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La Gerencia Social y El Valor Publico Mokate y Saavedra 2004
La Gerencia Social y El Valor Publico Mokate y Saavedra 2004
Karen M. Mokate
José Jorge Saavedra
INDES/BID
La esencia de la gerencia social radica en la generación de valor público (Moore, 1995) a través
de las políticas, programas y proyectos sociales. El enfoque en valor público brinda a la gerencia
social un enfoque estratégico que prioriza la respuesta a los ciudadanos y el mantenimiento de
confianza y legitimidad a través de la buena entrega de productos o servicios. (Kelly y Muers,
2002)
Este enfoque implica que importan los resultados de las intervenciones, pero también importan
los procesos aplicados para generar dichos resultados, ya que las relaciones y los procesos que se
establecen entre las organizaciones responsables por una creación de valor público y los
ciudadanos generan valor en si mismo.
Tambien implica que el ejercicio de la gerencia social tiene que contemplar acciones que ayudan
a discernir y definir lo que el público prefiere y, por ende, lo que genera valor para el “público”.
Obliga a los que ejercen la gerencia social a estar pendiente de las percepciones y reacciones del
público, para mantener dialogos sobre lo que resulta valioso y lo que hay que repensar.
“Valor” se relaciona con la capacidad de generar gozo, deleite o bienestar; brota del calce entre
necesidades y/o deseos y las oportunidades que se abren o los servicios que se entregan. El valor
público se distingue de otros tipos de valor por ser percibido por la ciudadanía colectiva, o el
conjunto de la sociedad. Es necesariamente consumido o disfrutado de manera colectiva.
El valor público surge de respuestas eficaces a problemas relevantes para los ciudadanos/
usuarios; la apertura de nuevas oportunidades para generaciones actuales y/o futuras; la
construcción de comunidad, ciudadanía, democracia y capital social; y la misma realización de
procesos públicos que demuestran el buen uso de recursos públicos. Brota del bienestar creado
por la simple buena y eficiente entrega de servicios, como también de los impactos de los
servicios y otras estrategias para la promoción del desarrollo, como también del fortalecimiento
del Estado democrático, la construcción de ciudadanía y la ampliación de oportunidades para los
ciudadanos.
Las preferencias públicas necesariamente están en el corazón del valor público. (Kelly y Muers,
p. 6). No obstante, lo “público” no se trata de una mera agregación de preferencias individuales,
sino de una decisión colectiva con respecto a lo que es valioso y prioritario (y lo que debe ser
producido) para el conjunto social. Se trata de identificar lo que se necesita para avanzar hacia
“la sociedad que queremos”. Alford (2002) señala:
Con este enfoque, el propósito de la gerencia consiste en implementar leyes aprobadas por la
legislatura como representantes del pueblo. Los administradores públicos son legalmente
responsables por cumplir con los procedimientos legales así como con ciudadanos y empleados
según los términos y estándares fijados por su mandato. La rendición pública de cuentas requiere
que las funciones del gobierno se desempeñen con legalidad y ética.
1 Los conceptos de este acápite están inspirados en Moore (1995) Y Kettl (2000).
mandantes. Los directivos públicos deben imaginar que los mandatos políticos les llegan de
manera coherente en políticas bien definidas. Como productos de intensos procesos políticos, las
políticas gozarían de toda legitimidad moral que el proceso democrático puede otorgarles.
Sin embargo, esta concepción tradicional no consideró lo que podría suceder si la realidad
política no obedece al ideal descrito. A menudo los mandatos políticos llegan cargados de
ambigüedades, intereses difíciles de reconciliar, mandatos incoherentes, e incluso se produce
incertidumbre respecto a qué objetivos son prioritarios en el caso que surjan conflictos.
El abordaje de la NGP busca reemplazar procesos basados en reglas y autoridad con tácticas
basadas en el mercado e impulsadas por la competencia, así como desarrollar herramientas
similares a las utilizadas por el sector privado. Parte central de la reforma supone que los gerentes
públicos sean responsables de la generación de resultados de su gestión. Para ello, los gerentes
necesitan flexibilidad en el diseño y gasto de sus presupuestos, posibilidad de seleccionar y
contratar los mejores empleados, y cierta holgura en la compra y provisión de los equipos
necesarios para realizar las tareas en cuestión.
Bajo esta perspectiva la solución a todos los problemas públicos es quitarle al Estado la
responsabilidad de la gestión pública y entregarla al sector privado o por lo menos a mecanismos
del sector privado, donde el sistema de rendición de cuentas está enfocado principalmente en los
clientes que reciben los bienes y servicios públicos.
