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ENSAYO SOBRE EL EMPLEO DE LA FUERZA

MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL

POLICÍA NACIONAL

POLICÍA METROPOLITANA SANTIAGO DE CALI

EL EMPLEO DE LA FUERZA Y DE LAS ARMAS DE FUEGO


PATRULLERO JHON ESNEIDER GARCÍA BRAVO

Santiago de Cali, noviembre de 2009

INTRODUCCIÓN

El presente ensayo invita a hacer una pausa y reflexionar sobre la facultad que nos han otorgado
las leyes internas y el derecho internacional, para emplear la fuerza y las armas de fuego; pero de
manera paralela nos han dado la gran responsabilidad de obrar por el camino recto de la ley, la
cual no nos puede permitir la más mínima equivocación al realizar nuestra labor cotidiana como
agentes del orden. Y bien tiene que ser así , pues, con cada acción realizada por cualquier
funcionario encargado de hacer cumplir la ley, se verán afectados los derechos fundamentales de
las personas, creándose una expectativa en la sociedad con respecto a su Fuerza Pública; la cual
será positiva o negativa dependiendo si obramos en derecho.

De igual manera es importante centrar la atención de los policías, en desaparecer todo síntoma de
intolerancia y de extralimitación en nuestro servicio policial.

RESUMEN

El empleo de la fuerza y las armas de fuego, hace referencia a aquel medio de policía que el
Derecho Internacional y La Constitución Nacional han otorgado a los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley.
Este ensayo recoge un análisis sobre el empleo de este medio de policía y expone un conjunto de
inquietudes elaboradas a partir de experiencias propias y ajenas. Teniendo en cuenta la gran
responsabilidad que poseemos los agentes del orden cuando empleamos la fuerza y las armas de
fuego; para no vernos inmersos en desmanes o extralimitaciones, y no crear así conflictos
innecesarios con la población civil.

Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, debemos conocer muy bien los principios
universales que rigen el empleo de la fuerza y las armas de fuego; ciñendo a éstos todas nuestras
actuaciones propias del servicio policial.

Es importante conocer la historia para no volver a cometer los mismos errores que tanto mal le
han hecho a la imagen de la Policía Nacional.

DESCRIPCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA

En Colombia los medios de comunicación frecuentemente muestran escenas de procedimientos


en los cuales se ven involucrados miembros de la Fuerza Pública, por el uso indebido de la fuerza y
peor aún de las armas de fuego; conllevando ésto a crear inconformismo entre la población civil:
Manchándose así el buen nombre de nuestra institución.

Debido al conflicto que vive nuestro país, el empleo de la fuerza letal y no letal en algunas
ocasiones es necesaria, para el mantenimiento del orden; de ahí la importancia de que los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, estemos en la capacidad de usar este medio
conforme a los principios universales.

Es necesario crear conciencia entre los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, sobre el
uso correcto de la fuerza letal y no letal; creando espacios en los cuales la sociedad vea a su fuerza
pública como un amigo protector y no como un enemigo.

No olvidemos que la ciudadanía es nuestra razón de ser, por ésto debemos capacitarnos
continuamente para cumplir con la misión constitucional, borrando de nuestra labor cotidiana
toda extralimitación.

ARGUMENTACIÓN
EL EMPLEO DE LA FUERZA Y LAS ARMAS DE FUEGO

Desde que comenzó la evolución del hombre, éste se vio en la obligación de usar la fuerza;
inicialmente para conseguir su alimento y luego debió emplearla para protegerse de sus
semejantes.

Miles de años después la humanidad en su paso avasallador llega al descubrimiento de la pólvora,


su fórmula aparece ya en el siglo XII, en los escritos del monje inglés Roger Bacon; aunque parece
haber sido descubierta por los chinos, quienes la utilizaron con anterioridad en la fabricación de
fuegos artificiales. Es probable que la pólvora se introdujera en Europa procedente del Oriente
Próximo. Berthold Schwarz, un monje alemán, a comienzos del siglo XIV, puede haber sido el
primero en utilizar la pólvora para impulsar un proyectil.

En la segunda mitad del siglo XVI, la fabricación de pólvora en la mayoría de los países era un
monopolio del estado, que reglamentó su uso a comienzos del siglo XVII.

