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01 Creación y Gestión de Marcas
01 Creación y Gestión de Marcas
Ofrecemos aquí un conjunto de ayudas para la acción práctica. Esperamos que te sean útiles
tanto en la concepción y creación de marcas como en el análisis crítico y el rediseño
estratégico de marcas que requieren ser actualizadas o reposicionadas.
Es un hecho indiscutible que hoy las marcas constituyen el activo más importante de la
empresa, su capital. Por tanto, la importancia de las marcas en el desarrollo de los negocios,
constituye hoy el aspecto privilegiado de las empresas.
Sin embargo, y a pesar de esta lógica, muchos responsables de empresa que dicen servir a
su marca, gestionarla, investigar y desarrollarla, vemos a través de nuestras colaboraciones
profesionales, que la teoría está muy distante de la práctica. Hay todavía muchas inercias
que vencer, y que proceden de la mentalidad industrial ya obsoleta, cuando estamos de
lleno en el posindustrialismo, en la era de la comunicación, en plena economía de servicio,
y hemos dejado atrás convicciones y herramientas que han agotado sus funciones y su
sentido, en especial en lo que se refiere a la gestión de las marcas.
Por supuesto que gestionar la marca es el último estadio de todo un programa que,
previamente ha sido establecido y seguido paso a paso. Por consiguiente, antes de hablar de
gestión hay que tratar de estrategia. Este proceso hay que planificar cuidadosamente, y
varía según las circunstancias propias de cada empresa y de los objetivos del proyecto. Lo
que puede suponer el relanzamiento de la marca o el lanzamiento de una nueva marca, son
causas siempre diversas. Es por la existencia de tales variables, así como las de mercado,
que no se puede dar un modelo en concreto y que sirva para todos los casos. Lo más que
puede hacerse es enumerar las etapas de un tal proceso.
Todas las marcas nacen (o se rediseñan) a partir de una idea estratégica. Esto significa una
intencionalidad que en algo habrá de ser innovadora, es decir creativa. Lanzar al mercado
un nuevo dentífrico o un nuevo reloj no puede realizarse simplemente copiando lo que hace
el competidor. Vender siempre consiste en vender una diferencia.
Siendo esto así -sin diferenciación no habrá identidad- encontramos aquí dos ideas-fuerza
que actúan juntas: estrategia y creatividad. La estrategia no puede ser sino creativa, y la
creatividad debe responder a una estrategia.
Estrategia creativa:
• del concepto de producto/servicio
• del nombre y la forma de la marca
• de la presentación del producto/servicio
• de la comunicación/comercialización en la gestión y el desarrollo de la marca
El proceso de la creación estratégica se define en una metodología que más que ser un
modelo de los pasos a seguir, es un reflejo de cómo procede la mente ante un problema
creativo/estratégico. Observemos, tal como lo haría un psicólogo, a un equipo o un
investigador que están creando algo: una estrategia nueva para un producto, un producto
para una nueva estrategia, un nombre de marca, un diseño, etc. Lo mismo si se trata de
creatividad individual o de grupo, se pueden observar unas etapas lógicas en el proceso de
creación.
Aplicaremos ese hábito, o esa metodología, a todo el proceso para que éste sea
verdaderamente estratégico y creativo.
La socialización de la marca
Aquí empieza la gestión de la marca. El trabajo del DirCom, o del responsable de la marca
consiste en aplicar, en todas las decisiones, las acciones y los mensajes, el modelo de la
imagen y las directrices que emanan de él, así como del plan estratégico de comunicación
para la implantación de la marca, utilizando para sus aplicaciones visuales y audiovisuales
el manual de normas de identidad para la implantación y el control de la marca (lo que
trataremos en el último capítulo).
Todas las decisiones que tome la empresa a través de los departamentos relacionados con la
marca, han de ser coherentes para así reforzarla y evitar contradicciones con la estrategia.
La coordinación de las diferentes áreas es tarea del DirCom en tanto que el “guardián de la
imagen”.
© Joan Costa
Creatividad e innovación
La innovación es uno de los retos más importantes de la empresa. Fomentar una cultura
creativa y establecer procesos que fomenten la generación de ideas es toda una actitud que
se concreta en la capacidad de competir. Los Cursos sobre la Creación y Gestión de Marcas
ponen el énfasis en esta mentalidad creativa. El texto que sigue es una visión general sobre
el hecho creativo.
La innovación tiene varios nombres: Creación, Invención, Descubrimiento, Creatividad. Si
todos ellos participan en alguna medida en la Innovación, no son en absoluto sinónimos.
El término “creatividad” fue introducido por Jacob Lévi Moreno en los años 50 sobre el
modelo de productividad. Es decir que nació con la empresa y está ligado a la industria. La
creatividad es una actividad acelerada, que Moreno, el padre de la Sociometría, observó en
sus estudios cuando medía las cantidades de relaciones intercambiadas en los grupos de
trabajo y cuantificaba la fuerza de los líderes y los efectos del liderazgo.
No hay creación pura en el sentido trascendente del término. Es decir, que no hay acto que
consista en hacer cualquier cosa nueva a partir de la nada. Toda innovación es la puesta en
obra de una relación inédita entre elementos que antes no habían sido relacionados. “El
juego combinatorio -escribió Einstein- parece ser la característica esencial del pensamiento
creador”.
Tecnologías de la creatividad
Y puesto que Paidós actualmente está reeditando la obra de Edward de Bono, pienso que es
oportuno reivindicar a Paul Sourian, quien mucho antes que de Bono creó el “pensamiento
lateral”. Sourian lo llamó “pensamiento marginal”. Las mismas ideas con otro nombre:
“Para pensar diferentemente hay que pensar al margen”.
El mejor análisis de la actitud creativa ha sido hecho no por un psicólogo, sino por un
filósofo, Gaston Bachelard en Le Nouvel Esprit scientifique (1946) y La Philosophie du
non (1950). Él definió la “imaginación creadora” como polémica y marginal (en el
momento en que escribía eso, la palabra creatividad no existía, o apenas). Por una parte, la
creatividad dice “no” a las soluciones actuales. Por otra parte, la creatividad es marginal, en
el sentido que resulta de una libertad que uno se da a sí mismo o a otros de “pensar al lado”:
Bachelard llama a esta actitud la “filosofía del ¿por qué no?”.
Whitehead está con la filosofía del “no” al sentido común: “En el pensamiento creador, el
sentido común es un mal maestro: su único criterio de juicio es que las ideas nuevas deben
parecerse a las antiguas. Él actúa así para destruir la originalidad”.
© Joan Costa