Charcot: que toda
neurosis se basa en un trastorno sexual. Pero las
manifestaciones sexuales aparecen en tan diversas for­
mas y bajo tantas máscaras que no podemos hablar
de sexualidad refiriéndonos solamente a lo genital.
Freud utilizó el término “libido” para abarcar toda
la amplia gama ¿e manifestaciones sexuales. Vea­
mos, por ejemplo, un caso: un paciente que había
tenido una desdichada experiencia con una muchacha,
rechazando su libido, comienza a buscar el placer en
actividades pervertidas. Desarrolla ciertos síntomas
y comienza a ser psicoanalizado, logrando el psico-
PSICOLOGÍA PROFUNDA 265
analista librarlo de sus síntomas. Pero, hacia el final
del análisis, el paciente cesa repentinamente de hablar
y cuando el analista lo mira para saber por qué, ve
que el paciente se está chupando el pulgar como un
niño. Se hace así evidente que la libido puede regre­
sar a etapas muy remotas. Casos como éste indican
que la libido aparece ya en estadios muy precoces del
desarrollo humano. Podemos olvidarnos al principio
de la connotación de la palabra “libido” y llamarla
“impulso al placer”. Uno de los impulsos del niño
para proporcionarse placer es el de chuparse el dedo.
Posteriormente, uno de los impulsos infantiles al
placer\pstá relacionado con los alimentos, el comerlos
y excretarlos. La observación ha demostrado que las
sensaciones anales son placenteras para el infante.
El primer impulso al placer es la libido oral y el
segundo la libido anal; las regiones del cuerpo que
proporcionan placer se llaman “zonas erógenas”. Más
adelante el impulso placentero se centra en los geni­
tales, pudiendo dividirse la libido genital en tres
fases: autoerótica, homosexual y heterosexual. El
impulso placentero o libido no se desarrolla separa­
damente, es decir, no sólo biológicamente, sino en
relación con las actividades psíquicas. El organismo
es una unidad y, por tanto, no puede existir tal sepa­
ración del desarrollo. Existen ciertas asociaciones
básicas que pueden influir sobre el desarrollo de
impulsos. Las asociaciones básicas del niño se centran
sobre su familia: padre, madre y a veces hermanos.
Freud opinaba que los muchachos tienen mayor afec­
to a la madre y las muchachas que al padre, y dió
a esta actitud el nombre de “complejo de Edipo”.

Los complejos. La palabra “complejo” se deriva de


una latina que significa “enroscarse juntos”, y ex­
presa la idea del entrelazamiento de varias partes o
cosas. Según el psicoanálisis, un complejo es una
serie de ideas marcadamente emocionales en estado
reprimido. Los complejos se hacen manifiestos en
266 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
los trastornos de la conducta. La base de este tras­
torno es una asociación, el contenido de la cual puede
no estar integrado en el esquema vital del individuo
a causa de ser socialmente inaceptable, extremada­
mente desagradable para el individuo o en contradic­
ción con los valores y aspiraciones del sujeto. Por
ello dicha asociación tiende a ser eliminada de la
conciencia reprimiéndola en el inconsciente. En ge­
neral, una sola represión no produce un complejo,
pero muchas causan un trastorno del inconsciente. El
complejo en una fusión de varias asociaciones repri­
midas que frecuentemente tienen un denominador
común (angustia, ira, desaliento, etc.). Las asociacio­
nes sobre un tema semejante y reprimidas sucesiva­
mente crean una especie de respuesta condicionada.
Siempre que aparezca un estímulo que despierte el
complejo o asociaciones reprimidas, el individuo reac­
cionará con un trastorno de la conducta, es decir,
con un “síntoma”. La palabra “síntoma” se deriva
de una griega que significa “signo” o “rasgo”. El
síntoma manifiesta algo que no se ve y el psico­
análisis intenta proyectar su luz sobre ello.
Un complejo condiciona la conducta del hombre.
Pensaba Freud que todos tenemos complejos que de-‘
terminan el curso de nuestras energías. La elección
de esposa puede estar determinada por la imagen
materna, haciendo que se escoja un tipo de mujer
semejante o completamente diferente a la madre. La
actitud hacia los hombres puede haber sido determi­
nada por la actitud hacia el padre en la primera
infancia. Edipo, en el complejo de su nombre, se
refiere al rey de la mitología griega que fué impul­
sado a matar a su padre y casarse con su madre sin
saberlo. Suponía Freud que el impulso en que se
basa el complejo de Edipo era innato, teoría que ha
levantado muchas objeciones. Sin embargo, no ne­
cesitamos suponer que dichos impulses sean innatos,
sino que pueden ser condicionados por los progeni­
tores mismos. El padre puede proyectar su idea de
PSICOLOGÍA PROFUNDA 267
la mujer sobre la niñita y la madre su ideal de hom­
bre sobre el varoncito. Estas proyecciones pueden
condicionar tanto la actitud de los padres como la
respuesta del niño.
Otro complejo es el de castración. Si un niño
ha observado la diferencia sexual que lo separa de
su hermanita, puede desarrollar el miedo a perder su
pene, pues supone que su hermanita ya lo perdió.
Por su parte, la niña puede desarrollar un sentimien­
to de inferioridad al verse privada de ese órgano.
Cuando estas asociaciones determinan el desarrollo de
la libido, Freud las llama “complejos de castración”.
En los primeros tiempos del psicoanálisis se in­
sistía casi exclusivamente sobre el desarrollo de la
libido, la que significaba la energía cuantitativamente
cambiante del instinto sexual. Pero estos cambios no
Splo ocurrían en la esfera de la libido, sino que la
libido sexual puede transformarse en actividad psí­
quica. Llamó Freud a esta transformación de la li­
bido “sublimación”. (Inversamente, la actividad psí­
quica puede transformarse en libido, como es el caso
en las fantasías eróticas.) Adler, discípulo de Freud.
del que hablaremos más adelante, observó que el im­
pulso sexual y sus derivados no proporcionan el cua­
dro total de la organización psíquica. No sólo el
impulso de poderío y el de cumplir consigo mismo
desempeñan un papel tan importante como el de la
libido, sino que ambos instintos luchan entre sí. Pos­
teriormente, Freud reconoció otros impulsos como los
del yo, tan importantes como el sexual.43

El esquema psicológico interno

Fo, Ello y Superyó. Hasta ahora he omitido a pro­


pósito todos aquellos conceptos que, en opinión de
la mayoría, constituyen el psicoanálisis, tales como
los del “yo” (ego), “ello” (id.) y “superyó” (su-
per ego) y “censura”. Todos estos conceptos consti-
268 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
luyen hipótesis de trabajo para poder encontrar un
camino a través de la selva de las funciones psíquicas.
Las funciones psíquicas no pueden ser igualadas con
las que tenemos conscientemente en la mente. El
fenómeno de la doble personalidad, de los sueños y
de las neurosis demuestran claramente que existen
dos tipos de funciones psíquicas, unas conscientes y
otras inconscientes. (Entre estas dos regiones se en­
cuentra una tercera, la preconsciencia, que se inter­
pone entre ellas.) Para Freud, la “consciencia” era
simplemente un órgano de percepción. Sólo “perci­
bimos” una parte limitada de lo que “vemos”. Mu­
chas cosas escapan a nuestra atención. De algunas no
nos enteramos porque no tienen importancia para
nosotros; otras son percibidas y “olvidadas” inme­
diatamente, debido a que despiertan asociaciones des­
agradables. La hipnosis y los sueños demuestran que
estas percepciones son reprimidas y almacenadas.
Nuestro organismo psíquico trata continuamente de
eliminar los factores que perturban la función regu­
ladora de la consciencia; si muchos de estos factores
son eliminados de la mente rechazándolos al incons­
ciente, el equilibrio psíquico se desvía hacia el in­
consciente, el que, entonces, se posesiona de las fun­
ciones reguladoras v domina sobre la “consciencia”.
Si uno trata de iluminar estos procesos inconscientes,
es decir, si intenta hacerlos conscientes mediante
asociaciones suele encontrarse con cierta resistencia.
Según Jung, midiendo el tiempo que tarda el sujeto
en establecer asociaciones se mide, en realidad, la
resistencia que opone la psique. Dicha resistencia
provoca también una respuesta emocional particular­
mente fuerte que puede medirse con el galvanómetro.
Freud obtuvo con sus pacientes la evidencia de estos
dos sistemas psíquicos, el de lo consciente y el de lo
inconsciente, y las causas que impedían el intercam­
bio entre ambos.
Nuestro sistema consciente está controlado por el
yo. El inconsciente, al que Freud, tomándolo de
PSICOLOGÍA PROFUNDA 269
Nietzsche, llamó ello, parece funcionar contra nuestra
intención y nuestra voluntad, independientemente de
nosotros en apariencia. Pero durante el psicoanálisis
llega a hacerse claro que el sistema psíquico no puede
dividirse solamente en yo y ello, pues es evidente que
existe algo más que dirige a ambos. Esta fuerza di­
rectiva aparece claramente en las ideas y principios
que practicamos y se desarrolla siguiendo el desenvol­
vimiento del yo. Freud llamó a esta fuerza superyó.
Todos nuestros ideales de connotación social, moral
o religiosa deben haberse desarrollado por cierto tipo
de experiencia y Freud descubrió que la experiencia
básica durante el crecimiento del niño está relacio­
nada con el padre y la madre, no sólo emocional­
mente, sino también intelectualmente. Los padres,
elevados en la psique infantil a la categoría de idea­
les, forman la base de la que se deriva el superyó,
con sus ideas directivas, tales como Dios y los valores
morales. Estas tres funciones básicas de la psique,
yo, ello y superyó forman la dinámica psíquica con.
su intercambio de energías. El superyó representa
las restricciones morales y el estímulo hacia la per­
fección, enfrentándose al ello, que es el reservorio
de los impulsos, y al aue Freud llamó “una caldera de
energías en ebullición”. Como los impulsos del ello
estimulan al yo, el pobre yo se encuentra entre dos
fuegos, y si éstos son muy fuertes, desarrolla a ma­
nera de protección una conducta neurótica.
La neurosis es un mecanismo que protege del des­
equilibrio. Las energías neuróticas, por ejemplo, ex­
presan los deseos del sujeto de poner “orden” y equi­
librio en su vida. Hay dos formas distintas de perder
el equilibrio: o bien el superyó es demasiado intenso
de tal modo que el yo no puede alcanzar sus ideales,
o bien el ello y sus emociones son muy fuertes y el
yo no puede dominar sus impulsos. La función de la
conducta neurótica consiste en establecer ceremonias
y reglas que tratan de entenderse con los impulsos y
las prohibiciones. Mientras el superyó determina la
270 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
conducta del hombre en lo que se refiere al futuro
y el yo establece una separación entre pasado, pre­
sente y futuro, las funciones del ello están fuera de
toda consideración de tiempo. El tiempo no existe
en el inconsciente, y del mismo modo que el con­
cepto de tiempo es un producto artificial, también lo
es el de espacio separando unas cosas de otras y no
existe en el insconsciente. En nuestros sueños nos des­
entendemos tanto del tiempo como del espacio, mez­
clando pasado, presente y futuro, así como las relacio­
nes espaciales. Si tomamos el yo, el ello y el superyó
ccmo esquemas hipotéticos, existe una energía que
fluctúa entre estas tres regiones.

Unidad de los procesos psicológicos. Como dijimos


anteriormente, el psicoanálisis ha descubierto que la
energía psíquica que puede consumirse en determina­
do acto puede ser trasladada para manifestarse en
otro acto y así, dada la unidad del organismo, im­
pulsos como el sexual pueden transformarse en acti­
vidad mental. Por otra parte, si se bloquean las ma­
nifestaciones de un síntoma, el paciente desarrolla otro
síntoma. Así el organismo parece contener una ener­
gía básica que, como el vapor o la electricidad, puede
diiigir la más variada clase de máquinas. Además, la
cantidad de energía parece ser fija y constante, como
ocurre con la cantidad de hulla necesaria para mover
una locomotora. El intercambio de la energía física y
psíquica supone la existencia de una energía psicofi-
siológica a la Freud llamó libido. La unificación de
todas las energías se corresponden con la unidad del
organismo en que aquélla actúa. El psicoanálisis fué
la primera teoría que demostró que cada expresión
simple de la personalidad está relacionada con todas
las demás formas de expresión, de modo que ningún
síntoma puede tratarse aisladamente. El psicoanálisis
intenta realizar la reconfiguración de todo el orga­
nismo. Este proceder hace del psicoanálisis, en con­
traste con la hipnosis, un largo proceso en el que
PSICOLOGÍA PROFUNDA 271
la personalidad es enfocada desde muchos y muy di­
versos ángulos. Como la unidad del organismo liga
todas sus manifestaciones unas con otras, el psico­
análisis modifica en el paciente todas estas funciones
psíquicas.

El principio del placer. La energía psíquica es dis­


tinta de la física en cuanto está conectada con las
sensaciones. La sensación básica es el placer. La
satisfacción de los impulsos como el hambre o el
amor proporciona placer y determina ciertos procesos
mentales relacionados con esta función. La dirección
de los impulsos aparece en forma de deseos. Ahora
bien, el principio del placer, el ilimitado impulso
hacia un fin, es refrenado por el principio de rea­
lidad. Las condiciones de la realidad, tanto como
las direcciones del superyó, bloquean y canalizan el
instinto de placer y el dinamismo entre ambos go­
bierna la conducta del individuo. Si los principios
de placer y de realidad no están equilibrados, surge
la neurosis.
El desarrollo psíquico es, en su mayor parte, un
sucesivo desenvolvimiento del yo y del superyó inde­
pendientemente de los impulsos radicados en el ello.
La relación entre consciente e inconsciente ha sido
comparada a un témpano de hielo en el que sólo
emerge de la superficie el 10 %, mientras el 90 %
restante está sumergido. El Yo y el superyó serían
la cima y el ello la base de dicho témpano.

El instinto de muerte. Las miras de un impulso


consisten en ser descargado, lo que suele producir
placer. Sin embargo, hay muchos casos en que el im­
pulso sólo está relacionado indirectamente con el
placer. En esas circunstancias, el estímulo principal
es la descarga misma, la disolución del impulso, es
decir, su muerte. Estos instintos de muerte o impul­
sos destructivos parecen estar en oposición con la
tendencia de la libido a buscar el placer. En su obra,
272 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Más allá del principio del placer,43 Freud se pre­
gunta si el impulso hacia la muerte no es el principio
fundamental de todos los demás impulsos, y al tender
todos hacia la muerte, uno puede formular la si­
guiente paradoja: la vida sólo es una demora de la
muerte. Según Freud, la dinámica de la personalidad
resulta del antagonismo entre el impulso hacia la
vida y el impulso hacia la muerte.

La censura. Uno de los conceptos centrales del psico­


análisis es la división de la psique en una esfera cons­
ciente y otra inconsciente (con las intermedias del
superyó y el preconsciente). El inconsciente se com­
pone de los instintos innatos y el material que ha
sido reprimido por serle desagradable y repulsivo
a la conciencia. El paso del contenido del incons­
ciente a la conciencia es impedido por una fuerza de
detención a la que Freud llamó censura. Si la censura
disminuye su vigilancia, como ocurre durante el sue­
ño, los materiales del inconsciente tratan de penetrar
en la conciencia, mediante el recurso psíquico de des­
figurarlos con una especie de disfraz que los hace apa­
recer como inocentes. El trabajo del psicoanalista,
semejante al del experto en detectar el camoujlage
de guerra, consiste en descubrir las “tretas” bajo las
que se oculta el verdadero material. La suposición
de que en el alma existen dos fuerzas en lucha, el
ello y la censura, tratando de vencer una a la otra
utilizando diversos recursos despertó las mayores
objeciones contra Freud y el psicoanálisis. La diná­
mica psíquica basada en asociaciones, puede ser ex­
plicada en la forma más sencilla. La resistencia
psíquica, por ejemplo, puede estar ligada con el fe­
nómeno de la integración. En ciertos casos, una nueva
experiencia A evoca otra similar más antigua a. En
otros casos el elemento a puede estar estrechamente
integrado en un complejo de experiencias a, b, c, d,
que puede oponer resistencia al esfuerzo por desalojar
a a. En este conjunto el elemento a puede jugar un pa-
PSICOLOGÍA PROFUNDA 273
peí positivo, como el de una vitamina, u otro negativo,
como el de una bacteria. Cierta experiencia clave llega
a ser absorbida y la dificultad para separarla aparece
como resistencia. En este sentido, el camouflage pue­
de no consistir en una treta sino que se le puede
considerar más bien como una deformación de las
asociaciones debida a un choque entre asociaciones
antagónicas (como ocurre con los lapsus linguae) o
a una condensación de símbolos (como aparece en
los sueños), lo que puede ocurrir si una asociación
evoca a la vez a otras varias que se imponen a aquélla.

Críticas al psicoanálisis

a) Los métodos. La influencia de Freud sobre el pen­


samiento literario uopular ha sido enorme, pero aun­
que el psicoanálisis ha ejercido su influencia sobre
las actividades más variadas como la psiquiatría,17
la antropología,78 la sociología,31 la paidología11
y la literatura,61 en cambio, durante muchas años fué
muy escasa sobre la psicología. Esta última estuvo y
continúa estando envuelta en una lucha por llegar
a ser una ciencia objetiva y los psicólogos ocupados
en la búsqueda de leyes, sistemas y definiciones, vie­
ron en el psicoanálisis un peligroso inconveniente.
Freud se esforzó intencionadamente en fomentar esta
suspicacia. Hizo hincapié en que al psicoanálisis no
le interesaban los experimentos ni las valoraciones
estadísticas y se expresaba en esta forma: “Reciente­
mente, los médicos de una universidad norteamericana
se negaron a admitir que el psicoanálisis fuese una
ciencia, basándose en que ésta no utiliza pruebas
experimentales. La misma objeción podrían formu­
lar acerca de la astronomía; después de todo, la ex­
perimentación con los cuerpos celestes es sumamente
difícil y en estos casos casos tiene uno que fiarse de
las observaciones”. A la modificación psicoanalítica
de su discípulo Adler, la llamaba Freud despectiva­
mente un “sistema” con el que el psicoanálisis no tie-
274 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ne nada que ver. Freud revisaba continuamente sus
conceptos y no dudaba en rectificarse. Las técnicas
psicoanaliticas no permiten la repetición exacta de la
misma observación. Además, se ha objetado que un
psicoanalista puede demostrar lo que desea introdu­
ciendo el término de resistencia: cuando un paciente
no tiene asociaciones es, simplemente, que presenta
una resistencia. Sin embargo, la unidad dinámica es
como un círculo; si falta una pequeña parte de la
circunferencia, no sólo podemos reconocerlo aún,
sino que sabemos cómo es el fragmento que falta,
pues está condicionado por la estructura de la tota­
lidad, y si esa pieza no está presente, suponemos na­
turalmente que ha sido suprimida por alguna fuerza
e impedida de aparecer, esto es, reprimida. La ter­
minología de Freud es una regresión a los conceptos
animistas; la personifican los impulsos y los procesos
psicológicos internos se expresan como actores que
representan un drama. Pero los principios psico-
analíticos pueden también parecer dudosos cuando
se investigan por métodos científicos. El léxico de
los símbolos oníricos que eran fundamentalmente va­
riedades de dos símbolos, el pene y la vagina, no fué
tomado en serio posteriormente por el mismo Freud
y los sueños se consideran dependientes de un sim­
bolismo individual. Sin embargo, ciertos experi­
mentos pudieron demostrar algunos mecanismos ge­
nerales de simbolización. Schroetter, en 1912, ordenó
a varias personas sumidas en profunda hipnosis que
soñasen con actividades sexuales, v observó entonces
la aparición de algunos símbolos descritos por Freud.
Poetzl, de Viena mostró a un sujeto algunas estam­
pas en el taquistoscopio. Ciertos detalles importantes
de dichas estampas pasaron inadvertidos, pero fueron
utilizados en la noche siguiente para la simbolización
onírica.

b) A los asertos. El hincapié que el psicoanálisis


hace sobre la fijación del desarrollo sexual infantil
PSICOLOGÍA PROFUNDA 275
en las fases oral, anal y genital, la estereotipia del
complejo de Edipo o del de castración, no han sido
confirmados incuestionablemente.122 La suposición de
Freud de que la hiperestimulación sexual conduce a
las perversiones y las neurosis puede refutarse por los
estudios acerca de las culturas primitivas. La falacia
básica de muchas afirmaciones del psicoanálisis es,
por una parte, su excesiva simplificación, por otra,
su complicación, y, en ambos respectos, su generali­
zación. Los puntos de referencia dependen de las
propias experiencias del piscoanalista y no de datos
objetivos. La pretensión más importante del psico­
análisis, el éxito del tratamiento, nunca ha sido com­
probada plenamente. Un trabajo de Kessel y Hyman,
realizado sobre treinta y tres casos enviados por mé­
dicos a acreditados psicoanalistas, mostró el 15 % de
curas completas, mejorías en el 42.5 %, no hubo mo­
dificación alguna en el 21 % y se observó un empeo­
ramiento en el 21.5 % de los casos. Hubo, pues, dos
veces y media más resultados positivos que negativos,
aunque la mejoría no fué absoluta en todos los casos,
como los autores psicoanalistas intentan afirmar.

Contribución de Freud a la psicología del individuo.


A pesar de todas las objeciones, se hace de día en día
más evidente que la revolución del pensamiento esti­
mulada por Freud, cambió totalmente el concepto de
psicología. No tanto por los descubrimientos y con­
ceptos específicos, sino por la orientación general
que se ha dado a la psicología. Esta orientación ge­
neral consiste en la noción de que las manifestaciones
psicológicas no son solamente mecanismos de estímulo-
respuesta, sino procesos dinámicos que suelen fundar­
se en conflictos. La brecha entre psicología normal y
anormal ha desaparecido y los enfermos mentales, tra­
tados antes como monstruos, han recobrado su digni­
dad humana. Además, la validez que los conceptos
psicoanalíticos puedan tener ha servido para llamar
la atención hacia un gran número de fenómenos des-
276 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGIA
conocidos antes. La mayor contribución de Freud ha
sido la de hacer comprender que el individuo ya no
puede ser considerado como la rata en un laberinto,
sino que es una persona con experiencias únicas y
formas propias de comunicarlas.

