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Zolezzi
Transcurría el otoño del año 2012 en Lima, el sol del mes de mayo caía con pereza y débil fuerza
sobre la ciudad, José quien interinamente y por seis meses había ocupado el cargo de
Superintendente, miraba por la ventana el paisaje urbano de San Isidro a manera de despedida.
El Dr. Zolezzi, abogado, se desplazaba sin prisa llevando toda su humanidad a cuestas hacia su
nueva oficina. Zolezzi había estado trabajando hasta hace poco en un organización no
gubernamental de presencia internacional.
Breve en el saludo, intercambió apenas una sonrisa forzada y abordó temas puntuales con José
con quien parecía no tenía muchos deseos de conversar. José no había destacado principalmente
por sus dotes de liderazgo y si por ser un gruñón y malgeniado, José venía de una dinastía de tres
superintendentes que desde el año 2006 no habían hecho mayor destaque, el personal de la
Superintendencia Nacional de Obras Públicas guardaba mucha expectativa con la llegada de este
nuevo personaje.
Luego de la toma de posesión, Zolezzi envió un correo a todo el personal invitándolo a participar
del discurso que daría con motivo de la asunción al nuevo cargo.
08:00 de la mañana del día siguiente, el personal de todo el edificio y del otro local que poseía la
institución iba llegando y atiborrando al piso en el cual se encontraba la oficina de Zolezzi. Sin
tardar, Zolezzi apareció ante el personal con una gran sonrisa, el discurso fue de bienvenida,
alturado, entre otras cosas mencionó que las puertas de su oficina estarían abiertas para cualquier
colaborador que deseara conversar con él, asimismo indicó que estaba dispuesto a colaborar con
las gestiones que se lleven a cabo con respecto de las mejoras salariales de la Superintendencia,
cabe señalar que habían transcurrido 12 largos años sin este tipo de mejoras.
Los días iban transcurriendo y nuevos gerentes designados por Zolezzi iban llegando, en realidad
no era personal nuevo, se habían dado promociones con el personal antiguo y algunos gerentes
provenían de otras áreas de la institución.
Cabe indicar que, la Superintendencia ocupaba dos edificios, el principal en el cual tenía su oficina
Zolezzi se encontraba en el distrito de San Isidro y un segundo edificio con el resto de personal se
encontraba en el distrito de Lince.
Los meses transcurrían y nada significativo acontecía, el proceso de aumento de salario se había
empantanado y el sistema se movía lento y sin prisa. Ninguna información con respecto al
aumento salarial era ofrecida por la Alta Dirección, diferentes comentarios y rumores comenzaron
a escucharse en los corredores y ascensores de ambos edificios.
Algunas reuniones matutinas con el personal se continuaron dando hasta que esta costumbre
pasó al olvido. Por otro lado, los gerentes de Zolezzi no se caracterizaban por su locuacidad y
motivación necesariamente, quizás eran buenos técnicos, sin embargo no sabían llegar, el
personal. A diferencia de meses anteriores, el personal mostraba su incomodidad, “que silencio,
no hay anda nuevo” mencionaban.
En aquél año, 2012, Zolezzi ordenó la realización de una estudio de Clima Organizacional en la
institución, el estudio fue en esta oportunidad comunicado e invitando con mucho ánimo a todos
a participar, sin embargo luego de realizado nadie se enteró de los resultados, sólo llamó la
atención que en las semanas siguientes, se dispusiera que el personal podía asistir al trabajo en
ropa de calle los días viernes.
Las reuniones por aniversario institucional y por fechas especiales como Navidad fueron pasando a
la historia.
Así llegó el año 2013, Zolezzi desempolvó viejas actividades promocionales que antes se realizaban
con los usuarios a nivel nacional, lo único que hizo fue cambiar de nombres a estas actividades, en
el fondo continuaban siendo las mismas. “No hay nada nuevo en eso” se comentaba, sin embargo
estas actividades eran colgadas en el portal institucional como los grandes logros del año.
Un buen día, en el mes de junio del 2013, Defensa Civil visitó ambos edificios de la
Superintendencia, el dictamen fue rotundo, los edificios de la Superintendencia no son habitables,
no están en condiciones de albergar personal dijeron. Cabe señalar que los edificios en sí no eran
antiguos, el de San Isidro de 6 pisos había sido construido sobre una vivienda, ese edificio tendría
alrededor de 15 años, por otro lado, el edificio de Lince de 10 pisos tenía una antigüedad de
aproximadamente 30 años.
Eventualmente, Zolezzi enviaba comunicados vía correo electrónico, comunicando que estaba
haciendo todos el esfuerzo posible para que salgan los aumentos de sueldo.
Si San Isidro soportaba un fuerte flujo vehicular, La Molina lo superaba ampliamente pues el
acceso se reducía solo a la Avenida Javier Prado, la mayoría de autos en aquella zona correspondía
a vehículos particulares, respecto a vehículos de transporte público, en La Molina las unidades de
transporte eran muy limitadas.
Esta noticia inesperada y rápida cayó como un balde de agua al personal. El sindicato se pronunció
elevando un concienzudo estudio con respecto a las externalidades y al difícil acceso a aquél lugar.
La reacción del personal, a pesar de la distancia, falta de transporte público y aumento en los
costos de transporte fue pasiva, solo hablaban entre dientes, tal parece que la expectativa del
aumento de sueldo pesaba más que la desazón pues decían: “si nos quejamos, no hay aumento”.
Los colaboradores que redactaron el estudio que el sindicato presentó fueron sancionados.
Como respuesta al sindicato, el gerente de administración citó a todo el personal para explicar la
idoneidad del lugar, mencionó que existían líneas de transporte, seguridad y lugares para el
estacionamiento automovilístico. Quien diría que a solo un mes de la mudanza…el auto de un
colaborador fue robado a la vuelta de la esquina.
Diciembre del 2013, finamente se determinó la nueva escala salarial, descontento general. No era
lo que el personal esperaba. Los rumores se incrementaron y aparentemente recién el personal ya
en voz alta se pronunciaba recién por la lejanía del local institucional, sin embargo ya era
demasiado tarde.
Zolezzi en el comunicado cursado a todo el personal, indicó que lo más importante en una
organización eran los Recursos Humanos.
Las estaciones del año iban cambiando y la gestión continuaba, se inauguraban nuevas oficinas de
atención con bombos y platillos, luego de algunos meses algunas de ellas no rendían el resultado
esperado. “Nada nuevo” decía el personal.
De un día para otro se cambió el logotipo. Luego se cambiaron los nombres de las áreas y de los
cargos de los funcionarios. “Nada nuevo” murmuraba el personal.
Una mañana de invierno, fue entrevistada en el noticiero de un canal local, una representante del
sindicato, pasaron pocos días para que ella fuese despedida, algo encontraron los abogados para
poder forzar su salida. Igual suerte corrió el Secretario General del sindicato.
Un informe con carácter de “Confidencial” se filtró, este informe elaborado en la Oficina de RRHH
indicaba que los ausentismos se habían incrementado en los últimos dos años, de manera similar
también las consultas médicas.
2. Suponiendo que Zolezzi los contratara como un equipo consultor de Coaching, con el
objetivo de recuperar su liderazgo perdido ¿Cuáles serían las preguntas que ustedes le
efectuarían a él directamente? Considerar por lo menos 10 preguntas (Metamodelo del
Lenguaje).