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Joel Zac **
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• Según Starek 9 la Ideolog la está integrada por ideas o sistemas de Ideas, en cuyo origen psicológico
desempeña un papel importante algún interés o deseo '(personal o de grupo). ideas que habrlan síd\)
diferentes de no exlstlr tal interés o deseo. Ellnterés.,se.refiere a su sentido, especifico de nacional,
profesional, clasista, etcétera (no es el. senti do. vocacional, musical, etoétera).
219
.Joel.Zac-
ciénte que induce un actirig out del analista). 'F(Il) puede exténderse; 'pór~
la 'regresión transterenclal, pero puedeeer ¡imitado p'or el encuadre 'i Ii~'
"persona real del analista" 12. ' ,,' " ,
J'
." ~ I '
: ,3. ~ ~I-p:~~i,e~~~,I?~~t~stó por mi d~lw?r~•..~~ ,~n,:tório hostil. (Sus
acusaciones eran exageradas. Yo tenía "vistazos" de mi htja.)
4. Silencio.
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5. El paciente se quejó por lnii' falta de afecto. (Yo pensaba que el
paclente-éstabaeutrtendc; debido arnt. demora, al abandono
,-del fin. de semana.. etcétera.) " ,: .
6.Elpaciente:dijó l
que
, yo! era 'desconside~ad~ 'y agresivo con él.
1-2.
F(II) F(lll)
, Yo me sentía
\ 1"_.•,.~ preocupado Yo estaba. preocupado por-
por haber hecho esperar ~I pa- que r10P9~Uaver a' .ml hija.
ciente 5 minutos. . .. - .-
l. 229
Joel Zac
F(I)
3..
F(II) F(J 11)
: sentr que ·sus acusaciónes Tuve "vistazos" de mi hija.
hostlles eran 'exageradas ... :
F(I)
4-5.
F(II) F(lII)
Sentí que su tono era más Sentf que mi hija necesitaba
depresivo. ser atendida.
F(I)
6.
F(II) .. F(III)
Sentí. que su enojo era in- .Sentí que el paciente no era
tenso y que no me permitía pen- justo conmigo porque me acu-
sar con claridad sobre lo que saba de ser hostil sin tener en
230 tenía lugar en la sesión. cuenta su propia demora.
Cómo se originan las interpretaciones en el analista
F(I)~..
7-8.
F(II) FOil)
F(I)
En ese momento comprendí con mayor claridad su hostilidad. Apa-
rentemente se sentía maltratado (mi "agresividad" y "desconsideración")
al hacerlo esperar, y más profundamente ("explicación") su llegada tarde
era una contrapartida de su sentimiento de abandono y rechazo, lo que
despertaba su enojo y su agresividad.
Bibliografía
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José' Bleger
. ,IEI 'trabajo ..del doctor Zac -entoca un tema relativamente poco tratado en la lite-
ratura: pslcoanalltlca y que tiene -no obstante-vJndlscutlble importancia: nada menos
que el, cómo se originan -ías 'interpretaciones en él'~arialistai En este sentido,amplfa la
célebre y reconocida: "dlsoclaclón olnstrumental" del 'analista auna triple disociación
y al aporte de un "Yo privado" o también llamado "F'III",
Este aporte tlene interés, :vigencia y -validez metodológica y ,creo que este último
es' uno de Jos sentidos: fundamentales .de dicho, estudio; lo veo cuando ya desde el co-
mlenzo recuerdaIa importante ,diferencia .entra.Ia interpretación como comprensión-expli-
cación .y-,Iainterpretación .como instrumento, :e Involucra fmpllcitamente la discriminación
entre..adecuación O validez y eñeactao ineficacia.
,El .desarrol!o inmediato que .se -haee de :esta cuestión no resulta, sln embargo,
totalmente .claro y.a que, contra , lo prevlsto, ~I autor no, .se dlspone a examinar cómo
$1,Hgeel. aspecto el.<pJica!iv.od~ la intexp.r,etación.sinoul)a ,de las implicaciones del
"uso instrumenta]". Por el curso que sigue,'jm.e,.¡:¡¡:¡re~e )Il.dudable que :e,1propósito es ,
el~d~ i.r¡dag.a,rcómo-se origina en el -.l¡Inli.li~taJ~ cOl)1prer:!~iónque él a!can.z.a.<;Iela con-
du~tad!?1 papie.n~I:;, ynoel "uso instr!-!rT1~n~al".