Psicología individual. Alfredo Adler

Situación psicológica

La mayor contribución de Freud a la psicología con­


sistió en tender un puente entre las manifestaciones
del cuerpo y las de la psique, haciendo posible el
considerar al hombre como un organismo unificado,
formado según leyes innatas y experiencias adquiri­
das. Así como el cuerpo se desarrolla según normas
innatas cuya estructura y función pueden clasificarse,
así Freud investigó las normas generales de la or­
ganización psíquica. Pero la idea de un mecanismo
endógeno general, el esquema filosófico de las re­
giones psíquicas y la mítica lucha de los impulsos,
aisló al psicoanálisis.
Alfredo Adler, uno de los más destacados discí­
pulos de Freud, intentó conciliar este nuevo método
psicológico con las ideas generales sobre el desarrollo
de la psique. Suponía que nuestro desenvolvimiento
psíquico dependía principalmente del ambiente social,
sugiriendo que la psique es, en gran medida, un pro­
ducto hecho por el hombre, que no dependemos de
una organización psíquica general, sino que cada in­
dividuo es diferente de los demás en relación con sus
actitudes hacia el ambiente y de las de este último
hacia la persona. Esta forma de enfocar al indivi­
duo como una personalidad aislada ha sido llamada
por Adler “psicología individual”. Adler define su
sistema del modo siguiente: La psicología indivi­
dual intenta ver al individuo viviendo como un todo
y considerando cada una de sus reacciones simples,
PSICOLOGÍA PROFUNDA 277
de sus movimientos e impulsos, como partes articula­
das de su actitud personal hacia la vida. Mientras
Freud trata de demostrar que las reacciones psíquicas
del hombre son provocadas sin su propia intención
por causas que yacen en el pasado, Adler afirma:
“Existe una ley que gobierna la vida psíquica, la de
tener seguridad; pero es una ley hecha por el
hombre.” ü

El método. Además de explicar la conducta por sus


causas, Adler trata de explicarla por sus fines. Llama
a esto el método teleológico o final. Cuando un niño
desarrolla una neurosis, Adler no hace hincapié en
sus orígenes, sino que pregunta: ¿Qué gana el niño
con tal conducta? y contesta: En realidad gana po­
der, tiranizando a toda su familia. El niño se vale
de sus síntomas para prevenir a la familia de que
algo terrible puede pasar si no lo cuidan, si no en­
focan su atención sobre él. La neurosis constituye
un esfuerzo para conseguir un fin que es “objetiva­
mente” equivocado, pues, para Adler, el criterio de
la verdad objetiva es la general aceptación social.
Para Adler, la neurosis no es un sufrimiento del
individuo, sino un ultraje a la sociedad.
i
El curso de la vida. Los fines de un individuo no son
formas aisladas de la psique, sino parte de todas las
normas vitales del individuo o lo que Adler llama
“curso de la vida”. Freud veía un curso vital indi­
vidual derivado del desarrollo de su libido, es decir,
principalmente como una consecuencia sexual. Para
Adler, el curso vital del sujeto está determinado por
tres reacciones generales: hacia la sociedad, el tra­
bajo y el amor. Según Adler, un estilo personal de
vida no aparece claramente tan amplio como es en
una situación familiar favorable. Pero a cada nueva
situación, cuando necesita adaptarse, ese estilo de
vida aparece evidente. Aquí puede manifestarse toda
actitud individual. Adler expone el experimento rea-
278 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
lizado con tres tipos diferentes de muchachos al
ponerlos ante la jaula de un león para observar sus
reacciones al ver a este animal por primera vez.
El primer muchacho se volvió y dijo: “Vámonos a
casa.” El segundo dijo: “¡Qué simpático!,” trataba
de aparecer valiente, pero estaba temblando, pues
era un chico cobarde. El tercero dijo: “¿Puedo es­
cupirle?” Como, según Adler, el desarrollo psíquico
individual está condicionado por la actitud hacia el
ambiente, el sujeto se enfoca básicamente sobre sus
relaciones sociales, y o trata de dominar al ambiente,
o se somete o bien enmascara su conducta y oculta
sus verdaderas actitudes.

PSPCOLOGÍA DE LOS IMPULSOS

Como el impulso fundamental del individuo es el de


conservación, el impulso de poderío es el rasgo prin­
cipal y la sumisión y la conducta enmascarada pue­
den considerarse como intentos indirectos para conse­
guir la atención y el poder. La conducta pasiva y
neurótica puede, por lo tanto, no ser otra cosa que
una argucia. Cuando la realidad no satisface a es­
tos impulsos de poderío, el individuo teje “la red
de su propia ficción”. En los casos en que un neuró­
tico tiene la compulsión a lavarse continuamente,
Freud relaciona este síntoma con alguna experien­
cia sexual de la que el sujeto desea limpiarse. Adler
diría que esta persona tiene el deseo de ser más
limpia que ninguna otra. Aquí la motivación es una
lucha por el poder y está determinada por la fina­
lidad de obtenerlo en el futuro. Los síntomas no
serían expresión de los deseos sexuales sofocados en
la infancia, como indica el psicoanálisis, sino una
técnica utilizada para salvaguardar al individuo, para
protegerlo de las dificultades en el cumplimiento de
sus deberes. Adler llega hasta menospreciar la se­
xualidad como impulso básico. Este impulso, como
PSICOLOGÍA PROFUNDA 279
tantos otros, está determinado por una idea domi­
nante: “Quiero ser hombre, quiero poseer un poder
varonil.” La sobrevaloración del impulso sexual y
de las perversiones sirve a esta finalidad de ser su­
perior y de superar la época en que se era un niño
débil, dominado e inferior.
Si una persona no alcanza sus fines en la reali­
dad, el sentimiento de inferioridad aumenta en pro­
porción a los deseos incumplidos y lo que no se puede
conseguir se compensa en la imaginación. Los valores
sociales consideran el papel femenino como inferior,
especialmente en Europa. Así, tanto el hombre como
la mujer desarrollan una “protesta masculina” con la
que uno y otra tratan de destruir o compensar los ras­
gos de debilidad femenina.
El desarrollo del poderío está también determina­
do por condiciones constitucionales. Adler recuerda
el ejemplo de Demóstenes, quien, siendo tartamudo,
compensó su defecto mediante el entrenamiento, de
tal modo que sus órganos del lenguaje llegaron a
ser particularmente efectivos v él mismo un hábil
orador. La inferioridad específica fué, en este caso,
compensada. Los líderes son, con frecuencia, de escasa
estatura. En otras palabras, las condiciones innatas
llegan a integrarse en los fines psíquicos. La vida
se centra alrededor de un punto débil de inferioridad
específica y no en torno a la sexualidad. Esta rela­
ción entre las necesidades físicas y psíquicas llevó a
Adler al descubrimiento de lo que él llama “el dia­
lecto de los órganos”, es decir, la realización indi­
vidual de sus fines con todo el organismo y no sólo
con los órganos sanos, sino también con los enfer­
mos^ no sólo con actos normales, sino también con
hechos anormales.
El desarrollo de la línea vital y de la voluntad
de poderío depende también de las primeras experien­
cias infantiles en su ambiente. La constelación fa­
miliar estimula el impulso de poderío o la reacción
de inferioridad. Un hijo único se siente más impor-
280 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tante que si tiene hermanos. Si un recién nacido
atrae toda la atención de los padres, el hermano ma­
yor desarrolla un sentimiento de inferioridad y de
odio o domina al hermanito más pequeño. Sin em­
bargo, las investigaciones experimentales no han con­
firmado esta tesis.
Integrada así la neurosis en la línea vital de una
persona, ésta defiende a aquélla como una madre a
su hijo. La actividad constante puede ser una com­
pensación a la pasividad básica y a la pérdida de la
adaptación.

Técnica y fines de la psicología individual

La técnica de la psicología individual consiste en


hacer comprender al paciente que debe desempeñar
su papel en la sociedad. El analista y el paciente
discuten libremente problemas psicológicos como si
se tratase de negocios, determinándolos de común
acuerdo. Este procedimiento excluye el hundimiento
pasivo en que se sumerge el paciente en el psicoaná­
lisis, recostado en la chaise-longue sin ver al psico-
terapeuta. La resistencia no constituye un bloque
psíquico como en el psicoanálisis, sino que se basa
en la necesidad del paciente de que le sea confirmada
su enfermedad por el analista. La transferencia tam­
poco es considerada, como en el psicoanálisis, como
un contacto necesario entre paciente y médico, sino
como una argucia del enfermo para dominar al ana­
lista conquistándolo con el amor o con el odio.
Para Adler, la organización psíquica no es fija en
determinada norma, sino que es absolutamente mol-
deable, pero al paciente hay que proporcionarle un
sentimiento de seguridad y valor en su lucha por la
vida. Un psicólogo individual expone el ejemplo de
una rana que, habiéndose caído en una vasija con
leche, no quiso rendirse a su destino; luchando, apa­
rentemente sin finalidad, se encontró repentinamente
PSICOLOGÍA PROFUNDA 281
con una masa sólida bajo sus patas, pues la leche
se había convertido en mantequilla. Otro medio de
conseguir el propósito de una buena adaptación al
ambiente es la tolerancia, convenciendo al sujeto de
que en parte tiene razón, pero que también el am­
biente tiene parcialmente razón. Por tanto, la finali­
dad principal es la adaptación social, es decir, la
comprensión contra el impulso. Como guía para
adentrarse en la personalidad del paciente, Adler
utiliza su historia clínica y sus sueños, considerando
a estos últimos como un “ensayo emocional de planes
y actitudes para despertar la conducta”.
Según Adler, los primeros recuerdos son muy
importantes, como se desprende del siguiente ejemplo
que ha llegado a mi conocimiento. El primer re­
cuerdo de una mujer era aue su padre la ridiculi­
zaba porque siendo demasiado pequeña no podía
alcanzar a mirar por encima de la mesa y que, a causa
de esto, se escondía. A lo largo de toda su vida
continuó ocultándose de los demás.
La finalidad de la psicología individual es adap­
tar al paciente al ambiente, mientras que la del psi­
coanálisis es adaptarlo a sí mismo, concillando las
tendencias opuestas de su personalidad. El psico­
análisis se propone ampliar la órbita de la perso­
nalidad.
La psicología individual considera al individuo
elástico: cuanto más se extiende más alta es la ten­
sión y menor la flexibilidad. Adler trata de reducir
las desmesuradas proporciones del alma a sus dimen­
siones reales, evitando la ocultación de la realidad
y excluyendo la fantasía. La psicología de Adler no
da valor al genio en las necesidades de la sociedad.
Algunos psicoanalistas lo han llamado “la calderilla
del psicoanálisis”. La gran simplificación adleriana
de los fenómenos psíquicos es tan unilateral como la
enorme complicación freudiana.
Freud objeta a la teoría de Adler que “el senti­
miento de inferioridad tiene fuertes bases eróticas”
282 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
y que, además, se deriva de “las relaciones del yo
con el superyó”. Oponiéndose a la afirmación de
Adler sobre el todopoderoso papel de la hipercom-
pensación para combatir la inferioridad, Freud in­
siste en que lo importante es el instrumento utilizado
para ejecutarlo y no el fenómeno mismo. Y con­
cluye diciendo: “Eso puede ser una filosofía, pero
ya no es análisis.”

Contribución de Adler a la psicología del individuo.


Las principales contribuciones de Adler a la psico­
logía general son: 1) Su insistencia en la unidad del
organismo; el cuerno, en sus movimientos y enfer­
medades, habla el lenguaje del alma e, inversamente,
los defectos físicos y las capacidades muy desarrolla­
das influyen sobre el lenguaje psíquico. Esta rela­
ción recíproca entre cuerpo y espíritu ha sido re­
cientemente bautizada con el nombre de “psicosomá-
tica”. 2) Adler hace hincapié en la interdependencia
de individuo y ambiente. La psicología ha estudiado
al hombre en una cápsula, como determinado por la
herencia y condicionado por sus reacciones ante el
ambiente. Ha enfocado al hombre como un fenóme­
no aislado y no en sus relaciones dinámicas con el
mundo, mediante las que tanto el sujeto como el am­
biente son donadores y receptores. 3) Sin embar­
go, la principal aportación de Adler es su teoría de
la determinación de los actos del hombre no tanto
por sus esperanzas pretéritas, como por sus finalida­
des, mediante las cuales configura su vida y su des­
tino. Cree Adler que nadie ha hecho nunca un juicio
sobre un hecho sin pencar en su finalidad. Esto se
comprende inmediatamente en las actividades de un
pintor, un escultor, un músico o un poeta. Sin
embargo, un análisis de la motivación indica que aun
las más simples actividades persiguen un fin, aunque
éste no siempre sea consciente. El fin dirige todas
las actividades hacia un punto de convergencia en el
que se reúnen todas las manifestaciones del indivi­
PSICOLOGÍA PROFUNDA 283
dúo. Este fin puede ser verdadero para cumplirse
en la realidad o puede ser imaginario presentándose
sólo en la imaginación. Hasta que el psicólogo no
esté familiarizado con el objetivo que determina el
curso de la vida, no obtendrá indicio alguno sobre
el desarrollo futuro, a pesar de todo el sistema de re­
flejos y hábitos. Todas las actividades psíquicas se­
rían incontrolables si no estuvieran dirigidas hacia
un fin del que reciben su valor. Así, Adler ve en
cada acto psíquico una acción preparatoria que al
mismo tiempo lo impulsa hacia el fin. Un defecto
biológico o psicológico, por ejemplo, una inferiori­
dad orgánica, puede impulsar al individuo ya sea en
dirección de la energía ya de la debilidad, según el
“uso” que haga de aquélla. Si su estilo de vida
tiende a la conciliación, a la huida, a rehuir las cosas
desagradables, tal inferioridad puede vencerlo y ha­
cer de él una persona débil. Pero si, por el contrario,
su estilo de vida tiende a atacar directamente, a su­
perar y vencer sus impedimentos, la inferioridad lo
hace más fuerte.
Adler modificó los tradicionales conceptos sobre
la herencia y el ambiente que afirmaban la influen­
cia de ellos sobre la personalidad. El psicólogo vie-
nés hace la ecuación reversible y señala que la per­
sonalidad puede influir sobre la herencia y el am­
biente o, mejor dicho, sobre la forma en que son
utilizados. En esta forma, Adler amplía el concepto
dinámico en psicología, viendo al individuo no sólo
en una relación unilateral determinada por la heren­
cia y el ambiente, sino como un agente determinante
dirigido no sólo por el pasado, sino también, y aun
con más energía, por el futuro; no influido por su
cuerpo o por su psique aislados, sino por ambos
a la vez. Mientras Jung, del cual hablaremos inme­
diatamente, insiste sobre el principio del equilibrio
psíquico mediante una función compensadora de ener­
gías, Adler destaca el principio del equilibrio bioló­
gico Hitegrado en las actividades psíquicas.
284 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA

Psicología analítica. Carlos Gustavo Jung

Los TIPOS Y EL INCONSCIENTE

Jung, otro (le los grandes discípulos de Freud, señala: Nues­


tra forma de considerar las cosas está condicionada por lo
que somos... Adler, uno de los primeros discípulos de Freud,
es un caso típico. Trabajando con el mismo material empí­
rico que su maestro, llegó a puntos de vista totalmente dis­
tintos. Su forma de ver las cosas es tan convincente, al menos,
como la de Freud, pues él representa también un tipo bien
conocido... ambas escuelas, con sus ideas, merecen repro­
ches por hacer resaltar el aspecto patológico de la vida y por
interpretar al hombre exclusivamente a la luz de sus defectos.

Este punto de vista caracteriza el origen emocio­


nal de la nueva interpretación de Jung. El que para
unas personas el psicoanálisis de Freud tenga más
éxito terapéutico que la psicología individual de
Adler y para otras ocurra lo contrario, debe relacio­
narse, según Jung, con los tipos de personalidad.
Así inicia Jung su tipología de las formas caracte­
rísticas de pensar y de reaccionar emocionalmente.
A fin de integrar los descubrimientos del psicoaná­
lisis y de la psicología individual en la vida normal
del hombre, Jung comenzó a estudiar los hechos co­
munes a los neuróticos y las personas mentalmente
sanas. Los neuróticos y los psicóticos piensan y ac­
túan simbólicamente; lo mismo ocurre con los pueblos
primitivos y con los de las antiguas civilizaciones.
Jung se pregunta si se trata de un fondo colectivo
para estas manifestaciones, de un inconsciente colecti­
vo que produciría actitudes semejantes hacia la vida.
En relación con el problema psicológico, observa
Jung que ciertas personas tienen conciencia de los
fenómenos a través de la tensión emocional, otras
mediante la contemplación o introspección. No sólo
existen diferentes tipos con distinto grado de impre­
sionabilidad, sino también con distinto modo de ex­
presión y de actitud mental. Jung distingue así dos
PSICOLOGÍA PROFUNDA 285
tipos principales a los que llama extravertidos e in­
trovertidos. Los primeros están dirigidos hacia fue­
ra, van directamente a lo que desean expresando sus
sentimientos y agresividad manifiesta. Los introver­
tidos, por el contrario, están dirigidos hacia dentro, son
retraídos y atraen las cosas hacia sí expresando re­
flexión y reserva. Los tipos mentales se mezclan con
los emocionales. Existen cuatro procesos psíquicos
fundamentales que se combinan con el introvertido
o el extravertido en sus actitudes frente a la vida.
Estos son: pensamiento, sentimiento, sensación e in­
tuición. El “pensador introvertido” es un introver­
tido dominado por el pensamiento; el “sensible intro­
vertido” es un introvertido en el que predomina el sen­
timiento, etc. Mucha gente cree eróneamente que la
extraversión equivale a inclinación por la sociedad y
que la introversión es sinónima de aislamiento. No es
esto lo que Jung quiere decir. La introversión signifi­
ca una vuelta de la libido hacia dentro o una energía
enfocada hacia el desarrollo de la personalidad inter­
na, lo que es posible aun en personas con mucho trato
social. La extraversión es la vuelta hacia fuera de la
libido, demostrando interés por la realidad, lo que
también es posible en personas que viven aisladas.
Las siguientes características opuestas son típicas de
la extraversión y de la introversión:

Extraversión Introversión
Preferencia por la realidad ob­ Preferencia por la imagina­
jetiva ción subjetiva
Realismo y asuntos prácticos Abstracción y creación
Expresión espontánea y emo­ Expresión reservada y enmas­
cional carada
Actividad resuelta Actividad reflexiva y diferi­
da hasta la pasividad
Autoexhibición Autocrítica
Insensibilidad Sensibilidad

Los extravertidos e introvertidos puros son, sin em­


bargo, tipos extremos, y la mayor parte de los indivi-
286 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
dúos son solamente tipos aproximados. En los casos
extremos los extravertidos e introvertidos no se com­
prenden unos a otros. El primero considera al segundo
un neurótico y el introvertido califica al extrovertido
de positivista pelma. Freud es un introvertido y Adler
un extrovertido. En los Estados Uunidos se han pre­
parado algunos cuestionarios para medir estas manifes­
taciones y la distribución de estos tipos, relacionando
de este modo esta parte de psicología analítica con pro­
cedimientos experimentales.

Dinámica e integración

Con frecuencia se interpreta equivocadamente el que


para Jung la introversión y la extraversión son no
sólo formas opuestas de conducta de dos tipos de
individuos, sino dos funciones opuestas en cada indi­
viduo. En la actitud introvertida, lo subjetivo tiene
mayor valor que lo objetivo; en el extravertido, el
objeto recibe el valor dominante y lo subjetivo es
considerado por debajo de lo objetivo. Todos los se­
res humanos poseen ambas actitudes, un ritmo vital
comparable a la actividad cardíaca, una diàstole de
expansión y una sístole de concentración.
Un ritmo alterno de ambas formas de actividad
psicológica es el que corresponde al curso normal
de la vida. Las circunstancias externas y las disposi­
ciones internas favorecen frecuentemente uno de los
procesos y obstaculiza al otro, apareciendo así el
predominio de uno de ellos. Si esta situación se hace
crónica, se produce el tipo correspondiente, es decir,
una actitud habitual en la que predomina una manera
de reaccionar. Sin embargo, la dinámica del organis­
mo se esfuerza por establecer el equilibrio, el cual se
consigue mediante la compensación. La dinámica
psíquica actúa en el sistema de la conciencia y el in­
consciente y cuando domina una actitud uno de los
sistemas, el consciente o el inconsciente, produce la
PSICOLOGÍA PROFUNDA 287
compensación. Si la conciencia es introvertida, el in­
consciente tiende a ser extravertido, y viceversa. Se­
gún Jung, los procesos psicológicos internos, así como
los biológicos, tienden al equilibrio y no hay sistema
autorregulador sin su opuesto. Así, los diversos fac­
tores psicológicos están en relación complementaria re­
cíproca. Los movimientos psíquicos dinámicos inter­
nos siguen la primera ley de la tendencia al equilibrio
y la segunda de establecer el equilibrio mediante los
opuestos. La siguiente ley se relaciona con el princi­
pio de la conservación de la energía, que es también
válido para los procesos psicológicos y según el cual
no hay función psíquica que pueda desaparecer sin ser
reemplazada por su equivalente. La energía psíquica
fluctúa entre ambos extremos, y tanto la unilaterali-
dad como su distribución uniforme pueden ser causa
de rigidez y paralizar la actividad psíquica.
Los procesos dinámicos actúan entre dos coorde­
nadas: la extraversión-introversión (movimiento hacia
fuera o hacia dentro) y lo consciente-inconsciente.
Jung designa a los procesos dirigidos por el incons­
ciente movimientos regresivos relacionados con un
repliegue ante las demandas de la vida y se intensi­
fican cuando la adaptación consciente fracasa. Los
procesos psíquicos internos se caracterizan no sólo
por la dirección de sus movimientos, sino también por
su intensidad. Jung habla de una hipertrofia del in­
consciente, de un aumento en su intensidad. La di­
rección y la intensidad de la dinámica psíquica están
en relación mutua, pues las diferencias de intensidad
determinan la dirección de la energía psíquica llama­
da libido. De esta base teórica narte la modificación
de Jung de la psicoterapia. Sin embargo, su teoría
se basó sobre las primeras investigaciones experi­
mentales.