A través de la historia la fuerza y las armas de fuego en repetidas ocasiones han sido empleadas
como medio de opresión e intimidación, de los más fuertes hacia los más débiles, por lo general
para lograr fines ilegítimos o personales. Por suerte la humanidad ha evolucionado al punto que
atrás quedó aquel principio maquiavélico de: “El fin justifica los medios”. Nace entonces la
necesidad de poner reglas claras y precisas sobre el empleo de la fuerza y el uso de las armas de
fuego.

Se notó la necesidad de reglar sobre el empleo de la fuerza letal y no letal, tanto en la esfera
internacional como en el ámbito interno de cada país; es así, como La Constitución Política de
Colombia en su artículo 2 nos recuerda los fines esenciales del Estado;el cual reza además sobre
las funciones de las autoridades de la República. Nos recuerda también nuestra Carta Magna en su
artículo 22 sobre el derecho a la paz. De la misma manera La Constitución Nacional en su artículo
218, sienta las bases de la Policía Nacional. De esta manera nuestra labor cotidiana como
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se debe ceñir a la Constitución Política y los
Tratados Internacionales ratificados por Colombia.

La frase de León Duguit “El derecho sin la fuerza es la impotencia, la fuerza sin el derecho es la
barbarie”, nos deja claro que el empleo de la fuerza y las armas de fuego, es necesario para el
mantenimiento del orden; siempre y cuando su uso siga los lineamientos establecidos en la ley. Lo
contrario sería no tener normas preestablecidas para el empleo de la fuerza letal o no letal,
situación en la cual, los miembros de la fuerza pública nos podríamos ver inmersos en excesos,
creando inconformidad en los ciudadanos; sumando otro detonante a los ya existentes en nuestro
mundo.

Es evidente que el empleo de la fuerza, incluido el uso letal de las armas de fuego con fines lícitos
de aplicación de la ley, da lugar a que los agentes del orden y los miembros de la comunidad nos
encontremos muchas veces en lados opuestos. Pero, esa relación se verá aun más afectada por el
uso ilícito, es decir, empleo innecesario o desproporcionado de la fuerza.

Debemos entonces recordar que la facultad del empleo de la fuerza y las armas de fuego, se debe
ceñir a los principios esenciales señalados en los Tratados Internacionales, como son: LA
LEGALIDAD, LA NECESIDAD y LA PROPORCIONALIDAD. Cuando hablamos de legalidad hacemos
referencia al empleo de la fuerza únicamente cuando se busque un objetivo legítimo, es decir, se
obre conforme a la ley; la necesidad resulta cuando se han agotado otros medios, los cuales
resultan ineficaces para lograr el objetivo legítimo; la proporcionalidad no es otra cosa que la
balanza entre el objetivo legítimo buscado y el empleo de más o menos fuerza letal o no letal.

Si como resultado de la evaluación que deben hacer los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley cada vez que surja la cuestión del empleo de la fuerza, puede deducirse que las
consecuencias negativas del empleo de la misma en una situación determinada, son mayores que
la importancia del objetivo legítimo que se persigue, es recomendable abstenerse de proseguir la
acción.

Antes del empleo de la fuerza y las armas de fuego, los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley, debemos agotar medios como la mediación, la persuasión, la comunicación y la resolución
de conflictos; dejando así el empleo de la fuerza como último recurso y como medida más extrema
el uso de las armas de fuego, es decir, bajo el principio de verdadera necesidad. Para que los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podamos llegar a emplear las palabras antes que
la fuerza o nuestra arma, es de vital importancia la capacitación profesional continua y una
correcta selección del personal que conformará nuestra institución, tan golpeada en los últimos
meses por los escándalos en que nos hemos visto inmersos por las actuaciones de unos pocos
miembros de l,a Policía Nacional; pero que no es el reflejo del actuar de los miles de policías que la
conformamos. Entonces debemos ser conscientes que nuestro comportamiento como
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley influye en la imagen y percepción del conjunto de
la institución ante la sociedad.

Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearemos las armas de fuego contra las
personas, salvo:
· En defensa propia o de otras personas en caso de peligro inminente de muerte o lesiones
graves.

· Para evitar la comisión de un delito particularmente grave, que entrañe una seria amenaza
para la vida.