de I¡:¡ .in'terpret¡:¡ción. La cuestión daría
roda la -razón al 'autor si .hlclera .tarnblén..unadiferencia ,entre la comprensión-explicación
qúe"logra ,el pslcoanallsta y Ja .inte'~pretación.que :forrriúi a. É.st~s cuesttones tienen, a
'mi entender, metodológicamente" mucha' importáñéiá' 'yen - 'esto coincido con Zac. En
sfntesis, en lo que ¡:¡ este punto respecta, nó veo, con claridad que el problema (cómo
se brig¡!1a la interpretación en él analista) corresponda al "uso instrumental" de la
Interpréiaclón, Más: 'bien' parece todo lo contrario. .
l·'
: La lectura total del ~po'rte deja la impresión de un ajuste de cuentas, balance,
. "
pero al mismo tiempo constituye un emergente: se activa algún aspecto de su vida pri-
vada en tanto elemento significativo de la situación del aquí y ahora. Tomando el ejem-
plo cHnico que aporta, la sttuaclén privada previa Interviene pero al: mismo tiempo -lo
específico que íntervlene-« es, indicador .deun significado del. campo presente. La se-
leccíón no es solamente .una selección. del analista con evitación de. otros aspectos, sino
una selección hecha por el campo actual. A mi entender, no se la puede tomar, en la
relación terapéutica, como un hecho externo que "tiñe" de, manera particular el material
presente o como una adición molesta (aunque subjetivamente pueda molestar).
No creo que corresponda a la realidad teórico-técnica el formular que el analista
trata de "suprimir voluntariamente" los diversos .roles que corresponden a lo que se
designó como "Yo privado". El aprendizaje 'i el asumir el' rol de analista no -significan
"suprimir" otros roles ni tampoco implica que' el psicoanalista (tal como todo ser hu-
mano) no pueda tener en un momento dado un conflicto de roles. Cuando el psicoanalista
trabaja como tal, el rol de psicoanalista se inéluye entre 16s roles que forman 'parte del
"Yo privado". Todo lo que incluye el "Yo privado" puede servlsto en función del propio
psicoanalista en sí mismo'; pero,' en tanto origen de las interpretaciones, F 111no puede
ser considerado fuera' del campo' presente de la interacción analista-paciente. No puedo
coincidir con Zac cuando hablando de F m afirma que "los acontecimientos personales
que son movilizados en el campó analítico, deberán quedar fuera (suprimidos), de la sí-
tuaclón analítica". Pienso que 'no se debe tender a suprimirlos sino' a utilizarlos, lo cual
no quiere decir que sean "cohfesados" al paciente.'
." '.
.No me resulta 'dJ¡ todo convincente la hipótesis de que el. Yo observador, ra-
-' " ,';1" ,
cional u observador-crítico sea el que comprenda y elabore el material, según lo carac-
teriza Zac. Más bien veo que este Yo 'es un Yo que razona,' que justifica y racionaliza,
pero 'no que piensa y por 'lo tanto, tampoco que comprende. Este mismo Yo, d'Ice Zac,
"observa y, registra la conducta del paciente (campo externo) y la. del analista (campo
'interno)"" pero para mí, la observación y el registro de datos en el campo de trabajo
son 'posteriores a la intuición y a la comprensión global; el trabajo ,de observar y re-
'9istr~rsehace sobre la comprensión intuitiva ya alcanzada., aunque la didáctica de la
exposición pueda exigir un camino diferente.
En esa, misma afirmaclóntranscripta, me resulta muy difícil poder admitir una
descripción del campo en el aquí y ahora desde el ángulo de la comprensión y al mismo,
tiempo ,dife~enciar:un' "campo externo" y un "campo interno". Esta última es una des-
-cripción naturalista de la tarea del terapeuta, una tarea que se realiza. desde y con la
comprensión fenomenológica (no fenoménica). Por eso entiendo que Zac . incluya como
primero el registro y la observación de datos y luego (y como: consecuencia) la com-
'prensión, ya que está utilizando, un punto de vista-»naturallsta (casi' empirista, diría),
234 mientras que la comprensión de la comprensión no puede sino 'ser fenomenológica.
Comentarios, y contribuciones
235
Comentarios ~ycontribuci()nes
L. A; 'Chiozza
Utilizaré, con ese fin, la transcripción casi textual de algunos párrafos o conceptos vertidos, en dos
trabajos',5 que fueron escritos 'en 1966, luego 'del tiempo 'transcUrrido. 'lnslstlrla menos en el mo-
delo económico (aunque lo, considero útil) y subrayárlamás '(influido .por el pensamiento delacan)
el valor de la palabra por su función estructurante del orden soclal :o(ysu cambio) en el ámbito Indi-
vidual. Insistiria también con más énfasis, a partir del estudlos realizado por Cesio y colaboradores,
en el papel que desempeña la interpretación verbal como frustración del cumplimiento de deseos que
la transferencia implica. Sin embargo estoy de acuerdo, en lo esencial, con el contenido de esos
,236 trabajos realtzados en 1966. Para facilitar la lectura de 'este comentario omitiré las comillas y las
continuas referencias al lugar de origen cuando se trate de los dos articulas menclonados.