Más allá de los resultados y alcances que las reformas lograron en los distintos países, la nueva
gerencia pública dejó un nuevo marco conceptual sobre la responsabilidad de los funcionarios
públicos. Estos deben dejar de comportarse como simples administradores de oficinas públicas y
convertirse en gerentes responsables por los resultados de sus organizaciones.
Tanto el enfoque de la administración tradicional como el de la NGP fueron criticados por sus
limitaciones; en el primer caso, por restringir la gerencia pública al cumplimiento del mandato; y
en el segundo, por centrarse en propuestas de mejora de productividad y herramientas adoptadas
del sector privado.
Frente a este contexto nació un enfoque mucho más desafiante, sosteniendo que en sistemas
democráticos, la responsabilidad de los gerentes públicos es la creación de valor para la sociedad
y no sólo así el logro de productividad en sus organizaciones. Es decir, no basta con dar
cumplimiento a los mandatos impuestos, ni tampoco con demostrar gran efectividad y eficiencia
en la administración de servicios públicos. Lo verdaderamente importante es la pertinencia de lo
que se hace y los beneficios reales para la sociedad; es esta noción la que está en el corazón de la
propuesta del valor público como marco conceptual.
3
La Creación de Valor Público
El enfoque gerencial basado en la creación de valor público toma los mandatos como puntos de
partida, y no como fines por sí mismos. De igual manera, toma de la nueva gestión pública (NGP)
la importancia de la gestión enfocada en resultados, pero no simplemente de los resultados
operativos, su productividad, efectividad y eficiencia, sino también desde la importancia y
pertinencia del impacto.
El enfoque de valor público amplía la forma en la que se mide el desempeño del gobierno y guía
las decisiones sobre políticas públicas. Esta aproximación holística, mirando la totalidad de los
impactos de las acciones del gobierno, puede fortalecer la formación de mejores políticas públicas
y las relaciones entre diversos involucrados de las políticas públicas (ciudadanos, gobierno,
organizaciones no gubernamentales, organizaciones de sociedad civil, entre otros).
3 Los conceptos de este acápite están inspirados en Kelly y Muers (2002) y Moore (1995).
En este caso, importan no sólo los resultados de las intervenciones sino también los procesos
aplicados para generar dichos resultados, ya que la interacción entre las organizaciones
responsables por una creación de valor público y los ciudadanos genera valor en sí mismo.
4
Una Comparación de los Tres Enfoques
Administración Pública
Nue va Ge re ncia Pública Valor Público
Tradicional
Agregación de preferencias
Preferencias públicas
Definido por políticos o individuales, evidenciadas
Inte ré s Público evidenciadas en
expertos por elecciones en el
deliberación pública
mercado
Gestión de: servicios,
Gestión de insumos y satisfacción, resultados,
O bje tivo Principal Gestión de insumos
productos confianza y legitimidad del
gobierno
Mode lo Dominante de Hacia arriba, formal, Hacia arriba, por medio de
Múltiple, interactivo
Accountability jerárquico contratos de desempeño
Privado o público con
Siste ma de Entre ga Pre fe rido Jerárquico Múltiple
gestión distante
Con el enfoque tradicional de administración pública, el interés público estaba definido por
políticos y expertos, posteriormente y en el marco de la Nueva Gerencia Pública (NGP) éste fue
entendido como la agregación de demandas individuales, para finalmente desde la perspectiva de
generación de valor público pasar a ser definido por la propia sociedad por diversos mecanismos
colectivos
Si bien bajo el enfoque tradicional el objetivo principal del gestor público estaba concentrado en
una simple gestión de insumos de acuerdo al mandato, bajo la nueva gerencia pública este
concepto se amplió a la eficiencia en la administración de los recursos. El enfoque de valor
4 Los conceptos de este acápite están inspirados en Kelly y Muers (2002), Moore (1995) y Alfford (2002)
público, por su parte, no se limita a contemplar los criterios de eficacia y eficiencia, sino que
incorpora la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía como elemento central.
En lo que respecta a los modelos de gestión tanto en la administración pública tradicional como
en la nueva gerencia pública éstos son de carácter formal siguiendo rutas jerárquicas de abajo
hacia arriba. La perspectiva de generación de valor público, por su parte, abre una mayor
flexibilidad en la gestión constituyéndose en un modelo múltiple e interactivo, es decir, supone
que los gestores no sólo responden y rinden cuentas a su inmediato superior sino que de manera
genérica deben responder a todos los actores involucrados.
En otras palabras, conduce a esfuerzos que pasan de limitarse al mandato de escuchar a las voces
de la autoridad formal, para escuchar a la “voz ciudadana” donde ésta última no sólo está
compuesta por los grupos con representación formal, sino también contempla a los diversos
grupos de interés que componen a la sociedad. Enfoca a los gerentes en una exploración continua
de las necesidades y expectativas de los ciudadanos, y define los beneficios de la gestión pública
como lo que efectivamente es percibido en las diversas dimensiones del bienestar de los
ciudadanos.