Sólo se podrán emplear las armas de fuego en los casos en que resulten insuficientes medidas
menos extremas para lograr dichos objetivos

Por otra parte es de vital importancia recordar la diferencia entre Las Fuerzas Militares, La Policía,
Conflicto Armado Internacional, Conflicto Armado Interno, Tensiones Internas y Disturbios
Interiores; ya que se nota con preocupación la falta de conceptualización en algunos miembros de
nuestra institución; al no discernir entre los objetivos que se persiguen en el despliegue de la
fuerza en los diferentes conflictos. Así, en el de carácter internacional se busca destruir al
adversario, mientras que en el interno se persigue la captura del mismo. Un elemento a destacar
es que las operaciones militares en esta última clase de conflicto, se asemejan más a operaciones
de tipo policial.

Si bien el objetivo de un conflicto de carácter internacional es la destrucción del adversario, hay


que agregar que el Derecho Internacional Humanitario no exige que inicialmente deba pedírsele
que se rinda para poder iniciar el ataque. Es de anotarse que de ello se excluye al personal
dedicado a misiones sanitarias o religiosas, así como a los combatientes indefensos, tales como
heridos, enfermos o náufragos e igualmente la tripulación paracaidista especialmente en
circunstancias de emergencia.

De todas formas, una vez rendido el soldado enemigo, es necesario darle el tratamiento acorde
con el Derecho Internacional Humanitario, es decir de prisionero de guerra. Se destaca una vez
más que es obligatorio darle la oportunidad de entregarse. De todas formas, una vez rendido el
soldado adversario, es necesario darle el tratamiento acorde con el Derecho Internacional
Humanitario. Se destaca una vez más que es obligatorio darle la oportunidad de entregarse.

Debemos tener presente que lo que se persigue en el conflicto armado interno es la captura o
neutralización del enemigo; ello implica que las reglas de enfrentamiento en estos casos se
circunscriben a desplegar el uso de la fuerza só,lo cuando sea absolutamente necesario y para
defender un derecho fundamental como lo es la vida e integridad personal propia y de terceros,
en armonía con el principio de proporcionalidad concordante con la amenaza que se esté
recibiendo. La palabra clave en nuestra misión policial es la neutralización, la cual se puede definir
como la acción de minimizar la fuente que representa peligro inminente de muerte o lesiones para
sí mismo o para otra persona; es decir, ir agotando medios menos lesivos, si ellos resultaren
improductivos y sólo como el último recurso el empleo de las armas de fuego. Es importante
recordar la naturaleza civil de nuestra Policía,

Se debe tener una visión más clara entre el conflicto armado interno y las tensiones internas o
disturbios interiores, para que no se preste a confusión, destacándose que en el primero el papel
principal lo tienen las Fuerzas Armadas y eventualmente requieren el apoyo de la Policía; mientras
que en el segundo se presenta una situación a la inversa y generalmente la Policía cubrirá esta
clase de conflictos.

En los disturbios interiores se aprecia que las normas a aplicar, dado su alcance, se fundamentan
en el artículo común 3 de los Convenios de Ginebra, ya que el mismo específica solamente que se
utiliza en casos de conflictos de carácter no internacional. Además se toma en cuenta todas las
regulaciones con derechos humanos y las leyes domésticas de cada país. En lo pertinente con la
captura de un criminal está permitido el uso de la fuerza letal siempre y cuando este implique una
agresión inminente o actual; es decir, que con su actitud demuestre que pone en peligro la vida de
los agentes del orden.

Como asunto de vital importancia en lo atinente al uso y despliegue de la fuerza letal, se debe
tener en cuenta el compromiso de las fuerzas públicas dentro del derecho internacional; para
emplear este medio de tal manera que se cause el menor daño posible al contendiente y a los
ajenos al conflicto.

Cuando los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deban utilizar las armas de fuego,
observarán como mínimo los siguientes aspectos: 1. Se identificarán como tales; 2. Darán una
clara advertencia de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo suficiente para que se
tome en cuenta, pero salvo “Que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente en peligro a los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara un riesgo de muerte o daños graves a
otras personas o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso”.

“La Toma del Teatro de Moscú por los Terroristas Chechenos”

La expresión dicha por un agente del estado ruso después de finalizado el operativo de rescate
“Matamos algunos secuestradores mientras dormían”, no implica que haya existido un exceso en
el uso de la fuerza dado el peligro latente anunciado y demostrado en el hecho de portar
explosivos adheridos al cuerpo y con la convicción por parte de las fuerzas del orden que los
terroristas estaban cumpliendo una misión suicida. Está en juego la vida de todos y no existía otra
forma de neutralizarlos, ya que aun somnolientos o aparentando estarlo, representaban un
peligro real para quienes estaban en el sitio de los acontecimientos.