Comentarios y contribuciones
-como un derivado asociativamente conectado con algunos' elementos de su: propio in-
consciente. Estos elementos, reactivados por su ldentlflcaclóri con el paciente y slml-
tares 'a los que el paciente reprime; continúan reprimidos en,'el analista y desplazan su
carga sobre 'el derivado que constituye la interpretación" Pero en virtud de la mayor
permeabilidad de su aparato' psíqulco, o sea su menor' grado' de represión, el analista
logra unarepreseritación' más "cercana" a los elementos 'lnconsclentes reprimidos, que
el derivado que constituye el contenido manifiesto en' él material del paciente,
, A este .rnécanlsmo alude' Freud cuando 'expresa; refiriéndose. al análisis de los
süeños.: que en algunos casos 16. (pág. 109): "en Jugar del sujeto es el analizador el que
a ellos" asocia bien' definidas ocurrencias".
" 'El derivado, que penetra en la consciencia' del analista 'como: una "bien definida
ocurrencia" constituye lo que' hoy denominaríamos una ocurrencia contratransterenclat ir,
cuyas, vinculaciones' con el paciente permanecen -todavla oscuras. Este 'derivado puede
adquirir tambléri la, forma de una más' 'acabada interpretación,' en el, sentido de poseer
desde, uñ -prtnclplo "caractertstlcas 'que nos llevan a sentir' que el' contenido que hemos
expresado en palabras corresponde a lo latente del' enfermo. Esta última característica,
sin embargo, puede ser 'vista como el'emergente de una determinada posición contratrans-
terencíat 11 y, en ese sentido esta' variante no es ni más' ni menos' "objetiva" que la
anterior,
.t ", parecerianiás prudente afirmar que el derivado que surge en nuestra consciencia
constituye el material' o núcleo de la interpretación, pero no la interpretación misma.
Ferenczfexpresa que: "el médico debe examinar lógicamente 'el material proporcionado
tanto por el paciente como por él mismo, y en sus relaciones y comunlcaciones debe
'dejarse' guiar exclusivamente por los resultados' de' este esfuerzo mental" (destacado
por, el autor) 9~ ,
~ . - o:: Aunque no 'sé si Zae "suscrlblrla totalmente esta' formulación de' Ferenczi, su
pensamiento, cuando nos habla de la función' yoica que caracteriza como' "observador-
cntlcó", parece por momentos' coincidir con la misma. Cito; por ejemplo, tres párrafos
que pertenecen a! apartado titulad'61' "Sobre' el origen de las interpretaciones": "la' in-
terpretación es una explicación como cualquier otra explicación clentítlca", "el analista
opera como un clentítlco usuario del método científico", "hay' una fuente' de conocl-
miento interpretativo que debe ser criticada", Estoy' de acuerdo en que el conocer que
se '1o'graa través del' psicoanálisis participa de los caracteres de la Ciencia, Estoy de
acuerdo' también con la descrlpclón que hace Zac del ,Yo "observador-crítico" y con
las distintas funciones parctates: que lo integran, Es' decir, mantener el encuadre, obser-
var y registrar la conducta del paciente y del analista, comprender' y elaborar el ma-
,terlal, producir' interpretaciones: que actúan sobre el, paciente y testearlas posteriormente
en sesión. Mi duda se centra en el grado de consciencia que debe alcanzar esta actividad
en el momento de la terapéutica pslcoanalltlca, Cabe' dudar, en efecto; de que durante '237
-Comentarios y centrlbuclones
racional. Pero es importante tener en cuenta-,queFreud: hace 'una distinción entre una
prematura. interpretación 'dictada por' el pensamiento" racional .y ,esta "exacta inteli-
gencia" que surge luego de una -Iase previa y suficiente de..abolición del rechazo ínte-
lectual consciente.
-Con-esto llegamos al punto nodal ele la cuestión planteada.
Podemos .preguntarnos cuándo es prematura la intervención de nuestro pensa-
miento .raclonal y cuándo es suficiente' la fase previa de abolición del rechazo intelec-
tual. Pero el problema fundamental surge cuandoynos preguntamos si en ese "cobrar
sentldo jlntellqlble", según el cual adquiere coherencia el material mediante la inter-
vención del pensamiento; racional, es deseable O' no. que participe el. pensamiento ra-
cional consciente. '
, ': Nuestra conclusión, expresada en 1966, insistía en que debemos mantener la
"abolición del rechazo intelectual" todo, el tiempo que sea posible, y centrar nuestro
esfuerzo en mantener' en la consciencia los derivados que en, ella van surgiendo. Apo-
yándonos en 'la' metapslcoloqla . postulada por Freud sospechábamos que el material
cobra un sentido inteligible desde nuestro preconscJenle de una manera, espontánea
inevitable,. y .que .este espontáneo sentido inteligible constituye ya casi. totalmente la
formulac,ión de: I~ .Interpretaclón., ' , " . , .