El inconsciente colectivo. El propio Jung ha intro­


ducido un método experimental con su prueba de las
asociaciones, mediante el cual es posible medir el
288 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
material reprimido. Ya hemos hablado de esta téc­
nica que permite una rápida visión de los complejos
acumulados por el individuo. Pero Jung, que resalta
en esa forma la dicotomía de las reacciones psíqui­
cas, es por sí mismo un buen ejemplo de cómo se
puede pensar en forma opuesta. Él, que ha hecho los
mayores esfuerzos para demostrar sus observaciones
experimentales, ha ido más allá llevando la interpre­
tación psicológica a los dominios de la filosofía v
de la religión. Comparando las asociaciones, las fan­
tasías, las imágenes oníricas y los dibujos simbólicos
hechos durante el psicoanálisis, con manifestaciones
similares del hombre primitivo, Jung ha visto cada
vez con mayor claridad que se trata de modos de
pensar instintivos. Dichas imágenes y asociaciones
que sus pacientes no habían aprendido, pero que apa­
recen en forma singular en la mente primitiva y en
el inconsciente del hombre moderno, no forman parte
del inconsciente individual, sino que surgen de una
capa más profunda del organismo psíquico, si así
puede decirse, por debajo del umbral del inconsciente
individual. Jung le da el nombre de “inconsciente
colectivo” y supone que existen determinadas formas
raciales del pensamiento, quizá normas heredadas de
la estructura cerebral.

Arquetipos. Los elementos del inconsciente colectivo


son imágenes primordiales o arquetipos, como las
llama Jung, tomando el término de San Agustín. Los
arquetipos aparecen en ciertas formas estereotipadas,
algunas de las cuales ha señalado Jung. Así como los
chinos distinguen en cada persona, hombre o mujer,
tanto un elemento macho como uno hembra a los
que llaman respectivamente yang y ying, así Jung
encuentra en los sueños de sus pacientes una repre­
sentación hembra, el ánima, la mujer en el hombre,
y el ánimo, el hombre en la mujer. El ánima, que
sería lo que fué Beatriz para Dante y Margarita para
Fausto, aparece como la Virgen María o como ciertas
PSICOLOGÍA PROFUNDA 289
diosas mitológicas, siendo la figura ideal para el alma
y tiene la función de redimir. La función opuesta a
la redención es la de la mujer demoníaca, Lorelei fas­
cinando a los navegantes, tal como Goethe la describe:
En parte ella lo atrajo
En parte él se sumergió
Y nunca más se le volvió a ver.

El ánimo aparece como el ideal de la masculini-


dad o como el mago anciano y sabio, el dueño y
maestro ideal. Además de estas imágenes de guías
individuales, aparecen otras que simbolizan las fuer­
zas psíquicas del mundo en su conjunto que está re­
presentado por las antiguas civilizaciones en símbo­
los que abarcan los cuatro puntos cardinales y el
círculo de la existencia. Los pacientes sueñan y di­
bujan esos círculos mágicos o figuras concéntricas
llamadas en sánscrito marídalas. Una cuádruple dis­
posición, como los cuatro colores elementales y otros
son referidos a este simbolismo mandalaico. Además
de estos distintos arquetipos, la nsique manifiesta un
cuadro sombrío de las regiones inferiores del alma a
las que Jung llama “la sombra”, representada, por
ejemplo, en Mefistófeles, en la sombra de Fausto o en
la dualidad del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Si un hom­
bre tiene la sensación de “no ser él mismo”, o de
que “está fuera de sí” cuando se siente extraño, dicha
sombra se pone de manifiesto. Y expone Jung: “En­
contrarse a sí mismo es encontrarse con su propia
sombra.” Las tentaciones de los santos y la lucha del
héroe contra los monstruos son representaciones del en­
cuentro del hombre con su sombra, a la que domina
mediante la meditación.
El mundo del inconsciente es peligroso, por ser
como un terreno volcánico, bajo el cual arde el fuego
del inconsciente colectivo. Las ideas descabelladas que
no pueden ser asimiladas por el inconsciente indivi­
dual, serían una parte autónoma del inconsciente co­
lectivo y no pueden gobernarse. El miedo a los fan-
290 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGIA
taimas sería una proyección del temor a estos elemen­
tos sombríos. Cuando surgen emociones colectivas,
ese inconsciente sobrepersonal puede dominar a todo el
grupo social, apareciendo una locura colectiva, como
se ha observado en nuestra época. Pero Jung se nie­
ga a calificar a este fenómeno como “histeria de las
masas”, porque la histeria corresponde a la esfera de
las experiencias individuales acumuladas en el incons­
ciente. Mientras Freud diría que el inconsciente es la
madre de la inconciencia, Jung agregaría que el in­
consciente colectivo es su abuela.

Contribución de Jung a la psicología del individuo.


Las principales aportaciones de Jung a la psicología
del individuo son las siguientes:
1. lia introducido una nueva interpretación y em­
pleo de experimentos de asociación a la luz de la psi­
cología dinámica.
2. Ha contribuido a la comprensión e interpreta­
ción de las enfermedades mentales, especialmente de
la demencia precoz.
3. Ha modificado el concepto de la estructura
psíquica contrastando los procesos psíquicos indivi­
duales con los hereditarios.
4. Ha creado una tipología y ha señalado la diná­
mica de las formas psíquicas.
La contribución más importante de Jung a la psi­
cología general ha sido el nuevo concepto de la diná­
mica psíquica. Lo consciente y lo inconsciente no son
considerados contrarios, como hace Freud, sino com­
plementarios. La unión de contrarios se desprende
de la observación psicológica interna, del mismo modo
que se consideró biológico el funcionamiento del sis­
tema nervioso autónomo.

Técnicas y propósitos de la psicología profunda

La práctica del psicoanálisis se basa en las asociacio­


nes, las que están ligadas unas a otras como los hilos
PSICOLOGÍA PROFUNDA 291
de una telaraña. Así, cada asociación conduce a
otra y, al mismo tiempo, al centro de la personalidad.
Imaginemos el siguiente diálogo entre el paciente y
el psicoanalista:

Analista : “¿Qué soñó la última noche?”


Paciente : “Soñé con una flor roja.”
Analista : “¿Qué asocia Vd. con flores?”
Paciente: “Veo flores en la habitación de la Sra.
X.”
Analista : “¿Quién es la Sra. X?”
Paciente: “Una amiga de mi mujer. Recibió esas
flores de un admirador.”
Analista: “¿Le ha llevado Vd. alguna vez a su
mujer flores rojas?”
Paciente: “Yo, nunca. Más bien supongo que
alguien se las lleva.”
Analista : ‘¿Sospecha Vd. que su mujer tiene un
amigo f
Paciente : “¿Cómo lo sabe Vd.?”

Pero las tensiones y las represiones del paciente no


pueden ser resueltas sólo hablando. Las emociones
ocultas deben ser no sólo descubiertas, sino también
descargadas. Si el paciente de nuestro ejemplo tiene
el oculto deseo de matar a su mujer por suponerla in­
fiel, deberá descargar esta emoción reprimida. Como
el paciente utiliza al psicoanalista como pantalla para
proyectar sus proyecciones, puede ser también iden­
tificado con la esposa del paciente. Al surgir a la su­
perficie la emoción oculta, puede ocurrir un acto ex­
plosivo en el que el enfermo alucinatoriamente tome
un lápiz al que considera como un cuchillo y ataque
al médico, que representa para él a su mujer. Si se
realiza así imaginariamente el homicidio se hace inme­
diatamente consciente y esa “crisis” puede disolver la
neurosis.
La injustificada suposición de la infidelidad de su
292 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
mujer puede tener diferentes bases. El psicoanalista
puede descubrir el origen en la actitud del paciente ha­
cia su madre, por considerar que no le ha sido sufi­
cientemente fiel, y como la madre representa a la mu­
jer en general, el enfermo deduce: ninguna mujer
puede ser fiel. La psicología individual puede descu­
brir que el paciente se siente mentalmente inferior a su
mujer y a fin de poderse considerar superior inventa
sus sospechas. La psicología analítica puede encon­
trar que el propio paciente tiene el deseo de ser infiel
y proyecta su propia falta sobre su mujer. Cualquie­
ra de estas interpretaciones puede ser cierta y puede
mostrar la misma base psíquica. Todos los caminos
llevan a la personalidad, sólo difieren el comienzo y
la ruta a seguir.
Una importante objeción hecha a las técnicas de
todas las escuelas psicoanalíticas es la posible arbi­
trariedad de la interpretación del analista. A pesar de
que Freud insiste en que la interpretación debe basarse
en las asociaciones del paciente, tanto él, como espe­
cialmente sus discípulos, han generalizado, como por
ejemplo, cuando interpretan como símbolos sexuales
las más variadas escenas oníricas. Por otra parte, Ad-
ler reduce todos los síntomas al impulso del poderío
del yo. Veamos un ejemplo: un amigo mío recibe una
carta mía escrita a máquina en alemán y encuentra la
palabra Ich (yo), escrita con mayúscula (en alemán
se escribe con minúscula, ich, mientras en inglés se
escribe con mayúscula /). Como se trata de un
psicólogo individual, sospecha que yo tengo ideas de
grandeza. Pero resultó que esa carta no la había
escrito yo mismo, sino que se la había dictado a mi
mujer, la cual escribió ich con mayúscula porque
acababa de escribir otras cartas en inglés, en cuya
lengua yo se escribe así. De este modo la interpreta­
ción del psicólogo resultó equivocada.
¿Cómo es, pues, posible la interpretación? Aun
en el caso de basar nuestra interpretación sobre las
asociaciones del paciente, aquélla, sólo es posible si
PSICOLOGÍA PROFUNDA 293
existen varios datos orientados en la misma direc­
ción. Conforme un síntoma tras otro demuestran te­
ner las mismas características, la interpretación va
adquiriendo mayor apoyo. Las interpretaciones equi­
vocadas desempeñan un papel con el que debe con­
tar toda técnica proyectiva. Aun en el caso de que
tales errores probables alcancen al 30 %, el 70 %
restante basta para considerar como válida cierta
interpretación.
Mientras los propósitos de Freud son clínicos y
los de Adler sociales, los de Jung son educativos.
El individuo no sólo debe comprender su propia
personalidad como quiere Freud, ni sólo adaptarse
al ambiente como señala Adler, sino que debe pro­
fundizar y ensanchar su personalidad. Tanto estos
creadores de escuelas psicoanalíticas como otros,
entre ellos Karen Horney y W. Stekel, conducen
al paciente hacia un fin educativo: la tolerancia.
Señala Jung refiriéndose a Freud: “El resultado final
del método freudiano de explicación es una elabora­
ción detallada del lado sombrío del hombre, que
jamás se había conseguido antes de Freud.” Al re­
conocer su propio lado sombrío el hombre se hace
más tolerante para lo sombrío de los demás.
La educación de Adler hacia la tolerancia es la
adaptación social conseguida mediante la renuncia
al impulso individual de poderío. Jung indica que
la tolerancia sólo se puede conseguir si renunciamos
a nuestras proyecciones, ya que proyectamos sobre
nuestros prójimos aquello que es inconsciente para
nosotros mismos; descubrimos en los demás nuestras
propias deficiencias y las tratamos como si así fueran.
Las tres escuelas insisten en que, antes de dedi­
carse a la práctica, un analista debe ser analizado.
Como todo el mundo tiene “complejos”, todos somos
neuróticos hasta un cierto grado. Tales complejos
nos impiden ver los complejos de los demás y limi­
tan también la eficacia del autoanálisis. Por tanto,
debe uno ser paciente antes de ser terapeuta.
294 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
El hombre es fundamentalmente malo, dice Freud;
el hombre no es ni bueno ni malo, dice Adler; el
hombre es fundamentalmente bueno y malo, afirma
Jung. Pero los tres están de acuerdo en un punto:
el hombre tiene que completarse por introspección.
XII

PERSONALIDAD

El término “personalidad”

El concepto de individuo subraya la singularidad e


indivisibilidad de las características psíquicas y las
diferencias individuales de cada persona. La indivi­
dualidad alude a una configuración e integración
únicas, mientras que la personalidad se refiere, en mi
opinión, a los rasgos generales humanos. El vocablo
“personalidad” (del latín, persona, máscara) se apli­
có originalmente para designar a los personajes que
representaban los antiguos actores al hablar a través
de una máscara. Cada máscara, con determinada
expresión, simbolizaba cierto carácter. En este sen­
tido el término denotaría una sistematización de los
tipos psicológicos.
Existe gran desacuerdo en la definición del tér­
mino “personalidad”. Allport ha publicado una lis­
ta que contiene más de cincuenta.
a) La mayor parte de los psicólogos están de
acuerdo en un punto que se refiere a la conducta, por
ejemplo: “La personalidad puede ser ampliamente
definida como la cualidad total de la conducta de
un individuo.” Pero los términos “conducta” y “cua­
lidad” resultan ambiguos. Para un grupo de psicó­
logos, la conducta expresada por la personalidad es
el efecto del hombre sobre su ambiente: “la personali­
dad es vuestra influencia sobre los demás”. Esta expli­
cación excluye, sin embargo, las manifestaciones de la
personalidad en ausencia de otras personas, como
la forma de pensar, la imaginación y los ensueños y
hace depender la valoración de la personalidad del
juicio de la mayoría.
b) También se ha tomado como criterio no ya
295
296 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
los efectos de la personalidad sobre el ambiente, sino
los de éste sobre aquélla, pudiendo entonces ser de­
finida la personalidad como “la manera habitual del
organismo de adaptar sus impulsos egocéntricos a las
exigencias del ambiente”.
c) Algunos psicólogos definen la personalidad
como todo lo que una persona es: “Personalidad es
la suma total de todas las disposiciones biológicas
innatas, impulsos, tendencias, apetitos e instintos del
individuo, así como las tendencias y disposiciones
adquiridas.” Pero una planta también tiene dispo­
siciones innatas, impulsos como el tropismo, tenden­
cias como el crecimiento, apetitos como el alimentarse
y aun instintos relacionados con la propagación de la
especie. Lo que no tiene son procesos psíquicos, que
también son excluidos de la definición anterior.
d) Tales definiciones son estáticas, mientras la
personalidad es un sistema dinámico, como se expresa
en la siguiente definición: “La personalidad es la
organización dinámica individual de aquellos sistemas
psicofísicos que determinan su singular adaptación
al ambiente.”
Todas las definiciones mencionadas tienen un
concepto común: el de una totalidad que abarca
a todo el ser humano. Esto significa específicamente
que la personalidad se manifestaría en todos los as­
pectos que hemos estudiado en capítulos anteriores:
factores biológicos, percepción, memoria, aprendizaje,
asociación, emoción, imaginación, pensamiento, in­
teligencia, motivación y otros muchos que hemos
omitido en este libro.
La palabra “personalidad” se confunde a menudo
con el término “carácter”. Fundamentalmente, la
personalidad encierra todos los rasgos del hombre vis­
tos desde un punto de vista objetivo y descriptivo,
mientras el carácter abarca un cierto conjunto de ras­
gos de valor moral. El carácter sería, por tanto, el
aspecto moral de la personalidad. El origen de la
palabra carácter es ilustrativo desde un punto de
PERSONALIDAD 297
vista psicológico. Se deriva de la palabra griega
charasso, esculpir, es decir, “lo que es grabado o
esculpido”, indicando la idea de que los rasgos del
hombre no son una mezcolanza accidental continua­
mente en fluctuación, sino que están como estampados.
Pero el carácter y la personalidad ¿son grabados por
la herencia o por la experiencia? Acerca de este
punto existen tres teorías. Un punto de vista ex­
tremo es el de Locke, quien expresaba que el hom­
bre llegaba a la vida como un papel en blanco que
se iba cubriendo con las sucesivas experiencias o je­
roglíficos de la vida hasta formar la textura de la
personalidad. El extremo opuesto lo forma la teo­
ría de que el hombre nace como un libro ya escrito
y el proceso vital consiste en ir pasando las páginas.
La tercera teoría es una combinación de las dos ante­
riores. La personalidad está en el hombre como el
árbol en la semilla, pero del mismo modo que el ár­
bol se desarrolla de distinto modo según las condi­
ciones del suelo y el clima, así las disposiciones in­
natas de la personalidad se desenvuelven de acuerdo
con las condiciones del ambiente.
La personalidad es la cuestión más importante
de la psicología, la cual trata de la organización
psicológica central del hombre en general y de su
organización individual en particular. A fin de estu­
diar dicha organización central debemos conocer los
medios que utiliza, tales como las funciones del sis­
tema nervioso central, las glándulas, los órganos de
los sentidos, el pensamiento, la imaginación, la in­
teligencia, etc. Ya hemos visto la dependencia entre
dichas funciones, la herencia y el ambiente, sus cam­
bios durante el crecimiento y, por tanto, debemos
tener una teoría para establecer las relaciones que
existen entre estas observaciones. Como cada una
de las funciones simples, de las que ya hemos ha­
blado, no está todavía completamente explorada, es
obvio que todavía lo esté menos el problema de la
personalidad, debiendo tratar de investigar las condi-
298 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ciones hereditarias y ambientales de los rasgos y
actitudes. El estudio de la personalidad abarca el
diagnóstico de los rasgos y actos actuales, el pronós­
tico de su probable desarrollo y la terapéutica en sus
aspectos educativo y clínico. De todos estos datos
obtenidos por medio de la observación, la exploración,
las pruebas y experimentos, el estudio de las reaccio­
nes de tipo medio y las desviaciones individuales,
surgen ciertas teorías, normas, causas y direcciones
de la conducta y de todo ello intentamos desarrollar
un sistema teórico acerca de la organización de la
personalidad.

Los PUNTOS DE VISTA GENETICOS Y CONDUCTISTAS

La constitución biológica del hombre está estructu­


rada en los genes, que llevan en sí los rasgos que
transmite la herencia. La transmisión de la consti­
tución psíquica no está muy bien definida, pues in­
cluso los rasgos psíquicos simples no están formados
por un solo elemento, como el color de los ojos o
del cabello, sino por una combinación de varias ten­
dencias. Además, rara vez podemos descubrir la
transmisión de los rasgos, pues aun un elemento
idéntico puede aparecer diferenciado en distinta con­
figuración. Sólo en casos extremos, como el de la
debilidad mental, el genio o las habilidades especí­
ficas (por ejemplo, la musical), puede afirmarse
la transmisión de la constitución psíquica. Sin em­
bargo, la observación de una unidad psicosomática in­
dica cierta transmisión hereditaria, no sólo de la
constitución somática, sino también de la psíquica.
En unos casos podemos hablar sólo de herencia bá­
sica, pero únicamente la armazón se transmite here­
ditariamente, pues el diseño de la personalidad se
desarrolla por la interrelación entre el individuo y su
ambiente, por el dinamismo de sus procesos internos.
En relación con la herencia, la personalidad puede ser
PERSONALIDAD 299
comparada con las figuras de un kaleidoscopio. La
configuración depende de los movimientos que se le
impriman, los cuales pueden compararse a los estí­
mulos externos, pero depende también del material,
de los papelillos coloreados del kaleidoscopio, esto
es, de los elementos previamente existentes. Pero la
psicología es una ciencia que todavía no conoce su­
ficientemente los procesos de la herencia como para
poder decidir si, en el desarrollo de la personalidad,
es más importante la herencia o el ambiente. En re­
lación con la educación y con la terapéutica, la psico­
logía debe dar gran importancia a las influencias
ambientales. Incluso rasgos comunes al abuelo, al
padre y al hijo pueden, en realidad, estar condiciona­
dos por el ambiente, ya sea por imitación ya por
la creencia en la transmisión hereditaria de actitudes
muy ostensibles.
Un error frecuente es el considerar la personali­
dad como una especie de sistema fijo parecido al de
un reloj y en la misma forma que éste. Pero estando
la personalidad relacionada con el crecimiento y el
desarrollo, su constancia sólo puede acaecer en pe­
ríodos limitados. El mismo niño tiene una personali­
dad distinta al año que a los dos, tres, cuatro o cinco
años, pues en cada edad desarrolla capacidades y
funciones completamente diferentes que cambian todo
el tipo de personalidad. El niño de 1 año que vive
en su propio mundo y se comunica sólo con movi­
mientos es totalmente distinto del de 3, que ya tiene
contactos sociales y se comunica mediante el len­
guaje, o del de 6, que ya es un elemento de la ma­
quinaria escolar, y diferentes todos ellos del niño
mayorcito que ya puede tomar sus propias decisiones.
¿Podemos encontrar permanencia en estas distintas
personalidades cambiadas interiormente por el creci­
miento y exteriormente por el ambiente? ¿Podemos
hablar de distintas capas o considerar que la perso­
nalidad cambia durante el crecimiento como un
compuesto químico que llega a ser tan distinto que
300 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
es imposible reconocer su estructura anterior? En
realidad, puede decirse que existen distintas capas,
porque, durante la hipnosis, una persona puede re­
montarse a las primeras etapas de su desarrollo y
conducirse en la misma forma en que lo hizo en aquel
tiempo. Así, pues, parece que el crecimiento de la
personalidad puede compararse al de una palmera,
en la que los círculos de crecimiento se conservan
aunque estén integrados en la totalidad del árbol.
Las observaciones psicoanalíticas indican que el in­
dividuo puede regresar parcialmente a capas anterio­
res, pero esta regresión no significa el retroceso total
a niveles más antiguos, sino más bien una capa
anterior que, por no estar integrada en el desarrollo
total, quedará aislada y dominante. Podemos consi­
derar la personalidad desde el punto de vista del
desarrollo destacando su origen (causal) y su direc­
ción (final). Tal es el punto de vista genético acerca
de la personalidad, tratando de las motivaciones en
forma causal o final. Al estudiar la personalidad,
se han fundido los criterios sobre los niveles genético
y conductista, y aunque la forma científica de plan­
tearlos sea distinta en uno y otro, el punto de vista
genético está más relacionado con la psicología pro­
funda, mientras el conductista lo está con la psicolo­
gía experimental.