Los diferentes enfoques anteriormente expuestos muestran diversos esfuerzos por incorporar bajo
un único esquema el alcance y complejidad de la gestión pública. Cada uno de ellos tiene su sitio,
y se constituye en un valioso aporte en el desarrollo del conocimiento en este ámbito. De hecho,
cada uno de ellos ha influenciado de alguna manera en los demás. En este sentido, el uso del
marco conceptual de la gerencia enfocada en la generación de valor público nos trae los
beneficios de los aprendizajes de los demás enfoques y los aportes propios del concepto de valor
público, que se presentan de manera breve a continuación.
El concepto de valor público aporta varios elementos que apoyan el desarrollo y manejo de una
gerencia estratégicamente enfocada en la generación de resultados sociales, a saber:
un punto de referencia que ayuda a los gerentes sociales a mantener una dirección
estratégica para guiar sus acciones. Permite orientar las decisiones con base en una
reflexión sencilla: ¿lo que estamos haciendo genera algo que es valioso para la
sociedad? ¿estamos logrando algo que la sociedad misma ha identificado como valioso?
¿algo que la sociedad estaría dispuesta a sacrificar algo para poderlo lograr?
Preguntas de esta naturaleza fortalecen la base del pensamiento estratégico de la gerencia
social.
una obligación de abandonar el cómodo espacio burocrático o tecnocrático de un
entender abstracto de lo que constituye el “bien común” y ejercer procesos
iterativos e interactivos que ayudan a discernir y definir lo que el público prefiere y,
por ende, lo que genera valor para el “público”. En otras palabras, conduce a esfuerzos
por escuchar la “voz ciudadana” no sólo representados por los grupos que tienen mayor
acceso a los canales para hacer escuchar su voz, sino a diversos grupos e intereses que
componen la sociedad. Enfoca a los gerentes en una exploración continua de las
necesidades y expectativas de los ciudadanos y define los beneficios del ejercicio de la
gerencia social como lo que efectivamente sean percibidos en diversas dimensiones del
bienestar de los ciudadanos.
una claridad conceptual asociada con la lógica de una cadena de valor, tal como la
que se presenta en la Figura 2. En este esquema, las actividades, inversiones, o líneas de
trabajo que conforman el trabajo cotidiano de los equipos responsables por las políticas,
programas y proyectos sociales se entienden como medios para facilitar el logro de los
fines últimos de la gerencia: la generación de servicios, impactos y procesos que son
valiosos para la ciudadanía. Esta cadena ayuda a enfocar el equipo gerencial de manera
estratégica y ordena el pensamiento estratégico que guía las prácticas gerenciales. En
Las competencias son los comportamientos que el gerente social debe adoptar para desempeñar
adecuadamente las tareas y las misiones propias del rol que ocupa (Levy-Leboyer 1996). Las
competencias habilitan al gerente social (o no) a poner en uso buenas prácticas gerenciales, es
decir, a comportarse como un buen gerente.
Las competencias del gerente social incluyen un buen manejo conceptual, que le facilita entender
el entorno complejo en que se desenvuelve; un buen conocimiento o conciencia con respecto a la
gama ampliada de alternativas que podría contemplar para dar solución a problemas
identificados; la capacidad para el análisis crítico para analizar diversas alternativas propuestas y
tomar decisiones; las convicciones para ejercer una gerencia comprometida con la generación de
cambio social; las capacidades y habilidades para manejar procesos participativos, democráticos,
interorganizacionales y estratégicos y el manejo de herramientas que le permiten coordinar de
manera efectiva, eficiente, equitativa, ética y sostenible el entorno que contextualiza la iniciativa
para la cual es responsable, la organización que está a servicio de esa iniciativa y las políticas que
se proponen para generar el valor social.
• El Pensamiento estratégico
• La Capacidad de plantear buenas preguntas de manera oportuna
• Manejo de la ambiguedad
• Manejo de conflictos
• Comprensión del entorno social, política e institucional
• Compromiso con el desarrollo equitativo
• Apertura a aprendizaje y ajuste
• Liderazgo estratégico
• Persuasión
• Capacidad técnica
Estas competencias y habilidades, a su vez, comparten varios elementos con los comportamientos
asociados con el ejercicio de liderazgo. De hecho, la gerencia social claramente requiere del
ejercicio de liderazgo. Como consecuencia, durante el curso que estamos iniciando, estaremos
analizando prácticas, habilidades y compromisos del ejercicio de liderazgo que apoya las
prácticas y procesos de la gerencia social.