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Profesorado en Historia con Orientación en Ciencias Sociales-

Licenciatura en Historia
TALLER DE ANALISIS Y PRODUCCION DEL DISCURSO HISTORICO 2021

MODULO 2- 28 de octubre de 2021

Actividad Nº 5: LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARGENTINA

Leer los fragmentos de discursos historiográficos que siguen a continuación, para responder las
siguientes consignas:

1- ¿Quiénes son los autores, cuál es el título de cada una de las obras y en qué año fueron
escritas? Ubicar a cada discurso en su contexto histórico de producción (concepto de esfera
social de De Certeau).
2- Analizando los diferentes relatos, identificar a que corriente historiográfica pertenece cada
uno.
3- ¿Cuáles son los aspectos de la personalidad de Belgrano reivindicados por cada autor?
4- Elaborar una reflexión (discurso propio) acerca del lugar de la historia en las diferentes
etapas de la historiografía argentina a las que pertenecen los discursos.

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Texto 1

MITRE, Bartolomé: “Introducción de la Historia de Belgrano y de la independencia Argentina”


Buenos Aires, Editorial Araujo, 1939.

Páginas: 83-84-86-87

(…) Uno de aquellos acontecimientos extraordinarios que conmueven profundamente a la


conciencia humana vino a iluminar con súbitos resplandores las profundidades de su ser moral y a
completar las ideas sin aplicación práctica que hasta entonces había recogido en sus lecturas.
Hablamos de la Revolución Francesa, que produjo en el alma de Belgrano otra revolución no menos
radical. He aquí como el mismo se explica en sus Memorias al hablar de esta especie de
transfiguración moral, que hace presentir el futuro campeón de la libertad de un pueblo oprimido.
“Como en la época de 1780 me hallaba en España, y la revolución de la Francia hiciese también la
variación de ideas, y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron
de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían
a que el hombre, fuese donde fuese, disfrutara de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían
concedido, y que aun las mismas sociedades habían acordado en sus establecimientos
indirectamente.”

1
Nutrida su inteligencia con estos estudios sólidos y estas meditaciones severas, que son el pan de
los fuertes, era ya un hombre de ideas formadas cuando a fines de 1793 recibió una comunicación
del ministro Gardoqui, datada en el Escorial a 6 de Diciembre del mismo año, en la que le anunciaba
haber sido nombrado secretario perpetuo del Consulado que se iba a erigir en Buenos Aires. (…)

(…) Entre los deberes del secretario, uno de los más interesantes era, según el tenor del artículo
XXX de la cédula ereccional, “escribir cada año una memoria sobre los objetos propios de su
instituto”. Belgrano, que había salido muy joven de Buenos Aires, sin tener ocasión de palpar los
abusos de que eran víctimas las colonias españolas en América, y que por otra parte veía que en su
nuevo empleo podría utilizar los conocimientos económicos que había adquirido, dio a la creación
de los consulados más importancia de la que realmente tenían. Aun llegó a persuadirse que por
este medio llegaría a obrarse la regeneración de un mundo y podría labrarse su felicidad. (…)

(…) Bajo la influencia de estas risueñas esperanzas, abandonó la España, aspirando las emanaciones
de una gloria misteriosa que le embriagaba, como esos perfumes que sorprenden, en la obscuridad
de la noche y que no se atina de dónde vienen. Cuando se dió a la vela en Cádiz, faltaban seis años
para que finalizara el sigo XVIII, de cuyas ideas políticas y económicas debía ser uno de los heraldos
en el Río de la Plata.

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Texto 2

LEVENE, Ricardo: “Celebridades argentinas y americanas”. Buenos Aires, Emecé Editores, S.A. 1943.

Páginas: 40 41.

(…) En las postrimerías de la dominación española, cuando el plan político de emancipación del
Plata estaba resuelto con el concurso enérgico y temerario de un núcleo clasificado de patriotas,
Belgrano fundó el Correo del comercio, desde cuyas páginas continuó adoctrinando a los lectores
sobre las materias económica y educacional de su preferencia. Pero en realidad el motivo inicial
determinante de su creación fue otro, pues el periódico sirvió de admirable pretexto para que los
patriotas pudieran reunirse sin temor de ser vigilados, esperando la oportunidad de asestar el golpe
decisivo.

Después, la Revolución le arrancó la pluma de la mano, y con la misma diestra empuñó la espada,
que había comenzado a ensayar durante las invasiones inglesas.

Y se entregó sin reservas al servicio de la patria naciente, recorriendo el país de un extremo al otro
al frente de su ejército –ora en el Paraguay, ora en Bolivia- esperando con angustia, todos los días,
la batalla terminante y última que sellará la independencia y le permitiera reanudar su tarea
fecunda, haciendo obra económica y educacional en la paz de la República.