Se debe tener en cuenta que en ningún caso los miembros de la Policía podremos alegar en un
proceso judicial la obediencia debida, pues, ya que para nosotros no opera esta figura de ausencia
de responsabilidad. Nuestra obediencia debe ser reflexiva, es decir, en todo caso tendremos la
obligación de analizar las órdenes que impliquen el empleo de la fuerza y las armas de fuego, y si
ellas no cumplieran con los tres principios esenciales mencionados con anterioridad, deberán no
ser cumplidas.

RECOMENDACIONES

Sensibilizar a todos los agentes del orden sobre la gran responsabilidad que tenemos frente a la
sociedad al emplear la fuerza y las armas de fuego.

Diseñar estrategias para evitar que los miembros de la fuerza pública se vean inmersos en el uso
indebido de la fuerza y las armas de fuego.

Revisar algunos procedimientos policiales en los cuales existe un alto riesgo de cometer abusos
por parte de los agentes del orden contra la ciudadanía.

Crear espacios de retroalimentación sobre experiencias laborales positivas y negativas.

Fortalecimiento en planes de capacitación para los policiales.

En la etapa de entrenamiento los agentes del orden deben someterse a condiciones similares a las
que encontrarán en la calle, para con ello fortalecer su espíritu de tolerancia frente a situaciones
difíciles e imprevistas.

CONCLUSIONES

La capacitación continua y completa es nuestra principal arma para prestar un mejor servicio como
agentes del orden.

2. Legalidad, necesidad y proporcionalidad, tres principios básicos que los funcionarios


encargados de hacer cumplir la ley debemos recordar, antes de emplear la fuerza o nuestra arma
de fuego.

3. Todo miembro de los organismos encargados de hacer cumplir la ley, debe tener
conocimiento sobre medios que puedan sustituir en determinadas ocasiones el uso de la fuerza y
de las armas de fuego; tales como: la solución pacífica de conflictos, el comportamiento de las
multitudes y técnicas de persuasión.

4. No debemos olvidar nunca, que el empleo de la fuerza letal debe ser el último recurso,
después de haber agotado medios menos extremos.

5. Para nada ayuda el uso de la fuerza y de armas de fuego, cuando se utilizan en forma excesiva
y desproporcionada; pues, lo único que se logrará es crear inconformidad y descontento en la
comunidad, la cual es nuestra razón de ser.

6. Es de vital importancia el manejo que cada funcionario encargado de hacer cumplir la ley, le
de al entorno en que se encuentra actuando en determinado momento; pues, algunas veces se
han desencadenando batallas realmente campales entre la comunidad y los miembros de la fuerza
pública, a raíz de un simple acto o gesto por parte de alguno de nuestros compañeros, ya que para
ciertas personas puede percibirse como algo insignificante, pero para la comunidad llega a ser el
detonante perfecto.

7. La tolerancia debe estar siempre presente en todo procedimiento realizado por cada uno de
los policiales, máxime cuando se deba emplear la fuerza; recordando que no se debe hacer lo que
no nos gustaría que nos hicieran. Para nadie es un secreto que hay situaciones para los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que nos ponen al límite, pero es ahí cuando se
debe notar el profesionalismo en cada uno de nosotros, procediendo con cabeza fría en escenarios
donde otros actuarían por impulso.

BIBLIOGRAFÍA

1. Constitución Política de Colombia.

2. Convenios de Ginebra, Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra- Suiza (1986).

3. Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra, Comité Internacional de la Cruz Roja,


Ginebra-Suiza (1996).

4. El Derecho a la Vida y el Uso de la Fuerza Letal, Crawsaw Ralph, (1991), pág. 299-308.
5. Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de las Armas de Fuego, aprobados por el
Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y el Tratamiento del
Delincuente, celebrado en La Habana(Cuba).

6. Manual sobre el Derecho de la Guerra para las Fuerzas Armadas, Comité Internacional de la
Cruz Roja, Ginebra-Suiza (1991).

7. Servir y Proteger, Cees de Rover, Ginebra-Suiza (1998), pág. 287-307.

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