Los niveles de la conducta. La conducta no puede ser


aislada del nivel a que pertenece. El violento com­
portamiento de un niño de tres años puede parecerse
a la agresividad de otro niño mayor, pero su estruc­
tura es muy diferente. En el primero es más bien una
descarga ciega de impulsos, mientras en el segundo
suele existir un propósito. La amistad hacia nues­
tra esposa, nuestros hijos, nuestros vecinos o nuestros
jefes, aunque aparentemente semejante, tiene una
estructura distinta en cada nivel de la conducta, in­
clinándose por el afecto sexual o paterno, la conducta
convencional o el estado civil. No sólo nuestra acti-
PERSONALIDAD 301
tud tiene diferente estructura en las distintas situa­
ciones, sino que todo, nuestra postura, nuestros mo­
vimientos, nuestras asociaciones, es decir, toda la con­
ducta, varía de acuerdo con las circunstancias.
Los niveles de la conducta varían en los distintos
períodos de la vida, es decir, en las etapas de des­
arrollo y en los cambios de humor que pueden mani­
festarse en el curso de un día. El nivel de la con­
ducta de un niño de 3 años es diferente del de un
adulto intelectual, emocional y socialmente, pero
también es distinto cuando el niño está contento que
cuando tiene una rabieta. También es distinto cuan­
do el niño se dirige a su madre, a su padre, a su
niñera o a sus hermanos. El nivel de la conducta
depende de muchos factores, los que afectan a cada
uno de los criterios acerca de la personalidad.

Ambiente y personalidad

Mientras los estudios acerca de la influencia de la


herencia sobre la personalidad no han dado todavía
resultados específicos, la influencia del ambiente ha
podido demostrarse claramente. La personalidad del
niño llega a ser moldeada por la situación familiar.
El exceso de protección o la indiferencia, las relaciones
de los padres entre sí y de éstos con el niño, la con­
vivencia del niño con sus hermanos, la relación de
cada uno de los hermanos con los padres crea nume­
rosas determinantes para el desarrollo de la persona­
lidad (véase p. 279). La situación económica y la
formación cultural son factores muy importantes, sin
hablar de la influencia que ejerce la actitud de cada
uno de los miembros de la familia. Los estudios reali­
zados acerca de cada uno de estos aspectos demuestran,
desde ángulos muy diversos, que la personalidad no es
sólo un reflejo de los estímulos internos (herencia),
sino quizá con más intensidad de los externos (ambien­
te). Varios psicólogos y antropólogos han estudiado los
302 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
cambios de la personalidad que se efectúan en los in­
migrantes y en sus hijos. Otros hombres de ciencia han
estudiado las diferencias psicológicas entre grupos
próximos; tales diferencias aparecen con claridad en la
actitud de la población hacia la sexualidad, hacia sus
hijos, sus propiedades, la guerra o la paz. Los dis­
tintos ideales y valores de distintas culturas estable­
cen puntos de referencia específicos para el desarrollo
individual de la personalidad. Incluso aquellos rasgos
de ella que se suponía anteriormente basados en ten­
dencias innatas pueden estar condicionadas por el
ambiente.

Perspectivas de tiempo y espacio

Tiempo. Cada uno de los hipotéticos sistemas, yo,


superyó y ello, estudiados anteriormente (véase pá­
gina 267), dependen de la actitud de la persona ante
las tres dimensiones del tiempo y el espacio. La ac­
titud ante el tiempo depende de la maduración, la
experiencia y el nivel cultural. Los niños pequeños
no tienen concepto del tiempo, estando en ellos fun­
didas sus perspectivas temporales. Sus bruscos cam­
bios de la tristeza a la alegría y viceversa indican lo
rápidamente que olvidan los hechos pasados y cómo
se integran en sus juegos actuales los sueños anticí­
patenos. Los adolescentes viven en la dimensión del
futuro; las relaciones sociales suelen ser huidizas y
los intereses cambian rápidamente, porque están en
el período de pruebas y búsqueda para el futuro. A
la mitad de la vida se hace dominante la dimensión
del presente y los recuerdos del pasado, y con fre­
cuencia los desengaños eliminan las esperanzas en el
futuro. Hacia el fin de la vida se sobrepone la di­
mensión del pasado, por el deseo de seguir viviendo.
La actitud ante el tiempo depende, además, de las
experiencias personales. Durante las experiencias
muy vivaces, el curso del tiempo parece ser más rá­
pido, y más lento cuando se está aburrido. Cuando
PERSONALIDAD 303
el tiempo parece detenerse, el individuo escapa hacia
una época más plena del pasado o forja esperanzas
para el futuro. Los pensamientos sobre el futuro
pueden expresarse en los ensueños o en las esperan­
zas que pone el sujeto en su trabajo. Así, el nivel de
las aspiraciones “son los fines de una persona, sus
esperanzas y propósitos para la futura realización de
determinada tarea”. El nivel de aspiración puede
corresponder a las obras presentes del individuo, pero
también puede ser tan elevado que nunca llegue a
realizarse. En tales casos, el individuo, a causa de
sus exigencias del pasado, descuida las condiciones
actuales. Sin embargo, las diferencias individuales
son considerables. Algunos individuos, por ejemplo,
niegan los fracasos anteriores y elevan el nivel de sus
aspiraciones.
La perspectiva individual del tiempo llega a ha­
cerse manifiesta en experimentos en los que el sujeto
se enfrenta consigo mismo, experimentos que nos­
otros hemos llevado a cabo. Se registraron algunas
formas de expresión sin conocimiento del sujeto; se
grababa su voz mediante un micrófono oculto, se
fotografiaba su perfil y sus manos y se tomaron pe­
lículas de su manera de caminar; se registró su ma­
nera de contar un cuento y se consiguieron muestras
de su escritura. Cada una de estas manifestaciones
se le presentaban posteriormente al sujeto junto a las
correspondientes formas de expresión de otros dos
individuos. En la mayor parte de los casos, la per­
sona no reconoce sus propias formas de expresión,
tomadas sin su conocimiento, pero si se le pide que
trate de darnos las características de esas formas, se
juzga a sí mismo o más favorable o más desfavora­
blemente de como juzga a otras personas o de como
éstas lo juzgan a él. Estas opiniones ocultas de sí
mismo pueden ser divididas en dos grupos. Un su­
jeto perteneciente a un grupo se juzga a sí mismo
bajo la influencia de sus deseos y encuentra a la
persona a quien juzga (él mismo, aunque sin saber-
304 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
lo) más atractiva e ingeniosa y atribuyéndole todas
las cualidades que desearía él mismo tener. Otro su­
jeto perteneciente a un grupo distinto se considera a
sí mismo bajo la influencia de sus temores y se
califica en la peor forma atribuyéndose todas las
cualidades que teme poseer. Se observó que este
negativismo hacia sí mismo era característico de las
personas que aspiran a fines irrealizables, teniendo
tan elevada esperanza en ellos que nunca pueden
cumplirlos. Viven en la dimensión del futuro. En
nuestra obra The Expression of Personality damos
numerosos ejemplos.
Opuestas a las personas que menosprecian su pro­
pia imagen son aquellas que proyectan sus deseos
sobre sí mismas. Daremos el ejemplo de uno de
mis sujetos de experimentación sobre la opinión que
le merecía al verse caminar en una película tomada
sin su conocimiento. A fin de excluir la posibilidad
de que los sujetos se reconozcan en el film, todos
ellos llevan la misma clase de ropa y sus zapatos van
envueltos. El rostro quedaba fuera de la película.
Cuando la sujeto se vió a sí misma (sin saberlo)
en el film, dijo:

Me es completamente desconocida, pero es una persona


llena de humor. Desmañada. Me parece un grumete como
de 16 años que quiere aparecer intencionalmente como des­
mañado y está contrariado al ver que los demás no se ríen
con sus bromas. Ahora veo que soy yo.

Una exploración de esta sujeto demostró que de


niña había deseado ser varón, porque deseaba ingre­
sar en la Armada, aunque ninguna muchacha llegaba
a capitán. Era muy deprimida y se sentía desmañada.
En su autodescripción inconsciente racionaliza el
desmaño considerándolo intencionado, es decir, como
un niño que tratara de hacer reír a los demás. La
sujeto expresa sus deseos, esto es, tener 16 años, ser
varón, ingresar en la Armada y ser desmañada in­
tencionadamente y no realmente y expresa dichos de­
PERSONALIDAD 305
seos regresando al pasado. Así, la perspectiva indi­
vidual del tiempo aparece subrayando el pasado, el
presente o el futuro y conteniendo deseos o miedos
imaginados.
Uno de mis discípulos
* aplicó una prueba sobre
“pasado y futuro” a estudiantes de secundaria inves­
tigando, mediante 22 preguntas, si el sujeto deseaba
que su futuro fuese como su infancia o diferente.
La prueba fué dividida en dos partes. La primera se
refería a la infancia y contenía cuestiones como las
siguientes: a) ¿Fué su infancia tranquila o estuvo
señalada por muchos acontecimientos? b) ¿Cuál de
los siguientes tipos describe mejor a su madre: ho­
gareña, mujer de negocios, artista, social o política­
mente activa? c) ¿Eran sus padres de carácter y
conducta semejante o diferente? d) ¿Quién opinaba
más en el hogar, su padre o su madre? En la segun­
da parte de la prueba había cuestiones como éstas:
A) ¿Prefiere usted en el futuro una vida estable o
cambiante? B) ¿A cuál de los siguientes tipos pre­
feriría usted que se pareciese su mujer: artista, hoga­
reña, social o políticamente activa, mujer de nego­
cios? C) ¿Desearía que su esposa fuese algo pare­
cida, totalmente semejante o absolutamente distinta de
usted? D) ¿Le gustaría que su mujer fuese condes­
cendiente o voluntariosa? No se presentaron las
cuestiones por parejas, sino agrupadas en tal forma
que las posibilidades de que el sujeto se diera cuenta
del propósito de la experimentación se redujeran
a un mínimo. La mayoría deseaba un pervenir dis­
tinto de la infancia. Se observó que el tipo predo­
minante de madre fué el hogareño y el de la esposa de­
seada artístico; hubo un predominio de progenitores
de tipo distinto entre sí mientras, en la mayor parte
de los casos, se deseaba que la esposa fuese parecida
al sujeto. Cuando el padre había dominado en el ho­
gar, la mayoría deseaba que la esposa fuese volun-

♦ Harmon E. Wynne,
306 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tariosa. Cuando conocemos el promedio en la pers­
pectiva temporal para cierto grupo, las desviaciones
individuales resultan significativas.
Cada una de las tres principales escuelas psico-
analíticas da importancia a distinta perspectiva tem­
poral de acuerdo con la que subrayaba su respectivo
fundador. Freud hace hincapié en el pasado (causal),
Adler en el futuro (final) y Jung en el presente.
La perspectiva del tiempo depende también del nivel
cultural. Las manifestaciones culturales tomadas en
conjunto indican ciertas preferencias temporales im­
presas sobre el individuo cuya perspectiva temporal
es modificada por la cultura. Comparada con la de
épocas pasadas del desarrollo humano, toda nuestra
perspectiva temporal ha cambiado. Considerando
nuestra civilización en su conjunto, nosotros estamos
más interesados por el futuro social y el desarrollo
técnico de lo que estuvo la gente de la Edad Media
que se orientaba hacia el pasado. La perspectiva tem­
poral en la personalidad está relacionada, además,
con muchos factores, tales como la experiencia indi­
vidual, la situación social, la formación cultural y la
época.

Espacio. Como la actitud ante el tiempo, la actitud


ante el espacio depende de la madurez, las experien­
cias y el tipo cultural. Separando las tres dimensio­
nes del espacio podríamos decir que la anchura es la
primera que se desarrolla en las relaciones del niño
con su ambiente. Dicho desarrollo acaece desde el
estado embrionario en el cual no hay distancias entre
el feto y su ambiente, sigue con la sensación muy limi­
tada de espacio en el recién nacido, los estrechos lí­
mites del niño que todavía considera el ambiente como
una prolongación de sí mismo, el desarrollo de la
distancia entre el niño y el ambiente y el sentimiento
de un abismo entre él y el mundo exterior que co­
mienza en la preadolescencia. En las personas ma­
duras existen diferentes grados de esta distancia entre
PERSONALIDAD 307
uno mismo y el medio. Las personas que establecen
estrechas relaciones con el medio son “sociables”,
mientras las que lo rechazan son “aisladas”. Una
gran distancia entre ambos factores es característica
de las neurosis y una distancia casi infinita caracte­
riza a las psicosis.

Adaptación. La dinámica entre el individuo y su


ambiente se manifiesta en dos formas. El sujeto pue­
de o no adaptarse a las condiciones impuestas por el
ambiente. El medio puede o no adaptarse a las con­
diciones impuestas por el sujeto. La reacción de adap­
tación del ambiente ha sido descuidada a menudo
en psicología. Sin embargo, cuando toda la familia
corre a la habitación del niño cuando grita o cuando
toda la nación concurre a oír los discursos del dicta­
dor, es el ambiente el que se adapta al individuo.
La personalidad crece bajo dicha dinámica. Tan­
to la adaptación como la inadaptación actúan en dis­
tintos grados.
1. En relación con el individuo:
a) adaptación: desde la normal hasta la completa
sumisión al ambiente.
b) inadaptación: desde el desarrollo de una per­
sonalidad diferenciada normal hasta el total aisla­
miento.
2. Respecto al ambiente:
a) adaptación: desde la adaptación democrática
recíproca hasta la forma dictatorial de sumisión com­
pleta del ambiente al individuo.
b) inadaptación: desde el separatismo hasta un
estado anárquico de todos los individuos.
Además de las muchas reacciones y actitudes co­
munes a todos, el hombre tiene ciertos núcleos que
lo diferencian de los demás. Podríamos decir, por
tanto, que junto a una gran capacidad de adaptación
es necesario cierto grado de inadaptación. Esta úl­
tima fluctúa entre dos extremos:
a) o el individuo se aparta del ambiente de tal
308 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
modo que da la impresión de que las energías del
individuo han sido reducidas o
b) el individuo extiende su potencialidad más
allá del ambiente, ¿ando la sensación de que sus ener­
gías se han expansionado. La reducción v la exten­
sión aparecen en cada acto de la conducta expresiva.
Daremos un ejemplo: el individuo aprende a escribir
la B en un modelo escolar; por reducción simplifi­
ca la forma de la B; por extensión la embellece. La
reducción, en sentido negativo, significa cortedad, en
sentido positivo concentración. La extensión no siem­
pre significa mejora creadora, sino que puede incluir
también accesorios innecesarios y exageraciones. Las
funciones ¿e adaptación e inadaptación aparecen en
todos nuestros actos y reacciones. Una persona puede
actuar exactamente como la situación lo exige o en
mayor o menor medida. Si lo hace en esta última
forma, puede significar indiferencia o concentración
en puntos esenciales. Si actúa más intensamente, puede
ser expresión de un impulso creador o de descuido de
lo esencial. Estos procesos pueden ser demostrados
en las funciones de la memoria: si una persona re­
lata un cuento, puede hacerlo ateniéndose al original,
reducirlo o ampliarlo según su fantasía.
Las razones para la adaptación o la inadapta­
ción con sus efectos positivos o negativos dependen
de muchos factores de la personalidad. Las formas de
adaptación cambian durante la vida debido a que
la personalidad del hombre es un sistema de procesos
dinámicos en continuo movimiento. La adaptación
y la inadaptación están sometidas a esa dinámica
esencial, la que, como toda energía, es ajena a cual­
quier sistema de valores. Desde cierto punto de vista,
la adaptación puede resultar tan innecesaria e inade­
cuada como la inadaptación. La adaptación general a
la histeria colectiva es ciertamente innecesaria y la in­
adaptación puede resultar beneficiosa para el progre­
so: estaríamos todavía en la Edad de Piedra si se hubie­
ra persistido en la adaptación a las condiciones encon­
PERSONALIDAD 309
tradas. Por otra parte, la adaptación y cierto grado de
conformidad constituyen los fundamentos de las re­
laciones sociales.
Hasta donde es posible, la psicología describe
fuerzas psíquicas desde distintos puntos de vista y
explica sus relaciones, debiendo excluir cualquier
forma de valoración unilateral. Las relaciones entre
el individuo y el ambiente están determinadas, al
parecer, no sólo por la llamada introversión-extraver­
sión, sino también por el principio de la adaptación
y la diferenciación, dependiendo todos estos factores
de la madurez del sujeto (factor interno) y de la
situación a la que debe reaccionar (factor externo).

LOS MÉTODOS PROYECTIVOS EN EL DIAGNOSTICO


DE LA PERSONALIDAD

Nuestra actitud hacia el tiempo y el espacio depende


de nuestros gustos, antipatías, asociaciones e imagi­
naciones acerca del objeto o los hechos que se con­
sideran. Nuestra experiencia de la realidad no es
objetiva, sino ampliamente subjetiva. Si un objeto
estimula nuestros órganos sensoriales, las sensaciones
que resultan se transforman a través del cerebro en
una percepción, la cual se liga con asociaciones de
experiencias ¡jasadas, esperanzas, preferencias y com­
paraciones que, proyectándose sobre el objeto, hacen
que éste sea visto no como es objetivamente, sino
como lo presenta la imagen que proyectamos. Se
han ideado ciertas técnicas para investigar proyec­
ciones características relacionadas con configuracio­
nes típicas de la personalidad. Una de estas “téc­
nicas proyectivas”, especialmente útil en el diagnóstico
de la personalidad, es el Psicodiagnóstico de Rors­
chach.
Así como Ebbinghaus utilizó sílabas sin sentido
para examinar objetivamente la memoria, Rorschach
utilizó manchas de tinta sin significación alguna a
310 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
fin de comprobar los principios de la imaginación.
Como las manchas de tinta no tienen significado por
sí mismas, los significados que les da el sujeto cons­
tituyen una proyección subjetiva. La utilidad de las
manchas de tinta como estímulo para las asociaciones
fue descubierta en 1857 por el poeta alemán Kerner.
Los primeros investigadores enfocaron su interés so­
bre lo que el observador veía en la mancha, en la
imagen en que la transformaba. Hermann Rorschach,
en 1921, preparó diez tarjetas con manchas de tinta,
cinco de ellas en blanco y negro y otras cinco
coloreadas, seleccionadas entre unas 100 que le ha­
bían servido de prueba. Las manchas se obtenían do­
blando por la mitad un papel con borrones de tinta
fresca, de tal modo que se convertían en manchas
simétricas (en la fig. 37 aparece una imitación de
una de las manchas de Rorschach). Éste intenta re­
lacionar la clase de respuestas dadas por el estímulo
de las manchas, con ciertas características de la per­
sonalidad. Después de gran número de pruebas con
personas normales v anormales, las respuestas fueron
clasificadas con arreglo a ciertas categorías. Reunió
una lista de las “determinantes” típicas en las aso­
ciaciones de los sujetos y desarrolló un sistema de
valoración de las respuestas. El tipo de interpreta­
ciones parece reflejar ciertas áreas psíquicas.
Damos a continuación algunas de las respuestas
dadas a nuestra mancha de la figura 37 (p. 200).
Sujeto A: “Un par de elefantes luchando entre
sí.” (El sujeto no prestó atención a las otras dos
manchitas.)
Sujeto B: “Una máscara africana con unas pieles
que indican las cejas” (las dos manchitas superiores).
Sujeto C: “En el centro veo un escudo de armas.”
Sujeto D: “Veo dos ángeles, uno frente a otro, sos­
teniendo una vela encendida.’
La valoración completa es muy compleja. Los
principales criterios de clasificación se basan en la
reacción del sujeto a las diversas zonas (total, parte,
PERSONALIDAD 311
detalle), al movimiento, la forma, el color o al con­
tenido, según se refiera a figuras humanas, animales
u objetos y a la claridad con que se vean.
Las respuestas de un sujeto están determinadas
tanto por la cantidad como por la calidad. Por
ejemplo, un número elevado de “respuestas globales”
(desdeñando los detalles) puede indicar un alto ni­
vel intelectual enfocado hacia conceptos abstractos;
pero, por otra parte, combinado con otras respuestas,
también puede indicar incapacidad patológica para
organizar los estímulos en uno, dejándolos en una
subdivisión imperfecta. Cuando el sujeto utiliza mu­
chos pequeños detalles, indica un nivel rico y original
si los distintos tipos de pequeños detalles están equi­
librados entre sí, pero, en cambio, si uno de ellos
predomina sobre los demás, o si el número de res­
puestas globales se reducen en la proporción en que
aumentan las de pequeño detalle, ello indica una
configuración patológica de la personalidad. La ex­
periencia enseña que las respuestas de una persona
nunca pueden ser juzgadas aisladamente y que la di­
námica de la personalidad se refleja en las relaciones
entre las respuestas características.
En ciertos estados somáticos, algunas reacciones
típicas predominan. Bajo los efectos del alcohol au­
mentan las respuestas de color, las de claroscuro y
las de movimiento, mientras disminuye la capacidad
conceptual. En los casos de lesiones cerebrales, el
número de respuestas suele ser muy pequeño, la es­
tructura de los conceptos muy pobre, no aparecen
respuestas de claroscuro y domina la perseveración
en los mismos conceptos. Esta técnica proyectiva
que investiga la forma en que la mente maneja sus
materiales puede utilizarse no sólo para el diagnós­
tico, sino también para pronosticar la forma en que
las tendencias de la personalidad han de desarrollarse
en un futuro próximo.
Otra prueba interpretativa es el Test de apercep­
ción temática (T.A.T.), que consiste en una serie de
312 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
grabados en los que aparecen figuras humanas en
situaciones indefinidas. Se invita al sujeto a que
interprete el grabado, proyectando sus propios deseos
y temores bajo el estímulo. Este tipo de pruebas
proyectivas parecen resultar especialmente valiosas
para el diagnóstico clínico de la personalidad.

