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DISCURSO DIA DE LA BANDERA - JUNIO 2.

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La creación de la bandera es un hecho importantísimo en la historia de nuestro país y en la


vida de todos los argentinos porque ella nos identifica.
Conmemoramos hoy, el día de la bandera, en recuerdo a su ilustre creador, el General Manuel
Belgrano.

La bandera argentina fue izada por primera vez el 27 de febrero de 1812 a orillas del río Paraná
por el general Manuel Belgrano, quién consideró necesaria la creación de una insignia que
diera cuenta de nuestra identidad nacional. Fue en Agosto de ese mismo año cuando se
enarboló por primera vez en Buenos Aires, en la torre del templo de San Nicolás.

Acerca de la elección de los colores de nuestra bandera existen varias versiones, algunas
cercanas a la leyenda. Se dice que Belgrano se inspiró en el color del cielo o en el manto de la
virgen, pero en realidad fueron los colores celeste y blanco de la escarapela (que ya se
utilizaba en ese momento) los que finalmente se plasmaron en la bandera nacional.

Fue recién el 20 de Julio de 1816, después de haber declarado la Independencia, cuando el


congreso adoptó oficialmente la bandera creada por Belgrano como símbolo patrio. Hasta ese
momento sólo se había promovido su uso en secreto. En el año 1918, la bandera sufrió otro
cambio, se le agregó un sol sobre la franja blanca para cuando fuera utilizada con motivo de
guerra. Recién en el año 1938 se declaró el 20 de Junio como Día de la bandera y feriado
nacional, en homenaje a Manuel Belgrano fallecido el 20 de junio de 1820.

Aunque algunos de estos datos parezcan lejanos o anecdóticos, los valores que inspiraron a
Belgrano al crear la bandera nacional se hacen más presentes que nunca frente a la crisis
económica y social atraviesa el país. Los colores celeste y blanco son símbolo de una identidad
nacional y de un ideal compartido.
Nos recuerdan que somos parte de algo propio, y dan cuenta de la solidaridad y la unión
necesarias para salir adelante de la crisis.

Ser argentinos es un privilegio que muchas veces cuesta afrontar por la gran cantidad de
dificultades que nos han tocado vivir. No perdamos el entusiasmo y trabajemos juntos.
Porque las tres franjas representan nuestro hogar, nuestro idioma, nuestras costumbres y
tradiciones.

La bandera de la patria nos deja un mensaje claro y preciso. Debemos sentir orgullo por ser
argentinos y por estar representados por los colores celeste y blanco.
En víspera del segundo partido de la selección nacional en la copa del mundo Brasil 2014, el
pueblo argentino, recuerda un aniversario más del fallecimiento de su ilustre creador: Manuel
Belgrano.

Habría que aprovechar esa dosis extra de patriotismo, que nos impulsa a embanderar las
casas, cubrirnos con la bandera o desplegarla al viento, para recordar también aspectos
fundamentales de la vida de su insigne creador, un hombre que brindó todo a su patria y
murió sumido en la pobreza y el olvido.

Manuel Belgrano era un abogado de buena posición económica, sin embargo, jamás titubeó
para dejar la comodidad de su escritorio y ponerse al servicio de la patria. Sin ser militar, se
puso al frente de las tropas y combatió a los españoles para defender la independencia.

Su desinterés por los bienes materiales, lo llevó a hacer grandes donaciones para obras
educativas, a tal punto que cuando enfermó no tenía ni para pagar sus medicamentos. Su
heroísmo y su entrega por el bien común de la incipiente independencia Argentina, lo pone a
la altura de héroes de la talla de San Martín o Güemes y su figura es uno de los máximos
exponentes de la historia nacional.

Más allá de toda su entrega desinteresada, su más grande legado fue sin dudas la de habernos
dado el símbolo nacional que nos identifica ante el mundo.

Porque la patria somos todos los que diariamente desde el lugar que nos ocupa ocupar,
trabajamos para aportar ese granito de arena para conservar la patria libre y soberana. La
patria somos todos, esos hinchas desbordados de fanatismo que nos emocionamos hasta las
lágrimas cuando en la cancha escuchamos el Himno.

Somos también los que gritamos hasta quedarnos sin aliento un gol argentino y agitamos
desesperadamente la celeste y blanca. Esa enseña que nos regaló un servidor de la patria, por
eso cada vez que la agitemos sería justo recordar a su creador.

¡Que flote con honor y gloria al frente de nuestras fortalezas, ejércitos y buques, y en todo
tiempo y lugar de la tierra donde éstos la condujeran, que a su sombra la Nación Argentina
acreciente su grandeza por siglos y siglos, y sea para todos los hombres mensajera de libertad,
signo de civilización y garantía de justicia.
Compartiendo los mismos sentimientos todos los presentes, restablecemos nuestro
compromiso de amar y respetar a nuestra bandera, trabajando con fe y esperanza.

PROFESOR: FABIO AGÜERO

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