. Pensamos entonces que si la interpretación as! surgida no logra, por. obra de la
contrarresistencia, atravesar .la represión en un graqo suficiente, la intervención de nues-
tro pensamiento I?gico es incapaz de, mejorar la situación, y que. esto último puede lo-
grarse mediante la reinstalación de la atención flotante y el centrar nuestro esfuerzo en
conservar en la censelencla los deriyados que en ella van surgiendo, según la técnica
descripta por Freud en la .interpretaCión de los sueños. Encontramos en él un pensa-
miento 'semejante cuando ~fi':ma "puedo asequrar que 'nunca tenemos que arrepentirnos
de habernos decidido', a ~onfiar en nuestras propias afirin~éiones teóricas y habernos
forzado a no disputar a lo' .inconsciente la dirección de' la s!ntesís" 14 (pág. 320).
Así, desde este enfoque, 'la intervención del pensamiento racional consciente
durante 'la formulación de la interpretación, en el sentido 'que postula Ferenczi cuando
nos jnvlta a examinar lógicamente y con un esfuerzo mental' el material surgido de la
atención' flotante, se revela como una función que dificulta la "exacta inteligencia" que
s~jicit~ba Freud y constituye una expresión de la contrarresistencia inconsciente.
Sostener que la intervención del pensarnlento racional, mediante el esfuerzo de
razonar de manera intencional y consciente, durante el proceso' en qué se' gesta y se
formula la jnterpretaclón. en el tratamiento, es inconveniente, repugna, en primera ins-
tanela, a nuestro intelecto, y parece un planteo' ilógico y absurdo. Repasemos', por lo
tanto, los puntos que configuran la concfuslón de la hipótesis expresada. '
'1)' Cuando decimos ,que el preconsciente del terapeuta se halla dotado de una
, . especial . permesbllldad que es producto de su formación psicoanalftica 2, 239
Coméritáriós y contribuciones:
El segundo. punto que deseo ,com~ntar ,se refiere a la conceptualización que hace
Zac acerca de' lo .quadenomtna- "Yo .prlvado". .
Racker 17 (pág. 41), cuando se refiere al consejo de Freud de que el analista
debe ser: solamente "espejó" ,exp'resa: que este consejo fue 'dado en oposición a la
240 costumbre de algunos analistas de aquéliáépoca del cómlenzo,: de: contar .hechos de su
Comentarios y 'contribuclones
la realidad: Si se trata de un .sucesc privado 'que por 'su carácter, de reciente y cualidades
pattlculares' .puede: perturbar el', proceso' -Icomo 'podría haber llegado a suceder con la
preocupación -por la' enfermedad 'de la, hija en el: ejemplo de Zac), configurando un esco-
toma en la percepción o un defecto en 'Ia, atención del analista, la idea de que puede
"suprimirse" el' recuerdo de' eS,te'suceso; dejándolo: fuera, de la consciencia o de la si-
tuación analítica;' no 'parece ser..pertlnénte. O .se trata de -uneuceso que por su natu-
raleza: determina que' el analista' suspenda esa' sesión" como es' el caso, por ejemplo,
constituido pór la muerte de un :familiar del 'terapeuta, 'o éste considera que el, grado
dé compromiso libidinoso que .le 'exige el .suceso "privado" es compatible con la pro-
sscuslón de 'su labor, y en 'esta 'última situación lo' más conveniente parece ser no dejarlo
fuera del "comerclo=asoclatlvo del analista >ni' excluirlo del 'campo ·de observación psi co-
analítica¡'Alguien .podría tal vez objetar esto, dlclendor-ei hecho' de 'que permanezca en
la' mente' deb analista; durante su trabajo, el recuerdo de un/suceso privado, o -hecho de el
que aflore un interés determinado. no siempre 'es -contratransterencla, Si estudiamos en
función: de la totalidad -del campo.iel, proceso, mediante el cual se, excitar¡ (o perma-
necen, excitadas) .Ias _representaclonee-preconsclentes del·: analista; esta objeción no se
mantiene. Así .como admitimos -que- el ,material del .:paciente está codeterminado por su
relación con. el médico, debemos' ~dmiÜr Q4e, en todos los casos, en cada uno de
los conjuntos de 'representaciones. del ..anallsta- habrá algo,en, forma, contenido o se-
cuencia;que -corresponde a la lnfluencla- .querecibe del paciente., El mismo elemplo
que Zac nos aporta nos muestra cómo ,los distintos. derivados excitados en .la consciencia
del analista 'por la situación i'in ,toto;"confluyen por fin. en la interpretación "explicativa:~
sin que durante el .procsso de gesta~iórl- se.iexcluyera ninguno, Un razonamiento .aná-
logo 'parece-válldo -para los acontecimientos. privados del .anallsta que conflquran situa-
ciones menos' agudas que. la mencionada, entrando dentro, del .campo de los intereses
o ideoloqlas-personales de cada. analista. :Si este .últlmo considera que la situación creada
es incompatible-con el desarrollo de su labor, puede suspender o no ini~iar esta labor,
pero si por el contrario -consldera su labor. como viable, debe estar plenamente cons-
ciente de que sus intereses ,y su -orlentaclón Jdeolóqlca intervendrán permanentemente
en el .carnpo, .y su propósito' ha de ser lnclulr.este material en el proceso interno, (igual-
mente '''privado'') que realiza 'para construlr la. interpretación con .los emergentes de la
, aténclónflotante-. sin hacer en ese 'sentido, distinción alguna entre este y cualquier otro
tipo de derivado contratransferencial.