Técnicas expresivas para el diagnóstico


DE LA PERSONALIDAD

Todavía hoy, como hace miles de años, cree el pro­


fano que la conducta del hombre está determinada
por su personalidad y que las expresiones corporales
como los gestos faciales, la voz y la marcha, están
determinadas por su conducta interna y externa.
Veamos ahora lo que piensa el psicólogo acerca
de estas suposiciones. Afirmaciones injustificadas de
fisiognómicos y grafólogos han hecho muy sospechosas
estas observaciones. Al parecer, no hay ninguna ra­
zón para que las expresiones del hombre, que en
su mayor parte son aprendidas, revelen su persona­
lidad. Pero se olvida que la escritura, por ejemplo-,
es un movimiento de la mano a la que se imprime
mayor o menor presión continua o alternativamente
y que estos movimientos están influidos por nuestro
estado de ánimo que se proyecta sobre el papel. Si
dichos movimientos no sólo fueran aprendidos, sino
también fueran expresiones de la personalidad, esta­
ría justificado el llamarlos “movimientos expresivos”.
Si sólo fuese decisivo el factor educativo, los movi­
mientos expresados en la escritura, la marcha, la voz
y los gestos no estarían relacionados unos con otros,
puesto que el aprendizaje es distinto para cada uno
de ellos. En cambio, si apareciesen ciertas semejan­
zas de expresión en todos estos movimientos, podría­
mos deducir que tienen algo en común por encima del
factor educativo, algo que permanece en lo profundo
PERSONALIDAD 313
de la personalidad y que marca cada forma de ex­
presión.

Método del apareamiento. Algunos autores, y nos­


otros mismos, han desarrollado una técnica que in­
tenta resolver este problema mediante métodos expe­
rimentales. Se toma en tres sujetos cierta forma de
expresión, por ejemplo, tres fotografías faciales y
otras tres de las manos. Se mezclan dichas fotogra­
fías y se invita a otro sujeto que aparee cada cara
con las manos que cree le corresponden. Como la
cara y las manos tienen un aspecto completamente
distinto, un apareamiento adecuado demostraría una
similitud en la expresión, esto es, en la expresión de
la personalidad. Nosotros hemos aplicado estos expe­
rimentos de apareamiento con las más diversas formas
de expresión, por ejemplo, apareando la voz grabada
en discos con la escritura de los mismos sujetos, o esta
última con la manera de contar un cuento (presen­
tado posteriormente escrito a máquina), o también
fotografías de las manos, la cara o el perfil con los
movimientos de la marcha tomados cinematográfica­
mente.
Los resultados han sido valorados en razón del
cálculo de probabilidades; por ejemplo, si tenemos
tres pares para aparearlos, las probabilidades de que
sean correctos es de una a tres, es decir, el 33.3 %.
Los resultados varían según las diferentes formas de
expresión y los distintos grupos de sujetos, pero en
su conjunto, el número de apareamientos correctos
fué vez y media mayor del que se podía esperar de
acuerdo con las probabilidades.
Como ejemplo de estos apareamientos, reproduci­
mos la notación musical de tres compositores: a)
Bach, b) Beethoven y c) Mozart (fig. 37, p. 201).
“¿Puede Vd. recordar el tipo de composiciones de
Bach, Beethoven y Mozart? Aquí tiene Vd. las no­
taciones musicales de esos tres maestros. Trate de
reconocer en la forma y ritmo de las notas el ritmo
314 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de la expresión musical de cada uno de ellos. Ponga
el nombre del compositor correspondiente en la
muestra de sus notas.”
En este caso se obtuvo un apareamiento correcto
en el 80 % de los casos. El 20 % de errores fueron
cometidos entre los ejemplos de Bach y Mozart. Cuan­
do se pidió a los sujetos una explicación de sus
apareamientos, decían generalmente: “La música de
Bach es arquitectónica, y asimismo su notación mu­
sical. Beethoven es explosivo, y lo mismo ocurre con
su expresión gráfica. Mozart es equilibrado y sen­
cillo, lo que aparece también en su notación.”
Ejemplos similares de apareamiento llevados a
cabo con diferentes formas de expresión indican que
poseen rasgos idénticos en sus características expre­
sivas, que parecen ser el sello de la personalidad.
Según estas experiencias, las diversas formas de ex­
presión tienen algo en común que parece ser repre­
sentativo de la personalidad interna del sujeto y
podemos deducir de ello que cada una de dichas
formas expresa la personalidad.
Se plantea ahora la cuestión de si cualquier ob­
servador puede captar tales expresiones y si sus con­
clusiones estarán de acuerdo con las de los demás.
Si hubiéramos usado nosotros un procedimiento di­
recto, como el de otros observadores, podríamos haber
llegado, como R. Pintner, a la conclusión de que los
juicios sobre los rasgos de la personalidad basados
en fotografías no son mejores que los debidos al azar.
Nuestras observaciones demuestran que lo decisivo
son los métodos y no los resultados. Las manifesta­
ciones negativas que solemos oír sobre este sujeto de
investigación son debidas al empleo de técnicas inade­
cuadas. Además, los resultados negativos pueden
deberse a la ambigüedad del material. Así, nuestras
observaciones indican que los movimientos expresivos
son expresiones de la personalidad captables por el
profano. Sin embargo, el problema abarca muchos
factores, tales como la personalidad del observador,
PERSONALIDAD 315
la expresividad de la muestra utilizada, el criterio
seguido para juzgar, el punto de referencia y la
complejidad misma del problema. Las caracteriza­
ciones de la personalidad basadas sobre elementos
sociales estereotipados, como las dadas por las prue­
bas vocacionales no pueden ser emparejadas con éxito
por expresiones directas de la personalidad. Los ras­
gos aislados son apareados con menos éxito a la
escritura que los complejos juicios de la personali­
dad. Nosotros hemos desarrollado muchas técnicas
experimentales, a fin de estudiar hechos específicos
de la expresión gráfica en la escritura y el dibujo.151
Estas expresiones aparecen ya en los primeros ga­
rabatos de los niños en edad preescolar.lu0 Midiendo
con determinado método las proporciones de los ele­
mentos gráficos en tamaño y Dosición, hemos podido
demostrar que los signos gráficos siguen ciertas leyes
de configuración, y como estas configuraciones están
sometidas a leyes determinadas por ciertos cambios
de la personalidad, tales como la elevación y la de­
presión, la escritura puede considerarse como deter­
minante no sólo de la personalidad, sino de las leyes
de la misma.
El uso de técnicas proyectivas y expresivas juntas
es de especial valor en el diagnóstico de la persona­
lidad de los niños pequeños. Un estudio de las
respuestas infantiles ante estímulos como cuentos,
dibujos, muñecas y juguetes puede poner de relieve
las actitudes del niño ante las situaciones de la vida,
pues el niño tiende a expresar en sus juegos la con­
ducta que asume en la vida. Analizando la conducta
de un niño durante el juego podemos obtener datos
sobre su psique consciente e inconsciente y obtener
informes acerca de sus deseos y conflictos ocultos.43
La proyección de los contenidos psíquicos sobre los
juegos aparece junto a los movimientos expresivos,
los cuales pueden estudiarse detalladamente en pe­
lículas, y al comunicarse a pinturas hechas con los
316 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
dedos, o a pincel, a dibujos o al modelado de material
plástico.150
La unidad de las funciones orgánicas indica que
el lenguaje de los movimientos, ampliamente expre­
sado en los gestos faciales, puede encontrar también
su expresión en los pequeños movimientos del dibujo
y de la escritura. Apoya esta teoría la observación
de que el estilo fundamental de la expresión gráfi­
ca de una persona aparece ya use la mano derecha
o la izquierda y aun el pie o la boca, lo que indica
que las formas gráficas no dependen exclusivamente
de su ejecución a mano, sino que siguen pautas psí­
quicas transmitidas al órgano que se use, cualquiera
que éste sea. Originariamente, la grafologia siguió
el concepto maquinista estático, según el cual se su­
puso que existía una relación rígida entre ciertos
signos gráficos y ciertos rasgos de la personalidad.
Pronto se rechazó un método tan simple. La compa­
ración de los rasgos de la personalidad expresados
por signos fijos con la valoración de los rasgos tal
como se manifiestan en la vida cotidiana, no presen­
taba correlación positiva. Los escépticos se aprovecha­
ron del fracaso en la obtención de resultados posi­
tivos. Pero tales experimentos no son concluyentes
en absoluto. Allport y Vernon4 aducen que ningún
grafòlogo moderno usaría signos gráficos aislados
dándoles un significado fijo, sino que los considera­
ría sólo como indicadores de ciertas tendencias, las
cuales varían en relación con otros elementos.
Es evidente que la dinámica de la personalidad
no puede abordarse con los métodos mecanicistas,
que omiten la configuración total. Si un observador
enfoca su atención sobre un solo aspecto de las formas
de expresión, no le es posible ver el total. Nuestros
experimentos han demostrado que las respuestas a las
cuestiones de las pruebas de personalidad fueron
muy inferiores a los juicios libres.149 No podemos
hablar aisladamente del rasgo “inteligencia” sin con­
siderar en qué relación se manifiesta a sí misma,
PERSONALIDAD 317
puesto que es un rasgo todavía poco definido. Cier­
tos rasgos concretos como la mala fe pueden ser
descubiertos hásta en el 92 % de los casos por los
experimentos de apareamiento llevados a cabo por
A. Binet, y R. Saudek 119 afirma haber podido dife­
renciar la escritura de personas decentes de las que
no lo son con éxito casi total. G. W. Allport4 ha
verificado la firmeza de los movimientos gráficos
pudiendo demostrar que la rapidez, expansión y ta­
maño no son accidentales, sino que revelan un con­
siderable grado de consistencia ligado a determinadas
tendencias de la personalidad.

El empleo de pruebas en el estudio


DE LA PERSONALIDAD

Anteriormente nos referimos a las pruebas de inteli­


gencia y de ejecución (véase p. 220), relacionadas
con la valoración de la personalidad. Se han ideado
muchas pruebas para conseguir una supuesta “me­
dida de la personalidad”. Este concepto es teórica­
mente engañoso, pues la personalidad, compleja ma­
nifestación del organismo, no puede ser aprehendida
mediante mediciones estáticas ni es una ecuación que
pueda ser resuelta; sin embargo, en la práctica, pue­
den aislarse y medirse ciertos rasgos. Una simple
técnica para medir el grado de determinado rasgo
es el uso de una escala. Los individuos pueden ser
escalonados gradualmente, por ejemplo, como 1,
muy activos; 2, activos; 3, moderadamente activos;
4, pasivos, y 5, apocados. También puede describirse
la presencia de ciertos rasgos por medio de grada­
ciones, asignando a cada uno cierto lugar en un
grupo de ellos. Esta clasificación puede valorarse
mediante información cruzada, comparándola con
otras valoraciones, con la que el propio sujeto ha
hecho y por el análisis subjetivo de las actitudes adop­
tadas ante la clasificación,133 Se han propuesto mu-
318 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
chos cuestionarios para estudiar los intereses y las
actitudes. Las pruebas consisten en una serie de
cuestiones relacionadas con un problema central.
Constituyen recursos toscos, pero necesarios, para
obtener información cuantitativa.
Estos métodos comienzan a utilizarse con Wood­
worth, quien los idea en 1918, con el fin de deter­
minar la inestabilidad emocional en los soldados. Las
cuestiones se refieren a miedos, inquietudes, síntomas
físicos y actitudes conocidas como indicadoras de
trastornos nerviosos. Las preguntas son de este tipo:
“¿Tiene Vd. pesadillas?” “¿Está V. preocupado por
la idea de que alguien lo vigila en la calle?” La
extraversión-introversión se mide por el método de
Conklin y por el bien conocido de Bernreuter. En
el cuestionario de Conklin el sujeto sometido a prue­
ba tiene que escribir, después de cada una de las
cuarenta cuestiones, un número referente al grado
de placer que aquéllas le producirían: 1, el mayor
placer posible; 2, muy grande; 3, grande; 4, placer
moderado; 5, neutral; 6, displacer moderado; 7,
gran displacer; 8, displacer muy grande, y 9, el ma­
yor displacer posible. Entre las respuestas figuran
las siguientes:
1. Jugar al baseball.
2. Escuchar una conferencia sobre música clásica.
3. Escuchar en un estudio de radio.
4. Ir de caza.
5. Discutir problemas filosóficos.
Las preguntas 1, 3 y 4 se supone que son indica­
doras de extraversión, y las 2 v 5 de introversión.
La prueba de Bernreuter (1932), que mide seis
rasgos de la personalidad, contiene 125 cuestiones
que han de ser contestadas por un sí, un no o por una
interrogación indicando duda. Por ejemplo, la pre­
gunta: “¿Le interesan más las ,cuestiones deportivas
que las intelectuales?”, se supone que sirve para in­
dicar la introversión-extraversión. Sin embargo, como
indica Jung, la introversión-extraversión puede reía-
PERSONALIDAD 319
donarse con distintas áreas de la personalidad (véa­
se p. 284). Guilford y Braly distinguen varios com­
ponentes, tales como introversión social, pensamiento
introvertido, dominio, emotividad y depresión. El
Inventario de Thurstone (1929), con 223 cuestiones,
valora teniendo en cuenta las “respuestas inadaptadas”
y la inestabilidad emocional. Contiene pruebas sobre
poderío-sumisión relacionadas con la actitud de jefa­
tura-subordinación; pruebas sobre radicalismo-conser-
vatismo y pruebas sobre actitudes valorativas. Si­
guiendo la tipología de Spranger, la impulsividad y
la represión pueden valorarse mediante los laberintos
de Porteus (1924, 1933), que consisten en varios de
éstos en los que el sujeto debe encontrar la salida
con un lápiz. Estas actividades requieren perspicacia,
planeamiento y capacidad para evitar los actos im­
pulsivos. La prueba de voluntad-temperamento de
Downey (1923) compara la calidad normal de la
escritura con la que se obtiene en distintas condicio­
nes: cuando se está distraído, con los ojos cerrados,
mientras se cuenta, etc. Las personas con gran “im­
pulso motor” se supone que escriben con más exten­
sión y rapidez cuando se les distrae. Hartshorne y
May (1928-1930), idearon métodos para medir la
inadaptación social o descubrir la tendencia al frau­
de, al robo, a la mentira y también la cooperatividad,
el dominio sobre sí y la persistencia.
Las pruebas de personalidad son generalmente es­
calas de conducta como las usadas en las pruebas de
lápiz y papel. Cada prueba ha sido sistematizada
de acuerdo con su significación para la gente en ge­
neral y también para grupos sociales, cronológi­
cos o de distintos niveles culturales. En los Estados
Unidos, por ejemplo, la extraversión es más altamen­
te valorada que en Europa. Aunque la reacción de
un sujeto a una pregunta aislada puede no ser signi­
ficativa e incluso no tener valor alguno, la acumula­
ción de gran número de reacciones similares apunta
320 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
en cierta dirección. Estos datos se afirman cuando
se utilizan varias baterías de pruebas.
Como vemos, probar un rasgo aislado es siempre
azaroso, puesto que cada uno de ellos adquiere su
valor y significado de la correlación con otros rasgos
y de su configuración en la personalidad total. Nos­
otros hemos propuesto, además, el uso de “métodos
cruzados” que permiten abordar no un rasgo aislado,
sino varios de ellos desde diversos ángulos.149 El
propósito de la psicología experimental profunda es
llegar a un centro de la personalidad en el que pre­
sentan un común denominador reacciones muy dife­
rentes. Los métodos usados deberán llenar las si­
guientes condiciones:
Han de ser indirectos, esto es, que el sujeto no
sospeche la intención del experimento, a fin de con­
servar la espontaneidad de la respuesta.
Han de tener una forma común de planteamiento
que permita la comparación de los datos obtenidos.
Deben utilizarse con distintos puntos de referen­
cia tales como juicios sobre sí mismo y sobre otras
personas, sobre la autodeterminación consciente e
inconsciente, estudio de la forma y de la expresión.
Los resultados individuales deben ser comparables
con los del término medio del grupo a que pertenez­
ca el sujeto, a fin de conocer la significación relativa
de sus tendencias (diferenciación de los grupos por
edades, sexo, características sociales y étnicas).
La dinámica de la personalidad incluye la pre­
sencia de variables, que deben analizarse, referentes
al material presentado, a la situación bajo la que se
realiza la prueba y, especialmente, teniendo en cuenta
la personalidad total del sujeto.

Teorías acerca de la personalidad

Física-química-psíquica. La personalidad ha sido di­


vidida en “física56, esto es, las características somá­
PERSONALIDAD 321
ticas de la figura y la corpulencia; “química”, que
se refiere a los procesos glandulares y fisiológicos,
y “psíquica”, es decir, los rasgos psíquicos.
La relación entre las características físico-quími­
cas y la personalidad es destacada por las diferentes
tipologías y por las investigaciones psicosomáticas
realizadas. También tienen relación con la perso­
nalidad los distintos grados sensoriales. La visión
o la audición defectuosas pueden causar un senti­
miento general de inferioridad del que resulta una
tendencia a apartarse de los demás o una conducta
compensadora (tal como la agresividad). Las prue­
bas para determinar la agudeza visual, la visión para
los colores o la audición pueden indicar diversos
grados sensoriales. La relación entre la emoción y
la química somática aparece en las reacciones glan­
dulares, circulatorias y otras. En la velocidad del
pulso medida por el esfigmógrafo, en la presión san­
guínea apreciada por el esfigmomanómetro, en el
ritmo respiratorio valorado por el pneumógrafo, pue­
den observarse cambios fisiológicos, así como el gal­
vanómetro y el electroencefalógrafo miden cambios
en la actividad eléctrica. Han sido ideadas algunas
pruebas para medir la estabilidad emocional median­
te cuestiones relacionadas con hábitos emotivos, com­
plejos, gustos y aversiones del sujeto. Existe una
cooperación dinámica y un antagonismo dinámico
entre las estructuras llamadas física, química y psí­
quica. La psíquica está determinada por impulsos
y apetitos, por lo que Freud llamó el ello, por ideales
y principios conductores, el superyó, y por los há­
bitos y actitudes manifiestas en la vida diaria, el yo.
Técnicamente, es imposible aislar ciertos aspec­
tos en el estudio de la personalidad; todos los facto­
res psíquicos trabajan al mismo tiempo, y cuando
enfocamos la atención hacia alguno de ellos, no de­
bemos olvidar que todos los demás están igualmente
presentes. Aunque los estudios sobre la memoria, el
aprendizaje, la inteligencia, etc., se refieren a una
322 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
manifestación psíquica específica, la personalidad es
un amplio concepto que abarca todas las manifesta­
ciones simples. Como la definición incluye el prin­
cipio de seleccionar unos y omitir otros aspectos, el
término “personalidad” significa diferentes cosas para
distintas personas. Pero aunque se llegue a un acuer­
do acerca de ciertos aspectos, no se llega a él en lo
que se refiere a la importancia relativa de los varios
componentes de la personalidad. La personalidad no
es una manifestación simple, como la memoria, aun­
que tanto esta última como otras facultades estén re­
lacionadas con aquélla. Es distinta de la inteligencia.
Se refiere a la organización total de funciones, ras­
gos y reacciones, pero es también la manera con que
uno afecta a los demás y es afectado por ellos. La
personalidad no es la suma de rasgos simples; no
puede describirse como la mera existencia de formas
de conducta características; es un centro del que
irradian todos los rasgos v cuya desviación cambia
a todos ellos; el cambio de un rasgo influye sobre los
demás si afecta al centro.89 El cambio de un rasgo
no influye, necesariamente, al centro, sino que puede
permanecer localizado, como un hábito. Debemos dis­
tinguir, además, la dimensión profunda de los rasgos.

La teoría realista. Para algunos psicólogos, la perso­


nalidad es, simplemente, la manifestación de la con­
ducta del organismo ante un ambiente. Se ha dicho,
por ejemplo:129 “Entendemos por individualidad
las respuestas que nermiten a los demás identificar
una personalidad.” Sin embargo, la conducta externa
no sirve, necesariamente, para identificar una indi­
vidualidad o personalidad. Podemos identificar a
una persona por su amable conducta para sus compa­
ñeros y enterarnos poco después que se trata de un
criminal. El punto de vista objetivo considera la
personalidad como la suma de hábitos, tanto mani­
fiestos como implícitos que el individuo ha adquirido
en el curso de su desarrollo hasta el momento en que
PERSONALIDAD 323
se le estudia. La personalidad es una máquina mo­
vida por la energía de los impulsos cuya fuerza es
proporcionada por el ambiente. El punto de vista
objetivo e’.imina lo profundo, que es donde reside el
verdadero problema de la personalidad. Según él, la
máquina, la personalidad, se compone de reaccio­
nes verbales, manuales y viscerales. Como ya hemos
estudiado, este modelo de personalidad, estructurada
en el cuerpo humano, es la conductista.144 Las acti­
tudes normales y anormales del hombre se deben a
las condiciones de adaptación o no adaptación al
ambiente. Así, pues, podemos decir que se trata de
una teoría “realista” de la personalidad, la cual, pre­
tendiendo la mayor objetividad, suprime muchas de
las variantes y sensibilidades de que tratan las teo­
rías impresionistas y elude muchas de las emociones
irracionales sobre las que se enfocan las teorías ex­
presionistas y es ajena a las teorías idealistas que
se ocupan de las elevadas cualidades del alma.