El destino fue injusto y sus compatriotas ingratos.

2
Belgrano es el único argentino que trabajó dieciséis años antes por la Revolución y diez años
después, también por la Revolución.

Sus ojos se cerraron para siempre llevándose la macabra imagen de aquel año 20 que le dio la
sensación de que su patria se hundía irremediablemente en el caos, y con ella, su obra y sus afanes.

Mas no. Cuando se hizo la luz en los espíritus ofuscados por el error, cuando desvanecióse la
tempestad de odios que azotó a los hermanos, Belgrano fue recordado con amor. Su obra de
educador y hombre de ciencia, sus virtudes cívicas, su espíritu de abnegación, de sacrificio personal
y absoluto desinterés, sus resplandecientes glorias militares, todo se incorporó, para enriquecerlo,
al sagrado acervo de la patria. (…)

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Texto 3

ROSA, José María: “Doctores, militares e ingleses en la Independencia nacional”

Desobediencia de Belgrano

(…) Para contener el entusiasmo juvenil y los deseos del ejército a favor de la independencia —
expresados por Belgrano, jefe de las baterías de Rosario—, el Triunvirato estableció la escarapela el
18 de febrero como distintivo nacional. Belgrano tomó en serio lo de nacional, y el 27 de febrero izó
en una batería de Rosario —que llamó Independencia— una gran escarapela a modo de bandera
distintiva de una nación. Como ignoraba los pormenores de la política extranjera del gobierno,
quería ingenuamente —como dice— “excitar a otras declaraciones del gobierno que confirmen
nuestra resolución de sostener la independencia de América.”

El Triunvirato disolvió la Sociedad Patriótica acabando con los imprudentes recitados; y ordenó a
Belgrano bajase la bandera levantada por un rapto de entusiasmo, sustituyéndola por la roja y
gualda. Belgrano no se enteró de esta orden, porque había ido a ponerse al frente del diezmado
ejército del Perú que debería retrogradar hasta Córdoba, y tal vez más allá. Como creía seriamente
que el Triunvirato se proponía declarar la independencia, levantó en Jujuy la bandera celeste y
blanca al festejar el 25 mayo de 1812 y la hizo jurar con solemnidad. Alegre informó al Triunvirato
las aclamaciones del pueblo ante la señal que ya nos distingue de las demás naciones. Pero el
Triunvirato, por pluma de Rivadavia, le ordenó la reparación de tamaño desorden; Belgrano, dolido,
expresó que la bandera de Jujuy, como la de Rosario, las había izado para exigir de V.E. la
declaración respectiva … que estas Provincias se cuenten como una de las naciones del globo; pero
como no era el propósito del gobierno la desharé (la bandera) para que no haya ni memoria de
ella… si acaso me preguntan, diré que se reserva para el día de una gran victoria … y como ésta está
muy lejos, todos la habrán olvidado.

Quiso cumplir con el gobierno y ordenó la retirada del ejército al sur. No pudo hacerlo mucho
tiempo: no consiguió resistirse a los tucumanos que le pidieron defendiera su ciudad, y el 24 de
setiembre salvó a la Patria en la batalla de Tucumán.

3
La salvó no solamente porque el ejército español fue derrotado, sino —y principalmente— porque
al llegar la noticia a Buenos Aires el pueblo se lanzó a la calle clamando contra el Triunvirato. (…)

Bibliografía:

MITRE, Bartolomé: “Introducción de la Historia de Belgrano y de la independencia Argentina”


Buenos Aires, Editorial Araujo, 1939. Páginas: 83-84-86-87

LEVENE, Ricardo: “Celebridades argentinas y americanas”. Buenos Aires, Emecé Editores, S.A. 1943.
Páginas: 40 y 41

ROSA, José María: “Doctores, militares e ingleses en la Independencia nacional” 1968. Extraído de:
http://jovenesrevisionistas.org/doctores-militares-e-ingleses-en-la-independencia-nacional-por-
jose-maria-rosa/. Apartado: “Desobediencia de Belgrano”

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA (disponible en el Google drive y la sección Archivo del grupo


de facebook)

BUCHBINDER, Pablo (1996): Vínculos privados, instituciones públicas y reglas profesionales en los
orígenes de la historiografía argentina. Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr.
Emilio Ravignani”. Tercera Serie, Num. 13, 1º semestre de 1996.
CATTARUZZA, Alejandro y EUJANIAN, Alejandro (2003). Políticas de la historia. Argentina 1890-1960.
Buenos Aires, Editorial Alianza, 2003. Cap 4 y 5.

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