Dada+lá índole "de' este' .comentarlo he preferido utilizar el espacio disponible
para plantear mis dudas 'y las' reflexiones .en las, cuales se basan, dejando de lado, los
puntos de acuerdo, que son .numerosos. Deseo finalizar agradeciendo a, Zac y a la ini-
ciativa de la Revista de Psicoanálisis, la opcrtunldad-de-reetlzar este intercambio de ideas
acercade un' tema, que no sólo .es-tnteresante sino también fundar;nental.
242 ',' .-,',
Comenta'rios' y .contribuciones
1. Cesio, F., Alzenberq, S., Chab, A., Chiozza, L, Foks, G., : Granel;, J., Olivares, 'J.,
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Argentina en "1964,' en, Psicoanálisis de la manía, y psicopatía, Buenos Aires,
Paidós, 1966, y en Un estudio del hombre que padece, Buenos Aires, CIMP-
, Kargiemal), ,.1970;
2. Cesio, F., "La interpretación en el aquí y ahora. Valoración de esta formulación con-
ceptual fundada en las ideas de Freud sobre la atemporalidad de lo inconsciente",
trabajo presentado en la Asociación Psicoanalítica Argentina en octubre' de
1965; en Un estudio del hombre que padece, Buenos Aires, CIMP-Kargieman! 1970.
3, Oeslo.: F.., Liberman, J. 'F. de, GUiter, M., Halmondl; R.: "La transferencia es un cum-
plimiento de deseos", Revista de Psicoanálisis, .197.1, XXVIII, 4,
4. Chlozza, L., l.aborde, V:, Obstfeld, E., Pantollnl, 'J., "Estudio y' desarrollo de algunos
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Pslcoanalltlca Arg'eritina en 1966; en' Un estudió 'del hombre que' padece, Buenos
. Alres;CIMP-Kargleman,' 1970. " ' '
5. ----'-, "El uso del pensamiento lógico en 1a' interpretación. puesto, al servicio
de la contrarreslstencla", trabajó presentado en el 'VI> Congreso Latinoamericano
de Psicoanálisis; Montevideo,' 1966; en Revista 'Uruguaya de Psicoanálisis, 1966,
VIII,,3, Y en Un estudio del .hembre que padece, Buenos Aires,. CIMP-.Kargieman,
1970. " " . ; . : . " "
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7. -, "Elqué-hac~r con el, enfermo",en Un ~tudi~.del hombre que. padece, B'uenos
Aires/ CIMP-Kargí~m\3n, 1970.
'8. "":',"Especulacíones .sobre una cuarta dimensión en medlclna", 'en Un,estudio del
"hombre qué! padece, Buenos Aires, CIMP-Kargieman, 1970,
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12. -, "Oonsejos al: médicó en el tratamiento pslcoanalitico" en Obras completas, Bi-
blioteca Nueva, Madrid,. 1948.--,' . . ..... ' 243
-cementarles ,y,?onJribuciones
13.' -, "La iniciación del tratamiento", en Obras completas, Biblioteca Nueva, Madrid,
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pletas, Bil¡1lioteca Nueva;; Madrid; 1948., ¡. "'-',
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16:'~, '''Introducción al psicoanálisis", -en 'Obrasconipletas,: Biblioteca Nueva, Madrid,
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17. Racker, H" Estudios sobre técnica pSicoanalítica, Paidós, BúEiñosAií'es; '1960.
_ "."\ • _~ r '-~~: •
David Liberman'
"
>.1:"
. . ~ " - 1; -- .,- -(
dicha ocurrencia, emanada de.,F I!I, pase a ser un otro significante en el cual se desliza
el significado de la lnterpretaclón de ese momento y correspondiente a ese' estado, de
la transferencia.