La teoría expresionista. El concepto de la personali­


dad interna tiene sus raíces en la psiquiatría. La
conducta anormal no es fundamentalmente distinta
de la normal, pero es exagerada, ampliando así re­
acciones que pasarían inadvertidas. Las observacio­
nes psiquiátricas han puesto de relieve con especial
claridad que los rasgos de la personalidad no son
elementos aislados, sino que se mantienen unidos y
relacionados dinámicamente. El principio unificador
de la personalidad, llamado “tensión psíquica”, por
el médico francés Janet, fué considerado como una
energía psíquica por el psicoanálisis en sus diversas
escuelas. Según este concepto, que dió nueva con­
fianza a la experiencia subjetiva, la personalidad
es un proceso en el que el principio interno de la
vida, la libido, sufre continuas transformaciones.
Estas transformaciones de la energía psíquica pueden
actuar ya en forma de desarrollo progresivo, ya me­
diante la regresión, formando etapas; la energía psí-
324 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
quica puede ir desde los niveles más bajos a los más
altos (sublimación), o ser reprimida por debajo de
los límites de la perceptividad (represión). Los ob­
servadores con este punto de vista expresionista han
sobrepasado la técnica de la simple observación uti­
lizando deducciones y “frases”. Pongamos un ejem­
plo: Luisito no quiere comer pollo, pero su madre
quiere que lo coma v lo amenaza con castigarlo si no
lo hace. En una experiencia subjetiva directa, Luisito
piensa: “No quiero comer pollo, pero tengo miedo
a mi madre.” Las observaciones conductivas mues­
tran a un niño irritable y díscolo antes de la comida.
Las observaciones de la psicología profunda descri­
biendo la situación total, dirigiendo su atención al
proceso psíquico, idean el término “conflicto” a fin
de describir los hechos. Se trata de un conflicto en­
tre el deseo del niño y el de la madre, un conflicto
entre el miedo y el amor a la madre y entre el amor
y el miedo por la madre y el asco por el alimento.
Pero las dimensiones de este conflicto pueden ser mu­
cho más profundas. Si estudiamos el rechazo del niño
de un alimento que le gustaba antes podemos saber
que en una ocasión vió a un gato devorando a un
pájaro. El niño, horrorizado ante ese espectáculo,
determinó no comerse nunca una ave. Toda esta diná­
mica no se observa inmediatamente, pero puede ser
reconstruida por la exploración de la personalidad
profunda. Para la exploración de estos procesos son
necesarios los elementos descriptivos ideados por
Freud, tales como la represión, la simbolización,
la regresión, la sublimación, la compensación, la
identificación, la transferencia y la racionalización.
Las observaciones dinámicas de los procesos psí­
quicos conducen a aplicaciones también dinámicas,,
tales como la catarsis (purificación) mediante una
descarga de energías y la dirección dinámica de
las dichas energías hacia la sublimación por me­
dios educativos.
PERSONALIDAD 325
La teoría impresionista. Mientras el conductismo
realza la observación realista identificando la perso­
nalidad con su conducta y el psicoanálisis subraya
la expresión de la personalidad describiéndola como
una proyección de dentro afuera, las teorías impre­
sionistas ven la personalidad como un reflejo de las
impresiones internas y externas. Las impresiones cam­
bian continuamente. No hay ninguna impronta fijada
por la herencia ni ninguna marca señalada por el
ambiente. La personalidad es la fusión de herencia
y ambiente en una nueva forma. Como dice W.
Stern, la personalidad es la “asíntota de la ciencia”.
Todas las cosas dependen de la configuración y aun
los elementos estructuralmente constantes o idénticos
nunca son los mismos, porque la configuración cam­
bia continuamente. Según este punto de vista, la per­
sonalidad es una organización que cambia de conti­
nuo, sin rasgos fijos ni durables.

La teoría idealista. Los sistemas religiosos y filosó­


ficos destacan el concepto de las cualidades superio­
res de la personalidad referidas a los ideales. Filó­
sofos como C. G. Carus y E. v. Hartmann creen que
el inconsciente del hombre es parte de un principio cós­
mico universal. Psicólogos modernos, siguiendo a C.
G. Jung, han restablecido el concepto del inconsciente
colectivo que se manifiesta especialmente en la locura.
Esto no es sino el resurgimiento del antiguo
concepto de personalidad, la teoría de la “máscara”
individual a través de la que surgen las fuerzas colec­
tivas. Este concepto lleva implícita la idea de que
la personalidad abarca más que el individuo, puesto
que lleva en su profundidad más íntima lo que la
filosofía hindú llama el espíritu universal y el indi­
viduo trata de ajustarse a sí mismo o de enajenarse de
esta norma básica. La noción de que las pautas bá­
sicas de la personalidad son inherentes al hombre
y no heredadas de sus antepasados, sino de la subs­
tancia del mundo, aparece ya en las “ideas” de Pía-
326 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tón, en los “arquetipos” de San Agustín y en los
conceptos de los pueblos primitivos que Lévy-Bruhl
describe como représenlations collectives. Para la
psicología, el problema es si la responsabilidad posee
ciertas tendencias, normas éticas, deseos y expresiones
que puedan explicarse ya por la herencia individual
ya por el ambiente.
Todos estos aspectos modifican el mismo material
como las lentes coloreadas. Hay actitudes generales
que aparecen por sí mismas especialmente claras, ya
les demos una interpretación realista, expresionista,
impresionista o idealista. Si la personalidad abarca
tan diversos componentes, necesitaremos diferentes
anteojos para verla. Pero como la característica bá­
sica del organismo y de la personalidad es la tenden­
cia al equilibrio en que todas estén en la debida
proporción, necesitamos superanteojos que nos den
un cuadro sinóptico de todas las capas y aspectos
de la personalidad. Al estudiar la psicología de la
personalidad necesitamos no sólo métodos de obser­
vación, sino de integración. La personalidad está de­
terminada simultáneamente por la herencia, los estí­
mulos internos, el ambiente y los estímulos externos.
Pero la personalidad es todavía más que esto; no
utilizamos todo el ambiente ni toda la herencia, sino
que seleccionamos. Estamos ceñidos a los límites del
ambiente y la herencia, pero podemos movernos den­
tro de esos límites. La personalidad es una entidad
que actúa libremente. Dicha entidad no puede me­
dirse con valores cuantitativos sino cualitativos. Las
diferencias cualitativas hacen único cada aspecto,
aunque éste tenga ciertos elementos en común con
otros. Un estudio estático descubre cantidades, pero
se le escapan las cualidades, mientras que, por el
contrario, un estudio dinámico halla cualidades y se
le escapan las cantidades. La vida sin cualidad no
tiene sentido, la ciencia sin cantidad desaparece. La
psicología, que se ocupa de la vida y de la ciencia,
necesita del estudio cuantitativo y cualitativo.
XIII

¿QUÉ ES LA PSICOLOGÍA?

Definiciones

¿Qué es la psicología? El estudioso que haya leído


esta obra como un libro de texto, memorizando los
epígrafes como las fechas en la historia, podrá con­
testar que la psicología es una ciencia que trata de la
percepción, la memoria, el aprendizaje, la asociación,
las emociones y así sucesivamente. Esto sería lo mis­
mo que contestar a la pregunta ¿qué es la biología?,
con la enumeración de todos nuestros órganos. Una
ciencia es la coordinación, el ordenamiento y la sis­
tematización de diversos datos desde ciertos puntos de
vista. Además, los datos no se enumeran general­
mente en serie, sino que se presentan juntos, sinóp­
ticamente, desde puntos de vista integrados.
Vamos a considerar algunas definiciones de los
psicólogos:
“Podemos definir la psicología como la ciencia
positiva de la conducta de los seres vivos”, dice
McDougall.93 Pero esta definición no es suficiente­
mente específica. Las plantas son seres vivos y
presentan cierta conducta, pero no están incluidas
en la psicología. Por otra parte, el estudio de la
conducta forma parte de todas las ciencias sociales.
William James escribe: “La psicología es la des­
cripción y explicación de los estados de conciencia
como tales.” 70 Según Titchener, “la psicología es la
ciencia de la psique”. Tales definiciones son, cierta­
mente, muy limitadas; la psicología moderna incluye
los procesos del inconsciente y los fenómenos bio­
lógicos.
* Según algunos, la psicología es la ciencia
de la experiencia individual y es, además, necesaria-
* Véase nuestra definición, p. 7.

327
328 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
mente subjetiva. Para otros, psicología es preci­
samente psicología: “La única definición de psicología
que pueda ser enteramente satisfactoria (y lo mismo
podríamos definir cualquier otra ciencia) sería la si­
guiente: psicología es la reunión de hechos verifica-
bles observados desde el punto de vista psicológico.”
Es, desde luego, muy difícil encontrar una defi­
nición para tan complejo estudio.
Los autores más modernos no han intentado aún
una definición. Existen varias razones para tal di­
ficultad, razones que comprenderemos mejor después
de un estudio general de los problemas y métodos de
la psicología y del distinto modo de abordarlos en
psicología y en ciencias naturales.
En realidad, todas las actividades humanas pueden
justificar la investigación psicológica, pero hay ciertos
puntos que emergen del cúmulo de fenómenos:
La psicología biológica trata de las funciones del
sistema nervioso, las glándulas, los órganos de los
sentidos y las reacciones musculares.
La psicología genética, de los cambios orgánicos
y de la conducta durante el desarrollo desde el punto
de vista de las reacciones psicológicas.
La psicología de la personalidad, de los rasgos
caracterológicos y su configuración, de los métodos de
diagnóstico de la personalidad y de las teorías sobre
la estructura y desarrollo de la misma.
La psicología diferencial, de las diferencias entre
las acciones y reacciones de un individuo comparado
con otro, utilizando frecuentemente pruebas para me­
dir el grado de estas diferencias.
La psicología anormal, de los fenómenos psico­
lógicos marcadamente desviados de la media. Abarca
el estudio de las pequeñas inadaptaciones, neurosis,
enfermedades mentales, delincuencia, hipnosis, suges­
tión, sueños y visiones, ideas de los pueblos primiti­
vos, manifestaciones del inconsciente en la vida
cotidiana y en el arte, percepción extrasensorial, mé­
todos psicoterapéuticos y psicoanálisis.
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 329
La psicología social, de los fenómenos psicológicos
de interacción social, de los grupos normales y neu­
róticos, de la conducta social, de la psicología del
liderismo, de la psicología de la moral y de la pro­
paganda, de la de las razas y naciones, de la psico­
logía de las actitudes sociales, estereotipias, prejui­
cios y opinión pública.
La psicología del niño, de la edad preescolar, es­
colar y preadolescencia, con sus fenómenos de creci­
miento, el desarrollo, las condiciones ambientales
(hogar, escuela, comunidad), las características emo­
cionales específicas, la imaginación, los procesos del
pensamiento, el lenguaje, las relaciones sociales, el
desarrollo sexual, etc.
La psicología comparada, preponderantemente de
la conducta de los animales comparándola con la del
ser humano.
La psicología aplicada, de los problemas indus­
triales, los vocacionales y los educativos, de la psico­
logía del personal, del anuncio y de los problemas
de la vida diaria.
Todos los aspectos en cada uno de estos campos
de la psicología se tratan extensamente con muchas
subdivisiones; por ejemplo, el psicoanálisis se apli­
ca a diversos campos, tales como la psicología del
arte y los conceptos de los pueblos primitivos. Ade­
más, cada aspecto puede ser subdividido con arreglo
a los más distintos sujetos, como, por ejemplo, los
que han sido tratados en esta obra.
Muchos de los campos de la psicología arriba
mencionados se basan en datos experimentales o
comparativos. Con criterio objetivo, el observador
puede excluir sus opiniones personales y describir y
analizar solamente los fenómenos observados. Por
otra parte, la interpretación subjetiva de los datos no
puede ser excluida completamente de la psicología,
puesto que todas nuestras observaciones, si no se
basan en aparatos, dependen de factores subjetivos,
de nuestra percepción y selección de los datos. Sin
330 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
embargo, podemos distinguir, en general, una forma
subjetiva y otra objetiva de abordar los problemas.
Si utilizamos el método subjetivo proyectamos nues­
tras reacciones y opiniones personales sobre el objeto
de investigación. Naturalmente, el método subjetivo
no tiene el mismo valor que la observación objetiva;
pero, como ciertas reacciones fundamentales de los
seres humanos son similares, pueden comprenderse
por introspección, observando nuestros propios pro­
cesos psíquicos, y muchas contribuciones a la psico­
logía han sido hechas en esta forma. Las autobiogra­
fías y las valoraciones subjetivas han proporcionado
interesantes datos acerca de las reacciones humanas,
pero también han introducido graves equivocaciones.
La psicología, que todavía está en su infancia,
debe ser estimulada por todas las formas de estudiar
el alma humana. Hacer hincapié exclusivamente en la
experimentación puede resultar tan perjudicial al
progreso psicológico como las amplias generalizacio­
nes de algunos de sus intérpretes. Los experimentos
deben verificar las interpretaciones y éstas servir de
guía a aquéllos. La psicología creadora ha de estu­
diarse en forma dinámica.

Problemas de la observación psicológica

El método es a la ciencia lo que el instrumental


al cirujano. Un operador puede tener grandes cono­
cimientos acerca del cuerpo humano, pero no podrá
aplicarlos si no posee los instrumentos necesarios.
El psicólogo puede poseer gran número de' datos,
pero si no posee el método apropiado para relacionar­
los y explicarlos, todos sus conocimientos serán cosa
muerta. Los aparatos para estudiar los datos deben
ser tan precisos como los de un cirujano, pues de otro
modo los resultados pueden ser más dañinos que
provechosos. La omisión de estos principios ha cau­
sado ya mucho daño a la psicología. El ideal de la
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 331
observación objetiva ha llevado a muchos estudiosos
de la psicología a acumular millones de datos, pro­
cedimiento que, especialmente en el estudio de la per­
sonalidad, ha dado lugar a los siguientes resultados:
1. Estamos hundidos en un diluvio de observa­
ciones; los archivos están tan sobrecargados de datos
sobre la conducta que muy pocos son capaces de en­
contrar un camino a través de esa selva. Así, la ma­
yor parte de ese material permanece muerto y se ha
malgastado el precioso tiempo dedicado a su inves­
tigación.
2. A fin de poder hacer algo con el material, se
ha intentado clasificarlo, pero cuando los instrumen­
tos metodológicos no son suficientemente precisos,
esa clasificación nos sume en el caos más absoluto.
A veces los datos están agrupados bajo el mismo
epígrafe, pero, como puede demostrar un análisis
detallado, no tienen nada que ver unos con otros. Si
vemos a una persona atacando a otra, puede ser la
conducta del niño en el juego, una ceremonia mágica
en un pueblo primitivo, un ejercicio gimnástico o una
agresión, y así ocurre con todo lo demás.
3. Los procedimientos carentes de método condu­
cen a generalizaciones erróneas. Como dice un anti­
guo proverbio latino: Quod licet jovi non licet bovi,
lo que se permite a un dios, no se le permite a un
buey. En otras palabras, lo que es correcto en un
caso, puede ser erróneo en otro. Lo que tiene valor
positivo en determinado aspecto, puede tenerlo ne­
gativo en otro. En psicología, una manifestación ais­
lada no tiene valor más que en sus reacciones, y para
establecer esta diferencia necesitamos un método cui­
dadoso. Lo que decimos de la observación conductista
es también válido para la experimentación: El peli­
gro de la subjetividad ha conducido a otro no menos
grande: el de reverenciar los hechos objetivos. Un
hecho aislado no nos sirve mientras no se le relaciona
con otros.
4. El mayor peligro de la simple clasificación de
332 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
datos conductistas radica en el hecho de que se tiende
a colocar una cosa bajo determinado epígrafe. Los
fenómenos de ilusión óptica demuestran que dos cosas
pueden ser idénticas y aparecer, sin embargo, com­
pletamente diferentes. La diferencia resulta de que
los elementos fundamentalmente idénticos tienen dis­
tintas relaciones en cada caso. Respecto a las tenden­
cias psíquicas, la misma manifestación en distintas
personas puede ser completamente diferente de acuer­
do con su motivación. La relación de una paite con
el todo es el factor que motiva cada aspecto, y dicha
relación está condicionada por factores internos y
externos al individuo. Un hombre con ciertas ideas
extrañas puede ser considerado como un sabio en
Polinesia y como un enfermo mental en nuestro país.
Incluso en el mismo país, los valores cambian: al que
se le llama criminal en tiempos de paz, se le llama
héroe durante la guerra. Si observamos ciertos ras­
gos en una personalidad, el valor de los mismos de­
pende: a) de sus elementos motivadores, b) del grado
de dicho rasgo, y c) de la posición que ocupa entre
los demás.
Un rasgo de la personalidad no es un “elemento”
de la misma. Si determinamos mediante cuestionarios
la presencia de cierto rasgo, no nos servirá de mucho
el hallazgo a no ser que analicemos sus componentes.
Incluso cada individuo tiene componentes diferentes;
el hecho de que los miembros de un grupo posean
ciertos rasgos comunes, puede ser invalidado, pues lo
que parece ser igual en distintas personas no ha de
tener necesariamente la misma estructura. Debemos,
por lo tanto, investigar la génesis de cada rasgo.
Una persona puede estar nerviosa accidentalmente o a
causa de su dependencia a cierto grupo social, como en
el caso de la histeria colectiva. Su nerviosidad puede
ser consecuencia de la conducta seguida en la infancia
o puede tener raíces hereditarias. Así, pues, debemos
investigar las condiciones bajo las que aparece un ras­
go. Algunos sólo aparecen en determinadas circuns-
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 333
tancias. El valor de una persona puede ser muy escaso
si tiene que sufrir un electrochoque, pero muy alto
si se enfrenta a un peligro real, y viceversa. Un niño
puede ser incapaz de recordar números y, en cambio,
mostrar una memoria superior cuando se trata de
recordar hechos de su propia vida.
Lo que trato de explicar con esos ejemplos es que
no hay rasgos absolutos, es decir, valor absoluto o
agresividad absoluta. Los datos, experimentos y es­
tadísticas de la conducta son instrumentos que sólo
son útiles si se aplican adecuadamente.

Métodos de la observación psicológica

Formas de estudio. Como la psicología interviene en


campos tan diferentes, ha llegado a ser la ciencia que
provoca las mayores discrepancias entre sus cultiva­
dores. Sin embargo, el mayor antagonismo se ha
establecido entre dos grupos: el de los psicólogos ex­
perimentales y el de los exploradores. Los primeros
creen seguir los principios de las ciencias naturales
tan estrictamente como es posible. Además, han ex­
cluido de su campo todo lo que se basa en la especu­
lación. Según ellos, la psicología es una ciencia que
se basa estrictamente en hechos y aun, entre éstos, han
sido excluidos aquellos que se refieren al gran nú­
mero de observaciones, tanto los datos basados en las
propias experiencias introspectivas como los hechos
aislados presentados por otras personas. Se da la
máxima importancia a los datos cuantitativos pro­
porcionados, a ser posible, por aparatos controlables
y por pruebas sistematizadas. Una colección de da­
tos, su clasificación y su análisis atomizando el objeto
de observación son los principios mediante los cuales
se supone que la psicología llegará a formar parte de
las ciencias naturales.
El otro grupo de psicólogos desconfía de los va­
lores cuantitativos y hasta de los datos experimentales
334 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
en general. Consideran que cada hecho psicológico es
único y dependiente de su momentánea configuración
interna y externa. Que ni siquiera dos datos acerca
de la misma persona pueden ser iguales, y no se diga
cuando se trata de personas distintas. Cada caso debe
ser explorado en relación con él mismo. Estos psicó­
logos declaran orgullosamente la especial posición de
la psicología, recalcando que no es una ciencia na­
tural. Señalan que en las relaciones humanas no
pueden separarse sus elementos simples, como los ob­
jetos de la física, sino que la psicología tiene sus pro­
pios métodos que se refieren a la exploración general
e individual.
Ambos grupos son mutuamente hostiles. El psicó­
logo explorador objeta que los psicólogos experimen­
tales toman los experimentos por amor a los mismos
y que por amor a la estadística hacen selecciones que
no tienen relación con los fenómenos de la persona­
lidad humana, por lo que desde el punto de vista
individual estos datos carecen de sentido. Para ellos
el estudio experimental y estadístico en psicología es
una peligrosa pseudo-ciencia que proporciona un cua­
dro erróneo de la individualidad. El grupo de psicó-
gos zuriqueses de Jung rechazó la proposición que le
hice de tener una conversación acerca de la psicología
experimental profunda, explicándome que no tenían
interés alguno por ningún dato experimental. Los
psicólogos experimentales arguyen que el simple mé­
todo exploratorio conduce a la especulación, la meta­
física y la filosofía.
Pero, a pesar de todas estas diferencias de opi­
nión, la psicología ha llegado a ser la más dinámica
de las ciencias.
La conducta de un sujeto debe ser observada en
su totalidad; en este caso se registra todo lo que
hace la persona. En ciertos casos, el registro puede
hacerse durante la vida cotidiana. Esto es posible
en el kindergarten, en la escuela, en los hospitales
psiquiátricos, etc. Si efectuamos una observación to-
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 335
tal durante un tiempo restringido como, por ejemplo,
durante una entrevista, su valor objetivo es limitado,
porque el sujeto puede no reaccionar espontáneamente
si se siente observado. La técnica moderna excluye
este factor inhibitorio creando la llamada habitación
con dispositivo visual. Dicha habitación tiene una
ventana preparada en tal forma que desde la parte
de afuera se puede ver lo que pasa dentro sin que el
sujeto se dé cuenta de que lo observan. Esta pantalla
del dispositivo visual se usa con frecuencia para ob­
servar las actividades de los niños.
Otra forma de observación es la llamada parcial.
El investigador sólo tiene interés por ciertas activi­
dades o hábitos, como por ejemplo, el juego de los
niños. El valor de la observación parcial es princi­
palmente comparativo, de la conducta de una persona
con referencia a otra o a un grupo.
El tercer tipo de observación, al que podría lla­
marse selectivo, se enfoca sobre reacciones especiales
del individuo y considera, por ejemplo, el grado de
agresividad dominante u otros rasgos que manifiesta
una persona en sus distintas actividades.
Mientras todos estos métodos se refieren a la con­
ducta de la persona en la vida diaria, otros grupos
de procedimientos la estudia en condiciones experi­
mentales, por ejemplo, mediante aparatos. Para
muchos usos los aparatos son más exactos que la
observación humana. Cuando Hemholtz comparaba
la cámara fotográfica con el ojo humano, decía que
deberíamos devolvérselo al Creador, por que lo había
hecho incompleto. Los aparatos tienen la gran ven­
taja de eliminar las influencias subjetivas. Sin em­
bargo, no se puede inventar un aparato que registre
cada rasgo de la personalidad ni hay aparato que
pueda determinar las relaciones intrapersonales.
Otro método experimental se basa en respuestas
verbales, usando cuestionarios y clasificaciones com­
plementadas por autoapreciaciones. Pero, como ha
336 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
demostrado la psicología moderna, existe una dife­
rencia entre la conducta manifiesta y las motivaciones
subyacentes y entre las actitudes conscientes y las
inconscientes, por lo que no siempre se puede confiar
en los resultados, aunque el individuo sometido a la
prueba tenga la buena voluntad de dar una respuesta
sincera. La conciencia del sujeto puede ser engañada
por su propio inconsciente. Se han desarrollado al­
gunas técnicas que intentan penetrar en la motivación
subyacente a las respuestas conscientes; tales son los
métodos proyectivos, la investigación de los movi­
mientos expresivos y el análisis de las asociaciones.
Los trabajadores sociales y los psiquiatras utili­
zan también el método genético. Consideran los fac­
tores del desarrollo y la base hereditaria del individuo
e investigan si en la familia ha habido, por ejemplo,
casos de sífilis, de epilepsia, de enfermedades men­
tales, de trastornos orgánicos o bien ciertos defectos
de los órganos de los sentidos, o alteraciones causadas
por hábitos perjudiciales, tales como la embriaguez.
Estudian las influencias ambientales, composición de
la familia, primeras experiencias, preparación cultu­
ral y forma de vida en la que ha crecido. La historia
de cada caso se refiere a tres aspectos diferentes:
el tipo de vida, que varía en los distintos medios o
sociedades; el número de rasgos o actitudes compa­
radas con la media y la cualidad de éstos, que puede
ponerse de manifiesto considerando la forma en que se
relacionan entre sí y por el análisis de su origen.

