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Cúcuta, 04 de octubre de 2021

Señores
Fiscalía General de la Nación Seccional Cúcuta
Dirección Cl. 9 ##2 Este-69

Asunto: Denuncia por violencia intrafamiliar-articulo 229 Código Penal

Alexandra Cabrales Andrade identificada con cédula de ciudadanía No.


1.193.534.742, estudiante de Consultorio jurídico II de la Universidad de
Pamplona, actuando como representante de víctimas de la señora Andrea
Vargas Villamil, para interponer denuncia por el delito de violencia
intrafamiliar en contra del señor Daniel Hernández Castillo.

HECHOS:

PRIMERO. La joven Andrea Vargas Villamil, identificada con cédula de


ciudadanía No. 1193456848 mantuvo una relación amorosa en septiembre del
año 2017, con el señor Daniel Hernández Castillo, quien se identifica con
cédula de ciudadanía No. 88.948.293, y cuyo lugar de residencia corresponde
a la Calle 19E No 10-20 Barrio Santa Helena.

SEGUNDO. En enero del 2018 la pareja decidió conformar un hogar, por lo


que adquirieron una casa ubicada en el barrio Zulima a través de un contrato
de arrendamiento, en donde ambos cubrían los distintos gastos del hogar, tales
como: servicios, canon de arrendamiento, alimentación, entre otros.

TERCERO. Los primeros meses de convivencia de la pareja transcurrieron


en un ambiente sereno, pacífico y sobre todo amoroso, el señor Hernández
mostraba respeto hacia Andrea y nunca se dirigió a ella de manera grotesca o
con palabras ofensivas.

CUARTO. Sin embargo, el comportamiento de Daniel fue desmejorando a


mediados del año 2019 ya que comenzó a crear discusiones innecesarias y
repetitivas; celaba a la denunciante con sus amigos, compañeros de trabajo e
incluso con sus familiares; la ignoraba y se burlaba de los pensamientos y
sentimientos que ella le compartía. Todas estas situaciones afectaron a la
mujer psicológica y emocionalmente, viéndose ello reflejado en la distancia
que la misma tomó con sus seres cercanos y con la apatía que adoptó hacia su
trabajo y gustos personales.

QUINTO. A principios del año 2020 las cosas se intensificaron un poco más,
esto en razón de que Daniel comenzó a controlar la vida de Andrea, pues le
prohibida salir con ciertas amigas, revisaba su celular sin su permiso, le
restringía la vestimenta, la humillaba en frente de sus amigos y la amenazaba
con hacerle daño físicamente.

SEXTO. El 10 de diciembre de 2020 cumplió sus amenazas, ya que después


de una discusión de índole doméstico, el señor Hernández agarró un palo de
escoba y empezó a golpear a su pareja varias veces en distintas zonas su
cuerpo, tales como el abdomen, piernas, brazos y espalda. Dichos golpes
produjeron varios hematomas, que fueron capturados en imagen y video por
parte de la víctima.

SÉPTIMO. La violencia psicológica se perpetuó de manera ocasional hasta el


mes de enero del año 2021, mismo tiempo en el que la mujer decidió terminar
su relación e irse a vivir a la casa de sus padres. Sin embargo, el acoso por
parte de su ex pareja continuaba, dado que la llamaba constantemente para
discutirle y tratarla de manera despectiva, asimismo, la amenazaba con
golpearla si no volvía a casa con él.
OCTAVO. Hasta la fecha, la persecución e intimidación por parte de Daniel
no han cesado, situación que me impide retornar la vida de la agredida de
manera normal.

JUICIO DE ADECUACIÓN TÍPICA

a) Enunciación del tipo penal:

La conducta de Daniel Hernández Castillo se adecua al tipo penal


Violencia Intrafamiliar, consagrado en el artículo 229 de la ley 599 de
2000.

b) Adecuación de los hechos al tipo penal objetivo y subjetivo

El tipo penal Violencia intrafamiliar consta de lo siguiente:

“ARTICULO 229. VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. El que maltrate física o


psicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar incurrirá,
siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en
prisión de cuatro (4) a ocho (8) años. (…)
PARÁGRAFO 1o. A la misma pena quedará sometido quien sin ser parte del
núcleo familiar realice las conductas descritas en el tipo penal previsto en
este artículo contra.
a) Los cónyuges o compañeros permanentes, aunque se hubieren
separado o divorciado. (…)”

Para encuadrar la conducta del sujeto activo en la tipicidad -objetiva- descrita


se necesita que aquel haya ejecutado en su accionar el verbo rector
“maltratar” bien sea “física o psicológicamente” hacia un sujeto pasivo
calificado, es decir, que contra quien se cometa el actuar punible sea una
persona de su núcleo familiar o en su defecto, como lo determina el literal A
del delito en mención, los cónyuges o compañeros permanentes, tal como
sucede el caso concreto.

Así pues, en lo tocante al verbo rector “maltratar” se tiene el siguiente


concepto dado por la Organización de las Naciones Unidas:

El maltrato en el hogar, también denominado “violencia doméstica” o


“violencia contra la pareja”, puede definirse como un patrón de conducta
utilizado en cualquier relación para obtener o mantener el control sobre la
pareja. Constituye maltrato todo acto físico, sexual, emocional, económico o
psicológico que influya sobre otra persona, así como toda amenaza de
cometer tales actos, lo cual incluye cualquier comportamiento que asuste,
intimide, aterrorice, manipule, dañe, humille, culpe, lesione o hiera a alguien.