Ocurre, aquí lo mismo que cuando ElI análisis de algunos de nuestros sueños
nos' permite esclarecer, un aspecto del análisis de un paciente dado. El autoanéllsls- de
nuestros sueños nos permitirá rescatarnos como científicos usuarios del método cien-
tífico.
.Zac nos da un ejemplo de cómo es posible efectuar un "autoanállsia" dentro del
proceso psicoanalítico, y cómo,' instaurado dicho proceso, es posible reconocer que la
toma de consciencia de la interpretación puede hacerse en F " con el auxilio de F 11,
pero que el lugar de origen se encuentra en F 111.
Esto se puede generalizar para todos los momentos en. los que ocurre una' im-
bricación de sucesos actuales que están incidiendo 'en' ambos participantes del proceso
,psicoanalítico. Encarilbio, el origen y la toma de consciencia de dicho lugar de origen
ocurre de otras maneras cuando las circunstancias, por una parte, y las características
personales del terapeuta son distintas. Más' aún, a veces en el' contexto de la sesión
todo este proceso se da en el paciente; es' el paciente el científico usuario del método
clentltlco.. '
Este tema ha sido muchas veces encarado entre nosotros: si se examinan
las' 'contribuciones de Racker sobre contratransterencla, encontraremos muchas ana-
logías, pero que solamente' se refieren a la mariera en que él también registraba el
material propio y el de sus' analizados. Zac, en cambio, muestra una forma más actua-
lizada en lainanera de trabajar conl'dlchos datos. Mi desacuerdo con Zac es que se
restringió al extraer las concluslones' que van al fondo del problema. El' elemento per-
turbador constituye a mi juicio la concepclón del término "ideologíá" según Starck; su
utilización interfiere con todo el interés metodológico que su trabajo encierra. Creo que
quedan 'dos camlnos.: Uno sería el de renunciar al término ideología del científico, ya
sea 'para' el caso del pslcoanallsta como para el de cualquier otro científico. Se trata
de un' término cargado semánticamente de elementos emotivos que cambian el punto de
mira de toda una labor. Pero ese camino creo que no es' válido. En cambio si utilizamos
el término ideología dándole una extensión' más ampñajcreo. que evitaremos plantear
problemas tales como sltas-cosas "se debieran dar de esta u otra manera". De este
modo el analista opera como usuario de un método científico (F 1) que, con el caso del
psicoanálisis, puede ser reenccntrado como "ojo cHnico" y' remitido de Fila F 1. Esto
es más importante aún cada vez que emerjan "ocurrencias espontáneas" en situaciones de
perturbación como las que nos toca vivir en esta época; quizá en un primer momento
pareciera que podrían afectar nuestra comprenslón del paciente; sin embargo elpsi-
coanalista se encuentra en una situación bastante privilegiada. El sí puede reencontrar
'246 otros significantes en los 'significantes del "Yo privado" que se le aparecen durante su
, ,. ,Comentéltios" y contribuciones
Emanuel Windholz
El autor llama nuestra atención sobre los peligros que surgen de los, prejuicios
personales del analista, El "Yo privado" de éste incluye aquellos aspectos de su perso-
nalidad' que representan sus "logros y valores sociales, culturales, éticos". Zac nos ad-
vierte acertadamente que también, son reflejos de. "conñlctos no resueltos". Intenta se-
parar estos dos aspectos' que coexisten-y se vuelven conscientes (."manifiestos".) o per-
manecen Inconscientes ("latentes")., Las. reacciones del analista están .expuestas a
influencias desde, distintos. niveles, ,desde el- más arcalco hasta ,eUnás integrado.
Es muy difícil e importante .manejar. Jos. peligros que este.. "Yo ..privado" repre-
senta. El autor previene contra. ellos .y trata de separarlos de otras dos fuentes, que in-
fluyen sobre la capacidad del analista para realizar sus exploraciones con objetividad.
Ellas son el "Yo racional" del analista y su "Yo irracional". Su interacción, la experiencia
de empatía, la intuición, son peligrosas, pero pueden ser corregidas por una "sólida
formación científica". Ello permitirá al analista actuar "como un científico", con todos
los riesgos de grados variables. : :(, .
La teoría de Zac constituye un intento de. definir estos tres factores y relacio-
narlos con distintas. funciones yoicas. Puesto que trata con la personalidad total del
analista, algunos de los conceptos de distintas "funciones yoicas" son antropomórtlcos,
pero sirven para construir 'un modelo útil.
El autor ofrece un ejemplo .que demuestra la lucha del analista con- sus senti-
mientos personales provocados por' una-entermedad de la hija 'y que obstaculizan su
labor analítica. Demuestra de qué-modo los' diversos aspectos de los datos encajan en
su modelo. Empero, no deja' de percibir el hecho de que no 'podemos aprender mucho
más de este "modelo simplificado".