La psicología y las demás ciencias

Podemos decir que la filosofía fué la madre de la


psicología. En los tiempos antiguos, el concento del
alma o psique humana no podía ser separado del con­
cepto del universo. No se hacían estudios especí­
ficos, sino que la investigación se dirigía a todos
los aspectos de la vida tratando de relacionarlos entre
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 337
sí. La psicología moderna trató, durante cierto tiem­
po, de negar a su madre. Sin embargo, cuando los
psicólogos comprobaron que la simple clasificación
y descripción de los hechos de conducta no conducía
a ningún nuevo punto de vista, y cuando confirmaron
que hasta los admirados físicos necesitaban teorías, se
admitió de nuevo y posteriormente se deseó una inter­
pretación filosófica de los datos. La madre Filosofía
tiene hijas, primas y primas segundas. Todas utilizan
métodos interpretativos, no basados en mediciones; to­
das son ciencias cualitativas y no cuantitativas.
Tales son la religión y el arte. William James apor­
tó la contribución más importante a la psicología de
la imaginación09 y la psicología de la estética ha
ocupado a investigadores desde Aristóteles hasta nues­
tros tiempos.
Siguiendo a Guillermo Wundt, la psicología ex­
plicativa se ha utilizado en unión de la antropología
y de la psicología de los pueblos. En relación
con la historia, el análisis psicológico de los grandes
personajes ha contribuido a la mejor comprensión de
los acontecimientos históricos. La sociología se com­
plementa considerablemente con la psicología social,
que investiga las reacciones colectivas, tales como la
histeria de las masas, la psicología de las multitudes,
la adaptación individual el ambiente social y la
inadaptación, especialmente en la psicología del deli­
to. Los economistas encuentran apoyo en investiga­
ciones psicológicas, como las de J. A. Hobson,60 ba­
sadas en estudios sobre la motivación y el bienes­
tar. íntimamente relacionados están los estudios psi­
cológicos sobre el anuncio, la propaganda y las
relaciones industriales.
La psicología aplicada de base exploratoria ha
encontrado su aplicación en la educación. Lo mismo
puede decirse de la psiquiatría. “Si el estudio de la
psique desde el punto de vista científico y por méto­
dos exactos no hubiese hecho nada por la raza hu­
mana, salvo su aportación del tratamiento racional
338 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
medico y educativo de las enfermedades y trastor­
nos mentales, estaría doblemente justificada su exis­
tencia.”148 Las observaciones acerca de las relaciones
psicosomáticas han introducido nuevos conceptos en
medicina. Comò vemos, la psicología está profun­
damente integrada entre las ciencias sociales, y de­
finirla es definir al mismo tiempo todas estas rela­
ciones. La influencia de la psicología sobre la antro­
pología78 aumenta continuamente y su influjo sobre
el arte aparece en la novela psicológica61 y la pintura
surrealista.
Si la filosofía y las ciencias sociales constituyen
la rama materna de la psicología, la biología y las
ciencias naturales forman su rama paterna. La bio­
logía, que estudia los fenómenos del organismo, es la
verdadera base de la psicología científica. El estu­
dio de la conducta animal, de las propiedades del
protoplasma, de las funciones de los órganos senso­
riales y del sistema nervioso central no puede ser
excluido de la psicología.
Los fenómenos químicos juegan un decisivo pa­
pel en las teorías acerca de las glándulas endocrinas
y de sus relaciones con la personalidad. Los procesos
metabólicos, la química sanguínea y la del sistema
nervioso han llegado a ser imprescindibles para la
psicología.
La psicología no podría actuar sin el conocimien­
to de las matemáticas y de la estadística. La valora­
ción de los datos exige una expresión cuantitativa.
Las técnicas estadísticas son esenciales para inter­
pretar los datos obtenidos en muchos sujetos.
Por último, aunque no poco, la psicología estíi
ligada a la física. Esta relación se hizo ya eviden­
te en 1795, cuando un observador del laboratorio
astronómico de Greenwich, observando una estrella
con el telescopio, anotó el tiempo que tardaba aquélla
en atravesar el campo visual más tarde que sus cole­
gas y fué destituido a causa de ese error. Posterior­
mente se descubrió que el aparente error se basaba en
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 339
un fenómeno psíquico, esto es, la existencia de li­
geras diferencias de observación entre todos los ob­
servadores, fenómeno que ha recibido el nombre de
“ecuación personal”. Éste es uno de los muchos ca­
sos demostrativos de que en el campo de la física
debe haber correlación con las investigaciones psi­
cológicas.
A fin de comprender las funciones de nuestros
órganos de los sentidos, debemos saber la naturaleza
física de los estímulos. Actualmente los laboratorios
de física y de psicología tienen muchos aparatos si­
milares. Así como la psicología ha aprovechado las
enseñanzas de la física, ésta ha utilizado de aquélla
las observaciones sobre las capacidades de los obser­
vadores. La física y la psicología trabajan mano a
mano en las actividades bélicas. Refiriéndose a las
investigaciones fisiológicas señala E. G. Boring:14
Confieso que debo hacer un comentario acerca de la va­
nidad de los fisiólogos y la modestia de los psicólogos, y que
sólo recientemente hemos comenzado a oír la sugerencia de
que esta importante hipótesis es reversible, que una teoría
fisiológica de la acción neural no debería ser mantenida
seriamente si resulta incompatible con los hechos psicológi­
cos, y que la Dsicología está ya preparada para confirmar
la teoría neural, del mismo modo que la fisiología está presta
para rendir un servicio semejante a la Dsicología.

La psicología es una ciencia que sirve de puente,


es un sistema de relación y no puede ser definida,
por su real naturaleza, como un término estático,
pues es la más dinámica y múltiple de las ciencias.
En escuelas secundarias y preparatorias, en unas
la psicología está incluida en la sección de ciencias
naturales, y en otras en la de ciencias sociales, y
hasta para un psicólogo resulta difícil determinar
a cuál de ellas pertenece. Los propósitos de la psi­
cología y los de cada rama de las ciencias natura­
les son muy similares.
Pero, a pesar de sus semejanzas, el material de
investigación es distinto. Para decirlo en la forma
340 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
más sencilla, las ciencias naturales tratan de la ma­
teria, mientras la psicología se ocupa de la psique.
Los filósofos han tratado de anular este dualismo
diciendo, como Spinoza, que la psique (idea) y la
materia (extensión), no son sino dos aspectos de
una misma cosa, o como William James, que psique
y materia son, ambas, aspectos de la experien­
cia; o como Bertrand Russell, que los últimos elemen­
tos constitutivos de las cosas son “hechos”, siendo la
materia y la psique la misma substancia actuando
de distinta forma. Russell sostiene que la física y
la psicología se sobreponen, investigando la primera la
estructura y la segunda ciertos aspectos de las
*
cualidades de la estructura. Sin embargo, Russell
señala que la física, la más desarrollada de las cien­
cias, juzgando la estructura del universo todavía ex­
cluye completamente al ser humano. Para verificar
un hecho físico necesitamos un observador humano,
y éste depende de sus percepciones. Así, la física
depende de las percepciones humanas tanto para sus
postulados básicos como para sus resultados finales.
Las percepciones son parte de la psicología y, así,
física y psicología se sobreponen entre sí.
Respecto a los métodos de la psicología y de las
ciencias naturales, los hay iguales y diferentes; nos­
otros insistimos en que la igualdad o la diferencia
depende del interés emocional de cada psicólogo.
Vamos a tratar de ambos aspectos.
Los métodos de la psicología tienen de común
con los de las ciencias naturales que están basados
en cuatro planteamientos fundamentales:
La recolección de datos.
La creación de condiciones experimentales.
La comparación de datos con respecto a su exac­
titud y valor.
La valoración de los resultados por su significa­
ción estadística y metodológica v respecto a sus
implicaciones. Estas distintas formas se basan en la
* B. Russell: The Analysis oj Matter, Nueva York, Harcourt, Brace, 1927.
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 341
observación e intentan expresar aquélla en lenguaje
científico; en relación con la observación y el len­
guaje, sin embargo, existen diferencias entre las
ciencias naturales y la psicología.
Las proposiciones de las ciencias naturales se
basan en observaciones generales, mientras en la
psicología consisten, en su mayor parte, en observa­
ciones individuales.
Las nuevas observaciones en ciencias naturales
suelen ser continuación de otras más antiguas o se
basan en principios preestablecidos, mientras que en
psicología no se refieren a premisas ya determina­
das con anterioridad.
Pero los métodos de la ciencia no pueden desli­
garse de sus fines. Si se hace depender demasiado
a la psicología de la física, aquélla atomiza sus
propósitos y pierde de vista el conjunto. Cuando
los métodos psicológicos dependen mucho de las
ciencias sociales, especialmente de la sociología y
de la economía, llega a considerarse al hombre
como simple juguete de su ambiente. El verdadero
problema de la psicología al tratar únicamente con
la personalidad, es haber perdido el concepto ni­
velador de la adaptación mutua. Cuando el método
psicológico depende demasiado de la filosofía, cons­
truye una realidad falsa. Por otra parte, los métodos
de la física, la sociología, la filosofía y otras ciencias
convergen en los de la psicología, desarrollándose nue­
vos métodos a partir de esta fusión. El procedimiento
de considerar al individuo en su ambiente, guiado
por el método filosófico de integración, se basa en
el método de las ciencias naturales.

El concepto de ley en psicología y en


CIENCIAS NATURALES

A primera vista, las leyes de la psicología son dis­


tintas a las de las ciencias naturales. Esta diferen-
342 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
cia depende del grado de predicción. En las leyes
físicas, químicas y biológicas la predicción oscila
entre la absoluta certeza y la más elevada probabi­
lidad. Llamamos ley en psicología a una mayoría
de casos basados en hechos más frecuentes de lo que
las probabilidades permitirían esperar. Decía Gui­
llermo Wundt que no es una ley psicológica aquella
para la que hay más excepciones que acuerdos.
Debemos recordar que todas las ciencias naturales
pasaron, al principio, por una ley semejante. El
hombre creía que los rayos eran lanzados por un
dios, hasta que se descubrieron las leyes de la elec­
tricidad. Creía que las enfermedades eran debidas a
espíritus diabólicos, hasta que el microscopio per­
mitió el descubrimiento de los gérmenes. Podemos,
pues, decir que las leyes psicológicas, en el sentido
que se les da en física, no han sido establecidas to­
davía debido a las dificultades de la exploración
psíquica, a la insuficiencia de los instrumentos y a
lo reciente de este campo de estudios.
La razón que hace difícil obtener material ade­
cuado para el descubrimiento de leyes estriba en que
el material psicológico es de estructura compleja y
en que cada fenómeno aislado está íntimamente li­
gado con el conjunto del organismo que, además, es
estimulado por las complicadas normas de los fac­
tores ambientales. El motivo de la ineficacia de los
instrumentos psicológicos se deriva probablemente
del hecho de que la psicología no ha sido conside­
rada hasta ahora como parte esencial en la dirección
de la humanidad hacia el progreso. Otra razón por
la cual la psicología no se ha desarrollado más
plenamente puede deberse al descubrimiento hecho
por la psicología profunda de que el hombre tiene
una resistencia congénita al conocimiento de sí
mismo. La motivación de esta resistencia reside en
el conocimiento que el hombre tiene de sus limita­
ciones, de su incapacidad para penetrar el misterio
del nacimiento y de la muerte y de la dinámica de
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 343
la estructura psíquica que trata de conservar cierto
nivel revolviéndose contra cualquier cambio.
La teoría de que la irreductibilidad de los fenó­
menos psíquicos puede ser sólo aparente y no es­
tructural, encuentra cierto paralelismo incluso en la
historia de las matemáticas. El matemático francés
Juan Bautista Fourier descubrió que curvas aparen­
temente irregulares pueden ser descompuestas en sus
elementos, mostrando entonces normas absolutamen­
te regulares. En este caso fué posible descubrir una
regularidad en la irregularidad y una ley oculta en
el azar. Lo mismo ocurre con los fenómenos bioló­
gicos. Si estudiamos los descendientes de una sola
generación, no descubriremos ninguna ley, pero si
seguimos la progenie de varias generaciones obten­
dremos las leyes de la herencia. Podemos, por tanto,
decir que la aparente irregularidad o el azar no
proporciona ninguna conclusión final acerca de la
estructura del objeto observado. Como los fenó­
menos psicológicos están integrados entre los bio­
lógicos y estos últimos pueden ser reducidos amplia­
mente a datos físicos que, como tales, se basan en
leyes, es muy probable, considerando la unidad del
organismo, que los fenómenos psicológicos se suje­
ten más bien a leyes que al azar.
La mayor divergencia entre procesos psíquicos
y físicos procede de la distinta manera de abordar­
los para comprenderlos. Existen tres formas po­
sibles:
Los fenómenos son gobernados por leyes a ellos
inherentes, determinando cada elemento en forma
predecible.
Los fenómenos se producen al azar, resultantes
de una dinámica ciega de energías sin conexión.
Son dirigidos por un principio organizador a ellos
inherente que dirige los distintos elementos hacia
un fin.
Estos puntos de vista son subrayados en mayor
o menor grado en las ciencias naturales y en psico-
344 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
logia. El principio organizador (en contra del me­
cánico) podría ser aplicado incluso a la física. La
teoría de las estructuras (Gestalt) formuló la idea
de que el fin a que tiende normalmente cada proceso
aislado está determinado por su significación para
la labor esencial del proceso total. La única ley
total que hemos descubierto en psicología es la de
que el organismo psíquico no reacciona en forma
rígida, sino más bien en relación con la naturaleza
del estímulo. La llamada ley de Weber-Fechner
puede servir de ejemplo. La iluminación de una
habitación alumbrada por una vela aumenta mar­
cadamente si agregamos otra vela. Pero si en la
habitación hay encendidas cincuenta bujías, la adi­
ción de una más apenas se nota. Weber trató de
formular esta relatividad del juicio de una ley que,
sin embargo, sólo es válida hasta la mitad del es­
tímulo. El común denominador a todo fenómeno de
la naturaleza parece ser el de que siguen una ley
dinámica y organizadora y que, en esta ley que todo
lo abarca, las leyes mecánicas son efectivas. Aunque
los físicos actúan de acuerdo con leyes, los investi­
gadores modernos insisten en que, en última ins­
tancia, tampoco los fenómenos físicos pueden ser
explicados por leyes. Eminentes hombres de cien­
cia como Bohr y Jordán han llamado la atención
hacia el paralelo existente entre los procesos físicos
y los orgánicos. Bohr ha puntualizado que en el
organismo existe una diferencia entre la causalidad
macroscópica, en la que todas las reacciones ocurren
de acuerdo con leyes causales mecánicas y químicas,
y la esfera de la actividad directriz, que se remonta
a procesos de orden atómico que aparentemente no
son causalmente determinados en su curso, pero que
inician los hechos macroscópicos. En psicología de­
bemos tener en cuenta no sólo las leyes causales me­
cánicas y químicas, sino también las fuerzas directi­
vas (frecuentemente descuidadas en la psicología
moderna), para las que todavía no se ha encontrado
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 345
una explicación científica. Sin embargo, esto no
quiere decir que no pueda ser descubierta en el
futuro.

Valoración física y psicológica

Los fenómenos psíquicos no pueden describirse como


simples reproducciones mecánicas de ciertos estí­
mulos externos. En primer lugar, el concepto que
tenemos de las cosas que vemos no corresponde,
necesariamente, a las cosas como son en sí mismas.
Karl Pearson ha comparado nuestro pensamiento al
operador de una estación telefónica, que no puede
estar más cerca de sus clientes que las ondas tele­
fónicas. Igualmente, nunca seremos capaces de po­
nernos en contacto con el mundo exterior, porque
lo percibimos a través de las ondas de nuestros
nervios. Además, las diferencias individuales en
nuestros órganos de los sentidos modifican la for­
mación de nuestros conceptos de tal modo que, por
ejemplo, una persona ciega para los colores no es
capaz de entenderse con una persona normal en lo
que se refiere a los colores. Los factores emociona­
les subyacentes a la percepción y a la memoria de­
terminan individualmente lo que vemos, lo que
recordamos y los conceptos que formamos con ese
material. Nuestro mundo exterior se enfrenta a
nuestro mundo interior condicionado por la heren­
cia, las características sexuales y los factores consti­
tucionales. Así cada uno de nuestros conceptos se
origina en el foco de innúmeros factores determi­
nantes, cada concepto se modifica hasta el punto de
llegar a haber poca similitud con el estímulo que lo
evoca. Nadie conoce la imagen objetiva, pero el tér­
mino medio de la gente tiene proyecciones similares,
a lo que llamamos realidad objetiva.
Aunque el grupo de gente, cuyas percepciones
semejantes nos da un criterio de la realidad, es muy
amplio, hay muchos importantes grupos de perso-
346 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ñas con percepciones diferentes. La realidad del
hombre civilizado es distinta de la del primitivo y
la del adulto diferente de la del niño. Pero aunque
supusiéramos que nuestra imagen de un objeto co­
rresponde al objeto mismo, no tendríamos una no­
ción plena de éste. Cada objeto tiene una estructura
compleja, compuesta de muchos elementos en rela­
ción tan estrecha unos con otros que el elemento
a condiciona la estructura de los 6, c, d, etc., y
viceversa. Como nuestro conocimiento se desarrolla
gradualmente, sólo conocemos algunos de los ele­
mentos de un objeto y no todos. Supongamos que
conocemos “objetivamente” los elementos a, b y c
de un objeto y las relaciones que guardan entre sí.
Cuando, posteriormente, se descubre el elemento d
del objeto, los elementos a, b y c aparecen inme­
diatamente a una nueva luz. Esto significa que nues­
tro conocimiento del mundo está condicionado por
nuestros conceptos. Estos conceptos son, en parte,
comunes, en parte subjetivos y, en ambos casos,
provisionales, pues cambian con cada descubri­
miento de nuevos elementos del objeto.
John Stuart Mili y, posteriormente, otros muchos
pensadores, compararon el principio de la creación
mental con el de los cambios químicos. Así como,
por ejemplo, la combinación del oxígeno y el hi­
drógeno comporta la desaparición de las caracterís­
ticas de ambos cuerpos (gases) y genera otro nuevo
(agua), así también la fusión de elementos menta­
les se dijo que creaban algo nuevo. Esta teoría nos
lleva al concepto del atomismo psíquico. Del mismo
modo que en la física moderna las unidades prima­
rias en distintas combinaciones forman el material
de muchas especies diferentes, la variedad de los
fenómenos materiales se dijo que se basaban sobre
las mismas unidades elementales.
Para resumir:
El hecho de que los fenómenos psíquicos sean
parte de los biológicos, que tienen una base y están
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 347
en relaciones recíprocas, indica que no son una asín­
tota de la ciencia y que no se puede considerar que
el hombre posea unas leyes propias. Debemos su­
poner que todos los fenómenos psíquicos se sujetan
a leyes aunque, hasta ahora, sólo se hayan descu­
bierto unas cuantas.
El hecho de que la irregularidad aparente es, a
menudo, regularidad oculta, como ocurre en las
ciencias naturales, debe ser también verdad para la
psicología.
Ni los fenómenos de las ciencias naturales ni
los de la psicología pueden explicarse desde un punto
de vista exclusivamente mecanicista. Podemos decir
que todos los fenómenos de la vida están formados por
los mismos elementos básicos que son el “alfabeto de
la naturaleza”. Del mismo modo que se pueden formar
innumerables palabras con algunos elementos básicos,
así pueden desarrollarse incontables variedades a par­
tir de la misma estructura básica.
El hombre está determinado por todas partes
por factores hereditarios desde dentro y por fac­
tores ambientales desde fuera.
Pero, a pesar de esta determinación, es tan libre
como el pasajero en un barco que está parcialmente
confinado a la cubierta de su clase y en parte li­
bre de ir a los demás puentes, pero que no puede tras­
pasar el barandal del buque. El hombre no puede
saltar por encima de las leyes, y la suposición iló­
gica de que los fenómenos de la psicología no siguen
ninguna ley es causada por el deseo de libertad que
intenta dar al hombre una posición especial, del mis­
mo modo que la humanidad trató de dar a la Tierra
una situación particular situándola en el centro del
cosmos.
Los problemas psicológicos han sido estudiados
o en serie o desde el punto de vista de sus relaciones.
En el primer caso se parte de una observación y se
van agregando una a una como las baldosas de un
mosaico formando un camino unilateral. Pero en-
348 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
tonces, si falta una pieza, el camino se interrumpe
con una brecha y no podemos alcanzar el fin. El
estudio de las relaciones parte de varias observacio­
nes distintas; el camino se construye desde diversos
puntos que conducen todos al centro. Si se rompe
un puente la brecha es desdeñable porque hay su­
ficientes caminos Dara llegar al centro.
Como indicamos antes, el concepto de ley en psico­
logía es distinto del que tiene en ciencias naturales.
La validez de las observaciones físicas es cons­
tante o casi constante si el punto de referencia está
exactamente determinado. Como los hechos psíqui­
cos no pueden definirse tan rígidamente, rara vez
se consigue el mismo grado de seguridad. Sin em­
bargo, un resultado psicológico es significativo si
ocurre, digamos, en el 60 % de los casos, si los
casos dejados al azar sólo alcanzan un 33 %, pero
no tiene significación cuando estos últimos pueden
llegar al 50 %.
La exactitud y la validez, unidas entre sí en las
ciencias naturales, no necesitan coincidir en psicolo­
gía en la que los resultados pueden ser válidos
(confirmados por varios medios), pero no exactos
(no dan el mismo resultado en distintas ocasiones y
a diferentes observadores), porque el sujeto someti­
do a la prueba puede cambiar de una a otra expe­
riencia y la personalidad de los distintos sujetos pue­
de variar los resultados. Los resultados pueden ser
exactos, pero no válidos cuando, por ejemplo, las
pruebas no indican qué es lo que exploran.
El punto de vista físico no necesita coincidir
con el psicológico. Esto aparece como un fenómeno
general, tanto en los procesos de la percepción (por
ejemplo, ilusiones ópticas), como en los fenómenos
individuales basados en experiencias personales.
Los hechos psíquicos ocupan un lugar de dimen­
siones distintas a las de los físicos. “La opinión de
que hechos psíquicos como los sueños y los deseos
no tienen lugar en el espacio físico ha sido aceptada
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 349
hace mucho tiempo por los físicos como evidente.
Esta tesis es también aceptada generalmente en psi­
cología y constituye la principal razón por la que se
supone que los hechos psíquicos son, en general, de
naturaleza no espacial. Así, pues, los hechos psíquicos
tienen que ser valorados de distinta manera que los
físicos”.
Los fenómenos físicos que pertenecen a la misma
clase pueden valorarse de acuerdo con el mismo prin­
cipio, mientras los fenómenos psíquicos, aunque per­
tenezcan a igual categoría, necesitan una valoración
individual.
La valoración de los datos físicos se hace, en gran
medida, por series; cada paso consecutivo puede se­
guirse en la misma dirección y se puede conseguir
una conclusión definida confinando la investiga­
ción a un proceso aislado. La valoración de los
datos psicológicos necesita más bien un plantea­
miento sinóptico; los procesos no pueden estudiarse
en sus elementos, sino en sus normas, y configura­
ciones.

