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Arroyo Rubí Carlos Daniel

Economía Política IV
1562

La Rotación del Capital Comercial. Los Precios.

La rotación del capital industrial constituye la unidad de su tiempo de producción y


de su tiempo de circulación y abarca, por tanto, el proceso de producción en su
conjunto.

Por el contrario, la rotación del capital comercial, que no es, en realidad, más que el
movimiento autónomo del capital–mercancías, representa solamente la primera
fase de la metamorfosis de la mercancía, M–D.

D –M, M–D en sentido comercial, como rotación del capital comercial. El


comerciante compra, convierte su dinero en mercancías, para luego vender y volver
a convertir estas mercancías en dinero;

Dentro de la circulación, la metamorfosis del capital industrial aparece siempre como


M1 (Mercancía Producida) y M2 (Nuevos Medios de Producción), y el mismo dinero,
cambia así dos veces de mano.

Su movimiento sirve de vehículo al cambio de dos mercancías distintas, M1 y M2

En cambio, tratándose del comerciante, la operación D–M– D' se limita a hacer que
la misma mercancía cambie dos veces de mano; sirve de vehículo simplemente al
reflujo del dinero a él.

Si tenemos, por ejemplo, un capital comercial de 100 libras esterlinas y el


comerciante compra mercancías con estas 100 libras y luego las vende por 110, su
capital de 100 libras habrá descrito una rotación, y el número de rotaciones por año
dependerá de la frecuencia con que dentro del año se realice esta operación D–M–
D'.

El Capital-Comercial Sustrae constantemente a la circulación más dinero del que


lanza a ella.
Arroyo Rubí Carlos Daniel
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Por lo demás, de suyo se comprende que al acelerarse la rotación del capital


comercial (en el que, además, al desarrollarse el sistema de crédito, predomina la
función del dinero corno medio de pago), circula también más rápidamente esta
misma masa de dinero.

Pero la repetida rotación del capital–comercial no expresa nunca más que la


repetición de las compras y las ventas, a diferencia de la repetida rotación del capital
industrial, la cual expresa la periodicidad y la renovación del proceso de
reproducción en su conjunto.

El capital industrial tiene que lanzar constantemente mercancías al mercado y


sustraerlas de nuevo a él, para que sea posible la rápida rotación del capital
comercial.

Lo que el capital comercial hace es servir de vehículo a la rotación del capital


productivo, pero sólo acortando su tiempo de circulación. No actúa directamente
sobre el tiempo de producción, que constituye asimismo un límite al tiempo de
rotación del, capital industrial. Es éste el primer límite con que tropieza la rotación
del capital comercial.

el capital comercial abrevia, en primer lugar, la fase M– D con respecto al capital


productivo. En segundo lugar, con el moderno sistema de crédito, dispone de una
gran parte del capital–dinero total de la sociedad, lo que le permite repetir sus
compras antes de volver a vender definitivamente lo ya comprado, siendo
indiferente, para estos efectos, el que nuestro comerciante venda sus mercancías
directamente al último consumidor o que entre éste y aquél medien hasta doce
comerciantes más.

Fuera del desdoblamiento en M–D y D–M, que se deriva de la naturaleza misma de


la mercancía, se crea, pues, aquí una demanda ficticia.

Pese a su autonomía, el movimiento del capital comercial no es nunca otra cosa


que el movimiento del mismo capital industrial en la esfera de la circulación.
Arroyo Rubí Carlos Daniel
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Lo que ocurre es que, gracias a su autonomía, se mueve hasta cierto punto


independientemente de los límites propios del proceso de reproducción, por lo cual
empuja a éste a rebasar sus propios límites. La dependencia interna y la autonomía
externa lo empujan hasta un punto en que la conexión interior se restablece
violentamente, por medio de una crisis.

Por eso se da en las crisis el fenómeno de que no se manifiestan y estallan


primeramente en las ventas al por menor, relacionadas con el consumo directo, sino
en la órbita del comercio al por mayor y de los bancos, que son los que ponen a su
disposición el capital–dinero social.

Puede ocurrir que el fabricante venda realmente al exportador y que éste venda de
nuevo a sus clientes del extranjero, que el importador venda sus materias primas al
fabricante y que éste venda sus productos al comerciante al por mayor, etc. Pero
en algún punto concreto invisible tiene que quedar la mercancía in - vendida.

La crisis se produce tan pronto como los reflujos de los comerciantes que venden a
lejanos mercados (o cuyas existencias se han acumulado en exceso dentro del país)
empiezan a ser tan lentos y escasos, que los bancos apremian exigiendo que se les
pague, o las letras libradas contra las mercancías compradas vencen antes de que
haya tiempo a volver a venderlas. Comienzan entonces las ventas forzadas, las
ventas realizadas para poder pagar. Con lo cual estalla el crack, que viene a poner
fin de golpe a la aparente prosperidad.

El comerciante puede, por ejemplo, comprar lienzo al fabricante y venderlo al


blanqueador. Por consiguiente, la rotación del mismo capital comercial –de hecho,
la misma fase M–D, la realización del lienzo– representa dos fases contrapuestas
de dos capitales industriales distintos. Cuando el comerciante vende para el
consumo productivo, su M–D representa siempre el D–M de un capital industrial y
su D–M equivale siempre al M–D de otro capital industrial.
Arroyo Rubí Carlos Daniel
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En el capital industrial la rotación expresa, de una parte, la periodicidad de la


reproducción y de ello depende, por tanto, la masa de mercancías que son lanzadas
al mercado durante un determinado tiempo. Por otra parte, el tiempo de circulación
constituye un límite, y un límite elástico, que actúa de un modo más o menos
restrictivo sobre la formación del valor y la plusvalía, puesto que influye sobre el
volumen del proceso de producción. Por consiguiente, la rotación entra de un modo
determinante, no como un elemento positivo, sino limitativo, en la masa de la
plusvalía producida anualmente, y por tanto en la formación de la cuota general de
ganancia.

En cambio, la cuota de ganancia media constituye para el capital comercial una


magnitud dada. No contribuye directamente a la creación de la ganancia o de la
plusvalía y sólo entra de un modo determinante en la formación de la cuota general
de ganancia en la medida en que según la parte que representa dentro del capital
total saque su dividendo de la masa de la ganancia producida por el capital
industrial.

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