Sin duda, el tópico. de esta presentación es de gran-importancia y merece ser
objeto de cuidadosa -investigación., Se podrían· sugerir estudios sobre los apuntes del
analista o de. las .observaclones de supervisores. El modelo del autor deberla aplicarse
a datos .cuidadosamente seleccionados.
. ,
Sobre el Yo "privado"
Este· es quizás el punto -más examinado por loscomentarístas del trabajo y tam-
bién:el .que les ha suscitado los mayores interrogantes. Por ejemplo,Slege!' señala que
no cree qúe corresponda a "la realidad teórico-técnica formular que el analista trata de
suprjmlr ,voluntariamente los diversos roles del Yo .privado. Sostiene, por el contrario, que
F 111no puede ser conslderado fuera del campo presente de la interacción analista-pa-
ciente, .y que debe tenderse a .utilizar a..F 111,en lugar de suprimirlo, :
Chiozza, por. suparte,:parece concordaren esta observación y sugiere además
que si ocurren sucesos privados que son incompatibles con el desarrollo de la' labor
analítica, -debe 'suspenderse la sesión. De Jo contrario, si la labor analítica es viable,
el terapeuta d~betener consciencia de que sus intereses y su orientación ideológica in-
tervendrán enel campo -. En -talcasoidebeInclulr este material en el proceso interno de
construir la interpretación con los emergentes de .Ia atención flotante, sin distinguir .entre
este y cualquier otro tipo de derivado contratransferencial.
A mi vez, comenzaré señalando que cuando aludo a que' sería preferible que
F 111fuera "suprimido" en cada analista en tanto se desempeña en este rol, me refiero
248 a una situación ideal y, al mismo tiempo, al modo de manejo habitual de FIII en las
Réspúesta a 'los' coménterlos y las contribuciones
situaciones normales, en que 'existe' un mínimo' de' iriterterancias -por parte del "Yo prl-
vado" del analista.
Cuando uno está desempeñando un rol socia¡' determlnado, de hecho está ex-
cluyendo, atenuando, reprimiendo, etcétera; otros roles. La función del analista no es
fácil de 'asumir. La participación' del ánalista en el, diálogo' analítico es de una calidad
especial: un participante habla de lo que le pasa (paciente), el otro interviniente (analista)
escucha. y habla del paciente. También habla de, sí, mismo,. pero, en función de lo que
pasa entre el paciente y él. De hecho, un rol natural en un dláloqo.vccnslstente en hablar
de sí mismo, está suprlrnldo voluntariamente para que se configure un tratamiento ana-
lítico. Para que el analista pueda ser deposltarlo de. la conducta objetiva del paciente,
toda una serie de hechos de su vida privada (económica, política) no son "hablados" al
paciente: son "suprlmldos" voluntariamente como roles que, aunque están implícitos, no
se juegan,
, Precisamente afirmo que esta situación. es la que determina que el analista en
su fantasía pueda querer introducir sus otros, roles de alguna manera subrepticia, pero
el examen más detenido de este' problema lo dejaré para otro artículo.
Por lo' demás,' cuándo' J. Bleger señala que uno no puede "confesar" al paciente
acontecimientos personales, está aludiendo con otras palabras a lo que en mi trabajo
he denominado "supresión" de aspectos de F. 111.
Ahora bien, evidentemente este ideal no siempre es alcanzable y, por otra parte,
el modo de manejo habitual de F 111se hace, más complicado cuando está comprometida
de. un modo especial la, persona real del terapeuta en ~I contexto de la relación analí-
tica. Si no partiera de la base de que esta situación ideal (la supresión) no siempre es
posible, este trabajo no tendría razón de ser, ya que .serla inútil: sólo tendería a plantear
y resolver un problema que nunca se presenta Por, el contrario, con mi artlculo persigo
un objetivo: hacer que F 111pueda hasta cierto punto ser más asegurable a la labor de
F 1, tal como lo muestro en el ejemplo clínico, Concu~rdo en esto con lo que señala
D. Llberrnan acerca del valor del autoanálisls, aunque considero que esta actividad eo-
rresponde a una labor de F I Y F "que operan de distinta, manera sobre F 111,cuando
ello e's posible en el curso de la sesión;' ,
Bleger cuestiona además el' status que le doy a F 111en la sesión. Para él, F 111
pasa a constituir un emergerite del campo' anaütlco.tTambíén parece ser ésta la posición
de' Chiozza. ' , "
, , 'Por mi parte,' deseo señalar que e's cierto que '(¡'eterminadC?saspectos de 'la vida
privada del analista pueden ser activados por la relación bípersonal como 'elemento sig-
nificativo para el analista. Pero por lo general estos elementos sé '
corresponderán' con
aspectos similares de! paciente que' jugarán' un' "rol'? "determlnádo 'para el 'analista, lo
que podría ser' detectado por el analista, Pero indudablemente, asi como, en determl- 249
Respuesta a Ips comentarios y las contribuciones
nados pacientes hay factores que sobrepasan las posibilidades de un analista .para ser
continente de determinados aspectos, así también determinados elementos del analista,
por ejemplo los sistemas ciegos, pueden ser activados por emergentes del campo, pero
también' por situaciones externas prevías a la sesión misma.