La conducta sistematizada realizada por el sujeto Daniel Hernández encaja


textualmente por la definición de la ONU. Ya que este controlaba sus salidas
con amigos y familiares hasta tal punto de prohibirle en muchas ocasiones el
encuentro con los mismos. Se reflejaba, además, en los tratos peyorativos que
Andrea Vargas recibía por parte de su expareja, comportamientos que no
solamente acontecían en lo privado sino también en frente de los amigos de
Daniel. Igualmente, sucede con las amenazas hechas hacia Andrea, las cuales
concurren hasta la actualidad por vía telefónica, ya que en tales llamadas éste
atemoriza a la mujer con agravarla físicamente si no vuelve con él.

En cuanto a la tipicidad subjetiva, se sabe que aquella analiza el aspecto


interno del sujeto. Es decir, se determina si la conducta realizada por este fue
dolosa, situación que sí es aplicable al actuar de Daniel Hernández, ya que
este obró con conocimiento, voluntad y querer. Se infiere que este sujeto
conocía de los hechos que estaba cometiendo cuando consumó el ilícito, ya
que, sabía i) que a quien agredía física y psicológicamente era a su pareja
permanente, misma con la que convivió durante tres años ii) que cuando la
maltrató físicamente tenía conocimiento de que la fuerza con la que propinó el
objeto (un palo de escoba) al cuerpo de la victima le ocasionaría dolor y
agravaciones en las zonas en las que fue golpeada, iii) que ella era mujer, de
contextura delgada y por lo tanto, débil para reaccionar ante sus agresiones iv)
que la mujer se mostraba sumisa y temerosa ante sus amenazas v) que la
victima le manifestaba su dolor en llanto después de que él embestía en contra
de ella tanto de manera física como psicológica. Por otro lado, existió por
parte de Hernández la voluntad y el querer de cometer el ilícito, ello se
evidencia en el comportamiento sistemático de abusos que consumó hacia la
victima durante más de dos años y su no arrepentimiento hacia los mismos,
pese a que varios conocedores de los sucesos le reprocharon su conducta. El
querer también se demuestra en el hecho de que Daniel sigue acosando a su
expareja, aunque esta ya no viva con él.

Por todo lo anterior, se señala que Daniel Hernández actuó con dolo directo en
primer grado en el delito de Violencia Intrafamiliar, tipificado en el articulo
229 del Código penal colombiano.

c) Evidencia donde se infiere los hechos jurídicamente relevantes del caso

1. Contrato de arrendamiento contraído por ambas partes con la


inmobiliaria Luna Román en el febrero de 2018, lo que permite inferir
la calidad de compañeros permanentes.

2. Como evidencia del maltrato físico cometido hacia la denunciante se


tienen las fotos y videos que ella misma se sacó con su teléfono celular
de los hematomas producto de los golpes dados por el señor Hernández.

3. “Capturas de pantalla” del celular de la denunciante en las cuales se


muestran los mensajes de texto enviados y dirigidos hacia ella por su ex
pareja, en los cuales se evidencia la literalidad del acoso, el trato
despectivo y las constantes amenazas.

SOLICITUD DE RECOLECCIÓN DE EVIDENCIAS


Sugiero señor (a) fiscal que:

1. Solicite a la empresa CLARO, con sede principal en Cúcuta en la


dirección Avenida Gran Colombia N° 9 E – 120 Lote A2, la titularidad
del número telefónico: 3228459309, número que corresponde a los
mensajes de WhatsApp, mensajes de texto y llamadas telefónicas
hechas por Daniel Hernández a la denunciante.
2. Solicite la práctica de testimonios de las siguientes personas:

De Diana Osorio Venegas, amiga de la denunciante, quién se encontró


con ella días después de que su pareja la agrediera físicamente, en
donde, estando con la víctima pudo percatarse de los hematomas dados
en su cuerpo. A su vez, ella, ante su preocupación interrogó a la víctima
sobre tales anomalías, a lo que esta última le confesó que el causante de
ello había sido el señor Hernández.

De Viviana Colmenares, vecina de la que era la residencia de la pareja,


quien es ama de casa y permanecía todo el tiempo en su hogar,
pudiendo de tal modo escuchar los gritos y palabras soeces con las que
el denunciante se dirigía hacia su pareja y en más de una ocasión se
dirigía hacia la vivienda de ellos para preguntarles por la bulla y
“escándalos” que provenían de la misma.

ANEXOS

1. Poder conferido por la señora Andrea Vargas Villamil


2. Contrato de arrendamiento
3. USB con fotos, videos y “capturas de pantalla” de los que se habla en el
acápite de evidencias.

DIRECCIÓN DE CITACIONES

A la apoderada:
Calle 19 Norte #16-Be22 urbanización Niza, correo electrónico:
alexandra.cabrales@unipamplona.edu.co No. de teléfono: 3185930214

A la denunciante:
Av. cuarta #4-0ae Barrio la Piñuela, correo electrónico:
andrevargas20@gmail.com No. de teléfono: 3209322560
Al denunciado:
Calle 19E No 10-20 Barrio Santa Helena, correo electrónico:
danielhercas@gmail.com No. de teléfono: 3228459309

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