Los FINES DE LA PSICOLOGÍA

Debemos distinguir entre los diferentes postulados


de la investigación física y psicológica.
Es unánime el acuerdo de que en las ciencias
naturales es deseable una actitud científica y espe­
cialmente desinteresada.
Este postulado de las ciencias naturales que tra­
tan de objetos inanimados o, como en biología, de
procesos vitales sin aspectos psíquicos, no puede
aceptarse rígidamente en psicología. Los sistemas
psicológicos no son imparciales ni carentes de emo­
ción: una insatisfacción emotiva con los sistemas
más antiguos, un impulso a encontrar respuesta a
los problemas personales, el deseo de desarrollarse
mediante la investigación, el interés o la adhesión al
discípulo o al paciente y, finalmente, el propósito de
350 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
utilizar a la gente en la forma más eficiente (pruebas
de aptitud, etc.), son los estímulos emotivos para la
investigación psicológica. El observador completa­
mente desinteresado no puede tener el estímulo ne­
cesario para seleccionar los fenómenos significati­
vos de entre la masa de datos sin importancia; esta­
ría ciego para los problemas de la personalidad,
los que sólo pueden ser entendidos mediante cierto
tipo de identificación e interés por los mismos. La
exageración del desinterés ha conducido a la acumu­
lación de datos erróneos, a la pérdida de la inte­
gración y a la interpretación de la conducta super­
ficial, cometiendo el error de perder de vista la
personalidad profunda. La historia de la psicología
demuestra que el interés emotivo fué el factor di­
rectivo que creó los conceptos dinámicos y el des­
arrollo de nuevos sistemas. El carácter emocional del
conductismo, del psicoanálisis y de la psicología de las
estructuras (Gestalt) nos ofrece algunos ejemplos.
El fin de la psicología no es sólo el conocimiento,
sino también el cambio de las condiciones actuales.
Ya sea que los estudios acerca de la personalidad
tengan como finalidad la transformación educativa
o que la psicología aplicada se dedique a transfor­
mar la falta de eficiencia o que las investigaciones
en psicología social sirvan para desarrollar la adap­
tabilidad, en la mayor parte de los casos, la psico­
logía, como las demás ciencias, conduce a un fin.
Igualmente la finalidad de la psicología no sólo es
progresiva apuntando al futuro, sino también regre­
siva explorando los orígenes que yacen en el pasado.
Pero la psicología está más interesada que otras
ciencias en relacionar las causas con los fines. Con
frecuencia se encuentra cierta finalidad que estimula
el origen de una manifestación. Además, la psicolo­
gía está cimentada sobre los conceptos de finali­
dad causal y de causalidad final. Wundt y, posterior­
mente, Adler, señalaron que los acontecimientos
futuros condicionan los presentes. Nuestro pensa-
LA PSICOLOGÍA 351
miento, nuestra conversación o nuestra actuación en
el momento presente están determinadas por el fin
que perseguimos, tanto como por las motivaciones que
ejercen su influencia desde el pasado.
La psicología tiene de común con la arqueolo­
gía su propósito de descubrir el pasado y con las
ciencias naturales el de revelar el futuro, y es dis­
tinta de ambas cuando investiga el presente, como
el entrecruzamiento de pasado y futuro.
La psicología moderna ya no es, como antes,
mera descripción de sus principios científicos; ya
no está confinada al principio de ensayo, error y
práctica, sino que en la actualidad intenta ser más
que explicaciones e interpretaciones. La psicología
ha perdido su anticua fe basada exclusivamente en
la simple observación y sigue los principios de la
ciencia moderna, la unión de los métodos experi­
mentales y matemáticos. Las observaciones de los
síntomas neuróticos, semejantes a determinaciones
matemáticas, las de los ciclos rítmicos en las mani­
festaciones de la personalidad, las de las ondas ce­
rebrales, las de las constantes tipológicas y las de
las proporciones matemáticas de los movimientos
expresivos pueden conducir a la psicología a acep­
tar la fe metafísica de Cableo de que “el libro de la
naturaleza está escrito tn lenguaje matemático”; por
último, a la Etica de Spinoza, expuesta en términos
geométricos, puede seguir una psicología presentada
en términos semejantes a los sistemas matemáticos.
En esa dirección un fin de la psicología sería cons­
truir un sistema que pudiera integrar el concepto
físico, biológico y filosófico del mundo.
El fin de la psicología que interrelacionase
las tres preguntas: ¿qué?, ¿de qué?, y ¿para qué?,
sería un futuro ligado a la ética, desarrollando normas
de conducta adecuada, reglas de higiene psíquica,
fórmulas de adaptación y propósitos para la vida.
La psicología, como la física, tiene la finalidad
de conseguir el conocimiento y de desarrollar mé-
352 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
todos que lo hagan adecuado. Como la medicina,
la sociología, la educación y otras ciencias sociales, la
psicología tiene por fines modificar las defectuo­
sas condiciones de vida actuales. Tiene la finalidad
de preguntar y sentir curiosidad tanto por los fenó­
menos que se producen fuera del observador como
por los que ocurren en su interior. En todo caso, el
psicólogo debe desarrollar cuestionarios apropiados.
Muchas pruebas, como las que ya hemos expuesto,
formulan preguntas referentes a un problema de­
terminado, pero las respuestas obtenidas no parecen
referirse a los problemas tratados. Otras preguntas
guían al interrogador de modo que éste contesta
como se espera. Ciertas preguntas son muy com­
plejas, contienen estímulos para varias respuestas,
y otras son tan sencillas que no provocan ninguna
respuesta. Así, pues, una de las principales tareas
de la psicología es la de formular preguntas ade­
cuadas, y me parece que ésta es la respuesta más
importante a la pregunta que encabeza este libro:
¿Qué es la psicología?
Y ¿qué es un psicólogo? El profano cree que el
psicólogo es o un coleccionista de rarezas como las
reacciones de la rata en un laberinto, o un cono­
cedor de la naturaleza humana, o bien un construc­
tor de robots con una maquinaria interna cuyo tra­
bajo puede predecirse. Quizá es todo esto, pero so­
bre todo proporciona una pauta de trabajo para la
interpretación de la realidad. Uno de nuestros gran­
des psicólogos experimentales señalaba:

Todo lo que existe como realidad para la psicología es


producto de la inferencia inductiva, generalmente de datos
experimentales. Las realidades son siempre tentativas y
tienen que hacer su camino y demostrar su valor. (Boring.)

La ciencia, que acaba de dejar aturdida a la


humanidad con la bomba atómica, y la filosofía,
que ha perdido su interés por los acontecimientos
de nuestro tiempo, pueden ser reemplazadas, al me-
QUÉ ES LA PSICOLOGÍA 353
nos temporalmente, por la psicología, cuyo objeto
son los fines íntimos del hombre. Habiendo demos­
trado la psicología que la realidad interna configura
la externa y que los fines dirigen el presente, puede
ser de gran ayuda para volver a dirigir los fines que
tiendan a mejorar el camino de la vida.
Los fines de la psicología no están exclusiva­
mente determinados por los conceptos de estímulo
y respuesta o por la ley de la conservación de la
energía. Las observaciones psicológicas han demos­
trado que no sacamos lo que ponemos o que sacamos
más de lo que ponemos.
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ÍNDICE GENERAL

I. Mecanismo y organismo ..................... 7

Tres teorías psicológicas ......................... 7


Psicología mecanicista ........................... 11
Psicología organicista ............................. 18

II. Las bases biológicas de los fenóme­


nos psíquicos ..................................... 27

Las glándulas y las bases químicas de la


actividad psíquica ............................... 28
El sistema nervioso ................................. 33
Bases eléctricas de la actividad psicoló­
gica ......................................................... 39
Los sentidos ............................................... 41
Visión, 42—Oído, 44.—Olfato, 46.—Gusto,
47.—El sentido del tacto, 47.—El sentido kines-
tésico y otros sentidos, 48.

III. La percepción ......................................... 50

Percepción e interpretación..................... 50
Atención, 52.—Los factores de agrupación, 54.

Leyes de la percepción ......................... 57


Dinámica de la percepción....................... 63
Percepción y movimiento, 68.

El concepto de Gestalt............................... 71
No percepción ........................................... 74
Factores emocionales de la percepción . . 75
363
364 ÍNDICE GENERAL
Factores sociales de la percepción........ 80
La realidad de la sensopercepción.......... 82

IV. Memoria ................................................... 84


Los cuatro mecanismos básicos de la me­
moria ..................................................... 84
La máquina de memorizar...................... 85
Estimulación de la memoria.................... 87
Retardo de la memoria............................. 89
Dinámica de la memoria.......................... 90
El organismo memorizador .................... 92
Desarrollo, 93.—Organización, 95.—Integra­
ción, 96.—Equilibrio, 99.

V. Aprendizaje ............................................. 103


Naturaleza delaprendizaje ....................... 103
Maduración ............................................... 104
Condicionamiento ..................................... 105
Intensidad, 107.—Contigüidad, 108.

Práctica ..................................................... 109


Ensayo y error, 109.—Placer y dolor, 111.—
Proximidad y frecuencia, 111.

Discernimiento ........................................... 112


Motivación ................................................. 114
Aprendizaje mecanicista y organicista . . 118

VI. Emotividad................................................. 120


Estímulos .............................................. 120
Herencia, 120.—Maduración, 122.—Aprendi­
zaje, 124.—Lo inesperado, 126.
ÍNDICE GENERAL 365
Los sistemas simpático y parasimpático. . 127
El valor ambiguo de las emociones .... 132
Causas y efectos ....................................... 135
Motivación, 135. — Movimientos expresivos,
136.—Experiencia, 141.—Experimentos, 142.
Teorías de la emoción............................... 143

VII. Imaginación.................... 148


Tipos de imaginación............................... 149
Umbrales de la imaginación................... 151
Imaginación y percepción, 151.—Imaginación
y proyección, 152.—Imaginación y empatia, 153.
La imaginación y el pasado, 154.
La actividad onírica................................... 155
Ensueño, 155.—Divagación, 156.—Sueños,
157.—Alucinaciones, 158.—Drogas, 159.
Sinestesia ................................................... 161
La imaginación en el arte y la invención. 163
Experimentos ............................................. 166
La imaginación en las situaciones habituales,
166.—Imaginación y personalidad, 167.—Estruc­
turación, 167.

Teorías acerca de la imaginación.......... 168


Imaginación y percepción, 168.—Imaginación
y combinación, 169.—Imaginación y animación,
170.—Imaginación y movilización, 171.—Imagi­
nación y equilibrio, 171.

VIII. Pensamiento ............................................. 174


Dificultades del problema....................... 174
Asociaciones............................................... 174
366 ÍNDICE GENERAL
Concepto de pensamiento........................ 176
Etapas del proceso pensante.................... 177
Origen del pensamiento .......................... 179
La psique de los animales...................... 184
La dinámica de las funciones cerebrales. 188
Teorías acerca de la actividad nerviosa. . 193
Tipos de pensamiento.............................. 195

Pensamiento concreto, 195. — Pensamiento


abstracto, 198.—Pensamiento estático y dinámi­
co, 202.

Pensamiento y puntos de referencia .... 205

IX. La inteligencia ...................................... 210

Definición de la inteligencia............. 210


Las bases biológicas de la inteligencia . . 215

Experimentos en animales, 215.—Gemelos


idénticos, 215.—Hijos adoptivos, 216.—El débil
mental y el genio, 217.—Diferencias raciales,
218.

Las bases socioculturales de la inteligen­


cia .......................................................... 219
Las pruebas de inteligencia...................... 220
Inteligencia estática y dinámica............ 224
Usos y limitaciones de las pruebas de in­
teligencia .............................................. 229
Pruebas de clasificación del ejército .... 233
Los exámenes de la inteligencia en Europa
y en América ...................................... 236
Medidas de las aptitudes.......................... 238
ÍNDICE GENERAL 367

X. Motivación .............................................. 241


Complejidad de su función.................... 241
Definición, 243.

Procesos e impulsos biológicos.............. 244


Los instintos ............................................ 247
Motivos emocionales................................ 249
Motivaciones intelectuales........................ 252
La pugna de motivos................................ 254
Teorías acerca de la motivación.............. 256

XI. Psicología profunda.............................. 259

El individuo.............................................. 259
El Psicoanálisis. Sigmund Freud. El in- W
consciente .............................................. 259
Actos fallidos, 259.—Represión, 260.—Sue­
ños, 261.—Libido o energía psíquica, 254.—Los
complejos, 265.

El esquema psicológico interno.............. 267

Yo, Ello y Superyó, 267.—Unidad de los


procesos psicológicos, 270.—El principio del
placer, 271.—El instinto de muerte, 271.—La
censura, 272.

Críticas al psicoanálisis.......................... 273


Contribución de Freud a la psicología del in­
dividuo, 275.

Psicología individual. Alfredo Adler. Si­


tuación psicológica .............................. 276
36« ÍNDICE GENERAL
El método, 277.—El curso de la vida, 277.—
Psicología de los impulsos, 278.

Técnica y fines de la psicología indivi­


dual .........................................................
Contribución de Adler a la psicología del in­
dividuo, 282.
Psicología analítica. Carlos Gustavo Jung.
Los tipos y el inconsciente..................

Dinámica e integración, 286.—El inconsciente


colectivo, 287.—Arquetipos, 288.—Contribución
de Jung a la psicología del individuo, 290.

Técnicas y propósitos de la psicología


profunda ...............................................

XII. Personalidad ................................................

El término personalidad...........................
Los puntos de vista genéticos y conduc-
tistas .......................................................
Los niveles de la conducta, 300.

Ambiente y personalidad.........................
Perspectivas de tiempo y espacio..........
Tiempo, 302.—Espacio, 306.—Adaptación,
307.

Los métodos proyectivos en el diagnós­


tico de la personalidad.........................
Técnicas expresivas para el diagnóstico de
la personalidad .....................................
Método del apareamiento, 313.
ÍNDICE GENERAL 369
El empleo de pruebas en el estudio de la
personalidad ............................................ 320
Teorías acerca de la personalidad........ 320
Física-química-psíquica, 320.—La teoría rea­
lista, 322.—La teoría expresionista, 323.—La teo­
ría impresionista, 325.—La teoría idealista, 325.

XIII. ¿Qué es la psicología? ........................ 327

Definiciones ............................................... 327


Problemas de la observación psicológica. 330
Métodos de la observación psicológica . . 333
Formas de estudio, 333.

La psicología y las demás ciencias .... 336


El concepto de ley en psicología y en
ciencias naturales ................................. 341
Valoración física y psicológica............... 345
Los fines de la psicología ....................... 349

Bibliografía 354
Este libro se acabó de imprimir en Méxi­
co, D. F., el día 17 de agosto de 1953, en
los talleres de Gráfica Panamericana, S.
de R. L., Nicolás San Juan y Parroquia.
De él se tiraron 10,000 ejemplares y en su
composición se usaron tipos Bodoni de
10, 8 y 6 puntos. Se encuadernó en los
talleres de Encuadernación Progreso, Cal­
zada del Obrero Mundial, 727. La edición
estuvo al cuidado de Francisco González
Aramburo.
BREVIARIOS PUBLICADOS
LITERATURA

i. C. M. Bowra, Historia de la Literatura Griega


4. R. G. Escarpit, Historia de la Literatura Francesa
7. G. Murray, Eurípides y su Época
24. L. L. Schücking, El Gusto Literario
33. A. Millares Cario, Historia de la Literatura Latina
41. J. Pfeiffer, La Poesía
46. J. Middleton Murry, El Estilo Literario
53. J. L. Borges, Antiguas Literaturas Germánicas
56. J. Torri, La Literatura Española
7 H. Peyre, ¿Qué es el Clasicismo?
79. H. Straumann, La Literatura Norteamericana

ARTE

6. A. Salazar, La Danza y el Ballet


(). Juan de la Encina, La Pintura Italiana del Renaci­
miento
17. H. Velarde, Historia de la Arquitectura
26. A. Salazar, La Música como Proceso Histórico de su
Invención
29. G. Sadoul, El Cine: Su Historia y su Técnica
31. J. N. Forkel, Juan Sebastián Bach
. A. H. Brodrick, La Pintura Prehistórica
45. G. Baty y R. Chavance, El Arte Teatral
48. Juan de la Encina, La Pintura Española
54. W. H. Hadow, Ricardo Wagner
59. E. Mâle, El Arte Religioso
65. J. Romcro-Brest, La Pintura Eurofea Contemporánea
(1900-1950)
68. J. C. Paz, La Música en los Estados Unidos
72. M. Steinitzer, Beethoven
78. I. y F. Gall, La Pintura Galante Francesa del Si­
glo XVIII
80. W. Worringer, Abstracción y Naturaleza
CIENCIA Y TÉCNICA

8. L. C. Dunn y Th. Dobzhanski, Herencia, Raza y So­


ciedad
14. H. H. Read, Geología
19. F. D. Ommanney, El Océano
22. P. Jordán, La Física del Siglo XX
44. E. C. Titchmarsh, Esquemas de la Matemática Actual
61. G. J. Whitrow, Estructura del Universo
66. J. L. Tamayo, Geografía de América
69. H. Woltereck, La vida inverosímil

RELIGIÓN Y FILOSOFÍA

10. M. Buber, ¿Qué es el Hombre?


11. W. Szilasi, ¿Qué es la Ciencia?
16. J. M. Bochenski, La Filosofía Actual
20. N. Bobbio, El Existencialismo
23. N. Micklem, La Religión
28. Varios, Filosofía del Oriente
34. J. Wahl, Introducción a la Filosofía
39. E. F. Carrit, Introducción a la Estética
42. G. Radbruch, Introducción a la Filosofía del Derecho
50. W. Dilthey, Historia de la Filosofía
55. B. Russell, Religión y Ciencia
58. H. R. R. Gibb, El Mahometismo
63. A. Schweitzer, El Pensamiento de la India
M. R. Cohén, Introducción a la Lógica
70. H. Nohl, Introducción a la Ética
74. E. Fromm, Ética y Psicoanálisis
76. S. Serrano Poncela, El Pensamiento de Unamuno
yq. K. Jaspers, La Filosofía
CIENCIAS SOCIALES

3. E. Nicolson, La Diplomacia
13. C. Kluckhohn, Antropología
15. B. Russell, Autoridad e Individuo
18. E. Weilenmann, El Mundo de. los Sueños
21. H. Nohl, Antropología Pedagógica
27. V. E. Frankl, Psicoanálisis y Existencialismo
32. M. Halbwachs, Las Clases Sociales
36. G. Soule, Introducción a la Economía Contempo­
ránea
40. E. Cassirer, Las Ciencias de la Cultura
47. C. Thompson, El Psicoanálisis
52. H. J. Laski, Los Sindicatos en la Nueva Sociedad
57. P. Vinogradoff, Introducción al Derecho
62. W. A. Lewis, La Planeación Económica
82. W. Wolff, Introducción a la Psicología

HISTORIA

2. A. S. Turberville, La Inquisición Española


5. N. H. Baynes, El Imperio Bizantino
12. J. L. Romero, La Edad Media
25. T. S. Ashton, La Revolución Industrial
30. L. C. Goodrich, Historia del Pueblo Chino
35. J. L. Myres, El Amanecer de la Historia
38. R. H. Barrow, Los Romanos
43. G. M. Trevelyan, La Revolución Inglesa
49. D. G. Hogarth, El Antiguo Oriente
51. E. Troeltsch, El Protestantismo y el Mundo Moderno
60. J. H. Parry, Europa y la Expansión del Mundo
64. M. Bloch, Introducción a la Historia
71. A. Ramos Oliveira, Historia Social y Política de Ale­
mania (1800—1950)
7C. Leonard Wooley, Ur la Ciudad de los Caldeos
81. H. J. Laski, El Liberalismo Europeo

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