Estos tactores previos que menciono en F 111tienen que ver, pues, con hechos
externos, ocurridos al analista antes de la sesión.
Es en estas condiciones que se incluyen en el campo "más bien como constitu-
yentes que como emergentes. Las consecuencias podrían incluso, ser iguales con cual-
quier paciente si en la interacción analítica los factores aludidos fueran tan intensos
que se tornaran intolerables para el analista. y por lo tanto éste fácilmente jugaría roles
en el amplio espectro de roles iatrogénicos inoculadores que van desde el más culposo
(en la serie depresivo-melancólíca) hasta el más perseguidor (en la serie esquizoide).
En tanto factores constituyentes perturbadores, los aspectos de F 111no pueden
reducirse fácilmente a ·Ia comprensión del analista, como otros factores contratransfe-
renciales provenientes del campo. El autoanálisis durante la sesión y fuera de ella (o bien
el análisis con un colega) parece ser la salida más conveniente cuando los aspectos de
F 111amenazan con romper el mínimo de equilibrio necesario para desarrollar un análisis
terapéutico psicoanalítico.
Ideología
,.:111, "
Sobre ¡: I
Por mi parte considero que el hecho de que 'haya afirmado que F I incluye
elementos racionales y que esta F I preside un tratamiento realizado en condiciones ópti-
mas no implica el uso del pensamiento racional durante la sesión como resistencia, sino
su empleo preconsclente por parte del analista. La diferencia entre el uso instrumental
y el empleo resistencial de una, furición es .sumamente frágil; sin' embargo, puede reco-
nocerse sobre la base de la coherencia implícita en las relaciones entre las tres F (re-
laciones lntersistémlcas) y en la conexión" entre las funciones en el paciente (relaciones
intrasistémicas en el paciente).
Usarido el argumento de Blegar, podríamos 'afirmar que F I incluye la' "visión
del tablero" que tiene el jugador experto por el estudio de los principios básicos del
juego y las variantes privilegiadas que, junto con su capacidad personal, le 'permiten
percibir y sintetizar los hechos del juego y movilizar lo mejor posible, sus "piezas"
para la jugada' óptíma..
Cuando aludo al funcionamiento ..racional en el' analista' "no,"me"'refiero sino al
empleo de pautas internalizadas (a través de la formación cientffica en general, de la 251
Respuesta a los comentarios y las contribuciones
Otros temas
, Agruparé bajo este subtítulo dos respuestas, una a Bleger y otra.ven particular,
a Windholz.
,Con ,respecto au, 'Bleger puedo' decir que su comentarlo acerca de una com-
prensión fenomenológica del campo implica una serie de supuestos relacionados con
ideas de carácter epistemológico. No deseo extenderme sobre el tema, porque implica-
rla cuestionamos la 'base de nuestros enfoques, es decir, nuestros mutuos esquemas
referenciale~. Sólo quiero señalar aquí que 'cuando afirmo que, el Yo "observa y
registra la conducta de,l paciente (campo externo) y la del analista (campo interno)",
aludo al modo de operar no del Yo total sino de uno de .sus aspectos funcionalmente
disociado,' el Yo l.' .. .
Con respecto a ..E. Windholz deseo mencionar la cálida recepción que tuvo
hacia" mi trabajo cuando en su función de presidente de mesa en el" X~V'" Congreso
Psicoanalítico Internacional, antes, durante y después de" la" presentaclón. Su empeño
P9r facilitar la comprensión de mi exposición con preguntas sumamente adecuadas, así
como la acogida que .dlo a mis conceptos obligan a mi reconqcimiento.
En su comentario acepta en primer lugar que habría que estudiar muy seria-
mente lo. :expresado en el trabajo, la necesldad de una crítica y una síntesis dialéctica.
Termina señalando que habría que estudiar modelos para investigar, por ejemplo, los
"apuntes" del analista o las observaclones de los supervisores,
"Aunque brevemente expuestas las conclusiones del autor, que también me su-
girió otras ideas al respecto en Viena, configuran también un campo' de trabajo para
la validación ,de hipótesis implícitas en la interpretación.
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